Dark Chat

viernes, 9 de julio de 2010

Tan lejana como una estrella

Cap.13.CAUTELA

BELLA POV

"¡No!" – exclamó Rose con sus hermosos ojos dilatados por el asombro – "¡No te creo, Bella! ¡Júrame que no me estas jugando ninguna broma!"

"¡Te lo juro, Rose!" – dije mientras me sentía flotar entre las nubes – "es verdad todo lo que te he dicho" – mientras soñaba despierta, escuché como mi amiga se empezaba a partir de la risa – "¡Rose!" – reprendí – "¿De qué te ríes?"

"Lo… lo siento, Bella" – logró decir entre risas – "es solo que… nunca pensé… nunca pensé verte así de enamorada y mucho menos imaginé que ese sentimiento viniera a ser despertado por tu…"

"¡Shhh!" – interrumpí y mi amiga guardó silencio rápidamente

"Lo siento" – susurró mientras se tapaba la boca con una de sus manos.

"No te preocupes" – dije mientras mi imborrable sonrisa salía a flote otra vez. Mi amiga me examinó por varios segundos

"Realmente luces… diferente" – su sonrisa se desvaneció - "pero, Bella, ¿Ya te diste cuenta de quien te has enamorado?"

"Por supuesto que si" – contesté – "me he enamorado de Edward Cullen" – el tono que mi voz tuvo al pronunciar ese nombre fue extraño hasta para mí

"Edward Cullen" – repitió mi amiga ya sin humor – "tu chofer, Bella" – recordó y mi sonrisa se vino abajo

"Eso no me importa" – defendí sabiendo que ese comentario no salía precisamente por mí

"A ti no. Pero… ¿y a tu mamá?" – bajé la mirada. Ese era realmente el problema. No podía ni si quiera el imaginarme lo que mi madre haría si se enterara de que su rebelde hija estaba locamente enamorada del hijo de la cocinera

"Mi mamá no tiene por que enterarse" – Rose hizo una mueca pero la ignoré – "Edward y yo podemos esperar hasta que él termine su carrera y se reciba como doctor…"

"¿Y eso cuánto tiempo va a tomar?" – interrumpió mi amiga – "¿Cinco, seis años? ¿Van a poder soportar estar escondiéndose todo el tiempo? También ten en cuenta que no en cuanto salga de la escuela va a ser un millonario… probablemente nunca lo sea"

"Lo quiero…" – fue lo único que pude decir ya que, desgraciadamente, sabía que tenía razón. Mi amiga percibió la repentina tristeza de mi voz y me tomó las manos con un ligero apretón

"Si lo quieres…entonces, ya te las ingenieras para estar con él" – me sonrió de manera alentadora.

"Gracias, Rose" – le dije mientras la abrazaba – "necesitaba contárselo a alguien, ¿Y quien mejor que tu?"

"Ya sabes que puedes confiar en mí, Bella… ¡Pero cuéntame!" – exigió cambiando bruscamente el humor de la conversación – "Dime detalle a detalle lo que pasó, ¿Desde cuando andas con él?"

"Desde la noche en la que se celebró la fiesta de Lauren" – conté de manera tímida

"¿Desde ese día?... ¿Y por qué me lo dices hasta ahora?" – quiso saber fingiendo indignación. Me encogí de hombros como respuesta. Mi amiga suspiró de manera exasperada – "Ok. Te perdonaré por esta vez. Pero cuéntame" – volvió a exigir y sus ojos brillaron de la excitación – "¿Cómo se te declaro? ¿Qué le dijiste?" – me quedé en silencio, con la boca abierta puesto que nuestra declaración había sido algo demasiado… ¿intensa? Como para contarla sin sentirse apenada

"¿No me quieres contar?" – inquirió mi amiga con tristeza al pensar que no le tenía la suficiente confianza

"No es eso, Rose" – dije mientras bajaba la mirada y comenzaba a balbucear – "Es solo que… es un poco decoroso para mí el contarte el cómo se dieron los hechos"

"¡Ay, Bella!" – exclamó – "¿Por qué decoroso? ¡Ni que te hubieras acostado con él esa misma noche!" – agaché aún más la cabeza, sentía las mejillas completamente rojas. Rose no paso desapercibida mi reacción y pude sentir como la respiración se le había cortado – "¡NOO!" – soltó obligándome a levantar la vista. Tenía la boca abierta y los ojos ligeramente salidos de su orbita por la impresión – "¿Te acostaste con él?" – preguntó con voz aguda y muy bajita. Yo me limité a asentir, incapaz de mirarle a los ojos

Hubo un largo silencio entre nosotras, roto por el ruido de los alumnos que iban y venían por el patio de la escuela.

"¿Le entregaste tu virginidad a Edward Cullen?" – pareció más una afirmación que una pregunta, así que no contesté ni hice señales de hacerlo. Tras otro silencio mi amiga se echó a reír escandalosamente, lo cual me hizo odiarla en ese instante

"No soy tu bufón" – le dije molesta mientras fruncía el ceño y desviaba la mirada, aún me sentía demasiado avergonzada

Rosalie se siguió burlando por el resto del día. No lo hubiera soportado si no fuera por que realmente ella era la única verdadera amiga que tenía en todo ese pueblo. Cuando faltaba poco para las tres de la tarde, mis ojos no podían despegarse del reloj de pared que colgaba de la pared del aula de clases. El solo pensar que ya faltaba poco para verlo, me ponía los nervios de punta

"Hola" – saludó en cuanto me vio. Cada vez me costaba controlar más mis emociones para no lanzarme en ese mismo instante en sus brazos y besarlo. Me limité a dedicarle una enorme sonrisa, la cual dejaba claro lo muy feliz que me hacía el tenerlo a mi lado.

