Dark Chat

lunes, 29 de noviembre de 2010

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 15: Visita Inesperada

Bella POV

Edward conducía en silencio y muy despacio. Nos dirigíamos a su casa pero en verdad no me sentía muy cómoda de ir a ese lugar. Íbamos a decirle a los padres de Edward que yo estaba con su hijo aunque él tenía esposa, y sobre todo íbamos a hacerlo en su casa, donde ella se encontraba. Tenía los nervios a flor de piel, sentía que, a pesar del frio, las manos me sudaban. ¿Cómo se iban a tomar los Cullen esta noticia? ¿Iba a verme Esme de la misma forma que lo había hecho Charlie? Decidí dejar eso de lado y enfocarme en el embarazo de Tanya. Justo cuando iba a comenzar con las preguntas el celular de Edward sonó.

—Si… —el rostro de Edward estaba tenso, se notaba en cada uno de sus rasgos el enojo, la angustia y el sufrimiento que todo esto le estaba trayendo— esta bien, vamos para allá.

—¿Paso algo? —pregunté.

—Alice no cree que ir a mi casa sea buena idea, ella, Emmett y mis padres nos esperaran en la cabaña.

—Ah… —no dije nada mas hasta que llegamos, afuera estaba totalmente oscuro y aun no había ningún auto. Una vez que entramos a la casa Edward se sentó en el sofá y me atrajo hacia el sentándome en su regazo— Edward… ¿por qué estas tan seguro que el hijo de Tanya no es tuyo?

—Por que si fuera mío ya tendría unos seis meses de embarazo —con su mano levanto mi barbilla para verlo a los ojos— te dije que no me acostaría con ella, y lo cumplí.

—Tanya me dijo que tú ya lo sabias, que ayer cuando te lo dijo tú… tú te alegraste y le dijiste que la amabas.

—Es mentira, lo supe hoy en la mañana, y ahí mismo me confeso que ese hijo no es mío, pero que quiere que lo mantenga para no decir nada sobre nosotros.

—No puedes hacerle caso —dije levantándome para quedar frente a el— ahí esta la prueba que necesitas para separarte de ella.

—Lo se Bella, pero… —se detuvo un momento.

—¡Já! ¿No será que el niño si es tuyo? —pregunté.

—Bella no digas tonterías —se puso de pie— lo que no quiero es que hablen mal de ti, que en la universidad se enteren y no tanto por mi, sino por ti no quiero que te corran.

—Hay muchas universidades —argumenté.

Edward se sentó de nuevo, presionando al puente de su nariz con los dedos.

—¡No! Ya encontraremos una manera de arreglar esto.

—Claro, dándole tu apellido al niño de otro —me senté en otro sofá, apartada de Edward lo mas que pude, su actitud me ponía de malas— oye, ¿no quieres que sea la madrina?

Edward levanto la cabeza y me vio desconcertado, yo solo me encogí de hombros, él se disponía a decir algo pero el sonido de la puerta al abrirse no lo dejo, mi corazón comenzó a elevar sus latidos, era el momento de enfrentar con la verdad a los padres de Edward. Primero entraron Alice y Emmett, y unos pasos atrás venían Esme y Carlisle. Edward y yo nos pusimos de pie, Alice se acerco a mí y paso uno de sus brazos sobre mi hombro.

—Espero que ahora si nos digan que pasa —la dulce voz de Esme se notaba preocupada.

—Madre —comenzó Edward, Esme y Carlisle tomaron asiento, Edward, Alice, Emmett y yo nos quedamos de pie, aunque mis piernas rogaban por un asiento antes de que me fallaran— esta mañana le pedí el divorcio a Tanya.

—¿Cómo? —esta vez Carlisle hablo— ¿por qué?

—Por que no soy feliz con ella, por que… me enamoré de otra mujer, y además Tanya espera un hijo de otro hombre.

—¿Qué? —la confusión reinaba en el rostro de Esme— ¿cómo que esta embarazada? Edward… ¿de quien te enamoraste? Explícame ¿es broma?

—No mamá —Edward me miro y me tendió su mano, suspiré y di dos pasos hacia delante tomando su mano entre la mía— Bella y yo nos enamoramos e iniciamos una… una relación a escondidas.

El silencio reino en la habitación. No me atrevía a mirar a la cara a los padres de Edward, así que baje la mirada al suelo, parecía por un momento que mis zapatos tenían algo espectacular por que no quería dejar de verlos. No quería levantar la cara y toparme con los ojos de Esme y Carlisle, no quería encontrarles ningún tipo de parecido con los de Charlie.

