Dark Chat

domingo, 27 de junio de 2010

Tan lejana como una estrella

Cap.10.-YO NO VEO

EDWARD POV

"Buenos días mamá" – saludé mientras cruzaba mis brazos alrededor de su cintura y le daba un beso en la mejilla a la mujer que se encontraba de espaldas preparando un desayuno

"¡Hijo!" – exclamó al tiempo que daba un brinco – "que susto me has dado" – se giró para verme y paso una mano por mi mejilla – "¡Qué feliz te miras!" – señaló, bajé la mirada sonriendo. Mi madre me conocía tan bien

"Lo estoy" – me miró fijamente por bastante tiempo. Poniéndome nervioso

"Alice me contó que ayer fueron a un fiesta con la señorita" – recordó sin dejar de verme – "y también me dijo que hasta con las niñitas de sociedad te la pasas coqueteando"

"No pasó nada" – le aseguré. Bueno, si pasó, pero no con esas niñitas, si no con la hija de la patrona, pero era claro que eso no le iba a decir

"Edward" – reprendió – "hijo, no quiero que te metas en problemas solo por cuestión de hormonas"

"Descuida, mamá" – le dije sonriendo de manera inocente – "créeme que esos tiempos ya pasaron" – ¡Y de qué manera!

Mi madre no creyó en mis palabras, pero ya no dijo más, suspiró pesadamente y sin decir más sobre el tema, siguió con sus labores…

"hola, Edward" – saludó mi hermana entrando por la cocina

"Alice" – contesté

"Dice la señorita Isabella que te quiere ver, esta en su recamara" – informó con mirada acusadora. Definitivamente, mi hermana iba a ser la única persona a la cual no podría engañar

"en seguida voy" – contesté aparentando indiferencia

"ya que vas hacia allá" – dijo mi madre – "¿podrías llevarle el desayuno?"

"claro"

Cuando toqué la puerta, no esperé a que me indicaran poder pasar. La tuve frente a mis ojos, recibiéndome con una sonrisa de oreja a oreja. Me apresuré a cerrar la puerta con seguro y, después de dejar la charola del desayuno sobre la mesita de noche, me lancé a sus brazos. Fuí recibido por un calido y pasional beso

"Te extrañé" – musité contra sus labios que temblaron al reír

"Que hombre tan más aprensivo" – murmuró sin dejar de besarme – "pero eso solo lo hace más perfecto"

"Tienes que desayunar" – le recordé mientras me separaba de ella y caminaba hacia la charola de comida

"No tengo hambre" – contestó mientras se sentaba de mala gana en su cama

"No, señorita" – dije tratando sonar autoritario – "usted va a comer" – me senté frente a ella y comencé a picar la fruta con un tenedor – "abre la boca" – le pedí mientras le ponía un pedazo de papaya en frente


BELLA POV

"Edward, de veras, no tengo hambre" – le dije mientras hacia un puchero y giraba mi rostro para evitar el trozo de papaya que tenía enfrente

"Bella, por favor" – suplicó mirandome de aquella manera en la que sus ojos verdes brillaban con una intensidad deliciosa con la cual era imposible resistirse. Con un suspiro de resignación, abrí la boca y la papaya entró en ella sin vacilación

"¿Ves que rica esta?" – dijo con una sonrisa de encanto

"Acompáñame" – le pedí mientras le arrebataba el tenedor y lo llevaba a su boca para que él también comiera. Tras vacilar un momento, aceptó.

"¿Sabes?" – pregunté cuando terminaba de tragar el ultimo pedazo de pan tostado que quedaba – "creo que me hace falta el postre"

"Para no haber tenido hambre hace un momento, estas muy antojadiza ¿No crees?" – repuso divertido mientras se paraba para dejar la charola en un lugar más seguro, después, regresó a mi lado y lo atrapé entre mis brazos

"Tengo hambre de ti" – le dije mientras lo empujaba hacia la cama y yo posicionaba mi cuerpo sobre el suyo

"Bella, puede venir alguien" – recordó sonriente

"Pues que vengan" – murmuré contra sus labios. Deslicé mis manos hacia sus cabellos, aún frescos por la ducha, y corté toda distancia entre su cuerpo y el mío. Sus manos viajaron hacia mi cintura y comenzaron a levantar la tela de mi blusa para poder tentar mi piel desnuda. Mi respiración comenzó a hacerse cada vez más pesada y con un ágil movimiento cambiamos de posición. Entre besos, comencé a desabrocharle la camisa y en pocos segundos tuve su cuerpo perfecto y desnudo frente a mí.

"Bella… es muy riesgoso" – susurraba contra mis labios – "puede venir alguien, deberíamos parar" – mas sin embargo, sus manos se deslizaban de mi cintura hacia más arriba, acariciando mis pechos sobre la tela del sostén. Comencé a gemir mientras mis manos apretaban su espalda

"Edward" – llamaron al otro lado de la puerta rompiendo nuestro momento – "te habla mamá"

"En seguida voy" – contestó con la respiración agitada. Sus ojos ardientes se centraron en mí – "tengo que ir" – dijo en forma de disculpa. Me reí

"Ve" – indiqué.

Tras darme un ligero beso y ponerse rápidamente la camisa que yacía ya en el suelo, salió de mí recamara. En cuanto mis ojos lo perdieron de vista, me dejé caer sobre el colchón y tomé mi almohada para apretarla contra mi rostro y poder sosegar un grito de alegría…


EDWARD POV

"¿Qué hacías hijo?" – cuestionó mi madre en cuanto me escuchó entrar – "¿Acaso le fuiste a dar de comer a la señorita en la boca?" – reí tontamente ante los nervios. Mi madre no tenía idea de lo ciertas que eran las palabras que mencionaba con tanto humor

"Me estaba dando indicaciones de lo que haríamos hoy" – mentí

"¿Y qué harán?"

