Dark Chat

viernes, 13 de agosto de 2010

Tan Lejana Como Una Estrella

Hello mis angles hermosos!!! bien aqui les dejo el final de este hermoso fic , MUCHAS GRACIAS  A ANJU DARK por compartir una vez mas su hermoso trabajo , chicas yo se q he estado atrasa con las actualizaciones por fiss tenga paciensa sigo en busca de nuevo material , asi q por fiss dejen sus comentarios al final y no me abandonen
Mil besitos a todas
Angel of the Dark

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Cap . 35 : Determinacion




Bella POV

"Bella, Edward estará bien" –

¿Cuántas veces no había escuchado ya lo mismo? ¿Cuántas? ¿Acaso no entendían que no había palabras para calmar este tipo de dolor? Apreté mis labios en un intento de sosegar el llanto y suspiré profundamente. El aire se quedó atorado en el pecho, lo expulsé con un fuerte gemido y me dejé caer, resbalando mi espalda por la pared, hacia el suelo. Nunca imaginé poder sentir un dolor así. Los brazos de Esme me envolvieron y me obligaron a ponerme, otra vez, de pie. Al cabo de unos minutos, el doctor llegó. Me obligué a salir de mi sopor para escuchar sus palabras.

"El señor Cullen se encuentra demasiado débil. No sabemos si es un avance, o no, el que haya regresado a la conciencia. Tenemos que esperar"

Esperar… ¿Esperar cuánto más? Aún si se trataba de un segundo o un minuto, ya no podía resistir un solo aliento más sin sus brazos alrededor de mí. Sentía miedo, un miedo lacerante y castigador. ¿Qué pasaba si Edward se iba? Me deshice rápidamente de aquella terrible posibilidad, pero el eco de mis pensamientos había dejado rastro en mi subconsciente… Mi cuerpo comenzó a temblar y las manos de Rose rápidamente se posaron sobre mis hombros

"Bella, tranquila" – murmuró, intentando arrastrarme hacia una silla. Me negué rotundamente, moviendo mi cabeza de derecha a izquierda

"Creo que lo mejor es llevarla a casa" – propuso Carlisle. Volví a negar, con más fuerza

"No quiero"

Pasamos muchas más horas en aquel lugar, sin recibir más noticias de Edward.

"Bella" – llamó Alice, ofreciéndome una taza de café – "Toma esto. No has ingerido alimento alguno"

"Gracias" – tomé la taza y di un sorbo a la negra bebida que llegó a mi estomago con una sensación ardiente.

"Bella, me imagino cómo te has de sentir, pero, ¿En realidad no sabes nada de quién mandó herir a Edward?" – preguntó Rose

Mentí, negando con la cabeza. El celular de amiga sonó.

"¿Qué pasó, Emmett?" – preguntó y guardó silencio, mientras la voz, al otro lado de la línea, decía algo que Alice y yo ignorábamos – "¿Hablas en serio?... Pero, ¿Cómo…?... Esa mujer esta loca... – su voz se había elevado dos octavas – ¿Cómo no lo había imaginado antes…?... Yo… Esta bien… Si… Nos vemos" – cerró la tapa de su diminuto teléfono con un fuerte movimiento.

"¿Sucede algo, Rose?" – preguntó Alice y la rubia tardó un poco en contestar

"Han atrapado a dos de los hombres que hirieron a Edward" – presté más atención a sus palabras – "Les han hecho confesar el por qué del agravio"

"¿Y qué han dicho?"

"Dicen que una mujer les pagó para ello. Dieron las características físicas y la dirección en la que los contrataron y coinciden, perfectamente, con Heidi Newton"

"Heidi Newton" – repitió Alice, completamente atónita – "¿Es eso posible?"

"¡Claro que lo es!" – exclamó Rose y, tomándome de las manos, con un tanto de brusquedad, comenzó a decirme – "¡Tú lo sabías, Bella!" – no contesté, bajé mi mirada hacia el suelo – "¿Por qué?" – preguntó ante mi silencio – "¿Acaso no quieres que esa tipa pague por lo que le hizo a Edward?"