—¿Es eso lo que yo te enseñe? —preguntó Carlisle.

—No papá —sentí la mano de Edward apretar la mía— pero no pude evitarlo, me aleje de ella pero siempre quería verla y estar cerca, se que primero debí terminar mi relación con…

—Matrimonio —interrumpió Carlisle— no es una relación que termine en cinco minutos, es un matrimonio Edward.

—Pero dijiste que Tanya esta embarazada de otro —dijo Esme con el mismo tono dulce de voz— tu divorcio será más…

—¿Fácil? No mamá. Tanya sabe de lo mío con Bella y me esta chantajeando. Quiere que mantenga al niño, que le de mi apellido para que ella no diga nada sobre Bella.

—Yo… —empecé a hablar pero callé inmediatamente.

—Di lo que ibas a decir Bella —me animo Esme sonriéndome.

—Yo le dije a Edward que a mi no me importa lo que Tanya pueda decir, Char… mi papá ya se entero —las lagrimas se acumularon en mis ojos pero no las deje salir— lo que el pueblo pueda decir o no la verdad no me importa.

—¿Y la escuela? —pregunto Edward— te pueden correr.

—Ya te lo dije hay mas universidades —contesté.

—Ya basta —Carlisle se puso de pie.

—¿Podría hablar a solas con Bella? —preguntó Esme.

—Claro cariño, Edward tú y yo afuera ahora —dijo Carlisle saliendo de la cabaña, Edward soltó mi mano no sin antes depositar un pequeño beso y después salió tras su padre.

—Uy parece que Carlisle no lo tomo muy bien —dijo Emmett sentándose en el sofá junto a Esme— en fin, ¿cómo resolveremos esto?

—Emmett, cuando dije hablar con Bella quería decir a solas —Esme le dio una dulce sonrisa.

—Oh claro —Emmett estallo en carcajadas— eso quiere decir que me tengo que ir.

Alice rodo los ojos y tomo a Emmett de la mano jalándolo con ella hacia una de las habitaciones. Me sorprendió la fuerza del pequeño duende, no cualquiera podía jalar a Emmett de esa manera. Me quede a solas con Esme, con la mano me invito a sentarme junto a ella y con extrema lentitud lo hice. Tomo una de mis manos entre las suyas, sentí una calidez muy parecida a la que había sentido con mi madre infinidad de veces y me sentí un poco menos nerviosa.

—Bella, esto es algo difícil para Carlisle, su actitud no tiene nada que ver contigo, es mas con Edward, lo crió para ser un caballero.

—Y lo es —respondí.

—Si, pero, bueno su situación es complicada; dime algo ¿amas a mi hijo?

—Si —conteste sin pensarlo— lo amo, por eso mismo no me importa que la gente hable lo que quiera, solo quiero estar con el.

—Cariño esto es difícil para Edward, el jamás querrá que alguien hable mal de ti, cuida a las mujeres que ama como a nada en el mundo así que será un poco difícil hacerlo cambiar de opinión.

—Si es muy terco —resoplé.

—Demasiado —rio suavemente— pero eso es bueno en el sentido de que te quiere y no dejara que te alejes de el.

—Si, ahí si debe ser muy necio —reí con ella, era tan fácil como hablar con mi propia madre.

—Entonces si ambos se aman, esta decidido, tienes mi apoyo y se que el de Carlisle también, solo deja que le de un regaño a Edward —me guiño un ojo— yo entiendo Bella, y Carlisle mas que nadie entenderá a mi hijo.

La mire desconcertada y eso pareció ser suficiente para que Esme continuara.

—Conocí a Carlisle cuando recién salí de la universidad, él tenía novia, yo jamás hice nada por que él y ella terminaran, pero él lo hizo, así que quizás yo nunca estuve en tu lugar, pero mi marido si estuvo en el lugar de Edward, enamorado de una, pero siendo pareja de otra así que no dudes que lo apoyará.

—Wow, nunca lo hubiera imaginado.

—Yo tampoco —rió alegremente— cuando llego con un ramo de rosas le grite que era un infiel, pero después me lo aclaro todo.

Estaba a punto de decir algo cuando Carlisle y Edward entraron a la casa, Carlisle se veía más relajado, pero Edward se veía tenso y me miraba como si fuera la última vez.

—Bella, Edward me dijo lo que hizo Charlie —asentí despacio, bajando la mirada— no lo justifico, pero tampoco estuvo del todo bien, así que puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.

