Dark Chat

jueves, 11 de marzo de 2010

Corona Escarlata

Buen dia mis angeles hermosos!!!
Aqui les dejo el final de esta trilogia , MUCHAS GRACIAS a  Jeanette Yunnuen por compartir su hermoso trabajo con nosotras.
les mando mil besitos
Angel of the dark
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Capitulo 11. La caída del clan ruso

Los vampiros rusos entraron en la casa.


Vadik se dirigió al vampiro que me sostenía y le ordenó liberarme. Mi cuello aún hormigueaba, podía sentir los colmillos del vampiro como si aún siguieran sobre mí.


Edward intentó llegar hasta donde me encontraba, pero fue detenido por dos vampiros rusos. Lo sostenían con fuerza de los brazos, sus dedos se incrustaron en su piel, provocando heridas por las que la sangre se derramaba. El no se quejó, estaba más concentrado en mí como para pensar en el dolor.


Todo estaba mal.


Solté una exclamación cuando sentí el brazo de Vadik deslizarse por mi cintura, quise liberarme pero me apretó con tal fuerza, que el dolor me inmovilizó.


-Pórtate bien y no sufrirás –susurró a mi oído.


-¡No quiero! –me removí entre sus brazos.


-De acuerdo, pero si sigues así, yo podría dejar que alguno de ellos se divirtiera con tus amigos –amenazó.


Mis ojos siguieron los suyos, y pude ver a toda la familia Cullen de rodillas en el suelo. Uno de los vampiros rusos, se aproximó a Alice y lamió su cuello, la vi estremecerse. Jasper, con un rugido, se liberó y cayó sobre él, los colmillos de Jasper rasgaron el brazo del vampiro, quien, con un alarido intentaba alejarse de él.


-¡Deténgalo! –ordenó Vadik.


Dos vampiros tuvieron que unir esfuerzos para alejar a Jasper, se veía furioso.


-No la vuelvas a tocar –dijo entre dientes, al vampiro tendido en el suelo.


Los ojos de Alice brillaron con amor hacia él, y pude ver por la expresión de Jasper que él le correspondió el gesto.


Mi corazón se hundió, no podía soportar verlos sufrir de ese modo.


-Me portaré bien –musité.


Vadik sonrió.


-Eso era lo que quería escuchar, mi reina.


El se giró de frente a la audiencia, la cautiva y la que lo apoyaba.


-¿Qué necesito para hacerme rey? –preguntó más para sí mismo. Su mirada se fijó en Edward- Ah sí, deshacerme de la basura.


-¡No! –grité horrorizada. Quise llegar hasta Edward, quería protegerlo, y en el intento desesperado, golpeé con el puño a Vadik, en el rostro.


Me soltó, lo escuché quejarse detrás de mí.


Pero antes de poder avanzar, me tomó del cabello y me sacudió con fuerza, justo antes de tirarme contra el suelo.


Dolió y me escuché gritar.


-Sino fueras tan importante –siseó Vadik-, ya te hubiera matado.


Edward se removió, la ira inundaba sus ojos, no estaba segura a quien quería llegar primero, a mí o a Vadik.


-No… la… lastimes –escuché la voz entrecortada de Ruslan.


-¡Cierra la boca traidor! –gruñó Vadik.


El vampiro caminó hasta llegar a donde se encontraba Edward, detenido por otros dos.


-Cuando te destruya, no habrá dudas de mi poder y por fin tendré el control de todos los vampiros –anunció. Satisfecho me lanzó una mirada-, y gracias a tu consorte gobernaré sobre los licántropos también.


Edward le mostró los colmillos.


-Eso es… quiero ver que eres capaz de hacer –lo provocó-, tendremos una pelea interesante.


Tenía que haber una forma de detener esto, o eso es lo que yo quería creer.


-¡Libérenlo! –ordenó Vadik-. Tiene que ser una pelea justa.


Pero no lo era, los brazos de Edward estaban muy heridos y pude ver en su rostro, que necesitaba sangre, mí sangre.


Me levanté con dificultad, Vadik me dirigió una mirada molesta.


-Maksim –dijo. Un vampiro alto de cabello oscuro hasta los hombros se acercó a él-, encárgate de ella, que no intervenga en la pelea.


Maksim asintió y se dirigió a mí, con su mirada llena de dolorosas promesas de tortura. Antes de poder escapar, me detuvo de los brazos, sus manos parecían de hierro aferrándose a mi piel.


-Puedes beber de ella, si así lo deseas, pero no demasiado, no la quiero muerta –dijo Vadik.


Los colmillos del vampiro que me tenía cautiva se extendieron, lo vi pasarse la lengua por ellos.


Edward rápidamente se digirió hacia mí, pero Vadik lo detuvo con un golpe. Vi caer a mi vampiro al suelo.


-La pelea es aquí conmigo –le dijo Vadik.


