Dark Chat

domingo, 31 de octubre de 2010

Pecados Carnales

Capítulo 6: Medidas DesesperadasMe quede helado y nunca, pero nunca pensé escucharla decir aquello, cómo siquiera podía pensarlo, si se suponía que ella era la religiosa de los dos, acaso la iglesia no prohibía el aborto pensé. No sabía como reaccionar ni que decirle, estaba ahí parado frente a ella, quien permanecía esperando una respuesta, un contraataque para que la pelea estallara. Tal vez después de todo ella no era la mujer que yo me imaginaba y de la cual me había enamorado me grito una vocecilla en mi interior que traté de acallar.

Ella quiere matar a su propio hijo me repetía una y otra vez, mientras buscaba las palabras correctas para decirle mi opinión al respecto. Desde cuando un ser indefenso se transforma en un objeto del cual se puede prescindir me pregunté frenético en la mente. Las posibles respuestas eran desde un grito ¡Te has vuelto loca, no lo permitiré! Hasta un resignado ¡Es tu cuerpo, has lo que quieras con ello!.

No pero que dices, como vas a dejar que mate a tu hijo me grito esa misma vocecilla interna de antes. Trague saliva y aun con la mano en el aire la observe anonadado, camino hasta el lado izquierdo de su cama y abrió el cajón de la mesa de noche, buscaba algo. Luego de mover desesperadamente los objetos en su interior volvió a encerrarse en el baño. Me senté en el borde de su cama mirando la puerta aun sin poder articular ninguna frase ni palabra coherente, mi mente estaba en shock, ¿cuándo Bella se había transformado en un monstruo? me pregunté retóricamente.

Examine la situación y por medio segundo perdí la cordura, quise irme y dejarla sola, huir - corazón que no ve, corazón que no siente - me dije egoístamente pero como iba a ser capaz de salir de esa casa sabiendo que ella a las pocas horas que yo me fuera se iría a un clínica a practicarse el aborto de mi hijo - Mi hijo - me dije entre dientes y suspire para mantener a raya la sensación de vació que me provoco el hecho de pensar que ella asesinaría a lo único bueno de todo esto. Una cosa es que ella quisiera meterse a moja, o no comer hasta morir, y otra muy distinta era ir deliberadamente para que un medico le "quitara el problema", pero luego recobre la cordura al imaginarme cómo se sentiría ella misma si la dejaba hacer lo que estaba planeando su mente desequilibrada por el miedo, ese miedo reverencial que le tenía a su madre y al que dirán. Debería tenerme ese miedo a mí, si con eso puedo persuadirla de no cometer la locura que esta planeado pensé mientras deslizaba mis manos por el rostro, buscando la excusa, la manera de poder hacerla aterrizar, llamarla a la razón.

Me levanté cuando me di cuenta que llevaba mucho rato en el baño, me acerque para abrir la puerta pero ella la abrió de improviso, nuestras miradas se encontraron y sus ojos estaban brillosos, me di cuenta que trataba de contener las lagrimas lo me trajo de vuelta a la tierra, supe entonces que no sacaba nada con gritarle, ni discutirle, ni presionarla porque lo que había dicho de no tener a su propio hijo lo había dicho sin intensión verdadera y lo había hecho debido a que se sentía acorralada, solo tenía que demostrarle que iba a estar allí para ella, por siempre.

Me acerque, sin decirle nada y la estreche contra mis brazos. Se resistió en un comienzo y lucho por separarse de mis brazos, como una niña cuando es contenida por una falta pero finalmente cedió, comenzó a sollozar en mi hombro pero este se hizo más intenso hasta el punto que ya lloraba descontroladamente en mis brazos, sus piernas flaquearon y me deje llevar junto con su cuerpo hasta tocar el suelo de su habitación, le susurre a su oído.

- No voy a dejarte, ni a ti ni a nuestro hijo. No estas sola en esto Bella.

Y eso causo que el llanto fuera más intenso. Como podía transmitirle todo lo que quería en ese momento, las palabras no eran suficientes por qué dudaba de mi amor, cómo podía dudar de lo nuestro, cómo después de todo lo que había hecho, qué acaso no era suficiente para darse cuenta que su camino era conmigo no con la maldita iglesia ni con la manipuladora de su madre.

- Te amo, nos iremos juntos, no serás la primera, no has hecho nada malo

Le susurré separándola de mis brazos y en ese minuto me percaté de lo que había hecho. Su cuerpo estaba lacio y sus brazos también, su piel estaba fría.

- ¿Bella?

La llamé quitando el mechón de su rostro, pensando que había colapsado y me percaté que sus labios estaban morados. Y sus ojos entre abiertos.

- Perdóname

Susurró y en ese minuto su mano se abrió, tenía un frasco de pastillas entre sus dedos y esté estaba vació. ¡De dónde demonios había sacado el frasco! Me grite a mi mismo recordando lo que había demorado en el baño y lo que había buscado en su mesa de noche. Deslice mi vista frenético por su cuerpo como buscando lo que podía tener malo hasta que mis ojos dieron con la mancha de sangre insipiente en su pantalón de pijamas.

- ¡Ángela!

Grité tomándola entre mis brazos y sacándola de la habitación. Baje con su cuerpo entre mis brazos y su hermana nos alcanzó en el descanso de la escalera.

- Pero… qué… paso... ¿Qué le hiciste?

Grito abriendo sus ojos de par en par, pero cuando notó el frasco entre las manos de su hermana levanto la vista.

- Tenemos que llevarla a urgencias

Balbuceo mientras corría escaleras abajo, noté que tomo su bolso y las llaves de su auto, abrió el asiento trasero y yo metí el cuerpo de Bella en su interior.

- Ella…no va a mo-rir ¿verdad?

Me preguntó aterrada mientras me daba las llaves del vehiculo y entraba junto a ella.

- No… tal vez ella no pero mi hijo sí

Le balbucee aún impactado por las tontas decisiones que podía tomar una mujer desesperada. Debí detenerla, debí gritarle, debí… debí me recriminé todo el camino mientras intentaba frenético que Emmett me contestara la llamada.

- ¿Edward… qué sucede? ahora estoy ocupado…

- Es Bella, se tomo unas pastillas y… - tome aire – creo que va a abortar

Le dije sin sentido mientras miraba por el espejo retrovisor. Ángela apretó a su hermana entre sus brazos.

- No te duermas Bella… por favor… no me dejes…

Susurró su hermana mientras yo aceleraba.

No nos habíamos demorado tanto en llegar y apenas entramos a urgencias Emmett nos encontró en la puerta, la ingresó. Y ahí estábamos yo y Ángela sentados en la sala de espera. Ninguno decía nada pero creo que principalmente porque ninguno sabía que decir. Yo miraba al vació con el dichoso frasco de pastillas en la mano. Hasta que noté a Emmett caminar hasta nosotros.

- ¿Qué tomo?

Fue la primera pregunta que me hizo y le entregué el frasco que tenía en las manos. La expresión de Emmett cambió y me aparto de su hermana.

- Estaba lleno

Me preguntó y miré al suelo

- No lo sé

- ¿Cómo no lo sabes, no estaba contigo?

- En ese minuto no, o que crees que se lo di yo

Le grité ofuscado y nervioso, tomé aire para calmarme y luego miré a mi mejor amigo

- ¿Va a abor-tar?

Balbuceé mirándolo a los ojos y traté de contener las lágrimas

- Lo que tomo es mifepristona, regularmente es inofensivo porque se administra en malestares estomacales, en ulceras digestivas para ser exacto, pero en grandes cantidades es un abortivo.

Contestó y yo quise enterrarme en ese mismo minuto, miré a Ángela que se paró del asiento y se acerco.

- ¿Ella está bien?

Le preguntó a Emmett quien enarco una ceja mirándome, yo tenía mi mano en la boca, no estaba preparado para escucharlo de sus labios. Me rehusaba a escuchar que todo había acabado de esa manera tan cruel.

Máscara de odio

Isabella Swan

22 de Julio de 2007

"quiero que vengas a vivir conmigo"

Esa pregunta aun hacia eco en las ahora sensibles paredes de mi oido externo, era como si todo se tratara de un horrible y a la vez abrumadoramente placentero sueño, todo ello en medio de ese ambiente que subitamente se habia quedado silencioso, con ese tipo de silencio que hacia incomodo incluso respirar.

Era algo completamente imposible de aceptar, pero la paradoja de mi mente comenzo a imaginarse tercamente una vida al lado de el, juntos...

Muchas mas imagenes de mi, vestida de blanco, hicieron aparicion excesivamente rapido en mi campo de vision, las censure todas tratado de que no se me notara la manera en que me estaba afectado la sola pregunta.

- por que?- se me escapo responderle mientras que, con las mejillas seguramente como un tomate, levantaba con excesivo cuidado el tenerdor que habia dejado caer sobre el plato, el cual por fortuna no salpico nada indeseable. Esa pregunta escapo aunque habia otras miles de ellas mismas a punto de ser escupidas por mi boca y por mis ojos.

El se quedo mirandome por largos momentos, como si de algun modo estuviera pensando la respuesta mas apropiada para mi, luego abandono un poco su expresion estoica.

- te necesito – dijo simplemente.

Tan elocuente como yo no queria que fuera, queria, de hecho, que el mismo se diera cuenta de cuan absurda era su propuesta, debia ser coherente, el hecho de que me necesitara, para lo que fuera que lo hacia, no ameritaba la accion de vivir con el.

Negue torpemente con la cabeza.

- no es posible...- dije entrecortadamente, dandome cuenta de que habia mas conviccion en un cactus que en mi respuesta, una parte de mi ardia por decirle que si a todo lo que el me pidiera, pero si habia sido tonta en el pasado ahora habia anexado otra caracteristica a mi estupidez y era un poco de desconfianza

Algo muy parecido al dolor cruzo sus aristocraticas facciones.

- por que?- dijo el copiando mi pregunta del inciio. Solo que el no sonaba estupidamente indesiso cuando lo pregunto.

La lista de razones era demasiado larga para ponerme a ennumerarla, pero en ellas primaba el hecho de que no me sentia lista, y no sabia si me sentiria algun dia, no estaba preparada para compartir ese tipo de intimidad con alguien.

Aleje definitvamente el plato de mi con los alimentos aun tibios en el, me puse de pie desesperada por hacer algo mas que quedarme mirandolo y tratando de explicarle las millnes de razones de mi negativa.

Camine casi tambaleante hacia mi estrecha sala, el no me siguio lo cual me dio unos minutos de alivio, no me era posible pensar con claridad cuando el estaba tan cerca y mirandome de la manera en que lo hacia. Pero la parte pequeñamente inteligente de mi me estaba mostrando que, si bien el no hablaba, estaba esperando una respuesta por mi parte.

- es...- balbucee un poco...me mordi la lengua y otras partes sensibles de mi boca y mejillas internas. - no quieres vivir conmigo... – afirme estupidamente.

- bueno, acabo de pedirtelo... – razono el tacitamente

Maldicion era tan resabiado como un caballo.

- acaso no escuchaste lo que te dije?...lo que te conte? – le informe haciendo referencia a las condfidencias acerca de mi pasado - aquello...

Ante eso se levanto de la mesa abandonando lo que hasta ese momento considero su cena, se acerco a mi, cada paso que daba era como un palpito redoblado de mi debil corazon. Mi mirada estaba en la punta de mis pies, pero no pude hacer menos que mirarlo cuando senti sus dedos grandes y frios levantarme el menton para que lo mirara a la cara, hice lo posible por no volver a llorar como una nena.

