Dark Chat

miércoles, 25 de enero de 2012

La traicion

aqui les traigo otro cap , mas de este fic chicas por fis dejen sus comentarios al final nada les cuesta , yo tratare de actualizar mas seguido pero el trabajo me tiene loca. les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO IV.-

Bella había despertado con una resaca de los mil demonios, se le partía la cabeza y tenía la garganta seca, los ojos hinchados. Antonio no se encontraba en la cama, seguramente le estaba preparando el almuerzo, al ver la hora dio un respingo, eran las 5 de la tarde, había dormido tanto y ahora debía levantarse, tenía que ir a buscar a los niños, ya que se habían quedado con sus padres de acogida Robert y Lilian, habían llegado hace tres días de su última luna de miel. Bella ya había perdido la cuenta de cuantas lunas de miel llevaban sus padres. No eran sus padres biológicos y los conoció cuando estaba por dar a luz, pero ellos se habían portado tan bien con ella que era una chica desconocida que vivía prácticamente en la calle y embarazada más encima, pero ellos le abrieron las puertas de su casa y de su corazón, la adoptaron y hasta el día de hoy la ven como una hija más y le brindan tanto amor y apoyo, ese amor y apoyo que sus padres verdaderos nunca le dieron.

Al llegar a la cocina encuentra una nota de Antonio, ah, él había ido a buscar a los niños y le había dejado el almuerzo listo para calentarlo.

Estaba terminando de comer cuando llegaron, todos venían riendo y cantando, Antonio era fenomenal con los chicos y admirablemente Sophie también venía contenta.

Bella no les dio muchas explicaciones a sus hijos de por qué se encontraba tan rara, pero Ethan se dio cuenta de que no era una cosa cualquiera, su mami se veía realmente triste ¿Antonio le habría hecho daño?, no, él no creía eso posible, el novio de mamá era muy bueno y sería su papá cuando se casaran, pero algo le pasaba a mami y él averiguaría, no le gustaba ver a su mami así, ella era tan linda, tan buena y no merecía estar con penita.

La conversación con Antonio dejó a Bella con un gusto amargo, ya que él se había dado cuenta de que Edward era el padre de sus hijos, dijo que sólo faltaba verlo para darse cuenta de que los niños eran la copia del hombre que había estado en la discotheque anoche.

Bella se sentía muy mal por Antonio, ya que él estaba temeroso de que Bella lo dejara por el padre de sus hijos, al fin y al cabo ella había amado a ese hombre y a veces podría jurar que aún lo hacía, pero Bella le aseguró que eso no pasaría, ella ya no amaba a Edward, ya no, ese amor había muerto y no dejaría a Antonio por nada del mundo, ahora lo amaba a él, eso no cambiaría.

Ese mismo día en la mañana Edward apenas había entrado en su oficina cuando entró como un tornado Rosalie Hale, la hermana de Isabella, la rubia se veía muy molesta y alterada, Edward no era un hombre temeroso, pero esa mujer daba miedo de verdad.

Rosalie estaba más que molesta, ese maldito hombre era el padre de sus sobrinos, Bella nunca había confesado el nombre del asno, pero apenas lo vió supo que era él, el maldito había vuelto a aparecer justo cuando su hermana era feliz y lo había olvidado, maldito Edward Cullen gritaba en su interior.

Ella lo odiaba y se lo iba a dejar bien claro, nadie se metía con su familia y hace años que tenía unas ganas locas de tener frente a frente al hombre que casi destruyó a su hermanita.

Edward se levantó, no permitiría que esa mujer entrara en su oficina y lo taladrara con la mirada, oh no, ella se podía ir al diablo.

- no me marcharé antes de decirte unas cuantas cosas Cullen – Rose casi escupió el apellido

- no permito que nadie venga a tratar de intimidarme en mi terreno, así que fuera de mi vista

- a mi no me vengas a tratar como basura y me voy cuando diga todo lo que tengo atorado por años

- ¿en serio? ¿qué le hace pensar que voy a escuchar algo de lo que tengas que decir?

