Dark Chat

martes, 30 de agosto de 2011

Vida: Dulce Inmortalidad

Capítulo Vigésimo Segundo: Alianzas inesperadas

Edward (POV)

Me quede paralizado, y no supe que contestarle, si bien estaba considerando la oferta de Cayo, no tenia las agallas suficientes para decírselo a la cara, y menos al mirar sus ojos marrones intensos, ver la mirada de confianza que estaba dándome me hizo dudar de ser capaz de hacerle algo así de traicionarla de esa manera. Me acerque lentamente y le acaricie su rostro, tenía que mentirle, tenía que volver a engañarla como aquella vez en el bosque, para poder ayudarla puesto que ella jamás me lo permitiría concientemente, su instinto de madre iba a impedirlo pero como estaban las cosas eso era lo mejor.

- Tal vez haya una posibilidad de salvarlas ambas.

Le mentí descaradamente mirándola directo a los ojos, buscando una razón para tomar la decisión, solo un pequeño indicio que estaba haciendo lo correcto, algún temblor en su cuerpo, algún dolor inesperado que le estuviera causando que me confirmará que eso que estaba creciendo en su interior era un monstruo del que debíamos deshacernos sin remordimientos.

- En serio… ¿cómo?

Me pregunto y sus ojos se iluminaron de alegría. La mentira había funcionado, ahora tenía que extenderla a tal punto para que ella lo creyera y me permitiera envenenarla de nuevo y todo se acabará y pudiéramos ser felices nuevamente.

- No voy a ser testigo de esto, no señor.

Interrumpió Alice marchándose de nuestro lado, Bella la miró y trato de detenerla pero yo se lo impedí.

- Se le pasará… es solo que… la solución no es tan ortodoxa, eso es todo… ven volvamos a la habitación, debes recostarte.

Le dije tomándola por los hombros, rodee su cintura con mis manos y la obligue a caminar hacia el cuarto. Sonreí nervioso cuando ella me miraba, y trataba de mantener mis facciones lo más serenas posibles, con el objeto de que ella no sospechara. Pero verla acariciarse su vientre hinchado, sentir a nuestra hija, moverse debajo de la piel de mi amada Bella, estaba resultándome un tanto tortuoso considerando que yo, el ser que debía protegerla, estaba a punto de confabularme para asesinarla. Bella tenía mi mano sobre su estomago y la de ella sobre la mía, de pronto la saque abruptamente y me levante de su lado tratando de ocultar mi rostro, de verlo no necesitaría su nuevo don para descubrir mi charada.

- Qué pasa? Me pregunto insistentemente mientras yo permanecía parado dándole la espalda.

Bella (POV)

Su cambio repentino de humor respecto a nuestra hija se hacía cada vez más evidente, trataba de evitar tocarme, incluso hablar sobre ella parecía que estaba torturándolo. Lo que comenzó a afligirme en un comienzo, también me afligía que nadie más que él me visitará. Seguro era por mi nuevo descubierto don, nadie quería acercarse a mí porque no podían evitar que yo leyera sus mentes. Extrañaba tanto a Alice, como hubiera deseado que al menos ella entrará en la habitación y me hiciera un poco de compañía. Estaba ahí acostada sola, solo con mi hija en mi vientre que se había vuelto más activa que antes, causándome uno que otro dolor, ya no me quedarían costillas que ella pudiera romper si seguía a ese ritmo. Edward generalmente no me dejaba sola, pero hoy al parecer sería una excepción pues habían transcurrido demasiado minutos desde que se había ido por la repentina llamada de Alice.

Estaba distraída, cuando de pronto la puerta de abrió sigilosamente y vi los ojos ocres de mi dulce y traviesa Alice, su mirada era calida y apresurada, entro como un torbellino a la habitación, seguida por Rosalie… me quede pasmada un momento, Rosalie estaba visitándome, me dio una sonrisa preocupada y nerviosa, pero porque estaría nerviosa, de pronto mi nuevo don estaba en piloto automático y no pude evitar escuchar lo que estaba pasando por su mente.

