Dark Chat

viernes, 31 de agosto de 2012

AVISO

Ofrezco mis servicios como escritora fantasma. Es decir, escribo novelas y cuentos de cualquier temática para ti; los derechos serían completamente tuyos. 
Trabajo con letra Arial 12
Comunícate conmigo para tratar precio: avozescrita@hotmail.com
El pago es en vía depósito y en pesos mexicanos.

martes, 28 de agosto de 2012

Rebelde

Hello mis angeles hermosos!!!
les traigo vicio , por fiss no abandonen el sitio aun sigo aqui con ustedes, les mando mil besitos a todas!!!!
Angel of the dark
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CAPÍTULO XIV.- ACERCAMIENTOS
EDWARD POV
Las semanas pasaron y la relación con mi hijo fue de poco a más, aún se mostraba un poco receloso conmigo, pero hablábamos en buenos términos. Después de haberlo dejado al cuidado de Bella para que terminara de recuperarse fui a hablar con mi familia, ellos esperaban ansiosos saber cómo se encontraba Jun y que les contará además cómo era que tuviera un hijo con Bella, obviamente sabían cómo había sido procreado, pero querían escuchar de mis labios si Bella me había dado información de todo lo que había ocurrido después de que la maté y cómo se había enterado que estaba embarazada.
No era mucho lo que podía decirles con respecto a ese tema, con Bella no hablamos mucho ya que Jun despertó y nos fue imposible, lo primero y más importante era que él se recuperara de lo que le había hecho, además yo también necesitaba tiempo para asimilar todo lo que había ocurrido. Muchas emociones recorrían mi cuerpo, saber que tenía un hijo con mi único y eterno amor, haberme metido en su mente y ver algunas cosas por las que había pasado, eran terribles imágenes que nunca podré desechar de mi mente.
El dolor que percibí en ella cuando asimiló lo que le había hecho, los gritos y llantos desesperados que salieron de su boca, el amor intenso que compartía con nuestro hijo, la aberración de su entrenamiento, tanta sangre, tanto dolor, tanta desesperación, incluso se habían colado algunas imágenes de ella con Ares, Dios, esto era demasiado.
Mi familia estaba feliz, más que feliz, estaban exultantes, rebosaban felicidad por cada uno de los poros de su cuerpo, Carlisle quería estudiar a mi hijo, saber exactamente sus dones, su fortaleza, ahora más que nunca quería saber todo sobre él, Esme lloraba, a pesar de la felicidad lloraba por Bella y lo que debió sufrir al saberse embarazada, sola y traicionada por mi, Rose me gritaba que no merecía tener un hijo, menos uno tan maravilloso como Jun, Jasper con su siempre tranquilidad mandaba ondas para que nos relajáramos y al mismo tiempo pensaba que le gustaría entrenar con Jun, era un excelente luchador y quería ver cómo le iba luchando con él, Alice revoloteaba diciendo que mi hijo era tan hermoso y a pesar de que la ropa no era de moda, le gustaba el estilo guerrero, Emmett estaba callado, eso era raro, leí su mente y se recriminaba no haber estado con Bella en todos estos años, pensaba que le había vuelto a fallar al no ayudarla a criar a Jun.
Tantos pensamientos me mareaban, pero todos llegaban a un mismo final: yo era el maldito culpable, les arrebaté a Bella y por consiguiente les quité la oportunidad de estar con Jun desde el principio.
Sentimientos de rencor hacia mi, pero ya había aprendido a vivir con ellos, total nadie más que yo me odiaba tanto por todos los errores cometidos, nunca la merecí a ella y nunca merecería a mi hijo.
Las conversaciones empezaron de a poco, pero era más de lo que merecía, Jun era un hombre sensacional y me costaba verlo y tratarlo como hombre, ya que su apariencia era apenas el de un muchacho de 17 años. En esas conversaciones me dijo que no me odiaba, ya no, en un principio lo había hecho con toda su alma, pero Bella a pesar del dolor que sentía le había dicho que yo era buena persona, pero de igual manera dijo que había algo que nunca olvidaría y me lo hizo saber con su don.
Caí en el suelo hecho un ovillo cuando terminó de transmitirme el dolor de Bella al momento de matarla, tanto sufrimiento, tanto dolor. Jun con apenas unas semanas de vida tuvo que madurar en el vientre para resucitarla, dijo que ni él sabía cómo lo había hecho, ya que había sido la única vez que ha podido hacer algo así, en sus poderes no estaba el de la resurrección, pero con su madre lo hizo, logró que su corazón volviera a latir. Nunca llegué a imaginar que ella pudiera sufrir tanto, su grito era desesperado, pero era un grito interno, ya que ella no lo hizo en ese momento, Jun dijo que ese grito era su alma gritando, siendo destruida por mi.
No puedo ni describir lo que sentí, era un dolor aplastante y terminé gritando con toda mi fuerza mientras me retorcía en el suelo, Jun me miraba sin emociones pintadas en su cara. Dijo que cuando dormía todavía escuchaba el dolor de su madre, eso dijo que nunca lo perdonaría, nunca.
Así fue como me fue enseñando imágenes de Bella cuando él nació, mi niña miraba a mi hijo con tanto amor, pero ella en el fondo estaba destruida, me faltaría aliento para pedir disculpas, me faltaría vida para pedir perdón, nunca nada sería suficiente.
Con Bella no tenía ningún contacto más que en el entrenamiento, y aún así ella evitaba mirarme y cruzar alguna palabra, Jun decía que lo dejara pasar, que ella aún quería matarme por lo que había hecho, pero estaba tratando de conciliar que él no quería que me matara, era muy duro saber que la persona a la que amas te quiere ver muerto, más que eso, que ella misma te quiere matar, se que si no fuera por mi hijo ya lo estaría, jamás podré olvidar la mirada de odio que me lanzó, la forma en que me atacó, ella me quería matar y se que no se hubiera lamentado nunca haberlo hecho. Era cierto, ella no me amaba, no sentía nada hacia mi y eso era lo peor que me pudo pasar nunca. Con el paso de los días ya ni siquiera con odio me miraba, sólo una indiferencia total que me mataba a cada segundo. Ella demostraba cada día que la única persona que le importaba era Jun.
Jun me explicó que en eso consistía el entrenamiento, a parte de fortalecer el cuerpo se fortalecía la mente, te arrancaban todo tipo de sentimientos, te dejaban vacío para que no tuvieras debilidades, para no flaquear en la batalla, a ella le quitaron todo menos el amor por su hijo, al igual que pasó con Jun, casi me morí cuando me mostró en extensión el entrenamiento tanto de Bella como el de él mismo, dijo que sin que nadie supiera él había presenciado a escondidas el entrenamiento de Bella, pero que no podía hacer nada, esa área era a prueba de poderes, además si intervenía a ella la mataban y de paso a él también.
Bella era tan fuerte que después de que la machacaban se escapaba a ver a nuestro hijo y llena de sangre y dolor le cantaba y lo arrullaba, tantas cosas malas por las que habían pasado para convertirse en las personas que ahora eran, fuertes, temidas, respetadas.
Los entrenamientos eran cada vez más duros y Bella gozaba cuando uno de los contrincantes caía al suelo, ella era despiadada. Sus hombres mostraban una adoración por ella tan grande y no era por miedo, la respetaban y la querían, era su líder y morirían por ella sin pensárselo dos veces, mi hijo también era muy querido por ellos, lo habían visto crecer y más de una vez le habían tapado sus travesuras con las ninfas para que su madre no le diera el castigo que según ella merecía por meterse con esas zorras.
Ares me molestaba sobremanera, siempre estaba cerca de Bella, y aunque no se mostraban cariñosos ni nada por el estilo todos sabían el tipo de relación que mantenían. Ardía de rabia al saber que ella le entregaba su cuerpo, ese que una vez fue sólo mío, ese cuerpo que yo enseñé a amar, a descubrirse. Jun por supuesto lo odiaba, decía que el tipo era odioso y él no le caía bien, pero a su madre la respetaba y eso era suficiente para no meterse mucho.
Claro que el maldito la respetaba, ella era sensacional, además le había vencido en más de una oportunidad, ella era la mejor en todo, el tipo incluso había dejado a la novia que tenía apenas Bella llegó a vivir a este lugar, le gustó con sólo verla y aunque años después, muchos años después recién iniciaron algo, él esperó y esperó para tenerla.
Jun por las noches que no salía a retozar con alguna muchacha me invitaba a comer en su casa y yo siempre iba, me encantaba cada día más pasar tiempo con él, pero muchas de esas veces salía con el corazón más destrozado. Bella nunca estaba y cuando le preguntaba a Jun, él me miraba y sólo decía Ares.
