Dark Chat

jueves, 30 de junio de 2011

Muñequita

CAPÍTULO VII

BELLA POV

Ni me enteré cómo mierda llegué a casa, sólo se que me encontraba con Alice, joder mi vida era una maldita montaña rusa y yo sólo quería paz, esa paz tan esquiva desde hace tanto tiempo.

Le pedí a Alice que me dejara sola, claro que ella replicó y no perdió tiempo preguntándome el por que su padre me había llamado por otro nombre, le dije que su padre estaba equivocado, no muy convencida me dejó y el mundo se me desmoronó nuevamente, ya no estaba segura en este lugar, además no conocía al padre de Edward y Alice, se me hacía conocido pero no lograba situarlo en mi vida, ¿por qué me conocería él? ¿las noticias? ¿el juicio?, no, no podía ser, tenía entendido que el señor Cullen era médico, así que no lo conocía, no podía saber toda la verdad ¿cierto?.

¿Qué explicación le iba a dar a Edward? Tonto no era, así que tendría que inventarle una buena historia, lo quería, de verdad que lo quería mucho, pero aún no estaba preparada para revelarle mi pasado y presente tan oscuro que arrastraba ¿cómo se tomaría la verdad si se la contaba?, seguramente se alejaría para siempre de mi diciendo que era mi jodida culpa que un pervertido se obsesionara conmigo, no sería la primera persona que pensara de esa manera, en el juicio que tuvo lugar hace unas semanas y al cual por supuesto no asistí el abogado del desgraciado adujo eso en defensa e su cliente diciendo que yo lo enloquecía por la manera en que me vestía, la manera de vivir mi vida tan desenfrenada según él, es cierto que mi vida podía estar rodeada de música, discotheques, amigos, alcohol, pero nunca fui una desenfrenada, por dios sigo siendo una maldita virgen, el primer beso de lo dio James y Edward es mi primer novio, así que vida desenfrenada en el estricto rigor de la palabra nunca llevé, me gustaban los piercing, los tatuajes, cantar, beber, amanecerme festejando con los amigos ¿y qué?, soy joven y ese era mi maldito ambiente, así me crié, pero mis valores nunca fueron puesto en dudas antes de cruzarme con ese enfermo.

Ahora que pensaba que mi vida se estaba llenando de matices coloridos y estaba dejando los sombríos negros y grises que era mi jodida vida todo se va al demonio, primero llega Jasper, no se qué mierda quiera conmigo, pero por la manera en que me mira seguramente quiere destruirme por ser culpable de la muerte de James, no lo culpo es la verdad, pero me duele, él también fue mi amigo de la infancia antes de que se fuera del país, los tres habíamos compartido excelentes momentos juntos y me dolía más de lo que quería aceptar que él me odiara, quizás por eso es que lo he estado evitando desde que llegó, pero ahora ese doctor sabe mi nombre y no tardará en saberse toda mi verdad, tenía que irme, pero necesitaba papeles, estaba asustada y no quería perder a Edward, pero esa mi vida y tendría que estar siempre huyendo hasta que condenaran al desgraciado y lo pusieran tras las rejas definitivamente.

No sabía el resultado del juicio, pero algo me decía que no debía albergar esperanzas, ese hijo de puta había contratado al mejor abogado del país y la cosa no pintaba bien para mi.

Hice lo que nunca pensé hacer tan pronto, tendría que llamar a Jake, él me ayudaría y me daría la información del juicio, además quería pedirle un favor personal, así que mañana mismo lo llamaría.

Estaba tan nerviosa pensando que en cualquier momento vendría Edward a pedirme explicaciones de lo que pasó, pero la noche llegó y nunca llegó a buscar respuestas, era mejor así, no recordaba mucho después que su padre dijera mi verdadero nombre, quise morirme en ese mismo momento y casi lo logró ya que el aire me faltaba y pensé que moriría ahí mismo, pero cómo no, desde hace tiempo perdí la buena suerte y sigo malditamente viva, la reacción de Edward o las demás personas nunca las vi, sólo sabía que quería salir de allí, no volver jamás.

Angustia, angustia pura sentía correr por mi cuerpo y necesitaba descargarme en este mismo instante y lo hice. Destrocé toda la sala, la adrenalina corría por mi cuerpo cuando finalicé mi tarea, miré alrededor y casi no reconocí mi nueva casa, todo destrozado, mesas, floreros, cuadros, los sillones rasgados, un desastre en toda regla, bah, las cosas materiales no valían para mi, no sabiendo que me tendría que marchar como una fugitiva.

Me arrojé al suelo y lloré, lloré con el alma por todo lo que me había destruido la vida, por todo lo que había perdido en tan corto plazo y todo lo que perdería cuando me fuera, mis amigos de La Push y Edward, carajo, cómo me dolería dejarle sin una maldita explicación, me odiaría, se crearía falsas verdades del por qué lo dejaba y me detestaría.

El dolor me empañaba y estaba casi en estado de inconsciencia cuando los recuerdos golpearon con fuerza mi memoria

Primera semana de encierro

Todavía me encontraba en total shock por lo que me pasaba, todavía me costaba reconocer dónde era que me encontraba, con quién y el motivo de mi encierro, me había golpeado el día anterior en la mejilla fuertemente porque me había negado a ponerme el espantoso traje de muñeca antigua, puaj, maldito pervertido, pero como me seguí negando me siguió golpeando, además siempre tuve carácter fuerte e impulsivo, además era muy testaruda y después de cada golpe le plantaba cara nuevamente negándome a su demanda, pero el muy desgraciado me siguió golpeando hasta que mi cara ardía y la sangre corría libremente por mi pecho.

Debo reconocer que le desgraciado quebró mi fuerza de voluntad y terminé vestida de una maldita muñequita tal como él me decía, al día siguiente siguió la rutina de adiestramiento como él le decía y los golpes volvieron abriendo mis heridas anteriores y provocando nuevas en el resto de mi cuerpo, esta vez quería que me sacara mis piercings y me colocara una peluca para ocultar mi cabello, según él no parecía una muñeca con ese pelo que tenía, claro, hace poco me lo había cortado bien corto y teñido de rubio platinado, me veía realmente bien con ese look atrevido, pero el idiota de mi torturador me pasó una peluca que se asemejaba bastante a mi pelo antes del cambio, cuando logró su cometido después de tanto golpearme me sacó varias fotografías y dijo que cuando me recuperara sacaría más, le escupí y le llamé degenerado y me dio el golpe final en las costillas, el dolor arrancó más lágrimas y me dejó casi inconsciente del dolor, pero nuevamente había ganado.

- esto te pasa por ser tan testaruda muñequita, demo domarte, adiestrarte a mi antojo, eres mía para hacerte una mejor persona, una mejor mujer para nuestro futuro, cuando termine de domarte serás la mejor esposa que pueda tener, la mejor madre para nuestros hijos, pero para eso debes olvidarte completamente de la vida que has llevado hasta ahora

- nunca, nunca me doblegarás completamente y nunca seré tu maldita mujer, prefiero morir que ser tuya – pum, otro maldito golpe y más sangre

- no muñequita, estás equivocada, serás completamente mía, me amarás, ya verás que me amarás tanto como yo te amo a ti

- eres un maldito enfermo, nunca me enamoraría de un pobre tipo como tú, que sólo tiene al alcance a una mujer a base de golpes y secuestro – pum, otro maldito golpe

- hijo de perra

- no hables así, ese vocabulario debes eliminarlo de tu boca y tu mente, debes ser una señorita, una muñequita delicada, como lo eras antes cuando te vi por primera vez, tan delicada, tan angelical, tan jodidamente frágil, no la zorra en la que te estabas convirtiendo

- nunca me tendrás, nunca

- descansa muñequita, debes recuperarte para que pronto empieces a tocar sólo para mi, nunca nadie se deleitara con tu música otra vez, sólo yo.

- Jajajaja, apenas salga de este encierro me subiré a un escenario y cantaré lo más desnuda posible para que te retuerzas de rabia jajajaja

- NUNCA, ESCUCHA NUNCA SALDRÁS DE AQUÍ, GRÁBATE BIEN ESTO MUÑEQUITA ERES MÍA Y NUNCA TE DEJARÉ Y NUNCA CANTARÁS PARA NADIE QUE NO SEA YO, NUNCA NADIE OIRÁ COMO TOCAS LOS INSTRUMENTOS TAN DELICIOSAMENTE, ESCUCHASTE – pum otro golpe en las costillas, maldito maníaco

Aún no podía verle el maldito rostro, cada vez que venía a "mis aposentos" como él le llamaba a mi jaula venía con una máscara que le cubría el rostro, dejándole sólo la boca descubierta, seguramente era un maldito con la cara deformada y por eso no conseguía una mujer de verdad.

Tercera semana de encierro

Estaba casi completamente curada de mis heridas, sólo las costillas me dolían, pero cada vez menos, afortunadamente no me las había roto, aunque eso hubiera sido lo ideal porque me hubiera tenido que llevar a un hospital, al menos creo que lo hubiera hecho.

En el transcurso de estas dos semanas ya no se ponía la máscara para visitarme y la primera vez que lo vi quedé impactada, no era ni remotamente deforme, era bastante atractivo, joven, con una barbilla bien definida, ojos negros y de profunda mirada, cabello igualmente negro y un tanto desordenado, su piel era tan blanca como la mía, en definitiva era bien parecido, además su cuerpo era atlético y fibroso, la verdad es que no debería tener ningún problema con el sexo femenino, pero no, él estaba encaprichado conmigo, maldito enfermo. A pesar de lo lindo que era físicamente seguía siendo un enfermo pedófilo, claro que viejo no era, tendría alrededor de 26 años, pero para mi era viejo, puaj, un pedófilo.

También había notado que a pesar de que me había doblegado y aún lo hacía no se iba sin recibir su poco de dolor, jajaja, le dolía las palabras despectivas que usaba para nombrarlo, lo sabía porque cuando se las decía una sombra de dolor cruzaba por su rostro, especialmente por sus ojos, así que tenía mi pequeña satisfacción al ver que le hería mi desprecio, él quería que lo amara, pero no entendía que nunca lo amaría, por dios, me tenía secuestrada, me había golpeado hasta cansarse, me obligaba a usar trajes de muñeca y nunca, pero nunca me llamaba por mi nombre, sólo me decía muñequita, cada vez que me llamaba así me daban ganas de vomitar del asco que se alojaba en mi estómago.

Cuarta semana de encierro

Hoy supuestamente tendría que empezar a tocar para él, tenía muchos instrumentos musicales y quería que le diera un concierto, como siempre me negué a hacerlo, pero esta vez no me golpeó y salió furioso de " mis aposentos" y no regresó hasta el día siguiente. Después de cenar juntos como ya era su costumbre imponerme su presencia me instó nuevamente a que tocara, me negué y la tortura empezó, pero de un matiz diferente

- ya no quiero castigar tu cuerpo, así que castigaré tu mente muñequita, es la última vez que te lo pido, dame un concierto todos los putos días, las veces que te lo pida

- nunca

- si no lo haces mató a tu maldita familia - ¿era una macabra broma cierto?

- No te creo capaz de hacerlo – y ahí comprendí por completo que el infeliz me doblegaría por completo y me marcaría para toda la vida. Se fue y no regresó hasta el día siguiente por la noche trayendo consigo el periódico donde se anunciaba el trágico accidente donde mis padres y hermano habían muerto

Lloré, lloré mucho hasta quedar dormida de tanto llanto y dolor, ahí tirada en el piso donde me derrumbé gimoteando por una oportunidad, por retroceder el tiempo y haberle dado su maldito concierto para que mi familia viviera, pero no pasó, el tiempo siguió su curso y nada podía hacer para cambiar mi destino, por mi testarudez mi familia estaba muerta.

Desde ese momento no me negué a nada, ya que me había vuelto a amenazar, esta vez con matar a James y eso no lo permitiría, era mi mejor amigo, la única persona que me quería y que estaba viva.

Así día tras día, noche tras noche tocaba los malditos instrumentos que me pedía, piano, violín, chello, guitarra, batería, bajo, etc. en un principio se sentaba frente a mi como único espectador de mi concierto, pero cuando me di cuenta de lo que le provocaba escucharme tocar me sentí tan asqueada que la primera vez que lo vi vomité. El muy maldito se excitaba al punto de ponerse duro y acariciarse encima de los pantalones mientras me veía y escuchaba. Cuando notó mi reacción me obligaba a tocar pero nunca más estuvo frente a mi, ahí comprendí que los espejos que conformaban "mis aposentos" eran como los que usa la policía en sus salas de interrogatorios, lo sentía verme a través de los espejos, no lo podía ver, pero sentía su enferma presencia.

Pum, pum, pum

- Annie, Annie, por favor abre

Carajo, me había quedado dormida recordando mi pasado tan presente, esa voz la conocía, pero todavía estaba sumida en el estupor de los malditos recuerdos, no quería levantarme, no quería que nadie me viera, seguramente tenía la cara hinchada de tanto llorar, sentía las lágrimas levemente secas en mi cara, la garganta seca y un dolor profundo en el alma y en todo el cuerpo, me había quedado dormida tirada en el piso de la sala, esa sala que había destrozado por completo.

- Annie, abre por favor, se que estás ahí nena, me tienes preocupado, abre por favor para saber si te encuentras bien

Era Edward, dios lo quería tanto, pero no quería verlo, no merecía tenerlo en mi retorcida vida, debía dejarlo ir, era tan bueno, tan hermoso y ahora lo perdería, nunca podría decirle la verdad, esa enferma verdad que me carcomía por dentro.

De pronto sentí un estruendo y escuché los pasos de Edward acercarse a mi, cerré mis ojos, era tan cobarde, ese maldito hijo de perra me había vuelto así, una maldita cobarde y no quería que Edward me viera en ese estado, pero ya era tarde ya estaba junto a mi que me hacía la dormida

- Annie, por dios, ¿qué pasó linda?, despierta – me abrazó dulcemente y me besaba la cara y acariciaba mi cabello

- Mi Annie, por favor amor despierta – abrí lentamente mis ojos hinchados y seguramente rojos.

- Oh, por dios, me asustaste tanto cielo, pensé que te había perdido ¿qué pasó? – preguntó mirando alrededor de la sala, era un maldito chiquero digno de la cerda que yo era.

- Nada, no pasó nada, estaba nerviosa y así descargo mis nervios – no dijo nada y me tomó en brazos como a un bebé

- Te llevaré a tu dormitorio, debes descansar, no puedes ir al colegio así, yo me quedaré y te cuidaré

- No es necesario, yo puedo quedarme sola

- No, me quedo contigo, no se hable más

Ok, sólo quiero dormir, necesito tanto dormir, hace tanto tiempo que no puedo dormir en paz, sin pesadillas, sin dolor

EDWARD POV

M e levanté con una resaca de los mil demonios y oliendo a sexo, carajo, me había descargado bien anoche, pero la decisión ya estaba tomada, no dejaría a Isabella, ella pagaría por ser la puta que era y ahora debía seguir interpretando el papel de novio amoroso y cornudo, carajo, realmente la amaba, pero el odio calcinaría ese amor, ella era una puta, la puta de Carlisle, quizás cuantas veces se revolcó con él mientras era mi novia, maldita zorra que me había roto el puto corazón, pero a punto de odio lo repararía y el destrozado sería el de ella.

Después de bañarme y desayunar fui a buscas a la puta a su casa, teníamos que ir al colegio y yo siempre la pasaba a buscar.

Cuando golpee su puerta nadie abrió, era raro, ella siempre me esperaba afuera o bien me hacía pasar mientras recogía la mochila, pero ahora golpeaba y golpeaba la maldita puerta y no abría, carajo, llegaríamos tarde a clases.

Sabía que estaba en casa, pero ¿por qué carajo no abría?, sin querer me empecé a desesperar, ¿y si le había pasado algo?, marqué su celular y sonaba al interior de la casa, si estaba allí, algo le había pasado, así que a patadas abrí la jodida puerta y cuando entré mi rabia hacia ella se esfumó, estaba tirada en el piso de la sala, sala que estaba hecha un desastre, todo roto, todo revuelto y ella en el piso como muerta, carajo, no podía estar muerta, ella no podía dejarme, mierda, corrí a su lado y la abracé mientras la llamaba para que despertara, sus ojos estaban hinchado de tanto llorar y su cara todavía tenía vestigios de las lágrimas derramadas ¿qué mierda había pasado?, no quise ahondar en el tema, sólo quería que ella despertara y me mirara otra vez con esos hermosos ojos.

Cuando despertó sentí un alivio tan inmenso, la llevaba a su dormitorio cuando aceptó que me quedara con ella para cuidarla, deseaba con toda mi alma odiarla, dejar de sentirme como un enfermo enamorado, pero sus últimas palabras antes de volver a dormirse me desarmaron nuevamente.

- Ok, sólo quiero dormir, necesito tanto dormir, hace tanto tiempo que no puedo dormir en paz, sin pesadillas, sin dolor

¿sería por el remordimiento? Por ser una destruye hogares, por ser una maldita puta, seguramente eso no la dejaba en paz.

