Dark Chat

martes, 24 de mayo de 2011

Vida : Dulce Inmortalidad

Capítulo Octavo: Sana Competencia


Bajamos lentamente hacia el primer piso, yo aún tenía la mente por las nubes y un poco acelerada por los eventos recientes, cuando sentí la voz de Alice en el pie de la escalera.

- Sabes Edward, dejar de mirar no significa que se deje de ver.

Gruño moleta mientras nos mirada indignada, yo respondí su mirada un poco confusa y algo incrédula pues no entendía ni media palabra de lo que estaba diciéndonos, Edward carraspeo para ocultar la risa que emanaba de entre sus labios

- Veo que la borrachera se terminó

Comentó cambiando de tema tan repentinamente como su aparición.

- Si eso creo.

Le contesté sorprendida y aún confusa.

- Particularmente creo que Edward sobreexageró, créeme no te ibas a morir.

Acotó divertida mientras nos miraba. Vi como la mandíbula de Edward se tensaba y ponía rígida ante la expresión de su hermana.

- Veo que van de paseo, no te ofendas hermanito, pero hay ciertas cosas que Bella debe aprender de una mujer, sin contar que hay un asunto que reclama tu presencia aquí más que la de ningún otro integrante de esta familia, creo que es hora de hacer mi buena obra del día.

Dijo burlonamente al tiempo que enarcaba las cejas y fue entonces cuando me pregunte de que me había perdido, miré a Edward confundida, pero él esta vez, no hizo nada por detenernos.

- No creo que sea buena idea. Reclamé por lo bajo, pero Alice me ignoró y me apresuro para que saliéramos de la mansión.

Estábamos en la mitad de las colinas, cerca de un claro donde pasaba un pequeño riachuelo. Me acerque a contemplar mi reflejo era extraño mirarme, ver mis ojos color carmesí encendido, aunque normalmente eran de un color más oscuro, hoy eran la evidencia que estaba sedienta. Pase mis manos por mi rostro y pude escuchar a Alice engarbarse.

- ¿Qué?. Pregunte mientras me levantaba

- Creo, al igual que mí sobreprotector hermano, que tus hábitos alimenticios deben cambiar.

Me dijo concentrada, levanto su nariz olfateando el aire, cuando me concentré en el olor pude comprender lo que ella quería

- No quieres que siga bebiendo sangre humana.

Comprobé apretando mis labios

- Digamos que es mejor que te vuelvas vegetariana, veras con el tiempo la carne hace daño.

Dijo arrugando sus ojos escépticos.

- Otra vez con las analogías.

Protesté, Alice me miró extrañada, se acerco tomándome por el brazo para guiarme. ¿Qué, vas a enseñarme a cazar? Pregunte caminando con ella, de repente nos detuvimos abruptamente, sentí como me giró y apretó contra un árbol sigilosamente. Iba a decir algo y ella puso sus dedos sobre mis labios

- Shhh.

Dijo bajito pero era como si lo hubiera dicho a todo pulmón.

Lo siguiente que vi fue a ella volar sobre el animal, aplastándolo contra el suelo, el pobre luchaba fieramente para escapar de las manos de su predador. Quede atónita por unos instantes ante la escena que contemplaba, era realmente cruel verla hacer eso, pero por otro lado, lo que yo hacia tampoco era muy ortodoxo que digamos, estaba tomando sangre de un humano – sí - admití, pero había una diferencia esté la había donado, y el animal que luchaba por su vida sin duda no quería donarnos su sangre.

- Bella, si no te importa.

Me dijo ésta intentado hacer crujir el cuello del animal.

- No puedo.

Dije mientras me alejaba.

- ¿Qué no puedes?

Reclamo ella mientras soltaba al animal molesta.

- Esto, hacer esto.

Dije frustrada mientras me apoyaba en un árbol. Alice suspiró fracasada.

- Sabías que tú futuro cada vez es más incierto Bella Swan.

Exclamó resignada mientras se acercaba a mí. Volvimos al dormitorio literalmente corriendo, mis instintos eran más fuertes que mi sentido de la educación. Apenas logré abrir la puerta, volé hasta el refrigerador y sin siquiera detenerme en las buenas costumbres, engullí aquel fluido rojo con desesperación tanto así que Alice me miraba estupefacta.

- Si que estábamos sedienta.

Dijo mirándome boquiabierta.

- Un poco.

Susurré avergonzada. Una vez saciado mi apetito, mi curiosidad volvió – ¿qué asuntos tenia que arreglar Edward? – pregunté mientras me miraba en el espejo contemplando mis ojos un poco más apagados ahora gracias a la sangre que había bebido. Alice titubeo nerviosa y tardo unos segundos en contestarme

- Un par de cosas sin importancia absoluta, no te preocupes.

Me dijo sin darme la cara, ahora estaba jugando con los libros de mi estantería, me quede observándola unos momentos, era raro su comportamiento, qué asuntos podrían requerir sólo de Edward pensé mientras me dirigía al armario para cambiarme de ropa, al pasar cerca de Alice me percate como ella evitaba el contacto visual conmigo.

