Dark Chat

lunes, 18 de febrero de 2013

Rebelde


CAPÍTULO XVI SU VIDA O LA MÍA.-
BELLA POV
Nunca en todos mis años como semi diosa pensé que me dolería ver a Edward muriendo, siempre pensé que lo odiaba y días atrás sentía que sólo lo deseaba, pero verlo sacrificarse por mi de esa manera me atenazó el corazón, nunca nadie aparte de mi hijo me había defendido de algo así, nunca pensé que llegaría el día en que un hombre y especialmente Edward daría su vida por mi siendo que una vez fue mi verdugo, pero ese día había llegado y no era justo, para nada justo verlo morir entre mis brazos, lo besé con desesperación, pero fui arrancada de sus brazos y sus labios, su vida se extinguía, pero ahora veía a mi preciosa e inocente hija siendo entregada a un maldito lobo, ella estaba asustada mientras el lobo la rondaba, era su presa, era su deleite, quería que fuera su mujer, ese era el maldito propósito de toda la matanza y odios.
Cuando supe que estaba embarazada nunca pensé que serían dos hijos, fue una bendición que duró poco, porque apenas nacer supe que el destino de mi hija era parecido al mío, sólo que ella amaría a un hombre de cualquiera de las razas y su dote al matrimonio era la de entregarle el poder a su marido, por lo tanto el hombre que ella eligiera tendría un enorme poder, él y su raza serían las que dominarían la tierra y cuando eso pasara, cuando mi hija escogiera marido los Dioses dejarían el mundo humano en manos de la raza dominante.
En ese mismo instante supe que debía esconder a mi hija de todos, ella debía estar lejos de todas las odiosidades y luchas por poder, sabía que si la dejaba a mi lado aunque fuera pocos días tratarían de quitármela para ganar la futura batalla, todas las razas la querrían y no escatimarían en daños para tenerla, todas las razas menos los hijos de la luz, ellos eran fieles, serviciales y pacíficos, eran en los únicos en quien confiaría mi secreto, mi tesoro.
Fue muy doloroso entregarla a esa raza apenas minutos después de nacer, sabía que pasarían muchos años antes de volver a verla y eso taladraba mi corazón, pero ella debía vivir en paz, crecer lo más normalmente que pudiera, alejada de destinos hijos de puta y odios. Ella no podía ser como yo, no quería que sufriera, es más traté de que llevaran también a mi pequeño Jun, pero su destino era estar a mi lado y Zeus no permitió que se apartara de mi.
El lugar de refugio de mi pequeña Rennesme era secreto, nadie excepto yo y algunos hijos de la luz sabían dónde estaba, en pocas ocasiones fui a visitarla, a principios era de manera secreta y lejana, sólo quería verla, saber que estaba bien, cuidada y segura, pero una de esas veces mientras ella paseaba y yo la miraba desde lejos ella susurró que sabía quién era yo, que me quería ver de cerca, conocerme, que sabía de las veces que la había ido a ver, no pude resistirme y corrí a abrazarla, ella era tan hermosa e inocente como yo nunca lo fui, ese día nos conocimos, reímos, jugueteamos y le conté sobre su hermano, sobre la vida que llevábamos, claro que no le dije toda la brutalidad, pero en sus ojos pude atisbar que ella sabía perfectamente que el mundo exterior era muy duro y cruel, ese mundo que ella no conocía. Cuando me preguntó frente a frente el motivo de tenerla apartada de mi tuve que contarle sobre su destino, no quería hacerlo, pero tampoco quería que ella pensara que no la amaba y por eso la había alejado de mi, ella pacientemente escuchó todo lo que le dije y asintió aceptando que algún día el odio podía alcanzarla, lucharía hasta el final para que eso no se hiciera realidad, pero en el fondo también sabía que el destino siempre, siempre te muerde el trasero para hacerte saber que siempre te alcanzará.
Fueron pocas las veces que la visité, era por su seguridad y es que los años fueron pasando y cada vez más crecía esa ansia de poder de las razas, sobretodo la de los lobos, ellos eran crueles, traicioneros, despiadados y por ningún motivo quería a mi hija con un perro, sería la perdición de ella, nunca sería feliz con un animal y jamás permitiría que ellos tuvieran el poder, que fueran la raza dominante.
Pero la guerra explotó en nuestras caras y los lobos se habían asegurado una aliada importante, la maldita de Samantha, esa perra que tanto me hizo sufrir, ella era hija de Afrodita y de un humano, los Dioses y sus clichés, pero ella era mala, envidiosa, con una sed de poder, poder que ella no había adquirido por derecho de nacimiento, su único poder era el de ser una puta y hechizar a los hombres para tenerlos a su merced, les quitaba el alma para obtener el poder que necesitaba y asegurar más años en la tierra sin envejecer y morir, eso lo supe cuando ya era semi diosa y Ateneas me contó la verdad de lo que pasó con mi vida humana, no se me movió ni un músculo cuando supe que en el fondo Edward no habría podido resistirse a esa bruja del demonio, ningún hombre podía resistirse a su hechizo o poder y ella lo utilizaba con mucha frecuencia, claro que su propósito no era sólo arrebatarme el hombre y hacerme sufrir, aunque se divirtió bastante al saber que él me había matado, pero su propósito era ser su mujer, que él la convirtiera en su vampireza, así ella sería mitad diosa mitad vampira y su poder aún más grande, no podía quitarle el alma, porque él al ser vampiro no la poseía, además quería impedir que mi destino con él por fin se realizara, pero se equivocó, porque al momento de morir sin saber y sin querer un trozo de mi alma fue a parar justo a mi verdugo, el primer vampiro con alma, además por un extraño motivo no pudo arrebatarle el alma recién adquirida y se quedó sin nada, porque aparentemente mi alma en su cuerpo fue el que impidió que ella se transformara, es más la lujuria que él pensaba que sentía por ella se desvaneció, se deshizo el hechizo y ella quedó sin nada y con las puertas cerradas en el mundo de los Dioses, nunca pudo regresar, todos la odiaban a excepción de su familia que para variar me culpaban de su destino de desterrada, pero nunca fue mi culpa y me importaba una mierda lo que pasara con ella.