No puedo creer que Edward este considerando asesinar a su propia hija.

Y hubiera deseado no haberlo hecho, mi corazón se congelo como un cristal, de pronto mire a Alice en pánico, y supe que la mente de Rosalie estaba diciéndome la verdad.

- Vamos Bella… tenemos poco tiempo… tenemos que sacarte de aquí.

Me susurro mientras tomaba la bolsa del suero y desconectaba los cables que mostraban mis signos vitales.

Alice (POV)

No podía permanecer como una simple espectadora en tan macabra situación, desee no haberlo escuchado, que no me hubiera involucrado en algo así. Ahora tenia el peso de mi conciencia, tenía que tomar una decisión, y era pocas las opciones que tenia, o lo dejaba actuar y que matará a su hija y con ello que se ganara el odio eterno de Bella o hacia algo al respecto, pero qué podía hacer, esa era la pregunta, no podía sacar a Bella de aquí sin ayuda, y Selene no iba a brindármela esta vez, hace días que no sabíamos nada de ella y aunque Carlisle había intercedido por clemencia, los Volturi no eran conocidos por sus segundas oportunidades.

Necesitaba tomar aire así que me dirigí al balcón en la estancia del edificio. Ahí me quede pensando largos minutos, que se transformaron en horas. Tratar de verla me hacía a un más culpable, acaso esperaba que repentinamente Edward entrará en la cordura, al final y al cabo no podía culparlo, su decisión no era fácil, y Cayo tenía un punto, Bella no resistiría el parto y eso lo había confirmado Carlisle, al paso que iba esa hermosa niña que venia en camino estaba destrozando a su madre en el intento. Cerré mis ojos y mantuve mi cabeza fría, debía estarlo para poder decidir que hacer – maldito seas Edward – refunfuñe recordando sus palabras, como había sido capaz de hacerme participe de ello, porque no había simplemente mantenido la boca cerrada y así yo podría acompañar a mi querida amiga en estos momentos.

Pero no, él había necesitado tener a otro cómplice, para liberarse de la culpa que estaba sintiendo. Se había transformado en un canalla, mi recto y leal Edward se había transformado en un monstruo. Mi corazón sangraba ante la sola idea de que Bella sufriría de tal manera cuando se diera cuenta de lo que su propio esposo iba a hacerle, de pronto me embargo la angustia. Mi querido Edward no se estaba dando cuenta que el precio que pagaría no sería solo su hija, sino que sería el amor que Bella le tenía, ella lo odiaría y él no lo soportaría esta vez. De pronto el cuento de hadas se iba a trasformar en uno de terror y de aquellos demasiado elaborados para mi gusto.

Tal vez en vez de haberle gritado, debí haberle aconsejado, debí haber sembrado la duda para que él hubiera tomado otra decisión, pero como podía hacer eso, yo no la podía ver, no podía ver cual iba a ser su futuro, hasta ahora solo veía una mancha blanca y nada más. Lo único constante en mis visiones era Edward y su sufrimiento, de pronto recordé la ultima visión que había tenido, si podía llamarla así, en que Edward estaba parado en una habitación sufriendo de una forma bestial, tal vez eso era, estaba viendo el sufrimiento al que mi hermano se vería expuesto luego de ejecutar su macabra idea. Mi mente vago pensando en lo justo de lo injusto de esta situación y que era lo correcto que debía hacer. Hasta que fui interrumpida por una persona que jamás me hubiera imaginado que estuviera de mi lado.

- Tenemos que sacarla de aquí y alejarla no solo de Edward sino también de mí estupido hermano.

Cuando oí sus palabras me quede pasmada por unos instantes, observando aquellos ojos rojos intensos y no podía creer que Aro fuera a estar de mi lado.

- ¿Cómo?

Pregunté con un hilo de voz, de pronto mis visiones habían cambiado, ahora no era Edward quien permanecía con Bella, sino yo.

