CAP 34.VALENTÍA
BELLA POV
Dos semanas… quince días que se habían transformado en un siglo de tortuosa espera.
Edward…
No sabía que mis ojos tuvieran tantas lágrimas…
Si me lo hubieran contado, no hubiera podido creer que alguien pudiese llorar tanto.
"Bella, tu mamá" – anunció Rose. Casi no le di importancia, no era la primera vez que me venía a sacar de este lugar.
Me puse de pie y le ahorré el enorme esfuerzo que hacía de arrastrarme hacia la salida y subirme del carro. Esta vez, lo hice yo sola. Charlie nos esperaba en la camioneta…
Mi padre sería perfecto si no fuera tan débil a la hora de afrontar a mi madre. Pero, supongo, que esta bien. Me subí al carro y el chofer manejó de vuelta a la casa
"¿Y para esto me has ido a traer al hospital?" – reproché, cuando estuvimos dentro de la sala y, aunque intentaba darle a mi voz una nota de furia, solamente podía escuchar como mis palabras sonaban vacías, sin sentimiento – "¿Para tenerme encerrada aquí?"
La ira que relampagueaba en los ojos de mi madre no me perturbó ni un solo instante. El dolor me tenía demasiado atrapada entre sus brazos, que, ningún otro sentimiento, se podía colar por mi alma.
"Es mejor que verte lamentándote por el chofer, día y noche, en ese lugar" – siseó.
Me sorprendió lo poco que le importó el que Esme estuviera cerca… ¿Acaso no sabía que Edward era su hijo?
"Son mis lágrimas, mamá"
"¡Desde hoy no volverás a poner un solo pie en ese asqueroso lugar! No logro entender por qué tanto interés por ese muchacho cualquiera "
"¿De verdad no lo logras entender?" – solté y callé, por un momento, al ver a Esme parada a pocos metros de mí. Sin embargo, su mirada y sonrisa amable me dieron la pauta para continuar – "Pensé que eras más perceptiva"
"¿Qué quieres decir?"
"¿En verdad lo quieres saber?" – reté – "¿En realidad quieres que te lo diga?" – miré, por segunda vez a Esme, que seguía sin perder la tranquilidad de su rostro. También vi de soslayo a mi padre.
No sabía cómo lo iba a tomar… Me deshice de la pizca de temor que me inundaba y miré fijamente a la madre encolerizada que tenía al frente.
"Déjate de juegos, Bella, y vete a tu recamara" – mandó. No me moví ni un solo centímetro.
Ya era suficiente… Aquí acababa el temor hacia Renne. Pasará lo que pasara, dudaba que fuera peor que el tener a Edward herido por mi cobardía. El miedo a perder mi vida llena de comodidades me había costado muy caro, y ya no estaba dispuesta a seguir pagando con mi alma.
Perdónenme, pensé por Edward y su familia, y también por mi padre. Sabía que, de alguna manera, les iba a fallar, pero ya no podía seguir fallándome a mí… ya no.
"Estoy enamorada de Edward Cullen" – solté con claridad y precisión. Con orgullo, puesto que no había cosa más magnifica, para mí, que el amar a ese hombre tan espectacular – "Y no pienso alejarme de él"
Mi madre hizo varias cosas a la vez. Primero, me aniquiló completamente con la mirada, después, miró a mi padre, y desconozco qué fue lo que en él vio. Y, por último, giró su rostro para ver a Esme.
"Tú" – le dijo, de forma venenosa y mutiladora – "¿Sabías de todo esto?"
"Si, señora" – contestó Esme, sin bajar la mirada
"¿Y cómo permitiste que el bastardo que tienes por hijo se enredara con Isabella?"
"Mi hijo no es ningún bastardo, señora. Le pido respeto"
"¿Respeto a ustedes?" – repitió, con ofensiva incredibilidad. Rió mofadamente por un momento y, después, su rostro se volvió a mostrar serio, despiadado – "¡Largo de mi casa! ¡No los quiero ver aquí y, si tú hijo sobrevive, no lo quiero cerca de Isabella! Si no quieren tener problemas, lárguense de este pueblo" – dio media vuelta y caminó hacia mí
"Sube a tu recamara" – ordenó, con voz afilada y amenazante – "Tengo que hablar con tu padre, lo que has hecho no tiene nombre"
"No" – dije, de manera rotunda y caminé hacia Esme
"Charlie…" – llamó mi madre, en apoyo de mi padre quién, todo este tiempo, había mantenido la boca cerrada
"No es necesario que metas a papá en todo esto" – repliqué, antes de que el aludido pudiera contestar – "Hagan lo que hagan, no van a lograr que deje a Edward"
"Entonces… olvídate de esta familia" – amenazó Renne – "Si esa es tu decisión, vete ahora mismo. ¡Ya veremos si tu amor por ese insignificante muchacho te da lo que tienes en esta casa!"