Cuando supe toda la verdad reconozco que me importó una mierda que al parecer la culpa no era de Edward, él igual me había traicionado, me había matado, me había destrozado el alma el cuerpo y el corazón.
Lo arranqué de mi corazón y me dediqué a ser fuerte, a sobrevivir, a estar pendiente del estallido de la guerra para defender a los míos, nada más me importaba. Las riquezas, la confianza, el poder que me daba Zeus y los otros Dioses mayores no me interesaban, sólo defender a mis hijos, asegurarme que tuvieran un futuro mejor, un destino mejor que el mío.
Cuando me arrancaron de la boca y los brazos de Edward vi claramente como mi mundo nuevamente se hundía bajo mis pies. El lobo que rodeaba a mi hija fue apartado de su lado abruptamente por el escudo de Jun, que impidió que ese animal se acercara más a mi niña, pero al hacerlo fue atravesado pos la espalda con la misma espada que fue atacado Edward. Pude ver perfectamente cómo la hoja desgarraba la carne de la espalda y atravesaba su cuerpo hasta el pecho. Su jadeo fue casi silencioso, pero la risa desquiciada de Samantha mientras sacaba de cuajo la hoja del cuerpo de Jun que poco a poco caía al suelo fue lo que detonó toda la ira que llevaba dentro y aún no soltaba.
En menos de un segundo estaba al lado de mi hijo, no me importaba si esa perra me mataba también, porque lo único en lo que podía pensar era en que Edward estaba muriendo y mi hijo también. Acuné a Jun en mis brazos mientras lloraba y le cantaba para que estuviera en paz. Por el rabillo del ojo vi claramente cuando llegaron los refuerzos, la guardia de Poseidón desataron la furia y en pocos minutos los lobos que quedaban fueron eliminados en su mayoría. Un cerco de hombres me rodearon a mi y mi hijo protegiéndonos, mientras tres hombres traían a Edward a nuestro lado.
Sabía lo que tenía que hacer, no había ni una maldita oportunidad de que cambiara de opinión, pero eso no dejaba de dolerme por el final el otro, nunca hubo opción para Edward, no si tenía que elegir entre mis hijos y él. Me dolía, me dolía mucho, pero como dije no cambiaría por nada del mundo mi decisión.
Miré a los ojos de Edward que cada vez perdían más vivacidad, éste a su vez miraba con dolor a mi hijo que daba sus últimas respiraciones con bastante dificultad, mientras tanto tomaba mis dedos y los entrelazaba con los de él.
Cerré mis ojos y besé la frente sudorosa de Jun justo en el momento en que su corazón dejaba de latir y nos dirigía a su padre y a mi una última sonrisa temblorosa.
Nooooooooooooooo, el grito desgarrador de Edward rompió el tenue silencio que se había originado, con su miraba me rogaba que hiciera algo, lágrimas gruesas rodaban por su cara, quería parecer tranquila, pero se que no lo conseguía, podía salvar a mi hijo, eso lo sabía, pero de todas maneras el miedo de que no aceptaran mi petición me estaba perforando el corazón.
Abrí los ojos nuevamente para ser testigo de la muerte de Edward, del padre de mis hijos, del hombre al que una vez amé, el único hombre al que había llegado a amar en todos estos años, ese que me hizo mujer, su mujer, su esposa, amante, amiga, ese que me traicionó, pero que nunca dejó de amarme y que dando su vida me había demostrado que aún me amaba.
Los sollozos secos de la familia Cullen me llegaron y fue cuando me di cuenta de que ya no me rodeaban, ahora todos eran testigos de la devastación que había dejado esta maldita guerra.
Parecían que habían pasado horas, días, años, pero sólo habían transcurridos minutos.
Dejé el cuerpo de Jun junto al de su padre, Rennesme se acercó corriendo a mi lado, pero extendía el brazo para que no se acercara, ahora debía hacer algo y no sería nada bonito para el espectador y necesitaba las pocas fuerzas y la entereza que me quedaba, negociar con esas perras siempre era agotador, al menos eso es lo que se decía y ahora había llegado el minuto exacto de visitarlas.
- Pase lo que me pase no se acerquen, no me hablen, no me interrumpan – dije sin mirar a nadie.
Relajé mi cuerpo y estiré mis brazos al cielo y recité la plegaria para que esas perras me escucharan y cumplieran lo que deseaba.
Mi cuerpo se sentía esponjoso y por lo que me habían contado alguna vez se que pronto caería al suelo y entraría en trance mientras mi cuerpo se retorcía como si tuviera alguna clase de ataque. Mi ojos quedarían blancos completamente mientras mis gritos resonarían como los de un animal muy, muy jodido.
Sólo mi mente se desconectaría para viajar hasta el sitio en donde estaban las personas que debían devolverme a mi hijo, esas viles arpías con las que nunca me hubiera gustado tener ningún tipo de trato, pero ellas me debían un favor y por más que quisiera recuperar a los dos sabía que las perras me darían sólo a uno.
Sentí la pestilencia colarse por mi nariz y el frío entumecer mis huesos, no las podía ver, pero sabía que estaban cerca, mi mente me había llevado hasta esas cosas, sabía que se negarían, que harían trampa, que me tratarían de confundir.
Tres voces en mi cabeza riendo, regocijándose del nuevo botín de guerra, de todas las muertes sin duda Edward y Jun eran los más valiosos por no decir los únicos. Abrí los ojos de mi mente y allí los vi, sólo eran espectros que flotaban uno cerca del otro, no tenían heridas, no tenían magulladuras, estaban tan hermosos como siempre lo fueron, quería tocarlos, quería abrazarlos y decirle a mi hijo que lo amaba y que lo recuperaría.
Pero las voces se oían cada vez más cerca y la pestilencia me hacía arrugar la nariz de asco.
