Dark Chat

jueves, 31 de diciembre de 2009

Happy New Year 2010!!!

Hola mis niñaas!

Primero que nada quiero desearlees un feliz año nuevo, qe diosito me las llene de bendiciones y de mucho amoor, espero qe este año qe empieza seaa mejoor qe el qe estamos despidiendoo; graciaas por entrar al blog y por qe todaas sin importar edad ni nacionalidad somos parte de una gran familiaa y estamoos unidaaas por el amoor y la pasioon a esta maravillosa sagaa qe sin duda algunaa nos ha llenado de felicidad y en lo personaaL me ha hecho vivir momentoos inolvidablees y llenos de magia ademas de haber conocidoo a niñaas maravillosaas (mis niñaas de twilightsinfronteras) entre ellas tu siss vanee:)

Graciaas siss por la oportunidad qe me distee de pertenecer a este lindoo blog tqqmmm hermosaa y dios te bendigaa y te cuide hermanitaa!!

Aqui les dejo estos regalitoos de mi parte y de todas las niñaas del blog, esperoo les gusteen y los disfruten tanto como yo porqee estoss bombonees son nuestroo mejoor regaloo de año nuevoo y sin duda algunooo estoos papasitoos han hechoo que este año sea uno de los mejorees sobre todoo mi Rob hermosaaa (baba)

cuidense muchoo, las qieroo muchoo (L)
besitoooss!!


P.D. No tomeen muchoo hoy niñaas, nda de excesoss jajajaja y si se portaan mal invitenmee jajaja

Con cariño:
Anitaa de Pattinson-Cullen!!


Apoco no derrite la mirabaa tan tiernaa de Rob (baba) y jasper se ve taan sexy, aii dios estos hombrees me vuelven loquitaa jajajaj


miércoles, 30 de diciembre de 2009

TE AMO AUN DESPUES DE LA MUERTE

BUEN DIA mis angeles hermosos , como les va aqui les dejo el ultimo cap de este hermoso fic , les recomiendo que tengan a la mano una caja de  pañuelos por que van a llorar y llorar con este cap , yo en lo personal llore mucho
en fin no les hecho mas rollo y por fiss nenas dejen sus comentarios sean buenas
les mando mil besitos
Angel of the dark
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Cap . 18 EPILOGO : UN NUEVO COMIENZO

– “Te amo, Bella” – murmuré mientras presionaba levemente su cuello con mis labios.



Suspiré. Ya no sentía la presión de sus dedos intentando enterrarse en mi dura piel, supuse que estaba cansada, yo también lo hubiera estado, si no fuera vampiro. Deposité otro beso en su mejilla


“Estas fría, amor” – comenté mientras jalaba mi camisa para poder cubrirla y después, dejé caer mi cabeza sobre su pecho. Siempre me había gustado escuchar el latido de su corazón


Mi cuerpo se tensó y no fui capaz de moverme. Como si mis oídos no estuvieran lo suficientemente desarrollados, los presioné más fuerte contra su pecho… nada


Me separé lentamente de su cuerpo y mis ojos se dirigieron a los suyos… cerrados


“Bella” – llamé y con mi mano acaricié su mejilla, la cual se estaba volviendo cada vez más pálida – “flaca…” – la voz se me quebró. Junté una vez más mi oído a su corazón mientras sentía como el mío se contraía por el dolor – “Bella, mi amor… despierta” – supliqué sollozando secamente contra su pecho.


Pase mis dedos por su brazo, estaba helado. Me apresuré a tomar las ropas regadas en la hierba para vestirla y vestirme en menos de un segundo


“Bella” – volví a llamar mientras sacudía levemente su cuerpo con mis manos – “Bella, por favor” – sentí un terrible fuego en la garganta. Un fuego que no tenía nada que ver con que el que había sentido hacía pocos minutos. Este fuego era torturante – “Mi vida…” – volví a pegar mi rostro a su cuerpo. Mi mente, movida por la desesperación, me incitó a querer transformarla. Abrí mi boca y acerqué mis colmillos a su cuello


“Edward, no servirá de nada” – la voz mental de Alice me detuvo y me trajo a la más dolorosa realidad. Mi hermana apareció detrás de unas espesas ramas, sus visiones la había traído hasta acá. Su rostro se mostraba luctuoso, un vago reflejo del mío. Detrás de ella, aparecieron los demás: Carlisle, Esme, Emmet, Rose, Jasper. Todos con semblantes tristes. Otra vez, mi inconciencia me insito a que inyectara mi ponzoña para salvarla.


Volví a mover mis labios hacia su cuello y enterré mis dientes en el. Nadie me lo prohibió. Probé su sangre. Deliciosa y calida… más el dolor era lo suficientemente fuerte como para convertir a otro tipo de sentimientos en algo pálido y débil. Esperé, un movimiento de dolor a causa del veneno, una agitación en respuesta… nada


“Su corazón tiene que estar latiendo, de otro modo la ponzoña ya no surge efecto” – recordó Carlisle con voz baja. Y yo ya lo sabía desde el principio pero era mi última esperanza, la cual estaba extinta ya – “lo siento” – pensó y en ese momento los sollozos comenzaron a salir de manera incontrolable de mi pecho.


No podía llorar, estaba claro. No tenía lágrimas y de haberlas tenido, no hubieran bastado para cubrir todo el desconsuelo, la tortura, el pesar que se habían acumulado en mí


“Hay que llevarla a casa” – propuso Alice mentalmente y yo negué con la cabeza, apretando mis brazos a su alrededor


“Que…dolor” – pensó Jasper intentando calmarme, más mis sentimientos lo tenían dominados a él


“Hijo, vamos a casa”– Carlisle había puesto su mano en mi hombro e intentó separar mi rostro del pecho de Bella, más no se lo permití – “Edward, tenemos que llevarla a un lugar más propio, el tenerla aquí no la revivirá” – me separé lentamente para verle. Todos estaban en completo silencio, solamente sus mentes hablaban y decían cuanto dolor les causaba el haber perdido a Bella y el verme así.


Me puse de pie, con Bella en mis brazos, y corrimos hacia la casa. Al llegar, me negué a depositarla en el sofá, no me despegué de ella todo el resto de la noche. Pude sentir como su cuerpo se endurecía con cada minuto que pasaba, cada minuto con el cual me recordaba que la había perdido para siempre.


Mi familia se ocupó del resto. Al siguiente día la noticia llegó a Charlie, no fue difícil convencerle, ya que en realidad, la muerte había sido por causas “naturales”. Su dolor era casi tan inmenso como el mío... Casi.


Caen las hojas, caen al fin, y desde el cielo brillando


Miedo tengo, miedo a estar sin ti


Caen las hojas, caen al fin, cae la tierra sobre ti


Sobre tu cadáver, mi existir


Caen las hojas – Anabantha


Alice me proporcionó un disfraz para que pudiera estar presente en el funeral y en el entierro.


Fue demasiado difícil para mí el dejar caer su cuerpo en el ataúd, en donde me la pase contemplando todas las horas que me fue posible. Alice, Rose y Esme le habían arreglado su cabello en capas onduladas, que se expandían y adornaban su rostro blanquecino, haciendo juego con su vestido de algodón y encaje.


“Todas las almas lloraran sin el misterio de tu amor” – murmuré mientras pasaba mis dedos por sus labios, sorprendentemente rosados


“Ya es hora, Edward” – anunció Alice con Emmet, Carlisle y Jasper detrás de ella. Me hubiera gustado llevar el ataúd yo solo, pero teníamos que cubrir las apariencias.


Bella fue enterrada en el cementerio de Forks. Fue tortuoso mirar como Charlie se arrastraba y gritaba fuertemente el lamento de su hija. Yo hacía lo mismo, pero en silencio. Si Emmet no me hubiera sujetado el brazo, me hubiera aventado a su ataúd en el momento que esté desaparecía, siendo comido por la tierra.


Tras una hora, todo quedó vacío y en silencio. Mi familia me dejó solo, a petición mía y realmente se los agradecí. Ya ahí, hincado frente a la tumba de mi amada, me dejé caer. La lluvia empapó mi ropa y, por consiguiente, mi cuerpo. Las gotas resbalaban por mis ojos, como las lagrimas que no podía llorar. Mi corazón muerto, estaba contraído, deshecho…


“Bella” – musité mientras mis manos acariciaban el cemento que cubría su cuerpo.


Probablemente ese era mi penitencia por todo lo malo que había hecho. Y que manera más cruel de castigar…


La lluvia se volvió violenta, también el cielo lloraba su perdida y, a pesar de que, se supone que los vampiros no pueden sentir frío, yo lo sentí.


Deseé poder morir en ese instante. Cuando recordé el calor que su cuerpo me brindó desde que la había conocido.


“Bella” – repetí y mis labios besaron el duro y fresco sepulcro – “perdóname” – imploré – “perdóname, mi amor” – cerré mis ojos y comencé a recordar cada momento vivido entre nosotros.


Pase toda la tarde y toda la noche a los pies de su memoria. La madrugada cayó, trayendo con ella el crepúsculo del amanecer y con el, el último recuerdo y más claro recuerdo


“ni la muerte nos ha separado ¿Qué mas podría hacerlo?”


En ese momento el frío se esfumó y fue reemplazado por un calido sentimiento, llamado: esperanza


La muerte no nos iba a separar… solo tenía que esperar a que Bella regresara a mí y en ese momento, ya no la dejaría ir nunca más.


Me puse de pie y antes de irme, recorrí con lentitud otra vez aquella escultura, ubicada al lado de mi supuesta tumba.


En memoria de


† Isabella Marie Swan †


Por que en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,


Mi alma no se contenta con haberla perdido


Es tan corto el amor y tan largo el olvido**


“Regresa pronto a mí” – le pedí y después di media vuelta para encararme con un futuro incierto y vacío.


