Dark Chat

lunes, 20 de diciembre de 2010

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 18: Testigos

Bella POV

Desperté unas horas después. Sentía la cabeza pesada y enorme, quería volver a dormir hasta que todo esto terminara, obviamente era imposible. Parpadeé un par de veces para adaptarme a la oscuridad, intentando ver donde me encontraba, pero el olor a alcohol y a ambiente esterilizado me hizo notar que aun seguía en el hospital. Suspiré recordando lo que Alice me había dicho antes de dejarme llevar por la inconsciencia e inmediatamente puse mis manos sobre mi vientre.

Aun no había nada, al menos no notable, porque ahí estaba mi hijo. Eso sonaba raro. Mi hijo. Mío y de Edward, sonreí ante este pensamiento, un niño de ojos verdes, con el rostro de Edward abrazándome y diciéndome mamá, mientras Edward a mi lado me abrazaba. Para ser una persona que a sus diecinueve años jamás había soñado con ser mamá, fue una imagen que me gusto demasiado. Siempre había pensado que las mujeres que cambiaban en cuanto sabían que estaban embarazadas exageraban. ¿Cómo podían alegrarse ante una futura criatura que cambiaría su vida para siempre? Y ahora me ilusionaba ese cambio.

Era joven, si. No había terminado siquiera el primer año universitario, el padre de mi hijo estaba casado, el mío estaba decepcionado de mi actitud. Pero aun así me hacía ilusión dar a luz a este bebé en nueve meses.

Luego la felicidad fue reemplazada por nervios y miedo, tenía ese citatorio para el lunes próximo y hoy era viernes, casi sábado. El estomago se me revolvió y tuve ganas de llorar. Esto no sería fácil, Tanya sería más difícil de lo que pensaba, y no conforme con eso pensaba hacernos pagar a Edward y a mí por lo que le habíamos hecho. Esto no iba a salir bien, de ninguna manera.

Escuché un fuerte ronquido salir de un costado de mi cama, me senté sobresaltada y vi la enorme figura de Emmett recostado en el sofá, quise despertarlo y preguntarle tantas cosas, ¿se lo había dicho a mi papá? ¿Qué opinaba él de mi embarazo? ¿Dónde estaba Alice y Esme? Pero no lo hice, mejor me recosté de nuevo y comencé a soñar con un mundo donde no existiera Tanya, donde yo jamás hubiera sido la otra y donde Charlie paseaba a su nieto en la patrulla.

Por la mañana me despertó el sol que entraba por la ventana. Hoy seria de esos pocos días soleados en Forks. Me senté, cansada de estar en esa cama, mi hermano ya no estaba en la habitación, me encontraba sola. Aunque no fue mucho tiempo, de inmediato llegaron Alice y mi hermano con la alta médica en la mano.

— Supongo que ya puedo irme de aquí.

— Supones bien hermanita — Emmett dejo una pequeña maleta sobre mi cama— te trajimos ropa para que te vistas y nos vayamos.

— Ya todo está listo — continuó Alice — yo misma empaqué tus cosas, hablé esta mañana con Edward, ya están arreglando todo con el abogado de papá.

— Alice, ¿le dijiste de mi…?

— Oh no — negó con la cabeza — eso tendrás que decírselo tú, pero si te pido que lo hagas pronto, me muero de ganas de ir de compras, vas a necesitar muchas cosas, ropa para los nueves meses, y después el bebé necesitara pañales, comida, ropa, yo organizaré tu baby shower, será en grande. Espero que sea niña, así podre comprarle diversidad de vestidos, imagínate la infinidad de combinaciones que podemos hacer de zapatitos y vestidos, si es hombre también puedo hacer muchas combinaciones pero no tantas como con una niña, y ya que crezca le enseñaré a maquillarse, espero que no herede esa desprecio tuyo por la moda, aunque claro me tendrá a mí para no dejar que eso suceda…

— Por Dios Emmett — le supliqué a mi hermano — presiona el botón de apagado.

— Oye — protesto Alice — solo te estoy previniendo, no quiero que interfieras en mis planes con el bebé.

