Dark Chat

sábado, 9 de junio de 2012

Rebelde

Hello mis angeles hermosos por fiss no me maten por el tiempo que me tardo , saben q mas vale tarde que nunca , aqui les dejo otro cap mas les mando mil besito a todas!!!!!!!!!!!!!!
Angel of the dark





Antes de empezar a leer les recomiendo tener pañuelos para el final.
CAPÍTULO IX.- CAIDA
EDWARD POV
Estuvimos conversando y tenía vasta experiencia en el campo, así que estaba todo listo.
Samantha Culdler estaba contratada. Traté de despedirla fríamente como lo hacía con cada persona que trabajaba para mi, es cierto que en casa era una persona accesible y amorosa y con Bella era un puto chiquillo hormonado, pero con el resto de las personas era un puto cabrón. Pero la mujercita se quedó mirándome fijamente, leí su mente y no me gustó nada, pero ella no tenía ninguna oportunidad conmigo, así que no le veía mayor problema a sus calientes fantasías con el jefe.
- ¿Algo que aportar señorita Culdler? – dije mirándola con el ceño fruncido
- ¿Aceptarías una copa conmigo? – dijo sonriéndome según ella sensual, según ella porque no había nada sensual en ella, toda la sensualidad se derramaba a borbotones en mi mujer.
- Lo siento, creo que usted no ha entendido, la acabo de contratar para que trabaje en mi hotel, no de puta, estoy comprometido, enamorado y mi polla pertenece sólo a mi mujer, esa a la que me folle hace poco rato.
- No me importa compartir, creo que haríamos una gran pareja, me encantas y…..
- Y nada, fuera maldita mujer, antes de que me arrepienta y te deje sin trabajo y vetada por el resto de tu vida para desempeñarte para algo más que de zorra y de las baratas, mi mujer es lo único que deseo, no hay nadie mejor que ella, nadie que me llene de lujuria – dije mirándola con total fastidio y asco – ahora largo y si vuelvo a escuchar o a sentir cualquier tipo de avance ya sabe su destino.
Salió hecha una furia, jajajajaja, ¿acaso pensaba que me fijaría en ella?, por Dios, tengo a la mujer más fantástica del mundo y esa simple zorra viene a ofrecerse, puaj, maldita mujerzuela asquerosa.
A los pocos minutos subí a la suite y Bella estaba cabreada con Alice, la quería obligar a usar un vestido de novia que Bella no aceptaba, las miraba cómo discutían cada una su punto de vista.
Bella al verse abrumada por Alice me dio una mirada en la que me pedía apoyo y por supuesto lo tuvo y saqué a empujones a Alice del dormitorio. Quería estar solo con Bella.
La convencí de salir a dar un paseo. Así una vez duchados, vestidos y listos salimos a pasear, era increíble como cosas tan insignificantes como pasear de la mano por la calle se volvía en algo especial al estar al lado de Bella.
Pasamos por delante de un bar y decidimos entrar. El lugar era espectacular y casual, buscamos una mesa cerca del escenario y nos sentamos a esperar que nos atendieran. Ahora no era el magnate hotelero, al lado de Bella sólo era el chico que le gustaba vestirse de manera desastrosa, pantalones de jeans desgastados y con algunos agujeros, polera negra ajustada y mi chaqueta de cuero, botas negras con remaches. Bella también iba con su mejor look, todos se daban vuelta a mirarla, mi mujer era espectacular, falda corta de jeans y a la cadera, una polerita corta y ajustada con el logo de la película el mundo de Jack, una chaquetilla de cuero negra y sus converse. Su cabello lo llevaba en una coleta alta dejando al descubierto ese cuello de cisne que me volvía loco, su cabello se meneaba y dejaba ver su tatuaje y recordé la primera vez que lo vi y la rabia que me invadió por pensar que afeaba su piel, en ese tiempo era un maldito cabrón con ella, la despreciaba, pero ahora comprendía que desde ese tiempo la admiraba, pensaba que su piel era linda y me molestaba que no dejara su cuerpo más al descubierto y lo tapara con esa ropa tan ancha que usaba, claro, ya en ese tiempo sin darme cuenta ella me había atrapado, por eso siempre estaba molestándola, hiriéndola, ella me importaba, no me pasaba desapercibida como yo pensaba.