Ven a estos brazos


Ven otra vez


Que el corazón se estremece al saber


Que la distancia es mas corta que ayer


Y más grande es la llama de nuestro amor


Necesito verte, Necesito hablarte


Quítame la angustia, Quítame el dolor


Ya quiero abrazarte, Ya quiero sentirte


Te necesito tanto, tanto de tu amor


La llama de nuestro amor – María Escarlata

Cincuenta y ocho años han pasado desde tu muerte, Bella.


Cincuenta y ocho años en los que he pagado arduamente mi castigo por el mal que te hice y que hice.


Y te sigo esperando. Cada amanecer miró hacia el horizonte con nuevas esperanzas. Sé que algún día vendrás y yo aquí te estaré aguardando con los brazos extendidos aún así pasen cien mil años.


Mientras, seguiré caminando entre los míos y los humanos, al lado de mi familia (quienes también te esperan) con el pecho vacío y el alma perdida. Solo tu podrás cambiar mi vida, de la misma manera que lo hiciste en dos ocasiones.


“Vuelve pronto a mí” – te lo vuelvo a pedir como todos los días al visitar tu lapida – “Vuelve pronto, Bella mía”


Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,


más grandes que ella fue, que nunca fui;


y ni próceres ángeles del cielo


ni demonios que el mar prospere en sí,


separarán jamás mi alma del alma


de la radiante Annabel Lee


Edgar Allan Poe


** Pablo Neruda**


FIN





lunes, 28 de diciembre de 2009

TE AMO AUN DESPUES DE LA MUERTE

Cap. 17 TE AMO HASTA LA MUERTE


What was summer like for you?" She asked him with a smile



"What's tomorrow without you?" he silently replied "This is our last goodbye?”


He said


"I will always be with you. By the anchor of my sorrow


There's no end cause all I know, or ever knew, is I love you, I love you to death"


"´¿Cómo fue el verano para ti?" le preguntó ella con una sonrisa


“¿Qué es el mañana sin ti?" - respondió silenciosamente -"¿Es este nuestro ultimo adiós?”


Él dijo:


“Esteré siempre contigo. Junto al ancla de mi dolor


no habrá final, por que todo lo que sé, y siempre supe, es que te amo, te amo hasta la muerte”


Love you to Deaht – Kamelot


________________________________________


“Alice” – volví a llamar – “¿Qué hará Edward? Dime, por favor” – supliqué. Su mirada seguía perdida, me hubiera gustado ser capaz de leerle la mente para poder ver al mismo tiempo que ella cómo las decisiones de mi novio cambiaban hasta tomar una forma. Con un profundo suspiró, Alice cerró sus ojos, los mantuvo así durante varios segundos


“Creo que deberías ir a saludar a Charlie” – dijo mirándome otra vez – “iremos con los demás” – no había contestado a mi pregunta, pero su expresión era serena. El enojo que había invadido sus hermosas facciones había desaparecido. Asentí y corrí hacia la casa, la patrulla de papá estaba estacionada afuera, así que él estaría ahí.


Aventé la puerta al entrar. Mi padre estaba sentado en su desgastado sofá, viendo un partido de baseball.


“¡Bella!” – exclamó en cuanto me vio entrar y corrió a abrazarme – “¡Hija! ¡Que gusto el que hayas regresado!” – lo abracé fuertemente y no pude evitar llorar al tenerlo así de cerca. Mi padre. Mi amigo. Lo había abandonado todo este tiempo. Y lo volvería a hacer, si Edward así lo deseaba


“Solo vengo de visita, papá” – aclaré amablemente – “solo vine a arreglar unas cosas en la escuela, ya lo hice y mi avión sale en un par de horas” – el semblante de mi padre fue devastador. Se me encogió el corazón al ver que no pensaba evitar que me fuera otra vez de su lado


“De todas formas, es bueno verte” – dijo mientras sonreía y pequeñas arrugas se le formaban a las orillas de sus ojos – “¿Quieres comer algo? ¿Quieres que te lleve al aereopuerto?” – negué con la cabeza


“Vengo rápido, nada más a saludarte, y ya pedí un taxi” – informé y lo volví a abrazar fuertemente – “Te quiero mucho, papá”


“Yo también, hija” – escuché como se le partía la voz – “llámame la próxima vez que tengas planeado venir” – pidió – “y si puedes, ven a visitarme más seguido. Te extraño mucho, Bella” – asentí con lagrimas en los ojos


“Prometo que te llamare cada vez que pueda” – dije y le deposité un beso en la frente y otro en la mejilla – “te quiero” – le volví a repetir mientras me alejaba de sus brazos – “nos vemos pronto” – grité mientras simulaba ir hacia la dirección que le había dicho. A pocos metros, Alice me volvió a tomar en brazos y corrió conmigo hacia la casa en donde se encontraba el aquelarre de Carlisle


“¿Cuándo decidieron regresarse otra vez?” – quise saber al ver la inmensa casa en la que hacía tiempo había pasado gratos momentos en compañía de todos mis vampiros


“En cuanto te fuiste con él y nos dejaste en Alaska” – contó – “a todos nos gusta mucho este lugar, casi no tenemos que escondernos por el día” – me sonrió amablemente mientras me guiaba hacia la entrada de aquella casa. Ya todos me estaban esperando.


“Hola” – saludé un poco cohibida. Todos me sonrieron en bienvenida y Esme corrió a abrazarme


“Nos alegra mucho saber que estas bien” – dijo con su tierna voz


“Siento mucho haberlos preocupado” – me disculpé mirando a todos


“¿Dónde esta él?” – cuestionó Rose y todos supimos a quién se refería. El estomago se me revolvió. En ese momento, Alice contestaría mi pregunta


“Viene en camino” – informó y la esperanza renació en mí – “hay que estar preparados, no tiene planes de atacar pero… su estado es demasiado inestable”


No pasaron muchos minutos para que todos los vampiros salieran de la casa, insistieron en ponerme detrás de ellos, por mi propia seguridad, según ellos. Por más que les había dicho que Edward jamás me había realmente dañado (físicamente). Estoy segura que todos lo vieron antes que yo. La espalda de Emmet me cubría, así que me tuve que poner de puntitas para ver mejor, sentí un maravilloso consuelo al poder verlo al fin. No había pasado ni dos horas de tenerlo lejos y cómo lo había extrañado.


Edward se detuvo a varios metros del grupo de vampiros que me cubría. Su mirada era cautelosa, pero no denotaba ningún signo de violencia.


“Edward” – Carlisle fue el primero en saludar de manera cordial. El vampiro asintió en forma de respuesta


“Carlisle” – dijo y viajó su vista hacia todos los demás ahí presentes, hasta posarse en mí. El rojo de sus pupilas me gritaba “ven a mi, Bella” y obedientemente di un paso hacia delante, el cual no pasó desapercibido para Emmet quien amablemente impidió otro movimiento de mi parte – “no vengo con intenciones de pelear” – su voz era tranquila y pausada – “solo quiero, platicar con Bella. Pueden estar seguros que no le haré daño” – los miró fijamente, con la honestidad en sus pupilas. Me pregunté que estaría leyendo mi novio en la mente de su antigua familia


“Déjenla ir” – ordenó Alice – “sus palabras son ciertas, no le hará daño” – vi como su mirada se concentraba en Edward y este le sonreía de manera agradecida. Los demás vampiros se hicieron a un lado y en cuanto tuve el camino libre corrí hacia él


Como era de esperarse, me trabé con mis propios pies. La diferencia estuvo que él estuvo ahí antes de me cayera, protegiéndome. Me cogió en sus brazos de manera tierna y me encontré con su mirada, con aquellos ojos brillantes llenos de amor


“Bella” – susurró – “Perdóname” – casi pude sentir que tanta felicidad me haría explotar el cuerpo. No tuve palabras para decirle todo lo que sentía en ese momento. ¿Perdonarle? ¿Acaso se le puede guardar rencor a la persona a quien más amas en esta y en todas las vidas? Me limité rodear su cintura con mis brazos y a comenzar a sollozar en su pecho


“Edward, mi Edward” – logré articular mientras levantaba el rostro y me volvía a encontrar con aquellas gemas color sangre. Llevé mis manos hacia su rostro y sentí como su fría mano se posaba en mi mejilla tiernamente. El vampiro inclinó su rostro, y se separó cuando casi nuestros labios se juntaban


“No” – respondió a una pregunta no formulada en voz alta – “no recuerdo nada” – mis ojos se abrieron por la impresión – “pero me he dado cuenta que amo a Bella, tal vez con más intensidad que antes, y no quiero perderla” – volvió a clavar sus ojos en los míos – “nada podrá separarme de ti… te he hecho daño y hasta ahora lo comprendo. No tengo palabras para pedirte perdón. Más si para estar contigo es necesario privarme de mi sed por la sangre humana, lo haré gustoso, por que ahora sé que no hay placer más infinito que tu compañía y tu amor” – murmuró mientras sus dedos rozaban levemente mi rostro – “¿Serías capaz de perdonarme?”


“No tengo nada que perdonar” – contesté rápidamente con los ojos aún llenos de lagrimas felices. Edward sonrió amablemente y yo me apresuré a atrapar su cuello con mis brazos y atraer su boca a la mía. Sentí como sus manos rodeaban mi cintura mientras sus labios se movían pausada y tiernamente con los míos.


“Te amo” – musitó contra mis labios y como respuesta aferré mis dedos a sus cabellos para que nunca me dejara de besar.


La noche calló sobre nosotros. Edward se veía incomodo, pero feliz, al estar otra vez con su familia y conmigo.


“Había un prado” – dijo cuando quedamos por un momento solos en la sala – “Había un prado al que nosotros solíamos ir ¿no es así?” – sonreí ampliamente


“Si” – contesté y mi novio se perdió en sus pensamientos


“¿Quieres ir?” – preguntó al fin y yo rápidamente asentí. Se paró de un solo movimiento, sin despedirnos. Corrimos por el oscuro bosque y me sentí plena al reencontrarme con el viento de Forks rozando mis mejillas. Me sorprendió el hecho de que Edward no se perdiera, ya que yo no le había dado ningún tipo de información de cómo llegar.