Claro estaba que lo único que aún no podía (ni creía posible) controlar eran los malditos celos que me daba al ver como todas las mujeres (y hasta podría jurar que más de algún hombre) ahí presentes se lo comían con la mirada. Poco me faltaba para decirles "Quítenle los ojos de encima, es mío, estupidas" pero, obvia (y lastimosamente) no podía.

"Te juro que un día de estos voy a descuartizar a todas y no dejaré a ni una sola con vida" – me quejé con Rose mientras subíamos al carro y Edward esperaba para cerrarnos las puertas

"Bueno… realmente Edward es un tipo realmente atractivo" – recordó Rose aún divertida por todas las cosas de las que se había enterado hoy – "demasiado apuesto y galante, aún portando el uniforme de chofer. Ese es el precio que se tiene que pagar al amar y ser amada por alguien casi perfecto"

Me enfurruñé en mi asiento mientras contemplaba como Edward se acomodaba frente al volante… suspiré para mis adentros ¿Cómo era posible que existiera un hombre como él en la tierra? Jamás lo imaginé. Para mí, esa clase de seres solo existían en las novelas románticas o en los cuentos de hadas

"¿A la casa de la señorita, Rose?" – preguntó mi novio y asentí. Cuando llegamos a la mansión de los Hale, bajé del auto junto con mi amiga y Edward, como solía ser, se quedaba esperándome junto al carro

"Pasa, Edward" – invitó Rose con una amable sonrisa, provocando que nuestros ojos se abrieran de la sorpresa – "no puedo dejar al novio de mi amiga fuera de la casa, no es cortés" – justificó, pero nosotros no nos movíamos de nuestros lugares" – "no se preocupen, nadie más que las sirvientas estan en casa" – agregó guiñándonos un ojo y en ese momento tomé de la tiesa mano a mi novio y lo guié hacia la entrada con una enorme sonrisa en los labios. La rubia y exquisita muchacha iba tres pasos delante de nosotros

"¿Se lo dijiste?" – asentí, despreocupada y el muchacho ya no dijo más. Al entrar, Rose nos indicó a que tomáramos asiento y subió a su habitación. Cuando bajó, ya no traía puesto el uniforme, si no un bonito y cómodo atuendo. Podía sentir que Edward estaba incomodo, así que le di un fuerte apretón de manos para calmarle, sus ojos se dirigieron a mi dirección y aproveché para rozar suavemente sus labios, él correspondió el gesto con cautela

"Rose" – llamé a mi amiga que veía la escena de manera amable

"Dime, Bella"

"¿Tienes planes para el sábado en la noche?" – negó – "¿Te gustaría salir con Edward y conmigo?" – mi amiga frunció el ceño al mismo instante que el chico que tenía al lado – "puedes llevar a un amigo" – propuse ignorando los gestos, para que aceptara y ella volvió a negar

"Todos mis amigos, son conocidos tuyos, Bella. No creo que sea conveniente" – fruncí los labios. Tenía razón

"Tu podrías invitar a un chico" – le dije a mi novio y el lo pensó – "Tengo ganas de ir a la Push" – informé con grandes deseos, sabía que de esa manera, Edward no se iba a negar. Y así fue

"Podría invitar a Emmet" – dijo con voz bajita

"¡Entonces ya todo esta listo!" – me apresure a decir – "¡El sábado nos vamos a la Push!" – Rose se mordió el labio pero no protestó


ALICE POV

Al salir de la escuela pude notar que una pequeña multitud de alumnos estaba reunida en un mismo lugar. Me pregunté vagamente el por qué, más no le di importancia. Ya era noche y tenía que apresurarme si no quería caminar por calles más desoladas de lo habitual.

Estaba dispuesta a acelerar el paso, cuando el gritó de una de mis amigas llamó por mi nombre

"¡Alice!" – exclamó emocionada – "¿Ya viste el carrazo que esta estacionado ahí?" – señaló la dirección en donde estaba el tumulto de gente. Negué con la cabeza de manera despreocupada

"¡El tipo que la maneja parece una estrella de cine!" – siguió

"Charlotte, créeme que lo único que me interesa ahora es irme rápido a mi casa" – dije sin evitar sonreír por su actitud infantil. Mi amiga me hizo un puchero, pero ya no insistió más.

Reanudé mi marcha y, cuando doblé en la primera esquina, las fuertes luces y el sonido de un claxon detrás de mí, me hicieron girar. Abrí la boca al ver ese carro pararse a mi lado. No lo podía creer. Mi primera reacción fue fruncir el ceño mientras veía como la ventanilla automática del deportivo bajaba para dejar a mi vista a aquel pedante riquillo de ojos color miel

"Hola" – saludó de manera despreocupada. Lo miré por otro segundo y después vi a mí alrededor. Varias alumnas me observaban de manera acusadora. No quería ni imaginar lo que sus lenguas soltaban en ese momento y, para acabarla de matar, Charlotte (Tras recuperarse de su ataque de hiperventilación) había decidido venir hacia mí.

Deposité otra vez mi atención en el joven que se encontraba dentro del carro

"¿Se puede saber que haces aquí?" – pregunté con voz acida. Él hizo una mueca, la cual lo hizo verse realmente encantador… Encantador, pero aún así sigue siendo un riquillo patán

"Creo que nunca podré acostumbrarme a tus bienvenidas tan calurosas" – dijo el con tono sarcástico. Puse los ojos en blanco

"No tengo tiempo para andar perdiéndolo contigo" – repuse – "tengo que irme ya, o tal vez, no encuentre por las calles quien me quiera violar" – comencé a caminar y mi amiga me alcanzó

"Hola" – saludó la chica de manera entusiasta

"Hola" – respondió el chico

"Soy amiga de Alice" – volví a trabar los ojos – "¿Y tu eres…?"

