Dark Chat

martes, 21 de junio de 2011

Vida : Dulce Inmortalidad

Capítulo Décimo Segundo: Regalo de Bodas


Alice tenía a todos los Cullen trabajando para lo que ella había catalogado como el Matrimonio del siglo. Me avergonzaba el sólo hecho de que le pusiera un nombre a nuestra boda, mis preferencias eran claras: algo íntimo sólo los más cercanos, las preferencias de Alice algo público exagerando hasta lo imposible, ósea la casa estaría llena de vampiros por un lado y humanos por la otra, mala combinación pensé. Habíamos decidido que la boda se realizaría dentro de un mes y medio, y Alice era un torbellino afinando detalles. Estamos a finales del semestre y yo dividía mi tiempo entre la facultad y las interminables horas junto a Alice, probándome vestidos, diseñando partes y eligiendo colores para la banquetería. Justamente hoy era una noche de tantas aquellas en que estaba sentada en la mesa del comedor con una pila de sobres y unas listas interminables de nombres.

- No crees que es mucha gente – reclame mirando las invitaciones

- Solo son los cercanos

No quiero imaginarme si invitaras a los lejanos… no sabía que habían tantos vampiros. Dije mientras tomaba asiento y me hacia de paciencia. Comencé a escribir con mi mejor caligrafía los sobres, Alice me dictaba los nombres y a insistencia mía eliminando a los humanos que tal vez serian un problema en un evento así. Cuando de repente entro Edward en la habitación, con las manos en la espalda, era evidente que estaba ocultado algo, me reí de lo predecible que podía ser algunas veces.

- ¿Qué traes ahí ?

Le pregunte sin levantar la vista.

- Creo que algo le falta a esta boda.

Comenzó a decir mirando a Alice, recorrió con sus dedos la mesa haciéndose el interesante, ésta dejo caer la mandíbula hiperventilando.

- ¡Qué! ¡Qué! Dímelo.

Exigió al borde de la histeria, se concentro y podría apostar que estaba repasando cada uno de los 175 puntos que contenía su lista de verificación. Edward puso sus ojos en blanco y disimulo su risa, carraspeo para continuar hablando, le miré a los ojos, aquellos ojos dorados irradiaban una ternura sobrecogedora.

- Como la proposición de matrimonio fue poco alejada de lo tradicional, por decir lo menos, es mi turno de hacer las cosas como se deben… Isabella Swan creo que tu dedo reclama algo

Cuando dijo esto se acerco y tomo mi mano izquierda suavemente entre la suya y deslizo en mi dedo corazón un hermoso anillo, la piedra era un ovalo grande decorado con filas oblicuas de brillantes piedrecillas redondas. La banda era de oro, delicada y estrecha, y tejía una frágil red alrededor de los diamantes.

- Mi anillo de compromiso.

Susurre mientras lo miraba atontada.

- ¡Ag.! Te voy a matar… casi destrozas mis nervios… nunca más vuelvas a hacer una cosa como esa.

Grito Alice golpeándolo en la espalda y sin prestarle demasiada atención a mi anillo.

- Es mi regalo de bodas.

Confesó Edward dando un beso en la mano cerca del anillo.

- Pero yo no tengo regalo.

Dije contrariada, de donde había sacado él la idea de que los novios se regalan cosas… esto del matrimonio me estaba superando.

- Te equivocas… ya me diste mi regalo.

Contesto él besándome con labios exultantes y correspondí al beso acercando su cuerpo contra el mío, mis manos se cruzaron en su cuello aprisionándolo la intención era evitar que rompiera el beso, pero nuevamente Alice carraspeo, y comenzó a apartar nuestros cuerpos.

- Por si lo han olvidado, aún estoy aquí… si siguen así… ni se imaginan las bromas que les gastará Emmett cuando vuelvan de su luna de miel… ya suéltala tenemos trabajo que hacer…

Reclamó interponiéndose entre nuestros cuerpos, puso sus manos en mi hombro y me obligo a sentarme nuevamente en la silla, yo le hice una mueca de desagrado.

Había tratado por todos los medios de dilatar, lo más que pude, lo que haría hoy pero la fecha del gran día se acercaba de manera inexorable, y Edward me había hecho ver un punto que no dejaba de ser cierto.

– ¿Vas a avisarle a tus padres por correo electrónico?, ¿es una broma verdad?

