Dark Chat

viernes, 12 de agosto de 2011

Cuidando tu Corazón

Capitulo 3:

Carlisle Cullen



El avión estaba por tocar suelo londinense, mis manos sudaban y tenía unas extrañas sensaciones por todo el cuerpo, de seguro mis nervios nuevamente estaban traicionándome, mire a mi lado y Edward hablaba animadamente por teléfono, su perfil perfecto me infundía confianza pero a pesar de todo sentía nervios y estragos sobre mi cordura ¿Cómo sería conocer a la familia de mi novio?, la llamada se paró y Edward devolvió su vista a mis ojos, una encantadora sonrisa apareció en sus labios.

― Podría jurar por mi vida que mueres de nervios por lo que sucederá— agregó cambiando su sonrisa por una mueca de preocupación

― Me conoces bien pero sabes que fuera de todo estoy tranquila, no hay nada mejor que tenerte a mi lado y eso tú lo sabes.

― Y no sabes cuánto lo agradezco Bella, ser necesitado es lo mejor que podría pasarme en el mundo—

― Sr. Cullen, Srta.— llamó el auxiliar de vuelo— por favor abróchense los cinturones.

Ambos asentimos haciendo caso a la recomendación. Eran justo las dos de la tarde cuando salíamos del enorme jet en dirección a la sala de desembarques. Edward me llevaba tomada de su mano, atrás venia una de las azafatas acompañándonos, pasamos por policía internacional en donde pudimos tomar nuestras maletas un asistente del aeropuerto nos ayudo llevando un carro con todo el equipaje, cuando salimos hacia la sala privada del aeropuerto la imponente figura de una hermosa mujer nos recibió, era la persona más preciosa que había visto, parecía un ángel. Sus tiernos ojos nos recorrieron a los dos y una enorme sonrisa apareció en sus labios, sus brazos se extendieron y de su boca salió un grito de emoción.

― ¡Edward! ¡Bella!, al fin— dijo acercándose rápidamente a nuestro encuentro, cuando estuvo casi a nuestro lado me di cuenta de que ella era unos cuantos centímetros mas alta que yo.

― Tanya— respondió Edward, soltó mi mano y abrazo a su querida prima, los observe por unos momentos mientras pequeñas risas salían de sus labios, me sentí feliz al ver lo humano que lo hacían estos momentos, se separaron y toda la atención se concentro en mi.

― ¡maldita sea Edward!— gritó llevando sus manos a la cara, sus ojos brillaban con una inusual intensidad— ¡Es preciosa!— exclamó nuevamente, se acerco para abrazarme, mi expresión era de completa perplejidad, la personalidad explosiva de Tanya era completamente diferente a la de Edward, ambos en actitud eran como el agua y el aceite— Demonios, creo que tu descripción no le hizo justicia

― Ciertamente que no, jamás puedo describir lo hermosa que es Bella— agregó con orgullo, sus palabras me hicieron volar una vez más hacia un lugar en donde solo existíamos los dos, esta vez tuve que detenerme y contemplar a la emocionada mujer que tenia abrazándome, nos soltamos para tomarnos de las manos

― No sabes el placer que es conocerte Bella, soy Tanya la prima de Edward— se presentó

― Mucho gusto, aunque ya habíamos hablado para mí también es un placer conocerte en persona Tanya.

― Wow— suspiro aun mirándome— esto será mejor de lo que pensaba, mi boda ahora sí que será un éxito, no puedo esperar a presentarte con mis amigas, te advierto que serás el centro de atención en todas las celebraciones

― ¿centro de atención?— pregunte un tanto alarmada

― Si, Edward Cullen jamás había traído a una novia a esta casa, debo decir que soy afortunada al recibirte, además que muchas querrán matarte por haber casado al soltero más sexy y codiciado de Inglaterra— una risa se soltó de mis labios y un bufido por parte de Edward

― Vamos Tanya no la asustes, bastante tiene con saber que tendrá que ver a Carlisle.

― Maldición, lo había olvidado— su cejo se frunció, ha ella tampoco le caía bien— pero procuraremos de que no friegue lo maravilloso de estas fiestas, cuenta conmigo para lo que sea Bella, en mi tienes a una nueva amiga— las palabras de Tanya me emocionaron hasta la medula, era bueno sentir que por lo menos una persona de la familia de Edward me quería— bien, ahora vámonos— tomo de mi brazo y nos condujo por los pasillos del aeropuerto.

Bajamos a los estacionamientos y una enorme camioneta de color blanco nos esperaba, me sorprendí al ver que Tanya no tenia chofer ni nada por el estilo, ella misma venía manejando su transporte, mientras íbamos de camino por las calles de Londres me sentía maravillada, yo jamás había salido de Chicago antes de conocer a Edward, viajar a la hacienda de los Hale, a Grecia y ahora a suelo ingles eran experiencias nuevas para mí. Tanya fue hablando de todo lo que tendríamos que hacer en esta semana, era día lunes por lo que hasta el próximo lunes teníamos según ella "la agenda copada", me propuso para empezar un día de compras. Gracias a Rosalie y su buen gusto tenía un hermoso vestido y zapatos a juego para la gran ceremonia, pensé en comprarme unos accesorios y un bolso que me sirviera. Edward nos miraba maravillado, cada vez que me giraba a verlo el tenia una sonrisa aun más amplia sin duda le alegraba que todo esto sucediera. Mientras conversábamos una enorme duda salto a mi mente, ¿Dónde nos hospedaríamos?

