Dark Chat

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cuidando tu Corazón

Capitulo 5:

Descubriendo la Verdad

Mientras caminaba entre la gente aun estaba un poco anodada, Esme Cullen no era una enemiga y solo con el hecho de tenerla en el medio ya me sentía feliz. Intente buscar a Edward pero no lo vi por ninguna parte, me quede ensimismada por algunos segundos digiriendo la situación por la que había pasado.

No podía negar que por un momento sentí miedo y su imponente presencia me consumió pero al escucharla hablar de Carlisle y sobre Edward la protección que tenia sobre el apareció evitando lo que ella iba a decir. Él era un ser preciado, alguien que ocupaba mi alma y corazón me era imposible dejarlo a la merced de esa familia, para mi suerte creo que Esme entendió mi punto de vista, yo no podía dejarlo solo y menos después de saber todo lo que ha pasado, la familia de Edward cometió el grave error de inculparlo tal vez inconscientemente por un accidente, algo que escapaba de sus manos. Yo no era quien para juzgar a Carlisle Cullen y a su familia pero si podía opinar con respecto a Edward y sé que él jamás habría puesto la vida de su hermano en peligro y menos deliberadamente, eso era algo que su padre tendría que entender algún día.

― Edward— susurre perdida en mis pensamientos

― Hola Bella— saludo una voz masculina a mis espaldas, me era vagamente conocida me gire y Aro vulturi apareció en mi campo de visión.

― Sr. Vulturi ¿Qué hace usted aquí?— deje escapar y me arrepentí de mi dicho ¿Qué me importaba lo que hiciera aquí?, el hombre me quedo mirando con ojos de expectación y respondió

― Al igual que tu he venido al matrimonio Bella, la mama de Tanya y la mía son grandes amigas.

― Al parecer tu madre es amiga de todas— sisee, el soltó una sonora risa

― Si, parece que sí, ella es intima amiga de Esme Cullen de hecho ellos dos son mis padrinos de bautismo— esa era la maldita razón, era el motivo por el cual Carlisle le había metido por los ojos a Edward la presencia de Aro ¿sería realmente el único motivo?

― Ya veo— mitigué el sarcasmo— bueno ha sido agradable verte, nos vemos después— me despedí de él y comencé a caminar pero uno de sus brazos detuvo mi camino sujetándome.

― Espera— susurro visiblemente cerca de mi cuerpo, estábamos en el salón atestado de gente y muchos de los que estaban cerca comenzaban a mirar— ¿Por qué te vas tan pronto? ¿tan celoso es Edward que no te deja hablar con nadie?

― Soy yo la que no quiere hablar más contigo, suéltame— insistí

― ¿oh qué? ¿me acusaras con Edward? Déjame decirte que tu novio es un perfecto idiota.

― ¡cállate!— subí el tono de mi voz— no oses hablar de Edward, tu no le llegas ni a los talones— contraataque soltándome bruscamente de su agarre.

― Te aseguro que podría demostrártelo— entrecerró sus ojos mostrando su asquerosa dentadura— una o dos horas en un hotel…

― ¡eres un atrevido!— apreté mis puños

― Vamos cariño, la primera vez que me viste debería haberte llevado a la cama, así Edward no habría podido seguirte— por un momento analice sus palabras, envidia eso es lo que él tenia

― ¿lo envidias?— pregunte con voz seca, la expresión de Aro cambio de una victoria a furia— creo que acabo de descubrir lo mucho que envidias a Edward, es una lástima— dije con tono de fingida pena— nunca tendrás lo que él tiene, jamás podrás tener su corazón, jamás podrás tener su apellido…

― Eso es lo que crees— nuevamente mi rabia se disparo pero antes de que pudiera atacarlo nuevamente sentí el cuerpo caliente de mi novio a mis espaldas, su posesiva mano se situó en mi cintura dándome el apoyo que necesita

― ¿qué demonios estás haciendo aquí?— pregunto Edward tenso

― Hola Edward, nada solo charlaba con tu novia, creo que tendré que posponer la salida que planeamos en el pasado ya que…

― Ni siquiera lo intentes— habló Edward con voz amenazante— hazlo y juro que personalmente te quebrare todos los huesos del cuerpo.

― Me intimidas Cullen, juro por Dios que lo haces— menciono con burla

― Claro… te sientes seguro ¿verdad?— lancé de repente— Carlisle no te protegerá toda la vida Aro, nada es para siempre.

― Lo mismo digo con ustedes, cuidado que nada es para siempre— anuncio mientras un frio se esparció por mi cuerpo, era un presentimiento, algo malo sucedería.

― Edward, Bella— nos llamo la voz de Tanya, rápidamente se acerco a nuestro lado— ¿dando problemas Vulturi?— pregunto enojada— no tengo para que recordarte que no fui yo la que te invito así que si veo algo extraño date por expulsado del salón.

― ¡wow! Chica ruda, no te preocupes que yo estoy en paz, que pasen unas buenas noches— se despidió con la mano— Adiós Bella— susurró con tono sensual.

― ¡hijo de puta!— gruño Edward y avanzó para pegarle, mis manos fueron mas rápidas deteniéndolo antes de que armara un escándalo

― ¡cálmate!— le pedí mientras sujetaba fuertemente sus brazos. Sus ojos se fijaron en los míos pero no vi comprensión ni sosiego, al contrario, estaba completamente furioso.

― Suéltame— gruño en voz baja— no me toques— ¡estaba furioso! Lentamente solté su chaqueta, me dio una trastornada mirada y se perdió hacia las terrazas

― ¿Qué demo…?— la palabra quedo colgando, el verlo salir tan molesto me dejo algo conmocionada

― Esta celoso— declaró Tanya a mis espaldas.

― ¿Qué?— pregunte mientras me giraba

― Esta celoso ¿a caso no conoces cuando esta así?

― Yo no…— mi aliento no salía, no podía formular palabra.

― Conozco mejor que nadie a Edward y podría poner mi nombre en prenda a que está demasiado cegado por los celos, ¿nunca te ha hecho una escena de celos?

― Creo que…— comencé a pensar, recuerdo perfectamente una situación que me saco de quicio y tenia precisamente que ver con Aro.

"— ¿Cuál es tu nombre?— me había preguntado aquella vez Aro

― Isabella pero todos me dicen Bella… y ¿el tuyo?— al momento de preguntarle el ambiente había cambiado

― Aro— había respondido Edward en ese entonces, su rostro estaba completamente deformado igual que ahora, tenía la misma expresión iracunda.