Me ayudó a bajar de su espalda y cuando mis pies estuvieron en la tierra, no soltó mi mano


“¿Cómo supiste dónde llegar?” – quise saber mientras caminábamos


“Me guió un recuerdo” – contestó con una sonrisa. Caminamos hasta llegar debajo de aquel enorme árbol en el que mi novio y yo solíamos sentarnos. Ya sentados en la fría hierva, Edward clavó fijamente su mirada en la mía – “Perdóname” – volvió a decir con voz dulce y arrepentida – “perdóname por todo lo que te hice, Bella”


“Ya te dije que no hay nada que perdonar”


“Pude matarte, te dije y te hice hacer cosas horribles… sé que no hay justificiación alguna para todo el daño pero, quiero que sepas que si me negué a convertirte antes fue por que James estaba al pendiente de nosotros...”


“Ya pasó” – interrumpí mientras ponía un dedo sobre sus labios – “lo importante es que ahora estas aquí, conmigo y… me amas”


“Nunca dejé de amarte. Pese a todo lo que te hice, una parte de mí te quería tanto como ahora y como siempre. Esa parte luchó todo el tiempo con el monstruo que me gritaba hacer el mal… más siempre tuve miedo de perder”


“Pero no lo hiciste” – murmuré mientras mis dedos se desplazaban por su rostro – “siempre estuviste ahí, protegiéndome, cuidándome… y aún así, si tu me mataras, sería feliz”


“No digas eso” – suplicó – “siempre estaremos juntos, Bella”


“Siempre” – acordé con una sonrisa – “ni la muerte nos ha separado ¿Qué mas podría hacerlo?” – acerqué el rostro para rozar sus labios con los míos.


Una brisa helada sopló, haciéndome temblar. Edward se separó, seguramente suponiendo que su piel fría no era buen remedio para entrar en calor, pero se equivocaba y yo se lo haría entender de la mejor manera. Me puse de rodillas frente a él y atrapé su cuello con mis brazos mientras mis dedos se entrelazaban en sus cabellos y comencé a besarlo de manera intensa. Sus manos se movieron hacia mi cintura, pero yo quería más. Lo necesitaba.


“Acaríciame” – pedí sin despegar mis labios de los suyos. Pude sentir la vacilación en su mandíbula y llevé mis manos hacia las suyas para dirigirlas hacia la parte superior de mi cuerpo – “por favor” – imploré mientras sentía su gélido contacto rozar mis senos.


No necesité decir más. Mi corazón latió alborozado cuando pude sentir sus dedos moverse gentil y delicadamente por mi cuerpo, enviando pequeñas descargas eléctricas con cada roce que le brindaban a mi piel. Sentí sus labios bajar hacia mi cuello y la sensación me hizo cerrar los ojos, los cuales volví abrir cuando me percaté de que ahora se encontraban besando mis pechos. Miré la luna llena de una manera diferente, y me dejé perder en su hermosura al mismo tiempo en que me volvía prisionera de sus manos. Mis dedos también viajaron por su figura, recorrieron su espalda, su perfecto pecho marcado, su rostro de un acabado único.


Poco a poco nos fuimos deshaciendo de la ropa, dejando nuestra desnudez libre al aire que, por muy fuerte que soplara, no iba a lograr vencer el calor placenteramente sentido ante nuestras caricias y nuestros besos. Edward se movía con delicadeza. Cada roce de su piel fue suave y, cuando me apretaba de los brazos, en ningún momento sentí dolor.


Recostó mi cuerpo lentamente en la hierba. Con sus labios pegados a los míos movió mis piernas, cada una a un lado de su cadera. Mis manos no paraban de memorizar cada ángulo de su cuerpo y mis ojos se perdieron incontrolablemente en la abrasadora llama de sus ojos.


Me siguió besando de manera apasionada, sentí sus labios y sus manos por todas las partes de mi cuerpo. Era feliz. Hubo un momento de mi vida en el que pensé que jamás volvería a estar de ese modo con el amor de mi historia. Era curioso sentir como sus manos eran igual de gentiles y quemaban con la misma (o, probablemente, con mayor) intensidad que antes, cuando era humano.


Fuí conciente vagamente de algo: ese contacto gelido y calido al mismo tiempo, lo había sentido en varias ocasiones, a la hora de bañarme


- "¿Me observabas cuando me duchaba?" - Acuse de repente. Quería que mi voz se escuchara molesta, pero solo hubo una grata complacencia. Él sonrio de lado, de esa manera tan pícara que me encantaba, dandome la afirmación a mi pregunta. Mi lengua se entrelazó con la suya y saboreé el sabor de su boca, fresco como la menta y dulce como la miel... y de ahí ya no paramos.


Ahogué un pequeño grito cuando sentí su cuerpo adentrarse al mío. Eso pareció hacerle dudar, ya que sus ojos me preguntaron en silencio si podía seguir o no. Mi respuesta también fue silenciosa: consistió en una sonrisa, seguida por la unión de nuestros labios.


Edward comenzó a moverse lentamente, y mi corazón no podía frenar de latir de manera descontrolada. Sentí como nunca cada caricia dada en el momento. La pasión invadió cada fibra de mi ser como una abrasadora llama


“Te amo, Bella” – murmuró con voz bajita en mi oído mientras mis piernas se apretaban a su cadera y mis labios se perdían en los suyos...


Un corazón humano no podía soportar un amor tan grande y una dicha tan inmensa.


El mío no lo hizo.


Mis latidos se extinguieron justamente en el momento que ambos sentimos tocar un edén. El más bello de todos.


Y como dije antes, esa fue, era y será la manera más hermosa de morir: en sus brazos. Sintiendo como ultimo placer terrenal unos labios que presionaban cariñosamente mi cuello



domingo, 27 de diciembre de 2009

Ex-amiga de Kristen comenta en Twitter sobre ella



Foto personal con su ex-amiga Britni Coy, quien recientemente publicó en twitter un comentario muy desagradable sobre la participación de Kristen en The Runaways y Welcome to the Rileys.

Mi ex-amiga como una stripper. La ironía de todo esto.

Grax a TodoTwilightSaga

España tendra convencion Twilight

Después de semanas de espera, por fin podemos anunciar las fechas de la primera convención de la Saga Twilight en España, la TwiNightCon.

Los días escogidos son el 20 y 21 de Noviembre de 2010 en Barcelona.

Os pedimos por favor paciencia con lo que concierne todos los aspectos del evento, ya que para organizar algo de estas categorías se necesita tanto tiempo como mucha organización.

¡Gracias a tod@s por la confianza y os esperamos en la TwiNightCon!

*Próximamente se anunciarán los pases y sus características.

Grax a TwilightersParaguay

Peter regresa a su preparatoria

os estudiantes de la Escuela Preparatoria de San Francisco tienen una visión cerca y personal de Hollywood, como el ex alumno de preparación y actual estrella de "Twilight" Peter Facinelli, que regresó a la escuela Fresh Meadows y habló con los estudiantes. Facinelli, que interpreta al Dr. Carlisle Cullen en las peliculas de "Twilight", se ocupó de dos asambleas estudiantiles, uno lleno de personas mayores y un segundo de estudiantes de artes escénicas, el Miércoles, 16 de diciembre, para hablarles sobre su carrera, la televisión y el negocio del cine en general.

Uno de los estudiantes, le dijo "Peter, cásate conmigo" una señal durante la reunión, se tomaron fotos con la estrella y le hicieron preguntas sobre su carrera y el negocio de la actuación en general.

"Él vino a nosotros como un profesional y no como una celebridad", dijo St. Francis, que es un estudiante de artes escénicas en la escuela. "Él habló con nosotros sobre el negocio y cómo era su sueño de convertirse en un actor". "Es salvaje, pero sé que la preparacion de San Francisco le ofrece mucho que hacer, y yo sabía que habían una gran cantidad de personas exitosas que se han graduado y se graduarán de aquí", dijo Martini.


St. Francis dijo que Facinelli recientemente se acercó a un maestro en la escuela y dijo que le gustaría regresar y hablar con los estudiantes."Realmente hicieron un gran trabajo", dijo McLaughlin, quien enseñó a Facinelli cuando era estudiante en la Prep. "Cuando sucede algo como esto, caminar de nuevo en la escuela envía un mensaje importante para todos los estudiantes de este edificio, que hay alguien que caminaba en sus pasos y ahora es muy exitoso". Facinelli, quien nació y creció en Ozone Park de San Francisco y se graduó de la preparatoria en 1991, ha estado en películas como "Can't Hardly Wait" y "Finding Amanda", así como en una serie de programas de TV como "Six Feet Under "," Damages "y" Fastlane ".

Sin embargo, Facinelli, quien está casado con la estrella de "Beverly Hills 90210" Jennie Garth, puede ser más conocido por su papel recurrente como el doctor Carlisle Cullen en la saga "Twilight", incluyendo la tercera entrega de La Saga Crepúsculo: "El eclipse" que saldrá en 2010. Facinelli, que acaba de terminar el rodaje de la segunda temporada de "Showtime Nurse Jackie", donde interpreta al Dr. Fitch Cooper, dijo que era un honor volver a su alma materna y compartir sus experiencias con estudiantes actuales.
"Es una escuela que ha plantado la semilla de lo que soy hoy, y estoy agradecido de ser capaz de devolverlo, de alguna manera. Dondequiera que voy, nunca olvidaré de donde vengo, y aunque me fui de la preparatoria hace muchos años, los valores que he adquiridonunca los dejaré. "

Gracias a R&K y Twilighters Paraguay

jueves, 24 de diciembre de 2009

Los personajes masculinos más deseables del 2009

Hola niñaas! Aprovechandoo qe estamos en visperas de navidad les dejoo esta notaa paraa qe voteen por el bombon qe mas les gustee jajaja

Feliz Navidad!! qe se la pasees super bien y qe dios las bendigaa a todaas

besitooos

Anitaa Cullen!

