Dark Chat

martes, 4 de enero de 2011

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 20: El juicio II

Bella POV

La cara de Tanya no tenia precio, era una mezcla de confusión, sorpresa, enojo y frustración. Quise sonreír, pero no lo hice, sin embargo Edward si lo hizo.

Expliqué con lujo de detalles, lo sucedido entre Edward y yo, desde como nos conocimos, hasta como terminamos por no poder estar el uno sin el otro. Y aunque delante del juez y de los dos abogados me daba pena, a fin de cuentas era la amante, estaba feliz por fin de poder decir lo que sentía, y así Charlie no tendría nada que hacer aquí, si Tanya lo quería para que dijera que me acostaba con su marido, pues aquí estaba yo para demostrarle que no era necesario.

También nos evitábamos el mal trago de ver a la señora Stanley a su hija y a Lauren, quienes contarían la historia a su manera. El abogado rubio de Tanya se levantó y aun con cara de desconcierto y se acercó a mi pensativo.

— ¿Usted admite haber tenido una relación amorosa con el esposo de mi cliente?

— Si, lo he dicho como diez veces — respondí cansada, en verdad quería que ya terminara, sino el juicio al menos mi turno, no quería seguir mas en el ojo del huracán, además aun había muchas cosas por decir.

— ¿Sabiendo que era casado?

— Lo supe desde que lo conocí, así que cuando empecé una relación con él, era obvio que lo sabia.

— Eres una descarada Isabella, no, ¡eres una zorra! — Gritó Tanya desde su lugar — destruiste mi matrimonio.

— Guarde silencio señora Cullen — ordenó de nuevo el juez.

— No tengo mas preguntas señor juez — el abogado de Tanya se sentó junto a ella y la regañó con la mirada.

— Esta corte entra en sesión treinta minutos, y espero que la señora Cullen se calme — el juez asesinó con la mirada a Tanya, yo me puse de pie y junto con la familia de Edward y mi hermano, salimos a tomar algo de agua.

— Será mejor que te traiga algo de comer — dijo Esme con esa forma tan cariñosa de hablar.

— La verdad Esme, no tengo hambre, tengo el estomago revuelto.

— Hija debes comer, recuérdalo.

— Claro, es cierto, entonces te acompaño — aun me era un poco difícil hacerme a la idea de que estaba embarazada, ahora lo que hiciera o comiera no solo era para mi, también era para él o ella.

Me imaginé su carita, independientemente de si era un niño o niña, tenía que parecerse a Edward, me emocionaba la idea de verme reflejada en unos ojos como lo de él, verdes y llenos de inocencia. Claro si todo salía como lo teníamos planeado. Aun había una cosa por la cual preocuparnos y que Tanya pudiera usar, pudiera que no en el juicio, pero si en Forks, en la universidad, además de mi hermano y mis amigos nadie sabia lo que ocurría, pero si se enteraban, a Edward seguramente lo correrían y posiblemente a mi me pasaría lo mismo, aunque yo podría entrar a cualquier otra, él posiblemente no.

— ¿Vieron la cara de Tanya? — Preguntó Alice detrás de nosotras — no tenia precio, lo que hubiera dado por poder sacar mi celular y tomarle una foto.

— Alice ¿qué te he dicho sobre burlarte de las demás personas? — regaño Esme.

— Que no debo hacerlo, pero Tanya no es una persona, es una…

— Como sea Alice, por favor.

— Está bien mamá, ¿cómo te sientes Bella?

— Parecerá extraño, pero me siento bien, creí que iba a desmayarme o a vomitar enfrente de todos, pero creo que esto puedo funcionar.

Tanya POV

— No tiene caso Tanya — me dijo por tercera vez el estúpido de James.

— De algo nos tiene que servir.

— Esos testigos eran para comprobar que tu marido tiene una relación con esa mujer, y ella misma lo ha puesto en evidencia, no es necesario que el señor Swan suba a declarar.

— No importa, quiero ver a esa humillada — no soportaba la idea de tener que desperdiciar esta oportunidad.

