Hello mis angeles hermosos !!! aqui les traigo este nuevo fic muy bueno y hot , espero q les guste
La historia pertenece a LIZ 19 FOREVER ella es de chile y muy buena yaq me deja , q las siga pervertiendo jijijiji, muchas gracias LIZ
aviso: la historia no me pertenece yo solo la publico .
Mil besitos
Angel of the dark
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Advertencia: Apto sólo para mayores de 18 contiene escenas no apta para quienes no tengan criterio formado
Los personajes de esta historia son humanos y para aclarar más aún son actores.
Cap. 1 LA LLAMADA
Vancouver – Canadá
— ¿Bella, que harás hoy? — me preguntó Rosalie.
Estaba tratando de convencerme para que fuéramos a un club no muy lejos del hotel en que estábamos quedándonos pero la verdad hoy estaba exhausta de las grabaciones y quería ir solo a dormir, así que pensé mientras caminábamos, en una excusa para decirle que no sin herir sus sentimientos. Con Rosalie nos habíamos hecho muy buenas amigas, mal que mal era la tercera película que rodábamos todos, pero la verdad no tenía intensiones de pasar una noche más en vela, ya bastaba con las que había pasado anoche y no precisamente divirtiéndome sino trabajando en la mitad de un bosque congelada.
— La verdad quede en conectarme para poder hablar con Jacob por la video cámara —le contesté y no tenía idea si esa era buena excusa o no pero no encontré otra que fuera lógica y suficiente para retenerme en un hotel en vez de ir a un club a pasarla bien con el resto de mis compañeros de labores.
— Oh —exclamó un poco decepcionada — pensábamos con Emmett en ir a un club, de hecho hasta Edward iba a ir, todos — exclamó alzando sus cejas un tanto entusiasmada.
— ¿En serio? ¿Edward irá? —le pregunté sorprendida.
Pero aunque de verdad me parecía tentador salir a divertirse un rato, en realidad me sentía cansada y con el cuerpo cortado, después de estar todo el día metida en un bosque sin chaqueta en pleno invierno era un milagro que no hubiera contraído gripe a esta altura y lo único que ansiaba era un baño de tina caliente. Me mordí el labio inferior dando un último vistazo al resto y ver el entusiasmo de Alice que jugueteaba con Jasper, era realmente incitante, bueno todos eran realmente divertidos y la pasábamos realmente bien pero, el cansancio era mayor.
Atraje mi vista al rostro de Rosalie quien tenía una expresión de perrito desolado que me tenía mitad convencida para ir, estaba a punto de sucumbir cuando mi celular sonó, lo miré —número desconocido —titilaba en el identificador. Me puse nerviosa al segundo, con desesperó apreté mis labios decidiendo si contestar o no — otra vez él —pensé ansiosa y me aleje de mi amiga para contestar.
— ¿Bueno? —contesté con el corazón literalmente en la mano, cuando escuche esa voz que estaba haciéndose demasiado conocida me sonroje.
Mi estomago se contrajo de sólo pensar en las locuras que había estado haciendo desde hacía aproximadamente tres semanas — jamás debí meterme a ese chat —pensé mientras trataba de articular palabra alguna sin que sonará con ansiedad.
Ocupada? —me preguntó con esa voz sensual que me hacía temblar.
Y pensar en las llamadas telefónicas que había sostenido con ese completo extraño a quién solo le conocía el teléfono celular y el apodo que había utilizado en el dichoso chat me hacía pensar que estaba realmente perdiendo el juicio al ser yo la que lo llamará en más de una ocasión, y sí las llamadas eran mutuas y de preferencia en la noche, lo que estaba comenzando a hacerme adicta a esta especie de juego que incluso las esperaba impaciente, mucho más impaciente que las de mi propio novio, pero la sensación de estar haciendo algo prohibido y loco me fascinaba, hacía que mi cuerpo se llenara de una extraña adrenalina, mejor que tomar drogas. Tragué saliva mirando a Rosalie
— No, ¿por qué? —le contesté alejándome un poco más de ella y no quería que comenzará el cuestionario al darse cuenta que ese "completo extraño postulando para psicópata" me seguía llamando – ¡Estás loca! ¡No debiste darte tu celular ni menos sin saber de dónde es, podría ser un psicópata! – me había recriminado con un grito de sorpresa mi querida amiga Rosalie cuando le había contado de mi pequeña gran aventura cibernética.
