Dark Chat

domingo, 5 de diciembre de 2010

Te Presento A Mi Amante

Capítulo 16: Despedidas

Bella POV

— ¿Te vas a ir? —pregunté aún medio dormida. Todavía me encontraba entre sus brazos, alcé la cabeza para ver sus ojos— ¿por qué?

—Quiero hacer esto lejos de ti, no quiero que salgas más lastimada —contestó mirando hacia el techo.

—¿Hacer qué?

—Divorciarme, convenceré a Tanya de que la amo, que a pesar de todo, ella es el amor de mi vida y que te voy a dejar, nos iremos a Chicago y estando ahí, interpondré la demanda de divorcio —bajó sus ojos para ver los míos— si ella quiere jugar sucio, yo también lo haré.

—¿Cuánto tiempo? —pregunté, mordí mi labio intentando que las lágrimas que ya estaban acumuladas en mis ojos no salieran.

—No lo sé —suspiró— espero que con ese embarazo sea mucho más fácil.

—¿Te irás de la escuela?

—Sí, será lo mejor, así no te causaré ningún problema —un par de lágrimas escaparon de mis ojos cayendo sobre su pecho— ¿estás llorando?

—No —mentí, y claro… no me creyó.

—No tienes por que hacerlo —levantó mi barbilla y me hizo verlo— voy a volver libre. Y entonces, estaremos juntos.

Juntó sus labios con los míos, lo sentí cómo si fuera el último beso que le daría, cómo si con ése beso le estuviera entregando mi vida entera para que se le llevara con él. Fue un beso intenso, pasional y desgarrador. Lamentablemente tuve que separarme de él para ir a la universidad. Nos bañamos juntos, aunque yo no quería, moría de vergüenza que me viera desnuda, éramos tan distintos en ese aspecto, yo flaca y sin chiste. Él… alto, guapo, con cuerpo de Dios griego. Algo bueno debí haber hecho en mi otra vida para que en ésta se me recompensara de esta manera.

—Te veré aquí después de la escuela —me dijo y me besó de nuevo.

—Sí, aquí te esperare —y era cierto, no sólo esta tarde, lo esperaría hasta que regresara como me lo había prometido. Mi hermano vino por mí para llevarme a la escuela, sabía que a partir de ahora Edward y yo nos veríamos como profesor y alumna, como siempre debió ser.

—¿Hablaste con Charlie? —pregunté una vez dentro del jeep.

—No —bajó la mirada— lo siento Bells, no quiere saber nada del asunto.

—Es lógico, lo decepcioné.

—Ya entenderá, no te preocupes —puso su enorme mano sobre mi hombro, reconfortándome — ¿y qué harán?

—Edward se va con Tanya, interpondrá la demanda en Chicago, quiere protegerme —puse los ojos en blanco.

—Hace bien, y si Tanya te menciona, lo negaremos todo —me guiñó un ojo y sonrió alegremente. Me sentía cobijada con mi hermano y con toda la familia de Edward, y también estaban Rosalie, Jasper y Angela, pero eso no quitaba el hecho de que me doliera la actitud de Charlie. Me pregunté si Reneé hubiera hecho lo mismo ó si me hubiera apoyado como Emmett. Yo estaba segura que desde dónde quiera que mi madre estuviera, me apoyaba.

Llegamos a la escuela y un sentimiento de tristeza me invadió; aquí, hace unos meses, había conocido al hombre más guapo, perfecto y adorable del mundo y hoy sería su último día como profesor. Extrañaría verlo llegar al salón con esa galantería que lo caracterizaba, escuchar suspirar a más de una aunque eso me hiciera enojar y también su manera de enseñar, pocos maestros lo tenían todo como Edward.

Edward POV

Llegué a mi casa dispuesto a hacer mis maletas para irme con Tanya, estacioné el auto en el garaje y esperé unos segundos dentro de el. Quería pesar bien en lo que diría y como la convencería, quería sonar sincero después de haberle dicho que amaba a Isabella, ahora tenía que convencerla de que había sido una aventura, que la quería a ella y la perdonaba. Como si fuera tan fácil. Tanya no era tonta, eso me quedaba claro.

Salí del auto y me percaté de otro estacionado frente a la puerta, me sorprendió que tuviéramos visitas tan temprano, entré a la casa y encontré a Tanya conversando con un hombre, más que hablar, puedo decir que le estaba gritando.

— ¡No me interesa! —Tanya se levantó del sofá y comenzó caminar por la sala— no debiste venir ¿cómo demonios diste conmigo?