"¿Pagar? ¿De qué forma? ¿Para qué?" – pregunté, mirándole a los ojos – "¿Acaso el estar encerrarla en una cárcel aliviara a mi novio? Qué bueno sería si, tras poner tras los barrotes a los asesinos, las personas revivieran, los daños se compusieran. De nada sirve si voy y la acuso. Eso no me quita, ni un solo poco, el dolor que siento y solamente conlleva a que yo me aleje de él"

Alice y Rose guardaron silencio por un breve momento y, después, ambas tomaron mis manos

"Bella…" – Susurró mi amiga – "Disculpa por gritarte… Pero, también entiende que ella merece recibir un castigo. Lo que ha hecho esa mujer no tiene nombre"

"He descubierto una cosa, Rose" – respondí – "Y es que la vida no siempre son como nos lo muestran las películas o las telenovelas. Los malos no siempre salen perdiendo, ni los buenos ganando… Todo depende del destino y nosotros nada podemos hacer para cambiarlo"

Los días siguieron su curso, terminando e iniciando cuando el reloj marcaba veinticuatro horas. Las visitas se volvieron a interrumpir. Edward volvió a decaer. Mis padres nunca me fueron a buscar… Y yo me hundía, cada vez más, en aquel terrible poso de soledad. Rose y la familia de Edward levantaron una acusación contra Heidi, pero, como era de esperarse: el dinero mueve montañas y no tardó mucho en comprobar que era "inocente".

Poco me importó.

La poca esperanza se estaba extinguiendo y, cuando solo faltaba un aliento más para que me encontrara muerta en vida, el doctor se acercó hacia nosotros.

"El señor Cullen ha vuelto a despertar" – informó, con una sonrisa en su rostro – "Y esta llamando a la señorita Isabella Swan"

Me puse de pie, con un movimiento atropellado y me encaminé hacia la pequeña habitación. En cuanto traspase la puerta, su mirada se encontró con la mía. Prácticamente, corrí hacia él

"Bella" – susurró, secando mis mejillas con dedos temblorosos y débiles – "Cuánto te he hecho sufrir. Perdóname"

"Edward" – musité, tomando una de sus manos y apretándola contra mi rostro – "Tienes que recuperarte, por favor…"

Escuché como daba un profundo suspiro

"Cásate conmigo" – pidió – "Ahora mismo" – levanté mi mirada para verle – "No necesitamos un papel, ni testigos, ni mucho menos firmas para unirnos… basta con que tu y yo queramos estar juntos…"

"Eso es lo que más quiero"

Él sonrió y llevó mi mano hacia sus labios, para depositar un pequeño beso sobre ella. Entrelazó sus dedos con los míos e inspiró, profundamente, antes de comenzar a hablar.

"Creo que la improvisación no será nada romántico" – se disculpó – "Pero, espero que pueda resumir lo mejor posible todo lo que te quiero decir"

Esperé en silencio, con una pequeña sonrisa curvando mis labios.

"Mi niña, quiero estar junto a ti, los días o minutos que me queden de vida. Te ofrezco mi alma, mi destino y mi muerte. Tú eres dueña del buen y mal hombre que soy. Tú me motivas a seguir y me has enseñado a ser fuerte. Te amo, y me haces feliz con el simple hecho de existir… Isabella Swan, ¿Me aceptas como esposo, amigo, compañero y amante, por toda la eternidad?"

"Si, claro que aceptó" – musité.

Edward me dedicó otra pequeña sonrisa y sus ojos brillaron alegremente cuando se clavaron en los míos.

"Te quedaras conmigo, ¿Verdad?" – pregunté, en cuanto noté que sus parpados comenzaban a cerrarse

"Siempre estaré contigo"– prometió, dando un último suspiro

JASPER POV

1 mes después

"¡Esto es el colmo!" – exclamó mi madre – "Primero, mi hija se casa con el bastardo de McCarty y, ahora, ¡Tu me vienes con la maravillosa noticia de que estas enamorado de una sirvienta!"

"Mamá, te prohíbo que te refieras así de Alice" – dije, sin perder la calma

"¡Esto es nefasto! ¡¿Dónde han quedado nuestros hijos?" – terció mi padre

"¿Sus hijos?" – repetí, con ironía – "Para ustedes, ¿Qué significa el que nosotros seamos sus hijos? ¿Ir y estafar a las demás familias? ¿Eso es ser digno del apellido Hale?"

"Gracias a las estafas, como tú le llamas, has vivido en medio de todas estas comodidades" – recordó el señor de cabellos canos y mirada azul

"Pues tarde me vine dando cuenta de ello y, el saberlo, me avergüenza"

"Te daremos una segunda oportunidad, Jasper" – advirtió, haciendo un enorme fuerzo por controlar la voz – "Deja a esa muchachita, regresa a Colombia y nosotros olvidamos esta discusión"

"¿Y qué les hace pensar que pueda llegar a aceptar su proposición?" – desafié

"No queremos perder al único heredero que queda en la familia"

"Yo no quiero heredar dinero robado y ganado a base de traiciones. Es más, aún si no fuera ese el caso, yo no pienso dejar Alice, aunque así me ofrezcan duplicado el valor de esta herencia"

"Es tu decisión entonces" – replicó mi madre – "Si eso es lo que quieres…"

"Por supuesto que eso es lo que quiero" – afirmé, mirándole fijamente – "No es necesario que lo digan. Ya sé que me tengo que ir" – suspiré profundamente. Ya sabía que esto iba a pasar, pero, no creí poder sentirme más decepcionado de lo que ya estaba – "Adiós" – musité y di media vuelta, despidiéndome también de aquella lujosa casa.