—Oh —dije sorprendida— ah… gracias señor…

—Carlisle, dime Carlisle —me sonrió por primera vez en toda la noche, y esta fue también una sonrisa amable y cariños— Bella, bienvenida a la familia.

—Gracias —le devolví la sonrisa.

—¡Alice! —grito Esme— vámonos.

—Entonces la habitación se oscurecerá —decía Alice a Emmett, ambos venían saliendo de la cocina— cuando la luz regrese habrá sangre regada por las paredes, eso es sobre todo para que Mike Newton salga corriendo y…

—Alice será mejor que dejes esa fiesta para otra ocasión —dijo Carlisle, y nunca estuve tan de acuerdo.

—¿Pero por que? —la cara de Alice se tornó triste— ah claro entiendo, pero la próxima vez se hará todo a mi modo.

—Siempre se hace todo a tu modo —Edward rodó los ojos.

—Alice no puedes ir por la vida amenazando a la gente —Carlisle pasó uno de sus brazos por los pequeños hombros de Alice.

—Si puedo, y la navidad estará a mi cargo.

—¡No! La navidad no —gritó Edward.

—¿Tan malo es? —pregunté casi en su susurro.

—La ultima ves fuimos al Polo Norte para hacerlo todo mas real —me dijo Edward al oído.

Me dio un escalofrió solo de pensar en la nieve y el inmenso frio que Alice debió hacer pasar a su familia. La discusión de Alice con sus padres paso a segundo plano. Me quede pensando en la invitación de Carlisle para quedarme ahí pero la idea de estar en medio del bosque completamente sola me aterraba un poco, prefería ir con Rose y Jasper a pedir alojo.

—Me gustaría saber que piensas —dijo Edward.

—Te desilusionarías —me reí— solo pensaba que agradezco mucho el ofrecimiento de tu papá pero no puedo quedarme aquí sola y…

—¿Y quien dijo que te quedarías sola? —susurró en mi oreja, su aliento choco contra la piel de mi cuello antes de que depositara un beso suave, se separo un poco de mi y me dio esa sonrisa traviesa que tan nerviosa me ponía.

—¿Te quedaras conmigo? —asintió— pero ¿y Tanya?

Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

—¿Y tu que opinas Bella? —pregunto Alice.

—¿Sobre que?

—Sobre la fiesta de navidad, ¿si te pones en mis manos?

—Alice faltan dos meses para eso, además yo no tengo por que opinar.

—¡Claro que si! Papá ya lo dijo eres parte de la familia y también Emmett, así como Rosalie y Jasper, Emmett ya pidió pavo extra para el.

Rodé los ojos, claro era Emmett —esta bien, siempre y cuando no nos lleves al Polo Norte.

—No me limites —dijo riendo— ahora si vámonos.

—Bella —dijo Emmett acercándose a mi— arreglaré esto con papá.

—Gracias Emmett —le sonreí.

—Edward ¿estas seguro? —pregunto mi hermano— habla cuando esta dormida.

—Si lo se —lo mire y me sonroje, me pregunte que tantas cosas había dicho la noche anterior mientras dormía.

—Bueno, allá tu —Emmett me abrazo— hasta mañana Bella.

—Adiós Em —me despedí del resto de la familia, Edward los acompaño y cuando regreso tuve que preguntar— ¿qué dije anoche?

—Dijiste que me querías —sonrió.

—¿Eso fue todo? Bueno eso ya lo sabias.

—Si, pero es mejor escucharlo de tus labios que saberlo, y de lo demás… ¿qué soñaste?

—¿Por qué? —me sonroje mas.

—Por que aunque no hablaste… suspirabas y decías mi nombre.

—No tengo idea —mordí mi labio— vamos a dormir ¿si?

Asintió, me abrazo por la cintura y fuimos al cuarto principal. Ahí estaban mis maletas, no supe como llegaron hasta ahí, pero ahí estaban sobre la cama.

—¿Quieres bañarte primero? —preguntó Edward, yo me sonroje, no sabia si era una invitación a bañarme con él, o solo una pregunta de lo mas normal y casta.

—Si, me siento algo cansada.

—En el mueble del baño hay toallas limpias —dijo entrando al baño— ¿sabes? No hay champú.

—Yo no traje el mío, solo empaque ropa.

—¿Qué te parece si voy a la farmacia mientras tu te recuestas en la tina?

—No es necesario.

—No, no lo es, pero me encanta como huele tu cabello —me abrazo, sus labios se juntaron con los míos en un suave beso, su lengua jugó con la mía mientras sus manos acercaban mi cintura mas a él, nos separamos para tomar aire y el hundió su cara en mi cabello e inhalo— delicioso, volveré pronto.

