Dark Chat

viernes, 31 de diciembre de 2010

¡¡¡Feliz Añoo Nuevo Angeles!!!

Mis niñas hermosaas les deseoo que pasen un feliz año nuevoo, que este año que va iniciaar sea maravilloso, que dios las colme de bendiciones, de amor y prosperidad. Que cumplan todos sus sueños y propositoos.

Le agradezco a dios formar parte de esta hermosa familia TWILIGHT porque a pesar de que todaas vivimos en diferentes lugares, países e inclusive continentes estamos unidaas por un lazo muy fuerte que estoy segura que aunque paseen muchaas añoos seguirá igual de fuerte.

Graciaas hermosaas por visitaar el blog porque gracias a ustedes existee... las quieroo nenaas besitooss y un gran abrazooo (K)

La primera fotitoo es de parte de vane y miaa esperoo les gustee y la segundaa va dedicadaa a Vanee, esta niñaa hermosaa que nos mantiene enviciadas dia a dia jajajja graciaas siss permitirmee estar contigoo un año mas y dejarme formar parte de este blog, y sobretodo graciaas por hacermee sentir parte de tu vidaa, por compartir conmigoo el regalo mas grande que te ha dado dios que es tu bebé, que aunque no nos une ningun lazo de sangree si me une a ustedes uno mas grande y fuerte que es el del corazón.

Dios te bendigaa hermosaaa te quierooo muchisimoooo y espero te gustee la fotoo, los puse a ti y a Leo porque quise plasmaar lo importantee que son paraa mii

Te mandoo un abrazotee y muchoos besoss (K)

Que este año este lleno de amoor, si tienen parejaa que sigan muy unidos y si no tienen que este año conozcan al amor de su vidaa..



Toda la familia Cullen les deseaa feliz añoo.. brindemos por el amoor y la amistaad .. SALUD..

Phonography

Causa y Efecto

Hacía tres meses desde el día en que había decidido darle una segunda oportunidad. Tres meses en donde me tuve que tragar el orgullo y ocultar mi tristeza. Tres meses en donde tuve que pretender que nada había ocurrido, tres meses de agonía ¿Realmente podría perdonarlo?

No lo sabía, aún dolía su engaño. Y dolía principalmente porque yo lo amaba con locura. Con la misma que había comenzado en aquel juego de las llamadas. Suspiré, tenía que distraerme de pensar en él, en ella, en ellos y no me estaba ayudando para nada el hecho que siempre me topara con titulares, con preguntas, con las típicas risitas de pasillo. Sí yo había decidido afrontar la batahola que se desató los días después pero merecía los murmullos. Era cierto que yo había decidido guardar silencio, no emitir comentario más que: Estoy bien, estamos bien, cuando más de algún periodista metiche hundían más el dedo en la yaga. Sin embargo los comentarios se mantenían. Tenía que haber algún merito en lo que yo había hecho, después de todo yo me había parado digna y había enfrentado todo y a todos incluida a mi propia madre, todo por él.

Y a pesar que tenía un temple de acero frente al mundo de afuera por dentro estaba destrozada. ¿Cómo se supone que se reconstruye una relación, ¿cuándo en verdad no puedes olvidar? ¿Cuándo la imagen mental te acompaña todos los días, a cada segundo, a cada minuto? ¿Cómo confiar en él cuando cada vez que salía por la noche yo no podía evitar pensar en que se escapaba con la otra?

Como todos los malditos viernes estaba con mi hijo en brazos y ansiosa mirando el reloj. Ya faltaban diez minutos para las siete de la tarde y mi corazón se disparaba con el latir frenético, tenía las tripas enrolladas con cada minuto que pasaba y la ansiedad me carcomía. La risa profusa y automática de mi hijo me trajo de regreso de mi mundo de ensueño y lo mecí jugando con él. Me acerque a la cama y lo puse sobre esta, tomé sus pequeñas patitas y comencé a besarlas mientras sus risas se sentían alegrando el tortuoso silencio de la habitación.