— Lo siento Alice pero el bebé por lo pronto esta dentro de mí y ahí se quedara nueve meses.

— Ocho y una semana — me contestó — ay me muero por que nazca.

— ¿Sabes que es un bebé y no un muñeco? — mi tono era un poco molesto. Aunque no podía molestarme con Alice, pero a veces su excesivo entusiasmo me daba dolor de cabeza.

— Si, lo sé, pero los bebes también necesitan ropa…

Afortunadamente Esme entró y detuvo un poco el berrinche que estaba a punto de hacer su hija.

— ¿Cómo te sientes Bella? — su tono cariñoso hizo que me relajara un poco.

— Bien, en serio fue una exageración tenerme aquí toda la noche.

— Emmett deberías esperar afuera a que tu hermana se arregle — sugirió Esme — además Rosalie y Jasper están en el auto.

— ¿Jasper? — a Alice le brillaron los ojos — hace tanto que no lo veo.

— Lo viste ayer en la noche — le dijo mi hermano mientras iba detrás de ella, que ya había salido disparada a ver a su amado.

Esme sonrió, y me ayudó a vestirme, el estomago me gruñó pidiéndome comida, la sopa sin sabor y la gelatina que más bien parecía agua que me había dado de cenar el hospital no le hicieron justicia a los huevos con tocino que se me antojaban.

— ¿Jasper y Rosalie también vendrán?

— No, solo vivieron a despedirse de ti.

— ¿Ya saben del embarazo?

— Si, quise detener a Alice, pero cuando se dio cuenta que no podría decírselo a su hermano, salió corriendo a ver a Jasper y a Rose.

— Está bien, al único a quien quiero decírselo yo es a Edward.

— Comprendo — me sonrió y comenzó a cepillarme el cabello — pero Bella no veras a Edward hasta el lunes, en el juzgado.

— ¿Por qué? — mi voz sonó más alta de lo que hubiera deseado.

— No sabemos lo que Tanya esté planeando, o que pruebas vaya a presentar, no podemos arriesgarnos, tú y él negaran todo, nosotros los apoyaremos y si ustedes se ven…

No continuó, y deseé que no lo hiciera, estaba ilusionada, quería llegar a Nueva York y lanzarme a sus brazos, pero no pensé en las consecuencias que eso tendría. Tanya era lista, probablemente tendría ya uno o, porque no, varios detectives con una cámara siguiéndonos a Edward y a mí. Parecía exagerado, pero podía ser cierto. Ella no se detendría hasta sacarle el último centavo a Edward. Bufé cuando me di cuenta que alguna vez, cuando todo esto había empezado, yo me había sentido mal por ella.

— Tú y Emmett se quedaran en un hotel — continuó Esme.

— ¿Cuánto tiempo se llevara el juicio?

— No lo sé, depende de cómo se den las cosas, quien vaya a atestiguar, si las cosas se complican o si todo sale bien, todo dependerá de lo que pase el lunes.

Sentí una lagrima correr por mi rostro y los brazos de Esme rodeándome, depositó un beso en mi frente.

— No llores, recuerda que ahora todo lo que tú sientas lo sentirá tu bebé, y aunque esto termine mal para Edward, ambos van a estar juntos.

Asentí. Saber que Edward y yo después de todo esto que íbamos a pasar estaríamos juntos me daba más fuerzas, aunque todo lo que estaba por venir me asustaba. Suspiré, limpié las lágrimas de mi rostro y me deje guiar por Esme hasta el estacionamiento, donde Jasper y Rosalie me abrazaron, felicitándome por mi maternidad.

Aun me costaba trabajo hacerme a la idea de que sería madre, pero poco a poco caía en la cuenta de que así seria.

— ¿Estás bien? — preguntó Rosalie — quiero decir, con la idea del embarazo.

— Claro que si — sonreí — aunque al principio me desmayé, ahora estoy consciente y feliz.

— Te vamos a extrañar — me dijo Jasper.

— Y yo a ustedes, pero confió en que regresaremos pronto.

— Ojala que así sea — contestó Rose — bueno Jasper será mejor que nos vayamos. Adiós Emmett.