- Ey ¿qué piensas? – dijo Bella acercándose peligrosamente a mi cuerpo
- En ti niña, siempre en ti, sólo en ti
- ¿Y por qué esa cara entonces?
- Bueno, es que pensaba en cuando vi por primera vez el tatuaje en tu cuello y tu cabello
- Ahhh, era eso
- Si, ¿sabes qué descubrí?
- Nop – dijo ella riendo
- Ya te amaba, en ese tiempo ya te amaba y no me había dado cuenta, nunca pasaste desapercibida para mi, lo demostraba molestándote, insultándote, pero era porque no sabía qué mierda me pasaba.
- Me amabas tanto jajajajaja, eras un jodido cabrón Edward
- Si, pero no te ignoraba como lo hacía o hago con las personas que me son indiferente o no me interesan
- O sea que era una auténtica fortuna que me insultaras y me llamarás mamarracho y todas esas mierdas.
- Si, porque todo eso formó más aún ese carácter maravilloso que tienes, te amo Bella, te amo tanto niña.
- ¿me amarás más cuando sea tu esposa?
- Oh si, mucho más nena y cuando seas mía eternamente muchísimo más y follaremos por toda la eternidad en cada rincón del puto mundo.
- Jajajajajaja, eres un sucio Edward, pero acepto a todas tus sucias proposiciones
- Esa es mi nena.
- Te amo Edward, nunca amaré a nadie como te amo a ti.
- Yo también nena, yo también.
Desde esa noche fuimos de manera asidua a ese bar y como de costumbre Bella acaparó todas las atenciones, sobretodo cuando le pedí que cantara. Es cierto que me cabreaba cuando la miraban de más, pero al mismo tiempo iba creciendo en mi la necesidad de mostrar la maravillosa mujer que tenía al lado y por supuesto que sólo me pertenecía a mi.
Una de esas noches casi caí de espaldas cuando coquetamente se subió al escenario y sin dejar de mirarme me dedicó la canción crazy for you de Adele. Su voz era sensacional y la manera en que se movía despertaba cada partícula de mi cuerpo.

-xxx-
El día de la boda llegó y todo era espectacular, habíamos invitado a un sin número de humanos y vampiros al enlace, todos se alegraban y reían de que me hubieran atrapado, algunos especulaban cómo sería la pronta señora Cullen para atrapar a este ser tan reacio al compromiso.
Decir que estaba nervioso era poco, estaba asustado hasta la mierda ¿y si Bella se arrepentía? ¿y si no me amaba lo suficiente para dar este paso?. Pero todo quedó sin fundamento cuando la vi aparecer como un precioso ángel. Su vestido era blanco y por supuesto y completamente inspirado en la mitología griega, se veía como una jodida diosa, afrodita se moriría de envidia si pudiera verla, caminaba majestuosa hacia mi y mi sonrisa era la de un tonto enamorado. Sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos brillaban bajo el sol que bañaba las partes de su cuerpo que no cubrían su vestido.
Todos los invitados quedaron idiotizados mirándola y al leer sus metes comprobé que todos eran pensamientos de admiración hacia mi mujer, todos pensaban que era un puto afortunado al poseer semejante ángel.
Los vampiros pensaban si realmente era mi cantante o si me había enamorado de una humana tan despampanante como mi Bella, la verdad es que debía dar gracias a Dios, los vampiros se enamoraban de sus cantantes, pero muchas veces no eran las personas más hermosas o atractivas del mundo, el amor era así, pero eso no dejaba que me envidiaran al poseer la dos cosas en una sola mujer. Aunque ella era más que sangre y un cuerpo más que deseable, ella era un conjunto de cualidades que me embrujaba día a día. Cada vez me sorprendía con sus ocurrencias, su fuerza, su vitalidad, su violencia, su amor, su pasión.
Al llegar a mi lado me dedicó una sonrisa amplia y procedimos a la ceremonia. Como le había prometido a Bella nos casamos en el templo de atenea, costó mucho dinero y coacciones que nos permitieran este uso, dinero era lo que más tenía, así que si Bella me pedía el mundo a sus pies, lo tendría en un segundo.
