Dark Chat

viernes, 29 de julio de 2011

Cuidando tu Corazón

Hola Angeles!

Primero que nada espero que todas esten muy bieen :), muchaas graciaas por seguir las historias que no son de nuestra autoria, solamente a nosotras las autoras nos dan la posibilidad de publicarlaas, sin ellas y sin ustedes que las leen este blog no seguiria funcionando, graciaas hermosaaas :)

Hoy comenzaremos con la secuela de Corazón de Hierro, esta es una hermosaa historiaa, un poco corta pero estoy segurisima que les va a encantar como a mii.

Gracias a Tiwi Cullen por permitirnos publicarla :)

Espero que la disfruten y por fa dejenos sus comentarios para sabeer que les pareció :)

saluditooos!

Anitaa cullen :)

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Capitulo 1:

Vacaciones

La memoria a veces es selectiva, millones de veces he intentado recordar cosas de cuando era niña o de cuando hacia travesuras pero simplemente no aparecían en mi mente, los malos momentos siempre venían a mi cabeza pero rápidamente eran reemplazados por los buenos, este año ha sido uno de cambios, primero Carmen, después Edward y ahora… el futuro, uno que se ve de lo más prometedor y que por si fuera poco al parecer estar recién comenzando, de la mejor manera posible.

Si hablamos de recuerdos los que tengo con Edward siempre están conmigo, aun podía recordar con claridad lo que había pasado hace algunos días atrás, luego de volver de la hacienda de los Hale Edward me había llevado a mi casa para conocer a mi familia.

― ¿estás seguro de esto?— le pregunte cuando estábamos aun en el auto estacionado a las afueras de mi casa, James sacaba afanosamente las maletas y las entraba al recibidor

― Claro que si— me respondió con sus ojos brillantes, por más que lo miraba aun no podía creer que este hombre me amaba, tantas cosas habían pasado para llegar a este momento que ahora que lo vivíamos me era difícil creer que toda la felicidad que teníamos— sabes que estamos comenzando una vida juntos, novia mía— dijo en un tono que me hizo estremecer, sus manos se fueron a mis mejillas y me atrajeron hacia su cara para besarme, solo fue un roce pero que significo el despertar de mi cuerpo.

― Me haces delirar— acepte mientras él mordisqueaba uno de mis labios

― Ese es el punto, recuerda que aun me debes un viaje Bella— paso su boca hacia la mejilla para seguir una trayectoria hacia mi oreja

― Si sigues así juro que te hare el amor enfrente de mi casa.

― Por mi no hay problema, ya inauguramos la cocina… la calle será la siguiente— rió sobre mi boca

― Vamos antes de que comenta una locura— dije apretando mis puños y controlando el deseo que tenia de él.

La reacción de mi padre había sido primero de sorpresa y luego de incertidumbre, era la primera vez que llevaba un novio a mi casa, no era el primero en mi vida pero si el primero oficial, Edward estaba dando un paso gigante y creo estar preparada para hacer frente a todo esto, ¿Cómo sería nuestra vida de ahora en adelante?

― ¿novio?— había preguntado Kate y papá al mismo tiempo, ambos tenían diferentes expresiones en su cara, mire de reojo y Rosalie estaba apoyada en la barandilla de la escalera con una gran sonrisa en su cara

― Si— acepte ruborizándome un poco— Edward y yo somos novios papá, de hecho lo traje a casa porque él quería conocerte.

― ¡Dios mío!— grito mi padre llevándose las manos a la cara— ¿estás embarazada?— pregunto haciéndome sonrojar furiosamente, Edward soltó una risa al igual que todos los demás, mi padre me examino de pies a cabeza y detuvo su escrutinio en mi vientre

― ¡claro que no papá!— había gritado, mis manos habrían cubierto mi vientre de la repentina exposición, Edward me miro y soltó una carcajada aun mas sonora

― No, lamentablemente esa no es la razón de que yo esté aquí— dijo Edward con voz solemne pero aun con una cuota de humor en sus palabras— aunque no sería algo terrible para contarle que tendremos un hijo, cuando pase creo que será todo lo contrario— afirmo, sus palabras me hiciera acelerar el ritmo de mi corazón

― Bien, entonces ¿es por amor?— preguntó enarcando una ceja

― Si papá— le dije y sentí mis mejillas arder

― Es por amor— continuo Edward.

Lo demás habría sido pan comido, mi papá aun seguía mirando mi rostro como buscando alguna prueba de lo que decía era verdad, incluso ha dicho que tengo el semblante diferente, lamentablemente son imaginaciones suyas ya que la naturaleza me hizo ver que solo eran ideas locas de su cabeza.

― Señorita Swan— me llamo la voz de una mujer, estaba recostada tomando el cálido sol de la mañana

― Hola Anthea— salude cariñosamente a la ama de llaves de la casa

― Venía a preguntarle si necesitaba algo— la mire, tenía esa amable y hermosa sonrisa que tanto me gustaba. Sus ojos eran tan azules como el mar que había observado tantas veces pero su cabello con el paso del tiempo se había tornado blanquecino.

― No muchas gracias, esperare a Edward para almorzar.

― Si señorita— la mujer me hizo una reverencia y se retiro.

Hacía ya dos semanas que estábamos en la isla de Santorini en Grecia y sabia que solo me quedaba una noche pero estaba feliz, este tiempo que pasamos solos sentí a Edward más cerca que nunca, con solo escuchar un Te Amo de sus labios me hacía saber que todo lo que pasamos valió la pena. Como una bendición del cielo no habíamos recibido llamadas de su padre en este tiempo, al parecer y por lo poco que me conto Edward él había desistido en sus intentos de alejarme de él pero como mujer inteligente y previsora que era, sabia de sobra que si algún día nos veíamos él no se cansaría hasta sacarme de la vida de su hijo.

La brisa del mar era suave y acariciaba todo mi cuerpo, mire hacia el cielo y las nubes parecían ser algo que aquí no se veía nunca, el sol y el verano eran una constante. A pesar de olvidar lo que paso en el pasado aun siento recelo por Carlisle Cullen, Edward me dice que no debo preocuparme y que este tranquila pero mi corazón me dice que él es más que un padre defendiendo a su hijo, es un hombre peleando una guerra sin sentido.

― Hola mi amor— la voz ronca y ya tan conocida me hizo sobresaltar, me gire de la silla y Edward estaba parado a unos cuantos pasos de ella mirándome atentamente— perdón por demorar pero Will quería hablarme de unas cosas y se extendió bastante— me dijo con expresión de disculpa, camine desde la silla hacia su encuentro, a pesar de todo sonreí, si se trataba de mi Cupido personal no podría jamás reclamar nada, Will era una parte importante de nuestras vidas y eso nunca lo olvidaría.

― Si fue Will, no me importa— llegue a su encuentro y sus manos pasaron por mi cintura pegándome a su cuerpo. Cerré mis ojos y aspire su exquisita fragancia, me envolví en las sensaciones que su solo aroma despertaba, mi cuerpo por otra parte tuvo una reacción que esperaba, me estremecí por completo sintiendo sus manos sobre mi piel.

― Te amo tanto— confeso haciéndome gemir por la alegría, pase mis manos por su cuello y lo pegue a mí, mis labios buscaron su boca para devorar los carnosos labios que tanto me gustaban, lo amaba tanto que mi corazón sufría al no tenerlo conmigo.

― Y yo a ti— respondí con mi pecho abierto para que el entrara, en estos días nos habíamos amado sin ataduras ni complejos, éramos solo él y yo, esperaba que siguiéramos siendo lo mismo por mucho tiempo.

― No sabes cuánto te extrañe bella mía, como siempre Will quería saber como estábamos y nuevamente se ofreció para venir desde chicago a servirnos— reí fuertemente

― Dios, Will no se cansa, ¿le dijiste que Athea estaba atendiéndonos excelente?

― ¡claro! Pero como siempre el viejo Will dijo que no todos sabían cómo atenderme y que solo él estaba calificado

― ¡esta celoso!— dije riéndome, Edward me observó con adoración, ¡como amaba sus miradas!

― Amo cuando te ríes ¿sabes?, es un festín para mis ojos— se acerco y poso sus labios en mi oreja, lamio el lóbulo y comenzó a mordisquear la carne que allí se extendía

― Si haces eso reír no es precisamente lo que hare— solté un gemido

― Dios Bella, ¿saldremos algún día de nuestra cama?— pregunto con sus ojos oscuros.

― Si de mi depende estaría siempre a tu lado

― ¡ah! Qué bueno que tocas ese tema— se separo de mi, tomo mi mano y me condujo hacia el interior de la casa, el cambio de actitud fue repentino Edward parecía haber recordado algo bastante importante.

Si el exterior era impresionante el interior no se quedaba atrás. La casa de Edward estaba situada en una de las colinas de Santorini, tenía un enorme patio con vista hacia toda la isla, una piscina hermosa y flores y arboles por doquier. El interior de la casa era como un chalet, tenía todas las comodidades existentes en el mundo, muy al estilo de Edward aquí no faltaba nada, podría quedarme para siempre con él.

― ¿a qué te refieres?

― En estas dos semanas hemos hecho de todo menos hablar de nuestro futuro— tomo mis manos y nos sentó en uno de los enormes sofás

― No entiendo, ¿no estamos bien así?— pregunte con genuina curiosidad

― ¿bien?— pregunto enarcando una ceja— no es la palabra que yo ocuparía para estas maravillosas semanas pero creo que debemos hablar de nuestras vidas, he tenido suerte de ya no tener más crisis y de que mi salud ha mejorado considerablemente

― Eso es porque no has trabajado— y por Dios que me había costado conseguirlo, tuve que armarme de todos mis encantos femeninos para tenerlo descansando, sus intentos por trabajar no pasaron del segundo día.

― Si se que tenias razón, al igual que Emmett pero me refiero a que a pesar de que ya no tenga crisis quiero que sigas a mi lado Bella, no quiero que vuelvas a trabajar en un hospital

― ¿Qué?— pregunte desconcertada— ¿me estás diciendo que no quieres que vuelva a trabajar? ¡Estás loco!— le dije alzando las manos melodramáticamente— no creo que estés hablando enserio ¿oh si?

― Créeme que jamás digo las cosas por decirlas, no quiero que vuelvas a trabajar Bella, no es necesario

― Edward— suspire e intente calmar como fuera mis nervios, no habíamos tocado estos temas antes y ya sabía porque, él tenía claro que yo me opondría terminantemente y acabaríamos en discusión— te agradezco infinitamente el ofrecimiento pero debo decirte que no, tú mejor que nadie sabes cómo amo mi trabajo y que jamás he pensado en dejar de trabajar, además tengo cuentas y facturas que pagar, no me quiero atrasar por ejemplo en los pagos de la casa, recuerda que la he rentado hace poco y no deseo tener problemas con los dueños— Edward me miro unos momentos y la expresión de su cara cambio, una sonrisa poderosa apareció en sus labios, me miro y acaricio mi mejilla

― Tontita— dijo con todo cariñoso— Pero las cosas son diferentes ahora— menciono con algo de diversión en su voz, el tono me molesto un poco, para mi esto era bastante serio

― Para mí no, yo sigo siendo el sostén de mi casa y además tengo las ganas para seguir adelante, no dejare de trabajar

― Bella no te ofendas pero tú sabes mejor que nadie que puedo mantenerlos, a todos. No necesitas volver a trabajar, además como ya no tienes ninguna amenazada puedes disfrutar a tu familia a tus anchas, no tienes necesidad de matarte trabajando.