— ¿Dónde está mi príncipe azul? —murmuré contra sus deditos mordiéndolos suavemente y él soltó una risotada divertidísimo. — Me comeré esa guatita —susurré enterrando mi cara contra su cuerpecito y él alzo sus manitos emocionado mientras se reía divertido. Estaba absorta jugando con él mientras le hacía cariño que no sentí que Edward estaba parado en el umbral de la puerta sino hasta que tosió. Alce mi vista y él tenía sus ojos verdes clavados en mí. Tenía una mano en su bolsillo y la otra estaba aún rozando su boca. Me medio sonrió y la sonrisa de mi rostro se desvaneció, me puse nuevamente en guardia como diría él. Acerque más a mi cuerpo a nuestro pequeño hijo, mientras lo besaba y mecía entre mis brazos le hablé.

— ¿Cenaste ya? —le pregunté y aunque traté que no sonará a indirecta irremediablemente fue así. Su sonrisa se apagó, el brillo de sus ojos se quitó.

— No, pensé que cenaríamos juntos —me respondió un tanto incomodo.

Deje de mirarlo y miré a nuestro hijo. Entonces suspiré, sabía que el camino elegido sería difícil. La confianza no vuelve de buenas a primera y era peor para nosotros. No ayudaba en nada que nuestras vidas aparecieran en cada revista, en cada noticiario a cada segundo sin tregua. Al final exhalé el aire y di el paso necesario para ponerme a su lado.

— Me llamaron hace un par de horas, mañana debo viajar a Nueva York —exclamé entregándole a nuestro hijo. Edward rozo mis dedos apropósito pero no pude evitar quitar mi mano de manera autómata. Retrocedí volviendo a instaurar aquel espacio tan frío y e incomodo que se había instalado entre nosotros — Distancia —era ahora el tercero en nuestra relación.

Nos quedamos mirando por unos segundos y como odiaba estos momentos sentí que quiso acercarse pero se contuvo. Era como si ambos agonizáramos yo por la rabia y él por el arrepentimiento. De pronto ya no éramos dos jóvenes sino dos ancianos recriminándonos la vida. ¿Dónde había quedado la magia?

— No te preocupes… lo cuidaré ¿Verdad que vamos a divertirnos juntos? —dijo repente alzando a Cameron en el aire. — Estaremos bien, lo cuidaré mucho —aseguró y mi hijo estalló en risas. De pronto lo compungido que se encontraba mi corazón se disipó y por medio segundo quise acercarme y besarlo. Realmente lo amaba tanto que su traición me desgarraba en lo más profundo de mí ser.

— Más te vale si le pasará algo te mataría —comenté en un murmullo y sentí como mis labios adquirían un leve sopor. Traté de contar la rabia pero el comentario ya se me había escapado sin control. Nunca había dudado que lo cuidaría, después de todo Cameron era su sangre y del amor que le tenía a su hijo era de lo único que yo podía estar completamente segura.

Salí de habitación dejándolos solos y me dirigí a la sala de estar recriminándome no solo mi actitud sino la actitud de él. ¿Se cansaría Edward de perseguir el perdón? Era una de las constantes preguntas que me había hecho todo este tiempo, hasta ahora tenía paciencia y aceptaba cada una de mis malas caras o incluso malos comentarios pero ¿lo haría siempre? ¿Qué sucedería cuando la culpa se extinguiera de su corazón, mi rabia también se extinguiría a tiempo para volver a empezar?

Decidí distraer mi mente en algo, caminé hasta la cocina. Abrí el refrigerador y me dispuse a calentar la comida que estaba guardada. Estaba en eso cuando pensando en algo más no me percaté y al tratar de abrir una lata me rebané el dedo. La sangre escurrió sin control, el olor a metal y azufre me invadió por completo. Pensé que me desmallaría pero sin embargó algo se activo en mi interior sin conciencia estaba a un lado del lavaplatos.

— ¡Maldición! —magullé acercándome para abrir la llave. Di el agua y puse la mano bajo el chorro. Pasaron algunos minutos y la sangre seguía escurriendo sin control, y mi cara no era mejor, era como si el azufre me invadiera por completo, sentía nauseas de solo sentir ese olor a metal tan característico.

¡Vamos Bella, solo es sangre!

