Dark Chat

martes, 24 de agosto de 2010

Mascara De Odio

Cap . 2
Septiembre 13 de 1988

Edward…

Enfermo otra vez…como cosa rara. A sus diez años y era la segunda vez en el año que le daba gastroenteritis.

Claro, si no se la pasara comiendo lo primero que veía por ahí seguramente evitaría estas visitas a la sala de urgencias con Esme.

Entraron y me localizaron.

Camine hacia ellos, el estaba verde, mi pobre pequeño.

- ha vomitado dos veces, pero de resto esta bien- dijo ella dándome un beso en la mejilla

Edward se inclino hacia mí para que lo alzara

- ¿que haremos contigo joven?- le pregunte mirandolo con severidad juguetona.

- arreglarme…- dijo el inocentemente.

Sonreí y lo lleve hacia la sala de observación, mientras solicitaba a una enfermera que le pusiera líquidos endovenosos para hidratarlo.

Pedí al Dr. Faire que se hiciera cargo de el mientras atendía al resto de la gente de urgencias.

Edward se recostó en la cama pero sabía yo bien que en menos de dos minutos sus gritos serian los que mas se escucharan en la sala de urgencias en el momento en que la enfermera lo pinchara.

Antes de escuchar los gritos de mi hijo otros se escucharon

- ¡AUXILIO, AUXILIO!

Me puse el tapabocas rápidamente y Salí al ver que sucedía. Era un hombre, un indigente para ser verdad. Tenia en sus manos una mantita y en ella lo que parecía ser un bebe demasiado pequeño, no lloraba, no se movia.

Se la quite de los brazos rápidamente y entre a la sala de reanimación haciéndole preguntas mientras pedía a la jefe de enfermeras que alistara todo lo necesario para intubar al bebe recién nacido.

- que paso?- pregunte mientras la terapista respiratoria despejaba la vía aérea del bebe

- no lo se señor…yo estaba ahí, recogiendo la basura…y me encontré con esa mantita. Estaba llorando, tosiendo…

- tubo...- dije. La terapista me lo dio ya esterilizado. El pulso en el neonato no era normal.- siga- le dije al indigente.

- la traje aquí señor. Me pareció que estaba demasiado morada…- dijo el hombre frotandose la mano nervioso

- agrégale dos ampollas más de adrenalina- dije mientras el tubo finalmente entraba en la vía respiratoria.

Entro en paro dos veces, pero luego logramos estabilizarla…cuando estuvo lista decidieron llevarla para tomar una serie de exámenes y de ahí trasladarla a la unidad de cuidado intensivo.

Me quite el tapabocas y luego me dispuse a hablar mas tranquilamente con el hombre, pero su versión no cambio. Estaba diciendo la verdad.

¿Quién podria abandonar a su bebe en un basurero?

Me di la vuelta y me encamine hacia el área pediátrica a fin de preguntar a Esme por Edward.

Ahora dormía y ella estaba sentada en una de las sillas al lado de el. Ella se me acerco y me abrazo

- ¿paso algo grave?- me pregunto, seguramente tenia la inquietud por los gritos que habia escuchado fuera. Suspire. El pronóstico de vida de esa niña no era muy bueno.

- encontraron a un neonato en un basurero. Estaba bastante crítica.

- ¿pudiste hacer algo?- me pregunto ella amorosamente.

- logramos estabilizarla, ahora depende de ella.

- Papa…- escuche la voz de mi hijo en sueños – te quiero…

Bese a Edward en la frente y me volví para buscar al otro pediatra a fin de que me dijera que habia encontrado en los exámenes de Edward.

Al final del dia siguiente Edward fue capaz de tolerar la vía oral

Trabajo social habia indagado nuevamente al indigente y se habia dedicado a buscar información alrededor del sitio donde la niña habia sido encontrada para ver si daba con el paradero de la diabólica madre, pero por la información que pude obtener no habían descubierto nada. Si la cosa seguía asi la neonato iría a parar a un orfanato.

Noviembre

Pasaron dos meses, Edward no habia vuelto a enfermarse y la ahora bebe de dos meses, quien aun persistía con los problemas respiratorios toleraba respirar sin ayuda del aparato. Decidieron llamarla Isabella Swan. NN. era demasiado burdo.