— Hasta luego Rose — mi hermano sonrió y la abrazo, para después darse un beso en los labios. Parecía que me había perdido de algo mientras me tenían recluida en ese hospital. Jasper y Alice se dedicaban miradas y palabras cariñosas y Esme nos esperaba dentro del auto.

Cada uno se despidió de su cada cual y tras despedirme de Jasper y Rose, subí al auto para ir rumbo a Seattle y después a Nueva York, donde tenía una cita con el destino.

Edward POV

— ¿Cómo que está en el hospital? — pregunté exaltado a mi hermana por el celular.

— Tuvo una pequeña baja de azúcar por el citatorio — respondió.

— Claro, el maldito citatorio — dije entre dientes — pero ¿ya está bien?

— Si Edward, deja de ser tan dramático y cuéntame que paso.

— Tenía entendido que tu todo lo sabían — mi sarcasmo era fruto de mi mal humor.

— Edward Cullen no juegues conmigo — Alice no soportaba que se le ocultaran las cosas — a veces no veo las cosas relacionadas con las arpías, no estoy relacionada con ellas.

— Será mejor que mañana les cuente en persona, y por favor Alice cuida a Bella, dile a mi mamá que la amo y a Bella… que la extraño y espero verla y abrazarla mañana.

— Y besarla — rió como tonta del otro lado de la línea — pero ni creas que me dejaras así ¿Qué hizo Tanya? ¿Por qué se te adelanto?

— Hasta mañana Alice.

— No te atrevas a colgarme o… — fue todo lo que escuché al cortar la comunicación.

— ¿Se exaltó? — pregunto Carlisle.

— Ya conoces a tu hija — sonreí, me hacia bien hablar con mi hermana, aunque era insoportable, la adoraba — a Bella le llegó el citatorio.

— No te preocupes, mañana vendrá mi abogado, vamos a solucionar esto, y si Tanya quiere dinero se lo daremos, así serás libre y podrás estar con quien tú quieras.

— Tenemos tan poco tiempo — me senté en el sofá, cansado de esta situación.

— Es poco tiempo, si, pero igual podremos hacer algo y saldremos de esta, no está bien que yo lo diga, pero nos libraremos de ella, por fin.

— A ti y a Esme les agradaba — le recordé.

— Sí, pero ahora no, y Bella es más de mi agrado, incluso sin que Tanya hubiera sacado las uñas.

Ambos nos reímos aliviando un poco la tensión de la situación, pasamos la noche casi en vela conversando y planeando la situación con el juicio del lunes. Me dormí cerca de las tres de la mañana, y desperté a las siete pensando en Bella, esperaba que ya hubiera salido del hospital y que pronto llegaran a Nueva York.

A las nueve en punto llego el abogado de Carlisle, y minutos después Félix, quien dolido por la pérdida de un hijo que aunque no conocía le hacía ilusión tener, estaba dispuesto a declarar.

— Hijo, te presento a Jason Jenks, mi abogado — nos presento mi padre.

— Mucho gusto — respondí.

— Igualmente Edward, tu padre me puso al tanto de tu situación legal, ayer apenas pude pasar por el juzgado y lamento decirte que tu esposa se te adelanto por mucho.

— Sí, soy un estúpido — dije entre dientes.

— Bien, necesito saberlo todo, los citatorios para los testigos de Tanya ya han sido enviados.

— Si, lo sé — lo recordaba bien porque mi ¿novia? Bueno el amor de mi vida había ido a parar al hospital por culpa de eso — ¿Citatorios? ¿Cuántos?

— Bueno, Tanya ha llamado a la señorita Lauren Mallory, a Jessica Stanley, a la madre de la señorita Stanley, Isabella Swan y Charlie Swan.

— ¿Charlie? — dijo mi padre antes de que yo pudiera reaccionar ante este ultimo nombre.

— Si ¿hay algún problema?

Si, y no solo uno, bastantes problemas. Charlie sabia de mi relación con su hija, mis planes eran mentir, decir que entre Bella y yo no había nada, ella haría lo mismo, negarlo pero… ¿su padre haría lo mismo?

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