Dark Chat

martes, 9 de agosto de 2011

Vida : Dulce Inmortalidad

Capítulo Décimo Noveno: La Captura

La esposa de Aro se había quedado tan boquiabierta como todos cuando un emocionado Carlisle había confirmado por enésima vez lo imposible: Yo estaba embarazada. Mi temperatura parecía haberse estabilizado, y aún no había una respuesta lógica y científica para lo que me había pasado, primero había estado envenenada, a punto de morir y ahora estaba gestando un hijo, hace un par de semanas era una vampiro ahora era media humana. Mi vida era sin duda una montaña rusa no sólo de emociones, permanecía en la cama recostada, junto a mi estaba Edward Junior durmiendo apaciblemente, no me cansaba de mirarlo, era increíble pronto sería madre de dos pequeños y pensar que eso era imposible hasta hace un par de meses. Una sonrisa se dibujo en mi rostro y aunque todos pensaban que era nefasto yo estaba ilusionadísima. Al principio no le había tomado el peso al asunto y no veía nada malo en mi estado de gravidez, hasta que sentí los murmullos de Edward que conversaba con Jasper. Me levante y me acerque a la puerta prestando atención en lo que decían.


- Ahora más que nunca no debemos llevar a Bella con ellos. Le hacia ver Jasper a Edward.


- Tal vez tienes razón, pero a pesar que ella se sienta bien, aun no sabemos los efectos a largo plazo de esto, necesitamos respuestas Jasper y no tenemos nadie más para darlas. Susurró Edward mirando de vez en cuando la puerta de nuestra habitación.


- ¿Qué crees que harán cuando sepan que ella pudo concebir un hijo siendo mitad vampiro? Formulo como pregunta Jasper, hubo un tenso silencio.


- No tenemos alternativa. Respondió resignado Edward.


- No pienso igual, al menos posponlo hasta que tu hijo nazca. Insistió Jasper


- Pero eso es justamente lo que no sabemos, que tal si no nace, si Bella muere antes. No sabemos nada, estamos a ciegas. Refuto mi esposo con evidente pánico en la voz.


- La matarán eso puedo apostártelo. Magullo entre dientes Jasper y de pronto sentí la voz nerviosa de Alice desde el pasillo, los pasos me corroboraron que ambos se habían ido.


Aquella conversación me había hecho pasar en vela gran parte de la noche por no decir toda, casi al amanecer el sueño me había vencido y en realidad cuando desperté no tenia claro cuantas horas había dormido pero a juzgar por la sensación de aturdimiento habían sido unas cuantas. Ya estaba entrando la noche nuevamente, lo que significaba que habían sido por lo menos 14 horas de sueño interrumpidas. La impaciencia de Carlisle por sacarme del departamento me pareció extraña en un principio, pero todo se aclaró cuando constante que ni Edward ni el resto de la familia se encontraban por lo tanto tenía pocos minutos para lograr lo que estuviera tramando sin que el resto se enterara evidentemente. Bajamos sigilosamente hasta el estacionamiento del edificio donde nos encontrábamos y cuando me abrió el asiento del copiloto de su coche lo miré dudosa.


- ¿Dónde Vamos? Le pregunté intrigada mientras me subía.


- A conocer a tu hijo. replicó él sonriéndome emocionado.


"Clínica Veterinaria" decía el letrero del lugar hasta donde me había traído, lo miré sorprendida. El abrió la puerta trasera del lugar y vi a La esposa de Aro, detrás de ella, quien me sonrío.


- No podemos llevarte a un hospital, ellos tienen contactos en todas partes. Se excuso está al ver la expresión de mi cara.


- No hay problema. Respondí resignada mientras me levantaba la polera.


Observe impresionada mi vientre, no me había percatado que estaba abultado, demasiado para haber descubierto mi embarazo recién ayer, y más considerando que la concepción también había sido hace escasos días. El moretón estaba flamante en mi vientre, y no se movió ni un centímetro cuando Carlisle deslizó el aparato sobre él. De pronto un estrepitoso sonido comenzó a sentirse, era demasiado rápido para ser un corazón normal, pero tenia cierta similitud con él mío. Sonreí embobada cuando lo vi apuntar en la pantalla la silueta de mi bebe y me impresiono aún más lo desarrollado que estaba para tener días de vida. Pero de pronto la pantalla se torno negra y un fuerte dolor embargo mi cuerpo, sin poder contenerme comencé a vomitar nuevamente sangre, mi cuerpo comenzó a temblar estrepitosamente, y La esposa de Aro miró a Carlisle desesperada, pude ver que sus ojos se tornaron de un rojo intenso.


- No fue buena idea. Comentó está con voz estrangulada.


- Será mejor que la llevemos de regreso a casa. dijo Carlisle al tiempo que me tomaba entre sus brazos.


- Estoy bien… sólo dame unos segundos. interrumpí limpiando la sangre de mi boca y tratando de mantener la calma.


