Dark Chat

viernes, 21 de octubre de 2011

Cuidando tu Corazón

Capítulo 10:

Alma al Descubierto

— Esme escúchame— pidió Carlisle a los segundos después, todo el salón seguía congelado, la expresión de Esme era de horror.

— ¡no!— dijo de repente, di un respingo al ver la fría mirada que reemplazo a la antigua expresión— Aro ¿Qué significa todo esto? ¿es por esto que me llamaste?— de pronto el aire se cargo y toda la tensión se evoco en una sola persona

— ¡maldito infeliz!— grito Carlisle con odio en sus palabras, se abalanzo contra Aro para propinarle un golpe pero su embestida fue detenida por Edward quien se puso en frente, la mirada que le dio Edward no fue mejor que la de Carlisle, ambos morían por darle su merecido al cobarde de Aro.

— Si Esme, hay muchas cosas que tienes que saber

— ¡no te atrevas!— grito Carlisle forcejeando con los brazos de Edward

— Cálmate papá, ya basta— le dijo dándole un remesón, ambos se miraron pero no pude ver el contenido de aquellos ojos, Carlisle se sosegó por unos momentos los que Aro aprovecho para hablar

— Quiero que sepas Esme que esto lo sé desde hace algunos meses, mi madre me conto que mi verdadero padre era Carlisle Cullen— el rostro de Esme nuevamente se puso pálido, cerró los ojos y se apoyo contra el marco de la enorme entrada

— Esme yo puedo…

— Cállate, no quiero escucharte— respondió con un gélido tono, mi piel comenzó a sentir lo frio que se estaba poniendo el ambiente a su alrededor, millones de sentimientos habitaban en aquella habitación pero ninguno era cálido como el amor que sentía por algunas de esas personas.

— Mamá tienes…

— Tú no te metas Edward— era la primera vez después de tanto tiempo que sentía la dura al referirse a su hijo, todo el amor que ella profesaba parecía haber quedado cubierto por lo que sentía en este momento. Mis pies oscilaban entre donde estaba y hacia el interior del salón pero ¿Qué conseguiría metiéndome en medio? Edward se preocuparía porque saliera lo más rápido posible del salón y se desconcentraría de lo que realmente sucedía, puse mis pies nuevamente en el antiguo lugar y espere a que la escena se diera sin mi intervención.

— Mamá no te precipites en lo que vas a hacer o decir

— ¿Por qué no dejas que ella decida? ¡eres un completo imbécil! ¿sabes porque esto sucedió así? ¡porque siempre la consideraste un infante! ¿eres tan estúpido como para no darte cuenta de que es una mujer adulta?

— ¡cállate mal nacido!— bramo Edward con furia, sus ojos centellaban odio hacia el hombre que tenía en frente.

— Dime Aro ¿Quién te dijo eso?

— Mi madre— respondió el hombre con convicción— ella me confesó que el padre que siempre había pensado como mío no lo era y que pertenecía a otra familia, en primera instancia pensé que ella me estaba tomando el pelo pero luego con miedo me dijo que no, era cierto y ella no había hablado por miedo a las repercusiones.

— Sin duda una mujer inteligente— agrego Carlisle con sarcasmo

— No me interesa lo que digas Carlisle, yo quiero mis exámenes de paternidad, quiero comprobarte con hechos que eres mi padre— el rostro de Carlisle se oscureció.

— Ya te lo dije Aro, yo no soy tu padre

— ¡maldito seas! Estas evadiendo tu responsabilidad— grito Aro

— No lo hago, créeme que si tuviera alguna convicción de que fueras mi hijo no estaría diciendo esto— sus ojos demostraron la verdad que había en ellos, creo que por un instante pude ver el alma de Carlisle Cullen pero su expresión rápidamente fue reemplazada por la frialdad de sus gestos.

— ¿Por qué lo dices Carlisle?— pregunto Edward quien estaba entre los dos, sus ojos miraban a sus padres, su cuerpo estaba tenso y a simple vista se podía ver que esperaba que en cualquier momento se desatara la batalla.

— Pensé que jamás tendría que contar esto pero lo hare por el bien de todos— comenzó cerrando sus ojos y bajando la mirada, pasaron unos segundos y miro directamente a su acusador a los ojos— tu madre no era una mujer de bien Aro.

— Eres un desgraciado— murmuro con desdén

— Yo no fui el único con el que se acostó, lamentablemente tu madre tenía una reputación muy marcada en nuestro circulo, cuando tu padre salía de viaje ella se iba a meter a la cama del primer hombre que se le pasara en frente

— ¡eso es mentira!— grito el hombre con una cuota de dolor.

— No lo es— insistió Carlisle— no creas que me alegra decirte esto, era la última opción que había contemplado pero en vista que ya has destapado la olla no veo razón para seguirlo ocultando

— Esa no es una excusa Carlisle— lo increpo Esme— tú no puedes decir así nada más que el no es tu hijo, debes hacerte un examen para comprobarlo— la frialdad de sus palabras me caló hasta los huesos.

— No necesito un papel que me lo confirme, ese no es hijo mío

— ¡eres un maldito! ¡cómo puedes negarme así!— en sus ojos se podía ver el dolor que pasaba por su alma, a él realmente le importaba saber su procedencia, su madre quien había sido una libertina no midió las consecuencias al decirle que Carlisle era su padre.

— ¡no te estoy negando! Yo no tengo la culpa que tu madre sea una puta— lo señalo a viva voz.

— Eres un demonio Carlisle— lo increpo nuevamente Esme quien despertaba de un trance— primero nuestros hijos y ahora…. Y ahora Aro, no puedo creer que seas hombre así, ¡yo te amaba Carlisle! ¡te amaba! ¡pensé que eras feliz a mi lado!— la rabia que había contenido con maestría se desato de repente, sus labios escupieron todo el odio que había para aquel hombre dentro de su corazón— esta fue la gota que rebalsó este vaso, desde hace mucho tiempo guarde la esperanza de que volvieras a ser un padre ejemplar y un modelo para tus hijos pero veo que eso está muy lejano ya que nunca lo fuiste ¡eres un impostor!— grito con dolor— ¿sabes qué? Me alegro que esto haya pasado, así de una buena vez me di cuenta con el engendro que estaba casada, jamás te voy a perdonar esto Carlisle, creí que jamás lo diría pero no quiero volver a verte por el resto de mi vida. Quiero el divorcio— sentencio con lagrimas corriendo por sus mejillas.

— Esme no puedes…

— Si puedo, claro que puedo, jamás volveré a confiar en ti. Aguante años de desprecios hacia Edward y Alice cuando murió Níkos, pensé que tenías dolor que estabas mal pero ¡no hacías nada más que revolcarte con una puta!

— Me tienes que escuchar— se acerco a ella y la tomo por los brazos, Edward intervino de inmediato separándolos, Carlisle estaba segado, sus ojos estaban negros y llenos de odio hacia el hombre que había desatado el infierno en sus vidas

— No lo hare, desde ahora tu y yo nos veremos con nuestros abogados de por medio, esto se acabo Carlisle, los años de dolor ya terminaron, no seguiré viviendo en tu mentira de una familia feliz. Gracias a lo perverso que eres has destrozado toda una vida, suéltame— le dijo antes de que el la tomara de una mano— no me toques— lo alejo sin pudor.

— Mamá espera— le pidió Edward mientras ella iba saliendo de la habitación.

— No Edward— se detuvo— y antes de que me vaya— giro su cabeza y observo a Carlisle quien la miraba consternado— será mejor que te hagas esos exámenes porque soy capaz de demandarte para que te los hagas.

Un nuevo silencio acompaño la salía de Esme, sentí minutos después el chirriar de las ruedas de su coche. Nuevamente la escena se congelo, Carlisle apretó sus puños y bajo su mirada hacia la punta de sus pies, Edward quien aún procesaba lo que había pasado fue el primero quien hablo.

— ¿estás feliz?— le dije dirigiéndose a la persona que menos pensé, sus ojos penetraban el cuerpo de Carlisle— ya has conseguido destruir esta familia y tu— miro a Aro— lárgate de mi casa, no quiero que vuelvas a pisarla nunca más.

— No lo creo hermanito, te aseguro que nos veremos pronto en tribunales— sentencio el hombre antes de salir de la habitación. Un nuevo silencio se extendió entre los dos.

— Edward…— llamo Carlisle a quien por primera vez lo escuchaba llamar a su hijo con un tono de propiedad.

— No Carlisle, yo no te escuchare, para mí estas muerto desde el día de hoy, esto es más de lo que cualquiera puede esperar. Mi madre quedo destrozada y yo te lo advertí, entre ella y tú la escojo ella. Yo se que…

— ¡Tú no sabes nada!— le grito con furia— no tienes idea…

— ¿Qué cosa? ¿acaso no se lo es ser fiel? ¿tener una familia? ¿amar a mi esposa y no engañarla? Claro que lo se Carlisle pero te aseguro que no fuiste tu el que me inculco el valor de la lealtad. No eres más que una portada, siempre te escudas en la fachada de hombre y no eres más que una rata traicionera.