-¿Qué se le habrá perdido a la temible Mykene por estos lados?- decía una
- creo que se ha perdido – decía otra riendo
- no, no, no, debe ser por éstos que acaban de llegar, pero ya es tarde, el barquero viene en camino, nada se puede hacer, sus hilos ya han sido cortados, ella debería saber que no puede hacer nada, contra el destino no se debe luchar
- Cállense trío de perras, ustedes saben perfectamente que me deben, así que quiero que me los devuelvan ahora mismo, ellos son míos, míos – grité con fuerza.
- ¿¡Cómo osas hablarnos así?!, ni siquiera Zeus puede hablarnos en ese tono
- Pues yo lo hago y me importa una mierda un trío de perras pestilentes, no me voy de acá sin lo que me pertenece
- ¿Por qué hablas en plural?, tenemos entendido que uno es tu hijo y el otro el hombre que te destruyó, ¿por qué querrías salvarlo a él?
- Eso no es asunto de ustedes, os quiero y punto, me deben y saben perfectamente que en menos de un segundo puedo destruir lo que tanto quieren, eso que dejaron a mi cuidado y protección con satisfacción me di cuenta que dejaban de reírse y se tensaban, estaban perdidas y lo sabían.
- Es verdad, puedes matarla, pero ella está en el destino de tu hijo y no serías capaz de dejarlo sin su destino y futuro
- Entonces devuélvemelos para que ese destino se cumpla
- Tsk, tsk, tsk, sólo se necesita al joven Jun para que el destino de nuestra niña sea completo y feliz, el otro no nos interesa para nada – sabía que las parcas no accederían a darme a los dos, pero podía insistir un poco más
- Los necesito a los dos y me voy a llevar a los dos
- No, no, no, tú no das órdenes en nuestro territorio, sólo saldrán dos de acá, debes elegir con cuidado
- No tengo nada que elegir, mi hijo es lo más importante
- Pero con el vampiro puedes tener quinientos hijos más si lo deseas, la pérdida de uno por muchos, muchos más es algo a tener en cuenta querida, tú debes ver los beneficios de esto. Escoge al vampiro y deja a tu hijo acá, el vampiro en poco tiempo te llenará de bebés fuertes, más fuertes incluso que Jun, nosotras sólo necesitamos a un hijo tuyo para nuestra niña, cualquier hijo tuyo está destinado a ella. – como se notaba que no tenían ningún tipo de amor en sus pútridos cuerpos, ni siquiera a Rachel la amaban lo suficiente como para ceder.
- Ella ya ama a Jun y se que no amará a otro, además la vida de mi hijo no la canjeo por nada del mundo, lo amo y no me lo arrancarán, lo quiero a él conmigo.
Miré hacia el espectro de Edward quien me miraba como siempre con amor, silenciosamente le pedí perdón por mi decisión, sabía que él perfectamente comprendía mi situación, él en mi lugar haría lo mismo, pero de verdad que necesitaba al vampiro con vida, aún no lo amaba, pero algo en mi pecho retumbaba que él debía vivir también, entonces recordé las palabras del brujo, mi destino era sacrificarme. Edward merecía estar más tiempo conociendo a Jun y sobretodo debía conocer a nuestra hija, esa de la que nunca supo de su existencia, sí, sea como sean las cosas mi ciclo estaba completo, mis hijos estaban a salvo, por lo menos Zeus no podía estar indiferente a las cosas que habían ocurrido y me alegraba enormemente que los traidores fueran a pagar, esto no quedaría así, lo que lamentaba es que no estaría presente cuando mis hijos encontraran la felicidad, la de Jun siempre ha estado cerca, pero es muy necio para verlo. Rachel llegó a mis manos cuando era apenas una recién nacida, Atenea me la entregó para que la tuviera a mi cargo, la protegiera y la criara. Siempre me pareció raro que me entregaran a esa linda bebé, pero por mucho tiempo lo asimilé al hecho de que había voluntariamente perdido a la mía para protegerla y que lo más probable es que mi madre me trajo a Rachel para suplir en algo ese vacío en mi interior. Pero años después me enteré que esa niña le había sido entregada a mi madre por las parcas, esas viejas putrefactas, no se el motivo por el cual ellas tenían a esa linda niña, pero por lo que supe la querían mucho y es por eso que la dejaron a cargo mío. Otros años después supe que Rachel era la felicidad para mi hijo, ella estaba en su destino y era la llamada a formar un hogar con él y a darme muchos nietos, pero por algún motivo él no reparaba en ella. Ella no era una simple sirvienta, si bien es cierto que no soy la mejor persona del mundo ni la más cariñosa, a esa niña le tenía aprecio y aunque no era semi diosa o alguna otra raza conocida si era inmortal, había dejado de envejecer a los 18 años de edad y actualmente tenía 35 años. Era muy hermosa y era como mi ahijada, era la única chica por este lado a la que le tenía verdadero aprecio.
Rachel desde pequeña había demostrado un interés inusual en Jun, cuando le pregunté ella apenada me confesó que estaba enamorada de él. No es que fuera una completa perra, esa chica era una de las pocas decentes que habían en este lugar, pero un hijo es un hijo y nunca nadie es suficiente, pero debía reconocer que desde algún tiempo lo que más deseaba era que Jun sentara cabeza y precisamente lo hiciera con Rachel, ella era la indicada para él.
Por eso tenía a las parcas en mis manos, sabía que algún día saber algo de la procedencia de Rachel me sería de utilidad, claro que las parcas no tenían que saber que nunca mataría a Rachel, como había dicho, la apreciaba, pero era mi carta para lograr lo que quería. Además a las parcas les convenía que nadie más supiera la procedencia de Rachel, es un poder enorme en contra de ellas que tuvieran un punto débil, por generaciones las parcas hacían y deshacían su antojo y más de uno deseó tener algo para que ellas hicieran su voluntad y ahora usaría esto a favor de Jun.
Estaba tan cansada…..cansada de luchar, cansada de odiar, de no sentir, que las personas esperaran siempre más de mi y que no pudiera y no quisiera complacerlos, cansada, cansada…
- Mi vida por la del vampiro y la vida de Jun por la seguridad y el anonimato de Rachel.