¡Maldita sea!, le había dado a mi punto débil. Es verdad que ahora Carmen ya no era una amenaza, podíamos estar tranquilos y vivir en paz, también es obvio que ya no necesitaba matarme trabajando porque con el dinero que ganaba antes nos alcanzaba para vivir el problema es que la maldita de Carmen siempre nos robaba nuestros ingresos. Edward me miro esperando mi respuesta, en este tiempo había aprendido a leer sus ojos, después de confesarme su amor parece que la última barrera que nos separaba había desaparecido con todo lo demás, ahora él era un libro abierto para mí.

― Sabes que tengo razón pero no te presionaré bella mía— dijo con un suave tono de voz— mañana cuando regresemos a Chicago arreglaremos todo lo demás, por mientras disfrutemos del tiempo que tenemos en soledad ¿te parece?

― Claro que si Edward— suspire— claro que sí.

No me importaba donde ni como fuera, no estaba preocupada si teníamos o no, lo único que me interesaba era estar a su lado porque él me hacia feliz y eso no lo cambiaría por nada, en mi vida pude muy pocas veces para experimentar la felicidad pero ahora aquella parecía estar más presente que nunca en mi vida porque todos los días al lado de mi novio eran así, felices, daba gracias al cielo por el mejor regalo del mundo, el amor de Edward. Él extendió sus brazos y me acerque feliz, mi cabeza se recostó sobre su tibio pecho dándome el calor y la seguridad que siempre había anhelado.

― ¿Qué crees que pase cuando volvamos a Chicago?— pregunte llevando mis ojos a la inmensidad

― ¿a qué te refieres? ¿a nosotros?— su cabeza se ladeo buscando mi mirada pero esta aun seguía perdida

― Si…— suspire— no, en realidad con todo ¿Qué pasara cuando volvamos a ver a tu familia? Porque me imagino que algún día los veremos ¿cierto?— levante la vista y los ojos de Edward acompañaban a los míos, su vista estaba fija en un punto

― Si, por desgracia será muy pronto

― ¿pronto?

― Sí, mi prima Tanya se casa en unos cuantos meses y no puedo faltar, ella es como una hermana para mí— sonrió— además Tanya está loca por conocerte

― ¿a mí?— enarque una ceja señalando mi pecho

― Si, ella quiere conocer a la mujer que me robo el corazón, que calentó mi sangre y me devolvió la vida— sonreí— ella está feliz de que nosotros estemos juntos

― ¿le contaste de nuestra relación?

― Si, le hable sobre ti cuando estuve en Londres

― ¿Cuándo estuviste en Londres?— volví a preguntar, si había salido de viaje era cuando yo estuve lejos de él.

― El viaje que realice cuando tu y yo estábamos juntos, esa noche mi padre había tenido un pre infarto y Alice, mi hermana, me pidió que lo fuera a ver— contuve el aliento, la razón por la que Edward se fue de mi lado ese día era porque su papá lo necesitaba, a pesar de todo Carlisle Cullen es su padre y el no podía abandonarlo, me sentí como una vil estúpida, el no se quería alejar de mi…

― Dios Edward…— susurre desconcertada— entonces tú…

― Si Bella— acaricio mi mejilla— yo nunca quise irme ese día y créeme que si no hubiera partido te habría confrontado nuevamente para que me dijeras lo que sentías.

― Yo te amaba Edward, yo te ame siempre— respondí presa del repentino miedo

― Lo sé mi amor, lo sé pero déjame decirte que el día que me lo confesaste me pillo tan de sorpresa que no supe cómo responder, yo me di cuenta de ello cuando pensé que te perdía, ahí supe que te amaba y que no soportaría estar lejos de ti, por eso cuando tú me lo negaste me heriste en lo más profundo y nuevamente escondí mi corazón para ti, no podía permitir que me dañaran nuevamente, tu jamás has tanteado el poder que tienes sobre mí, es increíble el dolor que podría causar una palabra de tu boca— sus dedos rozaron mis labios pero el efecto que produjo fue dolor, saber que el siempre me había amado y que por una falta de comunicación se había originado todo me hacía sentirme tonta y poco comprensiva

― Prométeme algo— exigí con ansia— prométeme que jamás nos guardaremos algo Edward, que la comunicación no faltara entre nosotros.

― Lo prometo Bella, de eso no lo dudes— acaricio mi mejilla. Por un momento nos quedamos en silencio solo mirándonos, de pronto las dudas comenzaron a resurgir en mi mente, tantas preguntas que necesitaban ser contestadas, este era el momento preciso para saber todas las respuestas.

― Edward yo…— comencé con nerviosismo, me daba pánico saber que todo lo que nos paso podría haberse evitado, mis manos comenzaron a temblar y él se dio cuenta de mi estado

― ¿Qué sucede?— pregunto pasando sus brazos por mi espalda pegándome más a su cuerpo

― Hay tantas cosas que saber, tanto que quiero preguntar— la confusión se expresaba en cada parte de mi cuerpo, Edward observo mi expresión y sonrió, se acerco a mi frente y la beso

― Tranquila mi amor, te aseguro que responderé cada una de tus dudas pero no tengas miedo porque pase lo que pase nunca me alejare de ti ni de tu corazón, estamos unidos Bella, unidos por este inmenso amor— por un momento todas las dudas o preguntas se disiparon y solo quedo él, su amor y nuestro futuro.

― Te amo Edward Anthony Cullen, te amo como jamás pensé en amar a alguien— ambos sonreímos y nos besamos con la misma pasión de siempre pero que cada vez se hacía mayor, el tenerlo solo para mí y poder disfrutar de su compañía era algo que no cambiaria con nada.

― Sabes lo que me gustaría ahora— dijo besando mis labio suavemente, sus dedos se fundieron con la piel de mi cintura y supe de inmediato. Sin necesitar una invitación me senté ahorcadas sobre él, estaba solo con un bikini de color negro— he querido quitarte ese maldito bikini todo este tiempo.

― Entonces hazlo— lo rete con una sonrisa, sus manos se adhirieron mas fuerte a mi piel y con una enorme sonrisa me cargo en sus brazos, cruce mis piernas por su cintura pegando mis caderas a él, mi boca se fue de la de él hacia su cuello, lamí la exquisita piel y mordisquee cuanto pude

― ¡demonios!— gimió mientras avanzábamos por los pasillos, cruzo una enorme puerta blanca y la cerro, ya estábamos en nuestra habitación— no aguanto, me vuelves loco Bella— susurro bajándome encima de la cama y tocando mi cuerpo

― Edward— gemí fuerte al sentir sus poderosas manos sobre mi piel, se acerco a mí y desato el bikini que traía, con sus dientes arranco las telas y se fundió en mis pechos, sus dientes mordisquearon mis pezones mientras una de sus manos iba retirando las bragas. Me estremecí cuando mi centro quedo expuesto a sus caricias, sus dedos buscaron mi botón de placer y dedicaron sus movimientos a complacer mis deseos— ¡Edward!, Athea escuchara— dije entrecortadamente, mis gemidos eran tan fuertes y desesperados que mi desahogué mi frustración por no tenerlo en todo mi cuerpo, arquee mi espalda en reiteradas ocasiones para así prolongar las deliciosas caricias.

― No lo creo— hablo sobre mi pecho, paso su lengua rápidamente por él y levanto su cabeza para mirarme con sus ennegrecida vista— la mande al mercado con una enorme lista, estará afuera por lo menos una hora— sonrió maliciosamente

― Dios mío— gemí— entonces ahora es mi turno— nos hice girar sobre la cama, mis manos ya expertas en complacerlo rápidamente se deshicieron de toda la ropa, acaricie con una enorme sonría el torneado cuerpo de mi novio, su torso era para perderse en cada parte de él, pase mis dedos tranzando las líneas de su abdomen, bordee con mis yemas la orilla de su pantalón, me deshice del cinturón y de todo lo demás, mis ojos se ensancharon complacidos al ver que mi hombre ya estaba listo para mi, su erección estaba dura.

― ¿en qué piensas bella mía?— pregunto observándome con una lasciva sonrisa

― En lo mucho que puedo hacer contigo mi amor— suavemente arranque sus bóxers, tome con mis ansiosas manos el objeto de mi deseo, acaricie su miembro suavemente, Edward rápidamente comenzó a gemir y a sentir el placer de mis caricias, apure el movimiento hasta que lo vi completamente rendido, sus manos se sujetaban fuertemente al albino edredón y su boca se entreabría constantemente para soltar sonidos cada vez más desconcertantes y excitantes.

― Dios Bella, Bella…— decía constantemente, a mis manos agregue mi lengua, sentí su cuerpo convulsionar de placer al lamer la punta de su miembro, pronto toda su extensión estaba siendo lamida por mi— ¡Bella!— grito, su erección palpitaba en mi mano sentía sus latidos dentro de mí y ansiaba tenerlo completamente en mi cuerpo.

Deje las caricias y me senté encima de el deseosa de que me hiciera el amor, roce su erección con mi centro, la descargas de energía que irradiaban nuestros cuerpos se podían sentir en cualquier parte, su piel vibraba en contacto con la mía. Edward reacciono y sin previo aviso se introdujo de un tirón en mi cuerpo, mi espalda se arqueo completamente y un jadeo de placer salió de mis labios.

― Así que te gusta torturarme ¿verdad?— dijo mientras yo cabalgaba arriba de él, cerré mis ojos y disfruté de la sensación, las manos de mi amado se ceñían con fuerza en mis caderas ayudándome con la penetración. Sus manos me giraron haciéndome caer en la cama, mi cabello se esparció por el edredón haciéndolo ver aun mas chocolate— me encanta tenerte así mi amor, tan hermosa entre mis brazos, siempre he disfrutado este momento, te amo— susurro antes de besarme, su cuerpo comenzó a moverse nuevamente dentro de mí, el vaivén era lento y me hacia perdurar aun mas placer. Edward me hacía el amor como siempre había soñado, me envolvía en tantos sentimientos que me perdía dentro de su cuerpo. Pronto el ritmo comenzó a subir hasta que se hizo frenético, las embestidas de su miembro me llevaron a la locura, sentía el orgasmo con la punta de mis dedos

― ¡Edward!— grite presa del deseo, pase mis piernas por sus caderas y lo pegue aun mas a mí, eso hizo que la penetración fuera aun más profunda, ambos gemimos al sentir lo que provoco el movimiento, mi lengua se fue a sus labios y no paso mucho tiempo antes de que las paredes de mi centro se estrecharan y el cuerpo de Edward sucumbiera al inminente orgasmo que se desataba, ambos tacamos el cielo al mismo tiempo, una vez mas era su mujer y estaba feliz de serlo

Nuestras respiraciones fueron erráticas por muchos minutos, ambos nos quedamos observándonos, nuestras manos acariciaban la piel de otro denotando todo el sentimiento que había en una unión como esta. Sentía que nuestros encuentros siempre habían sido igual por lo tanto nunca había sido sexo ahora que lo podía ver con claridad me daba cuenta que Edward me había amado desde el principio y me sentía aun más feliz al saber que siempre fue mío.