— ¡no te permito que me insultes!—bramo con furia mientras avanzaba a zancadas hacia Edward

— ¿oh qué? Ya no tienes con que amenazarme Carlisle, resulta que tu "dominio" sobre mi ya se termino, Estas acabado Carlisle, no eres más que un hombre solo que se quedo sin nada en esta vida, te compadezco— Edward suspiro— ahora lárgate de mi casa y espero no verte mas, espero que algún día encuentres la paz… ojala que mi mamá pueda perdonarte el daño que le has hecho.

Dichas estas últimas palabras Edward abandono el salón dejando a Carlisle solo, no pasaron muchos segundos y el también dejo la habitación. Esto no podía terminar así, si dejaba que él se fuera y ellos se distanciaran jamás podría volverlos a juntar, ahora a Esme poco le importaba pero yo no iba a desistir. Tom aire y espere a que Carlisle saliera completamente de la casa, fui hacia el buró en donde James guardaba las llaves de los coches y tome un al azar, sigilosamente me fui por otro corredor hacia los estacionamientos, mire a mi alrededor y habían cuatro autos, dos camionetas Land Rover, un Mercedes y un Volvo plateado. No pude evitar sonreír ¿Cuándo Edward se había comprado este volvo?, del tiempo que llevaba viviendo en la casa jamás me había fijado que además de el ejercito de autos que tenia poseía un Volvo. Presione la alarma y para mi sorpresa se encendieron las luces del auto plateado, Corrí hacia él, tenía que darle alcance a Carlisle esto no podía acabar así.

Salí de los estacionamientos justo cuando el coche de él iba doblando en la esquina, apreté el acelerador y comencé a seguirlo ¿A dónde se iba a dirigir? ¿Iría al hotel a tratar de hablar con Esme? No tenía ni la menor idea. Su dirección cambio y su destino fue el lado más apartado de la ciudad en donde se podían ver las montañas, en mi vientre Nessie parecía tener una fiesta se movía de un lado hacia otro dándome pequeños malestares.

— Vamos cariño, quédate quietecita mi amor. Tenemos que intentar salvar a esta familia Ness, debemos hacerlo por Papá— mi hija quien parecía escuchar todo lo que yo le decía lentamente fue calmando su ritmo, mi estomago era un enorme impedimento para conducir pero debía hacerlo, solo esperaba que ningún policía me detuviera porque si no sería el fin de mi misión.

Los autos avanzaban a gran velocidad, mi frente comenzaba a mostrar signos de la enorme tensión que tenía en mi cuerpo, mi frente se perlo con sudor y mis manos estaban resbalosas, Carlisle parecía no querer detenerse, su auto seguía avanzando hacia las entrañas de esta ciudad, ya podía ver bosques y lugares apartados ¿A dónde quería ir? Cuando ya llevábamos más de media hora en la carretera tomo una desviación, era una especie de camino que subía a una pendiente, tome la misma dirección que él y comencé a subir, debo reconocer que el paisaje era maravilloso, el olor a pinos silvestres y vegetación era envolvente. Mire hacia mis lados y en vez de sentir miedo, tenía una paz en mi corazón que estaba aligerando la tensión, este lugar tenía algo muy especial y estaba segura de que Carlisle no había venido aquí solo por manejar a algún lado. Su velocidad comenzó a bajar por lo que baje la mía también, en una vuelta se me perdió de vista, tranquilamente y sin subir nuevamente la velocidad avance. Baje el vidrio y pude sentir como apagaba el motor del vehículo un poco más allá, antes de dar la vuelta me baje y comencé a caminar, las cosquillas de mi espalda se habían acrecentado a niveles alarmantes.

― Nessie aguanta un poco mas— le susurré mientras me acariciaba mi vientre— ayúdame a que tu abuelo sea parte de nuestra familia. Quédate tranquila hija y dame la fuerza para poder vencer a este corazón— Mi celular comenzó a vibrar con furia en el bolsillo de mi chaquetilla, debía de ser Edward, ignore el vibrador y respire.

Me di ánimos y comencé a caminar, cuando el paisaje quedo al descubierto pude ver una impresionante imagen. El valle de pinos se extendía majestuoso ante mis ojos, el verde de aquellos enormes monumentos naturales daban un realce único al paisaje, el olor y la tranquilidad que se respiraba aquí era increíble, sin duda este era un lugar que tenía algo. Me acerque lentamente, tenía miedo, sentía el pavor recorrer mi cuerpo, el podría rechazarme enseguida y mandarme al diablo pero confiaba que al menos escuchara mis palabras. Mire su figura por la espalda y reconocí de inmediato la estampa de Edward, ambos tenían un porte magistral que superaba a cualquiera, su refinamiento y todo lo que conlleva ser un inglés se derramaban por sus poros, Carlisle era un hombre increíblemente apuesto pero todo lo que tenia adentro estaba muerto o eso era lo que pensaban todos, a pesar de todo yo tenía fe, tenia esperanza, ese corazón no nació negro como todos dicen, el era bueno y eso es precisamente lo que intentare sacar ahora. Su mano sujetaba su brazo izquierdo, se acariciaba la parte de arriba como dándose un conforto.

― Aun no entiendo porque me seguiste— dijo de repente haciéndome dar un respingo, intente modular mis palabras pero el miedo me hizo su presa en ese momento, estaba en frente de un hombre que no sentía como cualquier persona.

― ¿te diste cuenta?— le pregunte cuando por fin pude abrir mi boca y recuperarme de la sorpresa

― ¿por quién me tomas?— me respondió en el mismo tono— claro que me di cuenta, no eres una persona que pase desapercibida con ese tremendo vientre— susurró aún mirando el valle, una punzada me recorrió mi barriga, si quería "batallar contra su alma" tendría que aguantarme insultos aún peores que este.

― Te seguí porque quiero hablar contigo, quiero que…

― ¿Qué te diga lo que pienso? Tu y yo no somos muy cercanos como para que te cuente todo lo que me pasa

― No quiero que me cuentes de tu vida, quiero…— tome aire para decirlo— quiero acercarme a ti Carlisle— dije al fin, el soltó una risa aún mirando hacia adelante.

― Eres increíble ¿sabes? Primero pensaba que eras una caza fortunas, después una arribista y ahora ¿debo agregar que eres una ilusa?

― Puedes hacerlo porque a mí no me importa lo que tú pienses de mí. Mientras Edward sepa quién es la mujer que tiene al lado yo estaré feliz— se giro un poco y me miro con la enorme intensidad de sus ojos, aquellos brillaban con fulgor como jamás los había visto brillar

― Me has recordado a alguien— sus ojos de repente se apagaron y volvieron a ser grises astros que adornaban su cara

― ¿ha Esme verdad?— pregunte acercándome un paso más adelante

― Sí, mi mujer tiene tu mismo corazón, es capaz de luchar por los sentimientos de los demás sin esperar nada a cambio— él ni siquiera se estaba dando cuenta pero solo estaba abriendo su corazón, vamos Nessie yo se que nosotras podemos.

― Yo quiero pelear por sus sentimientos, te seguí porque quiero saber ¿hasta cuándo estarán distanciados?

― Eso no es de tu incumbencia— el tono gélido que ocupo para decirlo aplaco cualquier esperanza que pudiera tener

― Níkolas no va a volver Carlisle, el ya no está entre nosotros

― ¡Cállate!— grito con una cuota de histerismo, sus ojos parecían rojos, estaba reviviendo el dolor de hace algunos años— no oses nombrar a mi hijo

― Lo hago ¿sabes porque? Porque aquí aún tienes a dos hijos mas ¿crees que a Níkos le habría gustado que dejaras de lado a Edward y Alice?— no respondió— no lo creo, ustedes se amaban Carlisle, tú eras un excelente padre no…

― ¡tu no sabes nada!— grito desgarrando cada palabra, apretó sus puños conteniendo lo que yo quería sacar, tenía que salir ese dolor para poder seguir adelante

― ¡claro que lo sé!— le grité en el mismo tono— se que tienes a unos hijos maravillosos que estas desperdiciando ¡eres un imbécil!— le grité con rabia— Edward aún te ama Carlisle, aunque diga lo contrario y podría apostar lo que fuera a que tu también lo haces.

― ¡tu…!— grito en un estado de locura temporal— no tienes idea— mire sus ojos y vi las lagrimas que estaba conteniendo, por un momento mi corazón se detuvo, el tenia un corazón tan frágil como cualquiera de nosotros— no sabes lo que fue perder a mi hijo…— su boca temblaba a tal punto que toda su mandíbula acompañaba al movimiento.

― ¡claro que lo sé! ¿Crees que no he sentido miedo de perder a mi bebe?

― No compares, cuando nazca te darás cuenta— se quedo en silencio y comenzó a hablar— mis… mis hijos son lo mejor que me ha pasado en el mundo, Esme y mis tres pequeños son lo más valioso que tengo en la vida…— susurró, le costaba mucho expresar sus sentimientos pero esto era un gran avance— cuando Níkos nació pensé que todo era perfecto, amaba a Esme como a nadie en el mundo y no único que deseaba era estar con ellos, luche muchos años para poder darles una estabilidad. Mi hijo fue creciendo y con el paso del tiempo llego Edward— sus ojos volvieron a brillar con fulgor— él fue el más pequeño por mucho tiempo por lo que, debo reconocer, siempre hubo un cariño especial hacia él. Edward hizo que viera diferente la paternidad.

