Cap.10.-Primera noche,Primeros conflictos.
ESME POV
"Te vamos a extrañar mamá" – dijeron mis niñas mientras se despedían de mí. No pude evitar llorar, estaba tan feliz, pero me daba melancolía el dejarlas, aun así fueran tan solo tres semanas.
Algo me inquietaba en la actitud de Rose. Estaba a punto de preguntarle qué pasaba, cuando los muchachos se acercaron a despedirse, me había encariñado con los tres como si de mis hijos se trataran, ¿Cómo no? Si eran jóvenes tan especiales como su padre. Al menos, quedaba tranquila de que mis hijas no iban a quedar solas y al cuidado de tres caballeros
"Doctora Swan, muchas felicidades" – decía la voz de doña Armelia Linares, una señora de edad, a la cual se le conocía, especialmente, por lo "comunicativa"
"Gracias doña Armelia" – contesté sonriente.
"Esme, cariño" - llamó Carlisle mientras se acercaba y saludaba a la señora – "ya es hora, don Pancho nos espera en el carro…"
"¡¿Se irán de luna de miel?!" – preguntó doña Arme alarmada, como si la afirmativa a tal pregunta ocasionaría un desastre mundial. Mudos ante la actitud de la señora, Carlisle y yo nos limitamos a asentir.
"¿Y dejaran a sus hijos solos, en la misma casa?" – preguntó de nueva cuenta - "No debería de arriesgarse de tal manera" – aconsejó
"¿A qué se refiere?" – quiso saber mi esposo quien estaba igual de extrañado que yo por la repentina tensión. La señora nos miró varios segundos con semblante serio, cruzando su desaprobatoria mirada con la nuestra y después se acercó más hacia nosotros, como si nos fuera a decir un secreto de vida o muerte
"Doctora Swan, ¿Acaso no se ha dado cuenta que tiene tres hijas hermosas y en plena adolescencia?" – asentí nerviosa, ¿Qué tenían que ver mis hijas en todo esto? – "Doctor Cullen ¿Y usted no se ha dado cuenta que tiene a tres jóvenes y apuestos hijos?" – mi esposo asintió también, con el mismo semblante que el mío. La señora aguardó otro momento más para seguir hablando – "¿Y no se han puesto a pensar que entre SUS hijas y entre SUS hijos podrían pasar cosas obscenas al estar solos en la misma casa?"
En ese momento no sabía si reír o enojarme, y sabía perfectamente que Carlisle sentía lo mismo. Finalmente, optamos por reír, la situación era absurda
"Doña Armelia" – dije sonriente, conteniendo una gran carcajada – "no tiene por que preocuparse de lo que pueda pasar entre mis hijas y los hijos de mi esposo, ellos se miran solo como verdaderos hermanos y amigos…"
La señora no discutió y tras despedirse y desearnos "buen viaje" se retiró. En cuanto quedamos solos, por un extraño reflejo, Carlisle y yo giramos nuestro rostro en dirección en donde se encontraban nuestros hijos. La escena parecía una convivencia sana y amistosa, de hecho, ellos se percataron de nuestras miradas y sus sonrisas eran completamente tranquilizadoras. Después, en un acto sincronizado, agitamos la cabeza en gesto de negación, desechando la idea que doña Armelia había querido depositar.
"¿Tú crees que pueda pasar eso?" – cuestioné a mi esposo mientras nos dirigíamos hacia el aeropuerto.
"No hay imposibles en esta vida, pero dudo mucho que pueda pasar algo así" – contestó divertido – "Conforme veo la situación, nuestros hijos tienen más ganas de mutilarse y no de besarse"
Reímos y con aquello dejamos aquella plática. Realmente era exagerado llegar a pensar en algo así…
ALICE POV
Los cinco dimos un profundo suspiro en cuanto vimos a nuestros padres desaparecer por la puerta, más de dos horas cuidando que nuestra hermana no se diera a lucir con nuestros padres, había resultado extenuante para todos.
¿Quién se iba a imaginar que mi hermana se embriagaría justo el día de la boda de mi madre? De haberlo sabido, no abría ordenado bebidas alcohólicas. Ayudé a Bella a equilibrar a mi hermana en la silla, de la cual se resbalaba hacia los lados o hacia el frente, cada cinco minutos. Ahora, teníamos que cuidarnos de doña Choni y de don Pancho, de quienes habíamos quedado a cargo.
"Creo que deberíamos irnos ya a la casa" – propuso Edward al ver como mi hermana estaba prácticamente desplomada sobre Bella, quien su cara de sufrimiento y angustia resultaba realmente cómica
"¡¿Qué?!" – exclamó Rose repentinamente haciéndonos brincar de nuestros asientos – "¿Irnos?" – todos la quedamos viendo – "¿Irnos?" – volvió a preguntar tambaleándose – "¿Por qué?"
"La fiesta ya terminó, además mírate como estas" – replicó Bella tratando de equilibrarla
"¡¿Borrachia?! ¡Ja! ¿Yo… borrachia?!" – Reprimí una sonrisa ya que la actitud autoritaria de mi hermana se había desboronado por completo aquella noche, gracias a que no podía, si quiera, mantener su vista fija en algo.
"Si Rose, estas BO – RRA – CHA" – deletreó mi hermana con voz contenida al momento en que intentaba ponerse de pie aun con el peso de mi hermana aun sobre ella
"¡Ash, Bella!" – replicó Rose – "de veras que erez una agua… fiestaz"
"Si Rose, soy todo lo que quieras, pero por favor, ponte de pie, ¿Podría alguien ayudarme?"
Los chicos se hicieron cargo de ella, tuve que entretener a doña Choni y a don Pancho para que no se dieran cuenta de que mi hermana era prácticamente arrastrada por el salón.
- "Está bien mi niña" – dijo doña Choni con voz dulce – "don Pancho y yo llegaremos en cuanto todos se hayan ido."
Bella y Rose se fueron en el carro de Emmet, mientras Jasper, Edward y yo, nos fuimos en el auto del segundo. En cuanto llegamos, corrí hacia el carro en el que venía mi briaga hermana para ayudar a bajarla, pero en cuanto abrí la puerta, esta se desplomó sobre mí
"¡Alice!" – exclamó Jasper mientras se acercaba corriendo para ayudarme –"¿Estas bien?" – preguntó en cuanto logró quitarme el cuerpo de mi hermana de encima
"Si… creo que me lastimé el tobillo" – contesté con el poco aire que me había quedado
"Emmet, ¿Podrías subir a Rose a su recamara?" – pidió Bella
"¿Segura que no sufre ataques de agresividad estando en este estado?" – cuestionó divertido el mayor de los Cullen mientras recogía, sin mucho esfuerzo, el cuerpo de mi hermana entre sus brazos.
