Dark Chat

martes, 14 de agosto de 2012

Rebelde


CAPÍTULO XIII NUEVA VIDA.-
SETH POV
Cuando encontramos a Bella era demasiado tarde, siempre fue demasiado tarde para ella, hubiera dado mi vida por que ella no hubiera tenido que pasar por este dolor, pero no era mi trabajo desviarla de su destino, mi misión era simplemente acompañarla en este trance y ayudarla en lo que pudiera, malditas reglas, malditos dioses por ser tan crueles. Desde que a Alizze y a mi nos encomendaron esta misión supimos que la chica sufriría, pero nunca pensamos que fuera hasta este extremo, ella no lo merecía, ella era un ángel que estaba destinado a caer, pero el porrazo que se acababa de dar era como para dejar cagado de miedo hasta al mismo Zeus.
Fuimos testigos silenciosos de todo lo que ocurrió en estas pocas horas, el dolor de Bella se transmitía, era mucho, ella estaba destrozada, el jodido vampiro estaba haciendo gritar su alma y el olimpo la reclamaría.
Cuando su corazón dejó de latir y el vampiro la dejó desmadejada nos hicimos visibles, nos acercamos a ella esperando que le devolvieran la vida, pero antes de que eso ocurriera sucedió un milagro con el que nadie contaba, su corazón segundos antes muerto empezó de a poco a latir y una luz se formó en torno a ella como una brillante burbuja que la suspendió en el aire protegiéndola, con Alizze nos miramos, no entendíamos nada, pero pronto nos quedó claro el motivo de su resurrección cuando empezamos a oír dos latidos en sincronía latir dentro de la burbuja.
Su vientre plano empezó a abultarse de forma desproporcional, adoptó la forma de un embarazo de cinco meses en tan sólo segundos. No podíamos dar crédito a lo que veíamos, eso no estaba en los planes ¿o si?, ya no entendía nada, ella debía ser reclamada en el olimpo y ocupar el lugar que le correspondía al lado de los dioses, ella era la destinada a ser una gran guerrera, la mano derecha de los dioses padres, la mejor en todo, despiadada, letal, pero justa, ella tenía que llevar el balance que tanta falta hacía en el olimpo, balance que se perdió con tantas envidias y banalidades, ella desde que nació dejó su destino claro, pero a veces la vida te da sorpresas y el destino se bifurca en distintas direcciones creando nuevos destinos y nuevos planes, ella siempre tan compleja tenía que salirse con la suya y rebelarse ahora a su destino.
Tratamos de acercarnos, pero la burbuja nos expulsaba, la protegía y si no estaba equivocado en mi teoría el hijo en el vientre era el que la protegía, el que había creado este escudo para que su madre se recuperara, sin duda la unión de las sangres era muy potente y estaba creando una nueva raza jamás vista, ese bebé desde ya era muy poderoso, quizás los dioses sabían de esto y es por eso que la habían expulsado del olimpo, claro, Zeus siempre temeroso del poder de Atenea y su descendencia le había prohibido tener hijos, pero el poder del amor puede más y ella desacató esa orden, ahora entiendo el miedo de los dioses, ese niño que se estaba formando llegaría a ser tan poderoso como para destruir a los dioses, una nueva raza, una mejor, todo el poder de los dioses combinado con los poderes de su padre vampiro, pero con la humanidad de Bella, una combinación digna de presenciar, sólo esa muchachita podía haber burlado todas las reglas, el destino, el poder, la destrucción de la traición.
Nos sentamos cerca del escudo a mirar asombrados el amor que esa burbuja desprendía, nos llenaba el pecho de dulzura, ellos tendrían un lazo de amor más grande que cualquiera visto antes, ellos serían un solo ser, una maldita unidad, se protegerían contra todo, nada vencería el amor de una madre por su hijo y el hijo amaría a su madre más que a nada y nadie.
A los pocos minutos el corazón de Bella latía constante, pero aún no despertaba, su rostro en cambio ahora era apacible, ya no tenía esa mueca de horror y dolor en su rostro, el color había regresado a sus mejillas y el pulso estaba restablecido. De a poco la burbuja se empezó a mover y la seguimos.
Al llegar fuera del templo tratamos nuevamente de acercarnos a la burbuja, pero nada, así que por primera vez le hable, le dije que estábamos para cuidar a Bella, que éramos amigos, que no la dañaríamos, que podía confiar en nosotros, puse mi mano en la burbuja y ella no me repelió, al parecer el bebé nos daba un voto de confianza, porque pude escuchar en mi mente un montón de preguntas provenientes del niño, oh si, era un niño y comprobaba que mi teoría era cierta, era un ser demasiado poderoso y lleno de dones, se comunicaba mentalmente conmigo y decía estar asustado por su mami, que la quería proteger, que la amaba y la salvaría. Así mismo le dije mi nombre y lo que tenía que hacer, él estaba asustado, pero accedió a aflojar la burbuja un poquito, porque en realidad estaba muy cansado y sentía que perdía fuerzas y no quería que su mamá se lastimara. La burbuja desapareció y tomé a Bella en brazos cuando vimos el primer fulgor.
Ella había llegado, venía a reclamar su sangre, su prole, bajamos la vista ante la magnífica diosa que estaba frente a nosotros.
Atenea tomó a su hija en brazos, le besó la frente y posó su delicada mano en su vientre, nos miró asombrada, seguramente el niño se había comunicado con ella, ya que sólo sonrió orgullosa de su nieto no nato. Sin decir una palabra seguimos el resplandor y desaparecimos del mundo humano, mientras lo hacíamos miré hacia atrás y maldecí ese mundo que no supo amar a una semi diosa tan buena como Bella y más maldecí porque lo que se le venía encima no era mejor, era mucho peor, la envidia, el rencor, las humillaciones serían pan de cada día de la frágil y al mismo tiempo fuerte muchacha que aún estaba dormida, aunque el dolor por el que acababa de pasar era lo más dañino y destructor que le podía pasar.
