Dark Chat

miércoles, 30 de mayo de 2012

Muy salvaje Para Ser Dominado

Hello mis angeles hermosos!!!!
aquí ando después de mucho tiempo de ausencia , muchas gracias a todas por seguir entrando al sitio  y por su paciencia  , aquí les dejo un cap mas de este fic. mañana estaré subiendo otro por la noche.
Les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO 12


Bella miro por sobre su hombro y trago. Edward estaba parado con los brazos cruzados sobre su amplio pecho, las piernas firmes y abiertas, su rostro esculpido en granito adusto mientras la observaba con Thomas. La mera visión de el la desequilibraba. No lo habia visto desde la noche en el balcon. Sin embargo, no habia dejado de pensar en el ni una vez. Un dolor profundo latia debajo de su esternón, cada vez que lo imaginaba con su amante. Ella sacudio su cabeza. Absurdo.
Sus ojos como nubes de tormenta, no se perdian de nada, notando el agarre posesivo de su brazo por parte de Thomas con una mirada que la barrio antes de regresar a su rostro.
―Massen ―saludo Thomas con frialdad, finalmente liberando su brazo.
Portia dio un paso atras, involuntariamente frotandose su carne sensible, deteniendose cuando vio que Edward la observaba, sus ojos yéndose a donde ella se frotaba el brazo. Su mirada brillo con una luz peligrosa, que hizo que retuviera el aliento, recordandole vivamente al hombre salvaje, al granuja que había conocido al principio.
―No esperaba a que aparecieras hoy ―Thomas arrastro las palabras, su voz tranquila,
amable, aunque ella detecto un rastro de aprehensión.
―.No? ―Edward ladeo su cabeza, la palabra cargada de amenaza. La luz peligrosa en sus ojos se intensifico. ―Yo vivo aqui ―su mirada se movió rápidamente hacia ella. ―Y siempre velo por mis intereses.
Un escalofrió de alarma ―y de algo mas ―se deslizo a lo largo de sus nervios ante sus palabras.
Seguramente el no la consideraba uno de sus intereses? Esto parecía contradecir todo lo que había dicho desde el momento de su llegada, desde el momento en que se burlo de ella y la llamo una caza-fortunas en busca de marido.
Thomas le lanzo una mirada.
―Parece que tenemos intereses similares.
Las esquinas de la boca de Edward se alzaron. La sonrisa de un lobo que la hizo retroceder
Apresuradamente.
―Te concedo que tienes valor al dar la cara por aqui ―murmuro Edward con calma engañosa, un musculo marcandose con furia en su mandibula. ―Mas de lo que alguna vez te reconoci.
―Simplemente estaba pendiente de la dama.
―La dama no necesita que la cuides.
La mirada de ella fue de un hombre al otro. La animosidad emanaba de ellos, palpable y espesa.
El tipo de animosidad que era de larga data, nacida hace anos, antes de que ella pusiera un pie en Yorkshire. Se sentia como un hueso sabroso en medio de dos perros acostumbrados a la lucha.
―Oh, me permito disentir ―prosiguio Thomas. ―Alguien tiene que velar por su bienestar. Al parecer, su familia no lo penso antes de enviarla a este nido de viboras.
―Basta ―exclamo Bella, sus mejillas escociendo de ira.
―Tal vez ―dijo Edward arrastrando las palabras, sin hacer caso de su exabrupto. Su mirada perforaba aThomas con tácito desafío. ―Pero ese alguien no serás tu.
Thomas sonrio. Sacudiendo la cabeza, hincho el pecho y se enfrento a Bella.
―.Entonces es asi? .Usted lo escoge?
Bella los miro a ambos, mas alla de las palabras. La indignación quemaba un sendero caliente, bilioso hasta su garganta, cubriendo su lengua. Ella no elegia nadie, sin embargo, nada de lo que pudiera decir convencería a ninguno de ellos de eso.
―Muy bien, entonces ―Thomas la estudio pensativo mientras se enderezaba sus puños,
Claramente tomando su silencio como una especie de respuesta. En cuanto a Thomas, anuncio:
―Ella no es una belleza, eso es seguro, pero todavía es demasiado buena para gente como tu, Massen.
