Dark Chat

miércoles, 17 de marzo de 2010

Nuestra Nueva Familia

Cap.13.-EXCUSAS

ALICE POV

El sol de la mañana anunciaba que comenzaba un nuevo día. Por primera vez, en mucho tiempo, no sentía ganas de levantarme…

La depresión y la tristeza no se habían disipado con la noche, al contrario, se habían vuelto más fuertes… ¿Por qué tenía que ser Jasper quien me gustará de esa manera?...

Pero ¿Cómo no encariñarse con alguien como él? Él quien era tan lindo, dulce, tierno, tranquilo, bueno… Sus ojos me acompañaron en la mayoría de mis sueños. Pero eso tenía que cambiar. Aún no sabía como lograr dejar de fijarme en él, pero suponía que alguna forma debía de haber.

Con aquellos dolorosos pensamientos (pues el pensar de dejar de querer a Jasper suponía algo realmente difícil) me arreglé para ir a la escuela. Era lunes, segundo día sin nuestros padres, quienes ayer nos habían hablado por telefono y se encontraban muy felices.

Cuando bajé las escaleras, lo primero que hice (fallando en mi intento de no darle más importancia a él que a los demás) busqué a Jasper. Se me hizo extraño el no verlo sentado desayunando junto con los demás ya que, por lo general, era muy puntual.

Había una atmosfera rara entre Edward, Emmet, Rose y Bella quienes por lo general estaban gritándose o matándose con la mirada. Ahora todos estaban cabizbajos, comiendo en completo silencio.

"Buenos días" – saludé sin dejar de buscar a Jasper

"Hola Alice" – saludaron los demás

"¿Jasper no va a desayunar?" – preguntó Rose haciendo eco a mis pensamientos

"Ya es un poco tarde…" - pensó en voz alta Edward – "ya debería de haber" bajado

"Iré a verlo" – me ofrecí rápidamente poniéndome de pie.

Subí las escaleras casi corriendo. Me paré en el umbral de su puerta y al no escuchar sonido alguno toqué con los nudillos. Nadie contestó

"Jazz ¿Estas ahí?" – pregunté

No hubo respuesta alguna. La puerta no se abrió tras esperar varios segundos, así que me atreví a abrirla por mi cuenta. Ahí estaba Jazz, acostado en su cama.

"Jazz, ya es tarde, dormilón" – dije mientras me acercaba a su cama.

"¿Jasper?" – pregunté preocupada mientras me inclinaba para verlo. Sus ojos estaban cerrados y su respiración se sentía entrecortada

"Jazz, ¿Te sientes bien?" – puse mi mano en su rostro. Estaba hirviendo – "Jazz, abre los ojos" – pedí susurrando. No lo hizo.

Bajé corriendo las escaleras

"Alice, ¿Qué pasa?" – preguntó alarmado Edward al ver mi expresión

"Jasper… tiene mucha fiebre" –

"¿Fiebre?" – preguntó doña Choni que alcanzó a escuchar lo último. Asentí sin que la preocupación se fuera de mi semblante. Todos subieron a la recamara. Doña Choni le tocó la frente para examinarlo

"¡Cielo santo! ¡Este niño se esta quemando en vida!" – exclamó

"Pero ayer estaba bien" – argumentó Emmet tocando a su hermano

"Seguramente fue por que estuvo mucho tiempo bajo la lluvia conmigo, ayer…" - susurré.

"Iré a buscar un termómetro y alguna pastilla para bajarle la fiebre" – anunció doña Choni quien no tardó más de un minuto en estar de regreso

"¿Se pondrá bien, verdad?" – quise saber

"Si, cariño. Es solo un resfriado" – contestó con voz tranquilizadora – "yo me encargaré de él, ya es hora de que se vayan a la escuela"

"No quiero ir…"

"Alice…" - comenzó a decir Bella pero la interrumpí negando la cabeza

"Me quedaré" – volví a decir.

Nadie discutió

"Cualquier cosa, me hablas" – dijo Edward antes de que todos se fueran.

Doña Choni bajó para terminar de hacer la limpieza y la comida. Le había dicho que yo cuidaría de Jasper y si pasaba cualquier cosa, le avisaría de inmediato. Me senté en el suelo mientras lo observaba aun preocupada. No pude evitar sentirme culpable por que ahora estaba enfermo, ya que por mí, había permanecido casi una hora debajo de la lluvia. Quise comprobar si su temperatura seguía igual y posé mi mano sobre su frente, ante este acto, sus ojos se abrieron

"¿Alice?" – preguntó con voz débil, mientras parpadeaba varias veces para despejar la neblina de sus ojos

"¿Cómo te sientes?" – quise saber, un poco más tranquila de que, al fin, cobrara conciencia

"Bien…" - susurró con una sonrisa – "aunque me duele todo el cuerpo…"

"Tienes una fiebre terrible" – dije bajando la cabeza – "por mi culpa te enfermaste…"

Se quedó largo rato en silencio. Hasta que su mano, ahora muy calida, se poso en las mías

"No digas eso…"

"Lo siento tanto, Jazz" – una lagrima corrió por mi mejilla sin sentido alguno, sabía que Jasper no se iba a morir pero… no solo el verlo enfermo era la causa de mi sufrimiento. Mi mente aún seguía pensando en que pronto tendría que dejar de quererlo de esta manera

"Alice, estas llorando otra vez" – susurró alarmado tratando de sentarse

"¡No te levantes!" – ordené y el obedeció al instante pero llevo su mano hacia mi mejilla, dejándola ahí

"Desde ayer te notó muy triste…" –

"¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?" – pregunté tratando de cambiar el tema. Era imposible decirle a Jasper el por qué de mi tristeza

"No, gracias" – su voz sonó más apagada de lo que estaba por la enfermedad

"Deberías comer algo" – negó lentamente con la cabeza. Después sus ojos color miel se clavaron en mí

"Ahora que recuerdo… tenemos clases" – dijo frunciendo el ceño levemente – "¿O estoy desorientado con los días?"

"No" – una pequeña y fugaz sonrisa levanto mis labios. Se veía tan lindo con su rostro crispado en una arrolladora confusión – "teníamos clases pero… yo quise quedarme…" - empecé a tartamudear como tonta.

"¡Pero hoy teníamos examen departamental!" – soltó – "¿No lo recuerdas?"

Claro que lo recordaba. Pero Jasper estaba por encima de muchísimas cosas, incluyendo mis calificaciones

"No" – mentí encogiéndome de hombros para restarle importancia

"Pero, Alice…" - le puse un dedo en sus labios, para que dejara de protestar. Era la primera vez que los tocaba, así que el contacto me dejo asombrada. Se sentían suaves, tibios… Dejé mi dedo más de lo debido, sintiendo en las yemas, su aliento.

"Después veremos qué hacemos con el examen" – le dije con una sonrisa, mientras le dejaba libre sus labios. Él volvió a tomar mis manos entre las suyas, jugueteó débilmente con ellas largo rato y, después, les dio un ligero beso, haciéndome sonrojar

"Gracias…" – susurró – "pero ya me siento mejor… ¿Por qué no vas? Supongo que no han de ser más de las once de la mañana… el examen era…"

"Ya te dije que no" – interrumpí – "¿O quieres que me vaya?" – pregunté sin pensarlo ya que fue un pensamiento expresado en alto

"¡No!" – contestó alarmado, esta vez sentándose sin que pudiera evitarlo. Tomó mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos. La respiración se me detuvo cuando supe lo cerca que estaban nuestras caras – "Alice, ¿Cómo te atreves a pensar eso, cuando te he dicho que te quiero?"