- Muy bien Mykene
Todo oscureció.
ATENEA POV
Todo estaba acabando, pero no de la mejor manera en que se pensaba, las traiciones eran más de las que suponíamos, pero eso justamente se estaba por resolver, había pedido la cabeza de los traidores, Zeus sabía que no podía negarme el derecho de vengar el derramamiento de la sangre de mi familia, eso estaba absolutamente establecido, era mi puto derecho de pedir el rodamiento de las cabezas. La vida de mi única hija y de mi nieto no quedaría sin ajusticiarse y me encargaría personalmente de imponer el castigo que se merecían.
Después del tenso consejo entre los Dioses impuse mi voluntad y estaba muy satisfecha con el resultado. Ares, Afrodita, Hefesto y Samantha estaban en mis manos y estaban cagados de miedo de lo que les haría, claro que más miedo les hubiera dado si fuera mi hija la que se encargara de ellos y eso era precisamente lo que haría, Afrodita era mía, pero los demás…..
Después del desgarrador momento en que mi hija hizo contacto con las parcas ya tenía claro lo que ella haría, sabía cómo era Mykene, o más bien dicho Bella, por que en ese momento la fuerza era de Mykene, pero el corazón que hablaba era el de Bella, ese corazón que se empeñó en enterrar, pero en el momento decisivo de su vida éste salió del escondite y brilló en todo su esplendor.
Ella se sacrificó, dio su vida por la del vampiro.
Cuando la vida regresó al cuerpo de Jun no pude evitar llorar de felicidad, mi hija había salvado a su bebé, pero cuando la vida regresó al cuerpo de Edward lloré de dolor por mi hermosa y valiente hija, nuevamente era el cordero de sacrificio en esta guerra que empezó con su muerte humana hace tantos años atrás. Nuevamente era arrancada su vida y ahora no había nada que la pudiera salvar.
Edward al comprender lo que había sucedido enloqueció, tomó el cuerpo de Bella que estaba desmadejado en el suelo y la acunó mientras lloraba y rogaba por la vida de ella, gritaba que no era justo, que ella no debía volver a pasar por lo mismo, maldecía a todos y a si mismo por nuevamente estar con vida mientras ella no estaba.
Fue desgarrador verlo tan roto y el sentimiento fue pérdida fue demostrado por todos los presentes, todos adoraban a mi hija a pesar de que ella era dura e inflexible, todos la amaban y respetaban, era su líder y se sentían perdidos sien ella.
Mis nietos estaban en total shock, especialmente Rennesme quien se culpaba, ya que ella se había escapado del refugio en el que estaba escondida porque estaba muy preocupada por su madre y por su hermano. Mientras se acercaba fue cuando la encontró Ares y la capturó, por lo tanto mi dulce y tierna nieta lloraba.
Jun a pesar de conocerla poco, ya que por su seguridad fueron muy pocas veces en las que ellos tuvieron contacto la contuvo y le decía que no era su culpa, que las cosas pasaban por algo, que era duro y triste, pero todo estaría mejor, que se repondrían algún día.
Mi hija fue llevada hasta su casa en donde fue bañada y vestida con su mejor armadura para la ceremonia de sepultura.
Cuando estuvo lista fue puesta en el altar que con lágrimas de dolor había preparado Alizze y Seth.
Una vez que estaban todas las personas presentes para rendirle el último tributo a mi hija fue cuando pasó lo más sorprendente, algo jamás esperado y nunca antes hecho.
Zeus se presentó dejando a todos con la boca abierta, sin decir una sola palabra se acercó al altar donde descansaba el cuerpo de mi niña y la esperanza revoloteaba en mi interior.
La quedó mirando y lentamente una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios, se agachó frente a ella, le besó la frente y le susurró : no es tu tiempo Mykene y por lo visto nunca lo será, abre los ojos y se feliz mi niña.
Ella parpadeó confusa y volvió a la vida mientras Zeus desaparecía.

 Gracias a mis angeles q siguen conmigo aun despues de tanto tiempo mil besitos a todas
Angel of the dark

martes, 5 de febrero de 2013

Rebelde

Hello mis angeles hermosos , sigo viva y aqui les dejo vicio plis no me odien 
les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO XV SACRIFICIOS.-JUN POV

La guerra estalló en el momento menos pensado y esperado, siempre supimos que terminaríamos peleando, pero se suponía que sería dentro de unos meses, pero no fue así y el caos llenó nuestras tierras en pocos minutos. Los lobos entraron matando despiadadamente como siempre, no alcanzamos a dar la alerta a los humanos y a los más débiles que teníamos que proteger, muchos de ellos fueron las primeras víctimas.
Los hombres rápidamente se pusieron bajo mi mando y nos organizamos para defender y atacar. Mientras peleábamos veíamos esparcidos por todos lados los cuerpos destrozados de hombres, mujeres y niños.
Afortunadamente Alizze y Seth reaccionaron rápidamente y se llevaron a los sobrevivientes, ellos eran prioridad, los humanos debían vivir, asumo que fueron llevados al lugar secreto que sólo conocíamos muy pocos.
Los golpes de espadas contra los cuerpos de los chuchos llenaban el aire y los aullidos sofocados de éstos creaban una sinfonía de dolor y muerte. A medida que pasaban las horas y la lucha continuaba nosotros también fuimos perdiendo hombres, los lobos eran muy fuertes y estaban mermando nuestras fuerzas tanto como nosotros a ellos. Aún así todavía los superábamos en número.
Como un rayo vi llegar a mi madre a espaldas de Edward, no pude evitar sonreír por ello, siempre he sabido que ellos deberían terminar juntos, aún es algo difícil, pero ya no tan imposible como antes, él no es mal tipo y aún cuando hasta hace poco llegué a sentir un rencor imposible por él, lo he llegado a conocer algo y se que ama a mi madre y está muy arrepentido por lo que hizo, al fin y al cabo no todo es culpa de él, claro que él no lo sabe.