Ellos se revolcaban mientras nosotros cenábamos, para muchos a esta altura del partido ya estarían insensibilizados al dolor, pero no era así para mi, ella era mi cantante y cada día que pasaba la deseaba más, la sed nunca era apaciguada, la necesitaba tanto, su sangre, su cuerpo, su amor, si, su amor era lo que más necesitaba y sabía que todas esas cosas que necesitaba nunca más las tendría.
De a poco también Jun les dio la oportunidad a mi familia de conocerlo y visitarlo, decía que Bella siempre les habló muy bien de todos ellos, especialmente de Rose y Emmett, por eso cuando supo que estábamos prisioneros desobedeció a su madre y nos fue a salvar, decía que Bella tenía muy buenos recuerdos de ellos y cuando era pequeño reía bastante con las locuras de Emmett, aunque decía que nunca a pesar de su don había podido verla mucho en esos recuerdos, ella se los ocultaba, le decía que no quería que la viera cuando era humana.
Pero eso era lo que justamente Jun más deseaba y me pidió que le mostrara a su madre, quería saber todo de ella, así que lo hice.
Recordé todos y cada uno de los momentos desde que Bella llegó a nuestra vida. Cuando era pequeña y descubrí que era mi cantante, los años en que no la recordaba, cuando volvió a casa. Le mostré todo sin ocultarle mi desprecio de un principio, él quería verdad, la verdad le mostraría, claro que cuando llegábamos a los momentos de intimidad cerraba mi mente, él sonreía sabiendo lo que le ocultaba, decía que era mejor, no quería que se le achicharrara el cerebro con esas imágenes. Reía mientras veía a su madre peleando, insultando como marinero o pateándole las bolas a algún tipo, disfrutaba de su lengua cuando me mandaba a la mierda, yo reía con él, eran recuerdos tan hermosos. Cuando le mostré su talento en el escenario y sus risas cuando tonteaba cantando con Emmett lloró, pero me pidió que le mostrara más, así fue como le mostraba las veces que cantaba en ese roñoso bar y tocando la guitarra como la diosa que era, Jun estaba con la boca abierta y nuevamente lloraba. Decía que a pesar de que su madre era muy cariñosa nunca la había visto tan feliz como en los recuerdos que le mostré, decía que nunca había sonreído de verdad en todos esos años, pero verla tan humana, tan feliz, tan normal, era lo mejor que le pudiera regalar, decía que nunca supo que su madre cantara tan bien y mucho menos que tocara la guitarra.
Después le mostré cuando nos hicimos novios, cuando nos casamos, las risas, los paseos, las promesas de amor y después inevitablemente le mostré el resto de imágenes que llevaron a Bella a su muerte.
A pesar de estar agradecido por todo lo que le mostré de su madre y de que trató de cerrar su mente a mi alcancé a escuchar su reproche por haberle dado tanto para después quitárselo todo de cuajo, no me extrañaba que me culpara de todo, ya sabía que por mi culpa Bella nunca más había sonreído verdaderamente.
Cuando por casualidad le pregunté por su extraño nombre, sonrió diciendo que su nombre no era extraño, que era una abreviación. Quedé con la mandíbula desencajada cuando me dijo que se llamaba como yo, excepto el apellido claro, a pesar de no llevarlo me calentó mi roto corazón que a pesar de todo Bella le pusiera mi nombre.
Supe también la historia completa de Seth y Alizze, ellos siempre me parecieron raros, pero daba gracias a Dios que estuvieron cerca de Bella cuando más lo necesitó. Jun poco a poco se abría más a mi y me encantaba su espontaneidad y naturalidad, era un chico abierto aunque muy fuerte y decidido, tenía esa fortaleza que sólo conocí en Bella, él era como ella, fuerte, atrevido, justo y rebelde, justo como Bella cuando era completamente humana.
Mi primera oportunidad llegó como caída del cielo, había que salir a contactar con un clan de hechiceros que se encontraba hacia el norte, ellos eran solitarios y permanecían sólo con sus pares. Decían que eran muy desagradables con los demás, pero como siempre Bella era la diferencia, ellos la respetaban y era la única a la que recibían. Bella necesitaba algo de ellos, es por eso que se organizó el viaje. Lo bueno es que iríamos un grupo de seis personas, un número muy pobre, pero Bella decía que no corríamos peligro, los hechiceros sabían que ella iría y ellos pusieron la condición de seis personas máximo, ella aceptó.
Jun no iría, él quedaría a cargo de todo en ausencia de su madre, así que éramos Bella, Jasper, Carlisle, un humano llamado Brandon, otro llamado Collin y yo. Me alegró enormemente que Bella me escogiera para viajar con ella. Jun se acercó cuando estábamos por partir y me deseó suerte con Bella, él había aceptado que yo de verdad la amaba y me quería dar su apoyo, era difícil que ella me volviera a amar, pero algo debería intentar, no podía quedarme con las manos cruzadas.
BELLA POV
No me gustaba nada lo que tenía que hacer, ir donde los hechiceros no era de mi completo agrado, si bien es cierto con ellos me llevo relativamente bien y el ánimo entre nosotros es de respeto ahora tengo la sensación que no me tienen buenas noticias.
Muchas veces antes he recurrido a ellos para alguna pócima o algún dato, porque a pesar de que ellos viven distanciados de los demás siempre saben más que los otros, pero ahora me habían enviado a ver el futuro de la guerra que estaba ya próxima, entre ellos había un oráculo, el viejo era muy quisquilloso y nunca antes había necesitado sus palabras, pero ahora era una necesidad impuesta, Zeus pidió que fuera a consultarle. Nunca me han gustado esas mierdas de ver el futuro, antes me habían ofrecido verlo y siempre lo rechacé, pero ahora ¡maldita sea!, nadie debería tener conocimiento de las cosas o eventos que pasarán, es una información muy peligrosa, muy tentadora y no me quiero tentar con nada.
Bueno eso de las tentaciones no es del todo correcto, pero por más que ponía distancia, por más que me esforzaba en no mirar, en no ablandar mi coraza, ésta se estaba despedazando y aunque nunca lo admitiera en voz alta en mi interior ya había empezado el cambio.
Él no lo merecía, pero allí estaba como una espina clavada en mi costado, nuevamente estaba cayendo en su influjo maldito.
Nunca había follado tanto con Ares como ahora, pero no lograba sacarme los recuerdos que cada vez se estaban agolpando más en mi cabeza, recuerdos llenos de amor, llenos de pasión, una pasión que no he vuelto a encontrar, si bien es cierto que Ares es un amante excepcional, nunca nada se comparará con él.
Lo he ofendido, lo he ignorado, despreciado, golpeado, pero el muy maldito sigue allí, sigue mirándome como si fuera el mejor postre del mundo, sus ojos me siguen a donde voy, esa mirada de animal extasiado mirando su presa. Juro que trato de no mirarlo, pero los ojos se me han empezado a ir. Su olor dulce y afrodisíaco se arremolina en mi nariz y su cuerpo tentador y marcado después de los entrenamientos me recuerdan como se sentían esos músculos bajo mis caricias.
Él no deja de transmitirme que me ama, lo hace cada vez que me mira, no quiero creerle, no debo hacerlo, pero desde que compartimos nuestros pensamientos más ocultos en la burbuja de Jun, la verdad que siempre creí se empezó a tambalear. Él me había dicho que me amaba, que siempre lo había hecho, hace tanto tiempo que me había convencido que eso era todo mentira, pero acá estoy con la disputa entre mi cabeza y mi corazón, ese que había dejado de funcionar cuando me mató, cuando me traicionó.
Me traicionó, no puedo olvidar eso, ¿cómo puedo ser tan tonta de olvidar ese dolor?, no, no quiero creerle, no puedo confiar nuevamente en él, no puedo, no puedo.
Emprendimos el viaje y era tan cómico e irreal ver a Edward montado en caballo y vestido como nosotros con armadura, era lo más jodidamente sexy que jamás había visto, era más hermoso que los mismos dioses. De sólo verlo mi corazón palpitaba más rápido, seguramente se debía al acercamiento que él ha tenido con Jun, es inevitable negar que ama a nuestro hijo, además está el factor que me he ido acercando un poco a la familia Cullen, Jun me lo pidió y por él hago lo que sea, ellos se han mostrado muy contentos por mi acercamiento, aunque debo admitir que no ha sido como ellos deseaban, no podía cambiar de un día para otro, aún no sentía esa conexión que siempre sentí con ellos, no estaba curada y nunca lo estaría.