"Un amigo también" – bufé fuertemente al escuchar la palabra, seguía caminando y mi amiga y el carro seguían avanzando a mi ritmo

"¿La has venido a traer?" – preguntó la chica

"Si, pero ella se niega rotundamente a subir"

"¡¿Por qué?" – mi amiga me jaló del brazo obligándome a parar – "¿Por qué no te quieres ir con él, Ali?"

"Por que no se me da la gana" – respondí tratando de contenerme – "ya déjenme en paz"

"¿Siempre es así de testaruda?" – preguntó Jasper.

"A veces es peor" – contestó mi amiga – "Ali, deberías de aceptar, ya es muy tarde" – negué con la cabeza, exasperada

"Deberías hacerle caso a tu amiga" – aconsejó el rubiecito mientras aceleraba el carro y lo situaba frente a mí, tapándome el paso.

"Mueve tu carro si no quieres pagar la compostura de una patada en el" – advertí. Lo que más me molestaba era que mi enfurecimiento parecía divertirle enormemente.

No lo pensé dos veces. Acumulé todas las fuerzas necesarias en mi pierna y la impulsé para darle un buen golpe con el pie a la puerta de su flamante deportivo

"¡Alice!" – exclamó mi amiga completamente aterrorizada – "¡¿Qué has hecho, Alice?" – casi no le prestaba atención a Charlotte ya que mis ojos se encontraban mirando fijamente a Jasper, quien tenía la expresión descompuesta en una mascara que paso de la sorpresa a la furia, y de la furia al humor

"¿Te harás a un lado o necesito pegar otra patada?" - ¿Cómo era posible que un tipo así me llegara a irritar tanto?

"Creo que tienes un ligero complejo de yegua" – dijo sonriendo burlonamente mientras se bajaba del carro. Examinó brevemente el rayón que había provocado mi desgastado tenis y se encogió de hombros - "aunque te falta fuerza para serlo, eso no es nada" – lo asesiné con la mirada

"Que suerte tienes" – murmuró mi amiga

"Charlotte, creo que ya es tarde" – me alegré que la muchacha entendiera la indirecta y se marchará minutos después.

"¿Qué quieres?" – pregunté cuando al fin quedamos solos, cruzandome de brazos

"Remediar mi error" – respondió borrando la sonrisa de su rostro – "pero tu no me das la oportunidad de demostrarte que en realidad siento lo que paso aquella noche"

"Y dale con lo mismo" – refunfuñé – "Si te dejo "remediar" tu error ¿Me dejarás de molestar?" – esperé una respuesta por varios segundos

"¿Por qué me odias tanto?" – la pregunta me tomó desprevenida. No tenía una respuesta para ello, dejándome en silencio – "¿Y bien?" – insistió

"No te odio" – contesté

"Entonces ¿Por qué me tratas así?" – antes de que pudiera responderle, el claxon de un coche sonó – "Acepta que te lleve a tu casa" – pidió mientras le hacía señas al señor en el volante – "necesito platicar contigo" – asentí (Sin saber muy bien por qué) y esperé a que moviera su auto para dejar el camino libre

"¿Decías?" – insistió cuando ya ibamos en camino. Respiré derrotada, no lo iba a dejar pasar

"No te odio... solo me desagradas" – me apresuré a decir – "eso es todo"

"Solo te desagrado" – repitió con voz irónica – "Vaya… ¡Eso es reconfortante!" – el sarcasmo fluyo en gran medida que me hizo reír – "¿Y por qué te desagrado?"

"Por lo superficial que eres"

"No sabría decir si eres sincera o cínica" - mi sonrisa se expandió

"Sincera" – afirmé – "el cínico eres tu"

"¿Por qué?"

"¿Te crees Adela Micha o qué?" – inquirí exasperada (bueno, más bien nerviosa, pero no lo iba a admitir). Él rió por lo bajo **

"Lo siento… es solo que no puedo dejar de preguntarme por que te empeñas en comportarte de esa manera tan cortante conmigo" – guardé silencio. Era lo mejor que podía hacer ya que yo tampoco tenía una explicación lógica por mi manera de tratarlo – "¿Entonces si aceptaras mi invitación para cenar?" – preguntó tras varios segundos de espera.

Suspiré de manera pesada mientras le echaba una ojeada al desgastado reloj que me había regalado mi mamá hacía tres años

"Ya es demasiado tarde" – dije mientras levantaba la mirada de las manecillas que se movían constantemente – "tengo que ir a mi casa, de lo contrario mis padres se preocuparan" – expliqué

"Puedes llamarles por teléfono y avisar que llegaras en un par de horas" – propuso y puse los ojos en blanco

"No tengo celular" – informé con pesimismo

"Ah… lo siento, no fue mi intención…" – sus palabras parecían sinceras – "si gustas, te puedo prestar el mío" – sacó un pequeño objeto plateado de aspecto fino y me lo tendió. No lo tomé

"Gracias" – articulé con un gesto el cual dejaba en claro que no iba a aceptar su "favor" bajo ninguna circunstancia – "no hace falta"

Jasper suspiró mientras su mirada se perdía en la carretera

"Por favor, Alice, acepta mi invitación" – levanté una de mis cejas con escepticismo

"¿Me estas rogando?" – inquirí

"No" – se apresuró a contradecir el muchacho – "por supuesto que no te estoy rogando"

"Entonces limítate a llevarme a mi casa" – aconsejé - "o si gustas, para el carro y me voy caminando" – como respuesta, el carro aceleró violentamente. Sentí vértigo al pensar que nos podríamos estrellar pero no lo hice manifiesto.