- escuche cada palabra...- dijo refiriendose a su vez a lo que le habia dicho, esta vez, lo que fuera que hubiera en su voz no fue identificable para mi - no quiero hacerte daño – añadio demasiado lentamente como si quisiera grabar las palabras en alguna parte de mi pequeño cerebro a fuego lento.

Si tan solo comprendiera que la que le podia hacer daño era yo...

- no lo entiendes - dije sin explicar lo que antes habia pensado

Ahora se posiciono a mi lado, la presencia de su calor me hizo estremecer.

- quiero vivir contigo por que me gustas, mucho, quiero estar a tu lado todo el tiempo – cada palabra era como miel a mis odios, como medicina para el enfermo - no he podido dejar de pensar en ti desde que te conoci...

Habia monotonia en su tono, pero no era por que fuera una afirmacion repetitiva, sonaba mas a como si fuera dificil para el hacer ese tipo de admision.

Me era demasiado dificil concentrarme en mi negativa con el hablandome de esa forma, pero tambien era demasiado dificil creer que una persona como el necesitara de mi.

Me dedique a ganar un poco de tiempo.

- pero tengo que trabajar...yo – no podia dejar que el siquiera pensara en hacerme parte de su lista de gastos, estaba lo suficientemente avergonzada de que siquiera me mirara y determinara por encima de las otras mujeres que tenia a su alrededor, ni siquiera estaba segura de que fuera de esa forma.

- en cierta manera trabajaras para mi – dijo el sonriendo de lado – solo que el beneficio extra soy yo -

Y tenia razon, el era un premio con el que no me atrevia siquiera a soñar. Quise devolverle la sonrisa, pero solo pude quedarme mirando su boca como tonta, por que mis propias facciones parecian haberse quedado congeladas desde que menciono la afirmacion de vivir juntos.

Queria preguntarle que era lo que realmente queria de mi, pero temia demasiado se conocedora de la respuesta, o que esta no fuera lo suficientemente satisfactoria, era una egoista sin nombre, y una egocentrica por creer todo el tiempo que todas las acciones de el derivaban hacia mi.

Por todos los cielos, estaba pensando en decirle que si! , ¿que tipo de basura estaba corriendo por mi conciencia?

Pero debia ser sincera conmigo misma al menos, la idea de decirle que si martilleaba en todo mi ser como algun tipo de enfermedad rapidamente progresiva, el unico deseo razonable dudaba en contra de todo lo demas, ardia por el y por decirle que si a lo que quisiera tomar de mi asi no fuera mucho, era algo demasiado tonto, y era demasiado deserar para lo que en verdad me podia permitir, era demasiado pronto...

Me aparte de el antes de sucumbir como por milesima vez y camine hacia la ventana huyendo de su supremo poder de conviccion, al menos conmigo.

- Isabella – escuche la voz de el tras de mi , mi cuerpo quiso reaccionar y darse la vuelta para encararlo pero sabia que al mirarlo la poca entereza que aun me quedaba iba a sucumbir rapidamente, derrumbandose como una torre de sal mojada.

- Isabella – dijo mas profundamente, tanto asi que esta vez no pude negarme a la demanda que parecia querer transmitir.

Me di la vuelta lentamente para atender a su apasionado llamado quemandome las entrañas.

- tengo que...- dije esperando que al menos asi no me hiciera caer a sus pies como evidentemente iba a hacer – quiero...tengo que pensarlo -

De inmediato me arrepenti de mis vacias palabras por que debia sonar como una perra interesada, pero para tomar una desicion de esa magnitud necesitaba un tiempo demasiado prudente asi el pensara que lo hacia por que me gustaba el suspense antes de la respuesta afirmativa, y mas que eso necesitaba no tenerlo en frente de mi en el momento en que lo pensaba, no lo necesitaba mirandome con esos ojos que prometian indirectamente el paraiso con el que nunca me habia atrevido a soñar, pero con el que habia fantaseado durante toda mi vida. ¿por que sus ojos tenian que ser tan expresivos?.

En su mirada habia algo desconocido ahora , una expresion de deseo intenso que me hacia dar escalofrios.

Se acerco dos pasos hacia mi, los unicos que verdaderamente nos separaban, me miraba intensamente o por lo menos eso me parecia a mi. No movio sus manos pero asun asi sentia cada respiracion de su boca chocar contra la mia, sus ojos estaban demasiado cerca tentantome con ese paraiso que no me atrevia a elegir.

- te necesito – susurro, su respiracion acompasada choco contra mi rosro con suavidad, tal como el hablaba, sus ojos cambiaron, como si de alguna manera el los hubiera programado, ahora exhudaban esa aura animal que era solo suya y que me hacia temerle al mismo tiempo que lo deseaba, por que solo la habia visto cuando me miraba a mi , eso, egoistamente, me hizo sentir exclusiva.

De repente estaba nuevamente atrapada en sus brazos y no hice nada pare liberarme ni para detenerlo.

Su respiracion, ahora agitada dio contra mi rostro llenandome de una ansiedad que nunca habia sentido.

- - no sabes cuanto te necesito - siguio replicando, cada eco de sus palabras penetro por toda la extension de mi cuerpo haciendome quedar sin respiracion, sin conciencia, sin razon...

Y su voz transmitia esa necesidad de la que hablaba, de una manera que a mi me parecia brutalmente cierta, sus ojos no podian mentir de esa manera.

No podia saber cual era la causa de esa demanda, nadie nunca, aparte de Emmerald, me habia necesitado para algo, nunca me habian necesitado con la intensidad que el exhibia...

Mis ojos descendieron sobre su boca ahora tan peligrosamenter cerca de la mia, sabiendome poseedora de la voz ronca y espesa que Jessica usaba con sus mozos.

- - Edward...-

Esto, la manera en como dije su nombre fue como el interruptor para algo mas fuerte, mas pronto de lo que crei posible pensar su boca estaba sobre la mia besandome con urgencia, como si de eso dependiera que dijera que si o no a su alocada proposicion.

Su saliva dulce humedecio mi aliento, mi boca entera. Un gemido de peligrosa necesidad broto de mi adolorida garganta, adolorida por el llanto previo, el se lo trago y dejo escapar de la suya uno parecido al mio pero con las connotaciones masculinas que eran solo de el.

Por orden mia separamos nuestras bocas, aun tenia su frente caliente apoyada con suavidad sobre la mia transmitiendome esa necesidad, como odiaba esa palabra...

Pero era esa necesidad insofocable de mandar por un tubo todo mi doloroso pasado y abrir mi corazon a quien se lo merecia, a quien lo parecia querere tan ardorosamente, queria estar con el...vivir para el...por primera vez en mi vida me sentia en contradiccion con todas las convicciones que habia establecido tiempo atras, esas que incluian no confiar en nadie mas que en si misma, esas que incluian no estar al lado de alquien por miedo al daño fisico y mental, queria hacer todo esto a un lado y dejar que el entrara totalmente en mi vida sin importar nada mas...

- - dejame pensarlo...por favor...- susurre rogando por que me diera la razon y no me hiciera flaquear aun mas, que no me demostrara cuan mas debil podia ser ante el.

Lanzo su boca sobre la mia una vez mas, pero no podia pensar con claridad cuando estaba tan cerca de su cuerpo, meti mis dedos entre su pelo y luego aprete sin fuerza su cuero cabelludo apartandolo centimetros de mi, siendo presa de un irrefrenable impuslo de no ceder...al menos no aun y de seguir penetrando en su boca y enloquecerlo de pasion...

- - no hagas esto, por favor dame tiempo - mi voz sonaba temblorosa, como todo mi cuerpo se sentia. El inclino su cabeza sobre la mia, con demasiada y torturadora lentitud.

Esta vez no me beso, tan solo se quedo contemplandome la parte inferior de la cara con intensidad.

- - no quiero esperar - declaro con insensatez deslizando su lengua tenuemente por la comisura de mis labios.

- - por favor...- estaba dispuesta a suplicarle, que no parara... que me besara...

No queria pedirlo de ese modo pero fue el unico que se me ocurrio...

- - por mi... por favor...dame tiempo

Respire su aliento entrecortado minutos incontables, hasta que esa misma agitada respiracion se regularizo.

Completamente embelesada mire sus ojos cambiar a como estaban en su estado natural.

El frio penetro la piel de mi frente cuando con exagerada lentitud se separo de mi. Yo me quede quieta en la misma posicion en la que el me dejo.

Camino hacia la mesa del centro y se sento pulcramente a terminar su cena, aquella que yo supuse que estaba helada despues de nuestro intercambio de palabras, permaneci en mi sitio esperando palabras que anteponer antes de que se retirara, pero parecio alargar la cena mas de lo normal, como si estuviera saboreando cada pedazo que consumia.

Yo permanecia de pie, como si fuera una estatua, ninguno de los dos decia nada, el seguia consumiento los alimentos preparados por mi mano despues de la negativa, algo en mi se movia hacia el desesperado deseo de decirle que si sin importarme nada mas, pero no podia ceder, como habia dicho antes...tal vez nunca lo hiciera, mentalmente era una lechuga.

Escuche el ruido de los cubiertos cuando termino, aun permaneci estatica esperando nada mas que su reaccion, como si respirar normalmente dependiera de todo lo que el hablara, lo mire con disimulo y vi que se acomodaba los cabellos que en medio de mi rebeldia habia desordenado yo, no queria que se fuera, pero lo que yo quisiera o deseara se encontraba en el ultimo lugar en mi lista de prioridades. Asi no las tuviera.

Se puso de pie y tomo su chaqueta, camino lentamente hacia la puerta, no iba a decirme nada...

¿por que el corazon tenia que dolerme de esta manera?

Cuando estaba cerca de la puerta se detuvo y solto un profundo suspiro, con la misma lentitud se dio la vuelta y fijo su mirada en mi quieta figura, mirandome con ojos tortuosos como si estuviera sufriendo por algo, nos miramos cerca de dos minutos, luego el abruptamente levanto su mano en mi direccion ofreciendome a que la tomara...

- - dame un beso...- dijo con su voz profunda.

Lo mire llena de confusion, estaba de pie, recto, tenso con la mano extenda hacia mi.

Avance medio paso hacia el cediendo a la tentacion de manera demasiado facil, pero era inevitable... con Edward Cullen era inevitable.

Camine hacia el, mi efigie de Dios, hasta que estuve en frente, tome su mano cayendo en el avismo profundo del vertigo que me escocia, di los pasos que hacian falta hasta que mi frente rozo su barbilla, se inclino hacia mi boca y deposito en ella un beso casto y suave, nada tenia que ver este contacto con la pasion desenfrenada que en esos pocos dias habia tenido oportunidad de conocer, con los besos que solia recibir de el, pero este, a pesar de carecer de pasion, era igual de ardiente que los demas, cerre mis ojos ante las emociones que este desencadeno sobre mi dolorido cuerpo, me senti extraña deseando la pasional violencia a la que el inevitablemente me habia sometido, la echaba de menos y me senti tan puta por ello como Jessica.

El se separo de mi finalmente y dijo

- - nos vemos-

Tenia mucho miedo de dejarlo, pense en decirle si en ese mismo momento pero supe que esa debilidad aun no debia caer a flote.

Tendria mucho mas poder sobre mi del que ya poseia.

Cerre la puerta inhalando el perfume caro y fragante que el usaba, me apoye contra ella y respire hondo, demasiado rapido como si hubiera corrido alguna especie de maraton.

Cuando logre serenarme me removi un poo para aligerar la tension presente en mi anatomia, camine hacia la mesa y despues de contemplara por varios segundos, recordando lo que habia tenido lugar en este apartamento, me dedique a recoger parsimoniosamente los restos de vajilla para darles un lavado.