― ¿Por qué?— pregunte de repente con curiosidad

― Porque…— se quedo callado unos momentos— Edward es el chico con mas buen corazón que he conocido, mi hijo— lo llamo por primera vez en un tono paternal— siempre fue un chiquillo excepcional, por cosas ínfimas me sentí orgulloso a lo largo de su infancia, todos los hijos son especiales pero Edward va mas allá— anhelaba tener una cámara para grabar este momento, como él estaba de espaldas me gire y nadie nos observaba, moriría porque mi novio escuchara con el amor que su padre hablaba de él— es por eso que supe de inmediato que Aro no era nada mío, mis tres hijos tienen una escancia especial que los hace ser diferentes, estoy cien por ciento seguro que Aro no tiene relación conmigo.

― ¿Por qué escogiste este lugar para venir?— le pregunte después de un momento de silencio.

― Aquí es donde jugábamos cuando Níkos y Edward eran pequeños, los traía aquí para que respiraran aire puro, siempre quise criarlos en una casa de campo en donde le tomaran real valor a la vida pero no pude hacerlo como planeaba, lamentablemente tenía que trabajar en la ciudad.

― ¿Qué sucedió entonces cuando Níkos murió?— lancé la pregunta esperando que me tirara una blasfemia o algo peor, en cambio, su cuerpo se tenso y nuevamente vi el dolor aflorar por sus poros.

― Ese día… Níkos me aviso que iba a salir, yo le pregunte a donde iba, típicas preguntas que hacemos los padres cuando tu hijo va a salir. El me dijo que celebrarían su graduación y que debía ir a esa fiesta, yo por supuesto accedí, el se estaba graduando y tenía derecho a celebrar su triunfo con sus amigos, lo que nunca me imagine es que ese día Edward también iría con él. Níkos y yo siempre fuimos cercanos, el era mi sucesor en el imperio Cullen por lo que debía prepararse aún mas. Siempre supe que Edward resentía que yo pasara más tiempo con Níkolas que con él o con Alice, incluso hacia lo posible por llevarlos de viaje o hacer cosas juntos nunca fue mi intensión dejarlos de lado, los tres eran tan importantes, más que cualquier otra cosa en el mundo. Cuando Níkolas se fue tuve un mal presentimiento, Esme me dijo que estaba sobreactuando y que era la emoción de que Níkos había terminado la universidad. Yo como siempre le hice caso, ella conocía a los chicos y sabía que jamás harían algo malo.

― ¿sabías esa noche que Edward fue con su hermano?— el negó— ¿te enteraste en el hospital?

― Si— se quedo en silencio— cuando nos llamaron para decirnos que Níkos estaba en el hospital sentí mi pecho dejar de respirar, los hombres siempre decimos que son reacciones femeninas pero no ha sensación más horrible la de saber que tu hijo está con peligro de muerte. Es día fue terrible, con Esme corrimos al hospital olvidándonos de todo, cuando íbamos en el auto llamamos a Annie y le pedimos que le avisara a Edward. Mientras me estacionaba en la urgencia Annie me llamo de vuelta. Aun puedo recordar con claridad ese momento.

— Sr. Cullen— grito la mujer por teléfono

— ¿Qué sucede?— pregunte poniéndome más nervioso al escuchar el tono de su voz.

— Edward no está en su cama, ni siquiera esta desarmada, el no está en la casa.

Su voz sonó a lo lejos, mi cuerpo pareció abandonar el auto y subir hacia un estado de completa incertidumbre, no sabía dónde estaba, ni siquiera podía recordar mi nombre, lo único que pude hacer fue recordar los rostros de mis hijos y sentir miedo, el peor miedo que jamás sentí en mi vida. Por un momento la voz de Esme entro en mi cabeza haciéndome reaccionar, solté instantáneamente el teléfono y mi expresión se torno ausente.

― Carlisle ¿Qué sucede?— me pregunto con lagrimas en sus ojos— ¡Carlisle!— grito haciéndome respingar

― Edward… el no está en casa

― ¿Qué?— pregunto de repente— ¡oh por dios!— grito y salió del auto corriendo, yo la seguí de inmediato, mi pecho dolía y sentía cada parte de mi cuerpo en tensión. El trayecto hacia el mesón no eran más de diez metros pero fue el momento más largo de mi vida, el no saber en dónde estaba mi pequeño me estaba destrozando lentamente.

― Me llamaron porque mi hijo está aquí, es Níkolas Cullen

― Déjeme revisar— dijo la encargada— si, está en la sala de Cuidados intensivos ¿son familiares del acompañante también?

― ¿acompañante?— pregunto Esme llevándose las dos manos a la boca— ¿Quién iba con él?

― No lo sabemos, es un menor de edad que no llevaba documentos. Ahí viene el doctor, el podrá darles más detalles.

― Buenas noches— nos saludo un hombre de capa blanca— ¿son familiares de Níkolas Cullen?— los dos asentimos— Srs. Cullen, acompáñenme por favor— el hombre se iba a girar para emprender el paso pero antes le agarre el brazo

― ¿Cómo esta mi hijo?— la voz que se escuchaba estaba trastornada

― Acompáñenme— volvió a decir, mi pecho estaba siendo apretado por una fuerza mayor, sabía que Níkos no estaba bien

Caminamos hacia una sala donde había sofás y maquinas de café, Esme tiritaba por completo por lo que la agarre de su cintura y la pegue a mi cuerpo. Temía la reacción que pudiera tener. El médico nos hizo sentarnos a lo cual ambos negamos, solo queríamos ver a Níkos.

― Srs. Cullen me temo que no tengo buenas noticias.

― Hable— le dije en un tono seco

― Níkolas se vio envuelto en un choque, ingreso a la urgencia en estado de ebriedad leve y con contusiones y golpes en todo su cuerpo.

― ¡no!— grito Esme

― El en este momento está en cuidados intensivos porque su estado es de extrema gravedad— mi corazón bajo su ritmo en ese instante— lamento decirles que estas horas son cruciales, si él no pasa buena noche…

― ¿Qué?— lo urgí— ¡dígame la verdad!— grité apretando la piel de Esme contra mi cuerpo

― Sr. Cullen, su hijo podría perder la vida— soltó cada palabra lentamente.

― ¡NO! ¡NO CARLISLE! ¡no! ¡mi hijo! ¿Dónde está?— pregunto mi mujer en un estado de histeria— dígame ¿Dónde lo tienen?— se soltó y se paro en frente del hombre rogando para que la dejara ir con él, en ese momento mire a mi mujer y por un momento racional pensé en mi actitud, no iba a sacar nada imitando a Esme o dejando salir el miedo y la preocupación que sentía. Mi cuerpo y mi mente tomaron una decisión, tendría que endurecer mi corazón, no podía dejar que Esme decayera, debía ser su apoyo.

― Tranquila— le susurré— díganos donde esta mi hijo, queremos verlo.

― Si pero antes de que se vayan quiero hacerles una pregunta, necesito que identifiquen al acompañante, el chico no llevaba identificación ni nada que pudiera decir su nombre. No sabemos nada de él, solo que debe tener aproximadamente entre unos catorce y diecisiete años. Necesitamos identificarlo para poder llamar a su familia.

― Está bien vamos— con la reseña que nos dio el doctor mi alarma se había vuelto a encender, Edward no estaba en la casa y si por obra de Dios no era quien estaba allí tendría que dejar a Esme en el hospital y salir por él, no quería dos hijos al borde de la muerte, claro que yo no sabía con que me iba a encontrar minutos más tarde.

― Este chico— hizo referencia el doctor en la puerta de la habitación— tubo también muchos golpes, el es el conductor del vehículo, a pesar de no haber tenido fracturas o contusiones graves como Níkolas se golpeo muy fuertemente la cabeza y está en un coma profundo.

― ¡dios mío!— gimió Esme— déjeme verlo, Dios...— jadeo Esme, tome su mano y abrimos la puerta, la habitación era cubierta por los rayos de sol leves que entraban en la pieza. Mis ojos se concentraron en un solo punto. Cuando vi el cuerpo de mi hijo casi sin poder reconocerlo sentí que mi vida se acababa, mi corazón se partió en ese mismo momento— ¡NO! ¡EDWARD! ¡EDWARD!— grito nuevamente mi mujer, Esme corrió a la cama para abrazar a nuestro hijo

― ¿lo conocen?— pregunto el doctor asombrado, yo asentí.

― Es mi otro hijo

― Dios mío— soltó el doctor— Sr. Cullen…

Miraba a Carlisle mientras contaba el relato y con asombro vislumbraba las expresiones de su rostro, eran tan humanas… jamás había experimentado la sensación de disfrutar viendo emociones reflejadas en los gestos. Carlisle sentía realmente la partida de Níkolas y podía ver con emoción que Edward era muy importante para él. Mi celular vibraba cada cinco minutos, lo sujetaba con una de mis manos en el bolsillo, estaba segura de que Edward tendría que estar dando vuelta la ciudad para encontrarme. Volví a ignorar el móvil y seguí mirando a Carlisle.

