Dark Chat

sábado, 28 de agosto de 2010

Destellos de Oscuridad

Capítulo 4

Entre lobos

Dos vampiros que la seguían en una noche, eso debía ser mala suerte. En definitiva tenía que buscar un hogar alternativo a Amy, y muy pronto.

Bella mantenía el cuchillo apuntando al corazón del vampiro, sus dedos se aferraban fuertemente al arma, y mientras todos sus sentidos estaban pendientes a cualquier movimiento que él hiciera.

Tenía que admitir que estaba nerviosa. Estaba demasiado consiente de que Edward era mucho más fuerte y rápido que ella, y si quería podría matarla.

-¿Qué haces aquí? –le cuestionó bruscamente-. ¿Qué es lo que quieres?

Edward arqueó las cejas, parecía bastante relajado, como si el hecho de que ella le amenazara no le importara en absoluto.

-Lo que quiero es… -su mirada bajó a la de ella, y se detuvo un momento, hasta que finalmente la desvió como si hubiera cambiado de opinión sobre algo-. Quiero saber quien te envió la otra noche a matarme.

A Bella no le importaba dejar que Edward supiera sobre Dominic, o que quisiera cobrar venganza por ello, pero tampoco confiaba en el vampiro que tenía a unos pasos…

-Si te lo digo, me matarás –dijo ella.

Los ojos de Edward bajaron a la hoja afilada, que brillaba en color plata a la luz de las estrellas.

-Creo que aquí él único en peligro, soy yo –dijo sonriendo.

Bella frunció el ceño.

-Intentarás matarme –le acusó-, mi única salida es la información que tengo.

-Creí que la otra noche te había dejado claro que no quería hacerte daño, nunca lo haría.

-No lo creo.

Edward dio un paso adelante, y el cuchillo hizo contacto con su pecho. Las manos de Bella, sin razón alguna, comenzaron a temblar, una parte de ella sabía que le podría hacer daño… y no quería hacerlo.

Terminó por bajar el arma, y guardarla, se había quedado sin su única ventaja. Tal vez había cometido el mayor error de su vida, pero algo en ella, no pensaba que el fuera a lastimarla. Era un sentimiento nuevo y extraño para Bella, y algo que no quería sentir.

Edward se acercó más, pero ella le mostró los colmillos.

-No te lastimaré.

Bella se hizo para atrás, y mantuvo su postura defensiva, no iba a atacarlo, pero tampoco iba a permitirle que acortara la distancia. Aunque una parte de ella gritaba que estaba a salvo, la otra le decía que se mantuviera alerta, por lo menos aún conservaba su lado racional.

-Será mejor que te vayas de aquí –le dijo.

Pero él ni siquiera hizo el intento de moverse, simplemente la observó con atención.

-Veme a los ojos, y dime si en verdad crees que te haría daño.

Bella desvió la mirada, no quería verlo, por alguna razón el hacerlo se sentía como darse por vencida ante algo… y no estaba dispuesta a eso.

-Vete.

-No lo haré hasta que me mires a los ojos.

Bella apretó los puños, y soltó un gran suspiro antes de levantar la vista, y encontrarse con ese profundo color dorado. Entonces sin saber porqué exactamente se relajó por completo, sintiéndose protegida…

¿Por qué?

-Sino viniste a vengarte, entonces… ¿Qué quieres de mí?

-De ti… -una amplia sonrisa apareció en el rostro de Edward, pero otra vez, no dijo todo lo que quería decir, o por lo menos eso le pareció a ella-. Tú nombre, simplemente.

-Bella.

-Yo soy…

-Edward –completó ella.

El se rió y asintió con la cabeza.

-Por supuesto, de seguro quien te envió a matarme debió decirte mi nombre ¿O me equivoco?

Bella no respondió a eso.

-¿Quién quiere matarme, Bella?

Ella no sabía que hacer… ahora que estaba segura que Edward no venía a dañarla estaba muy tentada a decirle el nombre. Quería vengarse de él, darle una lección, pero no sabía lo que ocurriría después… ¿El se enteraría que ella lo delató?

Finalmente, su odio hacia él fue lo que ganó.

-Dominic –dijo.

-Era de esperarse –Edward no parecía sorprendido, seguramente él y Dominic ya habían tenido disputas en el pasado.

Bella deseó que esto le provocara problemas a Dominic, se lo merecía por todo lo que le había hecho.

-¿El fue quien te hizo esa herida?