Edward (POV)

Donde demonios estaba Alice, pensé mientras entraba en el departamento donde estábamos alojándonos, que no podía simplemente hablarme en la guarida de los Volturi, como si pudiéramos entrar y salir a nuestro antojo, era una mala idea hacerme venir hasta aquí dejando a Bella sola tanto tiempo pensé mientras abría la puerta, al entrar me percate que ella no había estado ahí al menos no las ultimas horas. Mire a todos lados y tampoco esta Esme ni Rosalie, ni mi Edward Junior. Algo estaba pasando, algo demasiado raro. Tomé mi celular y busque en el directorio el de Alice, luego de un par de repliques, dio al buzón de voz, que estaba tramando Alice, me quede con el teléfono en la mano y el sonido de la puerta me saco de mis pensamientos. Era Esme que traía a Edward Junio en brazos durmiendo.

- Edward… ¿qué haces aquí… pero donde están los demás…? Me pregunto con preocupación – ¿Bella esta bien verdad? – insistió mientras se acercaba y me tocaba el rostro, dándome una mirada de compasión y ternura. Y me hizo sentir como un canalla, sabía que sólo ella podría hacerme sentir de esa forma, siempre con esa mirada tan especial, tan quemadora, tan inquisidora que desalma hasta al más perverso. Cerré los ojos ante el contacto para evitar confesar todo y que mi pequeño teatro se viniera a bajo, no necesitaba involucrar a nadie más en esta idea monstruosa ya harto había hecho con contárselo a Alice. Me quede ahí por un par de segundos sin contestar y luego abrí abruptamente mis ojos desviando mi mirada para romper el contacto con Esme.

- Todo esta bien… no te preocupes… Alice me ha llamado y dijo que nos encontráramos aquí pero…

- Alice no ha vuelto desde que ustedes se fueron.

Fue la respuesta de Esme, quien estaba comenzando a confirmar mis sospechas… Alice me había mentido pero para qué… con qué objeto… de pronto una idea vino a mi mente y este se paralizo, abrí mis ojos como platos viendo la verdad tan evidente.

- ¿Donde esta Rosalie y Emmet?

Pregunte tomando a mi madre por los brazos sin importarme que tuviera en ellos a Edward Junior jalándola bruscamente.

- Hasta donde sé Emmet estaba contigo y Rosalie salio hace unos momentos luego de recibir una llamada. Me contesto confusa.

Y todo las piezas comenzaron a encajar, desesperadamente salí de departamento, era tanto mi desesperación que no espere al ascensor corrí escaleras a bajo, saldando en ocasiones varios peldaños, necesitaba llegar con Bella y detener a Alice a cualquier costo.

Bella (POV)

- Espera no podremos salir, no sin que ellos lo sepan. Le hice ver, mientras Rosalie comenzaba a vestirme.

- No te preocupes por ello… tenemos un aliado. Me respondió Alice sonriéndome.

Todo sucedía como en cámara lenta, como si yo no fuera participe de nada de lo que sucedía a mi alrededor, no podía evitar escuchar los pensamientos de ambas, y estos estaban causándome dolor, un dolor desgarrador, escuchar la voz de mi amado Edward cuando le contaba sobre la monstruosa proposición de Cayo, y constatar que él estaba de acuerdo con sacrificar a nuestra hija para tenerme viva para siempre era demasiado para soportarlo, era demasiado darme cuenta que él estaba traicionándome otra vez. Suspire y trate de bloquear la mente de Alice, era demasiada información para tenerla, prefería vivir en la ignorancia eterna que sufrir de la forma que lo estaba haciendo.

- No es un monstruo, sólo esta confundido.

Me dijo Rosalie, poniendo sus manos en mi rostro, seguro no necesitaba que yo le dijera lo que estaba pensando para darse cuenta, por mis facciones, que estaba sufriendo por la decisión que estaba tomando mi esposo.

- él prometió cuidarnos.

- Y él cree erróneamente que esta haciéndolo, al tomar esa decisión.

