Dark Chat

miércoles, 30 de mayo de 2012

Muy salvaje Para Ser Dominado

Hello mis angeles hermosos!!!!
aquí ando después de mucho tiempo de ausencia , muchas gracias a todas por seguir entrando al sitio  y por su paciencia  , aquí les dejo un cap mas de este fic. mañana estaré subiendo otro por la noche.
Les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO 12


Bella miro por sobre su hombro y trago. Edward estaba parado con los brazos cruzados sobre su amplio pecho, las piernas firmes y abiertas, su rostro esculpido en granito adusto mientras la observaba con Thomas. La mera visión de el la desequilibraba. No lo habia visto desde la noche en el balcon. Sin embargo, no habia dejado de pensar en el ni una vez. Un dolor profundo latia debajo de su esternón, cada vez que lo imaginaba con su amante. Ella sacudio su cabeza. Absurdo.
Sus ojos como nubes de tormenta, no se perdian de nada, notando el agarre posesivo de su brazo por parte de Thomas con una mirada que la barrio antes de regresar a su rostro.
―Massen ―saludo Thomas con frialdad, finalmente liberando su brazo.
Portia dio un paso atras, involuntariamente frotandose su carne sensible, deteniendose cuando vio que Edward la observaba, sus ojos yéndose a donde ella se frotaba el brazo. Su mirada brillo con una luz peligrosa, que hizo que retuviera el aliento, recordandole vivamente al hombre salvaje, al granuja que había conocido al principio.
―No esperaba a que aparecieras hoy ―Thomas arrastro las palabras, su voz tranquila,
amable, aunque ella detecto un rastro de aprehensión.
―.No? ―Edward ladeo su cabeza, la palabra cargada de amenaza. La luz peligrosa en sus ojos se intensifico. ―Yo vivo aqui ―su mirada se movió rápidamente hacia ella. ―Y siempre velo por mis intereses.
Un escalofrió de alarma ―y de algo mas ―se deslizo a lo largo de sus nervios ante sus palabras.
Seguramente el no la consideraba uno de sus intereses? Esto parecía contradecir todo lo que había dicho desde el momento de su llegada, desde el momento en que se burlo de ella y la llamo una caza-fortunas en busca de marido.
Thomas le lanzo una mirada.
―Parece que tenemos intereses similares.
Las esquinas de la boca de Edward se alzaron. La sonrisa de un lobo que la hizo retroceder
Apresuradamente.
―Te concedo que tienes valor al dar la cara por aqui ―murmuro Edward con calma engañosa, un musculo marcandose con furia en su mandibula. ―Mas de lo que alguna vez te reconoci.
―Simplemente estaba pendiente de la dama.
―La dama no necesita que la cuides.
La mirada de ella fue de un hombre al otro. La animosidad emanaba de ellos, palpable y espesa.
El tipo de animosidad que era de larga data, nacida hace anos, antes de que ella pusiera un pie en Yorkshire. Se sentia como un hueso sabroso en medio de dos perros acostumbrados a la lucha.
―Oh, me permito disentir ―prosiguio Thomas. ―Alguien tiene que velar por su bienestar. Al parecer, su familia no lo penso antes de enviarla a este nido de viboras.
―Basta ―exclamo Bella, sus mejillas escociendo de ira.
―Tal vez ―dijo Edward arrastrando las palabras, sin hacer caso de su exabrupto. Su mirada perforaba aThomas con tácito desafío. ―Pero ese alguien no serás tu.
Thomas sonrio. Sacudiendo la cabeza, hincho el pecho y se enfrento a Bella.
―.Entonces es asi? .Usted lo escoge?
Bella los miro a ambos, mas alla de las palabras. La indignación quemaba un sendero caliente, bilioso hasta su garganta, cubriendo su lengua. Ella no elegia nadie, sin embargo, nada de lo que pudiera decir convencería a ninguno de ellos de eso.
―Muy bien, entonces ―Thomas la estudio pensativo mientras se enderezaba sus puños,
Claramente tomando su silencio como una especie de respuesta. En cuanto a Thomas, anuncio:
―Ella no es una belleza, eso es seguro, pero todavía es demasiado buena para gente como tu, Massen.
Edward se abalanzo hacia delante, pero Bella reacciono rápidamente, saltando entre los dos hombres. Ella puso una mano en su pecho, los músculos agrupándose bajo sus palmas.
―Es suficiente ―reprendió. Las líneas que enmarcaban la boca de Edward se mantuvieron
rígidas e implacables. Hizo otra embestida contra Thomas y ella apretó ambas manos contra su pecho. ―!He dicho suficiente!
El bajo la mirada para encontrar la suya, sus ojos brillando de rabia.
Temerosa de apartar sus manos del pecho de Edward siquiera por un momento, hablo por sobre su hombro.
―Creo que es hora de que se vaya.
Manteniéndose lejos de ellos, Thomas los rodeo.
Edward no dijo nada, simplemente le sostuvo la mirada mientras los pasos del barón se perdían por el camino.
Su pecho, tenso de violencia apenas contenida, se elevaba y bajaba bajo sus dedos.
La voz lógica de su cabeza le ordenaba quitar las manos. Sin embargo, ella no podía retirarse, no podía apartarse de la sensación tentadora de su pecho firme, cálido y masculino bajo sus dedos.
Su voz resonó desde lo más profundo de ese pecho, vibrando contra sus palmas.
―Deberías haberme dejado que le sacara los dientes.
Sonriendo con voz temblorosa, intento deslizar las manos de su pecho, pero el las tomo,
aferrándolas.
―Menos no se merece ―su mirada la devoraba, arrasándola por entero. ―No es cierto,
.sabes? Eres una belleza, Bella ―su expresion intensa se contrajo en una mueca y desvio la mirada, como si le molestara el hecho.
Se humedecio los labios y trato de fingir que sus palabras no la emocionaban, no le derretían los huesos de modo que apenas podia mantenerse en pie.
―Eso habria sido brillante ―rio debilmente, dando a sus manos otro tiron. Sin embargo, el las aferraba, sus calidos dedos presionando sobre los suyos, el sonido de su corazon firme y fuerte bajo sus palmas temblorosas.
Luchando por una calma que no sentia, ella continuo:
―Golpear a un invitado en su propia casa... nadie podria esperar menos de los Locos Massen.
―No era mi invitado ―su mirada acusadora, como si ella fuera de algun modo responsable de
la presencia del Baron  Thomas en su casa. ―La reunion en mi salon no seria gracias a ti,
.verdad? Su rostro se sonrojo y bajo la mirada.
―Ya me lo imaginaba ―gruno el, su pulgar presionando mas fuerte sobre el punto donde latia  el pulso de su muneca.
Negandose a sentirse culpable por ayudar a organizar un simple te, tal vez incluso por poner esa idea en la cabeza de lady Massen, bruscamente le devolvio la mirada.
―Su hermana y su abuela se merecen una muestra de la sociedad, milord. Por pequeña que sea.
―No me hables de las necesidades de mi familia.
―Oh, yo no sonaria con ello. Usted las conoce mejor.
―Exacto ―dijo con los labios tan apretados que apenas se movieron. ―Si no vas a volver a tu casa, al menos deja de interferir cuando se trata de mi familia.
―Como usted quiera ―se burlo ella. ―Despues de todo, soy nada mas que una invitada aqui.
No quiero presumir demasiado. .Se me permitira siquiera hablar con su hermana?
―Una invitada ―gruno el, moviendo la cabeza con disgusto evidente. ―Tu eres mucho mas que eso ―la calcino con una mirada abrasadora, no dejando ninguna duda de que no tuvo intencion de hacerle un cumplido.
Su mirada se deslizo de sus ojos, observando su pelo, su cara, deteniendose en su boca. La
lengua de ella salio rapidamente para humedecer sus labios. Esos ojos verdes se oscurecieron tan insondables como el mar en la noche, listos para hundirla, succionandola a las profundidades.
Su aliento se quedo atrapado en su pecho, alli revoloteando impotente como una mariposa atrapada bajo una copa. Le tomo cada gramo de voluntad abstenerse de inclinarse hacia el, hacia el calor de su mirada, hacia la pared invitadora de su pecho.
El ardor en su sangre la desconcerto. .Como podia tener hambre de un hombre a quien tan claramente le desagradaba? .Como podia tener hambre de un hombre en absoluto? Esa mentalidad la llevaria a quedar atrapada en un matrimonio si no tenia cuidado. Sus planes para vivir una vida gloriosa en el extranjero se esfumarian. Lugares como el Partenon quedarian como algo que leyo, pero nunca visito, nunca lo vio con sus propios ojos.
Inhalando, saco sus manos, metiendoselas detras de su espalda. Levantando la barbilla, ella lo miro y se dijo que no era un hipnotizador para encantarla. El no era mas que un hombre de carne y hueso. Un bruto grosero. Y segun los rumores, un desequilibrado.
El la observo durante unos instantes, con la cabeza ladeada como si estudiara una extraña
criatura, un raro especimen con el que habia tropezado sin querer. Luego, con un movimiento pequeño de la cabeza, su voz rompio el silencio, casi sorprendiéndola por su ligereza.