Ella estuvo durmiendo dos semanas, pero el niño me decía que su mami estaba bien, que ellos ya se conocían y que hablaba con ella en la inconsciencia, ya se amaban y se protegerían por siempre.
Cuando Bella despertó rápidamente dirigió su mano a su vientre abultado, nos miró entrecerrando sus ojos para después pasear la vista a u alrededor, estaba confundida, temerosa y casi podía oír su mente encajando cada pieza del engranaje, se frotó la frente con fastidio y sus piró tristemente mientras una lágrima furtiva recorría su mejilla, de pronto soltó una gran grito de dolor mientras se retorcía en la cama, gritaba, lloraba, maldecía como camionero, pero ella debía asimilar lo que le había pasado, debía sacar ese dolor del pecho, debía fortalecerse porque ser fuerte era la única manera de sobrevivir en un lugar como este.
Estuvo así por media hora hasta que sus ojos se cerraron nuevamente, hasta que su garganta ya no pudo emitir sonido alguno, pero no estaba dormida, sólo descansaba, asimilaba de alguna manera todo lo que estaba ocurriendo, se que su hijo le había advertido algo, sino estaría vuelta loca pidiendo explicaciones de dónde estaba, el porque no estaba muerta y un montón de cosas más.
Bella sin decir palabras aceptó que se le fueran contando los sucesos que habían ocurrido, ya habían pasado tres semanas desde que despertara, pero aún no hablaba, no decía nada, sólo estaba acostada, lloraba silenciosamente y nos recibía alimento, pero de su boca no salían palabras ni gemidos, nada, estaba como muerta en vida, el dolor en sus ojos evidenciaba lo destruida que la había dejado el vampiro, ese maldito ser que la tomó y la aventó cuando ya no la necesitaba más.
Su vientre seguía en aumento y dos semanas más tarde ella empezó a levantarse, dejó de llorar tanto y se enfocó en la comida, ella estaba famélica, pero era como si a pesar de todo lo que comiera nunca estuviera saciada, hasta que un día habló y dijo una sola palabra, pero que entendimos lo que quería, ella dijo "sangre", claro, su cuerpo necesitaba sangre para el niño, que por cierto había dejado de hablarnos después que su madre despertara, él necesitaba en su sistema sangre tal como el padre lo hacía.
La sangre ingerida por Bella diariamente la fue mejorando físicamente, ahora estaba recuperando su peso y color, pero sus ojos estaban muertos, se notaba que amaba a su bebé, ya que se acariciaba el vientre y lo miraba con amor, pero aparte de eso sus ojos reflejaban muerte del alma.
Atenea llegó un día y nos pidió que las dejáramos solas, que ella necesitaba hablar con su hija y explicarle las cosas, porque Bella era muy poco lo que sabía, no le habíamos dicho nada y ella tampoco preguntó, nunca hablaba, quizás qué teorías ha urdido en su cabeza.
Cuando Atenea salió nos dio una mirada pesarosa y dijo que le había explicado a Bella su procedencia y todo lo que había pasado, pero que su hija la escuchó, más no le habló, Atenea estaba muy preocupada por la salud mental de Bella, no era normal que llevara semanas sin hablar, pero lo dejó pasar.
Así fue como los días fueron pasando y Bella no se recuperaba, no quería salir del dolor en el que estaba sumida, se que amaba a su hijo, pero había algo en ella que le impedía salir adelante, algo le impedía vivir, y ese algo era el amor que aún le tenía a su esposo y el dolor que éste le causó.
Llevaba dos meses con nosotros y la panza era muy, muy grande, nadie sabía qué iba a ocurrir ni cuando nacería el bebé, era un tema incierto y todos estaban un poco temerosos por este hecho.
Con Alizze también le habíamos contado nuestra procedencia y nuestra misión, ella nos miraba atenta mientras acariciaba su panza y hacía figuras en ella con el dedo. No dijo nada, sólo nos miró con dolor cuando le explicamos que habíamos estado con ella cuando todo ocurrió, una lágrima surcó su mejilla y cerró los ojos, pero yo le expliqué que no podíamos interferir, que quería morir cuando él le hizo eso, que la quería como a una hermana y que nunca la dejaría, ni yo ni Alizze, ahora éramos familia, a pesar de que en realidad éramos sus sirvientes, ese era nuestro puesto, pero me costaba tanto verla como mi ama y no como mi amiga, ahí fue cuando ella volvió a pronunciar palabras, fueron casi susurradas y muy cortas, pero nos llenó de satisfacción cuando dijo que nosotros no éramos sus sirvientes, que éramos amigos.
Llevaba un poco más de tres meses con nosotros cuando se puso de parto a media noche, el dolor por el que estaba pasando era terrible, el niño al ser híbrido rasgó su interior para salir, pero ella al ser semi diosa no murió en e parto, quedó terriblemente destrozada, pero su cuerpo se fue recuperando con las horas.
Cuando tuvo a su bebé en brazos lo miró llena de amor y mientras lloraba de felicidad lo besó y dijo
- Edward Anthony Swan, así se llama mi hijo
El niño era de una hermosura sin precedentes, era más hermoso que los mismos dioses, más hermoso incluso que su padre, todos empezaron a visitarla para conocer al nieto de Atenea y todos, todos quedaban asombrados por su belleza e inteligencia, ya que para ser un bebé no se comportaba como tal, no lloraba y con algunas personas se comunicaba mentalmente.