1. Edward Cullen (Crepúsculo)
El vampiro favorito de América, interpretado por Robert Pattinson, vuelve a la gran pantalla en Luna Nueva, donde su rostro cincelado y maneras serias volvieron salvajes a las fans de Crepúsculo.




2. Jacob Black (Crepúsculo)
El hombre lobo Jacob, interpretado por Taylor Lautner, es el causante de que las fans cambien del Team Edward al Team Jacob tras aumentar 30 libras de músculo – y estar sin camisa durante Luna Nueva.



Para ver la lista completa AQUI
Gracias a LNM & twilightsinfronteras

FELIZ NAVIDAD A TODAS MIS ANGELES HERMOSAS!!!!!!!!!!

Buenas noches tengan todas mis angeles hermosas , les deseo un feliz navidad !!!! pasenla padrisimo junto a toda su familia , les mando mil besos y abrazos a nombre mio y de todo el equipo
y aqui les dejo su regalito
Angel of the dark






miércoles, 23 de diciembre de 2009

TE AMO AUN DESPUES DE LA MUERTE

Cap.16 COMPLICACIONES

Yo seguía con la respiración entrecortada. Sin poder decir palabra alguna. Estaba paralizada mientras su mano seguía posada sobre mi pecho, sintiendo cada uno de los movimientos de mi corazón. Sus ojos seguían teniendo aquel brillo cautivador por el cual yo desafiaría a la bueno por lo malo, si fuese necesario.



Apenas y podía creer que tenía poco, nuestros labios habían danzado juntos. Tuve nuevas esperanzas. Su mirada no se despegaba de la mía. Lo cual me insito a querer besarlo otra vez.


“Esto no tiene que volver a pasar” – dijo mientras ladeaba el rostro y mis labios cayeron en su mejilla derecha


“¿Por qué no?” – pregunté temerosa.


“Bella, ¿Acaso no entiendes que yo…?”


“Se que me puedes matar” – interrumpí y completé – “pero no quieres, no puedes”


“¡Te equivocas!” – exclamó furioso volviéndose a mi dirección. Se apretó el puente de la nariz con los dedos, antes de continuar con voz ya más tranquila – “Claro que te quiero matar… no sabes cuántas ganas tengo de hacer eso” – dijo esas palabras como si fueran una penosa confesión – “todo el tiempo mi mente visualiza las posibles formas de acabar con tu vida, Bella. Así que no me subestimes, no soy tan confiable como tu piensas”


“Sé que no me harás daño” – dije con seguridad pues en realidad lo creía. Él movió la cabeza negando con frustración


“Bella, eres tan incrédula” – luchaba por contener su voz – “no te miento, ni te trato de intimidar con mis palabras... algo me lo impide. Si. No te lo voy a negar...” – dejo libre al fin el puente de su nariz y me miró – “tengo miedo, Bella… tengo miedo de que un día no logre controlar mis instintos y te mate sin siquiera darme cuenta”


“No temas” – susurré mientras me acercaba dos pasos hacia él. Los mismos pasos que el vampiro retrocedió para mantener la distancia – “moriría feliz en tus brazos, Edward”


“¿Por qué?” – preguntó mirándome con reproche – “¿Por qué te empeñas en estar al lado y enamorada de un monstruo? ¿Acaso ya no has visto suficiente? ¿Qué ganas con tentar a la muerte?”


“Ya estuve muerta antes” – murmuré mientras me apretaba el pecho por el dolor que me daba recordar aquel año en el cual yo pensé que mi novio había muerto – “estuve muerta cuando pensé que me habías dejado sola en este mundo, cuando pensé que habías muerto. No miento, ni exagero al decirte que prefiero morir en tus brazos… es solo la verdad: cualquier otra muerte sería una ida segura al infierno”


“Yo soy el infierno, Bella” – aseguró con voz dolida.


“Para mi no” – contradije sonriendo tristemente. Un gruñido casi inaudible salió de su pecho – “déjame estar a tu lado” – imploré – “ayúdame a traer de vuelta al Edward que alguna vez fuiste” – esperé por una respuesta. No dijo “si”, pero tampoco dijo “no”. Decidí intentar acercarme una vez más y camine hacia él. No se movió, quedé frente a él, a menos de medio metro


“Siempre seré un monstruo, Bella. No puedes hacer nada para cambiar esa parte”


“Lo sé” – admití – “pero podríamos intentarlo, podríamos irnos a vivir con Carlisle y tener la vida más humana posible”


“¿Podríamos intentarlo?” – repitió con intensión – “¿A qué te refieres con podríamos?”


“Quiero estar contigo siempre, por toda la eternidad” – me miró por largo rato mientras la ira creía en sus pupilas


“¿Cuándo se te ocurrió esa estupidez?”


“Desde antes de que olvidaras todo” – contesté – “y déjame decirte que tu habías aceptado” – el vampiro emitió una risa seca y frustrada


“Creo que antes era un ser mas despiadado del que soy ahora” – dijo riéndose sin rasgo de humor – “condenarte no es la mejor manera para demostrar amor, según mi criterio”


“Para mi no es una condena” – disputé – “estar a tu lado es lo que más quiero… y lo que más querías tu en ese entonces” – pensó mis palabras por varios segundos


“pero ya no soy el de antes” – recordó – “antes yo te amaba”


Me encogí mientras las palabras se clavaron en mi pecho… “antes yo te amaba” que frías y dolorosas son esas palabras empleadas en el tiempo pasado.


“¿Eso que quiere decir exactamente?” – pregunté. Me sorprendió que aún pudiera seguir de pie, el pecho me dolía demasiado – “¿No me amas?”


“No” – cerré mis ojos y asentí mientras apretaba mis labios


“Y me imagino que no quieres ni si quiera intentarlo” – deduje con frialdad - “aún así, no importa” – agregué antes de que él pudiera decir algo más – “yo te amo, aunque a ti te de lo mismo” – a pesar de que aún no amanecía, salí de aquella recamara. Sabiendo perfectamente que Edward no me seguiría. En primera, por que el alba no tardaba en llegar y en segunda, por que simplemente no le importaba.


Las calles estaban completamente solas. Ni una sola alma rondando por ahí. Mi actitud podía ser tomada, tal vez, como algo infantil pero realmente necesitaba ese tiempo conmigo misma. ¿Por qué el destino se empeñaba en separarnos?...


Encontré en el camino una banca y me senté en ella, el frío del hierro traspasaba la tela de mis pantalones. Me acurruqué ahí, abrazando mis piernas con mis brazos e inclinado mi cabeza hacia abajo. Estaba llorando. Tenía tiempo que no lloraba. Tenía demasiado que había reprimido mis sentimientos y ya no podía seguir haciéndolo. ¿Cuánto sufrimiento podrá soportar un humano? Tal vez no exagere al decir que yo haya impuesto un record difícil de alcanzar.


Un viento helado me hizo estremecer. Apreté aún más mi cuerpo con mis brazos para poder estar más calientita… cerré mis ojos y recordé los días en los que mi Edward me decía lo mucho que me amaba. Igual recordé al clan de Carlisle, me pregunté el cómo estarían. Los extrañaba. Y ni que decir de Charlie y Forks. Suspiré pesadamente mientras otra lágrima caía violentamente y mojaba la tela de mi pantalón.


Un gruñido bestial provocó que despegara mi frente de mis rodillas para ver a mí alrededor…


Mis ojos se dilataron al tener frente a mí la espalda de Edward. No entendí a qué se debía su reacción hasta que, cuando mis ojos vieron más allá de él, visualizaron a un hombre pálido y de ojos aterradoramente negros…


Para una persona normal, aquel individuo, al igual que Edward, hubiera pasado por un humano hermoso y extraño, nada más. Sin embargo, yo había aprendido a diferenciar entre un simple mortal y un peligroso no muerto… y este, por lo tanto, era uno de ellos. Sus ojos oscuros y las marcadas ojeras debajo de sus ojos indicaban que estaba demasiado sediento…


Y yo era su presa.


Edward se agazapó frente a mí, siendo imitado por el otro vampiro de cabellos negros y agraciados rasgos latinos. Ambos gruñeron, como si se tratasen de leones peleando el último pedazo de fresca carne. No podía ver la expresión de Edward, pero si la de su oponente, quien mostraba los dientes y los colmillos al momento de contraer sus labios. Sus grandes y desorbitados ojos (a causa de la furia) se posaron en mí una milésima de segundos antes de que se lanzara hacia el vampiro de cabellos cobrizos.


Un par de manchas borrosas comenzaron a moverse de un lado a otro con demasiada velocidad. Mi esfuerzo por agudizar mi vista y poder ver mejor era inútil. Me sentía ansiosa por no saber si Edward se encontraba bien. Mi corazón sufrió un tremebundo encogimiento al escuchar un ensordecedor ruido, como el de los rayos en una violenta tormenta.


Automáticamente me paré de mi asiento y me dirigí hacia el par de masas que se encontraban a varios metros de mí. Por la distancia no podía diferenciar bien quien estaba encima de quien, ya que el sol había expuesto sus primeros rayos de luz y el brillo emitido por las dos pieles era cegador y distorsionaba, a distancia, la claridad de las imágenes.


Corrí con el corazón vibrando por el miedo y el pesar ¿Y si era él quien había perdido esa batalla solo por mi culpa?... al menos moriría pronto si así hubiera sido. Yo misma le hubiera rogado al otro vampiro de que tomara mi vida entre sus manos. Pero no era así, al acercarme, pude distinguir el bronce de su cabello.