Mi madre a pesar de no amarlo creo que con un poco de esfuerzo y comprensión por parte de ambos pueden recobrar eso tan bonito que tuvieron, por parte de Edward se que se esforzaría y daría todo lo que tiene y lo que no por tener a mi madre nuevamente, pero el problema es ella, no es que simplemente ya no lo ame, es que ella cree que no puede amar a nadie más, dice sólo quererme a mi, a mi me pasa algo similar y es por nuestro entrenamiento, nos deja seco de sentimientos, pero más que nada es por nuestro sufrimiento por la traición hacia ella, esa herida sangrante estaba muy reciente cuando tuvimos que asumir nuestras responsabilidades y quedó grabado a fuego cada una de las torturas y lo que tuvimos que endurecernos para poder sobrevivir a aquello. La mayoría con el tiempo va recuperando lo que perdió en esa sala, pero a mi madre y a mi nos ha tomado mucho más, nuestro entrenamiento fue más brutal y nunca nos hemos repuesto del todo a ese horror.
La comprendo, la falta de sentimientos es una completa mierda y nos hemos refugiado el uno en el otro, pero ya es tiempo de separar un poco nuestros destinos, ella necesita un buen hombre y nadie mejor que Edward, en el fondo, muy en el fondo creo que mi madre se niega a amar porque siempre lo ha amado a él. Todas las cosas que él me contó y me mostró lo dejó más que claro, ellos nacieron para estar juntos.
Ella era tan distinta, tan pura, tan libre, tan feliz, ella vibraba como nunca lo he visto, el amor se notaba desde lejos, espero que tengan una nueva oportunidad, anhelo ver de nuevo a la Bella de las imágenes, a la Bella feliz, a la cantante, a la alocada, a la que se le iluminaban los ojos cuando veía a su vampiro.
Mykene como siempre destacaba en la lucha, podía ver como Edward miraba de reojo donde estaba ella luchando, un destello de orgullo, pasión, admiración y algo de temor por ella relucían en sus ojos, ella sólo se enfocaba en la lucha.
Poco a poco fueron llegando más y más lobos, estos condenados chuchos ya eran muchos y los últimos que llegaron eran más grandes y fuertes que los demás, Mykene luchaba con dos de ellos y Edward se estaba acercando a ella para ayudarla mientras él mismo atacaba a dos más.
Veía a compañeros y buenos hombres caer uno tras otros y por la cara de Mykene esto no estaba pintando nada bien, la conocía y se estaba desesperando y para que eso pasara es que era inevitable la caída, eso que tanto temíamos estaba llegando, nooooo, quise gritar con todas mis fuerzas porque se perfectamente qué es lo que buscaban y no permitiríamos que lo obtuvieran, tantos años protegiendo el secreto, tantos años entrenando para que estos malditos vinieran a llevársela, nunca lo permitiríamos, moriríamos por ello, no iba a permitir que llegaran a ella, eso jamás.
Lancé mi escudo a los Cullen que se encontraban en aprietos, pero eso me debilitaba enormemente y mi madre se dio cuenta de ello, así que se lanzó hacia los lobos que los atacaban para que dejara de usar mi protección. Así lo hice una vez que ella los mató, pero no fue fácil verla herida, uno de los lobos le alcanzó el brazo casi desgarrándoselo, Edward gruñó de rabia por este hecho, pero él debía aprender que ella no era la chica humana que pensaba necesitaba de su ayuda, ella levantó una ceja interrogatoriamente hacia él para animarlo a decirle algo, pero él sabiamente sacudió la cabeza y siguió luchando. Lo entendía, no era fácil que un ser querido estuviera herido, aún a pesar de los años de lucha y entrenamiento me atormentaba verla herida, era mi madre por Dios santo, ella era intocable, o debería serlo en un mundo normal donde las madres eran cálidas, suaves, mimosas y amorosas, pero en este puto mundo ella era Mykene.
Yo también estaba herido y cansado, el dolor entraba poco a poco en el cuerpo y el cansancio hacia mella en todo mi ser. Llevábamos muchas horas luchando, menos mal que Seth y Alizze estaban lejos con los humanos. Y más lejos aún estaba lo que protegíamos con nuestra vida.
Otra banda de lobos entraron en el claro en el que estábamos luchando y ellos traían esas malditas cadenas, muchas cadenas y con ellas fueron apresando a sus contrincantes, frente a ellas no había nada que hacer, por lo que había que evitarlas a toda costa.
Eso fue algo infructuoso y ya por el tercer día de lucha sin parar caímos presos de los lobos y encadenados sin poder hacer nada por liberarnos. La última en caer fue mi madre y sólo se rindió cuando amenazaron con matarme.
Una vez que estuvimos reducidos nos juntaron en el centro del claro, estábamos cansados, hambrientos y sedientos según la condición de cada raza. Mykene estaba furiosa y prometía muerte y torturas.
Yo por mi parte estaba muy débil y no pude hacer funcionar mi escudo a tiempo para salvar a mi madre, a Edward o a los Cullen, todos estábamos cansados, desgarrados y hambrientos.
Miré de reojo a mi madre, ella aún luchaba contra las cadenas, pero éstas jamás cederían, veía el cansancio en sus rasgos, pero ella era una luchadora y no se rendía, seguía tironeando más y más. Sus muñecas estaban en carne viva y en cualquier momento se le desgarrarían.
Edward trataba de calmarla, pero ella lo mandaba a callar no de la mejor manera, su pecho subía y bajaba ya con dificultad y lanzaba improperios a diestra y siniestra. Los Cullens la miraban embobados, se que ella era agresiva y dura antes del cambio, pero lo era aún más y ellos estaban sorprendidos, no llevaban el suficiente tiempo a nuestro lado para llegar a conocer a mi madre verdaderamente. Yo si la conozco y se que tenía algo planeado, se que tenía ideas dando vueltas en esa cabecita. La miré y ella sonrió levemente y me guiñó el ojo.
Los gritos y la furia de Mykene atrajeron a los lobos a nuestro lado, quines una vez encadenados nos habían dejado de lado y buscaban en todas las casas.