A pesar de llevar el nombre del padre, Bella le decía Jun, una abreviación de Junior y todos empezamos a llamarlo así, Jun.
Los meses fueron pasando y el niño crecía como si hubieran pasado años, Bella estaba más feliz aunque poco hablaba, casi sólo lo hacía con su hijo, le cantaba con un infinito amor y se veía preciosa en su rol de madre.
Cuando Jun cumplió los tres años de vida aparentaba unos diez años más o menos, era un chico feliz y sobre protector con su madre, pero al igual que su madre llevaba un dolor interior que sólo lo reflejaban sus ojos, el dolor de saber que su padre había destruido a su madre.
Como el niño era más independiente le comunicaron a Bella que tenía que empezar a entrenar, fortalecer su cuerpo y mente, le dijeron cual era su misión en esta vida y me dolió que el tiempo no pasara más lento, ya que lo que se le venía iba a ser muy duro, más a ella que habían muchas personas que la odiaban y detestaban por involucrarse con un vampiro, por mezclar las razas y por ser hija de quien era, Atenea al ser la diosa de la guerra y Bella su hija esperaban grandes cosas de ella, pero las querían ya, para así demostrar si era o no digna de llevar sangre de dioses en sus venas.
Jun lloró cuando su madre tuvo que marcharse, ella le dijo que sería poco tiempo y que se las arreglaría para verlo, eso era una promesa al viento, ya que al lugar que la llevaban y el entrenamiento que le tenían preparado no la dejaría en pies o viva, ella no estaba lista para recibir esa clase de adiestramiento, eran muy pocos los que sobrevivían y eso que esos tenían la mente clara y llevaban años mentalizándose y preparando su cuerpo para esa tortura física y psicológica.
Se fue una mañana, se que no era lejos, a penas unos metros más allá, pero ese cuartel o sala de torturas estaba apartado y encerrado a la vista de los demás, nadie salía o entraba hasta que el entrenamiento terminada o los pupilos morían.
BELLA POV
Cuando él mató ya no sentí nada por unos segundos, pero de pronto mi corazón empezó a latir nuevamente, el sonido empezó a llenar mis oídos y una calidez se extendió por mi cuerpo, me sentía flotar, me sentía dentro de todo lo malo bien, con una paz difícil de entender.
Alguien me hablaba en susurros, me decía que me amaba y que de ahora en adelante me cuidaría y me amaría por siempre, su voz era deliciosa, me transportaba a parajes jamás imaginados, sólo quería escuchar esa voz por el resto de mi vida ¿o es que seguía muerta y esa voz era la de un ángel?, si era así, estaba en el paraíso, esa voz debía de corresponder al ángel más bonito.
Me sentía cálida, me sentía protegida y por un momento olvidé el horror de lo que me había pasado, no quería recordar, quería envolverme en la dulce voz que me decía ¿mami?, dios, el que me hablaba decía ser mi hijo en mi vientre, mi hijo y el de él. Me fui a negro nuevamente.
Cuando desperté todo fue locura, pensé que estaba soñando, pero la realidad me había golpeado, estaba viva y embarazada del vampiro que me mató, estaba en un lugar que no conocía mientras Seth y Alizze me cuidaban, eran muchas cosas las que tenía que procesar, muchas cosas que tenía que preguntar, pero de mis labios no salía nada, me esforzaba un poco, pero las palabras morían en mi garganta. Mi bebé hablaba conmigo mentalmente, don heredado por su padre pero superado enormemente, mi hijo era más poderoso.
De a poco me fui enterando de las cosas, no podía creer en un principio que mi vida fuera una completa mentira, desde mi concepción hasta mi muerte todo mentira, sentía que no existía, que era un maldito fantasma viendo la vida de otra chica siendo destruida día a día con las nuevas verdades que me iban soltando, ahora definitivamente no quería hablar con nadie excepto con mi hijo, él me decía que me amaba, que seríamos uno solo, que se moría por ver a su linda mami y que no me preocupara por su padre, que él lo odiaba y nunca dejaría que se acercara a ninguno de nosotros, que lo mataría y que sólo me amaría a mi. Yo también le fui explicando las cosas como eran, que no debía odiar a su padre, que las cosas que habían pasado eran entre nosotros dos, que él se había equivocado, pero que era un hombre bueno, casi vomité al decir lo último, pero no quería que mi hijo no nato se formara con odio y rencor, él era mejor que todos, un alma pura nacida de tanto amor que le tuve y le tengo a su padre, porque a pesar de lo que me hizo no puedo dejar de amarlo, aún lloro por haberlo perdido, por no haber sido suficiente para mantenerlo a mi lado, por haber sido tan poca cosa que tuvo que buscarse a otra para que lo complaciera, ni siquiera mi sangre pudo atarlo a mi lado, me sentía bipolar, quería matarlo como agarrarlo a besos y que me dijera que todo lo que me hizo fue una maldita pesadilla, pero no lo era, yo no despertaba de ese horrendo sueño, así que de a poco me fui convenciendo de mi nueva realidad, él no me había amado nunca, pero me había dado el mejor regalo del mundo, un hijo suyo, un hijo que crecía en mi vientre y que no tendría que esperar los meses convencionales para tenerlo en mis brazos, ya que mi bebé poderoso había desarrollado su mente, su poder y su físico para poder devolverme la vida cuando su padre me mató, mi pequeño milagro me resucitó y con apenas unas pocas semanas de embarazo fue capaz de desarrollar y explotar su potencial don para salvar a su madre.