Insistió Rosalie. En ese minuto se abrió la puerta y las tres congelamos nuestros cuerpos y nos quedamos mirando estupefactas la puerta. Cuando vi entrar a Aro mi respiración se hizo más agitada y comencé a temblar, nos habían descubierto, y ahora nadie podría defender a mi bebe.

- Podrían siquiera apagar las alarmas, van a descubrirnos.

Magullo entre dientes acercándose a los monitores, Alice salio de su estado ensimismado y me dio la mano para levantarme de la cama. Yo me quede de una pieza al ver que él era el aliado del que estaba hablando anteriormente.

- ¿Cómo saldremos de aquí sin que nos vean? Pregunto Rosalie acercando a la puerta, la abrió lentamente y miro a Aro.

- De eso me encargo yo, ustedes solo encárguense de llevarla lo más lejos posible de aquí donde nadie pueda encontrarla - Alice iba a hablar pero él la detuvo - y es mejor que ni yo sepa donde están, seguro que mi noble hermano utilizará a Edward para leer mi mente, y no queremos que la encuentren. Al menos no hasta que haya nacido, lo que sucederá muy pronto. Ten – le dijo a Alice entregándole un bolso y unas llaves. – Vamos – agrego tomándome entre sus brazos y cargándome.

- Segura que estamos haciendo lo correcto.

Le pregunto Rosalie a Alice sujetándola por el brazo antes de salir de la habitación. Mi corazón se apretó y tuve una extraña sensación que la dulce Rosalie estaba arrepintiéndose de traicionar a su hermano.

- Confía en mí lo he visto. Le respondí a su hermana y esta abrió la puerta para que pudiéramos salir de ahí.

Alice (POV)

Llevamos a Bella hasta el estacionamiento del Edificio, una vez ahí Aro señalo un automóvil y de entre las sombras salio Emmet, al principio me quede de una pieza y miré a Rosalie quien me sonrío nerviosa.

- No podremos hacerlo sólo nosotras. Me hizo ver, mientras yo miraba dudosa a mi hermano. Este me medio sonrío.

- No estoy de acuerdo con Edward si es lo que quieres saber. Yo también quiero ayudar a Bella. Agrego mientras me extendía su mano, era evidente lo que estaba pidiéndome.

Aro me miró y yo dude, pero era cierto, mientras más pudiéramos proteger a Bella era mucho mejor, sin duda Cayo utilizaría todos sus recursos para dar con su paradero y terminar lo que Edward no alcanzo a comenzar. Le entregue las llaves y el quito los seguros, pusimos a Bella en el asiento de atrás y yo me fui con ella. Baje mi vidrio para hablar con Aro.

- Cuando nazca deberás darle esto a Bella, verás mi hermano no esta equivocado del todo y necesitarás esto para ayudarla a sobrevivir.

Era una caja negra al abrirla vi una jeringa con un liquido translucido en su interior, me pude imaginar de lo que trataba, sin duda era la famosa mezcla que Cayo había sugerido inyectarle a Bella, suspire y asentí – Recuerda mantenerte lejos de los caminos principales – le instruyo a Emmet quien lo miró por el espejo retrovisor y le dio una sonrisa de suficiencia.

Aro me sonrío y gire mi vista para darle la señal a Emmet que era hora de partir cuando sentí un grito furioso de enfrente, todos levantamos la vista y yo me quede pasmada viendo de quién se trataba.

- ¡Baja a Bella de inmediato!

Era Edward, quien permanecía estático mirándonos y no se veía nada feliz por el contrario su expresión era de cólera.

- ¡No voy a detenerme Edward!

Magullo entre dientes Emmet quien puso la primera marcha y acelero pero el auto no se movió, estaba tratando de asustarlo. Bella dio un grito ahogado, la tome entre mis brazos y la apreté fuertemente escondiendo su rostro, pero podía adivinar que estaba leyéndonos la mente a todos.

- Es ahora o nunca.

Le dije enérgica a Emmet quien miró a Edward y acelero a fondo.