Ellos no tenían la culpa, pero yo estaba tan vacía y me asustaba hasta la muerte dejar de sentir ese vacío, esa inexpresividad de amor hacia los demás, eran demasiados años rota, fría, alejada, pero aún así las palabras que me dedicaron, palabras que de a poquito iban entrando en mi duro corazón. Me habían contado todo por lo que habían pasado, todo lo que Edward había sufrido, pero no los dejé terminar, no quería sentir lástima por él, él era el único culpable de lo que había pasado, no quería volver a caer con él, pero eso era justamente lo que estaba pasando.
Jun sabía, él era el que más me conocía y me alentaba a darle una oportunidad a su padre, le dije NO, NUNCA, pero Jun decía que Edward era bueno, que algo debía haber pasado, algo muy grande y misterioso para que su padre me hiciera lo que me hizo, cerré mi mente completamente, no quería que Jun supiera que yo sabía perfectamente lo que había pasado, yo sabía la verdad de esa mujer, la verdad de su traición, pero eso no quitaba el dolor que me causó. Pasaron muchos años para que supiera la verdad y cuando la supe no sentí nada, yo ya estaba vacía, muerta en vida.
Hicimos la primera parada en un claro hermoso y nos refugiamos bajo unos árboles, allí levantamos las tiendas y nos dispusimos a descansar. El fuego crepitaba alegremente mientras nos calentábamos. Después de atender los caballos me dispuse a pasear un momento, necesitaba pensar y allí no lo lograba con claridad, ya que a cada momento Edward trataba de entablar conversación. No soportaba verlo así, tan desesperado por mi atención, sentía su necesidad, sentía su anhelo, su deseo por mi, por mi sangre, yo seguía siendo su cantante, seguía deseando mi sangre y una mirada a su bulto dejaba claro que seguía deseando mi cuerpo.
Con sólo ver esa parte de su anatomía mi sexo palpitó, Dios, era igual que antes, sentía la lujuria creciendo segundo a segundo en mi interior y no quería flaquear, no podía.
Llevaba caminando apenas unos minutos y se que no estaba sola, lo sentía, él nunca respetaba mis deseos, no lo quería cerca, no quería sentirlo, verlo, olerlo.
- Maldita sea vampiro, quiero estar sola, lárgate
- No puedo Bella, no puedo más – miré su cara y era puro dolor, puro deseo insatisfecho
- No me mires así, no tienes derecho – le grité enfurecida
- Lo se, pero no puedo evitarlo, Bella por favor, ya no puedo aguantar más, ardo por dentro, me quemo, te amo tanto – sus palabras me estaban derritiendo
- No, no es amor, es deseo
- Es amor Bella, te dije, siempre te he amado
- Linda forma de demostrarlo
- Déjame demostrarte que lo que digo es verdad, se que también me deseas, te huelo – tenía razón
- Es lujuria, siempre funcionamos bien en ese plano, al menos eso creo
- Siempre fue así – confirmó
- Entonces ven y tómame
Si quería mi cuerpo lo tendría, porque yo también lo deseaba, pero nada más, no era la misma, ya no podía amar, no quería.
Con un gemido de completo anhelo Edward en menos de un segundo estaba devorando mi boca, hace tanto tiempo que no sentía ese fuego quemar mis entrañas, ese deseo desbocado que me dejaba sin respiración, sin pensamientos en la mente, sólo con él era capaz de sentir aquello tan arrebatador.
Su manos se movían por mi cuerpo de manera demandante, su boca se despegaba de la mía, sólo para mordisquear mi cuello, mientras un gruñido salvaje salía de su boca.
Me estrelló contra un árbol, antes el impacto me hubiera hecho mucho daño, pero ahora no, ahora mi cuerpo era fuerte, resistente, ahora podía aceptar la verdadera naturaleza de Edward, antes a pesar del salvajismo con el que acallamos el amor, él siempre debía controlarse para no terminar matándome, pero ahora las barreras no existían.
Parecíamos dos animales en celo, las ropas en segundos yacían rotas a nuestros pies, no me importaba, nuestros jadeos quebraban el místico silencio a nuestro alrededor.
- Oh Dios, te amo tanto, tanto, jamás pensé en tener la fortuna de tenerte nuevamente en mis brazos
Edward gemía mientras mi mano abarcaba su hinchada verga y la masajeaba sin pudor, su cabeza encontró cobijo entre mis pechos y devoró mis pezones duros.
- Bella, Bella, tesoro, si así, así mi niña, mi mujer
Una de sus manos se perdió en mi centro caliente mientras lamía mi cuello, se que deseaba mi sangre más que cualquier otra cosa, no estaba segura de permitirle beber de mi, estaba flaqueando, pero estaba tan perdida en las sensaciones que casi estaba a punto de gritarle que me drenara. Sentí las palabras antes de pensar, mierda lo había hecho, lo había dicho y sentí el placer crecer cuando sus dientes perforaron mi suave piel. Me dejé ir y acabé en sus dedos, mientras ejercía más presión y rapidez a los movimientos de mi mano, a los pocos segundos Edward se corrió y sentí su semen salir a borbotones y derramándose en mis dedos y vientre.
Su boca se despegó de mi cuello y sentí el lazo nuevamente entre nosotros.
Me tomó de las piernas y me impulsó a rodearle la cadera, lo hice mientras se restregaba contra mi. Nuevamente el deseo empezó a crecer, siempre había sido así entre nosotros, no necesitábamos minutos u horas para estar nuevamente preparados.
Estaba a punto de embestirme cuando con un gruñido me dejó en el suelo, estaba furioso y tomó algunas prendas de la rasgada ropa y me las pasó, no entendía nada hasta que dijo
- Jasper viene y es urgente, muy urgente
Tomé la ropa y como pude me vestí, él hizo lo mismo. A los pocos segundos llegó Jasper, se veía muy incómodo, pero a la vez preocupado.
Me adelanté a hablar y herví de rabia al saber las noticias funestas que traía. Corrí a toda velocidad hacia el campamento.
Al llegar dos ancianos estaban bastante malheridos, los dos hechiceros me miraron cuando llegué a su lado, estaban pálidos y temblorosos. Me dijeron que los habían atacado, ellos esperaban mi visita, pero habían llegado un grupo enorme de lobos y habían arrasado con todo, no lo podía creer, los lobos estaban en nuestro territorio, nunca antes había ocurrido por la simple razón que ellos no tenían acceso a nuestro mundo a no ser que alguien se los accediera, uno de los ancianos murió a los pocos minutos, no se pudo hacer nada, su cuerpo estaba muy débil para las heridas ocasionadas.
El otro hechicero estaba un poco mejor y quiso hablar conmigo a solas. Me dijo que todo había sido una emboscada, los lobos sabían que yo vendría hasta ellos, por lo tanto después del ataque se fueron directo a atacar al resto de mi gente, dijo que eran muchos y sedientos de sangre y muerte. Un pensamiento pasó por mi cabeza…JUN.
Antes de partir el viejo dijo que yo estaba destinada a la muerte, que ese nuevamente iba a ser mi final.
No quise oír más, ahora lo único importante era llegar a casa. Habíamos tardado tres días en llegar a este lugar y ahora no teníamos tiempo, así que dejamos los caballos y los vampiros nos transportaron, ellos eran mucho más rápidos.
Mientras iba en la espalda de Edward lo único en lo que podía pensar era en Jun, por los Dioses, esperaba que no le hubiera pasado nada, que esos animales no hubieran matado a tanta gente.
Edward iba muy serio, se que estaba igualmente preocupado por Jun, por nuestro hijo.

martes, 14 de agosto de 2012

Rebelde


CAPÍTULO XIII NUEVA VIDA.-
SETH POV
Cuando encontramos a Bella era demasiado tarde, siempre fue demasiado tarde para ella, hubiera dado mi vida por que ella no hubiera tenido que pasar por este dolor, pero no era mi trabajo desviarla de su destino, mi misión era simplemente acompañarla en este trance y ayudarla en lo que pudiera, malditas reglas, malditos dioses por ser tan crueles. Desde que a Alizze y a mi nos encomendaron esta misión supimos que la chica sufriría, pero nunca pensamos que fuera hasta este extremo, ella no lo merecía, ella era un ángel que estaba destinado a caer, pero el porrazo que se acababa de dar era como para dejar cagado de miedo hasta al mismo Zeus.
Fuimos testigos silenciosos de todo lo que ocurrió en estas pocas horas, el dolor de Bella se transmitía, era mucho, ella estaba destrozada, el jodido vampiro estaba haciendo gritar su alma y el olimpo la reclamaría.
