Dark Chat

lunes, 10 de enero de 2011

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 21: ¡No estás gorda!

Edward POV

Después de salir del juzgado, todos fuimos a celebrar con una pequeña comida, todos a excepción de Charlie quien se justificó con su trabajo y el tener que regresar de inmediato a Forks. A mi no me preocupaba mucho el trabajo, había pedido un mes, pero quería regresar cuanto antes, no quería que Alice ni Bella perdieran mas clases, y Alice por supuesto me había llamado "viejo anticuado". Después de eso había raptado a Bella toda la tarde, con el pretexto de estar en una de las "capitales de la moda" ni mis padres ni la misma Bella pudieron detenerla. Así que me encontraba en la cabeza de la estatua de la libertad con Emmett y su camiseta de I Nueva York.

— ¿Sabes a donde mas podemos ir? — me dijo mientras se ponía el gorro de la estatua que acababa de comprar.

— ¿Al departamento? — contesté.

— No, quiero ir al departamento de Friends — exclamó alzando las cejas una y otra vez.

— No, no pienso ir a ese lugar, además no se donde está — le dije dándome la vuelta para salir de ahí y regresar al departamento, en realidad no era ese el problema, solo quería volver y ver a Bella.

— Eso no es problema, todo mundo aquí debe saber donde queda, además puede que nos encontremos con Jennifer Aniston.

— Por Dios Emmett, ¿qué tendría que hacer esa mujer ahí?

— Quizás esperándome, ¿sabes que después de su ruptura con Brad no ha encontrado un hombre para tener una relación larga y duradera?

— Es increíble que sepas eso, además pensé que cuando conociste a Rosalie esa obsesión por Jennifer se te había terminado.

— Pero Rose esta en Forks, jamás se va a enterar — me dijo sonriendo.

— Espera, eso significa…

— Me costó trabajo pero cayó rendida ante mis encantos de nuevo.

Rodé los ojos y me las ingenie para seguir la conversación, de modo que se olvidara de visitar ese dichoso departamento y cerca del anochecer regresamos por fin al departamento. Una vez ahí nos encontramos con mi hermana en la puerta con tres grandes maletas.

— Ya era hora, Emmett nuestro vuelo sale en dos horas.

— Creí que nos íbamos hasta mañana ¿no? — exclamó Emmett.

— Para nada, Edward y Bella se van mañana temprano, mis papás y nosotros nos vamos hoy mismo.

— ¿Dónde está Bella? — pregunté emocionado ante la idea de tener una noche para nosotros solos.

— Arriba — mi hermana me miró y entonces sonrió — eso será divertido, perturbador para mis ojos, pero divertido.

— ¿De qué hablas? — preguntó Emmett.

— De cómo Rosalie te descuartiza por que no la has llamado.

— Para nada, tengo dominada a esa fierecilla — Emmett sonrió orgulloso.

— ¿Ah sí? ¿Pensara lo mismo cuando lleguemos a Forks y se lo comente? — amenazó mi hermana.

—Tu no le dirás nada…

— ¿Por qué no se van y lo averiguan? — les dije con la intención de despedirme ya.

— ¿Impaciente? — Alice movió sus cejas de arriba abajo.

— Adiós — le di un beso en la frente a mi molesta hermana, y me despedí de Emmett, los dejé en la puerta y al entrar quise correr al elevador, pero me aguanté las ganas, no quería verme desesperado, aunque lo estaba.

Esperé pacientemente a que el endemoniado ascensor bajara con extrema lentitud, solo para subir de la misma manera, o tal vez seria mi impaciencia por llegar junto a Isabella y besarla de nuevo, esta vez con libertad, sin el temor de estar haciendo algo malo, o dañar a una tercer persona. Por fin, después de que el elevador tardara horas en llevarme hasta mi piso, llegué hasta mi departamento y al abrir la puerta me encontré con la mesa puesta, todo estaba iluminado solo por un par de velas. Bella salió de la cocina, llevaba un vestido azul que hacia contraste con su piel pálida y a la luz de las velas se veía realmente hermosa.

— Alice insistió en esto, pero si se te hace demasiado puedo…

— Está perfecto — interrumpí, me acerqué a ella y la tomé entre mis brazos, la besé despacio, sin ninguna prisa por que esta noche terminara, sus labios sabían a fresa, y es que estando mas cerca me di cuenta que, seguramente mi hermana, la había maquillado solo un poco; la acerqué mas a mi, sintiendo su cuerpo contra el mío, me abrí paso entre sus labios para profundizar el beso, ella tomó mi pelo entre sus dedos, y cuando agarré sus piernas y la levante para hacerle el amor sobre la mesa, ella se separó.

— La cena se enfría — me dijo, sonrojada y con la respiración agitada, se sentó a la mesa y con la mirada me invito a hacerlo.

— Muy bien — le dije y me senté junto a ella — ¿cómo estuvo la conversación con tu padre?