― Me encantaría quedarme una temporada aquí— dijo después de un momento, yo sonreí y asentí, sentía exactamente lo mismo

― Yo igual— le dije y bese su mejilla— es una pena que ya tengamos que partir, en chicago nos espera la realidad

― Pero es una grandiosa realidad— acepto con sus ojos en mi— de ahora en adelante ya todo mejorara eso tenlo por seguro— sonrió confiado.

― Lo sé amor, lo sé— pase mi brazo por su abdomen y apoye mi cabeza en el.

No paso mucho tiempo antes de que los dos nos quedáramos profundamente dormidos. La brisa helada fue la que me despertó, mire a mi alrededor y aun era de día, ¿Cuánto habría dormido?, Edward no estaba en la habitación y mi cuerpo se cubría con una sábana blanca, la ventana de la recamara estaba abierta y las cortinas se agitaban con el viento. Me puse un vestido de playa blanco y ate mi pelo en una coleta, descalza salí de la habitación y me encontré a Athea acarreando bolsas

― ¿Qué haces Athea?— le dije levantando unos cuantos paquetes del suelo y llevándolos a la cocina

― Señorita, lamento molestarla, no se preocupe yo lo llevare— me dijo e intento quitarme las bolsas

― Claro que no, yo te ayudo— respondí y camine a la cocina— ¿sabes donde está el señor?

― No lo he visto pero lo sentí en el despacho así que debe estar ocupado

― Bien— mire el reloj y eran las tres de la tarde— almorzaremos en rato así que no te apresures

― Si señorita— tome los demás paquetes y los lleve a la cocina, cuando ya todo estuvo listo me encamine hacia el despacho, desde afuera sentía la voz de Edward, toque suavemente y pase.

El estaba apoyado en una de las esquinas con el teléfono en la mano, su cuerpo estaba cubierto solo con un pantalón blanco, su torso parecía brillar a la luz del sol mediterráneo. Sus ojos buscaron los míos y sonrió.

― Si Tanya yo también estoy feliz, aquí esta Bella… espera te pondré en alta voz— camino hacia el escritorio y puso el teléfono en el pedestal, apretó unos botones haciendo que la comunicación fuera escuchada por los dos— bien, ahora habla— extendió su mano requiriendo mi presencia, se sentó en el cómodo sillón y yo me acomode sobre sus piernas, pase mis manos por su cuello esperando a que su prima hablara

― Hola Bella— saludo una cálida voz— mi nombre es Tanya Denali y soy la prima más linda de Edward— ambos sonreímos el negó con su cabeza.

― Hola Tanya, que gusto es hablar contigo, soy Bella Swan, encantada de conocerte

― Y yo estoy eufórica por verte, menos mal que le pusiste algo de calor a este iceberg que tengo por primo— rio— si te contara todas las veces que intente arrastrarlo al mal camino para que probara la vida.

― Gracias por dejarme en vergüenza— dijo él con sus mejillas sonrojadas

― No te avergüences Edward, ¡demonios! Casi se me olvida— dijo de repente— Bella estas cordialmente invitada a mi matrimonio que se realizara en menos de dos meses, Edward y tu deberán pasar una semana aquí ya que son unas fiestas largas, tradición familiar de mi amado novio— comento divertida

― El novio de Tanya es escocés por lo que son muy tradicionalista y tienen un sinfín de actividades antes del matrimonio— me susurro Edward al oído, en la posición que estábamos y con lo que había sucedido hace algunas horas no me sentía muy capaz de resistirme a la caricia que era su voz.

― Entonces, espero que puedas venir Bella, quiero conocerte, además déjame ser la primera en darte la bienvenida a la loca y desquiciada familia Cullen, te quedaste con lo mejor de ella y me alegro demasiado, al fin este hombre tendrá un poco de sexo en su vida.

― ¡tanya!— la reprendió Edward— evócate al tema del matrimonio— le pidió con voz cauta que sonaba mas a una amenaza

― ¡ya! Bien… entonces estas invitada, espero puedas venir y horrarme con tu compañía, si no vienes te aseguro que iré por ti, lo único que deseo es verte.

― Gracias por la bienvenida Tanya— sabia que sería lo más familiar que recibía considerando que la familia de Edward no quería nuestra relación— espero conocerte pronto y te aseguro que estaré allí ese día.

― ¡bien! Ahora Edward… le haces algo a Bella y provocas que ella no venga ¡te juro que no te dejo entrar a la iglesia!— amenazo y yo reí

― ¡vamos Tanya! Sabes que no hare nada, si lo único que quiero es que ella se quede a mi lado— tomo mi mentón y me beso.

― Mas te vale Cullen, si no date por muerto— todos reímos— bien, la invitación esta echa, pronto les llegara el parte a su casa, bueno ha sido un placer hablarles perdón por molestar en su anticipada luna de miel, los quiero y espero verlos

― Y nosotros a ti Tanya, cuídate y nos estaremos comunicando

― Está bien, Adiós Bella y espero conocerte pronto

― Lo mismo digo, cuídate

― Y ustedes igual, adiós

― Adiós—

Sonó el tono, apreté el botón para sacar el altavoz y la habitación se sumió en un silencio, mire a Edward y él me miraba atentamente.

― Tanya desde que le conté que existías en mi vida ha querido conocerte, así que no te sorprendas con su recibimiento

― ¿Qué es eso de sexo en tu vida?— solté sin más, la pregunta vino con tanta fuerza a mi mente como las ganas de saber su respuesta, Edward me observo y sus mejillas nuevamente se tornaron rosáceas, algo que no conocía en él y me pareció encantador— pensé que lo que menos faltaba en tu vida antes de conocerme era el sexo y el dinero— el me observo por unos momentos más para luego suspirar largamente.

― No Bella, antes de conocerte yo no sabía lo que era hacer el amor con alguien y el sexo pasó a ser algo común por lo que perdió el encanto para mí. Debo confesar que yo ya no sentía deseos por las mujeres, mi libido parecía dormido, mi hambre sexual estaba congelada junto con todo lo demás— mis ojos lentamente se comenzaron a agrandar

― Eso quiere decir… quiere decir que yo…— tartamudee

― Si, tu despertaste mis bajos instintos e hiciste de mi lo que soy ahora, tu eres la razón por la que descubrí nuevamente el deseo y la pasión.

― No lo puedo creer…— susurre atónita

― Créelo, antes de que llegaras a mi vida nadie hacia lo que tu provocaste en tan solo un roce Bella, estaba loco por ti, eufórico por algún contacto… fue tanta mi desesperación por ti que se vio reflejada en la primera vez que hicimos el amor, era un torrente intenso de confusión. Mis instintos salieron a la luz y despertaron con más fuerza que nunca, sentí por primera vez un deseo irrefrenable por una mujer y solamente tú provocaste ese sentimiento bella mía.

― Edward ósea que…

― Si, eres tú la razón, siempre fuiste tú Bella, siempre desee estar contigo desde el primer momento que te vi sentí la conexión, la intensidad de tus ojos y la electricidad de tu piel me llamaban y me hacían perderme en ellas.

Por un momento intente procesar la información pero por ahora mi mente recordaba todas las veces que Edward me tomo con tanta ansia, esa era la razón del deseo insaciable que tenía cuando hacíamos el amor, ahora podía entender que no era el sexo lo que el ansiaba, era yo, solamente yo. Nuevamente un sentimiento abrumador me embargo, me abrace a su cuello y acaricie el cobrizo cabello.

― Ahora que ya lo sabes, entiendes lo que significas para mi, eres todo… mi amor, mi pasión, mi deseo, mi cuerpo y también mi corazón… todo Bella, eres todo.

― Edward— susurre y me pegue a sus labios, lo bese ansiosa, deseando que el calor de mi abrazo nos hiciera fundir nuestros cuerpos y ser solo uno, ahora más que nunca sentía deseos de quedarme toda la vida con él, de ser uno para siempre y vivir felices toda la eternidad.

― Cuando volvamos a Chicago me será imposible dormir alejado de ti, mi habitación es un hielo sin ti.

― Lo sé mi amor pero prometo quedarme contigo todo lo que pueda.

― Tranquila que encontraremos los momentos para estar juntos, el trabajar menos es una brillante opción Bella y créeme que la considerare— sonreí abiertamente

― Gracias, ahora nos queda ir a Londres y conocer a tu familia— de pronto le tome el peso a mis propias palabras, conocer a su familia… conocer a sus padres… conocer a Carlisle Cullen— veremos… a tu padre ¿cierto?— el cuerpo de Edward se tenso

― Si— me dijo y acaricio mi mejilla— pero prometo que no volverá a molestarte Bella, el no se podrá acercar a ti.

Por un momento pensé en sus palabras… Edward estaría bajo una constante vigilancia cosa que molestaría a mas de alguno, si Carlisle Cullen no me aceptaba era únicamente porque no me conocía y no tenía idea de quién era yo, si tenía la oportunidad de viajar a Londres y conocerlo haría exactamente lo contrario.

― No, Edward— respondí decidida— hare exactamente lo contrario, no me alejare de tu padre solo porque no me quiera, si viajamos el me tendrá que conocer, sabrá realmente quien es Bella Swan, la novia de su hijo.

Estaba decidido, si pude con el corazón de hierro de Edward estaba segura de poder con el de Carlisle Cullen, no me dejare amedrentar y hare lo que esté en mis manos para limar las invisibles asperezas que hemos creado, el no podrá odiarme por siempre y yo me encargare que su odio se convierta en un sentimiento que nos contagie a todos

Su corazón tendrá que ceder…

jueves, 28 de julio de 2011

Muñequita

CAPÍTULO IX.-

BELLA POV

Estaba destrozada, nunca me había sentido tan poca cosa ni usada tan vilmente, ni siquiera cuando estuve en las garras del degenerado, Edward jugó con maestría y me derrotó, pero sólo por el momento, entre la humillación, la rabia y la tristeza iba naciendo en mi una vena de superación, de no dejarme vencer nuevamente, sentía una tormenta que iba creciendo dentro de mi y que pronto estallaría, quizás era la adrenalina que sentía al poder defenderme aunque fuera con los puños, pero no podía estar segura, es cierto que la pena en mi predominaba, pero como dije algo estaba despertando en mi interior, como si despertara de un largo letargo.

Seth me acompañaba silencioso, a rato me miraba de reojo, se que quería preguntar muchas cosas, pero no se daba el valor para hacerlo, nos montamos en su coche y nos dirigimos hacia la Push, necesitaba conversar con Paul y Seth en privado, era muy duro tener que responder a las preguntas que seguramente me harían, pero eran mis amigos y ya era hora de que empezara a confiar en ellos, algo dentro de mi me decía que ellos nunca me traicionarían, bueno eso estaba por verse, ya que no era nada fácil cargar con mi secreto, era una carga pesada que no cualquiera quisiera llevar, por supuesto no les pediría que me ayudaran, ya nadie podía hacerlo, sólo necesitaba sentirme querida, que me consolaran en este momento tan desastroso.

