Dark Chat

lunes, 25 de octubre de 2010

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 10: Celos

Edward POV

Me estacione frente a la casa de Bella y tome su mano entre las mías, aun traía el brazalete que le había dado como regalo de cumpleaños.

—Veo que te gusto mi regalo.

—Me encanto —levanto su vista y me encontré con esos ojos castaños que tanto me gustaban— gracias por pasar la tarde con nosotros.

—Es un placer —sonreí de lado, lo había hecho con mucho gusto.

—Yo pensé que la llegada de…

—Shhh —la calle poniendo uno de mis dedos sobre sus suaves labios, no quería que la mencionara, en cierta parte quería hacer de cuenta que ella no existía. Me acerque más a Bella hasta que nuestros labios se juntaron, había deseado hacerlo toda la tarde, y la única oportunidad que tuve había sido un momento tan pequeño que no me bastaba. Nunca me bastaba, quería besar siempre sus deliciosos labios. Profundizamos el beso y me abrazo mientras jugaba con mi cabello. Entonces vino un golpe sobre la ventanilla que hizo que nos separáramos de inmediato. Baje la ventanilla y para poder ver quien había tocado.

—No espere encontrarme con esto.

—Jasper yo te puedo explicar —dijo Bella mientras abría la puerta para bajar del auto.

—Eso espero —dijo el rubio con voz molesta— ¡¿Cómo puedes estarte besando con Edward?

—Jasper no grites —baje del auto, antes que Bella, era yo quien tenia que dar la cara.

—Lo siento, no imagine que ustedes… —se disculpo Alice— si lo hubiera sabido me hubiera esperado hasta mañana para traerle a Bella sus cosas.

—No es tu culpa Alice —respondió Bella— Jasper ¿podemos entrar a la casa y hablar?

—Esta bien —su voz se había suavizado un poco.

Bella tomo mi mano y me condujo hasta el interior de su casa, seguidos por Alice y Jasper. Caminamos en completo silencio, hasta sentarnos en la cómoda sala, Bella y yo juntos y frente a nosotros mi hermana y Jasper.

— ¿Y bien? —pregunto con impaciencia.

—Jasper lo que viste entre Bella y yo… —tome la iniciativa, pero me sentía nervioso, tenia que encontrar las palabras adecuadas— Bella y yo nos queremos.

—Edward… tu estas casado…

—No por mucho tiempo, en cuanto Tanya se vaya de nuevo interpondré una demanda de divorcio, quiero estar con Bella.

— ¿Y si no lo hace? ¿Qué pasa si no se vuelve a ir? —inquirió el rubio.

—La pondré de todas formas, he pensado mucho las cosas, Alice tenia razón en todo —la mire y le di una sonrisa de arrepentimiento— tal vez Tanya me quiera un poco, pero no es nada comparado en como quiere mi dinero y si tengo que dárselo todo para poder ser libre y estar con Isabella se lo daré.

—Y mientras tanto… Bella… ¿serás la…?

Bella bajo la mirada ante la pregunta inconclusa de Jasper, cuando la levanto sus ojos estaban llenos de lagrimas y sentí un hueco en el estomago. Ella no se merecía ser la otra, yo no merecía tal sacrificio.

—No me importa —dijo con voz firme a pesar de las lagrimas que luchaban por salir— Jasper no puedo vivir sin Edward, yo se que esta mal, que Tanya sea como sea no se merece esto pero… no puedo. Edward se alejo de mi un mes, no me hablaba, no me veía, solo se dirigía a mi en clase y muy poco y no sabes como me dolía el corazón. Hoy que se que el me quiere como yo a el menos podría estar lejos de el y no me importa si para eso tengo que ser la amante.

La palabra salio de sus labios con tanta naturalidad, como si estuviera hablando del marcador de un juego de béisbol.

—Se que tal vez te sonara ridículo —prosiguió Bella— ¿cómo en tan poco tiempo puedo quererlo tanto?

— ¿O como yo pude cambiar de parecer cuando decía amar a mi esposa? —continué— pero con ese poco tiempo puedo asegurarte que Bella es ahora mi vida.

La vi a los ojos los cuales brillaban y no a causa de las lágrimas, brillaban de amor y me sentía orgulloso y feliz de ser el hombre que causara ese brillo. Me perdí en sus ojos unos segundos o quizás minutos, no lo se, pero los hubiera visto toda la noche de no ser por que Jasper llamo la atención aclarándose la garganta.

—No es ridículo —su voz era un susurro suave— creo que a mi me paso lo mismo, conocí a una mujer hace poco y hoy se que si el día de mañana sus ojos verdes no me miran, no habrá razón para levantarme.