— ¿Por qué te importa tanto? — Me preguntó James tocándome la pierna, alejé su mano con un manotazo y él se rió — en verdad lo que quieres es dinero, con esa declaración tu marido tendrá que pagarte mucho, que mas da si esa chiquilla es humillada o no.

— Pero, ¿por qué demonios declaró en contra de Edward?

— ¿A quien le importa?

— A mi — le contesté furiosa.

— Tal ves es igual de interesada que tu, y le quiso quitar unos cuantos dólares por declarar lo contrario y como el tacaño de tu marido no quiso, pues lo hundió.

— ¿Me dices interesada a mi? — Me reí — eres un cínico, si esperas que le saqué mucho a Edward para poder irnos a Europa juntos.

— Bueno mi amor, si además de tu excelente compañía puedo disfrutar del dinero de tu ex marido, bienvenido sea.

Quiso meter su mano debajo de mi falda, pero no lo deje, ese no era el momento de ninguna demostración de cariño con ningún hombre, mucho menos con mi abogado.

Se me hizo eterna la espera del dichoso receso, quería regresar a la sala y terminar con esto, seguía Edward por declarar y ¿qué podía decir? Si ya la zorra de Isabella lo había dicho todo. Lo de mi embarazo, bueno eso ya no me preocupaba, James se había encargado de sobornar al medico que me había practicado el aborto y de haber quemado, el mismo mi expediente. ¿Qué podía salir mal? La respuesta era fácil: NADA. Probablemente mañana, y si tenia suerte, hoy mismo tendría la sentencia del juez, donde mi querido esposo tendría que pagarme una multa multimillonaria por el daño moral que su infidelidad me había causado, y en unos días, estaría en Europa, probablemente Paris o Milán, comprando todo lo que estuviera a mi alcance, y ¿por qué no? Buscando un hombre mejor que James, quien solo era mi vía de escape de este desastroso matrimonio y mi pase de abordar hacia una mejor vida, con un mejor hombre, con una mejor cuenta de banco.

Bella POV

Ahí estábamos, de nuevo en la sala, sentados en el mismo lugar, a excepción de Edward, quien ahora estaba en el banquillo de los testigos, esta vez las manos me sudaban y mi corazón latía con demasiada fuerza, afortunadamente Carlisle era doctor, si me daba un paro cardiaco sabia que al menos haría algo por salvarme. El abogado de Tanya se puso de pie y comenzó a interrogar a Edward.

— Señor Cullen ¿es verdad lo que dijo la señorita Swan acerca de ustedes dos?

— Si, es verdad — declaró con firmeza, podría decir que hasta orgulloso.

— Así que mientras mi cliente estaba de viaje, usted sostenía un romance extramarital, ¿sabe las consecuencias de eso?

— Si, las tengo muy claras y estoy dispuesto a enfrentarlas.

— No tengo mas preguntas — el abogado, que hasta antes de mi declaración parecía arrogante, ahora estaba confundido, parecía que no tenia nada más que preguntar, así que rápidamente J.J tomo el control del interrogatorio.

— Señor Cullen, ¿qué paso exactamente en estos siete u ocho meses de matrimonio con su esposa?

— Nos casamos y al los días ella se fue de luna de miel, no pude acompañarla por que tenia asuntos que atender en mi universidad, acababa de graduarme, además me ofrecían trabajo como profesor y tenia que arreglar ese aspecto de mi vida — Edward tomó aire y continuó — después de que regreso se volvió a ir, y otras dos veces después de esa, en esta ultima fue cuando comencé a dar clases y ahí conocí a Isabella.

— ¿Y cuando la señora Cullen regresó? — preguntó J.J.

— Claramente se dio cuenta de lo que pasaba y yo tampoco se lo negué, así que me confeso que en su viaje me había sido infiel y estaba embarazada.

La cara de Tanya era de odio, lo miraba como si quisiera atravesarle la cabeza, y agradecí a Dios que eso no fuera posible, vi a su abogado poner su mano sobre la pierna de ella, en un gesto tranquilizador para que no se levantara y gritara y por consecuencia, la sacaran, pero había algo mas en ese gesto, me estremecí. Era increíble que, de ser cierto lo que pensaba, ella estuviera involucrada con su abogado. Aunque, ¿quién era yo para juzgar? Si me había metido con un hombre casado, ese me convertía en una especie de "zorra" como me llamaba Tanya, por que había sido por amor, si, pero eso no quitaba que todo en esta sala, y mi padre afuera en algún lugar, incluso yo misma, me viera como la otra.