Mis ojos se abrieron como platos al escucharlo. No mal intérpretes las cosas… me repetía una vocecita dentro de mí. Tras un largo e incomodo silencio, Jasper fue soltando lentamente mi rostro, hasta que al fin sus manos liberaron mis mejillas

"Perdóname" – comenzó a decir con la mirada baja – "no quiero incomodarte, sé que…"

"Tú… ¿me quieres?" – inquirí con voz contenida por la emoción. Empezaba a caer en la cuenta. La vocecita que me había dicho todo el tiempo que Jasper no se fijaría en mí, se estaba volviendo muy débil, que casi ya no la escuchaba

Jasper abrió la boca para contestar aquella pregunta, cuando la puerta se abrió de tajo, impidiéndole hablar

"Jasper, cariño. Que bueno que ya te levantaste" – dijo doña Choni

"Buenos días, Chonita" – saludó Jasper educadamente

"¿Cómo te sientes?"

"Bien..." – volvió a decir

Doña Choni se acercó y le puso el termómetro

"Sigues teniendo fiebre, pero ya no esta tan alta… Iré por un vaso de agua para que tomes una pastilla" – anunció mientras se levantaba de la cama y salía por la puerta, dejándonos de nueva cuenta solos.

"Claro que te quiero…" – susurró segundos después. Su semblante lucía tiernamente apenado. Las palabras quedaron resonando en el aire mientras yo repetía una y otra vez, en mi mente, lo que él había dicho

Doña Choni volvió a entrar por la puerta

"A ver, Jasper, tomate esto" – indicó mientras le tendía el vaso con una pequeña pastilla blanca. Jasper se la tragó sin protestar – "con esto te sentirás mucho mejor"

"Gracias" –

"Estaré abajo, ¿No quieres comer algo?" - Él negó con la cabeza – "si tienes hambre, me avisas para que te prepare algo."

Volvimos a quedar solos. Sabía que yo tenía que decir algo, ¿Pero qué?... podía sentir el palpitar de mi corazón en mis oídos

"Solo espero que… esto no cause alguna diferencia entre nosotros" – se adelantó a decir atropelladamente – "yo sé perfectamente que tu solo me miras como un amigo…"

"Yo también te quiero" – las palabras, otra vez, salieron sin pensarse, solo se sintieron. Mis labios se había abierto automáticamente emitiendo aquella confesión tan calida. Sus ojos se abrieron, tal parecía, él no daba crédito a lo que acababa de escuchar

"¿Me quieres?" – preguntó con una pequeña sonrisa mientras volvía a acorralar mi rostro entre sus manos

"Si…" - mis ojos buscaron los suyos – "claro que te quiero… ¿Cómo no hacerlo?"

"Lo mismo me pregunto todo el tiempo desde que comprendí que sentía algo más por ti… ¿Cómo no quererte?" – su aliento rozaba mis mejillas, sonrojadas hasta ya no más poder.

"Pero esto no esta bien" – articulé sin mucho aliento

"¿Desde cuando el amor es algo malo?" – inquirió con voz dulce. Su rostro se fue acercando (Acortando la poca distancia que nos separaba) lentamente. Sentí como sus manos, - tibias y suaves – temblaban ligeramente sobre mi rostro.

Yo dejé de pensar en otra cosa que no fuera en él, en cuanto sentí el primer roce de sus labios con los míos. Mi primer beso, adornado con miles de mariposas que iban y venían por todo mi cuerpo. Sus labios se entreabrieron lentamente, mientras guiaban a los míos en un movimiento acompasado, sin prisas, lleno de ternura. Moví mis manos hacia su rostro y se pasearon hasta llegar a su ligeramente larga cabellera rubia.

Cuando sentimos que el aliento ya no nos daba para más nos separamos lentamente. La miel liquida de sus ojos era hipnotizante. Todavía podía seguir sintiendo mis mejillas arder y las mariposas revolotear.

"Alice" – susurró con aquella voz tranquila y suave – "¿Quieres ser mi novia?..."

EDWARD POV

El estar cerca de Bella no ayudaba mucho en olvidar lo sucedido anoche en su recamara. Aun no podía descifrar de dónde había nacido aquel deseo incontrolable que me había movido a besarla de tal manera. (Y si lo sabía, no lo quería aceptar)

"Hola Bella" – saludó Mike con exagerado entusiasmo.

"¿Qué tal, Mike?" – respondió la chica.

"Bella… me preguntaba si quisieras ir conmigo al baile que se esta organizando aquí en la escuela" – empuñé mis manos y agudicé mi oído al oír aquello

"Eh… no creo que pueda ir …" - comenzó a decir Bella

"¿Por qué no?" – interrumpió el chico de forma alarmada.

"Amm… veras… no me gustan los bailes"

"¡Es eso!" – exclamó aliviado – "En ese caso, te invitó al cine… o a comer, a donde tú gustes" – mi cuerpo se tensó automáticamente y me dieron unos deseos infrenables de atravesarle el lapicero en los ojos y en la boca al tal Mike Newton… (no sin antes darle un par de puñetazos)

"Mike…" - la voz de Bella vacilaba para encontrar las palabras adecuadas – "en estos momentos no puedo…"

"Puede ser otro día…" - volvió a interrumpir – "tu solo dí..."

"Gracias… Mike…"

"¿Cuándo?" – la voz del estupido muchacho sonaba ansiosa

"¿Acaso no entiendes que ella no quiere salir contigo?" – interrumpí sin poder contenerme. Bella giró su rostro para verme con los ojos llenos de dudas y Mike me miró divertido

"¡Vamos, Edward!" – exclamó – "¡No te pongas en el plan del hermano celoso!"

Pude sentir que mi mirada era asesina

"Yo no estoy celoso" – repuse arrastrando cada palabra con un siseo – "¡Es obvio hasta para un ciego que la estas presionando! ¿O no, Bella?"

La chica había enmudecido y me miraba con sus ojos color chocolates totalmente extrañados

"Por ahora no puedo… lo siento Mike. Tal vez en otra ocasión" – dijo susurrando.

"Oh…" - el rostro del muchacho se descompuso en una mascara de decepción profunda. Mi yo interno estaba casi saltando de alegría – "esta bien. Si cambias de opinión me dices ¿Si?"

Bella se limito a asentir y regalarle una sonrisa amable, para cuando Mike nos dio la espalda me miró de nuevo, con ojos perturbadores.

"Fuiste muy grosero" – acusó para mi enojo, ya que no me esperaba aquellas palabras. Le fruncí el ceño

"¿Te ayudé a zafarte de él y dices que soy grosero?" –

Nuestra discusión no pudo continuar ya que en ese momento llegó la maestra. A la hora de la comida Rose y Emmet hicieron más cargada la atmosfera, debido a un extraño distanciamiento (muchísimo más incomodo que sus constantes peleas). Así que en cuanto las clases terminaron, atajé a Bella antes de que llegara al carro.