"¿Para qué me llamabas?" – cambié la conversación

"Quería que mi hicieras un favor" – dijo y agradecí de que no se diera cuenta de la esquivación al tema anterior – "ya no hay gas, ¿podrías cambiarlo?"

Hice lo que mi madre indicó. El tanque de gas se encontraba en el patio trasero de la cocina. Tras cambiarlo, me senté para platicar con mi madre mientras la ayudaba a picar las verduras para la merienda.

"Dentro de poco será tu cumpleaños" – recordó mi madre al momento en que Tanya entraba por la cocina

"¿De verdad?" – terció uniéndose a la platica – "¡Que bueno que lo menciona, Esme! Edward no me había dicho nada al respecto"

"A mi hijo no le gustan los regalos" – informó mi madre de forma amable, pero seria

"Al fin" – bufó mi hermana al entrar a la cocina y ver a Tanya con el uniforme – "pensé que te ibas a quedar acostada todo el día"

"no es muy tarde" – se defendió despreocupadamente la muchacha mientras caminaba hacia mi – "además, no pude dormir. Anoche estuve afuera del cuarto de tu hermano varios minutos, esperando a que me abriera, y nunca lo hizo" - Era sorprendente ver lo poco que le importaba la presencia de mi madre

"Tanya" – llamé mientras retiraba sus manos de mis cabellos – "no tienes por que decir esas cosas frente a todos"

"¿Y por qué no?" – repuso la chica – "es algo completamente natural lo que hacemos" – dirigí mi vista hacia mi madre y hacia mi hermana, quienes se veían molestas por lo descarado del asunto

"Tanya, tenemos que hablar" – recordé en ese momento

"De lo que quieras, cariño" – no sabía por donde empezar.

"A solas" – indiqué mientras me ponía de pie y con un gesto en la mano le indicaba a que saliera de la cocina. Tanya caminó de manera insinuante delante de mí.

"¿A solas?" – inquirió de forma seductora cuando estuvimos fuera de espectadores – "¿Qué te parece si vamos a mi recamara, o a la tuya para hablar mejor?" – la separé de manera educada, poniendo mis manos en sus hombros y empujándola hacia atrás – "Edward, ¿Qué pasa?" – preguntó ante mi gesto – "estas… extraño"

"Tanya" – comencé a decir, intentando encontrar las palabras adecuadas y menos hirientes – "esto… se acabo" – sus ojos se clavaron en los míos de manera violenta

"¿Qué?"

"Lo que oíste, no quiero que esto termine mal…"

"¿Hay alguien más?" – interrumpió

"Si" – contesté rápidamente

"pero… pero ¡¿Cómo?" – soltó de repente – "si hace días…"

"Tanya" - interrumpí – "es lo mejor, de veras"

"¡No!" – exclamó – "tu no puedes hacerme esto, no me puedes dejar…"

"Nunca tuvimos nada serio" – le recordé – "no te estoy dejando, en ningún momento estuve contigo"

"¿Ósea que cuando estuve en tu cama…?"

"Siempre te dejé las cosas en claro" – me sentí mal por las lagrimas que empezaban a brotar de sus ojos – "Tanya, en realidad lo siento" – dije – "me he enamorado…"

"Pues ámala" – interceptó de manera violenta y se colgó de mí – "Ámala, yo no protestare de que estés con alguien más, seré discreta, lo prometo"

"Ese no es el punto, Tanya" – discutí mientras me liberaba de sus brazos enrollados en mi cuello – "estoy enamorado y no puedo, aunque quisiera, engañarla" – le sujeté fuertemente las muñecas a un costado de su cuerpo para que ya no insistieran en moverse – "lo siento, Tanya" – me volví a disculpar – "podemos seguir siendo amigos"

La chica asintió en medio de lágrimas y cuando vi que estaba más tranquila la solté. Ella aprovechó para lanzarse rápidamente a mis brazos, sin que yo pudiera hacer algo por evitarlo

"¡Pero que lindos!" – sentí que el mundo se me derrumbaba al escuchar esa voz. Tanya me soltó rápidamente – "¡Que bien se divierte la servidumbre en esta casa!"

"Lo siento, señorita" – comenzó a decir la muchacha con voz cortada

"Pues no lo sientas" – atajó Bella con suma frialdad – "aquí se te paga para que vengas a trabajar, no para andar agasajándote con el chofer"

"Señorita yo…"

"Vete a la cocina, Tanya" – ordenó Bella. En cuanto la chica desapareció se giró para verme de manera enfurecida

"Bella, te lo puedo explicar" –

"no hace falta" – contestó – "lo escuché todo" – sentí un enorme alivio al oír esas palabras

"De verdad, no pude hacer nada…" – comencé a decir mientras me acercaba hacia ella

"ya no digas mas" – ordenó mientras me frenaba con un gesto en la mano. Me quedé esperando a que dijera algo más por varios segundos – "¡De verdad que es una arrastrada!" – soltó al fin. Su expresión me hizo reír

"si sigues así de enojada te vas a arrugar" – le dije de manera divertida mientras la abrazaba

"No la soporto" – confesó mientras hundía su cabeza en mi pecho

"Ya tranquila, ya terminó todo" – aseguré mientras besaba la coronilla de su cabeza e inhalaba el perfume de su cabello

"Mira nada más" – aquella vocecilla nos hizo saltar por segunda vez en el día – "ay Edward, señorita" – dijo con un suspiró – "tengan más cuidado" – advirtió mientras seguía caminando – "no siempre se encontraran con ciegos en esta casa"

Bella y yo nos quedamos mirando por varios minutos, con los ojos dilatados por la sorpresa

"¿Tu hermana lo sabe?" –

"Supongo que si" – contesté – "pero no dirá nada"

"Lo se" – contestó Bellla - "¿Y si vamos a un lugar más privado?"

