Dark Chat

sábado, 27 de noviembre de 2010

Destellos de Oscuridad

Capítulo 10

Escapar

Bella apretó los ojos con fuerza, esperando volverse insensible a todo, que el mundo se deshiciera a su alrededor y hundirse en la negra inconciencia. Pero todo era demasiado real; las manos que aprisionaban sus caderas, los labios que recorrían su cuello y subían por él hasta intentar apoderarse de los suyos.


-Haré que te olvides de él –susurraba Dominic-, tienes que olvidarte de él.


La vampiresa volvió a sentir los colmillos sobre su cuello; jugaba con ella, fingía estar preparado para morderla y Bella se quedaba rígida, hasta que él se retiraba medio riendo y continuaba con los besos.


-Abre los ojos.


Al principio, como una muestra de rebeldía que él nunca podría dominar, se negó, pero el vampiro repitió la orden añadiendo que a Amy le convendría más que su hermana se mostrara más dócil con él. Así que tuvo que abrir los ojos.


-Muy bien, Bella –Dominic sonrió con sus ojos oscurecidos con pasión-, quiero que mi rostro reemplace al de ese bastardo en tus pensamientos.


Bella se limitó a guardar silencio lo que, por fortuna, a él no pareció molestarle.


-Tal vez lo mejor sería marcarte…


-¡No!


La idea de pertenecerle a él en cuerpo y alma la aterró y repugnó a tal grado que no pudo pensar en consecuencias, se agitó en el sillón y lo empujó lejos de sí, haciendo que el vampiro aterrizara en el suelo. Bella se levantó de un salto y se dirigió a la puerta, pero Dominic la sacó de su camino y la estrelló contra la pared, aferrando su cuello entre sus poderosas manos.


-Esto no es un juego, Bella, la vida de tu hermana depende de ello.


La vampiresa dejó de forcejear en ese momento e hizo todo su esfuerzo por tranquilizarse.


-No me necesitas como compañera, Dominic, eso sólo te impedirá estar con otras cuando te canses de mí…


El vampiro sonrió, mostrando sus largos colmillos los que, a juzgar por su filo y longitud parecían pedir a gritos su sangre.


-Esa es mi decisión –la interrumpió él-, y no creas, he tenido mucho tiempo para pensarlo. Cada vez que llegabas por una nueva misión y tu aroma me provocaba hasta enloquecer… Lo juro, Bella, jamás nadie me había hecho ansiar tanto el cuerpo y la sangre como tú.


-Pero…


-Claro que puedes rechazarme –dijo, soltándola bruscamente y dando media vuelta-, pero sabes lo que ocurrirá con tu hermana y con todo el que intente protegerla…


-¡No, Dominic! –exclamó Bella, no podía imaginarse todo lo que sufrirían Emily y Sam, también Jacob. Por más que lo intentara, no se le ocurría ninguna forma de salir de aquel problema sin herir a los demás-. ¡Haré lo que me pidas!


El vampiro se giró hacia ella, de nuevo. Su sonrisa de satisfacción hizo a Bella odiarlo aún más, pero contuvo su expresión para no mostrarle nada. Ni siquiera hizo mueca alguna cuando el la tomó entre sus brazos y la pegó a su cuerpo.


-Así me gusta, creo haremos una muy buena pareja.


Entonces abrió los labios y se inclinó hacia ella, la vampiresa apretó los puños y esperó que todo fuera rápido, pero alguien irrumpió en la habitación antes de que la punta de los dientes de Dominic la desgarraran.


-Lo siento, señor, pero tengo que informarle algo importante.


Dominic se separó a regañadientes de Bella y le gruñó al recién llegado.


-¿Cómo te atreviste a entrar en mi propiedad así?


El vampiro se estremeció.


-Lo siento, pero usted me había dicho que si…


-No creo que nada de lo que tengas que decirme me interese en estos momentos, estoy muy ocupado con mi futura compañera, así que…


-Pero necesito decírselo en estos momentos.


Dominic rugió y se dirigió al vampiro con gesto amenazante pero, antes de llegar hasta él, uno de los ventanales se hizo pedazos y los dos vampiros se quedaron petrificados al ver a un gigantesco lobo entrar y colocarse delante de Bella.


Antes de que se interpusiera entre ella y los otros dos, y antes de que soltara un profundo rugido protector, Bella supo, con certeza, que se trataba de Jacob.


Después de segundos de confusión, el vampiro que había irrumpido en la habitación se lanzó sobre el lobo, pero este lo rechazó con una mordida en el brazo, que hizo brotar sangre por todos lados.