Edward se abalanzo hacia delante, pero Bella reacciono rápidamente, saltando entre los dos hombres. Ella puso una mano en su pecho, los músculos agrupándose bajo sus palmas.
―Es suficiente ―reprendió. Las líneas que enmarcaban la boca de Edward se mantuvieron
rígidas e implacables. Hizo otra embestida contra Thomas y ella apretó ambas manos contra su pecho. ―!He dicho suficiente!
El bajo la mirada para encontrar la suya, sus ojos brillando de rabia.
Temerosa de apartar sus manos del pecho de Edward siquiera por un momento, hablo por sobre su hombro.
―Creo que es hora de que se vaya.
Manteniéndose lejos de ellos, Thomas los rodeo.
Edward no dijo nada, simplemente le sostuvo la mirada mientras los pasos del barón se perdían por el camino.
Su pecho, tenso de violencia apenas contenida, se elevaba y bajaba bajo sus dedos.
La voz lógica de su cabeza le ordenaba quitar las manos. Sin embargo, ella no podía retirarse, no podía apartarse de la sensación tentadora de su pecho firme, cálido y masculino bajo sus dedos.
Su voz resonó desde lo más profundo de ese pecho, vibrando contra sus palmas.
―Deberías haberme dejado que le sacara los dientes.
Sonriendo con voz temblorosa, intento deslizar las manos de su pecho, pero el las tomo,
aferrándolas.
―Menos no se merece ―su mirada la devoraba, arrasándola por entero. ―No es cierto,
.sabes? Eres una belleza, Bella ―su expresion intensa se contrajo en una mueca y desvio la mirada, como si le molestara el hecho.
Se humedecio los labios y trato de fingir que sus palabras no la emocionaban, no le derretían los huesos de modo que apenas podia mantenerse en pie.
―Eso habria sido brillante ―rio debilmente, dando a sus manos otro tiron. Sin embargo, el las aferraba, sus calidos dedos presionando sobre los suyos, el sonido de su corazon firme y fuerte bajo sus palmas temblorosas.
Luchando por una calma que no sentia, ella continuo:
―Golpear a un invitado en su propia casa... nadie podria esperar menos de los Locos Massen.
―No era mi invitado ―su mirada acusadora, como si ella fuera de algun modo responsable de
la presencia del Baron  Thomas en su casa. ―La reunion en mi salon no seria gracias a ti,
.verdad? Su rostro se sonrojo y bajo la mirada.
―Ya me lo imaginaba ―gruno el, su pulgar presionando mas fuerte sobre el punto donde latia  el pulso de su muneca.
Negandose a sentirse culpable por ayudar a organizar un simple te, tal vez incluso por poner esa idea en la cabeza de lady Massen, bruscamente le devolvio la mirada.
―Su hermana y su abuela se merecen una muestra de la sociedad, milord. Por pequeña que sea.
―No me hables de las necesidades de mi familia.
―Oh, yo no sonaria con ello. Usted las conoce mejor.
―Exacto ―dijo con los labios tan apretados que apenas se movieron. ―Si no vas a volver a tu casa, al menos deja de interferir cuando se trata de mi familia.
―Como usted quiera ―se burlo ella. ―Despues de todo, soy nada mas que una invitada aqui.
No quiero presumir demasiado. .Se me permitira siquiera hablar con su hermana?
―Una invitada ―gruno el, moviendo la cabeza con disgusto evidente. ―Tu eres mucho mas que eso ―la calcino con una mirada abrasadora, no dejando ninguna duda de que no tuvo intencion de hacerle un cumplido.
Su mirada se deslizo de sus ojos, observando su pelo, su cara, deteniendose en su boca. La
lengua de ella salio rapidamente para humedecer sus labios. Esos ojos verdes se oscurecieron tan insondables como el mar en la noche, listos para hundirla, succionandola a las profundidades.
Su aliento se quedo atrapado en su pecho, alli revoloteando impotente como una mariposa atrapada bajo una copa. Le tomo cada gramo de voluntad abstenerse de inclinarse hacia el, hacia el calor de su mirada, hacia la pared invitadora de su pecho.
El ardor en su sangre la desconcerto. .Como podia tener hambre de un hombre a quien tan claramente le desagradaba? .Como podia tener hambre de un hombre en absoluto? Esa mentalidad la llevaria a quedar atrapada en un matrimonio si no tenia cuidado. Sus planes para vivir una vida gloriosa en el extranjero se esfumarian. Lugares como el Partenon quedarian como algo que leyo, pero nunca visito, nunca lo vio con sus propios ojos.