- Me escucharás, porque si no lo haces todos sabrán la clase de basura que es Edward Cullen y su familia, antes no hice nada por que mi hermana nunca dijo quién mierda era el padre de los niños, pero apenas te vi anoche lo descubrí y no entiendo por qué los abandonaste, ellos son la copia tuya

- ¡mentira!, ellos no son mis hijos, tu hermana miente

- Ella no ha dicho nada, he venido por mi cuenta y tengo las pruebas para que salgas de dudas, pero antes te voy a contar una pequeña historia y me vas a escuchar hasta el final, sino quieres que todos en tu empresa y en los medios de comunicación se enteren que sedujiste a una niña de trece años, canalla

- Maldita sea habla de una vez y piérdete, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, ellos no pueden ser míos.

- Cuando vi a Bella por primera vez, pensé que era una estúpida zorra por haber quedado embarazada tan joven, ella trabajaba en un restaurant de comida rápida, era cajera y era evidente su estado de embarazo, ella se veía espantosa, Dios, ella tenía ojeras de muerte y estaba tan delgada y demacrada, pero aparte de eso no me produjo nada más, en cambio mis padres le tuvieron mucha lástima y empezaron a averiguar sobre ella. El gerente del restaurant dijo que le había dado trabajo porque le daba pena que la chica estuviera embarazada y sola. Esa noche no supimos nada más, pero al pasar los días mis padres estaban preocupados y volvimos al restaurant, pero Bella no se encontraba, según dijeron ella estaba muy enferma, pero nadie sabía donde vivía, cuando volvíamos a casa pasamos frente a un parque y vimos a la chica entrando en una camioneta vieja, mi padre se acercó y ahí fue cuando descubrió donde vivía esa chica, ella vivía en la camioneta, allí dormía, no tenía hogar y embarazada como estaba.

Edward escuchaba atónito lo que la rubia le contaba.