―.Que estabas haciendo aqui conThomas?
Ella le dio a su propia cabeza una sacudida, como si necesitara un momento para encontrarle
sentido a sus palabras.
―Nosotros no salimos solos. Su hermana nos acompañaba.
―.Ella la dejo a solas con Thomas? .Por que?
Bella trago con inquietud.
―Me temo que sus sentimientos fueron heridos cuando el baron le hizo poco caso.
―El muy bastardo ―dijo con los dientes apretados, sus dedos hundiendose entre su pelo largo y corbrizo . ―Ella lo ha mirado con ojos de ternerito durante años. .Por que no me hizo caso? .Piensa que soy un monstruo por prohibirle fraternizar con un estupido
como Thomas? Se lo que ven cuando la miran. Lo mismo que ven cuando me miran. Otro Loco Massen. Lo de hoy es una pequeña muestra de lo que se enfrentaría si yo le permitiera entrar en sociedad. No quiero hacerle daño. Solo los más desesperados caza-fortunas la cortejarían. Todos lo demas la despreciarian.
―Usted la ama ―murmuro Bella, incapaz de ocultar su absoluta sorpresa.
Le dirigio una aguda mirada, formando un pliegue entre sus pobladas cejas.
―Por supuesto que la amo. Es mi hermana. Ella aparto la cara, fingiendo interes en el seto alto de espino negro a su derecha. Parecia tan ofendido. Como si ella hubiera puesto muy en duda su honor. No era en absoluto alguien capaz de
asesinar. El arrepentimiento la inundo por permitir que Thomas plantara esas dudas en su cabeza.
Ella engancho una rama y arranco una varita, olvidando su culpa mientras frotaba el pulgar sobre un capullo a punto de abrirse. Asi que Edward no era un asesino. Ni siquiera era un hermano depravado y egoista. Por supuesto que la amo. Ella es mi hermana.
―.Bella?
Con una respiracion profunda, ella lo enfrento de nuevo, tratando de verlo como el hermano sin corazón que habia pensado que era hace un momento. Sin embargo, ya no podia. Ella intento una sonrisa, pero la sintió desfallecer y murió en sus labios.
―.Si?
Le perforo con la mirada, en busca de respuestas, una verdad que ella no estaba dispuesta a revelar.
―.El amor de un hermano es tan notable para ti?
Ella se rio, un sonido extraño y frágil a sus propios oidos.
―Realmente.
―Tu hermano…
―A mi hermano ―le interrumpió ella ―solo le preocupa lo que yo pueda aportarle ―hizo un gesto indicando a su alrededor. ―Y por eso mi presencia aquí.
El brillo duro de sus ojos desapareció.
―Tal vez tu hermano no sabía nada de la aflicción de mi familia.
Ella levanto los hombros en un gesto descuidado.
―No le habria importado ―Bella se detuvo para llenar sus pulmones de aire tranquilizador.
―Y la abuela tenia que saberlo. Ella intercambia regularmente correspondencia con la suya. Lo sabia y no le importo. Por lo tanto, usted ve, milord, no se nada del amor de una familia. Por lo menos ―se corrigió, ―no es el tipo de amor que comparte con los suyos.
Con un gesto enérgico, boto la vara y comenzó a bajar por el camino con pasos rápidos,
Fuertes, aborreciendo el espesor de la garganta, la pesadez en el pecho, el ardor infernal en el fondo de sus ojos.
Edward se puso a caminar junto a ella.
―.Que hay de tus padres?
Luchando contra el nudo en la garganta, rodeo otro seto de espino negro y se detuvo en medio de un pequeño patio, una fuente burbujeante en su centro.
―.Como diablos sale de este laberinto?
Sonriendo casi amable, señalo otro sendero que conducía desde el patio.
―Por ese camino.
Con un simple gesto, empezó a descender por el sendero. Las solidas zancadas de Edward la seguían, al igual que sus preguntas indiscretas.
―Vamos, .que hay de tus padres, Bella?
―Mi padre murio cuando yo tenia catorce anos ―lanzo por encima del hombro.
―Lo siento ―murmuro, el planeo aterciopelado de su voz enviando un aleteo a traves de su corazon.
―No se preocupe. Nunca me presto especial atencion ―respondio ella, sin atreverse a mirarlo, temerosa de que el leyera mas detras de sus palabras casualmente pronunciadas.
―Eso debe haber dolido.
―No especialmente ―en verdad, se sentia a salvo. Su padre pasaba la mayor parte de su
tiempo subyugando a su madre, examinando su agenda social, aprobando sus amigos, sus obras de caridad, todo lo de su vestuario.
―.Y tu madre? ―pregunto. ―.Ella te descuido tambien?
―No ―contesto Bella rapidamente. ―Ella fue atenta.
―.Fue?.Murio tambien?
―No.
―Entonces…
Bella se detuvo bruscamente y se dio vuelta.
―Mi madre se fue para el continente exactamente una semana despues del funeral de mi
padre. El tiempo que le tomo hacer los arreglos del viaje.
―.Hace ocho años? .No ha regresado para una visita?
Bella se erizo ante su mirada compasiva, sintiendose en cada centimetro la hija abandonada, echada a un lado y olvidada.
―Ella escribe ―entonces, .que si las cartas se hacian menos frecuentes con cada año que
pasaba? Su madre la queria. Bella no estaba resentida con ella por buscar su propia vida. Ella alzo un poco mas la barbilla y se adelanto caminando. ―Prometio volver por mi. Vamos a viajar por el mundo juntas. Voy a ver el Partenon ―declaro ella, preguntandose por que su voz sonaba a la defensiva. Como si hubiera alguna manera que el le dijera que no podia.
―Ya veo ―murmuro.
Ella le lanzo una mirada cortante.
Seguia mirandola de esa fastidiosa manera, como si fuera una niña crédula que cree en las
hadas y en la magia.
Deseosa de cambiar el tema y librarse de la mirada compasiva de su cara, ella dijo:
―Entiendo que este tratando de hacer lo mejor para Mina, pero no creo que se de cuenta de lo decidida que esta a tener lo que ella considera una vida normal.
El la agarro por el brazo y la giro para enfrentarlo. Ella podia ver la casa ahora, se asomaba por encima del seto demasiado crecido a espaldas de Edward.
―.Normal? ―el levanto una ceja oscura como si nunca hubiera escuchado la palabra antes.
―Si. Galanes, noviazgo, matrimonio, hijos.
Heath la miro, sus ojos escrutando su rostro, antes de murmurar:
Normal no es nuestro destino en la vida. Alice tiene que aceptar eso.
El asintio como si eso pusiera punto final al asunto.
―.Porque usted lo dice?
―Yo se lo que es mejor para mi hermana.
―Va a ser miserable ―advirtió, haciendo caso omiso del musculo que se marcaba
Peligrosamente en su mandíbula. ―.Quiere eso en su cabeza?
―La vida no es justa ―espeto un mero momento antes que la tomara por la parte posterior del cuello.
Ella lanzo un pequeño chillido mientras en la atraía mas cerca, pensando que tenia la intención de besarla. Su boca descendió, pero se detuvo a un pelo decepcionante de distancia por encima de sus labios.
―Casi nunca conseguimos lo que queremos ―susurro, alargando sus palabras con agonica lentitud, su aliento un soplo cálido contra sus labios temblorosos. ―.O no has aprendido eso todavía?
Sin otra palabra, la soltó y desaparecio rodeando el seto. Ella cayo contra el seto, una vacilante
masa sin huesos. Sus dedos presionaron sus labios mientras deseaba que los revoloteos de su
vientre se detuvieran.
Casi nunca conseguimos lo que queremos. Bella se pregunto si no estaba un poquito decidida a
probarle que estaba equivocado.


 Dejen sus comentarios pliss


domingo, 20 de mayo de 2012

Rebelde



CAPÍTULO VIII.- FELICIDAD
BELLA POV

Los días siguientes a mi entrega absoluta a Edward fueron maravillosos y nos dedicamos a conocernos por completo, nuestros gustos, nuestras aficiones, lo que odiábamos, en fin, todo lo que se comparte con tu pareja.
Edward me sorprendía cada día, era una persona maravillosa y cada día lo amaba más. Nos entregábamos con pasión desmedida y amor incondicional. Todos en la casa estaban felices y por fin se respiraba ese aire de tranquilidad, de pasión, de amor.
Ya era noticia pública que Bella Swan era novia del magnífico empresario Edward Cullen y a pesar de ser mayor que yo, creo que al ver el amor que nos profesábamos no hacían mayores comentarios de lo poca ortodoxa de nuestra relación.
Seth y Alizze en un principio se mostraron reacios a las nuevas noticias, pero con los días aceptaron mi nueva relación y me apoyaban en todo, ellos todavía no se llevaban del todo bien y a veces me molestaba un poco.