El otro vampiro ya se encontraba descuartizado. Las piezas de su cuerpo habían dejado de brillar, solo eran masa blanca y muerta. Respiré aliviada. Edward se paró con un borroso movimiento y me encaró. No me dio tiempo ni si quiera de darle las gracias, me tomó del brazo, me subió a su espalda y corrió de vuelta hacia el hotel.


En cuanto llegamos, trepó a toda prisa por las paredes y entró por la ventana, soltándome con brusquedad. Sabía que estaba enojado, (y mucho), por lo que no me atreví a hablar. Me limité a contemplar como, dándome la espalda, empuñaba las manos e inhalaba y exhalaba para poder tranquilizarse


“me estoy cansando de que todo el tiempo me vea obligado a poner en riesgo mi integridad solo por salvarte” – dijo tras pasara varios segundos.


Fruncí el ceño y al igual que él, empuñé mis manos a mis costados. Esto era demasiado. ¿Acaso no podía hacer otra cosa que no fuera humillarme, culparme y dejarme muy en claro que yo no le agradaba y que nunca jamás me iba a volver a amar?


“Hubieras dejado que ese estupido vampiro me matara” – solté – “te hubiera ahorrado un penoso trabajo” – giró su cuerpo lentamente al escuchar mis palabras


“No estoy de humor, Bella” – su voz era amenazante, sus ojos color sangre me miraban fijamente, algo que hacía días me había dejado de cohibir. Le sostuve la mirada del mismo modo: fría y retadoramente – “no estoy para jueguitos”


“No estoy jugando” – arrastré cada una de las palabras – “si estas tan cansado de mi, ¿por qué corres a la hora de salvarme? ¿Por qué no me matas tu mismo?... ¿O por qué no me conviertes?” – sus ojos chispearon por la ira que se acumulaba dentro de su ser y amenazaba con salir a flote – “si me conviertes, ya no seré más un estorbo, seré fuerte e inmortal” – aventuré aún con voz firme – “cada quien podría seguir su camino. Tal vez después de convertirme olvide todo tipo de ridículo sentimiento humano y al fin te deje de amar” – sabía perfectamente que esto era lo que menos quería, y lo que menos podía llegar a imaginar posible


Dejar de amarlo. Jamás podría. Pero ya era tanto el daño que me había causado, que las palabras habían salido de manera atropellada, impulsadas por el dolor que me daba su constante rechazo.


Actuando contrariamente a lo que había pensado, su cuerpo se aproximó al mío, dejando entre nosotros una distancia casi inexistente. No habló, y parecía no respirar.


“¿En realidad eso es lo que deseas?” – preguntó – “¿En realidad quieres… dejarme?”


Alcé mi rostro para encontrarme con sus ojos, los cuales penetraron al instante mis pupilas, buscando la verdad en ellas, así que no tenía caso seguir mintiendo


“Me gustaría dejar de sufrir” – confesé – “pero dudó que sea posible hasta que no te arranque de mi vida y eso… eso es algo completamente utópico” – bajé la mirada hacia el suelo.


“no podría vivir sin ti, Bella” – su voz salió casi sin volumen, pero fue un susurró tierno, calido y acariciante – “nunca te dejaría ir… nunca”


“pero me dejarás morir” – repliqué – “si no me conviertes, un día no llegarás a tiempo y solo encontrarás mi cadáver…”


“No digas eso” – interrumpió, sustituyendo su tan común brusquedad por el ansia – “ni si quiera lo pienses” - ¿era un orden o un ruego? – “nunca dejaré que te hagan daño, Bella. Mataría a toda una nación por tenerte a salvo”


“Yo no quiero muertes a causa de mi seguridad” – dije – “tu puedes darme algo mejor que una nación muerta, puedes darme la eternidad a tu lado”


Me miró fijamente por un momento.


“No quiero condenarte” – comenzó a explicar


“Me estas condenando ahora” – discutí – “Edward, no entiendo” – dije suspirando pesadamente – “Dices que no me quieres perder, que no me dejarás ir… después dices que no me quieres condenar y por eso no me vas a convertir en vampiro, ¿Entonces qué quieres? ¿Estas de acuerdo que, tarde o temprano, moriré? En ese momento tu me perderás y no podrás hacer ya nada para remediarlo…”


“Debes dormir” – fue su respuesta tras callar casi un minuto – “no has dormido y en la tarde viajaremos hacia otro lugar” – alzó su mano para acariciar mi mejilla y, por primera vez desde que lo conocía, rechacé el gesto.


Su mano se quedó estirada en el aire, tocando a la nada mientras yo le dedicaba una mirada envenenada antes de irme a la cama.


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Estaba sorprendida y por un momento pensé que seguía dormida y estaba teniendo un maravilloso sueño cuando visualicé el lugar al que habíamos llegado.


Mis ojos contemplaban hipnotizados a los enormes pinos alzándose en el denso bosque y reconocieron al instante aquel cielo cubierto por sus espesas nubes oscuras. Mi piel se refrescó con la llovizna constante que golpeaba suavemente cada parte de mi cuerpo expuesta a ella…


Forks.


Me bajé de la espalda de Edward, estaba demasiado emocionada como para estremecerme al tener a Victoria y a James detrás de mí.


“Forks” – murmuré con voz demasiado contenida por la emoción. Escuché una risa burlona, supuse que era de James


“Forks” – remedó burlonamente y me giré para verle de manera asesina. Jamás en mi vida había odiado, y nunca pensé llegar a hacerlo, pero que equivocada estaba. Si hubiera tenido la fuerza suficiente, desde hacía mucho tiempo hubiera descuartizado a ese maldito vampiro con mis propias manos. Él era el causante de mi infelicidad. Él me había arrebatado a mi Edward.


El vampiro me sostuvo la mirada. Estaba claro que no le iba a tener miedo a una simple y frágil humana como yo.


“¿Qué te pasa, muchacha?” – preguntó con voz burlona – “¿Estas enojada conmigo?”


“Ya pueden irse a otra parte” – dijo Edward antes de que yo pudiera defenderme – “nos vemos en este lugar en tres días”


Aquellas eran las palabras siempre dichas en cuanto llegábamos a un nuevo lugar. James y Victoria viajaban a los mismos lugares que nosotros (en algunas ocasiones nosotros nos veíamos obligados a seguirles) pero siempre, al llegar al destino dado, la pareja se iba, dejándonos solos


“Que descortés eres, Edward” – la voz de Victoria salió con fingida dolencia – “¿Tan rápido quieres que nos vayamos?” – pasó a mi lado, con andares felinos y sensuales, para ubicarse detrás de él, con sus labios a un lado su cuello – “¿Por qué no dejas que te brinde un poco de buena compañía? – comenzó a murmurar con voz de sirena – “Veras como las ganas de estar siempre lejos de nosotros, o al menos de mí, se disipan inmediatamente” – me hirvió la sangre y segundos después se me congeló en las venas


Edward se dio media vuelta para dedicarle una cínica (pero hermosa) sonrisa a la vampiresa. Sus ojos viajaron lujuriosos recorriendo su perfecto y duro cuerpo y, olvidándose de James y de mí, la tomó en brazos y la besó con un desenfreno salvaje.


La escena resultó tan grotesca para mis ojos, que tardé en reaccionar y desviar mí vista del cuadro. Me pareció ver sonreír maliciosamente a James antes de cerrar mis ojos fuertemente. Y de esa manera, caminé unos cuantos pasos más para alejarme. Me dejé caer en la tierra húmeda, y en un gesto completamente infantil, me llevé las manos a los oídos para no escuchar el sonido de aquellos labios rozarse.


Aún así, el gruñido de Edward, acompañado de un chasquido, llegó a mis tímpanos. Abrí los ojos para ver la roja melena de Victoria a varios metros de su cuerpo


“¡Maldito!” – bramó James y un latido después, sentí como me levantaba por los aires. Cuando mi cuerpo impactó en el suelo, extrañamente no sentí dolor, lo cual me permitió contemplar como Edward se lanzaba furiosamente contra mi agresor.


La pelea me resultó temerosa ya que sabía que James era demasiado fuerte y hábil. Intenté ponerme de pie, más el dolor comenzaba a correr en mi sistema nervioso y me dejó tirada sobre la tierra.


Un horrible estremecimiento bajó por mi columna y se expandió hasta la punta de mis pies al ver una masa impactarse contra un grueso pino y rompiéndolo en el acto. Era Edward, quien rápidamente se incorporó y corrió en mi dirección para frenar el borrón que venían hacia mí, lanzándolo lejos sin darle oportunidad de tocarme.


Cuando sentí en mi brazo aquel contacto duro y gélido, lo primero que hice fue gritar al pensar que era Victoria quien me había capturado. Pero, al girar mi rostro, pude contemplar que la vampira aún yacía descuartizada en el mismo lugar en el que Edward la había dejado.


“Silencio” – ordenó aquella voz de soprano tan familiar y extrañada


“Alice” – murmuré sintiéndome felicidad en medio de la angustia. Mi amiga no me dio tiempo si quiera de decir más.


Con aquellos ágiles y rápidos movimientos me cargó entre sus brazos y comenzó a correr


“¡No!” – exclamé tratando de debatirme entre sus brazos para que me soltara – “¡¿A dónde me llevas?!” –


“Lejos de donde puedas morir” – contestó sin dejar de correr y yo comencé a forcejear con más fuerza – “pórtate bien y no te me pongas difícil, Bella”


“¡No, Alice! ¡Bájame, por favor!” – imploré – “¡Necesito volver con él, le pueden hacer daño!”


“Él no corre ningún peligro” – dijo tratando de calmarme pero las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos – “Tranquila, Bella. Ahí la única que corría peligro eras tu”


“¡Llévame de vuelta!” – ordené


“No” – su voz sonó firme mientras frenaba la carrera para tener frente a nosotras aquella casa tan conocida para mi – “Tu lugar esta aquí, Bella: junto a tu padre, no junto a él” – comencé a negar con la cabeza con las lagrimas cayendo descontroladamente – “fue demasiado injusto lo que nos hiciste” – comenzó a decir – “te fuiste ¿Tienes la mínima idea de lo preocupados que estuvimos? ¿Puedes imaginar lo terrible que me la pase al tener que estar vigilando tu futuro tan incierto que cambiaba a cada minuto por las decisiones de Edward?”