Cuando su corazón dejó de latir y el vampiro la dejó desmadejada nos hicimos visibles, nos acercamos a ella esperando que le devolvieran la vida, pero antes de que eso ocurriera sucedió un milagro con el que nadie contaba, su corazón segundos antes muerto empezó de a poco a latir y una luz se formó en torno a ella como una brillante burbuja que la suspendió en el aire protegiéndola, con Alizze nos miramos, no entendíamos nada, pero pronto nos quedó claro el motivo de su resurrección cuando empezamos a oír dos latidos en sincronía latir dentro de la burbuja.
Su vientre plano empezó a abultarse de forma desproporcional, adoptó la forma de un embarazo de cinco meses en tan sólo segundos. No podíamos dar crédito a lo que veíamos, eso no estaba en los planes ¿o si?, ya no entendía nada, ella debía ser reclamada en el olimpo y ocupar el lugar que le correspondía al lado de los dioses, ella era la destinada a ser una gran guerrera, la mano derecha de los dioses padres, la mejor en todo, despiadada, letal, pero justa, ella tenía que llevar el balance que tanta falta hacía en el olimpo, balance que se perdió con tantas envidias y banalidades, ella desde que nació dejó su destino claro, pero a veces la vida te da sorpresas y el destino se bifurca en distintas direcciones creando nuevos destinos y nuevos planes, ella siempre tan compleja tenía que salirse con la suya y rebelarse ahora a su destino.
Tratamos de acercarnos, pero la burbuja nos expulsaba, la protegía y si no estaba equivocado en mi teoría el hijo en el vientre era el que la protegía, el que había creado este escudo para que su madre se recuperara, sin duda la unión de las sangres era muy potente y estaba creando una nueva raza jamás vista, ese bebé desde ya era muy poderoso, quizás los dioses sabían de esto y es por eso que la habían expulsado del olimpo, claro, Zeus siempre temeroso del poder de Atenea y su descendencia le había prohibido tener hijos, pero el poder del amor puede más y ella desacató esa orden, ahora entiendo el miedo de los dioses, ese niño que se estaba formando llegaría a ser tan poderoso como para destruir a los dioses, una nueva raza, una mejor, todo el poder de los dioses combinado con los poderes de su padre vampiro, pero con la humanidad de Bella, una combinación digna de presenciar, sólo esa muchachita podía haber burlado todas las reglas, el destino, el poder, la destrucción de la traición.
Nos sentamos cerca del escudo a mirar asombrados el amor que esa burbuja desprendía, nos llenaba el pecho de dulzura, ellos tendrían un lazo de amor más grande que cualquiera visto antes, ellos serían un solo ser, una maldita unidad, se protegerían contra todo, nada vencería el amor de una madre por su hijo y el hijo amaría a su madre más que a nada y nadie.
A los pocos minutos el corazón de Bella latía constante, pero aún no despertaba, su rostro en cambio ahora era apacible, ya no tenía esa mueca de horror y dolor en su rostro, el color había regresado a sus mejillas y el pulso estaba restablecido. De a poco la burbuja se empezó a mover y la seguimos.
Al llegar fuera del templo tratamos nuevamente de acercarnos a la burbuja, pero nada, así que por primera vez le hable, le dije que estábamos para cuidar a Bella, que éramos amigos, que no la dañaríamos, que podía confiar en nosotros, puse mi mano en la burbuja y ella no me repelió, al parecer el bebé nos daba un voto de confianza, porque pude escuchar en mi mente un montón de preguntas provenientes del niño, oh si, era un niño y comprobaba que mi teoría era cierta, era un ser demasiado poderoso y lleno de dones, se comunicaba mentalmente conmigo y decía estar asustado por su mami, que la quería proteger, que la amaba y la salvaría. Así mismo le dije mi nombre y lo que tenía que hacer, él estaba asustado, pero accedió a aflojar la burbuja un poquito, porque en realidad estaba muy cansado y sentía que perdía fuerzas y no quería que su mamá se lastimara. La burbuja desapareció y tomé a Bella en brazos cuando vimos el primer fulgor.
Ella había llegado, venía a reclamar su sangre, su prole, bajamos la vista ante la magnífica diosa que estaba frente a nosotros.
Atenea tomó a su hija en brazos, le besó la frente y posó su delicada mano en su vientre, nos miró asombrada, seguramente el niño se había comunicado con ella, ya que sólo sonrió orgullosa de su nieto no nato. Sin decir una palabra seguimos el resplandor y desaparecimos del mundo humano, mientras lo hacíamos miré hacia atrás y maldecí ese mundo que no supo amar a una semi diosa tan buena como Bella y más maldecí porque lo que se le venía encima no era mejor, era mucho peor, la envidia, el rencor, las humillaciones serían pan de cada día de la frágil y al mismo tiempo fuerte muchacha que aún estaba dormida, aunque el dolor por el que acababa de pasar era lo más dañino y destructor que le podía pasar.
Ella estuvo durmiendo dos semanas, pero el niño me decía que su mami estaba bien, que ellos ya se conocían y que hablaba con ella en la inconsciencia, ya se amaban y se protegerían por siempre.
Cuando Bella despertó rápidamente dirigió su mano a su vientre abultado, nos miró entrecerrando sus ojos para después pasear la vista a u alrededor, estaba confundida, temerosa y casi podía oír su mente encajando cada pieza del engranaje, se frotó la frente con fastidio y sus piró tristemente mientras una lágrima furtiva recorría su mejilla, de pronto soltó una gran grito de dolor mientras se retorcía en la cama, gritaba, lloraba, maldecía como camionero, pero ella debía asimilar lo que le había pasado, debía sacar ese dolor del pecho, debía fortalecerse porque ser fuerte era la única manera de sobrevivir en un lugar como este.
Estuvo así por media hora hasta que sus ojos se cerraron nuevamente, hasta que su garganta ya no pudo emitir sonido alguno, pero no estaba dormida, sólo descansaba, asimilaba de alguna manera todo lo que estaba ocurriendo, se que su hijo le había advertido algo, sino estaría vuelta loca pidiendo explicaciones de dónde estaba, el porque no estaba muerta y un montón de cosas más.
Bella sin decir palabras aceptó que se le fueran contando los sucesos que habían ocurrido, ya habían pasado tres semanas desde que despertara, pero aún no hablaba, no decía nada, sólo estaba acostada, lloraba silenciosamente y nos recibía alimento, pero de su boca no salían palabras ni gemidos, nada, estaba como muerta en vida, el dolor en sus ojos evidenciaba lo destruida que la había dejado el vampiro, ese maldito ser que la tomó y la aventó cuando ya no la necesitaba más.
Su vientre seguía en aumento y dos semanas más tarde ella empezó a levantarse, dejó de llorar tanto y se enfocó en la comida, ella estaba famélica, pero era como si a pesar de todo lo que comiera nunca estuviera saciada, hasta que un día habló y dijo una sola palabra, pero que entendimos lo que quería, ella dijo "sangre", claro, su cuerpo necesitaba sangre para el niño, que por cierto había dejado de hablarnos después que su madre despertara, él necesitaba en su sistema sangre tal como el padre lo hacía.
La sangre ingerida por Bella diariamente la fue mejorando físicamente, ahora estaba recuperando su peso y color, pero sus ojos estaban muertos, se notaba que amaba a su bebé, ya que se acariciaba el vientre y lo miraba con amor, pero aparte de eso sus ojos reflejaban muerte del alma.
Atenea llegó un día y nos pidió que las dejáramos solas, que ella necesitaba hablar con su hija y explicarle las cosas, porque Bella era muy poco lo que sabía, no le habíamos dicho nada y ella tampoco preguntó, nunca hablaba, quizás qué teorías ha urdido en su cabeza.
Cuando Atenea salió nos dio una mirada pesarosa y dijo que le había explicado a Bella su procedencia y todo lo que había pasado, pero que su hija la escuchó, más no le habló, Atenea estaba muy preocupada por la salud mental de Bella, no era normal que llevara semanas sin hablar, pero lo dejó pasar.
Así fue como los días fueron pasando y Bella no se recuperaba, no quería salir del dolor en el que estaba sumida, se que amaba a su hijo, pero había algo en ella que le impedía salir adelante, algo le impedía vivir, y ese algo era el amor que aún le tenía a su esposo y el dolor que éste le causó.
Llevaba dos meses con nosotros y la panza era muy, muy grande, nadie sabía qué iba a ocurrir ni cuando nacería el bebé, era un tema incierto y todos estaban un poco temerosos por este hecho.