Bella, al ver la cara de rabia de Dominic supo que la mejor opción para Jacob era huir.


-Tenemos que salir de aquí –le dijo al lobo y éste sólo espero a que ella comenzara a dirigirse a la puerta para seguirla.


Dominic quiso impedirles el paso, pero Jacob logró empujarlo lejos y darle vía libre a Bella.


La vampiresa aceleró el paso cuando escuchó su nombre salir en docenas de ocasiones de los labios coléricos de Dominic, sabía que Jacke había conseguido aturdirlo un poco, pero él era más fuerte y rápido que ella, tal vez no lograrían escapar.


-¿Qué pasa, Jake? –cuestionó cuando lo vio detenerse y observarla con sus ojos inteligentes-. ¡Tenemos que irnos!


Pero él sólo se acercó a ella y le dio la espalda, cómo si quisiera decirle algo…


-¿Quieres que me suba?


El lobo soltó un gruñido afirmativo.


Bella no creía que aquello mejorara su situación, pero, al escuchar ruido cerca de ellos, supo que no había tiempo para pensar, así que se subió al lomo de Jacob.


El cabello de la vampiresa se agitó salvajemente detrás de ella, y todo a su alrededor se volvió colores y líneas oscuras. Al parecer Jacob había avanzado lentamente sólo para adecuarse a su velocidad, pero él era mucho más rápido que ella. Y fue gracias a ello y al amplio conocimiento de Jake sobre la naturaleza del bosque, que lograron perder a Dominic.


-¿Qué tienes, Bella? –fueron las palabras de una asustada Emily, cuando la vampiresa y el lobo entraron en la casa.


Jake desapareció tras una habitación, mientras Bella se desplomaba en una silla y se cubría el rostro con las manos, no había lágrimas, pero el sonido de los sollozos agitaba cada respiración que hacía ella.


-¿Dónde está Amy? –cuestionó.


Emily se sentó a su lado y comenzó a acariciarle los hombros.


-Está en su cuarto, dormida.


Bella se estremeció un poco más entre los brazos de Emily, que fueron rápidamente reemplazados por los de Jacob, cuando regresó convertido en humano.


Cuando logró calmarse y alejar su rostro del pecho de Jake, Bella relató su problema en voz baja.


-No se preocupen –dijo, al finalizar-, no les causaré problemas, tomaré a Amy y nos iremos de aquí…


-Si piensas que voy a abandonarte en un momento así, estás muy equivocada –la interrumpió ferozmente el licántropo-, yo las acompañaré para protegerlas…


-Jake…


-Basta Bella –intervino Emily-, ya te he dicho muchas veces que tu hermana y tú son parte de la manada, así que no te dejaremos. Si es necesario, todos viajaremos con ustedes…


-Es que, Emily…


-No se discuta más –dijo ella con firmeza-, ahora te quedarás aquí hasta que llegue Sam y entre todos podamos pensar en una solución.


-Muchas gracias –soltó Bella, mientras Jacob la cubría más con sus brazos.


De pronto, un ruido los alertó. Jake se puso rígido, mientras que de su pecho emergía un gruñido amenazador. Colocó a Bella detrás de sí, sus ojos observaban la puerta con odio.


-¡No puede ser! –palideció Emily mientras se llevaba las manos a la boca.


-Vampiros –rugió Jake.


Bella se estremeció.


-Déjenme salir, si es Dominic tal vez pueda…


-¡Ni lo pienses, Bella! –gritó Emily tirando de su brazo.


-Yo me encargaré de ellos –soltó el licántropo en un mordaz tono.


-¡Jake, no!


Sin embargo, cuando estas palabras salían de ella, una cálida sensación se apoderó de su cuerpo, casi como si el que estuviera del otro lado fuera…


-¡Bella! –gritó la voz de Edward, desesperada-. Escúchame, todo lo que quiero es ayudarte, mi familia y yo haremos lo que sea por ti. Déjame protegerte, déjame entrar…


-¿Lo conoces? –preguntó Emily.


-Sí.


-¿Crees que podamos confiar en él?


-No –gruñó Jacob.


-Ahora necesitamos toda la ayuda posible, Jake –lo regañó ella-, debes dejar los celos atrás y concentrarte en proteger a Bella y a Amy.


La mujer lobo se volvió otra vez a Bella.


-¿Qué dices?


Bella cerró los ojos unos segundos y recordó los labios de Edward y sus ojos cuando le dio su sangre.


-Sí, podemos confiar.


Entonces Emily, ignorando la expresión ceñuda de Jacob y sus puños apretados, dejó pasar a Edward y a su familia.








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