"A donde usted ordene, señorita" – le dije mientras hacía un gesto de obediencia muy utilizado en las películas del siglo pasado

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Cap.11.-REMORDIMIENTO

EDWARD POV

"Buenos tardes" – saludó el joven de manera educada mientras yo lo asesinaba con la mirada

"Buenas tardes" – respondí – "¿En que le puedo ayudar?"

"¿Se encuentra Isabella en casa?" – asentí mientras empuñaba las manos – "¿Le podrías decir que… Jasper Hale la ha venido a visitar?"

"Seguro" – respondí mientras me daba la media vuelta y sentía que el chico me venía pisando los pies

Subí pisando fuertemente cada uno de los escalones. Tenía dos días desde que Bella y yo… ¿Qué palabra usar? ¿Confesado? Bien. Supongo que no hay palabra que pueda definir lo que ahora ella significaba para mí. No la veía como novia, ni como mujer, ni como amiga… si no una perfecta combinación de las tres. Dos días en los que yo había sido feliz entre sus brazos y sus besos, entre su atención y su cariño. Había sido tanta mi felicidad que se me había olvidado un punto importante: Bella estaba comprometida con el idiota que la esperaba abajo.

"¡Pase!" – indicó cuando toqué tres veces con los nudillos. Abrí la puerta, ella estaba acostada en su cama, con un cuaderno frente a ella y con su celular emitiendo una canción de moda – "¡Edward!" – exclamó al momento que se paraba enérgicamente para recibirme. Cerré la puerta detrás de mi y, segundos después, se me lanzó a los brazos – "¿Te pasa algo?" – preguntó cuando notó que mis labios estaban tensos

"Te esperan abajo" – informé mientras la veía a los ojos. ¿Y si todo esto era algo pasajero para ella? Sería muy probable que al elegir, ella preferiría a un ricachón que a mí, un chico que se la ha pasado viviendo al día con el dinero

"¿Quién?" – preguntó mientras fruncía el ceño – "Edward ¿Qué pasa?"

"Bella" – dije mientras le tomaba de las manos y dirigía mi vista hacia el suelo – "¿Qué sientes por mí?" – cuestioné y sentí que ella respingaba ante mi pregunta

"¿Por qué preguntas eso?" – respondió, yo esperé a que contestara la pregunta que le había formulado – "Edward, TE AMO" – dijo al notar mi silencio, remarcando las palabras con gran énfasis, como si fueran demasiado obvias – "pensé que todo había quedado claro… ¿A qué viene todo esto?"

"abajo esta… Jasper Hale" – dije dándole al nombre mi mayor tono de acidez posible. En cuanto terminé de decir el nombre, noté que Bella sonreía ampliamente. Yo la miré de forma inquisidora, a todo eso no le veía lo gracioso

"Es eso" – dijo con humor antes de echarse a reír – "Edward, a veces eres muy tonto" – suspiró y me miró fijamente antes de continuar – "pensé que te habías dado cuenta pero, Jasper y yo no tenemos NADA más que una amistad" – fruncí el ceño mientras recordaba todas las palabras de su madre claramente, las que había dicho aquella noche en la que yo me había dado cuenta de que la amaba: "el compromiso de Jasper Hale con Isabella Swan", resumiéndolas.

"Pero tu mamá…"

"Mi madre esta obsesionada y, vaya, de más esta decir que esta loca" – interrumpió sonriendo tristemente – "su mayor sueño es que yo contraiga matrimonio con Jasper, por la suma de dinero que tiene su familia…" – paró de hablar. Supuse que, por más que yo había tratado de disimular, no había podido ocultar la pesadumbre que me daba el saber lo obvio: Renné Swan, evidentemente, no iba a querer al chofer como prometido de su hija

"Edward" – dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos – "No tengo nada que ver con Jasper" – volvió a decir – "yo te amo, a ti, a nadie más"

"Yo también te amo, Bella" – levanté mi mano para acariciar su mejilla – "y me da miedo sentir todo esto por ti, tengo miedo de perderte"

"Nunca va a pasar eso" – prometió solemnemente – "jamás. Siempre estaremos juntos" – sonreí ante sus palabras y pegué mi frente con la suya. Cerré mis ojos, olvidándome del mundo exterior que nos rodeaba, concentrándome solo en su delicioso aroma

"Te amo tanto, Bella" – le dije. Sus labios buscaron los míos y correspondí el beso con adoración. Casi se me estaba olvidando el motivo por el cual había venido a su habitación. Estaba seguro que a ella ya se le había olvidado, así que, a mi pesar, decidí recordárselo – "Te esperan abajo" – murmuré contra sus labios y ella se separó con un suspiro.

JASPER POV

¿Qué hacía en esa casa? Mi vista viajaba de un lado a otro en aquella inmensa y lujosa sala. ¿Dónde estaba ella? Y al decir "ella" no me refiero a Isabella, si no a ella, a Alice. Miré el reloj. Eran las tres de la tarde. Según mis cálculos, la chica aún no debería de haber salido de su trabajo. ¿O si?

¡Vamos!. Lo tengo que admitir: había venido a esta casa para verla. Era el único lugar en que me la podía encontrar de pura "casualidad"

"¡Eres un maldito aprovechado!" – me había dicho después de haberme pegado una cachetada y haberme metido un rodillazo en el estomago.