― ¿Qué paso después?— le pregunte cuando se quedo en silencio

― Tú debes saber esa parte, Edward no despertó hasta un mes después, Níkolas falleció ese mismo día, jamás volvió a abrir sus ojos.

― ¿Por qué quisiste matarlo cuando despertó?

― ¿matarlo?— sonrió— reconozco que ese día me eseguesi con mi actitud, estaba pasando por el peor momento de mi vida, perdí a uno de mis hijos y el otro ni siquiera sabía si iba a despertar. Dolía como jamás había pensado, todos los días íbamos con Esme a ver si Edward mejoraba, pasábamos noches en vela cuidando de él y rogando para que volviera a la vida. Mi dolor me jugó una mala pasada y ahí fue cuando mi vida se volvió lo que es ahora, un maldito hoyo negro del cual no he podido salir, mi corazón se cerró y decidí ser fuerte para soportar a Esme y darle estabilidad nuevamente a mi familia, era mi deber, debía hacerlo. El día que mi hijo despertó sentí rabia, sentí dolor, estaba cegado por el odio que tenía con todos, podría adjudicar esa reacción a una locura temporal, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo hasta cuando me sacaron de encima de él. Desde ese momento decidí no acercarme más a Edward.

― ¿Qué? ¿pero porque?— pregunte con una duda gigantesca.

― Porque…— se acaricio el brazo y soltó un jadeo—¡auch!

― ¿Qué sucede?— me acerque rápidamente y le tome el brazo— ¿te sientes bien?— le pregunte aunque sabía que no era una respuesta favorable, su expresión estaba deformada por el dolor

― Si…— susurró— solo me duele el brazo, pasaron unos minutos y rápidamente volvió a estar bien— ya paso…— dijo mirando curioso mis manos que aún estaban en la zona afecta de su dolor.

― ¿Por qué te alejaste de él?— pregunte para retomar la conversación, estaba a solo un paso de él, me miro con sus enormes y brillantes ojos.

― Porque lo amaba tanto que sentí pánico de perderlo— la confesión que fue hecha por sus labios me dejo atónita, estaba parada en el medio de un mirador con mis pies clavados en el suelo, el viento mecía mi cabello y el vestido que tapaba mi enorme vientre.

― ¿lo amabas?— le dije— siempre lo hiciste— susurré…

― Jamás me perdonare por lo que paso con Níkolas y muchos pensaran que no tengo perdón por lo que hice con Edward pero fue tanto mi dolor que no lo supe llevar y lo evoque de la peor manera, alejando a la única persona que me podía sacar de este estado. Sé que es a los ojos de los demás una excusa pero las maneras de sobrellevar el dolor son diferentes en cada persona, la depresión, la fatiga y muchas cosas más son maneras de expresar el dolor que sientes por perder a alguien que amas, la mía fue alejar a la persona que más quería y encerrarme en mi coraza.

― Le has hecho mucho daño— le susurré con mis ojos derramando lagrimas

― Lo sé y es por eso que jamás podre pedir su perdón, nunca lo intentaría ya que hice tan bien mi trabajo que ahora mi hijo me odia cada día más.

― El no te odia— sabia que muy dentro de su corazón el aún guardaba amor por su padre, por lo viejos tiempos al menos.

― No trates de convencerme— se giro hacia el peñasco y observo la lejanía— Edward podría matarme y yo no lo culparía de nada, yo fui el que origino su odio y ¿sabes? No me arrepiento, el día que a él le pase algo podre sufrir nuevamente en silencio

― ¡ERES UN IMBECIL!— le grité con mis puños apretados y soltando la rabia que me daban sus palabras— eres un completo y maldito imbécil, no me interesa lo que pienses de mi después de esto. ¡Jamás te voy a perdonar que no luches por Edward! ¡no te mereces tenerlo como hijo! El es la persona más buena que conozco, jamás podría odiar sinceramente a alguien ¡hasta podría jurar que no odia al maldito de Aro!, Edward es un hombre de buen corazón y sé que algún día podría perdonarte, las cosas no serán como "la familia feliz" pero comencemos con algo ¡no seas un estúpido! De verdad pensaba que Carlisle Cullen era un monstro ahora me doy cuenta que eres un ¡MALDITO COBARDE!— el grito hizo eco en todo el valle, la expresión de Carlisle era seca y fría.

― Basta— dijo de repente intentando detener mi avalancha de insultos

― No voy a parar— le respondí con voz segura— esto se termina acá, no dejare que mi hija nazca en una familia enfrentada por el dolor y los sentimientos no expresados— sus ojos bajaron a mi vientre y por unos segundos me pareció ver algo que simulaba una sonrisa, mi corazón latió a prisa y Nessie se movió feliz dentro de mis entrañas.

― ¿Qué es?— pregunto de repente

― ¿Qué cosa?

― El bebe ¿Qué sexo tiene?

― Es una niña— la misma aparición que vi se hizo aún más presente, sus labios se curvaron.

― ¿Cómo se va a llamar?

― Reneesme

― ¿Reneesme?— enarco una ceja divertido— ¿juegas con los nombres?

― Me pareció lindo y a Edward también— el no dijo nada mas— no te rindas Carlisle, no abandones a tu familia, el problema con Esme no es algo de mi incumbencia y créeme que no me voy a entrometer pero no te alejes de tus hijos, ahora menos que nunca.

― Ya es tarde para mí…

― ¡maldita sea!— grité exasperada— ¡eres peor que Edward! ¡eres el hombre más terco que he conocido! Reacciona Carlisle, tienes dos hijos, pronto tendrás una nueva nieta… vuelve a la vida Carlisle, aún estas a tiempo.

― No Bella— dijo en un tono neutral, era la primera vez que me llamaba por mi nombre, el solo escucharlo me hizo estremecer de felicidad— mi vida ya no tiene sentido, lo único que me queda esperar es la muerte, creo que en el infierno podre pagar a gusto todas mis culpas.

― Dios mío, de verdad que eres ¡terco!— grité bufando.

La vida es algo que jamás comprenderé porque cuando pensé que todo estaba perdido y que la situación se iba de mis manos, creo que alguien escucho lo que pensaba, Níkolas… ayúdanos.

― ¡Ah!— volví mis ojos a Carlisle quien se sujetaba fuertemente el pecho

― ¿Carlisle?— corrí hacia donde estaba el, cayó de rodillas al suelo jadeando— ¡Carlisle!— le grité para hacerlo reaccionar, su rostro estaba desfigurado por el intenso dolor que estaba sintiendo— ¿Qué te pasa? ¿Qué te duele?

― El… el pe… pecho… De... demoni...os— gemía entrecortadamente

― Maldita sea, estas teniendo un infarto

― ¡ah!— volvió a decir, segundos más tarde cayó al suelo y comenzó la etapa más crítica.

― CARLISLE— le grité, rápidamente mi mente se comenzó a enfriar y volví a ser la enfermera profesional que era— maldita sea…

Mis dedos rápidamente comenzaron a sacar sus ropas, la corbata y los primeros botones de su camisa, debía dejar su pecho al descubierto, me incline como pude y sentí que su respiración era muy leve y el ritmo de su corazón era casi nulo, el estaba muriendo. Con mis dedos temblosos saque mi celular y llame a la primera persona que se me ocurrió.

― ¡BELLA!— me grito a penas contesto— ¿Dónde demonios estas? ¡te he buscado por todas…!

― Edward estoy con tu padre— le dije presa de la desesperación— el está teniendo un infarto, se está muriendo Edward, se está muriendo— dejo de respirar unos segundos.

― ¿Dónde estás? ¡dímelo! ¿donde estas?

― Estamos en el lugar en donde los traía cuando pequeños, es como un mirador.

― Maldita sea estoy lejos de allí, me iré enseguida llegare pronto.

― Llama a una ambulancia y dale nuestras coordenadas, date prisa.

― Si, lo hare— cortamos y solté de inmediato el celular.

― Vamos Carlisle no te mueras— subí rápidamente mis puños y comencé con el procedimiento, tendría que hacerle RCP hasta que llegaran los paramédicos si no podría morir.

Mis manos tocaron su gélido pecho en donde se guardaba ese frio corazón. Entrelace mis dedos y comencé la compresión, el viento nos azotaba como látigo en nuestros cuerpos, mis manos hacían todo lo posible para mantenerlo con vida.

― No te rindas Carlisle— le decía mientras ayudaba a su corazón a latir— esto no es el fin, vamos tu puedes, no te rindas, de ahora en adelante tendremos un futuro todos juntos— mis manos cada vez iban más a prisa— juro que luchare para que todo vuelva a ser como antes.

Mientras le daba ánimos mi cuerpo comenzó a reaccionar por sí solo, Reneesme parecía sentir la tensión ya que mi vientre se puso duro y comencé a tener las peores molestias en estos ocho meses, mientras mis manos comprimían su piel mi cuerpo luchaba por contener las horribles y dolorosas contracciones que me azotaban.

― Ness… Nessie— gemí con dolor— vamos cariño ahora no por favor, debemos ayudar a tu abuelo ¡ah!— grité cuando el dolor vino nuevamente a mí, de pronto mis piernas sintieron una cálida humedad, mire hacia mis lados y la tierra rápidamente cambio su color y se convirtió en barro, había roto la fuente— demonios, justo tenía que ser ahora.