"¿Ni si quiera me vas a dar las gracias?" – reclamé mientras me paraba del asiento, listo para salir de ahí

"No veo el por qué tenga que dártelas" – respondió con la vista puesta en sus cuadernos que metía en su mochila

"¡Ah!" – exclamé – "¡De nada!"

Bella salió dando grandes zancadas y tropezando dos veces en el camino mientras yo la seguía.

"¡Ya sabía que no me podía esperar nada bueno de ti!" – dije. Ella se dio medio vuelta para encararme

"¿Y yo si me puedo esperar algo "bueno" de ti?" –

"Te ayudé con Mike para que te dejara de molestar… olvidándome que me debes aún lo de mis discos"

"¡Edward!" – exclamó muy enojada. Extrañamente, con cada día que pasaba, su enojo se me hacía más atractivo. El recuerdo de anoche invadió mi mente y mis labios ansiaron los suyos – "¡En primera: yo No tuve nada que ver con tus discos! ¡Y en segunda: ¿tu qué sabes si yo quería o no salir con Mike?!"

Las últimas palabras me hicieron sentir mal. Más que mal: enfermo. La sola idea de pensar que ella si quisiera salir con Mike me enfermaba de una manera extremista. Mi mandíbula se tenso mientras mis ojos se clavaban en los de ella.

"No parecía que en verdad lo quisieras" – dije conteniendo mi expresión. No estaba en mis principales objetivos hacerle notar a Bella el cómo me sentía

"¿Eres lector de mentes?" – inquirió con sarcasmo levantando una de sus cejas

"No. Pero supongo que no me debe extrañar, tal vez Mike y tu llegan a congeniar demasiado bien" –

"Claro. Al menos MIKE no es un grosero, arrogante, petulante, mal educado…"

Ya no pude seguir escuchando su enfurecida voz. El deseo de besarla me había ganado una vez más. Apenas fui conciente de mis movimientos alrededor de su cintura y de mi boca presionándose rápidamente contra la suya, la cual se había abierto lentamente para que la pudiera saborear más. La misma sensación hormigueante en mi estomago y mis pies que me había invadido anoche, estaba presente también hoy. Mientras mis labios se movían insistentes contra los suyos y sentía su calida respiración entrar por mi boca, pensaba ¿Qué explicación le podía dar a todo esto? ¿Por qué de repente había nacido en mí aquel deseo absurdo de besarla y estar con ella, inventando miles des excusas, para que la idea no resultara tan obvia? Si no quería seguir engañándome, tenía que aceptar que la única explicación lógica y posible: me estaba enamorando de Bella.

Aceptarlo fue un poco difícil, ¿Cómo me había podido enamorar de mi hermanastra, que, para rematar, era con la que tan mal me había llevado desde el principio? ¿Cómo?... y había una tercera pregunta, mucho peor de contestar que las dos anteriores ¿Se lo debía decir? ¿Debería Bella enterarse que yo, Edward, el arrogante, grosero y petulante hermanastro, la quería? No. Esa era mi respuesta. No podía permitirme el confesarle a Bella lo que sentía por que lo que ella haría al instante sería rechazarme…

"Edward…" - su voz entrecortada me distrajo de mis cavilaciones – "Basta…"

Entonces me dí cuenta: la tenía acorralada entre la pared y mis labios ya no estaban en su boca ¿En qué momento los había llevado hasta su cuello? Me separé de ella un poco asustado y demasiado apenado. ¿Ahora qué le tenía que decir? En menos de veinticuatro horas le había besado dos veces. (Y este último beso no había sido tan inocente como el de ayer)

"Lo siento" – susurré ya que aun no encontraba el aliento ni las palabras con las qué dirigirme. Bella estaba sonrojada, adorable.

Bella no me miraba. Y eso me frustraba. ¿Qué estaba pensando? ¿Sería posible que a ella le gustara tanto que la besara como a mí? Imposible

"Debes buscarte una mejor forma para callarme" – dijo al fin. Ella misma me había dado una justificación, un disfraz para ocultar mis enloquecidos sentimientos por ella

"No sabes lo desesperante que es oír que la misma persona te diga todo el tiempo lo mismo" – esperaba que mi voz sonara convincente. Ella asintió frunciendo los labios y comenzó a caminar hacia el carro. Giré mi cabeza y tal parecía que nadie nos había visto…

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Cap.14.-¡TE ODIO JAZZ!

ROSE POV

¡Genial! ¿Por qué justamente a Bella y/o Edward se le tenían que ocurrir no llegar rápido para irnos? Llevaba cinco minutos a solas con Emmet Cullen (podrá sonar exagerado, pero cinco minutos equivalen a 300 segundos los cuales son muy largos si estas a solas con un chico con el que estuviste la noche pasada jugando a seducirse mutuamente y nunca, desde que se conocieron, se han llevado bien) movía mis pies rápidamente en un claro gesto de nerviosismo y desesperación ¿Qué tanto hacían esos dos? ¿Por qué tardaban tanto?

"Eh… Rose…" - llamó Emmet con voz bajita. ¿Acaso él estaba tan incomodo como yo?

"¿S… si?"- ¡Ay! ¡Bravo Rose¡ ¡Bravo! ¡Que sexy y segura se ha de haber oído tu voz con semejante tartamudeo!

"Creo que deberíamos decirle a Edward que nosotros fuimos quienes tiramos sus discos" – lo miré incrédula ¿Acaso quería morir en manos de su hermano? Yo no. Bueno, al menos, no había sacado el tema de la dichosa "apuesta" tan directamente…

"Edward nos va a matar" – contesté ahora ya con voz normal – "además ¿Qué explicación le piensas decir? "Edward, ¿Sabes? Ayer Rose y yo hicimos una apuesta, la cual consistía en ver si me la podía llevar a la cama ó no, y tiramos tus discos por que mi recamara estaba ocupada… ¿Le piensas decir eso?" – pregunté levantando una ceja. ¿Era real lo que veía o mis ojos estaban daltónicos? ¿Emmet se había sonrojado?

"Claro que no le vamos a decir eso" – contestó hablando rápidamente – "además… yo no pensaba llegar hasta esos extremos, jamás te faltaría así el respeto…" - Rose, no te emociones, has escuchado ese miles de veces y todas han sido mentiras… Emmet no iba a ser la excepción a todos esos tipos quienes solo te siguen por ser una chica bonita

"Bueno, jamás llegarías a esos extremos por que YO no te lo permitiría" –

Por primera vez en todo el día, Emmet me miró a la cara.

"Aunque me lo permitieras, no soy tan tonto y no malgasto mi tiempo en niñitas como tu" – sonreí irónicamente tratando de ocultar mi indignación ¡¿Me había llamado "niñita"?!

"¿Niñita?" – repetí de modo desafiante

"Si. NI – ÑI – TA" – deletreó la palabra con sarna haciendo una mueca

"Pronto veremos si soy o no una niñita, Emmet Cullen" – dije mirándolo desafiante

"¿Quieres seguir apostando?" –

"¿Tienes miedo a perder?" – soltó una carcajada de suficiencia

"Vamos, oxigenadita, he tratado con MUJERES, tengo experiencia" – me guiñó un ojo

Ya veremos si en realidad tienes experiencia, idiota.