Después de golpear al hijo de puta de Edward había contenido las lágrimas, no quería volver a sentirme tan vulnerable, pero cuando mi mirada se encontró con la de Paul las traicioneras lágrimas se derramaron sin que pudiera controlarlas, él me abrazaba con fuerza y me besaba el tope de la cabeza como si fuera una niña pequeña, se que él así me veía, como su princesita como él mismo me llamaba.

Nos encerramos los tres a conversar, primero Seth tuvo que relatar lo ocurrido con Edward, ya que Paul exigía saber por qué me encontraba en este estado, cuando supo lo que Edward me había hecho, gritó, pataleó, golpeó las paredes rompiéndose los nudillos y finalmente tras dejarse caer al suelo, lloró, su llanto era desgarrador que me abalancé a sus brazos y lo acuné como si los papeles estuvieran invertidos y la humillación y la traición la hubiera sufrido él y yo lo consolaba. Era en excelente amigo, sufría por mi al igual que Seth, sólo que mi otro amigo trataba de controlarse, era más pacífico y su pena por mi la guardaba en su interior, Paul era, bueno, era más, por alguna manera de decirlo más animal, se dejaba llevar por su carácter fuerte y dominante y al mismo tiempo recibía con los brazos abiertos el dolor que sentían sus seres queridos, en este caso yo, hace tiempo que había descubierto esa parte de su personalidad, quizás por eso es que era mi amigo favorito, era después de James la persona más noble y desinteresada que había conocido, lástima que nunca podría enamorarme de él como él de mi, siempre seríamos como hermanos.

Después que se calmó, pidió disculpas por su comportamiento, pero él no tenía por que disculparse, pero insistió que él debería ser mi apoyo y no yo el de él.

Cuando nos pudimos calmar un poco insistió en que le aclarara los motivos de Edward para hacerme daño, yo no entendía muy bien todavía ese asunto, por lo que me limité a decirle lo que sabía, mi verdadero nombre, que Edward me acusaba de ser amante de su padre, que se había acercada a mi con el fin de hacerme justamente lo que me hizo, me dolía tanto recordar lo que pocas horas atrás había ocurrido, pero me armé de fuerza, total lo que les revelaría a continuación era más complicado y difícil de digerir.

Les conté todo, mis orígenes, mi pasión por la música, mis antiguos amigos, le conté todo sobre James y la forma en que siempre me protegió, incluso hasta dar su vida por mi, la forma en que me secuestraron, cuando desperté desorientada en esa habitación inmensa que parecía la casa de una muñeca, les dije todo sobre el secuestrador y lo que me hizo en esos tres meses que me tuvo atrapada, la veces que me golpeó, las veces que quebró mi carácter para conseguir sus propósitos, la manera en que me llamaba como si yo fuera de su propiedad, de cómo mató a mis padres y hermano para lograr someterme a su voluntad hasta convertirme en la persona que soy ahora una cobarde que huye de los problemas en vez de enfrentarlos, la chica temerosa de mostrar su cuerpo por miedo, la chica maleable en la que me convirtió, sin personalidad, sin un ápice de amor propio, la manera en que mató a James en ese bosque de mierda que aún me persigue en sueños, la forma en que terminó de destruirme cuando trató de cazarme nuevamente en ese bosque y lo que tuve que hacer para que me dejara en paz de una maldita vez, casi volví a sentir la navaja cortando mi piel mientras pedía con todas mis fuerzas abandonar de una vez por todas el infierno que me había tocado vivir por su culpa, el dolor que sentí cuando descubrí que no había muerto, que seguía en esta vida y James no, la manera en que tuve que escapar a esta ciudad para olvidarme de todo, para que nada pudiera hacerme más daño, la soledad que me había autoimpuesto, la alegría de volver a sentir la amistad que ellos me profesaban, la maravillosa sensación de volver a sentir mi corazón latir de amor por Edward, el amor que sentí cuando me entregué a Edward y por último el inmenso dolor de descubrir que todo era una maldita venganza en la que no tenía parte, una venganza vacía en argumentos por parte de Edward, pero que de todas maneras llevó a cabo magistralmente.

Mis dos amigos lloraban cuando relaté todo lo que escondía mi corazón, me abrazaron con fuerza jurándome que nunca me dejarían sola, pero ese no era mi plan, yo quería irme, empezar de nuevo en otro lado, alejarme del dolor que me provocaba estar en la misma ciudad que Edward, en la misma escuela, compartiendo las mismas clases, no podría soportar nunca estar cerca de su inmenso odio hacia mi, ver su cínica sonrisa y esos ojos tan traicioneros que me quemaban cuando los miraba, no, no era lo suficientemente fuerte para soportar verlo nuevamente. Cuando les informé la decisión de marcharme se negaron rotundamente, les prometí que estaría en contacto permanente con ellos, pero negaron nuevamente.

- deben dejarme marchar, es lo mejor

- huir nunca es lo mejor, nunca – gritaba Paul

- entiende no tengo la fuerza para enfrentarme a lo que me espera aquí desde mañana, ni siquiera puedo respirar bien ahora mismo

- eso es por la maldita faja que llevas, ese es el primer paso para curarte niña, sácate esa faja y empieza a vivir libremente

- no puedo

- ¿qué faja? No los entiendo ¿de qué demonios hablan? – Seth se veía tan confuso, cuando les hablé de ocultar mi cuerpo no le dije a Seth que lo ocultaba con una faja.

- Ella se faja el cuerpo para ocultarse, como si esa horripilante ropa no lo hiciera ya

- ¿eso es verdad?

- Mmmm

- Levántate la sudadera, voy a resolver ese problema ahora mismo y no me contradigas princesa es por tu bien y nunca, pero nunca digas que no tienes la fuerza o la entereza para afrontar problemas, lo que nos has contado es la prueba de que posees más fuerza que cualquiera de las personas que viven en esta cuidad, eres una sobreviviente y es hora que dejes de sentir lástima por ti misma y empieces a afrontar el destino que se labró para ti – me dolieron sus palabras, las decía en forma brusca

- ¿ y cuál se supone que es mi maldito destino? ¿cuál es la maldita razón de haber nacido? ¿ah?

- ¿Es que acaso no lo sabes ya?, eres una jodida fuerza de la naturaleza, iluminas a todos los que te rodean y a pesar de que insistas en que eres una cobarde no lo eres, yo he visto tu fuerza interior, está ahí, la tienes enjaulada, debes dejarla salir, naciste para liderar, para ser feliz, puedes lograr todo lo que propongas, puedes ser lo que tú quieras que seas, sólo tú, nadie más que tú, de todas las personas que conozco nunca he visto a nadie con esa fuerza interior, sólo tienes que permitirte vivir, permitirte ser feliz, que no te afecte más de la cuenta lo que te pasó con ese maldito bastardo, no eres ni la primera ni la última persona a la que le rompen el corazón, deja de huir, deja de esconderte

- Paul, estás siendo muy brusco, déjala en paz

- Tú no te metas, ella debe comprender que ya no es una niñita que tiene que esconderse para que no la dañen, ella es una mujer y es fuerte y es importante, pero debes hacer frente a las pruebas que te da la vida, no sigas huyendo por que los problemas te seguirán donde vayas, tienes que afrontarlos de una jodida vez y para eso estamos tus amigos, para ayudarte, para apoyarte, pero el primer paso debes darlo tú y nadie más que tú Isabella – mierda, como que Paul tenía un poco de razón, tendría que pensar bien lo que decía, aunque no estaba del todo convencida, o sea ¿yo valiente? Ja

Sin muchos modales me sacó la sudadera dejando descubierta la faja, Seth miraba atónito como esa tela elasticada cubría mi torso aplastando mis formas, Paul tomó una tijera y rápidamente cortó la faja dejando mis curvas al descubierto, el muy cabrón llegó y cortó la faja ¿y qué hubiera pasado si debajo de esta no llevara sujetador?, mis pechos habrían quedado expuestos.

Seth me miraba incrédulo por el descubrimiento de mi escondido cuerpo, me sentí tan expuesta y su expresión era como la que vi la primera vez que Edward me pidió que me sacara la faja, ¡mierda! Tengo que alejar todos esos recuerdos de mi mente. Tomé nuevamente la sudadera y me la puse

- Wow princesa tenías lo tuyo bien guardado

- Cállate idiota – dijo Paul dándole una colleja a Seth – mierda Seth deja de mirarla así

- Bueno y qué quieres que haga si la chica está que se cae de buena – estaba tan avergonzada que crucé mis brazos alrededor de mis pechos para tratar de ocultarlos

- ¿ves lo que consigues con tus idioteces? – gritó Paul al darse cuenta de mi postura

- Lo siento mucho Isabella, lo dije sin mala intención, eres mi amiga y no guardo ningún sentimiento romántico hacia ti

- No te preocupes Seth, es sólo que llevo tanto tiempo con la faja que cuando me la saco me siento desnuda, como si me faltara algo importante

- Ni hablar más del tema, debes dejar de usarla, eres hermosa y no debes avergonzarte por ello, no te estoy pidiendo que de un día para otro vuelvas a ser la chica que fuiste, pero un paso a la vez te llevará a ser nuevamente la misma chica que describiste que eras

Esa noche me quedé con ellos, ni quería pensar en lo que me esperaba mañana en el colegio, no quería ir, pero nuevamente Paul insistió que no tenía nada de que avergonzarme, que eran ellos lo que deberían sentir vergüenza por lo que me hicieron, dijo que debía ser fuerte y andar con la cabeza en alto, que no les temiera más, que me olvidara lo más pronto que pudiera de Edward y que por ningún motivo lo dejara acercarse nuevamente a mi, por que si lo hacía seguramente vendría a mi con más mentiras y falsedades, que ellos me apoyarían en todo y no me dejarían sola, es más cuando saliera de clases él mismo se encargaría de pasar todos los días a recogerme.

Esa noche pensé mucho y traté de enfocarme en la ira que sentía hacia él y casi podía sentirme algo mejor, algo más valiente, trataba con todas mis fuerzas que el dolor no me dominara, pero era imposible y terminé llorando, llorando mucho y por cada lágrima que brotaba de mis ojos la rabia se iba haciendo más grande ¿cómo puede alguien fingir amor con tanta naturalidad? ¿cómo se puede jugar con los sentimientos de una persona como lo hizo él? ¿de dónde carajo sacó que yo era amante de su padre?, Dios que estúpida había sido, me dejé engañar por el pendejo más grande de la historia y caí en sus brazos como una zorra, espero que los golpes que le di merme un poco la diversión que ha de estar sintiendo en estos momentos, debería haberle dado en las bolas a ver si así la polla le quedaba tan adolorida que no pudiera utilizarla por unos días para que sufriera de abstinencia de zorras. Maldito maricón, se había cansado de engañarme una y otra vez ¡cómo debe haberse reído mientras se follaba una y otra vez a las putas que lo rodean!.

La mañana llegó y con Seth nos fuimos a clases, era duro, pero era el primer día de mi recuperación, iba a exorcizarme a Edward del corazón, de la mente y del cuerpo, me costaría, pero creo que si me enfocaba lo suficiente en lo que me había hecho puede que lo lograra, al menos eso quiero creer, es cierto que lo amaba mucho, pero tras imaginármelo toda la noche una y otra vez cogiendo a sus amiguitas más lo que me había echo, creo que algo murió dentro de mi.