Miré por un momento a mi padre, quien había bajado el rostro, evadiendo mi mirada. Comprendí que nada haría por defenderme y no me sorprendió… siempre había sido de esa manera. Siempre se había dejado manipular por Renne.
No importaba.
"Bien" – acordé – "Me voy ahora mismo" – sentí que la mano de Esme tomaba la mía. Giré mi rostro, completamente sorprendida
"Mi niña, en mi familia serás bienvenida" – dijo, sonriéndome de manera amorosa y amable, borrando, con sus dulces pupilas, todo posible miedo que comenzaba a nacer en mí.
"Gracias" – asentí
Y Renne, explotó
"¡Entonces qué esperan para irse! ¡Largo! ¡No quiero verlas ni un solo segundo más aquí!"
Esme me jaló, llevándome hacia la salida de la cocina.
"Ya quiero ver cuántos días soportas estar viviendo en la miseria" – alcancé a escuchar las últimas palabras de mi madre.
Alice ya nos esperaba en la salida. Había escuchado todo y tenía una pequeña maletita en sus manos, la cual me ofreció con una amigable sonrisa.
"Sabía que esto pasaría dentro de poco" – dijo – "No son muchas cosas, pero, de algo le servirán"
"Gracias" – murmuré – "pero, ya no tienes por que hablar con esas formalidades. Ahora no hay de quién esconderse. Todo ha acabado"
"No" – negó, con una sonrisa – "Nada ha acabado. Tu verdadera vida empieza ahora"
"Tienes a una nueva familia, cariño" – dijo Esme, paseando sus manos por mis cabellos – "Somos nosotros"
"Muy tarde me di cuenta que la solución era ésta" – admití – "Siempre tuve miedo de dejar mis comodidades… y, gracias a ello, Edward…"
"Edward estará bien" – prometió Alice – "Y las cosas pasan a su tiempo. Ahora, vamos a casa" – anunció y me tomó de la mano.
Caminamos hacia la casita de los Cullen y ahí, Esme me ofreció asiento y una taza de té. No me había percatado de que el clima estaba demasiado templado. Sin embargo, aquel pequeño hogar resultaba cálido y reconfortante. Alice se sentó a mi lado y la mamá de mi novio frente a mí.
"Perdonen" – susurré – "Se han quedado sin trabajo por mi culpa, yo…"
"No te preocupes por eso" – se apresuró a contradecir la pequeña muchacha – "Ya nos las arreglaremos"
Esme asintió, mostrándose de acuerdo, con una sonrisa. Después, se puso de pie y camino hacia mí. Paseando sus dedos por mi mejilla
"Te ves cansada, ¿Por qué no vas a la recamara de Edward y duermes un poco? En cuanto venga mi esposo nos vamos al hospital"
Asentí, agradeciéndole su amabilidad con la mirada. Alice me acompañó y, cuando mi cuerpo sintió otra vez la suavidad de aquellas sabanas, no pude evitar volver a llorar.
Me dejé caer sobre la almohada y el pecho se me contrajo al inhalar su perfume tan fresco impregnado en ella. Sentí como las manitas de la muchacha se paseaban por mi cabello, pero casi no les tomé importancia. Cerré mis ojos – y no precisamente por el cansancio – si no por el recuerdo tan dulce que venía a mi mente de aquella tarde.
El sonido de su voz y las cuerdas de la guitarra llegaron claramente a mi memoria. Y fue su dulce voz la que me mandó al mundo de un sueño vacío…
Una amable voz me despertó. Era Esme
"Ya es hora de ir al hospital ¿Quieres quedarte descansando o nos acompañas?"