Instintivamente me llevé la mano hacia mi mejilla derecha ¡Aún podía sentir el ardor que aquellas pequeñas y, aparentemente, delicadas manos me habían causado!

Después sonreí. La niña tenía su carácter. ¡Y que carácter!... jamás había conocido a una chica con tales características… eso me intrigaba. Tan linda, tan delicada y tan salvaje a la vez, y sobre todo eso, la manera en que hablaba, ¡Qué manera de ver la vida! Tan distinta. La ropa y la moda estaban lejos de sus prioridades, y aún así era, por mucho, la más hermosa que haya visto jamás.

"Jasper" – saludó Bella mientras bajaba de la escalera. Se veía bien. Se veía radiante. Me alegré por ella. Desde que la conocía, Bella se había caracterizado por ser tan frívola como hermosa y pedante – "no te ofendas, pero me extraña tu presencia en mi casa" – ah, si. También por ser honestamente hiriente. Aunque no la culpaba, las veces en que había venido a su casa había sido para traer a Rose. Y esa vez, mi hermana no se encontraba a mi lado, es más: mi hermana no sabía que me encontraba acá

"Estaba por acá cerca y decidí pasar a saludarte" – mentira. Estaba en mi casa, recostado en mi cama viendo una película, cuando aquella niñita de cabello negro invadió mi mente y no salió de ahí. Su recuerdo había movido mis pies hacia la mansión de los Swan.

"Ah" – contestó Bella mientras me indicaba que me sentara – "Jasper… creo que tenemos que hablar y muy seriamente" – asentí. Esperando a que iniciara la conversación. Mientras tanto, mis ojos se dirigían constantemente hacia el pasillo en donde recordaba estaba la cocina. La quería ver. Necesitaba verla – "veras" – continuó con un suspiro – "yo sé que mi mamá se precipitó al hacer publico un compromiso que tu y yo no hemos… acordado" – comencé a prestar atención a sus palabras – "y no te voy a mentir, me gustas, eres un chico… guapo, codiciado por muchas, pero yo…"

"Yo no te gusto" – la ayudé a terminar. Los ojos de Bella me miraron de manera muy sorprendida por que me había comenzado a reír – "Bella, no te preocupes por eso" – le dije tratando de calmar la risa – "sin ofender, tu tampoco me gustas. Te quiero, pero es algo muy similar a lo que siento por Rose" – al terminar la chica me dedicó una mirada de… ¿Alivio? Bueno, eso me ofendió un poco ¿tan malo era pensar el tenerme como novio?

"Gracias, Jazz" – dijo con ojos brillosos. Me encogí de hombros, un poco extrañado. Isabella no era conocida precisamente por sus muestras de gratitud y afecto – "me consuela mucho el saber que todo esta claro entre nosotros"

"Lo difícil es que nuestros padres entiendan" – agregué un poco molesto por la veracidad de mis palabras – "se empeñan en ver amor en donde simplemente no lo hay" – Bella asintió, dándome la razón. De pronto se había entristecido. Me acerqué y la tomé de la mano – "¿Pasa algo, Bella?" – quise saber realmente preocupado. Había conocido a esta chica desde que éramos unos niños. Como le había dicho antes, siempre la había visto más como una hermana, que como una pareja.

Isabella estaba a punto de contestar a mi pregunta cuando una voz, demasiado familiar para mi gusto, nos interrumpió

"¡Edward!" – gritó la chica mientras se debatía en los brazos de su hermano, que se dirigía hacia la salida – "¡Bájame ahora mismo, Edward Cullen o morirás!" – amenazó. Bella carraspeó para llamar la atención de la pareja

"Siento esto, señorita" – comenzó a disculparse el chofer sin bajar a su hermana – "pero Alice no quiere ir a la escuela, así que tendre que obligarla"

"creo que eso, Cullen, no es excusa para tratar a una dama de esa manera" – reprendió Bella – "bájala ahora mismo" – el chico obedeció y su hermana, dándonos la espalda se comenzó a planchar en uniforme con las manos

"Gracias, señorita…" – comenzó a decir mientras se giraba y sus palabras se detuvieron al verme. Alcé mis cejas al encontrarme con sus ojos rabiosos. Ahora sabía que si mirada dolía cien veces más que sus golpes

"Hola, Alice" – saludé y sentí otra mirada venenosa posada en mí: la de su hermano. ¿Sabría él que había besado a su hermana sin su consentimiento?

"Buenas tardes, joven" – respondió la chica con voz seca.

"¿Por qué no quieres ir a la escuela?" – cuestionó Bella, ajena a que mis ojos estaban totalmente enfocados en la chica de uniforme

"Ya es tarde" – comenzó a explicar – "tengo quince minutos para llegar y… dudo mucho que lo logre, así que ¿para que me desgasto?"

"Si gustas, yo te puedo llevar" – ofrecí

"¡No!" – se adelantó a responder Edward con voz furiosa. Uhm. ¡Genial! Aparte de ser violenta, tenía a un hermano celoso ¿acaso también tendría un perro guardián?

"Edward" – reprendió Bella y el chico giró el rostro de manera indignada

"¿Qué dices, Alice?" – pregunté ignorando a su hermano

"No, gracias" – fue la respuesta que obtuve… Vaya. El látigo de su indiferencia también era muy doloroso

"Deberías de aceptar, Alice" - ¡gracias, Bella! ¡te adoro por apoyarme! – "así no faltarías a tus clases, recuerda que ahora, lo más importante son tus estudios" – Alice la miró por unos momentos, dejándose convencer por las palabras de su patrona

"Esta bien" – dijo con un suspiró de resignación. Al instante, me puse de pie. Escuché un gruñido, proveniente de Edward.