Un día en la tarde me dirigía al estudio de Carlisle para nuestra clase de historia griega que era nuestra afición, allí pasábamos parte de la tarde sumergidos en esos textos estudiando y deleitándonos con las historias de los dioses griegos, era tan fascinantes que a veces se sentía transportada a ese mundo de ensueño.
Al llegar al estudio escuché que Edward le encargaba a Carlisle que averiguara lo que más pudiera sobre mis amigos, me extrañó esa petición y el tono que estaba utilizando, ya estaba aprendiendo a conocerlo y ese tono era de absoluta desconfianza hacia mis mejores amigos.
En la noche le pregunté a Edward sobre el tema y evadió diciendo que era sólo por mi seguridad, que quería saber a ciencia cierta la clase de personas con las que me relacionaba, no le creí, pero dejé pasar el tema cuando Edward me envolvió en sus brazos y nos perdimos en la pasión.
La relación con el resto de la familia se entrelazó aún más que antes, pero con el que tenía mayor afinidad era con Emmett, nos llevábamos de maravilla y tenía la extraña obsesión de andar todo el día con una filmadora, le encantaba filmar a todos los miembros de la familia haciendo distintas cosas, decía que era para la posteridad y tenía muchas grabaciones.
Él decía que yo era su mejor estrella, así que me seguía por todos los rincones de la casa para plasmar mis mejores momentos, claro que si fuera por eso tendría que filmarme haciendo el amor con Edward, allí si que era especial jajajaja.
La actividad favorita de la familia era cantar karaoke, así que por las noches nos preparábamos, cantábamos y hacíamos las representaciones de los artistas que escogíamos, era muy divertido, pero siempre me hacían trampas por lo que la que más cantaba era yo, no me quejaba, disfrutaba mucho cantando, además con Emmett siempre preparábamos alguna tontera, como cuando cantamos love the way you lie, el chiste es que yo imitaba a Eminem y Emmett a Rhianna, todos se mataron de la risa al escuchar cantar a mi hermano oso, su voz era horrible y más aún imitando la voz de la chica.
De a poco fui descubriendo otro tipo de música y aunque siempre prefiera el rock por encima de cualquier cosa debía reconocer que habían artistas buenos. Cuando descubrí casi por casualidad a Adele me volví loca, o sea, la tipa canta sensacional y la música es muy buena, y qué decir de la letra de las canciones, espectacular. Así que ella pasó a mi lista de favoritos y cuando canté una canción de ella todos aplaudían, especialmente mi vampiro, quien al escuchar el tono de voz que adopté para interpretar la canción y que me saliera lo más parecida a Adele se volvió loquito y los Cullen tuvieron que salir pitando, ya que Edward me tomó en brazos antes de que la canción terminara y me llevó hacia el dormitorio.
Todas esas actividades quedaban grabadas. Cuando pasaran los años veríamos las cintas y nos reiríamos a carcajadas de todas las locuras que hacíamos.
No había día en que no hiciéramos el amor, y por lo general eran varias veces al día y las noches, wow, casi no dormía, no le reclamaba a Edward por estar sumamente cansada, ya que muchas de las veces era yo la que lo seducía.
Edward me había enseñado distintas maneras de amarlo y cada vez me sentía más desinhibida, me sentía tan mujer, tan sensual. Edward recalcaba a cada momento lo mucho que me amaba y lo sexy que era, no podía sentirme mejor a su lado.
El lazo se sentía casi tangible entre nosotros y más en Edward, parecía que él no podía estar si no era conmigo al lado, donde iba él estaba a mi lado, quería pasar cada segundo pegado a mi, incluso pospuso varios viajes de negocio por no separarnos ya que yo por colegio no podía viajar con él. Todos se extrañaban de este hecho, porque si bien es cierto que al crear el lazo se siente un dolor casi físico al no estar juntos demasiado tiempo entre nosotros era más amplificado, como dije anteriormente Edward no soportaba estar sin mi.
Cuando estaba en el colegio sentía su presencia cerca, así que en los recesos iba a los sanitarios y allí estaba mi milagro personal esperándome y con dolor me miraba cuando debía volver a clases. Este hecho subía mucho mi ego, me sentía poderosa. Imagínense, tremendo tipo colado de una niñata del demonio.
Algunos comentarios como siempre no eran amables, pero a mi me importaba una mierda, me envidiaban, las zorras del colegio no entendían que Edward, el soltero más codiciado se hubiera fijado en mi y que prácticamente babeaba cuando me miraba.
Las caras que ponían las estúpidas me daban risa, cuando Edward me iba a dejar y a buscar todos los días al colegio, esas zorra trataban de llamar su atención de las maneras más bajas, pero Edward ni las miraba, así que pasaron a las agresiones en mi contra, lo cual disfrutaba mucho dejándolas en su maldito lugar.
No era de desconocimiento para los profesores lo mucho que me molestaban y el peso que tenía mi familia, especialmente Edward que había amenazado con sacarme del colegio, lo cual dejaba a éste con un gran hueco en su cuenta corriente, ya que los Cullen eran benefactores importantes del colegio, así que Edward utilizó esa baza para dejar en claro que las agresiones de parte de cualquier alumno o profesor hacia mi se pagaría caro.
Por supuesto yo podía pelear mis propias batallas y me molestaba que Edward utilizara esas artimañas para defenderme, no lo necesitaba y cuando le reclamé se molestó diciendo que no le gustaba que me anduviera peleando y llegara a casa con moretones, rasmillones y esas cosas, era tonto, mi vampiro tonto y más lo amaba, no podía estar enojada con él por mucho rato, ya que me daba tratamientos llenos de besos, poemas, canciones cursis y cosquillas.
Antes esas cosas me hubieran molestado y hubiera tratado a cualquiera que hubiera intentado hacerlo de imbécil, cursi, ridículo, de patada en el culo y un montón de cosas más, pero definitivamente mi vampiro me había conquistado y ahora añoraba cada palabra o gesto ñoño de su parte, Dios, era una completa cursi sin remedio, pero me encantaba.
Ahora íbamos juntos al bar, nadie se atrevía a mirarme de manera sensual, todos sabían que Cullen era mi novio y que además era muy, muy celoso. Dejaba claro que yo era suya, al igual que yo marcaba mi territorio con él, ya que las zorras que iban al bar eran más atrevidas y descaradas que las del colegio, pero cuando agarré a una del cabello y la pasee por el suelo mientras le gritaba que si volvía a ver sus sucios ojos en mi novio de nuevo la dejaría hecha mierda. Por supuesto me creyó y nunca más lo volvió a mirar, claro que tonta no era y cuando estaba en el escenario podía ver que había muchas mujeres que le dedicaban miraditas calenturientas, pero después reflexioné, él era mío, no miraba a ninguna mujer, sólo a mi, así que no sería tan mala y mientras no pasaran de miraditas no me molestaría, total no todas contaban con la suerte de tener a un hombre como ese a mis pies.
Hoy me había acompañado a ver al ginecólogo, no es que estuviera asustada de quedarme embarazada de él, eso era imposible, pero como había iniciado mi vida sexual, mis hormonas andaban disparadas y hacían estragos en mi cuerpo. Cuando me llegó la menstruación sufrí de dolores horrorosos que me tuvieron en cama por varios días. Edward sufría mucho, ya que mi sangre le era muy apetitosa y no le sentaba bien beber de mi mientras yo me retorcía de dolor, además sollozaba por mi malestar, así que me llevó donde un ginecólogo y éste me recetó pastillas anticonceptivas.
Fue tan incómodo y oí a Edward gruñir cuando el médico me hizo los exámenes de rutina, ya que me hizo una eco para descartar embarazo u otra cosa, Edward miraba con odio al médico cuando me pidió sacarme la ropa y ponerme la bata que se usa para estos casos, pero le dediqué una sonrisa y se calmó un poco.
Seth y Alizze se hacían cada día más apegados a mi y me encantaban, eran tan ridículos cuando empezaban con sus tonterías de que mantuviera contento a Edward en todos los planos, especialmente en el sexual, ya que decían andaban muchas moscardonas detrás de él, trataban de darme consejos sexuales y les gritaba que se metieran en sus problemas, que en ese plano no teníamos ningún problema con Edward, ellos se carcajeaban por sacarme de las casillas. Cuando hablaban con más seriedad me decían que ellos siempre estarían a mi lado, pasara lo que pasara estarían para mi, sólo para mi, que ellos me querían como a una hermana y me protegerían de todo, que cuando tuviera cualquier duda o problema no dudara en contarles nada. De verdad agradecía en el alma ese apoyo, ya que desde hace tiempo o supe más de mis amigos del internado, cuando llamaba a Jake nunca estaba disponible, hablé con una compañera y me dijo que Jake había sido retirado del internado por su padre y nadie sabía nada de él. Me pareció extraño, Jake no le gustaba la vida que llevaba su familia, pero supongo que no tuvo más opción que irse, lo que no era impedimento para que me llamara o cogiera mis llamadas.
Del que nunca más supe fue de James, suena duro decirlo, pero me importaba una mierda lo que fuera de él, me había herido y eso no lo perdonaba, menos a él.
