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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Pecados Carnales

Capítulo 11 Castigo

Apenas cruce la puerta quise devolverme y tomarla entre mis brazos para consolarla y pedirle perdón por todo el daño que le había causado estos meses con la indiferencia, yo me había convertido en un monstruo peor que ella reflexioné. Pero lo había prometido y mirar a mi hijo entre mis brazos me dio la fuerza necesaria para hacerlo. Debía irme lejos y llevarme al niño conmigo sino la furia de Renée sería contra él.

Lo puse en la silla dentro del automóvil y salí de la vida de su madre y de la de su familia. Cuando pase por la reja de la propiedad de los Swan me detuve al ver el coche de Renée estacionado a un costado.

Me baje no sin antes darle un vistazo a mi hijo que permanecía inocente e ignorante de todo este embrollo.

- Custodia y tutela completamente exclusiva para ti, como lo prometí

Me dijo entregándome la carpeta que me había mostrado semana antes y que le hizo firmar a su propia hija engañada. Me dí cuenta que no tenía escrúpulos, había hecho bien al transformarme en el aliado porque como enemigo me hubiera masacrado.

- Su hija, completamente libre y destrozada lo suficiente para que usted pueda volver a someterla y manipularla

Le contesté arrebatándole los documentos de las manos, era ahora o nunca, el peso de la conciencia estaba empezando a embargarme debía irme ahora o no sería capaz de hacerlo, me giré para subirme al vehiculo lo más rápido que pude.

- Fue un placer hacer negocios contigo

Le sentí susurrar con esa sonrisa diabólica que tan bien conocía.

Conduje por horas antes de tener el coraje necesario para enfrentar a mi familia, me estacione fuera del departamento de mi hermana Alice. Miré a Anthony que se había dormido – que iba a hacer ahora – me pregunté con el corazón en la mano, ya no había marcha atrás había destrozado a la mujer que amaba y ese sentimiento de repudió que sentí cuando ella había tratado de abortar a nuestro hijo se me vino en contra.

Tomé entre mis brazos a mi pequeño hijo y subí hasta el departamento de Alice esperando que ella no me juzgará como temía iba hacerlo.

- Pero que haces tu aquí, ¿dónde esta Bella?

Me preguntó mirando a todos lados confundida, me hizo entrar y yo aún seguía pensando en que decirle para que me ayudará y no me reprochará mi conducta. Después de todo era mujer y ella siempre había estado a favor de Bella.

- En su casa con su madre

Le conteste despacio mientras alzaba al niño tratando que no llorara. Alice me lo arrebató de las manos en un segundo.

- ¿Qué hiciste ahora? y más te vale que tengas una buena excusa sino yo misma le devolveré su hijo a Bella

Me dijo mientras yo suspiraba para contar mi parte de la historia.

- ¿Y tú crees que es lo correcto? – me rebatió conteniendo la furia que reflejaban sus ojos.

- No tenía alternativa – contesté un poco avergonzado

- ¡Pero eres bruto o te haces!, como piensas criar a un niño de un mes tu solo, cómo vas alimentarlo. Eres un verdadero imbécil

Me grito colérica mientras preparaba el biberón de Anthony a regañadientes tratando de controlar su furia y tenía razón de estar molesta sin embargo ya no había vuelta atrás.

- No necesito que me grites, necesito que me ayudes

Le pedí desesperado pensando en lo que diría mis padres y mi otra hermana cuando se enterarán que había abandonado a Bella y que no solo eso sino que le había quitado a su hijo recién nacido.

- No puedo, aunque quiera ayudarte no puedo, no puedo transformarme en la madre sustituta de tu hijo, yo también trabajo al igual que tú. Tendrás que recurrir a nuestros padres, sin contar que Bella es mi amiga y no puedo hacerle esto porque no es correcto.

Me contestó pasándome la mamadera. Y yo la miré confundido.

- No querías ser padre soltero pues bienvenido al mundo de los padres

Me dijo irónica dejándome solo con Anthony en un de mis brazos y la mamadera en la otra mano. Esto iba a ser un camino demasiado largo para recorrer.