— ¿Sola? — inquirió nuevamente y mi estomago se apretó con tan intensidad producto de lo que sucedería si me encontrará sola en ese preciso momento. Fue entonces que supe que no podía ir a ese club, lejos iba a ser más entretenido subir a mi cuarto y quedarme en el hotel. Sentí que Rosalie me llamaba y le sonreí nerviosa y luego conteste a mi interlocutor.
— Dame cinco minutos y te llamaré —le dije colgando.
Me acerque a ella y traté de hacer que esta vez mi mentirá saliera mejor ahora tenía una motivación extra para quedarme.
— ¿Quién era? —me preguntó fumando de su cigarro. Suspiré y la miré a los ojos, me puse mis manos en los bolsillos y esa sonrisa de niña buena fue suficiente para que ella adivinara quién había llamado. Me miró de vuelta suspicaz y se largo a reír.
— Era tu misterioso telefonista ¿verdad?
— Sí —confesé poniéndome colorada hasta las pupilas mis ojos ya de seguro no eran marrones sino rojos como los de un vampiro furioso. Me reí nerviosa y ella me libero como la buena amiga que siempre era.
— Les diré que tenías jaqueca —resolvió y yo respiré aliviada, miró al resto que la esperaba en la vereda contraria a la nuestra, suspiró y me miró enarcando una ceja — pero en serio, estas volviéndote adicta a esas llamadas nocturnas, hazte ver —me reprochó seria pero yo la abrace.
— Gracias — susurré mientras ella me sonreía abrazándome de vuelta.
Apago su cigarro y corrió hasta los brazos de Emmett, al parecer les comentó sobre mi supuesta jaqueca porque todos voltearon a mirarme con cara de lastima, se despidieron con la mano y yo les devolví el gesto sonriendo pesarosa. Apenas se perdieron calle abajo entre al hotel.
Me dirigí presurosa hasta el ascensor que me llevaría a mi habitación y me pareció eterna la espera, ver como se encendían y apagan los números que indicaban en que piso estaba el ascensor era tortuoso. Cuando por fin llegó a la planta baja se abrió y sin siquiera esperar a que las personas en su interior bajarán entré, pulsé el botón con el número del piso donde estaba mi habitación y me recargue contra la pared interior. Miré mi reloj y le había dicho cinco minutos me quedaban dos para llegar hasta mi habitación. Tomé entre mis manos mi pequeña blackberry y sonreí al pensar la ansiedad que me causaban sus llamadas.
Sin darme cuenta el ascensor se detuvo en mi piso y baje, caminé rauda por los pasillos sin poder acallar la sonrisa en mi rostro, cuando llegue a la puerta de mi habitación, mi corazón se aceleró de nuevo. Me apreté los labios de solo pensar que hoy volvería hablar con él sobre esos temas tan… tan educativos y había aprendido de biología mucho más que en mis años escolares en estas pasadas tres semanas.
Me reí sola de los puros nervios y esta situación estaba realmente superándome, como decía Rosalie se estaba haciendo adictiva pero no me importaba. Deslice la tarjeta por la cerradura y mi puerta se abrió, entré. Suspiré al ver que la luz de mi habitación estaba tenue, cerré lentamente la puerta recargando mi cuerpo unos minutos antes de hacer lo que debía hacer.
Tomé entre mis manos mi celular, deslice mis dedos por la pantalla buscando en el directorio de contactos, el contacto que me interesaba llamar. Reí ante el nombre que le había puesto a mi "telefonista misterioso" — Mi amor perdóname —susurré apretando el botón de llamada.
Tuck, tuck, tuck,
Mi corazón se aceleró, mi boca se seco, me mordí el labio mientras esperaba que él contestara y finalmente al quinto repique lo hizo.
