Dark Chat

martes, 23 de agosto de 2011

Vida : Dulce Inmortalidad

Capítulo Vigésimo Primero: Descubriendo Secretos, Aceptando proposiciones

Bella (POV)

Para cuando volví en si estaba recostada en una cama de hospital, conectada a demasiadas maquinas para mi gusto, en mi dedo índice estaba un aparato, como un clic apretándolo, pude sentir un sonido bastante bullicioso y esforzado a la vez, era el sonido de mi corazón registrado por la maquina a mi costado derecho. Me lleve inconcientemente la mano a mi nariz y pude corroborar que tenía una sonda puesta para poder respirar. De lo que no estuve conciente sino hasta que trate de levantarme y flexione el brazo fue de los catéteres puestos en ellos. Gemí del dolor al instante en que me levante atrayendo la atención de todos. Edward y Carlisle fueron los primeros en acercarse pero claro por motivos muy diferentes, mientras mi amado esposo me miraba desolado y compungido, Carlisle con una pequeña linterna iluminaba mis pupilas, de seguro en un intento de corroborar que no había daño alguno.


- ¿Cómo te sientes?


Me pregunto apagando la linterna y llevando su atención al goteo de la intravenosa.


- Bien…


Conteste pero mi voz estaba un poco seca, tosí un poco para aclararla y luego continúe - un poco mareada pero bien dentro de todo.


- Eso es buena señal.


Me contesto mirándome de reojo mientras seguía ajustando la intensidad de lo que parecía ser suero.


- ¿Tienes hambre?


Me pregunto Edward examinando mi facciones, tomo entre sus manos las mías y las beso varias veces mientras me observaba. Su tono de voz había cambiado rotundamente al que había escuchado minutos antes de desvanecerme ahora era más calido y bastante más bajo del que había utilizado.


- Eso depende del menú.


Le conteste jugando mientras miraba a Alice que permanecía retraída en el fondo con evidente preocupación en sus ojos, la mire tratando de consolarla, pues me imaginaba porque estaba tan preocupada, seguro no podía ver mi futuro. Ella me sonrío esperanzada.


- Creo que podemos arreglar algo bastante apetitoso… han pasado muchas horas desde la ultima vez que comiste algo, y eso no le hace bien a nuestra hija.


Me dijo dedicando la mirada más enamorada que me haya dado hasta ahora. Cuanto me alegraba que estuviéramos del mismo lado, pero de pronto me inquiete cuando sentí un golpecito en mi vientre que comenzó a hacerse mas fuerte, de pronto no era un golpecito sino puntadas como si algo se fuera a desgarrar en mi interior, trate de evitar hacer cualquier movimiento que revelará el dolor causado sólo miré a Carlisle en pánico.


Este me destapo para examinar lo que estaba causando mi inquietud, acerco hasta la cama un equipo de ultrasonido que se encontraba a un costado, y me puso gel sobre la piel, reaccione al frío del liquido, Edward puso sus ojos en blanco, era la primera vez que el tenia un gesto relajado, claro seguro no podía creer que yo reaccionara ante el gel y no ante su piel que era incluso más fría que aquello o ante los dolores que seguro él estaba consiente que estaba teniendo.


Carlisle se acerco y puso el transductor pero solo se vio un negro profundo, por un segundo se me helo el cuerpo del susto, quede sin aire, y no me percate hasta que sentí la voz de Edward que me lo recordó.


- Respira Bella.


Me dijo preocupado, pero yo no lo escuche, mis ojos estaban atónitos en la pantalla que no mostraba nada. Carlisle se acerco a la maquina y comenzó a ajustarla, e intento nuevamente pero no se lograba ver ni escuchar nada.


- ¿Qué sucede?


Le pregunte finalmente mirándolo temerosa. Estaba a punto de perder la esperanza cuando se sintió un leve repique era constante y tremendamente fuerte. Pero de imágenes solo obteníamos un negro profundo.


- Nada… no te inquietes.


Me dijo quitando el aparato de mi vientre y tomando toallas de papel para ayudarme a limpiarme. Pero no iba a convencerme con esa explicación sujete su mano y lo mire inquisitiva. De pronto sucedió algo extraño, él no emitió palabra alguna, sus labios estaban quietos pero yo escuche claramente su voz.