La fiesta no fue muy larga y recibimos los parabienes de todos los invitados, especialmente de nuestra familia y de Seth y Alizee a los que había mandado a buscar para que estuvieran con Bella en este momento tan especial.
Hicimos todos los ritos y en plena fiesta tomé a bella en mi hombro como costal de papas y nos fuimos corriendo mientras nos aplaudían y gritaban cosas obscenas.
Al llegar a nuestra cala, que ahora le pertenecía a Bella por ser mi regalo para ella de matrimonio entramos en la cabaña de lujo que estaba preparada para todo lo que necesitáramos y nos amamos lentamente y con pasión.
Después de volver a brindar y acabarnos la segunda botella de champagne le dije a Bella que quería tomar todo de ella. Por supuesto que Bella sabía a lo que me refería, hoy por fin tomaría ese culito delicioso, era el momento propicio.
Besé cada porción de su cuerpo mientras la anticipación me volvía loco. Mi polla corcoveaba de sólo imaginarse hundida hasta la empuñadura en tan apretado y virgen agujero. Mi Bella recibía las caricias con gusto susurrando palabras de amor y devoción.
La giré y me dediqué a su exquisita espalda, pasé la lengua por toda la longitud de sus vértebras llegando a su baja espalda y acariciando con manos y lengua su respingón trasero. La puse en sus rodillas acariciando su clítoris y besando su grosero tatuaje en la base de la parte posterior de su cuello, rozando al mismo tiempo mi pecho sobre su espalda, las sensaciones eran múltiples y ya quería adentrarme en su carne, pero debía prepararla para que me recibiera y gozara al máximo de la experiencia.
Dios, estaba tan húmeda y dirigí mi polla hacia su caliente cavidad, la embestí duramente por varios minutos mientras estimulaba sus tensos pezones, cada partícula de su cuerpo me pertenecería por completo en pocos minutos, ahora sería completamente mía, desvirgada por mi totalmente.
Me estiré alcanzando con mi mano el tubo de lubricante de la mesilla de noche y que anteriormente había dejado allí para este uso. Unté dos dedos con el lubricante y sin dejar de embestir ahora más lentamente rocé mis dedos por su capullo rosa, Mierda, estaba tan fruncido que prometía apretarme hasta causarme un dolor extremo, si, yo quería eso, yo quería desvirgar su dulce culo, reclamar por fin esa parte de su cuerpo.
Fui introduciendo lentamente un dedo pasando por su anillo hasta encajarlo por completo dentro de ella, mierda, aprisionaba mi dedo con fuerza, lentamente lo empecé a mover para dilatarla, perdido en esta nueva pasión sólo podía escuchar lejanamente los jadeos de Bella, es como si estuviera bajo el mar y ella me llamara, mi sirena, toda ella me llamaba y yo obedecía. Sin perder el ritmo introduje otro dedo y Bella gritó de gozo. Tuve que retirar mi pene de su vaina porque corría grave peligro de correrme justo ahora, sentí la frustración de Bella por este hecho, pero mi otra mano se encargó de su clítoris. Los movimientos de mis dedos se hicieron más rápidos y más profundos, embistiéndola y dilatándola cada vez más.
Ya no soportaba, tenía que tomarla ahora o moriría de calentura extrema.
- Amor, no aguanto más, te tengo que tomar, se buena chica y no estés tensa para que no duela demasiado ¿entiendes bebé?
- Si, si, tómame ahora Edward, lléname de ti, te deseo tanto, tanto.
¡Joder, joder, joder!, ¡esa era una verdadera hembra que reclamaba a su macho!, qué feliz me hacía mi mujer, no se cómo habían mujeres que pensaran que podrían ser mejores que la mía, nadie se comparaba con ella, nadie era mejor que ella.
Saqué mis dedos de su culito y tomando mi polla lubricada en mi puño la dirigí hacia esa nueva entrada que se abría para mi. Juguetee con mi pene pasándolo por sus nalgas y por el borde de su abertura, di golpecitos con éste en su entrada posterior hasta que lentamente me fui adentrando, Dios, era divina la sensación de ir abriendo su carne con la polla por lo que dejé de masturbarla con mis dedos y la tomé fuertemente de las caderas, no quería hacerle daño y debía concentrarme en no perder el control.
