Dark Chat

jueves, 5 de agosto de 2010

Tan Lejana Como Una Estrella

Cap. 33 : Pesadilla III



ALICE POV


"María" – murmuró Jazz al mismo tiempo en que yo incrementaba la distancia entre nosotros, poniéndome de pie – "¿Qué haces aquí?"


"Recibí una llamada ayer en la madrugada por parte de urgencias… encontraron mi tarjeta de presentación en tu cartera y…"


"Ya veo" – murmuró él – "Disculpa el que te hayan molestado por culpa mía"


"No pude venir antes por que mi madre no me dejó salir…"


"No. No te inquietes, no hay problema"


"¡Oh, Jazzy!" – exclamó, mientras se acercaba al muchacho y pasaba sus manos por su rostro y su cabello – "Me alegro de verte bien…"


"Si, María, gracias" – dijo Jasper de manera cortante y, mientras recibía las caricias de la empalagosa muchacha, levantó la mirada en mi dirección.


"Ah, pensé que estarías solo" – comentó la morena y hermosa mujer, evaluándome, de pies a cabeza, con una mirada despectiva.


Fue entonces cuando comprendí que yo no tenía nada que hacer ahí entre los dos. Fue cuando comprendí que me había quedado como tonta viendo y escuchando todo, cuando no había necesidad de ello


"Perdón" – musité mientras daba media vuelta, dispuesta a irme


"Espera, Alice" – llamó Jasper y mis pies frenaron automáticamente. Giré mi cuerpo para verle – "No te vayas"


"Tengo que ir a trabajar" – justifiqué.


Después de todo, la idea ya no me resultaba tan mala ¿Para qué me iba a quedar yo ahí? ¿Para ver como María le coqueteaba a y ver que éste le correspondía? ¿Para ver y comprobar, una vez más, que yo no era lo suficientemente buena para él? No… ya había obtenido suficiente.


"¿Regresaras?" – volvió a preguntar y el corazón me saltó fuertemente al ver aquel brillo de sus ojos color miel…


"No lo creo" – contesté – "La señora Swan tiene planeado preparar una fiesta y creo que tendré que trabajar hasta tarde"


"Entiendo" – susurró, bajando la mirada y, antes de que pudiera decir algo más con lo cual convencerme, salí huyendo de ahí.


En el pasillo me encontré con Rose, Bella aún seguía dormida


"¿Hablaste con mi hermano?" – asentí – "¿Te vas tan rápido?" – volví a asentir – "Alice, ¿Pasa algo?" – preguntó, al ver mi sombría actitud.


Negué con la cabeza


"Me tengo que ir, la señora se encuentra furiosa y, si me retrazo, no quiero ni imaginar el cómo me ira" – dije, de manera atropellada y, sin dar tiempo a que me pidiera más explicaciones, corrí de ahí también.


BELLA POV


"¿La estoy haciendo temblar, señorita?"


"Solamente de asco"


Sentí que una suave mano se paseaba por mis mejillas y escuché, muy a lo lejos, que alguien pronunciaba mi nombre. Apreté los ojos y gemí entre sueños.


"¿Tú también me quieres?"


"Esa palabra no me basta para describir lo que siento por ti, Bella"


Experimenté una fuerte contracción en el pecho, la cual me despertó en medio de un infrenable jadeo. Abrí lo ojos y comprobé que las lagrimas no me abandonaban ni en sueños, pero, ¿Cómo iban a hacerlo? ¿Acaso había sosiego para el dolor tan profundo que sentía en esos momentos?


"Bella" – susurró Rose, mientras volvía a acariciar mi mejilla con sus gentiles manos – "Que bueno que has despertado, has estado muy incomoda en sueños y, aunque he intentado despertarte desde hace ya varios minutos, hasta ahora has reaccionado"


"¿Edward?" – pregunté. No me sabía otra palabra


… Mis labios no lograban abrirse para pronunciar otra cosa que no fuera su nombre…


Edward…


"Aún no han llegado noticias nuevas" – contestó mi amiga, mientras me frotaba los brazos con sus manos y me jalaba, otra vez, contra su pecho.