Intente aplacar mi dolor, pensé en cualquier otra cosa, mis manos aún seguían trabajando en el pecho de Carlisle, tenía que hacerlo, el debía vivir, había tanto que quería que viera, si todo salía bien el seria parte de nuestras vidas, estaba segura de ellos. Los segundos y los minutos corrían diez veces más lentos, mis brazos estaban molidos al igual que mi vientre, ya no sentía a Nessie moverse, podría estarla teniendo en este momento y no me daría cuenta.

― Maldita sea— gemí cuando sentí calambres en mis piernas y en mi barriga— Nessie resiste mi amor… papá viene a ayudarnos. A lo lejos comencé a sentir las sirenas de la ambulancia, mi vista se nublo por unos segundos, mis manos habían suavizado los movimientos, con dolor me agache a comprobar si estaba respirando, su corazón y su respiración gracias a las compresiones iban bien, ya no quedaba mucho Edward venia a salvarnos a los tres— eso es…— seguía comprimiendo— ya viene Carlisle, Edward ya viene por nosotros.

Unos tres minutos más tarde una enorme ambulancia y el Mercedes de Edward aparcaron a unos metros de nosotros, mire hacia su dirección él salió eyectado del asiento hacia donde estábamos.

― ¡Bella!— grito acercándose corriendo, el panorama no era alentador, Carlisle estaba inmóvil y muriendo, yo estaba casi coronando, tenía las peores contracciones de mi vida y mas encima estaba nadando en un charco de liquido amniótico.— ¡demonios! ¿Qué paso?— mi voz era débil, me sentía cansada y tenia muchísimas ganas de dormir. Sentí como unas manos mas fuertes retiraron las mías y como el pecho de Carlisle comenzó a ser tratado, los fuertes brazos de Edward me levantaron del suelo y me apartaron del lugar.

― Edward… Edward el bebe, Carlisle— decía incesantemente sus dedos pasaron por mi frente secando el sudor

― Tranquila mi amor, estaremos bien, le salvaste la vida Bella— yo solo sonreí y cerré mis ojos.

A lo lejos sentía como los hombres sacaban la camilla y conectaban a Carlisle a los monitores, las ruedas resonando en la tierra me hicieron reaccionar.

― ¿Cómo esta?— pregunte intentando ponerme de pie, Edward me sujeto de la cintura.

― No lo sé— un paramédico se acerco a nosotros.

― Sra. ¿se encuentra bien?— me preguntó y en ese momento nuevamente mi rostro se crispo.

― ¡Ah!— grité desgarrándome por dentro— tengo… tengo contracciones— dije a penas pudiendo modular.

― ¿estás teniendo al bebe?— me pregunto Edward nervioso, yo asentí con vehemencia.

― Debemos trasladarla al hospital señora— hizo hincapié el paramédico.

― Yo la llevare en el auto— le respondió Edward poniéndose en acción. Me tomo entre sus brazos y me llevo hacia el móvil, por encima de su hombro pude ver como metían a Carlisle en la ambulancia. Mi vista nuevamente se nublo pero ahora la oscuridad tapo todo completamente.

Sentía las manos de Edward sobre mi cara, la velocidad del auto y las bocinas de los otros. Mis ojos querían abrirse pero no podía, mi cuerpo se contraía mientras mi vientre seguía duro y miles de agujas parecían atravesarlo. En un momento nuevamente me sentí en el aire, la voz de Edward a lo lejos me indicaba que cambiábamos de ambiente, parecía tenso y preocupado, mi mente no podía dejar de pensar en Carlisle y Nessie, Níkolas… ayúdalos, cuídalos. De pronto mi vista nuevamente volvió, abrí mis ojos y estaba en una habitación completamente blanca, mire a mí alrededor y Edward estaba hablando con una persona conocida.

― Edward, Rosalie— susurré, ellos se percataron y acercaron rápidamente a donde estaba yo, mi mente me mando flashes de lo que había pasado, mis manos se fueron a mi vientre que aún seguía abultado por lo que Nessie estaba bien— ¿Carlisle? ¿Dónde está? ¿está bien?— le pregunte a Edward.

― Si mi amor, tu le salvaste la vida, el está bien. Se encuentra en cardiología en el piso de abajo.

― ¿y Nessie?

― Ella también está bien, aún no has dilatado lo suficiente por lo que no te pueden llevar a pabellón, alcanzaste a romper la fuente solamente.

― Qué bueno— cerré mis ojos y suspire.

― Eres una heroína Bella— me dijo Rosalie, la mire y tenía una enorme sonrisa en sus ojos.

― ¿Por qué lo dices?

― Lo salvaste y de todas las maneras en las que podías hacerlo ¿no es cierto?— ella me guiño un ojo sabiendo lo que más o menos sucedía.

― ¿ha despertado?— pregunte

― ¿Quién? ¿mi papá?, despertó un poco y lo más sorprendente es que te nombro pero volvió a perder el conocimiento, el está bien Bella, gracias a ti es que sigue viviendo— Edward sonrió.

― El… el tiene mucho que decir Edward, escúchalo… no te cierres— le pedí, mientras el observaba mi mirada un dolor que salió de repente me hizo arquearme en la cama— ¡Ah!— grité soltando todo lo que tenia dentro

― Maldita sea, Rosalie, llama al doctor.

― ¡Si!— grito Rose.

― Vamos cariño— me dijo Edward tomando mi mano y acariciando mi frente con la otra.

― Duele… pero podre hacerlo— beso mis dedos

― Sé que puedes, ya le salvaste la vida a Carlisle, ahora ayuda a nuestra hija a nacer.

― ¿Qué sucede?— dijo el doctor entrando en la habitación

― Tiene contracciones nuevamente— le respondió Edward, levanto la sabana y observo.

― Ya esta dilatada, debemos llevarla a pabellón.

― Dios mío— gemí sujetándome el vientre— Edward, mi papá, mi hermana. Avísales.

― Ya lo hice mi amor, vienen en camino.

― Esme— gemí cuando una nueva contracción me azotaba

― Tranquila ella está con mi papá ahora.

Asentí frenéticamente mientras me mordía el labio para no soltar las blasfemias que tenía que quería decir. Las enfermeras entraron y me comenzaron a preparar, la camilla en la que estaba se comenzó a mover, me puse hacia mi lado izquierdo para cuando me fueran a poner la epidural.

― ¿Qué sucede?— pregunto al voz de Esme, mire de reojo y ella venia corriendo hacia dónde íbamos nosotros.

― Bella ya esta dilatada, ahora la llevamos a pabellón.

― Bella, Hija— se acerco Esme— no te rindas Bella, yo se que tu puedes, le salvaste la vida a Carlisle Bella… eres mi héroe— sus lagrimas me hicieron emocionar por lo que deje salir el miedo que tenia mediante mis ojos.

― No lo dejes solo Esme, el te ama, ama a su familia— le dije ella me dedico una mirada que duro segundos pero que dijo todo al mismo tiempo.

― No lo hare— me grito mientras traspasábamos unas enormes puertas en dirección al quirófano, vi que Rosalie se quedo también junto a Esme y solo Edward seguía a mi lado. Entramos en la brillante y esterilizada habitación, me cambiaron hacia la camilla especial para partos y me hicieron sentarme. Mi vientre dolía mas que nada en el mundo.

― Me duele— gemí cuando ya no podía aguantar mas

― ¿no le van a dar nada?— pregunto Edward casi como dando una orden

― Lo siento señor— le respondió la enfermera— pero ya no alcanzamos el bebe ya está casi naciendo, usted— le dijo nuevamente a Edward— debe ir a cambiarse.

― ¿me puedo quedar?— pregunto atónito

― ¿Es el padre?— le respondió con una pregunta la enfermera

― Claro que lo soy— dijo casi indignado.

― Entonces vaya a cambiarse ahora porque este parto no durara mucho.

― Si… si está bien— asintió nervioso— Bella mi amor…

― Ve… ve, date prisa que no aguante mucho— le agite una mano en señal de despreocupación, el salió corriendo del quirófano mientras yo sentía que me partía en dos.

― Señora no puje aún— me indico la enfermera

― Si se que… no tengo que pujar— grité— pero no puedo aguantarlo

― ¡no lo haga! A no ser que quería que su bebe se le caiga al suelo.

― ¡Dios mío! ¡Dios mío!— decía sin parar, sentí las manos de Edward nuevamente tomar las mías y reconfortarme con sus caricias— Edward— gemía casi en susurros.

― Vamos Bella yo se que tu puedes, eres la mujer más fuerte que he conocido, esto no es nada— me dijo con una dulce voz, de pronto mis hormonas me jugaron una jugarreta.