Me dije y miré a todos lados. En verdad no tenía muchas alternativas diferentes a la sal y el limón. Estaba decidiendo si hacerlo o no cuando sentí la voz de Edward que entró a la cocina interrumpiendo, como siempre, mi proceso mental.

— Ya se durmió —anunció y entonces apreté más la mano tratando de evitar que se diera cuenta de lo que había sucedido, me volví de espaldas a él ocultando lo inocultable. Se quedo en silencio unos segundos — ¿Bella? ¿Qué sucedió? —preguntó y entonces de reojo noté que había sangre en el mostrador, se dio cuenta, era obvio. ¡Maldición! Y el orgullo lo tenía a tope, no quería reconocer que era un desastre en la cocina, mi torpeza se venía acrecentada cada vez que trataba de dármelas de dueña de casa, por suerte, no eran muchas las ocasiones en que tenía que hacerlo.

— Nada, fue un corte sin importancia —exclame restándole importancia al tiempo que cortaba el agua girando la llave. En el minuto en que se acercó quite las manos del agua y justo cuando iba a escapar otra vez me detuvo. Me acorraló contra el lavamanos, su cuerpo se puse interponiéndose en mi huida y sus labios se torcieron en una sonrisa. Automáticamente me puse el paño de cocina en la mano y la apreté mirando al suelo. Sus ojos verdes se clavaron en los míos. ¿Por qué tenía que ser un libro abierto para él?

— Déjame ver —pidió con esa voz aterciopeladamente sexy y sentí como mi corazón respondió a aquello. Comenzó a latir furioso en la mitad de mi pecho, mis entrañas se apretujaron apenas sentí su perfume en mi rostro. En segundos aquella esencia mesclada a testosterona invadió todos mis sentidos. ¡Tienes que ser fuerte! Me dije recordando en primer lugar porque estaba enojada con él.

— No es nada, es un corte sin importancia —insistí y traté de cambiar de tema — ¿Quieres comer en el comedor o lo harás en tu habitación? —le pregunté sin mirarlo, en realidad miraba la mano y el paño que estaba comenzando a teñirse levemente de un rosado. ¡Perfecto! Lo que me faltaba una seudahemorragia y Edward estaba allí para ¿Salvarme?

— ¿Ya cenaste? —preguntó despacio investigándome con su mirada. Podía sentir como respiraba lentamente y la tibieza de su hálito choco contra mi rostro.

— No tengo hambre —le contesté a duras penas con la vista fija en el paño de cocina, de pronto pude ver que ese color rosado ya era rojo claramente.

— ¿Porque eres tan terca? —me preguntó de repente y sin darme cuenta tiró del paño de entre mis manos revelando que mi corte no era un simple corte sino que había sido un poco más profundo. Me tomó la mano por la muñeca y la puso de vuelta en el agua. — Es demasiado profundo te llevaré al hospital a que te suturen —exclamo examinando mi dedo cerca de su rostro, y tenerlo tan cerca, me estaba haciendo mi indiferencia un tanto más difícil de lo habitual. Sentí la tibieza de su mano sujetar la mía y me imagine tantas cosas que por un segundo mi alma reclamó por él. Era tanto que sentía como la temperatura de todo mi cuerpo comenzaba a elevarse en cuestión de segundos. Sentía fluir la sangre por cada uno de mis extremidades como en sus mejores momentos de excitación. Estaba tan eufórica, y solo por su toque, que incluso creí percibir la tibieza de su respiración contra las yemas de mis dedos cuando habló en el segundo exacto que mi cuerpo hizo real aquello, sentí otra vez mi corazón latir descontrolado.

— Es un corte, no voy a ir al hospital por una cortadura en el dedo —reclamé tirando la mano pero él la sujeto con fuerza impidiendo cualquier movimiento de mi parte.

— ¿Cuándo vas a dejar de ser tan terca? —preguntó retóricamente suspiró resignado al segundo de hacerla — Nunca —y esa respuesta tal vez no era la correcta. — Veamos —balbuceo mirando a todos lados, entonces divisó algo que yo no y me miró confiado — sí la princesa insiste… siempre está la alternativa dolorosa —replicó en respuesta sonriendo un tanto malévolo me obligó a caminar junto a él.