"Servida" – soltó en cuanto estuvimos en la entrada del callejón frente a mi casa

"Gracias" – le dije mientras intentaba abrir la puerta del carro. No pude. Lo intente otra vez y obtuve el mismo resultado – "Esto no abre" – acusé sin dejar de luchar con la puerta. Escuché una leve risita detrás de mí y con eso supe qué era lo que pasaba – "¿Podrías hacerme el favor de abrir la puerta?" – la pregunta se escuchó más como amenaza, pero a él no pareció asustarle en lo absoluto

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Cap.14.MODALES

ALICE POV

"Quita el seguro ahora mismo" – ordené con la voz más amenazante que me fue posible. El muchacho negó con la cabeza mientras en su rostro se dibujaba la más estupida de las sonrisas – "No estoy jugando" - advertí

"Yo tampoco" – dijo mientras alzaba las cejas en un gesto inocente. Suspiré pesadamente y conté mentalmente hasta diez. Esto era irritante.

"¿Qué piensas hacer?" – pregunté cuando estuve ya un poco más calmada – "¿Tenerme encerrada toda la vida dentro de esto?"

"Se llama carro" – recordó con voz burlona. Me dieron ganas de pegarle un puñetazo a ese lindo rostro, pero me contuve

"Jasper, por favor, ya basta" – le miré a los ojos con gesto neutro. Tal vez así, su pequeño cerebrito captaba mejor las cosas

"Me llamaste por mi nombre" – comentó él y puse los ojos en blanco – "suena bien en tus labios" – reí sarcásticamente para ocultar mi nerviosismo – "¿Qué es lo gracioso?"

"Te informo que no todas caemos con un conjunto de palabras bonitas, cursis y comunes" – dije dejando de reír y volviendo a mirarle fijamente

"Eres muy hiriente ¿sabías?" – repuso él.

"¿En serio?" – pregunté con irónica preocupación – "para lo que me importa" – agregué cuando él asintió y subí, despreocupadamente, mis pies sobre la parte frontal

"Eres muy malcriada y grosera" – acuso – "¿También lo sabes?" – asentí mientras me mordía una uña – "Y parece que también te importa poco" – me encogí de hombros, dejándole en claro que me importaba poco lo que él o los demás pensaran de mí – "mereces unas buenas clases de educación"

"¿Y a ti que más te da si soy o no educada?" – pregunté de forma violenta – "¿Por qué no simplemente te limitas a abrir la maldita puerta para que me pueda ir?"

"No hasta que aprendas a tratarme como es debido" – abrí la boca ante la incredibilidad que me causaron sus palabras

"Como es debido" – repetí sin recuperarme aún de la impresión – "¿Y cómo se supone que te debo de tratar para que consideres mi actitud "debida"? – volví a clavar mis ojos en los suyos, los cuales se mantuvieron fijos y penetrantes. El gesto me comenzaba a poner nerviosa

"De esta manera" – dijo y se lanzó hacia mí presionando sus labios con los míos.

¡Maldito sea! Era la segunda vez que lo hacía y… la segunda vez que un fuego intenso bajaba por mí estomago.

Sus manos atraparon mi rostro, impidiéndome poder alejarme de aquellos labios suaves y calidos… ¡Mierda! La sensación me gustaba y eso no estaba bien… nada bien. Conocía a los de su clase: niños bonitos que piensan que pueden tener el mundo a sus pies, gente que disfrutaba humillando a los de mi clase por no tener lo que ellos si.

Juguetes. Eso era lo que nosotros significábamos para ellos.

Llevé mis manos hacia sus cabellos con la intensión de jalarlos para que me soltara, más en ese momento su boca se volvió más intensa, haciéndome flaquear al instante y dejando mis dedos enrollados en sus raíces, sin hacerle el más mínimo daño.

Volví a ordenar mis pensamientos desde el principio mientras sentía su sabor en mi boca, y cuando al fin pude reunir la cordura suficiente para retirar mis labios de los suyos, sus ojos claros me dejaron sin palabras durante dos segundos.

"¿Ves como si puedes portarte mejor?" – preguntó sacándome de su hechizó. Sonreí hipócritamente (dejando que disfrutara por un momento de su falsa ilusión) mientras empuñaba mi mano

"¿Tu crees?" – cuestioné de manera inocente. Podía ver en sus ojos que el idiota pensaba que me tenía comiendo de su mano mientras asentía. Y, cuando menos se lo esperó, le aventé un puñetazo con todas las fuerzas que pude.

Mis oídos disfrutaron tanto la queja de dolor que emitió el muchacho. Aproveché para alargar mi cuerpo y así poder alcanzar lo que, suponía yo, eran los botones de seguridad, tuve suerte de atinar a la primera. Los seguros se abrieron con un "click" y moví rápidamente mis manos para abrir la puerta

"¿A dónde crees que vas?" – dijo mientras me sujetaba la mano impidiendo mi huida. Ups. Su voz me dijo que el niño bonito estaba molesto

"¿Acaso quieres otra de mis grandes muestras de cordialidad?" – amenacé tratando de zafarme – "Ok. Tu lo pediste" – y le aventé otro puñetazo para que al fin me soltara.

"¡Alice, espera!" – pidió mientras se llevaba las dos manos hacia su rostro y yo salía corriendo hacia mi casa.


ROSE POV

El día tan esperado para ir a la Push había llegado. La idea no me causaba mucha emoción, pero había aceptado por Bella. Jamás había visto así de feliz a mi amiga y estaba dispuesta a ayudarla en todo lo que fuera posible.