Así que el apoyo incondicional y medio loco de mis amigos me reconfortaba mucho, ellos no eran precisamente amables con Edward ni Edward con ellos, pero por mi hacían el intento de llevarse bien y eso también lo valoraba mucho, todos trataban de hacerme sentir lo más feliz que pudiera y no puedo negar que a veces sentía una especie de pánico por tanta felicidad, pero después me convencía que era una tontera mía.
- Bella, te extrañé tanto, tanto – dijo Edward besándome con necesidad
- Amor, pero si sólo estuviste un día fuera – Edward había tenido que viajar urgentemente, porque tenía el negocio muy abandonado y si bien es cierto que lo extrañé horrores, él me extrañó más, siempre era así y a veces me sentía mal, sentía que él me amaba que yo a él.
- Si, pero, sin ti siento que no puedo existir Bella, es tan raro, es como si me faltara el aire y yo no necesito respirar.
- Lo se amor, a mi me pasa igual, te extrañé vampiro, mucho, mucho – dije enrollando mis brazos en su cuello y dejándole besitos en su mandíbula
- Mmmmm, Bella, te juro que trato de comportarme como un caballero, pero no puedo, maldita sea no puedo.
Gruñó mientras me llevaba en volandas hacia nuestro dormitorio, si, nuestro, desde la primera follada compartíamos dormitorio, él nunca se había permitido algo así, pero conmigo lo hacía y se sentía maravilloso.
Al llegar al dormitorio me arrojó en la cama mientras él se sacaba la ropa lentamente, me encantaba cuando hacía eso, era presenciar el mejor espectáculo para mis calientes ojos, me daban ganas de gritar "metro Golden meyer presenta" y la verdad es que en varias ocasiones lo hice en alta causando la risa de Edward, pero ahora me dedicaba sólo a mirar, era magnífico, su cuerpo musculoso, pero no en demasía, sus brazos tonificados, sus hombros anchos, cintura angosta y esos huesos en la cadera en V que me volvían loca y por los que me encantaba pasar mi lengua a gusto.
- ¿Te gusta lo que ves amor?
- Jodidamente si – gemí cuando quedó desnudo frente a mi con su erección monumental entre su mano mientras me miraba de manera ardiente, el movimiento de su mano de detuvo y quise gritar que siguiera tocándose.
- Desnúdate Bella, desnúdate para mi nena – lo dijo casi de manera brusca y eso me excitó aún más, me encantaba cuando Edward se volvía medio dominante
Saqué lentamente mi ropa moviéndome de manera sinuosa arrodillada sobre la cama, cuando la ropa estuvo fuera de visión tirada en cualquier lado clavé mis ojos en él, me miraba de manera desquiciada sobando de manera fuerte toda la longitud de su falo.
- Quiero que te acuestes, extiendas tus piernas lo que más puedas y te toques para mi placer Bella, quiero verte acabar con tus propios dedos nena.
Dios, esto era tan sucio y tan rico que gemí de placer antes sus exigencias. Por supuesto hice lo que me pidió y lentamente mis dedos fueron tocando cada porción de mi cuerpo abierto para él. Mi cuello, mis senos, mi abdomen, mis muslos y finalmente mi centro. Estaba muy mojada, rodee mi clítoris hinchado mientras escuchada un gruñido de su pecho. Sus movimientos se hicieron más rápidos y duros. Mi cuerpo se arqueaba y no demoré en adentrar dos dedos en mi centro. Gemimos al unísono y nuestras miradas estaban perdidas en nuestros sexos húmedos.
- Un dedo más nena, uno más, Dios, eres tan putamente caliente, aggggg, si, más rápido nena, muévete más rápido.
Gemía sin control viendo cómo su miembro delicioso estaba cada vez más duro y grande, líquido pre seminal salía de su punta y ansiaba tomarlo en su boca como tan bien me enseñó. Me faltaba tan poco para venirme, sentía como mi interior se ajustaba a mis dedos, el nudo en mi bajo vientre a punto de explotar.
- Si, si, nena, vente, vente para mi, grita mi nombre con todas tus fuerzas – no pude aguantar más y grité su nombre casi desgarrando mi garganta con mi espalda tensa como arco.
Se acercó a mi, él no había acabado y su miembro rozaba mi mejilla juguetonamente.
- Quiero que me exprimas con tu linda boquita, quiero que me hagas acabar preciosa.
No fue necesaria más persuasión, se arrodilló a horcajadas en mi torso, tomó su verga y la dejó frente a mis labios ansiosos. Le di una lamida por toda su longitud arrancando un jadeo de su boca entreabierta para después ir tomándolo lentamente, era tan grande que tenía que relajar mi garganta al máximo para que entrara casi por completo y digo casi, porque no cabía, así que lo que no entraba lo tomaba en mi puño en movimientos sincronizados para darle mayor placer. Tomó mi cabello rudamente pero sin causarme gran dolor mientras embestía cada vez más fuerte, me follaba la boca de manera deliciosa, sentía sus testículos golpear mi barbilla, pero yo quería llevar el control, así que con mi otra mano tomé sus testículos tensos en mi mano y los presioné levemente haciendo que mordiera su labio inferior reprimiendo un gruñido, pero perdiendo ya que éste salió de todas maneras subiendo mi nivel de lujuria, la sangre bombeando enloquecida en mis venas calentando cada partícula de mi cuerpo.
- Más Bella, más, así, siiii, así nena, asíiii, - gritaba Edward mientras sus embates se hacían más rápidos. Dejó de embestir por un momento, si, eso era lo que quería, lo quería a mi merced, mordisquee su hinchada punta mientras apretaba más sus testículos y después los sobaba, apretaba y sobaba. Arremoliné la lengua en su ranura mientras mi mano lo masturbaba fuertemente.
- Dios, Dios, Dios – cantaba religiosamente Edward mientras volvía a engullirlo en mi garganta, sentí su pene palpitar, estaba a punto de correrse, pero ahora no quería que se corriera en mi boca, estaba perdida en la lujuria y lo quería por todo mi cuerpo.
Lo saqué de mi boca e iba a protestar, pero no lo dejé.
- Quiero que marques mi cuerpo Edward
- ¿Qué? – dijo abriendo más sus ojos negros por la excitación
- Quiero que marques con tu semen todo mi cuerpo, márcame Edward márcame ahora, lo necesito, necesito sentir tu leche caliente en mi cuerpo, márcame, márcame – grité como una posesa.
Desplazó su cuerpo más abajo, quedando a horcajadas entre mis caderas, tomó su pene en su puño y maniobró duramente, mientras una de mis manos se alojaba en mi centro preparándome para acabar juntos, nunca habíamos hecho algo así y lo encontraba tan pecaminoso y delicioso. A los pocos minutos y entre jadeos y respiraciones entrecortadas nos corrimos juntos. Sentí su semen caliente caer en mi vientre, mis pechos y por último en mi cara. Fue tan jodidamente caliente.
EDWARD POV
Mi nena ardiente acababa de dormirse entre mis brazos, Dios, estaba jodidamente enamorado, hechizado por esta niña que hacía conmigo lo que quería.
Había llegado con la firme intención de dominarla y el dominado había sido yo, Dios, cierro mis ojos y vuelvo a evocar horas atrás cuando perdida en el placer me gritó que la marcara con mi semen, Mierda, lo hice y fue lo más jodidamente caliente que había hecho hasta ahora, me dominó, me subyugó completamente, ver caer mi semen en su cuerpo me hizo perder la cabeza completamente, me sentía como un animal que acababa de marcar su hembra y eso era ella, mi hembra, mi mujer, mía solamente, pero ella también me había marcado, era completamente suyo, yo era su macho rendido a sus pies.
No me apenaba que mis hermanos me molestaran porque no podía estar sin Bella ni un minuto, sin ella era como dejar de respirar, me dolía el cuerpo, se me partía el corazón.
Siempre estaba tras sus pasos, ella se movía y por consiguiente yo me movía detrás de ella, éramos como imanes, era una dependencia total la que sentía por mi niña por lo que mis hermanos se burlaban constantemente de mi, me importaba una mierda todos los apodos que me ponían, yo era feliz, inmensamente feliz.
Con Bella explorábamos nuestra sexualidad con esmero, no teníamos pudor en pedir lo que queríamos y deseábamos experimentar. Íbamos de la mano en descubrir nuevas poses, nuevas maneras de darnos placer, nuevas maneras de enloquecernos mutuamente. Ella era única y tenía la gran dicha de reclamarla como mía.
Sólo había un par de cosas que no habíamos probado, pero lo haríamos pronto, ya le había dicho y aunque en un principio se vio un poco temerosa confía en mi y sabe que nunca le haría daño. Así que aceptó que la tomara completamente. De sólo pensar que en cualquier momento podría tomarla por allí mi erección se disparaba y es que el culito respingón de mi mujer era tan tentador que siempre me lo quedaba viendo con hambre de penetrarlo, de hacerlo mío, de perderme en ese placer que sólo ella podría darme.