Mis sentimientos navegaban entre el amor y el odio, eran sentimientos tan fuertes que me carcomían por dentro, no podía dejar de sentir ninguno de los dos y me estaba llevando a la locura, la amaba con toda mi alma y la odiaba de igual manera.

Cuando la acosté bajo las mantas no me resistí y me acosté junto con ella, ella instintivamente me abrazó y recostó su cabeza en mi pecho, me dejé abrazar por que era un jodido débil y anhelaba ese calor que ella desprendía, las cartas estaban echadas y nada cambiaría mi jodida manera de pensar, debía ser fuerte, ya había dado el primer paso, la había engañado, ahora debía jugármela para poseerla en cuerpo y alma para después destruirla como ella destruyó a Esme y a mi. Maldiciéndome una y otra vez me quedé dormido junto a ella aprovechando los últimos retazos de amor que me quedaban, cuando despertara su vida se convertiría en un infierno.

Sentí cuando despertó y se levantó con cuidado para no despertarme, fingí seguir dormido, algo me decía que siguiera en esta postura, cuando se levantó caminó hacia la primera planta, minutos después me levanté y la seguí sigilosamente, ella tomó el celular que estaba en un bolso y marcó un número

- ¿Jake?, si me rastreas cuelgo en este instante, ok, necesito….. si estoy bien, más bien no, no, no me ha pasado nada físicamente pero mi vida volvió a derrumbarse.

- …

- No voy a decirte donde me encuentro, no viene al caso, tengo que irme de aquí inmediatamente

- …..

- Jasper el hermano de James está en el pueblo donde estoy viviendo, me ha reconocido, no, no he hablado con él, pero me sigue a todos lados, además otra persona me ha llamado por mi nombre, no, no se, pero debo irme inmediatamente

- ….

- Necesito nueva identidad, pero fuera de la ley, sabes que la vez anterior que nos diste identidad a mi y a James la información se filtró y él terminó muerto

- ….

- Lo se, además quiero pedirte que me digas sobre el juicio

- No, no ahora,

- …

- Después te contacto y te digo donde mandar la documentación – ok, cuídate y por favor puedes llevarle flores a James

- ….

- Y a mi familia, por favor

- …..

- Ok, yo también te quiero

Jake, otro hombre estaba vinculado a su puta vida, seguramente otro amante y ¿qué mierda era eso de irse? De necesitar otra identidad, esto se estaba poniendo demasiado raro ¿estaría metida en algo turbio?, hablo de un juicio ¿sería testigo protegido?, mierda me volvería loco con tantas interrogantes, pero lo que más me rondaba la cabeza es que ella se iría, me dejaría, carajo tendría que apurarme en llevarla a la cama antes de que se fuera, pero si se iba ¿qué gracia habría de llevarla a la cama? Todo quedaría en nada porque ella se iría y no podría verla derrumbarse, carajo, mi vida era tan complicada ¿qué debería hacer ahora?

miércoles, 29 de junio de 2011

Conociéndonos Otra Vez

CAPÍTULO XII

EDWARD POV

No estaba tranquilo, algo me pasaba que no me podía concentrar en la cacería, Emmett decía que eran los nervios de la boda, pero no, no era eso, quizás debería volver con Bella, estaba sediento, pero podía aguantar unas horas más, joder, no debí dejarla sola, debí esperar para saciarme ¿y si le pasaba algo?, no, ahora no podía pasar nada malo, pero de todas maneras voy a volver, no importa que me digan que estoy loco, necesitaba a Bella constantemente en mi vida, minuto a minuto y no desperdiciaría tiempo, tenía que volver con mi pequeña golfa.

- ¡EDWARD! – Noooooo, grité al ver la visión de Alice, mi Bella era golpeada y llevada por Tanya y otro vampiro al que no conocía, pero era peligroso, lo sabía, sus ojos rojos lo indicaban, además habían golpeado a Bella

- ¿POR QUÉ MIERDA NO LO VISTE ANTES? – grité a Alice, no era su culpa, pero, mierda, se habían llevado a Bella, no era algo que fuera a pasar, ya había sucedido.

- No lo se, no entiendo, pareciera que me estaban bloqueando – repetía una y otra vez Alice desesperada.

No esperé más y corrí como el diablo hacia el departamento de Bella, tenía que seguir la pista para rescatarla, no podía pensar bien, sólo sabía que debía encontrarla sana y a salvo. Tenía unas inmensas ganas de llorar, de arrojarme al suelo y gritar hasta quedar con la garganta desgarrada, mi Bella, mi pequeña golfa no debería estar pasando por esto, NO ERA JUSTO Y LA ENCONTRARÍA AUNQUE FUERA LO ÚLTIMO QUE HICIERA EN ESTA PUTA VIDA ETERNA QUE TENGO Y TANYA, MALDITA TANYA CUANDO LA ENCONTRARA LA MATARÍA LENTA Y DOLOROSAMENTE, PEDAZO POR PEDAZO DESGARRARÍA SU CUERPO, MALDITA PUTA ENVIDIOSA.

Al llegar al departamento encontré todo revuelto y un rastro de sangre de Bella, malditos la habían hecho sangrar, sólo esperaba que se encontrara con vida.

A los minutos llegaron mi familia, todos estaba estupefactos, dolidos y llenos de rencor hacia la zorra de Tanya, del tipo aún no sabíamos nada, así que Alice lo dibujó para ver si algún miembro de la familia lo conocía, ya que la visión que tuvo fue muy imperfecta e incompleta. Cuando terminó de dibujarlo Carlisle estaba como en estado de shock y sentí que mi viejo corazón se rompía, su expresión era lúgubre, no era nada bueno, pero yo estaba desesperado así que lo presioné para que contestara de dónde mierda conocía a ese tipo

- Es Dimitri – dijo Carlisle totalmente tenso y nervioso – él pertenece a la guardia de los Vulturis – cuando dijo Volturis todo se volvió rojo, ellos la matarían sólo por saber nuestro secreto, ella mi niña en manos de esos demonios, no iba a permitirlo antes me moría yo que ella

- Tengo que ir – dije firmemente

- No, iremos todos – vociferó Emmett

- No, es muy peligroso y yo metí en esto a Bella

- No, ella es nuestra familia también, iremos todos y no quiero que discutas nuestra decisión – todos estuvieron de acuerdo con Carlisle y no podía estar más agradecido por contar con mi familia para rescatar a Bella

- Vamos en seguida

Fueron horas de viaje pero por fin llegamos a Volterra, sólo espero que mi Bella se encuentre aún con vida, Alice no podía ver nada y eso me mataba, sólo quería volver a estrecharla en mis brazos y no perderla nunca, tenía mi decisión tomada si Bella estaba muerta moriría también, pero antes mataría a Tanya y a Dimitri, vengaría la muerte de mi amor.

BELLA POV

Cuando llegamos a Volterra estaba tan aterrada por todas las cosas que me decía Tanya, como me iban a matar y como matarían a los Cullen por desobedecer las reglas, y eso era lo que más me dolía, no importaba que me mataran, pero a ellos no, a mi Edward no podían matarlo, el mundo no sería mundo sin él.

Desde que emprendimos el viaje me venía sintiendo mal, seguramente era a causa de los golpes y el cansancio tanto físico como emocional, no había comido y las nauseas que sentía eran cada vez más profundas.

La maldita zorra estaba feliz cuando entramos a un viejo castillo, me explicaba que allí se encontraban los Vulturis y que eran como la realeza de los vampiros, eran crueles, mortíferos, sedientos de sangre y no eran vegetarianos como los Cullen y como ella, maldita arpía, todo por venganza, todo por no ser follada por Edward.

Después de recorrer varios pasillos oscuros, húmedos y malolientes llegamos a una sala enorme, era verdaderamente hermosa si te gusta el estilo dark, en ella se encontraban muchos vampiros y cuando digo muchos es muchos, todos me miraban como si fuera un bicho raro, pero sorprendentemente no se veían tan furiosos como supuestamente deberían estar.

En el centro del salón habían tres tronos como de reyes y los tres ocupantes eran tan diferentes al resto de los vampiros, su piel no parecía ser suave y tersa, más bien parecía fea y áspera, sus ropas eran antiguas y sus modales exquisitos, lo que me faltaba tres vampiros gays, jajajaja, no sabia que existían vampiros maricas, jajajaja, ok, la risa histérica correspondía a gran parte de los nervios que tenía, pero de verdad eran patéticos y si iba a morir no me guardaría lo que pienso.

El vampi – gay que estaba sentado en el centro se levantó con bastante ceremonia y se fue acercando donde me tenían sujetada tanto Tanya como Dimitri

- Isabella, gusto conocerte querida, hace tiempo que quería verte personalmente – el tono que usó me dio miedo, pero como dije si voy a morir diré lo que pienso, así que alcé mi barbilla de forma orgullosa y lo miré directamente a los ojos

- Lástima que no pueda decir lo mismo – sentí como los demás vampiros en la sala jadearon ante mi respuesta, pero el vampiro que estaba frente a mi sonrió levemente

- Una fierecilla valiente, vaya estoy totalmente encantado – me miraba detenidamente y recorrió sus asquerosos ojos por mi cuerpo y luego miró a mis secuestradores

- Dije claramente que no le hicieran daño, que la quería en óptimas condiciones – gritó mientras tocaba mi cara magullada y con la otra mano tocaba mis costillas, no puede evitar y sisee de dolor

- Perdón Aro, la zorra se puso difícil y tuvimos que….

- CÁLLATE ESTÚPIDA, NO TE HE DADO PERMISO DE HABLAR – dijo a Tanya y la golpeó fuertemente en la mejilla mandándola al otro extremo del salón, no pude evitar reírme a carcajadas y Aro me miró como si yo fuera la persona más interesante del mundo

- ¿de qué ríes niña? ¿te agrada lo que he hecho?

- Oh si, mucho, sólo desearía hacerlo yo, pero no es su culpa ser tan zorra y no ser sexualmente atractiva a la polla de Edward – dije riendo aún más, carajo, ¿me estaré volviendo loca?

- Jajajaja, eres graciosa Isabella, los demás vampiros rieron en total acuerdo a lo que dijo Aro.

- No te pareceré tan graciosa cuando te haga la pregunta que me carcome desde que entré y te vi – ahora quedaba la embarrada, bah, mientras antes me mataran mejor, así no venía Edward a vengarse y no moría

- ¿cuál preciosa? – preguntó bastante divertido, vamos a ver como se le borra la sonrisa

- ¿tú y los otros dos reyes son vampiros maricas? – dije sonriendo ampliamente y con cara de inocencia, bah, esa que no tengo desde hace tiempo.

En vez de enojarse y matarme como era mi intención, Aro se dobló de la risa y nuevamente todos rieron con él, yo estaba estupefacta y Tanya y Dimitri estaban con la boca abierta de la impresión

- Ayyy, querida, eres totalmente maravillosa, eres impresionante, veo claramente por qué Edward se enamoró de ti

- Oh si, soy maravillosa, es cierto y tengo a Edward enamorado tanto por mi mente suspicaz como por lo buena que soy para follar

- Jajajajaja, no lo dudo muchacha, ven toma mi mano y acompáñame a caminar – le tendí mi mano, su piel era como había predicho, áspera y rugosa, nada comparado con la suavidad de mi vampiro predilecto.

Paseamos alrededor del salón y todas las miradas estaban fijas en nosotros

- ¿qué hacer contigo niña?, tanto que pensar, tanto que experimentar, tanto esperar

- ¿esperar qué?

- A que lleguen los Cullen – dijo Aro tranquilamente mientras me miraba detenidamente

- Nooo, ellos no pueden venir, se supone que yo, sólo yo moriré, ellos no pueden morir, Edward no, por favor

- Interesante, interesante, la humana defendiendo a unas criaturas sin alma, criaturas de cuento de terror

- Ellos no son así, ellos son maravillosos y Edward es un príncipe

- Ya, ya, no te alteres niña, no es aconsejable en tu estado – me perdí, no entendía nada

- ¿Estado, qué estado?

- Shhhhh, pequeña, aún no

- Aro, debes matarla, ella sabe nuestro secreto, la ley reclama muerte a la zorra humana – Tanya estaba totalmente enojada

- Shhhh, Tanya, tu venganza en contra de Isabella ya está cumplida, la has traído a su muerte, así que a partir de ahora no tienes nada que aportar

- Aro, quiero estar presente cuando muera, ella me arrebató a Edward, es mi derecho

- Cállate estúpida, no te he quitado nada, él siempre ha sido mío y aunque muera no lo tendrás, nunca lo tendrás – dije con todo el veneno que subía por mi garganta

- Jajajaja, debes cuidarte Tanya Isabella puede matarte si se lo propone, nadie se mete con la pareja de otro y Edward es su pareja

- Pero, ella es humana

- Cierto, pero él la ha elegido a ella, siempre será ella y eso es algo que ninguno de nosotros puede vencer, ni siquiera la muerte puede vencer el lazo que los une, anda pequeña debes descansar hasta que los Cullen lleguen – dijo dándome una palmadita en la mano, no entendía ni mierda ¿me van a matar o no?

- Jane querida, lleva a Isabella a descansar y que coma algo, está agotada y hambrienta

- Si maestro – una chica rubia y bajita me acompañó a un dormitorio bien acogedor y me pasó una bandeja con comida

- ¿qué va a pasar ahora? – le pregunté a la chica vampiro

- Sólo Aro lo sabe, hay que esperar que llegue tu familia – dijo regalándome una sonrisa amistosa y luego se fue.

Todo era tan raro, ellos se comportaban de manera tan distinta a como dijo Tanya que lo harían, ¿qué significaba eso? estarían retrasando mi muerte para cuando llegara Edward? ¿ese era su retorcido sentido de la justicia?.

Después de comer prácticamente nada a causa de los nervios y las nauseas que tenía me pasee por la habitación como fiera enjaulada, mi mente bullía en hipótesis y mis nervios me estaban destruyendo.

No se cuantas horas pasaron pero cuando la puerta de mi habitación se abrió supe que lo que venía era definitivo, me venían a buscar y eso significaba que Edward ya estaba aquí, lágrimas se desbordaron por mis ojos de solo pensar que Edward podría morir.

Al llegar al salón mis ojos buscaron inmediatamente a mi amor, ¡ahí estaba! Tan hermoso y majestuoso como siempre, pero no estaba solo, todos los Cullen estaban con él, mi familia entera me estaba apoyando.

Cuando nuestras miradas se encontraron todo desapareció, el gran salón, los vampiros, la zorra de Tanya, todo se esfumó, sólo estábamos nosotros dos, mis ojos nuevamente se desbordaron en lágrimas silenciosas al comprobar que mi príncipe y su familia morirían por mi culpa. Edward se veía totalmente devastado, su dolor era notable y me miraba con tanto amor, dolor, pérdida, pasión y mierda no quiero morir, pero menos quiero que él muera, me obligué a dirigir mi mirada hacia Aro quien nos miraba totalmente ¿emocionado?, carajo ¿qué le pasaba al vampiro gay? Para mirarnos de esa manera.

- Carlisle viejo amigo que alegría verte después de tantos años, menuda sorpresa guardabas

- Aro, no se si siento alegría en estos momentos, tienes retenida a un miembro importante de mi familia

- Ella no es una rehén, es más bien una invitada, claro que el motivo de la invitación es poco ortodoxo no quiero que te molestes

- Se que debes hacer cumplir la ley, pero te ruego nos des la oportunidad para contarte como fueron las cosas en realidad

- Bien, no esperaba menos de ti, pero creo que corresponde a tu hijo aclarar las cosas, más que mal él es el responsable de difundir nuestro secreto a humanos

EDWARD POV

Cuando llegamos a Volterra mi único pensamiento era de encontrar a Bella con vida y hacer todo lo posible para que saliera ilesa de la furia de los Vulturis, entregaría mi vida a ellos para que hicieran lo que les diera la gana, todo a cambio de la vida de mi pequeña.

La escolta nos estaba esperando y nos condujo al castillo, no lo conocía personalmente, pero Carlisle si, había vivido años con los Vulturis y se consideraban amigos, pero eran implacables cuando los traicionaban y traición a la raza era de lo que me iban a acusar, no les rebatiría nada. Carlisle me había contado que todos los Vulturis poseían poderes diversos y no se les podía engañar, pero ese no era mi propósito.

Al llegar al salón todos estaban reunidos, pasee la vista por todos lados en busca de Bella, pero no se encontraba y mi peor temor salió a la luz, quizás ya la habían matado, así que me concentré en las mentes de los Vulturis para recabar información. La alegría que sentí en cuanto leí algunas mentes me atravesó como un rayo en el pecho, ella estaba viva, descansando a la espera de que llegáramos, las imágenes se agolpaban en mi mente y traté de simular la risa cuando vi lo que había hecho y dicho mi Bella a Aro, ella era tremenda y los vampiros en vez de estar furiosos la encontraban encantadora, esperaba que ese detalle pudiera influir en la decisión final.

Cuando trajeron a Bella me obligué a quedarme en mi lugar, aunque las ganas de correr a sus brazos eran inmensas Carlisle me detuvo de cometer alguna imprudencia.