Recosté mi cabeza y me dejé perder otra vez entre el estado de falso sopor. Y digo falso por que, realmente, y para mala suerte mía, si sentía, y mucho… Mi cabeza y mis sentidos estaban desconectados de todo, menos del hecho de saber que él, mi vida, se encontraba internado en ese terrible lugar… y eso bastaba para matarme con cada minuto transcurrido.


¿En qué momento había pasado todo esto? ¿Acaso había sido tan mala como para no merecer ser feliz? Peor aún, ¿Qué había hecho él para ser, siempre, quien se llevara la peor parte de todo el juego?... No sabía que el amor entre diferentes clases sociales fuese tan penitenciado…


Otra punzada de dolor. Me encogí e intenté reprimir otro gemido.


Ay…


Qué fuerte, qué cruel, qué lastimero, qué inhumano…


¿Cómo había podido soportar hasta ahora? ¿Por qué no había caído yo también derrumbada y moribunda? No sabía que fuera tan fuerte y, ciertamente, no me enorgullecía. Prefería la debilidad, si ésta me brindaba un poco de paz, aunque fuera una paz fingida.


Escuché unos pasos acercarse, más no le di importancia, ¿Qué relevancia podrían tener si no era él quien venía a mi lado? Inspiré profundamente y solamente me gané otra fuerte contracción interior. Creo que hice manifiesto el dolor – no estoy totalmente segura – ya que unos brazos se apretaron más entorno a mí.


"Deberíamos pedir un calmante" – propuso una voz masculina, que no era la de él… y eso bastaba para no tener importancia para mí.


"¿Un calmante? ¿Para qué? ¿Acaso no esta ya lo suficientemente aturdida? No se mueve… si no fuera por sus gemidos y por los temblores que, de repente, da su cuerpo, diría que se ha quedado muerta"


Muerta…


Oh, no se me había ocurrido palabra tan perfecta para describir como me sentía…


Edward no era quien se estaba muriendo, era yo. Aunque, prácticamente, también era él, por que, éramos uno solo. Su felicidad era mi felicidad, así como su dolor mi dolor. Magnifica y eficaz conexión que no podía dividirnos ni en ese tipo de momentos. Por un momento, me sentí feliz al saber que, si él perecía, yo no tardaría mucho en ir a su lado… Tal vez ese iba a ser nuestro final, nuestro "Feliz para siempre": el estar juntos en aquel mundo desconocido, no importaba si era el cielo o los fuegos del infierno, todo estaba bien si estaba la esperanza de estar entre sus brazos.


"¿Familiares del joven Cullen?" – volví a la realidad


"Si" – contestó Rose por mí – "Somos sus amigos"


"¿Y sus padres, hermanos?"


"Todos se han ido a trabajar, les ha sido imposible quedarse" – informó Emmett – "¿Hay algún problema? ¿Pasa algo con Edward?"


"No" – se apresuró a responder el señor de bata blanca – "Todo sigue igual, el joven Cullen se encuentra inconciente, pero, venía a informarles que, si gustan, puede pasar alguien a mirarle"


"Bella" – ofreció Rose y asentí


El señor me dedicó una tierna sonrisa y me tomó por el hombro, guiándome hacia la sala en donde mi novio reposaba.


Me acerqué lentamente, mientras mis ojos se acostumbraban a verlo en medio de tantos aparatos y cables. Llegué a él y me senté en la sillita de al lado. Mis ojos comenzaron a humedecerse al instante… y, aunque intenté no llorar, el sentimiento de suplicio me venció por completo. Tomé, con mucho cuidado, una de sus manos y la puse debajo de mis labios y la humedecí por completo con mis lágrimas cobardes.


"No me dejes, por favor" – murmuré, demasiado bajito, solamente para mí y para él – "Te necesito. No me prives de tu ausencia, por favor"


Si tan solo con ruegos se pudiera revivir a las personas, hubiera revivido a Edward en ese momento millones de veces. Desgraciadamente, la vida te enseña su realidad de la forma más desgarrante. Los milagros de película no existen en ella. Los rezos, no son un conjuro capaz de despertar a tu amado de su letargo, ni salvan a las personas de la muerte, por que, la muerte no se apiada con palabras de amor. Ni si quiera te dan paz – tal y como prometen –, al contrario, solo te llenan de una falsa esperanza que se va convirtiendo, lentamente, en una profunda desesperación que acaba sucumbiendo en la peor de las desilusiones y te grita "Aquí, en el mundo real, no hay finales felices. Aquí, en el mundo real, solo hay dolor y, éste, no se cura con el tiempo y siempre esta presente…"


Edward no despertó y salí de aquella habitación sintiéndome más destrozada que al entrar. Con la fe derrumbada y los sueños hechos trizas, con la mirada más perdida y los sentidos aún mucho más turbados por el pesar. Con la muerte en vida, inundando mis venas.