Sonreí inocentemente

"Ya veremos cómo canta el gallo" –

Gracias al cielo, Edward y Bella ya venían en camino. Tenía que tener tiempo para planear mi ataque contra Emmet. Esta pareja resultaba un consuelo realmente grande para mí: ellos se llevaban peor que este imbecil y yo. Pero no sabía que era peor. Si estar besándote con tu "enemigo" o de plano aislarte cada vez más de tu hermanastro…

Supongo que la primera opción era, por mucho, peor.

Al menos Alice se llevaba bien con todos. Solo faltaría que ella peleara con Jasper. Eso si que sería el colmo. Emmet condujo hacia la casa. Me resultó extraño que Edward no le peleara el volante, pero no le tomé mucha importancia. Bella venía más callada que antes. El silencio era desesperante (paciencia era mi segundo nombre; el primero era: NO TENGO), así que decidí hacerle platica.

"¿Cómo te fue?" – mi hermana ni si quiera me contestó. ¿Qué le pasaba? ¿Qué de interesante tenía la carretera en la cual siempre pasábamos? – "¡Bella!" – mi hermana saltó al escuchar su nombre

"¡¿Qué pasa, Rose?!" – preguntó alarmada. Dios, mi hermana se estaba volviendo loca.

"¿En dónde tienes la mente, Bella? Te estoy hablando y tu ni en cuenta" – mi hermana me dedicó una sonrisa de disculpa

"Me fue bien, Rose. ¿Y a ti?" –

"Más o menos, James me invitó al baile que harán en la escuela" – comenté sin mucha importancia hasta que vi que Emmet tensaba el cuerpo. ¿Mi imaginación de nuevo me estaba traicionando? Decidí ponerla a prueba. Solo tenía que necesitar un poco de la ayuda de mi hermana

"¿James? No me has hablado de él" –

"¡Ay Bella! ¿Cómo que no te he hablado de él?" – pregunté con fingido entusiasmo. Mi hermana negó con la cabeza – "¡Es un chico rubio que va en las mismas clases que yo!"

"¿Y aceptaras su invitación?" – excelente, pensé. Casi podía jurar que la oreja de Emmet se había hecho más grande con tal de escuchar mejor.

"Tal vez" – mi voz sonó con mucha autosuficiencia. – "le dije que lo pensaría… ¿Y tu, Bella? ¿Te ha invitado alguien?"

Me sobresaltó el brusco movimiento de Edward quien giró y volvió su rostro como si de un reflejo incontenible se tratara. Su vista se posó por un breve segundo en mi hermana. Interesante pensé

"¿Y bien, Bella?" – insistí en saber.

"Si" – respondió – "me invitó Mike Newton" – miraba de reojo a Edward, los ojos del muchacho casi disparaban fuego.

"Mike Newton"– repetí con intención – "es un chico muy guapo. ¿Qué le dijiste?"

"Que no…" -

"¿Por qué?" -

"Tengo mis razones" – contestó con voz afilada y viendo hacia el asiento del copiloto.

"Edward… ¿Has pensando en invitar a alguien al baile?" – preguntó Emmet interrumpiendo nuestra conversación

"Ehh… no" – respondió el chico un tanto extrañado por la repentina pregunta de su hermano mayor.

"Yo pienso invitar a Victoria" – trabé los ojos ¿Quién le había preguntado?

"¿Victoria?" – inquirió Edward

"¡Si! ¡VICKY! ¡La pelirroja que va en mi clase!" – Edward caviló varios segundos, tratando de localizar a la "pelirroja" esa

"Ahh… si: Victoria… ¿Fue tu novia no?" –

"¡Ella misma!" – la sonrisa de Emmet era gigantesca – "¿Recuerdas que anduvimos tres meses?"

"¡Ay! ¡Rose! ¡¿Por qué me entierras las uñas?!" – exclamó Bella con los ojos llorosos. Los chicos voltearon a ver extrañados, mientras retiraba mis manos de los delicados brazos de mi hermana

"Lo… lo siento, Bella" – dije mientras le veía apenada las marcas que tenía en su nívea piel – "es que… Me pone nerviosa el pensar en… en… en James… me estaba imaginando qué haría al estar bailando con él…"

Los ojos chocolate de mi hermana me miraron incrédulos. Lo bueno que ya habíamos llegado a la casa. Suspiré aliviada al bajar del carro. La mirada de Emmet se posó en mí por un momento mientras Bella y Edward nos daban la espalda…

"Niñita" – dijo tan bajito que los otros dos no escucharon. Me dieron ganas de darle un pisotón pero tenía algo mejor con lo cual vengarme.

"Doña Choni, ¿Cómo siguió Jasper?" – preguntó Edward en cuanto vio a la señora

"Bien. Tiene poco subí y no tenía ya fiebre"

"¿Y Alice?" – pregunté. Antes de que me pudiera contestar apareció mi hermana bajando a grandes zancadas por las escaleras siendo seguida por Jasper.

"¡Jasper! ¡Déjame en paz!" – gritó mi hermana. Todos nos miramos unos a otros con los ojos dilatados por la extrañeza ¿Alice peleando con Jasper?

"¡No, Alice! ¡Tu déjame en paz!" – contestó el chico

"¡Te odio, Jasper Cullen!" – soltó mi hermana. No sabría decir si lo falso que se escuchaban esas palabras para mí, se debía a que jamás había visto o escuchado a mí hermana pelear con alguien así.

"¡Yo también te odio, Alice Swan!" –

"¡Rubio oxigenado!" –

"¡Enana de circo!" –

"¡Ya! ¡Tranquilos!" – interrumpieron Edward y mi hermana al mismo tiempo – "¿Qué les pasa, Alice, Jasper?"

"¿Qué que me pasa?" – inquirió mi hermana indignada – "¡Que no lo soporto! ¡Eso pasa!"

"¡Yo no te soporto a ti!" –

"Niños, ya tranquilos" – dijo doña Choni – "hace minutos subí y no estaban peleando ¿Por qué lo hacen ahora?"

Los rostros de mi hermana y de Jasper vacilaron por un momento

"Pues… ¿Acaso no podemos pelear?" – inquirió mi hermana. Nadie contesto. – "Ustedes lo hacen todo el tiempo" – señaló – "¿Por qué nosotros no?"

"Bueno…" - respondió Emmet – "nosotros peleamos… pero tenemos nuestros motivos…" - Bella, Edward y yo asentimos rápidamente con nuestras cabezas –"y no es algo nuevo, como lo de ustedes, que siempre se han llevado bien…"

"¡Ay por favor!" – exclamó mi hermana moviéndose con aspecto airoso mientras pasaba a un lado de Jasper y lo empujaba con exagerado despreció – "las cosas cambian ¿O no?" – no nos quedó de otra que asentir. Aunque podía jurar que la situación no parecía extraña y falsa solo para mí.

La cena resultó demasiado extraña. Por primera vez, el comedor estaba en completo silencio mientras nuestras miradas iban y venían, posándose en cada uno de nuestros acompañantes…

JASPER POV

"¿Segura que quieres que hagamos esto?" – le pregunté a Alice mientras le acariciaba sus suaves manitas. Ella asintió con desgana. La idea no le parecía mucho, al igual que a mí.