Me dio otro rápido beso y salió de la habitación, busque entre mi ropa algo decente para dormir y encontré varias cosas que estaba segura no eran mías, había encaje por todos lados, azules, negros y uno que otro rojo, definitivamente esta lencería no era mía. Mi teléfono vibró y lo saque del bolsillo de mis pantalones, era un mensaje de Alice:

'No te enojes, se que no lo necesitas para excitar a mi hermano, pero una ayudadita no les vendrá mal' ^
Alice
^

No conteste el mensaje, no podía darle las gracias, pero tampoco iba a ser grosera si se había molestado en traer ese montón de ropa interior, si es que a eso se le podía llamar ropa, era diminuto y transparente. Tomé lo mas decente que encontré y fui al baño a preparar la tina, la llene de agua y comencé a desvestirme. Entre a la tina y hundí totalmente mi cuerpo en el agua, saque la cabeza y la recosté en uno de los costados de la tina. Tenía unas ganas enormes de llorar de nuevo, pero el hecho de que Edward llegara en cualquier momento y pudiera escucharme me detuvo. Seguro se culparía de lo que estaba pasando, siempre trataba de asumir la culpa, aunque ambos fuéramos tan culpables el uno como el otro.

Debí quedarme dormida unos minutos, ya que los suaves golpes en la puerta del baño me sobresaltaron.

—¿Bella estas ahí? Traje tu champú.

Una idea me cruzo por la mente, pero después la borre, aunque era lo bastante tentadora como para no dejarla pasar, así que no resistí las ganas de hacerlo.

—Pasa Edward —aunque tenia el cuerpo totalmente dentro del agua, la transparencia de esta hacia mi cuerpo desnudo visible para él, me sonroje cuando Edward entro y se quedo de pie junto a la puerta, apretando la manija de la puerta.

—¿Dónde… dónde lo dejo? —preguntó.

—¿Podrías dármelo? —extendí la mano, apretando mi pecho contra la tina, Edward se acerco despacio, extendió también la mano lo mas que pudo para mantenerse alejado de mi— ¿qué pasa?

—Nada —contesto desviando la mirada.

—¿Vas a bañarte?

—Si, después de ti —se dio la vuelta.

—¿Y por que no ahora? —me miro de nuevo, sus ojos brillaban como seguramente lo hacían los míos, mi respiración se acelero y sentí que me sonrojaba de nuevo. Solo Edward era capaz de hacer que mi vergüenza se derrumbara así de fácil.

—No quiero incomodarte.

—Hay espacio suficiente —me puse de pie— ¿ves? No me vas a incomodar.

—Bella, serás mi muerte —dejo el champú, que a estas alturas importaba poco, sobre el mueble y se acerco a mi, sus brazos rodearon mi cintura y me acerco a él, resbale dentro de la tina pero el me tomo en sus brazos, me beso mientras caminaba de regreso a la habitación.

Me puso sobre mis pies sin dejar de besarme, con mis torpes manos intente desabotonarle la camisa, lo logre después de luchar contra el ultimo botón, pase mis manos por su pecho mientras sentía sus manos acariciar mi espalda, me tomo por la cintura y me llevo a la cama donde se recostó sobre mi, beso nuevamente mis labios y deslizo sus labios hasta mi cuello, me mordió suavemente mientras un gemido abandono mis labios, una de sus manos acariciaba mi pierna mientras yo trataba de bajarle el pantalón.

Sus labios viajaron desde mi cuello hasta mis senos, paso su boca lentamente, arquee la espalda en respuesta a sus caricias y tome su cabeza entre mis manos, hundiendo mis dedos en su cabello. Llevo sus besos por todo mi estomago, separo un poco mis piernas pero no hizo lo que yo creí, beso mi pierna y después la otra, subiendo su boca por el interior de mis muslos pero jamás lo que yo tanto deseaba.

—Edward… —dije entre suspiros— no me tortures así.

—¿Puedo? —pregunto levantando sus ojos hacia mi.

—Lo que quieras —no sabía exactamente lo que había preguntado, pero estaba segura de que no me iba a arrepentir y no me equivoque. Sentí su boca contra mi, tan cálida que me llevo a la misma cima del cielo.

Edward se separo un momento, mientras mi respiración se normalizaba un poco, me di cuenta de la situación que había pasado y que yo la había provocado, me mire me tape con la sabana, Edward salió del baño con algo en sus manos. Se acerco de nuevo a mí y me beso en los labios.

