Dark Chat

martes, 24 de abril de 2012

Rebelde


CAPÍTULO VI.- ODIO, IRA Y ALGO MÁS
BELLA POV
¡Oh no!, que no me viniera con ese discursito de mierda, yo sabía lo que había visto, había pensado que estaría feliz cuando le dijera que había encontrado la solución a su problema, era una buena solución para ambos, él bebería y a mi no me marcaría más, el lazo no se fortalecería más aún, era una buena idea.
Cuando Edward salió le pedí ayuda a Jasper y a regañadientes me instruyó como sacarme sangre y la cantidad exacta para que Edward quedara satisfecho y yo no me secara.
Del estudio de Carlisle sacamos las cosas necesarias y nos pusimos manos a la obra, la cara que puso Jasper al oler mi sangre me dio un poquito de miedo, pero luego se carcajeó diciendo que no me preocupara, no deseaba mi sangre aunque admitía que era muy apetecible, me explicó con calma que cuando se encuentra a tu cantante sólo deseas la sangre de tu pareja, eso ya me lo habían dicho, pero me gustó la forma en que me lo explicó, además ahondó en su historia de amor con Alice, era muy linda, a pesar de que detesto la cursilería.
Una vez terminada la tarea, Jasper me dijo el tiempo que la sangre duraba apetecible en la bolsa, así que me dirigí hacia la discotheque donde había ido Edward, la verdad es que estaba muy cabreada cuando me enteré de que Edward andaba de cacería, no lo quería ver enrollado con ninguna guarra, esperaba llegar a tiempo, además no creo que él hiciera algo así, decía que me amaba y la verdad es que le creía, así que seguramente había salido para apretarme las tuercas y me rindiera a él y su deseo.
Rabia, dolor, incredulidad, odio, fueron algunos de los sentimientos que experimenté cuando vi a Edward enrollándose con esa zorra, estaba bebiendo de ella mientras la fajaba ¿amor por mi?, una putada, maldito vampiro le había descubierto el jueguito, mientras me juraba amor eterno y deseo descarnado él se follaba a otras, claro, quería hacerme lo mismo que le hizo a Tanya, pero conmigo no podía, no sabía aún quién mierda era Bella Swan.
La discusión en casa fue explosiva, dijimos muchas cosas, nos reprochamos otras cuantas, pero mi mente y mi corazón estaban completamente enfurecidos, no entendía razones, no quería entender nada, sólo quería golpear y golpear, la violencia corría a raudales en mi interior y una furia ciega me consumía, había tratado de confiar en él y me defraudó, nuevamente me defraudó.
Él hablaba y hablaba y sólo era consciente de este hecho por que veía cómo su boca se movía, me cerré a escuchar los últimos minutos, sólo golpeaba y golpeaba mi saco, los nudillos ardían y las lágrimas apelotonadas en mis ojos pujaban por salir.
De un momento a otro Edward atravesó la distancia que nos separaba, me empujó contra una pared y sin pedir permiso y sin sentir el más mínimo respeto por mi me alzó hasta quedar a su altura, se metió entre mis piernas acomodando su majestuosa erección contra mi centro y sin cortarse un pelo hundió los colmillos en mi cuello.
- No – grité, no quería esto así, no quería, de verdad que no, no estaba preparada, no así, con rabia y dolor. Sin proponérmelo jadee al sentir la pasión, la sangre corría revolucionada por mis venas dándole el mejor manjar al hombre que gemía como animal mientras bebía de mi.
- No, así no, por favor - volví a gritar mientras las lágrimas que trataba de contener se deslizaban por mis mejillas.