Íbamos saliendo del lugar cuando Carlisle congeló su andar y vi como La esposa de Aro se ponía frente a nosotros protegiéndonos de alguien, no fui conciente de quien se trataba hasta que ella dijo su nombre.


- Aro. Balbuceo con pavor.


- Siempre supe que me engañarías algún día pero jamás pensé que sería con mi viejo amigo Carlisle. Su tono de voz era seco y con un dejo de amenaza.


Carlisle me puso de pie en el suelo y oculto mi cuerpo detrás del suyo de manera protectora, yo me aferre a su brazo y escondí mi rostro en su espalda. Nuevamente desee con todas mis fuerzas que Alice me estuviera viendo mi futuro, pero esta vez no tendría tanta suerte pues recordé sus palabras: no podía verte. Había confesado en reiteradas ocasiones desde que había regresado de mi primera captura. Hubo un silencio hasta que Aro lo rompió.


- Te comieron la lengua los ratones querida. Pude ver el sarcasmo en la forma que lo dijo, pero la vampiro no respondió, fue Carlisle quien lo hizo.


- Aro… no hemos venido en son de guerra, sólo queremos… Comenzó a explicar, su tono era calmado y amable pero fue interrumpido abruptamente.


- Yo tampoco querido amigo. Se defendió el vampiro con evidente impaciencia. De un movimiento tomo a su esposa por el brazo fuertemente para apartarla de nosotros y la arrojo contra dos cuerpos que se habían materializado de la nada junto a él, seguro eran vampiros, estos la sujetaron


– Sin embargo debo insistir en lo que quiero – murmuro mientras se acercaba a nosotros. Miré hacia atrás rápidamente evaluando las posibilidades, no eran muchas pero debía intentarlo, solté el brazo de Carlisle y corrí. No alcance a llegar muy lejos cuando una figura esbelta y andrógena se materializo frente a mí, era tan diminuta como Alice, su cabello era castaño claro lacio, llevaba ropa negra y sus ojos me dejaron pasmada en mi sitio, eran de un carmesí apagado.


- ¿A donde crees que vas? Me dijo con tono infantil, y pude reconocer su voz, era la misma del callejón.


- Jane… por favor no juegues… simplemente tráela. Instó una voz detrás de mí, de reojo vi que aquella voz pertenecía a un hombre, bastante grande, alto y de espaldas fornidas.


- Tú siempre tan aburrido Félix. Bufo entre dientes la muchacha mientras me sujetaba por el cuello, me empujo contra su compañero quien me atajo entre sus brazos.


- De donde las sacara Edward. Comentó divertido por la circunstancia.


Carlisle observo la escena en pánico, ellos me habían atrapado y ahora nadie podría detener lo que pasaría a continuación.


- Por favor Aro… ella no lo resistiría… conminó Carlisle, en un afán de detenerlo.


- ¿Piensas que voy a lastimarla? Pregunto éste mirándolo incrédulo haciendo un gesto lastimero – Me insultas… no soy un monstruo, sólo quiero respuestas al igual que tú, ¿es eso un pecado? Susurró cambiando su expresión dura a otra menos severa se acerco a mi lentamente, traté de alejarme pero los brazos que me mantenían presa me lo impidieron. Comencé a temblar y mi corazón pareció detenerse junto con sus pasos a una corta distancia de donde estaba para sorpresa de todos me extendió su mano.


- ¿Quieres saber que te esta sucediendo? De pronto la conversación que había tenido Edward con Jasper en el pasillo se vino a mi mente, él era el único que podría resolver este acertijo y si quería llevar a termino mi embarazo, sobreviviendo en el proceso, mi única alternativa posible era confiar en él. De pronto su proposición no parecía tan descabellada después de todo, dude un instante y extendí mi mano pero la detuve antes de tocar la suya.


- ¿Carlisle podrá venir conmigo? Pregunte temerosa.


- Sí así lo deseas… no soy tu enemigo Bella. Me insistió pero yo miré los ojos aterrados de su esposa que demostraban lo contrario.


- ¿Qué sucederá con ella? Pregunte mirándolo tratando de parecer resuelta.


Para poder convivir en paz Bella, hemos creado reglas. Reglas que nos mantienen protegidos y mi amada esposa ha rota unas cuantas, poniéndote en peligro no sólo a ti y a los tuyos sino a toda nuestra especie – hizo una pausa al ver la expresión de mi rostro – pero siempre he creído en las segundas oportunidades – finalizo, queriendo parecer persuasivo. Aterrada que perdiera la paciencia, tome su mano finalmente y esté sonrío acercándome a su cuerpo, vi como cerro sus ojos por un instante.


- Interesante. Murmuro soltando mi mano, me sujeto por la cintura haciéndome caminar hasta un auto negro estacionado a una corta distancia, abrió la puerta y amablemente nos instó a entrar al automóvil








1 comentarios:

And dijo...

bueno bueno muy bueno que no le hagan nada ni ella ni al bebé no confió en Aro me da mala espina.......pobre esposa.