"¿Todavía sigues molesta?" – le pregunté en cuanto estuvimos en el carro. La niña llevaba puesto ahora una playera y un pantalón. No se había tardado ni dos minutos en cambiarse de ropa. Realmente sorprendente.

"Que quede claro que solo acepté por que no quiero faltar a clases" – dijo – "y si. Todavía estoy molesta"

"Te ofrecí mis disculpas esa misma noche" – recordé

"No necesito tus disculpas" – atajó fríamente – "las disculpas de ustedes carecen de valor y sinceridad"

"Alice, de verdad lo siento" – dije con toda la sinceridad impregnada en mi voz – "no quise…"

"Ustedes piensan que se pueden aprovechar de todo lo que se les ponga enfrente" – interrumpió – "pero las cosas no son así. No todas nos dejamos impactar por un par de ojos bonitos y un carro deportivo"

"no era esa mi intención" – aclaré tratando de mantenerme sereno – "en ningún momento quise aprovecharme de ti" – Alice bufó como respuesta. Decidí no decir más para no terminar peleando.

"Gracias" – dijo a regañadientes cuando estuvimos frente a su escuela: un edificio de mala muerte

"¿Puedo venir a traerte?" – pregunté – "me gustaría invitarte a cenar para poder disculparme"

"el respeto no se compra con una cena" – respondió mientras se bajaba del carro – "gracias" – volvió a decir mientras cerraba la puerta de un portazo.


BELLA POV

"¡Deja de burlarte y ayúdame!" – le dije a Edward mientras le daba un manotazo en la espalda

"Lo siento, Bella, pero realmente es cómico. Jamás había conocido a alguien tan malo para las matemáticas" – le miré de forma venenosa. Edward siguió riéndose mientras alargaba su brazo para cubrirme con él. Esme se acababa de ir, así que la cocina y la casa estaba relativamente sola para nosotros – "te quiero" – susurró con sus labios puestos en mi frente

"Lo sé" – respondí mientras enrollaba mis brazos en su cintura – "pero te burlas" – volvió a reír, mientras enterraba más mi rostro en su pecho. Me encantaba el perfume natural de su cuerpo, tan dulce.

"No me burlo" – aclaró – "solo… me parece cómica la situación"

"¡Edward!" – nos separamos bruscamente al oír la voz de aquella inútil que venía llamando a mi novio desde la sala – "buenas tardes señorita" – saludó al entrar en la cocina. No respondí. No tenía por qué ser educada con ella, además de que no quería -"Edward, ¿podemos hablar?" – me dieron ganas de lanzarme sobre ella.

"Tanya, querida" – le dije con el tono más pedante que pude – "¿Estas ciega o tu cabecita no trabaja bien?... pregunto por si no te has dado cuenta: Edward me esta ayudando ahora mismo con mi tarea" – agregué sin darle oportunidad a que respondiera

"Es solo un momento…"

"me importa poco si es un momento o dos" – interrumpí con voz ácida – "te esperas a que yo lo deje libre, ¿entendido?"

"si, señorita" – la miré de forma altanera hasta que desapareció de mi vista

"¡No la soporto!" – exclamé en cuanto quedamos solos otra vez. Los brazos de Edward me envolvieron

"No deberías tratarla así" – dijo y al instante me separé de él, con rechazo

"¿La estas defendiendo?" – pregunté indignada – "¿Defiendes a esa?"

"No estoy defiendo a nadie" – repuso con voz tranquila, pausada – "solo digo que ella merece respeto"

"¿Y por qué debería yo de respetar a una sirvienta?"

"Bueno, yo soy tu chofer, Bella" – me dieron ganas de auto darme una cachetada en ese momento.

"No quise decir eso…" – comencé a disculparme pero uno de sus dedos posados en mis labios me interrumpió

"No pasa nada" – dijo más podía leer tristeza en su mirada

"Edward, lo siento" – insistí – "no quise decir eso… es solo que no la soporto. Tu bien sabes que… Alice siempre me ha caído bien y nunca la he tratado así…"

"Bella, Bella" – calmó – "no pasó nada, en serio, no tienes por qué disculparte" – bajé la mirada, avergonzada. Lo menos que quería era que Edward se sintiera inferior a mí.

Levantó mi quijada tiernamente con la punta de su dedo, obligándome a verlo. Me sonrió de forma tranquilizadora y yo negué con la cabeza levemente. Después acercó su rostro hacia el mío y depositó un tierno beso en mis labios.

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Cap.12.-NOCTURNA

BELLA POV

"Isabella" - puse los ojos en blanco y emití un pesado suspiro cuando escuché la voz de mi madre en el primer piso. Una parte de mí se sintió mal por no alegrarme del regreso de Renné a la casa ¿No podía prologar más sus vacaciones? – "Isabella" – volvió a llamar con su tan ocasional paciencia

"Hola" – saludé sin muchos ánimos mientras bajaba las escaleras

"¿Pero qué manera es esa de recibir a tu madre?" – replicó molesta. Intenté sonreírle, pero la expresión fue demasiado falsa – "que hija tan más mal educada tengo" – se empezó a quejar mientras yo volvía suspirar pesadamente.

Tenía mis razones de sobra para no alegrarme del regreso de mi madre: la primera era que, desde hoy, tendría que volver a lidiar con sus continuas quejas. Decidí no poner atención a sus palabras y me fui a sentar a uno de los sillones de la sala, esperando a que se le pasara toda la habladuría. Solo lograba escuchar un zumbido emitido por sus labios al momento en que levantaba sus manos, exasperada.

"¿En dónde se mete la servidumbre cuando se le necesita?" – me preguntó indignada. Comprendí que los regaños ahora irían dirigidos hacia Esme, Alice y… y Edward – "¡¿Dónde esta el muchacho este?" – volvió a preguntar – "¡¿El chofer?"