- Si, eres mía y es hora de que te des cuenta que conmigo no se juega niña, serás mía quieras o no – solté un sollozo mientras una de sus manos se coló bajo mi falda y sin tapujos arrancó mis bragas accediendo a mi centro, dos dedos me bombeaban mientras sentía poco a poco el nudo en mi bajo vientre, éste crecía y crecía y sabía que mis gemidos calientes acompañaban a los de Edward, mi resistencia claudicó y me entregué al placer viniéndome en sus dedos, al ocurrir esto se apretó más a mi, pero no paró de mover los dedos, nuevamente sentí mi orgasmo crecer, sus gemidos eran cada vez más fuertes y sus dedos se movían con precisión en mi. Seguía llorando ahora más fuerte que antes, es cierto que lo amaba, lo deseaba y ahora mismo me estaba llevando al cielo, pero lo odiaba al mismo tiempo, no se detuvo cuando le pedí que no lo hiciera, no le importó que estuviera llorando y asustada, a pesar que a veces lo ponía duro a propósito sólo era una niña y no es no.
Al alcanzar mi segundo orgasmo selló la herida y me soltó, sus ojos relucían de un carmesí impresionante y su pecho subía y bajaba con energía.
Me sentía cansada, era mucha la sangre que me faltaba en el cuerpo, sin darme casi cuenta caí al suelo desmadejada, mientras me hacía bolita y lloraba sin control. Edward parpadeó rápidamente y sin dar ninguna explicación salió del dormitorio dejándome enfadada y confundida.
Como pude llegué a mi cama y me dormí llorando en silencio, no podía creer que me había tratado de esa manera, como si fuera una puta, como si tuviera el derecho de tomar de mi cuanto quisiera y sin remordimientos, me usaba como a una zorra y bebía de mi como si fuera una maldita nevera.
Al día siguiente el ambiente era tenso, bajé sólo para desayunar, no tenía ganas de nada y aún estaba muy débil. Edward trató de hablar conmigo, pero esta vez sentí miedo y me refugié en Emmett quien al mirar a Edward le dio una mirada me muerte, me sentía avergonzada por la manera en que Edward me había tratado, sabía que todos se habían enterado, Jasper se encontraba en la casa anoche y había escuchado todo, nadie habló, después de tomar mi desayuno que fue abundante le dije a Carlisle que no iría al colegio, que quería dormir solamente, él asintió con pena y vergüenza.
Así fue mi rutina durante una semana, no hablaba con nadie, el primer día bajé a tomar mis alimentos, pero después de eso bajaba y ponía lo que comería en una bandeja y me iba nuevamente a mi habitación, allí pasaba todo el día recostada divagando, nadie me decía nada, ni siquiera me pasaban las llamadas y mi celular estaba apagado, pasaba todo el día en pijama, estaba melancólica y a veces tocaba mi guitarra canciones tristes y apagadas mientras lloraba.
Después de esa primera semana de autocompasión decidí que ya era suficiente, no le daría el gusto al vampiro de seguir así, de sentirme como la mierda, ya me habían pasado suficientes cosas malas en mi corta vida y me levantaría de nuevo, no dejaría que la pena me consumiera, dejé de llorar y después de una exhausta sesión con mi saco de boxeo y de destrozar la guitarra y casi toda mi habitación salí.
Era de noche y necesitaba salir urgentemente, me valía huevo a quién le molestara mi salida, nadie me detendría, era mi puto derecho salir a reventar el mundo.
Antes de alcanzar la puerta de salida me interceptó Edward, se veía fatal si un jodido Dios del olimpo pudiera verse así. Sus ojos nuevamente se camuflaban bajo las lentillas dándole un color marrón confuso. Me miró con tanta pena, pero ya no me conmovía, ya no me inspiraba más que asco y odio, si antes lo deseaba como una enferma ahora sólo sentía dolor al mirarlo, dolor y rabia.
Trató de decirme algo y acercarse, pero no lo permití, estiré mi brazo con la palma de mi mano extendida dejándole claro que no quería que se acercara y que no me hablara, suspiró y se metió las manos en los bolsillos del pantalón. Pasé por su lado sin mirarlo y salí como un torbellino de la casa.
No fui al bar, en cambio e fui a una discotheque, no a la misma que fue Edward, pero igual de buena.