"Bella, ¿Quieres que te llevemos a casa?" – preguntó Rose


"No" – musité


"Bella…"


"No quiero alejarme de él… aunque yo no lo escucho ni le veo moverse, sé que él si puede sentir que estoy cerca. No lo quiero dejar ni un solo instante"


"Pero tienes que ir a tu casa. No puedes quedarte aquí todo el tiempo, necesitas comer, ir a darte un baño, descansar" – recordó Rose, sin perder la paciencia – "Vamos. Emmett se quedará aquí, junto con Carlisle"


La casa retumbaba alegremente y sentí mucha rabia al ver a mi madre bailar de manera despreocupada. Mi padre, quien se encontraba sentado en uno de los sillones con gesto cansado, se acercó en cuanto me vio


"¡Bella, cariño! Cuanto tiempo sin verte, ¿Dónde has estado? Tú madre me dijo que habías salido con unas amigas... – dejó de hablar mientras fruncía el ceño y me evaluaba con la mirada – "No te ves bien, ¿Pasa algo?"


Me lancé a él y comencé a llorar contra su pecho. Sus brazos me enrollaron amorosamente y me sentí un poco mejor. Solo un poco. Charlie sabía hacer lo que Renne no, y eso era el preocuparse por mí de manera verdadera.


"¿Qué te pasa, mi niña?"


Antes de que pudiera contestar, una voz, aterradoramente familiar, interrumpió


"Bella, qué gusto verte ¿Dónde has estado? Tienes un aspecto fatal, pareciera como si alguien estuviera a punto de morir o, peor aún, se hubiera muerto ya"


Levanté la mirada para ver a la mujer de sonrisa y gesto malicioso. Supongo que lo normal hubiera sido el mirarle con todo el odio del mundo y, después, lanzármele encima y ahorcarla con mis manos, pero, no fue así. Extrañamente, lo único que sentí en ese momento fue mucha lástima. Si, lástima… No quería ni imaginar qué tan podrida podía estar esa muchacha como para poder ser capaz de hacer tanto mal a quien, jamás antes, le había ofendido.


Si Edward moría, era su culpa, lo sabía. Ella había sido la causante de todo el sufrimiento por el que habíamos pasado mi novio y yo y, sin embargo, ¿Qué ganaba yo al buscar una venganza? Mi alma estaba bañada en desconsuelo, pero era un sentimiento que, hasta cierto punto, resultaba delicioso. Saborearlo tenía cierto grado de complacencia ya que estaba basado en el inmenso amor que le tenía a Edward… era un dolor sincero y puro. Dedicado completamente a él y no quería mancharlo con el más mínimo resentimiento hacia ella, quien no valía la pena.


Pobre, dije mentalmente, y me deshice de los brazos de mi padre y, con la mirada dirigida hacia el suelo y Rose pisándome los talones, subí a mi recamara… importándome poco si mi actitud le ahorraba o quitaba placer a su existencia…


El tiempo pasó de la misma manera, sumergiéndome un poco más en mi alberca de angustia. Retorciéndome ante el dolor incesante, poniéndome a la merced de la amargura y la desesperanza.


El tiempo pasó y yo me fui durmiendo, junto con él, día tras día…


ALICE POV


No podía creer que había pasado ya una semana desde que esta pesadilla había dado inicio. Una semana en la cual, se había dejado de ver la sonrisa de mi hermano, una semana desde que no sabía nada directamente de él.


¿Egoísta? No lo sé, supongo que si… Aunque lo intentaba, mi mente no podía arrancarlo de ella y, aún estando bajo esta situación, no podía dejar de extrañarlo.