EMMETT POV
En cuanto la acomodé en la cama Rose abrió los ojos. Por un momento se quedó sumergida en sus pensamientos, analizando la situación, el lugar y la compañía
"¿Qué haces tu en mi recamara?" – preguntó con voz poco comprensible, no pude evitar reír
"Te traje cargada por que no puedes ni caminar" – contesté
"No necesito de la ayuda de nadie" – era curioso ver como aun así de borracha su orgullo no se doblegaba. No quise discutirle en aquellos momentos, un silencio invadió aquel cuarto. Rose clavo sus ojos en los míos, su mirada brilló aun en la oscuridad, una chispa la cual había tenido hoy en el jardín de la casa, por lo que debí de haber intuido que algo no muy bueno se le había cruzado por la mente.
Acomodó su cuerpo en la cama para quedar sentada, su mirada seguía fija en mí y sus manos se dirigieron hacia la parte trasera de su cuello, en donde estaba el amarre de su vestido. Debí haber supuesto que buscaría venganza por mí actitud para con ella en el baile, debí de haber imaginado que habíamos iniciado un juego peligroso, en el cual yo tenía mucho más que peder, pero en ese momento mi mente se nubló al ver que se había desatado el amarre del vestido y lo único que podía pensar era que, en el momento que ella quisiera, este caería de su cuerpo.
"Así que, te gusta acariciar mi espalda" – no entendía como era capaz de tener una voz sensual pese a estar bajo los efectos del alcohol – "¿Por qué no mejor acaricias algo más que eso?"
Me quedé estático por un momento, ¿Qué le podía contestar? Su fría y calculadora mirada me gritaba que todo esto era por venganza, una dulce venganza. Lo que ella quería era verme vencido ante sus pies…
¡Maldita rubia vanidosa y prepotente!...
… A la cual ya me encontraba besando.
ROSE POV
Sus labios se sentían calidos e insistentes sobre los míos. Esto no estaba en mis planes, sabía que tenía que parar si no le quería dar el gusto a ese de creer que en realidad me había gustado besarlo… por que se iba a llevar una idea más que equivocada…
Era una ventaja el que estuviera bajo los efectos del alcohol, una justificación más que perfecta para mi actitud, ahora, lo que quedaba era alejar mis labios de los suyos.
"¡Emmet!" – la voz de Edward logró hacer lo que yo no pude, e intenté, durante no sé cuántos minutos
"¡Edward!" – articuló Emmet con voz entrecortada cuando sus labios se separaron de los míos
"¿Qué se supone que es esto?" – quiso saber nuestro espectador, quien ahora se encontraba frente a nosotros. En aquel momento recordé que mi vestido estaba desatado, la mayor parte de mi conciencia había regresado ya. Pero por algún motivo, no me preocupó lo que pensara Edward, si no lo que pensaba Emmet.
Debía, de algún modo, borrar los malos significados que el mayor de los Cullen se podría haber planteado tras haberlo besado, ¿Y si el había tomado ese beso como alguna confesión de amor? No podía permitir que pensara aquello. Ante el terror de aquella posibilidad, mi mente maquinó rápidamente…
Se suponía que yo estaba totalmente ebria (aunque ahora ya solo quedaba el leve mareo) así que movida por una desesperación de "arreglar" mi error me aventé a los brazos de Edward y lo besé.
Debo admitir que el beso no fue nada bueno, en primera parte, por que Edward estaba igual de tenso que yo y sus labios no se habían abierto para corresponder los míos. Y segunda, ninguno de los dos habíamos cerrado los ojos, (en pocas palabras, no había ningún mínimo sentimiento que hiciera real la escena), lo cual me hizo desesperar, un beso así, ni yo me la creía, mucho menos se la iba a creer Emmett. "Esto necesita un poco de pasión" (la pasión que había sobrado con su hermano) me dije y tumbé a Edward en la cama, sin dejar de besarlo (si a eso se le puede llamar beso), rezando por que aquello hubiera sido suficiente para convencer a Emmet de que todo lo que él se hubiera podido plantear era erróneo.
"¡Rose! ¡Edward!" – Edward me aventó lejos de él, al escuchar la voz de mi hermana.
Me quedé sin palabras. Emmet estaba en el umbral de la puerta, con el rostro descompuesto en una mueca que no lograba comprender, y a su lado: Bella. Sus ojos color chocolate viajaron de Edward hacia mí, varias veces, y después centellaron como lumbre al posarse fijamente en mi vestido desamarrado.
"Eres un puerco sin vergüenza" – siseó contra Edward mientras caminaba hacia él
"Bella, no es lo que pien…" - comenzó a decir mi victima
"¡Sal de aquí, rápido!" – ordenó mi hermana. Me sentí fatal al no poder defender a Edward, pero admitir la verdad era admitir mi derrota frente a Emmet – "Rose, ¿Estas bien?" – preguntó mi hermana con aquella actitud protectora que la hacía parecer nuestra madre – "¿Se aprovechó de ti?..."
"No" – me apresuré a decir, al menos había una forma de quitarle un poco de culpa al pobre de Edward – "yo estaba de acuerdo en besarlo… Me gusta Edward, me gusta mucho"
Mi hermana no discutió, se limitó a acariciar mi rostro y darme un beso en la mejilla tiernamente, aunque su rostro estaba serio y su mirada aun relampagueaba de ira.
"Descasa" – recomendó y luego se volteó hacia Emmet quien seguía parado en el umbral de la puerta – "¿Podrías quedarte con ella hasta que se duerma?" – preguntó con un acento el cual daba a saber que toda su confianza estaba, en aquellos momentos, depositada en él.
Lo irónico de la situación me dejó sin poder protestar. Bella salió de mi habitación, dejándome sola con al Cullen que realmente debería de tener desconfianza…
EDWARD POV
"¡Un depravado! ¡Eso es lo que eres!" – acusaba Bella en voz baja para que Jasper y Alice no escucharan – "¿Cómo te atreves a aprovecharte de mi hermana en su condición?"
"¡Yo no me aproveche de tu hermana!" – intenté defenderme, aunque la situación en la que Bella nos había encontrado indicaba lo contrario. Por supuesto, yo no estaba dispuesto a decirle la verdad, sería completamente descortés y de poco hombre decirle "¿Sabes? Tu hermana fue la que se abalanzo sobre mí y me beso" además de que, lo más seguro era que Bella ni siquiera me creyera…
"¡¿Me crees estupida?!... ¿Cómo pudiste Edward? ¿Por qué no puedes ser ni la mitad de lo que son tus hermanos? Deberías de aprender algo de ellos, que buena falta te hace" – Aquello me ofendió. ¿Quién era ella para decirme que hacer?
"Me importa poco lo que pienses de mí" – dije de manera fría y cortante, (aunque parte de mí gritaba que le había mentido), no entendía la desesperada necesitad que sentía en aquel momento de que me creyera, de borrar ese mal entendido de su cabeza
"Que bien, por que ¿Qué crees? No desgasto mis neuronas pensando en ti. Aquí lo me preocupa es mi hermana" – su mirada era fría, fija y… tentadora. Empuñé mis manos ante el repentino deseo que había nacido en mí. Absurdo, pensé
"Bien" – dije sin poder despegar mi mirada de la suya
"Cuidado le haces daño a Rose" – advirtió.
