Dark Chat

lunes, 2 de enero de 2012

Muy Salvaje Para Ser dominado

Hello mis angeles hermosos!!! aqui les dejo un nuevo cap de este fic, feliz año a todas las amo.
Angel of the dark

CAPÍTULO 05



Edward miro a la muchacha desmadejada, lacia entre sus brazos, sus entrañas se apretaron ante la vista de su rostro ceniciento. No había sido capaz de olvidarse de ella ―a pesar de los mas fervientes esfuerzos de Tanya la noche anterior.


Cerró los ojos, maldiciendo por lo bajo, no muy seguro de lo que lo alteraba mas. Que yaciera enferma en sus brazos o que ella ―la muchacha que nunca habia pensado volver a ver ―yaciera enferma en sus brazos.


―.Satisfecho? ―exclamo Alice. ―La has matado, Edward.


―Cállate, Alice ―murmuro Edward, maniobrando un brazo libre para comprobar el pulso en su cuello. Allí estaba, lento y constante, bajo la piel suave. Rozo el dorso de su mano contra su frente, haciendo una mueca ante su carne llameante. ―Está ardiendo.


―Rápido, llevémosla arriba ―ordeno la abuela.


Edward reacomodo a Bella en sus brazos. Su cabeza cayó sobre su pecho mientras el subía las escaleras de dos en dos, su abuela y hermanas siguiéndolo apresuradas, hablando sin parar.


Se dirigió a la habitación Rose, a sabiendas que su abuela habría enviado sus cosas a la mas esplendida habitación de invitados.


Alice se situó por delante para abrir la puerta.


Una mujer de cabellos de cobre se congelo en medio del acto de desempacar el equipaje.


―.Que le ha hecho?


Edward sonrió con ironía. La criada, suponía.


―Tu señora se ha desmayado ―explico, colocándola sobre la cama.


―.Se desmayo? ―murmuro la doncella rolliza, la sospecha en su voz, mientras lo miraba de arriba a abajo. ―Ella no es del tipo que se desmaya.


―Supongo que no ―respondió, recordando sus descarados modales del dia de ayer. ―Tengo la impresión de que la fiebre tiene algo que ver con eso.


―! Fiebre! ―exclamo la criada, retorciéndose las manos. ―Oh, el viejo dragón querrá mi


Cabeza si ella se muere.


―Y eso seria la verdadera tragedia ―comento Alice, asintiendo con burlona seriedad.


―Ella no va a morir ―gruño Edward , molesto por el histrionismo de la criada. Se volvió y vio al ama de llaves rondando cerca de la puerta. ―Señora Crosby. .Enviaría a alguien a buscar al doctor Manning?


―Si, milord.


Cuando el ama de llaves salió apresuradamente de la habitación, se enfrento a la criada de


nuevo.


―.Puedo confiar en ti para que veas que Lady Bella se quede en camisón? ―hizo un gesto a su forma inerte. ―Tendrá que quitarse el corsé de inmediato.


―Claro ―la criada agacho la cabeza y se dirigió hacia el armario.


Edward ignoro el resoplido de desaprobación de su abuela ante su mención de un corsé. Era de esperarse que la sensibilidad de su abuela se sintiera ofendida en un momento como este.


Con una ultima mirada a la muchacha tendida en la cama, salio de la habitacion para que la criada pudiera atender a Bella en privado, y el pudiera luchar para encontrarle sentido a sus pensamientos revueltos.


Su abuela le seguía los talones, no lo iba a dejar escapar tan fácilmente.


―Tan pronto como se despierte, espero que te disculpes ―exigio ella.


Edward sintió una punzada de molestia ante su suposición automática de que Bella se


Despertaría. Muchas personas morían cada año por fiebres y calenturas. Sus grandes ojos Marrones, su piel lechosa, su delgadez... todo insinuado en su fragilidad, en su debilidad.


Se detuvo en el pasillo y se volvió para enfrentarse a su abuela.


―Si alguien le debe una disculpa, eres tú. Tú eres la que la arrastro por medio país. Y para


nada. Sabes mi posición. No me casare. Nunca. Acéptalo.


Antes de que ella pudiera responder, se dio media vuelta y se retiro, muy enojado para


Soportar su presencia. Durante años, ella lo había molestado, lanzándole cada joven elegible de la región con la esperanza de que se casara. .Pero esto? Sacudió la cabeza. Esta vez fue demasiado lejos.