"Se llama Edward, mamá" – le recordé

"Hija, realmente no me importa como se llame" – dijo con voz fría – "lo único que quiero es que venga para que suba mi equipaje a la recamara" – me mordí la lengua para no responderle – "¡Edward!" – gritó y gritó varias veces hasta que el muchacho apareció corriendo

"Disculpe, señora" – comenzó a decir – "mi hermana tenía problemas para acomodar unas cortinas y le estaba ayudando"

"Te mandé a que estacionaras el carro" – le recordó mi madre con voz afilada – "no a que fueras ayudar a tu hermana. Si no puede si quiera poner unas cortinas que me lo diga y conseguiré a alguien que si sea capaz" – mis ojos se clavaron fijamente en el rostro de mi novio, viendo como asentía y no reprochaba de las palabras de mi madre…

"Lo siento, señora" – se me hizo un nudo en la garganta. ¿Por qué pedía disculpas? ¿Desde cuando las personas piden disculpas por ser agredidas?... me sentí fatal al recordar las veces que Edward había hecho lo mismo conmigo. Realmente no era mejor que mi madre. Era un reflejo de ella.

"Sube las maletas a mi recamara" – ordenó mi madre – "y que sea deprisa, necesito darme un baño y descansar" – Edward volvió a asentir y mientras comenzaba a recoger el equipaje de mi madre me dedicó una mirada junto con una sonrisa casi imperceptible. El simple gesto me puso sumamente nerviosa.

Me puse de pie en cuanto el muchacho comenzó a subir por las escaleras.

"¿A dónde vas?" – preguntó mi madre

"A mi cuarto" – le mentí sin darme la vuelta.

Escuché como Renné se dejaba caer en el sofá. Deduje que entonces no sería tan arriesgado lo que iba a hacer. En cuanto Edward abrió la puerta de la habitación y metió las maletas, yo entré y aseguré la puerta a mis espaldas antes de lanzarme a sus brazos

"Bella, tu mamá esta abajo, puede subir en cualquier momento" – dijo mi novio con una sonrisa en los labios mientras me rodeaba con los brazos

"No creo que suba en este instante" – pegué mi rostro a su pecho e inhalé su perfume – "te extrañé" – le dije.

Había pasado todo el día sin él por que, rompiendo la rutina diaria, esta vez no me había ido a traer a la escuela, si no a mi madre al aeropuerto. Cada vez me pesaba más los minutos que estaba lejos de mí

"Yo también" – susurró y sus labios se juntaron con los míos. Me apreté hacia su torso. Desde aquel día, no habíamos estado juntos y mi cuerpo ya no soportaba la necesidad que tenía de él. Lo fui empujando poco a poco hacia la cama de mi mamá hasta que caímos en ella – "Bella, Bella" – llamó mientras me sujetaba las manos que empezaban a desfajar la camisa – "tu mamá esta abajo" – recordó con una sonrisa

Suspiré derrotada mientras hacía un puchero y él reía por mi reacción

"Será mejor que baje" – dijo mientras se incorporaba y me obligaba a hacer lo mismo. En cuanto estuvimos completamente de pie, rozó suavemente sus labios con los míos – "Me parece que la señorita tiene muchas ganas de ir a pasear más tarde" – murmuró contra mi boca y entendí en mensaje

"Ahora que recuerdo, ya no tengo ropa, necesito ir de compras urgentemente" – le seguí la corriente mientras nos seguíamos besando. Al fin, sus labios liberaron los míos y salió del cuarto, como si nada hubiera pasado ahí.


EDWARD POV

"Ahora si" – atajé a mi hermana, aprovechando de que mamá estaba arriba con la señora, recibiendo nuevas indicaciones

"¿Ahora si qué?" – retó y por un momento me vi cohibido por la dureza de su voz. Aún así, decidí continuar

"Me vas a decir de dónde conoces a este tal Jasper" – no fue una pregunta y ella lo supo. Alzó una ceja de manera escéptica

"Te recuerdo que yo también fui invitada a la fiesta de aquella noche, hermanito" – ignoré la insinuación de sus palabras, aunque no pude evitar sentirme un poco incomodo

"Según recuerdo, solo estuvimos ahí unas cuantas horas" – comencé a decir – "¿Eso fue suficiente como para haber adquirido ese tipo de confiancitas con aquel joven?"

"¿A qué te refieres con confiancitas?"

"Ayer te fuiste a la escuela en su carro" – recordé

"¡Ah!" – exclamó – "¿Ahora tengo un hermano celoso y posesivo?"

"No son celos" – me defendí, aunque era la verdad. Solo que en esta ocasión, más que celos era miedo: miedo a que mi hermana pudiera ser engañada por un tipo de esos – "ten cuidado, Alice" – aconsejé ya dejando de lado el tono denunciante de mi voz

"¿Cuidado?" – repitió mientras fruncía el ceño – "Edward ¿Qué estas pensando?"

"Me fije de como te veía" – solté – "no quiero que…"

"¡Edward!" – interrumpió mi hermana y su pequeño rostro se veía indignado – "¿Acaso piensas que yo podría ser lo suficientemente tonta como para no saber qué es lo que ustedes (los hombres) buscan?" – preguntó

"No es eso, Alice…"

"Hermanito" – volvió a interrumpir mientras atrapa mis ojos con los suyos – "he vivido contigo diecisiete años, y he aprendido mucho de ti" – hice una exagerada mueca de dolor ante sus palabras

"¿Eso fue un halago o un insulto?" – pregunté mientras sonreía y mi hermana correspondía el gesto del mismo modo

"Eso fue una verdad" – dijo mientras me pellizcaba una mejilla. De repente, me había sentido más tranquilo. Sabía que había sido muy idiota al desconfiar de la madurez y cordura de Alice (vamos, no todo el mundo iba a acabar como yo: perdidamente enamorado de una chica que no esta a tu alcance). Mi sonrisa se desvaneció ante ese pensamiento y mi hermana lo notó – "¿Te pasa algo?" – quiso saber.