- Después de mucho intentar pudieron convencerla de que se fuera a vivir con nosotros, ella no quería, pero estaba muy enferma y con riesgo de perder a su bebé, cuando se mudó a casa un médico fue a verla y fue enorme la sorpresa, eran dos bebés. Ella lo sabía, pero hacía meses que no se controlaba ya que el último control al que había ido le habían dicho que por la edad le quitarían a los bebés y los darían en adopción. Cuando le preguntaron si estaba embarazada porque la habían violado, ella perfectamente pudo hacerse la víctima y decir que si, pero ella dijo la verdad, que había sido una tonta y se había enamorado y no había sido suficientemente mujer para enamorar a su novio, que él la había dejado y ella se había mudado de ciudad. Yo realmente la odiaba, ella estaba acaparando la atención de mis padre y de mi hermano, todos en la casa se desvivían por ella, yo siempre había sido el centro de atención y ella me estaba robando todo, la trataba mal, la menospreciaba y ella nunca decía nada, sólo tenía atenciones para todos en la casa, nunca quiso estar quieta y ayudaba en lo que más podía, la cocinera le enseñó a manejar la cocina y todos los días hacía postres para demostrar que no era una inútil, mis padres le decían que ella era como una hija más, pero ella replicaba que no quería que la volvieran a acusar de aprovechada y trepadora, que ella estaba acostumbrada a trabajar. Cuando estaba a punto de dar a luz nuestra relación era cada vez peor, yo la insultaba cada vez que la veía y veía que ella sufría por eso, pero yo era tan tonta y egocéntrica. Un día fui a una fiesta y todo se salió de control, esa noche un compañero me violó, es duro para mi decir esto pero es necesario para que sepas el ángel que dejaste escapar, esa noche como pude llegué a casa, estaba destruida, me sentía vacía y sucia, mis padres estaban igualmente destrozados y mi hermano ardía en ira, después de eso caí en depresión, estaba todavía como en shock, me encerré en mi dormitorio, sólo quería estar en cama, no hablaba y casi no comía, en ese lapsus Bella tuvo a los bebés, no los conocía y no me interesaba conocerlos, pero Bella al ver mi situación en vez de burlarse y vengarse de mi ella empezó a entrar a mi dormitorio, trataba de que comiera, que hablara y yo lo único que quería era que se largara esa zorra, pero no se daba por vencida hasta que un día me dijo con voz quedita que extrañaba que la insultara, que lo volviera a hacer, que la gente siempre se sentía mejor cuando la insultaban, ahí sentí algo dentro de mi y enfoqué mi vista en ella, Bella me sonreía y empezó a hablar, a decir que ella era tan tonta que se había enamorado del primer chico lindo que había visto, que él un día en un bar le había dicho que ella era preciosa y ella se había enamorado como tonta, pero era tan fea e insignificante que el chico rico la había utilizado y se había burlado de ella, cada cosa que decía hacía que una rabia me enfureciera, ella lo contaba como si fuera algo normal, como si fuera su culpa que la hayan engatusado, allí hablé por primera vez y le dije que no era su culpa, ella replicó que si era su culpa por enamorarse de alguien inalcanzable para ella, que ella no podía inspirar nada de afecto en las personas, pero si tenía suerte sus hijos si la querrían. Fue la primera vez desde que la conocí que sentí lástima y aprecio por ella, ella no era una zorra, lo sabía, ella era una pobre niña con el corazón roto. Esa misma noche fui a su habitación y ella estaba llorando abrazada a sus pequeños bebés, era la primera vez que la oía llorar, ella siempre estaba tan feliz, dando sonrisas a todos, tratando de que todos estuvieran contentos, pero su realidad era otra, mi pobre hermana sufría y lo hacía en silencio para no molestar a nadie, desde esa noche me levanté y nunca más caí en depresión, desde esa noche ella es mi hermana y la amo como si nos uniera la sangre, ella es la persona más valiente que he conocido, es una excelente madre y muy trabajadora, es la mejor hermana que podría desear y mis sobrinos son maravillosos, inteligentes y aman a su madre por sobre todas las cosas. ¿sabías que Bella no tenía necesidad de trabajar?. Mis padres la adoptaron legalmente, sus verdaderos padres son un asco y a cambio de dinero firmaron darle en adopción a Bella a mis padres, aún con todo el dinero de mis padres ella siempre trabajó para mantener a sus hijos, tuvo hasta dos trabajos al mismo tiempo, y además estudiaba porque no quería que sus hijos se avergonzaran de ella por no tener estudios, le costó bastante, pero lo logró y cuando Ethan estuvo enfermo y el dinero de ella no alcanzaba mi padre le dio, pero ella lo tomó como préstamo y allí fue cuando se le presentó la oportunidad de trabajar como modelo, ella no lo podía creer, ella siempre se vió como una chica fea y sin gracia, a pesar de que nosotros siempre le decíamos lo hermosa que era, además habían varios muchachos enamorados de ella, ella nunca creyó que fuera linda, pero por el dinero aceptó y allí la tienes, famosa, glamorosa. Nunca tuvo otro novio que el padre de sus hijos hasta que después de un año de conocer a Antonio aceptó ser su novia. Te digo todo esto para que sepas la mujer que perdiste, ella es feliz, no la lastimes más, nunca la amaste así que por favor no la busques, debes tener mujeres de sobra, no busques a mi hermana, ella no se lo merece, a pesar que digas que no son tus hijos te demostraré lo equivocado que estás, tampoco te los mereces, pero quiero que sepas lo que te perdiste y que nunca más pongas en duda la palabra de mi hermana ni que la trates como a una zorra porque no lo es.

Rosalie le tiró un cd a Edward y salió tal como entró, ya había dicho lo que tenía atorado, defendió a su hermana y le demostraría a ese estúpido lo hermosos que eran los hijos que tanto había despreciado.

Edward aún anonadado por la información que le soltó la rubia sobre Isabella no atinó a decir nada cuando la rubia se iba, tomó el cd y receloso lo ingresó al computador sobre su escritorio, prendió la pantalla y lo primero que vió fue una fotografía de Isabella embarazada, se veía tan triste, tal como dijo Rosalie estaba tan delgada y demacrada, la siguiente foto era de Isabella con dos bultitos en la clínica, ella sonreía, pero en sus ojos había tanta tristeza, la siguiente foto lo dejó anonadado, eran los hijos de ella y se veían tan lindos mirando fijamente la cámara, pero eso no fue lo que lo impresionó, sino que esos niños de un año aproximadamente eran idénticos a él a esa edad, mismos ojos, mismo color de cabello, las fotos fueron pasando y los niños cada vez se parecían más a él. ¿Dios cómo era posible?, ellos eran sus hijos, eran idénticos a él, pero él no podía engendrar. La cabeza le daba vueltas y a medida que más fotos pasaban recordó las cosas que le había contado Rosalie Hale sobre Isabella, Dios si esos hijos eran suyos le faltaría vida para arrepentirse, si esos hijos eran suyos Isabella jamás le perdonaría lo que le hizo, ella había sufrido tanto, tanto desprecio, tanta necesidad, tanto sufrimiento y aún así había sacado adelante a esos niños que cada vez estaba más convencido que eran suyos. La última foto llegó y era reciente, al parecer era del último cumpleaños de los niños, Bella estaba con ellos apagando las velitas del pastel y reían abiertamente a la cámara, los niños se veían felices, hermosos y dichosos y él se había perdido todos esos recuerdos, sin poder evitarlo él Edward Cullen, el gran empresario, el gran amante, el hombre frío y seguro de si mismo lloró, lloró como cuando creyó confirmar que su Bella lo había engañado, lloró como cuando roto de amor se fue a refugiar a Italia, lloró por sus hijos, por Bella, por las malditas mentiras que los habían separado.

Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia la oficina de Alice, tendría una seria conversación con ella, le debía muchas explicaciones y no le temblaría la mano, aunque se tratara de su hermana ella pagaría el inmenso dolor que había causado y que aún no sabía el motivo para haberlo hecho.

Iba a entrar bruscamente cuando escuchó a Alice hablar por teléfono y alcanzó a escuchar que hablaba con su madre. Escuchó atentamente y aunque sabía que ella le había mentido fue muy duro para él enterarse por su propia boca todas las mentiras en las que había incurrido.

- si mamá, algo debemos hacer, Edward ya sabe sobre los hijos de Isabella, él dijo que no la buscaría, pero sabes como es él con el tema de esa mujerzuela, se que en cualquier momento se encontrarán y la verdad se sabrá

- …..

- Claro que estoy asustada, le mentimos, lo engañamos, le hicimos creer que Isabella lo engañaba y sin contar que él cree que es estéril

- ….

- Él no puede enterarse de la verdad mamá, no ahora, me va a odiar por siempre, a pesar de lo que hice es mi hermano y lo quiero.

- ….

- No, ella se va a casar, no hay riesgo de que ella entre a la familia, y antes de que pudiera ocurrir, nuevamente la sacaría de nuestras vidas, esa mujer no es competencia para mi, ella no merece a mi hermano, ella es demasiado buena persona para sobrevivir en nuestro mundo, él necesita alguien con clase, alguien de nuestro nivel, no esa pobretona venida a más.

Edward no aguantó más y entró dando un portazo, Alice chilló al darse cuenta de que Edward la había escuchado y colgó el teléfono. Trató de buscar alguna excusa para zafarse de la situación.

- no trates de inventar nada, escuché todo y además tengo las pruebas de que los hijos de Bella son míos

- no, eso no es posible – trataba Alice de convencerlo aunque era inútil, ella misma lo había confirmado por teléfono

- maldita sea deja de mentir, he descubierto todo y ahora mismo vamos a aclarar todo con nuestra madre – Edward la tomó fuertemente del brazo y la arrastró hasta la salida, todos miraban la escena, pero a Edward le importaba una mierda, él era el dueño y podía hacer lo que le diera la gana.

Al llegar a la casa de Esme Cullen, viuda y madre de Edward y Alice, veía por la ventana del segundo piso a su hijo arrastrar a su Alice de forma violenta, nunca lo había visto tan enojado, tan violento. Edward arrastró nuevamente a su hermana hacia el interior de la casa y al llegar al salón la aventó con fuerza sobre el sofá, inmediatamente llamó a gritos a su madre quien al escuchar el alboroto bajó temblorosa las escaleras para reunirse y hacer frente al daño que le habían causado a su hijo.

- ¿POR QUÉ? – rugió Edward enfurecido

- Hijo deja que te explique por favor

- ¿qué mierda vas a decir? ¿otra mentira? ¿cuántas más van a decir?