― Se… Señor Cullen—

― ¿Cómo estas Aro?— le preguntó ignorándome, en esos tiempos Edward era demasiado frio conmigo

― Bien Cullen, pero veo que tú no estás muy bien. Bueno más tarde me paso por tu oficina para que hablemos, nos vemos Linda Bella— se despidió el hombre pasando por nuestro lado, al momento de volverme a mirar los ojos de en ese tiempo mi jefe había visto la expresión mas furica de toda mi vida

― Sr. Cullen— comencé a parlotear intentando disculparme

― A mi oficina ¡Ahora!— el tono de su voz solo confirmaba lo enojado que estaba— No quiero que hable con nadie de esta oficina— me exigió cuando estábamos dentro de la oficina

― Pero, pero— intente nerviosamente replicar

― ¡NADIE!— grito antes de que un fuerte dolor viniera a su cabeza haciéndolo sentarse— usted no vino aquí a entablar amistad Srta. Swan, Esta aquí por mi y le agradecería que se concentrara en su cometido.

― Si señor— le respondí mientras mi cuerpo temblaba de ira.

La duda que tenia ¿Edward me amaba en ese entonces o su reacción habría sido por la urticaria que le tiene a Aro, de pronto un montón de preguntas saltaron a mi mente, había tanto que responder y creía que este momento era el preciso para responderlo.

― Ahora que lo pienso, sí, yo ya conocía esa reacción— acepte con un poco de desagrado

― ¿vez? El condenado esta tan celoso que no es capaz de controlarse

― Hablare con el

― ¿estás segura? Yo que tu ni siquiera me le acercaría

― Créeme que he estado en el ojo de su furia así que no es mucha la diferencia

― Allá tu entonces, iré a conversar con los invitados, nos vemos luego

― Adiós.

Me separe de la prima de Edward para caminar hacia las terrazas, nuevamente me iba a enfrentar a un titán, era el turno de mi novio, tenía que domar a la bestia. Mientras abandonaba los suntuosos salones la música iba quedando cada vez más atrás, las parejas bailando estaban muy a lo lejos y su alegría no se alcanza a contagiar hacia acá. Mis pies tocaron nuevamente suelo abierto, mire hacia mis lados y no vi a nadie, la luz era un poco tenue por lo que no fui capaz de divisar claramente la figura de Edward, avance un poco y recorrí el lugar, eran unas enormes terrazas que daban paso al más hermoso jardín adornado con exquisitas y bellas luces. Cuando iba dando la vuelta al edificio la figura de un alto y fornido hombre se coló por mi vista, tenía sus dos manos en los bolsillos y observaba el paisaje completamente aislado de la realidad.

― ¿me dejas pasar?— pregunte desde una distancia prudente.

― La terraza es libre, cualquiera puede pararse aquí— el sarcasmo que note en su comentario me hizo enfurecer.

― Quiero saber inmediatamente ¿Qué demonios te pasa?— pregunte con exasperación, Edward soltó una carcajada leve entrecerrando sus ojos.

― ¿Qué me pasa? ¿realmente quieres saber qué me pasa Bella?— suspiro aliviando un poco su expresión— no soporto la idea de que alguien se entrometa entre nosotros.

― Pero Edward…—

― No Bella, es un temor que siempre está ahí, lamentablemente tienes a tu lado a un hombre que muchas veces lo superar sus inseguridades, mi corazón no es tan de hierro como pensé.

― Claro que no lo es, tú tienes un corazón especial Edward, nadie jamás podrá negar eso.

― En todo caso ese no es el punto, refiriéndome al tema… Bella yo…— me acerque un poco hasta quedar a uno de sus lados— temo que alguien nos separe— dijo con bastante dificultad

― A caso… ¿a caso dudas de mi amor?— solté con un dolor palpitante en mi pecho

― ¡no!— exclamo girándome hacia donde yo estaba— ¡demonios! Jamás pienses eso, mis inseguridades no son hacia ti… ¡ah!— dijo exasperado— mira… ¡demonios!— volvió a gemir, se agarraba la cabeza y maldecía en susurros.

― ¿Qué? ¡¿dime qué demonios pasa?

― ¡cásate conmigo!— soltó sin más, mi boca se entreabrió intentando decir alguna palabra pero nada sucedió, mi cabeza comenzó a girar y mi vista se fue difuminando con el paso de los segundos, un terrible e incomodo silencio apareció, el momento era completamente tenso. me afirme de la baranda intentando encontrar estabilidad, las manos de Edward sujetaron rápidamente las mías para ayudarme— ¡maldita sea! Bella perdóname no quise decirlo así, demonios…— sus palabras comenzaban a salir atropelladas de su boca pero lo único en lo que podía pensar era en la frase que había hecho una meya en mi vida

― ¿de verdad quieres casarte conmigo?— pregunte siendo presa del mismo asombro, estaba completamente perpleja levante mi ya mareada vista y vi el fulgor de sus ojos, ¡Dios mío! El si quería esto.

― ¿dudas de mi palabra?— respondió con una pregunta— te juro que jamás en mi vida he deseado tanto algo

― Pero Edward tu y yo nos conocemos desde hace unos pocos meses, tu eres presidente de una compañía y yo… y yo— tartamudee en la última frase.

― Tú— se acerco a mi— eres lo mejor que podría haberme pasado en la vida Bella Swan, sin ti no sería nada— tomo mis manos besándolas suavemente, por un momento me sentí presa del pánico ¡el estaba hablando enserio! ¡quería casarse conmigo!

― Edward si esto es un arranque del momento creo que no es gracioso— me solté de su agarre sintiendo el pesar de mis propias palabras, mi cabeza de inmediato asimilo su arranque de celos con esta sorpresiva propuesta. Me acerque nuevamente al barandal y gemí en silencio por tener tantas dudas

― Bella pero… ¿acaso no he sido claro?, ¿piensas que esto es un arranque? ¡por dios!— me gire cuando el levanto sus manos al cielo— escúchame mi amor, créeme que esto ha rondado en mi cabeza desde hace mucho, en mis peores quiere días de soledad jure que si te volvía a ver no te dejaría ir mas y esta es la mejor manera para atarte a mi Bella, quiero que estés conmigo para siempre

― Pero…— un dedo silencio mis palabras

― No quiero que vuelvas a magnificar nuestras diferencias, siempre las habrá, yo tengo el cabello cobrizo y tu color chocolate ¿y sabes qué? Esas diferencias que pones de por medio a mí personalmente me encanta, hay algo que nunca te he dicho pero yo me enamore de ti por lo humana que eres.

― ¿humana?— enarque una ceja

― Si, es por ese rubor tan significativo que tienes ahora o por el calor que desprenden tus manos, creo que tan bien por lo hermosa y fuerte que te vez cuando te enfadas por esas cosas tan pequeñas pero a la vez tan grandes es que te amo, no porque tengas una fortuna o un buen apellido, poco me importa, los Cullen sin el dinero no seriamos nada Bella, nada.

― Dios— suspire aliviando la tensión de mi alma

― ¿es acaso que no quieres?— levante rápidamente la mirada para ver el dolor reflejado en sus ojos, demonios ahora era yo quien lo estaba arruinando

― No Edward, créeme que este momento ha calado hondo en mi alma.

― ¿entonces?— tomo mi rostro en sus manos

― Acepto Edward, me casaré contigo— le dije confiando en este amor tan grande.