Ya estaba duro otra vez, pero la dejaría dormir….por ahora, no quiero que enferme ya que todas las noches damos rienda suelta a nuestra pasión y ella casi no duerme antes de irse al colegio. He tratado de controlarme, pero me es imposible alejarme de ella, de su cuerpo, de su sangre, del calor de su centro.
En varias ocasiones me la he follado en los baños del colegio, ya que como un dependiente de heroína en busca de su droga allí la espero en los recesos. Se que soy un maldito bastardo por cogerla de esa manera, pero ya dije anteriormente, no me puedo controlar y no se si con los años lo podré hacer, mi mujer me hace arder de una manera tan poco común incluso entre los de nuestra especie y ella no se queda atrás, ya que le encanta seducirme y volverme loco, somos unos malditos calientes. Tanto así que mi familia está pensando seriamente en mandarnos a vivir juntos a otra casa lo suficientemente lejos de ellos para no escucharnos en nuestras maratones de sexo, ellos tampoco entienden bien lo que nos pasa, es cierto que los vampiros tenemos el lívido más alto que otras especies, pero lo nuestro ya está sobrepasando todos los límites, ninguno de mi familia son tan apasionados como nosotros y eso que ellos tienen una vida sexual bastante activa.
Emmett se siente a veces celoso, porque dice que ni en sus comienzos con Rose eran así como nosotros y eso que ellos siempre se han jactado de su sexualidad explosiva.
Hoy era el cumpleaños 17 de mi Bella y ya teníamos todo listo, después de su fiesta nos iríamos de viaje de placer sólo los dos, serían unas mini vacaciones, era el momento ideal de pedirle que fuera mi mujer ante todas las leyes. Si por mi fuera ya estaríamos casados, pero quería darle estos meses que llevábamos juntos para que asimilara nuestra relación, pero eso estaba más que claro desde la primera entrega, mi padre como su tutor estaba de acuerdo en firmar el consentimiento. Todos estaban muy contentos, sólo faltaba preguntarle a Bella y que ella aceptara, a veces me pongo un poco paranoico, pienso que Bella me pueda decir que no y rompa mi puto corazón muerto, Alice no puede ver nuestro futuro porque Bella no se quita el medallón, no es impedimento para mi, ya que al beber de su sangre tengo su aroma grabado en mi, pero los demás no pueden acceder a ella de ninguna manera.
Bella dice que no se lo quita por costumbre, le tiene mucho aprecio, las veces que se lo ha quitado por petición mía cuando hacemos el amor se siente ridículamente desprotegida, la dejo, total soy un completo dominado por mi mujer.
Ahora estábamos terminando los últimos detalles de su fiesta. Bella no se encontraba en la casa y eso me tenía nervioso, ya anhelaba sentirla junto a mi. Ella había ido a hacer un trabajo en casa de sus amigos, amigos que por cierto no me terminaban de gustar nada, eran muy raros, pero no teníamos nada sustancial para desconfiar de ellos, hace un tiempo le había pedido a Carlisle que investigara su familia, pero estaban limpios, eran una familia normal, aún así había algo que me hacía desconfiar y no era precisamente porque ese chico hubiera tenido algo con Bella, había leído su mente y no albergaba ningún tipo de sentimientos amorosos hacia ella, sólo cariño fraternal, pero algo no me cuadraba en esos dos chicos extraños.
Cuando Bella terminara el trabajo vendría a casa a alistarse para la fiesta, había invitado a muy pocas personas, es que mi niña era muy selecta en ese aspecto, tenía pocos amigos en los que confiaba plenamente y qué decir de amigas, sólo contaba con Alizze, según mi Bella todas las demás era zorras que lo único que querían era meterse en mi cama y en más de una ocasión se había lanzado en una pelea monumental con algunas chicas y mujeres que se me insinuaban, no me gustaba que peleara, pero ya había comprendido que su naturaleza era así, por su sangre corría la violencia y necesitaba la adrenalina, además después que peleaba teníamos el mejor sexo del mundo, en esos momentos era aún más satisfactorio, ella era la cazadora y yo la presa, me dominaba con maestría y follábamos más duro que de costumbre.
En un principio trataba de controlarme en el plano sexual, ya que podía lastimarla e incluso matarla, pero ella era siempre era la excepción a la regla y su cuerpo se adaptaba con naturalidad a mi y mis embates, por más que lo hiciéramos duro, ella nunca se lastimaba y eso era más que conveniente ya que no nos venía eso del sexo calmado y pasivo.
Los días en que ella no acudía a clases era cuando estaba con el periodo, no era porque estuviera con dolores como al principio, ya que con las pastillas estaba genial, sino que no podía dejarla salir de la cama, me perdía en su esencia, me la follaba a cada momento, duro, muy duro. En un principio ella se sentía incómoda por ese asunto, pero siendo un vampiro y ella emanando la sangre que cantaba para mi era natural, de a poco fue perdiendo el pudor y los mejores orales se lo hacía en esos días del mes, casi no me podía despegar de su rico y suculento coño.
Bebía de ella tres veces por semana para no debilitarla tanto pero nunca me cansaba de su sangre, siempre quería más, siempre ansiaba todo de ella, toda ella era una puta constante debilidad y tentación en mi vida.
La fiesta fue magnífica, Alice y Rose se lucieron con la decoración Y Esme con el banquete. Había montones de regalos para mi niña, es que ella desde que llegó a nuestra familia se convirtió en la favorita, todos siempre estaban atentos a cada cosa que necesitara, todos se desvivían por verla cada vez más feliz.
Emmett le regaló un extenso juego de juguetes sexuales, esposas, ropa interior comestible, consoladores, aceites para el cuerpo, etc. Bella se carcajeó cuando lo abrió y un pequeño rubor cubrió sus mejillas, me encantaba cuando se ruborizaba, eso hacía encender más mi lujuria y necesidad de ella.
Rose le regaló una guitarra perteneciente a su cantante y guitarrista favorita Joan Jett, Bella estaba que flipaba de felicidad, Rose se había tomado muchas molestias para conseguir su regalo, además estaba autografiada especialmente para Bella, ya que Rose había llevado una de las tantas grabaciones que teníamos en casa de las actuaciones de Bella tanto en el bar como en casa y ella había quedado encantada con el talento de mi mujer.
Alice como siempre loca con la ropa le había regalado una extensa colección de última moda, pero en el estilo de Bella, o sea medio rockera, medio punk, medio grunge, además de comprarle a un coleccionista privado por miles de dólares una polera andrajosa que había pertenecido a Kurt Cobain, la cosa era espantosa, pero Bella casi llora de emoción cuando la vio y no demoró en ponérsela encina de la ropa que traía. Se veía extremadamente deliciosa. Estoy enfermo de amor.
Jasper le regaló unas entradas a varios conciertos, Bella nunca había ido a ninguno, ya que había estado la mayor parte de su vida en el maldito internado, así que ahora disfrutaría la vida a concho y los conciertos los disfrutaríamos juntos.
Esme le regaló más ropa, dinero y un juego de llaves, le dijo que más adelante sabría para qué era, yo por supuesto que sabía, eran las llaves de nuestra casa, ella nos había comprado una casa cerca de la actual, pero lo suficientemente lejos para no inmiscuirse en nuestros asuntos con sus oídos desarrollados.
Carlisle le regaló una colección de primera edición de los libros que Bella tanto adoraba de la historia de los dioses griegos, Carlisle también había comprado a un coleccionista privado desenfundando muchos miles de dólares, Bella estaba tan agradecida y recibió todos los regalos con mucha felicidad y lloró cuando entre todos la abrazamos.
Seth y Alizze le dieron una pulsera que se veía antigua, muy bonita y cara.
Los otros pocos amigos le dieron más pulseras, ropa, libros y otras cosas más, todo de gusto de Bella.
Yo, por supuesto le regalé los pasajes que ocuparíamos en unas pocas horas más, lanzó un grito de alegría cuando vio el destino. La llevaría a Grecia, ese lugar que sólo se atrevía a soñar cuando leía sus libros de historia. Ahora por fin vería el lugar en donde vivieron sus dioses griegos con los que tanto soñaba.
Al terminar la fiesta Bella corrió a nuestro dormitorio a hacer las maletas, pero éstas estaban listas por obra de las chicas, tenía todo lo necesario para pasar nuestras vacaciones.
Entre besos y caricias nos despedimos de nuestra familia, estábamos felices de pasar tiempo solos aunque fuera por pocas semanas. En el colegio estaba todo arreglado y Bella no tendría problemas, además era una excelente estudiante y al regreso se pondría al día.
Grecia ya la había visitado y desde que pensé en regalarle el viaje a Bella me rondaba una idea y ya la estaba llevando a cabo, quería en su honor y amor por ese país y su cultura poner un hotel cinco estrellas en ese lugar.
El viaje en avión pasó rápido entre besos, arrumacos y lo mejor, nos unimos al club de las millas, o sea sexo en el baño del avión, Jesús, esta niña me hacía perder los estribos, todos escucharon nuestros gemidos apasionados, todos pensaban en nosotros cuando salimos de los baños, a la mierda, todos deberían probar follar allí, era maravilloso, un poco estrecho, pero sólo había que tener imaginación y buena flexibilidad.