Cuando fui llevada a entrenar ya me habían dicho en qué consistía el entrenamiento, mentiría si les dijera que no tenía miedo, lo tenía, sabía que no podría sobrevivir a aquello, me daba miedo no volver a mi precioso hijito, mi luz, mi alegría dentro de tanto dolor, porque el dolor por él menguaba, no callaba el grito en mi interior, él me había destruido y nunca volvería a ser una persona completa, tenía a mi hijo, pero me faltaba esa mitad que sólo él me había otorgado.
Decir que fue duro es poco, los golpes, las humillaciones, la carne destrozada, la sangre derramada, no, no fue duro, fue el maldito infierno, el adiestrador tenía un afijación conmigo, a los otros no los lastimaba tanto como a mi, a los otros no los destrozaba como a mi.
En un principio gritaba, lloraba, suplicaba que parara, que no soportaba tato dolor, la carne apaleada volvía a reconstruirse durante la noche, pero el dolor quedaba, el dolor y la humillación en el alma no se extinguía, se iba pegando en mi interior como una herida putrefacta que te infecta de a poco. El dolor alcanzó un nuevo nivel cuando empezaron las agresiones psicológicas, eso fue lo que casi me mató, Jasón, como se llamaba el adiestrador se valía de mi pasado y mi dolor para según él fortalecerme. Me gritaba las cosas atroces que me había hecho Edward, si, ahora lo podía nombrar en mi mente, ya que cada segundo que pasaba moría un poco más, se que no duraría, se que un día mis pocas fuerzas me dejarían y moriría.
Pero eso no pasó y cada vez me recuperaba más rápido, al parecer de tantos golpes mi carne se iba haciendo más fuerte y se recuperaba en cuestión de pocas horas. Me sentía más fuerte y por ese motivo a los minutos de terminar con mi tortura empecé a escaparme de ese recinto del dolor, necesitaba ver a mi hijo, necesitaba sentirlo, aunque no quería que me viera en este estado necesitaba decirle que lo amaba y demostrarle que me estaba volviendo fuerte por él, él era mi único aliciente para tanta desgracia.
Así fue como por las noches me escabullía y me recostaba junto a él, le cantaba, le contaba cuentos e historias, él me miraba y me acariciaba la cara, nunca me decía nada por el estado en que estaba, es más, siempre me decía que yo era la mami más linda del mundo entero, y que me admiraba tanto.
Los días fueron pasando, los meses y los años, cuatro putos años en la sala de tortura, no acababa nunca el dolor, pero ahora era más llevadero, Jasón se había salido con la suya, me había arrancado el dolor del alma, me había quitado el sufrimiento a punta de latigazos, para mi ya no existía Edward y lo que me hizo, ya no existían los Cullen y su infinito amor hacia mi, no existía nada, nada excepto mi hijo. Jasón decía que debía dejar de ser humana, de sentir amor, dolor, tristeza, cualquier tipo de sentimientos, los sentimientos hacían débiles a las personas y mi destino no era ser débil, mi destino era ser la más fuerte de todos, la más fuerte de toda la historia, pero me negaba a olvidarme de mi hijo, de mi amor por él, eso no podría arrancarlo nunca de mi, mi hijo no me hacía débil, él me hacía fuerte, fuerte para salir de aquí, fuerte para seguir viéndolo crecer, fuerte para verlo cuando se enamore, se case, tenga hijos y sea infinitamente feliz, se que él lo iba a conseguir, mi hijo era un ser tan lleno de luz, tan puro, se merecía todo el amor y la felicidad del mundo, yo me encargaría de que nadie lo lastimara y si alguien osara en hacerlo lo mataría con mis propias manos.
Cuando terminé mi adiestramiento, mi hijo con siete añitos ya era todo un adolescente de17 años, era hermoso, a pesar de verlo casi todos los días por mis escapadas me asombraba verlo tan grande, su niñez fue tan corta que extraño arrullarlo en mis brazos.
Todas las chicas estaban enamoradas de él y como no, si era tan hermoso, se parecía tanto a ….. No, Jun era más hermoso, porque era un chico puro de corazón, fuerte, amoroso y muy protector conmigo, me reía cuando se enzarzaba en alguna pelea porque algún tipo se me insinuaba, pero esas insinuaciones duraron poco, ya que me molestaba enormemente el género masculino y sus sucias mentes, así que me encargaba personalmente de dejarlos en su lugar, con un ojo morado o con un buen golpe en las bolas.
Con el paso del tiempo me fui ganando mi espacio, todos me temían, no había nadie que me ganara en una lucha, incluso le había ganado al mismo Ares y eso era mucho decir.
Jun fue llamado a recibir su entrenamiento y a pesar de que me opuse, no fue posible hacer nada, él me decía que estuviera tranquila, que él resistiría como su madre, pero yo no quería que él pasara por semejante atrocidad, es cierto que al pasar los años el entrenamiento te fortalece, pero no es algo que quisieras volver a repetir o que desearas que alguien más lo sufriera.
Hablé con mi madre, ella tenía que ayudarme, maldita sea, por una vez que me ayudara, nunca lo hizo en el pasado, pero mi hijo no iba a pasar por eso, no señor.
Fue inútil, Jun se impuso, él quería ese entrenamiento, decía que o quería ser tratado de manera distinta, que lo recibiría como todos los que estaban en este lugar, lloré cuando se iba, lo abracé y le dije que nunca me olvidara, que no dejara que Jasón me arrancara de su corazón.