Una enorme sonrisa apareció en su rostro se acerco rápidamente a mi tapando con ansia mi boca con sus besos, mi corazón saltaba de mi pecho, mi cuerpo eufórico acompañaba al incesante golpeteo ¡Dios! Me iba a casar, ¿Quién lo diría? Edward me tomo entre sus brazos para fundirnos en un amoroso y significativo abrazo, poco me importaba lo que dijeran los demás, poco me importaba lo que dijera Carlisle, si era capaz de defender este amor con uñas y dientes estaba lista para ser su mujer. Muy pronto el momento se torno cada vez mas intimo, sus dedos acariciaban mi piel dándome pequeños besos en mi rostro, el estaba disfrutando tanto o más que yo, seria la señora Cullen.

― Prometo que te hare muy feliz— susurro mientras cerraba sus ojos pegando su frente contra la mía— perdóname por hacer de este momento algo impulsivo pero juro que tenia atragantada esa frase desde que regresamos de Grecia, ahí me di cuenta de que no quería estar de novio contigo, vivir contigo y tenerte a mi lado es lo que necesito, quiero estar en resto de mi vida junto a ti Bella.

― Me emociona escuchar eso, tienes que saber que siento igual, soy tan feliz contigo Edward aunque jamás pensé que nos casaríamos creo que no podría haber escuchado una propuesta mejor— él rió— seremos muy felices, de eso no tengas duda.

La música del salón se escuchaba cada vez más fuerte, Edward se separo de mi y extendió sus manos para invitarme a Bailar, yo accedí feliz, estaba bailando con mi prometido, aunque lo nombrara mil veces con ese título creo que jamás podría acostumbrarme. Envueltos en una burbuja de amor entramos al salón y nos situamos en la mitad de la pista a vista y paciencia de toda su familia, nos deslizamos aun en un estado de ensimismamiento con el otro era tan divertido observar las expresiones de la gente al vernos, pude ver con placer las sonrisas de Alice y Jasper además de la que sería mi suegra algún día, Esme Cullen. En cambio al otro lado del salón en un oscuro y sombrío rincón estaban Aro Vulturi y su mentor, Carlisle Cullen. Los ojos de este ultimo me asesinaban, si las miradas matasen creo que desde hace mucho estaría muerta, cerré mi ojos y aspire el aroma de Edward, poco me importaba lo que pensara. La pista cada vez se fue llenando mas, las risas y la música se mezclaban en perfecta armonía, los rostros asombrados de los asistentes acompañaban el perfecto compas que llevábamos.

La noche paso más tranquila de lo que comenzó, tuve que aguantarme las insistentes y aniquiladoras miradas de Carlisle pero Edward se encargo de alejarlas con dulces besos y hermosas caricias. A eso de la media noche nos retiramos nuevamente a la casa de Tanya, Math y ella nos dijeron que partiéramos ya que irían a disfrutar de su compañía en otra parte, respetaba bastante su decisión, si no viera a Edward hace semanas creo que lo reservaría solo para mi aunque fuera una noche.

― Estoy exhausta— dije mientras me dejaba caer por la cama— creo que ha sido una noche para recordar ¿no crees?— me puse sobre mis codos y vi a Edward parado en el umbral de la puerta— ¿Qué sucede?

― Cuando mi abuela, la madre de mi mama falleció, dejo para mí unas cuantas joyas de la familia, en una carta que escribió decía que utilidad tenía que darle y para que persona era tal cosa. Cuando abrí el cofre en donde venían las alhajas me di cuenta de que había una muy especial— comenzó a caminar, sus pasos se dirigieron lentamente hacia su maleta de ahí saco una caja de terciopelo de color negro— ella me dijo una vez que cuando encontrara a la mujer que amara y fuera a convertirse en mi esposa le diera este anillo— se sentó a mi lado abriendo el contenido de la caja, un hermoso anillo con una solitaria Agatha de color café que coronaba la joya— es una ironía del destino que tus ojos sean del mismo color, creo que por mucho tiempo fui destinado a amarte.

― Edward— estaba completamente embelesada por sus palabras

― Creo que ha llegado el momento de darte este anillo Bella, te pertenece.

― ¿pero… pero?— comencé a tartamudear, no recordaba haber sentido tanto nervio en toda mi vida. Edward pasó sus suaves dedos por mis manos acariciando el lugar en donde debía ir esa Agatha.

― ¿no lo quieres?— pregunto mirándome directamente a los ojos

― ¡no es eso! Dios… no es eso— termine en un susurro— es que hay tanto que quiero saber de ti antes…

― ¿antes de casarnos? No creo que eso sea un impedimento, recibe este anillo Bella en prueba de mi amor y juro que jamás nunca volverás a sacártelo, este es el primer día de todo el resto de nuestra vida.

― No sabes cuánto te amo— perdida en el fulgor de su mirada lo bese con ansias, el era todo para mí no podría ser de otra forma si hace cinco meses cuando comenzamos esta locura me hubieran dicho que esto pasaría juro que no lo hubiera creído, hacia cuatro meses que habíamos estado juntos la primera vez y parecía que ya fueran años.

― ¿entonces lo quieres?— pregunto con una enorme sonrisa

― Claro que lo quiero— el tomo delicadamente mi mano y deslizo con una lentitud increíble el óvalo de oro blanco con la Agatha solitaria.

― ¿y cuáles son esas cosas que quieres saber de mi?— una sonrisa adornaba su boca que fue acompañada con su sensual ceja enarcada, al contrario de mi rostro que se torno más serio y cauteloso— ¿Qué sucede?— pregunto con sorpresa por mi reacción

― Edward… cuando estábamos en Grecia hicimos una promesa ¿recuerdas?

― Claro ¿Qué hay con eso?

― Quiero hacer acopio a esas palabras y pedirte que me cuentes algunos detalles que me tienen intrigada

― ¿Qué detalles son esos?— acomodo su peso en la cama y escucho atentamente mis palabras

― Primero hay dudas que tengo sobre lo que paso con Carmen ¿Cómo supiste que estaba en el hospital?

― Bella yo…— intento decir pero sus ojos me decían que no era la verdad.

― Quiero la verdad Edward, hay muchas cosas que no me cuadran, también quiero saber ¿Por qué me subiste el sueldo cuando trabajaba para ti? No creo que haya sido por mis grandes hazañas médicas ¿o sí?

Edward me observo por un momento y soltó un enorme suspiro, se levanto de la cama para dirigirse hacia la ventana, el semblante del hombre que amaba había cambiado, estaba serio pero aun así sabia que me diría la verdad.

― Hay muchas cosas a tu alrededor que no han sido simples coincidencias Bella

― ¿Cómo que cosas?

― Cosas, diferentes cosas que no han sucedido al azar, una de ellas es la forma de la que supe que estabas mal

― ¿Cómo fue?

― Espero no te molestes, yo contrate un equipo de seguridad para protegerte

― ¿Qué?— exclame fuertemente, dios mío…

― Si, desde el día que te "asaltaron"— nótese el sarcasmo— puse tu cuidado a cargo de un ejército de guarda espaldas

― ¿pero porque?