— Completamente sola — exclamé sin siquiera saludarlo y esa había sido nuestra manera de tratarnos. Lo cual me excitaba sobre manera, esa rudeza que él empleaba era demasiado atractiva.
— ¿Sentada o parada? —preguntó con voz aterciopeladamente roca y mi corazón se disparó, mi respiración se hizo pesada y eso que aún no decía absolutamente nada, me senté en el sillón de cuero que adornaba mi flamante habitación.
— Sentada en un hermoso sillón, largo con grandes y cómodos cojines de un color negro oscuro, es cuero para ser exacta. ¿y tú? —le contesté con la voz más sensual que pudiera hacer o interpretar y como agradecía ser actriz.
— A tu lado — susurró —justo detrás de ti, rosando levemente tu espalda con mi cuerpo. ¿Cómo andas vestida? —inquirió y era realmente loco lo que había comenzado a hacer.
Era increíble que me encontrara en un país lejano teniendo este tipo de llamadas con un completo extraño pero me encantaba y había despertado un lado que no conocía en mí. Este hombre había despertado mi parte pervertida al máximo tanto que ya ninguna fantasía estaba quedando sin que se la hubiera dicho. Era prohibido y moralmente mal visto sobre todo porque yo era una mujer comprometida pero me fascinaba sobremanera.
— Jeans a la cadera, una blusa, botas y ropa interior negra —le contesté recostándome en el sillón para ponerme cómoda, mis mejillas se tiñeron levemente y mi temperatura corporal estaba incrementándose peligrosamente.
— Aún cerca de tu espalda —comenzó a decirme y cerré mis ojos para que mi imaginación volará como lo había hecho otras noches.
— Deslizo ambas manos por tus brazos hasta llegar al comienzo de tu blusa, separó la tela de tu cuerpo que esta tibio y justo cerca de la base tu cuello, comienzo a deslizar mis labios cerca de la clavícula luego te doy pequeños besos húmedos hasta la base de tu nuca —exclamó y era fascinante como lograba que yo me concentrará en sus palabras perdiendo la noción del tiempo y el pudor.
Tomando una iniciativa que no tendría si estuviera realmente parado frente a mí.
— Yo me apego a tu cuerpo y deslizo mis manos por tus muslos para sentirte —le susurré. Pero él me interrumpió
— Bajo mis manos, deslizándolas por tu pecho, mis dedos van tocando cada uno de los botones de tu blusa y comienzo lentamente a abrir uno por uno mientras susurro en tu oído, ¿sientes mi respiración tibia en él?
— Ajá —fue todo lo que pude articular, mi corazón estaba latiendo furioso en mi garganta de solo escucharlo.
Sentía mis mejillas de un rojo furioso y ahora estaba completamente recostada en el sillón con mis ojos apretados conteniendo las reacciones de mi cuerpo y con mi mano en el lugar que él estaba describiendo y haciendo exactamente lo que estaba diciendo.
— ¿Marie? —preguntó llamándome por mi segundo nombre y él único que conocía, yo traté de respirar para seguir con mi parte de la historia.
— Me giró — dije tosiendo para hacer mi voz fuerte —enfrentando nuestras caras, estoy frente a frente contigo mientras mi blusa esta abierta dejando ver — no alcance a terminar porque me interrumpió.
— Tu hermosa piel blanca, tersa, suave y esos pechos cubiertos por tu lencería negra provocativa, ambos suben y bajan al unísono de tu respiración.
La reacción que provoco no se dejo esperar, saboree mi labio con mi lengua y apreté el aliento por no exclamar un sonido demasiado vergonzoso, ahora yo lo interrumpí tomando el control del relato.
— Pongo mis manos en tu pecho y deslizo suavemente mis palmas, por tu torso hasta llegar a tu estomago, a la altura de tu cintura tomo entre mis dedos tu polera y comienzo a subirla hasta sacarla completamente, la arrojo al suelo. Tu torso desnudo esta a escasos centímetros de mi pecho, me acerco, ladeo mi rostro hasta hacer que mis labios se encuentren con tu cuello y de ahí subo son la punta de mi lengua hasta el lóbulo de tu oreja izquierda —le dije y tenía claro que mi voz sonaba bastante distorsionada pero otro efecto de él y sus conversaciones era que no importaba, no había vergüenza con mi extraño y misterioso telefonista. Pero era su turno en la conversación y no iba a quitarle su "papel".