Alice me esperaba, afuera del carro, y caminó hacia mí en cuanto me vio.

"Jazz, no era necesario…" – comenzó a decir, tomando mi rostro entre sus manos. Llevé uno de mis dedos hacia sus labios para que callara. Sabía lo que tenía planeado decir

"Te quiero" – susurré – "y no me arrepiento de lo que acabo de hacer. Si algo he aprendido a tu lado es que, todo esto: los lujos, los carros, el dinero, no valen la pena si tu no estas conmigo"

"Pero…"

"No te preocupes" – volví a interrumpir – "Todo estará bien. Ya lo tengo todo planeado y calculado – "aseguré con una gran sonrisa de suficiencia – "Tengo un departamento, el cual compré tiene años. Mis padres no saben de él. Viviré ahí, venderé el carro y conseguiré un trabajo, al mismo tiempo que terminaré los últimos años que me quedan en la universidad pública" -

"Vas a dejar tanto, solo por mí…"

"Por ti, dejaría mucho más" – aseguré y, antes de que pudiera volver a discutir, uní mis labios con los suyos – "¿Me acompañas? Iré al departamento a dejar esto" – señalé la pequeña maleta que había en el carro

"¿Cómo lograste sacar tu ropa?"

"Una de las muchachas me hizo ese favor"

"Eres listo" – apuntó, con una gran sonrisa

"Claro que lo soy" – dije, con falsa indignación – "Entonces, ¿Me acompañas o te voy a dejar a tu casa?"

"Te acompaño" – contestó ella, mientras abría la puerta del carro y se adentraba en él

"Parece que ya no te desagrada tanto el ir en un carro particular" - comenté, divertido, mientras manejaba

"La idea no me sigue gustado" – aclaró – "Pero, tu has sacrificado muchas cosas por mí. Me parece justo que yo haga lo mismo"

Llegamos al edificio donde estaba mi departamento. Bajé del carro y corrí hacia donde Alice estaba

"Supongo que, dentro de tu sacrificio, podrías agregar el permitirme, de vez en cuando, el tener tratos extraídamente cordiales contigo" – dije, mientras le tendía la mano para ayudarle a bajar.

Ella me dedicó una mirada envenenada por un momento

"Supongo que si" – acordó, sonriendo de vuelta y dándome su mano.

Caminamos juntos hacia el elevador y, cuando llegamos al interior del departamento, Alice viajó su vista por todo él.

"Que bonito" – susurró – "Pensé que me iba a encontrar con algo más ostentoso"

"Adoro la belleza sencilla y natural" – dije, abrazándola por la espalda y paseando mis brazos alrededor de su cintura – "Te adoro a ti, ¿No es prueba suficiente?"

Sentí el temblor de su cuerpo al reírse nerviosamente. Llevé la punta de mi nariz por su cuello y las risitas cesaron para dar paso a una respiración profunda. Sabía que debía parar. No quería que Alice mal interpretara mis acciones y pensara que solamente la había llevado a ese lugar para estar con ella, pero, el olor de su perfume me estaba privando de la conciencia y me dificultaba pensar con claridad. Mis labios comenzaron a pasearse su cuello y bajaron por sus hombros. Apreté el agarre de su cintura y sentí como se estremecía bajó mi calor. Su cuerpo se giró para encararme y mi boca busco la suya, de manera ansiosa. Sus dedos se enrollaron en mi cabello y mis brazos se ciñeron a su delicada figura, pegando su pecho al mío de manera peligrosa…

Deslicé mis labios hacia su cuello. Comencé a acariciar esa parte tan inocente y suave de su figura. Me percaté de que sus manos se deshacían de mis cabellos y bajaban por mi espalda. Busqué sus labios otra vez y la comencé a besar intensamente. Ella suspiró y su aliento llegó a mi garganta, encendiendo un delicioso fuego que se extendió por toda mi sangre y me quemó la punta de los dedos.

"Te amo" – musité y, con mis propias palabras, caí en la realidad.

Me alejé de ella y mis desenfrenadas caricias cesaron. Esta pasión no era modo de demostrárselo… Ella se merecía más.

