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miércoles, 4 de mayo de 2011

Conquistando tu Amor

EPÍLOGO
EDWARD POV


2 Años después
- te odio maldito Cullen, jamás, pero jamás vas a volver a tocarme, ahhhhhh
- cariño, resiste, ya falta poco, respira, respira,
- ahhhhh, maldito bastardo, quiero a mi papi
Como ya deben saber, esa es mi esposa la fiera, si, está en labor de parto de nuestra primera hija, no les voy a mentir, estoy completamente aterrado, si hubiera sabido que sufriría tanto no la hubiera embarazado, pero qué se puede hacer ya estábamos a final de este camino.
Después de que me le declaré todo fue maravilloso, al menos para nosotros dos, sus padres les costó asimilar que su hija se comprometiera tan joven, pero estábamos decididos así, que nos casamos al año siguiente. Fue una hermosa ceremonia y muy emotiva, estaba toda la familia y nuestros amigos más cercanos.

Tres meses antes de la boda llevé a Bella a Londres para que conociera a mi familia y por supuesto les encantó, ella era maravillosa y mi familia no podía negar el hecho de que estaba completamente enamorado de esa joven, ellos ya sabían de nuestra relación porque les había contado las veces que nos comunicábamos, pero faltaba que la conocieran en persona, la más contenta fue mi hermana quien enseguida declaró que serían las mejores amigas y cuñadas. Pasamos unas vacaciones espectaculares, la llevé a recorrer toda la cuidad y no perdíamos oportunidad para amarnos en donde nos encontráramos, la pasión nunca se debilitó, todo lo contrario cada vez la amaba y deseaba con más intensidad.

El día de la boda estaba tan nervioso, no me habían dejado verla con la estúpida excusa que da mala suerte ver a la novia antes del matrimonio, bah, puras tonterías de viejas, se que seríamos eternamente felices, ya nada podía jugar en contra nuestra.

Cuando la vi caminar por el estrecho pasillo quedé sin respiración, si antes pensaba que mi Bella parecía un ángel, ahora estaba completamente seguro, era la mujer más hermosa y resplandeciente que jamás hubiera visto. Su rostro era tan luminoso que calentaba mi corazón por completo. Cuando el sacerdote nos declaró marido y mujer no pude aguantar más las ganas y la besé con todo mi corazón, ella respondió de igual manera el beso y la tomé de la cintura y giramos riendo y nos volvimos a besar, perdí la noción del tiempo y en lo único que pensaba era en arrancarle el delicioso vestido de novia y tomarla toda la noche sin descanso, pero como siempre tiene que haber algo que nos ponga los pies sobre la tierra y en esta ocasión fueron los carraspeos de garganta y algunas risitas sofocadas, mierda, todavía estábamos en la iglesia y el beso hace rato ya había pasado a ser para mayores de 18 años. Lentamente nos despegamos y sonrojados nos enfrentamos a la multitud de amigos y familiares que esperaban para felicitarnos.
No quería soltarla por nada del mundo, así que con nuestras manos entrelazadas recibimos los abrazos, besos y deseos bienaventurados de nuestros invitados. El más tenso por así decirlo fueron las felicitaciones de Anthony, era un buen amigo, pero yo sabía que estaba enamorado de Bella, se que nunca se lo dijo, pero a mi si me lo confesó, me sentí casi mal por él y digo casi por al fin y al cabo era de mi Bella de la que hablaba, pero en el fondo no lo podía odiar porque nunca hizo nada por separarnos, todo lo contrario cuando admitió y aceptó que yo amaba a Bella con toda mi alma me aceptó como a un amigo, de verdad lo aprecio, pero joder soy hombre y ya quisiera que se buscara su propia mujer y dejara de ver a la mía como la luz de sus ojos. En fin, cuando salimos de la iglesia fuimos a la fiesta y todo estuvo estupendo hasta que me tocó sacar la liga con los dientes, joder, es que ver la pierna de Bella con esa liga tan sexy juro que no pude aguantar mucho tiempo más, así que apenas pudimos nos escabullimos, claro que no pasó desapercibidos para nuestros amigos y fue Emmett el primero que nos vio y a grito pelado avisó que los novios estaba necesitados y se estaban arrancando, la risas no se hicieron esperar y nosotros tampoco esperamos y nos fuimos.