"¿Saldras?" – preguntó mi madre en cuanto me vio bajar de las escaleras, acompañada de una muchacha que traía una pequeña maleta – "¿Con quién?" – quiso saber en cuanto asentí

"Con Bella" – informé – "iremos a un playa, nos quedaremos ahí todo el fin de semana"

"Dile a Jasper que te acompañe" – puse los ojos en blando

"Mamá, ya no soy una niña para tener que cargar con mi hermano a todos lados" – protesté

"Pues deberías" – repuso tajantemente – "No tienes ni la menor idea de los peligros que acechan allá fuera, y más para ustedes: dos pequeñas que, además de hermosas, provienen de familias con buena posición social"

"El chofer de Bella irá con nosotras" – dije para tranquilizar a mi madre

"Vaya consuelo" – murmuró con sarcasmo

"Mamá ya me voy" – le dije antes de que siguiera insistiendo. Salí de la casa a grandes zancadas. Bella ya me esperaba en la entrada de la casa junto con Edward. Sonreí al verla, se veía tan radiante en compañía de aquel joven

"¿Iremos a otro lado?" – cuestioné al ver que Edward tomaba una ruta diferente

"Pasaremos por Emmet, un amigo de Edward que irá con nosotros" – informó Bella. Llegamos a un pequeño parquecito ubicado a no más de cinco cuadras de mi casa

"¿Vive por acá cerca?" – quise saber al ver que aún nos encontrábamos en zona residencial. El novio de mi amiga asintió mientras estacionaba el carro. Era un día soleado, así que me puse las gafas al bajar del carro. Un muchacho muy guapo: alto, de buen cuerpo, piel blanca y cabello rizado y negro, se acercó hacia nosotros

"¡Edward!" – exclamó mientras se saludaban enérgicamente con la mano

"Emmet, ella es Bella" – informó el muchacho y sentí cierta envidia al oír como su voz acariciaba el nombre de mi amiga – "y ella es Rosalie, su amiga"

"Mucho gusto" – saludó el muchacho y extendió la mano primero hacia Bella y después hacia mí. Examiné, rápidamente, más su físico. Su ropa resultaba sencilla, seguramente su casa se encontraba cerca de la zona, más no dentro de ella, era fácil de deducirlo ya que, por lo que podía apreciar, no llevaba carro

"Mucho gusto" – dije mientras sonreía, me quitaba los lentes y alzaba la vista para verle, tenía unos ojos muy bonitos, los cuales se quedaron fijos en mis pupilas.

"Mucho gusto" – repitió mientras su mano se aferraba a la mía

"Ya habías dicho eso antes" – señalé sonriendo tímidamente. ¿Dije tímidamente? Ok. Eso jamás me había pasado antes. El muchacho se limitó a sonreír ampliamente sin dejar de penetrar en mis ojos

"Eh… Rose" – escuché que llamó Bella a lo lejos

"¿Si?"

"Ya… es hora de… irnos" – asentí. Me encontraba idiotizada por ese par de ojos castaños

"Si" – contesté

"Eh… no podemos irnos si no se suben al carro" – aquel comentario nos hizo reaccionar a ambos y reímos tontamente.

Emmet se comportó como un caballero, abrió la puerta para que pudiera subir al carro y me tendió la mano para lo mismo. En el camino, casi no hablamos. Cada quien se encontraba en su mundo. Bella con Edward y yo, con Emmet.

"Ya te vi, Rose" – dijo con tono juguetón Bella cuando nos adelantábamos hacia la cabaña mientras los chicos bajaban las cosas del carro

"¿Qué cosa?" – quise hacerme la desentendida, pero fallé al instante ya que una enorme sonrisa en mis labios me había traicionado

"Con que Emmet, eh" – continuó mi amiga y me mordí el labio aún sonriendo – "Te encanto" – afirmó

"Es simpático" – admití

"¡Vamos, Rose!" – exclamó mi amiga – "¿simpatico?" "¡En todos estos años que llevo conociéndote jamás te había visto comportarte así con un chico!"

"Tiene algo…" – murmuré mientras me dejaba caer sobre la cama – "no sé… esa mirada… su sonrisa" – me había perdido otra vez en mis pensamientos. La delicada risa de Bella me trajo a la realidad – "No te burles, Bella" – pedí

"No me burlo, Rose" – se defendió mi amiga – "solo que deberías verte la cara, casi se te cae la baba" – siguió riendo y esperé hasta que se calmara para hablar

"No creo que sea muy distinta a la que tu pones cuando estas con Edward, ó hablas de él" – recordé y mi amiga se sentó a mi lado

"Parece que también tú le gustas" – dijo y volví a sonreír. Los chicos entraron con las cosas necesarias para quedarnos todo el fin de semana. Repentinamente, la idea no se me hacía tan mal. Al contrario, me gustaba.

Al entrar, Emmet me volvió a dedicar una mirada y una sonrisa de lado. Se había quitado la camisa y solo andaba con una ligera camiseta blanca que dejaba al descubierto sus marcados brazos y su plano y cuadrado pecho. Bella se había puesto de pie para caminar hacia Edward, quien la cogió entre sus brazos y depositó un tierno beso en su frente.

"Creo que mejor pediremos otra cabaña" – dijo Bella con intención – "puede que no estemos cómodos los cuatro en una sola" - La miré de forma acusadora, pero no protesté – "en seguida regresamos" – anunció mientras salía y se llevaba a Edward con ella

"Hemos quedado solos" – comentó Emmet y sentí como un ligero rubor corría por mis mejillas

"Parece que ellos han venido a pasarla muy bien" –

"También nosotros podemos hacer lo mismo" – sonreí al darle doble interpretación a sus palabras. Desconocía si la ambigüedad solo había sido idea mía

"Espero seas una grata compañía" – respondí – "no me gustaría el haber venido a este lugar solo a aburrirme"

"Ten seguro que no pasara eso" – prometió sin dejar de emitir esa sonrisa tan arrebatadora

EDWARD POV

"¿Otra cabaña?" – pregunté confundido mientras Bella me llevaba hacia la recepción del centro turístico