- Hijo lo hicimos por tu bien, ella no era correcta para ti, tú eres de clase, eres millonario, de alcurnia, ella sólo es una muchachita insignificante

- No hables así de Bella, ella es lo mejor que me pudo pasar en esta puta vida y ustedes lo arruinaron todo ¿cómo se atreven a hablar mal de ella cuando ella tuvo que enfrentar su embarazo prácticamente sola?, me envenenaron en contra de ella y yo estúpidamente les creí, maldita sea son mi familia y me traicionaron, me dañaron y lo que es peor dañaron a mis hijos

- No puedes estar seguro que esos niños sean tuyos

- ¿estás segura de eso madre? – enseguida sacó un sobre que contenía algunas fotos de sus hijos que había impreso después de verlas y se las arrojó a su madre para que las viera, Alice por su lado estaba casi echa bola en el sofá y sólo miraba con miedo a su hermano. Esme temblorosa recogió las fotografías pero no las miró

- ¡MÍRALAS! Y dime si no son tus nietos – Esme las miró y ahogó un grito al ver las caritas de los niños, caritas tan parecidas a las de su hijo, sólo pudo llorar, pero Alice se levantó y encaró a su hermano, ya todo estaba perdido, así que más daba enfrentarlo.

- ¿y qué si son tuyos?, esa zorra igual te engañó, se acostó con Jasper, yo misma los vi, por eso lo dejé

- Mentirosa, ellos jamás han sido amantes, conversé con él, él se va a casar y Bella va a ser la madrina de la boda, ahora son buenos amigos gracias a lo que tú le hiciste a ella, él después de dejarte la buscó para ayudarla y son amigos, tú fuiste la que lo engañaba, él te vió con otro hombre en la cama y dice que ese no fue el único y le creo, ahora le creo todo, eres una arpía y te odio, Jacob el otro supuesto amante de Bella es gay, siempre lo ha sido y lo he comprobado, tiene novio y también es amigo de Bella ¿cómo puedes ser tan mala y yo nunca haberme dado cuenta antes?

- No te diste cuenta porque estabas todo el día pensando en esa chiquilla insignificante, en esa golfa que se metió en tu cama y se embarazó a propósito para cazarte

- No vuelvas a hablar de ella en esa forma otra vez, ella nunca fue una golfa y tú lo sabes bien ¿por qué Alice? ¿por qué lo hiciste?

- ¿quieres saber por qué? Bien te lo diré ya que estamos hablando con claridad, además después de esto seguramente no me querrás ver de nuevo

- En eso tienes razón, no quiero volver a verte nunca más, la empresa es mía, todo es mío, pero no soy un bastardo y te daré una pequeña fortuna para que desaparezcas de mi vida para siempre, ahora habla

- Siempre la odié, desde el primer momento en que me la presentaste, siempre supe que esa mujer te conquistaría, que te enamorarías de ella perdidamente, eso no me convenía, nuestro padre te dejó todo a ti en vida y a mi nada, no quería perder las regalías y si tu te casabas y formabas un hogar toda la fortuna pasaba directamente a tus hijos y nuevamente me quedaba sin nada, no puedo vivir sin dinero y tú me quitarías todo para dárselo a ella, a una niñita de trece años por Dios ¿y yo dónde quedaba? ¿cómo iba a sobrevivir? ¿cómo iba a costear mis lujos?

- No puedo creerlo, todo por dinero, maldición Alice, jamás te hubiera dejado en la calle, tengo dinero de sobra, además eres mi hermana y aunque mi padre me haya dejado todo a mi siempre he sido consciente de que la empresa que heredé era de los dos, nunca te hubiera dejado en la calle, nunca, pero ahora, ahora no te mereces nada, nada de lo que tengo, no tenías ningún derecho de arruinarme la vida por la sucia plata, eres peor de lo que pensé, ahora largo de mi vida, fuera de mi empresa, mi abogado se contactará contigo para darte lo que estime conveniente, no quiero volver a verte nunca más.

- Edward….

- Largo de mi vista y me alegro mucho que Jasper viera la arpía que eres, se que en el fondo lo amaste y aún lo amas, pero él es feliz, se va a casar con una linda chica y tú no tienes nada, absolutamente nada, estás vacía Alice, tanto odio, tanto rencor te dejó seca por dentro.

Alice salió corriendo llorando por las últimas palabras de su hermano, eran verdad, todo lo que dijo era verdad, después que Jasper la dejó se dio cuenta de que en verdad lo amaba, pero ya era tarde y él no quiso saber nada más de ella y ahora que se enteraba que se iba a casar, que estaba enamorado y feliz le partía el corazón, ahora sólo esperaba que su hermano cumpliera su palabra y no la dejara en la calle, ella no podía vivir sin dinero, su estilo de vida era carísimo, le gustaban demasiado las cosas lujosas.