— Entonces ¿qué paso? — prosiguió J.J.

— Me pidió hacerme cargo del bebé a cambio de que ella no dijera nada sobre lo mío con Isabella, yo no quería que el pueblo se enterara, sobre todo por ella, así que accedí, nos vinimos a Nueva York y con ella embarazada pensé en poner la demanda de divorcio, pero como verá, se me adelanto — el rostro de Edward era indescriptible, había infinidad de emociones en ese ceño fruncido, mientras miraba a Tanya.

— ¿Y que pasó con el bebé?

— Lo abortó.

— Objeción señor juez, esas con conjeturas que el propio señor Cullen se esta haciendo, por no decir que es mentira.

— Ha lugar — dijo el juez — sin pruebas, son conjeturas.

— Bien, no tengo mas preguntas para el señor Cullen, pero me gustaría llamar a mi ultimo testigo, Eleazar Buring.

Y ahí estaba yo, a punto de sonreír como nunca antes, este era nuestro as bajo la manga. Me pregunté si estaría mal alegrarme por que el matrimonio en el que me había metido estuviera a punto de terminar, pero decidí que me respondería más tarde, y ahora disfrutaría la cara de Tanya.

La puerta de la sala se abrió y entró un hombre, que por obvias razones no había estado presente en todo el juicio, debía tener unos treinta y pocos años, de cabello castaño, caminó con seguridad por el pasillo y tomó asiento en el lugar donde antes había estado Edward. No lo pude evitar así que miré a Tanya quien tenia los ojos sumamente abiertos y miraba a su abogado como exigiéndole una explicación. Pero no la tenia, así que J.J tomó la palabra.

— Doctor Buring, ¿conoce a la señora Cullen?

— Si, la semana pasada acudió a mi consultorio.

— ¿Cuál es su especialidad?

— Obstetricia.

— ¿Y puede decirnos para que lo visito la señora Cullen?

— Objeción señor juez — se levantó el rubio — lo que pasó entre mi cliente y el medico es confidencial.

— No ha lugar — dijo el juez — aquí nos interesa saber para que fue la señora Cullen a ver al doctor, responda señor Buring.

— Fue a pedirme que le practicara un aborto.

— ¿Y lo hizo? — preguntó J.J ante la mirada de terror de Tanya.

— Si, específicamente fue el miércoles de la semana pasada, le pedí que se quedara en el hospital la noche para que descansara pero ella se negó.

— Tengo en mis manos — dijo J.J al tomar de su escritorio un folder amarillo — el expediente de la señor Cullen, si me hace favor señor juez — se lo entregó y el juez comenzó a hojearlo — como verá la señora Cullen tenia nueve semanas de embarazo, lo que nos da mas de dos meses de embarazo, y en esas fechas la señora estaba en las playas de España y mi cliente aquí en el país, por lo tanto ese hijo no podría ser del señor Cullen. Por lo tanto la señora acudió al legrado para desparecer la evidencia de su infidelidad, sin contar con que trató de sobornar al medico ¿no es así doctor Buring?

— Así es, el viernes por la tarde el abogado de la señora me visitó con esto — del bolsillo interior del saco, extrajo un sobre amarillo — una fuerte cantidad en efectivo para que le diera el expediente y no dijera nada si los tribunales me citaban a declarar. Licenciado Branner, le regresó su dinero, no tomé ni un dólar.

Tengo que decir que la palidez del abogado ya no era natural, pero si era impagable el rostro de derrota, en el de Tanya simplemente era… espectacular.

— ¿Y por que no aceptó el dinero? — pregunto J.J, en realidad yo también quería saberlo, si bien Edward me había dicho parte del plan de su abogado, no me lo había contado con lujo de detalles.