"A Rose la veo como una amiga, una hermana" – confesé de manera desesperada e inocente (la inocencia que de verdad tenía). Una sonrisa sarcástica se le dibujo en sus labios
"¿Una hermana? Que rápido cambian tus sentimientos, hace un mes nos aborrecías" – respingué al oír su acusación. Era la primera vez que me lo decía abiertamente, y el solo recuerdo de mi falta de cortesía para con Esme me avergonzaba – "hace unos minutos te querías aprovechar de ella" – trabé los ojos, ¿Cómo hacerle ver que todo había sido un mal entendido? – "y ahora, la ves como una hermana… ¡Que tierno!" – su voz nadaba en el sarcasmo puro.
Le fruncí el ceño y empuñé aun más mis manos, debía separarme de Bella cuanto antes. Aquella ansia estaba adquiriendo forma y significado y se estaba tornando peligroso
"Si ya terminaste, me voy" – anuncié dando media vuelta
"Eres un cobarde Edward Cullen" – aquellas palabras me trajeron de regreso. Esas palabras se habían pasado de la raya
"¿Qué dijiste?" – mi voz salió afilada, sin embargo ella no se cohibió
"Que eres un cobarde. No le has pedido ni una sola disculpa a Esme por como la trataste los primeros días y no eres capaz de admitir que te aprovechaste del estado de mi hermana para besarla, al contrario, te despojas de toda responsabilidad diciendo que la vez como una hermana… ¿Y sabes qué?"
"¿Qué?" – pregunté desafiante. Nuestros rostros estaban a pocos centímetros que podía sentir su aliento
"Pensándolo bien, si he llegado a pensar en ti…" –mi expresión se descompuso por un momento – "…como alguien totalmente insoportable" – aquellas palabras rozaron más que mi piel
"Que bien, por que el sentimiento es reciproco" – dije con todo el despecho que creció en mí en aquel momento. Antes de que pudiera decir más, Bella se retiró, no sin antes regalarme la mirada más fría que alguien me hubiera podido dar en toda la vida
ALICE POV
"¿Segura que no quieres que te cargue?" – preguntó Jasper por tercera vez al notar mis gestos de dolor al caminar
"Está bien Jazz" – respondí. Nos paramos debajo de las escaleras y por primera vez, me parecieron muy largas. Mis pies se despegaron repentinamente del suelo, provocando que emitiera un grito ahogado
"No quiero que te lastimes más" –
"Peso más de lo que te imaginas" – dije sin verle a los ojos, el solo hecho de estar en los brazos de Jasper ya suponía estar completamente nerviosa. No necesitaba más de aquella sensación
Nos topamos con Edward quien llevaba cara de pocos amigos, nos había ignorado y se dirigía hacia su recamara. No nos atrevimos a preguntarle qué le pasaba. Al llegar a la entrada de mi recamara, Jasper me bajó con delicadeza, pero mi pie en realidad me lastimaba y me desequilibré lo suficiente como para atraer su cuerpo hacia el mío. Nuestros rostros estaban a pocos centímetros y un cosquilleó recorrió mis estomago hasta llegar a mis piernas. El aire me faltó cuando noté que el rostro de Jasper estaba cada vez más cerca del mío.
Los nervios se apoderaron de mí. ¿Jasper iba a besarme? Jamás había besado en la boca a un niño antes, (vaya, jamás había tenido novio ya que, hasta que conocí a Jasper, no me había interesado nadie). ¿El vago sueño que tuve despierta mientras bailaba con Jasper (que en aquel momento se me hizo imposible de cumplir) se convertiría en realidad? ¿Sería posible que Jasper sintiera lo mismo que yo por él? Tal vez todo esto no era lo que pensaba…
Mi corazón estaba palpitando alocadamente, provocando al fin que me olvidara de todo pensamiento y que mis ojos se comenzaran a cerrar instintivamente mientras mis pies se ponían de puntitas para romper la distancia que nos separaba, podía sentir su aliento calido en mi rostro…
"¡Ya llegamos!" – el repentino anuncio de llegada de Doña Choni y don Pancho nos hizo saltar. Jasper se alejó de mí con la mirada baja y yo no pude moverme de la entrada de mi cuarto
"Que descanses… ojala se te quite el dolor de tobillo" – dijo al fin, y ciertamente no era lo que esperaba que dijera, con lo cual fue fácil suponer que "lo del beso" había sido una mal interpretación por parte mía
"Igual tu" – respondí tratando de esconder la desilusión de mi voz y adentrándome a mi habitación
JASPER POV
Aun podía sentir aquel cosquilleo en mi estomago. ¿Era posible que Alice estuviera dispuesta a corresponder el beso que quería darle? Imposible. Bendito el cielo, doña Choni y don Pancho que impidieron lo que tenía pensado hacer. Ya que lo único que iba a provocar era que Alice se distanciara de mí por mi atrevimiento.
Era de locos el pensar que una niña tan divina como Alice me correspondería. A ella, seguramente le gustaban los chicos más divertidos y menos cohibidos que yo. Definitivamente no tenía ninguna posibilidad.
Me acosté en mi cama, con su rostro invadiendo mi mente. Jamás había sentido todo esto por alguna niña. Solo había tenido una novia, con la cual mis hermanos me habían comprometido sin mi consentimiento. Los besos con aquella muchacha habían sido… extraños (por no decir desagradables). Desterré el recuerdo rápidamente ya que me resultaba traumatizante y llevé de nuevo mi mente al rostro de Alice…
Tuve un sueño…
Alice era la protagonista, su cabello era una larga cascada que caía sobre su espalda. Se veía tan hermosa y fina, como un hada. Sus ojos habían cambiado el color negro por un dorado enigmático, que hacia más profundo el brillo de su mirada tierna. Su vestido negro contrastaba de manera perfecta con la palidez que la luna plateada le otorgaba a su terciopelada piel. Danzaba ágil y delicadamente sobre las tierras de un bosque, rodeada de frondosos árboles de hojas que adquirían un color azulado por la magia de la noche… danzaba y danzaba entre la neblina, alegrando con su canto la melancolía y soledad de aquel hermoso lugar…
El sonido del despertador me trajo a la realidad…
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Cap.11.-No te enamorarás de tu hermanastro.
ROSE POV
Me levanté con un sobresalto de mi cama. La cabeza me dolía terriblemente, cerré los ojos en un acto reflejo y en ese preciso momento vinieron los embarazosos recuerdos de la noche anterior. Emmet, Edward… Bella.