"No" – me paré enérgicamente, provocándome un mareo – "Iré con ustedes"
Cuando salí de la recamara, vi a Carlisle y la pena volvió a acudir a mis mejillas. Sin embargo, su amable sonrisa me reconfortó
"Bienvenida, Bella" – dijo, poniendo una de sus manos sobre mi hombro.
Me sobresalté cuando unos brazos corrieron en mi dirección. Poco después, comprendí que era Rose
"¡Bella!" – exclamó – "Alice me ha contado todo… ¿Cómo estas?"
"Bien" – mentí ya que no estaría bien si Edward no lo estaba - "Pero, ahora, gracias a mí, ellos ya no tienen un trabajo" – agregué, sin poderme olvidar del cargo de conciencia que llevaba
"¿Ah no?" – interrumpió Emmett, con una gran sonrisa – "¡Qué bien! Amor, ¿No crees que nosotros gozamos de exceso de suerte?" – preguntó, refiriéndose a mi amiga, quien asintió, igual, muy sonriente.
"¿A qué se refieren?" – quiso saber Alice
"Emmett y yo pensamos mudarnos a nuestra propia casa la siguiente semana" – comenzó a explicar Rose – "Y bueno, estábamos buscando a dos personas para que se encarguen de la limpieza… Para nosotros sería un gran alivio si ustedes aceptaran…"
"¿Bromeas?" – interrumpió la pequeña, sin poder ocultar su felicidad. Mi amiga y su esposo asintieron – "¡Oh! ¡Muchas gracias!"
"¿Eso quiere decir que si aceptan?"
"¡Por supuesto que si! ¿Verdad mamá?" – Esme asintió, con los ojos llorosos. Yo, por mi parte, di un enorme suspiro de alivio.
"Entonces, ya que todo esto esta arreglado, vamos al hospital. Jasper esta ahí"
Me permitieron – como siempre – ser la primera visita en entrar a verlo. Suspiré profundamente antes de entrar, aún así viviera esa experiencia un millón de veces más, nunca podría acostumbrarme al dolor de verlo así. Tomé su mano entre las mías y, aunque me había prometido el no llorar, fallé al instante.
EDWARD POV
Bella…
Eras tú, estaba seguro. Solamente tu calido contacto era capaz de darme este tipo de tranquilidad…
¿Cuánto tiempo había pasado sin tenerte a mi lado? ¿Tres horas? ¿Cinco? ¿Un minuto? No importaba… egoístamente, te quería a mi lado todo el tiempo.
Algo tibio comenzó a mojar mi mano… ¿Estabas llorando?
No, no llores mi niña, estoy bien, en serio… Estoy… bien…
Estoy despierto, pero no puedo abrir los ojos…
¿Cuánto más te fallaría, Bella?
¿Cuánto más te haría sufrir con mi debilidad?
No podía creer que no fuera lo suficientemente fuerte como para vencer el poder que me obligaba a mantenerme tan quieto. Quería moverme, quería poder secar tus lágrimas con mis dedos. ¡Maldición! Ya no quería saber que sufrías por mi culpa…
Yo no merecía tu amor cuando no era capaz de vencer a la muerte y, sin embargo, aquí estabas: a mi lado, junto a mí, con tu mano apretada a la mía…
Yo no podía permitirme ser débil teniéndote a mi lado. Yo no podía dejarme rendir por algo tan pálido en comparación al amor que te tenía… Yo no podía…
Bella…
"Bella…" – logré soltar, aunque no sabía si mi voz había sido lo suficientemente fuerte como para que me escucharas – "Bella" – volví a intentar… y apreté mi mano contra la tuya.
"¿Edward?"
Sí… quise responder, pero el aliento ya no me alcanzó y volví a caer en aquel oscuro hoyo de impotencia.
Lo siento…
"Edward… por favor…"
Perdóname…
"Edward..."
Volví a sentir fuerzas y salté de la lúgubre oscuridad que me atrapaba…
"Bella" – solté, y sentí el pecho completamente acelerado y mis pupilas se cegaron por la luz que, de un momento a otro, llegó a ellas.
Y entonces, no supe si había revivido, o había muerto, por que tuve, frente a mí, el rostro de mi ángel.
