Dark Chat

viernes, 5 de febrero de 2010

El Reinado de la Luna

Hola mis angeles hermosos , buen fin de semana aqui les dejo este cap . y les aviso q ya solo quedan dos y termina . pero no se me pongan tristes falta otro fic para completar la trilogia .
mil besitos
Angel of the dark
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Capitulo 10 Luz Plata

Lissa terminó de maquillarme y casi brinca de alegría al ver su “obra” completa.


-¡Te ves como una verdadera reina! –exclamó.


Me estremecí a la mención de la palabra.


El sol, consumiéndose en el horizonte, dejó sus últimos rayos detrás de él, tiñendo el cielo de colores naranja y rosa.


Salimos de mi habitación y nos encontramos con un licántropo y un vampiro vestidos de traje.


-Anthony…


-Te acompañaré a donde vayas –me interrumpió.


Había intentado convencerlo de que desistiera de su idea de acompañarme a la ceremonia, pero su respuesta siempre había sido negativa. Estaba preocupada porque ahí iban a estar presentes una gran cantidad de licántropos y no creía que recibieran con gusto a Anthony.


-¡No seas estúpido chupasangre! –exclamó Adam.


-No te metas cachorro –amenazó el vampiro.


-Los dos –intervine-, basta.


-¿Es así todos los días? –preguntó Lissa.


-Mucho peor –contesté.


Cuando llegamos la recordé, la mansión era la misma en la que había sido la ceremonia de Gemma. La Luna se nos había adelantado, ya se encontraba en lo alto, iluminando la construcción en su totalidad.


Al entrar nos recibieron dos licántropos muy serios, los vi fruncir el ceño al percatarse de la presencia de Anthony.


-No puedes pasar –gruñó uno de ellos.


-El viene conmigo –intervine, justo antes de que el vampiro mostrara sus colmillos.


Los dos licántropos miraron de él a mí con cara de sorpresa.


-Pueden pasar –dijeron al unísono.


Caminamos hasta el lugar donde se iba llevar a cabo la ceremonia, los jardines y la fuente lucían un espectacular brillo en la noche. Estaba repleto de invitados lobunos y unos escasos humanos que se perdían entre la multitud.


Gemma, con su esposo Rorik del brazo, nos interceptó en el camino.


La chica-lobo me sonrió, intentando transmitirme tranquilidad.


Pero no funcionó mucho.


-Calma, todo va a estar bien, después de que pronuncies las palabras de unión –dijo volteando a ver a Rorik-. Vas a sentirte completa.


Anthony posó su mano en mi hombro, sabía que era su forma de decirme que no me dejaría.


Le sonreí.


-No la toques –la chica-lobo frunció el ceño.


-Gemma…


-El no me agrada –me interrumpió ella-, pero no me malinterpretes Bella, en está ocasión es por ayudarlo. A los demás licántropos no les va a gustar que un vampiro toque a nuestra futura reina.


Anthony hizo caso omiso de su advertencia y apretó ligeramente mi hombro.


-Ella tiene razón chupasangre –intervino Adam retirando el brazo de Anthony-, a mí ya me molesta tu posesividad.


-Me estás cansando cachorro –gruñó el vampiro.


-¡Por favor! –exclamé.


-¡Basta! –una voz imperiosa detuvo su discusión. Jacob se acercó a nosotros y les dirigió una mirada severa a mis protectores-. Están asustando a Bella y no la quiero ver así el día de su ceremonia, así que se calman o los saco de aquí.


Por un momento de tensión, pensé que iban a responderle algo al rey licántropo, pero cuando los ojos de ambos se posaron en mí, cambiaron de parecer y se tranquilizaron, o por lo menos hicieron un intento.


Jacob me sonrió y tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. El círculo de licántropos comenzó a formarse, Jacob me llevó hasta él, nos colocamos en el centro y él tomó mi otra mano. Vi a Gemma llegar poco después e integrarse en el círculo.


Como recordaba, los integrantes comenzaron a despojarse de sus ropas, antes de que pudiera pensarlo ellos ya habían tomado forma de lobos.


Después, todos se quedaron en silencio.


-Amo a esta mujer y quiero que sea parte de la manada –habló Jacob después de un rato, y se dirigió a los lobos a su alrededor-, como lo es ahora parte de mí.


Los espectadores aullaron en aprobación, pidiendo que continuara la ceremonia.


La reina de la noche, nos iluminaba directamente con su luz plata.


En lugar de sentir que iba a completarme, sentí que una parte de mí se perdería para siempre.


Jacob pronunció las palabras de unión despacio y sin perder contacto visual conmigo en ningún momento. Al terminar, esperó con una sonrisa a que yo las repitiera.