― ¡como que esto no es nada!— grité con voz casi endemoniada— ¡me estoy partiendo en dos por todos los cielos!— una de mis manos alejo con fuerza bruta a Edward— aléjate— le grité ante su atónita mirada— tu tienes la culpa de todo esto, juro que…

― No haga promesas que no cumplirá Sra. Cullen, no se preocupe— dijo el doctor dirigiéndose a Edward— todas pasan por lo mismo, le jurara que no dejara que la toque por lo menos en diez siglos, es una especie de reacción frente al intenso dolor. Bien señora Cullen, es hora— se termino de poner los guantes y se acerco hacia mis piernas, tenía una a cada lado, intente no pensar en la idea de que estaba desnuda, mitigue mi vergüenza e intente preocuparme solo por mi hija.

― ¡ah!— grité con desgarro

― ¡Bella!— gimió Edward desde unos pasos más allá

― ¿Qué haces allá?— le pregunte casi bramando— ¡ven aquí inmediatamente Edward Cullen!— mi respiración paso a ser jadeante.

― Esta coronando— anuncio el doctor quien trabajaba en mi entrepierna— vamos señora Cullen, llego la hora ¡Puje!

Haciendo acopio de todas mis fuerzas comencé el trabajo de parto, ¡jamás me había dolido tanto! Pero tenía que hacerlo, Edward tiene razón, soy fuerte, yo puedo con esto. Intente pujar con todas mis fuerzas, sin poder evitarlo se me escaparon varios gritos de miedo combinado con el dolor que sentía, nada me importaba podrían estar matando pero lo que me interesaba era que mi hija naciera sana.

― ¡vamos Sra. Cullen! Ya no falta mucho— junte todas mis fuerzas para la que esperaba fuera la estocada final— ¡puje! ¡puje! ¡puje!— grito el doctor, mis manos se aferraban fuertemente a las de Edward, quien emocionado no paraba de acariciarme y de susurrarme cosas dulces al oído— ¡ahí viene!— grito en el momento que terminaba de hacer la ultima fuerza, caí exhausta a la camilla.

― ¿Cómo… como esta?— pregunte jadeante, mis parpados se cerraron solos.

― Venga cortar el cordón Sr. Cullen— sentí la voz del doctor, solté sus manos y me enderece para ver el momento más maravilloso del mundo.

La pequeña que estaba encima de mi vientre era mi Nessie, el bebe que tanto habíamos esperado, era pequeña pero hermosa, estaba cubierta completamente de sangre pero la pequeña mata de cabellos color chocolate me hacía presagiar que abría mas en ella de mi que de Edward. Él tomo con sus manos nerviosas las tijeras y corto el cordón, un llanto que resonó en toda la habitación me hizo sonreír abiertamente, estaba viva, ella había nacido bien.

― Un excelente trabajo Sra. Salude a su pequeña…— dejo la palabra en el aire, la puso en mi pecho y ahí fue cuando la vi por primera vez.

― Mi bebe, mi pequeña Reneesme—

― Esto es asombroso— dijo Edward a mi lado, mire su rostro y parecía no poder ocultar la emoción, beso con delicadeza mis labios y la cabeza de su pequeña hija— juro que las amare como nadie en el mundo

― Y nosotras a ti— le susurré, bese sus labios y mire nuevamente a mi pequeña.

― Bienvenida al mundo Reneesme Carlie Cullen Swan— susurré besando su cabeza

― ¿Carlie?

― Por Carlisle y Charly— dije en el mismo tono que tenía antes. Edward me observo unos segundos y asintió con una sonrisa.

― Me llevare a la pequeña— anuncio una enfermera.

― ¡No!— gemí— no se la lleve es mía— le dije, Edward me acaricio dándome consuelo

― Lo sé señora, la llevaremos a cuidados neonatales, debemos darle las primeras atenciones.

― Ah…— bufe— es verdad, adiós mi pequeña, nos vemos más tarde— dije con voz débil

― Eres una diosa ¿lo sabías?— susurró Edward en mi oído— soy el maldito mas suertudo de este mundo solo porque estés a mi lado.

― Mas te vale que lo recuerdes siempre— le dije en su mismo tono de voz. Mis ojos se cerraron lentamente, lo último que pude oír fue una voz que lejana me decía gracias Bella, gracias por todo.

La inconsciencia dio paso al sueño profundo, no sé cuantas horas abre dormido porque mi cuerpo estaba completamente relajado, abrí mis ojos y vi que aún quedaba luz en la habitación, mire hacia el techo y era blanco como pensaba, de pronto los recuerdos me asaltaron ¿Carlisle? ¿Nessie? ¡Edward!. Me levante rápidamente pero fui presa de un mareo, parpadee y vi otro par que me observaban curiosos.

― Estábamos esperando a que despertaras— Edward tenía en sus brazos un pequeño bulto de color blanco.

― Oh por Dios…— susurré con una sonrisa— ¿es ella?

― Si…— respondió en el mismo tono— te presento a nuestra pequeña hija— se acerco a la cama y se sentó en la orilla, como pude me enderece para sentarme, Edward afirmo en sus manos a la pequeña y la puso entre mis brazos.

― Nessie— susurré con emoción, descubrí su rostro y jadee de alegría al mirar sus hermosos ojitos, ella estaba despierta y miraba con más atención de la que esperaba— esta despierta.

― Si, lo ha estado desde que la trajeron, hace una media hora, la enfermera dijo que ha estado un poco inquieta pero ahora parece estar de lo más tranquila, tal vez tenga hambre.

― Si puede ser, intentare darle de mamar.

Apoye a la pequeña en mis rodillas y me descubrí uno de mis pechos, la habitación era iluminada por la luz del día, se veía en tonos naranjos y rosas. El rostro de Nessie aún estaba sonrosado por el parto pero estaba segura que tendría el mismo tono de piel lechoso de Edward. Acerque a la bebe hacia mi cuerpo y en el instinto de alimentación más básico ella busco el pecho hasta que encontró la llave a la saciedad de su hambre, comenzó a mamar con mucha ansia mi pecho haciéndonos sonreír.

― El maravilloso reflejo de succión— comento Edward mientras se iluminaba su rostro al ver amamantar a su hija— esta chica será una mujer muy fuerte al igual que su madre.

― O será una mujer de una estampa implacable como su Padre.

― Espero que tenga de los dos tu amor, tu cariño, tu dedicación.

― Y yo quiero que tenga tu Corazón— susurré acercándome un poco para besar su mejilla— te amo ¿sabes? No puedo ni siquiera pensar en lo mucho que te amo.

― Y yo a ti, desde ahora comienza una nueva vida

― Hablando de nueva vida— suspire— ¿Cómo está tu padre?

― Carlisle se encuentra un poco delicado pero cada hora va mejorando un poco, el infarto no afecto tanto a su corazón, mi madre esta con él.

― ¿Esme lo…?

― No, no lo ha perdonado. Creo que eso no podrá ser pero por ahora quiere estar con él, que la haya engañado no significa que le desea la muerte, además el es nuestro padre por lo que ella no puede olvidarse de él tan fácilmente, creo que esas fueron sus palabras

― Ah— suspire— Edward cuando el despierte quiero pedirte un favor

― Lo que quieras— él ni siquiera se imaginaba lo que le diría.

― Quiero que… quiero que le des una oportunidad a tu papá.

― ¿Qué?— pregunto con visible consternación— ¿tú quien eres la que conoce mejor la historia me pide que le dé una oportunidad a Carlisle? Bella creo que…

― No Edward, estoy completamente cuerda, estoy consciente de lo que pido. Sé que él te hizo daño pero te aseguro que es momento de continuar adelante, yo hable con él y créeme que tu ni siquiera sabes o te imaginas como piensa

― ¿y tu si?

― Sí, yo se que él te ama y tu lo quieres a él, ustedes son…

― No Bella, no me salgas ahora con el cuento de que somos padre e hijo.

― No te pido que lo perdones, solo dale una oportunidad, ambos deben dársela.

― Pides imposibles— refunfuño

― Hazlo por nuestra hija— pedí con convicción.

― Manipuladora— susurró con una pequeña sonrisa— lo pensare, solo eso te puedo prometer.

― Está bien— alguien toco la puerta de entrada y la cabeza de mi padre se asomo por la puerta.

― ¡Hola!— grito haciéndome respingar

― No papá, Nessie se está alimentando— Edward se paró de la cama y fue rápidamente por una manta de color blanco, nos cubrió a ambas para darle privacidad a mi hija en su primera incursión con la leche materna.

― Perdón— susurró mi alegre padre, detrás del venían muchas personas, Sue, Kate, Emmett, Rosalie y Esme. Todos entraron y se acomodaron alrededor de la cama, cada uno comenzó a hacer preguntas y nos encasillamos en una charla trivial, Edward les conto toda la experiencia del parto aún emocionado por lo que había pasado, mi padre y todos los demás escuchaban con demasiada atención el relato. Rosalie por mientras se sentó a mi lado para hablarme.

― ¿hablaste con Carlisle?— susurró

― Si— le respondí— creo que ahora las cosas irán muy bien.

― Eso espero, Edward esta casi en éxtasis por Nessie aprovecha ahora para que hablen.

― Eso quiero hacer pero Edward al parecer no va a ceder— Rose hizo una mueca

― Inténtalo, yo se que tu puedes— cerro uno de sus ojos y me sonrió.

― Lo haré— Nessie se quedo quieta por unos momentos, la mire y estaba durmiendo plácidamente, la subí hacia mi hombro y le intente sacar los gases, boto algunos y siguió descansando.