Bien podia quedarme despierta toda la noche, despues de todo no tenia que trabajar al dia siguiente. y dudaba que mi cabeza dejara que me relajara en sueños despues de todo.

Me tomo demasiado tiempo hacerlo, tal vez por que le dedique menos empeño del que se le dedicaba a una tarea demasiado abrumante, como cuando tenias miles y miles de cosas en las que pensar y ordenar se hallaba en el ultimo sitio.

Estaba por poner el ultimo plato en el vajillero cuando el telefono repico.

No recordaba haber dado ese telefono a nadie en particular y menos esperaba recibir una llamada a esas horas de la noche. El miedo del que fui parte me hizo soltar el plato haciendo un desaguisado comun cuando un plato porcelanico se rompia.

Camine hasta la mesilla y levante el telefono aun rogando para que el repique que escuchaba fuera, de alguna manera, imaginario, o que el dueño de esa llamada hubiera presionado mal un numero.

- - ¿hola? - conteste con voz temblorosa

Al otro lado de la linea se escucho una respiracon entrecortada como si alguien estuviera asfixiado.

- - hola? - volvi a preguntar no muy segura de si, el corazon comenzo a palpitarme con fuerza, con miedo.

- - Bella...- murmuro la voz al otro lado de la linea, una voz masculina

- - quien es? - pregunte algo histerica, si era una broma era de demasiado mal gusto, tenia panico, si era de ser sincera

- - sabes quien soy... - dijo la voz, se escuchaba de manera tan distorcionada que me era imposible identificarla, a no ser que...

- - que quieres? - pregunte llena de ira al ver que era Edward intenando asustarme.

- - a ti...venganza...muerte -

Venganza...

Solte el telefono sobre su cama plastica y lo desconecte de inmediato, como habia dicho antes, si esto era una broma era una de muy mal gusto.

Respire hondo tratando de calmarme, me mire las manos que temblaban junto con el latido erratico de mi pulso. El timbre de un telefono repico en el momento en que estaba intentando calmarme, esta vez se trataba de el del citofono del apartamento, salte dentro de mi demasiado angustiada para ser verdad.

Aun asi algo en mi me decia que debia contestar esa llamada. camine hacia el telefono y lo levante

- - hola? -

- - señorita Isabella Swan? -

- -si que necesita...- pregunte llena de ese panico que me habia atacado con anterioridad.

- - creo que un familiar suyo acaba de tener un accidente automovilistico a unas manzanas de aqui...- la voz se oia agitada, como si la persona hubiese corrido para llegar.

- - familiar?- prgunte, sintiendome de repente muy debil, yo no tenia ningun tipo de familiar que... a menos que

- - no...no puede ser - negue ante la evidente falta de familia en mi.

- - no deja de pronunciar el nombre de Isabella Swan y este numero de apartamento, señorita por favor, ya llamamos la ambulancia pero debe hacerse presente, se muestra demasiado inquieto.

Cuando menciono la palabra inquieto me di cuenta de que solo podia tratarse de Edward, asi que sin pensarlo dos veces, tome la chaqueta que colgaba de el gancho al lado de la puerta me la eche encima, me puse las primeras pantuflas que encontre, saque las llaves del aparador, mi billetera y corri escaleras abajo, cerrando con fuerza la puerta.

Me estaba apuntando la chaqueta cuando sali al frio de la entrada noche.

- - Donde esta? - pregunte llena de horror, pensando en las desgracias de mi vida y en si esta se sumaria a la larga lista, me iba a enloquecer...

No me respondio mas orrimos por donde el me guio, casi hasta el final de la calle, luego, cuando dimos la vuelta mi corazon se paralizo ante lo que vi.

Estampado contra un arbol se encontraba el auto negro deportivo de Edward, las luces traseras parpadeaban un poco debido a lo que yo supuse era la magnitud del choque.

Al rededor del auo habia personal de uniformes azules oscuros y blancos, deduje que eran personal paramedico intentando sacarlo del auto, que por lo que alcanzaba a ver tenia el capo y la parte delantera destrozada

Abandone a quien me habia acompañado sin siquiera darle las gracias y me avalance con fuerza intentando pasar por encima de la gente que comenzaba a arremolinarse curiosa, me abri paso como pude para intentar llegar al auto que estana acordonado.

Cuando llegue al tope del cordon pare y me acerque con pasos vacilantes pensando estupidamente que todo esto era culpa mia. Cuando di dos pasos escuche un gemido de dolor de Edward, lejando pero solo podia tratarse de el.

- - no se acerque- - me dijo uno de los policias cuando me acerque intentando hacer a un lado el cordon.

- - dejeme pasar, soy su... familiar... - explique rapidamente haciendo fuerza contra el cuerpo de el policia y el cordon a la vez.

- - usted es Isabella? - pregunto en voz alta, reprendedora y mirandome de arriba a abajo

- - si, soy yo por favor dejeme pasar. - dije sin entender la raazon por la que habia mencionado correctamente mi nombre.

Asi lo hizo, camine rapidamente hacia el choque mientras que con cada paso que daba, los paramedicos conseguian cargar a Edward entre cuatro y lo ubicaban en una camilla, tenia sangre en la cabeza y los ojos cerrados, tambien tenia una pierna algo angulada, extrañamente angulada, de hecho.

- - Edward...?- pregunte llena de confusion, parandome en mi avance, aun sin poder creer lo que estaba viendo, cuando minutos antes habia visto como caminaba, alejandose de mi. Camine mas despacio hasta que cuando estuvo en la camilla puse mi mano sobre la de el.

La mano que aferraba se dio la vuelta y tomo la mia con fuerza. Abrio los ojos confuso.

- - Edward...?- pregunte otra vez esperando que el golpe que hubiera sufrido no fuera lo suficientemente fuerte como para haberle hecho olvidar de mi.

- - Be...Is...Bella - murmuraba entre los labios fuertemente cerrados.

Pense que trataba de pronunciar mi nombre completo como siempre lo hacia, aunque me hubiera gustado mucho que me llamara solo Bella...

- - Bella...- dijo como si de alguna manera me estuviera leyendo el pensamiento.

Senti como si alguien me apuñalara el pecho, un dolor tan profundo como el que me habia inflingido perder a Emmerald, supe que me habia enamorado ya perdidamente de ese hombre, habia vuelto a caer en la ruina de lo desconocido, y solo pensar en que le sucediera algo malo hacia trizas mis nervios, mi vida entera.

- - aqui estoy Edward...- dije inclinandome y besando su frente.

Aferro mi mano con mas fuerza aun, asi que me vi en la dificultad de caminar al lado de la camilla con ruedas, a la misma velocidad que los camilleros, mientras lo conducian a la ambulancia.

- - que sucedio?- le pregunte a uno de los uniformados cuando estaban subiendo la camilla y haciendo un sitio para mi.

- - perdio el control del auto, viro para esquivar algo y se choco contra el arbol.- explico este metodicamente

Ojala, y rogaba a dios por que asi fuera, su distraccion no hubiera tenido que ver nada conmigo. Lo esperaba intensamente.

Subi a la ambulancia y segui aferrando la mano de el, tenia los ojos abiertos y me miraba con fijeza, como si yo fuera alguna especie de punto en la blancura de su mente, era tanta la fijeza de su miranda que me daba miedo, pero ahora no le iba a pedir que no lo hiciera, ya no podia negarle nada.

Y ahora si era completamente cierto.

Arribamos al hospital media hora despues, a una velocidad de vertigo, con lo que me di cuenta de que habiamos recorrido una distancia considerable. Bajaron la camilla rapidamente y lo ingresaron a una sala en donde no me permitieron pasar a apesar de que lo rogue con todas las fuerzas que tenia.

Uno de los vigilantes de la, a todas luces, costosa institucion, me pidio que me sentara en una amplia y lujosa sala de espera mientras el era atendido.

Me comi las uñas de las manos esperando noticias, no podia ponerme de pie por que la etiqueta que sugeria el lugar atribuia otra cosa.

Mantuve cerca de una hora en la misma posicion y hasta a mi me impresiono la rapidez con la que el tiempo paso, estaba con la cabeza y el cabello entre las manos cuando un persojane alto y vestido de bata se acerco preguntando por el familiar de Edward Cullen.

- - soy yo - repuse con timidez, a estas horas no estaba segura de que tipo de parentesco tenia con Edward, me parecia que decir su novia era exagerar...ya basta con esa estupidez, en el momento y por lo que sabia era la unica persona que tenia.

- - usted es...- pregunto el dr levantando la mano para presentarse

- - Isabella Swan... su...- empece a presentarme pero el me interrumpio soltando una sonrisa.

- - novia - dijo tomando mi mano - soy Emmet Brandon, medico de turno, estoy tratando a su novio-

- - como esta el?- quise saber sin intencion de ser grosera pero tampoco con intencion de irme por ramificaciones

- - bien, considerando la magnitud de su accidente, tiene una laceracion en el cuero cabelludo y una luxofractura en su pierna izquierda, por lo demas se encuentra en perfecto estado de salud.

Cuando menciono esta palabra fue como si dos toneladas de peso fueran retiraddas de mi espalda, di mentalmente gracias al cielo por que todo estuviera bien, por que el estuviera a salvo, ya ni siquiera pensaba en la misteriosa llamada de horas antes... solo podia y tenia cabeza para el. Para mi amor.

- - tiene algo... en su memoria?- quise saber no muy segura de como preguntar.

- - puesto que no ha hecho otra cosa que llamarla a usted, estoy seguro que su memoria, y en realidad toda su cabeza funciona a la perfeccion, descartamos cualquier tipo de enventualidad en relacion a su cerebro, por ese lado no debe preocuparse, su pierna por el contrario...- trague saliva sonoramente cuando escuche eso - sera llevado a una simple cirugia para corregir su luxacion y estara perfectamente en un mes a lo sumo.

Respire aliviada cuando menciono la palabra bien. El estaba bien...ya podia enloquecer tranquila.

- - puedo verlo?- pregunte llena de incertidumbre.

- - claro...creo que el esta ansioso de verla a usted tambien..- añadio casi pensativo- por aqui-

Lo segui mientras mis ojos observaban todo el entorno, cuando entramos a la sala donde antes me habia sido negado el paso, olia a desinfectante y un poco a sangre, habia una serie de camillas ordenadas meticulosamente, cada una con su cortina para ofrecer privacidad a los pacientes, trate de no mirar a ninguna en especifico, pero mi olviddada memoria de la temprana niñez, de alguna manera me decia que ya habia estado en un sitio similar. El medico alto se detuvo frente a una de las camillas que tenia las cortinas corridas.

Visualice a Edward al fondo en la cama, tenia una serie de tubitos delgados y flexibles enterrados en las muñecas y parecia saludable, estaba palido pero miraba hacia arriba como si estuviera concentrado en algo que no queria revelar.

- - Señor Cullen - anuncio el dr Brandon cuando descorrio la cortina una vez que hube pasado yo - adivine a quien he traido conmigo- dijo el medico como si yo fuera la piñata sorpresa de algun chiquillo.

El se irguio rapidamente, aunque no del todo ya que su pierna enyesada no se lo permitia, y nuestras miradas se conectaron, era como si de repente me bañara de toda la preocupacion que habia tenido antes y esta misma fuera sustituida por la profunda emocion que era mirarlo, ver que estaba vivo y que nada de gravedad le habia pasado.

- - permiso..- dijo el medico saliendo mientras yo me quedaba quieta esperando que el dijera algo, aferraba mis manos con las mangas de la sencilla chaqueta mirando cada cosa que estaba insertada en la piel de sus brazos, aquellos brazos poderosos y salpicados de vellos en los que habia disfrutado del agridulce sabor de sus besos. el resto de su musculoso cuerpo estaba protegido con una sencilla bata de hospital.