Nuestras miradas se encontraron y se borró todo a mi alrededor, se veía tan hermosa como siempre a pesar del moretón que surcaba su rostro, apreté los dientes con fuerza para no abalanzarme hacia los responsables de que Bella estuviera en esas condiciones.

Cuando Aro empezó a hablar pude ver cierto aprecio hacia Bella, pero luego no pude seguir leyendo su mente, me bloquearon y quedé perdido. Carlisle estaba tenso al igual que mi familia.

Me pidió que contara como fueron las cosas y pude ver que era muy curioso y que nuestra relación le despertaba más que curiosidad, era casi como una necesidad saber los detalles.

Cuando terminé de relatarle los hechos desde principio hasta el final los ojos de Aro brillaban de felicidad, no entendía nada y al pasear mi vista por los demás espectadores pude comprobar que ellos estaban en las mismas condiciones mías.

- bueno, bueno, la historia ha sido interesante desde principio a fin, sobretodo me admiro de tu fuerza de voluntad Edward, la tua cantante, menudo derroche, pero en fin, cada uno ve lo que hace con su presa – dijo sonriendo ladinamente

- Aro, la ley reclama justicia, sabes lo que tienes que hacer, por mucho que te agrade la muchacha ella debe morir, sabe demasiado y no se puede confiar en que guarde nuestro secreto – dijo un tipo llamado Félix y pude ver en las mentes de los demás vampiros que todos estaba de acuerdo con lo dicho

- Mmmm, tanto que pensar, tanto que experimentar – dijo Aro y el miedo por Bella me inundó nuevamente, Aro se giró hacia mi amor y extendió las manos para que Bella las tomara

- Ven preciosa Isabella, ven, tenemos que hacer un pequeño experimento

- ¿cómo? – dijo con voz dulce mi pequeña

- Como has escuchado niña, la verdad es que yo poseo un don parecido a Edward, sólo que yo necesito contacto directo con la persona para saber todo acerca de ella, pero cuando llegaste y tomate mi mano no pude leerte y por lo que contó tu novio él tampoco puede leer tu mente y eso lo encuentro sumamente interesante

- Si puedes saber todo lo que ha pensado una persona con sólo tocarla ¿por qué le pediste a Edward que te narrara nuestra historia?, supongo que era más fácil que lo tocarás y sabrías que todo lo que contó es verdad y no tendrías las dudas que tienes – Bella era tan inteligente, es verdad Aro tenía dudas acerca de lo que le conté

- Jajaja, eres muy intuitiva eso me gusta y tienes razón, tengo dudas, pero preferí que Edward me contara su historia y ahora cuando lea su mente sabré si me estuvo mintiendo, una pequeña prueba

Se acercó a mi con Bella tomada de su mano, la posicionó a mi costado y la abracé con fuerza, con amor, con necesidad

Extendió su mano y yo hice lo mismo, cuando nuestras manos se tocaron pudo leer todos mis pensamientos, el amor, la necesidad, el dolor, la pasión, la angustia de perderla, toda nuestra historia ahora le pertenecía.

Al soltar mi mano aplaudió sonoramente como niño pequeño.

- interesante, muy interesante, todo lo que contaste es verdad y se queda corto con todo lo que he visto en tu mente, de verdad se aman, no es sólo lujuria, es amor verdadero, pero me pregunto aguantarás lo que Bella tiene que pasar ahora mismo – leí su mente y la cosa pintaba espantosa

- nooo – grité y puse a Bella a mis espaldas, no dejaría que le hicieran eso, ella no en un abrir y cerrar de ojos me alejaron de Bella, Félix me arrojó contra el piso y Dimitri se le unió, me apresaron, yo estaba débil por no poder beber sangre cuando fui a cazar y me redujeron fácilmente.

Por el rabillo del ojo vi cuando mis hermanos se aprestaron a ayudarme y mis padres corrieron a proteger a Bella, pero tampoco pudieron hacer nada, varios vampiros los interceptaron y los apresaron entres sus fuertes brazos.

Me revolvía entre los brazos que me contenían, ero era inútil, le harían daño a Bella y no podía hacer nada para impedirlo más que rogar.

- por favor no le hagan daño, ella no tiene la culpa, mátenme a mi, yo soy el culpable, ella no, ella debe vivir, yo soy un monstruo, ella no por favor-

- bueno, bueno, ¿sabes que ella pidió lo mismo cuando llegó?, ofreció su vida a cambio de las de ustedes – dijo Aro fascinado

- ¿Jane querida? Procede

- Si maestro – dijo la pequeña Jane y vi la tortura que pasaría mi Bella, grité, sollocé pero nada los inmutó

Jane miró directamente a Bella, pasaron los segundos y no pasaba nada, no le podían hacer daño con sus poderes.

Uno a uno fueron pasando los vampiros y a pesar de que ninguno fue capaz de dañarla me sentía enfermo y asustado de que el próximo vampiro si fuera capaz de traspasar ese cerebro complicado que tenía mi Bella y la dañara.

Eso no ocurrió y todos los vampiros estaban estupefactos y la miraban extrañados, no entendía bien el por qué.

- como se darán cuenta, la humana repele nuestros poderes, todos ellos, eso nunca había ocurrido, además no hay que olvidar que se aman y se iban a casar para posteriormente ser convertida en una de los nuestros

- pero Aro..

- pero nada Tanya, fuiste el instrumento que nos trajo a esta pequeña joya, tus motivos por supuesto fueron inferiores y egoístas, pero la verdad es que hace siglos que esperaba la llegada de una humana con los poderes que posee Bella – dijo Aro mirando a todos los vampiros

- les advertí que la quería sana y salva cuando llegara a mi, pero desobedecieron y serán castigados adecuadamente cuando llegue su hora, por lo tanto Tanya y Dimitri serán encerrados hasta que discutamos su castigo, ahora llévenselos

- nooooo, por favor Aro, no puedes actuar de esta manera, no puede poner a una humana estúpida por encima de un vampiro, somos superiores ¿qué tiene ella?

- Ella es lo que se llama una leyenda, una leyenda que he esperado por siglos para que se cumpla – no entendía nada ¿mi Bella una leyenda?, no podía leer ninguna mente, todos me bloqueaban

- ISABELLA ES LA PRIMERA Y ÚNICA PRINCESA DE LOS VAMPIROS

martes, 28 de junio de 2011

Vida: Dulce Inmortalidad

Capítulo Décimo Tercero: El Precio

Fue mi madre la que abrió la puerta, cuando me vio sus ojos se abrieron como platos y se llenaron de lagrimas, sin que pudiera evitarlo me abrazo, me quede petrificada, no estaba preparada para que sentir su cuerpo calido ni el aroma de su sangre que era embriagador, por lo que mi cuerpo se tenso automáticamente, mi garganta comenzó a quemar y sentí el sabor de la ponzoña en mi lengua, tuve que hacer mi mejor esfuerzo para alejarme de ella de forma sutil.

- Bella… cariño estas bien.

Balbuceo sin sentido y apretó mis brazos con sus manos, como comprobando que mi cuerpo estaba entero, nisiquiera noto lo evidente, mi piel era tan fría como la nieve pero a ella pareció no importarle, me miraba con un amor incomprensible, tan infinito que podría haberme perdido en él, pero su emoción cambio y sus ojos flamearon ira cuando divisó la silueta de mi acompañante.

- Hola Renée.

saludo Edward saliendo de la penumbra, sentí una opresión en mi estomago, como si hubiera un hoyo en mi interior, las manos comenzaron a temblar cuando sentí el grito ahogado de Charlie que empujo a mi madre para abrir completamente la puerta.

- ¿Qué demonios hace este hombre aquí? ¿Te has vuelto loca Bella?.

Chillo con la cara morada por la rabia.

- Papá… mamá… porque no nos calmamos un momento

Dije titubeando, puse inconcientemente mi cuerpo delante de Edward en un intento de protegerlo a él de mi enfurecido padre.

Lo siguiente que paso fue inevitable, Charlie, sin siquiera escucharme se abalanzo sobre Edward para propinarle un golpe, en una situación normal eso me hubiera parecido cómico, pero ahora era pavor lo que estaba sintiendo. Mi padre se fracturaría la mano de seguro y eso no iba ayudarnos en nada. Edward lo esquivo lo mejor que pudo y mi padre se tropezó en los escalones.

- Papá por favor, sólo danos unos minutos… tienes que escucharnos…

Suplique mientras lo sujetaba de la camisa, en un intento vano de detenerlo, pero él no estaba dispuesto a conservar la condura, con esa actitud pude constatar de donde había provenía lo maniaco homicida oculto en mí. Edward permanecía tras de mí tratando de evitar lastimar a mi frágil y poco tolerante padre.

- ¡Suficiente!

Intervino mi madre intentando controlar la situación.

- Charlie se que estas…

Comenzó a decir Edward su voz era calmada, estaba tratando de parecer persuasivo pero estaba claro que no iba a funcionar esta vez, como desee que Jasper estuviera ahí.

- ¡No te atrevas a dirigirme la palabra, tú menos que nadie!... te voy a partir la cara… cretino…

Grito histérico, su rostro estaba desfigurado, los ojos estaban inyectados de sangre, parecían salírsele de las orbitas. Pensé que iba a ocurrir una desgracia cuando en forma oportuna Phil intervino apartando a Renee y empujando a Charlie dentro de la casa por el pecho.

- Ya esta bien Charlie, creo que Bella tiene algo que decirnos y es mejor que la escuchemos.

Le hizo ver, me dio una mirada de reproche por lo que estaba sucediendo, pero le agradecí en el alma, que al menos él hubiera mantenido la cordura.

Un silencio sepulcral invadía la casa, estábamos en la cocina y el único ruido era él que hacía mi padre contra la silla, la pateaba levemente, mostrando así su descontento con la situación cada medio segundo. Mi madre estaba sentada a su lado, su vista estaba al frente perdida, tenía los brazos apoyados en la mesa, sus manos estaban entrelazadas.

Phil permanecía al otro lado de mi padre, parado con los brazos cruzados a la altura del pecho, su posición era estratégica, por sí había que agarrarlo para evitar que la pelea comience otra vez. Yo estaba parada frente a ellos y Edward permanecía a mi lado, de pronto busco mi mano para tomarla, pero yo la retiré, en un afán de no hacer que mi ya irascible padre volviera a caer en la furia.

- ¿Y bien… a que debemos el honor de tu visita?

Preguntó finalmente mi padre, su voz estaba cargada de un acido sarcasmo.

- Papá por favor...

Suplique, Renée levanto la vista y se concentro en nosotros

- Tu padre tiene razón… como quieres que reaccionemos… no te hemos visto en cinco años… desde el día que huiste del hospital…

Pero mi padre estaba demasiado impaciente para esperar su turno para los reproches.

- Te lo dije… estudiando medicina, que va! Mediana mentira… se escapo para irlo a buscar… no puedo creer que no tengas dignidad Bella, después de todo lo que te hizo.

Gruño entre dientes mientras apretaba sus puños.

- No fue así papá… no es lo que tu crees…

Comencé a explicar mientras me acercaba a ellos.

- ¿Ah no?… mírate… mírale sus ojos… está no es nuestra hija, este hombre la ha transformado en un monstruo.

Chillo ofuscado quitándome la vista de encima.

Me tense ante expresión proferida por Charlie, era macabro ver que sus palabras no distaban mucho de la verdad, sin tomarle el peso mi padre había descubierto la verdad en medio segundo, claro no había sido Edward quien me había transformado en un monstruo, pero aún así el estaba en lo correcto, yo no era su hija. Baje mi vista pero mi madre se acerco a mí, levantando mi barbilla para poder ver mis ojos.

- ¿Qué te ha sucedido?

Me preguntó finalmente arrugando su frente, me aleje de ella instantáneamente y les dí la espalda, no iba a ser fácil, que se supone que iba a decirle, como iba a explicar a mi atolondrada y cariñosa madre que ya no estaba viva, al menos no de la forma que ellos quisieran. Aguarde unos momentos y fue Edward quien comenzó a hablar.

- Sé que he causado mucho dolor con mi presencia aquí y no es menos cierto que también lo he hecho en el pasado, pero he decir en mi defensa que todo lo que hice fue pensando en el bienestar de Bella.

- ¡Por favor!, no insultes nuestra inteligencia.

Rebatió Charlie mirándolo colérico.

- Es cierto papá… Edward sólo trataba de protegerme.

Agregue mirándolo a los ojos.

- Bonita manera de hacerlo.

Aportillo golpeando la mesa.

- Yo lo amo.

Las palabras se escaparon de mis labios, miré a mi madre en un intento desesperado de mostrarle mi verdad, porque sí había alguien que pudiera entenderme en aquella habitación era justamente ella, la miré esperando que pudiera ver en mis ojos aquel intenso amor que sentía por el hombre a mi lado, su expresión cambio, deslizo su mirada hacia Edward y luego de vuelta a mí de pronto parecía que estaba leyendo mi mente.

- ¿Por que has venido hoy?

Me pregunto en un susurró

- Hay tantas cosas que debo decirles, tantas cosas que me gustaría confesar, pero no sé si me creerán o si están preparados.

- Parte por el principio.

Me animo su expresión estaba cargada de amor y comprensión, ya no estaba molesta, pude constatar que seguíamos conectadas de una manera especial, ahora era el turno de ella de escucharme tal y como yo lo había hecho en muchas ocasiones en el pasado.

- He cambiado

Comencé a decir mi padre hizo una mueca, yo miré a Phil

– Supongo que en eso consiste madurar

Agregue no muy segura del juego de palabras que debía utilizar

– Lo cierto es que Edward es el hombre que amo y con él deseo pasar el resto de mi vida. Se que tal vez ustedes no lo entienden, pero yo lo he perdonado, y ahora quiero que confíen en mi.

Esto último lo dije mirando a mi padre, me acerque y busque sus manos, pero este las alejo

– Por favor Papá – susurré dejándolas extendidas. Mi padre se levanto y se acerco a Edward.

- Te odio como nunca jamás pensé odiar a nadie… incluso maldecirte mil veces no sería suficiente, pero puedo ver que tu castigo será otro, y saber eso me conforma

Hizo una pausa y se volteo a mirarme

– No has venido a pedir mi autorización, porque se que ya has tomado una decisión, eres una mujer adulta y puedes estar con quien te apetezca, pero no esperes que yo este de acuerdo, no seré testigo de tu destrucción, esta vez estas sola y espero de todo corazón que hayas tomado la decisión correcta.

Su tono era nefasto como si presagiará una muerte, suspiré y enterré mi cabeza en mis manos, de pronto mi felicidad estaba quebrándose a pedazos. Todo este tiempo había pensando que mi mundo de mortal podía permanecer ahí siempre y coexistir con mi nuevo mundo inmortal, que mis padres estarían para siempre pero hoy había constatado que no era así, las palabras de Edward hicieron eco en mí

– mi mundo no te conviene Bella – había dicho hace cinco años atrás, hasta entonces no había comprendido el significado de esas palabras, yo siempre había creído sin dudar en este mundo misterioso, hasta mitológico en cierta medida, y había querido abrazarlo a penas había conocido a Edward, pero claro no había contado con que no todos los humanos quieren lo mismo

– las personas tienden a alejarse de nosotros, porque ven el peligro – había explicado una vez más mi amado prometido, y yo una vez no había creído.