Él sabía lo que le esperaba, porque a pesar de tratar de confinar mis pensamientos él los podía leer claramente, su don era mucho mejor que el de su padre y con Jun teníamos un lazo de madre e hijo como nadie más. Él penetraba mi mente y podía ver todo lo que me había ocurrido, incluso si fueron muchos años atrás, gracias a ese don él me conocía como nadie más en esta vida, sabía cada lágrima silenciosa, cada gritó que no expulsé de mi garganta, lo mucho que amé un día a su padre, todo, sabía todo.
Así mismo yo podía leerle la mente, éramos como colectivos en ese aspecto, creo que cuando me revivió y me envolvió en su escudo nos unimos tanto que él compartió ese don conmigo, claro que sólo ocurre con él, no puedo leer a otras personas, él si.
Mientras Jun estaba en entrenamiento fui llamada a mi primera batalla, no era gran cosa y salimos victoriosos, allí me destaqué y fue la primera vez que fui llamada a visitar a los dioses padres, era la primera semi diosa que los veía, era un gran honor para cualquiera, pero no para mi, ellos me importaban una mierda, sólo quería volver a casa y verificar que mi hijo estuviera bien, hacía meses que no lo veía, justo cuando pasaba por la etapa más difícil de su vida y yo estaba perdiendo el tiempo con estos dioses presumidos a los que había que hacerles venia, puaj, yo no me inclinaba ante nadie y se los demostré, me miraron con desdén y yo los miré como si fueran mierda en miz zapatos nuevos.
Zeus soltó una carcajada ante mi atrevimiento y me felicitaron por mi coraje y fortaleza, recibí mi primera paga que desde ahora sería en forma mensual, casi me caí de culo cuando me entregaron los cinco cofres con monedas en oro, diamantes, piedras preciosas e infinidad de joyas ¡carajo!, si con sólo ese pago tenía para vivir toda mi puta vida regalada.
Ellos dijeron que desde mi renacimiento había aceptado mi raza de semi diosa y había dejado de envejecer, eso era sólo mientras viviera con ellos, si decidía algún día volver a la tierra mi cuerpo se adaptaría a la vida humana y envejecería y moriría como todos los semi dioses que optaron por llevar vidas normales, pero yo no tenía nada en la tierra de los mortales, nada me ataba allí, así que no tenía que preocuparme nunca más por ese detalle, mi vida era esta, allá no tenía ni quería nada. Me dijeron si tenía alguna otra petición, me ofrecieron más joyas y les dije que no necesitaba más, pero si tenía una petición, no quería que a Jun le cambiaran el nombre cuando terminara su entrenamiento, yo se lo puse a conciencia, no me arrepiento, total ese ser me dio un hijo maravilloso y eso si se lo podía agradecer. Por eso no quería que se lo quitaran, a mi me quitaron el mío cuando terminé de entrenarme, ahora me llamaba Mykene, Bella Swan no existía, o más bien dicho nunca existió, ya que los pocos años que viví fue una total mentira, pero Jun no, su vida era verdadera. Ellos aceptaron y me dejaron marchar.
Cuando regresé pude ver a mi hijo, le faltaba poco para terminar, su entrenamiento iba a ser el más corto de la historia, Jasón me dijo que él era demasiado fuerte y que con la única persona que tenía lazos afectivos era conmigo, así que como no podía quitarle eso, ya que era tan testarudo como su madre, terminaría en pocos días.
Me extrañó que dijera que Jun no tenía lazos afectivos con nadie más, él se lleva de maravilla con Seth, con Alizze y con mi madre, tiene muchos amigos y se que ha tenido varias novias o aventurillas como él las llama, algo de cariño debe tenerles a las personas que tiene a su alrededor.
Cuando terminó y regresó a mi lado conversamos sobre ese tema, él me miró como si lo estuviera reprochando, y no era así, es sólo que no quería que estuviera tan solo, es cierto que durante el entrenamiento te arrancan todo para ser más fuerte en batalla, pero esa fortaleza crece con el tiempo, no es que no puedas volver a amar a nadie ni que te conviertas en una máquina sin sentimientos, es sólo para que tengas un enfoque en la batalla y no pierdas la concentración o alguna cosa como esa, yo personalmente no creía en eso, ya que cuando estaba luchando lo que más fuerza me dio fue saber que mi hijo me esperaba en casa, saber que su amor nunca cambiaría.
Pero Jun me explicó que se sentía muy apenado, que por supuesto que quería a Seth, Alizze y a la abuela, pero a la única persona que amaba era a mi, mi hijo era tan mamón, acababa de pasar por un entrenamiento de muerte y él quería que su mami lo arrullara y le cantara como cuando era un nene. Con una sonrisa me acomodé en el sofá y lo arrullé mientras acariciaba su cabello tan alborotado.
Me quedé pensando en lo que acabábamos de conversar con Jun, yo si me había olvidado de todas las demás personas exceptuando a Jun, ahora recordaba a los Cullen y no sentía nada, recordaba a Edward y ni siquiera odio sentía por él, no sentía nada, quizás mi entrenamiento fuera distinto, quizás si morí y renací con el único amor de mi hijo para hacerme sentir medianamente humana, porque la verdad es que no albergaba ningún otro tipo se sentimientos buenos hacia nadie, ni siquiera hacia la que decía llamarse mi madre, mis amigos, eran amigos, pero no los quería tanto, quizás aún estaba muy reciente mi entrenamiento, no podía ser que a la única persona que le tenía amor y aprecio fuera mi hijo, todo era tan confuso.
Con el paso de los años descubrí que si quería a Seth y Alizze, eran mis amigos y de a poco con ellos volví a ser un poco mas humana, pero nunca como lo fui una vez, todo mi cariño y protección era para mi hijo, cada día era más fuerte y mejor persona, era un excelente luchador, el más fuerte después de mi y me enorgullecía enormemente. Con mi madre mantenía las distancias, la respetaba por ser la mujer que me parió, pero nada más, no la quería y no la necesitaba.