- - ven aqui...- susurro suavemente despues de unos momentos, como si estuviera identificando el curso de mis pensamientos sobre sus brazos, su cuerpo...

Avance con cierta desicion, hasta que quede cerca de la cabecera de la cama. Sentia un nudo en la garganta que me hacia presion, queria llorar a moco limpio...queria berrear hasta quedarme seca...

- - besame...- volvio a hablar de esa manera, clavando sus ojos en mi, perforandome.

Sin poder evitarlo las lagrimas ardientes se deslizaron por mi cara al verlo en esa camilla, era una debil, el me hacia debil, y ya era demasiado tarde para arrepentirse de nada.

Me incline hacia la cama y le di un beso en los labios humedeciendo su cara con mis tontas lagrimas, separe mis labios de el y le dije llorando

- - lo siento... lo siento mucho- era mas un valbuceo que una disculpa y esperaba que le valiera igual.

- - bueno, aun no me he muerto...- dijo el aun con mis ojos cerrados podia sentir que estaba sonriendo.

- - no digas barbaridades - volvi a besarlo y luego me aparte un poco para mirarle y para tocar levemente la herida que tenia en la frente- -que fue lo que paso?- le pregunte esperando no incomodarlo con algun recuerdo.

- - creo que alucine un poco y perdi el control del auto...debio quedar hecho una galleta...- dijo el arrugando su frente, levanto la mano y se toco la herida suspirando fuertemente.

- - ahora no debes pensar en eso...- segui acariciando su frente, movi mi mano sobre la suya y lo force a que la pusiera encima de la cama, me incline sobre su frente y sin poder evitarlo le di un beso en la herida...

El se estremecio notablemente pero no podia disuadir si se trataba de comodidad o incomodidad, quise alejarme un poco para darle espacio pero el se irguio atrapandome con sus manos, para haber tenido un accidente automobilistico y estar relleno de suero y analgesia poseia una fuerza chimpancea.

Me trague un gemido cuando casi me acosto sobre el sujetandome de los hombros

- - besame de verdad - argumento haciendo presion sobre mi boca... dandome el tipo de beso que habia manifestado extrañar.

Metio su lengua en mi boca con ferocidad, no podia rechazarlo por que ante el peligro que habia supuesto su vida, la exitacion de encontrarlo con vida parecia habersele contagiado a el, cuidando de no rozar su herida enterre mis dedos en su pelo e hice fuerza en su cabeza devolviendole el beso con pasion y frenesi, debia verme ridicula en esta posicion, mitan enpijamada y mitad vestida de calle besando a un enfermo en camilla con una pierna enyesada, y no me importaba, nada, atrevidamente deje que una de mis manos avanzara por su pecho que ahora casi libre de ropas podia palpar a la perfeccion, era tonificado, fuerte y suave...Escuche un ronco gemido salir de su boca pero aun asi no me quite de encima, aunque para el debia pesar una tonelada. a cambio de esto movi mi cara a un lado para que respirara y le mordi con fuerza un labio hasta hacerlo sangrar. La pasion me estaba haciendo arder sin medir mis consecuencias mientras mi propia mano seguia su camino hacia su abdomen. Trace la forma de el labio que habia mordido con mi lengua para degustar el sabor de la sangre de Edward.

Senti que la presion en mis hombros se fortalecia pero esta vez quien me aparto fue el. Seguramente lo habia hecho todo mal. intente erguirme pero el me retuvo, a distancia pero me retuvo, permaneci con los ojos cerrados mientras su calido aliento entibiaba mi tez ahora fria ante su rechazo...ahora sabia lo que se sentia ser rechazada...otra vez.

- - mirame...- hablo el

Abri mis ojos solo por que me lo pidio, estaco en mi su mirada profunda

- - ahora tu...no vas a poder dejarme...- dijo relamiendose los labios, terminando de limpiar la sangre que le habia sacado

De alguna manera sabia exactamente de que estaba hablando, por que no habia podido dejar de pensar en eso desde que me lo habia dicho.

- - te necesito...- susurro contra mis labios mientras yo asentia debilmente. Sabia de lo que hablaba.

Iba a necesitar de alguien que lo cuidara mientras estaba convaleciente, parecia que todas las estrellas estaban de el lado de el cuando sugiriio la locura de vivir con el...ahora entendia de que necesidad hablaba, no queria sentirme debil pero lo era...como lo era!

Me perdi en sus abismos, en las lagunas verdosas de sus ojos, el futuro que antes estaba negro para mi ahora parecia querer mostrarme una imagen diferente, una en la que podia ser feliz...una en la que compartia mi vida al lado de alguien querido...No...quien queria decir que no?

Me incline mirandolo fijamente y le dije

- - me voy a vivir contigo...- esperando que eso fuera lo que quisiera ahora.

El gruño como si hubiera atrapado a su presa y dspues me empujo sobre el para besarme intensamente. El sabor de su sangre dio un nuevo cariz a ese pasional beso... uno de oscuras y terribles premoniciones.

Edward Cullen

22 de Julio de 2007

Aunque esperaba sinceridad por parte de ella no estaba muy seguro de que fuera a obtenerla. De todas maneras espere en silencio a que mencionara alguna palabra a ver si me libraba de esta incetidubre que parecia haberse apoderado de mi. Despues de casi un minuto ella hablo aunque, por supuesto, no respondio lo que yo esperaba.

- - por que?- exhalo como si le costara un esfuerzo enorme hablar, sus mejillas se tiñeron de color rosa dandole una apariencia de niña pequeña, movio su tambien pequeña mano sobre el tenedor que habia tirado sorprendida por mi pregunta, ahora me preguntaba yo ¿que debia responder?

- - te necesito - fue la respuesta que di la cual salio sin que yo realmente la planease, debia admitir que habia mas verdad ahi de la que quisiera admitir, la necesitaba para un proposito especifico relacionado con el dinero. La mire pero habia tal cantidad de duda en su mirada que de inmediato llegue a la conclusion mas ovia, no me creia. Estupendo. Comenzo a negar con la cabeza.

- - no es posible..- no tenia claro que era lo que era posible y lo que no solo sabia que su voluntad estaba comenzando a flaquear, cualquier tipo de valentia que hubiese alcanzado a ver en ella estaba comenzando desaparecer, era bueno en parte por que seria mas facil ganarla, pero no tanto por que no se arriesgaria a tomar desiciones nuevas conmigo.

- - por que?- pregunte armandome de paciencia.

Ella dudaba al responderme pero no podia identificar si se trataba de miedo o de alguna otra cosa. Dejo su plato a un lado y se puso de pie con la clara intencion de evitarme y tal vez demorar la respuesta, camino lentamente el centro del departamento y alli se quedo quieta sin hacer nada mas

- - es... -inspiro hondamente y me percate de esto solamente por el movimiento de sus hombros, luego preterminó - no quieres vivir conmigo...

Bueno eso era algo que no sabia a ciencia cierta, por una parte habia saboreado a priori sus dotes culinarias y sabia que podia vivir con ellas asi no lo quisiera, por otro lado no sabia cuales eran sus aptitudes como inquillina, en mi caso huesped.

- - bueno - dije sonando meditabundo - acabo de pedirtelo.

Ella volvio a rebusnar

- - acaso no escuchaste lo que te dije?... lo que te conte?- sonaba desesperada, como si se tratara de una profesora intentanto hacer entrar en razon a un niño discolo. - aquello...- no podia seguir hablando, la mano invisible de su pasado le tapaba la boca ahora, debia ser incomodo intentar repetir lo que me habia contado, asi me lo hubiera contado a medias.

Siguiendo su ejemplo abandone la mesa y a la deliciosa cena por ir a buscar mas rechazo y negativa de su parte, cubri la distancia que nos separa en un santiamen, hasta que quede casi frente a ella en la salita, levante mi brazo y con mi mano roce la fria piel de su rostro, de su menton haciendo un poco de fuerza para que lo levantara de el suelo, donde tenia clavada la mirada. Los ojos parecian los de una persona que no ha dormido en mucho tiempo, o de una persona que carga tras de si una oscuridad insoslayable, parecia a punto de echarse a llorar, nuevamente.

- - escuche cada palabra - le dije en un intento de que olvidara sus intenciones de llanto, intensifique mi mirada tratando de hallar a la vez el camino hacia esa alma oscura y oculta que ella se empeñaba en esconder tras la timidez, luego pense en que debia dar confianza y para hacerlo era mejor no presionarla a que me revelara sus secretos. - no quiero hacerte daño -

Afirme esto de manera clara y concisa tratando de que me entendiera lo mejor que pudiera, no me consideraba un experto cuentista, pero sabia que algo en mi inspiraba credibilidad, repetir no era lo mio de todas formaas y no pensaba empezar ahora.

- - no lo entiendes...- siguio afirmando ella cuando parecia ser la que no entendia. di un paso mas cerca de ella y me mordi la lengua para no preguntarle con groseria que era lo que no entendia y que era lo que ella trataba de explicarme.

Aun asi hable , mentalice mi discurso esperando que sonara lo suficientemente veraz para que me dejara en paz de una vez.

- - quiero estar a tu lado todo el tiempo - toleraria estar a su lado si su presencia y comportamiento eran tan estimulantes como su manera de cocinar, ahora y por ahora me seguia aplicando al libreto. - no he podido dejar de pensar en ti desde que te conoci.

Ella me miraba el rostro, tal vez estaba buscando fisuras a mi aparente verdad, asi pues debia poner en prractica todo mi talento para mentir.

- - pero tengo que trabajar...yo... - hablo en voz tan baja que me costo trabajo escucharla pero finalmente entendi parte de lo que quiso decir

- - en cierta manera trabajaras para mi .- afirme rogando para mis adentros que la logica que le estaba dando a sus palabras fuera la correcta, no pude evitar medio sonreir ante la placentera idea de saborear cada dia un plato diferente que todo lo que hacian era recordarme una etapa de la vida que mas habia amado y sonrei tambien porque `pense en ese momento en las promociones de mercados 2*1. - solo que el beneficio extra soy yo.

Sabia que me estaba comportando como un idiota, pero a las mujeres les gustaban los idiotas como yo, pero encanto era lo que necesitaba.

Ella esquivo mo figura antes de que pudiera acercarme mas y se encamino hacia la ventanilla de la sala, se abrazo a si misma mientras miraba lo que fuera que capturaba su atencion en la ventana.

Plan B. Urgia de todos los modos.

Cmine hacia ella nuevamente, como si de alguna manera estuviera persiguiendola, como un palomo a su palomita. Quede detras de ella a pocos centimetros de sus cabellos, pronuncie su nombre cadentemente con el llano fin de que cayera en mi. Inspire profundamente y no pude evitar que mis sentidos se saturaran del olor de sus cabellos, aquel que me recordaba a mi infancia.

- - Isabella...-

Sus hombros debiles se estremecieron ante el tono que utilice, muy seguramente ronco a causa del deseo reprimido, se quedo en silencio mas no hizo nada, estaba casi paralizada, observe su bonito cuello en tension por lo que me obligue a llamarla nuevamente.

- - Isabella...- quise hacer mi voz mas profunda aun con el unico fin de disuadirla, al parecer no se pudo resistir en esta ocasion, mi pecho salto con felicidad. Lentamente, casi tan lento que era exasperante, ella se dio la vuelta, abrio un poco los ojos como si ni hubiera contado con que estaria tan cerca de ella, otra vez sus ojos parecian a punto de echarse a llorar, la lastima se apodero de mi conciencia por unos segundos, pero esta volvio a su negrura despues de que estos transcurrieron.