Sabía que el primero me iba a ignorar de la misma manera de ayer después de que Bella se marchara de la recamara; con el segundo, simplemente no tenía cara para verlo, ¿Qué se suponía que le iba a decir a Edward en cuanto lo viera? "Edward, lamento haberte besado ayer… no estuvo mal, pero no lo tomes en serio, veras no quería que Emmet se forjara cosas en su mente que no son y decidí besarte para que le quedara muy claro que no me interesa…" absolutamente no habían palabras para dirigirme hacia él. Y Bella… Ella era quien más me preocupaba, ya podía ver la acusación en sus ojos color chocolate y obviamente, tenía que darle una explicación.
Cavilé la posibilidad de quedarme todo el día dentro de mi recamara, pero, de todas formas, Bella subiría a verme… me levanté con la máxima resignación que fui posible (aún con el dolor de cabeza) y me miré al espejo. Era una vergüenza. Mi cabello estaba hecho un desastre y la borrachera de anoche había dejado secuelas en mi demacrado rostro. Cogí mis cosas para darme un baño y me dirigí hacia la puerta a hurtadillas, era muy temprano como para enfrentarme a cualquiera de los tres primeros mencionados. El pasillo estaba vacío. Salí corriendo de mi habitación y me escabullí hacia el baño
"¡Ey!" – oh no, por favor, él no. – "¡¿No te enseñaron a tocar la puerta cuando en una casa hay baños compartidos?!"
Desconozco la fuerza que me hizo girar para encontrarme a Emmet detrás de la cortina de la regadera solo con la cabeza por fuera, el agua escurría de su cabello oscuro y quebrado
"Es tu culpa, deberías de poner seguro" – me defendí. Sentí que mi rostro enrojeció por completo cuando, tras un par de segundos, Emmet salió tapando solamente la parte de abajo con una toalla. Tardé más tiempo del necesario el girar mi rostro para dejar de ver su musculoso pecho
"¿Qué?" – preguntó divertido al ver mi reacción – "¿Nunca has visto a un hombre semi desnudo?"
"Lárgate, Emmet. Me voy a bañar" – logré decir con dureza
"¿Qué tal la cruda?" – preguntó ignorándome
"No te importa" -
"Ten cuidado en no emborracharte estando sin cuidado de alguien" – dijo con voz afilada – "el alcohol te vuelve… indecisa" – lo miré desafiante, con la mandíbula tensa. Lo peor es que el comentario no dolió por otra razón que no fuera que ÉL precisamente pensara eso de mí
"Yo no tengo culpa de que te ilusionaras conmigo" – dije con voz petulante. Una sonrisa burlona y descarada curvó sus labios
"¿Ilusionarme?" – rió secamente – "Te equivocas, Rose. Lo que me preocupa es Edward" – me tensé al escuchar aquello – "espero sea inteligente por que una novia como tu podría engañarlo hasta con su mismo hermano"
Me dieron unas ganas enormes de pegarle una bofetada, pero no encontré fuerzas para mover ninguna de mis manos. La mirada de Emmet era helada, distante, como nunca antes la había visto.
"Te encantaría ser ese hermano, ¿Verdad?" – fue lo único que pude decir. Emmet no contestó. Se limitó a abrir la puerta del baño, ignorando mi pregunta
"¡Rose! ¡Emmet!" – la voz alarmada era de alguien mucho peor que Bella, Alice, Jasper, incluso peor que Esme o Carlisle: Doña Chonita
"Doña Choni… no es lo que cree" – se apresuró a decir Emmet
"¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios!" – exclamaba la señora sin poder decir algo más.
"Doña choni" – comencé a decir temerosa de que sus alaridos llamaran a Bella – "tranquilícese, por favor. De verdad, lo que usted esta pensando no es…"
"¡Entonces díganme qué hacia Emmet desnudo junto contigo en el baño!" – soltó exasperada
"A este baboso se le olvidó cerrar la puerta con llave" – comencé a explicar rápidamente, ignorando la mirada asesina de Emmet por nombrarle de tal forma – "yo pensé que no había nadie y abrí la puerta sin tocar, entonces me lo encontré…"
"¡¿Lo miraste en pelotas?!" – interrumpió Doña Choni
"¡No!" – gritamos Emmet y yo al unísono
"Doña Choni" – dijo Emmet con voz tranquilizadora – "fue un accidente, de veras, ¿Usted creería que Rose y yo pudiéramos faltar el respeto a nuestros padres y a nuestra casa de tal manera?" – preguntó con ojos de borrego a medio morir. Reprimí una sonrisa. Si supiera lo que paso ayer pensé para mis adentros mordiéndome el labio inferior, contemplando como la expresión de doña Choni se suavizaba conforme veía a Emmet
"Tienes razón, hijo" – dijo la señora con un suspiro de alivio – "discúlpenme… una vieja como yo tiene el cerebro cochambroso"
Emmet y yo sonreímos con exagerada inocencia
"Bueno… yo me voy a bañar" – anuncié cuando vi las cosas ya en completa calma
Doña Choni se marchó junto con Emmet y yo tomé una ducha con agua caliente que relajó mis músculos. Debajo del agua, mi pensamiento no se podía ir a otra parte que no fuera en lo que Emmet me había dicho y en lo que le tenía que decir a Bella dentro de poco.
Cuando no pude retrasar más mi baño salí disparada de nueva cuenta hacia mi recamara. Me vestí y me preparé psicológicamente para bajar hacia la cocina, en donde seguramente me encontraría, tarde o temprano, con alguna de mis hermanas o de los muchachos.
El estomago se me revolvió cuando visualice a Edward sentado en el desayunador, con la mirada perdida, ni si quiera se había dado cuenta que yo estaba frente suyo.
"Hola" – saludé tímidamente sin verle a la cara
"Hola" – respondió. Su voz no tenía ningún estibo de enojo o cualquier emoción. Fijé mi vista en él y me sorprendía al darme cuenta que su mirada seguía ida hacia la ventana, viendo a la nada
"Edward ¿Te sientes bien?" – pregunté posando mi mano en la suya, haciéndolo volver a la realidad, sus ojos se clavaron en los míos
"Perdón, Rose. No sabía que eras tu" – dijo, ahora su voz si sonaba un poco molesta
"Edward yo… te quiero pedir una disculpa por lo de ayer… no quiero que esto se mal interprete, en serio no sé como disculparme… ¿Hay algo que pueda hacer para que olvides lo que paso anoche? "
Edward me miró fijamente varios segundos antes de contestar:
"Yo no te pido que me digas los motivos que te movieron a actuar de tal forma, ni tampoco estoy pensando cosas que no hubieron en aquel… beso. Así que no te preocupes por que yo pueda mal interpretar lo de anoche, yo sé que no fue por que te gusto o sientas algo por mí… lo que si te pido es que expliques a Bella lo que pasó, ella cree que yo tuve culpa…"
"¿Te dijo algo?" – pregunté preocupada. Sabía que cuando de defendernos se trataba, Bella era una fiera. La expresión de Edward se descompuso por un breve momento en un gesto triste, distante y después se torno serio y frío
"No es que lo que tu hermana piense de mí me importe, solo que no quiero que me vuelva a hablar de la manera en la que lo hizo anoche" – asentí y él me dedicó una sonrisa
"Hablare con Bella" – prometí – "y de nuevo, te pido una disculpa – dije antes de subir por las escaleras"
BELLA POV
"Bella, ¿Puedo entrar?" – preguntó Rose al otro lado de la puerta.