― ¿Qué sucede?— preguntó Edward al verme ensimismada en mis pensamientos

― Estaba pensando— le comenté— no me has dicho donde nos quedaremos.

― Ah— dijo y perdió sus ojos en la ventana— cuando vengo a Londres acostumbro quedarme en un hotel pero Tanya me ha prohibido que lo haga así que nos invito a pasar estos días en su casa.

― Qué bien— dije un poco más animada, era preocupante saber que tendría que ver a su familia día a día, si no nos llevábamos bien seria una completa tortura

Después de eso Tanya siguió hablando, Edward parecía estar en otra parte, su mente divago hasta el punto que parecía estar ausente de nuestra platica, unos diez minutos más tarde el auto ingreso a una especie de condominio, las enormes casas que habían a cada lado de la calle daban cuenta del rango social que tenia Tanya y su familia. La camioneta aparcó al final de acera en una enorme mansión de color lavanda, un tono muy poco tradicional pero muy acertado a la personalidad diferente de su dueña. En unos segundos el aire paso de ser pacifico a tenso, el cuerpo de Edward se puso rígido y por primera vez desde que estábamos juntos como pareja vi la antigua expresión de frialdad en sus ojos, mi corazón comenzó a latir rápido, en la puerta de la enorme mansión habían aparcados dos autos, uno pequeño y sin duda femenino además de una Land Rover. Mire la cara de mi novio y parecía completamente furica.

― ¿les dijiste que llegábamos hoy?— preguntó Edward al bajarse de la camioneta, la cara de Tanya cambio, tenía una expresión de asombro confinada con horror, extendió sus manos para que yo bajara y paso de inmediato una de ellas por mi cintura pegándome a su cuerpo, demonios… estaba segura de que algo sucedería.

― Claro que no, nadie sabía que ustedes llegaban hoy, no se lo dije a nadie.

― Maldita sea entonces ¿Por qué demonios están aquí?— preguntó en un tono más alto, su mano se ceñía rígida a mi piel, por un momento comprendí lo que sucedía y mi cuerpo reacciono rápidamente a mis pensamientos

― ¿acaso tu familia está aquí?— pregunte y ambos me quedaron viendo— ¿por eso estas así?

― Bella yo…— comenzó pero sus palabras se vieron acalladas por uno de mis dedos

― Ya no digas mas, no es tu culpa, los dos sabíamos que tarde o temprano esto iba a suceder asique es mejor que salgamos pronto de esto— me solté de su agarre y comencé a caminar, ambos me siguieron a los segundos después, la mano de Edward se volvió a poner de manera protectora sobre mi cuerpo.

Antes de que pudiéramos tocar una mucama con expresión compungida abrió la puerta, saludó con la cabeza y nos dejo pasar. El cuerpo de Tanya pasó rápidamente antes que nosotros y se adelanto en entrar al salón.

― Que sorpresa verlos aquí— dijo la voz de Tanya, Edward y yo caminábamos para llegar al salón

― Querida sobrina— saludó una grave pero fría voz, el tono de aquellas palabras sonaba a puro sarcasmo— hemos venido de visita al saber que mi hijo volvía a casa— al momento de entrar en el salón Edward cambio de posición entrelazando sus dedos con los míos

― Buenas tardes— saludó con una voz que me helaba hasta el mas mínimo de los cabellos, el había vuelto a poner la coraza de hierro, su corazón nuevamente estaba envuelto.

― Buenas tardes— salude también, las miradas que antes se posaban en Edward cambiaron hacia mí.

Pude ver tres pares de ojos mirándome, cada uno tenía diferentes expresiones. En el salón había dos mujeres y un hombre, por el parecido innato supe de inmediato que era la familia de Edward como antes ya había pensado. La mujer más joven presumía que era Alice Cullen, la hermana de Edward, era una chiquilla flaca y probablemente de casi la misma edad que yo sus cabellos eran tan negros como la noche y sus ojos del mismo verde que Edward, los cuales me miraban con asombro y sorpresa, fui víctima de su minucioso escrutinio. Al lado de ella estaba una mujer de cabellos cobrizos y expresión culpable, las incipientes arrugas en su piel y los signos de la edad me dijeron que ella era su madre, Esme Cullen, los ojos de la mujer denotaban el pesar que sentía al ver la escena que se aproximaba. Parado en el medio del salón y dando una imponente presencia estaba él, Carlisle Cullen dueño de un imperio y de un corazón negro. Sus orbes verdes y su cabello rubio resplandecían con fuerza dentro del salón, sus ojos a pesar de ser del mismo color que los de Edward tenían la frialdad plasmada en sus expresiones, la que tenía en este momento era de completa aversión por la escena, sin duda el padre de Edward no se parecía en nada a él.