Esta noche, mi padre me había comprobado que para estar con el hombre que amaba debía pagar un precio, y ese era justamente este, perder a mis padres. Iba a ser difícil caminar por el pasillo del altar sin Charlie a mí lado, y mucho más doloroso no tener a mi amada madre aquel día, pero la decisión estaba tomada, esta era la vida que yo había deseado debía ahora asumir que no iba a haber un final feliz.

viernes, 24 de junio de 2011

Hello mis angeles hermosos!!!
Ya les deje actualizado el vicio solo , piquenle donde dice entradas antiguas y ahi aparecen los cap de corazon , muñequita y conociendonos otra vez
Mil besitos a todas y por fiss comenten
Angel of the dark

jueves, 23 de junio de 2011

Muy Salvaje Para Ser dominado

Chica aqui les traigo el segundo capitulo del fic , recuerden es una adaptacion y yo solo uso los personajes de nuestra querida SM para la adaptacion del libro  , la trama no me pertenece ni los personajes. , por fiss no se les olvide comentar sean buenas ya q me he desvelado por subir vicio.
Mil besitos a todas
Angel of the dark
***********************************


CAPÍTULO 02


El barro golpeo al desconocido en la mejilla, salpicando a través de su nariz y boca con un golpe
Contundente. La vista más hermosa que jamás había visto.
Su satisfacción, sin embargo, fue de corta duración. La mirada que le dirigió le hizo helar la
Sangre.
Presa del pánico, segura que tenia la intención de castigarla con la fusta, se levanto con gran
Dificultad. Cuadrando los hombros, aliso sus guantes ―los cuales nunca mas aparecerían con su
Antiguo pristiño blanco, ―sobre sus faldas empapadas y trato de encontrar una postura digna.
Para asemejarse a una dama. Incluso cubierta de barro de la cabeza a los pies.
Preparada para mirarlo directamente a los ojos y demostrarle que no era ninguna mujercita
Atemorizada, alzo la barbilla. Y parpadeo. Dos veces.
Su cabeza apenas superaba su mentón. La inquietud bajando por su espalda. Ella generalmente
Miraba a los hombres a los ojos. Una decidida ventaja cuando se trataba de intimidar a posibles
Pretendientes. Sin embargo, algo le decía que este hombre no cedería ante esa intimidación.
Limpiándose con una ancha mano el barro que oscurecía los planos agudos de su rostro,
Exclamo:
―.Que diablos fue eso?
―Igualando la puntuación ―respondió ella, retrocediendo dando traspiés, en tanto el
Avanzaba un paso. Luego otro. El camino taponado de lodo no presentaba ninguna dificultad para
El. Se movía como una pantera, cerrando la distancia entre ellos con facilidad.
―.Cegándome con lodo va a lograr eso? ―la tomo por el brazo. Bella se tambaleo hacia atrás,
Sacudiéndose de la mano que la sujetaba, y perdió el equilibrio. Cayó al suelo. Otra vez. Un chillido
Indignado escapo de su boca cuando su trasero golpeo el suelo con un ruido fuerte.
El se echo a reír. Un sonido rico y bullicioso que retumbo en el aire, mezclándose con los
Truenos lejanos. Frunciendo el ceno, ella tomo un punado de barro, haciendo una pausa cuando el
Movió un dedo.
―No.
La simple palabra resonó en el aire como una pesada piedra, congelándola.
Barro espeso goteaba de sus dedos, mientras ella lo estudiaba. A partir de su dura y despiadada
Mirada, no tenia duda de que tomaría represalias si le tiraba barro a la cara por segunda vez. El
Hombre parecía un pirata. O un bandido. Ella se encogió aun mas en su capa húmeda ante la
Posibilidad.
―Una disculpa ―exigió ella. Bandido o no, ella se negaba a dar marcha atrás sin la cortesía
Debida.
―.Por qué? ―resoplo, cruzando los brazos sobre el pecho. ―Usted aquí tuvo la culpa. Caminar
En medio del camino con su cabeza…
―.Yo? ―interrumpió ella, poniéndose de pie ―.Esta loco?
Un cambio se apodero de él. Una total rigidez. Respiro profundamente ampliando su amplio
Pecho. Hubo un momento de silencio, que se mantuvo, se prolongo mientras sus ojos brillantes la
Observaban. Bella esperaba, con la respiración contenida, la mirada fija en él a través de la capa
De lluvia.
Finalmente contesto, sus palabras causticas, una verdadera burla:
―Si ya no lo estoy, entonces estoy bien encaminado.
Conteniendo un temblor de nerviosismo, ella replico:
―Bueno, sin duda... debido a lo sensato que es montar con esa temeridad por una curva, .sin
Pensar que cualquier persona podría estar en su camino?
Los músculos de su mandíbula resaltaron peligrosamente. La lluvia bajo por su rostro, lavando
Los últimos restos de barro, pero su dura mirada nunca se altero.
―No mas insensato que alguien tan tonto como para andar en el medio del camino con un
Tiempo tan tormentoso.
―Tenga la seguridad que no es por elección. Mi carruaje se encuentra atascado en el barro.
Las comisuras de su boca bien formada se contrajeron en una mueca mientras miraba más allá
de ella. El viento azotaba las largas guedejas de pelo en contra de su cara y su cuello.
―.Donde está el conductor? ―pregunto.
―No tengo la menor idea ―Bella levanto las increíblemente pesadas faldas y adopto el tono
Mas oficioso de su abuela. El que usaba cuando se dirigía a alguien por debajo de su clase.
―Ahora, si usted sería tan amable de hacerse a un lado, me gustaría llegar a la aldea antes del
anochecer.
No hizo ningún esfuerzo para complacerla, así que Bella lo rodeo y comenzó a avanzar por el
Barro nuevamente.
―Espere ―ordeno él. Su gran mano se cerró sobre su brazo.
Bella miro con sorpresa los duros dedos que rodeaban su brazo. Eran sorprendentemente
Largos y elegantes, de punta roma. Sintió su ardor a través de su capa, muy en su piel. Los hombres
No la tocaban. No voluntariamente. Ninguno presumía de tal familiaridad. Ella se aseguraba de
eso. Por supuesto, este extraño no lo sabía, no conocía las normas que la regían.
Mirándolo a la cara, se trago una pequeña sensación de alarma ante lo realmente solos que se
encontraban. Cuan a su merced estaba. Golpeando el ala caída de su cofia, dijo con su voz mas
firme:
―Suélteme, señor.
El sonido de la lluvia golpeando la tierra y las piedras aumento en ese momento, un rugido
Sordo que llenaba su silencio en la conversación. Su imagen se volvió borrosa ―aparte de sus ojos.
Brillaban sobrenaturalmente, penetrando la capa gris de la lluvia.
―Eres una cosa feroz, .verdad, señorita Pastel de Barro? ―su voz ligera azuzándola.
.Feroz? Nunca nadie la había descrito como feroz. Caprichosa. Excéntrica. Incluso extraña. Pero
Nunca feroz. Bella suponía que podría ser un poco como el viejo dragón de su abuela, después de
todo ―Dios nos libre.
―No puede caminar a la aldea con esta tormenta ―inclino la cabeza, evaluándola, y ella se
estremeció al pensar en la imagen que se le presento. Casi como una señal, el viento aumento,
Casi derribándola de costado.
El suspiro y pareció llegar a algún tipo de decisión. Cuadrando aquellos amplios hombros suyos,
Dijo:
―Yo la llevare allá.
―.Usted?
Ella parpadeo en contra de la lluvia incesante y escucho la sonrisa en su voz cuando respondió:
―Sí, yo.
Golpeando otra vez su terca cofia, levanto la barbilla.
―.Por que aceptar un viaje con un auto-proclamado loco?
Su sonrisa se desvaneció y la mirada dura volvió a sus ojos.
―Porque va a llegar a la aldea en diez cortos minutos, más que la semana que le llevara a pie.
Mmm. Sonaba lógico para un loco. Y la verdad, Bella se sentía demasiado miserable para
Negarse. Cualquier cosa para llegar a un refugio. Calor. Sequedad. El suelo que no se moviera y se
hundiera bajo sus pies.
―Muy bien ―declaro, pasando delante de el.
Su caballo, varios centímetros mas alto que cualquier caballo que hubiera montado, la miro con
recelo mientras se acercaba. A su vez, Bella se detuvo, miro la gran bestia, y se pregunto como
podría montarse sin la ayuda de algún peldaño. Una experta jinete como ella, generalmente podía
montar sin ayuda, pero no con las faldas mojadas, embarradas, agregándole peso extra y el suelo
esponjoso succionando ávidamente sus botas.
Ella se acerco mas, alcanzando un punado de crin negra para subirse. El caballo tenía otras
ideas. Bajo la cabeza hacia ella mostrando los dientes. Ella dio un respingo, apenas esquivando las
poderosas mandíbulas.
―Bestia ―exclamo, sorprendida y absurdamente ofendida.
Unas manos duras la agarraron por la cintura y la levantaron, asegurándola encima del caballo
antes de que tuviera oportunidad de protestar. Salto detrás de ella, colocando sus piernas sobre
sus muslos, como si no fuera nada más que una muñeca de trapo que se manipulaba
escrupulosamente.
El calor invadió su rostro. Ubicada cómodamente contra el, recupero su lengua.
―.Qu-que esta haciendo? ―farfullo. .Quien hubiera imaginado que ella, Lady Isabella Swan
literata de renombre y solterona, se encontraría en una posición tan impropia? .Y con un hombre
tan viril?
El semental estiro el cuello y trato de tomar otro trozo de su pierna.
―Deja eso, demonios ―dijo entre dientes.
―A Yago no le gustan las mujeres.
.Yago? Que apropiado. La bestia tenía el nombre de uno de los personajes más malvados de
Shakespeare.
―Bueno, .le importaría hablar con el un momento? ―pregunto mientras esquivaba otro
mordisco ―.Antes de que me deje coja?
―No hay necesidad de eso ―respondió el.
Bella abrió la boca para discrepar, pero el pateo suavemente al caballo para ponerlo en
movimiento, forzando a que la atención de Yago se alejara del propósito de hacer un festín de su
pierna. El movimiento repentino también provoco que oscilara contra el. Un brazo se curvo en
torno a su cintura.
―.Que está haciendo? ―pregunto.
―Llevándola segura a la aldea ―su cálido aliento abanico su oreja. Una chispa de emoción la
recorrió por entero y le corto la respiración. ―Que no se diga nunca que no soy un caballero.
Ella resoplo. Un caballero no montaría en medio de una tormenta sin pensar en la vida y la
Integridad física. Ni la zarandearía como si fuera un saco de granos. Tampoco se presionaría tan
íntimamente contra ella.
Cierto, poseía un buen caballo y una forma de hablar educada, pero sus modales eran
ordinarios, su ropa sencilla, el pelo demasiado largo, y había algo incivilizado en el. Algo crudo,
Elemental, tan salvaje como la tierra rustica que los rodeaba. Lo más probable es que fuera un
tosco terrateniente poco acostumbrado a la buena sociedad.
Mordiéndose el labio, se dijo que no se comportaba como una tonta señorita. Del tipo que la
hacia poner los ojos en blanco cada temporada. Por supuesto, tendría que estar sentada muy
Junto a él, con el fin de compartir la montura. Circunstancias desesperadas exigen medidas
Desesperadas.
Cerrando sus ojos, trato de ignorar el pecho firme a su espalda, los muslos duros debajo de ella.
El sólido brazo apretándola. Un lento temblor se apodero de ella.
―Tiene frio ―su voz ronca sonó en su oído, y la atrajo más cerca, plegándola contra él y
envolviendo su capa sobre ambos, protegiéndolos. Mucha más cortesía que la que le habría
atribuido al salvaje gruñón que había parecido al principio. ―No tenía nada que hacer afuera con
este tiempo.
Ella se irguió en sus brazos, disgustándole su reprimenda.
―Podría enfermarse ―añadió.
―Yo no planeaba quedarme atrapada en una tormenta ―replico ella, ―pero difícilmente soy
Una débil criatura ―en realidad no lo era. Era más alta que la mayoría de sus aspirantes a
Pretendientes, delgada y carente de curvas femeninas, como la abuela frecuentemente le
Criticaba. ―Tengo una constitución sana. Un poco de lluvia no me hará daño.
―En caso de que no se haya dado cuenta, esto es más que un poco de lluvia.
―Mojada y miserable como me siento, es difícil de ignorar.
―Entonces, debería haber…
Ella giro bruscamente su cabeza.
―No necesito un sermón de alguien que no puede actuar con simple cautela cuando monta su
Caballo.
Bella se volvió al frente, inclinándose hacia adelante tanto como podía, demasiado molesta
Para relajarse contra su pecho.
Se hizo el silencio. No se oía ningún sonido, salvo el fuerte torrencial de lluvia y sonido de
succión de los cascos cuando se levantaban desde el pantano por debajo de ellos.
Tiro de la cintura, obligándola a relajarse contra el.
―.Cual es su nombre? ―pregunto, su voz reticente, como si le molestara preguntar, resentido
Por querer saber.
Ella respondió con una voz igual de reticente.
―Bella
No más que eso. Ninguna necesidad de hacerle saber que era la hija de un duque la que estaba
Sentada en su regazo. Pronto se separarían, nunca más se volverían a ver.
―Bella ―repitió lentamente, prolongando su nombre como si lo saboreara con su lengua.
―Diferente.
―No eres de por aquí, .verdad, Bella? ―pregunto con sequedad.
Ignorando el uso audaz de su nombre, reprimió su impulso de preguntarle por el suyo y volvió
su mirada al terreno salvaje, hermoso y empapado por la lluvia.
―No ―respondió ella. No es que pensara quedarse. Incluso inundada de lluvia, esta tierra
Escabrosa la atraía. Pero esto no eran vacaciones. Tenía un marido potencial que ahuyentar ―una
tarea en la que se destacaba especialmente. Solo necesitaba abrir la boca y exponer al detalle
acerca del texto que actualmente leía. Ya sea un antiguo tratado de la ingeniería romana, una obra
dramática de Sófocles, o los últimos comentarios sobre los derechos femeninos, nada espantaba
mejor a un posible pretendiente.
―.De Londres? ―pregunto sabiendo la respuesta, la ironía entrelazada con sus tonos graves.
―Obvio, .no?
―No eres como las jóvenes de por aquí.
Si hubiera querido, podría haberle dicho que tampoco era como las damas de Londres. Su
determinación de nunca ser subastada en matrimonio como una vaca en el mercado, la distinguía
del resto de la manada. Había descubierto que no era una tarea tan difícil. Nadie quería una
Literata pobre, ni siquiera una con un excelente pedigrí.
―En efecto ―respondió con frialdad, segura de que no tenia intención de hacerle un cumplido.
―En efecto ―repitió, la risa filtrándose en su voz. ―Nunca conocí a alguien tan arrogante.
―.Arrogante? ―exclamo―.Que gracioso. Sobre todo viniendo de un bruto insolente como
usted.
―Dios, eres una bruja ―se rio entre dientes contra su oído, el sonido extrañamente agradable.
―.Porque no me tomo bien los insultos?
―No, porque no fluye más que vinagre de tus labios.
―Entonces voy a ahorrarle más conversaciones ridículas ―replico ella, la ardiente indignación
encendiendo sus mejillas.
Se echo a reír de nuevo, el sonido rico y grave, mientras la atraía aun más hacia él. La mano
cambio, deslizándose por debajo de su capa para aplastarla contra su caja torácica de una forma
indecente. Una circunstancia por la que podría haber protestado, pero eso la llevaría a romper su
auto-impuesto voto de silencio y hablar. En cambio, tuvo que soportar su cercanía en silencio y
negó que su corazón se acelerara al sentir su mano grande descansando a escasos centímetros de
su pecho; negó que su contacto enviara ondas de calor a través de su cuerpo, que de otro modo se
estaría congelando.
Yago iba a un ritmo tranquilo, tropezando de vez en cuando en una de los muchos baches
llenos de agua en el camino. El restallido distante de un trueno sacudió el aire. El estruendo agito a
Yago, provocando inquietos relinchos.
Detrás de ella, su voz profunda tarareaba murmullos suaves al volátil semental y le provocaban
cosas extrañas a su interior.
―Algo me dice que no estás acostumbrada a contener tu lengua.
Salto, sorprendida ante el sonido de esa voz aterciopelada dirigiéndose a ella y no al caballo.
―No me importa. Hablar ―murmuro él y su mano se movió de nuevo, más cerca de su pecho,
su pulgar casi rozando la parte inferior. ―Me gusta escuchar tu voz. Tan correcta. Cortante, pero
suave. Casi sin aliento, como si tu corsé estuviera demasiado apretado.
Bella farfullo. El rubor encendió su rostro hasta las raíces de su cabello. .Se atrevió a
mencionar su ropa interior? Su indignación creció cuando añadió:
―Sabes, podría aflojarlo para ti.
―!Usted-usted bestia! ―exclamo ella, luchando por liberarse del refugio de su capa.
Yago entro en otro bache, desestabilizándolos. Bella grito y se deslizo fuera de su regazo, casi
cayendo al suelo. Un brazo firme rodeo su cintura. Ella hundió sus dedos en un tenso, fuerte
antebrazo.
―Deja de chillar ―su áspera orden resonó. ―! Estas asustando al maldito caballo!
Mordiéndose el labio para contener otro grito, sus dedos subieron de su antebrazo hasta
Clavarse en sus bíceps, desesperada por no caer. De repente, el caballo se encabrito.
Y ella estaba cayendo. Con él. Sus dedos no se desprendieron de su brazo, mientras caían al
suelo en una maraña de extremidades.

Corazon de Hierro

Cap. 16 Amor, Edward Pov P1


Edward me decía mientras me sonreía

Edward me llamaba mientras entraba por la puerta

Edward dijo entremedio de risas

Edward… era mi nombre, pero no significaba nada si no salía de sus labios.

Miles de recuerdos e imágenes de Bella vinieron a mi mente, estaba sentado con mis rodillas flectadas en el suelo de la clínica, habían pasado 4 horas y Emmett aun no daba señales de lo que pasaba, al frente estaba Will, sentía su mirada constantemente sobre mi cuerpo pero no me importaba, estaba en un mundo en el que solo a voz de Bella podría sacarme.

― Señor— me llamo la voz del mayordomo, la puerta se abrió y el cuerpo de Emmett salió, traía su ropa cubierta de sangre.

― ¿Qué paso?— pregunte apremiándolo— ¿Cómo esta? ¡Emmett!— grite al no obtener respuestas, estaba completamente fuera de sí.

― Tranquilo, ella está bien— me dijo calmándome, sentí que un poco de mi alma regresaba a su lugar y mis pulmones volvían a ventilar— pero su pronóstico no es bueno, Bella está mal. El agresor le dio multiples golpes en todo el cuerpo, la cabeza es lo que más nos preocupa, lo demás sanara.

― ¿a qué te refieres con eso?