Quería….quería, no se qué mierda quería hacer, pero quería descargar la rabia que llevaba, así que me dirigí al bar, pedí una botella de tequila y poco a poco me la fui bebiendo. Muchos chicos pasaban y me miraban con cara de estúpidos, pero no existían para mi…..hasta…..que lo vi.
Era un muchacho bien guay, estaba en la pista bailando con una rubia de bote y plástica, el tipo estaba como camión, nunca antes lo había visto, era rubio, cuerpo bien formado, alto, no tanto como….. bueno, era alto y lucía unos músculos de muerte, su ropa estaba bien, un poco pijo para mi gusto, pero era lo mejorcito que había visto hasta ahora.
Seguí bebiendo mientras lo miraba moverse con gracia y sensualidad en la pista, de pronto me miró y sonrió mientras me evaluaba, me sentí bien al leer su apreciación, si, era linda y sexy y el chico lo apreciaba. Le sonreí y la rubia al darse cuenta me fulminó con la mirada, bah, rubia tonta, no era competencia para mi, si quisiera ese tipo ya sería mío, no estaba mal en pensar así, al fin y al cabo a parte de James nunca había tenido otro tipo de relación cercana al noviazgo, James y Jacob eran los únicos con los que me había besado a parte del vampiro.
Después que terminó la última canción el chico se acercó a mi, sonreí internamente, hoy me quería sentir linda, apreciada, quería borrar el sabor amargo de sentirme la zorra de un vampiro.
La conversación con Seth fue muy divertida, el chico era graciosísimo, tenía mi edad y era nuevo, así que compartiríamos clases, además de vivir cerca, muy cerca.
Después de una breve conversación me sacó a bailar y gustosa accedí, el baile se nos dio bien y entre baile y baile terminamos besándonos, sus besos eran tranquilos, suaves, pero me venían bien, no tenían esa pasión arrebatadora y desbocada de Edward, Seth besaba con ternura, con delicadeza y me encantó, sus manos se quedaron quietas en mi cintura y se anotó otro punto al no tratar de fajarme, Seth era todo un caballero.
Salimos de la disco y nos dedicamos a recorrer la ciudad caminando, entre risas y anécdotas nos conocimos un poco más, cada tanto nos besábamos y paseamos tomados de la mano, eso jamás lo había hecho, pero con él me sentía bien, me sentía normal y al mismo tiempo me sentía distinta.
Quizás el hecho de estar con alguien de mi edad por primera vez cambiaba todo, nunca antes permití que James me tomara de la mano como noviecita de pre escolar, pero con Seth era distinto, por el momento.
Me contó que venía desde Chicago con sus padres y una prima que vivía con ellos ya que sus padres habían muerto hace dos años, estaban aburridos de la vida en esa gran cuidad, así que decidieron venirse a Forks buscando estabilidad y paz, llevaban una semana viviendo acá y el próximo lunes se integraban a las clases. Su padre era abogado y su madre dueña de casa.
Le hice un resumen corto de mi vida en el internado y de los Cullen, claro que obvié su naturaleza y a Edward no lo nombré para nada. Las horas fueron pasando y llegamos a un pub, entramos y bebimos un poco más, la verdad es que ya estaba bastante pasadita de copas, pero a la mierda me dije, la estaba pasando como nunca antes.
Entre copas Seth me pasó una pastilla y le sonreí con agradecimiento, sabía perfectamente que tipo de pastilla era, hace tiempo que no las tomaba y me venía bien, así que sin reflexionar mucho la tomé.
Al poco raro nos reíamos solos y escandalosamente, a puros botes llegamos a mi casa, no podíamos parar de reír y es que Seth salía con unas cosas muy cómicas, él también había consumido, así que estábamos en igualdad de condiciones, bueno, yo un poquito más, ya que había bebido mucho más que él.
Me contaba de sus aventuras en Chicago y de sus amigos. Cuando llegamos a la puerta de mi casa nos tropezamos y caímos al suelo estrepitosamente quedando yo encima de él. Era tan lindo y tenía la mente tan enturbiada que no me aguanté y lo besé como si la vida se me fuera en ese beso, por supuesto él me correspondió abrazándome con fuerza.