Cuando llegamos al hotel donde pasaríamos nuestra primer anoche, ya casi no podía razonar, no se cómo fue que llegamos al hotel, sólo se que al aparcar el carro tomé a bella en brazos y así entramos a la recepción, como todo estaba listo para cuando llegáramos pasamos de largo y rápidamente estábamos en nuestra alcoba, fue una noche memorable y por esta vez no la compartiré, jajaja, un poco de respeto por la nueva señora Cullen, además me faltaría tiempo para contarles con lujo de detalle todas las veces que la hice mía esa noche.

Nuestra luna de miel fue igualmente salvaje, en vez de viajar al extranjero decidimos recorrer todo Chile desde el desierto hasta el sur, fue realmente maravilloso conocer el desierto y sus parajes, el famoso valle de la luna y sus historias y mitos, después conocer el valle del Elqui, la casa de Pablo Neruda y sus historias y más al sur degustar el famoso curanto y recorrer la isla de Chiloé, en fin fueron los meses más increíbles, porque si, pasamos unos buenos 7 meses de luna de miel recorriendo todo el país.

Bella había insistido en no querer estudiar ese año para dedicarlo a disfrutar nuestro matrimonio y como es tan testaruda y yo también la quería solo para mi acepté, pero el próximo decidió que ya no estudiaría literatura sino que estudiaría servicio social. Estaba tan emocionada por brindarle más apoyo a los hogares de los niños huérfanos, además de que estaba tan conectada a nuestro pequeño Benjamín, y digo nuestro porque mi regalo de matrimonio fue ese, adopté a Benjamín como nuestro hijo, en un principio Renne quería adoptarlo ella, pero Benjamín quería a Bella como una madre y yo lo quería como a un hijo.

Pero gracias a Bella Renne tuvo su recompensa y adoptó tres niños, dos niñas y un niño, Sara, Clara y Pedro y eran muy felices, por fin habían aprendido a ser unos verdaderos padres y con Charlie eran muy felices.

Cuando nos enteramos que seríamos padres fue otro de los momentos más maravillosos que había vivido en mi vida, mi pequeña mujer me daría otro hijo, con Benjamín estábamos contando los meses para que nuestra pequeña llegara a la vida.

Ahora estábamos en la sala de parto escuchando lo mucho que me odia mi mujer por haberla embarazado, por un lado era tan inquietante darse cuenta de cuánto sufren las mujeres al dar a luz, pero por otro lado era lo más maravilloso del mundo ser parte del alumbramiento de nuestros hijos.

- no se preocupe señor Cullen, todas dicen lo mismo, odian a sus maridos y después vuelven al año siguiente a dar a luz jajaja – la enfermera que asistiría el parto reía de la manera en que Bella me fulminaba con la mirada y con sus palabras
- nunca, nunca me volverás a tocar maldito pervertido ¿cómo me pudiste hacer esto?
- Bella, amor ya falta poco, ya verás que todo saldrá bien
- Claro como no eres tú el que sufre los dolores, te lo advierto Cullen cuando lleguemos a casa te mudarás de habitación
- Bueno Bella, lo que tú digas amor

No podía llevarle la contra, se que después se olvidaría de lo que dijo ¿cierto?.
Cuando nuestra hermosa niña nació estábamos llorando de emoción, fue una saludable niña a la que llamamos Vanessa en honor a la hermana de Bella.