― Que no sabemos si los golpes tienen secuelas

― Dios mío— susurro Will— pobre de la señorita— lo mire pero en realidad estaba intentando procesar la información, jadee muy fuerte ganándome sus miradas

― ¡no!— grite— tienes que hacer algo, no lo sé. Llevémosla a otro país, a otro estado, trae a neurólogos lo que sea Emmett— le dije acercándome aun mas histérico— ¡no me interesa el costo! Ella tiene que estar bien— susurre acongojado.

― Lo sé Edward, tranquilo. No podemos moverla a ninguna parte porque su estado es crítico, no podríamos trasladarla. Tendremos que esperar a ver qué sucede, solo hay que rezar— baje mis manos y las apreté de pura impotencia Bella muriéndose adentro y yo sin poder hacer nada, maldito dinero ¡tenia a mares y aun así no servía de nada!, tenía una impotencia que costaría mucho borrar— por lo pronto llamare me comunicare a con su mejor amiga, aun no sé si avisarle a su padre él es un hombre minusválido y no sabemos cómo reaccionara. Vuelvo enseguida.

Emmett saco su celular y comenzó a buscar el número de la persona que quería. Espero unos instantes más y comenzó a hablar, la mujer cuando le fue dada la noticia grito con dolor, se escucho hasta donde estábamos, la cara de Emmett era de completa confusión, el le pidió a la mujer que llegara rápidamente ya que tendría que decidir ella por Bella. Solo unos veinte minutos más tarde apareció una chica de esbelta figura y cabello amarillo preguntando por Bella en el mesón, Emmett la fue a recibir.

― Rose— la llamo y ella se giro, traía su rostro desfigurado, sus ojos estaban hinchados y rojos de tantas lagrimas que seguro había derramado

― Emmett, Emmett— susurraba mientras se pegaba al pecho de él, sus brazos la cobijaron y depositó un beso en su cabello

― Tranquila, todo estará bien— le dijo intentando calmarla.

― Dios mío, maldita de Carmen— decía mientras lloraba desconsolada— ¿Cómo esta?— pregunto mirándolo

― Esta grave pero confió en que saldrá adelante, Bella es fuerte— le dijo apretándola contra su pecho, sentí una ráfaga de envidia, ¡como quisiera tener a Bella entre mis brazos en este momento!

― Maldita, maldita, maldita— gimoteaba mientras un llanto que me desgarro se aparecía, yo sentía lo mismo

― Ven— le dijo tomándole la mano, la encamino hacia donde estábamos, ella me miro con dos mares que tenia por ojos— el es Ed…

― Edward Cullen— termino ella— mucho gusto señor Cullen— me saludo extendiéndome la mano

― Solo Edward, por favor— le dije correspondiéndole su saludo— mucho gusto

― Soy Rosalie Hale la mejor amiga de Bella

― Es un placer— la solté y presente a mi mayordomo— el es William Lickwood, mi mayordomo y mano derecha

― Mucho gusto señorita, a sus ordenes— siempre tan servicial.

― Que gusto en conocerte, Bella me había hablado mucho de ti— le dijo con una minúscula sonrisa.

― Es que la señorita es una persona excepcional— le respondió corriendo su mirada hacia la mía, tenía razón, como ella no habían dos.

― Rose, necesito que decidas si le vas a decir a Charly o no.

― No— contesto ella firme— no sé qué decirle pero él no puede saber que Bella esta así, moriría de pena en el instante, ya es suficiente con todo lo que han tenido que pasar, te aseguro que Bella lo pensaría así.

― Lo sé, no te preocupes, el problema es que le diremos— todos comenzaron a pensar

― Díganle que se fue de viaje conmigo— les dije interrumpiendo sus pensamientos

― ¿contigo?— pregunto dudosa— ¿crees que su padre creerá?

― Claro, venimos casi recién llegando de uno, creo que no será problema que le digas que tuvo que irse unos días más. Dile que…— comencé a pensar— dile que nos fuimos a Rusia o Australia por negocios urgentes y que a penas pueda se comunicara

― ¡demonios!— dijo cruzándose de brazos— me dejan lo más difícil

― Yo te acompañare— le dijo mi amigo tomándola del brazo— no te preocupes yo te acompaño así charly no sospechara.

― Bien pero te aseguro que no se tragara nada— comento preocupada.

― Eso es lo de menos, cuando Bella despierte le pediremos que lo llame, se que todo saldrá bien— comente con entusiasmo.

― ¡wow!— dijo en un susurro— Bella no me había comentado lo positivo que eras— comento nuevamente con una sonrisita, solo pude contestarle con una sonrisa, aun había muchas cosas que tenía que mostrarle.

― ¡Doctor!— grito una enfermera desde la puerta, todos nos giramos— la paciente de la habitación G entro en paro— grito y salió corriendo.

― ¡demonios! Es Bella— dijo emprendiendo la carrera

― ¡DIOS MIO EMMETT AYUDALA!— le pidió la rubia mujer desmoronándose en el piso, Will la alcanzo a agarrar.

Mi corazón latía rápido, frenético, mi respiración era agitada, no por favor… ella no… ella no, repetía incansablemente en mi mente. Los minutos y las horas pasaban y Emmett aun no salía. ¡Demonios!, casi tres horas después y cuando ya era media noche el salió a darnos noticias.

― Tenemos que esperar un milagro— dijo Emmett con ojeras en sus ojos— Bella está muy mal y no sé si vaya a pasar la noche, por ahora la estabilizamos y la cambiamos a una habitación en cuidados intensivos pero tenemos que rezar, solo un milagro la podrá ayudar.

Esas palabras lapidaron mi ser, ¿Bella perdería su vida?, no podía ser… esto no era posible. Retrocedí unos cuantos pasos y choque contra la muralla, mis sentidos se veían eclipsados todo lo que veía era el cuerpo de Rosalie desmoronarse y a Will blanco de la impresión, Emmett tenía la impotencia plasmada en sus ojos.

― Quiero verla— dije de repente— déjame verla— le pedí— por favor— susurre

― Está bien, Pueden pasar a verla pero solo unos momentos— nos dijo— ¿Quién pasara primero?— pregunto mirándonos a ambos. La chica y yo nos miramos era imposible medir la ansiedad que teníamos por estar con ella. respire pesadamente y hable

― Que pase ella primero— le dije cediéndole la pasada— se que ella querría verte— le dije conociendo mejor de lo que pensaba la manera de pesar de Bella

― Gracias— me dijo con lágrimas en sus ojos, camino con Emmett hasta la puerta y se perdieron de mi vista.

― Yo pienso que la señorita también querría verlo a usted también— comento Will desde donde estaba, a solo unos pasos de mí.

― Creo que sí, pero ella forma parte de su vida por mucho más tiempo que yo y es como su hermana, además soy un caballero, las damas primero.

― Creo que no es un buen momento para ser un caballero— comento con una sonrisa.

― Lo sé pero tenía que hacerlo, además así puedo quedarme más tiempo con ella— le dije sonriendo tenuemente. El calor de la sonrisa no me calentaba la piel, solo la de ella podía ponerme a vivir nuevamente, sentía mi cuerpo frio y sin vida, faltaba la llama que avivaba mi alma.

Cuando habían pasado unos diez minutos Rosalie salió en compañía de Emmett, venia llorando desconsoladamente.

― ¿sucedió algo?— pregunte parándome de inmediato

― No, no te preocupes, esta impactada. La llevare a la cafetería, pasa al final del pasillo la habitación a mano derecha.

― Gracias— respondí y camine raudo hacia donde él me había indicado.

Mis pasos se sentían en el lugar, ya eran casi la una de la madrugada y el hospital estaba en completo silencio, llegue a una puerta que tenía una enorme G y un letrero que decía "Isabella Swan— Doctor Emmett McCarthy". Entre y el ambiente estaba tibio, el bip—bip de la maquina era lo único que interrumpía la enorme calma del lugar, camine por un pequeño pasillo y la habitación se abrió a mis ojos mostrándome la escena que jamás pensé presenciar.

― Bella— susurre en el silencio, ella estaba recostada con su cara llena de moretones, tenia cortes y un enorme parche en su cabeza— Dios…— dije acercándome hacia ella. tome una silla que había contigua a su cama y me senté a su lado, mis dedos viajaron hacia su mano y la acariciaron solo con la yema, tenia tanto miedo de tocarla parecía como si se fuera a quebrar con el viento.

Me senté a contemplarla, tenía tantas cosas que decirle pero a la vez no podía pronunciar ni una sola palabra, mi pecho estaba apretado al igual que cualquier otra parte viva de mi cuerpo, ella significaba mucho y solo hasta hoy me daba cuenta, tenía que vivir, no podía dejarme solo.

― No me dejes— le pedí acariciando su nariz y sus labios— Bella— la comencé a llamar mientras la acariciaba— Bella— susurre nuevamente pasando mis dedos por sus labios— no me dejes, no te vayas— rogué, sin ella esta vida quedaría sin sentido y no valdría la pena vivirla— Isabella— le dije nuevamente pero por más que la llamaba ella no reaccionaba. Pase un buen rato solo con ella, la llamaba a cada instante esperanzado de que abriera sus ojos y dijera mi nombre nuevamente, la puerta rechino avisándome que tenia compañía

― Señor es hora de examinar a la paciente, necesito que deje la habitación.

― Está bien— le dije, la mire una vez mas y sin pensarlo me acerque a sus labios y los bese suavemente, no podía dejar de sentirla conmigo, ella tenía que quedarse a mi lado, para siempre.

Salí de la habitación aun más deprimido que antes, Bella estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte y yo no podía hacer nada por ella, me sentía completamente inútil. Camine hacia fuera y la amable cara de Will me recibió.

― ¿Cómo esta?— me pregunto pero al ver mi cara su respuesta salió sola— Señor, cuanto lo siento

― Créeme que yo mas Will

― Debería comer algo, son casi la una de la madrugada y no ha comido nada desde temprano, no puede tentar su suerte y tener una crisis— me aconsejó siempre buscando lo mejor.

― Lo sé pero no tengo hambre— le dije siendo sincero.

― Vamos señor, alcancemos al doctor y la señorita Hale para comer algo.

― No me quiero separar de ella— le dije sin vergüenza alguna, Will sabía demasiado bien de mi cercanía con Bella.

― Tranquilo, nos avisaran si algo anda mal— comento

Asentí sin muchas ganas, lo que menos quería era comer. Caminamos por los pasillos del hospital, mire en repetidas ocasiones hacia atrás hasta perder la puerta que me conectaba con mi alma, llegamos al primer piso de la clínica y nos desviamos hacia la cafetería mientras Will llevaba la delantera yo arrastraba mis pies siguiéndolo a él cuando pasamos por una puerta que llamo mi atención me quede parado mirando lo que estaba frente a mis ojos.

― ¿Qué sucede señor?— pregunto el hombre llegando a mi lado

― Ve a la cafetería y espérame allí hasta que llegue, hay algo que tengo que hacer— le dije caminando hacia la puerta.

― Bien, lo esperare— Will siguió su camino y yo me adentre en la habitación.

Abrí la puerta y la paz del santuario me inundo de inmediato, estaba en la capilla del hospital, por primera vez y por voluntad propia había entrado en una. Yo no era un hombre creyente, siempre pensé que eso se lo dejaban a las mujeres pero por una vez en mi vida sentí la necesidad de hacer esto, camine hacia el altar y me quede contemplando las enormes estatuas que había, estaban iluminadas por luces tenues dándole la santidad que merecían. No sabía cómo hacerlo, no tenía idea de cómo tenía que pedirle a él por ella pero lo intentaría, recordé las palabras de Emmett "tenemos que rezar, solo un milagro la podrá ayudar", si necesitaba uno, yo lo pediría. Me arrodille frente las imágenes y comencé a hablar con alguien que estaba seguro me escuchaba.

― No sé ni siquiera como se hace esto— le dije— no tengo idea de cómo puedo hacer que me escuches pero hoy no he venido a pedir por mí, se que jamás he creído en ti pero no tengo otra manera de poder ayudar. Hay una mujer que está en esta clínica, ella es… es mi mujer, es lo mejor que me ha pasado en la vida y es mi corazón, mi corazón completo. Ella está en una camilla peleando por su vida y no sabemos si va a sobrevivir— mire las imágenes con mis ojos ardiendo y mi garganta apretada— hoy vengo delante de ti a pedir por ella, sálvala por favor, no te la lleves, yo la necesito, no me des sin ella por favor— baje mi cabeza y sentí mi corazón latir nuevamente, el sentimiento que tenía en él era el que me hacia pedir en este momento— yo… yo la amo, la amo más que nada en este mundo y no se vivir sin ella, es mi luz, es mi sol, es mi vida, la amo tanto que duele y moriría junto con ella si se va, no la alejes de mi, sálvala para poder gritarle algún día que la amo y que la necesito conmigo, si me ayudas prometo dar mucho más de lo que ya le doy a los demás, se que a ti no te importa el dinero pero puedo ayudar a muchas personas con él, sálvala y como ofrenda prometo ayudar a muchas más personas a alcanzar sus sueños.

Unos pasos a mis espaldas me alertaron de que había alguien más, me gire y la figura de un hombre de dios se acercaba por el pasillo.

― Buenas noches hijo mío— me saludo con una cálida sonrisa— lamento mucho haber escuchado tu plegaria pero es la más hermosa que he escuchado en mucho tiempo— camino hacia donde estaba y se sentó a mi lado donde yo me arrodillaba— ¿es tu esposa la que está aquí?— negué— ¿tu novia entonces?— volvió a preguntar y yo volví a negar

― Es mi mujer— le dije sintiendo cosquillas en mi piel solo por pronunciarlo, nunca la había reclamado como mía pero se sentía estupendamente.

― ¿y tuvo un accidente?— pregunto

― Si, está muy mal y no se sabe si se salvara

― ¿y has venido a pedir un milagro para tu amor?— asentí— bien, entonces te acompaño— me dijo y se arrodillo junto a mi— Señor— comenzó la plegaria cerré mis ojos y puse todas mis fuerzas en su oración— henos aquí rogando por la vida de una mujer, ella tiene a este hombre que la ama y por lo que veo su amor los llevara muy lejos, quiero pedirte mi señor que la ayudes y la salves, en tus manos encomendamos su vida, deja que este hombre y esa hermosa mujer disfruten de este amor tan grande, escúchanos señor te rogamos, Amén— termino haciendo la señal de la santísima trinidad— no te preocupes que el señor escucha cada palabra y sé que ayudara a tu amor

― Gracias— le dije agradeciendo su gesto—

― Ahora ve con Dios hijo, ve en paz— sus manos bendijeron mi cabeza y sentí un extraño sentimiento de felicidad. El párroco se alejo y me quede nuevamente solo contemplando las imágenes.

― Solo pido un milagro para ella, un milagro para mi amor— rogué por última vez y me pare para salir del lugar.

Camine hacia la cafetería aun con la plegaria en la cabeza, esperaba que eso pudiera ayudar un poco en la situación, yo jamás había rezado ni pedido nada pero ahora era la vida de ella que estaba en juego, siempre había creído que dios no existía aun mas cuando Níkolas murió pero por una razón que desconozco ahora creería en lo que fuera con tal de que Bella volviera a abrir sus ojos. Deseaba tanto verla nuevamente, sentir su piel, sus besos, quería que despertara para que sintiera cuanto la amaba y para descubrir si ella siente algo por mí, yo la adoraba no había otra mujer en mi vida, solo ella necesitaba decirle. Llegue a donde estaban los demás y compartimos un café, Rosalie la amiga de Bella era una chica encantadora, Emmett se llevaba muy bien con ella, creo que hasta hacían una pareja muy bonita. ¡Qué blando esta mi corazón!, dijo mi mente, era cierto desde que Bella entro a mi vida todo cambio, el corazón de hierro que tenía en mi pecho comenzó a latir nuevamente enviando calor hacia cada rincón de mi, sin duda ella había despertado más que una pasión irrefrenable en mi.

― ¿creen que despertara?— pregunto la rubia de repente, su mirada estaba puesta en sus dedos.

― Claro que si— comente con mis ojos perdidos en la taza de café— tiene que hacerlo— susurre, levante mis ojos y la chica me miraba atentamente como examinando mi expresión, le sonreí y ella me respondió de la misma manera.

― Eso espero— comento, se apoyo en el respaldo de la silla y cerro sus ojos— muero de sueño

― Ven— le dijo Emmett poniéndose de pie— te llevare a un lugar donde podrás dormir—. La chica no pudo resistirse, estaba completamente agotada recién eran las dos de la madrugada y aun quedaba mucha noche, además sabía que estaba completamente exhausta debido a toda la presión a la que habíamos sido sometidos en solo algunas horas.

― Buenas noches

― Buenas noches— nos despedimos Will y yo, se alejaron por entremedio de las mesas dejándonos en una desierta cafetería.

― Tu también deberías irte a dormir Will, no es necesario que te quedes— le dije esperando que hiciera caso.