"Es necesario, al menos por ahora" – contestó – "nuestros hermanos, y principalmente mis hermanas, no lo entenderían… ya te conté lo que me dijeron hace días…"

"Tienes razón" – admití. Aunque por parte de mis hermanos no sabía que esperar. Pero no quería arriesgar a Alice a tener una discusión con Bella y/o Rose - "Pero me va a resultar difícil el decirte todo eso…"

"Empecemos a practicar entonces ¡Nos tienen que creer!" –

"Pero… ¿Y si seguimos como antes? Siempre nos hemos llevado bien…"

"Mis hermanas son muy observadoras" – interrumpió – "se darán cuenta rápido que entre nosotros hay algo… tenemos que encubrir esto de la mejor manera que hay"

"¿Peleando?" –

"Peleando" – repitió – "ellos pelean todo el tiempo… jamás sospecharían si nosotros lo hacemos también"

"¿Pero es necesario que te diga… que te diga… enana de circo?" – la sola idea de pensarlo me lastimaba profundamente ¿Cómo decirle así a mi pequeña novia? Ella sonrió tiernamente mientras tomaba mis manos entre las suyas

"Yo te diré rubio oxigenado… estaremos a mano" – trabé los ojos. Ella podría decirme simio volador y no importaría… lo que me importaba era lo que YO le tuviera que decir a ella

"Si eso es lo que quieres" – dije

"No es lo que quiero, Jazz" – su voz sonaba triste. Me alarmé al escucharla así. Llevé mi mano hacia su mejilla, suave y delicada, ella se sonrojó. – "Qué más quisiera poder decirles que te quiero, que somos novios…"

"Lo sé" – susurré – "haré todo lo que me digas, haré todo para que seas feliz…"

"Me haces feliz con el hecho de quererme" – la alegría había regresado a su dulce voz. Sonreí. De repente, bajó la mirada y sus mejillas se volvieron a encender bajo la palma de mi mano

"¿Qué pasa?" – pregunté alarmado por su repentina expresión

"Me… me… ¿Me das un beso?..." – preguntó aun con la mirada baja. La palabra maravilloso no hacía justicia a los sentimientos que Alice me hacía sentir. Tomé delicadamente su rostro entre mis manos y me acerqué a sus labios para rozarlos una vez más. Los movía suavemente, pues aun me sentía un poco asustado y nervioso… aunque la sensación me hacía olvidar que el mundo exterior existía. Nos separamos tras breves segundos pues en cualquier momento doña Chonita o don Pancho podrían subir. Escuchamos el sonido del motor del carro en el que venían nuestros hermanos

"¿Listo?" – preguntó

"No" – admití – "pero haré mi mejor esfuerzo"

"¿Sabes que te quiero, verdad?" – asentí – "Yo también se que me quieres…" - sonreí

En cuanto calculamos un tiempo digno para que nuestros hermanos entraran y estuvieran ya en la sala, bajamos las escaleras para montar nuestra puesta en escena…

BELLA POV

La casa se había vuelto todo una locura en aquella tarde. Ahora no éramos cuatro de los seis hermanastros que peleamos, si no los seis completos. Genial. ¿Qué se encontrarían mamá y Carlisle en cuanto llegaran de su luna de miel? Tenía que parar con esto, pero sola no podía. Pedirle ayuda ¿A quién? A Edward… Moví mi cabeza de derecha a izquierda, con impaciencia, tratando de deshacerme de ese nombre… pero ¿A quién más si no a él? ¡Por favor, Bella! ¡Deja de buscar pretextos para hablarle!

"¡No es ningún pretexto!"

"¿Decías algo, Bella?" – preguntó Doña Choni

"N… no" – respondí – "¿Has visto a Edward?" – pregunté

"Creo que esta en el patio trasero" –

Me dirigí hacia allá. Obviamente. Yo no estaba buscando ningún pretexto para hablarle. Lo hacía por mi hermana y por Japer; por mamá y por Carlisle…

La baba se me cayó (literalmente) cuando lo vi… estaba sin camisa (no me había dado cuenta que el sol había salido, raro acontecimiento en Forks), recostado en el césped, leyendo un libro. Tardé varios segundos en lograr acomodar mis pensamientos (y de paso, secarme la gotita de saliva que se había derramado de mi boca)

"Edward" – llamé. Él susodicho giró su rostro hacia mí – "quiero hablar contigo"

"Habla" – indicó mientras se ponía de pie. Mis ojos no pudieron evitar dirigirse hacia su torso bien formado. Su pantalón le llegaba hasta su cadera, dejando ver sus perfectos y sencillos cuadros del abdomen. Jamás le había puesto tanta atención a su cuerpo (pensé que no había algo más perfecto en él, que no fuera su estupido rostro y sus verdes ojos tan profundos) pero su cuerpo estaba en igual medida tan bien como su cara, y su voz, y su… ¡Concentrate, Bella!

"Alice…" - logré articular, luchando por mantener mi mirada fija arriba de su cuello – "Alice y Jasper me tienen preocupada…"

"¿Es extraño no?" – preguntó. ¿No podía ponerse su playera? ¿Acaso no se daba cuenta de lo perturbador que era?

"Demasiado extraño" – admití. Mis ojos aprovecharon a pasearse, otra vez, por su cuerpo mientras él dirigía su mirada hacia otro lado. Desgraciadamente, no fui lo suficientemente rápida como para alejarlos justo a tiempo y (para vergüenza mía) él se percató de lo sucedido.

"¿Qué?" – preguntó divertido

"Nada…" - sentía como mis mejillas estaba completamente rojas

"Estas sonrojada" – comentó con una sonrisa de suficiencia dibujándose por su rostro

"Tengo calor" – dije tratando de justificarme – "Te comentaba sobre Alice" – me apresuré a decir para cambiar el tema.

"Hablé con Jasper, noto algo raro en él" – confeso. Mi yo internó se sintió aliviado de que el tema anterior se le hubiera olvidado

"¿Tú crees que se deba a nosotros el motivo de su pelea?" –

"No lo creo. A mi realmente no me cuadró mucho el que pelearan de un rato a otro… Jasper no me dio ninguna explicación lógica del por qué tanto odio repentino…"

"Tienes razón, tampoco Alice supo que responderme…"

"Se les pasará pronto" – afirmó – "el problema aquí es de otros" – supe a quienes se referían

"Las cosas no pueden cambiar si no hay apoyo mutuo" -

"Tienes razón. Supongo que nunca cambiaran2"

¿Acaso era imposible sostener una conversación con Edward sin tener que molestarme? Este chico me irritaba como nadie en la vida. Me irritaba y me atraía… mi mente viajó hacia los besos que nos habíamos dado… borrándolos casi de inmediato. Me dí la media vuelta para irme, no era conveniente quedarme tanto tiempo cerca de él

"¿Te vas?" – preguntó

"Si. No tengo nada más que decirte" – contesté

"Es verdad" – acordó. Sus ojos verdes se empañaron de repente

"¿Te pasa algo?" – inquirí preocupada. ¿Por qué demonios me preocupaba lo que a este tipo le pudiera pasar? Él negó con la cabeza mientras se daba media vuelta y volvía a acostarse sobre el césped…

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Cap.15.-TUTORÍAS

EMMET POV

"Emmet Cullen" – llamó la maestra de calculo diferencial – "¿Me podría decir por favor cual es la derivada de la función 2x + 1?"