Guardé silencio. Sabía que ella lo entendería y así fue. Se sentó frente a mí y su pequeña mano se paso por mi mejilla

"Desde esa noche tu y ella están juntos" – afirmó – "¿Acaso no era eso lo que querías? ¿No era eso lo que te entristecía: el no saber si ella te quería o no?" – seguí guardando silencio – "Ahora sabes que ella te quiere" – continuó – "Y eso…"

"Eso me alegra y me preocupa al mismo tiempo" – completé con un suspiro – "no la merezco, Alice"

"¿Por qué no?" – preguntó irritada – "¿cómo te atreves a decir eso?"

"Jamás podría darle lo que ella tiene" – reconocí tristemente – "tarde o temprano, ella se dará cuenta de lo que soy y…"

"¿De lo qué eres?" – interrumpió mi hermana – "¿Acaso no sabe perfectamente lo que eres? ¿No sabe ella de que eres un chico inteligente, bueno, maduro, responsable, caballeroso, educado?" – reí sin humor

"Vamos, Alice" – dije – "me lo voy a creer"

"Pues espero que así sea" – su gesto serio me dejo claro que no estaba bromeando – "Edward, tu vales mucho" – agregó mientras me tomaba de las manos – "no digas que no la mereces, por que no es cierto. Eres mucho más que cualquier riquillo rondando allá afuera, que te quede muy claro "

"Gracias" – le dije sinceramente mientras me inclinaba para abrazarla. Nada mejor que tu hermana para darte consejos y levantarte el ánimo.

Infinito y fugaz
Tu oscuro mirar
Me abraza tu aroma
Me has de embrujar
me vuelvo ilusión

Me vuelvo inmortal

Y en mundos de olvido

Ni la soledad

Nocturna, Anabantha


"¿Ya esta listo el carro, Cullen?" – preguntó Bella con voz inexpresiva, pero con los ojos brillantes mientras bajaba por las escaleras.

"Si, señorita"

"¿A dónde vas, Isabella?" – quiso saber su madre que venía detrás de ella

"Necesito comprar ropa" – mintió la muchacha con seguridad. Yo me vi obligado a bajar la mirada, sentía que en cualquier momento la señora se iba a dar cuenta de que su hija le mentía para escaparse con el chofer – "no tardaremos" – aseguró la muchacha y salió del lugar sin dar oportunidad a la mujer de protestar.

"¿A dónde vamos?" – me preguntó Bella ya cuando estábamos en el carro, lejos de la entrada de su casa. Sonreí mientras sus manos se deslizaban por mi rostro

"Quiero que conozcas un lugar" – le dije – "no es un lugar lujoso" – me apresuré a decir y vi como ella ponía los ojos en blanco ante lo dicho

"No me importa" – aseguró mientras se inclinaba para besar mi hombro – "solo quiero estar contigo, no importa dónde" – sonreí mientras miraba hacia la carretera.

No tardamos mucho en llegar a nuestro destino. Desde hacía mucho había querido llevarla hacia ese lugar.

"¿Esto qué es?" – preguntó con asombro

"Es un prado" – contesté mientras le tomaba de la mano – "¿No te gusta?" – de repente, me sentí ansioso

"¿Cómo no me va a gustar?" – respondió sin despegar la mirada del lugar desabitado iluminado solamente por la luna llena que se alzaba sobre nosotros – "es hermoso" – me tranquilicé – "jamás había escuchado hablar de un lugar así en Forks"

"Es por que, hasta donde sé, solamente mi familia y yo lo conocemos" – alardeé sin poder evitarlo – "Si te das cuenta, estamos en medio del bosque" – agregué y ella viajó su mirada hacia nuestro alrededor

"Cierto" – murmuró para ella – "no me había dado cuenta" – dijo ya en voz alta y ambos reímos por su falta de concentración. Solté su mano y me encaminé hacia el auto para bajar un par de mantas (las cuales había metido a escondidas desde la tarde)

"No querrás sentarte en la hierva fría y húmeda" – apunté mientras la tomaba de las manos y la guiaba para que se sentara junto a mí.

"¿Desde cuando conocen este lugar?" – inquirió cuando ya estábamos sentados

"Desde que yo era pequeño… lo encontramos por casualidad un día que mi papá nos había traído a pasear… y yo me perdí. Me encontraron llorando en este lugar, estaba muy asustado" – Bella rió ampliamente y se dejó caer de espaldas sobre la manta.

Mis ojos no pudieron evitar recorrer su figura bañada por los reflejos de la luna y, como si se tratara de un impulso infrenable, me acerqué a ella para besarla. Sentí sus manos entrelazarse en mis cabellos y su cuerpo buscar el mío. Me arrastré sin soltar sus labios hasta que quedé en una posición más cómoda. Una de mis manos se movió hacia su pequeña cintura.

Me sentía nervioso, exactamente igual a como me había sentido la primera y la segunda vez que habíamos hecho el amor. No me atrevía a seguir tocando aquel cuerpo, era algo demasiado sagrado como para poder profanarlo. Ella me ayudó al cabo de varios minutos, cuando se dio cuenta de mi vacilación: dirigió mi mano debajo de la tela de su blusa para que pudiera tentar la suave piel de esta y la siguió guiando hasta que pude sentir la tela de su sostén.