De pronto la puerta se abrió de golpe y con Seth alzamos la vista, Edward nos miraba con cara de odio y apretaba los puños con fuerza, mierda, nos estábamos besando en la puerta de la casa del vampiro que me reclamaba como suya, mierda, mierda, mierda, pero de nuevo mi mente se perdió y me puse a reír como histérica. Me paré como pude y ayudé a Seth a que hiciera lo mismo, Edward no decía nada, sólo nos miraba de hito en hito.
Ignorando al personaje de cuentos de terror me giré hacia Seth para despedirme, le di mi número de celular y del teléfono fijo, nos dimos otro beso, pero cortito y Seth se despidió guiñándome un ojo y gritando a todo pulmón que había conocido a la chica más hermosa del mundo.
Riéndome de la tontería que acababa de pasar entré a la casa todavía ignorando a Edward que apretaba el borde de la puerta con rabia.
Al entrar a la sala sentí los pasos del vampiro tras de mi y me apresuré a mi dormitorio, no alcancé a llegar cuando Edward me tomó de la muñeca y me acercó a él, como pude traté de alejarlo, pero fue en vano, me acercó más a él y me olió sin dejar de mirarme con rabia mezclada con pena, ja, que se metiera la pena en el culo.
- Suéltame idiota – le grité, me tenía cabreada
- Por lo menos me hablas, además ¿qué mierda consumiste?, estás evidentemente borracha y drogada y ese tipo ¿quién mierda es?
- No te importa quién sea, a la única que debe importarle es a mi, déjame de una maldita vez en paz
- No, no entiendes, debemos hablar de lo que pasó
- No, no tenemos nada de que hablar, no quiero que me hables, no quiero que me mires, no quiero tenerte cerca.
- Eres mi cantante – gritó enojado
- Y me tratas como a una puta nevera – sus ojos se entristecieron y abría y cerraba la boca en busca de palabras que yo no quería escuchar – nunca te perdonaré que me trataras como a una zorra, me das asco, te odio, te odio – grité mientras le golpeaba el pecho llorando de rabia y cayendo al suelo arrodillada
- Lo siento tanto Bella, ese día no estaba en mis cabales y lament…
- Nooooo – grité – no quiero escucharte, me dañaste, me utilizaste, me ultrajaste.
En seguida llegaron los Cullen en masa y me rodearon, las chicas me abrazaron y los chicos miraban desafiantes a Edward.
- te odio Edward, así que no intentes tratarme nuevamente como tu zorra personal, para eso anda y búscate a otra – dije entrando al dormitorio seguida de Alice y Rose. Pude escuchar claramente que Carlisle reprendía duramente a Edward y le decían que ya estaba advertido.
Apenas puse la cabeza en la almohada caí rendida en un sueño que empezó lindo, pero de a poco la cara que me miraba con amor y devoción se transformó en la de un demonio aterrador que me mataba inflingiendo un dolor tremendo, yo sólo gritaba que dejara de hacerme sufrir, que me matara de una vez, pero el demonio se regocijaba de mi dolor y seguía torturándome, estaba al borde de la muerte, sentía como mi fuerza se perdía en la bruma de la inconsciencia y con un último grito caí en un abismo negro.
Desperté gritando y completamente sudada, mi respiración era tan agitada que apenas podía hacer entrar aire a mis pulmones, mis mejillas estaban mojadas producto del llanto.
No alcancé a pararme para ir al baño cuando mi puerta se abrió y entró Jasper. Me abrazó fuertemente a su cuerpo mientras yo sólo temblaba de miedo, así nos quedamos un buen tiempo, pero a medida que me calmaba emocionalmente la parte física se sentía como la mierda, las nauseas se apoderaron de mi sistema y a trompicones me deshice del abrazo de Jasper para correr al baño.