— Por que no soy ese tipo de personas, además el nombre de la señora se me hacia conocido, y claro, es la nuera de quien alguna vez fue mi profesor, el señor Carlisle Cullen, de hecho asistí a la pequeña boda, pero parece que la señora Cullen no me reconoció, mi deber como medico era la confidencialidad de mi paciente, pero cuando el abogado fue a sobornarme supe que algo andaba mal, así que me puse en contacto con el doctor Cullen.

— No tengo mas preguntas — dijo J.J y tomó asiento.

— ¿Licenciado Branner? — lo llamó el juez cuando el rubio no se levantó de su asiento.

— No tengo preguntas señor juez — dijo en voz baja.

— ¿Cómo demonios no tienes preguntas? — Gritó Tanya y se puso de pie — eso que esta diciendo es mentira, que no ve que es amigo de mi suegro, seguramente él le dio una cantidad más grande de la que nosotros le dimos.

Y ahí, la misma Tanya cavó su tumba.

— Te quieres callar de una vez por todas — le gritó su abogado.

— Silencio los dos — ordenó el juez — señora Cullen, gracias por su declaración. Entraremos en un receso de quince minutos para dar la sentencia del caso.

El juez le pegó al escritorio con ese pequeño martillo que solo había visto por televisión y todos nos pusimos de pie. Alice comenzó a dar saltitos a mi lado, emocionada y quise hacer lo mismo pero me contuve, aun debía tener un poco de respeto por la aun señora Cullen.

— Esto salió de maravilla — mi hermano me tomó en sus enormes brazos y me levantó en el aire — y lo mejor es que Charlie no tendrá que venir, tal como lo queríamos.

— De hecho debe estar afuera junto con los otros testigos — dijo Carlisle — será mejor que vaya a ver.

— Yo te acompaño — dijo Esme.

— Mejor voy yo — dije, todos me miraron — tal vez sea mi única oportunidad de hablar con él.

— Si, si ve — dijo Alice — pero procura estar aquí para ver como la arpía es pisoteada.

— Eres una maldita enana insoportable — le gritó Tanya desde su lugar, pensé por un momento que se habían ido pero no fue así, ahí estaban los dos, molestos, aunque el abogado salió y le dejó sola.

— Lo se — dijo Alice sin caer en las provocaciones de su cuñada.

— Voy a ver a Charlie.

— ¿Quieres que te acompañe? — pregunto Edward.

— No, lo haré sola.

Respiré hondo y salí de la sala, ahí estaba la señora Stanley, su hija y Lauren con el abogado de Tanya, y alejado, sentado en una banca, estaba mi padre. Se me hizo un nudo en el estomago y otro en la garganta, me armé de valor y caminé hasta él, a unos pasos de distancia se percató de mi presencia y levantó la mirada.

— Papá — dije, él se puso de pie.

— ¿Ya me toca? — preguntó nervioso, al igual que yo, no le gustaba ser el centro de atención.

— No, no será necesaria tu declaración, te querían solo para que… bueno para que confirmaras que soy la amante de Edward pero yo sola lo hice.

— ¿Lo hiciste? — preguntó sorprendido.

— Si, papá sé que estas enojado pero, aunque hice las cosas mal, lo amo, y él me ama por eso estamos aquí, es un error del que tal vez algún día me voy a arrepentir pero, tu no tienes por que cargar con el.

— Estoy enojado — dijo Charlie.

— Lo se, y se que tal vez pasará mucho tiempo antes de que ese enojo se borre de tu mirada, pero… — no dije nada mas, en nudo en mi garganta no me dejó, las lágrimas rápidamente se acumularon en mis ojos y no tardaron en desbordarse por mis mejillas. Cerré los ojos, pues las lágrimas borraban mi vista, pero sorprendentemente los abrí al sentir los brazos de Charlie rodeándome.

— Eres una tonta Bella, una tonta por meterte con ese hombre, pero también eres valiente, y aunque no apruebo que te hayas involucrado con él, sé que lo amas, y quiero que sepas que hoy vine dispuesto a mentir por ti — me limpié las lagrimas y me separé para verlo a los ojos — pero no fue necesario por que mi niña afronto la situación sola.