No sería un peón de su abuela. Sin importar que encontrara a la muchacha extrañamente


irresistible, sin importar que ella se hubiera quedado en sus pensamientos más de lo que debería.


Mucho más que cualquier otra mujer antes.


Tenía responsabilidades. Responsabilidades que superaban con creces los deseos de su abuela. O los suyos.



CAPÍTULO 06

Bella abrió los ojos y parpadeo ante la invasión de la luz. Estiro las manos a los lados,


Disfrutando de la sensación de sabanas suaves. Alzando la mirada, ella estudio una franja de tela adamascada color ciruela por encima de ella y trato de ordenar sus pensamientos dispersos.


Lentamente, se sentó, recorriendo con la mirada una gran habitación veteada con una luz suave.


―.Que esta haciendo? Vuelva a recostarse ―Nettie la empujo de nuevo sobre el blando


colchon.


―.Que paso?


―Usted se desmayo.


―Nunca me desmayo ―rechazo Bella, dispuesta a discutir, pero se detuvo de repente cuando los recuerdos la inundaron.


El rostro de Edward floto ante ella como algo salido de un sueno. Absolutamente apuesto. Ojos que brillaban verdes un momento, negros al siguiente. El pelo de un tono cobrizo oscuro como el pecado, lo bastante largo como para enredar sus dedos en…


Bella detuvo sus descarriados pensamientos con un movimiento rápido de la cabeza. El


debería haber permanecido en sus sueños. Ella había planeado guardar allí su recuerdo ―el forastero perversamente guapo que montaba como si lo persiguiera el mismo diablo, que manejaba el cuchillo por diversión y escalaba montanas en pleno invierno, que la escandalizaba con palabras calientes susurradas al oido.


Solo que su sueño se había convertido en un montón de pesadillas.


Su salvador anónimo no era otro que el conde con el que su abuela queria que se casara.


Sacudió la cabeza, tratando de disipar esa sensacion ridicula de traicion.


Una risa histerica broto de su garganta. Ahuyentarlo no seria un problema. No cuando el quería que ella se fuera.


Sentandose de nuevo, echo hacia atras la gruesa frazada, la humillacion escociendo sus mejillas al recordar su trato despreciable.


―Nettie, ve por mi ropa.


―No hare tal cosa. El medico dijo…


―.Un medico estuvo aqui?


―Si. Dijo que usted necesita quedarse en cama hasta que este bien.


Bella sacudio la cabeza con fiereza, una imagen de los duros rasgos de Edward apareció en su mente. De ninguna manera iba a quedarse un minuto mas bajo su techo.


―Me siento mejor ahora. Vamos a seguir nuestro camino.


Nettie abrio la boca, pero Bella agito una mano para hacerla callar.


―No voy a permanecer aqui. No despues de la forma en que me trato ese bruto. .Puedes


imaginarlo, Nettie? ―ella llevo una palma a su corazón como si tuviera una herida mortal. ―! Cree que yo querría casarme con el!


Nettie alzo sus manos al aire.


―Bien. Mátese…


―No estoy a las puertas de la muerte ―Bella se estremeció cuando la estridencia de su voz atraveso su cabeza. Con un suspiro, se froto las sienes. ―De verdad, me siento mucho mejor.


Ciertamente, capaz de viajar ―sus pies se dejaron caer de la cama con dosel, hundiéndose en la gruesa alfombra.


Ella estaba a medio camino hacia el armario cuando un breve golpe sonó en la puerta.


Deteniéndose, se volvió y vio a Lady Massen entrar muy campante a la habitacion.


La condesa se congelo a mitad de camino.


―.Que esta haciendo?


Bella torció un dedo del pie en la alfombra de felpa con una absurda sensacion de culpa, como un niño atrapado en plena travesura.


―Voy a vestirme.


―Ciertamente no ―declaro Lady Massen.


Antes que Bella pudiera emitir una protesta, las dos mujeres la condujeron de vuelta a la


cama, colocando las frazadas hasta su garganta como si fuera una invalida.


―De verdad, estoy bastante bien como para viajar…


―.Viajar? ―los ojos de Lady Massen se redondearon. ―Esta muy mal, querida. Y aunque no lo estuviera, acaba de llegar. Por amor del cielo, .porque desea irse tan pronto?