Entré y salí con la mitad de la polla enterrada en ella para dilatarla mejor y que se fuera acostumbrando al intruso, me costaba tanto no terminar de embestirla brutalmente. Poco a poco me fui introduciendo más y más hasta que Bella me succionó hasta la base. O, era el puto cielo, solté la respiración en cortas ráfagas de aire y apreté la mandíbula con fuerza. Bella sollozaba de gozo y susurraba palabras incomprensibles por lo entrecortadas que salían de sus labios. Su cuerpo ardía, el sudor bañaba deliciosamente su cuerpo y su sangre corría veloz y caliente por sus venas, me llamaba, me cantaba, me bailaba, me hechizaba.
Me retiré y volví a embestir una vez que Bella estuvo más segura y con menos dolor que el inicial. Así sucesivamente los embistes fueron en aumento y nuestros gritos crearon esa magnífica sinfonía que ya quisieran poder plasmar los mejores músicos en sus partituras para ser tocadas por la mejor orquesta.
Me succionaba con hambre, me apretaba con fuerza y cada vez más me perdía en su interior caliente y húmedo, pero quería darle más, quería darle todo, despacio la fui incorporando y sin salirme de ella la senté a horcajadas sobre mi verga, su espalda chocaba con mi pecho y ahora podía tocar todo de ella, una mano en su coño, la verga hundida completamente en su culo y la otra mano en sus deliciosos y turgentes senos. Si antes creí estar en el cielo, ahora lo podía tocar, tocaba las putas estrellas, la puta luna, el jodido sol, todo, sentía todo y más.
Ella cogió el ritmo y me ayudó con las embestidas, ahora subía y bajaba de mi polla mientras yo embestía desde abajo, sus espasmos hacían más deliciosa cada sensación. Su clítoris estaba tan hinchado bajo mis dedos y sus pezones como piedras. Dirigí tres dedos y la embestí con fuerza y demencia. Estaba por correrse y yo con ella, estábamos sincronizados totalmente. Su cuerpo empezó a contraerse apretándome más en su interior y grité, gruñí, jadee y sollocé mientras me ordeñaba con sus dos entradas, me engullía por completo y mi semen salió disparado en su culo y su crema bañó mis dedos mientras sorbía el dulce sabor de su elixir que brotaba de su cuello, toda ella era mía, completamente mía, con los últimos espasmos de placer cerré su herida y me derrumbé sobre mi espalda llevándola conmigo, no quería moverme, no quería salirme de ella, era tan suave, tan deliciosa que quería vivir siempre enterrado en ella.
Esa fue la primera noche de nuestra luna de miel y nos la pasamos amándonos por completo.
Llevábamos dos meses disfrutando cada día más, nuestra familia se había marchado después de la boda dejándonos apreciar totalmente los placeres del matrimonio y de la carne.
Todos los días conversábamos por teléfono, especialmente Bella. Con el que más hablaba era por supuesto con Emmett, la echaba de menos y ya quería que llegáramos a casa.
El trabajo en el hotel iba en óptimas condiciones, en poco tiempo estaría terminado y abierto al público selecto que esperaba ansioso sumergirse en el lujo y el confort que todos mis hoteles entregaban.
El único problema era la zorra de Samantha, era una excelente trabajadora, pero en el plano personal era otra cosa, prácticamente me acosaba, me invitaba a salir, me invitaba a tomarla como amante y nunca entendía que no me interesaba, le había dicho de las maneras más groseras que no me interesaba, se que debía despedirla, pero algo dentro de mi me lo impedía, me molestaba hasta la mierda que no respetara mi matrimonio y eso que Bella me acompañaba la mayoría de las veces que tuve que ir a verificar los avances.
Delante de Bella se portaba como toda una dama y trataba de ganarse a Bella, pero mi niña rebelde no era tonta y no dejaba de mirarla como si fuera un maldito insecto. Samantha se sentía como la mierda por los desprecios de Bella, le dolían más sus desplantes que mis afiladas negativas, era muy rara esa situación, pero estaba inmerso en una felicidad extrema que no tomé el peso de mis acciones.