Esto no debería estar sucediendo… tengo que hablar con Aro ahora.


Me quede paralizada, si él no había emitido palabra alguna, si sus labios estaban quietos, pero aún así yo escuchaba su voz…eso significaba que yo… No alcance a reaccionar cuando comenzó la pesadilla, un bombardeo de vocecillas todas juntas, como si estuviera en un habitación llena de personas que estuvieran gritándome directo a los oídos y todas al mismo tiempo, el ruido me estaba provocando un dolor insoportable, trate de acallarlas tapándome los oídos, lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos y de pronto sentí que no sería capaz de mantenerme conciente si seguía escuchando aquel ruido, miré con terror a Edward que a esa altura estaba nervioso sacudiendo su cabeza tratando de entender mis movimientos.


- ¿Bella Qué… qué sucede?


Preguntaron al unísono los tres, pero fui incapaz de emitir respuesta, simplemente cerré los ojos y emití un grito desesperado.


Jasper tenia razón… no debería tener al bebe… Tenemos que detener esto ahora…Demonios… qué esta pasándole… esto es mi culpa… Bella mi amor mírame… por qué esta así… tal vez el bebe esta haciéndole daño y otra vez esta haciéndose la valiente, como odio eso de ella… Pensaba Edward mientras me miraba con desconcierto y pesar.


Por qué no puedo verla… Qué esta pasando… Por qué todo es tan confuso… tal vez porque no hay futuro que ver… ¡OH no! ¡Por favor no!… gritaba desesperada Alice una y otra vez.


Esto no debería estar pasando, esto se esta escapando de nuestras manos…tengo que hablar con Aro y detenerlo. Pensó de repente Carlisle haciendo que de pronto todos los otros pensamientos se acallaran.


Trate de controlarme y comencé a respirar más lentamente, concentrándome sólo en la voz de Carlisle, al menos estaba funcionando para acallar las de Edward y Alice. Abrí lentamente mis ojos y vi sus ojos dorados desesperados y otra vez comencé a oír sus pensamientos pero esta vez grite.


- ¡Dejen de pensar todos al mismo tiempo!


Exclame atontada por el ruido en mi mente


– Me provocan una jaqueca


Agregué mirando a un sorprendido Edward.


Puedes escuchar lo que pienso. Dijo en su mente mirándome.


- Si y no es divertido


Le conteste mirando a Alice quien suprimió lo que estaba pensando y puso su mente en blanco


– ¿Cómo lo detengo?


Le pregunte a Edward con un hilo de voz…quien aún no salía de su estado de shock y pensó la respuesta pero cuando vio mi cara de enojo la habló en voz alta.


- Lo siento… es sólo que estoy sorprendido… creo… considerando que yo no puedo leer la tuya…


Balbuceo sin mucho sentido por un momento examinándome como si él pudiera diagnosticar lo que estaba pasando


– ¿escuchas ahora más voces?


Me pregunto, yo evalúe un momento lo que estaba diciéndome, de pronto se sentí un pequeño replique ininteligible a lo lejos.


- Algo como un zumbido


Le confesé mientras me concentraba en la voz de Carlisle quien a este punto lo único que pensaba era en mariposas y plantas… demasiadas cosas agradables, era un hecho que evitaba pensar en lo que realmente tenía en mente.


- Veamos… yo sólo selecciono lo que quiero oír y las otras las dejo… algo así como guardadas en una caja... mental…


Le dí una mirada de incredulidad, y él sonrío nervioso


– la verdad no lo sé… sólo lo hago es difícil explicártelo


Se defendió pero intente lo que estaba sugiriéndome, me concentre en cajas… y me sirvió que Alice no controlara su mente… su pensamiento fue el primero que metí en una caja para evitar absorber su angustia… pero la verdad era demasiado difícil, seguía sintiendo ese cuchicheo desagradable, que se comenzó a acrecentar inesperadamente y volví a mirar con terror la puerta que se abrió, mis ojos parecieron salirse de sus orbitas cuando un montón de pensamientos como una cascada de agua incontrolable comenzaron a inundar mi mente, eran los pensamientos de Emmett, Jasper, Félix y Jane… sumada a las voces sin control de Edward, Alice y Carlisle. Volví a taparme los odios, gimiendo del dolor que estaba provocando tanto ruido en mi mente, Edward se acerco.