—Fue fácil, tú me dijiste una vez que vivías en el 'aburrido pueblo de Forks' y hoy con internet es fácil de localizar y una vez aquí, el pueblo entero te conoce.

—Te tienes que ir…

—Buenos días —saludé, el hombre se levantó del sofá y me extendió la mano.

—Buenos días —contestó.

— ¿No nos vas a presentar, Tanya? —inquirí.

—No, por que… él… —tartamudeó— ya se va.

—Mi nombre es Félix Vulturi soy…

—Amigo —interrumpió Tanya—, amigo mío, lo conocí en uno de los viajes que hice, es de Italia, le hablé de lo maravilloso que es Forks y quiso venir a conocerlo ¿no es así?

Félix dudó antes de asentir levemente, algo aquí estaba mal, pero a mi parecía gustarme la llegada del 'amigo' de Tanya, presentía algo bueno de todo esto.

—Edward Cullen, soy el esposo de Tanya.

— ¿Esposo? —alzó una ceja y miró a Tanya— no me lo dijiste.

—No tenía por que y la verdad es una lástima que tengas que irte —Tanya lo empujó literalmente hacia la puerta, cuando regresó la noté nerviosa y subió las escaleras rápidamente, la seguí y entré al cuarto.

— ¿Quién era? —pregunté.

—Ya te lo dije, es un amigo que conocí hace tiempo.

— ¿Y por que viene a verte? —intenté sonar celoso y parece que lo hice bien.

—No me digas que estás celoso —Tanya rió de manera burlona e incrédula.

— ¿Y por que no? Eres mi esposa ¿no?

—Edward no digas tonterías.

—El que tu no me ames no quiere decir que yo haya dejado de amarte.

Esta vez rió más alto y se recostó sobre la cama

— ¿Y la zorra de Isabella? —preguntó alzando una ceja.

—Eso se acabó —luché contra el intento de reclamarle por el adjetivo y pedí que Bella me perdonara por lo que estaba por decir— Tanya, ¿cómo puedes pensar que me enamore de ella? Tú tuviste tu aventura cuando te fuiste y yo también, era mi alumna, joven e ingenua, toda una tentación.

Tanya se sentó sobre la cama mirándome fijamente, parecía contenta con el hecho de haber desviado el tema de su más reciente visitante.

— ¿Dónde estuviste anoche? ¿Con ella? —preguntó.

—No, me quedé en la cabaña de mis padres, quería estar solo y pensar.

— ¿Y que pensaste? —preguntó un poco más interesada.

—Que te amo, que todo lo que dije ayer fue por que estaba molesto. Vas a tener un hijo con otro hombre cuando yo te amo, cuando yo te pude dar ese hijo, yo sé que tuve la culpa en todo esto, debí ponerte más atención y no obligarte a vivir en este pueblo, pero si quieres, mañana mismo nos vamos a Chicago.

— ¿Vas a dejar a tu familia, tu trabajo y a esa por el amor que me tienes? —yo también estaba un poco dudoso, pero tenía que intentarlo.

—Sí, me haré cargo del niño, sólo te pido una oportunidad para que me ames —me acerqué y tomé sus manos entre las mías— sólo una.

—No me iré contigo —dijo con el rostro serio, después comenzó a sonreír un poco— al menos no a Chicago, quiero irme a Nueva York.

Se levantó y fue hasta el closet, sacó un par de maletas, me puse de pie y la abracé, deposité un beso en su mejilla y anhelé con todas mis fuerzas que fuera Bella quien estuviera entre mis brazos.

—Voy a presentar mi renuncia y regreso por ti.

—Sí, si ándale ve —me ignoró y continúo haciendo sus maletas.

El camino hasta la universidad se me hizo lento y pesado, deseaba llegar rápidamente, esperaba que entre más rápido saliera del pueblo, más pronto me divorciaría de Tanya y estaría con Bella. Después de la universidad y antes de ir a ver a Bella como se lo prometí, decidí hacer lo que estuviera en mis manos para que su padre la perdonara. Llegué a casa de Bella justo a la hora de la comida, Charlie estaba bajando de la patrulla cuando estacioné mi auto. Debo decir que la mirada que recibí antes de bajar del auto fue hostil, fría y llena de furia.

— ¿Qué demonios haces aquí? —Dijo en cuanto abrí la puerta — ¡será mejor que te largues!

—Quiero hablar con usted…

—No tenemos nada que hablar —llevó su mano hasta el cinturón donde descansaba su pistola.

