Dark Chat

viernes, 16 de octubre de 2009

GHOTIKA

Cruda es la realidad. En donde el amor ha de expirar

Sollozos en la oscuridad. Lamentos, es lo que queda ya
Cristal – Erszebeth

 
CAPITULO DOS: DIBUJOS
 
Bella se levantó con un humor diferente al día siguiente, el haber conocido a Alice le hacía sentirse mejor de manera considerable. Le entusiasmaba la idea de, al fin, tener una amiga. Fiel a su costumbre, se vistió y maquilló de negro, bajó las escaleras, tomó su desayuno y se dirigió a la escuela.



–¡Bella! – Escuchó que le gritaban desde el aparcamiento. – llegas temprano – señaló Alice de manera aprobatoria, mientras pensaba que a la lista de similitudes entre ellas dos, se sumaba que, aparentemente, también a Bella le gustaba la puntualidad


–Hola – saludó la chica de ojos castaños – “¿Vas hacia el salón?” –


Alice asintió y, tras eso, ambas comenzaron la marcha hacia el aula de clases.


–¡Uy! ¡Miren que vienen ahí: las hijas de Drácula! – exclamó Lauren, en cuanto sus ojos se posaron en ellas.


Alice suspiró pesadamente, poniendo los ojos en blanco, mientras continuaba con su marcha, como si nada se hubiera dicho. Bastante acostumbrada se encontraba a ese tipo de comentarios despectivos e inmaduros que ni la molestia se tomaba en analizar. Sin embargo, frenó al darse cuenta de que Bella había hecho todo lo contrario


–¿Te afecta en algo el cómo vestimos? – le preguntó a la chica que se encontraba rodeada de varias más, las cuales remplazaron sus risitas burlonas por una temerosa seriedad


–Claro que si – contestó Lauren, después de adquirir cierto valor – sus vestuarios son tan ridículos que dan pena ajena.


–¿Pena ajena? – Repitió Bella, frunciendo ligeramente el ceño – Tienes tan poca noción de lo que hablas.


–¿Ah si? – Retó la chica, con burla en los ojos – A ver, dime, ¿Qué es lo que tú sabes y yo no?


–Yo sé vivir en mi realidad, sé lo que me rodea y no me enfrasco en mi mundo lleno de perfección – contestó Bella, con voz baja


–Claro, no puedes darte el lujo de imaginar un mundo de perfección por que, obviamente, jamás existirán vampiros – continuó burlándose la rubia – Y tampoco creo que a alguien más, aparte de tu amiguita, le parezca un paisaje hermoso el encontrar tumbas en cada esquina por la que camines. ¡No! – se carcajeó – definitivamente, ni si quiera sueñes con ello. Sólo serían ridiculeces.


–Todo lo que a ti te parece hermoso, tarde o temprano, acabara. Y ahí veras que lo que queda, es lo que ahora tu llamas ridículo. Todos moriremos algún día, incluso tú. Nuestro destino está asegurado en acabar en una tumba, así que, yo que tú, no me burlaría de la muerte. Ella es poderosa y se puede sentir ofendida por tus palabras...


Dicho esto, Bella dio media vuelta y se fue a sentar al lado de Alice. Comprendiendo, con suma desilusión, que gente como esa chica había miles más. Personas inconscientes y con complejo de superioridad que no piensan más que en el poder que tienen o no.


–Estoy de acuerdo contigo – animó la pequeña muchacha y Bella le sonrió, puesto sabía que era sincera.


Aún faltaban unos pocos minutos para que la hora de clases comenzara, así que la castaña llevó los audífonos a sus oídos para escuchar un poco de música. Sabía que tal gesto no ofendería a su compañera, ya que entre las dos había quedado claro, sin necesidad de palabras, que el silencio en algunos momentos, era reconfortante para ambas. Aún así, Alice sintió curiosidad por saber si su nueva compañera tenía la misma inclinación musical que ella.


–¿Puedo saber que escuchas? – preguntó y Bella se quitó los audífonos para ofrecérselos, Alice los tomó y reconoció inmediatamente la música que sonaba de ellos – “Lacrimosa” – dijo, con una sonrisa en sus negros labios


–¿Te gusta? – cuestionó Bella aunque estaba segura de la respuesta


–¡Me encanta. Tilo Wolf es maravilloso! –


Bella apretó el botón de next para recorrer otras pistas y paró en una especial


–¿Conoces a este grupo? –


Alice asintió con la cabeza mientras se dejaba llevar por la hermosa voz de Simone Simons, vocalista de Epica, interpretando en ese momento la melodía de Feint


–Es demasiado hermosa, tan suave y delicada... – murmuró la pequeña que tenía los ojos cerrados y tarareaba la canción sin emitir sonido alguno.