- ¡Mírame!...Concéntrate en mi voz… solo en mi voz…


Me instruyo desesperado por ayudarme y yo trataba de hacerlo, pero era imposible no escuchar las voces del resto, de pronto la habitación comenzó a darme vueltas, y caí recostada en la cama con los ojos abiertos, pero era incapaz de moverme o emitir sonido… los ojos dorados de Edward se estaban alejando, poniéndose borrosos… lo ultimo que pude oír fue un pensamiento que hubiera preferido no oír tan claramente.


Ojala se muriera ahora, así me evitaría la molestia pensó Jane dedicándome una sonrisa cínica.


- Bella


Sentía bajito en el fondo, como una dulce melodía… era mi nombre, y dicho por su hermosa voz aterciopelada sonaba incluso mejor…


- Bella


Sentí de nuevo pero donde estaba ahora yo me sentía tan bien… protegida, segura, no quería abandonar el lugar donde me encontraba pero su voz estaba reclamándome


– Bella


Insistió ahora con una voz mas enérgica… y sentí como movía delicadamente mi cuerpo para hacerme reaccionar.


- ¿Edward?... Jane… ella quiere… comencé a balbucear atolondradamente por, pero él puso sus dedos en mis labios y nuestras miradas se encontraron, tenía una mirada de alivio y sonrío levemente.


Automáticamente examine la habitación con mi vista esperando lo peor, mi cuerpo se tenso… pero estábamos solos los dos… lo que me tranquilizo un poco, aún tenia mis manos puestas en sus brazos aferradas y la voz de Jane retumbaba en mi mente como un cartel – Ella quiere asesinarme – le confesé finalmente mirándolo a los ojos, pero a él pareció no sorprenderle mi información. Se acerco y me abrazo acunándome entre sus brazos.


- No permitiré que nadie te ponga un dedo encima, ni a ti y a nuestra hija, no te preocupes… tu sólo trata de mantener calmada.


Me dijo mientras deslizaba sus dedos por mi pelo y acariciaba mi barbilla. Su actitud me tranquilizo un poco, pero aún no podía sacar la angustia de mi mente, considerando que había una amenaza directa de asesinato contra mí. De pronto el silencio reinante era demasiado increíble para lo que había pasado antes de que colapsara. Me separé unos centímetros y lo miré.


- Estas bloqueándome.


Dije mirándolo a los ojos, él evito la mirada avergonzado


– eso no es justo Edward Cullen –


Susurre separándome de él, pero este sonrío nervioso.


- Así que ha funcionado


Reflexiono satisfecho pero cuando vio mi expresión se defendió


– OH vamos… no te enfades…tu también lo haces y no me enojo contigo por eso.


Me hizo ver él calmadamente, tomo mis brazos y trato de acercarme a su cuerpo pero yo lo impedí.


- ¿Cómo? Le interrogue mirándolo demandante, no se iba a escapar tan fácilmente de mí.


- ¿Qué cosa… tu capacidad de leer la mente o cómo yo lo evito?


- Ambas.


Le Conteste, me miro un minuto y luego suspiró resignado.


- No vas a dejarlo correr ¿verdad?


Me pregunto, pero yo negué con la cabeza


- Carlisle cree que es ella…


Me explico bajando su mano hacia mi vientre, y acariciándolo, lo miré y quede sorprendida por cuan abultado estaba, parecía que tenía seis meses de embarazo o tal vez cinco y medio, cómo podía crecer tanto en tan poco tiempo.


Me quede atónita por unos minutos tratando de digerir lo que estaba diciéndome mi esposo, quien a juzgar por la enorme sonrisa que esbozaban sus labios, estaba realmente orgulloso de esa peculiar capacidad suya. Pero era increíble que mi pequeña hija nonata pudiera leer la mente. Al verme vacilar y relajar mi posición, Edward la aprovecho para acercarme a su pecho nuevamente, sus brazos cruzaron mi cuerpo haciendo que me recostará contra él y continuo con su explicación


- Pero aún así no podemos explicar por qué están compartiéndolo ambas supongo que ese es otro gran misterio tuyo… como lo es el hecho que yo no pueda leerte la mente, pero me consuela saber que Aro tampoco puede hacerlo.