—No es necesaria la pistola, no me iré hasta que me escuche.

—Te abrí las puertas de mi casa —su rostro se volvió rojo y escupía las palabras— y tu viniste a acostarte con mi hija, ¡por Dios estás casado! ¿Cómo te atreviste a seducir a mi hija?

—Yo la amo —eso pareció enfurecerlo más y terminó por sacar la pistola.

— ¡Lárgate! —me apunto con el arma.

—Está bien, me iré pero… voy a regresar y le voy a pedir la mano de su hija como Dios manda para hacerla mi esposa, voy a hacer las cosas bien.

Me di la media vuelta y subí a mi auto, quizás había sido un poco insolente todo lo que le había dicho, pero lo iba a hacer, una vez terminado con mi absurdo matrimonio le pediría a Bella que fuera mi esposa y le pediría la mano a su padre, aunque para esto tuviera que usar chaleco antibalas.

Al llegar a la cabaña, Bella estaba esperándome en el porche, bajé del coche y la vi saltando los escalones hacia mí, casi lo había logrado pero en el ultimo escalón resbaló y casi cayó al suelo de no ser por que la sostuve.

— ¿Qué voy a hacer contigo? —suspiré.

—Amarme por el resto de tu existencia —dijo besando mis labios con suavidad.

—Claro, pero recuérdame que cuando vivamos juntos lo haremos en un cuarto sin escalones, sin muebles y de superficie plana para que no resbales.

—No lo lograrás, siempre encontrare algo con que caer —sonrió un poco— ¿no te vi para nada en la universidad?

—No di clases amor, sólo entregué los exámenes y después renuncié.

— ¿Y mi examen? No lo presenté y…

—Oye, hice una pequeña trampa, bueno no por que se que ese acordeón no era tuyo así que te aprobé como debió ser, nunca más volveré a ser tu maestro así que…

—Pero un día de estos podemos vestir a Bella como colegiala —escuché la voz de Alice— ya sabes minifalda a cuadros, calcetas blancas y blusa escolar con un moño que muestre el abdomen y no pueden faltar las colitas sexys.

—Alice… yo… —protestó Bella— nunca me pondría algo así.

—Es una lástima —susurré en su oreja, su cuerpo tembló entre mis brazos, me gustaba producir éstas reacciones en ella, sus ojos brillaban cuando se encontraron con los míos, sus mejillas estaba completamente sonrojadas, no pude evitarlo y la besé profundamente, sabía que eran mis últimos minutos junto a ella y quería aprovecharlos al cien por ciento.

Alguien se aclaró la garganta y me separé de ella, ahí estaban Alice, Emmett, Rose y Jasper.

— ¿A qué debemos la reunión?— pregunté.

—A que sepas que tienes todo nuestro apoyo —dijo Jasper.

—Y que Bella no estará sola mientras tu no estés —continuó Rosalie.

—Yo me encargaré de espantarle cualquier admirador que quiera acercársele —dijo Emmett alzando los brazos, mostrando su musculatura.

—Y que si Tanya se niega aquí estoy yo para obligarla, tengo varios métodos de tortura que no fallarán —esa claro, era Alice.

—Con ella no creo que funcione el ir de compras —se burló Bella y todos, con excepción de Alice nos reímos.

Entramos a la cabaña y les conté todo y cada uno de mis planes, así como sobre el hombre que había visitado a Tanya. Después de comer los seis juntos, nos dejaron a Bella y a mí solos. La acerqué a mí y la senté sobre mi regazo.

— ¿Ya es hora? —preguntó.

—Sí, será mejor que no sospeche nada —asintió pero no dijo nada más, parecía que no había palabras, ninguno de los dos teníamos una frase que aliviara el dolor que sentíamos, era increíble como a unos meses de conocerla, podía amarla de esta manera, me dolía amarla tanto, pero moriría por ella.

Me levanté con ella en mis brazos, la puse sobre sus pies y la besé profundamente, en ese beso puse todo lo que sentía por ella, odiaba cada centímetro que nos separaba y la puse contra la pared, pegando mi cuerpo al de ella, emanaba calor, pasión y deseo, me estorbaba nuestra ropa, me estorbaba el espacio entre nosotros. Dejé sus labios para besar su cuello, sus labios desprendían pequeños gemidos, sus manos agarraban mi cabello con fuerza.

—Te amo —susurré contra su piel— te amo y te prometo que volveré.

—Lo sé —dijo suspirando pesadamente —y yo te estaré esperando.