- - tengo que...- valbuceo ella ininteligiblemente, estaba mirandome a los ojos.- quiero...- debia admitir que me hacia un poco de gracia su tartamudeo, aunque no sabia si se trataba de embelesamiento o estaba petrificada de el miedo, preferia pensar positivamente que se trataba de la primera opcion - tengo que pensarlo...- solto rapidamente.

Claro, la tipica respuesta de un inseguro, pense que deberia haberlo sospechado desde un principio pero me estaba convirtiendo de la noche a la mañana en alguien demasiado positivo a como solia ser en el pasado.

Me acerque todavia mas a ella dejando menos de un centimetro de espacio entre nosotros, me invadio el calor de su cuerpo aunque no fuera mucho, ella irradiaba un tipo de frialdad que no me gustaba, pero estaba seguro de que con el fuego de mi propio calor sexual alcanzaria para quemarnos a los dos. Mas verdades que mentiras.

- - te necesito...- tenia su rostro a milimetros del mio, me hallaba inclinado dado que era muchos centimetros mas alto que ella. Por un segundo me dedique a mirarle los labios, aquellos que se abrian sin reservas para mi, como habia aprendido ella, me olvide de todo como siempre que me dejaba ganar por el instinto, ahora solo estaba ella y yo, solos en este sitio...

Mis brazos que hasta ese momento habian colgado inertes a ambos lados de mi cuerpo procurando no asustarla cobraron vida y voluntad propia haciendo presa a la delgada figura frente a mi, la aprete contra mi cuerpo con necesidad canina, en pocas palabras y en ese momento no hallaria bienestar en mi cuerpo si no apretaba a Isabella Swan contra mi.

Mi pecho comenzo a saltar por causa del corazon, la excitacion me provocaba esta taquicardia insaciable y esta impotencia para actuar como deberia tomandola sin preguntarme nada mas.

- - no sabes cuanto te necesito..- como habia dicho antes, mas verdad que mentira, pero ahora la necesitaba de una manera que no tenia nada que ver con dinero, ni empresas ni nada mas sino mi frustracion sexual, necesitaba liberarme y pronto o colapsaria violando la poca inocencia que debia quedar en ella.

- - Edward...- murmuro suavemente, con placer.

Mis buenas intenciones se desmoronaron como castillo de naipes, aborde su suave boca con violencia plena con el unico proposito de satisfacerme aunque fuera de esa forma. Ella se removio un poco y gimio con lo que parecia ser agrado... sin saber lo que me hacia escucharla asi. Respondi con uno igual por que debia hacerle justicia, la excitacion de alguien tran fragil ponia mi sangre y partes menos sanas de mi cuerpo en estado deplorable. Separo sus labios de los mios, los mire rojos e irritados por mi culpa, pero aun asi queria morderlos hasta saciarme.

- - dejame pensarlo...por favor...- susurro contra mi boca llenandome de ella, de alguna parte de su escencia.

Mas. Por favor. Solo un poco mas.

Esa era la voz acallada de mi conciencia, ataque su boca una vez mas procurando esta ves grabarme un poco de su dulce sabor hasta que pudiera tenerla en la manera en que queria. Sus dedos entre mi pelo me causaron un agradable cosquilleo hasta que me di cuenta de que queria apartarme una vez mas. Por esta vez la obedeci, nunca supe por que lo hice pero obedeci.

- - no hagas esto - pidio - por favor dame tiempo -

Tiempo...

La palabra clave que me trajo de nuevo a la realidad haciendome participe de cuan alto habia ascendido en esos escasos segundos de contacto con Isabella, mire hacia su boca tratando de identificar cual era el aliciente que me hacia perder el control con ella y si ese aliciente se encontraba en su apetecible y pequeña boca...

- - no quiero esperar - confese mas para mi que para ella, pero con las prioridades monetarias otra vez en su sitio, aun en mi busqueda lami el exterior de sus labios notandolor calientes e inflamados

- - por favor...- otra vez la voz de ruego...- por mi...por favor dame tiempo -

Por ella...

Me di cuenta en ese momento que creia que me podia manipular con eso, no me estaba pidiendo mucho pero analizandolo concienzudamente solo podia llegar a la conclusion de que estaba convencida de que la queria, de otra manera no me lo hubiera pedido de esa manera.

Era bueno, pero habia algo mas alla que no me permitia saber por que no estaba contento como deberia, algo que no podia identificar pero que, en esos momentos, y tal vez nunca, me iba a preocupar por averiguar.

Me aparte de ella lentamente y retire mis brazos de su cuerpo deslizandolos sobre su forma con deliberada lentitud. Como si nada de lo anterior hubiese pasado ella se quedo estatica en el mismo sitio donde la solte. Me devolvi a por mi cena intentando controlar ahora la ira floreciente que tenia entre las venas.

Tome el resto de mi cena en medio de el incomodo silencio, sabia que ella estaba ahi y me estaba mirando a hurtadillas pero en ese momento solo queria terminar mi cena e irme de aqui para darle el tan anhelado tiempo que ella nececitaba.

Termine finalmente y decidi poner pies en polvorosa de este apartamento, me puse de pie y ordene un poco mis cabellos para darles un poco de apariencia, no pareciera recien salido de una residencia o algo similar.

Cuando me pare me incline a recoger mi chaqueta, cuando la tuve en mi mano camine hacia la puerta dispuesto a irme de ahi, cuando iba a empuñar el picaporte me di cuenta de que esa actitud no mejoraria las cosas, que me comportara como un niño enfadado el cual hace pataleta cuando le negaban algo, no iba a beneficiarme para nada, es mas, creo que retrocederia un poco porque ella me consideraria un poco caprichoso, y vaya capricho el que tenia. Me detuve en donde estaba y me di l vuelta para quedar en el angulo de vision de ella. Y ahi estaba mi lastima de regreso, jamas algo, ni siquiera un animalillo abandonado en la calle me habia dado jamas tanta lastima como ella. extendi mi mano hacia su llorosa figura y le pedi lo que menos queria recibir en ese momento.

- - dame un beso - bueno, mas que pedirselo se lo exigi, pero creo que lo hablado ya estaba hablado.

Dio los pasos que nos separaban sorprendiendome un poco, era como si confiara y desconfiara a la vez, era demasiado fascinante y misteriosa, tan cambiante como...

La bese desapasionadamente solo preocupado por dar una buena impresion. Ella no hizo ningun tipo de referencia a el cambio lo cual me venia la mar de bien en ese momento, ya arreglaria cuentas con ella luego.

- - nos vemos - me despedi locuazmente.

En cuando cerre la puerta camine lo mas rapido que pude alejandome de ella y de los sentimientos de culpa, lastima y compasion que ella habia comenzado a inspirarme, eso no estaba bien, yo no podia sentirme conmovido por la persona a la que le iba a quitar la herencia de mi padre, no me podia mostrar compasivo ni nada de eso.

En cuanto llegue al deportivo que se encontraba frio por la cantidad de tiempo que debia llevar allo sin darme cuenta, lance la chaqueta de cualquier manera, aborde el asiento de el conductor y cuando lo encendi pise el acelerador a fondo sin importarme s ella escuchaba o no.

Aborde la carretera sin importarme nada el tipo de velocidad que estaba utilizando, a regañadientes me puse a pensar en todo lo que habia sucedido, en mis actos, y en si estos me estaban conduciendo por el camino equivocado. No sabia si estaba haciendo bien las cosas y esto no generaba nada bueno para mis planes esperados, si retrasaba mi plan mas de lo debido me estaria metiendo en un gran problema y no queria ni hacer cabeza de los otros mas que me esperaban en tanto no arreglara mi situacion, puede quie incluso me estuviera apresurando por el afan de tener tod rapidamente listo, puede que cuatro dias no fueran suficientes para que una persona a la que no conoces te proponga vivir juntos, a pesar de estar acostumbrado al tipo de mujer que sugeria ese tipo de cosas un dia despues de conocernos. que era lo que estaba haciendo mal?.

Mis pensamientos me nublaron la mente pero no queria estar pendiente de la carretera en esos momentos. Todos esos pensamientos tenian que ver inevitablemente con ella, ahora esa muchachita se habia alojado en mi cerebro y tenia un lugar privilegiado como nunca lo habia tenido alguna mujer. Ella tenia un objetivo para estar en mi mente y yo me preguntaba que demonios estaba haciendo?.

Recorde un sueño que habia tenido en fechas anteriores, ataudes...rosas sorprendentemente rojas...labios...pasion...cabellos...viento...aroma...escencia...

Un sonoro pitido de automobil llamo mi atencion y lo proximo que supe de mi es que veia hacia mi venir la oscura corteza de un arbol haciendose mas y mas grande hasta no poder detenerse.

El fuerte impacto, la presion del airbag y un fuerte dolor de cabeza fue lo ultimo que tuve en mi mente al menos por los proximos minutos.

Solo veia negro frente a mi...

Tenia conciencia de sonidos a mi alrededor, pero no podia ver nada. ¿seria que algun tipo de rama corta habia enganchado mis ojos y me habia dejado ciego de por vida?.

Estaba caminando, era ovio que si, avanzaba pero sin ningun punto de orientacion, parpadeaba, o por lo menos aun guardaba el reflejo de hacerlo a pesar de que lo unico que veia era negro.

"Edward" mururo una voz en es pozo de conciencia que tenia, era una voz que conocia pero que a la vez era confundible en ese estado de confusion en el que me encontraba yo.

Madre...Isabella...Madre...Isabella.

Comence a ver, en medio de mi oscuridad, imagenes de las dos entrecruzadas sin razon alguna. Mi madre sonreia y abrazaba a una figura que parecia ser yo mismo cuando niño, Isabella me abrazaba a mi...como adulto...

Quise llamar a alguna de las dos a voces, y creo que concientemente lo hice, tenia un sentimiento en el pecho que vagamente asocie con soledad. Y solo ellas podian remediarlas.

Isabella no era importante pero de todas maneras era lo unico que tenia ahora, mi madre no estaba.

Sin saber por que realmente comence a llamar a voces a la unica mujer que sabia que podria responder.

Alguien me halo de los brazos sacandome del embrollo de plastico y silla de automovil en el que me encontraba, era aliviante y sabia que estaba tratando de ayudarme pero casi pego un alarido como un niño pequeño cuando lastimaron mi pierna un poco mas de lo que ya estaba. Aun tenia los ojos cerrados ya que tenia miedo de mirar y saber que definitivamente habia quedado ciego de alguna manera.

Fui acostado en una camilla de casi algodon que me parecio el paraiso comparado con lo que apoyaba mi espalda antes.

- -Edward? - escuche una voz suave llamandome, cerca, se encontraba cerca de mi... tal vez mi madre...tal vez habia muerto del dolor?. Bella... Escuche un susurro de una voz femenina diciendome ese nombre por un momento...Bella...un eco...de Isabella...

- - Be...Is... Bella - trate de seguir al eco en mi propia voz con resultados evidentemente desastrozos. - Bella...- pude por fin pronunciar dandome cuenta en mi cabeza de que era una manera mas corta abreviada y menos dificil para llamar a Isabella.

- - aqui estoy Edward...- dijo la voz...ahora si podia identificar la cadencia y la falta de seguridad en esa voz, milagrosamente Isabella estaba ahi a mi lado. Senti algo tibio, mas tibio aun que la sangre fresca que tenia en la frente, sobre la piel de esta, el alivio que senti fue casi instantaneo y la imagen de mi madre besandome cuando era niño se implanto dolorosamente en mi cabeza. Ella tenia su mano sobre la mia y me agrado comprobar que aun era capaz de sentir en esta parte de mi cuerpo, asi que le di la vuelta a mi mano y aferre la pequeña de ella para no sentir esa soledad que antes me estaba atormentando

- - que sucedio..? - escuche que preguntaba. No podia escuchar lo que le respondian y solo la escuchaba a ella, ella debia ser la persona que estaba mas cerca de mi en ese momento, por eso no escuchaba a los demas, tal vez solo se trataba de que estaba mas relacionado con la voz de ella.