Jajajaja, eran tan estúpidos que pensaban que tendríamos lo que buscan a mano.
Se acercó un lobo y se hizo humano, era muy joven, alto y de tez morena, llegó junto a mi madre y le pedía que le dijera donde estaba lo que buscaba, ella levantó la cabeza y cuadró la mandíbula, mirándolo fijamente le arrojó un escupe en la cara y le sonrió con suficiencia.
El hombre perdió los estribos y la golpeó fuertemente en el rostro, ella nuevamente se levantó y lo volvió a escupir riendo a carcajadas haciendo que los hombres a su cargo la imitaran.
Volvió a recibir más y más golpes mientras la interrogaba, pero ella no aflojaba la información, nunca lo haría.
Edward estaba desesperado, gritaba que la dejarán en paz, pero el lobo no se detuvo hasta que jadeaba cansado. Aún así Mykene logró ponerse de pie y lo miró desafiante.
- ¿terminaste? ¿eso es todo lo que puedes hacerme sin matarme?, pedazo de idiota, mejor tráeme al líder, quizás él si tenga los huevos bien puestos y me de una buena paliza, tú no me haces ni cosquillas chiquillo, en vez de lobo eres un perrito faldero e inútil
- Cállate perra, pronto recibirás tu merecido y nadie te salvará, te retorcerás en el puto suelo y todos te verán morir como la escoria que eres
- Oh, dulces palabras cachorrito ¿quién me va a matar? ¿el cobarde de tu líder que es incapaz de luchar y dar la cara?, porque en esta lucha sólo he visto lacayos, nadie digno en una buena lucha, sólo los salvaron las cadenas, malditos cobardes
- Pronto Mykene, pronto rogarás clemencia, antes de morir verás como destrozamos a tu querido hijito, al parecer es tu talón de Aquiles ¿quizás si nos entretenemos con él nos digas dónde está lo que buscamos? ¿mmm, qué te parece?
- Tócalo y estarás muerto antes de parpadear
- Jajajajajaja, eres increíble, estás jodida y aún quieres luchar
- Eso no lo dudes y cuando me libere de las cadenas serás el primero en morir maldito hijo de puta
El hombre se rió a carcajadas y se alejó un momento de ella. Mykene me miró y comprendí lo que quería, ella quería conversar conmigo, así que lancé mi escudo, pero estaba muy débil y me costó tres intentos conseguirlo, pero lo logré y conectamos mentalmente.
Nooooo, grité mentalmente a lo que ella me pedía, no podía hacerlo, eso la mataría, no, no, ella no podía sacrificarse de esa manera, el escudo lo usaría para protegerla a ella, a nadie más.
- Hazlo, carajo, eres mi hijo y no dejaré que mueras, aún puedo protegerte a ti y a ella, ustedes son lo realmente importante, algo grande pasará ahora Jun y no será agradable y no quiero que uses los pocos poderes que te quedan en salvarme, guarda fuerzas para protegerla, para protegerte, hazme caso
- No, aún no estamos tan jodidos, todavía falta que vengan a ayudarnos los soldados de Ares – dije con inseguridad
- ¿no lo comprendes aún?, ellos no vendrán, nadie nos ayudará, si no han venido hasta ahora ya no lo harán
- Pero él y tú…..
- Nada, siempre lo he sabido, estaba con él porque necesitaba entender y saber a cabalidad lo que planeaban, su traición no me es nueva, siempre lo he sabido
- Maldito, no se cómo lo pudiste aguantar
- Gajes del oficio niño, te falta mucho por saber aún, ahora no me contradigas y no intervengas y no dejes que el vampiro lo haga, esto es algo que he esperado por años y no me voy a perder la diversión por miedos tontos
- Puedes morir
- Lo se, y no será la primera vez, además desde que parí que estoy preparada para este momento, siempre supe que la muerte me reclamaría
- Aún no, debes vivir mamá
- Sabes que no me rendiré, puede que aún viva
- Espero que si, porque si no te iré a buscar al mismísimo infierno y golpearé a las putas parcas si te cortan los hilos de la vida, sabes que lo haré
- Lo se, pero debes protegerla, ellos no pueden llegar a ella, no les podemos dar ese regalo, ese poder
- Quizás todo por lo que luchamos no valga tu muerte
- No digas eso, los lobos no pueden tenerla, sería la destrucción final de todo
- Quizás no sea así, quizás….
- Noooo, no la quiero junto a los chuchos, ella no. Júralo Jun, ahora
- Lo juro
- Bien
El escudo se perdió y Edward nos miraba interrogante, bajé la mirada porque lo que había jurado hacer o no hacer era muy doloroso y Edward me odiaría lo que nos quedara de vida.
Desde siempre hemos sabido que moriríamos, pero nunca quise asociar el hecho de que mi madre muriera primero, es algo que siempre saqué de mi cabeza, ella había sufrido mucho para que ahora me hiciera jurar que no la ayudaría, que no la salvaría.
No se cuantas horas pasaron, pero el ambiente cambió, la tensión se notaba en el aire y el olor a muerte y traición se colaba por las fosas nasales.
EDWARD POV
Bella estaba seriamente dañada, me dolía mi muerto corazón al verla así, pero ella seguía luchando contra las cadenas, aunque ella mejor que nadie sabía que era imposible romperlas.
Cuando Jun lanzó su escudo hacia Bella se que conversaron, pero después ninguno dijo nada y eso era malo, muy malo. Seguramente Bella tenía un plan, pero no nos hacía partícipe de ello, como siempre estaban bloqueando sus pensamientos y cuando estaban conversando vi un atisbo de miedo y rebelión por parte de Jun, eso me asustó como la mierda, para que mi hijo estuviera asustado tenía que haber conversado algo muy malo con Bella. Cuando les pregunté de qué iba la conversación sólo me miraron y no pronunciaron palabra alguna, pero la mirada escurridiza de Jun me tenía aterrado.
Pasaron algunas horas más cuando de pronto sentí una presencia mala, de verdad maligna y al parecer todos la sintieron pues todas las miradas se dirigieron hacia un rincón solitario por el cual de a poco se atisbaron personas que venían en nuestra dirección.