Llegamos hasta la estufa de la cocina, apenas divise el objeto a un costado de esta lo miré en pánico pero no alcancé a protestar cuando metió mi dedo en la sal.

— Genial, acabas de contaminar la sal con mi sangre… Maravilloso —dije irónica aguándome el escozor que podía sentir en el dedo. Él parecía bastante divertido como esperando algo, claramente algo que yo no había visto venir

¿Acaso quiere que le dé un beso en respuesta por haber sido mi héroe personal? ¡Por favor! Cualquiera podría haber puesto el dedo en la sal, no había merito a aquello. Lo miré confundida.

— ¿qué? —pregunté al cabo de unos minutos observando mi dedo cubierto por un montículo de sal.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó examinándome con la mirada. Era como si estuviera viendo algo que yo no, lo miré aturdida y un tanto confusa.

— Bien —contesté mirando el gran cerro de sal y mi dedo al medio, podía ver como la sustancia alrededor del dedo rebosaba en un rojo profundo y vistoso.

— ¿Segura? —preguntó otra vez y sentí como paso sus manos tibias y varoniles por mis mejillas hasta llegar a mi frente, luego quitó unos mechones tercos que colgaban por mi rostro y se acercó un poco más. ¿Qué se traía Edward?

— Sí ¿Por qué habría de sentirme mal? —le pregunté y lo siguiente que ví fue como sus labios se torcían en una sonrisa cautivadora.

¿Por qué Edward estaba sonriendo al revés?

Para cuando desperté y sentí el almohadón blando de mi cama bajo mi cuello, y la suavidad de mis sabanas rozarme la piel, entendí que me había desmayado. Abrí mis ojos automáticamente y lo siguiente que noté fue mi dedo completamente blanco… tenía una venda demasiado exagerada para que la hubiera hecho un profesional, así que cuando me alce y divise esos ojos verdes enfocar su atención desde el libro en sus manos hasta mí entendí que, había sido él quien me había curado.

— ¡Y estaba viva! —exclamó tratando de parecer divertido. Dejo a un lado lo que supuse era un libreto y luego se acercó a mí.

— ¿Cuánto he…estado…

— inconsciente —completó mi frase sin que yo pudiera hacerlo.

— Sí

— Un par de horas, es pasado media noche —me respondió sentándose en el borde de la cama, otra vez sus manos gentiles, grandes y níveas tocaron la piel de mi rostro, me estremecí y no pude controlar el sonrojo natural que sus caricias provocaban. Rió entre dientes, yo bajé la vista avergonzada y me tape más de lo habitual con la colcha.

— ¿Tienes hambre? —me preguntó como todo un amoroso esposo. Entonces lo quede mirando sin entender ese sentimiento tan grande que me invadió por completo. Sin poder controlarme, sin proveerlo, sin reflexionarlo me acerque hasta sus labios y lo besé.

Con la necesidad contenida de todos esos meses en donde había sido un tira y afloja, de su parte había estado insistiendo en nosotros todo este tiempo y yo todo estos días, semanas y meses lo había rechazado hasta hoy. En donde por primera vez no estaba en mi mente el recuerdo de ella.

Edward correspondió al beso tanto o más animoso que yo, de hecho, sentí como me jaló hasta su cuerpo. También sentí claramente como sus manos comenzaban a buscar mi cuerpo en aquella manera tan exquisita que me volvía loca. Edward era una droga para mí y todos estos meses habían sido una agonía.

Deslice mis manos por su barbilla bien definida, tenía una barba incipiente de dos días y el rose áspero y tosco con ella me incitó a querer sentir la tibieza de su cuerpo cerca del mío. No supe cómo pero lo acosté en la mitad de la cama, de mi cama, de nuestra cama.

Como poseía le quité la polera que aún traía puesta y contemple aquel dorso tan perfecto y que en estricto rigor era mío. Porque él era el padre de mi hijo, era mí hombre.

¿Quién se creía ella? ¿La dueña de Edward? ¿No podía conseguirse otro hombre que no fuera el mío? ¿El que hubiera sido de ella un par de noches le daba el derecho a reclamarlo como suyo?