BELLA POV

Estos años han sido maravillosos junto a mi familia, Edward es el mejor hombre que he podido conocer, es cariñoso, buen esposo, excelente amante y sobretodo muy buen padre, no hace diferencias entre nuestros hijos y es que tanto Benjamín como Vanessa cuentan con todo su amor y apoyo. Claro que pasamos tiempos difíciles especialmente cuando descubrimos que Benjamín y Vanessa no se veían como hermanos, se habían enamorados y es que por ellos no corría la misma sangre, pero no por eso fue algo inquietante ya que vivíamos todos juntos y eso más las hormonas revolucionadas de nuestros hijos no era lo más conveniente, pero que íbamos a hacer el amor es así, de igual manera no pude evitar llorar porque mi pequeña hija estaba dejando atrás su niñez, ahora con 19 años la estaba ayudando a vestirse para su propia boda con mi hijo. Ella era sumamente hermosa y qué decir de Benjamín, era un hombre que dejaba sin aliento a cuanta mujer lo viera, como dije años atrás era como si fuera hijo de sangre de Edward, se le parecía en tantos aspectos, su forma de ser, de pensar y sobretodo en su parecido y atractivo. Vanessa por otro lado era una preciosura con ese cabello que heredó de su padre y mis ojos y fuerza, si, ella era muy parecida a mi en ese aspecto, era una guerrera y en más de una ocasión se metió en problemas por su rebeldía, pero qué se le iba a hacer era hija de la fiera y tenía que parecerse a mi.

Después de Vanessa tuvimos dos hijos más Edward y Robert, eran gemelos y se parecían mucho a su padre, ellos ahora tenían 16 años y eran muy tranquilos como su padre.

Después de la ceremonia fuimos a la fiesta y compartimos con nuestros amigos mi querido Quil, mi mejor amigo, mi confidente, el mejor hombre después de Edward, él se había casado con una chica Italiana y vivían allá, pero ahora estaba a mi lado disfrutando el momento de felicidad en el que me encontraba, tenía cuatro hijas y por lo que estaba viendo dos de ellas habían acaparado la atención de Robert y Eddy. Alice se había casado con Jasper tres años después que yo y tenían dos hijos Amelie y Diego y eran tan hiperactivos como su madre, Rosalie empezó a salir con Emmett el día de mi matrimonio y ahora llevaban casados 10 años y tenían 5 hijos, si cinco, lo pueden creer, ese oso era putamente fértil, Anthony por fin había encontrado su alma gemela años atrás y se había casado con Paula una chica que conoció en sus tantos viajes por el mundo y tenían dos hijos, me alegraba enormemente que fuera feliz, nunca me dijo que había estado enamorado de mi, pero yo si sabía, nunca quise hacerle daño así que me hice la desentendida en el asunto, siempre lo voy a querer, pero sólo como amigo, siempre he amado a mi esposo y siempre lo amaré sobre todas las cosas.

Mi hijos se fueron a su luna de miel, los amigos se fueron retirando y nuestros hijos se fueron con sus amigos de fiesta, quedamos solos con Edward y ya sabía en qué terminaríamos, la pasión a través de los años no aminoraba y siempre era excitante saber que el fuego, la lujuria se encontraba presente en cada poro de nuestros cuerpos. Con 36 años aún no me saciaba del cuerpo de mi esposo, ese que fue mi primer y único amor, el que despertó mi cuerpo y mi corazón, ese que ha sido el único en domar a la fiera,

Nos miramos y no hace falta más palabras, la pasión nos recorre y no esperamos a llegar al dormitorio, hoy nos tocaría en el living, lentamente me saco el vestido al son de la música que invade el ambiente, Edward me mira con sus ojos oscurecidos de deseo y no me pasa desapercibida la expresión en su rostro al verme en ropa interior, si, hace tiempo que dejé de ser una niñita y mi ropa interior es lencería fina y sexy, muy reveladora, los zapatos me los dejó puesto, ya que a mi amado y fetiche esposo le encantan, rojos de fino tacón y de 15 centímetros de alto, oh, si esa mirada la conozco, se muere por tocarme, por besarme lentamente mientras acaricia mis piernas enfundadas en esas medias con liguero que tanto le gustan y así lo hace cuando llega a mi lado, nos fundimos en un torbellino de lujuria y entre besos y jadeos llegamos al sofá que tantas veces ha sido testigo de nuestra pasión.