Dolorosamente separé mis labios de su piel, besé por última vez sus labios y así, con la imagen de su rostro sonrojado y acalorado, salí de la cabaña dispuesto a hacer lo que fuera por ser libre.

Alice POV

— ¿A dónde vamos? —preguntó Jasper inquieto desde el asiento del copiloto, estaba nervioso, lo sentía. Siempre que yo me ponía misteriosa, él se ponía nervioso, me hacía pensar que si era algo diabólica como decía Edward. Pero luego desechaba ese pensamiento, yo era genial, no diabólica.

—Haré mi buena obra del día —lo miré y le sonreí con dulzura, me regresó la sonrisa, sus ojos brillaban igual que los míos cuando lo veía. Llegamos rápidamente al Olympic Suites Inn.

— ¿Un hotel? —preguntó Jasper bajando el auto.

—Sí, aquí se hospeda Félix Vulturi.

— ¿Cómo lo sabes?

—Yo se todo —me encogí de hombros— quiero saber que relación tiene con Tanya, aunque quizás ya sé cuáles sean sus relaciones.

Me estremecí sólo de pensarlo, entramos a recepción y preguntamos por el sospechoso.

—Disculpe, ¿cuál es su nombre? —preguntó la recepcionista.

—Tanya Cullen —respondí, ganándome una mirada sorprendida de Jasper.

—Dice el señor Vulturi que suba a verlo, es la habitación…

—207… sí, ya lo sabía.

—No vas a subir sola ¿verdad? —Jasper siempre tan preocupado.

Rodé los ojos y lo tomé de la mano, subimos a la habitación 207, toqué la puerta y un hombre alto y corpulento me abrió la puerta.

— ¿Sí?

—Hola —saludé y entré a la habitación seguida de Jasper —soy Alice Cullen, hermana de Edward y lamentablemente, cuñada de Tanya.

— ¿Entonces Tanya eres tú? —preguntó sonriendo

— ¡No! Si no me conoces, no me insultes —me sentí ofendida— en fin ¿qué tienes que ver con Tanya?

—Alice —me regañó Jasper.

—Hay que ser sinceros, no viniste aquí para conocer Forks.

—Tienes razón —con un gesto nos invitó a sentarnos en un pequeño sofá— Tanya y yo tuvimos una aventura en Ibiza, sin querer me enamoré de ella…

— ¿Qué le viste? —interrumpí, pero yo quería saber eso.

—Es muy linda, una gran mujer —rodé lo ojos— pero al llegar aquí, me entero que está casada.

—Sí, pero se va a divorciar de mi hermano.

— ¿Por qué? —preguntó visiblemente feliz con la noticia.

—Por que esta mañana por fin la vio sin maquillaje —contesté y el se rió, estaba claro que el no la había visto recién levantada— ¿sabes que Tanya está embarazada?

La pregunta pareció sorprenderle. —No, no lo sabía.

—Ese bebé no es de mi hermano.

—Entonces puede ser mío —y ahí estaba, la gran Alice lo había hecho de nuevo, había encontrado al papá del niño, lo único que nos faltaba para que la familia Cullen por fin se deshiciera de Tanya.



Destellos de Oscuridad

Capítulo 11
Destrozada

Bella pudo ver el estremecimiento que recorrió a Emily cuando los vampiros entraron, ni siquiera le echó una mirada a Jacob, sabía que él estaría con los puños apretados y el ceño fruncido, sobre todo porque el primero en entrar fue Edward. Pero había más con él, vampiros a los que ella sólo había visto una vez, cuando irrumpió en la casa de Edward para matarlo. Fue una de las hembras, la de cabello negro brillante cortado en puntas, la que se acercó a ella y la abrazó, como si fuera alguien más en la familia.

-Todo va a estar bien –dijo, después de informarle que se llamaba Alice.

Bella, un poco confundida, se alejó unos pasos, pero agradeció el apoyo. Después de que el resto de los vampiros se presentara, ella se dirigió a Edward.

-¿Cómo me encontraste?

-Parece que desconoces mucho sobre tu propia raza –comentó Rosalie, mordazmente.

-Tranquila Rose –Emmett puso una de sus fuertes manos en su hombros-, le prometimos a Ed que la ayudaríamos.

-¿Recuerdas lo que te dije sobre la sangre? –dijo Edward antes que Rosalie pudiera replicar algo más-. Seguí tu aroma.