Sentia lastima de esa bebe como no la sentí por los otros. Al menos todos los que estaban en la unidad pediátrica tenían madre.

Subí a verla. Cuando me asome a la gran ventana del cristal que daba a la unidad la identifique al lado del niño de los Baler.

Estaba llorando desmedidamente. Seguramente tenía hambre.

Espere a ver alguna enfermera que anduviera cerca pero la sala estaba sola, la jefe debia estar haciendo ronda. Abrí la puerta y entre. En dos pasos llegue a la cunitas la levante en mis brazos, apenas pesaba y por su peso precisamente dedujimos que la edad gestacional al nacer debia ser de al menos 7 u 8 meses.

En cuanto la levante dejo de llorar. Destape un poco la manta y vi que tenia los ojos abiertos, estaba chupándose el puño y tomando la mantita, pero no lloraba, parecía que solo quería compañía. Sonreí cuando sus grades ojos se posaron sobre los míos y soltó un estridente gorjeo que interprete como su risa. La ternura me abrumo, y también la compasión por el destino de esta niña. Que odioso era saber que la pobre iría a pasar su infancia a un orfanato donde no tendria mas amigos que los que diariamente se llevaría alguien. Sin nadie que la ayudara, sin poder estudiar. Era un bebe muy bonito para un destino tan funesto. Mire sus ojos mas profundamente asombrándome su almendrada forma y el color chocolate de ellos, la mire tan fijamente que percibí la línea gris que se fundía con sus ojos cafés y el iris de ellos. Eran unos ojos que expresaban temor.

Cuando se quedo dormida la deje con cuidado sobre la cuna y me di la vuelta para salir. Iría a visitar a mi notario, después de todo tenia demasiadas cosas para no poder compartirlas con alguien desamparado.

En el almuerzo me encontré con Esme, y le pedí que me acompañara a donde el abogado. Le conté mis planes y no me contradijo, por eso la amaba.

Consigne en una clausula anexa a mi testamento, aunque no sabia por que dado que supuse que viviría mucho tiempo.

Cuando Isabella cumpliera 18 años la cuarta parte de las acciones del hospital, de las que era accionista mayoritario, seria de ella, mas una parte del dinero. Era lo único medianamente útil que podia hacer. Por un momento pense que seria mejor adoptarla, pero me lo replantee, ya era suficiente que Esme me autorizara a darle parte de nuestro dinero.

Cuando la labor estuvo concluida salimos del notariado y nos subimos al auto.

En el camino le conté a Esme los progresos de Isabella y ella me contó acerca de Edward y su estudio.

Pero esa fue la última vez que la escuche hablar y escuche cualquier otro sonido. En medio del pánico por Esme y por mi derrape cuando el auto fue envestido con una fuerza severa por un camión de carga. Sus ojos…llenos de lágrimas fueron la última cosa que vi antes de que la oscuridad se apoderara de mí.

Edward Cullen

14 de mayo de 2007

- tienes que estar bromeando- le dije al abogado que tenia frente a mi, aquel saco de pelos blancos a punto de jubilarse.

- lo siento Edward pero es asi. No eres el propietario total de las acciones de Carlisle, asi que no puedes vender.- dijo el, casi crei que sonreia con placer amarillista

- mi padre me dejo todo en su testamento, yo lo leí- insisti aun sin creermelo

- si pero hay una cláusula eventual. No eres el propietario total.

Maldije en entredicho cuando me dijo eso otra vez. Estaba tan acostumbrado a que todo fuera mio que esa noticia me trajo de trapacero.

Mi padre me habia dejado junto con mi madre cuando tenia 10 años. Había muerto ambos en el accidente de coche, sus posesiones y todo lo demás habia sido dejado a cargo de mi tío hasta que cumplí la edad de 18 años y pude administrarlo todo.

No despilfarre obviamente, la carrera que habia escogido estudiar me dio la gran satisfacción de aprender como administrar mis bienes heredados y hacer los míos propios.

Ahora era propietario de una empresa. Y tenia un gran proyecto en mente, pero necesitaba un poco mas de dinero y vendiendo las acciones del hospital lo tendria, y mi proyecto podria llevarse a cabo.