― ¿aun lo preguntas? ¿crees tú que después de la golpiza que te dieron iba a dejar que anduvieras sola por la calle? Si lo pensabas estás loca

― De hecho jamás lo pensé… no sabía que…

― ¿me preocupara por ti en ese entonces?— se giro para verme— yo me he preocupado por ti desde el principio Bella, tú me trastornaste desde que entraste por la puerta de mi habitación la primera vez, siempre fuiste tú Bella, solamente tú.

― Demonios— susurre— entonces el día que Carmen me…

― si, ese día mis guarda espaldas me dieron aviso de lo que sucedía, tú actuaste muy extraña cuando recibiste esa llamada misteriosa y sobre todo aun cuando me pediste permiso para retirarte antes si no hubiera sido por Emmett no te habría dejado salir sola de allí aunque me hubiera arrastrado por el suelo para no dejarte pasar. Cuando saliste confiaba en que mis hombres me avisarían si algo pasaba, lo peor fue después la media hora siguiente fue un infierno hasta que recibí el llamado y sentí que mi mundo se iba al suelo. Cuando te vi en el suelo cubierta con sangre y moribunda temí lo peor, si te ibas yo moriría contigo. Por suerte que todo salió bien y te recuperaste Bella, no sé que hubiera hecho si eso no ocurría.

― Estoy… impresionada— acepte con los ojos perdidos en un punto fijo, Edward había sido el de siempre, su alma era igual que la de ahora, mi idea de un cambio se vio desplazada, lo único que sucedía ahora es que el estaba exteriorizando lo que ya era, un gran hombre.

― Creo que no deberías sorprenderte mucho, jamás he ocultado la fascinación que tengo hacia ti. Es algo imposible de ocultar, tu eres y siempre vas a ser el eje de mi mundo. Ahora vamos a descansar que ya es tarde.

― ¿descansar? Edward pero…— tenia mil preguntas que necesitaban una respuesta

― No repliques, recuerda que ahora tenemos toda una vida por delante Bella, no necesitas apurar nada— beso mis labios y desapareció cualquier cosa que podría haber dicho.

Cuando nos acostamos sus fuertes brazos me pegaron a su cuerpo dándome la seguridad que siempre había ansiado, con el no necesitaría nada mas, su amor y devoción cubrían todas mis necesidades, el es todo lo que siempre soñé. Un sonido extraño me despertó en la madrugada, tantee con mis manos el lecho pero lo único que encontré fue la nada, me levante rápidamente de la cama al sentir las arcadas provenientes del baño.

― ¡Edward! ¿Qué sucede?

― No lo sé…— tosió— creo que algo me cayó mal Bella

― Demonios, sabes debes haberte pegado un virus estomacal esto ya no es ni una crisis o algo por el estilo.

― No te preocupes yo…— antes de terminar estaba devolviendo la comida nuevamente.

Esa noche la pasamos casi en vela, Edward consiguió dormirse muy entrada la mañana. Debido al precario estado de salud que tenia no asistí a ningún evento del matrimonio en los dos días siguientes, sus nauseas aumentaron al igual que los dolores de cabeza, lo único que lo reconfortaba era el té de canela que le hacía a cada momento, decía que su estomago parecía apaciguarse con la dulce escancia.

― No pienso seguirte preparando mas Té— le dije con mis brazos cruzados y con una expresión dura— No hasta que vayas al medico

― Bella ya te dije que…

― ¡No me interesa lo que dijeras Edward Cullen!— grite furiosa por su aparente calma, Tanya no estaba, de hecho estábamos solos en casa ya que hasta el servicio tenía su día libre hoy— te recuerdo que hasta hace unos meses yo estaba al cuidado de tu salud y jamás permití que algo así se fuera de mis manos, no porque te ame dejare que hagas tu voluntad Edward ¡ya basta! Te levantas o juro que traigo a medio hospital a verte aquí.

― Adoro cuando te pones ruda conmigo— su tono sensual me derritió por un segundo pero endurecí mi postura, el no podía continuar así, al paso que íbamos no podría disfrutar de la boda.

― ¡no juegues conmigo Edward! ¿te levantas o te levanto?

― ¿Por qué no mejor nos acostamos?— enarco una ceja y eso me hizo enfurecer. Salí de la habitación azotando la puerta y dejándolo solo, me hacía ver estrellas cuando se lo proponía pero cuando volvía a ser el terco de siempre no había quien pudiera con el— Bella, ¡Bella espera!— comencé a escuchar su voz desde atrás mientras caminaba furica por los pasillos, sus manos detuvieron mi frenético paso para girarme— ¡espera!

― Déjame sola, no te cuidare mas, eres un maldito terco Edward Cullen— intente soltarme pero no me dejo

― Ya está bien mi amor, iré al doctor contigo, déjame ir por mi chaqueta y te llevare a conocer al médico de cabecera de mi familia.

― Está bien— refunfuñe.

Cuando íbamos de camino hacia la clínica Edward llamo al doctor para pedirle una cita, este accedió de inmediato al saber de quién se trataba, llegamos a la consulta y una joven e insinuante secretaria nos recibió.

― ¡oh! Es el señor Cullen ¿verdad?— pregunto en una libidinosa voz que me hizo despertar hasta el mas mínimo celo.

― El Doctor Patrick nos espera— Edward hablo en el mismo tono frio con el que siempre se dirigía a las personas, creo que era afortunada al tenerlo en la intimidad.

― Si, si señor pase por aquí— tomo mi mano y sin perderle permiso a la mujer que se devoraba su cuerpo con los ojos, paso por enfrente de ella y entramos a la oficina del doctor.

― ¡buenas tardes Edward!— saludo un hombre de cabello tan blanco como las mismas paredes de su consulta, el hombre de aspecto aun fresco se paro y a saludarnos con un abrazo a cada uno

― Ella es Isabella Swan, mi prometida— anuncio mientras un escalofrió recorrió mi cuerpo

― ¡oh! Qué bien muchacho, hacía tiempo que no nos veíamos, la última vez fue cuando Alice estaba esperando al pequeño Níkolas, a todo esto ¿Cómo está el pequeño diablillo?

― Bien, Alice nos conto que ya se está sentando solo y a comenzado con la ingesta de alimentos

― ¡me alegro! Pero tomen asiento, díganme ¿Qué les trae por aquí hoy?

― Tengo unos extraños síntomas, creo que pesque un virus estomacal.

― ¿Qué síntomas tienes?

― Dolor de cabeza, vómitos, mareos, cansancio, no tengo apetito— comenzó a enumerar todo lo que habíamos pasado en estos días, sus dedos se sujetaban fuertemente a los míos.