Bella se sorprendió de la brusquedad e ira que iban con esa pregunta, Edward parecía verdaderamente molesto por ello. Instintivamente se llevó la mano a la espalda, donde había estado lo que había sido una línea roja, y que ahora se había convertido en nada.

-La única culpable de eso soy yo, sólo yo me hice daño –respondió Bella.

Edward no parecía creerle.

-No tienes que mentir… él no debe hacerte daño, sólo porque te da órdenes…

-Ya debes irte.

-Bella, yo puedo protegerte de él…

-No es necesario, se cuidarme sola –le interrumpió por segunda vez-. Ahora, vete.

-Volveré a verte –dijo Edward.

Bella quiso discutir pero ya era tarde, él ya había desaparecido, era muy rápido… incluso para ella.

La mañana en que Amy era dada de alta llegó, y con ella la decisión de Bella. Sólo había un lugar en el que su hermana podría estar a salvo de los vampiros, y ese sería… entre lobos.

Pero primero, tenía que convencer a Sam y explicárselo a su hermana.

Cuando llegó al hospital el licántropo ya la estaba esperando, tenía dibujada una sonrisa amable en el rostro.

-Amy te ha estado esperando con impaciencia –comentó-, ya quiere regresar a su casa.

Bella hizo una mueca, no sabía como reaccionaría su hermana al decirle que tendría que quedarse con otras personas.

-Ya está lista –siguió Sam-, ya te la puedes llevar, deja le digo a una de las enfermeras que le avise para que…

-Espera –le interrumpió Bella-, primero tengo que hablar contigo, es importante.

La expresión del licántropo se tornó preocupada, pero asintió.

-Vamos.

Entraron a un consultorio vacío, y Sam se sentó en la silla detrás del escritorio, sus ojos permanecían sobre ella.

-Es sobre Amy –dijo Bella sin saber como continuar.

-La última vez que tenías esa expresión en tu rostro, Bella, te hice daño, y no quisiera volver a hacerlo –soltó Sam.

-Eso no fue tu culpa, yo me ofrecí a ser la donante de Amy –le contradijo ella-, además era necesario.

Sam soltó un suspiro cansado.

-Bien, dime de una vez. ¿Qué es lo que ocurre?

-Amy no puede regresar conmigo, el departamento ya no es seguro.

El licántropo se puso de pie y se acercó a ella.

-¿Te han hecho daño?

Bella negó con la cabeza.

-No, pero no quiero arriesgarme con Amy. Tengo algunos enemigos, Sam, y no quisiera que supieran que tengo una hermana.

-Bella… ¿Por qué? ¿En que clase de problemas te has metido para que pase algo como esto? –le cuestionó el licántropo.

-Es en lo que trabajo –admitió-. Pero no puedo dejarlo, necesito el dinero…

-Sabes que Emily y yo…

-Ya han hecho demasiado por mí –lo interrumpió-, además ya es demasiado tarde.

-¿Quién es tu jefe?

-Un vampiro, y no me preguntes más Sam, que ya no diré nada –dijo Bella-. No quiero preocuparte a ti o a Emily.

-Ya lo estamos –dijo él.

-Puedo cuidarme, te lo aseguro, pero no quiero que nada le suceda a Amy. Por eso quiero pedirte que se quede en tu casa, sólo un tiempo.

Sam suspiró.

-Sabes que Emily estaría encantada de cuidar a tu hermana el tiempo que sea Bella, por eso no hay problema.

-¡Gracias!

-También puedes quedarte con nosotros, la manada te protegerá a ti y a tu hermana si es necesario.

Bella negó con la cabeza.

-Eso les causaría problemas –dijo-. No, y no te preocupes, me las he arreglado bien hasta ahora.

El licántropo quiso añadir algo más, pero Bella no lo dejó y se dirigió a la habitación donde se encontraba su hermana.

-¡Bella! –la pequeña ya estaba lista, traía su mochila nueva en la espalda, y su viejo libro de cuentos abrazado-. ¡Ya es hora de irnos!

Se bajó de la cama de un saltito y se dirigió a ella a paso rápido. Bella se alegró de verla tan bien. Extendió sus brazos y recibió a su hermana, quien tarareaba una canción navideña con singular alegría.

-Tranquila, Amy –le dijo Bella después de darle un beso en la frente-. Primero tengo que decirte algo.

-¿Qué es? ¿Qué es?

Bella la abrazó con fuerza.

-No puedes volver al departamento conmigo, pero…

Amy no la dejó continuar.

-¿Por qué? ¿Ya no me quieres?