Mas sonidos llegaron a mis orejas pero no pude identificar ninguno de ellos, mas cuando la cabeza comenzo a palpitarme dolorosamente.

Me fui durante unos minutos durante los cuales solo tuve conciencia del calor de la mano en la mia, luego subitamente fui despojado de esta y de toda mi otra ropa como me di cuenta despues. No abri mis ojos bajo ninguna circunstancia debido al miedo, me habia convertido en una cobardica pero no me importaba, ahora lo unico que queria era que me dejaran descansar.

Despues de ser victima de muchos movimientos sobre mi, los cuales incluyeron sentir algo frio y penetrante en mi pierna y una aguja clavandoseme en el brazo, finalmente abri los ojos cuando alguien puso algo frio en mi costilla.

- - quien es usted?- pregunte inmediatamente despues de mirar a la cara al desconocido.

- - me llamo Emmet Brandon y soy medico...estoy examinandolo - dijo mirandome apremiantemente, mientras supuse que escuchaba mi corazon.

- - Donde esta Isabella - pregunte automaticamente sin importarme nada mas.

- - quien es Isabella?- pregunto a su vez el. senti que me sacaba un poco de mis casillas ya que estaba demasiado acostumbrado a que me respondieran enseguida cuando hacia una pregunta.

- - Mi novia...- conteste a regañadientes cuando el medico hizo presion en mi cabeza haciendme doler todo el cuerpo.

- - tiene suerte...pudo ser mas grave - dijo cuando intente apartarme de su toque

- - que quiere decir con eso?

- - tuvo un accidente de trafico en circunstancias que he visto en muchas ocasiones y ha salido mucho mejor librado de lo que estoy acostyum,brado a tratar. Solo se luxo una pierna y no podra andar por lo menos en mes y medio.

Vaya, si consideraba que eso era una buena noticia estaba demasiado equivocado, entre mis planes no se encontraba yacer como morsa en una cama mientras mi pierna decidia recuperarse.

- - me duele la cabeza - constate lleno de rencor por mi suerte negra.

- - hare que le traigan un calmante...y a la persona por la que ha estado delirando desde que lo ingresaron

Intente mirarlo con odio pero supuse que ese era un esfuerzo extra que me hacia doler la cabeza.

Salio silenciosamente mientras yo replanteaba todo mi cronograma de planes de conquista y dinero y me hacia a la idea de quedarme mes y medio postrado.

A los pocos minutos alguien abrio la cortina que me separaba de otros cubiculos segun pude identificar mientras me aprendia el lugar en donde estaba comprobando alegremente que al menos ciego no habia quedado

- - Señor Cullen...- canturreo alegremente el medico - adivine a quien he traido conmigo -

Me ergui medianamente para enfocar en mi vista a una palida figura medio vestida, medio empijamada, tenia un puño en la boca y parecia a punto de caerse del cansancio, Mire a Isabella por largos minutos intentando concentrarme en mis planes y no en su fragil figura a punto de desmoronarse. No comprendia la razon de su estado ya que parecia un poco mas saludable cuando la habia dejado en su apartamente horas atras...

Luego me di cuenta, demasiado rapidamente, que su cara estaba transida por la preocupacion...por mi. Ella estaba preocupada por mi...

La mire por largos segundos mientras una emocion dulzona trepaba por mi cuerpo.

- - ven aqui...- pude decirle antes de inundarme de dulzura. Esto era completamente desconcido para mi, y todo solo por creer que ella estaba preocupada por mi.

Ella se acerco hasta quedar cerca de la cabecera y mas cerca de mi. Sus ojos parecian querer gritarme algo...su olor rapidamente penetro por mis fosas nasales haciendome percatar de su subita cercania y de mi hbilidad para ponerla nerviosa.

- - besame...- le pedi incapaz de desear otra cosa en ese momento. Era una prueba mas de lo que la falta de sexo podia causarme...ser romantico.

Ella se puso a llorar silenciosamente y se inclino para darme un santo beso en los labios apenas haciendo presion y dejado que una de sus tibias lagrimas me humedeciara la cara. Nunca habia sentido las lagrimas de nadie sobre mi piel, las mujeres con las que habia estado y habia dejado lloraban cuando lo hacia pero siempre a distancia. El calor de esa humedad calento otras partes de mi cuerpo...

- - lo siento...lo siento mucho - trataba de decir ella en medio de sus sollozos.

- - bueno...- repuse para tratar de tranquilizarla - aun no me he muerto.

- - no digas barbaridades - dijo rechazando mi frase. brevemente me pregunte si pensaria asi de aqui a un año. Volvio a besarme como pajarito y senti sus olorosas manos sobre mi cara. - que fue lo que paso? - pregunto suavmente dudosa

- - creo que alucine un poco y perdi el control del auto...- mas o menos estaba diciendo lo que habia pasado - debio quedar hecho una galleta - me dolio levemente la cabeza y levante la mano para tocarme a ver cuales serian las secuelas...que vanidoso... Senti una mano de ella sobre la mia instandome a moverla

- - ahora no debes pensar en eso - dijo ella forzando suavemente a mi mano a apartar la mia, el movimiento hizo que se acercara mas a mi haciendo que una brizna de su calido olor arrasara sobre mi, mas cuando se inclino y beso en donde me dolia...era demasiado tierna...las mujeres con las que habia estado no eran tiernas...apasionadas si pero no tiernas, sabia de antemano que en Isabella habia pasion y ternura...me pregunte como seria ese paquete junto en una noche de relaciones carnales. Inevitablemente temble de expectacion ante eso gesto que ella interpreto incorrectamente al intentar apartarse, pero ahora no se lo iba a permitir, no cuando las imagenes de ella desnuda debajo de mi comenzaron a invadir mi atolondrada cabeza. La agarre agilmente de ambas manos y la inste para que se inclinara aun mas sobre mi.

- - besame de verdad - musite contra el cereza de su boca atacandola inmisericordemente como el fruto dulce que me parecia, enrede mi lengua en su boca en busca de su pasion, senti sus manos en mi cbeza rozando suavemente la piel y luego haciendo presion para que la besara con mas fuerza. Ah! ahi estaba su pasion, encontron su lengua con la mia dando inicio a esos besos que me sacaban de control, sus manos dejaron mi cabeza y con suavidad comenzaron a acariciarme el pecho, me pregunte fugazmente si su curiosidad le haria tocarme en sitios menos inocentes pero lo deje para luego, preferi seguir degustando su boca apasionada por unos segundo mas. En medio de ese duelo de labios, lengua y dientes senti que me mordia sensualmente el labio inferior con fuerza y su mano descendia de mi pecho a mi abdomen, estaba yendo demasiado rapido y la idea no me molestaba pero debia controlarme un poco, asi me costara indecibles esfuerzos. Su lengua alivio el dolor de su mordisco de una manera pura e inocentemente sexual que casi acribilla mi voluntad... solo podia pensar en morderle de la misma manera pero otras partes del cuerpo, antes de cometer una locura que no me hubiese molestado nada cometer me obligue a quitarmela de encima como habia hecho con muchas pero deseando con esta chiquilla exactamente lo contrario. Por todos los cielos! estaba apartando de mi a una mujer que me deseaba...

Ella bajo la mirada arrepintiendose tal vez de haberse dejado llevar pero no la iba a reprender por eso y menos iba a dejar que este cambio la afectara.

- - mirame...- pedi mientras la seguia sosteniendo a centimetros de mi y ella hacia debiles esfuerzos por separarse. Me miro y vi su timidez cargada de erotismo joven... solo pude decirle.

- - ahora tu... no vas a poder dejarme - espere tener la condenada razon al menos en esto. Pase la lengua por mis labios dandome cuenta de que me habia hecho un poco de daño. Ella me habia relamido cuando me habia mordido...habia limpiado mi sangre...sangre que en estos momentos hervia dentro de mi... por ella... malditamente por ella.

- - te necesito...- volvi a repetirle lo mismo que en el apartamento demasiado conciente de que la situacion y nosotros mismoa habiamos cambiado desde entonces.

Volvio a mirarme fijamente y ni siquiera las predicciones mas acertadas me hubieran podido preparar para lo que me dijo a continuacion.

- - me voy a vivir contigo...-

Estaba...contento...feliz...euforico...tenia demasiado sentir en mi... me habia vuelto un debil despues de esto pero a pesar de ello no pude hacer otra cosa que besarla pensando para mi mismo que habia ganado esta otra batalla de la guerra que representaria hacerla completamente mia.

Esposa de un Jeque

Capitulo 5

A
Edward le gustaron los muebles de la mansión de los Swan. Renne, la madre de Bella, tenía muy buen gusto.

Estaban en el comedor, terminando el postre. La madre de Bella y su hermana, Alice, podrían ha ber sido hermanas, por su estructura menuda, el pelo osucor y los ojos chocolates. En cambio el parecido de Bella con su madre era menor. Un hecho inquietante a los ojos de Edward.

A pesar de ello, Renne Swan parecía realmente contenta de que su hija fuera feliz. Y Bella lo era. Irradiaba felicidad.

Edward observó a Bella comer el postre, y cerró los ojos cuando ella lamió la cuchara. Le quedó una gota de azúcar quemada en la comisura de los labios, y él se la limpió con la punta de los dedos. Fue un gesto instintivo, que se transformó en algo más intenso al ver en sus ojos el brillo del deseo que fluía entre ellos.

Una risa rompió aquel lazo sensual.

—Será mejor que la boda sea pronto...—dijo Jasper mirándolos.

Edward estuvo de acuerdo.

—Creo que el tiempo que hay que esperar en el es tado de Washington es una semana.

—En realidad son tres días—dijo sensualmente Bella—. Pero, ¿qué más da? Por lo menos llevará seis semanas preparar una boda por la iglesia.

Edward miró a su prometida.

—¿Quieres una boda formal, de verdad?

Ella era demasiado tímida para ser el centro de atención de un evento.

—¿Por qué no?

—¿Te has olvidado de la reunión de la Sociedad de Telescopios Antiguos a la que fuimos juntos?

—¿Y eso qué tiene que ver con la boda?

—No quisiste ir a ver el telescopio porque tenías que pasar por delante de los demás. Y parecías incómoda cuando diste esa charla para recaudar fondos para el hospital de niños. Vas a estar muy nerviosa si tienes que enfrentarte a cientos de invitados a la boda.

—¿Quieres una ceremonia civil?—preguntó Bella; parecía algo decepcionada.

—Podemos organizar una pequeña ceremonia con un sacerdote, si lo prefieres—dijo Edward.

Bella no sonrió en señal de gratitud, como él esperaba. De hecho, su sonrisa abandonó su rostro.

—¿No te importa casarte por la iglesia?—preguntó Jasper a Edward.

Edward desvió la mirada de Bella, turbado por su repentina falta de entusiasmo.

—La tribu de mi abuelo es una de las muchas beduinas convertida al cristianismo hace siglos.

—Yo pensé que todos los beduinos se habían conver tido al islam—comentó Alice.

—No todos—contestó Edward.

No tenía ganas de entrar en una conversación acerca de la historia de la religión de los beduinos. Lo que deseaba era que Bella volviera a sonreír.

—¿Te parece bien una pequeña ceremonia?—le pre guntó a Bella.

¿Qué podía contestar? Había soñado con su boda desde que era pequeña, y sinceramente no se había imaginado algo sencillo.