― ¡oh! Si tienes todos los síntomas, bueno primero antes de dar un diagnósticos vete a hacer estos análisis de sangre. ¿usted también tiene los síntomas señorita?— pregunto dirigiendo sus ojos hacia mi

― No, no doctor no tengo ningún síntoma, aún—

― Qué bueno pero tendrá que tomarse los mismos exámenes de Edward ya que podría haberse contagiado pero aun sin manifestarse— eso era cierto, sabia de sobra que estar tanto tiempo expuesta con él me podría enfermar también a mi

― Está bien, me los tomare— el doctor comenzó rápidamente a escribir las ordenes en sus papeletas

― Ahora hablen con mi secretaria y díganle que les indique los laboratorios, los resultados estarán listos en unos cuantos minutos, tienen suerte de haber venido a esta hora todo está despejado y sin pacientes.

― Es una ventaja— agrego Edward mientras nos poníamos de pie.

La siguiente hora la pasamos de examen en examen, mientras nos tomaban muestras de sangre y de orina pensaba en todo lo que estaba pasando, desde el día del coctel no había visto nuevamente a los integrantes de la familia de Edward, Alice se había pasado una vez a la casa pero le pedí que no fuera ya que si Edward tenía algo contagioso podría contagiarla a ella y por ende al niño, lo bueno es que hizo caso y se retiro pidiendo que le avisáramos cuando estuviera bien. Mientras me sacaban sangre podía ver como preparaban a Edward al otro lado de la habitación, sus tiernos ojos y su sensual sonrisa me infundía calma y paz. Cuando ya todo estuvo hecho nos fuimos a comer a la cafetería de la clínica, le deje mi número de teléfono a la libidinosa secretaria para que me llamara cuando los resultados estuvieran listos.

― Estoy algo descompuesto— susurro Edward, estaba sentado en uno de los enormes sillones de la cafetería, sus ojos estaban cerrados y su cabeza se orientaba hacia el techo.

― Si al igual que yo, creo que me maree muy fuerte con esto de la sangre— cuando termine la oración llego la camarera con lo que habíamos ordenado, té de canela con pastelillos de chocolate.

― Qué bueno, muero de hambre— Edward se enderezo y ni siquiera dejo que la camarera terminara de servir, comía con ansia como si se le hubiera privado mucho tiempo de aquellos manjares

― Relájate amor mío te dolerá el estomago— reí, tome unos cuantos sorbos de té pero en vez de aliviarme acrecentaron aun mas mis mareos.

― Lo lamento pero esto esta exquisito Bella— tomo de su te y siguió devorando los pastelillos. Verlo comer así con tantas ganas produjo un efecto contrario, en vez de darme hambre me causo repulsión.

― Demonios— susurre y me pare rápidamente.

Mi vista estaba completamente nublada, miles de puntos negros destellaban frente a mis ojos y la sensación de asco era horrible, corrí por los pasillos de la cafetería hacia el servicio de damas, al llegar ahí no me importo nada ni nadie me abalancé en contra de un inodoro devolviendo todo lo que había comido en el día. Las arcadas eran con ganas, mis ojos se sentían húmedos al igual que mi cabeza, mi frente estaba perlada con sudor frio, unas manos cálidas sujetaron mi cabello y afirmaron mi espalda.

― Esto no pinta nada bien, creo que si es un virus estomacal, ¡maldición!— Edward paso sus manos por mi espalda para ayudarme en lo que estaba haciendo, cuando sentí mi estomago vacio levante la cabeza completamente mareada

― Dios mío… si te sentías así, te compadezco

― Hazlo porque creo que tienes los mismos síntomas que yo

Me llevo con sus gentiles manos hacia un taburete que había en el baño, me deje caer y cerré mis ojos, el suelo, el techo y todo lo demás se habían convertido en uno solo y la sensación de asco parecía no desaparecer, hasta el olor del mismo baño me asqueaba. Estuvimos largo rato contemplando la nada, cuando la secretaria llamo a mi celular ya había pasado casi una hora de que salimos de los laboratorios. Lo bueno es que cuando estábamos frente a la secretaria estaba mucho mejor, mi vista se había centrado y mi cuerpo parecía recuperar las fuerzas que había perdido. Pasamos a la consulta y el doctor estaba muy entretenido con algunos papeles, suponía que eran nuestros exámenes.

― Tomen asiento chicos

― Gracias— susurramos al unísono

― Bueno aquí tengo los resultados de los exámenes

― ¿y cómo salieron?— pregunto Edward mientras yo era presa de una nueva nausea.

― Bien, ninguno de los dos tiene nada, creo que no pasa nada mas por algo que comiste mal Edward, eso te tiene que haber enfermado.

― Ha, ya veo— susurro tomando mi mano

― Ahora les recetare algunas vitaminas y algo para las nauseas pero fuera de todo los tres están muy bien, las vitaminas no se preocupen por…

― ¿los tres?— pregunte súbitamente interesada en la conversación

― Si, no te preocupes que las vitaminas no afectaran tu embarazo, en todo caso…

― Doctor, yo no estoy embarazada— solté de inmediato de pronto mi cuerpo comenzó a reaccionar con histeria, dios dios dios dios… mi mente no paraba de susurrar, el hombre enarco una ceja, reviso los papeles y me miro con expresión aun mas perpleja, él ahora parecía más confundido que yo.

― Isabella creo que estas equivocada, mira aquí en los exámenes claramente sale tu embarazo, tienes casi dieciséis semanas.
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― ¿dieciséis semanas?— grite poniéndome de pie, un cuerpo que hasta ahora había pasado desapercibido se paro junto a mí a gritar— eso son…

― Cuatro meses— susurro Edward a mi lado, gire mi rostro y vi la pálida expresión de su rostro pero el verde de sus ojos ardía como fuego.

¿Embarazada? ¿Embarazada yo?... ¡Dios mío!

Muñequita

CAPÍTULO XII

EDWARD POV

Al despertar la cabeza aún me dolía como el demonio, pero era más pasable, ya era de día, el alba estaba despuntando, todos los recuerdos de la noche pasada me llegaron de golpe y lo único que pude pensar fue en Bella, tenía que verla enseguida, tenía que decirle que la amaba, que sabía la verdad, que podía contar conmigo, que siempre estaría a su lado si ella me lo permitiera, ese último pensamiento hizo mierda mi corazón, ella no me quería a su lado, me lo había dicho en varias ocasiones y me lo había demostrado claramente, pero no podía renunciar a ella, menos ahora que sabía que necesitaba personas que la apoyaran, mientras más pensaba en Bella, más de daba cuenta de la poca cosa que era para ella, era una mierda de persona y ella era tal leal, tan valiente, fuerte, todo lo que yo no soy, pero carajo la amo y quiero ayudarla, estar para ella de cualquier manera que ella me acepte.

Me levanté y vi en la silla al lado de mi cama a Alice dormida, se había quedado conmigo cuidándome, lentamente la llevé a la cama, pero despertó y bajamos juntos, yo quería ir enseguida donde Bella, pero tanto Alice como Carlisle y Esme me pidieron que desayunara primero y luego me cambiara de ropa.