"Digamos que quiero… privacidad" – contestó mientras me jalaba del cuello de la camisa y acercaba su boca a la mía. No pude evitar sonreír ante la idea. Al llegar, una mujer nos atendió

"¿En qué les puedo servir?" – preguntó y sentí como Bella cambiaba su despreocupada voz por una más hostil

"Queremos rentar otra cabaña" – informó mientras su brazo apretaba fuertemente mi cintura. Me imaginé que, tal vez, estaba celosa, así que me limité a pegar mi rostro en sus cabellos e inhalar su perfume

"Con gusto" – escuché que dijo la señorita, nos entregó un papel, el cual me apresuré a tomar

"Edward, yo iba a pagar" – discutió mi novia de regreso, después de darle el billete a la muchacha (quien por cierto había rozado con intención mis dedos)

Frené la marcha. Me incliné para besarla ya que parecía molesta

"Bella, no quiero que gastes en mí" – le dije y ella puso los ojos en blanco

"Yo tampoco quiero que tu lo hagas" – fruncí los labios y suspiré profundamente.

"Tal vez no te pueda dar mucho…" – comencé a decir mientras posaba un dedo sobre sus labios para que no comenzara a protestar – "… pero lo poco que te pueda dar, te lo daré con gusto" "Yo no quiero, por orgullo y por que te amo realmente, el que tu cubras todos los gastos cada vez que salgamos, por muy mínimos que sean"

"Esta relación esta formada por dos: tu y yo…"

"Me basta con que me quieras, eso ya es bastante" – interrumpí

"Para mi también ya es mucho el que me quieras" - dijo y pude sentir su sinceridad y convicción en cada palabra

"Podrías conseguirte a alguien mejor sin ningún problema" – sonreí sin humor. Era la verdad, y estaba completamente conciente ello. Bella frunció sus cejas, por un momento pensé que íbamos a empezar a discutir, más solo se limitó a capturar mi cuello con sus brazos y juntar sus labios con los míos.

Eso era la mejor manera de dar por terminada una discusión, no había duda.

"Jamás te cambiaría" – murmuró contra mis labios, no abrí mis ojos, me limité a escuchar sus dulces palabras mientras me dejaba embriagar por su aliento – "Dudo mucho que haya alguien mejor que tu, Edward Cullen. Grábatelo en la mente: siempre estaré contigo"

"Siempre" – acordé y volví a unir mi boca con la suya para besarla y besarla hasta que el aliento nos faltó.

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Cap.15.ATARDECER

EDWARD POV

"hermosa" – comentó Emmett

"Si" – acordé yo, mientras veía como Bella caminaba frente a nosotros, al lado de su amiga

"Perfecta" – volvió a murmurar

"Más que eso" – dije y los dos suspiramos al unísono. – "Un momento" – paré tras salir de mi embelesamiento – "¿De quién hablas?"

"Pues de Rose, ¿De quién más?" – respondió mi amigo con obviedad

"¿Rose?" – repetí incrédulo y él asintió – "así que… mi amigo se enamoró a primera vista" – comenté divertido y la extensa sonrisa de Emmett me dio la razón

"¿Acaso no es hermosa?" – inquirió y yo me encogí de hombros – "¡Vamos, Edward! ¿Me vas a decir que no te has dado cuenta de lo sensual que es?"

"Realmente, desde que estoy con Bella, soy incapaz de ver a otra mujer" – una sonora carcajada estallo del pecho de mi amigo

"Si, como no" – discutió mientras me pegaba un puñetazo amistoso en mi hombro – "lo "don Juan" no creo que lo quite ni el más grande los amores" – bromeó mientras nos dejábamos caer sobre la arena de la playa. Bella y Rose caminaban y reían, me alegré de ver a mi novia así, feliz y sin preocupaciones.

Mi amigo y yo quedamos otro momento en silencio, ambos completando a las mujeres de las cuales estábamos prendados. En cierta parte, la actitud de Emmett me sorprendía, ya que no era conocido por ser alguien enamoradizo y, además, tenía cierto repudio por las niñas ricas y de sociedad como era Rose, aunque ciertamente, la despampanante amiga de Bella era alguien demasiado sencilla y carismática

"Edward" – llamó Bella mientras caminaba hacia mi con los brazos extendidos – "vamos a dar un paseo" – dijo y rápidamente me puse de pie y le cogí de las manos.

El horizonte de la playa (que parecía más bien un inmenso lago debido a la cadencia de olas) se estaba tornando de un color rojizo debido a que dentro de poco la tarde finalizaría y daría paso a la noche. Aún así, se podía sentir un agradable calor. Caminamos varios metros en silencio, con nuestras manos unidas fuertemente, ambos íbamos descalzos, sintiendo la arena en la planta de nuestros pies y la brisa alborotar nuestras ropas y nuestros cabellos

"Que hermoso atardecer" – comentó Bella cuando ya estábamos muy lejos de la otra pareja. Habíamos llegado a una parte de la playa en donde ya no había vida humana, solo las gaviotas volando sobre el mar nos acompañaban.

Bella se sentó en una piedra que se encontraba a la orilla del mar, siendo golpeado por pequeñas y débiles olas

"¿Estas feliz, verdad?" – pregunté mientras me sentaba a su lado. Ella asintió con una sonrisa en sus labios mientras jugueteaba el agua con sus pequeños pies

"Demasiado ¿Y tu?"

"¿Cómo no podría estarlo?" – contesté sinceramente. Bella clavó sus ojos en mí, y pude leer en ellos un brillo juguetón un segundo antes de que sus brazos me empujara hacia atrás tirándome hacia el agua. Caí sin poder evitarlo, mojándome toda la parte trasera de mi cuerpo, y su risa cantarina se elevó dos octavas más.