Pero Edward tenía razón. Era normal que pensara que ella no quisiera una boda en toda regla, teniendo en cuenta lo tímida que era.

Pero el hecho de saber que Edward quería casarse con ella le había dado confianza en sí misma. Era un hombre muy especial. Sexy. Atractivo. Era un jeque, ¡por Dios! Y él la quería a ella. El saberlo le había dado el deseo de satisfacer el secreto sueño de su corazón.

Antes de que pudiera responder, Edward la tocó con un gesto íntimo.

—Quiero que seas mi esposa.

El mensaje estaba claro. Quería hacer el amor con ella y le había dicho que tendrían que esperar a que se casaran.

Y ella también lo deseaba más que a la boda del cuento de hadas de sus sueños.

—De acuerdo—dijo Bella con una sonrisa.

—¡Bella!—la voz de Alice parecía sorpren dida, y algo decepcionada.

Alice hubiera hecho cualquier cosa por celebrar una boda por todo lo alto. Había preparado la suya con todo detalle. Incluso le había pedido a su hermana que fuera dama de honor. Pero Catherine le había insistido en ser simplemente una invitada. No había querido destacar tanto. Ni salir en las fotos de la boda. Y su madre había dado instrucciones precisas de que así fuera.

Intentó olvidar malos recuerdos.

—Puedes ayudarme a organizarla—dijo Bella a su hermana menor con una sonrisa cariñosa.

—Cariño, tú querías un coche tirado por caballos blancos, flores, música...

Bella la interrumpió antes de que su hermana revelara todas sus fantasías.

—Eso era cuando tenía nueve años—comentó.

Había sido un año antes de crecer varios centíme tros durante un verano y de sobresalir por encima de todas sus compañeras de clase. A partir de entonces, su autoestima había mermado, por una u otra razón.

—Pero...

—¿Quieres ir de compras conmigo mañana? Nece sito un vestido de novia.

—Por supuesto, pero, ¿no tienes que trabajar en la biblioteca?

—Me tomaré un día por asuntos propios.

Era la primera vez que lo haría.

—¿Y la luna de miel?—preguntó Jasper.

Bella agitó la cabeza decididamente.

—No es posible.

—¿Por qué no?—preguntó Edward.

Él había pensado llevarla inmediatamente a Jawhar para que la conociera su familia.

—No puedo dejar la biblioteca así de repente. No te nemos a nadie que me reemplace.

—¡Eso es ridículo! Contrataré a alguien por ese tiempo si eso te preocupa—comentó Charlie.

Bella agitó la cabeza.

—La bibliotecaria no puede ser alguien de empleo temporal, papá.

—Siempre tienes la posibilidad de dejar tu trabajo—sonrió Renne—. Edward necesitará tu atención cuando estés casada. Tendrás una vida social más amplia.

Edward estuvo de acuerdo con Renne. Pero la mirada de Bella no parecía valorar mucho la opinión de su madre.

—No voy a dejar mi trabajo—dijo Bella—. Me gusta.

—¿Y si te dijera que eso es lo que quiero?—preguntó Edward, tanteando lo que tenía en común su prometida con su antigua novia.

—¿Es eso lo que quieres?—preguntó Bella sin revelar su opinión.

—Me gustaría saber que estás disponible para viajar conmigo cuando sea necesario.

—Si lo aviso con tiempo, podría viajar contigo ahora.

—Entonces tendremos que planear un viaje a Jawhar después de que los avises. Quiero que conozcas a mi familia.

—¿No van a venir para la boda?—preguntó Alice , aceptando una copa de vino de su marido—. Supongo que no querrán perdérsela.

—Tengo sólo a mi hermana. Ella y su esposo estarán encantados de conocer a Bella en el desierto de Kadar.

—¿No tienes más familia?—preguntó Alice.

—Algunos parientes. El padre de mi madre. Es el je que de la tribu beduina—hizo una pausa—. También está el hermano de mi padre, el rey de Jawhar, y su fa milia.

—¿Tu tío es rey?—preguntó Alice, asombrada.

—Sí—tomó la mano de Bella y le dio un beso en la palma—. Mi abuelo estará encantado. Me ha estado insistiendo en que me casara desde que terminé la uni versidad.

Claro que había tenido esperanzas de que su matri monio lo hiciera volver al desierto, y eso no sucedería.

—¿Por qué no puede venir tu familia?—insistió Alice.

—Hay una facción de disidentes en Jawhar que se oponen al liderazgo de mi tío. Él teme poner en riesgo su reinado si se va del país ahora.

—Creí que tu familia había gobernado el país desde hace generaciones—dijo Bella, confundida—. Es raro que haya opositores después de tantos años. Tu tío es apreciado por la gente de Jawhar.

Ella había estado leyendo sobre su país.

—Es verdad. Pero aparecen disidentes de vez en cuando. Hace veinte años hubo un golpe. No tuvo éxito. Pero murieron varias personas.

Como sus padres, pensó.

—¿Y eso qué tiene que ver con lo que sucede hoy?

—Lo que quedó de esa facción ha estado reuniendo fuerzas fuera de Jawhar durante los últimos cinco años. Mi tío teme que quieran volver a querer derrocar a mi familia del poder. No puede arriesgarse a abando nar el país, ni mis primos tampoco.

—¿Y tu hermana?

—Está casada con un hombre que algún día sucederá en el trono a mi abuelo como jeque de la tribu. Te co nocerá cuando vayamos allí a celebrar nuestra boda beduina.

—¿Nos vamos a casar una segunda vez en Jawhar?

—Sí.

Sería necesario para satisfacer sus obligaciones de respeto a su abuelo.

Bella se mantuvo callada durante el trayecto a su apartamento.

Al día siguiente Edward y ella irían a buscar la licen cia de matrimonio.

La mente de Bella divagó nuevamente con sus fantasías.

Estaba frente al altar, con un vestido de novia, Edward la miraba con ojos de amor. Eso era un sueño, de finitivamente.

Suspiró.

—¿En qué estás pensando, Bella?

—En flores, muchas muchas flores.

—Cuéntame lo del coche tirado por caballos.

—Era algo de lo que hablábamos cuando éramos pe queñas.

—Y algo en lo que estás pensando ahora.

—Alice y yo solíamos hablar de la boda de nuestros sueños. Creo que muchas niñas imaginan esas cosas: un bonito vestido, en un coche con un príncipe. Sólo eran tontas fantasías. Nada que ver con nuestra boda.

—¿Y no soy yo el príncipe de tus sueños?

Ella sonrió.

—Bueno. Eres el príncipe de Jawhar y eres encanta dor, así que supongo que sí.

—O sea que es la boda de tu fantasía lo que crees im posible.

—Es algo que no puede prepararse en una semana.

—¿Lleva un mínimo de seis semanas?—preguntó Edward, recordando su comentario durante la cena.

—No lo sé.

La boda de Alice se había preparado con varios meses.

—Con dinero suficiente y todo lo necesario, ¿crees que no puede arreglarse en menos de seis semanas?

—¿Qué menos?

—¿No puedes arreglarla en un mes?

—¿Quieres decir que estás dispuesto a esperar?

—Me complace hacer realidad tus sueños—dijo arro gantemente.

—¿Tres semanas?—preguntó ella, como si estuviera negociando.

—¿Vas a tomarte unos días para visitar Jawhar?

—Con tres semanas de anticipación, puedo tomarme vacaciones, sí.

—Pues, trato hecho.

La cena de compromiso fue como una fiesta.

Bella bailó con su padre.

—Tiene buena cabeza para los negocios—comentó su padre, entre los comentarios de los buenos atributos de Edward.

Ella asintió.

—Es considerado. Mira cómo ha cambiado la idea de la boda para complacerte.

Finalmente ella se rió.

—Papá, no tienes que vendérmelo. No es uno de los pretendientes que me has querido presentar. Él me ha elegido a mí y yo a él. Quiero casarme con él.

Sentía satisfacción al saber que su padre no había te nido nada que ver en todo aquello. Edward no quería nada de su padre. No quería nada de Excavaciones Swan. Su deseo por ella sólo sería físico. La deseaba. De seaba a Bella Swan, y nada más.

Edward esperó a su futura esposa en el altar. El ór gano sonó por toda la iglesia. La hermana de Bella apareció en escena. Llevaba un vestido exquisito, que destacaba su pelo negro.

Edward sintió que su pulso se aceleraba mientras es peraba a su prometida. Ni se fijó en la niña que entró en la iglesia salpicando de pétalos el pasillo.

Todos los asistentes tomaron sus puestos. La mú sica dejó de sonar unos segundos. Cuando volvió a so nar, fue con la marcha nupcial.

Y entonces la vio entrar por la puerta de doble hoja. Edward se quedó sin aliento. Bella llevaba un vestido deslumbrante que combinaba lo mejor de oriente y de occidente con un efecto absolutamente natural.

El vestido blanco tradicional se ajustaba a su cuerpo, acentuando sus formas femeninas. La tela crujía leve mente cuando se movía hacia el altar. El bajo, las man gas estilo medieval y el escote estaban bordados con oro, formando figuras geométricas. El velo transparente tenía bordados a juego en sus bordes también.

Bella sonreía debajo. Le temblaba la mano que llevaba el ramo.

Ese gesto pareció confortarla, pero toda una vida de timidez no se olvida fácilmente.

Hicieron sus promesas de matrimonio y él le puso la alianza acompañada del anillo beduino con un rubí que le había regalado anteriormente. Había sido de su madre.

El sacerdote dio permiso para que los novios se be saran.

Y todo el resto de la escena pareció desaparecer. Sólo parecían estar ellos dos.

A Edward le gustó aquella ceremonia occidental, y la estrechó en sus brazos para besarla delante de todos los invitados.

Había cumplido con su deber y había encontrado una mujer con la que podría satisfacer su pasión.

Estaba satisfecho.

—¿En qué estás pensando, Bella?

Bella lo miró.

—En nada.

Había estado pensando en la noche que los espe raba.

Edward había estado en la cabina del piloto, así que ella había tenido unos minutos para estar sola.

Estaba nerviosa, excitada, feliz.

—Dime, ¿quieres ver el aterrizaje, entonces?—le pre guntó.

—Probablemente—contestó él.

—Los pilotos de tu tío debían disfrutar llevándote con ellos.

—No se quejaban. A mí me gustaba estar con ellos durante los aterrizajes y despegues.

—Entonces, ¿qué tiene de especial este viaje?

—¿Y me lo preguntas? Mi esposa está conmigo. Su seguridad es importante para mí.

Ella sintió una gran emoción.

—Tu esposa es una mujer afortunada de tener tantos cuidados.

—Espero que lo crea así.

—Así es—involuntariamente Bella le besó la palma de la mano.

Edward se inclinó hacia ella, desabrochó el cinturón de seguridad y le tomó la mano para ponerla de pie.

—Ven, gatita. Tenemos una cama que nos está esperando.

Ella asintió. No podía hablar de la emoción; No se le había ocurrido ir antes a la habitación. Alice le ha bía regalado un camisón de satén blanco, y habría po dido recibirlo con él puesto. Pero estaba hecha un ma nojo de nervios, así que no sabía si hubiera sido capaz de hacerlo.

Por un lado deseaba cumplir con todos los detalles de una boda tradicional, y por otro, estaba muy ner viosa y actuaba con torpeza.

Edward la acompañó al dormitorio. Estaba todo cubierto de seda. Flores por todas partes, todas blancas y rojas. Había un cubo con champán frío al lado de la cama.

—¿Te gusta?

—¡Oh, sí! Es hermoso—se giró para mirarlo.

—Me alegro de haberte complacido. Hoy me has dado una gran satisfacción.