- oh, Bella, te deseo tanto amor, tanto, he esperado todo el maldito día para tenerte entre mis brazos, sólo verte con esos zapatos mmmm, me tenías completamente duro
- Edward, tómame ahora - ya no aguantaba más, yo también había sufrido con la espera
- Shhh, cielo, quiero llevarte al cielo despacio – dijo el muy maldito besándome con hambre y deslizando sus manos por mi cuerpo tembloroso.
Besó cada parte de mi cuerpo, pasando su lengua caliente por mi abdomen y arrancando mis bragas de un tirón se zambulló entre mis piernas besando, lamiendo y mordiendo mi clítoris volviéndome loca.
- deliciosa, mmmm, siempre deliciosa y lista para mi – adentró tres dedos en mi centro moviéndolos con maestría y su lengua rodeando mi botón
- ohhh, muñequita me vuelves loco – murmuraba roncamente y yo ya estaba casi por alcanzar mi primer orgasmo de la noche
- ed…Ward, ya casi cielo, ya casi – sus dedos embistieron con más fuerza
- mía, siempre mía, mi fiera, mi mujer, mi diosa, mi pequeña zorrita – oh si a Edward todavía le encanta hablar sucio y a mi me fascina que sea así – corréte nena, vente para mi sucia zorrita – qué puedo decir escucharlo hablar así y sus estímulos me corrí fuerte gritando su nombre.

Me tomó bruscamente y me estampó contra una pared su verga dura embestía mi centro mientras se llevaba un pezón a la boca, pero yo quería más, así que lo empujé y empecé a arrancar su ropa, los botones de la camisa explotaron saltando por todos lados, su torso desnudo era magnífico, pasé la lengua cuadrito por cuadrito en su abdomen y con una mano acaricié su verga por encima del pantalón que estaba empezando a odiar por impedirme tocarlo
directamente, apresuradamente saqué la correa y de un tirón saqué los molestos pantalones junto con los boxer quedando su masculinidad frente a mi, gloriosa, grande, erguida, sólo mía. No demoré más el asunto y me la llevé a la boca, ¡carajo! Como me gustaba mamarlo, su sabor era el mejor manjar que he probado en mi vida. Me tomó del pelo y empezó a embestir mi boca