Hasta allí llegaba la lista de mis afectos, era incapaz de sentir algo más, muchos me llamaban perra sin corazón, mujer de hielo y muchas cosas más, no les prestaba atención, porque cuando lo había hecho la tasa de mortalidad de semi dioses había bajado enormemente, nunca recibí el castigo que se merece por algo así, los dioses me necesitaban mucho, yo ganaba cada batalla a la que me mandaban.
Una de esas batallas fui nombrada general del ejército completo, los llevé a la victoria luchando espalda con espalda con Jun, fue pan comido.
Cuando llegamos fui llamada a una celebración con los dioses, como siempre yo era la única semi diosa que podía estar en presencia de los dioses padres, allí ellos personalmente me felicitaron y enviaron mi recompensa a casa, además de hacerme tres delgadas trenzas en las cuales cada uno de ellos puso una piedra preciosa al final, ese era el máximo honor y respeto que ellos había demostrado nunca, con esas piedras en mi poder podía visitar cuando quisiera a los dioses, ahora era de máxima confianza y escucharían mis consejos y cualquier duda que tuviera, era su mano derecha.
Estaba enfurecida, había encontrado a Jun revolcándose con dos ninfas en el bosque, ese muchacho no tiene decencia, no me importaba que tuviera novia, pero era mi hijo y quería una buena mujer para él, no esas zorras de las ninfas que se acostaban con cualquiera.
Las eché a patadas y tomé a Jun de una oreja después que se vistió, pero tuve que dejarlo porque me reclamó que lo dejaría en vergüenza, él era ya un adulto, tenía razón, tenía el aspecto de un adulto, pero en años tenía 15 años, era un bebé que no debería andar haciendo cosas de adultos.
Después de una extensa conversación me dejó más preocupada que en ocasiones anteriores, él decía que nunca amaría a ninguna mujer porque ninguna era como yo, ninguna era tan fuerte, ninguna tan valiente, ninguna tan bonita.
Pero él debía entender que yo no era perfecta, tenía millones de defectos, era mal genio, me gastaba una bocota de camionero, daba palizas cuando algo me molestaba, había matado a muchos monstruos y semi dioses malos, en fin, millones de defectos, él no podía verme como un ejemplo para enamorarse en el futuro, jamás querría que se enamorara de una mujer como yo, que no sabía amar a nadie que no fuera mi hijo.
Un amor tan grande que cuando sentí en mi mente el dolor de mi hijo siendo herido por su propio padre enloquecí de dolor, hacía tantos años que no sentía un dolor tan punzante en mi pecho, en mi corazón. Corrí al lado de mi hijo, su garganta destrozada y sus brazos partidos, la escena era muy parecida a la que yo viví, sólo con la diferencia que él no había bebido de mi hijo, lo había dejado tirado en el piso para que se desangrara, maldita animal.
No fui capaz de mirarlo, no quería hacerlo porque se que lo mataría en ese mismo instante y debía primero salvar a mi Jun, él bebió de mi sangre, nada me importaba más, yo éramos nosotros dos, nadie existía a nuestro alrededor, cuando dejó de beber lo arrullé. Se que en casa estaba listo para que Jun descansara y recibiera los cuidados necesarios, en pocas horas estaría como nuevo, pero ese no era el punto, el punto es que nadie debería atacar a mi hijo en mis tierras.
Jun nos envolvió en su escudo y flotamos abrazados, su fuerza estaba volviendo, pero estaba tan asustada, jamás sentí tanto miedo como ahora. Jun también tenía culpa me decía que hacía días que no bebía, además le había dado su sangre a los vampiros cuando los rescataron, mi rebelde muchacho aún rechazaba sus genes vampíricos, así que no consumía sangre como debiera y eso lo ponía un poco más débil, sobre todo cuando lo ataca un vampiro fuerte como Edward. Mi ira iba creciendo, mataría a ese hijo de puta. La burbuja estalló justo cuando después de varias semanas llegaron Seth y Alizze, ellos andaban buscando nuevas plantas medicinales y haciendo unos encarguitos más.
Ellos corrieron al ver a Jun herido y yo desesperada les dije que lo llevaran a casa, que le dieran de beber más sangre cuando despertara ya que se había desmayado.
Me hicieron caso no sin antes abrir los ojos como platos cuando vieron a Edward con su boca manchada de sangre, ellos entendieron lo que había sucedido y lo que iba a pasar a continuación, además también estaban conmocionados que él y los demás Cullen estuviera junto a mi y Jun, ellos no se habían enterado que ellos estaban acá.
Me paré apretando mis puños y la mandíbula fuertemente, la ira que recorría mi cuerpo era tan potente, nunca había sentido algo así, Edward me miraba con asombro, oh si, la tonta humanita también tiene sus trucos y poderes, se que en este momento debo estar brillando y que el símbolo de Atenea se marca en mi frente. Todos los que me conocen se alejan, saben que es lo mejor que pueden hacer, saben que cuando la ira recorre mi sangre de manera descontrolada sale a flote lo peor de mi, sólo en batalla me había ocurrido y una vez cuando era humana, claro que no fue tan potente como lo era hora y dudo que alguien se hubiera dado cuenta, pero fue esa vez en el bar, cuando estaba enojada con Edward y me agarré a pelear con unos tipos, Seth dice que esa fue la primera vez que me reconocieron al cien por ciento, ellos pudieron ver mi signo y el fulgor tenue que irradiaba, la otra vez fue cuando estaba con Edward en el templo, Alizze me contó que allí resplandecí porque estaba en el templo de mi madre, además las emociones que yo tenía en mi interior y junto con la edad que era la correcta cuando se aceptaban los genes de la raza hicieron que brillara, pero ahora, ahora, era por completa ira.