"Edward" – murmuró contra mis labios – "necesito sentirte" – como anteriormente había pasado, con un simple juego de palabras logró romper toda mi resolución

Y es que también yo la deseaba. También mi cuerpo la necesitaba y la aclamaba. El fuego que tanto había tratado de controlar se expandió por toda mi sangre y llegó a cada una mis articulaciones. Mi boca se volvió ansiosa, al igual que mis manos las cuales habían empezado a recorrer cada rincón de su cuerpo y empezaban a deshacerse de lo que les estorbaba.

Bella comenzó a jugar con los botones de mi camisa, quitándolos uno por uno, mientras en el transcurso, sus manos recorrían mi pecho, enviando descargas eléctricas con cada roce de sus dedos sobre mi piel. Mi boca abandonó la suya para poder saborear el resto de su figura. Se deslizaron por su cuello, por sus hombros, hasta llegar a la entrada de sus senos en donde los besé por encima del encaje de la prenda que los cubría. Bella se arqueó ligeramente mientras se deshacía completamente de mi camisa. Me estremecí cuando el viento helado de la noche se encontró con mi piel acalorada.

Mis manos viajaron hacia sus pechos y se metieron debajo del sostén, sintiendo la textura de sus pezones endurecerse entre mis dedos. Bella comenzó a respirar entrecortadamente y jaló mi rostro para poder atrapar mis labios contra los suyos. Nuestras lenguas danzaron deseosas por un largo momento, en el cual, yo había posicionado mi cuerpo sobre el suyo y mis caderas estaba en medio de sus piernas. Sus manos viajaban por toda mi espalda y por todo mi abdomen hasta que bajaron hasta la altura de mis caderas y comenzó a quitarme el cinturón. Yo hice lo mismo con la única prenda que cubría la parte superior de su cuerpo. Mis labios se deslizaron deseosos por esa zona que subía y bajaba al ritmo de su profunda respiración.

Mis manos se movieron debajo de su cuerpo y apretaba, con la yema de mis dedos, su espalda arqueada. No me di cuenta a la hora en que habíamos cambiado de posición y tenía a Bella sobre mí. Me maravillé con la hermosura y perfección de su cuerpo semi-desnudo, su cabello cayendo como una espesa cortina adornando la palidez de su piel que contrastaba perfectamente con la noche. Deslicé lentamente mis dedos (apenas y rozando su piel) desde su hombro hasta sus caderas. Me dedicó una sonrisa tímida que me invitó a mover mi cuerpo hacia delante para poder acortar la distancia.

Mis labios recorrieron su cuello, y lo que pude de su cintura, mientras mis manos parecían no tener la suficiente fuerza para apretar más su pecho contra el mío y sentir su desnudez. Enloquecí cuando Bella dejó caer su cuerpo hacia atrás con los ojos cerrados, atrayéndome con ella en el movimiento. Nuestras respiraciones se habían convertido ya en pequeños jadeos, su mano se pasó por mi frente, de manera tierna, retirando algunos cabellos que caían sobre ella

"Estas sudando" – señaló entrecortadamente. Mi mano igual recorrió su rostro y mis dedos se pasaron por sus húmedos labios

"Tu también" – dije antes de volver a capturar su boca con la mía. Nos deshicimos de la ropa que sobraba y yo pensaba de el corazón me iba a explotar en cualquier momento.

Sentía fuego por todas partes y este no paraba de aumentar.

No paraba y no me cansaba de recorrer la piel excitada de Bella. Olvidé hasta mi nombre. Solo existía ella y yo, su fiel prisionero.

Mi lengua recorrió la parte media de su espalda mientras mis manos se deslizaban gentilmente por sus bustos. Giró su cuerpo para volver a encararme y me tiró sobre la manta. Intenté reprimir los resoplidos que salían de mi pecho sin tener ningún éxito. Sus labios se deslizaron humedeciendo cada parte que estos tocaban.

Estaba completamente turbado ante sus roces. Mi necesidad de ella creció, provocando que a que volviera a jugar con nuestras figuras para poder estar sobre ella. Me estremecí cuando sus piernas apretaron mi cadera y atrajeron más mi cuerpo hacia el suyo

"Por favor" – pidió con los ojos cerrados y nerviosamente comencé a adentrarme, con mucho cuidado, en ella.

Sentí sus manos apretar con fuerza mi espalda con cada movimiento que emitían nuestras caderas. Por mi parte, con cada milímetro que invadía, era como si mi piel estuviera recibiendo fuertes descargas de electricidad, combinadas con el más exquisito placer sentido jamás. Cuando sentí que ya no le podría causar daño, comencé a acelerar el movimiento. Bella me jaló hacia la altura de su pecho, el cual comencé a besar al momento en que mis manos se aferraban a sus brazos. Mi boca buscó ansiosa la suya para sosegar los gemidos que ambos habíamos comenzado a emitir por la sensación de fogosidad que comenzaba a crecer con cada movimiento de nuestros miembros.

Tras varios minutos, sentí como mis músculos se tensaban al mismo momento en que las piernas y los brazos de Bella cubrían mi cuerpo y lo apretaban fuertemente hacia el suyo. Nos quedamos estáticos disfrutando del clímax, jadeando descontroladamente. Y después, me dejé caer, con el corazón acelerado y sintiendo el cuerpo demasiado tembloroso. Estaba seguro que si en ese momento me hubiera querido poner de pie, simplemente no hubiera podido.

Recargué mi cabeza en el pecho de mi novia y cerré los ojos mientras me deleitaba por el sonido de su corazón. Sus manos se movieron hacia mis cabellos y se movieron entre ellos

"Te amo" – murmuró Bella casi sin aliento

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