Maksim se inclinó sobre mí, yo me sacudí y lo empujé con todas mis fuerzas lejos de mí.


Me concentré con todas mis energías en Jacob, él tenía que sentir que estaba en peligro, él tenía que venir.


El vampiro molesto por el trato que recibió de mí, gruñó. Saltó sobre mí, su peso me tiró al suelo. Maksim me mostró el filo de sus colmillos y lo vi hundir la cabeza en la curvatura de mi cuello. Cerré mis ojos esperando que no doliera mucho.


Otro gruñido, pero este no venía del vampiro que me retenía, sino un poco más lejos. De pronto el peso sobre mí desapareció.


Abrí los ojos.


Anthony estaba sobre Maksim, los dos luchando por matar al otro.


No muy lejos, un lobo había aprisionado de la garganta a otro vampiro, los demás comenzaron agitarse a su alrededor intentando ayudar a su compañero.


Entonces todo dio un giro.


Emmett con un gruñido de guerra, logró liberarse de la sujeción en la que lo tenían dos vampiros y comenzó a luchar contra ellos.


El estremecimiento que me recorrió, lo sentí como el mayor de mis alivios.


Los lobos entraron.


Me levanté, pero antes de correr en busca de Edward, algo me golpeó en la espalda. Me giré tambaleante para ver a un Vadik herido, con los ojos llenos de rabia, de pie ante mí.


-Necesito energía –su brazo atrapó el mío, sus colmillos perforaron mi muñeca con una rapidez y fuerza inusitadas.


Grité de dolor y al sentir cómo mi líquido vital era robado con salvajismo.


-¡Suéltala! –Edward rugió, sus ojos llameaban de rabia, su brazo salió disparado hacia el cuello de Vadik y con un solo movimiento le desgarró la garganta.


El líder de los vampiros rusos me soltó, vi cómo su vida se apagó a través de sus ojos.


El cayó y yo también.


Pero sólo uno de los dos llegó hasta el suelo, los brazos de Edward me detuvieron un momento antes de que mi cuerpo hiciera contacto con el piso.


-¿Estás bien, mi amor? –preguntó con una terrible ansiedad desgarrándole la voz.


-Sí –me apresuré a contestar-. Estoy bien cuando estás conmigo.


El me sonrió.


-Eres mía y nadie te arrebatará de mi lado –dijo.


Escuché un aullido de victoria, y supe que todo había terminado.


Los vampiros rusos habían sido derrotados, la mayoría habían muerto y los pocos que restaban estaban muy mal heridos y lo suficientemente asustados como para seguir oponiendo resistencia.


-¿Volverán a Rusia? –le preguntó Edward a Ruslan.


El asintió.


-Pero el clan ruso ya no existirá, estamos a las órdenes del rey y la reina.


-Espero que así sea –dijo Edward.


Ruslan se giró hacia mí, tenía una expresión de agonía en el rostro.


-Lo siento tanto –comenzó-, yo jamás… yo de verdad te…


-Te perdono –lo interrumpí.


-Gracias –sus ojos brillaron sinceros-, supongo que esto es una despedida. Yo… espero que seas muy feliz.


-Yo también lo espero –dijo Jacob sinceramente, detrás de él pude ver a Anthony y a Adam, parecían estar de acuerdo con el licántropo rey.


-Así será –dije sonriendo, mirando a Edward a los ojos.


La noche entraba por la ventana, y yo por fin me sentía bien, por fin estaba a solas con Edward.


-Te amo –nuestras palabras sonaron con perfecta coordinación y me sentí completamente feliz en ese momento.


Yo quería estar con él más de lo que quería nada en este mundo, mi cuerpo no pudo resistirse a estar más cerca del suyo, y me aproximé a él. Edward extendió los brazos y me permitió hundir la cabeza en su pecho. No pude resistir la tentación y hundí mis colmillos en su piel, quería que su sangre fluyera dentro de mí, quería sentirme más conectada a él.


-Ahora es mi turno –murmuró cuando mi lengua limpió la herida de mis colmillos.


Tras una sonrisa y el destello de sus afilados dientes, se inclinó hacia mí, y los hundió en mi cuello. Mi sangre parecía feliz de fluir en sus labios, y me estremecí antes la sensación.


Sus labios se adueñaron de los míos.


Una sacudida me recorrió, sentí que algo dentro de mí se rompía y desaparecía por completo.


Ya no podía sentir a Jacob, ya no más.


Mi conexión con Edward se fortaleció, me sentía parte de él, y no pude evitar sonreír.


Él lo sintió también porque sus ojos brillaron hacia mí con todo el amor que tenía.


-Eres completamente mía –murmuró feliz contra mis labios-, para siempre.


-Sí –contesté inmediatamente, antes de que nuestros labios se unieran en un beso.


FIN




Por fiss chicas dejen muchos comentarios