Mi cuerpo no daba más, me sentía cansada y la garganta me ardía de lo mucho que había vomitado, la espalda me dolía horrorosamente por contorsionarse, el sudor bañaba todo mi cuerpo, el que sentía muy caliente.
Jasper delicadamente me sobaba la espalda y me ayudó a levantarme, a lavarme para llevarme nuevamente a la cama, una vez acostada llamó a Carlisle, al parecer estaba con mucha fiebre.
Carlisle me inyectó y me dejó descansar diciendo que no iría al colegio hasta que me recuperara, creo que no alcancé a contestarle porque ya estaba dormida.
EDWARD POV
Maldición, estaba total y completamente jodido, lo que le había echo a Bella no tenía nombre, bueno más bien si, la había violentado sexualmente, la forcé mientras bebía de ella. No se qué mierda fue lo que pasó, sólo que mi mente se nubló y no puede racionalizar de lo que estaba haciendo, fui un maldito animal, merecía morir por lo que le hice, ahora si la había perdido para siempre, es más deseaba que nunca me perdonara, no la merecía.
A pesar de todo la amaba, la amaba tanto y me dolía ver como día a día sus ojos se apagaban cada vez más, ya no sonreía y cuando lo hacía eran sonrisas falsas que no le llegaban a los ojos, estaba más delgada y pasaba todo el día en su habitación llorando.
Cada lágrima que derramaba era como una cuchillada en mi muerto corazón, lloraba sin lágrimas con ella, quería acercarme y tratar de pedirle disculpas, pero cada vez que intentaba acercarme ella se ponía tensa y en sus ojos reflejaba el miedo que sentía hacia mi, me dolía como la mierda esas reacciones suyas, pero me lo tenía bien merecido, nada de lo que hiciera me haría sentir mejor, yo mismo jamás me podría perdonar.
Con mi familia las relaciones eran más que tensas e incluso Emmet y Jasper me habían golpeado por tratar a Bella de esa manera, por supuesto no me defendí, las chicas no me hablaban y mis padres dijeron que estaban muy decepcionados con mi proceder, que nunca pensaron que fuera a actuar de esa manera, menos con Bella. Me dolieron cada una de sus palabras y sollocé como niño pequeño cuando Carlisle me dijo que dejara en paz a Bella o la mandaría lejos donde nunca la podría encontrar.
Le prometí que la dejaría en paz, cualquier cosa con tal de tenerla cerca, aunque me odie me conformaba con verla de lejos.
Cuando la vi con intención de salir después de haber escuchado como destrozaba su habitación la intercepté, no tenía ningún derecho de hacerlo, pero me preocupaba que saliera en ese estado, pero no dejó que dijera nada y salió, iba a seguirla para asegurarme que estuviera bien, pero mi familia, especialmente Rose me insultó diciendo que no tenía ningún derecho de estar cerca de ella, que la dejara en paz.
A regañadientes y con la culpa que cargaba me quedé en casa destrozando mi cabeza pensando en ella y en que estuviera bien.
Lo que nunca imaginé fue verla llegar en ese estado y con ese idiota de mierda, venía borracha y drogada, más encima se estaban besando cuando abrí la puerta, quería desesperadamente destrozar al chico que se atrevía a tocarla y besarla de esa manera, pero me contuve, yo había ocasionado todo este embrollo, me lo merecía, el dolor era tanto que pensé que me partiría en dos.
Cuando la alcancé y traté de hablar con ella me dejó estupefacto con las palabras que me dirigía, me las merecía todas y más, pero eso no dejaba de doler como la mierda, sus ojos relampagueaban con tanto odio hacia mi que me quedé quieto mientras ella se descargaba contra mi pecho, quería besarla y consolarla, pero yo era el causante de esa pena y rabia que cargaba.
Cuando entró en su habitación nuevamente Carlisle que amenazó con llevarse lejos a Bella.