Inhalando, saco sus manos, metiendoselas detras de su espalda. Levantando la barbilla, ella lo miro y se dijo que no era un hipnotizador para encantarla. El no era mas que un hombre de carne y hueso. Un bruto grosero. Y segun los rumores, un desequilibrado.
El la observo durante unos instantes, con la cabeza ladeada como si estudiara una extraña
criatura, un raro especimen con el que habia tropezado sin querer. Luego, con un movimiento pequeño de la cabeza, su voz rompio el silencio, casi sorprendiéndola por su ligereza.
―.Que estabas haciendo aqui conThomas?
Ella le dio a su propia cabeza una sacudida, como si necesitara un momento para encontrarle
sentido a sus palabras.
―Nosotros no salimos solos. Su hermana nos acompañaba.
―.Ella la dejo a solas con Thomas? .Por que?
Bella trago con inquietud.
―Me temo que sus sentimientos fueron heridos cuando el baron le hizo poco caso.
―El muy bastardo ―dijo con los dientes apretados, sus dedos hundiendose entre su pelo largo y corbrizo . ―Ella lo ha mirado con ojos de ternerito durante años. .Por que no me hizo caso? .Piensa que soy un monstruo por prohibirle fraternizar con un estupido
como Thomas? Se lo que ven cuando la miran. Lo mismo que ven cuando me miran. Otro Loco Massen. Lo de hoy es una pequeña muestra de lo que se enfrentaría si yo le permitiera entrar en sociedad. No quiero hacerle daño. Solo los más desesperados caza-fortunas la cortejarían. Todos lo demas la despreciarian.
―Usted la ama ―murmuro Bella, incapaz de ocultar su absoluta sorpresa.
Le dirigio una aguda mirada, formando un pliegue entre sus pobladas cejas.
―Por supuesto que la amo. Es mi hermana. Ella aparto la cara, fingiendo interes en el seto alto de espino negro a su derecha. Parecia tan ofendido. Como si ella hubiera puesto muy en duda su honor. No era en absoluto alguien capaz de
asesinar. El arrepentimiento la inundo por permitir que Thomas plantara esas dudas en su cabeza.
Ella engancho una rama y arranco una varita, olvidando su culpa mientras frotaba el pulgar sobre un capullo a punto de abrirse. Asi que Edward no era un asesino. Ni siquiera era un hermano depravado y egoista. Por supuesto que la amo. Ella es mi hermana.
―.Bella?
Con una respiracion profunda, ella lo enfrento de nuevo, tratando de verlo como el hermano sin corazón que habia pensado que era hace un momento. Sin embargo, ya no podia. Ella intento una sonrisa, pero la sintió desfallecer y murió en sus labios.
―.Si?
Le perforo con la mirada, en busca de respuestas, una verdad que ella no estaba dispuesta a revelar.
―.El amor de un hermano es tan notable para ti?
Ella se rio, un sonido extraño y frágil a sus propios oidos.
―Realmente.
―Tu hermano…
―A mi hermano ―le interrumpió ella ―solo le preocupa lo que yo pueda aportarle ―hizo un gesto indicando a su alrededor. ―Y por eso mi presencia aquí.
El brillo duro de sus ojos desapareció.
―Tal vez tu hermano no sabía nada de la aflicción de mi familia.
Ella levanto los hombros en un gesto descuidado.
―No le habria importado ―Bella se detuvo para llenar sus pulmones de aire tranquilizador.
―Y la abuela tenia que saberlo. Ella intercambia regularmente correspondencia con la suya. Lo sabia y no le importo. Por lo tanto, usted ve, milord, no se nada del amor de una familia. Por lo menos ―se corrigió, ―no es el tipo de amor que comparte con los suyos.
Con un gesto enérgico, boto la vara y comenzó a bajar por el camino con pasos rápidos,
Fuertes, aborreciendo el espesor de la garganta, la pesadez en el pecho, el ardor infernal en el fondo de sus ojos.
Edward se puso a caminar junto a ella.
―.Que hay de tus padres?