Cuando estuve bañado y con ropa limpia puesta fui a la casa de Bella, pero al llegar me encontré a Jasper en la puerta con una actitud sombría.

- Jasper ¿qué haces aquí?

- Quería hablar con Bella, pero no está

- ¿cómo que no está?

- Eso que oyes, no está, he llamado varias veces a la puerta y nadie responde

- Quizás está dormida o tal vez no ha llegado del Pub – eso me llenó de celos ¿será posible que Bella se haya quedado con su nuevo pretendiente?, no, no lo creo, ella no es así

- No Edward no entiendes, ella se fue, al parecer se fue de Forks

- No, eso no puede ser, ella no se iría sin despedirse ¿cierto?

- Despedirse de ¿quién? ¿de ti?

- Vete a la mierda Jasper, quizás despedirse de mi no, pero si de sus amigos de la Push – no podía ser, ella no me podía dejar con este amor y esta angustia

- Vamos a la Push, pero estoy casi seguro que se fue, llevaba varios días rara, no se cómo no lo vi antes, además en pocos días comenzará el juicio, así que lo más probable es que haya decidido irse lo más pronto posible – entonces anoche era la despedida, por eso decidió revelar quien era en realidad, quería demostrar quién era antes de marcharse, enrostrarnos que ella era mejor que todos nosotros juntos y era verdad, ella era mucho mejor, pero joder, dolía, dolía tanto

- Vamos – dije apenas en un susurro, la voz casi no me salía de lo mucho que me dolía la garganta por el enorme nudo que sentía

Cuando llegamos a la Push nos enteramos que Bella se fue después que terminara de cantar en el Pub, la decisión la tenía tomada desde hace varios días y no pensaba volver más. Seth me entregó una carta que Bella me había dejado. Nos fuimos en silencio a mi casa y subí a mi habitación para ver lo que Bella me había dejado. Al empezar a leer la carta el dolor me atenazó el corazón, era la despedida

Edward:

Al leer esta carta debes saber que ya me he ido del pueblo, era necesario, tengo asuntos que arreglar, he de suponer que ya sabes toda mi verdad y me alegro no haber estado presente cuando lo supiste, jamás podría soportar tu cara de asco hacia mi persona, ni tampoco soportaría ver lástima en tus bellos ojos, es por eso que decidí irme sin despedirme, a pesar de todo lo que pasó quiero que sepas que no te guardo ningún rencor y quiero que puedas perdonarte a ti mismo, yo lo hice así que no hay necesidad que sigas pensando que me hiciste mal, ya no es así, me diste la fuerza que me faltaba para despertarme, para luchar y sobreponerme y quiero darte las gracias por haber despertado en mi el sentimiento de amor, si, te amo, aunque eso ahora es irrelevante ya que nuestros caminos no se volverán a cruzar y deseo de todo corazón que seas feliz, que encuentres el amor y cuides a esa persona como sólo tú puedes hacerlo, se que tienes un corazón hermoso sólo te falta entregarte con sinceridad y sin miedos, yo por mi parte estaré bien y siempre te recordaré.

Con cariño. Bella.

ALEX POV

Mañana empezaba el juicio, pero me encontraba tranquilo, tenía el mejor abogado que podía pagar y dinero tengo a manos llenas, además las pruebas más incriminatorias se perdieron por arte de magia jajaja, es bueno tener buenos contactos, además mi muñequita no ha dado señales de vida, se que está viva, pero la tengo domada, se que no hará nada para desobedecerme, había cumplido mi objetivo, la quebré, la rehice a mi voluntad tal como lo deseaba, maleable, tranquilita y apenas pueda salir de acá la encontraría y por fin estaríamos juntos para siempre, Dios mi muñequita es lo único que me da fuerzas para estar en estas cuatro paredes, cuando estemos juntos ya no habrá nada que nos separe, ella tendrá que aceptar el hecho de que ella nació exclusivamente para mi, yo la moldee a mi gusto y cuando estemos juntos todo será perfecto.

Se que la mayoría no entiende lo nuestro, pero no me importa, ella es mía desde la primera vez que la vi, Dios ella era tan bonita, perfecta, lo malo es que estaba rodeada de gente que no le hacía bien, ella era delicada y fina, pero se metió en ese asqueroso mundo de música, discotheques, tragos y malas influencias y el dolor que sentía mientras veía que ese enorme talento musical se perdía con esos amigos con los que se juntaba, ella había nacido para brillar, pero decentemente, de todas maneras decidí que ella tenía que cambiar, ella sería mía, sólo mía y para eso la tenía que alejar de todos, yo era su redención, en mis manos encontraría el camino a la felicidad.

Cuando la llevé conmigo me costó bastante quebrar su espíritu, me dolía más a mi los golpes y el gran dolor que le causé, pero a la larga me lo agradecería, ella sería mejor persona, además yo quería que sólo tocara para mi, era un placer oírla, pero no estaba dispuesto a compartir ese placer con nadie más.

Se que me deben odiar, pero no me importa, sólo me importa mi muñequita y se que en el fondo ella me ama tanto como yo a ella, lo que pasa es que ella tiene miedo, además estaba demasiado influenciada por ese hijo de puta de James, por suerte y placer lo maté, el desgraciado había tenido la desfachatez de arrebatármela, me la robó, cuando eso pasó casi me volví loco de dolor y estuve un año buscándola, pero mi contacto Victoria me proporcionó la ubicación exacta de donde ese mal nacido tenía a mi muñequita.

Lo que me desquició es que Victoria me aseguró que James y Bella eran novios, estaban enamorados y por eso ella me daba la información, porque James la había dejado por mi muñequita, pero eso no podía ser cierto, ella me amaba ¿cierto?, se vestía para darme gusto, tocaba para mi placer, Victoria estaba equivocada, mi muñequita era mía, yo sería su primer hombre y el único en su vida, ella era pura e inocente y cuando estuviera preparada para una relación más seria ella sería mía.

Mierda, la puta de Victoria había tenido razón, ellos supuestamente estaban enamorados, se notaba en sus ojos, carajo ahora tendría que empezar a reformarla desde cero. Cuando los encontré maté al hijo de puta de James por quitarme el amor de mi niña, pero yo la conocía y ella era tan pura como cuando nació, nadie la conoce mejor que yo y ese desgraciado no la había tocado, de todas maneras no escapó a mi furia y lo maté con gran deleite, pero cuando encontré a mi musa casi muero de dolor, ella estaba tan alterada y se cortó.

Después de eso todo fue confuso, yo sólo veía la sangre que escapaba de su hermoso cuerpo, casi ni cuenta me di cuando ya estábamos en el hospital, lo único que quería es que mi niña se salvara, para reiniciar nuestra vida juntos y lejos de todos.

No se qué fue lo que pasó, pero de un momento para otro me habían arrestado, no entendía nada, lo único que quería saber es si Bella se encontraba bien, pero nadie me daba la información que pedía, el dolor me estaba matando, ella no podía morir, ella me pertenecía, tenía que estar conmigo, ese era el plan.