Bella puso su espalda rígida como una tabla y apretó la mandíbula tan fuerte que fácilmente pudieron partírsele los dientes, Jun miraba con ojos entrecerrados hacia las nuevas personas o seres que cada vez se acercaban más. Sus ropajes con capuchas hacían imposible ver sus rostros, pero por la mirada de profundo odio de Bella se que ella sabía quienes eran.
Se acercaron a nosotros y pasaron sin hablarnos para detenerse frente a Bella que no bajaba la mirada ni aflojaba las mandíbulas.
- Qué agrado volver a vernos Mykene, he esperado este momento por muchos años – esa voz me parecía conocida, una voz que se esforzaba por parecer sensual sin lograrlo
- Samantha, la ahora puta de los lobos, lamento no decir lo mismo - ¿Samantha?, ¿esa perra por la cual engañé a Bella? ¿qué mierda pintaba ella en todo este cuento?
- Siempre creyéndote superior, nacida para ser la primera en todo, la más adorada, la más fuerte, la portadora de la paz, de la tan anhelada mezcla de las razas, la más valiente, la más hermosa – decía esa zorra cada vez en voz más alta sin ocultar el veneno y el odio que sentía por Bella.
- La misma ¿y tú?, jajajaja, sigues siendo la escoria que se predijo que serías, una maldita don nadie que se tiene que rebajar a ofrecer su puto cuerpo para obtener algo de poder y fuerzas
- ¡Cállate!, has perdido, debes entender que por esta vez le torcí la mano al destino y te terminaré de arrebatar todo, ya te quité a tu puto marido hace años, logré que te matara, que te destruyera y ahora vengo a cobrar el resto que debió ser mío
- Jajajajajaja ¿te crees capaz de arrebatarme algo?, eres muy ingenua si crees que me quitaste algo en el pasado
- Me follé a tu marido, hice que te matara
- Puede ser, pero unas folladas no eran tu propósito, lo que querías conseguir de él nunca lo lograste, por el contrario me llevaste a la posición en la que estoy hoy, me llevaste a descubrir mi destino y mi verdadera naturaleza ¿no te avergüenza ser tan poca cosa que todo lo que haces lo haces mal?
- Zorra, es la última vez que me desprecias, la última vez que osas ser mejor que yo, mejor que mi familia – no estaba entendiendo nada, pero este intercambio me involucraba, involucraba el pasado que trunqué tan odiosamente.
- Dame lo que busco y dejo a tu hijo y a tu vampiro vivir
- Nunca
- Piénsalo, una vida por dos
- Nunca obtendrás de mi lo que buscas
- Siempre pensaste que eras superior, que manejabas todo en tu mano, pero no es así, se te escapó que los hombres son tu cruz y tienden a traicionarte. Sólo quise darte la oportunidad de que confesarás dónde la escondes, pero la verdad es que ya la fueron a buscar al refugio, te han traicionado
- Jajajajajaja ¿crees que me has vencido? ¿Qué no aprendí la lección de no confiar en hombres?, por los Dioses, eres más estúpida de lo que imaginaba
- ¿de qué hablas? – pude ver el desconcierto en la mirada de la zorra
- Que la tropa de Ares en estos momentos debe estar muerta bajo las espadas de los guerreros de la casa de Poseidón
- Le mentiste, lo llevaste directo a una trampa
- Mmmm, me hubiera gustado ver la cara del estúpido Ares cuando vea a su gente morir, a esos guerreros los entrené muy bien y el tonto de Ares pensaba que éramos enemigos, pero la verdad es que son los mejores aliados que he tenido y pelearán sin misericordia y en este mismo momento Ares debe estar enfrentando la ira de Zeus junto a tu adorable familia
- Nooooo, eso no puede ser cierto, mi madre es muy querida por Zeus
- Eso nunca ha sido cierto, la puta de Afrodita nunca ha tenido el favor de Zeus, menos ahora que sabe que es una traidora junto a tu padrastro ¿qué crees que le estarán haciendo ahora? ¿qué castigo estará recibiendo esa puta?
- Eres una maldita molestia, siempre lo fuiste, pero ni Zeus puede intervenir en esta lucha, así que de todos modos tendré que sacarte la información que busco
- Tú y yo solas ¿quién puede más?
- No, ese placer ya lo tengo reservado para alguien más, alguien que se muere por ponerte las manos encima
- Siempre fuiste una maldita cobarde, sin tus mediocres hechizos de puta no eres nada – miraba a Bella sin pestañear siquiera, la información que estaba recibiendo me tenía desconcertado y se que había mucho que me estaba perdiendo
Samantha tronó sus dedos y un hombre se sacó la capucha revelando a ese tipo que llegué a apreciar en algún momento por ser amigo de Bella, ahora era un lobo y miraba a Bella de manera desquiciada.
- ¿te gusta mi sorpresita Mykene?, como dije, los hombres tienden a traicionarte y tu mejor amigo no es la excepción
- Bella – simplemente dijo
- Jacob, tanto tiempo chucho – dijo Bella con la mirada perdida de odio, pero también de dolor, yo la conocía y sabía que le había dolido en el alma que su mejor amigo fuera el enemigo
- Bueno, bueno, no dilatemos más el saludo y ponte a trabajar Jacob, sabes lo que tienes que hacer y lo que tienes que obtener – él simplemente asintió con la cabeza y agarró fuertemente la cadena de Bella y la arrastró no sin un hercúleo esfuerzo hasta el centro donde enganchó las cadenas en unos postes.
De un jalón le sacó la ropa a Bella dejando su espalda desnuda, me empecé a revolver de rabia, sabía lo que le iba a hacer, no lo permitiría, no dejaría que un solo latigazo tocara su piel.
Pero nuevamente fue inútil soltarme y los latigazos empezaron a desgarrar la carne de mi Bella. Samantha miraba con asco el espectáculo de la carne desgarrada y de la sangre escurrida en distintas direcciones.