"Ehh…" - la maestra esperó por largo rato mi respuesta. Que nunca llegó

"¿Podría alguien responder a mi pregunta?" – inquirió con voz levemente cargada de desesperación – "¿Nadie?" – mi compañera de al lado levantó la mano. Si. Ella. Rosalie.

"Es dos" – respondió con voz fuerte y segura. Genial refunfuñé para mis adentros. ¿Había algo en lo que la rubiecita no fuera buena? Ni si quiera podía molestarla con el termino niña guapa, pero hueca por que no lo era…

"Exacto" – dijo la maestra sonriéndole – "muy bien señorita Swan."

La clase transcurrió (para desgracia mía) basada en una serie interminable de preguntas y problemas que no logré responder jamás. Lo admito: las matemáticas no me gustaban y no las entendía en absoluto. Si había logrado pasar y llegar hasta este grado era gracias a que Edward me solía ayudar (si. Lo se. Es humillante que tu hermano menor sea quien te saque de apuros en este tipo de situaciones) aun así, en estos meses no había podido pedirle ayuda, y ahora estaba afrontando mis consecuencias.

"Emmet, Rose ¿Podrían hacer el favor de quedarse un momento?" – pidió la maestra cuando el timbre de salida sonó. Esto no pintaba nada bueno. La chica y yo nos acercamos cautelosos al enorme escritorio de madera

"¿Si, maestra?" – preguntó Rose

"Rose, te quería pedir un enorme favor" – comenzó a decir la señora con una sonrisa amable – "veras: siento que Emmet va un poco atrasado en mi materia y a ti se te facilita de manera considerable…" - definitivamente esto no iba por buen camino – "me gustaría que vieras la posibilidad (aprovechando de que viven juntos) de que le ayudaras para que pueda pasar mi materia sin problema alguno…"

Estaba esperando la rotunda negación por parte de Rose, así que me sorprendió demasiado cuando ella acepto de manera amable y (podría hasta jurar) feliz. Por mi parte, no discutí del tema frente a la maestra (ya demasiado vergonzoso era saber qué tan critico estaba mi caso como para buscarme ayuda) no fue, hasta que salimos del salón, cuando caminé al lado de Rose y le dije:

"¿Se puede saber por que aceptaste en ayudarme" –

"Como buena hermanastra que soy, no puedo dejar que repruebes si esta en mis manos el ayudarte" – me miró con un gesto de fingida y exagerada inocencia mientras parpadeaba rítmicamente sus profundas pestañas. La imagen me dejó sin aliento, solo por un momento, ya que conocía bien esa expresión: y sabía que nada bueno traía consigo.

"Estoy seguro que algo hay en todo esto" –

"¡Emmet!" – exclamó ofendida – "¿Cómo puedes pensar eso de mí?" – parecía sincera. Dejé mi paranoia por un lado. Tal vez realmente Rose si quería ayudarme.

Cuando llegamos al auto ya estaban los demás en el. Llegamos a la casa, recibimos una llamada de nuestros padres, vimos (para extrañeza nuestra) que Jasper y Alice seguían disgustados…

La tarde estaba transcurriendo de una manera lenta y normal. Me encontraba con Edward, Jasper y Rose viendo una serie de televisión (esta ultima de dedicaba miradas fugaces y extrañas). La noche cayó en Forks, estaba listo para ir a la cama cuando alguien abrió la puerta de mi recamara, sin antes tocar.

"Hola" – saludó ese alguien en cuanto la tuve en frente

"¡Rose!" – exclamé en voz baja mientras observaba como la muchacha se adentraba y cerraba la puerta a su espalda – "¿Qué quieres?" – pregunté tratando de sonar indiferente. La mayor de las Swan llevaba puesta una amplia bata de dormir. No parecía peligrosa con ese vestuario.

"¿Se te olvido que me comprometí en ayudarte con calculo?" – dijo con voz y gesto inocente.

"¿Y desde cuando se estudia calculo a las once de la noche?" – levanté mis cejas al preguntar – "Tuvimos toda la tarde… ¿Por qué hasta ahora?"

"Todos están dormidos" – contestó – "No hay quien nos interrumpa… ni quien te distraiga… me parece una hora excelente para que te resulte más fácil" – su voz tenía aquel toqué de exagerada ternura y bondad, los cuales había aprendido a identificar como letalmente peligrosos.

"Si te molesta que estemos en tu recamara" – dijo ante mi cauteloso silencio – "Podemos bajar a la sala…" – suspiré. Tal vez me estaba volviendo loco.

"En la sala" – acordé – "Deja busco mi libreta" – pedí mientras me giraba para buscar mi mochila en la mesa de noche – "Espero que tengas suficiente paciencia…" – la voz se me quedó atorada en la garganta al girar y verla. ¡Maldita rubia! ¡Maldita! ¡Maldita!...

"Rose… ponte la bata" – pedí tratando de controlar mi voz y mi expresión. Algo imposible teniéndola frente a mí con aquella diminuta pijama de seda, que dejaba ver sus largas y definidas piernas y dejaba al descubierto sus hombros y la entrada de sus pechos. ¿Acaso no sentía frio?

"¿Por qué? ¿Acaso no te gusta como se me ve?" – preguntó mientras caminaba en mi dirección. No encontraba las palabras en mi garganta, Rose parecía disfrutar de eso y se puso frente a mí, (a menos de un metro) y poso de ladito para que pudiera apreciar de cerca cada ángulo de su cuerpo.

La situación me estaba volviendo loco.

"¿Sorprendido?" – inquirió de manera petulante mientras su mano se posaba en mi pecho.

"Rose. ¿Qué pretendes?" – agradecí el que mi voz sonara firme y molesta.

"¿Yo?... Nada" – contestó con voz divertida mientras su mano se metía debajo de mi playera. No pude evitar estremecerme ante su tacto. Noté que sus ojos chispeaban al tener el triunfo seguro. Cerré los ojos y suspiré para concentrarme

"¿Nada?" – repetí en cuanto obtuve un poco de cordura.

Si Rose quería jugar. Jugaríamos. A ver quien sale perdiendo, pensé. La tomé por los hombros y la aventé a mi cama (tratando de ser delicado) y rápidamente posicioné mi cuerpo sobre el suyo. Sus ojos estaban abiertos como platos, era claro que no se esperaba esta reacción de mí

"¡Emmet! ¡¿Qué haces?!" – susurró furiosa tratando de incorporarse, pero se lo impedí fácilmente, sujetando sus manos con las mías

"¿Yo?... Nada" – cité sus palabras de la misma manera que ella lo había hecho mientras acercaba mi rostro al suyo.

"¡Bájate, animal!" – ordenó. Una sonrisa malévola se dibujó en mi rostro

"¿Por qué abría de hacerlo?" – pregunté tan bajito en su oreja, mientras una de mis manos dejaba libre una de las suyas, solo para dirigirse hacia su pierna. La recorrí suavemente, concentrándome en no perder el control por la sensación que me invadió al sentir su piel en la yema de mis dedos – "Si resultas tan tentadora con esta pijama" – suspiré cerca de su cuello y mi mano viajó hacia su vientre, descubriéndolo de la fina ropa que lo ocultaba.