—¿Por qué te cubres? —susurro en mi oreja— eres perfecta, además hace unos minutos no te importaba tu desnudez.

Sentí mi piel arder por el sonrojo y por el tacto de sus manos quitándome la sabana, la tiro al suelo donde segundos después cayo el resto de su ropa. Me mordí el labio, Edward se recostó sobre mi, me beso tan dulcemente que olvide donde estaba y mi vergüenza, solo existíamos él y yo, sus manos acariciaron mi cuello, mis senos de nuevo mientras se abrió paso entre mis piernas. Aquella sensación fue mejor que la de la noche anterior, sentí una corriente eléctrica en todo el cuerpo que me dejo sin aire, pero aun así era demasiado placentera, al recuperar al aliento solté un gemido que Edward ahogo en su boca al besarme.

Nuestros cuerpos se movían juntos, al mismo tiempo, sentí esa descarga una vez mas, clave mis uñas en su espalda y deje escapar un gemido mas fuerte. Lo sentí temblar sobre mi de la misma forma que lo había hecho yo y con mi piernas alrededor de su cintura lo acerque mas a mi. Se relajo un poco dejando caer su peso despacio sobre mí.

—Te amo —dije besando nuevamente sus labios.

—También te amo, y quiero que lo tengas muy presente pase lo que pase.

—¿Compraste condones? —pregunte al ver lo que estaba tirado sobre el suelo.

—Eh… —por primera vez lo vi sonrojarse— Emmett me lo sugirió, pero no pensé que…

—Esta bien, uno nunca sabe cuando su novio la puede seducir.

—¿Yo a ti? —pregunto alzando una ceja.

—¿Ya me puedo cubrir? —pregunte cambiando el tema.

—Nadie ha dicho que hayamos terminado —y me beso de nuevo, con tanta pasión que me perdí de nuevo entre sus brazos.

Tanya POV

Aburrida. Así estaba en este maldito pueblo. Eran las siete de la mañana y ya estaba molesta y frustrada por no poder salir de aquí. A un lado de mi, sobre la cama no estaba Edward, el cuarto estaba tal y como lo había dejado antes de dormir. Reí para mí, seguramente estaba con Isabella despidiéndose.

Entre al baño y me prepara para bajar a desayunar con mi familia. En el comedor solo estaban Carlisle y Esme, no había rastros de Edward ni de la molesta de su hermana.

—Buenos días —saludé, pero no obtuve respuesta. Mi lugar no estaba en la mesa, y ninguno de los dos subió la mirada para al menos hacerme saber que me habían escuchado— ¿qué hay para desayunar?

—Lo que desees prepararte —dijo Carlisle— será mejor que me vaya o se me hará tarde, te veo después mi amor.

Beso a Esme y salió del comedor sin decir nada mas. Esme también se puso de pie y tomo su plato junto con el de su marido y entro a la cocina. Yo la seguí.

—¿Qué les pasa eh?

—Creo que esta muy claro —Esme me miro a los ojos con cierto reproche, algo que nunca había visto— estarás en esta casa mientras seas la esposa de Edward, pero no esperes que seamos hipócritas como tu por que eso a los Cullen no se nos da.

—Ah ya veo —me burle— Edward fue con papi y mami a quejarse de lo que le hice.

—No tienes vergüenza, pero estas equivocada si crees que te saldrás con la tuya.

—No puedo creer que tú siendo esposa y madre te pongas en el lugar de Isabella.

—Tal vez si amaras a mi hijo, no lo habría hecho, yo solo estoy del lado de la mujer que quiera a mi hijo y esta claro que tu no lo amas.

Rodé los ojos, y ella negó con la cabeza, yo reí de nuevo y Esme salió de la cocina, me prepare algo de fruta, no dejaría que la indiferencia de mi familia política me abrumara, tendría su dinero que a fin de cuentas era lo que me importaba. Me fui a la sala para desayunar mientras miraba televisión. Note que el auto de Esme ya no estaba y agradecí por eso. Esperaba que los cuatro integrantes de la familia volvieran hasta muy tarde. Sin embrago el timbre de la puerta hizo que la calma se fuera.

Me puse de pie y fui a abrir la puerta, ahí de pie estaba un hombre corpulento, de cabello oscuro que me sonreía abiertamente.

—¿Buscas a alguien? —pregunte.

—A ti Tanya —asentí despacio intentando recordar donde nos habíamos conocido, sin embrago el aclaro mi duda— nos conocimos en Ibiza.