Esme aún seguía mirando las fotografías, las repasaba una y otra vez. Había sido una tonta, ella pensó que protegía a su hijo al inventar que era estéril, ella no quería que una cualquiera se aprovechara de él, por eso había creído fervientemente en la palabra de su hija cuando le dijo que Bella era una trepadora y que se acostaba con todos los muchachos del pueblo incluyendo a Jasper. Por supuesto cuando Edward encontrara a una mujer digna ella misma le diría la verdad sobre su esterilidad, pero después de la muchacha Swan Edward nunca más mostró interés por una sola mujer y ahora que veía las fotografías de sus nietos se sentía tan mal, pobre muchacha, ellas le habían echo tanto daño, a ella, a sus nietos y a su propio hijo, no se lo perdonaría jamás, su hijo no la perdonaría nunca.

Edward salió encorvado de la casa de su madre, ella le había explicado sus razones y por un lado la entendía, pero eso no justificaba sus acciones y no la perdonaría, ellas no tenían derecho de arruinarle su vida, había perdido al amor de su vida, a la única mujer que había amado, Dios de sólo pensar en todas las cosas que le dijo cuando ella le comunicó que estaba embarazada, la manera en que la trató lo llenó de vergüenza, en ese tiempo la amaba tanto y su supuesta traición le había roto el corazón y movido por la ira había le había dicho las cosas más hirientes que se le habían ocurrido, la había visto llorar de desesperación, había visto cómo Alice la golpeaba y no había echo nada para defenderla, es más había besado y manoseado a la zorra de Tanya delante de su ángel, su niña que llevaba a sus hijos en su vientre. Su niña que había tenido que huir del pueblo con la vergüenza de ser madre soltera y despreciada, había vivido en la calle, en una puta camioneta, pasando necesidad, hambre y frío, le habían querido quitar a sus hijos y ella había sido tan valiente, luchadora y tenaz para tenerlos a pesar de tener tan corta edad y no tener un dólar en los bolsillos y él dándose una vida de lujos y llenando su cama de mujeres para poder olvidarla.

Al llegar a casa volvió a llorar como niño pequeño, porque así se sentía, un niño pequeño en comparación a Bella, ella había sido mucho más adulta que él en todo sentido.

Trató de poner sus pensamientos en orden, él debía acercarse a Bella, tratar de explicar lo que había ocurrido, debía pedir perdón por tanto daño, por tantos años de abandono, ella nunca lo había traicionado, él lo había echo, la traición era por parte de él, por no creerle, por hacerla sufrir, por abandonarla en el momento más difícil de su vida.

Se levantó y se dirigió a su armario, allí buscó en la parte más profunda de un cajón y sacó una pequeña caja de madera que tenía escondida, al abrirla los recuerdos lo golpearon, allí se encontraba su pequeño tesoro, ese que a pesar de negarlo lo tenía guardado como su corazón, lo abrió y en seguida vió las fotografías, esas que eran de los meses más felices de su vida, meses en que compartió abiertamente su amor con Bella, se veían tan felices y enamorados en las viejas fotos, todas eran en su casa, ya que su romance era secreto, allí estaban en el sofá viendo una película, en la sala de música donde él tocaba el piano para ella mientras su amor lo acompañaba sentada en el banquillo mirándolo con amor, en su cama, esa que tantas horas de pasión, de amor y de entrega presenció. Sacó una pequeña cajita forrada en terciopelo, esa que contenía el anillo que había pertenecido a su abuela y que él había colocado en el dedo de Bella cuando le pidió matrimonio, anillo que ella le arrojó cuando él la despreció diciéndole que el anillo que le había dado era una baratija y que no pensaba casarse con ella, que esa nunca había sido su intención, tantas mentiras dijo ese día, mentiras que tenía clavada en el alma y que nunca había podido superar, porque él aún la amaba, siempre lo había echo, incluso cuando pensaba que la odiaba él la amaba más que a nada en el mundo.

Dos días habían pasado desde que Edward supo la verdad aplastante, dos días en los que se ahogó en alcohol, recuerdos, llantos y dolor, mucho dolor. No sabía qué paso seguir, qué hacer, debía hablar con Bella ¿pero cómo?, debía acercarse a sus hijos, conocerlos ¿pero cómo?, ellos tenían su vida, esa familia feliz no sería nunca suya, él los había perdido al no darles la más mínima posibilidad de fe, fe en ese ángel hermoso que él despreció por darles razón a su familia, no creyó en ella, no creyó en su amor, se dejó envolver por las mentiras, por el egoísmo, por el sucio dinero, se volvió ciego de dolor y lastimó lo único importante que había tenido en su puta vida, su Bella.