Levanto la mirada hacia mi hermana quien le sonreía encantada con sus palabras, tomo la pequeña y delicada mano de Alice y la acaricio con suavidad y delicadeza entre las suyas. Quise decir algo pero Bella me apretó la mano, la vi y me sonrió con complicidad y yo hice lo mismo.

—Bella… ¿has pensado que hubiera pasado si en vez de haber sido yo… hubiera sido Emmett? Supongo que no lo sabes.

El rostro de Bella empalideció más de lo normal y esta vez yo apreté su mano.

—El no lo puede saber, ni el ni Charlie, Jasper por favor…

—No tienes que pedirlo —Jasper sonrió— solo tengan cuidado, este pueblo es algo pequeño y nunca falta un pequeño descuido para que los chismes empiecen y Edward espero que todo lo que has dicho sea verdad… quiero a Bella como a una hermana y créeme… entre Emmett y yo podemos hacer que te arrepientas si la haces sufrir.

—Si eso pasa lo tendré bien merecido —mire a Bella tomando su rostro entre mis manos y dándole un beso en los labios— esta belleza no merece que nadie la haga sufrir.

El sonrojo no se hizo esperar y tampoco esa costumbre de morderse el labio inferior, la volví a besar y ahora fui yo quien al terminar el beso, mordí suavemente su labio lo cual hizo que se sonrojara aun más.

—Esto hay que celebrarlo —grito Alice saltando del sofá.

—Será mejor que nos vayamos Alice —me puse de pie— mi papá debe estar preocupado por su coche.

—Además Emmett no debe tardar en llegar —suspiro Bella.

—Si es que llega —susurro Alice.

— ¿Cómo? —pregunto Bella.

—Ay Bella a veces eres tan inocente —sonrió mi hermana— noche, Emmett, Rosalie, en un mismo lugar.

—Si, entonces creo que es hora de irnos —dijo Jasper— Emmett no le tocara ni un pelo a mi hermana.

—Hablando de eso, luego quiero yo una explicación respecto a esas miraditas que se dan —dije fingiendo más celos de los que en realidad sentía.

—Ash, hermanos mayores, para lo único que sirven es para molestar, Bella dile algo.

—Oh vamos Alice, estoy segura que tu solita puedes con el.

—Es cierto, pero tú también lo dominas, juntas podemos hacer con el lo que queramos.

—Hey, aun estoy aquí —me queje y ambas estallaron en risas.

Alice fue hasta el auto y bajo varias bolsas con las compras de Bella, luego ella y Jasper se despidieron. Yo me quede unos segundos más dentro de la casa abrazando a Bella, no quería irme pero tendría que hacerlo. Escuchamos el jeep de Emmett estacionarse y nos separamos. Me despedí de ambos y regrese a casa.

Como suponía Carlisle estaba en el porche esperando que mi hermana regresara sana y salva con su coche en una pieza. Cenamos en familia y subí a mi recamara antes que Tanya, me desvestí y entre en la cama olvidándome de todo.

Bella POV

Odio los lunes. Pero hoy lo amaba después de pasar el domingo encerrada en mi cuarto haciendo tareas y sin salir más que a comer, claro y estaba el hecho de que hoy vería a mi sexy profesor de literatura por el cual yo estaba loca. Sonreí ante mi pensamiento y baje las escaleras de dos en dos sorprendiéndome de no tropezar ni caer. Pero claro mi buena suerte no duro mucho, al salir de la casa resbale con el piso húmedo y caí sobre mi trasero provocando que Emmett se burlara de mí.

Llegamos unos minutos antes de que la clase comenzara y el solo hecho de ver el Volvo estacionado hizo que mi corazón empezara a latir como desquiciado. Esta vez no espere que Emmett me ayudara a bajar del jeep, yo solita salte y entre rápidamente al campus yendo directo a mi salón.

—Buenos días —salude a Angela.

—Buenos —me miro como si tuviera seis ojos— ¿estas bien?

—De maravilla ¿por qué lo preguntas?

— ¿No te diste cuenta? Bella esta nevando, a ti no te gusta la nieve, odias los lunes y hoy tenemos examen de psicología.

— ¿Esta nevando? No lo note y para el examen estudia bastante y además amo los lunes —mi voz sonaba bastante entusiasmada y mi corazón volvió a latir con fuerza cuando escuche a Edward detrás de mi, llamar la atención para comenzar la clase.

Empezó a entregar los exámenes que habíamos hecho el viernes pasado.

—Newton —llamo Edward con su voz un poco molesta, Mike se levanto y fue hasta el escritorio— Newton dígame la verdad ¿copio usted en el examen?