Yo también reí, era imposible no hacerlo teniendo como estimulante sus hermosos ojos color chocolate brillando de esa manera en su pálido rostro. Me puse de pie y ella leyó mis intenciones al instante, echándose a correr. Fue una ventaja muy grande para mí el que la arena húmeda empeorar su sentido de equilibrio y le impidiera avanzar no más de diez metros antes de poder alcanzarla

"¡Edward!" – exclamó entre risas mientras mis brazos la rodeaban y la arrastraba hacia el agua sin mucho esfuerzo – "¡Bájame!" – ordenó mientras pataleaba. Estuve a punto de tropezar debido a las fuertes carcajadas que me habían invadido, pero logré mantener el equilibrio y seguí adentrándome en la mar.

"Ojo por ojo…" – dije divertido mientras me preparaba para soltarla en el agua, que ahora me llegaba a las caderas

"¡No, Edward!" – gritó mientras mis brazos la soltaban para que se sumergiera, al momento en que una pequeña ola venía hacia nosotros. Mi novia no tardó en salir del agua con el semblante horrorizado, el cual me provocó más risa. En cuanto sus ojos me volvieron a encontrar, alzó sus brazos hacia mi cuello y los aferró ahí, como quien se agarra de una piedra para no ser llevada por la corriente – "no se nadar" – confesó mientras me abrazaba fuertemente – "no se nadar y me da pavor estar a más de dos metros de la orilla" – me sorprendió demasiado aquella confesión, y pese a lo divertido que resultaba verla así de indefensa y temerosa, también surgió esa necesidad inexplicable de hacerle saber que yo la protegería de todo, así que mis manos se aferraron a su pequeña cintura fuertemente

"No temas" – le dije con mis ojos fijos en los suyos – "nunca permitiría que algo te dañara" – mi atención se dirigió hacia varios cabellos húmedos pegados en su frente y en sus mejillas y solté una mano para retirarlos de ahí – "te amo" – murmuré mientras me perdía en el tibio calor de sus pupilas.


BELLA POV

A pesar de que el agua fresca del mar mojaba todo mi cuerpo, pude sentir el repentino calor que me dio cuando los dedos de Edward se deslizaron lentamente por mi rostro. El miedo se había ido, ahora podía sentir su cuerpo cerca del mío y le creía cuando me prometía que me iba a proteger de todo.

"Te amo" – murmuró y no importaba cuantas veces dijera la misma palabra, nunca dejarían de provocar que mi corazón se acelerara de manera casi imposible. Llevé mis manos hacia sus cabellos, humedeciendo las partes secas que quedaban de este, y de regresó, pasé la yema de mis dedos por el Angulo de sus mejillas y lo fuerte de su quijada; delinearon sus labios y bajaron hacia su cuello, siguiendo una gotita de agua salada que se perdía al toparse con su camisa pegada a su cuerpo.

Volví a levantar la mirada para encontrarme con la suya, ardiente como el sol que se empezaba a ocultar. Agradecí cuando sus labios buscaron los míos y se empezaron a mover de una manera tierna pero apasionada al mismo tiempo. Mis brazos dejaron libre su espalda y aprisionaron de nueva cuenta su cuello, atrayendo lo más posible su boca a la mía.

La mano que sostenía mi cintura comenzó a jugar debajo del agua para poder acariciar mi piel desnuda, sentí sus dedos apenas y rozar mi abdomen. Me encantaba esa parte de Edward, la cual comenzaba con caricias demasiado inocentes que me hacían desearlo más y más, hasta tener sus firmes manos apretando cada parte de mi cuerpo. Yo también comencé a explorar su cuerpo, mis manos dejaron sus cabellos alborotados para deslizarse por su espalda y sumergirse en el agua para poder acariciar su firme abdomen al mismo tiempo en que bajaba mis labios por su cuello y hombros, sintiendo el delicioso sabor salado que tenía debido al agua que los bañaba.

Emití un placentero suspiro cuando pude sentir sus dedos acariciar mis pezones previamente endurecidos, el calor de su piel con la frescura del agua que nos rodeaba hacían del momento algo espectacular. No me resistí cuando él fue extrayendo lentamente mi blusa y me dejaba descubierta ante sus ojos abrasadores. La noche ya había caído sobre nosotros, pegué mi cuerpo hacia el suyo al mismo tiempo en que sus manos atrapaban mis piernas y las acomodaba alrededor de su cintura, el movimiento no era difícil ya que la densidad de nuestros cuerpos hacía de la posición algo cómoda y muy excitante.

Recorrí mis labios en su torso desnudo, paseando, hasta donde se podía, mi lengua por cada línea que definía sus perfectos músculos, mientras sentía sus manos deslizarse por toda mi espalda y recorrer cada rincón de mi cuerpo, su boca se movía hacia mi cuello, el cual empezó a saborear de manera lenta, mis piernas se apretaron cuando sentí como, juguetonamente, mordía ligeramente una parte de mi cuello.

Volví a mover mis manos hacia sus cabellos, en donde empecé a masajear sus raíces mientras sus labios atrapaban los míos con movimientos profundos y jadeantes. Sus manos bajaron, rozando en el camino mis senos y comenzaron a bajar la falda que salió flotando de la profundidad. Con un movimiento rápido, logró aventarla hacia la orilla para que no se perdiera en la inmensidad de nuestra húmeda cama e hicimos lo mismo con sus shorts. Mis piernas se volvieron a enrollar alrededor de su cintura cuando nuestros cuerpos quedaron completamente al descubierto, y al instante pude sentir su dureza rozar mi centro, provocando que inconcientemente abriera mi boca y emitiera un jadeo al mismo tiempo en que mis ojos cerraban en un gesto de placer.