Dios, mi Bella, cuanto debes haber sufrido, hambre frío, necesidad, dolor, traición, soledad, cuánto debes haber llorado mi niña ¿cómo pude desconfiar de tu amor, de tu entrega?.

Un día más pasó en ese estado lamentable, deambulando entre la embriaguez y la lucidez. Edward era consciente de una sola cosa, debía levantarse, debía ser fuerte y enfrentarse a su monumental error, debía enfrentar el dolor de ver el odio reflejado en sus hijos, por que el odio de Bella ya lo había visto en sus hermosos ojos, pero debía tratar de enmendar el daño, tratar de ver a sus preciosos niños aunque fuera de lejos, pondría su vida en manos de Bella, su decisión, sus condiciones, se arrastraría si fuera necesario, acamparía fuera de su casa hasta que ella aceptara que él aunque no lo mereciera viera a sus hijos.

Agarró el teléfono y en veinte minutos tenía la dirección de Bella, temblando como si fuera una puta hoja arrancó el auto y se fue a implorar perdón, redención, suplicar que no le dejaran en el limbo en el que estaba viviendo.

Al llegar a la casa de Bella quedó asombrado, la casa era hermosa, grande, los jardines extensos, muchas flores y árboles, donde seguramente correteaban sus hijos felices, donde reían, pero no pudo entrar, la enorme reja se erguía marcando límites entre la felicidad y la desdicha, desde la caseta del guardia salió un tipo enorme con cara de pocos amigos.

- no puede estacionarse acá, es una vivienda privada

- lo se, busco a la señorita Bella

- no se encuentra – maldición Edward necesitaba verla enseguida

- la esperaré

se sentó en su coche a esperar a un costado de la garita del guardia, habían pasado dos horas cuando vislumbró que un coche se acercaba, la reja se abrió y el corazón de Edward latió a toda velocidad, eran ellos, salió del coche y allí escuchó las voces más hermosas, era como un coro de ángeles, venían cantando canciones infantiles y reían, por Dios, sus niños reían felices.

El auto era manejado por Bella, sus hijos venían en la parte posterior, venían de una pequeña fiesta en casa de sus padres, esta vez no la acompañaba Antonio, él tenía grabaciones temprano y Bella estaba cansada. Ella no se dio cuenta de que un auto esperaba cerca de la reja de su casa, no se percató del hombre que la esperaba con ansias, saludó al guardia cuando esperaba que el hombre abriera la verja para poder entrar a la casa, allí el guardia informó que un señor estaba esperando hacía varias horas.

Edward se acercó y allí pudo ver a sus pequeños, iban con las ventanillas abiertas, reían gozosos.

Bella quedó muda al ver a Edward Cullen acercarse, no reaccionó, quedó estática en la entrada de la casa, Dios, sus hijos, él vería a sus hijos, debía hacer algo, entrar apresuradamente a refugiar a sus tesoros de ese hombre cruel, pero era demasiado tarde, él ya los había visto y pudo vislumbrar en los ojos del hombre el entendimiento, él ya sabía, sabía que eran sus hijos, sangre de su sangre, hijos que despreció, hijos que crecieron sin un padre que les dijera lo mucho que los amaba.

Mientras Bella y Edward estaban estáticos perdidos en sus pensamientos un gritito los sacó del aturdimiento.

- PAPITO VINISTE, yo sabía que vendrías

La pequeña Sophie vio a ese hombre hermoso que la visitaba en sus sueños, era su papi, ella sabía que él vendría a buscarlos, él lo decía en sus sueños, a la velocidad del rayo se deshizo del cinturón que la aseguraba a su sillita y sin medir consecuencias bajó del carro y se lanzó hacia su papi que estaba como estatua.

- yo sabía, yo sabía que nos amabas papito, tú me lo decías en mis sueños, yo sabía que vendrías a buscarnos, te amo papito hermoso, te amo tanto. – sollozaba la niña aferrada a las piernas de Edward que como en estado de shock alzó a la niña en sus brazos y en un abrazo lleno de ternura la aferró a su cuerpo mientras él también lloraba.