Alquilé un helicóptero para finalmente llegar a destino, una vez en el hotel nos llevamos nuevamente por la pasión y terminamos haciendo el amor en la lujosa alfombra de la suite.
En esos maravillosos días recorrimos distintas islas y ciudades, visitamos los templos y me maravillaba con las reacciones de Bella, ella me enseñaba sobre las mitologías mientras nos deleitábamos con las magníficas edificaciones y su cultura, la diosa preferida de Bella era Atenea, sentía una cierta fascinación por ella y cuando vimos su escultura erigida tan imponente y Bella me relató su historia quedé embelesado, pero no por la magnífica diosa, sino por Bella, se veía tan radiante mientras miraba a la figura de la diosa que sin darme cuenta las palabras salieron como tropel de mi boca. Había planeado meticulosamente el momento en que le pediría ser mi esposa, iba a ser mañana en una cena romántica a la orilla del mar, pero no pude resistir del hechizo de Bella y me arrodillé frente a la diosa y le pedí ser mi esposa, mi mujer para toda la eternidad. Con lágrimas en los ojos ella aceptó mientras se abalanzaba hacia mis brazos.
No podía ser más feliz, ella me había aceptado, no sólo ser mi esposa sino que unirse a mi por toda la eternidad, me entregaba su corazón, su sangre, su cuerpo y su alma.
Hicimos el amor en ese mismo lugar como única testigo la estatua de atenea, fue un momento mágico, se que siempre digo que nuestros momentos son especiales, calientes, desesperados, pero ahora era realmente mágico, no se si era por la puesta de sol o el viento que ondeaba de manera lujuriosa el cabello de Bella que por cierto hace tiempo que se lo había dejado crecer y que ahora llevaba se tono natural, pero era como si una luz envolviera el cuerpo de mi mujer, ella resplandecía, esta vez no follamos, hicimos el amor y nunca me sentí como en este momento.
Bella se veía majestuosa, más que la propia atenea mientras me cabalgaba perdida en el éxtasis de nuestros cuerpos unidos, yo estaba completamente embobado viéndola cómo subía y bajaba de mi dureza, su cuerpo brillaba, su sonrisa era ancha y sus ojos, Dios, sus ojos eran luceros que me alumbraban y hacían perderme en sus torrentes chocolatosos, estaba completamente anclado a ella, a ratos me perdía en la bruma de todos los sentimientos que me estaba provocando, era como un sueño del que no quería despertar jamás.
Llegamos juntos al orgasmo gritando nuestros nombres y bebiendo de su sangre, no se si era por el momento mágico que habíamos vivido, pero juraría que su sangre era más deliciosa de lo que ya era, casi no pude parar de beber, la abrazaba tan fuertemente que Bella se quejó de hacerle daño.
No entendía lo que pasaba, no quería dejar de beber, no quería dejar de hacerle el amor, no quería dejar de mirarla un solo segundo, esa noche nos quedamos escondidos en el templo e hicimos el amor hasta que amaneció, cada una de las veces fue más mágica que la anterior, no podía de dejar de pensar que todo era un sueño, pero los vampiros no sueñan, así que sólo era producto de la emoción y la felicidad.
Cuando nos fuimos no éramos los mismos, irradiábamos más amor, más sensualidad que antes, al menos eso veía al mirar a Bella, era como si en unas pocas horas su magnetismo se hubiera intensificado y no solamente lo pensaba yo, todos los hombres que se nos cruzaban en el camino veían a Bella y enseguida sentían esa lujuria que emanaba, gruñí un par de veces cuando un grupo de turistas se nos cruzó y tuvieron una erección colectiva al observa a mi mujer y no eran solamente los hombres, incluso las mujeres no podían dejar de mirar a Bella, es cierto que ella siempre fue especial, yo desde que la descubrí como mi cantante, como mi mujer, me costaba despegar los ojos y mi cuerpo de ella, pero ahora parecía una broma de mal gusto que todas las personas de distinto sexo y edad miraran a Bella como la miraba yo.
Ella no se daba cuenta, seguía siendo la misma, pero yo bien sabía que algo había cambiado y era mía, eternamente mía.
Nos bañamos en una cala privada que alquilé para los dos, no quería más gente a nuestro alrededor, no quería leer más mentes calenturientas mientras miraban a mi mujer.
El sol era delicioso y el mar mojaba nuestros cuerpos desnudos mientras nos acariciábamos y nos besábamos de manera desquiciada, así quería pasar el resto de la eternidad, desnudo y con Bella en mis brazos comiéndonos el uno al otro.
Después de hacer el amor en el mar nos tumbamos en la arena y empezamos a planear nuestro matrimonio, quedé felizmente asombrado cuando Bella dijo que se quería casar enseguida, acá mismo en Grecia y si era posible en el templo de atenea donde le pedí matrimonio.
Llamé por teléfono a mi familia y les comunicamos las noticias, estaban felices y Esme sollozaba de felicidad.
Al día siguiente recibimos al clan Cullen y empezaron los preparativos. Mientras tanto aproveché que nos quedaríamos más tiempo y contacté a las personas encargadas de construir mi nuevo hotel, se llamaría La Bella Diosa, en honor a mi Bella. Contacté a los ejecutivos que administrarían el hotel, ya tenía una lista de las personas que el encargado de personal había seleccionado, sólo quería comprobar si eran las personas idóneas para cada cargo que desempeñarían. En ese sentido era muy escrupuloso, no trabajaba con cualquiera.
Tenía que hacer todo ahora, ya que después no tendría tiempo por la boda y la luna de miel, que aunque fuera acá mismo en Grecia a pedido de Bella no quería interrupciones de ningún tipo en nuestro tiempo de amor.
Nos casábamos en una semana y la luna de miel duraría tres meses, si, era un tiempo largo, pero Bella dijo que mandaba a la mierda el colegio, después tendría tiempo de sobra para terminarlo, claro, tenía una eternidad para ello. Además a Emmett como siempre se le soltó la lengua y Bella se enteró del hotel, así que pidió estar más tiempo para que yo pudiera estar pendiente de los avances y dejara todo listo, decía que no quería separarse de mi estando recién casados y la verdad es que yo tampoco, así que dejamos la luna de miel y trabajo en tres meses.
Al llegar a una sala especial que el hotel en que nos hospedábamos acomodó para la junta con el personal ejecutivo me sentí inmediatamente sorprendido con la eficacia de los hombres y las mujeres que trabajarían en el hotel, ya había leído su hoja de vida y ahora al entrevistarlos uno a uno de manera personal, estaba muy contento con las personas que trabajarían en mi hotel.
Sólo uno de los hombres no me agradó, ya que en ese momento Bella apareció para traerme un café, ya que llevaba horas encerrado entrevistando personal. Como ya era costumbre en estos días, el maldito tipo no se cortó un pelo en tratar de ligarse a Bella, claro él pensaba que era mi secretaria, pero al ver mi cara de disgusto se asustó hasta la mierda. Lo eche cagando, nadie miraba a mi mujer así y menos un trabajador mío, las personas que estaba afuera esperando su turno fue advertida por mi parte de que si miraban a mi mujer mejor se fueran inmediatamente.
Las mujeres que estaban esperando suspiraron pensando que Bella era tan afortunada y que yo era tan hermoso y animal defendiendo a su novia, por lo menos estaba claro que Bella era mía.
Al ingresar a la sala Bella me miraba con cara de enfado, pero el mohín en su boca la delataba, estaba caliente con mi actuar.
- Mmmmm, no sabe cómo me pone cuando actúa como cavernícola señor Cullen – dijo mientras se acercaba lentamente contorneando las caderas sugestivamente, mierda, ella era mi perdición.
- Por la mierda Bella, deja de moverte y de mirarme así nena, tengo trabajo y quiero terminar ahora para que esté todo listo para nuestra boda – pero ya era tarde, ella paseaba perezosamente la mano por mi bulto sobre el pantalón, cerré los ojos y la estampé contra la pared.
- Si Edward, cógeme ahora, ahora – decía Bella mientras friccionaba su centro húmedo contra mi erección.
Sin hacerme de rogar le subí el precioso vestido que llevaba arrancándole las bragas en el proceso, sus piernas abrazaron mis caderas ya con los pantalones abajo y la embestí así apoyada contra la pared, me importaba una mierda si habían personas esperando afuera y escuchando, era mi mujer y quería que a todos los malditos les quedara claro.
No fui delicado y Bella tampoco lo deseaba, fue una follada fenomenal, los gritos y jadeos salían de nuestras gargantas como un coro en navidad.
Bella salió y al leer las mentes de los que quedaban afuera comprobé que tras darle una breve mirada a mi mujer bajaron la vista, pero sus mentes eran un revoltijo de emociones, todos sabían lo que habíamos estado haciendo y la sexualidad que emanaba Bella no pasaba desapercibido para nadie. Por lo menos lo pensaban y no lo expresaban.