JASPER POV
"¿Estas bien?" – le pregunté a Alice mientras le tomaba las manos. Ella asintió, pero su mirada sombría no me convenció – "Dime qué pasa" – supliqué – "Tal vez te pueda ayudar"
"No tiene nada que ver conmigo" – contestó – "Se trata de Bella, me da pena el verla sufrir tanto"
Bajé la mirada y comprendí. También a mi me dolía ver a mi amiga en ese estado. Entonces, comprendí que era afortunado: al menos, tenía a la mujer de mi vida frente a mí, con la certeza de que ella también me quería. ¿Había dicho afortunado? Quizás esa no era la palabra adecuada… Quizás, DICHOSO era mejor.
"Mi hermana me contó que tú y tu madre trabajaran en su casa" – recordé y ella asintió – "Supongo que si te pidiese que, fuera de trabajar, aceptaras mi ayuda… no lo aceptarías" – aventuré
"Supones bien" – dijo, con un leve deje de molestia en su voz – "No pretendo estar contigo para que me ayudes en ese aspecto"
"Lo sé, lo sé" – interrumpí rápidamente – "Lo siento"
Ella bajó la mirada y suspiró profundamente, después, apretó mis manos y me sonrió de manera cálida.
"Sabes que te quiero, ¿no?" – preguntó – "No necesito más que eso"
Me incliné para poder rozar sus labios, pero, antes de que pudiéramos besarnos, escuchamos unos pasos aproximarse. Nos soltamos de las manos y nos alejamos un poco más. Era Esme.
"Alice, Edward ha reaccionado" – anunció y mi novia se paró de un salto y fue corriendo hacia la sala donde todos estaban.
Yo le seguí el paso de manera apresurada y, al llegar, nos encontramos con el rostro sonriente de cada uno de ellos.
"Pero, ¿Cómo fue?" – exigió saber Alice, completamente eufórica ante la noticia
Esme se encogió de hombros, su mirada y rostro resplandecían de tanta felicidad
"Se encuentra débil, pero lo peor ha pasado"
Mi novia se giró para encararme y, en un movimiento completamente inesperado, se lanzó a mis brazos y juntó su boca con la mía. Yo no opuse resistencia, pues me olvidé de que, alrededor de cinco personas conocidas, nos estaban viendo. La levanté entre mis brazos y la besé con más entusiasmo del debido.
Un fuerte carraspeó – que me imaginé era por parte de Emmett – nos trajo a la realidad.
Alice bajó la mirada, completamente sonrojada, cuando dejé su caer su cuerpo para que sus pies tocaran el suelo. Por mi parte, mi vista se dirigió especialmente hacia sus padres, quienes se encontraban con los ojos completamente desorbitados. Mi novia y yo esperamos, inmóviles, las palabras de los señores.
"Bueno… supongo que ya no debemos de sorprendernos" – soltó Carlisle, aunque su rostro estaba un poco más pálido de lo normal.
"Les aseguro que quiero mucho a Alice" – me atreví a decir.
Esme y Carlisle solo se limitaron a asentir y ya no pidieron más explicaciones. Después de todo, lo importante era que Edward, su hijo, había reaccionado al fin.
El doctor nos permitió entrar a la habitación a todos y encontramos a Bella y Edward firmemente tomados de las manos – a pesar de que él se veía demasiado cansado y débil. Ambos rostros, aunque ojerosos, se veían radiantes.
"Me alegra que estén todos aquí" – susurró el muchacho y Bella le puso un dedo sobre sus labios
"No hables..." – pidió, con voz cálida.
Él suspiró profundamente, besó gentilmente la yema que en su boca reposaba y sus labios se estiraron en una pequeña sonrisa.
"Serán solo unas cuantas palabras" – prometió y llevó una temblorosa mano a la mejilla derecha de su compañera. Sus miradas se juntaron, de una manera muy intima que, estoy seguro, no solamente yo me sentí en la necesidad de desviar mis ojos hacia otra dirección para darles privacidad – "Bella, ¿Aceptarías ser mi esposa?"
Todos volvimos la vista en dirección a la pareja y notamos como las lágrimas se resbalaban de ambas mejillas
"Si…" – aceptó ella, sin vacilación alguna, y Edward, volvió a caer inconciente.
viernes, 6 de agosto de 2010
Tan lejana como una estrella
Publicado por anita cullen en 21:06 1 comentarios
Etiquetas: Tan lejana como una estrella
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