Bella agachó un poco la mirada, algo avergonzada. Alguien detrás de ella gruñó fuertemente y colocó sus brazos sobre ella, no tuvo que voltearlo a ver para saber que se trataba de Jake.

-Pero si tiene a su perro para que la cuide… No creo que necesite nuestra ayuda…

Antes que la vampiresa pudiera terminar la frase y que Jake pusiera a Bella detrás de él y los observara amenazadoramente, Emily dio un paso al frente y la observó con una seguridad que impresionó a todos.

-Les recuerdo, vampiros, que están en mi casa y bajo mis reglas; si han venido a ayudar como dijeron entonces deben abstenerse de insultar a mi familia.

Bella tomó suavemente del brazo a Jake y le rogó que se tranquilizara, después se colocó al lado de Emily.

-Ella tiene razón, si piensan continuar insultándonos es mejor que se vayan de una vez.

-No, Bella… Yo sólo quiero ayudarte.

Edward quiso acercarse a ella, pero debió ver algo en sus ojos, puesto que, al final, se quedó en su lugar.

-Les aseguro que no se volverá a repetir –intervino Carlisle, mientras Emmett tomaba del brazo a Rosalie y los dos tenían una discusión rápida y prácticamente silenciosa.

-Bella es parte de nuestra familia, también –aseguró Esme.

Emily le dirigió una mirada extraña a su amiga y otra a Edward.

-De acuerdo, por el bien de Bella, de ahora en adelante intentaremos trabajar juntos –dijo la mujer lobo-. Y esto también va para ti, Jake.

-A mi sólo me importa Bella –respondió él, tras un momento de silencio.

-A mi también –lo secundó Edward. Los dos, tanto vampiro como licántropo, se observaron con fiereza unos instantes.

-No, en esta ocasión lo menos importante soy yo –dijo ella-, todo lo que pido es que me ayuden a salvar a mi hermana. Amy debe ser su prioridad a partir de ahora.

Y ni siquiera dejó que Emily la confortara, se fue al cuarto de Amy, dejando a los vampiros y licántropos solos. Emily empezó a informar a la familia de Edward sobre la situación y les aconsejó que lo mejor sería esperar a Sam para planear una fuga.

Bella, mientras tanto, se internó en la habitación a media luz, la cama de sábanas coloridas de Amy, se sentó junto a ella y escuchó su apacible respiración.

-Te quiero mucho, hermanita –le confesó, intentando calmarse, imaginándose el futuro, pensando en que ya estaban libres de Dominic…

Descubrió con delicadeza parte de su pequeño rostro y descubrió su cabello rubio y sus ojos entregándose a un sueño feliz y profundo. Sintió remordimiento al pensar en despertarla, pero tendrían que irse de un momento a otro, así que pasó sus dedos por su cabello cálido.

-Amy –le murmuró tiernamente-, Amy…

Pero, cuando su mano se apartó de su cabeza, notó que un mechón de cabello se había quedado entre sus dedos y que el color de sus mejillas estaba incendiado en un rubor febril. Tocó su frente y se dio cuenta que estaba ardiendo. Se iba a levantar para llamar a Emily, pero la niña había abierto los ojos ya y su respiración ahora era agitada, irregular.

-Bella –jadeó la niña.

-Amy ¿Qué tienes?

-¡Duele! –gimió la niña, con los ojos desorbitados, la frete sudorosa y las manos sobre el estómago. Se incorporó hasta quedar sentada y comenzó a toser en la orilla de la cama, después vomitó sobre el suelo, pero lo que salió de sus labios no fue más que caliente y espesa sangre.

Bella empezó a desgañitarse pidiendo ayuda, mientras la cabeza de Amy volvía a las almohadas y su cuerpo temblaba; su piel se volvía amarilla y sus labios se resecaban.

Edward y Jake fueron los primeros en entrar, seguidos de Emily, quien los quitó de su camino y, llevándose las manos a la boca, se acercó a Bella y a Amy.

-Debemos de llamar a Sam…

-Tengo frío, tengo frío, tengo frío…

Bella envolvió a Amy con una cobija y la estrechó entre sus brazos, pero antes que pudiera decir algo sintió que alguien la sacudía ligeramente del hombro.

-Déjame revisarla, Bella, soy doctor –le aseguró el vampiro llamado Carlisle. Ella, insegura, le dirigió una mirada a Edward primero, quien asintió con la cabeza y, tras un suspiro, la volvió a dejar sobre el colchón.