"Adelante" – indiqué fijando mi vista en la puerta. Rose entró con la mirada gacha. Sabía lo que le esperaba. Le indiqué con un gesto que se sentara a mi lado en la cama y ella obedeció – "¿Y bien?" – pregunté cuando estuvo a mi lado. Ella levantó su vista, para después bajarla apenada, cohibida.
"Vengo a decirte la verdad" – susurró, yo esperé, sin suavizar mi gesto – "Edward no tuvo culpa alguna… no debiste agredirlo sin saber antes la verdad…"
"¿Ah no?" – pregunte con irónica incredibilidad – "Rose, estabas borracha, si él quería besarte bien pudo ser en otra ocasión en la que estuvieras en tus cinco sentidos…"
"¡Es que él no me beso!" – soltó dejándome muda por un instante
"¿Cómo que él no te beso?" – Rose dudó unos segundos antes de continuar
"Yo lo besé, anoche no quise decirte la verdad por que Emmet estaba ahí y yo besé a Edward para…" - Rose se debatía para continuar mientras yo la incitaba con la mirada – "bueno es que yo me había besado con Emmet segundos antes y no quería que él mal interpretará las cosas, en eso apareció Edward y fue lo único que se me ocurrió en aquellos momentos…"
La miré por largo rato, sin dar crédito a lo que había oído de labios de mi hermana
"¿En serio?" –
"¡Que si, Bella!" – exclamó desesperada y apenada – "Edward no tuvo nada, absolutamente nada de culpa… con decirte que ni el beso me correspondió"
Me quedé otro largo rato sin decir palabra alguna, recordando la manera tan grosera e insultante con la que le hablé anoche
"Creo que le debes una disculpa" – dijo Rose, provocando que alzara mi vista alarmada. La idea de pedirle disculpas a Edward Cullen no estaba en mis planes cercanos o futuros. Aún así sabía que Rose tenía razón
"Dime por qué besaste a Emmet" – quise saber repentinamente y tratando de cambiar la platica sobre Edward. Sentí que mi hermana se tensaba al escuchar la pregunta – "¿Hay algo entre tu y él?"
"¡Bella! ¡¿Cómo se te ocurre?!" – exclamó levantándose de la cama, ¿Era mi imaginación o se había puesto nerviosa? Un leve toque de nudillos en la puerta despistó mi atención
"¿Bella, Rose, están ahí?" – la voz del otro lado de la puerta era de Alice. Rose suspiró
"Pasa enana" – indicó mi hermana mayor
Alice entró por la puerta y sus ojos negros nos miraban extrañados
"¿Están peleando?" – preguntó
Rose y yo negamos y nos apresuramos a contarlo lo ocurrido hasta que ella llegará. Ella nos escuchó con atención, expresando sus emociones con sus delicados gestos
"¿Entonces te gusta Emmet?" – inquirió de forma irracionalmente feliz. La idea parecía consolarla de alguna manera
"¡No!" – contestó Rose. Alice frunció sus cejas en forma de incomprensión
"Alice" – dije – "nosotras no podemos fijarnos en los Cullen"
"¿Por qué?" – preguntó mi hermana y su cantarina voz se escuchó triste
"Por que ahora somos familia" – contestó Rose apresuradamente
"Pero políticamente" – discutió Alice con voz aun más triste
"Eso no importa" – dije – "los Cullen no nos pueden gustar" – traté de no morderme la lengua al mencionar aquello
"¡Claro que no!" – acordó Rose. Talvez me estaba volviendo loca, ¿O realmente su tono de voz daba a entender que ella tampoco estaba muy segura de sus palabras?
"Supongo que… tienen razón" – admitió Alice
Los rostros de mis hermanas me tenían desconcertada. No sabía que mi inconciente culpa por encontrar a Edward atractivo fuera capaz de distorsionar sus rostros ante mis ojos de tal forma para que yo no me sintiera la única culpable por no ser sincera ante aquellas palabras antes mencionadas
"¿Edward esta abajo, verdad?" – pregunté para deshacerme de la absurda idea de que mis hermanas también sintieran algo más allá que una amistad por alguno de los hermanos Cullen. Rose asintió y yo salí de mi cuarto dejando a mis hermanas atrás
Lo busqué con la mirada conformé iba bajando las escaleras. Se encontraba sentado en el sillón, viendo un programa de televisión. Me debatí entre si ir o no. Caminé a paso lento hacia donde él estaba, sabía que ya se había percatado de mi presencia por que sus ojos se dirigieron fugazmente en mi dirección para después centrarlos obstinadamente en el aparato comunicativo. Me planté a un lado de él
"Quiero hablar contigo" – pedí sin tratar de sonar cordial o arrepentida. No contestó, así que continúe – "Rose me dijo lo que paso… supongo que me precipité en culparte, aunque tu también debiste de haberme dicho la verdad…" - Edward parecía no escucharme, sus ojos seguían fijos en aquel estupido programa, lo cual me enfureció. Tal parecía que estuviera hablando sola. Exasperada, tomé le arrebaté el control de sus manos y apagué el televisor. Él giró su rostro para verme ceñudo
"¿Se puede saber por qué haces eso? ¿No me puedes dejar en paz un solo segundo?" – el filo de su aterciopelada voz hicieron que por un momento mi expresión se descompusiera
"Te estoy hablando y haces como si no existiera" – me quejé – "vengo a pedirte disculpas y tu…"
"¿A eso le llamas tú una disculpa?" – interrumpió alzando levemente la voz y acercándose más a mí en gesto desafiante. La cercanía de su rostro descompuso mis pensamientos
"No querrás que me hinque" – dije desviando mi mirada de la suya
"No estaría mal… eso te enseñaría a no ser tan impulsiva"
"¡Discúlpame pero cualquiera hubiera pensado lo que yo pensé al ver semejante situación!" – solté ya enojada por su actitud
"Pues por esa gente "cualquiera" habemos quienes pagamos platos que no hemos roto" – alegó
"¡Eres insoportable!" – exclamé levantándome del asiento y girando mi cuerpo para retirarme. No tenía caso el seguir queriendo tratar con alguien tan irritante como Edward. Su mano se aferró a mi brazo, impidiéndome seguir con mi retirada
"¿Qué haces?" – pregunté en un contenido susurro
"Me debes una disculpa" – dijo sin soltarme
"Te la estaba pidiendo y no la aceptaste" – recordé
"Por que ya te dije que esa no es la forma de disculparse"
"Seguramente tú eres buenísimo en ello ¿no?" – inquirí alzando mi barbilla. Se me había olvidado un punto importante. Un punto a mi favor – "Dime, Edward, ¿Cómo le pediste disculpas a mi mamá por haberla tratado tan duramente los primeros días en que la conociste?"
