Dark Chat

domingo, 6 de junio de 2010

Light in The Darkness

Hello mis angeles hermosos !!! bien aqui les dejo el ultimo cap de este fic ,muchas gracias a Jeanette Yunnuen por permitir una vez mas publicar en el sitio su hermoso trabajo , te mando mil besitos y ustedes tambien
por fiss muchos comentarios chicas no me queden mal
Angel of th Dark
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Capitulo 13

Sabor a sangre

Tomé el pedazo de hierro que atravesaba su pecho y tiré con todas mis fuerzas, los ojos de Edward se volvieron a abrir, pude ver su agonía en ellos.


-Vas a estar bien –le aseguré.


-No puedes hacer nada por mi –logró decir.


-¡Claro que sí! –exclamé-. ¡Por eso tengo este don!


Edward me sonrió y acarició mi rostro, sus párpados se volvían pesados, su mano cayó pesada a su lado.


-¡Tienes que mantenerte despierto! –rogué.


No estaba segura si me seguía escuchando, tenía que actuar rápido. Me incliné sobre él y puse mis manos sobre su herida, tuve que reunir toda mi energía.


-No me vas a dejar –le dije.


La luz blanca apareció en mis manos, tenía que funcionar. Comencé a debilitarme, pero para mí horror la herida no se había cerrado ni un centímetro.


-¡No! –jadeé cuando la luz se apagó.


Tenía que intentarlo otra vez, no me iba a rendir.


-Sólo gastarás tu energía –escuché la voz de Alice detrás de mí, reconocí sufrimiento en su tono.


-Te equivocas


Estaba cansada, pero no iba a detenerme.


-Me duele al igual que a ti –esta vez ella se agachó a mi lado, pude ver en sus ojos que no mentía, su dolor era grande.


La ignoré y me concentré en lo más importante, salvar a Edward.


Alice tomó mis manos.


-Tienes que aceptarlo –me dijo-, deja que se vaya.


-¡No! –le grité-. ¡Eso nunca!


Me solté de su agarre y volví a colocar las manos en la herida de Edward.


-No puedo permitir que te desgastes –me dijo-, puedes… morir si no te detienes.


-¡No me importa!


Porque si no funcionaba podría irme con él.


Alguien me tomó del hombro.


-Pero a Edward si le importaría –me dijo Andrew-, y a mí también.


No le hice caso.


-Tiene que haber una forma –me dirigí a Alice.


-Bella…


-¡Por favor! –le rogué-. Sólo tienes que confiar en que todo va a salir bien, por favor Alice.


Ella observó a Edward por un momento.


-Si se completa su unión –dijo-, tú fuerza y la de él se harán una, y así podrás curarlo.


Una pequeña pizca de esperanza se encendió dentro de mí, era todo lo que necesitaba.


-Edward –me incliné más cerca de él-, tienes que despertar, tienes que morderme…


Pero mi vampiro no parecía reaccionar. Gemí.


-Bella tal vez… -comenzó Alice pero no la deje continuar.


Enterré mis propias uñas en mi cuello, sentí que la sangre comenzaba a bañar mi garganta.


-¡Bella! –escuché que Andrew exclamaba mi nombre. Pude ver que sus colmillos se extendían mientras hablaba, dio un paso atrás y apretó los puños. Alice se colocó detrás de él y lo detuvo por los hombros.


-Despierta Edward –acerqué mi cuello a sus labios-, despierta…


Sonreí cuando sentí sus colmillos en mi piel. Mientras bebía mi sangre, me sentí más unida a él que nunca, supe cuanto me amaba y cuanto le dolía pensar que ya no me volvería a ver, supe que ninguno podría vivir sin el otro.


Me aparté de él lentamente, ahora estaba segura que todo saldría bien, mis manos cubrieron su herida, y la luz blanca apareció. Casi grité de alegría cuando vi que la herida comenzaba a curarse.


-¡Edward! –exclamé viendo que la herida se había cerrado por completo y lo abracé.


El se rió, su maravillosa risa llenó mis oídos.


-Bella deja que me ponga de pie –dijo.


Cuando nos levantamos pude darme cuenta de lo que sucedía, o mejor dicho, había sucedido a mi alrededor, y sonreí, habíamos ganado.


Llegué al hospital lo más rápido que pude, Alice me había dicho que ella y Jasper habían encontrado a Lena.


-¿Cómo está? –le pregunté con desesperación a Carlisle.


Edward apretó mi mano, agradecí que estuviera a mi lado.


-Muy bien –contestó Carlisle-, se está recuperando.


-¿Puedo verla?


Carlisle me señaló el cuarto, pero a mitad del camino me detuve. ¿Qué tal si ella no quería verme? Me di la vuelta y me encontré con Edward.


-Tienes que intentarlo –me dijo.


Arqueé una ceja.


-¿Ya puedes leer mi mente?


El sonrió.


-No, pero como somos compañeros, puedo tener una idea muy aproximada de que es lo que pasa por tu mente –respondió.


Le devolví la sonrisa y continué con mi camino. Entré en la habitación, los ojos de Lena se clavaron en los míos en cuanto me vio, pero no dijo nada. ¿Ya no quería volver a verme? ¿Pensaría que soy un monstruo?


-Lena se que tal vez ya no quieras saber nada de mi…


-¡Tonta!


-¿Qué?


Lena frunció el ceño hacia mí.


-¡Que eres una tonta! –exclamó-. ¿Cómo puedes pensar eso? Vampiro o no siempre vas a ser mi hermana menor… ¡estaba tan preocupada por ti!


La abracé antes de continuara con su sermón.


-Seas como seas siempre te voy a querer –me dijo.


-Yo también –contesté.


-¡Y voy a seguir regañándote!


Me reí.


Lena sonrió.


-Ahora, cuéntame todo –dijo. Y así lo hice.


Salí de la habitación rato después, dejando a una Lena desesperada porque la dieran de alta. John, el novio de mi hermana entró después de mí.


Andrew estaba hablando con Carlisle, pero en cuanto me vio salir se acercó a mí.


-Me despido –dijo tomando mi mano y depositando un suave beso en ella.


-¿A dónde vas? –pregunté.


-Lejos –fue todo lo que dijo, luego se dirigió a Edward-. Cuida de ella.


-Siempre –respondió mi compañero.


Andrew asintió y se alejó de nosotros.


-No te preocupes –dijo Edward-, el encontrará a alguien más.


-Sí, tienes razón –concedí.


Edward me tomó de la cintura.


-Ahora hay que dedicarnos a nosotros.


Le sonreí y mi vampiro me besó.

FIN