Sus ojos brillaban, aun estaba ese enojo, que como le había dicho no iba a desaparecer tan pronto, pero ya no había decepción, había amor, cariño y un poco de comprensión.

— Eso significa…

— Que puedes volver a la casa, que te quiero; pero con una condición.

— La que quieras papá — le dije sin dudarlo.

— No veras a ese chico hasta que este divorciado, al menos no en mi casa, a ti te perdono por que eres mi hija, pero a él le podría meter un tiro entre ceja y ceja.

— Está bien, no lo veré en la casa — dije, podría sonar a broma su amenaza, pero podía también ser muy cierta.

Charlie me acompañó de regreso a la sala y se sentó junto a mi, a mi otro costado estaba mi hermano, y frente a mi mis futuros suegros y Alice, ella independientemente de todo ya era de mi familia. Las manos comenzaron a sudarme cuando el juez apareció, junto con él venia la decisión de todo este embrollo, en realidad confiaba en que el divorcio se llevaría a cabo, pero ¿a favor de quien fallaría el juez? Tanya y Edward junto con sus abogados se pusieron de pie.

— Bien, esta claro que lo que vi aquí no es un matrimonio feliz, así que la demanda de divorcio se la concedo a la señora Cullen.

— ¡Si! — gritó Tanya, mientras el juez la mandó callar con la mirada.

— Sin embargo, no hay hijos de por medio, están casados en sociedad conyugal, por lo cual debería dividir los bienes que hayan adquirido mientras estaban casados pero no hubo ninguno, así que el señor Cullen no esta obligado a pagarle nada a la señora. Ahora el estado de Nueva York sanciona el acto de la infidelidad, por lo tanto el señor Cullen tendría que pagarle una indemnización a la señora Cullen por ochocientos mil dólares.

— Eso es muy poco señor juez, debería darme mínimo ocho millones.

— Si me dejara terminar, sabría que la multa también le aplica a usted puesto que también hubo infidelidad de su parte por lo que anulo la sanción. Esa es mi sentencia.

— ¿Qué? — Gritó Tanya— ¡esta usted loco, me esta diciendo que mi marido será libre y además podrá revolcarse con esta zorra, y a mi no me va a dar ni un centavo, es usted un idiota, seguro lo compró!

Tanya estaba totalmente fuera de si, pero poco me importaba, la sonrisa de mi rostro no la podía borrar nada ni nadie. Todo había salido bien, bueno eso no aplicaba para Tanya.

— Oficial, arreste a la señora Cullen por insultar a la autoridad y sáquela de aquí por el amor de Dios.

— Quíteme las manos de encima — se necesitaron dos guardias para sacar a Tanya de la sala, ya que pataleaba y arañaba — ¡James! ¡Ayúdame idiota!

Sus gritos, solo se calmaron cuando la sacaron de la sala, el juez también salió y por fin me levante y corrí a los brazos de Edward. Me tomó en sus brazos y me levantó para después besarme como nunca lo había echo, seria quizás que ya no había peligro de que alguien nos viera, que mi padre parecía estar algo de acuerdo con esta relación, que aunque estaba casado, el proceso de divorcio se estaba llevando a cabo y que no habría problemas para que él, nuestro hijo y yo estuviéramos juntos. Me aferré a él, a ese beso tan lleno de libertad, de amor y de pasión, sus manos se aferraban a mi cintura acercándome mas a él. Hasta que mi hermano carraspeó detrás de nosotros.

Nos separamos y tomamos aire, miré a mi familia, Emmett sonreía junto con Alice quien daba saltitos de alegría, Esme y Carlisle estaba abrazados y también sonreían, detrás de ellos estaba Charlie, quien era el único que me miraba serio, pero él había dicho que no me quería ver con Edward en la casa, y aquí no estábamos en casa, sin embrago me guiñó un ojo y una sonrisa fugaz cruzó por sus labios, entonces supe que todo estaba bien y que por fin todo encajaba donde debía.

1 comentarios:

AND dijo...

gua gua gua esta super este cap bien hecho tanya es una persona sin ética y se merecia que lo dieran cadena perpetua (algo exagerada)