"¡Eso no tiene nada que ver!" –
"¡Claro que tiene MUCHO que ver! ¡Y pensándolo bien, no te debo ni una sola disculpa!" – dije tratando de zafar mi brazo de su mano. Comenzamos un forcejeó, yo por liberarme y él por no dejarme ir. No me dí cuenta en el momento en que caímos en el sillón. Yo encima de él, con nuestros rostros a pocos centímetros
Sentí sus manos sobre mi cintura y su aliento rozando mis labios. El corazón se me aceleró de una manera que, sabía yo, no era correcta al tener sus ojos verdes clavados en los míos. Sabía que debía de pararme, alejarme de su cuerpo, pero ninguna de parte de mí se quería separar de él
"Pídeme una disculpa" – ordenó firmemente con un susurro. Eso sirvió para darme un poco de conciencia para alejarme de él al fin.
"No" – fue lo único que dije antes de retirarme, aun con el corazón latiendo desesperadamente
ALICE POV
"los Cullen no nos pueden gustar" "Por que ahora somos familia"…
Las palabras de mis hermanas resonaban en mi mente a cada segundo… ¿Entones realmente estaba MUY mal que me gustara Jasper? Me preguntaba.
Decidí salir al jardín para que nadie me viera. Había una pequeña llovizna por lo que dudada mucho el que mis hermanas se atrevieran a salir a esta parte de la casa, no quería que me vieran triste sin motivo aparente. Me senté en el césped, abrazando mis piernas con mis brazos y sintiendo las heladas gotitas de agua que caían sobre mí.
¿Por qué tenía que ser Jasper, el primer chico que me gustara realmente, mi hermanastro? De todas formas, no tendrías oportunidad con él me recordé. Cerré mis ojos recordando lo que había pasado ayer en la noche. Sentí mariposas en mi estomago al recordar su rostro tan cerca del mío.
Tenía que dejar de sentir todo eso por él. Mis hermanas tenían razón. ¿En qué cabeza cabe que el destino una a dos personas para enamorarse a través del matrimonio de sus padres? Eso era imposible. Irreal.
"Al, ¿Qué haces aquí?" – preguntó la voz de mi tortura. No me atreví a verlo a la cara – "¿Te sientes bien?" – volvió a preguntar
Yo asentí.
"¿Te pasa algo? ¿Estás triste?" – su suave voz sonaba alarmada. Quería componer mi expresión para no preocuparlo, pero el tenerlo cerca y saber que me gustaba más de lo apropiado me entristecía de una manera que jamás había sentido antes
"Estoy bien" – contesté mientras él se sentaba a mi lado. Olvidándose de la lluvia – "es solo que… quería pensar un poco y la lluvia parece que ayuda a relajar mi mente"
"¿Te preocupa algo?" –
"No" –
"¿Estas enojada conmigo o…?"
"¡No!" – interrumpí. ¿Cómo se le podía ocurrir algo semejante? Sus ojos color miel se clavaron en los míos
"No me gusta verte triste…" - susurró mientras levantaba su mano y rozaba mi mejilla. Sus ojos seguían clavados en los míos. No pude evitar derramar una pequeña lágrima, (que no paso desapercibida para él) en cuanto pensé que la miel de sus ojos solo me miraría como una hermana, nada más.
"Alice" – musitó alarmado, acercándose a mí y atrapando mi rostro entre sus manos – "¿Por qué lloras? ¿Te duele algo? ¿Extrañas a Esme? ¿Te hicieron algo…?" – yo negaba levemente la cabeza mientras me convencía de que aquella desesperada preocupación no me decía nada sobre algún sentimiento que correspondiera al mío.
"Alice, dime que te pasa ¿Puedo ayudarte en algo?" –
Lo miré varios segundos, mientras un dolor, que jamás había sentido antes, recorrió mi pecho
"Abrázame" – pedí quedamente mientras inclinaba mi rostro para ver el césped. Un breve silencio nos invadió antes de que sus manos se depositaron suavemente sobre mis hombros y me jalaran hacia él. Acomodé mi cabeza sobre su pecho y cerré los ojos cuando su mano se pasó tiernamente sobre mi cabeza.
Pasamos varios segundos sumergidos en nuestros pensamientos…
"Te quiero" – dijo y otra vez las mariposas subieron y bajaron revoloteando por todo mi estomago. Pero no tardé en recordar que yo también quería a Edward y a Emmet, y se los haría saber en un intento de darles mi apoyo moral… esa palabra obviamente tenía un significado completamente distintito al que a mí me gustaría escuchar, así que no respondí. Estuvimos otro largo tiempo debajo de la lluvia, en silencio.
"Creo que es hora de entrar a la casa, te puedes enfermar" – me sentí fatal al escucharlo, su voz sonaba triste, apesadumbrada… Jasper era muy sensible hacia las emociones de los demás y yo le había contagiado mi melancolía
"Te pusiste triste por mi culpa" – acusé. Él me dedicó una sonrisa aunque la felicidad seguía sin llegar a sus ojos
"No… no te preocupes, fue un error, discúlpame" – no entendí ni una sola palabra de lo que había dicho, pero no me dio tiempo de preguntarle a qué se refería ya que en un rápido movimiento se acercó, depositó un beso sobre mis mejillas, (repentinamente sonrojadas) y se retiró, dejándome estática por varios segundos en mi lugar
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Cap.12.-Culpa Inmerecida.
ROSE POV
Había ya llegado la tarde, casi la noche y habíamos pasado el primer día sin nuestros padres relativamente en calma. El cielo estuvo oscuro todo el bendito día debido a la lluvia. Me encontraba terriblemente aburrida sentada en la sala buscando algún programa, película, serie o caricatura que fuera de mi agrado pero nada llamó mi atención.
Decidí dejar el canal en donde estaba pasando una película de amor, según los anuncios, se llamaba. Jamás la había visto, y casi no le prestaba mucha atención. No había comido en todo el día debido a las enormes nauseas que sentía debido a la borrachera de ayer. Así que a aquellas alturas de la tarde, mi estomago ya exigía alimento. Decidí comer algo no muy pesado y me dirigí a la cocina en busca de un poco de fruta.
Lo único que encontré en el refrigerador fue papaya y sandía. Corté aquellas frutas en pequeños trocitos y los deposité en un plato. Cuando llegué de nueva cuenta a la sala, encontré a Emmet en el sillón. Trabé los ojos mientras me acercaba.
Ambos hicimos como si no estuviéramos presentes. Aunque por mi parte, no dejaba de verlo de reojo. La película transcurrió sin que dijéramos alguna palabra. No sé que resultaba más molesto, si pelear con Emmet todo el tiempo, o no hacerlo. Realmente, la única parte en la que la película me resultó embarazosamente interesante fue la escena del sexo. Mis mejillas se enrojecieron cuando, inconscientemente y sin poderlo evitar, mis ojos se dirigieron hacia Emmet justo en el momento en que la pareja enamorada gemía de placer.