- Señora Cullen qué alegría verla nuevamente por acá – decía Samantha mientras saludaba a mi mujer
- ¿Por qué tendría que alegrarle mi visita?, claramente no es mi amiga, no pasa de ser una empleada y la verdad es que no me agrada, así que ahórrese el discursito de alabar a la esposa del jefe – dijo Bella mirándola como si fuera una molesta mosca.
Samantha torció el gesto y no pude evitar que una carcajada saliera de mis labios, amaba con locura a mi mujer peleadora y celosa.
- Lo siento, de verdad es que me gustaría ser su amiga, me cae muy bien
- Lo siento, pero mi círculo de amigos es muy estrecho y no estoy recibiendo nuevos miembros, menos zorras melosas disfrazadas de ejecutivas. – abracé a Bella y la besé con emoción, cada día caía más en su embrujo y me importaba una mierda la manera en que se comportaba, mi niña mimada y grosera.
- Vamos amor, fui de compras y deseo modelarte lo que tengo debajo de esta ropa – dijo en tono muy sugerente y sus ojos llenos de picardía, Samantha boqueaba mirándonos.
- Oh dulzura, me vuelves loco, vamos enseguida – gemí mientras la tomaba en brazos estilo novia y la llevaba hacia la oficina que había acondicionado para mi mientras venía a trabajar.
- Pero hoy no me romperás las bragas Cullen, tuve que comprar un arsenal de ropa, ya casi no me quedaba nada – chilló Bella mientras corría.
Bella ya se había olvidado de la presencia de la zorra melosa como la había llamado, pero allí estaba escuchando atentamente lo que decíamos y sus pensamientos eran de profundo pesar y envidia hacia Bella. Saqué ese pensamiento de mi mente, ahora me encargaría de la pequeña golfilla que tenía entre mis brazos, me encantaba cuando me visitaba para follar en la oficina como locos adolescentes, aunque ella lo era, apenas tenía 17 años mi pequeña y fogosa mujer.
Sus visitas eran tan recurrentes que todos los trabajadores la adoraban, se deshacían en atenciones hacia ella y es que mi mujer se hacía querer, a pesar de tener el genio como la mierda cuando quería ser dulce caías rendido a sus pies.
BELLA POV
Esa zorra no me gustaba nada, se cómo miraba a Edward, la despreciaba totalmente, a mi no me hacía tonta con su rebuscado jueguito de hacerse la amable conmigo, se que si Edward le diera la más mínima posibilidad ella se abriría de piernas inmediatamente importándole una mierda que fuera su jefe y un hombre casado, afortunadamente Edward no le dedicaba ni una mirada ardiente, eso me complacía enormemente, porque la zorra era estupenda, tenía algo, no se, pero desde un principio la detesté, era una repugnancia que sentía hacia ella.
Estos meses han sido lo más maravillosos de mi vida, con Edward hemos redefinido la palabra pasión, cada día descubríamos nuevas maneras de amarnos y darnos placer, por supuesto a los juguetitos sexuales que Emmett me regaló le hemos dado un uso muy productivo. Edward explora mi cuerpo y mi sexualidad con la misma pasión del primer día, a veces creo que ahora somos más apasionados que nunca.
Mientras él ocasionalmente va a verificar las obras y los trabajadores salgo de compras o a visitar muesos, pero lo que más me gusta hacer es visitar los templos de los dioses. En más de una ocasión llevo mi guitarra que amablemente mi familia trajo al saber que nos casaríamos y que pasaríamos más tiempo en este lugar. Como decía llevaba mi guitarra y tocaba con el corazón para los dioses que tanto admiraba, Edward me decía loquita, pero me apoyaba y nunca me negaba nada. Teníamos un montón de fotos y videos caseros que hacíamos, especialmente Edward, que andaba todo el santo día con la filmadora y me seguía a todos lados, según él capturando lo que más pudiera de su hermosa mujer. Sin saber en ese momento que todo cambiaría.
-xxx-
Hoy lloré por primera vez desde que acepté a Edward en mi vida y en mi cuerpo. Acababa de llegar de mi paseo a la cabaña en la cala cuando sonó mi celular, era de un número desconocido, casi no contesto, pero la curiosidad pudo más y terminé lamentándolo.