Esa noche fue terrible, la escucha llorar en sueños y cuando empezaron los gritos y el llanto pensé que moriría, quería correr y acunarla en mis brazos, pero sabía que esa pesadilla yo la había ocasionado, cuando gritó que la matara, que no aguantaba el dolor jalé mi cabello y sollocé sin control.
No pude aguantar más y corrí al bosque como un demonio, a gritar mi frustración y mi pena, ella sufría y sentía ese sufrimiento en cada partícula de mi ser.
Las horas pasaron y cuando llegué a casa me encontré con que Bella estaba enferma, tenía fiebre muy alta y Carlisle la había inyectado, ahora dormía.
Las miradas de mis hermanos y padres se clavaron en mi cuerpo como filosas cuchilladas, podía leer sus mentes y me regalaban insultos del más alto calibre.
Bella estaba profundamente dormida, pero a los pocos minutos empezó a delirar mientras con cada susurro suyo yo me hundía más en el dolor, en la desesperación.
Ella rogaba que la dejara en paz, lloraba pidiendo que no la lastimara, que ahora era una puta, una zorra más. No, ella no era así, nunca quise tratarla de esa manera, me equivoqué, perdí mi norte y las consecuencias de mis actos las estábamos pagando todos.
Los días pasaron lentamente y Bella por fin estaba mejor, ahora ya salía nuevamente de la habitación, pero pasaba casi todo el día fuera. Se que se estaba relacionando cada vez más con ese chico, podía olerlo en su ropa y los celos me roían poco a poco cada vez de manera más fuerte. No podía reprocharle nada, ella estaba en todo su derecho, yo la había defraudado, traicioné lo que pudo ser el amor más bonito del mundo.
Pero no me daba por vencido, poco a poco empecé a tratar de ganarme nuevamente su atención, en un principio no me daba bola, pero de a poco al parecer notó que no trataba de controlarla, aunque ganas no me faltaban, mi especie era dominante y egoísta por naturaleza, sobretodo si se trataba de tu cantante, pero controlando mi furia y deseo me fui acercando de a poquito nuevamente.
En un principio me miraba con terror, después con desconfianza y ahora me miraba como se mira a un pariente que le es indiferente totalmente, pero algo es algo ¿no?, por lo menos ya no me mira con odio, aunque el odio es un sentimiento apasionado y la indiferencia no es nada, ¡mierda!.
Empecé a espiarla otra vez, cada día llegaba con alcohol y drogas en el cuerpo, no en exceso, pero era alarmante su estado, ese maldito chico le proporcionaba una vía de escape, pero era la vía equivocada.
Mi familia estaba loca de remate, se que me porté como la mierda y no me dejaban interferir, pero ellos tampoco lo hacían, y tenía un miedo atroz que un día se le pasara la mano y muriera por sobredosis.
Ante tanta preocupación casi no sentía sed de su sangre, me conformaba con la de los animales, pero se que pronto tendría que consumir de algún humano y Bella estaba totalmente fuera de mi dieta.
BELLA POV
Las cosas estaban un poco mejor, si bien es cierto en casa las relaciones ya no estaban tan tensas, no era lo mismo de antes y en cierta medida me sentía culpable, antes ellos eran tan felices y llegué a cagar todo.
Seth, era un chico estupendo, aunque se que no era el mejor amigo por el momento era lo que necesitaba, pasábamos casi todo el día juntos, en el colegio y después en su casa, su prima Alizze era una chica un tanto rara, pero muy simpática, a veces salía con unas cosas que hacían que el vello de mi nuca se erizara. Seth decía que no le hiciera caso, que era una bruja frustrada y después reía, pero si existían los vampiros, no era de extrañarse que lo hicieran las brujas.
A veces salía con comentarios como: "Bella, tu destino es incierto, pero será muy doloroso", "dentro de poco te rendirás al amor y empezará tu infierno", "tu carne se desprenderá de tu cuerpo, tus lágrimas inundarán los cielos y tu sangre derramada bañará la antigua tierra", "todo por traición, el amor te traicionará, te matará cuando menos lo esperes".