Cuando llegué todos me miraban y susurraban, no les presté atención, debía enfocarme en la contienda cuando los viera, pero ni los Cullen ni Rosalie vinieron a clases, a los que si vi fue a Jasper y Emmett, trataron de acercarse a hablar conmigo, pero me alejé, no deseaba hablar con ellos, todos sabían que Edward me engañaba y ninguno se dignó a decirme, claro, nunca fueron mis amigos, así de qué mierda querían conversar, bah, que se pudran.

Dos días después los Cullen aparecieron, cuando vi a Edward el corazón empezó a latir más fuerte en mi pecho, Dios, era tan hermoso incluso con la cara levemente morada en las zonas donde descargué mi ira, aún así era tan, mierda Bella deja de pensar en ese pendejo, enfócate, no lo mires embobada, no le demuestres miedo, no le demuestras amor, no le demuestres nada.

Se acercó a la hora de almuerzo, se sentó frente a mi en la mesa y empezó a hablar, pero yo no lo quería escuchar y me tomó de la mano para que no huyera, con un suspiro de fingido cansancio me volví a sentar y lo miré directamente a los ojos.

EDWARD POV

Dos malditos días sufriendo y se que esto era sólo el comienzo de mi infierno personal, la había cagado en grande, ella era inocente lo supe antes de llegar al colegio y que Rosalie empezara a hablar, ni siquiera me acordaba de haberle contado mis planes a ella, se que me la follé y después nos emborrachamos, pero lo otro, mierda, le di el arma perfecta para destruir a mi freaki, Dios, me quería morir, los golpes que Isabella me dio no fueron suficientes para castigarme, nada sería suficiente para pagar por mis errores.

Al llegar a casa después de que Isabella se fue con Seth Alice nos reunió en el comedor y mis padres veían horrorizados el estado lamentable en que me encontraba, pero ese pesar que sentían por mi apariencia se esfumó cuando Alice les contó lo que había hecho, Esme lloraba y decía que le avergonzaba que fuera de la familia, Carlisle estaba tenso y en sus ojos relucían el dolor, pero no era dolor por mi, era por ella, por Isabella, cuando Alice llegó a la parte en que yo pensaba que ellos eran amantes Carlisle explotó

- ¿Cómo diablos pudiste pensar una cosa así?

- Perdóname Carlisle, pero hace tiempo sin querer escuché una conversación que tenías con Esme e la que hablabas de una tal Isabella, Esme lloraba y te pedía que la olvidarás y tú decías que nunca lo lograrías y yo pensé que hablaban de una amante

- ¿ y nunca pensaste aclarar ese tema directamente conmigo? Te hemos criado con confianza en nosotros, debiste conversar y aclarar ese asunto antes de ocasionar el daño que le provocaste a la pobre muchacha Dios sabe lo que ha sufrido para que ahora tú le hagas algo tan bajo, lamento decirte Edward pero estoy completamente de acuerdo con Esme me avergüenzo de ser familia – no quise escuchar lo último, me quedó rondando lo que dijo sobre que Isabella ha sufrido mucho

- ¿por qué la conoces?, Carlisle no voy a pedir que me perdones o me entiendas, pero de verdad yo me enamoré de ella, al principio sólo quería llevármela a la cama, pero cuando la conocí descubrí que era maravillosa y me enamoré como un tonto y cuando la traje para que la conocieran tú la llamaste por su verdadero nombre y todo encajó, la manera en que la mirabas, la reacción de ella a su nombre, además otra persona también la había reconocido, pero fue cuando tú la llamaste así que todo cuadró para mi, ella era tu amante y en mi mente cree el escenario de que ella había roto esta familia y que venía a buscarte y yo… yo hice lo que hice, pero cuando ella se entregó a mi descubrí que no era posible que fuera tu amante y pensaba hablar hoy después de clases con ella, pero Rosalie se adelantó y descubrió todo

- Eso no te hace menos culpable, además te cansaste de engañarla con todas las zorras del colegio - Alice estaba más que enojada y veía la decepción que le había causado

- Lo se, soy un cabrón de mierda, pero Carlisle dime por favor de dónde la conoces

- Lo único que te voy a aclarar es que la conocí en un hospital cuando ella fue ingresada, yo fui el encargado de salvarla

- ¿fue por lo de las heridas en su cuello y muñecas? ¿fue por eso que estuvo en coma casi dos meses?– si, lo de las muñecas también lo sabía, pero nunca le había preguntado ni le había dicho que también le había visto esas cicatrices.. Carlisle me miraba mientras meditaba que decirme, lo conozco y se que sabe lo que le pasó

- Si, fue por eso, lo único que puedo decirte que en el estado que ella llegó era tan grave que pensé que moriría, nunca he estado de acuerdo con el suicidio, pero el caso de ella era distinto y la comprendí perfectamente e incluso la admiré, el dolor por el que ella estaba pasando era tremendo y fue por eso que traté de convencer a Esme de que la recibiéramos en esta familia como un miembro más, ella estaba sola en el mundo y me dolió mucho su situación y al mismo tiempo su fuerza y entereza, nunca pude olvidarme de ella y su sufrimiento y….

- Y yo me negué a aceptarla y cuando lo hice ya era tarde, la niña había desaparecido y nadie sabía de ella – interrumpió Esme con sus ojitos llenos de pena y remordimiento – y nunca me lo he perdonado, sobretodo porque Carlisle sufre de terribles pesadillas con ella, esa es la conversación que seguramente escuchaste Edward, siempre le pedí a Carlisle que tratara de olvidarla para que pudiera vivir en paz, es mi culpa, ella debería haber sido una hija más para nosotros, pero sentí miedo y…

- No te culpes cielo, menos ahora que ella se encuentra bien y alejada de…- Carlisle se interrumpió con una tos falsa y calló ¿alejada de qué o de quién?

- Cuéntame más – le pedí

- No puedo, es su historia, es su pasado y yo no puedo revelarlo sin su consentimiento, menos ahora que la has dañado de esa manera

Después que mis padres se fueron me sentía una mierda más grande aún, a ella algo grave le había pasado porque Carlisle no es una persona impresionable y si Isabella le impresionó es que fue algo grande, mierda ¿por qué fui tan pendejo? Y volví a llorar

- eso es, sigue llorando, porque si es verdad que te enamoraste de ella, tienes que saber que la perdiste, la única mujer decente que has tenido y la perdiste por egoísta, ese es tu castigo y perdóname pero te mereces todo lo que te falta por sufrir, porque la Annie que conocíamos murió desde el mismo momento en que quedaste al descubierto, y los golpes que les dio es la clara muestra de que la niñita sumisa no existe, no entiendo mucho lo que ha pasado, pero Annie no existe e Isabella es fuerte y no te perdonará, pude ver su mirada mientras se iba opacando cada vez más mientras Rosalie le contaba la verdad, ella es otra persona totalmente distinta a la que conocimos, piensa en eso Edward. Alice se fue y yo subí a la habitación y claro que pensé lo que me dijo, es cierto que Isabella era totalmente distinta a como la había conocido y claro que era fuerte, interiormente sentí esa fuerza de espíritu desde que empezamos a salir, pero su fuerza física oh si que la sentí, diablos ella pega duro, se notaba cierta técnica y la mirada llena de odio que me dio cuando me golpeaba fue lo más doloroso que sentí, la había perdido, pero trataría de enmendar el daño, ella tenía que escucharme, no importa que no me perdonara, pero debía saber toda la verdad y quizás con el tiempo y si le demuestro con hechos todo lo que la amo algún día me perdone.

A los dos días nos reincorporamos a clases, Carlisle nos dejó en casa para que sanaran un poco mis moretones y Alice estaba muy deprimida para salir al igual que yo.

Cuando llegué a clases y la vi en el comedor del colegio me armé de fuerza y me senté en la misma mesa, necesitaba que conversáramos, debía tratar de aclarar las cosas y para que negarlo me moría por verla nuevamente, la amaba tanto que aunque me mirara con odio, por lo menos me miraría. Trató se irse, pero la tomé de la mano para que no escapara y dejó salir un suspiro de fastidio y me miró directamente a los ojos, pero había algo mal en ello, sus ojos estaban apagados, tristes, ya no brillaban, su color chocolate ahora eran de color café simple, mierda, yo había logrado eso, ella estaba rota por dentro, tanto como yo.

Le expliqué todo lo que había supuesto, lo que para mi en ese momento era la verdad, le confesé que me había enamorado y la supuesta traición me estaba matando y por eso había actuado como lo había hecho, ella me miraba de manera paciente y un tanto exasperada, me dejó hablar libremente, nunca me interrumpió, pero se notaba que no me creía nada y cada vez que hablaba me sentía más pendejo y más mierda

- ¿terminaste? ¿eso era lo que me querías decir Cullen? – mierda me dolió en el alma que me tratara así, pero sabía que me lo merecía, sus ojos fríos y despectivos me mataban a cada segundo que pasaba

- Bella, por favor tienes que creerme yo….

- Isabella, mi nombre es Isabella, Bella espara las personas que me aprecian, te lo dije muy claro cuando te conté, así que no te tomes libertades que perdiste o que en el fondo nunca tuviste, porque nunca me apreciaste, sólo jugaste conmigo, pero no te creas gran cosa Cullen, no eres el primer hombre que me hace daño, así que no te des una importancia que no tienes, tendrías que nacer de nuevo para ver a Isabella Swan derrotada, ahora lárgate de una maldita vez

Joder, de verdad que me dañó y no me importó llorar delante de ella, delante de todo el colegio, a la mierda la vergüenza, al carajo la dignidad, ya no poseía eso, por ella haría eso y mucho más.

Como no me paré de la silla, ella tomó la resolución de irse y cuando había avanzado bastante le grité a todo pulmón lo que me nació del alma

- NUNCA ME DARÉ POR VENCIDO ANNIE, TE AMO MÁS QUE MI VIDA TE LO JURO, TE AMO COMO NUNCA HE AMADO A ALGUIEN, ERES MI MUNDO ANNIE.

Todos me miraban como si estuviera loco, pero como dije, al carajo todo, ella era mía y la reconquistaría así fuera lo último que hiciera, estaba sufriendo, pero no me daría por vencido, ella era mía, mía. Al escuchar mi declaración paró, giró y se largó a reír

- VÉNDELE ESA POMADA A ALGUNAS DE TUS TANTAS ZORRAS CULLEN, CONMIGO YA NO FUNCIONAN, ERES UN PERRO Y SIEMPRE LO SERÁS.

BELLA POV

Mierda, mierda, joder, no se cómo pude aguantar sin llorar todas las burradas de Edward, carajo, parecía tan sincero, mierda Bella, recuerda que está acostumbrado a salirse con la suya, no vuelvas a caer en su jueguito, pero diablos, me lastimaba tanto verlo, oírlo, sentir su aroma, carajo, debo olvidarlo pronto o volveré a caer en sus brazos y eso es algo que no puedo permitir.