Cuando supe que se encontraba bien pude respirar en paz, pero sigo encerrado, me tachan de pedófilo, violador, secuestrador y un montón de patrañas más, pero es que nadie entiende que el fin justifica los medios, ella nació para complacerme y eso justamente era lo que pedía ¿por qué nadie entendía eso?, además como he dicho anteriormente, ella en el fondo me ama y me necesita.

Mañana se decide todo y pronto estaré junto a mi ángel. Por que el plan es escaparme, eso ya está listo, sea la sentencia que me den, no esperaré más tiempo, mi muñequita me ha de extrañar y por ella hago lo que sea.

- Vulturi, tengo algo para ti, se que te gustará – el agente Black me odia y no entiendo por qué me traería algo de mi agrado, pero cojo lo que me entrega, es un portátil, él seguía allí esperando a que lo conectara. Tengo ciertos privilegios que los demás reos no tienen así que conecto el portátil y continuamente me conecto a Internet por petición de Black.

- Espero te gusten las nuevas noticias, a mi me ha parecido fenomenal – lo miro de reojo con desconfianza, no me estaba gustando esa actitud pagada de si misma que tenía el muy maldito

- ¿por qué debería interesarme algo que salga en Internet?, lo único que me interesa es salir para reencontrarme con mi mujer

- Maldito enfermo, ella no es tu mujer y para que lo corrobores busca su nombre en Internet con las noticias recientes

Lo hice y mi sorpresa fue mayúscula, miles de entradas en distintos sitios estaban marcados con su nombre, la fecha era reciente y como loco entré en una de las direcciones y lo que vi me dejó sin respiración ¡era ella!, mi muñequita estaba en un pub cantando, me volví loco de rabia, ella me había desobedecido y se había vuelto a subir a un puto escenario y esa maldita ropa que llevaba, parecía una cualquiera, la misma pinta que usaba antes de que estuviera conmigo, no podía ser, mi muñequita no me podía estar haciendo esto, seguí revisando videos y comentarios de la farándula con respecto a Bella y su repentina aparición. En uno de los programas de farándula hablaban de lo bien que se veía, que su calidad vocal y musical seguía siendo espectacular, pero de lo que más hablaban era de que en el Pub donde cantó se vió vista muy acaramelada con el actor de moda un tal Benjamín Carter, mostraban pequeños videos donde salían bailando juntos después que ella había terminado de cantar, la muy maldita me había traicionado con ese maldito mocoso, se reían, bailaban muy juntos y bebían, estaban además con otros jóvenes, pero mi mirada se enfocaba solamente en ellos dos, por su lenguaje corporal se veía la atracción, pero aún no había nada entre ellos, al menos eso creo, pero ella se veía distinta, no se algo estaba mal con ella, no era la misma, ¡CARAJO ELLA YA NO ERA PURA!, LA MUY PERRA SE HABÍA ENTREGADO A UN DESGRACIADO, no era con el que estaba bailando, no se veía mucha familiaridad, pero ella ya no era virgen, eso lo podía jurar, nadie la conocía como yo, ella se veía como una mujer, mis lágrimas se desbordaron y más aún cuando uno de los panelistas del programa empieza a contar que ella hasta hace poco había estado de novia de un compañero de colegio, al parecer era muy guapo y cotizado y su romance había causado revuelo en el pueblo en el que vivía, mostraron una foto del desgraciado noviecito y lo único que pensaba era en matarlo y grité desesperado y arrojé todo lo que estaba a mi alcance al suelo, en ese instante me di cuenta que Black seguía frente a mi celda y la sonrisa la tenía pegada en la cara, maldito desgraciado estaba disfrutando mi desgracia.

- espero te haya gustado mi regalo pervertido, me he alegrado bastante verte perder la cordura y esa pasividad que tenías, por lo que ves ella está bien, más que bien y los agentes que estuvieron con ella en el pueblo dicen que a Edward y a Bella había que sacarlos de la cama, por que si no, se encerraban por días jajajaja, ella es feliz, nunca te perteneció y nunca lo hará

- nunca, escucha bien maldito, ella es mía, siempre lo será y ese desgraciado que le ha puesto las manos encima morirá tal como murió el hijo de puta de James.

El maldito de Black se fue carcajeando y yo lloraba de rabia, ella no me podía hacer esto, nuestra vida estaba planeada, éramos felices juntos, ¡MALDITA PERRA, SI TE GUSTA QUE ASÍ TE TRATEN, ASÍ TE TRATARÉ HASTA QUE VUELVAS A SER LA MISMA QUE QUIERO!.

JACOB POV

Jajajaja, me alegraba enormemente haberle cagado la tranquilidad a ese hijo de perra, he esperado harto tiempo por esto, por fin se había descolocado y todo se lo debía a Bella, se que pensarán que fui poco caballero con respecto a la intimidad de Bella, es más lo que dije era mentira, lo sabía por los informes que me daban los agentes, se que ese chiquillo se había burlado de la pobre Bella, pero era necesario exagerar la información, se que eso era lo único que enloquecería a ese bastardo pervertido, además conozco a Bella y se que no se molestará cuando le cuente lo que hice, ella es fuerte, más que cualquier persona que halla conocido antes, todo lo que ha tenido que pasar la pobre, pero así es la vida y espero que pronto encuentre la felicidad que se le ha negado hasta ahora.

BELLA POV

Dios, faltaban pocas horas para ir al juicio y me estaban comiendo los nervios, se que tengo que estar tranquila, pero es inevitable los nervios, lo veré, veré nuevamente a ese desgraciado y siento que estoy perdiendo las pocas fuerzas que tengo.

Desde que llegué he estado bastante estresada poniéndome a tono con el juicio y todo lo que tengo que saber con respecto al tema, se que el abogado de Alex es duro y cuando tenga que dar mi declaración tratará de confundirme y hacer ver que estuve con Alex con consentimiento, además ellos dan por hecho que las pruebas "se perdieron", pero lo que no saben es que James había previsto que eso podría pasar y había guardado a buen recaudo las pruebas suficientes para hundirlo y justo en este momento esas pruebas eran indispensables, además James había guardados copias de los videos que el pervertido tenía, fotos por montón, así que las pruebas que ahora teníamos eran mejores que las anteriores que se perdieron.

Y a pesar de todo lo que estaba pronto a ocurrir no podía dejar de pensar en Edward, lo se, es patético que piense en él en este momento, pero es inevitable seguir negando lo evidente, lo amo y me duele haberme ido del pueblo, extrañaba a mis amigos y a él, en este momento daría lo que fuera para que estuviera a mi lado y me reconfortara, que me entendiera y me diera su apoyo, pero después de lo que hice en el pub y la forma tan cobarde en que escapé dudo que siga pensando en mi, en la estúpida freaki con la que jugó.