Me faltaba una sola persona y la hice pasar, era una mujer, más o menos de treinta años, muy hermosa, es más era despampanante, en otros tiempos me hubiera calentado con sólo mirarla, pero ahora no sentía ningún tipo de reacción hacia ella. Ella sería la encargada deAdministración, tenía la típica estampa entre ejecutiva y modelo, trasero generoso, pechos siliconados, cintrura estrecha, cara medianamente bonita, creo, pero no era mi tipo, nadie más que Bella era mi tipo.

martes, 1 de mayo de 2012

Rebelde


CAPÍTULO VII.-RINDIÉNDOSE A LA PASIÓN

Los besos fueron subiendo de tono, respiraciones entrecortadas y dos cuerpos entregándose a la pasión, pero uno de ellos no se sentía del todo cómodo, algo no estaba bien, lo que acababa de pasar en el bar había sido muy extraño y ahora que lo pensaba bien y rememoraba los hechos no estaba seguro de seguir adelante, pero era tan doloroso detenerse justo ahora.
Edward entre toda la calentura sabía que tenían una larga conversación pendiente, su Bella estaba tan extraña, era como si no fuera ella, todavía sentía violencia en su cuerpo y en su alma y sabía que en este momento no era ella misma, pero ¡carajo cómo la deseaba!, más ahora que se estaba entregando a él, tan sensual, tan desinhibida, tan madura.
Pero aún perdido en el deseo sentía que no era correcto, que su niña se arrepentiría de dar ese paso tan grande en esa condición.
- Para Bella, por favor detente
- Cállate Edward, te deseo aquí y ahora
- Amor, por favor conversemos, mañana te arrepentirás de lo que estamos haciendo
- ¿A caso ya no me deseas, es eso?
- Joder niña, estoy tan duro como riel de ferrocarril, te deseo tanto que estoy a punto de cogerte de manera dura y fuerte, pero
- Pero nada vampiro, cógeme duro, haz conmigo lo que quieras, ganaste, soy tuya, siempre tuya, te amo y te deseo
Joder, joder, joder, había esperado tanto por escuchar esas palabras de su niña y ahora que las escuchaba su raciocinio se fue a la mierda.
Paladeaba en su lengua el aroma almizcle de la excitación de Bella, sentía su calor traspasar la escasa ropa que vestía y su erección ya no podía estar más dura y dispuesta a follarla toda la maldita noche.
Las caricias que recibía Bella la llevaban a la locura, nunca se había sentido tan viva, tan deseada, tan mujer, Edward la tocaba con adoración, como si fuera a romperse con su toque y le encantaba que tuviera esa delicadeza y al mismo tiempo esa pasión desbordante.
Edward lentamente la fue desvistiendo y besaba con fervor cada porción de piel que desnudaba, era tan hermosa, su piel lisa, suave, cremosa y sin imperfecciones le quemaban la lengua y los sentidos, nunca en todos sus años de actividad sexual activa había sentido lo que ahora estaba sintiendo, estaba en la gloria, en el puto cielo. Los suaves gemidos de Bella fueron en aumento y eran los sonidos más hermosos que había escuchado jamás.
Al llegar a sus torneadas piernas sus labios quemaban y su boca se llenaba de ponzoña cada vez más mientras se acercaba a su centro delicioso, lentamente le abrió las piernas y un gruñido puramente animal se escapó de su pecho, ella estaba tan húmeda que su crema se deslizaba con descaro por sus muslos, sediento, loco, desesperado le abrió los labios vaginales dejando al descubierto su apetitoso clítoris, con adoración lo envolvió en su lengua perdiéndose en ese mar de lujuria, era simplemente deliciosa, adictiva, una droga que no podía ni quería dejar de consumir.
Bella se arqueaba de placer empujando su pelvis más cerca de la cara del vampiro, jadeaba, gemía y pedía sin tapujos por más, era indescriptible la sensación de la lengua del vampiro en esa área tan íntima y receptiva, nunca pensó que este acto fuera así de delicioso y pecaminoso.
Con dos dedos Edward se adentró en su cuerpo mientras seguía lamiendo y tironeando su clítoris, Dios, Ella era tan jodidamente estrecha que le daba un poco de miedo penetrarla, él era tan grande y fuerte que no estaba seguro si su verga cabría completamente en ella.
Con deleite y un orgullo puramente varonil se dejó endulzar con los gemidos y las palabras entrecortadas y susurrantes de su niña, todo era tan jodidamente especial y nuevo para él, por primera vez estaba haciendo el amor y ese conocimiento lo llenó de una alegría y una satisfacción que rayaba en la locura, se sentía como un adolescente en su primera vez y a la vez un maldito troglodita porque sabía que ella sería suya, nadie más que él estaría así con ella, MÍA, gritaba su interior y se regocijaba de este hecho.
Sintió como sus músculos interiores se estrechaban aprisionándoles los dedos, logrando que su miembro latiera y derramara un poco de líquido pre seminal, nunca había estado tan excitado y era la sensación más placentera que había experimentado, pero sabía que sería mucho mejor cuando la penetrara y cuando bebiera de su sangre mientras alcanzaban el máximo placer.
Bella se corrió gritando el nombre de su vampiro y un gruñido acompañado de una maldición escapó de los labios de Edward, estaba tan excitado que tuvo que tomar su miembro en sus manos y apretarlo para no descargarse como un adolescente humano y primerizo.
Miraba con orgullo a su mujer, se veía tan hermosa después de su orgasmo, su cuerpo brillaba con una película de sudor, sus ojos dilatados, su boca roja e hinchada gracias a sus besos y a las mordidas que Bella se propinaba de tanto placer, sus mejillas sonrosadas y su respiración agitada. Jodidamente hermosa, una diosa del sexo, su mujer, su hembra, su todo.
- Te amo tanto mi Bella, mi niña, si quieres llegar hasta acá te comprendo, no me molestaré
- ¿Estás loco vampiro? ¿crees que he esperado todo este tiempo para quedarme con las ganas de sentirte dentro de mi? – ella sonrió con picardía y Edward se abalanzó a su boca mientras sus manos se perdían en ese cuerpo que estaba como tallado a mano por los mismos dioses.
La acarició entera, excitándola nuevamente, su pene no daba más de la excitación, pero la quería bien lubricada para no hacerle tanto daño.
Sus pechos fueron ahora su diversión, eran tan perfectos, redondos, tersos, llenaban sus manos y sus pezones, Dios, sus pezones eran de un rosa hermoso y ahora estaban tan duros como piedrecillas entre sus dedos. Su lengua prontamente salió a divertirse volviendo loca a Bella nuevamente, ese vampiro era tan jodidamente talentoso en el arte de amar que Bella sollozaba de placer mientras lengua y dedos acariciaban sus pezones sensibles.
Pero Bella quería más, quería nuevamente sus dedos en su vagina, quería sentirlo nuevamente en su centro húmedo y caliente, como si Edward le leyera el pensamiento bajó una mano y tres dedos se perdieron en su interior mientras tironeaba un pezón.
Los jadeos fueron más fuerte y ahora quería sentirlo, quería que terminara la tortura, quería por fin ser su mujer, que la llenara con esa hermosa polla rígida y dura, pero grande fue su asombro cuando la vio, él era tan grande que un miedo se alojó en su interior, de ninguna manera eso cabría en su pequeña vagina, Edward sintió su tensión y reptó por su cuerpo hasta llegar a sus labios.
- Amor, no te asustes, no te haré daño
- Pero es muy grande Edward, no cabrá, me partirás en dos
- No amor, no te lastimaré, te amo demasiado para hacerte daño, estás muy húmeda y ya verás que entrará, pero cuando quieras parar me avisas y te juro que lo haré.
Esas palabras le llegaron al corazón a Bella, Edward la respetaba y la amaba de verdad, tanto como para detenerse si ella lo pedía, ahora el temor se había esfumado, confiaba plenamente en él como nunca antes lo hizo, estaba lista, lo necesitaba, lo deseaba ahora más que nunca.
- Hazlo Edward, necesito sentirte ahora amor, por favor ahora, no aguanto más.
Esas fueron las palabras que Edward esperaba con anhelo, la besó, abrió con delicadeza sus piernas, tomó con una mano su erecto miembro y lo posicionó en su centro, jugueteó un poco sin introducirlo pasándolo por toda su abertura y golpeando su clítoris con él, Bella arqueaba la espalda de tanto placer y anticipación, no quería cerrar los ojos, pero era tan difícil, aún así los mantuvo abiertos, no quería perderse ni un solo momento de lo que estaba viviendo.
Ambos vieron con absoluta enajenación como el gran miembro se adentraba lentamente en su vaina apretada. Edward tenía su mandíbula apretada controlando su movimiento, quería entrar de una vez, penetrarla completamente y perderse en el éxtasis, pero debía ser delicado, entrar suavemente para no hacerle daño. Bella lo sentía en cada pulgada de su ser, era tan grande que le dolía mientras entraba, pero no quería que parara, sabía que dolería, pero también sabía que el dolor pasaría dejando solamente la pasión y el éxtasis del placer.