- diablos Bella, me encanta, sigue, sigue – cada vez lo sentía más grande en mi boca, le faltaba poco, pero me detuvo
- no mi muñeca, ahora no quiero correrme en tu boca, quiero correrme en tu apretado coño – mierda me tenía más que caliente, me levantó y me volvió a estampar contra la pared, mis piernas se enroscaron en su cadera y me embistió con fuerza, una y otra vez entraba en mi gruñendo, maldiciendo y besándome
- mierda Bella, eres cada vez más malditamente estrecha, ahhhh, muñeca me encanta sentir tu coño apretándome, ahhhhh, grita muñeca, grita mi nombre ¿quién es tu maldito dueño?, responde
- tú, tú Edward, tú eres mi jodido dueño, soy tuya, siempre tuya amor ahhh – me faltaba poco y a él también, ya casi podía tocar el cielo con la punta de mis dedos, pero aflojó mi cuerpo, casi gruñí por la separación
- no me gruñas fiera, ven, quiero que me montes cielo, quiero tenerte encima cabalgándome – se acomodó en el piso y me monté encima como quería, introduje su polla en mi centro y gemimos de placer, lentamente empecé a moverme en forma circular y posteriormente arriba y abajo una y otra vez, Edward gruñía y jadeaba mi nombre cada vez más alto, así me gustaba mi hombre, jadeando por mi
- maldición me vas a matar zorra, más dame más, me empecé a mover con más fuerza y Edward tenía los ojos cerrado de tanto placer, pero no, yo quería que me viera
- abre los ojos puto profe, mírame mientras te monto – abrió los ojos y me empezó a embestir con fuerza, maldición este hombre si que sabe moverse y volverme loca – te gusta así dije moviendo mis caderas en círculo, te gusta que te monte ¿ah?
- Joder, muñeca, me encanta, me encanta – decía mientras besaba mis pezones y con las manos sujetaba fuertemente mis caderas marcando ahora el ritmo, ya me faltaba tan poco
- Edward, por favor, por favor
- ¿por favor qué? Dime que quieres zorrita
- M…más rápido, dame más fuerte – relentizó el movimiento y nos giró quedando encima mío, rodee su cadera con mis piernas y empezó a embestir con fuerza salvaje, junté mis tobillos y la punta de mis zapatos los enterré en su apetecible culo empujándolo más adentro mío si eso era posible.
- Carajo, eres una zorra cielo y vas a pagar lo que has hecho, se sentó y me sentó encima suyo, mis piernas siempre a su alrededor y lo empecé a montar nuevamente con fuerza- Edward jadeaba mientras me masajeaba el culo, mierda, ya sabía lo que venía y la anticipación de estaba quemando por dentro, y ahí sentí el primer azote, mierda era tan erótico cuando me nalgueaba, no lo hacía fuerte, no me lastimaba, sólo me calentaba más
- ¿te gusta zorra?, ¿te gusta cuando te nalgueo?
- Si profe, me encanta – me empecé a mover más rápido y apreté con fuerza mis músculos internos cuando me llegó el orgasmo
- Te amo, te amo muñeca – susurraba Edward y tres embestidas más llegó al clímax – oh joder Bella te amo tanto, tanto cielo
- Yo también te amo mi sexy-profe, siempre, para siempre
- Para siempre cielo, para siempre.
Esa noche seguimos haciendo el amor hasta que el cansancio nos venció, en el dormitorio por supuesto, ni se cómo fue llegamos ahí, creo que fue después de la tercera ronda, la cosa es que siempre perdíamos la noción del tiempo y el espacio cuando nos amábamos y no es por ser arrogante, pero lo hacíamos cada noche, claro que con nuestros hijos en casa tratábamos de ser más discretos, pero no siempre funcionaba.
Al despertar en la mañana tenía que darle una noticia a Edward, se que debí decirle ayer, pero con toda la emoción de la boda y después nuestro encuentro salvaje lo dejé para hoy.
Lo empecé a besar para despertarlo, su cuerpo no había cambiado con los años, seguía siendo el hombre más sexy y hermoso que había visto
- mmm, que manera tan deliciosa de despertar, pero nena estoy agotado
- ¿en serio?,mmmm, bueno tendré que encargarme yo solita entonces de mi misma – dije bajando mis dedos hasta mi centro
- Joder mujer, me quieres matar – dijo riendo y posicionándose encima mío, si, él ya estaba listo para la ronda mañanera.

Después del sexo matutino solté la sorpresa

- Edward
- Si cielo
- Creo que tendremos que redecorar la casa, especialmente una habitación
- ¿ah si? ¿por qué?
- Bueno, verás, ehhh, pronto habrá un nuevo integrante en la familia
- Oh Bella ¿en serio?
- Si, tres meses tengo de embarazo
- Bella, mi Bella me haces tan feliz, espero que sea una nena, ya me muero por otra princesa
- Estoy casi segura de que va a se así
- Te amo, te amo – dijo levantándome en brazos y girando en el aire

Éramos inmensamente felices y nuestra familia era cada vez más grande ¿quién iba a pensar que la fiera sería domada por un sexy-profe? E iba a ser inmensamente feliz, que se reconciliaría con sus padres y olvidaría su pasado doloroso, que maduraría y sería una madre comprensiva y amorosa, que sería una esposa apasionada y llena de amor para su marido y una profesional que ayudaba a sacar niños de los albergues proporcionándoles familias adoptivas y cariñosas. Nadie lo hubiera pensado, pero así era.