— Al mismo tiempo deslizo mis manos por tu espalda atrayéndote hacia mi cuerpo, lo hago muy lentamente hasta llegar a tu cadera. Viajo con la yema de mis dedos hasta el botón de tu pantalón.
Mi turno pensé al imaginarme esas manos fuertes y varoniles en mi cremallera.
— Abro mi boca solo lo necesario para rozar sutilmente con el interior de mis labios húmedos la punta del lóbulo de tu oreja mientras susurró en un suspiro tu nombre —y guardé silencio intencional, como me gustaría poder tener a alguien que siguiera tan bien mis improvisaciones.
¡Este tipo debería ser actor! Pensé mientras deslizaba mi lengua sobre mis labios en un intento de no perder el aliento.
— Desabotono tú pantalón, meto mis manos frías en su interior bajando por tus nalgas hasta rozas tus muslos acariciándolos —Ahora pude sentir que su voz se había distorsionado también.
¡Exquisito! Era la única palabra que se me venía a la mente al tocarme yo misma pensando que era ese extraño. Así que continué.
— Bajo con mi boca rozando tu cuello hasta la base de este deslizando mi lengua tibia y humedad con un movimiento sutil pongo mis manos en tu pecho, deslizando mis dedos junto al medio de tu dorso desnudo y bajo dando pequeños besos inclinándome lentamente, mientras lo hago me separo del contacto de tu cuerpo por unos minutos hasta detenerme en la base de tú abdomen. Estas recostado en el sillón, deslizo mis manos hasta tu ombligo donde juego con mi lengua y mis ojos te miran.
Una reacción de mi cuerpo me hizo acallar mi voz para darle paso a su parte del diálogo.
— Mis dedos desabotonan tu corpiño que cae sobre mi abdomen dejando libre tus pechos que rozan maravillosamente contra mi pantalón —exclamó él y cuando su voz calló continúe.
— Desabotono tu pantalón, el borde de tu ropa interior se ve provocadoramente, bajo el cierre descubriendo aún más ropa interior y tal vez algo que desea expresarse también —agregue y no pude evitar que una risa se escapará de mis labios. Él endureció el temple de su voz haciéndola incluso más ronca, lo que era más sensual y erótico.
— Me alzo y te beso en los labios mientras hago que te recuestes ahora tú sobre el sillón dejándome apreciar tus pechos desnudos. Tomo uno entre mis manos y lo acaricio, masajeo lentamente aún besando tus labios rompo el beso mordiéndolos lentamente mientras siento como tu corazón se dispara y tu temperatura sube aún más de lo que ya está. Deslizo mi palma tibia por toda tu garganta hasta llegar a la mitad de tus pechos, y de ahí sin quitarte la vista bajo hasta el comienzo de tu pantalón, que esta desabrochado y meto mi mano bajo tu ropa interior la saco junto con tu pantalón, deslizándola suavemente por tu vientre hasta llegar a tus rodillas y finalmente lo saco tirándolo al suelo. Subo mi vista y pongo mi cuerpo cerca de ti a un costado, deslizo mis dedos por la parte exterior de tu pierna y cuando llego a la rodilla apoyo la palma para deslizarla por la parte interior hasta llegar a la base del muslo donde deslizo mi dedo por el hueso de la cadera subiendo por tu vientre bajo deteniéndome justo al medio de…
— ¡Ummm! —exclamé interrumpiéndolo casi al borde de llevar esto demasiado lejos.