Con Alizze también le habíamos contado nuestra procedencia y nuestra misión, ella nos miraba atenta mientras acariciaba su panza y hacía figuras en ella con el dedo. No dijo nada, sólo nos miró con dolor cuando le explicamos que habíamos estado con ella cuando todo ocurrió, una lágrima surcó su mejilla y cerró los ojos, pero yo le expliqué que no podíamos interferir, que quería morir cuando él le hizo eso, que la quería como a una hermana y que nunca la dejaría, ni yo ni Alizze, ahora éramos familia, a pesar de que en realidad éramos sus sirvientes, ese era nuestro puesto, pero me costaba tanto verla como mi ama y no como mi amiga, ahí fue cuando ella volvió a pronunciar palabras, fueron casi susurradas y muy cortas, pero nos llenó de satisfacción cuando dijo que nosotros no éramos sus sirvientes, que éramos amigos.
Llevaba un poco más de tres meses con nosotros cuando se puso de parto a media noche, el dolor por el que estaba pasando era terrible, el niño al ser híbrido rasgó su interior para salir, pero ella al ser semi diosa no murió en e parto, quedó terriblemente destrozada, pero su cuerpo se fue recuperando con las horas.
Cuando tuvo a su bebé en brazos lo miró llena de amor y mientras lloraba de felicidad lo besó y dijo
- Edward Anthony Swan, así se llama mi hijo
El niño era de una hermosura sin precedentes, era más hermoso que los mismos dioses, más hermoso incluso que su padre, todos empezaron a visitarla para conocer al nieto de Atenea y todos, todos quedaban asombrados por su belleza e inteligencia, ya que para ser un bebé no se comportaba como tal, no lloraba y con algunas personas se comunicaba mentalmente.
A pesar de llevar el nombre del padre, Bella le decía Jun, una abreviación de Junior y todos empezamos a llamarlo así, Jun.
Los meses fueron pasando y el niño crecía como si hubieran pasado años, Bella estaba más feliz aunque poco hablaba, casi sólo lo hacía con su hijo, le cantaba con un infinito amor y se veía preciosa en su rol de madre.
Cuando Jun cumplió los tres años de vida aparentaba unos diez años más o menos, era un chico feliz y sobre protector con su madre, pero al igual que su madre llevaba un dolor interior que sólo lo reflejaban sus ojos, el dolor de saber que su padre había destruido a su madre.
Como el niño era más independiente le comunicaron a Bella que tenía que empezar a entrenar, fortalecer su cuerpo y mente, le dijeron cual era su misión en esta vida y me dolió que el tiempo no pasara más lento, ya que lo que se le venía iba a ser muy duro, más a ella que habían muchas personas que la odiaban y detestaban por involucrarse con un vampiro, por mezclar las razas y por ser hija de quien era, Atenea al ser la diosa de la guerra y Bella su hija esperaban grandes cosas de ella, pero las querían ya, para así demostrar si era o no digna de llevar sangre de dioses en sus venas.
Jun lloró cuando su madre tuvo que marcharse, ella le dijo que sería poco tiempo y que se las arreglaría para verlo, eso era una promesa al viento, ya que al lugar que la llevaban y el entrenamiento que le tenían preparado no la dejaría en pies o viva, ella no estaba lista para recibir esa clase de adiestramiento, eran muy pocos los que sobrevivían y eso que esos tenían la mente clara y llevaban años mentalizándose y preparando su cuerpo para esa tortura física y psicológica.
Se fue una mañana, se que no era lejos, a penas unos metros más allá, pero ese cuartel o sala de torturas estaba apartado y encerrado a la vista de los demás, nadie salía o entraba hasta que el entrenamiento terminada o los pupilos morían.
BELLA POV
Cuando él mató ya no sentí nada por unos segundos, pero de pronto mi corazón empezó a latir nuevamente, el sonido empezó a llenar mis oídos y una calidez se extendió por mi cuerpo, me sentía flotar, me sentía dentro de todo lo malo bien, con una paz difícil de entender.
Alguien me hablaba en susurros, me decía que me amaba y que de ahora en adelante me cuidaría y me amaría por siempre, su voz era deliciosa, me transportaba a parajes jamás imaginados, sólo quería escuchar esa voz por el resto de mi vida ¿o es que seguía muerta y esa voz era la de un ángel?, si era así, estaba en el paraíso, esa voz debía de corresponder al ángel más bonito.
Me sentía cálida, me sentía protegida y por un momento olvidé el horror de lo que me había pasado, no quería recordar, quería envolverme en la dulce voz que me decía ¿mami?, dios, el que me hablaba decía ser mi hijo en mi vientre, mi hijo y el de él. Me fui a negro nuevamente.
Cuando desperté todo fue locura, pensé que estaba soñando, pero la realidad me había golpeado, estaba viva y embarazada del vampiro que me mató, estaba en un lugar que no conocía mientras Seth y Alizze me cuidaban, eran muchas cosas las que tenía que procesar, muchas cosas que tenía que preguntar, pero de mis labios no salía nada, me esforzaba un poco, pero las palabras morían en mi garganta. Mi bebé hablaba conmigo mentalmente, don heredado por su padre pero superado enormemente, mi hijo era más poderoso.
De a poco me fui enterando de las cosas, no podía creer en un principio que mi vida fuera una completa mentira, desde mi concepción hasta mi muerte todo mentira, sentía que no existía, que era un maldito fantasma viendo la vida de otra chica siendo destruida día a día con las nuevas verdades que me iban soltando, ahora definitivamente no quería hablar con nadie excepto con mi hijo, él me decía que me amaba, que seríamos uno solo, que se moría por ver a su linda mami y que no me preocupara por su padre, que él lo odiaba y nunca dejaría que se acercara a ninguno de nosotros, que lo mataría y que sólo me amaría a mi. Yo también le fui explicando las cosas como eran, que no debía odiar a su padre, que las cosas que habían pasado eran entre nosotros dos, que él se había equivocado, pero que era un hombre bueno, casi vomité al decir lo último, pero no quería que mi hijo no nato se formara con odio y rencor, él era mejor que todos, un alma pura nacida de tanto amor que le tuve y le tengo a su padre, porque a pesar de lo que me hizo no puedo dejar de amarlo, aún lloro por haberlo perdido, por no haber sido suficiente para mantenerlo a mi lado, por haber sido tan poca cosa que tuvo que buscarse a otra para que lo complaciera, ni siquiera mi sangre pudo atarlo a mi lado, me sentía bipolar, quería matarlo como agarrarlo a besos y que me dijera que todo lo que me hizo fue una maldita pesadilla, pero no lo era, yo no despertaba de ese horrendo sueño, así que de a poco me fui convenciendo de mi nueva realidad, él no me había amado nunca, pero me había dado el mejor regalo del mundo, un hijo suyo, un hijo que crecía en mi vientre y que no tendría que esperar los meses convencionales para tenerlo en mis brazos, ya que mi bebé poderoso había desarrollado su mente, su poder y su físico para poder devolverme la vida cuando su padre me mató, mi pequeño milagro me resucitó y con apenas unas pocas semanas de embarazo fue capaz de desarrollar y explotar su potencial don para salvar a su madre.
Cuando fui llevada a entrenar ya me habían dicho en qué consistía el entrenamiento, mentiría si les dijera que no tenía miedo, lo tenía, sabía que no podría sobrevivir a aquello, me daba miedo no volver a mi precioso hijito, mi luz, mi alegría dentro de tanto dolor, porque el dolor por él menguaba, no callaba el grito en mi interior, él me había destruido y nunca volvería a ser una persona completa, tenía a mi hijo, pero me faltaba esa mitad que sólo él me había otorgado.
Decir que fue duro es poco, los golpes, las humillaciones, la carne destrozada, la sangre derramada, no, no fue duro, fue el maldito infierno, el adiestrador tenía un afijación conmigo, a los otros no los lastimaba tanto como a mi, a los otros no los destrozaba como a mi.
En un principio gritaba, lloraba, suplicaba que parara, que no soportaba tato dolor, la carne apaleada volvía a reconstruirse durante la noche, pero el dolor quedaba, el dolor y la humillación en el alma no se extinguía, se iba pegando en mi interior como una herida putrefacta que te infecta de a poco. El dolor alcanzó un nuevo nivel cuando empezaron las agresiones psicológicas, eso fue lo que casi me mató, Jasón, como se llamaba el adiestrador se valía de mi pasado y mi dolor para según él fortalecerme. Me gritaba las cosas atroces que me había hecho Edward, si, ahora lo podía nombrar en mi mente, ya que cada segundo que pasaba moría un poco más, se que no duraría, se que un día mis pocas fuerzas me dejarían y moriría.
Pero eso no pasó y cada vez me recuperaba más rápido, al parecer de tantos golpes mi carne se iba haciendo más fuerte y se recuperaba en cuestión de pocas horas. Me sentía más fuerte y por ese motivo a los minutos de terminar con mi tortura empecé a escaparme de ese recinto del dolor, necesitaba ver a mi hijo, necesitaba sentirlo, aunque no quería que me viera en este estado necesitaba decirle que lo amaba y demostrarle que me estaba volviendo fuerte por él, él era mi único aliciente para tanta desgracia.