- Corre maldito vampiro, porque te voy a matar con mis propias manos
- Bella, él ¿es nuestro hijo? - se veía tan estupefacto al igual que los Cullen, al parecer era rápido de mente y al momento del desliz de mi parentesco con Jun sumó dos más dos
- Es mi hijo, no ensucies a mi hijo uniéndolo a ti, él es mío, sólo mío y me lo quisiste arrebatar, lo heriste de la misma manera en que lo hiciste conmigo maldito hijo de puta, pero ahora ya no soy la humana indefensa
- Bella por favor, de verdad no quise lastimarlo, es sólo que perdí el norte, no se que me paso, estaba tan furioso y él me golpeó – decía puras mierdas de excusas mientras retrocedía y yo avanzaba hacia él, ahora yo era la cazadora y él la presa
- Nada de lo que digas me hará cambiar de parecer, es lo único que tengo, lo único que amo y me lo quisiste quitar
- Pensé que era tu amante
- Y eso qué, que mierda te puede importar con quién me revuelco, no somos nada, no me interesas, ni siquiera te odiaba, no significabas nada, nada para mi, pero ahora….. trataste de matar a mi hijo y eso no o perdono, he matado por mucho menos
Dije y me arrojé hacia él, mi cuerpo cuando estaba en este estado era parecido al suyo, fuerte, duro, letal, nunca había ocupado este don para luchar, no lo necesitaba, ahora tampoco, pero quería demostrarle la gran capacidad que tenía para defender a quien amaba.
Los golpes fueron duros y rápidos, él no se defendió en ningún momento, sólo recibía mi rabia, mi dolor, me miraba consternado y maravillado al mismo tiempo, de fondo escuchaba los gritos de los Cullen, pero me valía mierda, nadie lastimaba a mi niño y salía con vida, menos este ser tan dañino.
Estaba a punto de matarlo, sólo faltaba el golpe de gracia, él me miraba con horror al saber que no me temblaría la mano para hacerlo, de pronto fuimos envueltos en la tan conocida burbuja, Jun nos envolvió juntos, este monstruo y a mi, sentí la paz que sólo Jun lograba conseguir dentro de su escudo, grité que me soltara, que lo mataría, que me dejara, Edward sólo miraba a su alrededor y luego me miraba a mi.
- De verdad, si hubiera sabido que es mi hijo jamás le habría hecho daño ¿esto lo hace él? – dijo refiriéndose al escudo, pero no le contesté porque sentí la conexión con Jun, pero esta vez fue distinto, esta vez no estábamos conectados solos los dos, esta vez incluyó a Edward.
- Madre no quiero que lo dañes, yo empecé todo, yo lancé el primer golpe, yo lo provoqué, ya estoy bien, por favor déjalo y ven a mi lado
- No Jun, esto no se queda así, nadie te hace daño bebé, nadie lastima a mi hijo y sale impune, él no es nada, no es nadie – miré de reojo a Edward, estaba más pálido de lo normal, él ahora estaba escuchando nuestra conversación mental, él nunca pudo acceder a mi mente y Jun le estaba dando un regalo que ese vampiro no se merecía
- Dios, puedo escuchar tu mente Bella, puedo ver todo lo que ha pasado, puedo escuchar a mi hijo
- No es tu hijo, nunca lo fue, nos mataste, lo perdiste
- Mami, por favor ven, no me siento bien, sólo tú puedes ayudarme mami – el escudo vibraba, Jun se estaba debilitando nuevamente, sentía su dolor, su confusión, Edward también lo sentía porque sus ojos sufrían, vi lo que nunca pensé volver a ver en mi extensa y puta vida, Edward estaba sufriendo y lo hacía por nuestro hijo, pero no podía ser, porque las veces que vi esa mirada de dolor por mi, por mi rechazo antes de casarnos era todo mentira, nunca me amó, nunca
- Si te amé Bella, siempre lo he hecho, siempre fuiste lo más importante en mi vida, me equivoqué, pero me arrepiento cada segundo de lo que te hice, pero te amo, te amo más que mi vida.
Maldita conexión mental, cuando Jun se recupere me las va a pagar. El escudo se desvaneció y caímos al piso, rápidamente corrí con todas mis fuerzas hacia la casa, a cuidar a mi hijo.
- Esto no se queda así vampiro – dije mientras corría con él al lado mío.
Cuando llegamos Jun estaba desmayado, Seth y Alizze estaban a su lado, dijeron que estaba mejor, que ya se estaba recuperando, pero el esfuerzo que hizo por mandar su escudo fue demasiado para él.
Edward no decía nada, sólo miraba a mi hijo con cara de estúpido, se que se sentía culpable, eso no podía negarlo, así como él pudo leer nuestras mentes nosotros también pudimos leer la suya, pero con respecto a lo que me había dicho o hecho sentir no quería reconocerlo, su mente era clara y sincera cuando dijo amarme, pero no le quería creer, además aunque fuera así no importaba, ya no lo amaba, yo estaba muerta, la chica que dice haber amado no existe, ¿qué mierda estoy pensando?, él jamás me amó, no puedo ahora creer algo así sólo porque accedí involuntariamente a su mente, en el pensamiento también se puede mentir y él era un reconocido mentiroso, un profesional de la mentira y el engaño.