― Bella— me llamo Esme y todos guardaron en silencio— se que no es el momento pero Carlisle me ha pedido hablar contigo— todo en la habitación se helo, la vista de Edward me recorrió el rostro y el de su madre

― No mamá— dijo de inmediato— Bella acaba de parir a nuestra bebe, no puede…

― No decidas por mi— lo interrumpí de inmediato— lo hare, hablare con el— Esme asintió y Edward gruño audiblemente.

― Yo te acompañare— dijo rápidamente.

― Solo hasta la puerta, hacia dentro no quiero que entres mientras hablamos.

Todos se quedaron tensos, tome a Nessie entre mis brazos y me intente poner de pie, si Carlisle quería hablar lo haríamos ahora mismo cuando las cosas aún estaban tibias. Solo esperaba que mis palabras le tocaran el corazón y no hubiera olvidado todo lo que paso en el peñasco.

En este momento lo único que deseaba era Cuidar su Corazón.

Muñequita

CAPÍTULO XVI.-

BELLA POV

Oh Dios estaba excitada, más que excitada, estaba en el puto cielo, Edward me llevaba al dormitorio en una carrera casi frenética, me llevaba como costal de papas en su hombro y yo simplemente reía extasiada por la anticipación, mi sexo palpitaba, se dilataba esperando devorarme toda su longitud, Dios ¿cuándo Isabella Swan pensaba de esa manera?, no lo se, pero así me sentía, lujuriosa, poderosa, anhelante, diosa del placer.

Al llegar a la habitación Edward sin ceremonias me lanzó hacia la cama, mi respiración era entrecortada, saboreaba la dulce excitación que emanaba del cuerpo de Edward, él estaba quieto mirándome, evaluándome, se veía tan tranquilo, pero era una fachada su miembro estaba a punto de reventar sus pantalones y sus ojos verdes expelían ondas de fuego que acariciaban mi piel dejándola caliente y necesitada.

Poco a poco como un felino se fue acercando a la cama mientras lentamente se desnudaba, oh, necesitaba un billete de cien dólares para poner en su ropa interior, era el más grandioso show, Edward Cullen desnudándose para la freaki.

- te deseo tanto Bella, tanto que duele

- entonces acaba con el dolor y tómame – la respiración de Edward acariciaba mi rostro, era tan hermoso y erótico verlo encima mío, sin esperar más me besó, oh, Dios, nunca me había besado de esa manera, tan brutal, tan territorial, tan apasionado.

- Te amo, te amo, te amo

- Yo también te amo Edward, te amo como nunca he amado a nadie, sólo tú, sólo tú amor

Sus manos viajaron por todo mi cuerpo, excitando, conquistando centímetro por centímetro, de a poco mi ropa fue desapareciendo entre caricias y mordiscos.

Cuando me penetró me sentí en casa y una felicidad enorme me invadió, nunca amaría a nadie como a Edward, era mi vida, mi felicidad, mi todo. Los minutos pasaban y nosotros seguíamos en nuestra burbuja de pasión, me tomó en forma salvaje y en distintas posiciones, yo estaba loca de lujuria, nunca pensé que pudiera sentirme de esta manera, nuestros gritos y jadeos los dejábamos fluir libremente creando la música más hermosa que había escuchado hasta ahora.

Alcanzamos el orgasmo y fue celestial al gritar nuestros nombres con fuerza, de no haber estado solos creo que todos en la casa nos hubieran escuchado. Abrazados y desnudos entrelazamos nuestras piernas y Edward recogió el cobertor que se había caído al suelo y nos cubrió y entre besos y caricias lentas caímos en los brazos de Morfeo. Había sido una noche especial, no0s habíamos reconciliado dejando atrás nuestra historia pasada y mirando hacia el futuro llenos de esperanzas.

Sentí un pequeño pinchazo en el cuello y traté de moverme para ver que me pasaba, el cuerpo empezó a adormecerse y me asusté, así que como pude me incorporé para despertar a Edward y lo que vi me dejó lívida, Edward estaba amarrado al pie de la cama y amordazado en el suelo, sus ojos revelaban un intenso terror, cuando traté de levantarme trastabillé y caí de rodillas, traté nuevamente de ponerme en pié y fue ahí cuando vi a una persona salir desde las sombras que aún cubría la habitación. Mi respiración se aceleró y empecé a sudar de puro pánico, era él, no podía ser posible, pero era él, mi peor pesadilla, él había vuelto no se cómo, pero nuevamente me haría daño y por su expresión furiosa creo que ahora no me escaparía tan fácilmente de él.

- hola muñequita, dije que te encontraría y aquí estoy

- ¿Cóm… cómo?

- Escapé, te prometí que estaríamos juntos y siempre cumplo lo que prometo, ahora nos iremos, nos divertiremos mucho mi muñequita, más que antes, ahora que ya he comprobado lo zorra que eres no tengo porque respetarte y cuidarte tanto ¿no crees?

- No, por favor, déjame en paz de una maldita vez

- NUNCA, eres mía, desde que te vi eres mía y yo de tonto no te tomé cuando tuve la oportunidad, siempre te respeté, quería que estuvieras preparada para ser mi mujer, pero fallé y ahora te entregaste a este niñito de mierda ¿cómo pudiste hacerme algo así?, te amo carajo y me lastimas revolcándote con este pendejo.

- Yo lo amo a él, él es mi vida

- NOOOO, renuncia a él o lo mato en este mismo instante, déjalo y vente conmigo

- ¿me pides que vaya contigo de buena manera después que me has drogado? Dije con apenas un poco de aliento, la visión se me hacía cada vez más borrosa, miré a Edward nuevamente y le sonreí

- Te amo Edward, siempre lo haré, nunca amé a James como te amo a ti, nunca lo olvides, te amo, te amo y todo se volvió negro

ALEX POV

Jajajaja, había logrado escapar, se me hizo muy fácil sobornar para lograr ir a buscar a mi muñequita, sabía dónde estaba y faltaban pocas horas para reencontrarnos.

Al llegar a la casa donde vivía me escondí en una habitación vacía, había estudiado el perímetro y sabía que el doctor Cullen y su esposa no estaban, la hija de ellos había ido donde el hermano del desgraciado de James, oh, si, sabía todas esas cosas, era aplicado cuando me lo proponía y había escuchado a la niña Alice hablar por teléfono haciendo planes para pasar la noche con Jasper.

La casa estaba vacía así que salí a buscar algo para comer, la verdad es que llevaba casi dos días sin alimentarme y necesitaba todas mis fuerzas para cuando viera a mi pequeña, además debía cerciorarme que todo estuviera previsto cuando me la llevara. Después de comer por allí y lo más discretamente posible regresé a la casa, había esperado un tiempo prudencial para volver, al subir las escaleras sigilosamente para buscar a mi nena escuché algo que me volvió loco, era ella y gemía de placer, mierda, mierda, mierda, me había demorado mucho y ella ahora estaba con ese muchachito imbécil, entonces era verdad, ellos son novios, carajo, quería gritar, quería destruir el maldito mundo entero, no había querido creer que ella pudiera entregarse a otro que no fuera yo, pero ahí estaba encerrada en ese dormitorio entregada al placer que debería ser sólo mío.

Como un maldito masoquista abrí lentamente la puerta dejándola apenas abierta y me asomé y lo que vi me hizo llorar, ese desgraciado la estaba montando y ella estaba feliz, maldición, ella era mía, era mía, ¿por qué carajos no me amaba?, yo la amaba con todas mis fuerzas y ella siempre escogía a otro, no era justo, ella era tan preciosa, tan inocente que no la quise mancillar y ahora estaba pagando mi error, ella cogiendo como una puta con ese idiota, lo mataría, lo mataría lentamente por haberse atrevido a tocar lo que es mío y ella, ella pagaría por su traición, si se entregaba al placer como una zorra entonces cono una zorra la trataría, la doblegaría, me la cogería hasta que no pudiera pensar en nadie que no sea yo.

Decidí esperar, se que soy un enfermo por esperar a que la zorra terminara de follar, pero la amo tanto que no se, no se qué pensar, a esta altura nada me cuadra en la cabeza, volví a juntar la puerta, pero me quedé afuera como un puto esclavo de sus gemidos, ellos me tenían anclado añorando que ella gimiera así entre mis brazos. Seguí llorando por el daño que esa niña me ocasionaba con su actuar, mi cabeza era un revoltijo de emociones, por un lado quería dañarla por lastimarme, por no amarme, por no esperarme, pero por otro lado la seguía amando y le perdonaría todo si ella me decía que me amaba, si era así pasaría la vida mimándola, adorándola como la diosa que es, pero se que ella no me ama ¿oh si?, mierda, la confusión me carcomía, ella debía amarme, era mía, desde la primera vez que la vi lo supe, ella había nacido para mi, para ser adorada por mi, para ser cuidada y sumisa a mi.