Había dicho él con un horror en su voz cuando leyó el email que había preparado para notificarles a mis padres a nuestra boda, lo cierto era que, hacía cinco años que ellos no me veían, me las había arreglado para hacerles creer que la universidad demandaba mucho tiempo y que el dinero no me alcanzaba para hacer visitas, y cuando ellos quisieron hacerlo, había inventado una repentina peste… aún recuerdo la voz de mi madre por el teléfono – ¿escarlatina?... Bella querida estas segura… esa peste te dio cuando eras pequeña… - claro como iba a imaginarme que cuando me llene de puntos rojos era esa clase de peste…

Pero esta vez no podría escabullirme, cuando Edward se enteró de mi plan, me había arrastrado ese mismo día al aeropuerto y sin que yo pudiera decir algo había comprado boletos de vuelta a Forks... incluso me había obligado a llamar a Renée desde el aeropuerto para pedirle que de forma urgente viajará hasta la casa de mi padre porque tenia algo sumamente urgente que decirles, seguro que por el tono de mi voz, le había causado un ataque de histeria, incluso podía imaginármela pagando un vuelo privado para que la llevará a Forks antes que terminará el día.

Nada había cambiado desde la última vez, la lluvia me lo había confirmado a penas había entrado en la ciudad, el cielo seguía encapotado como siempre, presagiando tal vez lo que sucedería cuando finalmente se los dijera. Cuando el taxi se estaciono a las afueras de la casa de Charlie mi angustia comenzó, no pude evitar jugar con mis dedos nerviosos. Quería huir, y casi lo logro si no hubiera sido por que Edward me franqueaba las pisadas, me tomo de la mano y me empujo a caminar, estábamos a unos cuantos pasos de la entrada principal cuando me voltee a mirarlo e hice que se detuviera.

- Tal vez no sea buena idea que te vean a ti… de inmediato

Dije con voz apagada, él me miró confuso

– recuerda que la ultima vez que me fui… bueno…

No sabía como decirlo sin hacerlo sentir mal

– A los ojos de ellos, tu fuiste la causa de mi… pequeño… problemita

Le dije arrugando la nariz y encogiendo los hombros, él suspiro.

- Probablemente tienes razón… pero se supone que vamos a casarnos dentro de un mes y medio, ¿qué sugieres?

Mire a todos lados buscando la iluminación divina pero no llego.

- Al menos tenemos una ventaja no podrá asesinarte si te dispara.

Le dije perfilándome una vez más hasta la entrada de mi antiguo hogar.

Gracias al gran sentido del oído con el que contaba ahora podía escuchar lo que conversaban mis progenitores detrás de la puerta y la temática que se estaba generando evidenciaba cierta tensión, mi padre estaba explicándole a mi madre, a juzgar por su tono de voz un poco molesto lo que evidenciaba que no era la primera vez que se lo decía en el día, que no tenia idea de lo que estaba sucediendo y que le había sorprendido sobremanera verla llegar esta madrugada gritando mi nombre sin siquiera saludar a penas el había abierto la puerta, tal vez hubiera sido mejor que lo hubiera llamado a él preparándolo ante la llegada de mi alocada e histérica madre, pero como le iba a explicar que utilizaría su casa como el centro de operaciones.

- Tal vez podrías ayudarme un poco aquí.

Le sugerí, era increíble que yo me estuviera devanarse los sesos para lograr saber que rayos les pasaba por la mente cuando tenia un prometido que podia leerla y él parecía no estar consiente que tal vez su don me ayudaría a como abordar lo que vendría después, le moví mi cabeza con un pequeño giro hacia dentro para darle una pista, sus ojos chispearon entendiendo el mensaje.

- Oh claro… - dijo apretando sus labios.

- Gracias - Articule esperando el veredicto

- Sólo están impacientes por que llegues y preocupados… piensan que te paso algo como la otra vez.

Me explico esquivando la vista, podía ver cuanto le dolía, sin duda mi padre había recordado imágenes de mis días en el hospital y eso estaba hiriéndolo.

Genial pensé había recordado justo lo que yo quería que por hoy hubiera olvidado, cada vez me convencía más que nuestro plan era pésimo y que era mala idea juntar a mis padres con Edward en una misma habitación. Finalmente me armé de valor y golpee la puerta tan bajito que hubiera jurado que nadie me oiría pero no… no iba a tener tanta suerte aquella noche. La puerta comenzó a abrirse y tendría que enfrentar a mis padres.



Comentarios chicas por fiss..