.Por que? Parpadeando, Bella miro a la condesa, preguntándose si se estaba burlando. .Ella no escucho a su nieto exigiendo su partida?


―Creo que es mejor que me vaya.


―.Irse? ―Lady Massen miro a Nettie como si necesitara la confirmación de que Bella


Verdaderamente tenia la intención de irse. ―.Porque quiere hacer eso? ―el dolor atravesó sus rasgos, sorprendentemente suaves para una mujer de su edad.


Bella se humedeció los labios.


―Lady Massen, su nieto dejo sus deseos muy claros…


―!Pamplinas! ―Lady Massen hizo un ademan aire con una delgada mano, de venas azules.


―Yo la invite. Usted es mi invitada. Edward no puede anular mi invitacion.


Aclarandose la garganta, Bella lo intento de nuevo.


―En cualquier caso, estaría mas tranquila si me fuera.


Lady massen fruncio el ceno, apreto los labios hasta que casi desaparecieron de su rostro. Un destello decidido aparecio en sus ojos y un silencio cayó sobre la habitación mientras Bella toleraba su escrutinio. Tragando, obstinadamente sostuvo esa atenta mirada, resistiendo el deseo de moverse con nerviosismo. Al igual que con su propia abuela, Bella sabia que no debía demostrar el menor indicio de debilidad.


―Muy bien, si desea irse no puedo detenerla ―la suavidad de la voz de Lady Massen hizo que los diminutos pelos de su nuca se erizaran. ―Usted puede irse, querida. No sonaria con mantenerla aqui en contra de su voluntad ―la condesa parpadeo con sus grandes ojos inocentes,


llevandose una mano a su garganta.


Bella espero, el aliento contenido, sabiendo que mas estaba por venir. Lady Massen acaricio el collar de esmeraldas que descansaba en el hueco de su garganta.


―Gracias ―murmuro Bella, deslizando la frazada hasta la cintura. Estaba a punto de


balancear las piernas hacia abajo cuando la voz de la condesa se lo impidio.


―Por supuesto, no puedo permitir que se vaya hasta que considere que es capaz de resistir el viaje ―Lady Massen llevo la frazada de vuelta hasta su cuello y le dio al hombro de PBella una palmadita condescendiente.


―Realmente, estoy bien ahora ―insistio.


Lady Massen levanto una mano, cortando sus protestas.


―Ni una palabra sobre el asunto. Cuando yo considere que es capaz de viajar, usted puede irse , ni un momento antes.


Nettie rio por detras de su mano.


Bella se dejo caer en la cama como si un peso asfixiante hubiera caído sobre ella. La frazada de repente se sintio caliente, pesada ―un sudario mortal.


Lady Massen sonrio dulcemente, como si no acabara de sentenciar a Bella a prisión por una cantidad de tiempo indefinida.


―Descanse. Recupérese. Le enviare algo de caldo.


Caldo. Su estomago gruño ante la mención de comida. Ella podía resistir un poco más que


caldo. Faisán asado con patatas con crema sonaba mejor, pero Lady Massen parecia decidida a tratarla como a una invalida.


―Muy bien ―cedió, ya pensando en cómo podría conseguir que Nettie fuera por un poco de comida real y en que tan pronto podría arreglar su partida sin ofender a Lady Massen.


El rostro del conde surgió en su mente y su pecho se oprimió. Haria falta mucho mas que esta pequeña buscona para tentarme. Al recordar sus palabras, la humillación encendió una llamarada que la recorrió por entero.


Tres días. Tres días y ni un minuto más, se prometió. Entonces ella se iría. Con o sin la


aprobación de Lady Massen, se iria. Y esa mirada ardiente del conde quedaria en el olvido


Decididamente para siempre.


Un golpe súbito en la puerta hizo que Bella empujara su plato de queso y pan hacia las torpes manos de Nettie. Ella arreglo ansiosamente la frazada a su alrededor, mientras trataba de tragar su bocado de queso. Nettie coloco el plato en la alfombra y lo pateo bajo la cama. A una señal de Bella, abrió la puerta.


Una mujer entro empujando un carrito cargado de libros.