- No creo que esto sea correcto, diga lo que él diga, lo que hizo no tiene nombre

Le sentí decir a Alice a mi madre en la cocina de la casa de éstos. Me quede escuchando detrás de la puerta, habían pasado dos meses desde que había abandonado a Bella y me había llevado a nuestro hijo conmigo. Ahora vivía con ellos y agradecía que al menos ellos se hubiera puesto de mi parte en todo esto, no sabía que hubiera hecho de no ser así, no podría haber mantenido el trabajo y haber criado a Anthony yo solo sin ayuda.

- Tal vez no fue la mejor manera pero Edward hizo lo correcto, ella ni siquiera lo quería en primer lugar – rebatió mi madre molesta por la discusión que estaba teniendo.

- Esa no es una excusa madre, ella se iba a convertir en monja, él la sedujo y luego la embarazo, que hubiera pensado yo misma con una madre como Renée en una situación así

- No la justifiques, siempre hay alternativas y ella aún a pesar que Edward se la quería llevar lejos, trató de abortarlo, una madre no hace eso

- Estas poniéndote del lado de él – alzo la voz Alice enarcando una ceja

- Es mi hijo y voy apoyarlo además, estamos hablando de mi nieto, no voy a permitir que esa señora santurrona los destruya por apariencias – contestó de vuelta mi madre en el mismo tono que utilizó mi hermana.

- No lo sé, no digo que Bella hizo lo correcto pero no merecía ese castigo, de todo corazón deseo que lo supere, incluso hasta creo que esa decisión de irse a un convento fue la mejor, allá al menos tendrá paz. Es increíble que Edward confabulará con Renée para quitarle la custodia de su pequeño hijo.

- Tu hermano hizo lo que debía hacer, lo entenderás cuando seas madre

Refutó mi madre quitándole el biberón para Anthony de las manos a mi hermana. Un vació me recorrió cuando me enteré que Bella se había hecho monja después de todo, esa seguro no era la solución para acabar con la pena o con el sufrimiento - porque eres tan cobarde – me recriminé – Ojala me perdoné algún día - le pedí por primera vez a Dios desde que esto había comenzado.

Estacioné fuera de la casa de Bella y me quede ahí un rato, con ganas de ir a hablar con Renée y preguntarle cual era el convento en que estaba su hija para terminar con esta pesadilla pero la imagen de Anthony se me vino a la mente y deseche la idea – Renée lo destruiría – confirmé al recordar a su abuela. Ya no había vuelta atrás, de pronto sentí un golpe en la ventana contraria de mi automóvil que me hizo brincar del susto, era Ángela. Abrí los pestillos y ella entro en el automóvil.

- Hola te quería pedir algo

Me dijo sonriéndome nerviosa.

- Me gustaría que me dieras una foto de mi sobrino para cuando ella quiera verla, al menos para que conozca a su hijo, debe estar tan grande.

Me pidió en un susurró y el corazón se me volvió a encoger, había cometido un error, el más grande todos. Me lleve la mano a la billetera y saque la fotografía que había tomado Esme hace dos días atrás. Se la entregué.

- Se parece a Bella - me comentó ella

- Tiene sus ojos - coincidí yo apretando el manubrio.

Hubo un tenso silencio hasta que decidí hablar.

- ¿ella esta bien?

Le pregunté de repente sin quitar la vista de enfrente. El peso de la culpa era demasiado para soportarlo sin saber al menos que ella había superado en parte lo que había sucedido con nosotros, tal vez la vida espiritual le diera resignación después de todo.

- ¿Cómo estarías tú si te enteras que tu propia madre confabulo en tu contra para arrebatarte lo más preciado que tienes en la vida, y que el hombre al cual amas te odia?

- Yo no la odio - rebatí

- Pues tampoco la amas sino no hubieras hecho lo que hiciste - juzgó Ángela colerica.

- Tu madre nos hubiera destruido - me defendí

- Es fácil echarle la culpa al resto, pero si puedes dormir con eso, no seré yo quien te quite el sueño. Buenas noches Edward

Espetó bajándose del automóvil. Me quede por unos minutos viéndola como entraba en la casa y luego me fui. Me fui para siempre de la vida de los Swan.

1 comentarios:

Angie P.S dijo...

wow! si que Edward la tiene dificil, y no puedo ni imagiarme como se siente Bella con esta situacion.
Elcapitulo Buenisimo.