Esas frases se arremolinaban en mi mente, pero decidí que la chica estaba medio loca y no le prestaba atención. Al menos por el momento.
De todas maneras los tres hicimos un equipo genial, con Seth decidimos que nada de romance ni besos, pero cuando teníamos la mente embotada igual nos dábamos unos que otros besos, pero no nos enrollábamos demasiado, además él se había dado cuenta y había escuchado los rumores de mi extraña relación con Edward, así que le conté lo que había pasado, claro que dejando el vampirismo de lado.
Edward fue otra sorpresa, se que se moría por reclamarme la relación que mantenía con Seth, además de las drogas y todo el descontrol que tenía ahora en mi vida, pero se controlaba y se mordía la lengua, se que trataba de ganarse mi confianza nuevamente y aunque las cosas nunca fueran a ser como el deseaba estaba empezando a respetar un poquito su control.
Salía casi todas las noches de fiesta y si bien es cierto que estaba un poco mejor la relación con Edward, a veces sentía que no había expresado toda mi rabia, a veces quería destruir todo a mi alrededor, sentía una ira que sabía no era normal, una fuerza en mi interior que me pedía violencia, destrucción y me asustaba de muerte.
Hoy era uno de esos días, desde que desperté temprano en la mañana sentía esa violencia interna a punto de explotar de la peor manera, tomé dos pastillas, pero no me calmaron, pasé dos horas dándole al saco y nada, la ira y un sentimiento de excitación unido a esta ira me tenían en el límite.
Necesitaba salir, necesitaba hacer algo, el saco no era suficiente, las drogas no me calmaban, sentía mi respiración agitada y deseaba pelear…..deseaba sangre, deseaba violencia.
Salí a quemar llantas en la moto de Edward, no me importó que trataran de hacerme desistir, los Cullen al parecer sabían de mi estado desequilibrado, pero les dije que volvía pronto.
Por horas corrí como loca en la moto, pero no me podía calmar, necesitaba más, algo más duro, necesitaba adrenalina de verdad.
Me fui al bar después de llamar a Seth y Alizze. Cuando llegaron ya llevaba varias copas encima, faltaban dos horas para abrir al público y los chicos de la banda ya estaban preparando los instrumentos.
Me subí al escenario, probé la guitarra y dejamos todo listo para la actuación.
Al abrir las puertas ya habían muchas personas esperando a entrar, así que en poco tiempo las mesas estaban llenas.
Una vez en el escenario hice mi magia, la música fluía y la gente coreaba las canciones, pero no estaba satisfecha, por el rabillo del ojo vi a Edward apostado en un rincón, me miraba con tanto amor y remordimientos, pero no iba a ceder, no, no, no.
Seguí cantando y tocando la guitarra, canción tras canción. Ya estaba por terminar y dejé la guitarra colgando, ahora sólo cantaría, necesitaba mis manos libres para la canción con la que iba a cerrar.
La canción comenzó y la gente se volvió loca, fuck authority, era mi cierre y mientras cantaba levantaba mis dedos medios mientras saltaba cantando con toda mi alma y mi furia, los ojos de Edward estaban como platos abiertos y mis dos amigos no estaban en mejor situación, mi cuerpo se movía con fluidez y mi voz sonaba fuerte, con desprecio y asco.
Cuando terminé de cantar estaba cansada y mi respiración era dificultosa. Estaba bajándome del escenario cuando unos tipos que estaban entre las primeras mesas me quedaron mirando de arriba abajo, uno de ellos dijo bien alto "ahora veo porque Cullen anda como perrito faldero vuelto loco, la chiquilla debe ser excelente montándolo" y soltaron las carcajadas.
Ese fue mi punto de quiebre, era lo que necesitaba para desahogarme, casi sin darme cuenta me arrojé encima del tipo, la adrenalina corría por mis venas, no se cuanto tiempo estuve golpeando, pero creo que fue mucho, los amigos del tipo no se inmiscuyeron, no se el motivo, fácilmente me hubieran reducido, eran seis, pero golpe tras golpe iba descargando mi furia, me sentía exultante, poderosa.