― Por primera vez creo que le desobedeceré en alguna de sus ordenes señor, me parece que mi presencia si es requerida aquí, yo se que en este momento usted más que nadie necesita el apoyo de un amigo— sonreí

― Me conoces bien, viejo— le dije en un tono familiar— no sabes el miedo que tengo de perderla

― Lo sé, lo he visto y créame que podría dar lo que fuera para haberles evitado este dolor a ambos, no se merecían esto, no después de lo bien que todo esto podría haber terminado.

― Aun podría ser Will, el final de esta historia aun no está escrito.

― Lo sé señor, solo espero que Dios los ayude— Will fijo sus ojos en los míos— este amor no se puede perder ¿verdad?— me dijo dejándome helado.

― ¿desde… desde?— pregunte con torpeza, hace mucho que no me mostraba así de abierto con alguien.

― ¿desde cuándo se que la ama?— bufo— creo que de antes de que ustedes mismos se dieran cuenta. A penas conoció a la señorita usted cambio de inmediato, yo lo sé porque lo conozco mejor que nadie y se como es. La señorita llego y agrego la luz que faltaba a esa casa al igual que a su corazón, es por eso que yo le tengo tanto afecto y es una de las razones para que me quede.

― Te lo tenias bien guardado— le dije con una pequeña sonrisa.

― Digamos que mis ojos ven mas allá de lo que los demás no ven.

Nos sumimos en un cómodo silencio, Will sabia de sobre que yo la amaba, sabía que si le sucedía algo yo no podría vivir sin ella, aun no me podía explicar que tenia Bella Swan para haber calado en lo más profundo de mi alma pero se lo agradecía ya que ahora este sentimiento era el que gobernaba mi cuerpo y me hacia vivir cada día, su amor me daba fuerzas. Mi celular comenzó a sonar, lo saque de mi bolsillo y conteste apresuradamente al ver de quien se trataba.

― Claude, ¿Qué sucede?— pregunte con ansias

― Ya la encontraron señor, la mujer ya está detenida— una sonrisa de felicidad y de alivio se esparció por mi rostro

― ¿Dónde está?— pregunte.

― En la comisaria del centro, la tienen detenida y mañana será formalizada.

― Bien, llamare a mis abogados.

Colgué y comencé a hacer rápidamente las llamadas pertinentes, yo no dejaría que esa mujer se volviera a acercar a menos de un kilometro de Bella o de su familia, ella no volvería a ver la luz de sol, estaría encerrada lo que le quedaba de vida.

― Will, necesito salir

― ¿Qué pasa señor?

― Atraparon a la madrastra de Bella y necesito ir a la comisaria a ver lo del arresto y a levantar los cargos contra ella.

― No se preocupe señor, yo me quedare y cualquier cambio lo llamo.

― Gracias viejo, nos vemos—

Salí raudo de la cafetería, este era un asunto del que yo me encargaría no dejaría que Bella pasara nuevamente por la tortura de ver a esa maldita mujer. Cuando estaba frente a la estación aparque y me baje, mis abogados ya estaban allí adelantando el proceso.

― Buenas noches— los salude

― Buenas noches Edward, ya tenemos casi listo el documento de denuncia, tienes que leerlo y firmarlo

― Bien— asentí y me fui a un pequeño mesón donde comencé a leer el papel, ahí se detallaba con lujo de detalles todas las agresiones que había cometido esa mujer contra Bella y lo peligrosa que era para su familia, lo firme conforme, con esto estaba seguro de que jamás volvería a ser un problema para nadie— aquí esta, quiero que no tengan compasión con ella, que no vuelva a salir de la cárcel, además quiero protección para su familia, que tenga órdenes de restricción y que cualquier cosa que les suceda a ellos sea agravio y se sume a su condena.

― Sí señor, no se preocupe— asintió el hombre, sentí unos gritos a mis espaldas y me gire para ver de dónde se trataban— ella es la mujer— me indico mi abogado.

― Maldita perra— susurre preso del odio, la mujer iba gritando como loca e intentaba soltarse del agarre de los policías que la llevaban— no quiero que esa mujer salga nunca más de la cárcel— le comente mientras me giraba para no verla más, tenía que controlar el enorme impulso de apretarle el cuello y asfixiarla por lo que había hecho— Me voy, cualquier cosa me llaman.

― Sí señor.

Salí de la estación y me fui rápidamente al hospital, cuando llegue Will estaba dormitando en uno de los sillones que estaba al lado de la puerta que daba a la U.C.I.

― Will— le susurre agarrándole suavemente el hombro

― Señor— me dijo intentando reincorporarse— no ha habido ningún cambio, el doctor paso por aquí hace poco y me dijo que todo continuaba igual.

― Bien, iré a verla un momento.

― Está bien señor— dijo el hombre y comenzó a dormitar nuevamente.

Camine por entremedio de la sala y me pase por las puertas, la estación de las enfermeras estaba vacía así que aproveche para pasarme hacia la habitación de Bella, entre y cerré suavemente la puerta. Ver nuevamente la imagen de Bella había partido mi corazón otra vez, su frágil cuerpo estaba moribundo en esa cama, sentía mi corazón contraerse cada vez que pensaba que no saldría de esta noche pero no podía ser así ¡ella tenía que vivir!, me acerque a su cama y la bese nuevamente, un suave roce de labios que despertó las corrientes eléctricas de mi piel.

― Bella— susurre contra sus labios— despierta, vuelve conmigo Bella— le pedí— Isabella— dije su hermoso nombre, me dolía verla aquí, acaricie su cabeza para luego bajar a sus labios, me sentí enormemente tentado a besarlos, solo roce la piel de ellos para luego subir a su frente— ¿Cuándo vas a despertar?— le pregunte al silencio, su respiración era acompasada y nada hacia presagiar que despertaría luego.

La noche se fue tan rápido como el día siguiente, en la mañana me fui a cambiar de ropa y a bañarme a la casa, Rosalie se quedo con ella, intente ir a poner orden a la oficina pero no me pude concentrar por primera vez me importa un demonio lo que hiciera Aro. El día fue horriblemente largo, las horas parecían no avanzar y lo único que hacía era mirar el celular a cada cinco minutos. Estaba tan ansioso que cuando dieron las tres de la tarde no aguante mas y me fui de allí, no me podía concentrar era imposible, teniendo a Bella lejos de mi no podía inquiera hacer una suma bien y peor era si no sabía cómo estaba. Le pedí a James que me llevara al hospital, cuando llegue Rosalie no estaba, Will me dijo que había ido junto a Emmett a hablarle al padre de Bella y que todo había salido bien hasta el momento pero que no podría venir hasta mañana ya que tenía que cuidarlos a ambos.

― Señor debería ir a dormir— me dijo Will cuando vio mi rostro, llevaba casi un día sin dormir nada.

― No quiero Will, no te preocupes creo que el sueño juega un papel secundario en todo esto, pasare la noche aquí si no hay cambios me iré mañana a la casa.

El hombre asintió preocupado pero acepto mi respuesta, sabía que por nada del mundo me alejaría de este hospital, por lo menos hasta saber si Bella estaría bien. La noche fue larga y sin novedad lo que me hacia desesperarme aun mas, la condición de Bella no mejoraba ni tampoco empeoraba lo que producía aun mas ansia en cada uno de nosotros, cuando el sol del amanecer toco en las ventanas de la habitación, Rosalie entro en silencio, yo estaba mirando el paisaje cuando ella me pidió relevarme, se había escapado un momento con una excusa para poder venirla a ver, las deje solas y me fui a hablar con Emmett quien venía recién entrando a su guardia.

― ¿Cómo va todo?— le pregunte a mi amigo mientras me acercaba a él.

― Igual, el doctor de turno me dijo que no había evolución en Bella, si las cosas siguen así tendremos que avisarle a su padre, porque puede que su estado sea igual por mucho tiempo

― Demonios— susurre— ¿no hay nada más que se pueda hacer? ¿exámenes, especialistas, lo que sea?

― No mucho, podríamos traer a un especialista en neurología ya que así…

― ¡DESPERTO!— grito una voz ya conocida, ambos nos giramos rápidamente hacia donde provenía, Rosalie venia corriendo en dirección hacia nosotros— ¡CHICOS BELLA DESPERTO!

― ¿estás segura?— pregunto Emmett mientras corríamos hacia la habitación, entramos y pude ver el par de ojos más hermosos observarme, ella estaba despierta, al fin había recobrado el conocimiento.

― ¿Edward?—susurro, mi cuerpo volvió a la vida solo con escuchar mi nombre de sus labios— ¿Qué paso?— pregunto con voz ronca, estaba confundida, estaba eufórico pero muy cauteloso quería que Emmett la revisara y supiera si estaba completamente bien.

― Hola— la saludo Emmett, el se puso entre mis vista y la de ella rompiendo el contacto visual, me corrí hasta la punta de la cama donde podía verla. No podía creerlo, había tenido tanto miedo de perderla pero ahí estaba tan viva y hermosa como siempre, era ella, era mi Bella.

― Hola— susurro con voz cancina.

― Hola—

― ¿sabes cómo te llamas?— le pregunto

― Bella— respondió débilmente

― Bien cariño, ¿sabes donde estas?

― En un… hospital

― Si, ¿sabes porque estás aquí?

― No— contesto y gimió de dolor, me acerque unos pasos más por si necesitaba ayuda, fue instintivo— ¿Qué demonios me paso?— pregunto aclarando su voz

― Carmen salió de la cárcel— le dijo Rosalie, Bella se quedo en silencio y sus ojos se llenaron de lagrimas, estaba seguro que estaba recordando todo lo que había pasado.

― ¡KATE!— grito arqueándose en la cama— ¡mi hermana! ¿Dónde está mi hermana?— pregunto con voz histérica.

― Tranquila Bella, Kate está bien. Carmen te tendió una trampa

― Dios— susurro— ¿pero cuanto a pasado?

― Llevas 2 días inconsciente

― ¿dos días? ¡oh por dios!, papa debe estar muriendo.

― El no lo sabe— le comento Rosalie— no sabe que estas aquí

― Pero ¿Cómo?.. ¿Qué le dijeron?

― Tu je…— dijo dirigiéndose a mí, le fruncí el ceño— Edward…— cambio de inmediato— Edward invento que ustedes habían tenido que ir de viaje así que yo me fui a quedar a tu casa, de hecho ahora me escape para venir a verte Bella.

― ¡dios mío!, esto es una locura— cerro sus ojos, Mientras Rose le comentaba lo que le había pasado y le mostraba su reflejo yo lo único que hacía era contemplarla, estaba tan feliz de tenerla nuevamente con nosotros que podría haberlo gritado a los cuatro vientos, gracias Dios susurre en mi mente, prometo cumplir lo que ofrecí.

― Maldición pero ¿Qué paso con Carmen?— pregunto de repente haciéndome reaccionar, todos dirigieron sus miradas hacia mi

― Esta detenida— le dije con voz calmada, no quería asustarla más de lo que ya estaba— ella fue arrestada y no saldrá jamás de la cárcel.

― ¿está nuevamente presa?— pregunto con un brillo en sus ojos, reconozco que casi me derrito al verla así, tan vulnerable y débil, el instinto de protección que había desarrollado con ella se hizo más fuerte y poderoso que nunca, no permitiría que nadie más le hiciera daño, jamás.

― Si, ya no tienen de que preocuparse— volví a decirle ganándome la más hermosa de las sonrisas.

― Gracias— respondió, estábamos inmersos en una burbuja, su mirada me decía tantas cosas pero a la vez me escondía lo que yo mas quería saber, necesitaba saber si ella me amaba o no, no podía esperar más para saberlo ya que si no lo hacía tendría que alejarme de ella para no sufrir por su rechazo.

― Bien Bella, ahora necesito examinarte, ¿podrían esperar afuera por favor?

― Claro— respondió la rubia, se acerco a ella y la beso, sentí la enorme tentación de besarla y decirle cuanto la amaba pero me contuve quería que estuviéramos solamente los dos cuando se lo dijera por primera vez, que disfrutáramos de un momento privado. La mire por última vez antes de salir y solté un suspiro de frustración, ella estaba bien y ahora era yo el que tenía que pensar muchas cosas, sin duda desde este punto mi relación con Bella era completamente incierta.

El día fue igual de calmado, Emmett nos confirmo que el estado de Bella era bueno y que ahora necesitaba curarse de todo lo que había pasado, era obvio que no podría volver a su casa así que cuando le dije que se iría conmigo a pasar su convalecencia se puso blanca de la impresión.

― ¿a… tu… casa?— susurro

― Si y no hay discusiones sobre eso— le dije, no permitiría un No por respuesta aunque se a la rastra me la llevaría a la casa.

― Bien entonces está todo arreglado, ¿Cuándo le darás de alta?— pregunto su amiga

― Esta tarde le practicaremos todos los exámenes nuevamente y si todo sale bien podre darle el alta mañana.

― Bien— sonrió la mujer— entonces Bella— se giro hacia ella— mañana podre venir a verte si no parecerá sospechoso, además te traeré tus cosas, trata de llamar a Charly esta noche para que se quede aun más tranquilo

― Si está bien— susurro con una mueca— lo hare, ¡dios!— grito haciéndonos saltar

― ¿Qué sucede Bella?— pregunto Emmett acercándose rápidamente hacia ella.

― Me duele todo, la cabeza, el cuerpo— cerro los ojos y apretó sus labios

― Bien entonces tendremos que sedarte nuevamente

― ¿estará inconsciente?— pregunte mirando a Emmett, no me gustaba que estuviera inconsciente si no era necesario, quería escucharla.

― Si pero solo por unas horas, le practicaremos los exámenes y despertara por la noche.

― ¡demonios!— grito nuevamente, mis ojos la observaron nerviosos, odiaba sentirme inútil, yo no podía hacer nada por ella pero me encargaría de que estuviera muy bien cuidada en la casa.

― Bien Bella a dormir— le dijo Emmett inyectándole un líquido en el suero.

― Descansa mi amor— le susurre mas para mí que para todos, cerro sus ojos y no volvió a despertar en todo el día.

― Bien, ahora tendremos que hacer los trámites, el papeleo y esas cosas

― Carga todo a mi cuenta, lo que sea que necesite dáselo, no escatimes en gastos— le dije a Emmett aun contemplándola, Rosalie me miro con sus ojos bien abiertos, ¿estaba sorprendida por mi gesto? Era lo menos que podía hacer por ella.

― Ya sabía que me dirías eso, me refería al papeleo del alta, ¿tú firmaras como el responsable de su alta?

― Pero si Bella no es menor de edad— comento la rubia divertida

― Lo sé nena pero ella está en la U.C.I los pacientes que salen de aquí tienen que ir bajo la responsabilidad del alguien debido a su gravedad

― ¡no me digas nena!— grito exasperada, carraspee mi garganta y observe que a los dos les cambiaron las mejillas de color.

― No te preocupes firmare lo que sea, mañana vendré por ella.

― Bien, vamos entonces a la oficina para que me firmes los papeles de inmediato.

― Vamos.

― Yo me iré a la casa de Bella, cualquier cosa me llaman— nos dijo mientras salíamos— Edward— me llamo, me gire y ella tenía lagrimas en sus ojos, se acerco a mí y en un gesto que me sorprendió me dio un pequeño abrazo— gracias— susurro— no sabes lo mucho que agradezco todo lo que has hecho por Bella, jamás pensé que podrías actuar así con ella, creo que me equivoque en la opinión que tenia sobre ti, gracias

― De nada— le dije asintiendo, la chica se despidió de nosotros y se fue— ¿te gusta verdad?— le pregunte a Emmett mientras la contemplaba como si fuera abeja y ella miel.

― No sabes cuánto, adoro a las mujeres con carácter fuerte— suspiro— ya la conquistare, ella es justa para mí.

― No lo dudo— sonreí.

Ese día pase la mañana con Bella y en la tarde me fui a la oficina, Aro como siempre había metido sus manos en unas cuantas cosas complicando todo lo que estaba ya establecido, cuando al fin me pude escapar pase por el hospital nuevamente y me quede con ella hasta la madrugada, aun estaba dormida, por todo lo que pasaba en la oficina no podría venirla a buscar así que avise a las enfermeras que Will y James se la llevarían a la casa, firme su alta y me fui a la casa, no pude evitar antes de partir despedirme con un beso en sus labios y susurrar su nombre, tenía la esperanza de que despertara pero sabía que era mejor dejarla dormir. El día siguiente comenzó como todos los demás solo que a las ocho de la mañana el timbre no sonó y eso me hizo extrañar a un mas a la dueña de mis pensamientos.

― Buenos días Señor ¿Cómo ha dormido?— pregunto Will entrando en la habitación.

― Muy bien a pesar de dormir poco he recuperado mis energías, ¿Cómo va todo en el hospital?

― Me acabo de comunicar con la enfermera de turno y la señorita despertó y está en muy buena forma.

― Qué bueno— sonreí— Will hoy no podre ir por Bella así que tendrás que ir junto a James a buscarla.

― Lo sé señor, ya tengo todo preparado, ¿Qué habitación quiere para la señorita? ¿le preparo el Búngalo?— pregunto haciéndome reír.

― ¿estás loco?— reí abiertamente— la quiero cerca, dile a las chicas que preparen la habitación de Alice, no quiero que este lejos.