Bella no profirió ningún sonido, sólo su cuerpo de arqueaba cuando el látigo con puntas descargaba en su piel. Quería cerrar los ojos a semejante espectáculo, pero si Bella quien recibía semejante atrocidad aguantaba sin gritar, sin pedir clemencia yo no sería tan cobarde y cerrar los ojos a su dolor.
Con furia me concentré en mirar y contar los latigazos, para no olvidar nada cuando tuviera a Jacob en mis manos, porque aunque se me fuera la vida en ello vengaría lo que le estaban haciendo a Bella.
Jacob gritaba que dijera donde estaba escondida, aún no sabía a quién se referían, pero al parecer buscaban a una mujer, una mujer que era todo el propósito de la casi extinción de las razas, pero Bella seguía con la boca cerrada y sus ojos fijos en los míos, oh si, para mayor tortura la pusieron de costado a mi, pero ella ladeó la cabeza y me miraba muy fijamente. Cada latigazo que recibía era como si me lo dieran a mi, además de esa tortura su sangre desperdigada me hacía agua la boca, deseaba beber esa sangre, la sangre de mi cantante y se que todos los vampiros estaba casi como yo por la sed que traíamos, no habíamos bebido nada desde que empezó la guerra hace varios días.
Jun también miraba a su madre y no entendía por qué mierda no le lanzaba el escudo para protegerla, sólo la miraba con dolor y culpa. Si me pudiera soltar la rescataría, mataría a todos los estúpidos lobos y a esa mujer y después zurraría a mi hijo por no ayudar a su madre pudiendo hacerlo. Le grité que lo hiciera, él me miró y negó con la cabeza, Dios, todo era tan bizarro mientras los latigazos continuaban.
Grita, le gritaba Jacob, pero Bella le escupió, recibió un golpe de puño en la cara, ella levantó nuevamente la cabeza y le escupió sangre al chucho quien encolerizado volvió a los latigazos.
- ¿Sabes?, te quise mucho, pero por tu culpa, por mi maldita amistad hacia ti fue que me enteré que tenía que volverme lobo, tu cercanía aceleró el proceso, estábamos destinados a ser enemigos y en un principio no lo acepté, por ti, por tu amistad me negué, pero fue un error, mataron a mi familia, a la chica que amaba, perdí todo por tu culpa y te odié, te odié porque mientras tú te revolcabas con tu marido yo estaba sufriendo por la pérdida y po0r el doloroso proceso de convertirme en lobo.
- ¿Quién te ha dicho que me interesan los lloriqueos de un perro? – le contestó Bella y Jacob se enfureció más
- Ya me tocará acariciar de la misma manera a tu retoño, vamos a ver si eres tan valiente cuando mi látigo lo acaricie
- Atrévete y el dolor que sentiste por la muerte de tus parientes y de la puta de tu novia no serán nada en comparación con lo que te haré apestoso perro
- ¡Puta!, jamás hables de mi familia, nunca los nombres, por tu maldita culpa están muertos
- No por mi culpa, por la tuya, que no supiste elegir entre tu familia y una amiga, yo te habría entregado sin pensármelo dos veces – a pesar de todo no pensaba que Bella lo hubiera hecho, ella era feroz, pero tenía un honor en la lucha, que no la creía capaz de entregar a nadir para salvarse o salvar a quien ella quisiera ¿o estaba muy equivocado?
Jacob estaba cansado de propinar latigazos y no pudo doblegar a Bella, Samantha estaba molesta por este hecho y miró coquetamente a Jun y le tronó los dedos a Jacob, quien dejó en paz a Bella y vino por mi hijo, les grité que lo dejaran en paz, les rogué que no lo tocaran, pero Samantha me miró y dijo que pronto tendría lo mío, que me preparara, que ojalá yo supiera lo que ella buscaba, pero de todas formas correría la misma suerte.
Otro esbirro fue a soltar a bella para poner a Jun en el centro, pero vi un movimiento rápido que hizo Bella, nadie más lo notó, pero ella una vez liberada hurtó la llave de las cadenas. Fue llevada nuevamente a mi lado y discretamente se soltó mientras ponían a Jun en posición. Una vez liberada me pasó la llave y me pude soltar silenciosamente y esperé las órdenes de Bella mientras pasaba la llave a mi padre para que fuera liberando a los demás.
Bella hizo una señal y antes de que Jun recibiera el primer latigazo yo tenía a Jacob en mis manos y Bella a Samantha, a quien le propinaba una golpiza de aquellas, la muy zorra gritaba y lloriqueaba, y aunque era fuerte por su naturaleza de semi diosa no tenía la preparación ni la fuerza de Bella.
- Jamás debiste tocar a mi mujer maldito chucho – le grité a Jacob mientras lo mataba con gran placer.
Samantha estaba a punto de ser encadenada por Bella cuando apareció Ares con una chica hermosa, muy hermosa quien venía maniatada.
Samantha rió a carcajadas y Bella se tensó cuando miró a la chica. Ares miraba a Bella con triunfo
- Ríndete Mykene, tengo lo que tanto te empeñaste en ocultar –
Bella soltó las cadenas y Samantha aprovechando esa ventaja tomó la espada y apuntó hacia Bella, en medio segundo estaba al lado de Bella y la empujé hacia un lado recibiendo la estocada en pleno centro de mi pecho, la maldita espada me atravesó y no alcancé a caer al suelo porque los brazos de Bella me sostuvieron, me abrazó justo cuando comencé a sentir un ardor muy parecido al que sentí tantos años atrás cuando fui convertido, me estaba muriendo, a pesar de ser inmortal esa espada era especial y me estaba matando.
- Te amo Bella, siempre, para siempre – dije en mis últimos balbuceos mientras sentía una lágrima de Bella mojar mi mejilla, ella se inclinó y me besó con pasión, cerré mis ojos al sentir nuevamente su beso, su sabor delicioso, pero abrí los ojos al sentir la boca de Bella despegarse abruptamente de la mía y al escuchar el grito agónico que abandonó la garganta de Bella justo antes de cerrar mis ojos para siempre


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