EDWARD POV

- Edward, tenemos que conversar – dijo Jasper quien no se de donde mierda salió a mi encuentro

- Ok, dime

- No quiero que te acerques a Bella nunca más

- ¿la conoces de antes cierto? – eso ya lo sabía, pero quería que me lo confirmara, quizás él me contaba algo más de su vida

- Si, desde pequeño la conozco, crecimos juntos, éramos vecinos, pero el que era más allegado a ella era mi hermano James, eran inseparables – James, siempre James

- ¿James? – pregunté haciéndome el tonto

- ¿te habló Bella de él? – no podía decirle que no

- Si, me habló de él, lo amó mucho y creo que aún lo ama

- Lo se, ellos siempre formaron un mundo aparte ¿sabes?, yo siempre estaba con ellos, pero era como si no estuviera, siempre fueron ellos, no veían a nadie más, al principio me sentía delegado, pero pronto comprendí que ellos siempre serían así, James amaba a Bella por sobre todas las cosas, desde que la vió por primera vez la amó, en un principio trató de que no se le notara y la molestaba, pero dejó de luchar y desde ese momento no hubo nadie más para él, fueron muy amigos, los mejores, pero todos sabían que mi hermano estaba profundamente enamorado de ella, claro la única que no sabía era Bella, siempre fue tan inocente – no se por qué mierda me dice eso, me estaba matando con esos recuerdos de Bella junto a santo James

- Eso a qué viene

- Viene a que James ya no está, murió, no se bien las circunstancias, pero antes de morir me pidió que protegiera a su amor y por el dolor de haberlo perdido y un odio injustificado hacia ella no lo hice, no la protegí de ti, pero quiero que te quede claro, ella no está sola, es una excelente chica, algo le pasó, ella antes no era así, era tan popular, tan hermosa y desinhibida, tremendamente talentosa y …

- ¿y qué? – estaba eufórico antes la declaración de Jasper y quería más, necesitaba saber más

- ¿nunca te contó cómo era antes? ¿qué fue lo que le pasó para llegar a vivir tan lejos y estar tan cambiada tanto física como psicológicamente?

- Como que cambiada física y psicológicamente

- Ella tenía el cuerpo hermoso, no se, pero ahora se ve distinta

- Ella se faja el cuerpo

- ¿queeeeeé?

- Si, se faja el cuerpo, hace tiempo que lo descubrí y bueno con lo que pasó entre nosotros bueno, la vi entera

- Mmmm, eso explica, me parecía raro que sus cuervas se fueran a desaparecer y con respecto a lo psicológico, bueno, ella nunca fue violenta pero si tenía una personalidad muy marcada, era tan alegre, espontánea, llena de vida y ahora está tan apagada, me fue tan shockeante la primera vez que la vi

- Y eso que no la viste antes de que fuéramos novios, no hablaba con nadie, nunca, caminaba mirando hacia el suelo, poco antes de ser novios fue que le vi la cara por primera vez, y eso que todos los días la molestábamos, ella era la freaki del colegio

- Lo se, he averiguado, en fin, el caso es que no quiero que la lastimes más, ella era el amor de mi hermano y la protegeré aunque ella no me quiera cerca, se lo debo a mi hermano y a ella misma.

- Te juro que la amo Jasper, todo se fue al carajo, pero te juro que me enamoré de ella, casi no puedo respirar del dolor que siento por haberla perdido

- Te creo, tienes la misma mirada que tuvo mi hermano por años, como te dije siempre la amó, pero nunca se atrevió a decirle y se conformaba con su amistad, hasta tenía una novia estable, no se las circunstancias que se dieron para que ella se enamorara de él, pero se que también lo amó

- Lo se, ella me lo dijo – bien que lo sabía, esta conversación con Jasper me aclaraba algo más acerca de la verdadera Bella, pero necesitaba más y se que Jasper no soltaría nada más

- No puedo decirte nada más, comprenderás que no está en mi hacerlo, pero aunque detesto lo que le hiciste te creo que la quieres, pero a veces dañamos se daña a la persona que se ama y lo único que debes hacer es dejarla en paz, dejarla que encuentre otra persona para ser feliz, esa felicidad que no fuimos capaz de entregarle

- ¿quieres ser tú esa persona Jasper? ¿eso me estás diciendo, quieres tomar el lugar de tu hermano? – carajo, di que no, di que no, no podría soportar que otro hombre la rondara

- No, pero se que hay varios interesados, entre ellos está Emmett, pero la decisión es de ella

- ELLA ES MÍA, NO DEJARÉ QUE NADIE LE PONGA UN DEDO ENCIMA

- Eres un poco cínico siendo que te cansaste de engañarla

- Ese no es tu problema

- Es mi problema, pensé que te quedó claro, ahora me tiene a mi para protegerla, no te le acerques Edward no quieras verme enojado y defendiendo a una amiga

- Vete al carajo

Me largué, me alegra que Bella tenga amigos que la protejan, pero decirme a mi que la deje para que ella se busque a otro, está de broma.

No volví a verla y al llegar a casa me encerré en mi habitación y toda la fuerza que había demostrado y la convicción que le hice ver a Jasper que tenía, que ella era mía y todo eso se fue al carajo, estaba solo y sin el amor de la mujer más maravillosa que había conocido. Tomé una foto que tenía donde salíamos juntos, ese día habíamos salido a la playa, ella estaba tan feliz, sus ojos brillaban de emoción por estar todo el día juntos tumbados en la arena, entonces tomé mi celular y nos sacamos hartas fotos.

Me acosté con la foto en mis manos, mirándola a ella, siempre mirándola a ella

- MALDICIÓN, TE AMO, TE AMO TANTO MI FREAKI, PERDÓNAME POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR. – dije mirando la foto y llorando

martes, 26 de julio de 2011

Vida: Dulce Inmortalidad

Capítulo Décimo Séptimo: Transformación

Un calor agradable me hizo reaccionar, lo primero que vi fue el brillo de mi anillo de bodas en mi dedo, los destellos eran cegadores, lentamente abrí mis ojos tratando de enfocar la imagen. Había una quietud tal en la habitación que de pronto pensé que todo había sido solo un mal sueño, una pesadilla y de las peores.

Pero al concentrarme en mi mano me di cuenta que mi piel no resplandecía como diamante a pesar que el sol estaba dándole directo. No… no era un sueño, me levante abruptamente de la cama y moví mis manos al sol histérica esperando que brillará pero no sucedía. Me examine mis brazos en una esperanza que mi piel fuera tan blanca como debía ser pero descubrí que los moretones aún estaban ahí.

Levante mi vista cuando sentí su presencia junto a mí, este se acerco y su piel brillo cuando el sol tomo contacto con su cuerpo. Extendí mis brazos y me aferre con todas mis fuerzas a su cuerpo, necesitaba su protección. Pero su piel estaba tan fría como la nieve y su pecho se había vuelto tan duro como una roca, en ese momento constante la verdad. De pronto las explicaciones sobraban, sabía perfectamente que algo no estaba bien. Comencé a temblar sin soltarlo y murmure la pregunta con los ojos cerrados por el pavor de la respuesta.

- ¿Qué me ha sucedido?

Pregunte y él apretó mi cuerpo fuertemente sin emitir palabra alguna. Entonces comencé a gemir y fueron las lágrimas rodando por mis mejillas quienes gritaron lo evidente. Recordé sus palabras: No hay segundas oportunidades para ser humano Bella, me había dicho él hace años atrás, cuando le había rogado que me convirtiera en lo que él era.

- Dime que no es verdad

Le pedí mientras lo miraba a los ojos, apenas podía hablar a causa del llanto, pero solo obtenía como respuesta su mirada

- por favor… esto no puede estar pasando… esto no es real… es un sueño… dime que es un mal sueño del que voy a despertarme

Chille histérica al no ver respuesta de su parte. Edward limpio mis lagrimas con sus dedos, su mirada estaba perdida en mi rostro, jamás había visto la expresión que tenia en su rostro ahora, decir que reflejaba miedo era poco.

- Cálmate por favor.

Me suplicó pero mis lágrimas seguía aflorando y de pronto comencé a llorar descontroladamente. Después de un par de minutos, tome aire y lo miré debía saber que estaba sucediéndome.

- ¿Qué esta pasando?

Volví a preguntar entrecortado sin quitar la vista de su rostro.

- Te estas convirtiendo en mortal otra vez.

Confeso su voz era fría tan fría como su piel. Mi respiración se comenzó a acelerar nuevamente y me atoré tratando de hablar, mi esposo trataba infructuosamente de limpiar las lágrimas que habían vuelto a salir sin control.

- No voy a vivir sin ti… no otra vez… no voy a pasar por esto otra vez.

Grite de repente levantándome de la cama. Edward no pudo evitar que me metiera al baño y cerrara la puerta con pestillo tras de mí.

- Vamos a arreglarlo… te lo prometo, pero abre la puerta.

Me pidió forcejeando con la cerradura.

- ¿¡Cómo! ¿Vas a matarme nuevamente?

Pregunte esperanzada pero él no contesto.

- Isabella por favor.

Murmuro entre dientes, su tono de voz se hizo severo.

Miré desperada a todos lados pero no tenía un plan, nisiquiera sabia porque me había encerrado en el baño, de pronto tome la jabonera y la arroje contra el espejo, este se partió en mil pedazos y tome uno de los que cayeron al suelo entre mis manos.

– ¡Abre la puerta!

Grito histérico al sentir el ruido y luego hizo una pausa

– voy a tumbarla si no la abres

Amenazo pero yo no conteste. Se sintió un ruido estrepitoso, de un golpe había reventado la cerradura y la puerta estaba abierta de par en par. Me miró con pavor cuando se percató que tenía un pedazo de espejo entre mis manos.

- No voy a vivir sin ti…

Balbucee sin sentido, él se acerco y me quito el pedazo de espejo de entre mi mano, me levanto y puso bajo el agua, mi mano. Vi como escurría la sangre. Me giré hacia él.

– tienes que convertirme otra vez… tienes que hacerme vampiro nuevamente

Le pedí poniendo mi muñeca en su boca pero el retiro la mano, tomo la toalla y la puso en la herida cerrando mi puño para detener la hemorragia.

- Sí pudiera lo haría, créeme pero solo conseguiría matarme en el intento

Me explico pero yo lo miré confundida

– Tu sangre esta contaminada Bella, hasta donde sabemos eres la única de nuestra especie que ha sobrevivido al veneno que te inyectaron los Volturi

Su tono de voz era apagado sin expresión alguna hizo una pequeña pausa y continuo

– además no te has convertido en mortal del todo

Me hizo ver.

Era duro constatar que nuestro amor estaba destinado al fracaso, no importará cuanto tratará de permanecer junto a él, estaba escrito que no íbamos a ser felices nunca, de pronto mi cuento de hadas estaba desmoronándose como una torre de naipes y me pregunté por qué entonces Dios había permitido que me enamorará de él en primer lugar.

La resolución del clan Cullen había sido permanecer en Volterra pero en un lugar diferente, uno que los Volturí no conocieran. Nos habíamos trasladado al corazón de la ciudad, según Jasper era la mejor estrategia, ellos estarían tan ocupados buscándonos en lugares alejados y escondidos que no sospecharían que estábamos a escasos dos edificios de su propia guarida. Tenerlos tan cerca me ponía nerviosa.