"¿Qué pasa?" – preguntó, al ver mi semblante sombrío

"Discúlpame" – me apresuré a decir – "Me dejé llevar, yo…" – sus labios me silenciaron y, sin dejar de besarme, me fue empujando hasta que caímos sobre uno de los sofás que se encontraban a pocos metros de ahí.

"Déjate llevar, entonces…" – musitó, con su cuerpo sobre el mío – "… y tómame"

Clavé mi mirada en la suya y, al ver en sus pupilas el mismo deseo que yo también sentía, me deshice de las inseguridades y comencé a humedecer sus labios con los míos. Mis manos se deslizaron por su cintura, la tela de su blusa me pareció molesta, así que decidí introducirlas debajo de ella y sentir así, la suave piel de su vientre plano. Me deleite con la perfección de su sencilla figura. Paseé, lentamente, la punta de mis dedos por su curva y un pequeño gemido salió de sus labios al momento en que se retorcía sobre mí. Mi cuerpo se estremeció por la excitación que aquel sonido provocó. Mis manos se volvieron más ansiosas y ya no se conformaban con tocar solamente esa parte. Mis labios descendieron por todo su cuello y llegaron a la entrada de sus pechos. Paseé mi lengua por en medio. Otro sonido excitante. No fui conciente del momento en que la había despojado de su blusa hasta que me encontré paseando mis labios sobre la tela de su sostén.

Su espalda se arqueó completamente hacia atrás y yo descendí por todo su estomago, dejando húmedos caminos sobre su blanquecina piel. Caímos al suelo. Mi boca saboreó el sabor de sus caderas y sus senos. Alice fue desabrochando, uno por uno, los botones de mi camisa y me estremecí ante el roce de sus manos sobre mi pecho. Mis dedos tocaron cada lugar que se les permitió y el fuego de sus caricias me consumía de una manera placentera.

Dirigí mis labios hacia los suyos cuando el momento había llegado. Podía sentir su respiración discontinua sobre mis parpados y sus piernas enrolladas en mi cintura. Suspiré profunda y entrecortadamente antes unirme con ella, lo hice de la manera más delicada que me fue posible. Un pequeño gritito me hizo vacilar y me moví hacia atrás, deshaciendo la distancia que había acortado.

"No, no" – musitó, reforzando el amarre de sus piernas – "Todo esta bien, no pares"

Volví a besarla, aunque no pude evitar temblar por la infinidad de emociones que sentía. Todas mis aventuras pasadas habían desaparecido por completo. Toda la experiencia como hombre se había disipado a su lado. En ese momento, me sentía igual que ella, alguien quien, por primera vez, hacía el amor. Y, ciertamente, era eso: por primera vez, me estaba entregando a una mujer por completo… Me comencé a mover lentamente. Mis caderas chocando con las suyas de manera pausada, su calida humedad turbándome los sentidos. Mis movimientos se aceleraron, el deseo se expandió por un camino sin límite, el cual alcanzamos juntos, llegando a la cima del edén entre intensos jadeos y temblores que sacudieron nuestros cuerpos.

Me dejé caer sobre ella cuando terminamos. Sus brazos enrollaron mi espalda desnuda y nuestros pechos quedaron unidos, uniendo nuestros frenéticos latidos, en uno solo…

EDWARD POV

"Con cuidado" – decía, una y otra vez, mi hermana, mientras me ayudaba a pararme de la cama – "¿Estas seguro de querer hacer esto? ¿No sería más fácil decirle a Bella la verdad?"

"No" – contesté, haciendo un pequeño gesto de dolor

"Cuando se entere que hoy has sido dada de alta, y no le hemos dicho nada, no solamente te traerá de vuelta al hospital otros tres meses, si no que, también, nos masacrara a todos"

Comencé a reír fuertemente, y me tuve que llevar una mano hacia donde estaban vendadas las heridas

"Esperemos que no sea así" – dije – "¿Estas seguro que todos han cumplido con su trabajo?"

"Si" – afirmó ella – "Emmett y Rose la llevaron a casa tiene más de tres horas"

"Bien. Entonces, vamos" – animé

Jasper ya no esperaba en un taxi y me ayudó para que pudiera subir

"Gracias" – gemí

"De nada, cuñado" – contestó, ganando que le dedicara una mirada envenenada

"Vamos, Edward" – dijo Alice, ante mi gesto – "¿Acaso Jazz no ha hecho grandes méritos para ganarse tu aprobación?"