Seth y Alizze salieron de la habitación, me pidieron que fuera a descansar, pero no les hice caso, mi hijo estaba primero, lo cuidaría hasta que estuviera bien, así me estuviera pudriendo. Edward tampoco salió, le grité que se fuera, que nos dejara en paz, pero no quiso hacerme caso.
- No puedo Bella, es mi hijo también, Dios, tengo un hijo, un hijo contigo, es maravilloso
- Tan maravilloso que lo quisiste matar
- Bella, por favor, yo no sabía, de verdad me arrepiento, estaba fuera de mi, la verdad es que Jun desde que lo conocí me ha caído bien y eso que pensaba que eran amantes o algo así, no se, siempre me llamó la atención, es cierto que hubo momentos que me dio rabia el amor que siente por ti, pero nunca lo odié, nunca lo haré, es lo más hermoso que hay, un hijo de los dos, de nuestro amor
- ¿amor?, por favor no utilices palabras y sentimientos que no conoces, es cierto es tu hijo, lleva tu sangre, pero es mío.
- Yo se que no puedo llegar a entender la clase de amor o lazo que hay entre ustedes, me he dado cuenta de que es muy grande, esa conexión que comparten los alejan del resto de las personas, no pretendo quitarte nada, pero Bella por favor no me niegues que lo conozca, quiero conocerlo, saber de él, qué siente, si me odia – dijo bajando la vista, de verdad es que se veía como la mierda
- No te odia, a veces a despotricado en tu contra, pero él es demasiado bueno, demasiado puro de alma para odiar a nadie.
- Es como tú, bueno, puro
- Jajajajaja, estás equivocado, nunca he sido buena, nunca he sido pura, la ira, la violencia siempre ha estado en mi, yo si se odiar, se lo que es matar al enemigo y gozar matándolo, no, nunca he sido buena y nunca lo seré, esa chica que conociste murió ese día Edward, de verdad mataste lo humano que tenía, ahora la única humanidad que me queda es el amor que tengo por i hijo, no tengo nada más, no siento nada más
- No, no digas eso, sigues siendo tú, sólo que yo te empujé a esto, pero sigues siendo tú, estás escondida, pero estás allí Bella, tu alma es hermosa, siempre lo fue, esa capacidad de entrega y amor lo conservas, sólo tienes que recordar el pasado
- ¿Qué quieres que recuerde, la forma en que me traicionaste, la forma en que me mataste cuando dejé de ser útil para ti? ¿la forma en que fingiste amor y ternura cuando nunca lo sentiste? – el veneno y los reclamos que nunca le hice hicieron explosión en mi boca
- Nunca te mentí, no se qué pasó con esa mujer, ni siquiera recuerdo haberla deseado, todo fue tan rápido, nunca me lo pude explicar, esa misma noche yo fui a buscarte, me di cuenta de lo que había hecho, me arrepentí enseguida, pero ya no estabas viva, tú cuerpo estaba inerte y lloré, lloré mucho, aún lo hago y sabes que los vampiros no podemos llorar, pero desde esa noche lo hago, lloro por ti todos los días, a todas horas, te creí muerta y me quise morir, pero la muerte era demasiado fácil para mi castigo, mi verdadero castigo ha sido estar todos estos años sin ti, anhelándote.
- No digas tonterías, no te creo, nunca te creeré, no es necesario que digas nada porque de verdad Edward es que ya no te amo, hace muchos años que dejé de sentir algo por ti, no te odio, si siquiera eso puedo sentir por ti, y agradezco a este lugar y a su endemoniado entrenamiento que me arrancó todas esas emociones, dolor y sentimientos que tenía.
- Lo se, no se cómo, pero el líder humano ha soñado todos estos años contigo, pero no eran simples sueños, era tu vida, la humana y esta, vi algunas cosas por las que pasaste, por eso estaba tan conmocionado, tan fuera de mi cuando herí a Jun, acababa de ver lo que te hice
- Es mejor así, cuando dejé de sufrir, cuando te dejé de amar pude ser feliz
- ¿de verdad eres feliz?
- Todo lo que se puede en esta vida
- Te amo Bella, siempre te he amado y siempre lo haré
- No sigas, pierdes el tiempo, además tengo pareja
- Ares
- Si, llevamos algún tiempo
- ¿lo amas?
- No, pero nos complementamos, nos entendemos
- Jun lo odia
- Jun aborrece a todos los hombres que se quieren acercar a mi
- A mi también
- No, a pesar de todo no lo hace, no te hubiera salvado si lo hiciera, él impidió que te matara, lo iba a hacer Edward y sin remordimientos
- Lo se, lo sentí, sentí esa furia, ese deseo de destrucción
- Esa soy yo, la mejor guerrera, la perra sin corazón, una asesina consumada
- Eres hermosa, sensual, bella, hipnótica, dulce, aunque esa dulzura esté escondida y sólo la utilices con Jun, eres buena, sólo te has amoldado a las circunstancias.
- Cállate, Jun está despertando
- Mamá, estás acá
- Siempre hijo – Jun miró a Edward y le sonrió, no puedo negar que me dolió que quisiera a su padre, yo se que era así, él lo quería y no iba a hacer nada para impedirlo, eran dos hombres adultos aunque no se cual de los dos era más infantil, definitivamente Edward lo era, él pensaba que con decirme cosas lindas volvería a sus brazos, estaba equivocado, no sentía nada, nada, nada, no se me movió un pelo con su declaración.
Pronto descubriría que era una mentirosa.
- Padre que bueno que mamá no te mató – Edward sollozó y le pidió perdón miles de veces, allí pude ver que él de verdad lloraba, algo dentro de mi se removió, pero lo desterré de mi sistema.