Así fue como por las noches me escabullía y me recostaba junto a él, le cantaba, le contaba cuentos e historias, él me miraba y me acariciaba la cara, nunca me decía nada por el estado en que estaba, es más, siempre me decía que yo era la mami más linda del mundo entero, y que me admiraba tanto.
Los días fueron pasando, los meses y los años, cuatro putos años en la sala de tortura, no acababa nunca el dolor, pero ahora era más llevadero, Jasón se había salido con la suya, me había arrancado el dolor del alma, me había quitado el sufrimiento a punta de latigazos, para mi ya no existía Edward y lo que me hizo, ya no existían los Cullen y su infinito amor hacia mi, no existía nada, nada excepto mi hijo. Jasón decía que debía dejar de ser humana, de sentir amor, dolor, tristeza, cualquier tipo de sentimientos, los sentimientos hacían débiles a las personas y mi destino no era ser débil, mi destino era ser la más fuerte de todos, la más fuerte de toda la historia, pero me negaba a olvidarme de mi hijo, de mi amor por él, eso no podría arrancarlo nunca de mi, mi hijo no me hacía débil, él me hacía fuerte, fuerte para salir de aquí, fuerte para seguir viéndolo crecer, fuerte para verlo cuando se enamore, se case, tenga hijos y sea infinitamente feliz, se que él lo iba a conseguir, mi hijo era un ser tan lleno de luz, tan puro, se merecía todo el amor y la felicidad del mundo, yo me encargaría de que nadie lo lastimara y si alguien osara en hacerlo lo mataría con mis propias manos.
Cuando terminé mi adiestramiento, mi hijo con siete añitos ya era todo un adolescente de17 años, era hermoso, a pesar de verlo casi todos los días por mis escapadas me asombraba verlo tan grande, su niñez fue tan corta que extraño arrullarlo en mis brazos.
Todas las chicas estaban enamoradas de él y como no, si era tan hermoso, se parecía tanto a ….. No, Jun era más hermoso, porque era un chico puro de corazón, fuerte, amoroso y muy protector conmigo, me reía cuando se enzarzaba en alguna pelea porque algún tipo se me insinuaba, pero esas insinuaciones duraron poco, ya que me molestaba enormemente el género masculino y sus sucias mentes, así que me encargaba personalmente de dejarlos en su lugar, con un ojo morado o con un buen golpe en las bolas.
Con el paso del tiempo me fui ganando mi espacio, todos me temían, no había nadie que me ganara en una lucha, incluso le había ganado al mismo Ares y eso era mucho decir.
Jun fue llamado a recibir su entrenamiento y a pesar de que me opuse, no fue posible hacer nada, él me decía que estuviera tranquila, que él resistiría como su madre, pero yo no quería que él pasara por semejante atrocidad, es cierto que al pasar los años el entrenamiento te fortalece, pero no es algo que quisieras volver a repetir o que desearas que alguien más lo sufriera.
Hablé con mi madre, ella tenía que ayudarme, maldita sea, por una vez que me ayudara, nunca lo hizo en el pasado, pero mi hijo no iba a pasar por eso, no señor.
Fue inútil, Jun se impuso, él quería ese entrenamiento, decía que o quería ser tratado de manera distinta, que lo recibiría como todos los que estaban en este lugar, lloré cuando se iba, lo abracé y le dije que nunca me olvidara, que no dejara que Jasón me arrancara de su corazón.
Él sabía lo que le esperaba, porque a pesar de tratar de confinar mis pensamientos él los podía leer claramente, su don era mucho mejor que el de su padre y con Jun teníamos un lazo de madre e hijo como nadie más. Él penetraba mi mente y podía ver todo lo que me había ocurrido, incluso si fueron muchos años atrás, gracias a ese don él me conocía como nadie más en esta vida, sabía cada lágrima silenciosa, cada gritó que no expulsé de mi garganta, lo mucho que amé un día a su padre, todo, sabía todo.
Así mismo yo podía leerle la mente, éramos como colectivos en ese aspecto, creo que cuando me revivió y me envolvió en su escudo nos unimos tanto que él compartió ese don conmigo, claro que sólo ocurre con él, no puedo leer a otras personas, él si.
Mientras Jun estaba en entrenamiento fui llamada a mi primera batalla, no era gran cosa y salimos victoriosos, allí me destaqué y fue la primera vez que fui llamada a visitar a los dioses padres, era la primera semi diosa que los veía, era un gran honor para cualquiera, pero no para mi, ellos me importaban una mierda, sólo quería volver a casa y verificar que mi hijo estuviera bien, hacía meses que no lo veía, justo cuando pasaba por la etapa más difícil de su vida y yo estaba perdiendo el tiempo con estos dioses presumidos a los que había que hacerles venia, puaj, yo no me inclinaba ante nadie y se los demostré, me miraron con desdén y yo los miré como si fueran mierda en miz zapatos nuevos.
Zeus soltó una carcajada ante mi atrevimiento y me felicitaron por mi coraje y fortaleza, recibí mi primera paga que desde ahora sería en forma mensual, casi me caí de culo cuando me entregaron los cinco cofres con monedas en oro, diamantes, piedras preciosas e infinidad de joyas ¡carajo!, si con sólo ese pago tenía para vivir toda mi puta vida regalada.
Ellos dijeron que desde mi renacimiento había aceptado mi raza de semi diosa y había dejado de envejecer, eso era sólo mientras viviera con ellos, si decidía algún día volver a la tierra mi cuerpo se adaptaría a la vida humana y envejecería y moriría como todos los semi dioses que optaron por llevar vidas normales, pero yo no tenía nada en la tierra de los mortales, nada me ataba allí, así que no tenía que preocuparme nunca más por ese detalle, mi vida era esta, allá no tenía ni quería nada. Me dijeron si tenía alguna otra petición, me ofrecieron más joyas y les dije que no necesitaba más, pero si tenía una petición, no quería que a Jun le cambiaran el nombre cuando terminara su entrenamiento, yo se lo puse a conciencia, no me arrepiento, total ese ser me dio un hijo maravilloso y eso si se lo podía agradecer. Por eso no quería que se lo quitaran, a mi me quitaron el mío cuando terminé de entrenarme, ahora me llamaba Mykene, Bella Swan no existía, o más bien dicho nunca existió, ya que los pocos años que viví fue una total mentira, pero Jun no, su vida era verdadera. Ellos aceptaron y me dejaron marchar.
Cuando regresé pude ver a mi hijo, le faltaba poco para terminar, su entrenamiento iba a ser el más corto de la historia, Jasón me dijo que él era demasiado fuerte y que con la única persona que tenía lazos afectivos era conmigo, así que como no podía quitarle eso, ya que era tan testarudo como su madre, terminaría en pocos días.
Me extrañó que dijera que Jun no tenía lazos afectivos con nadie más, él se lleva de maravilla con Seth, con Alizze y con mi madre, tiene muchos amigos y se que ha tenido varias novias o aventurillas como él las llama, algo de cariño debe tenerles a las personas que tiene a su alrededor.
Cuando terminó y regresó a mi lado conversamos sobre ese tema, él me miró como si lo estuviera reprochando, y no era así, es sólo que no quería que estuviera tan solo, es cierto que durante el entrenamiento te arrancan todo para ser más fuerte en batalla, pero esa fortaleza crece con el tiempo, no es que no puedas volver a amar a nadie ni que te conviertas en una máquina sin sentimientos, es sólo para que tengas un enfoque en la batalla y no pierdas la concentración o alguna cosa como esa, yo personalmente no creía en eso, ya que cuando estaba luchando lo que más fuerza me dio fue saber que mi hijo me esperaba en casa, saber que su amor nunca cambiaría.
Pero Jun me explicó que se sentía muy apenado, que por supuesto que quería a Seth, Alizze y a la abuela, pero a la única persona que amaba era a mi, mi hijo era tan mamón, acababa de pasar por un entrenamiento de muerte y él quería que su mami lo arrullara y le cantara como cuando era un nene. Con una sonrisa me acomodé en el sofá y lo arrullé mientras acariciaba su cabello tan alborotado.
Me quedé pensando en lo que acabábamos de conversar con Jun, yo si me había olvidado de todas las demás personas exceptuando a Jun, ahora recordaba a los Cullen y no sentía nada, recordaba a Edward y ni siquiera odio sentía por él, no sentía nada, quizás mi entrenamiento fuera distinto, quizás si morí y renací con el único amor de mi hijo para hacerme sentir medianamente humana, porque la verdad es que no albergaba ningún otro tipo se sentimientos buenos hacia nadie, ni siquiera hacia la que decía llamarse mi madre, mis amigos, eran amigos, pero no los quería tanto, quizás aún estaba muy reciente mi entrenamiento, no podía ser que a la única persona que le tenía amor y aprecio fuera mi hijo, todo era tan confuso.