Era la maldita zorra de Samantha, no se cómo diablos había conseguido mi número, pero eso quedó olvidado cuando dijo que me iba a quitar a Edward, que él no era indiferente hacia ella y ya habían estado filtreando, no podía creerlo, Edward no me haría algo así, él me amaba y la mandé a la mierda por mentirosa.
Pero dejó la duda atravesada en mi corazón, lloré por mi estúpida inseguridad y por desconfiar aunque fuera por unos segundos de Edward.
No le dije nada a Edward porque se molestaría por no confiar en su amor y lealtad, pero a veces la duda carcomía.
Con el paso de los días Edward empezó a pasar más tiempo en el trabajo y andaba medio raro conmigo.
Los días pasaban y cada vez Edward me tocaba menos y eso no era sano entre nosotros, decía que estaba abrumado porque habían tenido un problema en el hotel y se habían atrasados los avances, lo dejé pasar.
Pero lo que me carcomía de rabia es que las llamadas de la zorra eran cada vez más seguidas y sugerentes sobre su relación con Edward, decía que ya eran amantes, que por eso él ya no me tomaba como antes ¿ella cómo podía saber que Edward ya o me hacía el amor como antes?, cada día lloraba más, no quería creer que él me engañaba, además ya faltaba tan poco para mi transformación, que me negaba a creer que mi vampiro me engañara de esa manera. El dolor y la angustia fueron creciendo en mi pecho no dejándome dormir plácidamente, Edward ni se daba cuenta o se hacía el tonto de este hecho.
Un día me enfermé y estuve dos días hospitalizada por ingerir algo en mal estado, dos días en los que Edward apenas me visitó una hora diaria diciendo que tenía mucho trabajo por terminar si queríamos llegar a nuestro país el tiempo que habíamos acordado.
En el tiempo que Edward estaba ausente, que era mucho fui conociendo más gente y una de esas personas era la directora de una fundación para la recaudación de fondos para orfanatos, la conocí en el bar que frecuentaba y sabiendo quien yo era y quien era mi esposo le pareció maravillosa la idea de que participara en un evento que estaba organizando. Era una cena benéfica por todo lo alto y yo de buena gana empecé a ayudarla.
No le dije nada a Edward porque quería que fuera una sorpresa hasta el último instante, quería que se sintiera orgulloso de mi y además mi nueva actividad me hacía sentir muy bien, iba a visitar a los niños de los orfanatos, jugaba con ellos, les llevaba regalos y les cantaba, claro que canciones infantiles que tuve que aprender para ellos. En ese ámbito me sentía plena.
El día de la gala llegó y Kashiri, como se llamaba la directora de la fundación me indicó en qué momento me presentaría, estaba nerviosa, siempre que me subía a un escenario lo hacía con verdadero placer al tocar la música fuerte que me gustaba, pero hoy sería algo elegante y suave.
Había comprado un vestido precioso, me arreglé como nunca y debo decir que me veía distinta, elegante, fina, mayor.
Cuando estuve lista llamé a Edward y le dije que lo vería en la dirección que le entregué, se oía un poco distraído, así que tuve que recalcarle que era de suma importancia que estuviera a la hora que le indicaba y que fuera vestido elegantemente, él me contestaba con unos uhmm, y con varios ok.
La hora había llegado y estaba cerca del escenario, pero con la vista fija en la entrada, quería que llegara Edward y que comprobara por si mismo que no se había equivocado al enamorarse de mi, que yo era perfecta para él.
Pero mi mundo se derrumbó cuando él hizo su aparición.
Venía del brazo con esa zorra y se veían tan ajenos a todo los que le rodeaba. Íntimos, esa era la palabra para definirlos. Un dolor como nunca antes he sentido me atravesó, él se atrevía a venir a verme con esa maldita mujer, ahora no me quedaba ninguna duda de que eran amantes, nuevamente sentía una ola de dolor en todo el cuerpo y no pude reaccionar.
Me quedé mirándolos a la distancia sin hacerme notar.
El evento comenzó y escondida como estaba los miraba interactuar con las demás personas, reían, se rozaban entre si con mucha intimidad y la gente los miraba raro, claro, la mayoría de las personas que se encontraban en el lugar sabían que yo había ayudado y que iba a actuar, así que no entendían el porqué mi esposo iba del brazo y bailaba sensualmente con otra mujer.