Cuando llegó a su barrera Edward paró con un gemido que erizó cada vello del cuerpo de Bella, era tan hermoso y sus sonidos eran tan placenteros, tan animal, tan Edward.
Se miraron a los ojos y no fue necesario decir nada, Edward bajó su cara y tomó su boca con pasión mientras rompía su barrera y se asentaba por completo dentro de ella. Estaba perdido en una marea de lujuria, posesión y sed, mucha sed, la sangre de su virginidad la podía paladear en su boca, el aroma lo volvía totalmente loco y tenía que hacer un esfuerzo titánico para no bajar su lengua hacia aquel lugar, él se moría por hacerlo, pero Bella se sentiría incómoda y eso era lo que menos quería en este magnífico momento, pero ¡joder!, era una tentación.
Por fin era su mujer, por fin era suya, sólo suya y su coño tan ajustado lo tenía al borde de la locura. Sabía que su niña estaba sintiendo dolor por ese motivo se quedó quieto hasta que ella se ajustara a su intruso, era doloroso no moverse, no embestirla duramente. Bella sintió que se relajaba un poco, el dolor no pasaba aún, pero ya no dolía como momentos antes, así que movió sus caderas, un indicio silencioso de que estaba lista para continuar. Edward entendió a la perfección y con movimientos lentos pero profundos fue saliendo y entrando dilatando con cada embestida la vagina de Bella que lo recibía a la perfección, era tan apretada que su verga parecía estar abrazada por un guante.
- Oh Dios nena, eres tan ajustada, tan deliciosa, tan jodidamente perfecta, mmmm, eso nena, así, ahhhhh, sigue así. Sin dejar de embestirla bajó una mano hacia su centro y mientras se retiraba levemente tomó con dos dedos el fluido con sangre y se lo llevó a los labios gimiendo extasiado al saborear el dulce elixir de su mujer.
Bella perdió la poca cordura que le quedaba al ver lo que acababa de hacer Edward, era tan sensual, y empezó a mover más enérgicamente las caderas saliendo al encuentro de las embestidas de Edward. El choque de la carne contra la carne creaba una nueva sinfonía maravillosa que llenaba los oídos de los amantes perdiéndolos cada vez más en la maravillosa locura del máximo placer.
- Más Edward, más, más rápido, más duro, ahhhhhh, si así, así…..
Los embates fueron más rápidos, más duros, más profundos, sin poder controlarse Edward tiró su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos y mordiendo su labio inferior perdido totalmente. Levantó las caderas de Bella y se impulsó más fuerte. Bella ya no aguantaba más y empezó a contraerse en torno a la verga de Edward, le faltaba poco, tan poco, esa bola estaba en su máximo punto y estaba a punto de reventar llevándola hasta el mismo cielo. El vampiro sintió ese ajuste y soltando las caderas de Bella y pasándole las piernas alrededor de su cintura se acercó a su torso, su aroma se estaba haciendo más concentrado, lamió su cuello deleitándose en su pulso que cantaba feliz para él, sólo para él.
No soportó más espera y hundió sus colmillos extasiado de la sangre que se deslizaba con lujuria por su seca garganta. Bebió como sediento el elixir que le regalaba su diosa mientras ambos alcanzaban el orgasmo y tocaban el cielo con los dedos.
Selló su herida y la acunó en sus brazos mientras le acariciaba la espalda. Sin que Bella se diera cuenta escaneó su cuerpo revisando que no le hubiera hecho daño con su fuerza, todo estaba bien, a pesar de todo en ese sentido si se había controlado.
Se arroparon y mientras Edward la acunaba le recitaba rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.
Despierta, tiemblo al mirarte,
Dormida, me atrevo a verte,
Por eso, alma de mi alma,
Yo velo mientras tú duermes.
Despierta ríes y al reír tus labios
Inquietos me parecen
Relámpagos de grana que serpean
Sobre un cielo de nieve
Dormida, los extremos de tu boca
Pliega sonrisa leve,
Suave como el rastro luminoso
Que deja el sol que muere.
¡Duerme!
Cuando en la noche te envuelven
Las alas de tul del sueño
Y tus tendidas pestañas
Semejan arcos de ébano,
Por escuchar los latidos
De tu corazón inquieto
Y reclinar tu dormida
Cabeza sobre mi pecho,
Diera alma mía
Cuanto poseo,
¡la luz, el aire
Y el pensamiento¡
Cuando se clavan tus ojos
En un invisible objeto
Y tus labios ilumina
De una sonrisa el reflejo,
Por leer sobre tu frente
El callado pensamiento
Que pasa como nube
Del mar sobre el ancho espejo,
Diera, alma mía,
Cuanto deseo,
¡la fama, el oro,
La gloria, el genio!
Bella se sumió en los brazos de Morfeo escuchando la suave voz de Edward recitar esas rimas tan hermosas, le parecía tan nuevo que Edward tuviera esa sensibilidad, primero para hacerle el amor y ahora para recitarle al oído mientras la acunaba y acariciaba con ternura.
Edward estaba perdido en un mar de emociones que nunca antes había sentido, había sido una experiencia magnífica tomarla como su mujer por fin, era un nuevo hombre, había renacido en los brazos de su ángel, su hermosa mujer, su rebelde.
No podía despegar sus ojos de ella acurrucada en sus brazos, sintiendo su respiración chocando en su pecho, sus piernas fundidas entre las suyas y su brazo alrededor de su cintura, su Bella era tan posesiva y lo reclamaba con cada partícula de su cuerpo.
Lentamente le acariciaba su brazo, su cara, su cabello, era tan hermosa, tan fuerte, tan especial y allí le llegó la imagen de ella peleando en el bar, había sido tan raro, por un momento la desconoció, sintió miedo de ella, miedo por todos los humanos que se encontraban allí, esa violencia, esa ira la había puesto mal, habría jurado que por un momento era otra persona, esa energía que emanó por apenas unos segundos fue totalmente escalofriante, no podía definir muy bien lo que había pasado, era como si ella hubiera estado poseída y lo más extraño de todo fue que sus amigos, esos chicos tan extraños ni pestañearon, estaban embobados mirándola, pero sin pizca de miedo.
Hablaría con la familia, esos chicos merecían el esfuerzo de investigación, sobre todo porque estaban muy conectados con su mujer, averiguaría todo, eso no quedaría así.
Sus pensamientos quedaron suspendidos cuando Bella entre sueños pronunció su nombre y el vampiro olvidó todo, sonriendo la apretó más a su cuerpo mientras besaba su cabello deleitándose con su aroma.
A las dos horas sintió a Bella incómoda y ahí cayó en cuenta de que aparte de estar medianamente adolorida como era natural, él no había tenido la delicadeza de limpiarla, eso era imperdonable, así que se levantó silenciosamente y mojando una toalla con agua tibia procedió a limpiarle la entrepierna, pero al tratar de iniciar el trabajo se quedó paralizado mirándola, Dios, era tan hermosa y su centro era simplemente delicioso, el panorama era perfecto, su centro contenía el flujo de los dos y además estaba teñido con la sangre de su inocencia entregada, dejó la toalla a un lado y mandó todo a la mierda, no pudo aguantar más y acercó su cara al oasis que esperaba por ese sediento.
Primero aspiró lujuriosamente y la pasión recorrió cada partícula de su ser, la miró y ella aún dormía, lentamente, disfrutando cada segundo acercó su boca y lamió sus muslos quitando el rastro de fluidos llegando a su centro caliente y húmedo, era delicioso, putamente contenía el mejor manjar para él, sus flujos y su sangre, el cóctel perfecto que necesitaba para ser feliz por toda su eternidad.
Lamida tras lamida la fue dejando limpia y con una calentura monumental, su falo estaba jodidamente duro. Bella empezó a despertar al sentir tanta calor, tanta, sin estar del todo despierta su cuerpo se arqueó y despertó del todo al escuchar el gruñido.
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo Edward rió pasionalmente, la vista era espectacular, ver a Edward perdido entre sus piernas lamiendo como desesperado era muy, muy sensual.
Esa noche la tomó lentamente, porque Bella aún estaba un poco adolorida, él trató de comportarse como un caballero, pero era un puto egoísta y cuando Bella le dijo que quería hacerlo de nuevo él no se negó más y se entregó nuevamente a la pasión que los envolvía.
Se olvidaron de todo y así recibieron el nuevo día amándose, por supuesto los Cullen no estaban allí para ser testigos de esa pasión que calcinaba todo a su alrededor, habían desaparecido en el bosque tan contentos y esperando que ahora todo felicidad, los dos se lo merecían.
Cuando regresaron los amantes aún estaban encerrados, pero estaban descansando, por lo menos Bella. No los molestaron por el resto de la mañana.
Por la tarde bajaron tomados de la mano e irradiando felicidad, todos estaban sorprendidos por esa aura de tranquilidad, amor y pasión que desbordaban los jóvenes, por fin la familia estaba completa y feliz.