― Bien señor, como usted diga

― Llámame cuando ya estén aquí en la casa, Will esta demás decir que Bella tiene que ser tratada igual o mejor que yo en esta casa, te quiero pendiente de todo lo relacionado a ella, no quiero que sus necesidades se vean descuidadas.

― Claro señor, no se preocupe ya instruí a todas las mucamas en relación a la estadía de la señorita.

― Qué bueno, ahora me iré a la oficina

― ¿Aro Vulturi dando problemas otra vez?— pregunto sabiendo de la relación que tenia Aro con mi familia.

― Como siempre, sabes que él lo único que quiere es verme fuera de Cullen Enterprise y si sigue así lo conseguirá, mi padre le da más poder de lo que me ha dado jamás a mí.

― Pero es usted el accionista mayoritario señor, el jamás podrá con eso, nunca podrá tener más poder que usted

― Eso también lo es— sonreí— es la razón por la cual no me dejo vencer, además ahora tendré muchas más obras que cuidar

― ¿Por qué?— pregunto con duda

― El milagro de Bella tiene que ser pagado de alguna forma ¿no lo crees?— le cerré un ojo y camine hacia la puerta, lo mire al llegar ahí y el tenia una enorme sonrisa que adornaba su cara

― Usted tiene un corazón de oro señor, nadie jamás podrá entender lo mucho que usted hace por la gente.

― Solo devuelvo lo que me han dado Will, tengo que pagar todo lo que la vida me dio, ahora vamos que tengo hambre— le dije saliendo por la puerta, unos segundos más tarde sentí sus pasos a mi espalda.

La mañana fue completamente estresante, me pelee con Aro varias veces al día, el maldito no hacía otra cosa si no molestarme. Ese día tuve reuniones toda la tarde, estuvimos hasta altas horas de la tarde discutiendo por unas acciones y unos balances que había que corregir, los directivos de la empresa estaban alborotados pero como siempre me apoyaron en todo, podría confiarle cualquier cosa a cada uno de ellos. Cuando el reloj marcaba las ocho de la noche aun estaba en la oficina pero ya todos se habían marchado, por no haber venido a trabajar en varios días el trabajo se acumulo y tenía que firmar un montón de papeles, estaba tan ensimismado en lo que hacía que casi no sentí cuando el timbre del ascensor sonó. Levante mi vista y me sorprendí enormemente al ver que tenia visitas y no era cualquier persona.

― Buenas noches— me saludo una hermosa mujer tan alta como yo, traía un sensual vestido y tacos de aguja, me levante del escritorio con el ceño fruncido

― ¿Quién eres tú y como entraste aquí?— pregunte enojado

― Soy Camelia, Jacob Black me ha mandado

― Pero yo no se lo he pedido— le rebatí

― Lo sé cariño, digamos que soy una muestra gratis, todo para que no olvides lo que tiene para ofrecerte— la mujer se saco un pequeño abrigo que traía y avanzó como gata en celo hacia donde estaba quedando frente a mí, mire su cuerpo y como ya lo esperaba mi mente y mi corazón la rechazaron de inmediato, ese no era el cuerpo que yo quería. Di un salto hacia atrás y me aparte de su trayectoria.

― No quiero tus servicios— le dije girándome hacia la ventana— ahora lárgate— le pedí aun con cortesía, cuando menos los espere sus manos se abrazaron a mi cintura y se pego a mi cuerpo, lo que antes me habría hecho desearla ahora me producía asco, la cara de Bella se apareció en mi mente e hizo desencadenar el odio hacia la mujer— mira, lo haremos fácil— comente sacándome sus manos de mi cuerpo y avanzando unos pasos— dile a Jacob que tuviste la más maravillosa experiencia conmigo y que yo quede totalmente satisfecho— sabía que era una mentira pero esas mujeres perdían dinero si no hacían su trabajo, no es que me compadeciera de ellas pero sé que detrás de muchas habían familias esperando ese dinero.

― ¿de verdad no me deseas?— pregunto con tono sensual

― no podría hacerlo, tengo en mi casa todo lo que siempre quise— comente con orgullo— así que vete por favor, no quiero verte mas aquí, le diré a Jacob que te de un bono especial por haber sido "tan buena" conmigo.

― Gracias cariño, tu secreto está a salvo conmigo— sonrió agarrando sus cosas y saliendo por la puerta— tú te lo pierdes— me dijo haciéndome una seña, suspire y me deje caer en el sillón de la oficina

― Dios— susurre— Bella… como te extraño— cerré mis ojos, esta era la señal para salir de allí.

Arregle unas cosas que quedaban y a eso de las nueve me fui a la casa, estaba loco por verla y estrecharla entre mis brazos, sentía sus manos en mi piel y sus besos en mis labios, tenía la necesidad de tenerla conmigo y de no soltarla nunca más. Llegue a la casa en solo unos minutos y Will me recibió.

― Buenas noches señor

― ¿Cómo va todo?— pregunte apresuradamente, subía los escalones de dos en dos.

― Bien— contesto siguiéndome el paso— como le dije la ultima vez, la señorita aun está durmiendo— había llamado por lo menos quince veces a Will en el día para preguntar por ella.

― iré con ella, no me pases llamadas y no quiero que nadie me moleste— le dije

― como usted ordene señor— me contesto quedándose parado en la mitad de la escalera.

Subí rápidamente hacia el tercer piso y me deslice suavemente hacia la habitación de Bella, estaba inmersa en la oscuridad aunque por las ventanas se colaba la luz de la luna, su cuerpo yacía inmóvil en la cama, sus labios estaban entre abiertos y su pecho bajaba y subía acompasadamente. Me pare al lado de su cama y observe con adoración su sueño, libere mi cuello de la corbata y de los botones de la camisa, su cuerpo no estaba cubierto y la habitación estaba helada, tome una de las colchas de la cómoda y la tape, no quería que se enfermara, sin pensarlo dos veces me senté en un sillón de enfrente y la mire, sentía una extraña afección por verla dormir, no sabía porque pero sentía que su alma estaba más expuesta cuando ella se encontraba así.

― Edward— susurro entre sueños haciéndome sonreír, esperaba que sus sueños fueran los mismos que yo tenía, donde podía decirle cuanto la amaba y de que cuanto quería que se quedara a mi lado. Pasaron muchos minutos en los que solo escuche su respiración, cuando el reloj marcaba las diez Bella se removió en la cama poniéndome en alerta ¿estaba sintiendo dolor?, ella se removió una vez más y se enderezo, fregó sus ojos y miro extrañada la colcha con la que la había cubierto.

― No te levantes— le pedí poniéndome de pie hacia la cama

― ¿Edward?— pregunto sumida en la oscuridad— ¿Qué haces aquí?

― He venido a ver si estabas bien, como estabas durmiendo no quise despertarte— me acerque a ella y me senté, ¡estaba loco por besarla! Intente con mucho esfuerzo controlar mis impulsos, sabía que le dolía su cuerpo y no quería ser yo el que le agregara aun más dolor.

― ¿hace mucho que estabas aquí?— pregunto, me acerque más a ella y pase mi mano por su cuerpo para apoyarme al lado de su muslo y quedar aun más cerca de su boca, una dulce tentación.

― Digamos que si, nunca te lo he dicho pero me gusta verte dormir— a pesar de que no había mucha luz en la habitación pude ver su piel que tomaba ese color que tanto me gustaba, amaba verla sonrojarse— esto también me gusta— susurre pasando mis dedos por sus mejillas

― Edward— susurro y no me pude contener mas, me acerque lentamente a ella y la bese despacio y demostrándole todo el amor y la devoción que sentía por ella.

― ¿Cómo te sientes?— le pregunte separándome un poco de su boca

― Bien— agrego junto a un suspiro— estoy mejor, la hinchazón no ha bajado ni tampoco el color de mis golpes pero de ánimo me siento mejor.

― Qué bueno— sus manos pasaron por mi espaldas y las mías tomaron su cintura, había esperado todo el día por este momento y ahora que lo tenía ansiaba cada vez más, la pegue a mi cuerpo esperando que se fundiera en mi piel y no se apartara nunca mas pero en un extraño gesto Bella se separo de mi caminando hacia la ventana

― ¿Qué pasa?— le pregunte al seguirla

― Nada… es solo que— se cayó, su voz sonaba rota.

― ¿Qué cosa?— le pregunte mientras la rodeaba con mis brazos, me apoye en su hombro y espere su respuesta— vamos Bella háblame, ¿te sientes bien? ¿quieres que llame a Emmett?

― No— susurro girándose para verme

― ¿entonces?— insistí

― Es solo que… lamento que esta noche… tu y yo— tartamudeo nerviosa, cuando termino comprendí de inmediato sus palabras y no podía negar que un dolor me atravesó, sabía que ella no me conocía bien ni tampoco mis sentimientos pero jamás la cambiaría por nada solo porque ella no podía tener sexo conmigo, hoy en la noche había sido mi prueba, perfectamente podría haberme acostado con la chica que se fue a ofrecer a mi oficina pero en cambio me vine a aquí a abrazar a esta mujer que me comía el pensamiento pero eso ella aun no sabría, de igual manera intentaría explicarle.

― Bella— la llame pero ella escondía su rostro de mi— Bella— insistí— ¡Bella!—alce la voz exasperado— ¿piensas que estoy aquí contigo por sexo?— le pregunte pero ella guardo silencio— se que no nos conocemos bien, aún, pero…— tome su rostro en mis manos y la bese tiernamente— esta noche solo quiero dormir contigo, cariño— ella me observo unos minutos mas pero no dijo nada, ¿a caso no sentía este sentimiento que me quemaba el pecho? Creo que no, sin duda tenía que decírselo pero esperaría a que ya se recuperara para hacérselo saber, no quería abrumarla con más cosas aun, además tampoco sabía si ella respondería como yo quería. Cuando la situación se normalizo me fui a quitar el traje y a ponerme la pijama, recordé que Bella no traía nada aun así le di algo mío para dormir, si tenía algo de suerte ese olor tan exquisito de su piel quedaría grabado en la tela. Al momento de ir a dormir Bella al parecer no tenia sueño así que le inste para que conversara un poco conmigo, esta era una oportunidad espectacular para conocernos aun mejor. Al paso de los minutos sentía que se cansaba pero se resistía a dormir puesto que fui yo quien la invito a descansar, si seguíamos así ella nunca dormiría y me tenía que asegurar de que descansara.

La noche paso más tranquila de lo que esperaba, dormí toda la noche abrazando su cálido cuerpo, en reiteradas ocasiones bese su piel y la apreté contra mí, en un momento pensé que jamás volvería a sentirla conmigo pero a vida me regalo una oportunidad que no podía desaprovechar. Mientras dormía sentí un cálido tacto en mi mejilla y a mi cuerpo estremecerse por completo con la sola caricia, sabía perfectamente de quien era la piel que me hacía sentir así.

― Buenos días— le dije mirándola con mis ojos aun somnolientos, ella sonreía

― Buenos días— contesto acariciando mi piel y haciéndome estremecer a cada segundo.

― ¿Cómo dormiste?

― Muy bien— me dijo

― No deben ser mas de las 7 ya que el sol todavía está entre las colinas— abrí mis ojos y observe la luz que se entraba por las ventanas

― Debo levantarme— le dije, no podía dejar de ir a la oficina

― Lo sé, debes ir a la oficina, el imperio Cullen no funciona sin su monarca— rio

― Aunque no lo creas es verdad, mucho depende solo de mi

― Y te entiendo, así que levántese Sr. Cullen

― ¿nuevamente con el Sr. Cullen?— sonreí mirándola, ella tenía sus ojos brillantes

― No pero si no te levantas lo volveré a decir, Sr. Cullen— jugo pasando un dedo por mi pecho haciéndome despertar de golpe por el enorme placer que provocaba su dedo

― ¡dios!— le dije totalmente anidado por las sensaciones que podía producir

― ¿Qué sucede?— pregunto aun acariciándome ¿de verdad ella no veía el efecto que producía en mi?

― Nada— reí— algún día lo sabrás— ella no tenía ni idea de lo que podía hacer en mi, era capaz de hacerme olvidar hasta mi nombre pero algún día se lo diría y también se lo demostraría— hoy será un día horrible— le dije previendo lo tortuoso de mi día sin ella, sería un horror no tenerla a mi lado para besarla, abrazarla o solo para contemplar su hermoso rostro.

― ¿tienes muchas reuniones?

― Algo así— mentí descaradamente, ella se había convertido en algo necesario para mi existencia, me había dado cuenta que Bella se había transformado en mi corazón, ya no podía estar sin ella.

― Que lastima— comento desde la cama.

Como lo prevenía el día fue completamente horrible, me sentía aun más ansioso y deseoso de volver a casa que nunca. Bella estaba sola y yo lo único que quería era acompañarla, estar con ella, sin pensarlo demasiado desidia que el fin de semana no trabajaría así que esta semana tendría que dejar todo listo para así poder pasar todo el fin de semana solo con ella. A las seis con treinta las ansias eran insoportables así que me despedí de todo el mundo y me fui la casa, la rutina de entrada fue igual que la de ayer Will persiguiéndome, yo corriendo y pidiendo que nadie me molestara. Entre en la habitación pero no había nadie, mire hacia el baño pero cuando iba a entrar Bella salió de él, me di cuenta que lentamente sus marcas comenzaban a desaparecer.

― Edward— susurro con sorpresa— llegas temprano

― Si, no había mucho que hacer después de todo— nos miramos y sin pensarlo nos acercamos para abrazarnos, descanse mi cabeza en su cuello donde pude tomar esa fragancia a la cual era adicto— ¿Cómo te has sentido?— pregunte mientras mi cuerpo se estremecía por tenerla a mi lado

― Bien— respondió subiendo sus manos a mi cabello— ahora solo me duele un poco la espalda y la cara, pero nada que un buen relajante no cure— reímos, permanecimos unos cuantos minutos mas así abrazados, cuando sentía ansias por sus labios levante mi cabeza y con mi mano los acaricie, ella pego su cara a la mía y nos quedamos así, adorándonos en silencio. Bella se acerco a mí para besarme pero estaba vez fue un beso necesitado, pasional que me despertó cada fibra en mi cuerpo y me hizo excitarme, había estado reprimiendo mis deseos hacia ella pero al parecer ella no estaba cooperando mucho, sobre todo cuando jadeo en mi boca— Edward— gimió sobre mis labios, ¡demonios! No podía controlarme, estaba completamente excitado, sus ojos, sus manos, su piel me llamaba para que la tocara, sus besos me rogaban porque la tomara pero no podía hacerlo, ella estaba herida, no podía prevalecer mis deseos sobre los de ella

― Bella… no puedo, no me hagas esto— le dije rogando porque me entendiera, tenía un conflicto interno enorme dentro de mí, era mi protección contra su mismo deseo

― Te necesito — gimió pegándose a mi cuerpo, mi erección despertó solo por el contacto con su cuerpo, estaba más preparado que nunca para estar con ella pero no podía, no debía— hacerme el amor Edward— me dijo en un ruego que me desarmo por completo

― Bella— gemí loco por el deseo— no me hagas esto, estas herida, adolorida— le dije besando sus tiernos labios

― Por favor— rogo nuevamente

― Bella— repetí antes de que cediera ante sus peticiones, ya lo había dicho antes yo no me podía resistir a ella el sentimiento era demasiado.

La tome en mis brazos y la lleve a la cama, me desvestí frente a ella, sucumbiendo ante el deseo y me fui a darle lo que ella me pedía, de lo cual yo también lo deseaba.

― Hoy solo se tratara de ti, cariño. Prometo ser gentil— le susurre haciéndola gemir.

― Edward— me dijo mientras yo comenzaba a desvestirla.

Esa noche le hice el amor dulcemente, sacando a florecer todo el amor que sentía por ella, se lo hice y la proclame como mía. Bella era mi mujer y jamás nadie la apartaría de mí nunca. Esa noche no pudimos evitar estar juntos otra vez mas, estaba tan necesitado de ella como ella de mi, sus caricias para mí lo eran todo pero mas era la necesidad de saber su ella me amaba. Cuando nos despertamos ya era sábado, este sería un fin de semana completamente dedicado a ella, no planeaba hacer nada más que consentirla. El día sábado lo pasamos juntos todo el día, estuve a punto de decirle muchas veces todo lo que sentía pero si no me arrepentía alguien nos interrumpía, Jacob Black me había llamado para confirmar mi "benevolencia" con la chica del otro día, le mentí descaradamente diciéndole que la había disfrutado pero que yo lo llamaría nuevamente, que no mandara a nadie más, cosa que sabia no pasaría nunca porque jamás volvería a necesitar de nadie más que Bella. Emmett vino también a revisar a Bella junto con su amiga, tuve que prácticamente rogar para que dejara que la revisaran, al ser enfermera Bella pensaba que no necesitaría de revisiones ni nada por el estilo y yo confiaba en su criterio pero también quería la opinión de Emmett, ella siempre me diría que está bien con tal de que la deje salir de la habitación. Después de las visitas almorzamos en el jardín y por la tarde le pague a los empleados de la casa y les di el día domingo y todo lo que quedaba del sábado libre, Will casi me rogo que lo dejara en la casa ya que el no acostumbraba a salir de la mansión pero lo convencí regalándole una noche en el casino de la ciudad, sabía que por lo menos lo pasaría bien.