. Esta noche éramos yo y Edward. Besé cada parte de aquel dorso desnudo, intoxicándome de su aroma, de su tibieza, de su suavidad. Sentir como escapaban pequeños gruñidos de sus labios cuando llegaba con mis labios húmedos hasta el ombligo me incitó más. Justo cuando creí que podría dar vuelta la página, el recuerdo tortuoso de Ángela me invadió. Sentir su voz distorsionada por la excitación me hizo transportarme lejos de allí. Una nauseas me invadieron y comprendí que un engaño no puede olvidarse. Un engaño hay que sanarlo y muchas veces eso significa que hay que dejar ir. No era una cuestión de orgullo, de quién era más mujer. Era una cuestión de sentimientos, de fidelidad, de amor. Edward no me amaba tanto si había buscado consuelo en otro cuerpo.

Entonces cuando estaba así adolorida por las imágenes de su engaño, intoxicada por los recuerdos, una imagen bastante más nítida y diferente se presentó ante mis ojos. Era Edward, estábamos en la mitad de mi habitación pero no era media noche, sino que era de día. Era ese día… era aquel día.

— ¿Dónde está Cameron? —y aquellas palabras yo las había oído antes.

— Con mi madre —contesté magnificando el sufrimiento de aquella decisión que mi mente había fraguado hacía cuestión de segundos como una completa verdad paralela.

No, no podría perdonar jamás. Y olvidar sería demasiado difícil, demasiado doloroso, demasiado triste. Yo no era tan noble.

— Bells… —y su voz se apagó. Principalmente porque yo lo interrumpí en el segundo exacto que dimensione que la confianza es una, y cuando se rompe no hay nada que hacer para tomarla otra vez.

— No… —murmuré tranquila con mi conciencia, tranquila con todo. Iba a tomar la decisión correcta. Una decisión que no era egoísta pero tampoco era altruista simplemente era racional.

— Al menos déjame explicarte —balbuceo asustado. Él ya había adivinado cual sería el final de aquel día. Se acercó a mí pero rehuí.

— No te esperé para pedirte explicaciones, te esperé para despedirme —y la última silaba caló hondo en el fondo de mi corazón destrozado. Yo le amaba, pero por ahora ese amor no era suficiente para curar su engaño. — Podrás verlos los fines de semana —y jamás le quitaría el derecho que le correspondía por ser el padre biológico de mi hijo pero yo no estaría a su lado como la incondicional.

La mirada confusa y atontada de Edward ante mis palabras serias y directas me confirmó que no estaba preparado para mi actitud. Tal vez esperaba gritos y llantos pero ¿Para qué? ¿Conseguiría componer el jarrón llorando histérica y dolida por su engaño? ¿Acaso servirían las lágrimas para volver a ser una pareja? No. Un tenso silencio se embargó entre nosotros.

Entonces ante el silencio mis labios se curvaron en una sonrisa irónica. ¿Tan poco había valido para él qué aún en una circunstancia como esta él se había dado por vencido? De pronto agradecí el que esto hubiera sucedido ahora y no veinte años después cuando ambos nos recrimináramos el estar juntos solo por apariencias.

— Puedes llamarme cuando quieras verlos, adiós Edward —susurré.

— Se que no hay justificación para lo que sucedió pero se terminó lo juro —espetó desesperado tratando de seguirme. Estaba bajando las escaleras y sintiendo como nuestra relación se terminaba por romper.

¿Por qué tenía que creerle ahora? ¿Por qué tenía yo que darle la segunda oportunidad? ¿Por qué? ¿Acaso había una razón diferente a una que respiraba? ¡Mi hijo podría tener a su padre y no era necesario que yo estuviera sufriendo a su lado! ¡No señor, prefería guardar el recuerdo de Edward en ni corazón como el hombre que ame y no como el que odiará porque me había engañado en mi propias narices!

Justo cuando iba a subirme a mi auto me sujetó por el brazo con fuerza, girándome en mi posición. Nuestros cuerpo se quedaron uno frente a él otro.