Benjamín trató de convencerme de que lo aceptara a mi lado en el juicio, pero me negué, era buena persona, pero no era conveniente para su carrera estar involucrado, además nos estábamos recién conociendo y no le tenía tanta confianza para que supiera al detalle de mi vida y lo que he tenido que pasar, eso si, me pidió una oportunidad para conocernos y la verdad es que lo estaba pensando, se que soy egoísta en considerar darle una oportunidad estando enamorada de otra persona, pero estoy tan sola y confundida que siento que mi cabeza va a estallar, todo sería tan sencillo si estuviera James a mi lado, sería feliz y estaría tranquila, pero no hubiera conocido a Edward y aunque parezca masoquista no se si quiera borrar a Edward completamente de mi vida y mis recuerdos, por lo menos en un futuro sabré que alguna vez amé con el corazón y con mi cuerpo.

Tocaron la puerta, seguramente era Jacob para darme las últimas palabras de aliento, habíamos conversado bastante ayer, se sentía tan culpable por lo que ayer había hecho, pero era por nombrarme y haber mentido con respecto a mi relación con Edward, pero lo tranquilicé y además había sido una idea genial que descolocará al desgraciado ese, me hubiera gustado verle la cara cuando Jacob le dijo toda esa mentira de Edward y de mi, Dios, ojala hubieran pasado así las cosas, mierda, ahí voy otra vez, necesito descansar.

Cuando abrí la puerta esperando encontrar a Jacob detrás mi sorpresa fue mayúscula y creo que hasta dejé de respirar cuando enfoqué la vista en una cara hermosa y unos relucientes ojos verdes que me miraban con intensidad

- Dios

- No hermosa, soy Edward – dijo regalándome su sonrisa torcida

- ¿qué haces acá? – dije apenas en un hilo de voz

- Estar a tu lado, darte mi apoyo, decirte que estoy contigo, que te quiero, que te amo más que a nada y aunque ya no me quieras estaré a tu lado

- No, no entiendo

- No tienes nada que entender Bella, estoy aquí para ti, creo te he dicho muchas veces que te amo y te lo estoy demostrando, además me necesitas tanto como yo a ti, o acaso pensabas que me iba a quedar muy tranquilo después que te fuiste, que no iba a tratar de luchar por ti, de ganarme nuevamente tu amor – NO PUEDE SER…

- Dime algo por favor Bella – lo dejé entrar casi en estado zombi y al cerrar la puerta me abrazó fuertemente y me dejé estar, eso era lo que necesitaba, sus brazos, su calor, su protección

- Edward, debes irte, no quiero que estés en el juicio, no quiero que sepas más de lo que ya sabes, tú, tú no entiendes lo que va a pasar allí, no quiero que me odies…

- Nunca digas eso, jamás podría odiarte, lo que pasó no fue tu culpa y no hay nada que puedas hacer para alejarme en este momento, necesito estar a tu lado en este momento Bella, necesito estar presente, saber todo de ti, y nunca, escúchame nunca podría ser tu culpa lo que te pasó, eres la víctima y ese desgraciado tiene que pagar y quiero estar a tu lado cuando eso pase, por favor no me alejes, quiero darte mi apoyo y mi amor, carajo, te amo tanto, tanto Bella

No podía aguantar más y me largué a llorar, él estaba a mi lado, había venido a estar conmigo, dios, lo necesitaba tanto y él estaba acá.

Cuando los sollozos se apagaron alcé mi cara para verlo y me volvió a regalar esa sonrisa torcida que hacía latir mi corazón a mil, lentamente descendió su cara y posó sus labios en los míos, había extrañado tanto sus besos que me dejé llevar por su suavidad, su sabor.

De besarnos suave pasamos a la pasión y ahora nos estábamos devorándonos mutuamente y se sentía la gloria alrededor nuestro, pero no era el momento ni el lugar, así que lentamente dejé de besarlo, pero juntamos nuestras frentes y abrimos lentamente los ojos y así nos quedamos un momento.

- Dios, te extrañaba tanto mi freaki, tanto que no puedes saber cuánto amor

- Yo, no se que decir en este momento Edward, no quiero que pienses que esto cambia…

- Shhh, no digas nada, lo se, pero por favor no digas nada ahora, sólo déjame estar a tu lado

- Bueno, pero te advierto que lo que se viene no es nada agradable y me da tanta vergüenza que te enteres de esa etapa de mi vida, no quiero que me tengas lástima y asco

- Nunca digas eso, lo que siento por ti es amor y nunca lástima ni menos asco, eres la persona más pura que he conocido en mi vida y yo lo arruiné todo, pero me esforzaré para que me perdones, aunque ya no me quieras a tu lado como hombre, por lo menos déjame estar a tu lado como amigo esta vez

- Ok – no estaba segura de nada en este momento, pero lo necesitaba tanto

- Además mi padre también se encuentra, ha sido llamado a testificar y se encuentra en la otra habitación, pero yo necesitaba verte y hablarte

No alcancé a decirle nada, porque en ese momento sentí suaves golpes a la puerta. Cuando abrí era Jacob quien venía a decirme que partiríamos en este momento y esperaríamos en el juzgado antes de que llegaran más periodistas y fuera más caótico nuestro arribo, además se mostró bastante feliz de ver a Edward a mi lado diciendo que era beneficioso para darle otra estocada a Alex, Edward escuchaba asombrado y algo avergonzado de la explicación que le dio Jacob de nuestra "intimidad ficticia" y se largó a reír cuando terminó de contarle las mentiras que le había dicho a Alex. No era el momento para reírse, pero no pude evitar sonreír cuando Jacob propuso que siguiéramos con la farsa de noviecitos hormonales. Edward aceptó enseguida y feliz, yo no me pude negar, pero me sentía nerviosa, porque a pesar de ser fingido para mi no lo era, jesús, qué estaba mal conmigo, faltaba poco para el juicio y yo pensando en Edward y sus besos, sus caricias, en nuestros cuerpos juntos y sudorosos, mierda.

Salimos juntos para enfrentar el juicio y cuando llegamos estaba llenos de periodistas esperando, así que entramos rápidamente y sin contestar ninguna pregunta que realizaban.

Cuando entramos a la sala Edward tomó mi mano y me apegó a su cuerpo y susurró en mi oído

- se que crees que todo es fingido para descolocar a ese pervertido, pero tienes que creerme cuando te digo que nada me gustaría más que las mentiras de Jacob fueran verdad y si algún día me perdonas y me aceptas nuevamente en tu vida no saldremos de la cama en semanas, por que nada me gustaría más que tenerte nuevamente para mi, desnuda y dispuesta para recorrer tu hermoso cuerpo con mi manos dientes y lengua, porque no hay nadie con quiera estar de eso modo si no es contigo – dijo y luego mordió mi lóbulo lentamente.

Me senté junto al fiscal y la sala se empezó a llenar lentamente, Edward se sentó atrás de mi y al girarme lo podía ver dándome ánimos y articulando varios " te amo".

Giré nuevamente mi cabeza y miré al frente y respiré hondamente para calmarme cuando una puerta lateral en la sala se abrió y lo vi entrar, era él, Alex.