En un momento salieron del salón y como empujada salí lentamente detrás de ellos, todas las personas me miraban mientras iba hacia donde ellos habían salido, no les quise prestar a sus miradas de consuelo y pena, no me agradaba.
Si antes creí en el dolor de la traición, lo que vi cuando llegué donde ellos se habían refugiado me terminó de matar el alma y el corazón, ellos estaban follando como animales en celo sin importarles que alguien los pudiera ver, sin importarle a Edward que yo estuviera en el mismo lugar, yo lo cité aquí y él traía a su amante, estaba destruida.
Los gemidos eran más que audibles y cada uno de ellos eran una nueva puñalada en mi cuerpo, cuerpo que no podía mover, estaba atrapada mirando la manera en que Edward la tenía apoyada contra una columna mientras entraba en ella de manera desesperada. Los gruñidos de Edward fueron en aumento y cuando clavó sus colmillos en su cuello el mundo se derrumbó para mi.
- Si amor, así, así, te amo, te amo, Dios, eres jodidamente perfecta – gruñía Edward mientras la embestía con brutalidad y la zorra gemía recibiendo en su cuerpo lo que pensaba era mío.
Sin poder controlarme solté un gemido lastimero y las dos miradas se dirigieron hacia mi. Edward me miraba con la vista vacía y la zorra se carcajeaba sin hacer nada para cubrirse.
- ¿Cómo pudiste? – fue lo único que pude decir antes de que un sollozo profundo rasgara mi garganta.
- Bella….
Alcancé a escuchar Edward decir mientras salía corriendo rápidamente de allí, no sabía qué hacer, no sabía adonde ir, estaba totalmente perdida en un mundo paralelo, no podía creer que Edward me hiciera algo así, se suponía que me amaba, que yo era suya para siempre al igual que él mío, todo era una puta mentira, todo era una farsa, él no me amaba, la amaba a ella, quizás hace cuanto tiempo se reían de mi, de esta pendeja absurda que se enamoró de un maldito monstruo, eso era, no por su naturaleza sino por sus acciones.
Lloraba sin parar, pero me acordé de lo que tenía que hacer en este momento, no podía defraudar a Kashiri ni a los pequeños, entré nuevamente en el salón olvidándome momentáneamente de Edward, quien sin importarle que lo hubiera descubierto siguió follándose a la zorra. La gente me quedaba mirando mis ojos enrojecidos por el llanto y mi cara que seguro era de profundo dolor. Mi celular sonaba y sonaba, pero no quería oír a nadie, no quería nada, quería desaparecer de este maldito mundo y no sufrir más, pero nuevamente me dije que no debía ser egoísta, después me dejaría morir de rabia y dolor.
Me subí al escenario y canté con toda mi maldita alma destrozada, no podía haber escogido mejor las canciones para este momento tan duro, todos me miraban detenidamente, claro, mientras cantaba las lágrimas caían desbordándose de mis ojos.
Empecé con take it all, después don't you remember y terminé con set fire to the rain, las tres canciones de Adele y que ahora me venían como anillo al dedo.
Cuando terminé de cantar recibí los aplausos, pero nada me importaba, ahora sólo quería salir de este maldito lugar. A lo lejos vi a Edward mirándome, en su mirada no había nada, estaba vacía, pero cuando llegó la zorra y le tomó de la mano entrelazando sus dedos y con una sonrisa victoriosa sus ojos se posaron en ella y le dedicó esa sonrisa torcida que tanto amaba y que antes era sólo mía.
No se cómo fue que salí de allí, estaba como en una neblina, todo era negro y nefasto y sin darme cuenta había llegado a mi lugar favorito y me arrojé a los pies de Atenea, lloré, grité y me retorcí de dolor, en la pura agonía de saber que toda mi vida era una jodida mentira, ni siquiera un puto monstruo me podía amar, no tenía a nadie que me reconfortara en mi dolor, sólo me tenía a mi y ahora era un verdadero despojo, una mierda, no era nada.
Pero en toda esa neblina me acordé de que si habían personas que me querían, al menos eso quería pensar en este momento, no quería ni pensar si eso también fuera una mentira. Con manos temblorosas tomé el celular y marqué a la persona que en este momento más confiaba.