Ella sonrió.

—Te gusta el vestido.

Ella había sabido que le gustaría.

—Me encanta. Pero ahora mismo me gustaría verte sin nada de ropa.

—¿Quieres que me quite la ropa?

Ella había imaginado que él se la quitaría.

—¿Quieres ponerte otra cosa?

Podría ponerse el regalo de Alice...

Ella miró alrededor.

—Hay un cuarto de baño allí—le indicó Edward —. Pero podrías cambiarte aquí...

Él la había visto prácticamente desnuda, pero con los nervios que tenía no se daba cuenta.

—Yo voy a desvestirme aquí—agregó Edward.

Lagrimas de Amor

Capitulo 11

En invierno, las cimas de las montañas de Sierra Nevada estaban cubiertas de nieve, pero dentro del Palacio del León, enormes y centelleantes fuegos aseguraban que cada una de las habitaciones estuviera caliente. Faltaban tres semanas para navidad, pero la temporada de fiestas ya había comenzado y aquella noche el duque Masen era el anfitrión de una espléndida cena para empresarios y dignatarios de Granada.

Mientras se preparaba para la fiesta, Bella pensó que los últimos meses habían sido los más felices de su vida. Desde que Edward la había hecho su esposa en el estricto sentido de la palabra, no habían estado ni una noche separados. El le hacía el amor con una devoción que provocaba que los músculos de ella desearan con placer que llegara el día siguiente y que estuviera constantemente esbozando una sonrisa.

Pero eclipsando su felicidad estaba el saber que el tiempo estaba pasando. Su contrato matrimonial estaba ya casi cumplido a la mitad y, en seis meses, Edward se aseguraría su puesto como director del Banco Masen, antes de disponer un fugaz divorcio. A pesar de su increíble vida sexual, a Bella no le quedaba duda de que el quería que su matrimonio terminara. Todas las noches el le hacía el amor con una fiera pasión, pero después se acostaba a su lado de la cama, negándole la cercanía que ella ansiaba.

Los únicos momentos en los que el mostraba afecto hacía ella era durante el día y presumiblemente, sus apasionados besos eran para seguir engañando a los miembros de su personal, continuando con la farsa de que eran una pareja feliz. Pero ella, tonta débil y patética, no podía resistirse a el y mientras miraba su reflejo en el espejo, supo que la excitación que reflejaba su cara era porque aquella noche el bailaría con ella y la abrazaría estrechamente, de la manera en que ella deseaba que la abrazara.

Un leve movimiento desde la puerta captó su atención y contuvo el aliento al acercarse Edward hasta que su reflejo se unió al de ella en el espejo del vestidor.

Estás… exquisita –dijo el tras varios segundos.

Gracias –murmuró ella, mirándolo a los ojos a través del espejo y estremeciéndose ante la hambrienta pasión que reflejaban estos.

Su vestido era rojo obscuro y tenía un provocador escote que le favorecía mucho. Era un sensual vestido creado para seducir y sabía que Edward estaba imaginándose desatando lo lazos que aseguraban el corpiño para poder acariciarle los pechos.

¿Cuanto crees que durará la fiesta? -preguntó ella.

Demasiado tiempo –gruño el.

A Bella le dio la sensación de que el estaba teniendo una lucha interna con el mismo. Pero repentinamente su tensión se disipó y la abrazo, besando su clavícula.

Ahora te quiero a ti, como supongo ya sabrás –añadió desesperado, apretando la palpitante fuerza de su erección contra el trasero de ella-. Me preguntó que habrá dentro de esa cabecita, detrás de esa serena sonrisa. ¿Pero que harías, mi pequeña palomita, si te hecho sobre la cama, te levanto la falda y te tomo aquí mismo, fuerte y rápidamente, de la manera en que se que te gusta?

Te diría que esperes a después… no quiero que me estropees el vestido –contestó ella, esbozando una pícara sonrisa.

Supongo que tienes razón. Y, hablando de tu vestido, tengo una cosa para ti –dijo el, sacando una pequeña caja de cuero del bolsillo de su chaqueta y dándosela a ella.

¿Qué es? –preguntó Bella.

-Ábrelo.

Entonces la oyó emitir un grito ahogado al abrir la cajita y ver la gargantilla de rubíes y diamantes engarzados en una cadena de oro.

Es preciosa –dijo, mirándolo a los ojos, impresionada-. Pero no me puedes dar esto. Debe de costar una fortuna.

No seas tonta. Eres mi esposa… te puedo dar lo que quiera –dijo el, tomando la gargantilla y poniéndosela a ella-. Va muy bien con tu vestido –aseguró con una nota de satisfacción.

Pero Edward… -comenzó a decir ella, mirando la preciosa joya-. No me la puedo quedar. La tomaré prestada y te la devolveré cuando me marche.

¿Cuándo te marches a donde? –quiso saber el, mirando su reloj y dirigiéndose hacía la puerta, indicando que ya era hora de que bajaran a la planta de abajo para saludar a sus huéspedes.

Cuando me marche a mi casa… después de nuestro divorcio –tartamudeó Bella, aguantando las lágrimas.

Cuando llegue el momento ya nos preocuparemos por ello –dijo el con aspereza, sin mostrar ninguna emoción en su cara-. La compré por que me pareció que te gustaría, pero te la vas a poner incluso si no te agrada. Eres la duquesa Masen y delante de mis huéspedes espero que te comportes como tal.

Horas después, cuando la cena ya había terminado y se estaban sirviendo los cafés y las bebidas en el salón, una abatida Bella pensó que la noche no había comenzado de una manera muy prometedora. En lo que a los invitados se refería, Edward parecía ser un esposo devoto… era solo ella la que sabía que la dulce expresión de el enmascaraba frialdad. Su papel como anfitrión representaba una excusa perfecta para hablar con todo el mundo y no con ella. Había estado durante la mayor parte de la cena coqueteando con una vivaz rubia que tenía sentada a uno de sus lados, mientras que en el otro tenía a Tanya Denali.

Bella se dijo así misma que no le importaba. Durante la cena, la sensación de mareo que había tenido días atrás se había apoderado de ella de nuevo. Frunció el ceño al recordar su preocupación secreta. Tenía un retraso en su periodo… solo unos días de retraso, pero eso ya era suficiente para que sintiera pánico.

Trató de asegurarse a si misma que no podía estar embarazad… era imposible.

Al oler el café sintió como se le revolvía el estómago. Edward había utilizado protección cada vez que le había hecho el amor… bueno, casi siempre. Habían habido varias ocasiones en las que el no había tenido un preservativo a la mano, como la vez en la que la había tumbado sobre la hierba y le había hecho el amor bajo la luz de la luna. Hacía poco el se había metido en la ducha con ella y había insistido en enjabonarle cada centímetro de su cuerpo hasta que el deseo les había agobiado y el la había penetrado con una salvaje y primitiva pasión que a ella le había impresionado y cautivado.

Se preguntó si esos breves momentos de pasión podrían haber provocado que hubiera concebido un hijo de Edward. Comenzó a temblar con una mezcla de placer y miedo, y durante un momento, se imaginó acunando al hijo de el en sus brazos. Se planteó que pensaría Edward. Lo seguro era pensar que un hijo no había formado parte de sus planes, pero su corazón latió con fuerza al tener la esperanza de que quizá a el le hiciera ilusión.

¿Te encuentras mal, Bella? Estas incluso más pálida de lo habitual –comento Tanya Denali al sentarse en un lugar próximo a Bella.

Estoy bien; simplemente tengo un poco de náusea eso es todo –contestó Bella-. Me temo que he comido demasiado.

La joven estaba deslumbrante aquella noche. Iba elegantemente vestida y parecía mayor de lo que en realidad era. Se quedó mirando a Bella durante un momento con un extraño brillo reflejado en los azules ojos.

¿Qué has comido mucho? –provocó suavemente-. No lo creo. Mi hermana Kate tiene tres hijos y no podía soportar el olor a café durante sus embarazos. Quizá haya otra razón por la que estás tan pálida.

Bella respiro profundamente, pero no podía mirar a la joven a los ojos.

Podría estar equivocada. No esta confirmado –dijo entre dientes. Pero al decir aquello supo, por un instinto femenino, que estaba embarazada.

Así que el plan de Edward ha funcionado –dijo Tanya levemente enfadada-. Tengo que reconocer que es un mérito… que haya encontrado una mujer y que vaya a tener un heredero dentro del año estipulado es un logro, incluso para un semental como el.

¿Qué quieres decir? –exigió saber Bella, sintiendo como el terror se apoderaba de su estomagó-. Tú no sabes nada sobre nuestro matrimonio.

Lo sé todo –dijo Tanya-. Se que Edward solo se caso contigo para asegurarse su posición a la cabeza del Banco de Masen y también se que decidió utilizar el año en el que tenía que estar casado para cumplir con las condiciones establecidas en el testamento de su abuelo y dar un nuevo heredero a l clan Masen.

Durante unos terribles segundos, la sala se balanceó y Bella se agarró al borde de la mesa. No podía desmayarse, no en aquel momento, no delante de la burlona mirada de Tanya. Se humedeció los labios y se quedó mirando a la chica, percatándose del triunfal brillo que tenía reflejado en los ojos.

¿Quién te lo dijo? –preguntó susurrando, consiente de que seguir pretendiendo ser una esposa feliz era inútil.

Tanya era muy engreída.

¿Fue Edward? –exigió saber, sintiéndose enferma cuando la chica sonrío.

No te preocupes, Bella; Edward no tramitara el divorcio hasta que no hayas tenido a su bebe –dijo Tanya, arrastrando las palabras-. Naturalmente, el insistirá en que el niño viva con el, pero estoy segura de que te permitirá visitarlo de vez en cuando.

Bella se levanto, repentinamente desesperada por escapar del alcance de la maliciosa lengua de Tanya.

-Nada me separará de mi hijo, ¿has escuchado bien? ¡Nada! De todas maneras… ¿Por qué me estas contando todo esto? Estas muy equivocada si piensas que Edward se va a ir contigo. Podía haberse casado contigo y tener el control del Banco de Masen así como el de tu padre, pero pensaba que eras demasiado joven.

Tanya esbozo una mueca, pero contesto con calma.

Así es. Planeamos esperar un par de años, hasta que yo termine mis estudios. Pero por las condiciones que establece el testamento de Aro, Edward tenía que contraer matrimonio inmediatamente. Esa es la única razón por la que te eligió a ti.

Bella no podía negar la verdad intrínseca de lo que había dicho la muchacha y no confiando en ella misma, se apresuró a salir de la sala, desesperada por respirar aire fresco. Se repitió un y otra vez que todo aquello no era verdad… el hombre del que se había enamorado no podía ser capaz de actuar tan cruelmente. Solo había una manera en la que podía salir de dudas… y era preguntándole directamente a el si existía una cláusula adicional en el testamento de su abuelo antes de decirle que creía estar embarazada.

Entró de nuevo en la sala, buscando a Edward desesperadamente. El siempre sobresalía entre la multitud, pero no podía encontrarlo. Entonces miró hacia una de las enormes ventanas, donde vio a Tanya ponerle un brazo por encima a Edward y darle un beso en la mejilla. En vez de parecer enfadado, Edward echo la cabeza para atrás y se río… para Bella, aquello fue el colmo. Enfurecida y conteniendo el llanto se marchó de la sala, deteniéndose solo para decirle a Jasper que se encontraba mal y que se retiraba a su habitación. Sabía que el mayordomo le pasaría inmediatamente el mensaje a Edward, pero dudaba que a este le fuera a importar… tenía las manos ocupadas, literalmente hablando, con su sexy seductora admiradora.