—Claro que no —Mike sonrió con arrogancia.

—Para la próxima vez hágalo, tiene una F —Edward le extendió el examen y toda la clase rió— Swan.

Camine hasta el y me extendió el examen con una B en color rojo, al tomarlo roce su mano haciendo que chispas de electricidad recorrieran mi cuerpo. El no me dirigió la mirada, seguía viendo el siguiente examen, sin embargo esa sonrisa torcida y sexy apareció en su rostro.

Regrese a mi lugar e intente concentrarme en la clase, tenia que hacerlo a pesar de que Edward fuera mi maestro, ya que no permitiría que me regalara calificación y estoy segura el no lo haría.

Al finalizar la clase hice un poco de tiempo recogiendo mis cosas para estar aunque fuera un minuto a solas con Edward pero para variar Mike se acerco a mi con esa sonrisa tímida y nerviosa que usaba cuando me invitaba a algún lado. Y no me equivoque.

— ¡Bella!

— Hola Mike —tome mis cosas más rápido, ahora lo que quería era salir de ahí.

—Bueno, es que… ¿tienes… tienes con quien ir al baile de halloween?

—Mike falta más de un mes…

—Lo se, pero quería preguntártelo antes que nadie, eres una de las chicas más hermosas de la universidad y seguro mucho te invitaran.

— ¿Y viniste a apartarme? —pregunte alzando una ceja, mientras mire a Edward por encima del hombro de Mike, parecía estar haciendo un enorme hoyo en la cabeza de Mike solo con la mirada.

—No, bueno no… solo quiero saber ¿si irías conmigo?

—Lo siento Mike, no voy a ir, tu sabes que yo no bailo y que nunca he ido a ningún baile, ni a la graduación así que no, además será de disfraces no pienso hacer el ridículo yendo de Gatubela o algo así —me estremecí al pensarlo.

—Si cambias de parecer infórmame —dijo Mike dando la media vuelta para salir dejándonos solo a Edward y a mi.

—Serás el primero en saberlo —mi respuesta hizo que Edward gruñera por lo bajo pero Mike ya no lo pudo escuchar.

Le sonreí y camine hasta el manteniendo la debida distancia.

—No cambiaras de opinión ¿verdad? —pregunto con voz ronca.

—No, en serio jamás me metería dentro de un disfraz.

—Eso es malo, estoy seguro de que podrías ser una sexy vampiresa —sonrió de lado y me sorprendió al inclinarse y besar mi cuello para después morderlo suavemente. Me guiño un ojo y abrió la puerta para salir del salón.

Hiperventilando me dirigí a mi siguiente clase, algo que no paso desapercibido para Jasper y menos para Alice que era tan perceptiva.

— ¿Cómo estuvo la clase anterior? —pregunto Alice con picardía en la voz.

—Fatal, ese maestro es… —sexy, guapo y divino— un inquisidor y además Mike me invito al baile de halloween.

—Oh, ¿aceptaste?

—Claro que no, yo no voy a esos bailes.

—Que bueno —sonrió Alice con doble intención— por que daré una fiesta en mi casa y obviamente será mejor que cualquier cosa que organice la escuela.

—Gracias Alice pero no iré.

—Si, claro que iras —su sonrisa me indicaba que si no iba por las buenas, lo haría por las malas.

—Esta bien Alice pero no me pondré ningún disfraz ridículo —advertí.

—Por favor, será temática todos iremos de vampiros será muy divertido por favor.

— ¿Tu hermano ya sabia de tu divertida fiesta temática?

—Se lo dije esta mañana ¿por qué?

—Por nada, lo pensare Alice… lo pensare.

Nada. Eso era lo que tenía que pensar, sabia perfectamente que Alice seria capaz de perseguirme por todo Forks para vestirme con ese ridículo disfraz. Mis clases casi acababan, pero me vi obligada por Rosalie para saltarme la última, ya que le había prometido ir a la ridícula práctica de porristas. No sabia como es que conociendo mis pocas habilidades para los deportes y ese tipo de cosas, aun así insistía en que fuera porrista.

Me asuste al ver la ropa que Rosalie me había dado. Era una falda azul con tablones blancos, demasiada corta para mi gusto. La blusa de manga larga totalmente azul y con dos líneas blancas en cada brazo. Además de unas botas blancas con tacón cuadrado. Me arrastro literalmente al vestidor e hizo que me vistiera con ese diminuto conjunto.

—Esto no es necesario —me queje— no soy parte del equipo.

Ni lo seré.