Con el paso de los años descubrí que si quería a Seth y Alizze, eran mis amigos y de a poco con ellos volví a ser un poco mas humana, pero nunca como lo fui una vez, todo mi cariño y protección era para mi hijo, cada día era más fuerte y mejor persona, era un excelente luchador, el más fuerte después de mi y me enorgullecía enormemente. Con mi madre mantenía las distancias, la respetaba por ser la mujer que me parió, pero nada más, no la quería y no la necesitaba.
Hasta allí llegaba la lista de mis afectos, era incapaz de sentir algo más, muchos me llamaban perra sin corazón, mujer de hielo y muchas cosas más, no les prestaba atención, porque cuando lo había hecho la tasa de mortalidad de semi dioses había bajado enormemente, nunca recibí el castigo que se merece por algo así, los dioses me necesitaban mucho, yo ganaba cada batalla a la que me mandaban.
Una de esas batallas fui nombrada general del ejército completo, los llevé a la victoria luchando espalda con espalda con Jun, fue pan comido.
Cuando llegamos fui llamada a una celebración con los dioses, como siempre yo era la única semi diosa que podía estar en presencia de los dioses padres, allí ellos personalmente me felicitaron y enviaron mi recompensa a casa, además de hacerme tres delgadas trenzas en las cuales cada uno de ellos puso una piedra preciosa al final, ese era el máximo honor y respeto que ellos había demostrado nunca, con esas piedras en mi poder podía visitar cuando quisiera a los dioses, ahora era de máxima confianza y escucharían mis consejos y cualquier duda que tuviera, era su mano derecha.
Estaba enfurecida, había encontrado a Jun revolcándose con dos ninfas en el bosque, ese muchacho no tiene decencia, no me importaba que tuviera novia, pero era mi hijo y quería una buena mujer para él, no esas zorras de las ninfas que se acostaban con cualquiera.
Las eché a patadas y tomé a Jun de una oreja después que se vistió, pero tuve que dejarlo porque me reclamó que lo dejaría en vergüenza, él era ya un adulto, tenía razón, tenía el aspecto de un adulto, pero en años tenía 15 años, era un bebé que no debería andar haciendo cosas de adultos.
Después de una extensa conversación me dejó más preocupada que en ocasiones anteriores, él decía que nunca amaría a ninguna mujer porque ninguna era como yo, ninguna era tan fuerte, ninguna tan valiente, ninguna tan bonita.
Pero él debía entender que yo no era perfecta, tenía millones de defectos, era mal genio, me gastaba una bocota de camionero, daba palizas cuando algo me molestaba, había matado a muchos monstruos y semi dioses malos, en fin, millones de defectos, él no podía verme como un ejemplo para enamorarse en el futuro, jamás querría que se enamorara de una mujer como yo, que no sabía amar a nadie que no fuera mi hijo.
Un amor tan grande que cuando sentí en mi mente el dolor de mi hijo siendo herido por su propio padre enloquecí de dolor, hacía tantos años que no sentía un dolor tan punzante en mi pecho, en mi corazón. Corrí al lado de mi hijo, su garganta destrozada y sus brazos partidos, la escena era muy parecida a la que yo viví, sólo con la diferencia que él no había bebido de mi hijo, lo había dejado tirado en el piso para que se desangrara, maldita animal.
No fui capaz de mirarlo, no quería hacerlo porque se que lo mataría en ese mismo instante y debía primero salvar a mi Jun, él bebió de mi sangre, nada me importaba más, yo éramos nosotros dos, nadie existía a nuestro alrededor, cuando dejó de beber lo arrullé. Se que en casa estaba listo para que Jun descansara y recibiera los cuidados necesarios, en pocas horas estaría como nuevo, pero ese no era el punto, el punto es que nadie debería atacar a mi hijo en mis tierras.
Jun nos envolvió en su escudo y flotamos abrazados, su fuerza estaba volviendo, pero estaba tan asustada, jamás sentí tanto miedo como ahora. Jun también tenía culpa me decía que hacía días que no bebía, además le había dado su sangre a los vampiros cuando los rescataron, mi rebelde muchacho aún rechazaba sus genes vampíricos, así que no consumía sangre como debiera y eso lo ponía un poco más débil, sobre todo cuando lo ataca un vampiro fuerte como Edward. Mi ira iba creciendo, mataría a ese hijo de puta. La burbuja estalló justo cuando después de varias semanas llegaron Seth y Alizze, ellos andaban buscando nuevas plantas medicinales y haciendo unos encarguitos más.
Ellos corrieron al ver a Jun herido y yo desesperada les dije que lo llevaran a casa, que le dieran de beber más sangre cuando despertara ya que se había desmayado.
Me hicieron caso no sin antes abrir los ojos como platos cuando vieron a Edward con su boca manchada de sangre, ellos entendieron lo que había sucedido y lo que iba a pasar a continuación, además también estaban conmocionados que él y los demás Cullen estuviera junto a mi y Jun, ellos no se habían enterado que ellos estaban acá.
Me paré apretando mis puños y la mandíbula fuertemente, la ira que recorría mi cuerpo era tan potente, nunca había sentido algo así, Edward me miraba con asombro, oh si, la tonta humanita también tiene sus trucos y poderes, se que en este momento debo estar brillando y que el símbolo de Atenea se marca en mi frente. Todos los que me conocen se alejan, saben que es lo mejor que pueden hacer, saben que cuando la ira recorre mi sangre de manera descontrolada sale a flote lo peor de mi, sólo en batalla me había ocurrido y una vez cuando era humana, claro que no fue tan potente como lo era hora y dudo que alguien se hubiera dado cuenta, pero fue esa vez en el bar, cuando estaba enojada con Edward y me agarré a pelear con unos tipos, Seth dice que esa fue la primera vez que me reconocieron al cien por ciento, ellos pudieron ver mi signo y el fulgor tenue que irradiaba, la otra vez fue cuando estaba con Edward en el templo, Alizze me contó que allí resplandecí porque estaba en el templo de mi madre, además las emociones que yo tenía en mi interior y junto con la edad que era la correcta cuando se aceptaban los genes de la raza hicieron que brillara, pero ahora, ahora, era por completa ira.
- Corre maldito vampiro, porque te voy a matar con mis propias manos
- Bella, él ¿es nuestro hijo? - se veía tan estupefacto al igual que los Cullen, al parecer era rápido de mente y al momento del desliz de mi parentesco con Jun sumó dos más dos
- Es mi hijo, no ensucies a mi hijo uniéndolo a ti, él es mío, sólo mío y me lo quisiste arrebatar, lo heriste de la misma manera en que lo hiciste conmigo maldito hijo de puta, pero ahora ya no soy la humana indefensa
- Bella por favor, de verdad no quise lastimarlo, es sólo que perdí el norte, no se que me paso, estaba tan furioso y él me golpeó – decía puras mierdas de excusas mientras retrocedía y yo avanzaba hacia él, ahora yo era la cazadora y él la presa
- Nada de lo que digas me hará cambiar de parecer, es lo único que tengo, lo único que amo y me lo quisiste quitar
- Pensé que era tu amante
- Y eso qué, que mierda te puede importar con quién me revuelco, no somos nada, no me interesas, ni siquiera te odiaba, no significabas nada, nada para mi, pero ahora….. trataste de matar a mi hijo y eso no o perdono, he matado por mucho menos
Dije y me arrojé hacia él, mi cuerpo cuando estaba en este estado era parecido al suyo, fuerte, duro, letal, nunca había ocupado este don para luchar, no lo necesitaba, ahora tampoco, pero quería demostrarle la gran capacidad que tenía para defender a quien amaba.
Los golpes fueron duros y rápidos, él no se defendió en ningún momento, sólo recibía mi rabia, mi dolor, me miraba consternado y maravillado al mismo tiempo, de fondo escuchaba los gritos de los Cullen, pero me valía mierda, nadie lastimaba a mi niño y salía con vida, menos este ser tan dañino.
Estaba a punto de matarlo, sólo faltaba el golpe de gracia, él me miraba con horror al saber que no me temblaría la mano para hacerlo, de pronto fuimos envueltos en la tan conocida burbuja, Jun nos envolvió juntos, este monstruo y a mi, sentí la paz que sólo Jun lograba conseguir dentro de su escudo, grité que me soltara, que lo mataría, que me dejara, Edward sólo miraba a su alrededor y luego me miraba a mi.