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El tiempo transcurrió y, con él, la amistad de Alice y Bella se tornó fuerte y especial. Ambas chicas disfrutaban de su mutua compañía, compartían pensamientos (aunque no siempre fueran los mismos, los respetaban), escuchaban música, se rolaban los libros que leían, salían a pasear por el bosque durante la noche, estudiaban y veían películas. Todas esas actividades eran desarrolladas en casa de Bella ya que, la señora Brandon, madre de Alice, al enterarse de la única y nueva amistad que su hija había adquirido, la prohibió rotundamente.


Renne, por lo contrario, se había encariñado con la pequeña, aunque claro, al principio se sintió incomoda al darse cuenta de que la muchacha tenía las mimas tendencias extrañas que Bella, pero no necesitó de mucho tiempo para darse cuenta y auto regañarse por etiquetarla sin conocerle primero.


Había pasado ya casi un año desde que Bella se había mudado a Forks. Pronto comenzaría un nuevo año en la escuela y, con ese pensamiento, se había dejado caer sobre su cama, adornada con un negro edredón, mientras Alice terminaba de leer una novedosa y popular novela romántica sobre de vampiros


–¡Al fin la terminé! – exclamó cerrando el libro


–¿Qué te pareció? – quiso saber Bella con sus pupilas brillando por la curiosidad que le daba su respuesta



–No me gustó – dijo Alice, opacando con sus palabras la mirada de su amiga


–¿Por qué? –


–Por que no existen los vampiros, y eso me hace sufrir. ¡Imagínate! Que alguien como Lestat se enamore de ti... Eso nunca pasará – se quejó la pequeña, mientras hacía un puchero infantil y Bella reía quedamente


–Tienes razón. Ellos son solo ficción – admitió – Me pregunto por qué no en lugar de tanta gente hueca e inconsciente, mejor no existen los inmortales... –


Ambas se perdieron en sus ensoñaciones por un momento y después, rompieron a reír


–Ya, en serio – dijo Alice – si me gustó mucho la novela


Bella volvió a sonreír. Tenía meses que tal gesto le resultaba fácil en compañía de su amiga. Se levantó de la cama y se dirigió hacia una gaveta, en donde tenía su material para confeccionar su ropa


–¿Te falta mucho? –


Bella negó lentamente, mientras desdoblaba lo que sería una hermosa falda larga de terciopelo


–Solo me faltan unas cuantas costuras más – informó


Alice también buscó en su mochila hasta encontrar una gran libreta de dibujo. La dejó caer con cuidado sobre el suelo y, mientras Bella cosía, ella dibujaba. Ambas siendo inspiradas por las pistas de Erszebeth, invadiendo el cuarto


–¿Y ellos quienes son? – quiso saber Bella al mirar la imagen que su amiga hacía


–No lo sé – contestó sinceramente la muchacha, mientras seguía sombreando algunas partes con el lápiz – simplemente, comencé a dibujarlos sin poder parar


–Son hermosos – señaló, mientras veía detenidamente los dos rostros masculinos impresos en el blanco papel.


Uno de ellos tenía el cabello ligeramente más largo que su compañero. Ambos chicos tenían una mirada enigmática y una belleza que solo podía ser comparada con los Ángeles. Se sorprendió mucho el darse cuenta que, de todos los dibujos que Alice había hecho, éste era, para ella, el que más le había gustado, pese a lo sencillo que se mostraba.


Sencillo en el sentido de que la pintura, a diferencia de las demás, no mostraba a aquellos jóvenes con colmillos o algún aspecto sobrenatural. Tampoco el escenario era algo sofisticado, es más, no había escenario. La hoja estaba adornada solamente por aquellas dos perfectas fases anguladas, las cuales bastaban para hacer el dibujo algo sencillamente atrayente


–Me gusta – comentó, mientras observaba como su amiga no paraba de dibujar y había caído en un extraño y pesado sopor.


Alice no parpadeaba si quiera. Tenía sus intensos ojos oscuros mirando, sin ver realmente, la hoja del papel. Solamente su mano derecha parecía tener conciencia por si misma, pues deslizaba el lápiz de un lado a otro, perfeccionando aquellas dos imágenes a tal punto que parecía darles vida.


Aquella actitud probablemente hubiera asustado a cualquiera, menos a Bella, quien sabía de la extraña habilidad que su amiga poseía de predecir vagamente las cosas que podrían llegar a ocurrir. Lo que la castaña no entendió, era el por qué le había ocurrido a Alice aquel trance justamente en el momento en que se encontraba


dibujando a esos dos jóvenes...

*autor . AnjuDark*

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