“Nunca me hizo daño” – defendí con voz cortada – “llévame de vuelta con él, Alice” – salí corriendo hacia el bosque, algo estupido ya que sabía perfectamente que no tardaría en alcanzarme y sin ningún esfuerzo. Y así fue – “Alice, por favor, suéltame” – rogué entre sus brazos y apreté mis uñas en su dura piel


“Ya cálmate, Bella” – su dulce voz se endureció – “él esta bien” – aseguró – “James ha muerto” – la miré fijamente, como si el adentrarme en sus ojos me hubiera permitido poder ver también lo que ella veía.


“¿Dónde esta…? ¿Qué va a hacer ahora?” – quise saber
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Buen dia mis angeles hermosos aqui les dejo un cap de este hermoso fic q ya pronto llega al final asi que si quieren mas dejen sus comen por fisss sean buenas
mil besitos
Angel of the dark

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sangre Real

Capitulo 5

Amenaza

De una cosa estaba segura, ninguno de los días que me quedaban en el bar volvería a regresar sola. Por suerte sabía que Kisha tenía auto y podría regresarme con ella.


-Por supuesto Bella –contestó la rubia cuando se lo pregunté al siguiente día.


-Gracias


Tal vez estaba nerviosa por lo que había ocurrido la otra noche, pero tenía la sensación que estaba atrayendo demasiadas miradas no deseadas. Suspiré y me dirigí al cuarto que tenía el bar en la parte de atrás, tenía que tomar un respiro por un momento.


Ashery estaba rodeada por tres muchachas, todas dirigieron miradas poco amigables hacia mí. Caminé hasta un rincón de la habitación y me senté en el suelo, era consiente que de mis compañeras sólo le agradaba a Kisha.


-Ayer convencí a uno de mis clientes que me hablara más sobre los de su raza –continuó Ashery después de fulminarme con la mirada-. Me dijo que ellos tienen distinto modo de gobierno que el nuestro… ellos tienen un rey…


¿Un rey? Me estremecí. El rey tenía que ser el más poderoso de todos ellos y el más temible. Esperaba jamás tener que encontrarme con él…


-¡Yo no sabía nada de eso! –exclamó una chica.


Ashery le hizo una seña para que guardara silencio.


-Ellos no quieren que nos enteremos de eso, sólo se enteran ciertas personas que son de confianza para los vampiros, o que el rey mismo les dice sobre ello –dijo Ashery.


Las muchachas parecían mirarla con admiración.


-Eso quiere decir… ¿Tú conoces al rey? –preguntó una de las chicas, con los ojos completamente abiertos-. ¿Lo conoces? ¡Tienes que decirnos como es!


Ashery negó con la cabeza tristemente.


-No, no lo he visto –contestó-. El vampiro al que logré sacarle la información no quiso decirme más, ni siquiera su nombre… pero lo averiguaré, se los aseguro.


-¿Nos dirás cuando lo sepas? –preguntó una de ellas.


-Si –Ashery sonrió, pero dejo de hacerlo cuando sus ojos se posaron en mí-. Aunque como esa es información más importante nos aseguraremos de estar completamente solas.


-¿Y que más te dijo el vampiro? –preguntó otra.


-Mencionó también al rey de los licántropos…


Eso sí, logró captar mi completa atención. ¿Por qué Jacob nunca me lo había dicho? Tan pronto como lo viera le exigiría una respuesta.


-Aunque tampoco se su nombre –continuó Ashery, no parecía darle tanta importancia a ese rey como al de los vampiros-. Pero lo más importante es que… ¡ninguno de los dos tiene compañera!


-¡Entonces quiere decir que el rey de los vampiros puede escoger a alguien para que sea su reina! –dijeron las chicas a coro. Se veían muy entusiasmadas con la idea.


-Yo soy la que averiguaré quien es el rey –dijo Ashery-. ¡Y haré todo lo posible para convertirme en su reina!


Hice una mueca, ya estaba harta de la conversación. Me puse de pie y me dirigí a la puerta, pero antes de abrirla me detuve, no podía dejar las cosas así, aunque no me cayera bien, estaba preocupada por Ashery.


-Ten cuidado –me dirigí a ella-. Podrías meterte en problemas por intentar averiguarlo… los vampiros son poco confiables, podrían lastimarte…


-¿Disculpa? –Ashery arqueó las cejas-. No creo haberte pedido tu consejo, además tú no sabes nada sobre vampiros.


Abrí la puerta y me salí. No soportaba ni un minuto más ahí.


La noche avanzó y Edward entró en el bar, pero en esta ocasión se encontraba solo. Me mordí el labio, tenía que ir a agradecerle por salvarme, aún cuando no confiara en él.


Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando llegué hasta él.


-Gracias –solté de pronto.


Sus ojos dorados se encontraron con los míos.


-No podía dejar que nada malo te pasara –contestó.


¿Por qué? No entendía el comportamiento de Edward hacía mi, los vampiros no protegían a los humanos… Dudé de sus palabras, con los vampiros era mejor no arriesgarme.


Jacob llegó a mi departamento al siguiente día, en la tarde. Perfecto, tenía que hacerle algunas preguntas.


-Bella –mi amigo sonrió.


Me crucé de brazos.


-¿Qué te ocurre?


-¿Por qué nunca que habías dicho que los licántropos tenían un rey? –cuestioné.


Jacob me miró con sorpresa en el rostro por unos instantes.


-¿Cómo sabes eso? –preguntó.


-Me enteré en… lo escuché –dije y me mordí la lengua, había estado a punto de mencionar el Noche Eterna.


Mi amigo se dejó caer en el sofá junto a mí.


-Te lo iba a decir Bella –contestó-. Pero a su tiempo…


Fruncí el ceño. De pronto Jacob parecía más serio que de costumbre.


-Te diré su nombre… no hoy, pero pronto.


Puse los ojos en blanco. A veces ni yo misma lo entendía.


Me abrazó y depositó un beso en mi mejilla.


-No podremos salir hoy –dijo con pesar-. He estado muy ocupado… pero intentaré hacerme un espacio…


-Pero que sea de día –le recordé.


Jacob arqueó una ceja.


-Porque quiero aprovechar los últimos días de descanso que me quedan para dormir bien –agregué.


-Aún se me hace extraño que te haya dejado tantos días libres, no me parece el estilo de Roderick –dijo.


-Las personas cambian –contesté. Observé el reloj que tenía en la mesita, pronto se haría de noche y yo tendría que irme, pero no podía hacerlo con Jacob aquí. Me levante-. Sabes tengo que hacer algo…


Jacob me observó por unos instantes y luego asintió, me sorprendió que no hiciera preguntas.


-Nos vemos otro día –dijo antes de irse.


Esa noche, la quinta de mi martirio, volví a ver a Edward, se veía diferente que los otros vampiros, por lo menos, nunca me acosaba, casi me relajaba en su presencia. Me miraba de forma distinta, aunque no podía explicar su significado.


Sonreí un poco al entrar al bar, la sexta noche había llegado, sólo un día más y sería libre. Me vestí y me puse mi listón negro. Todo iba bien hasta que vi a Lucern llegar y yo no era la única que lo miraba, noté que los otros vampiros echaban miradas en su dirección con frecuencia. Cambié de dirección, esta vez no era la única libre, así que decidí ignorarlo.


Minutos después escuché la voz de Kisha. Me di la vuelta para encontrarme con mi rubia compañera.


-Ve a atenderlo –dijo indicándome la mesa en la que se sentaba Lucern.


Hice una mueca.


-¿No habías ido tú? –pregunté.


-Sí –se encogió de hombros-. Pero te quiere a ti.


Suspiré y me dirigí hacia él.


-Hola Bella –me saludó el vampiro de ojos azules cuando llegué hasta la mesa.


Fruncí el ceño, seguramente Kisha le había dado mi nombre.


Lucern parecía divertido por mi reacción, el muy maldito, estaba segura que sólo quería provocarme.


-Aquí me tienes –dijo de pronto y me pareció oír algo de pesar en su voz.


-¿Qué? –lo miré confundida-. Yo nunca te pedí que vinieras


-Lo sé


-Bueno… ¿Qué quieres? –hice la pregunta peligrosa.


-Supongo que hoy tampoco me dejarás beber de ti ¿o si?


-No


-Entonces sólo… una lluvia de sangre


Asentí, pero cuando iba a darme la vuelta, lo vi, el vampiro que había querido tomar mi sangre a la fuerza había entrado en el bar. Me petrifiqué. Una parte de mí, esperaba que Edward llegara pronto.


-El vampiro que me atacó –murmuré. Olvidando por completo que tenía muy cerca de un vampiro cuyo sentido del oído estaba muy desarrollado.


Lucern se levantó, era muy alto, sus ojos de azul intenso siguieron la dirección de mi mirada. Antes que pudiera darme cuenta, había llegado hasta donde estaba el otro vampiro y lo había tomado por el cuello. Lucern lo trajo hasta donde yo estaba. La atención de todo el bar estaba sobre nosotros.


-¿Por qué lo hiciste? –exigió Lucern al vampiro.


-No… entiendo… -contestó con dificultad.


Los ojos de Lucern se oscurecieron.


-¿Por qué la atacaste? –su voz parecía tranquila, pero sabía que estaba cargada de amenaza.


-Ella –el vampiro me miró-. Ella… no… quiso darme su sangre…y… no pude… yo sólo quería… saborearla…


La opresión que Lucern ejercía sobre él aumento, el vampiro soltó un gemido de dolor. Volteé en todas direcciones, mis compañeras miraban asustadas, ellas no podían detenerlo, pero… ¿Por qué ningún otro vampiro hacía nada? Sólo se quedaban ahí contemplando la escena.