―Buenas tardes, mi lady. Soy el ama de llaves, la señora Crosby ―deteniéndose junto a la


cama, ella hizo una breve reverencia.


Bella se levanto apoyándose sobre los codos, su corazón acelerándose ante la variada pila de libros. Ante la vista de tantos, algunos cuyos lomos de cuero lucían como si nunca se hubieran resquebrajado, su estomago se lleno de mariposas.


―.Que tiene ahi? ―pregunto Nettie.


―Lady Massen selecciono estos libros para Lady Isabella.


Bella desvió la mirada de los más de veinte libros hasta la señora Crosby arqueando una ceja con suspicacia.


―.Lady Massen selecciono estos? ―sin duda las cartas de su abuela habían mencionado la afición de Bella por los libros. Alcanzo uno examinando su lomo.


―Voltaire ―leyó en voz alta. Su mano fue por otro y otro. ―Austen, Cervantes, Burney, Defoe


―tratando de calmar su corazón acelerado, deslizo su mirada al ama de llaves. ―.De donde provienen todos estos?


―De la biblioteca. Tal vez, cuando usted se sienta mejor, podría explorar por si misma, milady.


Es una colección bastante grande ―la señora Crosby chasqueo la lengua. ―Oh, pero usted se ira, no? Lamentable ―en ese momento, Bella supo que Lady Massen le había enviado los libros de forma deliberada.


Bella volvió a examinar los libros, tratando de reprimir su temblor de alegría, ahora entendía lo que eran ―un soborno. Apretó los labios en una línea severa y cruzo los brazos sobre el pecho.


Ninguna cantidad de libros la tentaría para quedarse. Ella tenía su orgullo. Nada podría retenerla aqui con ese bruto merodeando por el lugar.


Entonces lo vio. El aliento se le atoro en la garganta. Con una mano temblorosa, saco un


volumen delgado de la parte superior de la pila. Recién editado, sus dedos rozando la suave superficie del cuero, con sus brillantes letras en relieve. Los Cuentos de lo Grotesco y Arabesco de Edgar Allan Poe. Habia oido hablar de las historias no convencionales del señor Poe.


―Oh, ese llego hace unos dias. Lady Rosalie siempre ve que la biblioteca se mantenga


actualizada.


―Increible ―murmuro Bella, su estimación por la adusta Rosalie elevándose un tanto. Ella habría tenido que mandar a pedir este libro a los Estados Unidos. Y con no pequeños gastos. Quien sabia que otros libros esperaban en el piso de abajo? Probablemente un verdadero tesoro.


Su pecho se apretó. Era lamentable que tuviera que irse.


Un profundo anhelo de investigar la biblioteca de Massen zumbaba por sus venas. Tal


tentación era dificil de resistir. Insoportable. La biblioteca de su familia no se habia actualizado en años.


Sus dedos acariciaban el cuero liso, su mente trabajando furiosamente, en busca de alguna justificación para quedarse. La imagen de si misma inmersa en los libros, explorando tomo sobre tomo, lleno su cabeza hasta que la hizo sentirse mareada. .Que mejor manera de pasar la temporada, lejos de la ciudad y de una nueva cosecha de pretendientes escogidos por su abuela?


Ella asintio decididamente. Sonaba a justificación. .Que mas necesitaba? Massen Hall era


precisamente donde su abuela quería que estuviera. .Y que si el conde queria que se fuera?


Ninguna amenaza que ella fuera de su agrado. Ninguna amenaza de que el se declarara. Una lenta


sonrisa se extendio en su cara.


―Yo creo ―comenzó lentamente ―que me gustaría quedarme.


La señora Crosby sonrió abiertamente.


―Esplendido, mi lady. Voy a informarle a la condesa de inmediato. Ella estara muy emocionada.


Bella asintió, ignorando la peculiar mirada que Nettie le disparo cuando ella abrió lentamente el libro. El lomo dio un pequeño crujido, bruscamente se le puso la piel de gallina cuando el olor de la tinta y el papel recién cortado la asaltaron.


―Si, haga eso, señora Crosby.


―Ciertamente, mi lady.


Por primera vez en mucho tiempo, Bella se sentía mareada de anticipación. Un buen libro.


Tiempo lejos de su familia. De otra temporada decepcionante.


Incluso el recuerdo del duro rostro del conde no pudo apagar su espíritu.