"Supongo que si" – refunfuñé – "pero tampoco es para tanto. La advertencia que te hice, tiene tiempo, aún sigue en pie"

El rubio muchacho y mi hermana intercambiaron divertidas y sinuosas miradas, a las cuales preferí ignorar si no quería que las heridas se me abrieran a causa de una bilis. Mi humor mejoró al ver, después de tanto tiempo, mi casa. Me acomodé entre las muletas, lo mas silenciosamente que pude, y la ansiedad me invadió conforme mis pasos y se aproximaban hacia la puerta. Esme me hizo una seña con la mano, indicándome que podía acercarme.

Cojeé hacia el sillón, suponiendo que estaba dormida, y me incliné, con delicadeza, para poder ver su rostro. Sin embargo, respingué al ver que, quien estaba en aquel lugar, era…

"¿Emmett?" –

Mi amigo frunció sus labios, sin abrir sus ojos, simulado esperar un beso de mi parte. El solo imaginármelo hizo que mi estomago se revolviera.

"¿Dónde esta Bella?" – pregunté, completamente frustrado y, como respuesta, unos labios rozaron la parte trasera de mi cuello

"Sorpresa" – susurró, aquella voz tan familiar, cerca de mi oído.

Sonreí mientras que, con ayuda mis muletas, daba media vuelta para mirarla. Mis ojos se perdieron, por un instante, en la belleza de su rostro y la luz de su mirada

"Pensé que era yo el que tenía que decir esa palabra" – recordé

"Lo sentimos" – dijo mi hermana – "No podíamos traicionar a Bella de esa manera"

"Pero, a mí si"

"A ti si" – acordó la pequeña

Le dediqué una mirada divertidamente molesta. Un par de manos se situaron a ambos lados de mis mejillas y me hicieron volver el rostro

"No te olvides de mí" – reprochó Bella y paseé mis dedos por sus pómulos y bajé hasta su clavícula

"Sorpresa" – musité, robándole una sonrisa.

Me incliné para rozar su boca y ella correspondió el gesto de manera tierna…

"¡Oye!" – interrumpió Emmett – "Ese beso tenía que ser mío"

"Estas demente" – murmuré, sin dejar de besar a aquellos dulces y adictivos labios.

"Ey, les recuerdo que hay niños en esta casa" – señaló Alice – "Vayan a demostrar su amor a otro lado"

"Suena tentador" – volví a murmurar y apreté mis dedos en la cintura que sujetaban.

Bella rió por un momento y, después, alejó su boca de la mía. La miré, por un momento, de manera confusa, ante su repentino rechazo. Ella volvió a sonreír y se puso de puntitas para acercar sus labios a mi oído

"Me temo que tendremos que esperar un poco más" – susurró, de manera confidencial – "no creo que pasar toda la noche en vela, sea bueno para tu salud… Y no me pienso conformar con solo una noche"

Sonreí de manera nerviosa y pude percatarme que un ligero rubor empezaba a cubrir mis mejillas. El detalle no pasó desapercibido para Rose y Emmett

"¿Podrían dejar sus morbosidades para cuando estén sin publico?" – Propuso la rubia muchacha, quien acomodaba varios paltos sobre la mesa

La comida transcurrió de manera amena y, al entrar la noche, Rose y Emmett se fueron a su casa. Jasper y Alice salieron a dar un paseo y mis papas, junto con mis hermanos, se fueron a dormir.

Bella y yo quedamos solos, sentados afuera de la casa, contemplando la luna y las pocas estrellas que se lograban ver. El tener su cabeza – cuidadosamente recostada sobre mi pecho – hacía que olvidara, fácilmente, todo el sufrimiento vivido. Yo paseaba mis manos, una y otra vez, sobre sus cabellos y, ella suspiraba profundamente.

"No sabes lo feliz que me siento" – murmuró

"¿En verdad?" – pregunté

"Claro que si" – contestó ella, levantando la mirada y clavándola fijamente en mí – "¿Por qué lo dudas?"

"¿No extrañas a tu casa, a tus padres?"

"A mis padres, si" – confesó – "Son mi familia, sería imposible sentir lo contrario, pero, ciertamente, no me arrepiento de haberlos dejado. Lo volvería a hacer si fuera necesario para estar contigo, dejaría mi alma para permanecer a tu lado. "

Tomé su rostro entre mis manos y acaricié mis labios con los suyos

"¿Qué hice para merecerte?" – pregunté, más para mí, que para ella

Nuestras bocas se separaron y Bella volvió a recostar – extremando cuidados – su cabeza en mi pecho y yo pasé mis brazos por sus hombros.

Lo peor había pasado. Ahora, lo único que nos quedaba era ver qué tan fuertes éramos para afrontar el futuro que se nos venía juntos y, aunque desconocía lo que el destino nos tenía deparado, me sentía valiente. Me sentía feliz…