—Si, harás una prueba y que mejor que hacerla con el vestuario para ver si serás capaz de girar sin que se te levante la falda y enseñes de mas

—No seré capaz de dar dos pasos con estas botas.

—Bella por favor pon de tu parte —Rose se sentó junto a mi— soy capitana de un grupo de porristas plásticas y sin cerebro que no me hacen caso y que cada segundo hacen complot para sacarme.

— ¿Y me quieres dentro para que yo si te haga caso?

—No —rió animadamente— te quiero conmigo para que te demuestres que si puedes hacerlo además eres la hermana de Emmett y más coraje les dará cuando vean que hagan lo que hagan el no me quitara ese rango.

—Esta bien pero prométeme algo

—Lo que quieras —juro que los ojos le brillaron.

—Que a la primera caída quedo fuera.

—Eso no es problema, no te caerás Alice me lo dijo —la confianza que emitía su voz me asusto, yo sabia que Alice decía ver cosas pero parecía que era muy en serio— a menos que tu lo hagas a propósito.

Me dio unas palmaditas en mi pierna casi totalmente desnuda, suspire y salimos directo al gimnasio donde ya estaba todo el equipo junto con mi hermano y sentadas en las gradas estaban Lauren, Jessica, Victoria y otras chicas las cuales no reconocí. Al verlas a todas vestidas de la misma manera que yo me hizo apenarme por haberme atrevido a ponerme esa ropa, sin embrago Rosalie me dio un codazo y con la mirada me apuntaba al grupo de chicos que se suponía deberían estar entrenando.

Sentí que la cara me ardió cuando la sangre se acumulo en mis mejillas, todos los chicos miraban en mi dirección, incluso Emmett aunque este ultimo tenia una mueca de espanto y enojo al verme así, los demás sonreían y se secretaban, incluso escuche varios chiflidos. Voltee con la esperanza de ver a Rose a mi lado y comprobar que era a ella a quien veían, pero ella ya se encontraba en las gradas junto a las demás chicas. Mordí mi labio y camine lo más rápido que mi equilibrio y las botas me lo permitieron y sorprendida por no tropezar ni una sola vez, llegue a esconderme detrás de Rosalie.

Hicimos varios ejercicios aunque estoy segura solo habían sido de calentamiento ya que para mi gusto estuvieron muy fáciles y después nos sentamos a descansar y ver un partido de practica. Entonces lo vi atravesando las puertas del gimnasio con toda su elegancia y porte. Quise salir corriendo de ahí antes que el lo hiciera al ver mis delgadas piernas pálidas y sin chiste pero Lauren me lo impidió.

— ¿A dónde vas? —su fría mano sostenía la mía.

—A cambiarme, ya casi termina la hora y…

—Pero aun no, quedan 20 minutos, no te aproveches de que el entrenador es tu hermano para irte cuando te plazca —la envidia bailaba en sus ojos azules.

Iba a sentarme de nuevo cuando Rosalie intervino.

—Bella si ya quieres irte a cambiar hazlo, aun no eres parte del grupo y si Emmett te dice algo yo me encargo.

Le sonreí y baje las gradas esquivando la mirada de Edward el cual no nos había visto, conversaba con Emmett, por sus movimientos seguramente del juego. Entre al vestidor y busque mi ropa, cuando la encontré y me disponía a quitarme la falda sentí unas manos posarse sobre mi cintura y unos labios suaves presionar la piel de mi cuello. Me sobresalte y estuve a punto de gritar…

—Soy yo —susurro su voz aterciopelada en mi oreja.

— ¿Cómo entraste aquí? Si te ven…

—Shh, nadie me vio entrar, lo hice por la puerta trasera y la que da al gimnasio esta cerrada con llave —alzo la mano y vi un juego de llaves— ser maestro a veces tiene ciertas ventajas.

Me dio la vuelta y presiono sus labios contra los míos, empezó a besarme con urgencia mientras me apretaba más a su cuerpo, me puso contra la pared y cuando jadeé por aire se separo para besar mi cuello.

—No soporte la mirada que esos estudiantes te dirigían —dijo contra mi piel— pero es tu culpa por verte extremadamente apetecible.

— ¿Los… los viste? ¿Cuánto tiempo llevabas ahí?

—El suficiente para hacerme hervir de coraje —me miro a los ojos y note que no mentía— eres mi perdición, ¿piensas hacerme rabiar así todos los días? En la mañana Newton y ahorita todos esos.

—Si eso hará que me beses como lo acabas de hacer… tendré que considerarlo —mordí mi labio y me sonroje.