Al día siguiente me levante antes que Bella pero fue perjudicial ya que la llamada de mi padre me hizo comenzar el día de la peor forma.

― ¿ahora vives con mujeres en tu casa querido hijo?— pregunto con sarcasmo, sentí un escalofrió recorrer mi piel ¿sabría de la existencia de Bella?

― ¿de qué demonios hablas?— pregunte enfadado— ¿Qué quieres Carlisle? No tengo tiempo para ti

― ¿ya no me dices papa?— contesto con una pregunta

― ¿te lo mereces?— rebatí

― ¡ni siquiera puedes contestarle bien a tu viejo padre, chiquillo inútil

― No estoy para tus juegos Carlisle ¿Qué demonios quieres?

― Informarte que al parecer encontré a la esposa perfecta para ti— solté una carcajada cargada de sarcasmo

― ¿tú me buscaste una novia?— pregunte con ironía— demonios Carlisle tener tanto tiempo libre de verdad que hizo estragos en ti, ahora te las das de Cupido— me reí nuevamente lo cual lo hizo enfurecer

― Mira pendejo de mierda, te lo diré solo una vez la mujer con la que te vas a casa es asquerosamente rica y una buena inversión para ti, a futuro ella podría hacernos olvidar de cualquier imprevisto económico que pudiéramos tener— odiaba cuando el veía a las personas como simples piezas de ajedrez.

― ¿y quién demonios te dijo que yo me casaría con ella? ¿me has preguntado si quiero casarme? Tengo 32 años Carlisle, se perfectamente decidir por mí mismo.

― Claro y lo compruebo enterándome que tienes una puta viviendo contigo, no sé cómo puedes vivir así maldita sea, hasta para eso eres inútil ni siquiera sabes escoger a tus mujeres.

― No me interesa lo que tu opines ¿Quién eres tú para decidir sobre mi?— le pregunte completamente enfurecido

― ¡TU PADRE!— me grito haciéndome perder el control, el no era nadie en mi vida.

― ¡no! Y jamás hare lo que tú me digas, esta es mi vida, mi dinero, mi casa así que no te metas en lo que no te importa y te pido que no me vuelvas a llamar en lo que queda del día, nadie contestara tu llamada, adiós—

Le colgué y reprimí el grito de furia que amenazaba con salir de mi pecho, reprimí las ganas de aventar el teléfono cuando unos brazos se pasaron por mi cintura y me estrecharon contra su cuerpo, sonreí solo de verla ahí conmigo, apoyándome, la sentía más cerca que nunca, me gire y ella me beso claramente dándome el apoyo que yo mas necesitaba, no iba a dejar que Carlisle se entrometiera en mi vida y menos que intentara manejarme. Intente olvidarme de todo y hacer el día lo más feliz posible por la mañana estuvimos nadando en la alberca temperada, disfrute de una erótica mañana en el agua, si antes me gustaba el sexo ahora me había hecho un completo ninfómano, Bella hacia que mi libido estuviera siempre arriba ella lo tenía bajo su control y podía hacer lo que quisiera con él. Al medio día ella se disculpo y se fue al baño dejándome en la inmensidad del agua. Nade un poco mas y me Salí, pase una toalla por mi cintura y subí nuevamente a la casa, se escuchaba tan vacía sin los empleados.

Seguí los rastros de Bella, había dejado pequeñas gotas de agua en el suelo que estaba seguro caían de su cuerpo. Me sorprendí bastante al ver que aquellas huellas se dirigían a mi antigua sala de piano, a donde descansaba la segunda pasión de mi vida que jamás había visto la luz. Me pare en el marco de la puerta, ella estaba sentada en el taburete, uno de sus dedos toco una tecla y al sentir el sonido cerro sus ojos, me acerque lentamente sin que ella lo notara y me senté detrás, el espacio era bastante amplio como para estar los dos, Bella hizo sonar nuevamente otra tecla y yo continúe con las demás, unos segundos después se dio cuenta de mi presencia y se giro asustada hacia mí.

― Así no se hace— le dije mientras tocaba la primera melodía que recordaba, hace años que no había entrado en este cuarto. Mi pasión por el piano se vio aplacada por las responsabilidades de ser el dueño de una empresa— dime ¿Qué compositor te gusta más?— le dije dejándola sumida en un silencio

― Chopin— me dijo y comencé a pensar, había una melodía que me encantaba, era una de mis preferidas, esa la tocaría para ella por primera vez después de tantos años.

― Chopin, Op. 9 Nº2… Nocturnal ( .com/watch?v=3J1—nShaJI0 )

― Tocas hermoso— susurro con sus ojos brillando, sin que lo pensara se acerco a mí y comenzó a besarme, música rápidamente se detuvo y mis manos subieron a su rostro para acariciarla

― Gracias— susurre dándole pequeños besos en su boca— hace años que no lo hacía.

― Deberías hacerlo un habito— sonrió

― Siempre que tú seas mi público— le dije con veracidad, creo que no tocaría para nadie más que no fuera ella, jamás lo había hecho.

― Siempre, siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy— me dijo girándose y subiéndose ahorcadas sobre mi

― Y aquí te quiero— le dije— quédate— acaricie su cabeza y labios— quédate— susurre.

Sin esperar más nos fundimos en un apasionado beso, estábamos en esa habitación y el deseo irrefrenable en los dos se despertó como un volcán, le hice el amor como jamás se lo había hecho, con la pasión, el deseo y el amor combinado en un solo sentimiento. Me sentía feliz de tenerla conmigo, no quería que ella se separara nunca más de mí, era imposible tenerla lejos. Sus palabras calaron ondo en mi "siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy", esperaba que ella siempre lo recordara porque le cobraría la palabra muy pronto. Cuando estábamos desgastando ese maravilloso orgasmo la tome entre mis brazos y la lleve a uno de los sillones, su cuerpo colisiono contra el mío, nuestras respiraciones eran frenéticas al igual que el latido de nuestros corazones.

― Te Amo— me dijo, ¿había escuchado bien? ¿dijo Te Amo?, mi cuerpo se tensiono completamente, ¡había escuchado mal!, mi mente me estaba jugando una mala pasada.

― Bella ¿Qué fue lo que dijiste?— le pregunte, ella de inmediato se tenso, su cuerpo parecía esculpido en piedra— ¿Bella?— la llame pero ella no parecía responderme, los malditos segundos se hicieron eternos, tal vez había escuchado mal, mi ansiosa mente me estaba diciendo lo que yo quería escuchar, estaba jugando sucio y me hacía daño

― ¿Qué?— pregunto altanera como si lo que hubiera dicho, si es que lo hizo, no hubiera sido nada ¿para ella esto era un juego?, para mí no, estaba jugando con mis sentimientos.

― ¿Qué fue lo que dijiste? Lo escuche— le dije intentando tener mi voz calmada no tenía que demostrar el miedo que tenia a sus palabras, sin duda un no me haría pedazos.

― Si lo sé, lo dije en voz alta, creo que cuando las personas hablan así es porque quieren que las otras las escuchen— por primera vez no sentí nada en sus palabras, no renacía a esta mujer ¿Quién era? Ella no era la persona a la que le había hecho el amor recién, no era Bella. Su frialdad me congelo el corazón, la aparte de mi pecho y me puse de piel al igual que ella, evalué su expresión y me partió el corazón no ver nada más que hielo en sus ojos, su expresión ya no era cálida, ella no me amaba.

― No digas cosas que no sientes— le dije y me comencé a vestir, ahí estaba la respuesta que yo tanto había ansiado, ella no me amaba ¿pero porque jugaba con mis sentimientos y lo decía así tan suelta? Definitivamente ella quería divertirse a costa de mi corazón, en ese momento la odie por eso.

― No era mi intensión molestarte— me dijo y se comenzó a vestir sin mirarme

― No me molesta pero no me gusta mezclar las cosas, Bella— le dije intentando proteger lo que quedaba de corazón, Bella había rasgado el que le había dado por la mitad, con sus palabras había destruido la esperanza que tenía en ella.

― Puedo decir que lo dije con razón, amo estar contigo Edward ¿acaso no se nota?— sonrió de manera vacía, la mire y sentí un puñal atravesar por mi pecho, con cada expresión más ella me demostraba que todo lo que habíamos pasado era un simple juego ¿pero cómo? ¿no sentía nada cuando hacíamos el amor? ¿las caricias, los besos no significaban nada para ella?

― Si, a mí también me gusta estar contigo Bella, lo sabes pero la palabra amor no se puede aplicar a lo que nosotros tenemos— dije sin pensar, un mecanismo de defensa tal vez, en mi cuerpo y en mi alma comenzaba a emerger el hierro nuevamente, cubriría mi corazón y ya jamás dejaría que alguien volviera a entrar.

― Tienes razón, la oración correcta seria, adoro el sexo que tenemos ¿cierto?— esas palabras lapidaron mis sentimientos, cada vez que el fuego de mi amor se prendía ahora se veía apagado por esta declaración, daba gracias estar de espaldas a ella y no ver ese rostro que tanto amaba pero que no me amaba como yo quería. Los teléfonos de la casa sonaron sacándome de la neblina de dolor que se formaba en mi

― Iré a contestar, si quieres vuelve al agua, enseguida iré contigo— le dije girándome sin verla, no era capaz de mirar esos ojos nuevamente.

― No gracias, creo que preparare algo para comer.

― No te molestes y pide algo por teléfono— Salí de la sala y fui a contestar.

La llamada provenía de Inglaterra. La voz de Alice lleno el auricular pero se escuchaba histérico y con la garganta apretada.

― Alice ¿Qué sucede?— le pregunte saliendo del dolor de la confesión que había escuchado recién.

― Es papa Edward, tuvo un pre infarto y está en el hospital, está muy mal Edward— me dijo llorando desconsoladamente, por unos momentos mi cuerpo se congelo, ¿mi padre iba a morir?— ¿pero como sucedió esto?— pregunte taciturno

― Ayer, estaba furioso por algo, se agito tanto en la mañana que se comenzó a sentir muy mal en la tarde nos vimos en la necesidad de trasladarlo a la clínica y cuando íbamos en el camino sucedió, fue horrible Edward, pensé que moriría.

― Dios— susurre, ¿habría sido por la conversación que tuvimos? Demonios… ¿yo le había ocasionado el pre infarto? Sacudí mi cabeza muchas veces para evitar los malos pensamientos, mi padre ya estaba enfermo su condición era peor cada día, podría haber pasado ayer, hoy día o mañana.

― Tienes que venir Edward, su condición es grave los doctores dicen que no saben si pasara la noche.

― Alice yo…— intente replicar

― ¡Edward Cullen es tu padre! Da lo mismo las peleas y todo lo que se digan, tienes que venir ¿me oyes? ¡tienes que hacerlo!— grito exasperada

― Está bien no te alteres, prometo que mañana a primera hora saldré a Londres, llamare a la clínica para ver como esta, dame el teléfono— ella me dijo eso y el nombre del doctor.

― Avísame cuando estés aquí mañana, mandare al chofer por ti.

― Gracias, nos vemos mañana

― Nos vemos

― Adiós

― Adiós.

Colgué y me quede parado estático en ese lugar, esto era mucho, no podía ser, mi padre al borde de la muerte, el rechazo de Bella ¿Qué más? ¿La quiebra? Marque rápidamente le teléfono y hable con el doctor de Carlisle, el me confirmo el grave estado de él y me dijo que podría no pasar la noche, demonios ¿Cómo dejaba sola a Bella?, no podía, esperaría a Will mañana y ahí partiría a pesar de todo no era capaz de dejarla sola. Llame a mi piloto y arregle el vuelo para mañana a primera hora. Cuando todo paso me dirigí a la cocina de donde escuchaba ruidos, no sé cuantos minutos o tal vez horas pasaron porque Bella tenía casi listo la comida. Sentí su voz llamarme pero nada me hacia reaccionar estaba en un estado de completo Shock.

El almuerzo fue silencioso al igual que toda la tarde, un fuerte dolor en mi cabeza me hizo marearme y casi caer al suelo, Bella estaba en su habitación desde hace mucho rato, no quería molestarla o mejor dicho evitaba verla. Busque en mi habitación alguna medicina pero no encontré nada que pudiera ayudarme, cuando Salí de allí me sujete en la puerta para reprimir una nueva punzada, camine como pude a la habitación de Bella y le pedí ayuda.

― Pasa Edward— me dijo, entre y observe el lugar, todo parecía igual— ¿Qué pasa?— pregunto examinando mi expresión, se acerco a mí y me contemplo más de cerca

― No… no me siento bien— acepte

― Demonios— susurro y me llevo a la cama

― ¿Qué pasa?— me pregunto al mismo tiempo que una enorme puntada atravesaba mi cerebro

― Me duele— dije reprimiendo las ganas que tenia de gritar— Bella me duele mucho— jadee— ¡Ah! Maldita sea— golpee el edredón

― Maldita sea, llamare a Emmett— me dijo y se aparto de mi lado, el dolor cada vez era más fuerte, estaba seguro que se debía a todo lo que había pasado hoy, había sido mucho para mí.

― ¡maldita sea!— grito, creo que no había podido contactar a mi doctor— Edward— se acerco a mi— Edward dime ¿Qué sientes?

― Me duele la cabeza, siento que me va a explotar— susurre cubriendo mis ojos e intentando mitigar el dolor con la presión sobre ellos.

― Tranquilo— me acaricio, sus caricias eran dulces ¿Cómo una mujer así podría haberme dicho algo tan frio horas atrás?, con esa pregunta me dormí sin darme cuenta.

― Bella— susurré despertando asustado, toque la cama y estaba vacía ¿Dónde estaba? ¿me había dejado solo?

― Aquí estoy— susurro recostándose a mi lado, suspire y volví a dormir, no la quería lejos, era un maldito masoquista pero aunque ella no me amara moriría feliz en sus brazos. El sueño fue tan intenso en algunas horas que no fui capaz de despertar.

A la mañana siguiente desperté de madrugada, eran las seis cuando abrí mis ojos, vi el cuerpo que dormía a mi lado y mi pecho se contrajo por lo dulce y dolorosa que era la imagen, me Salí de la cama sin hacer mucho ruido, Bella era la hechicera, la dueña de mis sentimientos pero también era mi verdugo, ella me había matado en vida por primera vez había amado a alguien y no había salido como yo pensaba pero a pesar de todo disfrutaría solo con verla sonreír, si ella no me amaba la haría feliz aunque fuera a distancia.

Deje la habitación y tome el teléfono para llamar nuevamente a Londres , mi padre había evolucionado un poco y por lo menos había despertado, el médico me dijo que si todo salía bien podría darle de alta hoy mismo en la tarde, a pesar de no ser mi persona favorita en el mundo sonreí, Alice tenía razón, era mi padre y lo seria hasta el final de sus días, aunque ya no era muy necesaria mi presencia iría de todas formas, así podría enfriar mi cabeza, ya después cuando volviera hablaría con más calma con Bella, tal vez esto se trataba de un mal entendido. Will apareció en mi habitación a eso de las siete, le conté lo que sucedía y se lamento por lo de mi padre, de inmediato comenzó los preparativos para mi partida. Cuando ya casi eran las ocho y faltaba menos para mi partida la voz de Will me hizo ponerme en alerta.

― Buenos días Señorita Swan— dijo y de inmediato me gire hacia ella.

― Bue… buenos días— saludo, le hice una seña a Will y el nos dejo solos, ayer con todo lo que sucedió no le había dicho de mi viaje

― Ayer no tuvimos oportunidad de hablar pero lamento decir que hoy tendré que salir de viaje

― ¿viaje? — pregunto— está bien— respondió fría lo que me hizo sentir nuevamente el dolor de su rechazo y la agonía de un corazón que la amaba— que te vaya bien— me dijo y se giro para salir de la habitación, ¿no me diría nada más? ¿ni siquiera se molestaría?

― Bella— la llame

― ¿Qué?— pregunto

― Siento no habértelo dicho ayer, este viaje no estaba en mis planes.

― No te preocupes además eres dueño de hacer lo que quieras con tu vida, como te dije espero te vaya bien y que tengas un buen viaje, hasta pronto— me dijo y salió del lugar, apreté mis puños y mis labios, tenía que calmarme ella no podía alterarme de esta forma, era la única que conseguía sacar todo de mi.

Cuando ya estaba todo listo me dirigí hacia su habitación pero me arrepentí ¿ella de verdad quería que me despidiera? ¿Importaba?, creo que no, después de esas frías palabras ya ni siquiera sabía que sucedía en su mente.

― Que tenga un buen viaje señor— me dijo Will mientras subía mis cosas en el maletero.

― Cuida de ella Will— le pedí

― Sí señor, prometo que todo estará bien, dele mis saludos al señor Carlisle.

― En tu nombre, viejo. Volveré lo antes posible mas de tres días no estaré allá

― Sí señor, nos vemos

― Adiós— le dije y me subí al auto, este viaje esperaba fuera corto, aunque ella no me amar ansiaba regresar y volverla a ver.

Continuara…