Luchando contra el nudo en la garganta, rodeo otro seto de espino negro y se detuvo en medio de un pequeño patio, una fuente burbujeante en su centro.
―.Como diablos sale de este laberinto?
Sonriendo casi amable, señalo otro sendero que conducía desde el patio.
―Por ese camino.
Con un simple gesto, empezó a descender por el sendero. Las solidas zancadas de Edward la seguían, al igual que sus preguntas indiscretas.
―Vamos, .que hay de tus padres, Bella?
―Mi padre murio cuando yo tenia catorce anos ―lanzo por encima del hombro.
―Lo siento ―murmuro, el planeo aterciopelado de su voz enviando un aleteo a traves de su corazon.
―No se preocupe. Nunca me presto especial atencion ―respondio ella, sin atreverse a mirarlo, temerosa de que el leyera mas detras de sus palabras casualmente pronunciadas.
―Eso debe haber dolido.
―No especialmente ―en verdad, se sentia a salvo. Su padre pasaba la mayor parte de su
tiempo subyugando a su madre, examinando su agenda social, aprobando sus amigos, sus obras de caridad, todo lo de su vestuario.
―.Y tu madre? ―pregunto. ―.Ella te descuido tambien?
―No ―contesto Bella rapidamente. ―Ella fue atenta.
―.Fue?.Murio tambien?
―No.
―Entonces…
Bella se detuvo bruscamente y se dio vuelta.
―Mi madre se fue para el continente exactamente una semana despues del funeral de mi
padre. El tiempo que le tomo hacer los arreglos del viaje.
―.Hace ocho años? .No ha regresado para una visita?
Bella se erizo ante su mirada compasiva, sintiendose en cada centimetro la hija abandonada, echada a un lado y olvidada.
―Ella escribe ―entonces, .que si las cartas se hacian menos frecuentes con cada año que
pasaba? Su madre la queria. Bella no estaba resentida con ella por buscar su propia vida. Ella alzo un poco mas la barbilla y se adelanto caminando. ―Prometio volver por mi. Vamos a viajar por el mundo juntas. Voy a ver el Partenon ―declaro ella, preguntandose por que su voz sonaba a la defensiva. Como si hubiera alguna manera que el le dijera que no podia.
―Ya veo ―murmuro.
Ella le lanzo una mirada cortante.
Seguia mirandola de esa fastidiosa manera, como si fuera una niña crédula que cree en las
hadas y en la magia.
Deseosa de cambiar el tema y librarse de la mirada compasiva de su cara, ella dijo:
―Entiendo que este tratando de hacer lo mejor para Mina, pero no creo que se de cuenta de lo decidida que esta a tener lo que ella considera una vida normal.
El la agarro por el brazo y la giro para enfrentarlo. Ella podia ver la casa ahora, se asomaba por encima del seto demasiado crecido a espaldas de Edward.
―.Normal? ―el levanto una ceja oscura como si nunca hubiera escuchado la palabra antes.
―Si. Galanes, noviazgo, matrimonio, hijos.
Heath la miro, sus ojos escrutando su rostro, antes de murmurar:
Normal no es nuestro destino en la vida. Alice tiene que aceptar eso.
El asintio como si eso pusiera punto final al asunto.
―.Porque usted lo dice?
―Yo se lo que es mejor para mi hermana.
―Va a ser miserable ―advirtió, haciendo caso omiso del musculo que se marcaba
Peligrosamente en su mandíbula. ―.Quiere eso en su cabeza?
―La vida no es justa ―espeto un mero momento antes que la tomara por la parte posterior del cuello.
Ella lanzo un pequeño chillido mientras en la atraía mas cerca, pensando que tenia la intención de besarla. Su boca descendió, pero se detuvo a un pelo decepcionante de distancia por encima de sus labios.
―Casi nunca conseguimos lo que queremos ―susurro, alargando sus palabras con agonica lentitud, su aliento un soplo cálido contra sus labios temblorosos. ―.O no has aprendido eso todavía?
Sin otra palabra, la soltó y desaparecio rodeando el seto. Ella cayo contra el seto, una vacilante
masa sin huesos. Sus dedos presionaron sus labios mientras deseaba que los revoloteos de su
vientre se detuvieran.
Casi nunca conseguimos lo que queremos. Bella se pregunto si no estaba un poquito decidida a
probarle que estaba equivocado.


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