Me dejé caer sobre el sillón. Me sentía muy cansada… ese día no había podido ir al hospital, Seth se había enfermado de gripe y me había quedado con él, en la casa, junto con Jacob. Debo admitir que también lo había hecho por que sabía que él sería dado de alta y no quería mirarlo.


Ya no quería que me hiciera tanto daño.


Inspiré profundamente mientras me masajeaba ambos lados de mi cabeza. La cabeza me iba a explotar de un momento a otro, estaba casi segura. Llamaron a la puerta y me levanté de golpe para ir y ver de quién se trataba.


Estaba segura, en un noventa y nueve por ciento, que se trataba de Emmett. Pero cuán grande fue mi sorpresa al ver que no era así. Por un momento, sospese la posibilidad de que me había quedado dormida y la imagen que frente a mí se presentaba, era producto de un falaz sueño. Aún así, me atreví a hablar


"¿Jazz? ¿Qué haces aquí?"


El rubio muchacho – con parte de la frente vendada y el cabello cayéndole de forma rebelde sobre la blanca tela – bajó la mirada y tardó en contestar


"Ya no fuiste a verme al hospital" – fue solo un comentario. No hubo reproche alguno en su voz


No supe qué decir


"¿Acaso tanto me detestas?" – continuó – "¿Acaso, tan despreciable te supone mi presencia…?"


Levantó la mirada y esperó por mi respuesta, que no llegó. Me encontraba demasiado impactada, intentando asimilar su pregunta, como para poder centrar mi concentración en otra cosa


"Ya veo" – murmuró – "Creo que me lo tengo bien merecido… eso me gano por ser un imbecil"


Sus ojos volvieron a penetrar en los míos… Abrí ligeramente mis labios, haciendo un esfuerzo sobre humano por soltar algo, lo que fuese, que rompiera mi mutismo…


"Pensé que estarías muy bien acompañado con la tal María" – murmuré


Y, antes de que un poco más de aliento llegara a mis pulmones, sus labios se apretaron contra los míos, de manera inesperada. Su dulce sabor me embriago al instante, cerré mis ojos y, dejándome llevar por su deliciosa pasión, enrollé mis brazos en su cuello. Abrí mi boca, permitiéndole un mejor paso a la suya y, con suma facilidad, olvidé todo que no fuera él. Ya después me las arreglaría para lidiar con mi dolor.


Me sentí un poco molesta cuando sus labios abandonaron los míos


"Eres tonta" – musitó – "Demasiado tonta, Alice" – tomó mi mejilla entre sus manos y me hizo mirarle a los ojos – "Dime, ¿Acaso te lo tengo que decir? ¿Me dirás que no te has dado cuenta? ¿Son necesarias las palabras para hacerte comprender lo obvio?"


"¿De qué hablas?" – pregunté, hablando con un murmullo, debido al espasmo que su mirada ardiente me provocaba.


"Te amo, Alice" – dijo, de manera firme, suave y pausada, removiendo toda la sangre en mi interior – "Te amo de una manera tan absurda que me ha vuelto estupido en todos los sentidos de la palabra. No quiero a otra mujer a mi lado que no seas tú. Tarde me he venido a dar cuenta que solamente tú eres capaz de complementarme… Tarde he llegado a comprender todo lo que significas para mí…"


"Deja de bromear, Jasper" – pedí, sin embargo, y aunque no lo admitiera, ya había creído cada una de sus palabras.


"No estoy bromeado" – discutió, con voz suave – "Acepta mis palabras, por favor, no te pido más que eso… Perfectamente conciente estoy que, alguien tan especial como tú, jamás aceptaría estar con alguien tan idiota como yo"


"¿Y por qué no me permites que sea yo quien tome esa decisión?" – solté y su mirada se iluminó de manera esplendida, fulminando, con su rayo de luz, todo tipo de orgullo existiendo en mi interior.


"¿Qué has dicho?"


"Que yo si quiero estar contigo, por que, yo también te…"


Ya no me dio oportunidad de terminar de hablar…


Supongo que jamás me podría acostumbrar a esa forma tan arrebatada y deliciosa de besar – que, por cierto, me encantaba.




Por fiss dejen sus comentarios ..........................