Las manos me temblaban ligeramente mientras lo suave de su piel amenazaba con quebrantar mi voluntad.

"¿De verdad te parezco tentadora?" – susurró en mi oreja de manera tan sensual que me fue imposible concentrarme. Mi mano se apretó a su piel y un profundo suspiró Salió de mi pecho. Me dieron ganas de besarla, pero sabía que en cuanto rozara sus labios, la victoria pasaría automáticamente a sus manos.

Sabía que debía parar antes de que los papeles volvieran a su personaje inicial, pero mi mano solo era capaz de recorrer su curveada cintura. Ella fue más rápida: atrapó mi rostro entre sus manos y me besó. Como había supuesto: toda mi fuerza de voluntad se hizo polvo. Rose aprovechó muy bien todo eso y cambió la posición de nuestros cuerpos. Ahora ella estaba sobre mí.

Tomó una de mis manos y la llevo hacia su cuello, yo era incapaz de respirar o de moverme. Me tenía hechizado. Clavó sus ojos en los míos. Tenían fuego abrasador. Deslizó mi mano, lentamente, hacia más abajo. Cuando pude comprender hacia donde la dirigía, empuñe mis dedos automáticamente y me opuse al movimiento. Una sonrisa de suficiencia se dibujó en su rostro y en ese momento supe que había perdido

"¿Y ahora quien es el niñito?" – preguntó mientras soltaba mi mano y se despegaba de mi – "Me avisas cuando no te de miedo el tocar a una mujer, Emmy" – indicó antes de desaparecer de mi recamara. Dejándome tendido sobre mi cama, con la respiración entrecortada…

"Lo haré" – susurré para mí – "claro que lo haré" …

ALICE POV

"Alice" – llamó Jasper entre la oscuridad – "¿Estas ahí?"

"Aquí estoy" – contesté y extendí mis manos para poder tomar las de mi novio en medio de la penumbra. Estaban frías, igual que las mías. Seguramente se debía al nerviosismo que nos daba al pensar que alguno de nuestros hermanos (o en su defecto, doña Chone o don Pancho) podrían despertar, bajar a la cocina y encontrarnos. ¿Qué explicación podíamos dar nosotros ante eso?

Los días habían trascurrido de manera rápida y un poco tortuosa. Jasper y yo llevábamos ya cinco días de novios, los mismos en los que teníamos que aparentar el estar peleados para no despertar sospechas entre nuestros hermanos y/o compañeros de la escuela.

Habíamos optado, al no tener otra mejor alternativa, el vernos a escondidas mientras todos dormían. Esta era la primera noche. El viento soplaba allá afuera y una pequeña llovizna caía, resbalándose por los vidrios de la ventana.

"Tienes frío" – comentó Jasper al sentir que me estremecía. Alcé mi mano para poder tocar su rostro y poder dibujarlo en medio de la oscuridad.

"Tengo más miedo que frío" – confesé. Sé que era una reacción exagerada. ¿Qué sería lo peor que mis hermanas pudieran hacer al respecto? ¿Regañarme y decirme que todo esto estaba mal? ¿Dejar de hablarme por varios días, tal vez semanas? Para mí, eso era ya mucho. Era lo primero que ellas habían dicho. No podríamos enamorarnos de los Cullen, son nuestros hermanastros. Les había fallado…

Aparte de ellas habían dos personas más… ¿Y si mi relación con Jasper no les parecía a nuestros padres? Era difícil pensar eso de Carlisle y Esme pero… después de todo ¿Cada cuanto pasa que los hermanastros se enamoren? Era un caso difícil. Imposible de imaginar y, por lo tanto, difícil de predecir. Suspiré. Sabía que él se la estaba pasando igual o peor ante todo esto y, sin embargo, había aceptado sin protestar mi idea

"Comprendo como te sientes" – dijo – "Yo también tengo miedo de que mis hermanos se lo tomen mal… pero estaría dispuesto a enfrentarlos, sé que comprenderían tarde o temprano…"

"¿Quieres que se lo digamos" – pregunté

"Quiero que tu te sientas bien" – contestó mientras me daba un beso en la cabeza – "haremos esto a tu manera, a como tu te sientas confiada" – aún es la oscuridad, sus ojos brillaron al encontrarse con los míos.

"Gracias" – dije mientras sentía su mano rozar mi mejilla

"¿De qué?... Haría todo lo que me pidieras, Alice… todo" – su voz era dulce, suave, pausada.

Me puse de puntitas para poder rozar sus labios. Aun no lograba desalojar el nerviosismo ni la pena al hacerlo, así que nuestros besos seguían siendo pequeños e inocentes. Y me encantaban.

"¿Entonces este será el plan de todas las noches?" – cuestionó mientras me tomaba de las manos.

"Supongo que sí… es difícil esconderse en la escuela o en la casa cuando todos andan merodeando por ahí" – sonreí tristemente.

"Entonces, tenemos una cita todas las noches, aquí" – aseguró. Emitió un suspiro

"¿Pasa algo?" – pregunté y pude sentir que movía su cabeza, negando de derecha a izquierda.

"Mañana tengo que ir a la academia de arte" – comentó – "Me gustaría que fueras conmigo" – la idea me encantó. Pero sabía que, si se suponía que odiaba a Jasper, no tenía por qué ir con él. De repente, una idea llegó a mi mente

"Edward también va, ¿no?" – pregunté con voz contenida

"Si" – contestó y su blanca dentadura destelló en la oscuridad. Había captado el plan

"Pero necesito que vaya alguien para que no este pendiente de mí" – dije cavilando las posibilidades. Solo había una persona que podía captar la atención de Edward durante mucho tiempo

"Bella" – dijimos mi novio y yo al mismo tiempo y sonreímos.

"Cuando esos dos pelean, podría caer un edificio entero y no se enterarían" – comentó Jasper de manera divertida.

"Y dudo mucho que no peleen, todo el tiempo lo hacen" – completé

"¿Entonces te veré mañana?" – preguntó con entusiasmo

"Si" – aseguré – "No creo que me cueste mucho convencer a Bella de que me acompañe… ¿Tu crees que Edward encuentre extraño el que yo quiera ir con él tan repentinamente?"

"Puedes decir que te llama la atención el tocar algún instrumento" – aconsejó Jasper.

"Realmente me llama más la atención las pinturas" – volvió a sonreír. Yo me senté sobre la mesa de la cocina y mis piernas quedaron colgando en el aire. Él estaba parado frente a mí. Con sus manos en mi cintura…

No estuvimos mucho tiempo en la cocina ya que era arriesgarnos demasiado. Jasper y yo caminamos de puntitas hacia nuestras recamaras.

"Descansa" – dijo antes de darme otro pequeño besito en los labios antes de que me adentrara a la recamara

"Descansa" – dije yo también.

Al otro día me levanté mas temprano de lo habitual y tras decirle a Edward que lo acompañaría (la idea de Jasper fue genial ya que Edward no pareció extrañarse en lo absoluto) decidí ir a buscar a Bella a su recamara

"¡Vamos, Bella!" – rogué a mi hermana que se negaba a acompañarme

"¡No, Alice!... ¿Acaso no te das cuenta de lo mal que me llevo con Edward?" preguntó

"No irás con Edward… ¡irás conmigo!"