Esas acciones me reportaban beneficios pero era algo de lo que podia prescindir si tenia en cuenta la cantidad de dinero que ganaría invirtiéndolas en otro proyecto.

- y quien es el otro propietario. Mi padre nunca lo menciona en el testamento.

- una chica…que esta desaparecida, y esta mencionada en la copia de la clausula eventual que tienes ahí- señalo la carpeta

- encuéntrela – le dije rapidamente - le comprare las acciones.

- desapareció cuando tenia trece años – explico lleno de paciencia, como si se estuviera dirigiendo a un retrasado y no aun hombre de casi 30 años- se escapo del orfanato donde vivía entonces.

Maldije por lo bajini otra vez, eso implicaba un problema mayor. Tendria que hacerme con un detective.

- hasta que ella no firme y haga acto de presencia no puedes vender las acciones- dijo el abogado antes de ponerse de pie

Otro improperio salio de mi boca pero el abogado ya se estaba yendo

- te sugiero que si quieres seguir con el proyecto la encuentres y la hagas firmar, de lo contrario, no podrás hacer nada.-

Sabía que los bancos podían proveerme de un préstamo y podia prescindir de buscar a la tal señorita, cuya información tenía frente a mí.

Pero mi vena de avaricia, que no sabia de quien habia heredado hizo mella en ese momento. ¿Por que una desconocida tenia acciones del hospital?, ¿era acaso una Cullen?

No, por lo que decía el informe que tenía frente a mí, se trataba de una huerfanita que paso trece años encerrada en un orfanato.

¡Maldita sea!, si se trataba de una niña pobre seguramente querría hacerse con el dinero que le correspondía que con el paso de los años se habia incrementado.

Llame por el conmutador a Alice, mi secretaria y le dije que me hiciera cita con alguna empresa de detectives privados. Quería ver quien era la tal Isabella Swan a la que mi padre habia dejado parte de su dinero. Tenia que saber donde estaba ahora, y tenia que quitar de sus garras el dinero de mi familia.

Isabella Swan

08 de Junio de 2007

Alargue la cuchara esperando que Emmerald pacientemente bebiera el contenido.

-¿esta bien? pregunte refiriendome a la sopa cuando ella la saboreo y la paso con repugnancia – ¿prefieres otra cosa?.

- preferiría morirme…- dijo Emmerald contrariada respirando pesadamente

Negué con la cabeza y seguí dándole del caldo.

Esa era yo…la cuidandera de Emmerald Dupree.

Mi vida no era de lejos la de ella, pero tampoco la agradecía. despues de vivir trece de los mas horribles años que una persona puede vivir cualquier cosa buena, como mi amistad con ella era bienvenida.

Cuando escape vague durante mucho tiempo, casi pense que mi vida terminaría en las calles, pero no me rendí, aun tenia razones para vivir, aun tenia una vida adelante. Aun creía que tenía una vida.

A pesar de todo mi sufrimiento habia aprendido a amar lo que tenia, tal vez por que me esperaba un destino mejor habia logrado escapar de ese sitio infernal.

Lamente haber dejado a mis niños pero no aguantaba un dia mas, de violaciones, de golpes, de tantas cosas que habia tenido que vivir en ese sitio.

Y luego encontré a los Dupree. Un par de esposos arrogantes y desmedidos que milagrosamente vieron en mi manera de rogar a una enfermera para su hija Emmerald. Su única hija que tenía leucemia y estaba pronta a morir.

Ella y yo nos hicimos amigas desde el principio. Crecimos juntas, yo jugaba con sus muñecas y ella con mis harapos, decía que le parecían chistosos.

Ahora, ella habia crecido y con ella la leucemia. El pronóstico era reservado pero yo sabía que cuando los médicos decían eso querían decir que era mejor irse despidiendo.

Aun me costaba trabajo creer que ella se fuera a morir. Y aun mas me costaba creer la indiferencia con la que sus padres acogían la noticia.

Una lagrima rebelde se deslizo por mi mejilla.

- llorando…otra vez…Bella- me dijo ella con dificultad, hablaba asi desde hacia mas o menos una semana, cuando inexplicablemente se contagio de la neumonía que ahora corroía sus pulmones al no tener las suficientes defensas para combatirla

- lo siento...- dije enjugandome la lagrima e intentando inútilmente tentarla con el caldo. Sus pálidos labios se apretaban para no recibirlo.