El lugar donde estábamos era un departamento en el decimoquinto nivel de un edificio lujoso, y esté era del tamaño de todo el piso. Yo permanecía a sugerencia de Carlisle confinada en una cama sin moverme, según él mientras menos lo hiciera mas lento el veneno actuaría, lo cierto era que hace un par de horas había desarrollado otro síntoma además de los moretones en mi piel, tenia fiebre y mucha, tanta que a ratos deliraba, por lo que las instrucciones de mi médico personal era que debía permanecer bajo la ducha con agua fría el mayor tiempo que mi cuerpo pudiera resistir.

Edward se turnaba con Alice para mantenerme bajo el agua, pero lo cierto era que yo no sentía el frío de esta y no servia de mucho. Lo que sí podía sentir era el cansancio que estaba teniendo el permanecer tantas horas de pie.

- Necesito descansar.

Le dije a Edward sacando mi cabeza de su pecho.

- Solo unos minutos más.

Me indicó este mientras Alice se acercaba a medir mi temperatura.

- 39 y medio, es demasiada Edward, tenemos que bajarla.

Comentó apagando cualquier posibilidad que pudiera salir de ahí.

- Lo sé… pero no se cómo… nada parece funcionar.

Le respondió compungido.

- Necesito dormir, por favor.

Insistí tratando de zafarme de sus brazos, pero estaba tan débil que apenas podía luchar con su fuerza.

Añoraba poder tenderme en una cama, el sueño había vuelto a mí de forma inesperada casi como la fiebre, eso daba cuenta que el veneno seguía haciendo su efecto a cada hora que pasaba. Alice puso en mis hombros una toalla y me envolvieron con está. Edward me tomo en brazos y me deposito en la cama, iba a separarse cuando lo sujete por la camisa.

– No me dejes sola por favor –

Le suplique aferrando mis dedos entre los pliegues del genero. Él tomo mis manos y se recostó junto a mí, comenzó a tararear mi nana para que yo me quedará dormida, cerré mis ojos instantáneamente y sentí a lo lejos el sonido de la puerta cerrarse, supe que Alice se había ido. Era increíble que hubiera pasado exactamente una semana desde mi matrimonio y sólo habíamos tenido intimidad una noche, mi luna de miel se había acabado tan pronto como había comenzado.

Me quede pensando en eso un largo rato, según había logrado escuchar a Carlisle, no estaban seguros si yo finalmente sobreviviría a la transformación cuando esta estuviera completa. Nisiquiera sabían si iba a convertirme en mortal completamente o si en vez de eso estaba muriendo de una extraña y cruel manera. Lo que me hizo aún más añorar sentir su cuerpo otra vez, pero si se lo pedía de seguro él iba a negarse. Podía escuchar su voz diciéndome si a caso había perdido la razón a causa de la fiebre.

- Sí pudieras concederme un último deseo, ¿lo harías?

Le pregunté en la penumbra. Agradecí que la luz estuviera apagada pues estaba camuflando mi vergüenza.

- No estas muriendo.

Me replicó con voz dura.

- Eso no lo sabes, pero supongamos una situación hipotética.

Insistí tímidamente.

- Supongo que sí.

Me respondió confundido por el tema de conversación que estaba desarrollándose. Mantenía deslizando sus fríos dedos por mi espalda de forma constante.

- Quiero que me hagas el amor.

Le dije de repente con tono seguro pero tímido, sus dedos se detuvieron al instante y se levanto de la cama. Yo lo seguí y tome sus manos evitando que pudiera pararse de ella.

- No sabes lo que estas diciendo.

Me dijo tratando de controlar el tono de voz que había pasado de calmada a la irritación.

- Lo sé perfectamente, y si voy a morir, de una forma permanente, al menos lo haré feliz.

Argüí mirándolo a los ojos. Dudo unos momentos, y yo aproveche esa duda para acercarme, podía ver en ellos que él me deseaba incluso más que yo pero estaba teniendo una batalla interna con la razón y la lógica. Aposte que el deseo iba a ganar y me acerque a sus labios y los bese de forma provocadora y desesperada, me separe un momento y me quite el camisón que llevaba puesto dejando mi cuerpo desnudo. Cuando vi el fuego en sus ojos supe que la batalla se había terminado, y que el deseo había ganado a la razón, para suerte mía, al menos en eso me servia ser un imán para el peligro.

Para variar mi mente había colapsado nuevamente, cuando me desperté todo me daba vueltas, y solo fui conciente de lo que había pasado la noche anterior cuando traté de pararme de la cama. En ese momento descubrí que existían huesos que en mi vida había sabido que existían. Las clases de anatomía no eran suficientes pensé a juzgar por el dolor intenso que sentía era de seguro que había olvidado memorizar un montón. Traté de no mostrarle que me había lastimado apenas me percate que me observaba interesado en mi reacción, sonreí disimuladamente mientras me hacía la valiente y me paraba con fuerza evitando contraer mi cuerpo, camine hasta el baño sin agacharme aunque el dolor se asemejaba a puñales que me atravesaban de lado a lado.

Una vez dentro del baño, me relaje y caí al suelo de rodillas sentí una necesidad imperiosa de vomitar y apenas pude abrir la tapa del retrete cuando la descarga se hizo evidente, entre en pánico cuando vi que lo que salía sin control por mi garganta era sangre. Mala señal, tenía una hemorragia interna como odiaba haber decidido estudiar medicina en vez de otra carrera. A juzgar por la cantidad de sangre que estaba botando y considerando que lo hacia de manera automática y descontrolada, me iba a desangrar en pocos minutos más si seguía de esa manera.

Traté de controlarme cuando sentí su voz

– Estoy bien

Susurré a duras penas mientras tiraba la cadena para ocultar la evidencia, pero él estaba realmente frenético y lo sentí abrir la puerta incluso antes que yo pudiera hacerlo. Le di mi mejor cara, pero él me miraba desconcertado

– estoy bien… en serio

Le volví a insistir para que se tranquilizará. De pronto sentí la urgencia nuevamente y esta vez no pude controlarme, vomite encima de él, y sus ojos se abrieron como platos cuando vio que era sangre lo que estaba expulsando de mi cuerpo. Me flaquearon las piernas y caí a sus brazos su camisa estaba manchada de sangre.

- Bella mi amor

Me dijo con la voz quebrada tratando de mirarme pero yo no conteste, tenia mi vista en el suelo, y esté se me hacía borroso a cada segundo que pasaba

– ¡Carlisle!

Grito perturbado, y eso fue lo último que pude escuchar puesto que nuevamente un negro profundo inundo mi conciencia.

domingo, 24 de julio de 2011

Vida : Dulce Inmortalidad

Capítulo Décimo Sexto: Veneno


Aún no podía ver, tarde un par de horas en darme cuenta que tenia mi vista tapada, y otras tantas en sentir las cadenas en mis muñecas, lo cierto, que fuera lo que fuera que hubieran inyectado en mi cuerpo, esté estaba reaccionando de una manera poco usual para ser inmortal, aún sentía que estaba entumecido y la sensación era como si algo se estuviera transformando en mi interior, lo delataba el ardor en mi cuello, y el calor excesivo para mi condición vampirica.


Pero lejos lo que ahora reclamaba mi atención, al extremo de volverme loca era la sed, necesitaba desesperadamente tomar sangre, como un hoyo en mi estomago la sensación parecía ir acrecentándose a cada segundo que transcurría. A juzgar por el deseo desgarrador que sentía sabía que había permanecido unas cuantas horas en aquel lugar, lo extraño era que al parecer no había estado conciente del todo. Me embargo el recuerdo de mi esposo, seguro estaba frenético buscándome, el miedo volvió a inundar mi mente, acaso Alice podía verme, pero si fuera así porque Edward no había venido a salvarme.


Mire a todos lados cuando sentí unos pasos, y gruñí entre dientes al sentir un aroma desconocido a mi lado, trate de alejarme pero mis esfuerzos eran en vano. Lentamente me percaté que removió las cadenas liberando mis muñecas y volví a ver al fin cuando quito la venda que cubría mis ojos. Estaba en una habitación cerrada sin ventanas, solo había una puerta frente a mí.


Mi cuerpo se desplomo sobre la misteriosa mujer sin que yo pudiera evitarlo, me di cuenta que su tes era blanca como la nieve igual a la mía, sus ojos eran dorados oscuros, y hacían juego con sus cabellos que eran como el trigo, estos caían ondulados a un costado de su hombro. Se parecía a Rosalie, pero ella era cien veces más hermosa, su cuerpo era tan delicado que daba la sensación de que fuera a quebrarse, estaba vestida con unos jeans y una polera azul. No pude separarme de ella aunque lo hubiera intentado así que resignada la deje actuar.


- No voy a hacerte daño Isabella.


Murmuro su voz era tan dulce, pero ¿quién era?, ¿Cómo sabia mi nombre? Quise preguntar pero estaba tan sedienta, que el deseo incontrolable por la sangre me impedía coordinar otra cosa en la mente. - Te voy a sacar de aquí – continuo diciéndome mientras cargaba mi cuerpo y me sacaba de la habitación a cuestas. Pero mis piernas no cooperaban, no podía caminar por lo que me arrastro por casi toda la distancia que había desde la habitación hasta el ascensor al final de pasillo. Cuando las puertas se abrieron ella me hizo entrar y me apoyo contra la pared, involuntariamente caí al suelo con todo el peso, vi como apretó un botón y volvió a levantarme.


- ¿Quien eres?


Finalmente Balbucee.


- Eso no importa, lo que importa es que debo sacarte de aquí antes que él llegue


- ¿Quién? ¿Qué quieren de mi?


Volví a preguntar mientras fijaba mi vista al frente y trataba de caminar para hacer la carga más fácil.


- Digamos que estuviste en el lugar y en el momento equivocado, eso es todo.


Me respondió.


Ya habíamos salido del ascensor y caminábamos por un pasillo que no tenia iluminación, pude sentir el olor a humedad que provenían de las paredes. Calcule que habían transcurrido alrededor de quince minutos e iba a rendirme cuando por fin divise un haz de luz al final de pasillo.


- Escucha… no puedo llevarte más lejos sino ellos lo notarán, rastrearan mi olor hasta aquí además debo quedarme para evitar que te sigan.


Me indico mientras me sacaba por el haz de luz, pude ver que era de noche, la luna estaba alumbrando el cielo. Me ayudo a salir y mi vista se concentro en el viento que pegaba contra la copa de los árboles, constante que estábamos fuera de la ciudad. Tomo mi rostro para hacer que la mirara a los ojos


– Es de vital importancia que cuando llegues con Edward se vayan lo más lejos de aquí, esta misma noche si es posible y no vuelvan nunca más.


Cuando dijo esto percibí que una figura humana se aproximaba, trate de zafarme de sus brazos pero ella me lo impidió. Todo era tan confuso.


- Espera…


susurré mientras me aferraba a sus brazos


- ¿Por qué?


Pregunté con un hilo de voz, era evidente por la manera en la cual me había ayudado a escapar, que estaba arriesgando su vida con ello, entonces ¿por qué tomarse la molestia con una completa extraña? pero ella me ignoró.