HIJO DE PUTA, quería gritar, llevaban horas cogiendo y no se cansaban, malditos cabrones cogían como conejos y yo estaba desesperado, pero no podía actuar todavía, si entraba ahora tendría que matar al muchachito para poder dominar a mi muñequita y eso no quería, él iba a morir lentamente, se retorcería de dolor al saber perdida a esa maldita puta, no, no, ella no era una puta, ella era pura e inocente, él tenía la culpa, él la había pervertido, ella era un ángel hermoso y él la había seducido, si, eso era, pero yo haría que se olvidara de él, yo lograría que me amara como nunca ha querido a nadie, ella me pertenecía y cuando se rindiera a mi, a mi amor, le perdonaría el sufrimiento por el que me ha hecho pasar y seríamos felices, felices para siempre, siempre juntos, sólo para mi placer alejada de las miradas de todos, sólo mía.

Ya era de madrugada cuando me volví a asomar por la puerta y ya estaban dormidos, miré a Bella, era tan hermosa, siempre lo ha sido, es una suerte que haya llegado a mi vida para iluminarla, pero ese jodido chico vino a arrebatarme lo que tanto amo y no se lo perdonaré nunca, él iba a llorar lágrimas de sangre cuando perdiera a mi muñequita.

Primero fui por el idiota ese, fue muy fácil ya que seguramente estaba muy cansado ya que ni siquiera despertó cuando lo inmovilicé, lo maniaté y luego lo amarré al pie de la cama para tenerlo quieto. Luego saqué la inyección y se la apliqué a mi muñequita, claro ella enseguida despertó y al darse cuenta de la situación trató de incorporarse, pero era demasiado tarde y la droga estaba haciendo efecto y calló de rodillas, yo estaba oculto en las sombras viendo el espectáculo, ella se veía confusa cuando vio a su noviecito todo amarrado, pero cuando me vio su cara se transformó en terror, carajo, quiero que me ame, no que me tema.

Cuando calló desmayada por el efecto de la droga el noviecito trataba de soltarse del amarre y gritaba, así que le di un buen golpe en la cara para que dejará de hacer tanto escándalo.

Vestí a mi niña, ya que la muy puta estaba desnuda y la tomé en brazos llevándola al vehículo que había arrendado bajo nombre falso por supuesto, una vez que la dejé en el asiento posterior fui por el niñato, él me dio problemas por lo que volví a golpearlo, vamos a ver si mi muñequita sigue queriéndolo cuando vea el lindo trabajito que le hice en la cara a su noviecito.

Al niñato lo metí en el maletero y me largué de ese pueblo de mierda, ya tenía listo el lugar donde tendría a mi nena.

Manejé horas hasta que llegué a destino, Dimitri, mi peón se había lucido adecuando el lugar tal como a mi me gusta, una vez que le pagué se marchó llevándose el vehículo que yo traía y me dejó el suyo.

Una vez instalada mi nena en su dormitorio llevé al niñato del infierno al otro lado del dormitorio de mi nena para que viera en primer plano cómo quebraba a mi muñequita a mi antojo, le saqué la mordaza y le di alimento y agua, no quería que muriera sin haber visto el tratamiento que le daría a mi niña. En un principio no aceptó, pero seguramente tampoco quería morir, así que consumió lo que le di. Ahora sólo faltaba que mi nena despertara, pero antes de que lo hiciera tenía que ponerle la ropa adecuada, oh si, su ropa de muñequita consentida, dejé al niñato frente al vidrio para que presenciara el show.

Estaba terminando de vestirla cuando empezó a despertar, suspiró el nombre del niñato y no aguanté y le di una bofetada, las reglas las ponía yo y ella tenía terminantemente prohibido pensar, nombrar o amar a ese niñato de mierda.

Al sentir la bofetada abrió los ojos de golpe y me enfocó, primero vi confusión, después incredulidad y al último ¿asco?, no miedo, asco, eso me sacó de las casillas y la volví a abofetear.

Al sentir el segundo impacto se levantó tambaleando, pero logró ponerse de pié y me miraba con cara de odio, oh no nena, no me mires así que me duele.

Paseó la vista por todo el lugar seguramente buscando al noviecito, al no encontrarlo sus ojos se llenaron de lágrimas y decidí empezar a educarla y lo primero que tenía que aprender era a estar sin ese mocoso.

- no busques lo que no volverás a ver nunca más en tu vida muñequita

- no, no, no, dime que no está muerto, dime que no lo mataste

- oh si nena, te dije que lo haría, te advertí tiempo atrás que eras solamente mía y no me hiciste caso, te metiste con ese niñato, pero no te preocupes, no sufrió mucho cuando le di un tiro en su linda cabecita jajajajaja ¿sabes que lloraba pidiendo clemencia, pidiendo que no lo matara?, ¡de ese niñato cobarde te enamoraste, con ese pedazo de mierda te revolcaste!.

- Noooo, te odio, maldito enfermo, ahora te odio más por arrebatarme a Edward, te odio, te odio y te juro que te veré caer muerto – mi pobre nena lloraba la supuesta muerte de ese hijo de puta

- No llores nena, ahora estás conmigo y todo va a estar mejor, te lo dije una vez, tú naciste para ser mía

- Nunca, prefiero morir antes de que me toques, me das asco, por eso la vez pasada preferí suicidarme a que me tocaras, maldito loco

- No digas esas cosas muñequita, calla por favor

- No callaré, eres un enfermo, un pedófilo, un loco – no aguanté más insultos y le golpee el rostro con furia, ella calló al piso escupiendo sangre por la boca, pierda, le había partido el labio

- Mira lo que me haces hacer, no quiero maltratarte, pero me retas, me encabronas, deja de una maldita vez la rebeldía y asume que me perteneces

- Jamás, podrás golpearme las veces que quieras pero nunca sentiré otra cosa que asco por ti

Me empecé a pasear de un lado a otro, ella definitivamente me sacaba de las casillas, quería que yo perdiera el control, pero no lo lograría, no lo lograría nuevamente.

La tomé de un brazo y la levanté del suelo, le acaricié su rostro ahora enrojecido y la giré para que se viera en el espejo, ella estaba hermosa con el vestido nuevo que le había comprado.

- maldito enfermo, este vestido es horrible, prefiero ponerme un saco de papas

- estás hermosa como siempre que te visto muñequita, ahora estás perfectase que tras el vidrio el niñato estaba viendo a mi hermosa muñequita sin poder hacer nada para arrebatármela, él podía verla y escucharla, pero ella no a él.

- Ahora muñequita quiero que toques el violín, añoro escucharte tocar – le pasé el violín que había comprado especialmente para ella

- Púdrete – gritó arrojando el violín contra el vidrio, oh no niña, con la música no se juega.

Le di un golpe en las costillas, pero la muy perra me lo devolvió y carajo me dolió, traté de acercarme nuevamente y me volvió a golpear, mierda, ahora sabía defenderse y lo hacía muy bien

- No te acerques, soy capaz de matarte con mis propias manos

- Muñequita linda deja de jugar, sabes que debo educarte para que seas mi muñequita perfecta

- Nunca

- ¡Ya basta!, no te quería dañar mucho, pero no me dejas remedio, no acepto esta rebeldía, no la soporto y dicho esto me acerqué a ella y la inmovilicé, por supuesto no fue fácil, pero lo logré, yo era más grande y fuerte y le di con mi puño en su cara arrojándola al piso.

- Ríndete a mi niña, no puedes luchar conmigo

- Nunca, ya no te temo, nunca me doblegaré

La ira nubló mi mente y no pude parar de golpearla, por supuesto también recibí mis buenos golpes por parte de ella, ahora era más fuerte de lo que fue alguna vez y eso por un lado me gustaba, ella siempre fue guerrera pero siempre pude dominarla a través de golpes, a través del amor que sintió por los suyos, ahora se jugaba todo o nada porque pensaba que el niñato estaba muerto, pero no me quería jugar esa última carta todavía. Golpe, golpe, golpe.

- Basta, no quiero matarte, quiero que admitas que eres mía, admite que me amas, admite que no te queda nadie más que yo en este mundo

- Jódete maldito enfermo, aunque hayas matado a Edward nunca te amaré ¿por qué mierda no comprendes que estás loco?, nunca te querré, eres un enfermo de mierda y ya no te tengo miedo, me has arrebatado todo menos el asco que siento por ti, maldito hijo de puta

- Zorra – le grité y le asesté un tremendo golpe que la dejó inconsciente en el suelo- Carajo, carajo, carajo, mira lo que me haces hacer, no quería dañarte, pero me obligas, me obligas – empecé a gritar cuando me di cuenta del daño que le había causado, estaba irreconocible por tantos golpes, la sangre emanaba de ella como un manantial, su rostro hinchado y sangrante, su respiración era tan leve que temí que muriera, la levanté del suelo, estaba desmadejada, rota y yo era el culpable

.Una vez que la dejé en la cama curé sus heridas y vendé su torso para que sus costillas no se lastimaran más, nunca antes la había golpeado de esa manera, pero ella tenía la culpa, de todas maneras no pude evitar llorar por el daño que le había causado, ella me perturbaba, me dañaba, me hería y todo por ese maldito hijo de puta, ese maldito niñato que había presenciado todo, él debería estar con el rostro y el cuerpo destrozado no ella, mierda, mierda, mierda.

Salí hecho una furia, él me las pagaría por su maldita culpa había dañado a mi muñequita, él pagaría.