Cuchicheo con un tono de satisfacción al no ser el único incapaz de saber que estaba pasando por mi pequeño cerebro.


- ¿Y lo otro?


Le recordé inoportunamente, y por su expresión pude ver que hubiera deseado que yo me conformará con esa explicación y me olvidará de lo otro, vi las muecas que hizo de reojo, era evidente que quería mantener su pequeño secreto lejos de mí.


- Al menos déjame tener esa pequeña ventaja.


Me pidió con voz aduladora, dándome una sonrisa torcida. Pero aunque quede atontada, había aprendido que mi Edward no hacía nada si no lo tuviera plenamente maquinado antes, por lo tanto, su repentino truco no era solo por orgullo había lago más.


- ¿Qué es lo que no quieres que yo sepa?


Le pregunte mirándolo a los ojos, por milésima de segundo sus pupilas se desviaron de las mías y supe que sí había algo que no quería que yo supiera, por ello había ideado la forma de evitar que yo leyera su mente. Iba a contestarme cuando fuimos interrumpidos por un golpe en la puerta. Edward miró con evidente alivio y se levanto para abrir, cuchicheo algo demasiado bajo para mis torpes sentidos medio humanos.


- Vendré en un minuto… por favor… por favor mantente en la cama sí.


Me pidió mirándome a los ojos, yo me cruce de brazos y lo miré resignada, él dudo por unos instantes pero luego salio de la habitación cerrando la puerta tras él.


Edward (POV)


Cómo odiaba mentirle pero considerando que, ya mi mente no era un secreto para ella, debía mantenerla alejada de ésta. Lo que habíamos descubierto mientras ella permanecía inconciente era mejor no decírselo. Camine no muy seguro detrás de Félix, no era muy buena señal que Cayo me mandará a llamar, mucho menos si quería hacerlo en privado, sin sus hermanos presente, algo debía estar tramando y tenía una pequeña idea que Jane estaba detrás de todo esto. Cuando entré en la habitación vi a Alec junto Jane custodiando a Cayo, como si yo pudiera hacerle algo, era impresionante el miedo que me había comenzado a tener.


- Querías verme.


Le dije desganado, la verdad no quería discutir nuevamente con él, mi mente estaba en otra parte junto a Bella.


- Sabes que no sobrevivirá, hasta cuando permitirás que las tontas ideas de Aro nublen tu juicio.


Me espeto sin asco, era evidente que no iba a andarse con rodeos.


- ¿Qué sugieres? Le pregunte seco, mirando a Alec.


- Tal vez hay una forma de ayudarla, pero claro… habrá un precio que pagar.


- ¿Cuál sería? Pregunte interesado.


- Tu hija.


Cuando pronuncio esas palabras mi corazón se afligió, como iba a pagar ese precio, como iba decirle a Bella que podía salvarla siempre y cuando matáramos a nuestra hija en el intento, eso no era una solución estaba dándome otro problema, uno demasiado grande, como si ya no tuviera suficiente con que lidiar.


- Eso no es negociable Cayo.


Le conteste, pero muy en el fondo, sus palabras habían comenzado a provocar una duda en mi, era pequeña, demasiado pequeña pero duda al fin, dado los últimos acontecimientos, estaría haciendo lo correcto al permitirle a mi esposa continuar con ese embarazo, vacile unos momentos antes de preguntarle


- ¿Cómo?


Estaba ganando mi lado egoísta, aquel lado que no permitiría que Bella muriera, no por traer a un hijo al mundo, para mí era demasiado importante ella, incluso más que un hijo.