Lentamente, acomodó sus manos a cada lado de mis caderas y con suspiros profundos y cortados empezó a dirigir su sexo a mi interior. Mis manos buscaron su espalda y mi boca la suya, mientras sentía cada placentero movimiento emitido dentro de mí. Mis dedos se fueron enterrando más y más conforme el meneo de nuestras caderas aumentaba su velocidad y la oscilación de las olas se veía afectada por ello. El sudor de nuestros cuerpos se convino con el agua del mar, mis jadeos se perdieron en la profunda oscuridad de la noche y mi cuerpo se tornó flácido como el agua cuando llegamos al final. Sentí como los brazos de Edward perdían por un momento su fuerza, dejando caer mi cuerpo hacia atrás mientras mis piernas lentamente aflojaban su cintura.

"Lo siento" – se disculpó sonriendo entrecortadamente mientras su mano impedía que mi cuerpo cayera completamente de espaldas y su rostro se hundía en el hueco de mi cuello y hombro. Entrelacé mis brazos alrededor de su nuca, sintiendo mi piel aún exitada por el roce de su aliento en ella y por sus manos posadas en mi espalda. Recargué mi cabeza sobre su pecho, me sentía demasiado cansada, como nunca me había sentido antes. Cerré mis ojos mientras escuchaba el latir de su corazón acelerado y suspiré completamente complacida al saber que solamente era mío


ROSE POV

"¿Se abran perdido?" – preguntó Emmet mientras veía el cielo estrellado levantándose sobre nosotros. Reí con verdadero humor

"Créeme que lo inocente no se te da" – dije y me miró sonriente también

"¿No?" – inquirió con gesto exageradamente inocente – "¿Por qué dices eso?"

"Mi radar nunca me ha fallado" – respondí mientras me señalaba con un dedo la frente

"¿Tu radar?" "¿Radar de qué?"

"Localiza a hombres playboys a gran distancia y con gran facilidad" – una sonora carcajada salió de su pecho

"¿Playboy yo?" – inquirió aún sonriendo y yo asentí – "déjame entonces decirte que debes darle mantenimiento a ese radar" – aconsejó – "te esta fallando, y de manera terrible"

"¿Me vas a negar que no eres entonces de esos tipos que les encanta andar con una y con otra?" – reté mirándole a los ojos

"Si, te lo voy a negar" – respondió él con una sonrisa en los labios pero pupilas serias, fruncí el rostro en una mueca de de burlona incredibilidad – "en serio" – insistió – "no soy lo que tu piensas. Es más ¿Te he dado un motivo durante esta tarde para que tengas ese concepto de mí?" – suspiré mientras me daba por vencida. Tenía razón, toda la tarde que habíamos pasado juntos, solo había dado muestra clara de ser un hombre completamente divertido, autentico, encantador, caballeroso e inconcientemente sexy…

"Esta bien" – dije – "trataré de no pensar que eres todo un pica flor" – otra vez volvió a reír – "aunque es difícil imaginarse que un chico como tu no tenga novias por montón"

"Estoy seguro que no me creerás si te digo que, hasta la fecha, solo una chica ha logrado llamar mi atención de una manera que llegué a pensar no era posible" – comentó

"¿Ah si?" – pregunté tratando de no hacer obvia la repentina desilusión que me había invadido. Él asintió sin despegar sus ojos de mí – "me imagino que no has de tardar mucho en pedirle que salga contigo" – dije a regañadientes y el vaciló antes de responder

"Dudo mucho que ella me haga caso" – fruncí el ceño al momento en que pensaba quién podría ser capaz de resistirse a ese muchacho tan guapo y con esa personalidad tan única

"¿Por qué no habría de hacerlo?" –

"Ella es muy parecida a una diosa" – contestó – "casi podría pasar por una deidad" – sonreí tristemente, por primera vez no me sentí la más hermosa de todas, al contrario llegué a envidiar a la chica de la cual él se refería

"Deberías decírselo, de todas maneras" – aconsejé mientras fijaba mi vista en la arena que se explayaba debajo de nosotros

"¿Decirle que me gusta? ¿Qué me ha hechizado con solo verme a los ojos? ¿Qué con solo unas cuantas horas me ha demostrado ser la mujer más maravillosa y perfecta que podría llegar a imaginar?" – asentí tratando de sonreír.

"Si" – suspiré decepcionada, algo que muy dentro de mí, sabía que era estupido ¿cómo me había podido llegar a encariñar tanto con un hombre al que no tenía ni un día de haberlo conocido? – "eso es exactamente lo que deberías de decirle"

"Ya se lo dije" – murmuró provocando que me lograra sentir confundida

"¿Cuándo…?"

"Hace menos de un sesenta segundos" – interrumpió clavando sus ojos en los míos y cortándome la respiración – "la mujer de la que te hablo esta frente a mí" – mis ojos se dilataron al mismo tiempo en que mis mejillas adquirían un rubor calido en ellas – "eres tu" – concluyó

"Deja de bromear" – pedí con un susurro, incapaz de hablar más fuerte por la ola de emociones tan desconocidas que me habían invadido

"No estoy bromeando, Rose" – discutió amablemente y una de sus manos atrapó las mías – "te sonara tonto y tal vez descabellado pero… desde que te vi, sentí algo muy profundo por ti, sé que es pronto, demasiado pronto, pero me gustaría y me alegraría demasiado si fueras capaz de darme un oportunidad para conocernos mejor" – mi mente comenzó a pensar muchas cosas, buenas, malas, coherentes y no coherentes, y, al final, solo me limité a lanzarme hacia él para besarlo con pasión, como nunca antes lo había hecho.

1 comentarios:

anita dijo...

hola sabes debo felicitarte esta historia es demasiado bueno me encanta tambien es parecida
a una novela de mi pais pero con mis personajes favoritos wau eres muy buena en esto sigue escribiendo que yo leere todo lo que pongas en tu blog jejej