— No lo hagas Bella, se terminó… se terminó —me aseguró

— Deberías haberlo pensado antes —y solté cada palabra con un rencor impensado.

Tiré de mi brazo para soltarme de su agarré, sin cavilación abrí la puerta del vehículo para subirme pero me la cerró de tropezón.

— Las cosas no son como tú piensas… por favor

— ¿Te acóstate con ella si o no? —pregunté sabiendo de antemano la repuesta. Mi corazón sangro porque esta vez la escucharía de sus propios labios. ¿Podría soportarlo?

Guardó silencio ¡Tan cobarde que no puedes admitirlo! Le grité furiosa en mi interior sin quitarle la mirada de encima esperando por su respuesta.

— Sí —confesó

— Entonces, son exactamente a como me las imagino —le contesté subiéndome al auto. Lo encendí con ira contenida. La ventanilla estaba abajo, para mi desgracia.

— Yo te amo —exclamó

— Vaya manera de demostrarlo —aquella confesión me enfureció más ¿Desde cuándo alguien engaña por amar?

Aceleré y saque al vehículo del garaje sin importarme que estuviera con la mitad del cuerpo metido en la ventanilla.

— Bella, ella no significo nada —gritó separándose del vehículo.

— Tampoco tú —grité perdiéndome calle abajo.

Sentí como mi corazón se contrajo en la mitad de mi pecho. Esa frase no era verdad, nisiquiera era una mentira a medias. Era una mentira completa. Claro que él significaba todo para mí. El problema era que yo le amaba y lo quería todo, o era el cien o no era nada. Y ahora, luego de su engaño era evidente que Edward quería algo más de la vida que quedarse a criar a un bebe, y a cuidar de una esposa.

Éramos jóvenes, nadie podía culparlo de aquello. No condenaría mi vida a una existencia junto a un hombre que no estaba seguro de quererme por siempre. ¿Qué pasaría cuando yo volviera a embarazarme? ¿Tendría que soportar cada vez un engaño?

No, no era algo que yo pudiera transar. Me dolía como un demonio, sentí que mi alma se había partido en dos. Con él había conocido el amor de verdad, yo estaba realmente enamorado de él pero mis elecciones de vida hoy eran otras. Tenía un hijo, un pequeño milagro y un pedacito de Edward, contrario a lo que todos pensaran nosotros tendríamos un vinculo de por vida pero no por eso tendríamos que estar unidos en una relación sin amor motiva por el compromiso. En todo orden de cosas hay una causa y un efecto, lamentablemente para mí, su engaño hoy tenía un efecto que me destrozaba el alma pero que era el correcto.



Feliz año Mis angeles hermosos!!!!!

Hello!!!

Mis ángeles hermosos, primero q todo les quiero agradecer por pasar un año más aquí de con nosotras de viciosas, muchas gracias a todas el sitio son ustedes

En fin un año más q se nos va este año para mí fue el mejor ya q nació mi bebe, si ya se van a decir como ps creo q sabemos todas como, ja si no la pasamos leyendo puro lemmon. También fue un año lleno de emociones, día a día aquí compartiendo un pedacito de su tiempo y de su vida con nosotras este espacio fue creado y seguirá siendo una especie de escape, por q no me lo van a negar a cuantas de nosotras nos gusta después de un día de escuela, de trabajo o por q no después de ser amas de casa, sentarte a leer y olvidarte un rato del mundo q nos rodea y sumergirnos en este mundo tan maravilloso de twilight

Este sitio fue creado para eso, precisamente para ser felices en nuestro mundo de fantasía así que chicas muchas gracias a todas por estar un año más aquí compartiendo con nosotras

Que tengan todas un feliz y hermoso año, q les llegue el amor, el dinero y por q no un Edward, aunque sea humano, pero capaz de darnos tanto amor y pasión (ok esto fue para las q estamos mayorcitas, niñas peques pórtense bien) siss se olvidaba te quiero mucho y a todas nuestras autoras muchas gracias por dejarme compartir sus hermosas historias en este espacio mil besitos a todas ustedes q sin su creatividad esto no seria posible

Les mando mil besitos a todas y q empiece la fiesta!!!!!!

Angel of the dark