"¿Se te antojó?" – preguntó descaradamente (para vergüenza mía) señalando la tele con su cabezota
"Seguramente a ti si" – traté de defenderme, aunque mis palabras salieron con un susurro a causa del bochorno
"A mi sí" – admitió despreocupadamente
"Ah" –
"Has de estar muy desesperado" – recalqué cuando la pena había pasado
"¿Tú lo estas?" – inquirió
"Tal vez" – contesté
"Tal vez yo pueda quitarte esa desesperación" – la sangre subió de nuevo a mis mejillas. Pero no le iba a dar el gusto de verme por vencida
"Lo dudo mucho, de verdad" –
"¿Quieres comprobar?" – retó alzando una ceja. Alcé mi quijada levemente en gesto de valentía
"Cuando gustes" – le dije
"Ahora" – propuso y mis ojos se abrieron un poco más por lo pronto y serio que se estaba tomando la situación
No permitas que te cohíba, Rose.
"Ahora" – acordé levantándome del asiento – "aunque… si no logras si quiera que me "emocione" un poco, ¿Qué ganare yo?"
"¿Qué te parece si el perdedor sirve de esclavo al otro durante un mes?" –
"Que sean dos" – dije
"Dos" – acordó sonriente. Se levantó del sillón mirándome fijamente a los ojos. El corazón se me aceleró pero controlé mi expresión lo mejor que pude –"¿Vamos?" – preguntó con voz segura
Lo seguí hacia arriba. Ambos íbamos vigilando si alguno de nuestros hermanos, Doña Choni o Don Pancho, estaban por ahí. Edward había salido; Jasper, hasta donde sabía, estaba encerrado en su recamara al igual que Alice y Bella…
Emmet se detuvo en el umbral de la puerta de su recamara
"Lo siento, Emmet" – la voz era de Alice – "¿Te importa si juego un rato con tus videojuegos?"
"No" – contestó el aludido. Cerró la puerta y se voltio para verme – "¿En tu recamara?" – preguntó alzando una ceja
"¡Ni loca!" – contesté en un susurró – "¡Alguien de mis hermanas podría llegar!"
"¿Entonces dónde? ¿No estarás poniendo pretextos para cancelar la apuesta, o si?"
Lo pensé durante varios segundos. Mirando las puertas que teníamos frente a nosotros. Solo había un cuarto vacío que no era el mío: el de Edward. Tomé de la mano a Emmet y lo arrastré hacia ahí. Giré la perilla: estaba abierto. Me giré para preguntarle con la mirada a Emmet si la idea le parecía y como respuesta tuve a sus manos alrededor de mi cintura internándome en la habitación.
Aquel contacto físico me previno que la derrota iba a ser mía. Pero no lo quise aceptar en aquel momento. El cuarto estaba oscuro, no prendimos ninguna luz. Era la primera vez que entraba a algún cuarto de alguno de los Cullen
Emmet me arrinconó contra la pared y mi corazón empezó a latir cuando sus labios empezaron a jugar con los míos. El beso era lento, delicioso. Cerré mis ojos al instante, dejándome llevar. Su mano se posó en mi cintura y pegó mi cuerpo un poco al suyo mientras el beso subía de tono.
Sus labios ahora eran insistentes, como aquella noche. Se movían dando pequeños mordiscos a los míos, la otra mano se posicionó en mi espalda. Me separó de la pared y caminamos lentamente, entre besos, hacia el centro de la habitación. En aquel momento, en el que supe que era la cama lo que estábamos buscando, recordé que tenía una apuesta que ganar. Un pequeño e inocente roce de sus manos en mi estomago me estremeció haciéndome olvidar todo.
Seguíamos caminando sin encontrar nuestro objetivo cuando la espalda de Emmet chocó con algo que se vino abajo con el contacto. El sonido fue escandaloso y nos quedamos estáticos, atentos para saber a si alguien lo había escuchado. La inspiración y la pasión se esfumaron con el susto que nos habíamos llevado. Emmet corrió a encender la luz y en cuanto vio lo que se había caído se llevó las dos manos hacia el cabello, totalmente aterrorizado
"¡No!" – exclamó con los ojos muy abiertos
"¡¿Qué?!" – quise saber igual de nerviosa
"¡Los discos de Edward! ¡Nos va a matar si sabe que fuimos nosotros!"
Emmet tenía razón. En varias pláticas Edward había mencionado que una de las cosas que más adoraba era su gran colección de discos, todos originales. Mi seductor y yo contemplamos varios segundos, aterrorizados, los discos esparcidos por todo el suelo, algunos con la tapa rota y otros fuera de sus correspondientes cajitas.
"No tiene que saber que fuimos nosotros" – dije
"Claro que no" – acordó Emmet – "salgamos de acá antes de que venga o alguien nos mire. Me tomó de la mano y me jaló hacia la puerta."
Emmet y yo salimos vigilando que cada paso estuviera libre de cualquier espectador. Al parecer nadie había notado el incidente. En cuanto llegamos a la sala nos tumbamos en el sillón y cuando nuestras miradas se unieron nos reímos con mucha pena
"Creo que la apuesta si fue suspendida" – dijo. El brillo de su mirada me atrapó por varios segundos
"Tienes suerte, estabas a punto de perder" – mentí sonriéndole
Emmet se acercó lentamente hacia mí. Su boca iba en busca de la mía
"Buenas noches" – saludó Edward provocando que nos separáramos de un brinco
"Buenas noches" – saludamos Emmet y yo al unísono. Demasiados nerviosos e incapaces de verle a la cara.
Edward se veía cansado.
"¿Qué tal tu paseo?" – quise saber para aparentar normalidad
"Me agarró un dolor horrible de cabeza" – contestó con desgana – "me voy a descansar. Nos vemos mañana"
Emmet y yo contemplamos como el chico subía las escaleras
"Espero se le quite el dolor de cabeza antes de llegar a su recamara" – comentó Emmet con voz nerviosa…
EDWARD POV
Subí las escaleras casi a rastras. La discusión con Bella me había exasperado de tal manera que se me habían alterado los nervios y decidí dar una vuelta. Pero tal parecía que el trafico de Port Angeles había empeorado mi estado de humor.
Abrí la puerta de mi cuarto de golpe. Sin encender la luz, me dirigí hacia mi cama. Lo único que quería era dormir. Mis pies pisaron algo que emitió un violento crujido. Extrañado, me agaché para cerciorarme de qué se trataba. Era un disco. Conforme fui palpando el suelo, iba encontrando más y más. Aterrorizado me lancé hacia la pared para encender la luz y vi una de las más grandes tragedias que podría existir para mí.