Carlisle tocó su frente, observó sus ojos, acercó su oreja a su corazón y, cuando terminó de revisarla, apretó los labios. Gesto que no le fue desapercibido a Bella, así como la tenue sobra que cruzó su mirada.

-Supongo que ya ha recibido tratamiento…

-Sí, mi compañero, Sam, es quien se encarga de cuidarla –aseguró Emily.

-Ha recaído, la enfermedad volvió… Como ella se encuentra en estos momentos no podemos pensar en huir, todo eso sólo agravaría su estado…

-Eso no me importa –dijo Bella, abrazando a la niña-, sólo quiero que se cure…

-Debemos llevarla al hospital –finalizó Carlisle.

Bella asintió y sin dar alguna explicación o decir alguna palabra, se levantó con Amy en brazos y se dirigió hacia la salida. Emily le rogó que esperara un poco, pero ella no la escuchó.

Edward se colocó frente a ella.

-Si quieres ayudarme, puedes acompañarme al hospital, pero si lo que quieres es que no vaya… entonces no vuelvas a aparecerte en mi vida nunca más.

-Te acompañaré.

Bella asintió, pero antes de que pudieran salir, un lobo apareció a un lado de ellos. La vampiresa, recordando que Jake era más rápido, se lo agradeció con la mirada y se subió en él. El lobo no esperó a Edward, pero el vampiro, para desgracia de Jacob, era tan veloz como él.

Al encontrarse frente al hospital, Bella se apeó del lobo y entró en el edificio, pidiendo ayuda a gritos, hasta que una de las enfermeras la reconoció y llamó a Sam. Él apareció al instante e hizo que subieran a Amy a una camilla, la niña desapareció tras una de las puertas de vaivén y Bella, por más que le rogó a su amigo, no consiguió que él le permitiera entrar con ella.

-Tienes que esperar, Bella –dijo Sam, dirigiéndole una mirada extraña a Edward. Después desapareció también, tras aquella puerta que encerraba a la persona que Bella amaba tanto.

Desesperada, se dejó caer en el suelo, apenas notando que unos brazos la envolvían y que la voz de Edward la consolaba con palabras tiernas. Un gruñido surgió a su otro costado, seguido de un pequeño aullido triste; de reojo pudo ver como el hocico de Jake descansaba sobre su pierna.

-Gracias, a los dos.

Poco después llegaron los vampiros y Emily, quien retiró a Edward y Jacob y abrazó maternalmente a Bella, mientras la ayudaba a sentarse en el sillón de la fría y blanca sala del hospital.

Entonces, el celular de Bella sonó, con fuerza, casi exigiendo que le prestaran atención. Dominic le llamaba.

Tal vez fue por el estremecimiento o por la mirada de terror de Bella por lo que Emily supo de quien se trataba.

-Ni siquiera se te ocurra –le dijo-, lo mejor es que lo apagues.

Bella asintió e hizo caso del consejo de Emily.

Sam salió y Bella se dirigió a él tan rápido como pudo, pidiendo un resultado favorable.

-Está grave, pero tengo esperanza que logre pasar esta crisis…

-Puedo ayudar –intervino Carlisle.

Sam arqueó las cejas, pero Emily le explicó que los vampiros estaban de su lado y que él también era doctor. El licántropo, tras un momento de reflexión asintió y le pidió que se colocara una bata y que entrara a la habitación.

-Creo que el hospital ya no es seguro –dijo Edward antes de que Sam se fuera-, debemos vigilarlo.

-De acuerdo, Emily llama a los de la manada, que vengan aquí inmediatamente.

Su compañera le dio un rápido beso en los labios y salió del hospital. Regresó seguida de la manada y de la noche, cuyo manto se extendió con destreza sobre el cielo. Los lobos, tras recibir las órdenes de Emily, se colocaron alrededor del edificio; Emmett y Rosalie aceptaron ayudar, así como Esme y Jasper, quienes se dividieron en diferentes pasillos, para vigilar las ventanas o cualquier otra entrada posible. Jacob, Edward, Emily y Alice se quedaron cerca de Bella. Pero a ella poco le importaba, todo en lo que podía pensar era en Amy.

Entonces, las luces radiantes del hospital, comenzaron a parpadear hasta que el hospital quedó sumergido en una oscuridad corrosiva que aturdió a todos los presentes.

Los rugidos de una feroz pelea se escucharon afuera del hospital, antes de que un cristal roto los reemplazara.

Jacob y Edward se acercaron más a Bella, mientras ella se estremecía un solo pensamiento torturaba su mente.

-Me encontró, él me encontró…