—No es necesario, solo pídelo —y lo volvió a hacer, me beso con más intensidad, sentí su lengua jugar con la mía y rodee su cuello para hundir mis dedos entre su cabello, sus manos estaban en mi cintura y poco a poco una se deslizaba sobre mi pierna, alzándola a la altura de sus cintura y gemí, esto pareció hacerlo reaccionar y lentamente se separo.

—Lo siento es que…

—Esta bien, no tienes por que sentirlo —baje la mirada incapaz de pedirle que continuara, una parte de mi me decía que estaba mal, que el solo hecho de estar aquí sola con el estaba mal, y lo que yo deseaba era aun peor; pero había otra parte de mi corazón y de mi cuerpo que me gritaba por que continuáramos. Mi corazón empezó a normalizar sus latidos y Edward se acerco de nuevo a mí y sin saberlo volvió a intensificarlos con un beso más dulce y lento que el anterior.

—Será mejor que me vaya, no tarda en acabar la hora, te quiero.

—Yo también te quiero —le di un beso rápido y se dirigió a la puerta trasera.

—Quita el seguro a la puerta —sus ojos no se despegaban de mi cuerpo y esto hacia que mi sonrojo no disminuyera— te ves… preciosa…

Aun hiperventilaba mientras torpemente me cambiaba de ropa, aun sentía el roce de su mano sobre mi pierna y miles de mariposas inundaban mi estomago. Unos minutos después aparecieron las demás porristas, tome mis cosas y me dirigí al estacionamiento. Me recargue en el jeep esperando a mi hermano pero antes de que el llegara un auto se estaciono en al lugar vació entre el Volvo de Edward y el Jeep. La puerta se abrió y vi a Tanya bajarse del auto. Inconscientemente mis ojos se llenaron de lagrimas, me dio coraje verla ahí. Fue esta mí y como si me conociera de toda la vida me saludo con un beso en la mejilla.

—Hola —me sonrió— ¿si me recuerdas?

—Ahhh — ¿cómo olvidar a la esposa de mi 'novio'?— si, usted es la esposa del profesor Cullen ¿cierto?

—Si, pero no me hables de usted me haces sentir vieja —realmente la sonrisa que salía de sus labios se notaba sincera, no era tan pedante como Alice la hacia ver— ¿has visto a mi marido?

Claro, acabamos de tener una sesión de besos en el vestidor del gimnasio. No, no podía decirle eso.

—No desde esta mañana, lo siento.

—Lo esperare aquí, ¿cuál es tu nombre?

—Isabella, pero me puedes decir Bella.

—Que lindo nombre —por más que buscaba una señal de hipocresía en sus ojos lo único que encontré fue amabilidad y entonces… me sentí peor, desvió su mirada de la mía— ahí viene mi amor.

Mire en la misma dirección que ella y lo vi caminando junto a Alice, sonriendo aun sin percatarse de la presencia de Tanya. Cuando lo hizo note que su piel lucia más pálida de lo normal y con la sorpresa reflejada en sus ojos.

—Ta… —se claro la garganta— Tanya ¿qué haces aquí?

—Vine a secuestrar a mi marido, quiero pasar la tarde contigo y toda la noche —cuando remarco la palabra toda no supe que hacer, si salir corriendo o tomarla por el cabello y arrastrarla por todo el estacionamiento.

—Genial —resoplo Alice— Edward me habías prometido estudiar algebra.

La mirada que Edward le dio a Alice me hizo saber que no era cierto.

—Cuñada eso puede esperar, además no creo que para hacer esos dibujitos que haces necesites estudiar algebra.

—Me llamo Alice y aunque sean dibujitos al menos estudio algo, no estoy esperanzada a vivir siempre de lo que me de mi marido rico —gruño Alice.

Tanya no dijo nada más, entonces sentí que alguien tocaba mi hombro y gire para ver a un chico guapo, rubio y de ojos azules, creía haberlo visto en el equipo de Emmett.

—Hola —me sonrió— tu eres Isabella ¿verdad?

—Bella

—Bueno Bella, soy James, te vi en el gimnasio y deja decirte me dejaste sin palabras.

—Ah… —no encontré nada más coherente que decir.

—Me gustaría invitarte a tomar algo ¿qué dices?

Abrí los ojos por la sorpresa e instintivamente voltee a ver a Edward quien lo asesinaba con la mirada, detrás de el vi un borrón oscuro dar saltitos y aplaudir, asomo la cabeza por encima del hombro de Edward y asintió. Entonces como algo mecánico mire a James.

—Claro, vamos —un gruñido vino detrás de mí y después unas palabras cargadas de resentimiento.

—Ella no ira contigo a ningún lado.