-¡No! ¡Amy no es eso! –respondió Bella-. Te quiero mucho, es por eso que no puedes vivir conmigo, es peligroso. Pero te quedarás con Emily… ella te también te quiere mucho.

-Pero yo quiero estar contigo –los ojos de Amy se empezaron a inundar con lágrimas.

-No me alejaré –le prometió Bella-, todas las mañanas iré a visitarte.

-No es lo mismo –replicó la niña.

-Lo sé, Amy, lo sé. Pero sólo será por un tiempo, encontraré la forma de solucionar esto.

-¿Lo prometes? –preguntó entre sollozos la niña.

-Lo prometo.

Amy se colgó del cuello de Bella, y la vampiresa la condujo hasta afuera del hospital, donde Sam las estaba esperando. Ambos podían correr grandes distancias en pocos minutos, pero Bella prefería ir en el auto del licántropo, no quería llamar mucho la atención.

Después de unos minutos llegaron a la casa de Sam, a Bella le pareció un poco grande para albergar a sólo dos personas, y se lo comentó a él.

-Es que recibimos muchas visitas –respondió riendo.

Pero Bella no se imaginaba que los huéspedes de Sam, se encontraran en ese momento en la casa, hasta que salió del auto y los sintió.

Había por lo menos otros tres licántropos en esa casa, sin contar a Emily.

Bella abrazó fuertemente a Amy, y le dirigió una mirada insegura a Sam.

-No creo que sea conveniente que me quede aquí mucho tiempo…

-Ni lo pienses, Bella –le dijo Sam-, ya te dije que ellos no te harán daño.

El licántropo ni siquiera tuvo que tocar a la puerta, ya que ésta se abrió mostrando a una sonriente Emily detrás de ella.

-Sam no te esperaba a esta hora –comentó ella, entonces sus ojos se fijaron en Bella y la pequeña niña que cargaba en brazos-. ¡Hola!

Emily los invitó a pasar, pero Bella se retrasó, dejando que el líder de la manada entrara primero.

Los tres licántropos se encontraban en la mesa comiendo, pero cuando ella entró se detuvieron y giraron sus cabezas hacia ella.

-Un vampiro…

-Pero huele distinto…

Bella escuchó sus murmullos, sintiéndose un poco nerviosa, pero cuando reconoció a Jacob entre los tres lobos se tranquilizó un poco.

El se levantó y se dirigió a Bella, los otros dos lo observaron unos instantes y luego su mirada volvió a ella, y creyó ver un destello de aprobación en sus ojos antes que su concentración volviera a la comida.

-Parece que les agradas, Bella –comentó Emily alegremente.

-Bella –la saludó Jacob, parecía bastante alegre de verla.

Lo que ella encontraba gracioso, dado que se trataba de un licántropo que apenas conocía.

-Jacob –dijo ella sonriendo.

-¿A que se debe tu visita, Bella? –preguntó Emily, con el mismo buen humor.

-Quiero pedirte que cuides a Amy un tiempo –dijo Bella.

Emily dirigió la vista a Sam, y cómo si con la simple mirada pudieran comunicarse, ella lo entendió todo.

-Por supuesto –aceptó Emily-, pero tú ¿Estás bien?

Bella asintió.

-No te preocupes –le dijo.

Emily no parecía muy tranquila, pero no insistió más.

-Vendré a verla todas las mañanas –dijo, besó una vez más la frente de su hermana, quien se veía triste, y se la entregó a Emily.

-La cuidaré bien.

Bella asintió, más tranquila.

-Tengo que irme.

-Te quiero, hermana.

-Yo también.

Bella se dirigió a la puerta, pero Jacob la detuvo.

-Déjame acompañarte.

-Yo…

-Creo que es buena idea, Bella –intervino Emily-, me sentiré más tranquila si va él contigo.

Bella suspiró y asintió. Después de haber dejado a Amy se sentía más calmada, así que accedió a ir corriendo hasta su departamento.

Además fue algo divertido ir acompañada de un licántropo, ya que el regreso se convirtió en una carrera.

Que ella ganó, por supuesto, aunque creía que él la había dejado hacerlo.

-Gracias, Jacob –dijo ella a modo de despedida, pero una vez más fue detenida por él.

-Si necesitas algo –él dijo-, puedes llamarme, cuando quieras.

Bella sonrió.

-De acuerdo –aceptó.

Entonces Jacob la atrajo hacia sus brazos y la besó en la frente, lo que dejó muy sorprendida a Bella. Y así él lobo se fue, dejándola con una extraña y confusa sensación.