— Muy bien — la sonrisa de sus perfectos labios era de felicidad — por fin acepto lo nuestro, pero tendrás que mantenerte alejado de mi casa al menos hasta que la sentencia de divorcio te llegue, Charlie es… exagerado.

— No lo es — la contradije, y me miró confundida — si yo tuviera una hija tan valiosa como tu, también me molestaría de sobremanera que fuera la amante de alguien.

— Par de exagerados entonces — se encogió de hombros — a mi era a quien debía molestarme, es mas creo que ahora voy a extrañar el esconderme de Charlie o de tu esposa.

Tomó un bocado y masticó pero sin borrar esa sonrisa del rostro. Reí un poco junto con ella por esa manera tan especial de burlarse de la situación, claro ahora que todo estaba resuelto. Abrí la botella de vino y serví un poco en ambas copas.

— Salud — dije levantando mi copa — por nuestra libertad para amarnos, y por lo hermosa que estás ésta noche.

Bella tomó la copa de agua y brindó conmigo.

— Por el futuro — quizás estaba alucinando, pero tenia un brillo pícaro en lo ojos.

Seguimos cenando, conversando sobre todo lo que habíamos pasado para llegar aquí. El miedo que ambos habíamos sentido de que esto fuera a terminar mal, a ella le preocupaba mi trabajo, y aunque estaba seguro que no le interesaba por ella, sino por mi, estaba preocupada por la cantidad que Tanya pudiera haberme quitado. En cambio, mi inquietud era que Bella se viera afectada, sobre todo en Forks, donde todo mundo se entera de todo. No quería que la señalaran como la otra, la "quita maridos" o un sinfín de sinónimos altamente groseros. Por que simplemente no se lo merecía, mi matrimonio con Tanya era una farsa, tarde o temprano íbamos a terminar en divorcio, solo que Bella vino para acelerar las cosas.

— ¿Te he dicho lo hermosa que éstas? — le dije una vez que terminamos de cenar.

— Si, una vez — pestañeó de manera coqueta y seductora.

No aguanté mas, me puse de pie y la estire la mano — ven conmigo.

Tomó mi mano y la conduje hasta la habitación principal, al entrar y cerrar la puerta tras de mi, la puse contra la pared y la bese con urgencia, la necesitaba, no había estado con ella a solas desde hacia tiempo y quería que esta noche fuera eterna. Sentí como se estremeció bajo mis labios. Con mi lengua me abrí paso entre sus labios, mis manos acariciaban su espalda, sus brazos, sus caderas, sus piernas, sus senos, no quería dejar ningún rincón de su cuerpo sin tocar. Bella gimió despacio y me rodeo el cuello con sus pequeñas manos. Deshice el moño del vestido que se anudaba en el cuello y deje que cayera al suelo, me percate que tenia puesto un conjunto de ropa interior negro que contrastaba con su piel pálida.

Tomé sus piernas e hice que rodeara mis caderas con ellas, la lleve a la cama y despacio nos recostamos, comenzó a desabotonar mi camisa, pero sus manos nerviosas se atoraban con los botones, tomé ese tiempo para besar sus redondos senos por encima del encaje negro, gimió y arqueo su espalda, acercándolos mas a mi boca, quizás eran mis ganas de ella, de su cuerpo o lo excitada que podía estar, pero sus senos estaban mas llenos, impaciente abrió de un solo golpe mi camisa, sin importarle a ella y menos a mi, los botones. Tracé un camino con mis labios en sus senos y baje por su abdomen, bese con ansias el interior de sus muslos, mientras ella gemía y hundía sus manos en mi pelo.

Volví a besar sus labios mientras ella se levantaba de la cama, me ayudo con el resto de mi ropa y se quitó lo poco que le quedaba a ella, su desnudez era maravillosa, era perfecta, no podía dejar de ver su rostro sonrojado era extraordinariamente hermoso, sus piernas exquisitas y la perfección de sus pechos.

La tomé entre mis brazos y la puse sobre la cama, debajo de mí, besé sus labios y su cuello mientras delicadamente me situé entre sus piernas.

— Bella — un susurro ronco salió de mis labios — mírame.

Le pedí, se mordía el labio inferior y sus ojos estaban cerrados, respiraba con dificultad mientras sus manos recorrían mi espalda, mi pecho, mi cuello. Abrió los ojos cuando puse mi mano entre sus muslos. Sus ojos cafés parecían llamas, transmitían un deseo incontrolable, y yo estaba igual por hacerla mía una vez más. Lentamente me deslicé dentro de ella, sintiendo su cálida humedad, arqueo la espalda acercando su pecho al mío, sentí sus senos duros contra mi piel y la bese profundamente.

— Te amo — susurró mientras ambos nos movíamos en una vaivén placentero que hacia que Bella gimiera y susurrara mi nombre, con su respiración entrecortada apretaba sus caderas contra las mías y se movía de la forma mas sensual que jamás había imaginado. Sentí su cuerpo tensarse y el mío respondió de igual manera, sumergiéndonos en un mar de placer que termino con los dos en un intenso orgasmo.