— ¿Estás ahí? —me preguntó conteniendo la risa
— Sigue, por favor, no te detengas —le pedí desesperada y era macabro que él me dejará en esa circunstancia. Suspiró y continuó
— Beso tu cuello y bajo hasta tu pecho mientras mi mano hace pequeños círculos en tu vientre bajo justo fuera de tu parte más intima… bajo besando todo tu cuerpo, deslizo mi lengua por tu estomago, bajo con mi mano por tus piernas, enterrando tenuemente mis dedos por tus muslos, cuando llego a tu vientre te beso ligeramente deslizando mi lengua por toda la extensión de tu vientre hasta que…
— ¡No te detengas! —insistí interrumpiéndolo en un chillido apenas audible
— Mis labios se topan con tu centro y lo rozan con suaves besos, mientras sientes mi hálito tibio por cada beso que te doy… mi lengua se introduce junto con la punta de mi dedo índice y tu…
Toc, toc, toc
Un jadeo fuerte escapo de mis labios, al unísono con el sonido de la puerta. Abrí mis ojos y estaba completamente desnuda en el sillón de la sala de estar de mi habitación con la boca abierta de la impresión y alguien riendo muy fuerte por el teléfono.
— Tengo que cortarte —anuncié tratando de controlar mi respiración mientras me sentaba
— Me debes una conversación donde sólo tú hablarás —me recalco calmando su risa
— Mañana, misma hora —aseguré divertida pensando en que mañana volvería a mi adicción. Colgué sin más.
Toc, Toc, Toc
Sentí insistentemente mientras me ponía mi ropa interior, la camisa y los pantalones, me arregle el pelo, suspiré para calmar mi cuerpo y mente, finalmente luego de unos segundos abrí la puerta. Tenía a Rosalie frente a mí con una sonrisa demasiado picará en el rostro.
— ¿Qué estabas haciendo? —me preguntó divertida, mientras entraba mirando a todos lados como buscando a alguien.
— ¡Dios! Bella hace demasiado calor aquí —advirtió abriendo una ventana y una ráfaga de aire helado entro en la habitación, helándome de inmediato y como agradecí que así fuera. Nos quedamos conversando y ella preguntando sobre mi misterioso telefonista.
Mañana siguiente Set de grabación
En eso entró Edward y ahí estaba mi "novio vampiro" se veía bastante serio pero traía sus labios curvados en una elegante sonrisa. Rosalie lo observó con extrañeza.
— ¿Sucedió algo divertido? —le inquirió con picardía
— Nada en lo absoluto —aseguró él sacudiendo su cabeza y luego se concentro en sus libretos.
En eso entró el coordinador de piso Stuart y nos miró, en su mano traía su blackberry.
— Chicos que bueno que los encuentro aquí a todos juntos — comenzó a explicar —dado lo que pasó el otro día con la tardanza de Jasper y cómo nadie podía ubicarlo necesito que me den todos sus celulares no queremos a nadie más perdido por Canadá —recalcó mirándonos a todos.
Rosalie fue la primera que saltó a decírselo.
— ¿Edward? —lo llamó haciendo que se concentrará en nosotros, busco en su chaqueta.
— Espera no me lo sé de memoria —se excuso y yo lo miré sorprendida.
Él me miró de vuelta con suficiencia.
— Es nuevo —comentó como si eso lo hiciera ver menos culpable, en eso comencé a dar el mío
— Anota —exclamé mirando al coordinador, suspiré tomando aire —el mío… mientras el sexy vampiro encuentra el suyo… es 08 —y comencé a dictarle mi número telefónico.
Edward me propinó una mirada de odio contenido mientras todavía luchaba por encontrar su número en su "nueva" adquisición tecnológica.
— Aquí lo tengo —anunció mientras se le iluminaba el rostro — 09 —exclamó interrumpiéndome y comenzó a dárselo. Pero seguimos jugando a quien terminaba antes de dictárselo.
— 439 —dije ansiosa
— 544 —añadió él
— 67 —volví a decir justo cuando tomó aire
— 63 —exclamó él
— 90 —complemente enarcando mis cejas. Mis labios se curvaron en una sonrisa victoriosa, hasta que su voz aterciopelada se oyó.
— 11 — finalizó él
Ambos, sin poder evitarlo abrimos nuestros ojos como platos
— ¡Anoche eras tú! —dijimos al unísono.