"¿Por qué no vas sola?" – discutió – "Edward y tu se llevan muy bien"

"Va a ir Jasper… seguramente habrá ocasiones en las que querrán platicar entre ellos dos y me sentiré sola" - mi hermana trabó los ojos

"Dile a Rose" – aconsejó. Yo negué con la cabeza. Tenía suerte de tener una excusa perfecta y verdadera

"Tiene una cita con James" – dije triunfal. Mi hermana suspiró derrotada mientras una enorme sonrisa se ensanchaba en mi rostro

"Si las cosas se ponen pesadas con Edward, me regresaré" – advirtió.

"¡Gracias, Bella!" – chillé – "¡Eres la mejor hermana!"

"Si, si, Alice" – dijo de manera desganada.

En cuanto fue la hora, bajamos para encontrarnos con los hermanastros Cullen. Yo ignoré lo más que pude a Jazz, y él trató de hacer lo mismo. Era fácil teniendo como modelos a seguir a Bella y a Edwad.

En cuanto nuestros dos hermanos nos dieron la espalda, aprovechamos para dedicarnos mutuamente una calida sonrisa. Jazz se veía muy guapo con su pantalón capri color verde militar que hacia juego con la gorra que llevaba. Su playera blanca, con un estampado sencillo, era ligeramente holgada, y le daba un aspecto demasiado informal y juvenil.

"Te quiero" – le susurré solo moviendo los labios, sin emitir sonido alguno. Él me sonrió en respuesta para luego volver a nuestro falso teatro.

En cuanto llegamos a la dichosa academia me maravillé por las instalaciones que esta tenía. Eran muy sencillas, pero bonitas y muy bien equipadas. Edward y Jasper nos dieron un breve paseo a trabes de los pasillos principales.

"Esta es el aula de piano" – informó Edward mientras señalaba una enorme sala con un piano de cola en el centro – "las clases son individuales, de dos horas cada una"

Cuando la hora de que los hermanos ingresaran a sus clases estaba a punto de llegar, decidí que era momento de actuar. Bella y Edward no habían empezado ninguna pelea (como yo había supuesto) y eso significaba que necesitaba iniciar yo una (no es que me gustara que Edward peleara todo el tiempo con mi hermana, pero en esta ocasión era necesario… un poquito de egoísmo no era malo, ¿o sí?

Edward había ido a comprar unos refrescos a la tienda que estaba cruzando la calle. Era mi oportunidad. Decidí poner goma de mascar en su lugar, apostaba a que no culparía a otra persona que no fuera mi hermana (quien, para su mala suerte, estaba a su lado izquierdo) Moví rápida y ágilmente mis manos para que mi mala broma pasara desapercibida… algún día me disculparía con Bella.

En cuanto el Cullen de ojos color verde llegó ni siquiera echó una mirada al asiento. Se sentó tan confiado de la vida que, por un momento, pensé me iba a echar a reír. Estuvimos ahí otro par de minutos, cuando la hora al fin llegó.

"Ya es hora de ir a nuestras clases" – informó Edward poniéndose de pie y dándole la espalda a Bella que (para magnifica suerte mía) se comenzó a carcajear al ver el pantalón de mezclilla manchado de un amarillo chillante – "¿Se puede saber qué es tan gracioso?" – quiso saber el muchacho volviéndose para mirar a mi hermana con el ceño fruncido. En ese momento aproveché para guiñarle un ojo a mi novio quien captó al momento

"¡Edward tienes goma de mascar pegada en tu pantalón!" – exclamó Jasper. Los ojos de Edward llamearon en dirección a mi hermana (tal como supuse).

"¿Qué?" – preguntó mi hermana entre risitas – "¿Por qué me miras así?"

"¡Fuiste tú!" – exclamó Edward. Jasper y yo nos dedicamos miradas culpables… y divertidas ¿Qué esperaban? ¡Éramos apenas dos jóvenes entrando a la adolescencia! Nuestra parte infantil y traviesa tenía que estar aún viva…

"¿Perdón?" – inquirió Bella ahora de manera indignada – "¡Oye! ¡yo no tengo la culpa de que no te fijes en donde te sientas!"

"¡¿Acaso no te basto con romper varios de mis discos?!" – siseó Edward mientras se ponía frente a frente con mi hermana (tal como había supuesto) sonreí complacida. Todo estaba listo.

"Si van a estar peleando" – dije aparentando estar muy disgustada – "Iré a recorrer la academia yo sola" – enfaticé de manera exagerada las ultimas dos palabras. Mis hermanos parecieron no escucharme ya que sus miradas no se desviaron, en ningún momento, hacia otra dirección. Me hundí de hombros y comencé a caminar. Jasper me siguió a los pocos segundos

"Creo que nos pasamos" – comentó mi novio sonriendo

"Sobrevivirán" – aseguré mientras le tocaba la punta de la nariz con mi dedo. Jasper suspiró profundamente y me abrazó.

"Eres un traviesa…" – nos separamos al escuchar unos pasos venir en nuestra dirección

"¿A dónde iremos?" – quise saber

"Quiero que veas las pinturas que he hecho" –

Jasper me tomó de la mano y me guió hacia una enorme sala oscura. Encendió las luces y me invitó a pasar

"¿No tienes clases?" – pregunté mirando hacia todos lados

"No creo que al profesor Jones le moleste cinco o diez minutos de retraso" – abrió una puerta contigua, dentro, había un pequeño cuarto que al iluminarlo, dejó ver varios cuadros de diferentes colores y formas.

Jasper me guió hacia un lado de la pared en específico. En ella, había siete cuadros, que se encontraban firmados por J.C. con caligrafía elegante y fina.

"Estas son tus pinturas" – no era una pregunta. Solo un chico como Jasper, con esa sencillez y sensibilidad hacia el mundo exterior, podía ser capaz de pintar semejantes imágenes – "son hermosas" – dije

"Gracias" – contestó y sus brazos se enrollaron en mi cintura. Llevé la yema de mis dedos hacia una de ellas. Era un paisaje: un bosque en pleno atardecer. El color naranja y verde predominaba. Árboles y pinos, altos y secos, hojas cayendo y remolinándose en el suelo… un sendero sin fin.

"¿Dónde es?" – quise saber

"Forks" – respondió – "Fue hace dos años, cuando no llovió durante tres días" – no contesté ya que otra pintura, de tamaño menor captó mi atención.

La temática se tornaba melancólica. Era otro bosque, muy distinto al de la pintura anterior. En el solo había un enorme árbol inclinado que dejaba ver las raíces despegarse de manera violenta del suelo a medida que se iba cayendo. El sol se oponía, los colores vislumbraban la hora del crepúsculo. Un hombre, en compañía de tres chicos, de diferentes edades, lo contemplaban. Todos estaban vestidos de negro y no les podía apreciar su rostro.

"Esta pintura…" –

"Fue la primera que hice" – informó – "Fue tres meses después de que mi madre murió. Tenía apenas doce años" – me giré para verle a la cara ya que su voz se había entristecido, al igual que la luz de sus pupilas.

"Es un cuadro muy bonito… tienes un don el cual consiste en transmitir tus sentimientos a trabes de lo que pintas" – dije tratando de animarlo. Él sonrió y lo volví a abrazar…