Toda mi colección se discos se encontraba esparcida por el suelo. Me quedé mirándolo por varios segundos mientras la furia me invadía y el nombre de solo una persona capaz de hacerme tal cosa inundaba mi mente: Bella Swan. ¿Quién si no ella? ELLA había escuchado todas las veces en las que yo había alabado a mi colección de discos y lo mucho que la cuidaba y amaba. Sabía que era una buena venganza por haberla ignorado y haberla casi obligado a que me pidiera disculpas… Ella era la única posible culpable
Salí de mi cuarto con los ojos flameando por el enojo. No lo pensé dos veces. Esto me lo iba a pagar y caro, aún no sabía cómo.
Tuve suerte de que su puerta no estuviera cerrada con seguro. Aunque una cosa así no me hubiera impedido entrar, estaba dispuesto a derrumbar la puerta a patadas si era necesario.
Aventé la puerta para entrar al cuarto antes de que ella pudiera sacarme…
BELLA POV
Me encontraba totalmente concentrada leyendo "Gothika" acostada en mi cama. La lectura me tenía completamente absorta del exterior así que pegué un salto enorme cuando la puerta de mi cuarto se abrió violentamente
"¡¿Qué rayos…?!" - comencé a decir
"¡TU!" – el rostro de Edward me asustó. Parecía realmente enojado – "¡Contigo tengo que hablar!" – exclamó mientras cerraba la puerta y le ponía seguro
"¿Qué quieres?" – pregunté levantándome de la cama – "¿Por qué entras así en mi recamara?"
"¡¿Cómo te atreves a atentar contra mis discos, loca?!" –
Mis ojos se abrieron ante tal absurda acusación
"¿De qué hablas?" – inquirí
"¡No te hagas la mensa! ¡Sé que fuiste tú!" – "mensa" eso ya era pasarse de la raya.
"¡Ey! ¡Tranquilo y cuidado en como me hablas, Edward Cullen!" – advertí pero no pareció importarle. Su ardiente mirada recorrió todo mi cuarto y se fijo en un punto específico: el mueble en donde se encontraba mi colección de libros.
"Edward, ¿Qué te pasa? Estas como loco" – acusé. Su mirada se posó en mí, después en mis libros y después otra vez en mí. Un brillo maquiavélico recorrió sus pupilas y comprendí al instante lo que se proponía mientras se dirigía hacia mis tesoros
"Edward… no te atrevas" – susurré a causa de la tensión. Pareció no escucharme y siguió caminando. Lo jalé de la camisa y lo encaré ahora si muy enojada – "¡No te atrevas!" – repetí con voz firme
"¡Tú te atreviste! ¡¿Por qué yo no?!" –
"Edward, basta. Yo no tuve nada que ver con lo que le paso a tus discos" –
"¡¿Ah no?! ¡Mentirosa!"
"¡No te estoy mintiendo! ¡Sal de mi cuarto!" – ordené mientras corría hacia mis libros, protegiéndolos.
"No, Bella. Esto no se va a quedar así" – siguió caminando hacia mi dirección. Lo intenté intimidar con la mirada pero no lo logré. Cuando la desesperación me invadió al ver que realmente estaba dispuesto a poner sus manos sobre mis libros, me le aventé con todas las fuerzas.
El impacto provocó que nos cayéramos al suelo en donde empezamos a forcejear
"¡No voy a permitir que le pongas un solo dedo a mis libros!" – exclamé luchando por mantener su cuerpo debajo del mío
"¡Pero tú si puedes tirar mis discos!" – acusó mientras me hacía girar. Ahora él estaba sobre mí
"¡Basta, Edward! ¡Deja de comportarte como un niño!" – pedí ya con muy pocas fuerzas en mis brazos
"¡Tú comenzaste! ¡Así que te aguantas!" – mis brazos se rindieron ante su fuerza y se dejaron caer, provocando que el cuerpo de Edward cayera totalmente sobre mí.
El tema de discusión se me olvidó al tener, por segunda vez en el día, su rostro cerca del mío. Pero en esta ocasión tardé menos en reaccionar. Intenté moverme para poder levantarnos pero su mano se posó en mi hombro, obligando a mi cuerpo a regresar a su posición anterior. La intensidad de sus ojos esmeralda me hipnotizó de tal forma que no fui capaz de protestar. Mi respiración se fue volviendo difícil conforme sus ojos contemplaban los míos y su rostro se acercaba lentamente. Me sentí cada vez más débil conforme más ceca tenía su aliento. Lo único que fui capaz de hacer fue cerrar mis ojos cuando tuve sus labios presionados con los míos.
Aspiré su aliento en el momento en que mi boca se abrió para poder saborear más de su sabor. Su mano se posicionó en mi mejilla, mientras sus labios se abrían paso, lentamente. Mi respiración se hizo profunda y mi mano se movió de forma inconciente hacia sus cabellos.
Sabía que esto estaba más que mal. Hacía pocas horas les había dicho a mis hermanas que la relación con los Cullen no podía, ni debía, pasar de una amistad. Y yo ni a amistad llegaba con Edward, y lo estaba besando, sintiendo lo que nunca jamás imaginé sentir por alguien…
Para ya, Bella. Indicaba mi mente pero mi cuerpo no correspondía ante semejante mandato. Al contrario, mi boca seguía explorando la suya con suavidad…
"Bella" – llamó una voz al otro lado de la puerta. Mis cinco sentidos estaban demasiado concentrados en el hombre a quien besaba que no identifiqué la voz y la olvidé de inmediato
"Bella, ¿Estas ahí?" – volvieron a llamar – "Tu mamá y el doctor Carlisle están en la línea" - aquello hizo que Edward y yo nos separáramos."
Nuestras miradas se encontraron, brillantes y a la vez temerosas. Sabíamos que habíamos hecho algo que no estaba en nuestros planes y que era ilógico ante nuestra relación. Se levantó, (ayudándome para hacer lo mismo) lentamente, sin despegar su mirada de la mía.
"¡Bella, ¿Te encuentras bien?!" – la voz de doña Choni sonaba alarmada+
"Si" – contesté sin dejar de ver a Edward – "en seguida bajo"
"Tus hermanos ya están abajo" – anunció – "¿Has visto a Edward? no lo encuentro"
"Ehh… No. No lo he visto" – mentí. Sabía que a doña Choni le daría un paro cardiaco al ver que Edward estaba conmigo y que por ello no le había logrado contestar a la primera
"Tal vez salió" – dijo – "No tardes cariño."
Edward y yo seguimos sin decir palabra alguna en mi habitación hasta que los pasos de doña Choni desaparecieron.
"Creo que ya no esta cerca" – anuncié susurrando
Edward caminó lentamente hacia la puerta y asomó levemente su cabeza para ver cerciorarse.
"Está vacío" – anunció quedamente. Asentí mientras me dirigía hacia la puerta. Su mano atrapó mi brazo y me hizo retroceder
"Todavía no he olvidado lo de mis discos" –
"Yo no tuve nada que ver" – le dije mientras me escabullía de su mirada…