- la misma forma como se enfermo en primer lugar, podríamos volver a inyectarle el veneno, pero esta vez combinado con una pequeña porción de ponzoña. Sí se lo administramos en su estado actual, ese bebe al que todo mundo se aferra tanto moriría instantáneamente, verás, he leído los expedientes de Aro, y la reacción de Bella al veneno fue una trasformación, su cuerpo asimilo la sustancia, he hizo los cambios pertinentes para que el cuerpo sobreviviera, y bueno, al ser mitad humano nuevamente, los eventos siguientes estoy completamente seguro que no tengo que explicártelos ¿verdad?. Creo que ya visualizas tu participación en ello. Ahora lo que sugiero sería lo mismo, como el cuerpo es mitad mortal, el veneno actuaría de la forma inversa, mataría lo que esta vivo y la ponzoña lo transformaría, volviendo las cosas a como estaban en un comienzo, pero habría un sacrificio, mínimo si consideramos que ella sobreviviría.


- Ya que pareces saber más que yo, ¿Qué pasaría si no lo hacemos?.


Tenía que saber que tanto sabía si era lo mismo que me había confirmado Carlisle o algo distinto.


- Esa hija que tu tanto proteges y que mi hermano venera como una diosa, ¡va a partir a tu mujer en dos al nacer!. Es un monstruo Edward, he ahí la razón por la que no puedes verla, ha creado una membrana más gruesa de lo normal, si esperas que nazca un bebe rosado y con grandes hoyuelos en sus mejillas estas equivocado. Nacerá un monstruo que matará a la mujer que amas y será la destrucción de nuestra especie, comenzará una guerra y no podemos permitir eso.


Sus palabras me habían confirmado lo que Carlisle había dicho, no era un bebe tan hermoso después de todo, Bella no sobreviviría al parto. Y que haría yo por un lado tendría a un hija que sería la causa de una guerra entre los de mi especie, tendría un hijo humano al que debería criar solo y tendría a mi amada Bella muerta para siempre enterrada cuatro metros bajo tierra.


No, por que todo debía ser tan complejo y confuso, por que simplemente no me mantuve alejado de ella desde principio, por que no la deje morir cuando debió hacerlo por aquel automóvil, espera que estaba diciendo, como iba a permitir que aquella joven de grandes ojos chocolates y aroma exquisito terminara hecha puré en el estacionamiento de la escuela, estaba pensando mal necesitaba hablarlo con alguien, necesitaba escuchar una razón para no pensar egoísta. Alice, donde estaba Alice cuando más la necesitaba.


- ¡¿Te sugirió que?


Me grito Alice yo la hice callar en pánico, miré hacia la habitación, Bella estaba detrás de esa puerta y considerando el tono agudo y fuerte de mi hermana podría escucharnos. La tome de un brazo y la aleje unos metros.


- Podrías bajar la voz.


Magulle entre dientes dándole una mirada de pocos amigos.


- Es una locura… que crees que va a decir Bella.


Me hizo ver mirándome desconcertada ante lo que le había contado.


- No tendría porque saberlo.


Sugerí no muy seguro de lo que estaba diciendo, de pronto, lo que me había parecido una alternativa, se estaba acercando peligrosamente a una decisión.


- Edward Cullen… ¡lo estas considerando!… no puedo creerlo…te desconozco… no eres mi hermano, ¿dónde lo has metido?


Me grito levantando la voz peligrosamente que era un reproche evidente a mi conducta.


- No sabemos que va a nacer… la situación ha cambiado, tú misma escuchaste a Carlisle cuando dijo que esa cosa había roto las costillas de Bella. Y que tal si es cierto lo que dice Cayo, tal vez su sugerencia no es tan mala del todo.


- Esa cosa como tú le dices… es tu ¡hija! por dios santo.


Me hizo ver notablemente enfadada.


- Como sea… creo que tengo un punto aquí. Le refuté


- Pues si ya lo has decidido, me gustaría saber como vas a comunicárselo a tu esposa, que esta justo detrás de ti.


Me dijo con evidente sarcasmo en su voz. Su voz tímida e insegura desarmo todos mis posibles argumentos, en cuanto la sentí supe que tal vez no sería lo suficientemente noble esta vez.


- Edward que es lo que Cayo te ha sugerido.


Me pregunto y sentí que el mundo se me paralizo, de pronto supe que no iba a dejar de lastimarla tan fácilmente.