-Al parecer no entiendes un no –dijo Lucern.


-Yo sólo…


-¿Te hirió? –la voz de Lucern cambió de forma sorprendente cuando se dirigió a mi.


-No –musité.


-Y ya no volverá a hacerlo –Lucern continuó apretando la garganta del vampiro, sangre comenzó a escurrir por su pálido cuello.


-¡Por favor! –exclamé. No podría creer que sintiera lástima por el vampiro que me había atacado-. No lo mates…


Lucern me miró fijamente por unos segundos, y dejó caer al vampiro.


-La siguiente vez que sepa que quieres dañarla, ni siquiera ella podrá defenderte de mí –le advirtió.


El vampiro se levantó rápidamente y salió del bar. Era la segunda vez que lo veía huir.


-Ya no se acercará a ti –prometió Lucern.


Algo me decía, que un problema mayor venía en camino.

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Capitulo 6

Los dos Reyes


La última vez, pronto saldría del Noche eterna. Localicé una mesa que nadie atendía, ajusté mi listón negro y me dirigí a los vampiros.


-¿Qué quieren esta noche? –pregunté. Mi voz casi sonó alegre, la euforia de mi próxima libertad ya estaba haciendo estragos en mí.


Los tres vampiros me observaron durante un rato, había algo distinto en la forma en que me miraban… no supe decir exactamente que era. Uno de ellos se inclinó un poco en mi dirección e inhaló una gran bocanada de aire.


-Por favor, sólo un poco –dijo el vampiro con los ojos fijos en la curva de mi cuello. El tono que había utilizado casi era una súplica. Ningún vampiro antes me había pedido algo, siempre daban por hecho que iba darles de mi sangre.


Negué con la cabeza.


El vampiro frunció la boca, los ojos reflejaban agonía y frustración. Abrió la boca, pensé que iba a decirme algo, pero otro de ellos lo interrumpió.


-Si ella no quiere, no debes seguir insistiendo –dijo-. No quieres terminar como Marcus ¿o sí?


-No –respondió el vampiro secamente, creí ver un ligero destello de miedo en sus ojos-. ¿Podrías traernos a algunas de tus compañeras?


Asentí, y me retiré sin vacilación. Era mejor no empezar a hacerme preguntas sobre lo ocurrido.


La noche seguía transcurriendo, todo era muy inusitado para mí. El peso de las miradas caía sobre mí, mientras caminaba por el bar. Lo más extraño era que ninguno había intentado beber de mi sin antes preguntarme, un solo “No” de mi parte y ellos no volvían a insistir en el tema.


-¿Qué hacemos aquí? –escuché una voz femenina algo fastidiada.


-Por que quiero conocerla, Rosalie –contestó otra voz del mismo género, mucho más amable y alegre que la primera.


Mi cabeza giró en dirección de aquella conversación, cinco vampiros ocupaban una mesa próxima a la mía, tres de ellos eran Edward, Jasper y Emmett, y las dos mujeres, una hermosa rubia y la otra de cabello corto, con puntas que parecían salirse en cualquier momento.


Me detuve a unos pasos de ellos.


-¡Hola Bella! –exclamó la vampiresa de cabello corto. Una sonrisa se fue expandiendo en su rostro-. Me llamo Alice


La miré fijamente, no entendía el porqué de la amabilidad de ella, las comisuras de mis labios se estiraron en un reflejo hacia arriba, no entendía bien… pero había algo en Alice que me cayó bien.


-Hola –musité, sintiéndome extraña.


Alice se quedó inmóvil de un momento a otro, sus ojos miraban en mi dirección, más no era a mí a quien veían, parecía estar en otro lugar…


Jasper sujetó su mano con gentileza.


-¿Qué ves?


-Bella tienes que salir de aquí


Me sobresalté al escuchar que las palabras salían de boca de Edward, no parecía muy contento. Alice parpadeó una sola vez, y luego se volvió hacia el vampiro de ojos dorados.


-No –dijo ella-. No le va a pasar nada Edward, lo prometo.


El vampiro no pareció convencido con esto.


-El futuro cambia constantemente –respondió.


-Pero en esto estoy segura –insistió Alice-. No le ocurrirá nada.


-¿Qué pasa? –exigió la rubia.


-El bar pronto tendrá dos visitas importantes


La noche seguía muy extraña y yo no podía hacer nada para disipar mi confusión. Después de llevarles unas bebidas a ellos, continué atendiendo a los demás clientes, cuando tenía oportunidad echaba una mirada en dirección a Edward, quien no apartaba sus ansiosos ojos dorados de mí ni un momento.


Lucern entró en el bar caminando como dueño y señor del lugar, encontró fácilmente un lugar vacío. Noté un rápido movimiento en sus ojos, parecía estar analizando cada rincón del lugar, en busca de algo… el desello azul se detuvo bruscamente al llegar a mí. Sonrió.


Mis pies avanzaron en su dirección, era mejor no retrasar las cosas.


-Bella –dijo suavemente. Hizo una mueca de frustración-. ¿Por qué me haces esto?


-¿Hacer que? –le cuestioné frunciendo el ceño-. ¿Podrías ser un poco más claro?


Lucern se rió.


-Tal vez después sea lo suficientemente claro –respondió.


Resoplé. Estaba comenzando a desesperarme…


-¿Por qué vienen aquí? –escuché gruñir a un vampiro-. ¿Qué no saben que no son bienvenidos?


La tensión aumentó de un modo alarmante en el bar, la mayoría de los vampiros había extendido sus colmillos y hacían constantes sonidos de disgusto, sus miradas sólo estaban fijas en un punto, la entra del Noche eterna.


Lucern no mostraba signos de hostilidad, pero se mostró repentinamente serio, se puso de pie y sin que yo me pudiera dar cuenta, me tomó por los hombros y me puso detrás de él, en un gesto protector… Esto fue como una señal para los demás vampiros, dos de ellos se colocaron a mi derecha y otros dos a mi izquierda, mientras que el resto permanecía cerca, unos con los ojos fijos en la entrada y otros en mí, como si yo fuera un objeto que pudiera romperse en cualquier momento.


Mis compañeras observaban con confusión, pero ninguna hizo por acercarse a la escena, se mantenían alejadas… la furia repentina de sus clientes las había puesto en alerta.


¿Qué ocurría? Me estremecí, tener tantos vampiros a unos metros de mí, me daba miedo… busqué con la vista a Edward, él y los vampiros que compartían su mesa eran los únicos que permanecían sentados… Edward estaba en tensión, Emmett y Jasper lo sostenían de ambos brazos, parecía ser lo único que impedía que se levantara de ahí. Sus ojos dorados se encontraron con los míos, creí ver preocupación en ellos, como si quisiera poder estar junto a mí, protegiéndome el mismo.


Casi chillé cuando vi a Jacob entrar en el bar. ¿Qué clase de estupidez era esa? ¡Podrían matarlo!


Después de él entraron otros seis licántropos, sus miradas viajaban de un vampiro a otro, los ojos reflejaban hostilidad y odio absoluto.


-Lucern –Jacob hizo una ligera inclinación de cabeza hacia él.


-Jacob –el vampiro devolvió el gesto.


-¿Se conocen? –pregunté con perplejidad.


-Por supuesto –Lucern se giró hacia mí-. El rey de los vampiros forzosamente tiene que conocer al rey de los licántropos –añadió bajando el volumen, para que ningún otro humano pudiera escuchar.


¿Jacob? ¿Lucern? No, esto no podía estar pasando…


-Jacob ¿A que se debe tu inesperada visita? –el rey de los vampiros se volvió hacia él-. Sobre todo después de que sabes que tu raza no es muy bien recibida por aquí.


-Vengo por Bella –fue la respuesta del rey de los licántropos.


La mandíbula de Lucern se tensó, sus ojos se oscurecieron. Jacob apretó los puños, su mirada estaba cargada de desafío. Me estremecí.


-Por favor… no –musité.






El rey de los vampiros volvió a prestarme atención… mi mirada debió parecerle desesperada porque noté que se relajó, pero sus ojos no volvieron al color normal.


-Dejaré que te la lleves –accedió Lucern, su voz sonó un poco tensa al pronunciar las últimas palabras-. Por ahora –añadió dirigiéndome una sonrisa.


Mis protectores se alejaron de mí, dejándome espacio para moverme. Jacob frunció el ceño, por un momento creí que le respondería algo, pero parecía más interesado por sacarme de ahí lo antes posible, se acercó y me atrajo hacia sus brazos… la escolta de licántropos se acercó a nosotros cubriéndonos de los vampiros.


Jacob me levantó del suelo, en poco tiempo estuvimos de regreso en mi departamento. Me sentó en la cama, encendió las luces y me quitó mi listón negro… sus ojos buscaban desesperadamente alguna señal de un mordisco.


-¿Alguna vez te…


-No –respondí.


-¿Te hicieron algún daño? –preguntó ansioso.


-No


Suspiró, parecía más tranquilo. Que bien, porque ahora me tocaba a mí.


-¡Rey de los licántropos!


-Tenía pensado decírtelo…


-¿Cuándo? –cuestioné-. Jacob, tú sabes que jamás lo diría…


-Lo sé –me abrazó-. Lo siento, no sabía como ibas a reaccionar, yo…


-No quería que te dejara de ver como mi mejor amigo –completé-. Eso no cambiará…


Me acercó más hacia sí.


-¿Por qué no me dijiste que trabajas en ese lugar? –preguntó.


-No quería preocuparte –admití-. Además sólo fue por una semana, ya no regresaré…


-No, no lo harás –coincidió, me besó en la frente y se dirigió a la puerta-. Buenas noches Bella


-Adiós Jacob…


Me dejé caer en la cama, aún estaba aturdida por lo ocurrido… tal vez mañana todo mejoraría…

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Capitulo 7

Ceremonia


Me senté en mi cama un rato después de haber despertado, todo lo que había pasado la noche anterior me había dejado aturdida y confundida, mi única alegría era que ya no tendría que volver a entrar al Noche Eterna.