- De verdad, si hubiera sabido que es mi hijo jamás le habría hecho daño ¿esto lo hace él? – dijo refiriéndose al escudo, pero no le contesté porque sentí la conexión con Jun, pero esta vez fue distinto, esta vez no estábamos conectados solos los dos, esta vez incluyó a Edward.
- Madre no quiero que lo dañes, yo empecé todo, yo lancé el primer golpe, yo lo provoqué, ya estoy bien, por favor déjalo y ven a mi lado
- No Jun, esto no se queda así, nadie te hace daño bebé, nadie lastima a mi hijo y sale impune, él no es nada, no es nadie – miré de reojo a Edward, estaba más pálido de lo normal, él ahora estaba escuchando nuestra conversación mental, él nunca pudo acceder a mi mente y Jun le estaba dando un regalo que ese vampiro no se merecía
- Dios, puedo escuchar tu mente Bella, puedo ver todo lo que ha pasado, puedo escuchar a mi hijo
- No es tu hijo, nunca lo fue, nos mataste, lo perdiste
- Mami, por favor ven, no me siento bien, sólo tú puedes ayudarme mami – el escudo vibraba, Jun se estaba debilitando nuevamente, sentía su dolor, su confusión, Edward también lo sentía porque sus ojos sufrían, vi lo que nunca pensé volver a ver en mi extensa y puta vida, Edward estaba sufriendo y lo hacía por nuestro hijo, pero no podía ser, porque las veces que vi esa mirada de dolor por mi, por mi rechazo antes de casarnos era todo mentira, nunca me amó, nunca
- Si te amé Bella, siempre lo he hecho, siempre fuiste lo más importante en mi vida, me equivoqué, pero me arrepiento cada segundo de lo que te hice, pero te amo, te amo más que mi vida.
Maldita conexión mental, cuando Jun se recupere me las va a pagar. El escudo se desvaneció y caímos al piso, rápidamente corrí con todas mis fuerzas hacia la casa, a cuidar a mi hijo.
- Esto no se queda así vampiro – dije mientras corría con él al lado mío.
Cuando llegamos Jun estaba desmayado, Seth y Alizze estaban a su lado, dijeron que estaba mejor, que ya se estaba recuperando, pero el esfuerzo que hizo por mandar su escudo fue demasiado para él.
Edward no decía nada, sólo miraba a mi hijo con cara de estúpido, se que se sentía culpable, eso no podía negarlo, así como él pudo leer nuestras mentes nosotros también pudimos leer la suya, pero con respecto a lo que me había dicho o hecho sentir no quería reconocerlo, su mente era clara y sincera cuando dijo amarme, pero no le quería creer, además aunque fuera así no importaba, ya no lo amaba, yo estaba muerta, la chica que dice haber amado no existe, ¿qué mierda estoy pensando?, él jamás me amó, no puedo ahora creer algo así sólo porque accedí involuntariamente a su mente, en el pensamiento también se puede mentir y él era un reconocido mentiroso, un profesional de la mentira y el engaño.
Seth y Alizze salieron de la habitación, me pidieron que fuera a descansar, pero no les hice caso, mi hijo estaba primero, lo cuidaría hasta que estuviera bien, así me estuviera pudriendo. Edward tampoco salió, le grité que se fuera, que nos dejara en paz, pero no quiso hacerme caso.
- No puedo Bella, es mi hijo también, Dios, tengo un hijo, un hijo contigo, es maravilloso
- Tan maravilloso que lo quisiste matar
- Bella, por favor, yo no sabía, de verdad me arrepiento, estaba fuera de mi, la verdad es que Jun desde que lo conocí me ha caído bien y eso que pensaba que eran amantes o algo así, no se, siempre me llamó la atención, es cierto que hubo momentos que me dio rabia el amor que siente por ti, pero nunca lo odié, nunca lo haré, es lo más hermoso que hay, un hijo de los dos, de nuestro amor
- ¿amor?, por favor no utilices palabras y sentimientos que no conoces, es cierto es tu hijo, lleva tu sangre, pero es mío.
- Yo se que no puedo llegar a entender la clase de amor o lazo que hay entre ustedes, me he dado cuenta de que es muy grande, esa conexión que comparten los alejan del resto de las personas, no pretendo quitarte nada, pero Bella por favor no me niegues que lo conozca, quiero conocerlo, saber de él, qué siente, si me odia – dijo bajando la vista, de verdad es que se veía como la mierda
- No te odia, a veces a despotricado en tu contra, pero él es demasiado bueno, demasiado puro de alma para odiar a nadie.
- Es como tú, bueno, puro
- Jajajajaja, estás equivocado, nunca he sido buena, nunca he sido pura, la ira, la violencia siempre ha estado en mi, yo si se odiar, se lo que es matar al enemigo y gozar matándolo, no, nunca he sido buena y nunca lo seré, esa chica que conociste murió ese día Edward, de verdad mataste lo humano que tenía, ahora la única humanidad que me queda es el amor que tengo por i hijo, no tengo nada más, no siento nada más
- No, no digas eso, sigues siendo tú, sólo que yo te empujé a esto, pero sigues siendo tú, estás escondida, pero estás allí Bella, tu alma es hermosa, siempre lo fue, esa capacidad de entrega y amor lo conservas, sólo tienes que recordar el pasado
- ¿Qué quieres que recuerde, la forma en que me traicionaste, la forma en que me mataste cuando dejé de ser útil para ti? ¿la forma en que fingiste amor y ternura cuando nunca lo sentiste? – el veneno y los reclamos que nunca le hice hicieron explosión en mi boca
- Nunca te mentí, no se qué pasó con esa mujer, ni siquiera recuerdo haberla deseado, todo fue tan rápido, nunca me lo pude explicar, esa misma noche yo fui a buscarte, me di cuenta de lo que había hecho, me arrepentí enseguida, pero ya no estabas viva, tú cuerpo estaba inerte y lloré, lloré mucho, aún lo hago y sabes que los vampiros no podemos llorar, pero desde esa noche lo hago, lloro por ti todos los días, a todas horas, te creí muerta y me quise morir, pero la muerte era demasiado fácil para mi castigo, mi verdadero castigo ha sido estar todos estos años sin ti, anhelándote.
- No digas tonterías, no te creo, nunca te creeré, no es necesario que digas nada porque de verdad Edward es que ya no te amo, hace muchos años que dejé de sentir algo por ti, no te odio, si siquiera eso puedo sentir por ti, y agradezco a este lugar y a su endemoniado entrenamiento que me arrancó todas esas emociones, dolor y sentimientos que tenía.
- Lo se, no se cómo, pero el líder humano ha soñado todos estos años contigo, pero no eran simples sueños, era tu vida, la humana y esta, vi algunas cosas por las que pasaste, por eso estaba tan conmocionado, tan fuera de mi cuando herí a Jun, acababa de ver lo que te hice
- Es mejor así, cuando dejé de sufrir, cuando te dejé de amar pude ser feliz
- ¿de verdad eres feliz?
- Todo lo que se puede en esta vida
- Te amo Bella, siempre te he amado y siempre lo haré
- No sigas, pierdes el tiempo, además tengo pareja
- Ares
- Si, llevamos algún tiempo
- ¿lo amas?
- No, pero nos complementamos, nos entendemos
- Jun lo odia
- Jun aborrece a todos los hombres que se quieren acercar a mi
- A mi también
- No, a pesar de todo no lo hace, no te hubiera salvado si lo hiciera, él impidió que te matara, lo iba a hacer Edward y sin remordimientos
- Lo se, lo sentí, sentí esa furia, ese deseo de destrucción
- Esa soy yo, la mejor guerrera, la perra sin corazón, una asesina consumada
- Eres hermosa, sensual, bella, hipnótica, dulce, aunque esa dulzura esté escondida y sólo la utilices con Jun, eres buena, sólo te has amoldado a las circunstancias.
- Cállate, Jun está despertando
- Mamá, estás acá
- Siempre hijo – Jun miró a Edward y le sonrió, no puedo negar que me dolió que quisiera a su padre, yo se que era así, él lo quería y no iba a hacer nada para impedirlo, eran dos hombres adultos aunque no se cual de los dos era más infantil, definitivamente Edward lo era, él pensaba que con decirme cosas lindas volvería a sus brazos, estaba equivocado, no sentía nada, nada, nada, no se me movió un pelo con su declaración.
Pronto descubriría que era una mentirosa.
- Padre que bueno que mamá no te mató – Edward sollozó y le pidió perdón miles de veces, allí pude ver que él de verdad lloraba, algo dentro de mi se removió, pero lo desterré de mi sistema.