- ya te…dije…que no quiero tu…s lagrimas…- "no me quiero ir viéndote llorar" me dijo cuando aun podia hablar de corrido.

- lo se….- perdóname, pense, pero la sola idea de que ella se fuera me causaba demasiada tristeza, era lo único bueno que me habia pasado en la vida.

Gracias a ella aprendí a leer, a escribir y a cocinar. Su madre la inscribía a cualquier clase casera que se le presentara para poder mantenerla dentro de la casa sin que se pudiera enfermar. Aprendí repostería y un poco de piano. Su madre estaba loca.

Moví la cuchara sobre sus labios pero ella negó con la cabeza

- no me….obligues… por favor…- dijo débilmente.

Asenti, lo que menos quería hacer era atormentarla

- no te va a hacer bien- dije adivinando casi la respuesta que recibiría

- nada puede….- cerro los ojos y arrugo los parpados, su seca piel me volvió a dar ganas de llorar, pero me contuve recordando que no le gustaba que lo hiciera.

- Bella…- me llamo después de unos minutos

- ¿que necesitas? – le dije ansiosa al ver que levantaba su mirada lentamente y su tembloroso brazo también

- en…el…guardarropa…maleta…una maleta verde…-

Fui hasta allí y saque lo que me pedía. Se lo lleve al lado y ella me miro

- es…tuyo…-

Cuando la abrí el contenido me asombro , era parte de su ropa y en el fondo unos fajos de billetes cuidadosamente enrollados.

- pero Emmerald…-comence la frase de rechazo

-te…lo regalo…- dijo ella sonriendo levemente, yo negué con la cabeza pero ella me interrumpió – haz algo…por mi…ahora…mismo…

Aparte el maletín y me arrodille a su lado incapaz de negarle nada.

- no lo…rechaces… - respiro pausada y dificultosamente tres veces - quiero…que te vayas…ya.- habia un poco de su anterior decisión en el ya del final

Retrocedí sin comprender…

- Emmerald…que…- me estaba temblando el labio, estaba a punto de echarme a llorar

- quiero que…tomes ese…maletín...y te vayas de esta casa en este momento…- dijo ella con la voz llorosa y los ojos cerrados

- pero…- yo queria que me mirara, queria que no me pidiera que la dejara sola

Sus ojos se abrieron uniformes después de un tiempo y me recordaron a las niñas que una vez fuimos…

- me…muero….y quiero que te vayas…quiero que me Rec.…cuerdes…cuando…éramos niñas…- dijo

- debo llamar al medico- dije al ver el estridor y el enorme esfuerzo que ahora hacia para respirar.

- lla…ma…lo…y despu.…es….vete-

Quería que me fuera y la dejara morir sola.

Estruje su mano y ella apretó débilmente la mía. Comprendí que era su deseo, quería que me fuera para no me quedara a cargo de sus padres cuando muriera, sus odiosos padres. Llore sin poder evitarlo a pesar de que ella me habia pedido que no lo hiciera.

- vete…Bella…ya.- dijo ella, parecia estar sufriendo una inmensa agonia, sus pulmones parecian un extraño tractor

Asenti y tome el maletín, me di la vuelta y le di un abrazo demasiado fuerte pero ella no me dijo nada.

- buena…suerte…hermanita.- pudo pronunciar esa palabra de corrido

Cerré mis ojos húmedos ante esa alusión de ella y me volví para salir, yo tenia pocas cosas asi que el resto de lo que era mio paro en la maleta también, no deje nada salvo a mi amiga muriendo, por que asi lo habia dispuesto el destino…

Tome el inalámbrico y llame al medico

- Dr. Martín…esta muy mal- dije sencillamente ya que la voz me fallo en ese momento

El entendió y dijo que en seguida se presentaría.

No escuche más sonidos sino el silencio de la casa mortuoria.

"perdóname Emmerald" dije para mis adentros.

Abr la puerta y me aleje corriendo de allí y de mi misma.

Con el dinero que me dio pague un autobús al primer destino donde me llevara. A donde Dios quisiera que fuera, a la vida que ahora se abría paso frente a mí.