Cuando dejé al tipo tirado en un charco de sangre reí mientras veía mis manos manchada de sangre, inhalé aire fuertemente y miré alrededor, el local estaba casi vacío, digo casi, porque Edward estaba al lado mío y me miraba de manera rara, veía asombro y ¿temor?, se empezó a acercar lentamente con las manos en alto, tratando de calmarme, miré hacia donde estaban mis amigos, ellos se veían bien, relajados, como si lo que acababa de hacer fuera normal, no habían más personas que ellos.
- Bella, princesa todo va a estar bien, no te haré daño, deja que me acerque – Edward hablaba pausadamente, como si yo fuera el enemigo, un peligro para él.
- Nena, escúchame por favor ven conmigo, vamos a casa, todo va a estar bien – seguía hablando
- ¿por qué me hablas como si yo fuera retardada?, te entendí la primera vez y no estoy sorda para que repitas como loro.
Pero no quería estar con él, no quería su compañía, estaba confundida, no se que había pasado, pero era como si otra persona me poseyera, como otra yo.
Empecé a temblar y las lágrimas se desbordaron, me abracé y caí al piso sollozando. Inmediatamente sentí los brazos de Edward rodearme mientras me levantaba en vilo y salía del bar.
Mis amigos se quedaron a un costado, me sonrieron y se fueron sin decir nada. Al llegar a casa subimos inmediatamente a mi dormitorio, los Cullen nos miraron, pero Edward negó con la cabeza y nadie interfirió.
Me aferraba a él con fuerza, estaba mal, pero lo necesitaba, estaba confundida, pero me sentía confortada en sus brazos, él me contenía mientras me susurraba palabras cariñosas, nadie nunca me había dicho cosas bonitas, ya no sentía que fueran palabras cursis, eran hermosas.
Se sentó en la cama y me abrazó con fuerza mientras besaba mi pelo, mis mejillas, mi frente y finalmente mis labios, el beso fue tierno, delicado, Edward nunca me había besado así y supe que ya no podía negar más el amor que nos unía, el lazo era indestructible y con mi renuencia sólo nos estaba dañando a los dos, a todos.
Me rendí en sus brazos y lentamente nos acostamos disfrutando de más besos dulces, casi castos.
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En el bosque bajo un árbol dos jóvenes hablaban nerviosos, lo que habían presenciado confirmaban lo que era casi seguro, la chica era a la que buscaban, Renne había fallado en protegerla y ahora ellos habían fallado también, el lazo con el vampiro era demasiado fuerte, lo habían comprobado, sus destinos estaban ahora más que nunca trazados y marcados por el dolor, por el sufrimiento. Nunca habían tenido oportunidad, pero no querían perder las esperanzas hasta encontrarla y protegerla, pero ya era tarde, fuerzas antiguas, violencia, fortaleza, determinación, ira corrían por las venas de la pequeña Bella.
Esa noche habían visto con fascinación y con temor al mismo tiempo la verdadera naturaleza de Bella, porque cuando desató la furia de su interior la marca imperceptible para los demás ojos tanto humanos como los demás seres inmortales fue clara para ellos, la marca duró aproximadamente dos segundos en su piel antes de desaparecer, pero fue suficiente para poner una carta más de la baraja en el intrincado destino de la pobre muchacha.
Ahora sólo debían esperar a que el caos llegara, el mundo sobrenatural empezaba a desmoronarse, la muchacha había aceptado al vampiro en su vida, se iba a entregar a él, sería su mujer y por ello sufriría lo indecible arrastrando a todos los clanes por su decisión.
Ellos no debían juzgarla, su deber era protegerla lo que más pudieran, pero sin intervenir en su futuro, lo que era una completa mierda, ya que si por ellos fuera se la llevarían lejos, donde no le hicieran daño.
Seth y Alizze tomaron sus medallones de luz y comunicaron las noticias recibiendo al mismo tiempo las instrucciones a seguir.