-Rod –horas más tarde le hablé a su celular, quería dejar en claro algunos puntos.


-¿Qué pasa Bella?


-Ayer fue mi último día –informé.


-Si, está bien, ya conseguí a alguien más.


Compadecí a la muchacha, aún sin conocerla.


-Y quería pedirte esta noche libre… sabes que me lo debes –dije antes de que empezara a replicar.


Suspiró.


-Bien, pero mañana regresas al Luna Llena


-¡Por supuesto! –exclamé-. Te veo luego –añadí antes de colgar.


Al parecer Rod no se había enterado de nada por ahora… pero no había tenido el valor de decírselo por mi misma. ¿Me despediría si supiera que fue mi culpa? Sacudí mi cabeza, era mejor que no me preocupara ahora.


Lissa llegó a la siete de la tarde a mi casa, con su sonrisa triunfante y una pequeña maleta de aluminio en una mano.


Arqueé las cejas cuando la puso en mi cama y la empezó a abrir.


-Es el maquillaje –me respondió con diversión en la voz, seguramente ya sospechaba mi respuesta.


-Tú no me vas a maquillar –contesté frunciendo el ceño.


-Escucha Bella –dijo-, el maquillaje que tú usas es muy ligero para una fiesta, no puedes ir así a una boda.


-Puedo y voy a ir así


-Por favor


¡Oh no! había puesto esa expresión de tristeza otra vez.


-No –hice una mueca.


-Por favor Bella, sólo por esta vez… te dejaré como una reina.


-No quiero ser una reina –repliqué.


Lissa puso los ojos en blanco.


-Toda mujer quiere ser una reina –respondió.


-Pues yo no


-Que rara eres –Lissa se rió-. Quien sabe… a lo mejor pronto llega tu rey y te ofrece la corona…


Resoplé.


-¡Bien! –exclamé-. ¡Maquíllame pero deja de decir tonterías!


-¡Sí! –Lissa dio un saltito, como niña emocionada.


Cuando el espejo me devolvió el reflejo no lo podía creer… esa chica tan hermosa en vestido azul no podía ser yo.


-Como toda una reina –asintió Lissa viendo el espejo. Ella también lucía muy guapa-. ¿Nos vamos?


-Pero si apenas son… -parpadeé al ver mi reloj de pared-. ¡Van a ser la nueve!


-La belleza cuesta su tiempo –contestó Lissa, tomó mi brazo y me llevó a toda prisa hasta la puerta.


-Llegamos –dijo Lissa tiempo después.


Me quedé boquiabierta al ver la hermosa mansión…


Escuché vagamente que Lissa decía nuestros nombres al vigilante, estaba mucho más interesada en inspeccionar con mis ojos el amplio y hermoso jardín.


Cuando atravesamos la puerta principal, un joven licántropo nos estaba esperando.


-Antes de pasar tienen que hacer un juramento –dijo con voz autoritaria.


-De acuerdo –respondió Lissa.


-Sí –dije, me había imaginado algo así, una ceremonia licántropo era presenciada por muy pocos humanos.


-No deberán hablar a nadie sobre lo que vean o escuchen en este lugar, sino tendrán que ser castigadas bajo la ley de los Licántropos.


Tenía el presentimiento que esa ley no era muy compasiva.


-Lo juro


-Lo juro –me secundó Lissa.


El licántropo se mostró más amable después de eso, nos guío hasta el salón principal, donde ya estaban reunidos todos los invitados.


Gemma y su novio se reunieron con nosotras, ella llevaba un largo vestido gris claro y brillante, él un traje negro.


-El es Rorik –dijo la chica lobo, su voz fue dulce al pronunciar el nombre de su prometido.


El hombre rubio hizo una inclinación de cabeza hacia nosotras y nos sonrió cuando Gemma le dijo nuestros nombres.


-Los llevaré con mi familia –sugirió Rorik. Observé el pequeño grupo de humanos que había en el salón y arqueé las cejas.


-No dejamos que muchos humanos vean ceremonias como ésta –respondió Gemma adivinando mis pensamientos.


-Creo que se sentirán más a gusto con ellos –continuó Rorik.


El salón estaba lleno de Licántropos, tanto hembras como machos, vestidos elegantemente, sus miradas estaban sobre nosotras, ellos parecían disfrutar más de la vista que las chicas. Dirigiéndome a Rorik asentí, definitivamente estaría más a gusto con humanos.


-Yo podría decirte de muchos lobos a los que les gustaría conocerte –me susurró Lissa divertida.


-¡Contrólate! –la tomé del brazo y la llevé hasta donde estaba la familia del novio.


-Yo vengo a cazar un lobo –dijo sonriente.


Puse los ojos en blanco.


-Ahora no –contesté para calmarla.


Rorik nos presentó a sus invitados, sus padres, sus tres hermanas y sus dos amigos. Noté cierta tensión en ellos, supongo que tampoco se sentían a gusto entre tantos licántropos.


-¿Cuándo empieza la… boda? –musité.


Gemma sonrió.


-Cuando llegue nuestro rey –contestó.


-¿Tienen rey? –preguntó Lissa perpleja.


-Sí, pero lo mantenemos en secreto para los humanos –respondió la chica amablemente.


-¿Oíste Bella? ¡Conoceremos al rey de los licántropos! –exclamó Lissa emocionada.


Me encogí de hombros y asentí tímidamente, ella no sabía que yo lo conocía muy bien.


Jacob no tardó en hacer su aparición, todas las miradas se posaron en él cuando avanzó por el gran salón, sus ojos oscuros se posaron en mí inmediatamente, no se detuvo hasta quedar a unos pocos pasos de mí.


-Hola Bella –dijo el rey de los licántropos.


-Hola Jacob –sonreí nerviosa, la atención de todos estaba sobre nosotros, sentí mis mejillas arder, nunca me había gustado ser observada.


-¡Dios mío! –escuché la voz de Lissa detrás de mi.


El besó mi mano y sin soltarla se dirigió a los novios.


-Que de comienzo la ceremonia –dijo.


Los invitados comenzaron a salir por la puerta principal hacia el jardín, la Luna parecía una perfecta testigo para tal acontecimiento. Los novios se detuvieron cerca de una fuente, los invitados se colocaron a cierta distancia de ellos, y sólo cinco licántropos, tres machos y dos hembras, formaron un círculo alrededor de ellos. Gemma y Rorik voltearon hacía Jacob, el cual avanzó hacia ellos, arrastrándome consigo, el círculo de licántropos se abrió para darnos paso.


-Jacob, aún no has soltado mi mano –dije nerviosa, no creía que estuviera bien que yo participara en la ceremonia.


-Lo sé –contestó cuando llegamos junto a los novios, el círculo se volvió a cerrar.


Los licántropos a nuestro alrededor comenzaron a prescindir de sus ropas, yo miré insegura a Jacob y él sólo sonrió.


-¿No querrás que se desperdicien tan finos trajes o sí?


De pronto, a nuestro alrededor había cinco lobos.


Gemma le sonrió a Rorik y después se volvió hacia nosotros.


-Amo a este hombre y quiero que sea parte de la manada, como ahora lo es parte de mí –dijo con la mirada fija en Jacob y en mí.


-¿Está de acuerdo con este matrimonio Bella? –me preguntó Jacob.


Tuve que hacer un gran esfuerzo para reprimir un gemido, no me parecía que a mi me correspondiera tal decisión. ¿En que demonios estaba pensando Jacob? Los licántropos que presenciaban el acto parecían tan sorprendidos como yo. Iba a replicar, pero la mirada de Gemma me dijo que si lo hacía, arruinaría todo.


-He visto que los dos se aman de verdad –dije en cambio-, y creo que eso es lo principal en la unión de dos personas, estoy de acuerdo –añadí.


-Yo también lo apruebo –dijo Jacob-. Pueden comenzar a decir sus votos.


-Que mi fuerza y mi poder estén contigo –comenzó Gemma tomando las manos de Rorik-, así como mi corazón y mi alma.


Cuando Rorik terminó de repetir las palabras, los lobos a nuestro alrededor comenzaron a aullar, los novios se besaron… y yo lo pude sentir, como una corriente eléctrica que los unía. Mi amigo, el rey licántropo me abrazó y me besó en la frente.


-Pronto –fue todo lo que dijo. Me pareció que esa palabra escondía un gran significado.


Luego comenzó el baile, Jacob me llevó hasta el centro del salón, y después de eso, ya no se volvió a separar de mí. Y tal vez era mi imaginación pero noté un cambio en el ambiente hacía mí, los licántropos que me habían comido con los ojos cuando llegué a la mansión, ahora parecían evitar mirarme.


-¿Quién lo diría? –dijo Lissa cuando Jacob me dejó con ella-. ¡Tú mejor amigo el rey de los licántropos!


-Si –concedí, mordiendo mi labio-. ¿Qué tal tú? Parece que congeniaste muy bien con el amigo de Rorik –dije para cambiar de tema.


-Si, Jack es muy guapo –contestó con las mejillas ruborizadas.


La noche paso deprisa, Jacob bailó un poco más conmigo, terminé muy cansada.


-Regresarás al Luna Llena


No era una pregunta pero de cualquier forma contesté.


-Sí


Jacob sonrió.


-Nos vemos... –hizo una mueca como si se hubiera acordado de algo-. No podré ir al bar hasta dentro de dos días.


-¿Responsabilidades del rey? –aventuré.


-Sí –contestó.


Me despedí y entré en el coche de Lissa.


-Al parecer tienes influencias en el mundo de los lobos –comentó.


Puse los ojos en blanco, sabía que en todo el camino de regreso no pararía de hablar de lo mismo…