Sentí que algo comenzaba a reclamarme hacía él, y supe que esas palabras serían definitivas, no habría marcha atrás.


-Que mi fuerza y poder estén contigo –repetí-, así como mi corazón y mi alma.


Una corriente eléctrica paso de Jacob a mí y luego en sentido inverso.


Los lobos inclinaron sus cabezas hacia la Luna y aullaron desde el fondo de su alma.


La corriente se intensificó. No había recordado sentir algo así al estar cerca de Gemma y Rorik cuando hicieron sus votos.


-Es porque ahora eres mi reina, por eso lo sientes con más intensidad –me explicó Jacob al ver mi expresión confundida.


Se acercó a mí y me tomó entre sus brazos, sus labios buscaron los míos y la distancia entre nosotros se redujo a nada en segundos.


Me besó.


Aún cuando una parte de mí seguía sufriendo por Edward, no pude evitar que una corriente cálida pasara por mi cuerpo al sentir los labios de Jacob moverse contra los míos. Pero sabía que era por la ceremonia y las palabras de que había pronunciado para unirme a él.


La fiesta avanzó, los licántropos se querían acercar a nosotros para mostrar sus respetos a la nueva reina. Me sentí incómoda con cada inclinación de cabeza que recibía, y por la cantidad de invitados parecía que esto nunca iba a terminar.


Después de media noche, una terrible sensación me inundó. Me disculpé con Jacob, convenciéndolo que no me tardaba y me alejé de él.


-¿Qué tienes? –me preguntó Anthony siguiéndome.


-Quiero estar sola –contesté.


El pareció comprenderlo y detuvo su avance.


-Aquí estaré si me necesitas –dijo.


-Gracias –me di la vuelta y comencé a caminar en dirección a la mansión.


Como había imaginado el interior de la mansión estaba vacío, o casi vacía los licántropos que estaban vigilando la entrada deberían estar cerca.


Me senté en un sillón, disfrutando la comodidad de la solidad por unos instantes. El ventanal que se extendía cerca de mí, mostraba la parte trasera de la mansión.


Más allá del muro que la rodeaba, se asomaban las copas de unos pinos, anunciando la cercanía de un bosque. Pude ver desde donde me encontraba, que el viento jugaba con las ramas de los árboles, haciéndolas oscilar de un lado a otro.


De un momento a otro, las luces de todo el lugar se apagaron.


Me aferré al sillón momentáneamente asustada, esperando que mis pupilas se adaptaran a la falta de luz.


Logré levantarme después de un rato, agradeciendo que las ventanas permitieran entrar suficientes rayos lunares como para guiarme entre los objetos que se encontraban en mi camino.


Comencé a buscar a los dos licántropos hasta llegar al vestíbulo.


Cuando mi mirada llegó al suelo, pensé que hubiera sido una decisión más sabía quedarme afuera. Los dos licántropos estaban tendidos en su propio charco de sangre.


El grito que amenazaba con escapar por mi garganta, se ahogó cuando distinguí una figura entre las sombras. La misma silueta masculina que había visto por la ventana de mi departamento.


Sin dudarlo di media vuelta y comencé a correr, buscando la salida.


La oscuridad y los nervios me traicionaron, nublando ligeramente mi visión.


Me golpeé con algo duro y filoso, logró ralentizar mi paso por unos segundos, pero ignorando el dolor continué corriendo.


La puerta estaba tan cerca, mis esperanzas aumentaron cuando estire mi mano y sentí que estaba a unos pasos de alcanzar la perilla.


Sólo tenía que salir y pedir ayuda, sólo eso.


Pero la figura sin esfuerzo alguno, se interpuso entre mi libertad y yo.


En la cercanía pude distinguirlo mejor, y darme cuenta de que era un licántropo. Que a juzgar por el traje, había estado presente en la ceremonia.


Retrocedí.


-La verdad no me caes mal –dijo a modo de disculpa.


Comencé a caminar hacia atrás lentamente, buscando con mis manos en la espalda, un objeto con el que pudiera defenderme.


-Pero convertirse en la reina de los licántropos tiene sus riesgos, eso hasta tú debes saberlo –continuó con su sonrisa amenazadora.


-¡Jacob vendrá en cualquier momento! –exclamé, teniendo confianza en el vinculo que ahora nos unía-. ¡Él sabrá que estoy en peligro!


Acortó la distancia que nos separaba en unos segundos.


-Quiero que lo sepa –dijo el licántropo.


Entonces algo duro me golpeó en la cabeza y fui cayendo hacia la oscuridad.

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