- ¿Qué sucede?

Pregunte parada cerca de la puerta del armario, pero ella cambio el tema

- Sabes… hubo un tiempo que yo también leí libros sobre mitos y leyendas.

Dijo tomando un libro plateado que había pedido prestado de la biblioteca la semana pasada, jugo con las hojas sin detenerse a mirarlas.

- No hay que ser clarividente para darse cuenta que estas ocultándome algo.

Le recriminé a su lado mientras quitaba de sus manos el libro y la obligaba a mirarme.

- ¿Yo? - Comenzó a decir, su tono de voz renuente me comprobaba que estaba en lo cierto – Ideas tuya Bella, que podría yo estar ocultándote – me dijo sin mucho sentido. No quise seguir insistiendo le di una mirada pensativa y ésta me devolvió una sonrisa forzada encogiéndose de hombros nerviosa.

Hice hasta lo increíble para deshacerme de Alice, pero era una misión fallida desde el comienzo, como un halcón vigilando su presa no me había dejado ni a sol ni a sombra todo el día, en recompensa me había torturado limpiando mi closet, y haciéndome comprar cosas por Internet para darle un poco más de estilo a nuestra habitación. Pero mi mente permanecía lejos de ella estaba junto a Edward, tenia que descubrir que era el asunto que esté tenia que arreglar y porque tan convenientemente Alice me había sacado de la casa ante la nula resistencia de aquel. De pronto cruzo por mi mente una idea.

- ¿Han pasado muchas horas no?

Dije insistentemente pero Alice seguía absorta mirando aquel cuadro digital que acabamos de comprar, adrede golpeé el escritorio al levantarme haciendo que mi laptop se tambaleara.

- ¿Qué decías?. Pregunto saliendo de sus pensamientos.

- Me acorde que tengo que devolver este libro.

Mentí poniendo mi mejor cara, sabia que la mentira no iba conmigo pero tenia que hacerlo más creíble para poder tener un espacio lejos de Alice y averiguar lo que tanto me estaba inquietando. Alice me observo por unos instantes y cambio su expresión

- Voy contigo.

Dijo al tiempo que comenzaba a levantarse. Demonios pensé no tenia un plan secundario, que iba a decir para que me diera espacio. Alice estaba detrás mío cuando me acerque al mostrador, sonreí nerviosa a la bibliotecaria quien me miró extrañada.

- Cariño pero si pediste este libro hace…

- Lo sé.

Interrumpí si la hubiera dejado hablar mi teatro se hubiera caído en medio segundo, sabia perfectamente que el libro no era para devolverlo hoy. Mi plan brillante estaba hecho añicos. Suspire mientras me giraba.

- ¿Qué hacemos ahora? Me preguntó Alice

- Mmm… podemos… que te parece si revisamos unos libros de aquella corrida, por sí esta el que quiero leer.

Le dije en un afán de ganar tiempo para poder deshacerme de ella.

- Bien. Dijo caminando delante de mí.

Habían pasado unos minutos cuando lentamente comencé a alejarme de la posición de Alice, llegue hasta el extremo sur de la estantería ella permanecía al comienzo del pasillo y parecía interesada en un libro sobre magia, por lo que aproveche el minuto y sigilosamente seguí caminando hasta el borde sin quitarle la vista de encima cuando llegue al final súbitamente di un paso y gire saliendo de su campo de vista, me quede unos instantes para corroborar que Alice aún siguiera inmersa en el libro y así parecía, no había notado que yo ahora estaba en el pasillo contiguo, camine lo más despacio posible hasta que estuve bien alejada para correr fuera de la biblioteca, era tiempo de ir a ver que era el asunto de Edward.

Para la casa de Edward en las colinas, había un acceso principal un largo sendero lleno de árboles, pero también había un acceso secundario que había descubierto por casualidad desde el cual se llegaba justamente por la parte posterior de la casa, era el patio trasero lleno de arbustos y plantas que se asemejaban a un bosque seco.

Estaba distraída sacudiéndome la ropa para acercarme a la casa cuando el ruido de pisadas me hizo reaccionar, me agache casi al instante y me oculte detrás de unos matorrales, de ahí observe que las pisadas pertenecían a Edward, su rostro estaba tenso incluso un poco enojado para mi parecer, venia saliendo al patio trasero, al principio no vi que viniera alguien tras él pero me quede boquiabierta con la escena siguiente.

Le vi a Edward abrir amablemente la puerta corredera que separaba el interior de la casa con el patio y en ese instante vi una figura femenina emerger del interior, sentí un fuerte golpe en el vientre que me hizo quedar sin respiración, ella era tan o más hermosa que Rosalie. Estaba absorta en mis pensamientos cuando sentí la voz de Edward que me regresó a la tierra otra vez.

- Tanya creo que debemos conversar.

Dijo serio mientras ambos se sentaban en el elegante juego de terraza que adornaba el patio de la mansión.


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