— También te amo — dije con la respiración agitada. Su rostro estaba sonrojado y caliente, su cabello estaba enmarañado contra la almohada. Deje caer despacio mi cuerpo sobre el de ella, y la besé de nuevo.

o.O.o.O.o.O.o

La mañana siguiente desperté junto al amor de mi vida, la contemple durmiendo plácidamente, su respiración era lenta y sentía su pecho subir y bajar con cada inhalación. Besé con dulzura su mejilla, sus hombros y quite la sabana para besarla completamente. Una sonrisa salió de sus labios y supe que estaba despierta.

— Buenos días amor — la rodeé con uno de mis brazos, mientras el otro apartaba el cabello de su rostro.

— Uhmmm — fue todo lo que salió de sus labios.

— ¿Cómo dormiste? — pregunté.

— Pero si no me dejaste dormir — dijo juguetonamente mientras acercaba sus caderas a las mías.

— Anoche no te quejaste — susurré en su oreja y la mordí despacio, mientras mis manos recorrieron su vientre, estaba dispuesto a hacerla mía de nuevo, pero teníamos que regresar a Forks en un par de horas — es hora de irnos. Me levanté de la cama, pero ella no se movió, al contrario se tapó de nuevo y me miró molesta.

— ¿Crees que estoy gorda? — preguntó de pronto.

— ¿Qué? — exclamé por su súbita pregunta, que además no tenia fundamentos.

— Piensas que estoy gorda ¿verdad? — me reprochó de nuevo.

— Para nada, Bella estas hermosa.

— No es verdad, estabas muy cariñoso pero cuando me acariciaste esta enorme panza te apartaste — lloriqueó y yo no daba crédito a lo que estaba escuchando — perdóname si no tengo un cuerpo como el de Tanya, quizás debería considerar una liposucción.

— ¿Estás loca? — pregunté confundido — jamás te he comparado con Tanya y no necesitas ninguna cosa de esas.

— Ah claro, ahora además de gorda… loca — pero ¿de dónde había salido esta Bella preocupada por su apariencia? Si hace unos minutos era la más linda y encantadora mujer.

— Amor, Bella, eres hermosa ¿de acuerdo? — intente razonar con ella — debemos irnos o perderemos el vuelo.

— ¿Y crees que el avión despegue con todos estos kilos? — oh por Dios, esto debía ser una broma, se levantó y quedó desnuda frente a mi — ¿sabes qué? Si, estoy gorda, y lo voy a seguir estando y es tu culpa así que no te quejes.

— ¿Mi culpa? — ¿de que demonios estaba hablando?

— ¡Si! Tu culpa, si tu no me hubieras embarazado yo no estaría propensa a engordar de esta manera, así que ahora debes quererme tal y como soy.

— Yo no tengo la culpa de tu gordura imaginaria Isabella… — un momento ¿embarazada? La miré desconcertado y entonces desapareció esa expresión de loca obsesiva, sustituyéndola por una sonrisa y ese brillo reapareció en sus ojos — ¿estás…?

— Embarazada — completó mi frase inconclusa.

— ¿De… de… un bebé? — pregunté, y ella se carcajeó de mi pregunta incoherente y estúpida.

— Eso espero — contestó sonriendo.

Un hijo. Mi hermosa Bella estaba esperando un hijo. Mío. Un pequeño que llevaría mi sangre y la de ella, un bebé concebido del enorme amor que le tenia a mi novia. Sonreí saliendo de mi trance y abracé a Bella quien inundó la habitación con su risa angelical. Le di un par de vueltas.

— ¡Detente! Las nauseas — me golpeó el hombro para que la bajara y lo hice.

— ¿Cómo estas? — pregunté poniéndola de nuevo sobre sus pies.

— Bien, pero una vuelta mas y vomitaré — me dijo y entonces la besé con pasión, amor y una enorme felicidad.

— Vamos a ser papás.

— Si, y de un bebé — dijo, burlándose de mí, pero no me importaba me reí con ella y la abracé de nuevo, entonces decidí devolverle la jugada, me separé de ella, la miré a los ojos y con seriedad le pregunte — ¿y cómo me aseguras que ese bebé es mío?

La sonrisa se le borro de la cara, y me miró con los ojos abiertos como platos.

— ¿Cómo…? ¿Dudas de mí? — sus ojos se llenaron de lagrimas y decidí que era suficiente.

— Estoy bromeando — me reí y sus rostro cambio de tristeza a alivio mezclado con enojo — yo también puedo bromear, Alice tenia razón, esto fue divertido. Ven aquí.

Abrí mis brazos y aun enojada también me abrazo.

— Alice me dijo lo mismo — no cabía duda que Alice todo lo sabia — un momento, entonces ¿ella nos vio así?

La miré, y me miré, ambos estábamos desnudos, y como Alice lo había dicho… era perturbador. Pero lo que mas importaba, era que iba a ser papá, que estaría toda la vida con Bella y que éramos felices.