- Cedric te ayudará a llegar cerca de la casa de Carlisle, pero el último tramo tendrás que hacerlo por tus propios medios. Pase lo que pase, quiero que recuerdes esto


Su tono de voz era fuerte casi como una orden


– No bebas sangre humana, eso sólo acelerara el proceso


Hizo una pausa cuando supo que lo había entendido


– Entrégale esto a Carlisle, esto explicará que te ha pasado, es todo lo que necesitan saber


Guardo en mi bolsillo trasero el papel y me ayudo a subir al caballo, yo aferre mis manos a la cintura del jinete y apoye mi cabeza en su espalda


- Déjala a una distancia prudente y vuelve, te necesitare aquí. Adiós Isabella, hubiera deseado conocerte en otra circunstancia


Me dijo mientras el hombre apretaba los estribos y el animal comenzaba a galopar.


Vi a lo lejos como desaparecía en la penumbra la misteriosa mujer de la cual nisiquiera sabía su nombre y trate de concentrarme pero lo cierto era que mis intentos por hacerlo fracasaban. Todo parecía darme vueltas e incluso podría jurar que a segundos perdía la conciencia, porque me parecía que recién me había subido al caballo cuando sentí que el hombre descendió de él. Haciendo que mi cuerpo cayera pesadamente contra el espinazo del animal, quede ahí tumbada sin poder moverme, sin explicarme nada sentí las riendas entre mis manos y un murmullo en mi oído


- Esto es lo más cerca que puedo dejarte, tendrás que seguir sola. Saluda de mi parte a Carlisle.


El caballo retomo su paso, era difícil mantenerme erguida para ver por donde llevarlo y me rendí cuando frente a mi apareció la estructura del castillo supe que estaba en casa. Todas las luces estaban encendidas, el caballo bajo el ritmo y se detuvo justo a los pies de las escaleras que daban hacia la puerta principal, no alcance a bajarme cuando mi cuerpo se deslizo por un costado sin yo tener control en la situación, juré por medio segundo que caería al suelo, pero al contrario unos brazos calidos me recibieron y reconocí la voz aguda y estrepitosa de Alice.


- ¡Es Bella!


Grito. Sus facciones evidenciaban un cierto alivio al verme aún con vida. Gire mi rostro y vi la cara de mi ángel, su mirada también era de alivio. A duras penas deslice mis dedos por su rostro y el beso la palma de mi mano tomándome entre sus brazos.


- Llevémosla dentro.


Sugirió una voz, me costo reconocerla pero al final cuando vi su rostro supe que era Carlisle.


Apoyaron mi cuerpo en uno de los sofás que estaban en la sala. Ahí constante que no estábamos solos, mire a mí alrededor aturdida por las luces y divise a Esme quien se acerco instantáneamente, Rosalie permanecía cerca de la chimenea junto con Emmett, Jasper también se había acercado hacia mi posición.


- ¿Dónde estuviste todo estos días… nos tenias al borde de la histeria, no podía verte?


Me pregunto una inquieta y preocupada Alice rompiendo el silencio reinante. Pero que iba a contestarle, me sorprendió cuando habló de días, para mi habían sido solo horas. Todos esperaban mi respuesta, pero no tenía una, de pronto recordé la nota que me había entregado aquella mujer y me erguí a duras penas para poder sacarla de mis pantalones. Edward trato de detenerme, para que permaneciera recostada pero cuando vio que buscaba algo me ayudo a sacar el papel, mis manos temblaban, me arrebato la nota de mis dedos temblorosos.


- Es para Carlisle.


Murmure entre dientes mientras lo miraba, él se acerco y tomo el extraño papel de las manos de Edward.


Miré atenta como cambiaban las expresiones de sus facciones, que iban de la sorpresa hasta el terror puro. Cuando termino de leer me miro con urgencia y se abalanzó sobre mí sacando a un lado a Edward sin decir media palabra. Sin pedirme permiso, lo que era poco usual de él, rasgo las mangas de mi blusa dejando al descubierto mi piel, los ojos de todos se abrieron como platos. Las reacciones eran variadas, Alice se separó casi inconcientemente de mí y abrazo a Jasper que miró a Carlisle en descrédito, Rosalie se puso la mano en la boca como ahogando un grito y enterró su rostro contra el pecho de Emmett quien me miró tal cual estuviera viendo a una moribunda.


Al principio no entendí su reacción y busque los ojos de Edward para que me aclarara que estaba mal conmigo, pero este esquivo la mirada. La única que no reacciono mal fue Esme quien me miraba con dulzura, como una madre, me extendió los brazos para mostrarme lo evidente y fue ahí cuando me dí cuenta que toda mi piel estaba amoratada, como si me hubiera pegado golpes, pero eso era imposible.


- Debemos irnos… ahora… Edward vístela y ponle ropa suelta.


Ordeno Carlisle saliendo del transe en el que se encontraba. Ahora todo era aún más confuso, pero nadie discutió nada al principio.


- Esperen… no podemos irnos con Bella en esas condiciones.


Hizo ver Jasper mientras todos se detenían en sus puestos.


- Tenemos que irnos, no podemos permanecer aquí, ellos la buscarán.


Explico Carlisle a ocho confusos vampiros.


- ¿Quienes? Inquirió Jasper mientras me miraba.


- Los Volturi


Susurró Carlisle cuando vio la expresión confusa de mis ojos continuo


– la mujer que te ayudo es la esposa de Aro


Me explico aclarando en parte el misterio.


- De que hablas… porque ellos querían a Bella.


Pregunto un confuso Emmett mirando a todos. Carlisle tomo un momento y comenzó a explicar a todos.


- Hace un par de años supe que Aro estaba interesado en buscar una forma más sutil de matar a quienes no cumplieran las leyes. Las hogueras estaban llamando demasiado la atención de los humanos. Al principio nada resultaba, pero creo que la han encontrado. Al menos eso es lo que cree Selene.


Edward me apretó contra su pecho de forma instantánea.


- Aún no entiendo que tiene que ver Bella en todo esto.


Dijo Alice con la vista perdida al frente. Pero Carlisle desvío la vista y guardo silencio, era como si tratará de no hablar frente a mí, pero Edward lo interrumpió.


- ¿Carlisle?


Insistió con tono demandante. Este suspiro y su mirada era pesadumbrosa, como si estuviera a punto de sentenciar a muerte a alguien. Se acerco a mí y me paso su mano por mi rostro, como dándome consuelo, yo comencé a entender de pronto que algo no iba a resultar del todo bien.


- Todo saldrá bien, te lo prometo, cuando lleguemos a casa investigaré para encontrar una cura.


- ¿Cura? ¿Acaso estoy enferma?


Exclame con un hilo de voz, mientras todos permanecían en silencio, el mantenía su vista en mis ojos, su mirada era profunda como inspirándome valor para lo que diría.


- Te han Envenenado.


Exclamo


Edward me había subido a nuestra habitación, estaba recostada en la cama viendo como él sacaba del closet ropa de recambio. Su esperanza era sacarme de la discusión que se había formado escaleras abajo entre Jasper y Carlisle. Pero era difícil no escucharlos a todos cuando estos gritaban.


- No puede estar envenenada eso es imposible.


Opinaba Emmett.


- Entonces como explicas el color de su piel.


Rebatía Alice quien creía al parecer en Carlisle y en Selene.


- Esto no esta bien… nosotros no podemos morir envenenados, me han mordido miles de veces, se lo que es tener la ponzoña en las venas, y más allá del ardor jamás me ha sucedido nada.


Explicaba Jasper a todos.


- No es ponzoña lo que inyectaron a Bella.


Objetó Carlisle


- Lo que sugieres es imposible, que intensión podrían tener Los Volturi para envenenarla.


Insistía Rosalie.


- Fue un error, no lo planearon pero cuando descubrieron que ella no se murió como debía haberlo hecho se interesaron en ella como en un conejillo de indias.


Explico Carlisle su voz era serena pero dura.


Edward cerró la puerta cuando se percato que yo estaba escuchando atenta y que eso estaba causándome una cierta expectación. Esbozo una sonrisa pero está no llego a sus ojos por lo que supe que solo lo hacía para infundarme confianza, una confianza que ni él mismo tenia en ese minuto. Se acercó y me ayudo a cambiarme de ropa.


- Lo siento… no fue mi intensión, pero no pude dejarlo sólo, ellos habían matado a su madre.


Dije a modo de excusa.


- Lo se… no te preocupes por eso ahora.


Replico mientras tiraba de mis manos para que la polera quedara bien puesta –estarás bien, estaremos bien – me repitió.


No dije nada más porque no sabia que decir permanecimos en silencio un par de minutos, hasta que me arroje a sus brazos y enterré mi rostro en su pecho. Estaba así tratando de mantener la calma cuando de pronto sentí un calor sofocante, y la habitación se inundo de un aroma ya conocido para mí, era sangre y de la mas dulce que jamás haya olido. Mis ojos se abrieron como platos cuando vi que la puerta se abrió abruptamente y entró el pequeño causante de todo este lío, el niño corrió sin detenerse hasta el borde de la cama, sonriéndome de una manera encantadora.


- ¡Mamá!


Balbuceo de forma casi inteligible pero aún así yo lo entendí. El olor de su sangre me estaba siendo irresistiblemente apetecible, se me hacia agua la boca y estaba perdiendo la batalla para no morderlo cuando Edward me sujeto y vi a Alice entrar alejando al niño de mi lado, me gire y entierre mi rostro contra su pecho nuevamente.


- Sácalo de aquí.


Pidió Edward a su hermana


- Necesito alimentarme.


Le dije mirándolo a los ojos. Este iba a contestarme pero Alice interrumpió


- No te preocupes yo se la traeré


Se ofreció Alice mientras salía de la habitación con el infante.


- No pude abandonarlo, cuando llegue al callejón estaba llorando junto al cadáver de su madre. Además tenia tu olor impregnado en su cuerpo, en realidad no lo pensé simplemente lo tome y traje conmigo.


Confesó Edward sin necesidad que yo preguntara. Puse mi mano sobre su barbilla y la acaricié.


- Es lo que yo hubiera hecho.


Replique bajito, pude constatar que también en él se había desarrollado un instinto parecido al mío al verlo tan indefenso


No alcanzaron a transcurrir unos segundos cuando sentimos que golpearon la puerta, esta se abrió lentamente y vi a Alice entrar con un vaso entre sus manos, a penas me lo entrego me lo empine hasta el final, lo hice de forma tan atolondrada que su contenido comenzó a rodar por la comisura de mis labios


– hazlo más despacio


Me susurro Edward tomando el vaso y separándolo de mi rostro un poco, pero no alcance a finalizar su contenido cuando sentí un fuerte dolor en mi pecho. De pronto sentí un fuego en mi interior, era como si estuviera a punto de sufrir una combustión espontánea. El dolor era tan violento que comencé a chillar sin poder evitarlo, el vaso golpeo el suelo y comencé a retorcerme en la cama.


- Ve por Carlisle... ¡Alice!


Grito Edward al ver que esta no se movía, estaba impactada y salio de habitación trastabillando sin quitarme los ojos de encima.


- Bella mírame


Me decía Edward tratando de controlar las convulsiones de mi cuerpo. De pronto abrí mis ojos y dí un grito lastimero, en mi pecho un sonido demasiado familiar comenzó a sentirse era débil y discontinuo pero ahí estaba, de pronto todo se torno negro