No me contestó, seguramente habían salido a cazar, siempre que lo hacían sus teléfonos quedaban en casa, así que le dejé un mensaje de voz y allí le conté a mi hermanito lo que había pasado, lloraba mientras lo hacía.
Tomé el medallón que siempre me acompañaba y tiré de él haciéndome dañó en las manos y en el cuello por la fuerza en que lo arranqué. La garganta me ardía por los gritos y los ojos me pesaban de tanto llorar. Me sentía como en una bruma, el dolor era insoportable y lo único que quería era adormecerme o morir para no sufrir más.
Sentí pasos sigilosos y me alerté, no quería verlo, no quería escucharlo decir que amaba a esa mujer, que nunca me había amado, que todo era un juego.
Edward entró en el campo de mi visión.
- Lárgate maldito mentiroso, monstruo ¿me querías ver hundida, derrotada, humillada?, lo conseguiste, me oíste, me mataste.
Se acercó a mi con la mirada vacía y las facciones sin expresión, se arrodilló frente a mi y dijo.
- Aún no estás muerta, pero eso tiene solución y yo te ahorraré el sufrimiento Bella, lo siento, pero me di cuenta de que no te amo, la amo a ella y mientras tú estés en este mundo no podré ser feliz con ella. – no podía creer lo que me decía, me iba a matar, el maldito se iba a deshacer de mi
- Eres mi cantante, pero no te amo, ella es mi vida Bella y tú tienes que morir, no puedo desear tu sangre amando a otra mujer.
Dicho eso me tomó fuertemente del cabello, me abrazó y hundió sus dientes en mi cuello con violencia, el dolor era indescriptible, pero no me importaba que me drenara hasta la muerte, no quería más que morir.
Pero de alguna manera se activó el sentido de supervivencia y traté de defenderme, sabía que no tenía ninguna opción, de todas maneras lo golpee, pero mientras más lo golpeaba más fuerte se hacía su agarre lastimándome de una manera física dolorosa, por segunda vez sentí su furia hacia mi demostrándola en la violencia en que tomaba todo de mi, mi sangre, lastimando mis sentimientos, rompiendo mis brazos al tratar de sujetarme más fuerte, desgarrando mi garganta para obtener toda mi sangre y finalmente mi vida.
Sentí segundo a segundo cómo mi vida se apagaba, los huesos de mis brazos quebrados por la presión ejercida. Mi corazón ya casi no bombeaba, mis venas vacías y mi puto corazón roto. Ya no lloraba, ya no me defendía, nada tenía sentido y sólo podía observarlo convertido en el animal que me demostraba ser, un vampiro real acabando con una vida humana en todo el sentido de la palabra. Una solitaria lágrima recorrió mi mejilla al reconocer los nuevos sentimientos que me recorrían, ya no era pena, ya no era saberme traicionada en todo sentido, era odio, un odio que se anidaba en mi moribundo cuerpo y mi alma muerta, un corazón endurecido en tan pocos minutos, la ira, el odio y la violencia se apoderaban de mi ser envolviéndolo como la marea. Un segundo antes de que todo terminara, le dediqué una mirada y con mi último aliento le dije.
- TE ODIO
Mi corazón dejó de latir y simplemente morí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola nenas sorry no me gusto el capitulo, sinceramente me decepciono, osea que es eso nose nose para que el final asi, jamas la amo la hechizo que paso los siento la historia es genial pero el final puff mato nose si solo yo pienso asi y estoy acostumbrada a eso pero la verdad me dejo a medio gas gracias por publicar y si quieres borrar mi coment estas en tu derecho pero la plena que este fic me mato igual los demas son muy buenos

Angel of the dark dijo...

no te preocupes mi querida lectora anonima el fic aun no termina viene lo mejor asi q ten paciencia por fiss

Andy dijo...

Angel deberas tu sabes que yo amo tu blog, pero te haz desaparesido, espero que todod este bien ademas yo espero siempre y cuando me digas que no vas a cerrar el blog......
Con respecto al cap esta super enredado y me da tanta tristeza ver como se les derrumba la felicdas, aun que gracias al cielo como ya haz dicho este no es el final.