― Pero miren nada mas…— comenzó con sarcasmo e ironía— si es mi querido hijo y su… novia— termino con desdén y remarcando la última palabra, apreté la mano de Edward pero este me la soltó de inmediato se poso delante de mi tapándome de la vista de Carlisle, estaba intentando protegerme de su ataque.

― Te pido de favor tío Carlisle que no oses ofender a mis visitas, recuerda que estas en mi casa— intervino Tanya antes de que la batalla se desatara.

― Oh querida mía— miro a Tanya— eso lo sé ya que si estuviéramos en la mía ya habría echado a estas visitas como le dices tú— sus ojos nuevamente se posaron en mi, su mirada me recorrió de pies a cabeza haciéndome tiritar, mi corazón estaba alocado y mi respiración contenida, tenía un enorme nudo que se formaba con fuerza en mi pecho.

― Ya basta papá— lo reprendió Edward— dime ¿a qué demonios viniste?— preguntó tenso y con voz furica

― ¿Qué no es obvio hemos venido a conocer a tu novia? Deberías haber pasado por nuestra casa primero hijo querido, somos tu familia— el tono en el que ocupaba la frase hijo mío era tan despectivo, unas pocas ganas de abofetearlo pasaron por mi cabeza— además es primera vez que conocemos a una de tus novias, creo que es un honor el tenerla frente a mis ojos.

― Déjate de las maldita formalidades Carlisle, sabes perfectamente quien es ella ¿o acaso ya se te olvido la llamada que le hiciste?— pude ver los puños de Edward apretarse cada vez mas— la última vez que nos vimos no tuve tiempo de darte lo que te mereces, jamás te perdonare lo que hiciste, eres un mal nacido—

― ¡Edward!— grito la voz adolorida de la mujer de cabellos cobrizos, camino hacia el lado de Carlisle y se situó a su lado— ya basta hijo hemos venido en son de paz, no sabes lo que lamento lo que sucedió yo…

― No te disculpes Esme— le ordeno Carlisle en un tono autoritario, ella bajo la mirada como una sumisa esposa, entrecerré mis ojos y pude ver lo mortificada que estaba la mujer por lo que sucedía— tú hiciste lo correcto, el aun tiene un deber, debe cumplir con su palabra.

― ¡maldita sea Carlisle!— exclamo Edward con ira— ¿acaso no comprendes lo que sucede?

― Me interesa muy poco lo que esta mujerzuela signifique, tú tienes que casarte.

― ¡vete al carajo Carlisle!— grito Edward elevando su mano con ira, esta choco contra un florero que voló hacia la muralla haciéndose añicos contra la pared y provocando un sobresalto a todas— ¡la respetas maldita sea! ¡Es mi mujer así que tienes que aprender a respetarla!, no permitiré que sigas maltratándola— le dijo avanzando cada vez más hacia donde estaba el, por un momento sentí pánico de que una pelea se desatara por mi culpa.

― ¡ya basta!— grite en el salón y todos devolvieron sus miradas hacia mí, avance unos pasos y quede al lado de Edward, el me había proclamado frente a su familia como su mujer y este era el momento perfecto para demostrar el peso de mi título— no voy a permitir que una pelea se desate por mi culpa

― Entonces aléjate de la vida de mi hijo— dijo con sus palabras cargadas de desprecio

― Eso jamás— me calle y pensé en mis palabras— lo hare solamente si es él quien me lo pide, como veo que no nos hemos presentado bien hare los honores, mi nombre es Isabella Swan, es un agrado conocernos— les dije, las miradas de asombros de las mujeres en la habitación no se hicieron esperar— se que no hemos tenido un buen comienzo pero al ser la familia de Edward he deseado conocerlos.

― No esperes el mismo sentimiento de mi parte, por mi que hubieras salido de la vida de él hace mucho tiempo

― Lo sé señor, no debe recordármelo pero como ya le dije, no lo hare hasta que el me lo pida.

― ¿Cuánto dinero quieres?—

― ¡maldito infeliz!— grito Edward a mi lado avanzando para seguramente golpearlo, Carlisle no se quedo atrás pero ambos fueron detenidos por las manos de sus mujeres, sujete a Edward e intente tranquilizarlo

― Tranquilo, no temas por mi— susurre, sus ojos me vieron con el dolor de este encuentro, ese sentimiento me dio aun más fuerza para seguir con mi ataque.

― Como le dije la otra vez, no me ofenda señor, por mucho dinero que me ofrezca no accederé a alejarme de él usted ya sabe lo que tendría que pasar.

― Todo el mundo tiene su precio, no olvides que jamás dejaras de ser su querida.

― Eso es algo que nunca discutiré con usted Sr. Cullen, solo espero que algún día lleguemos a mantener una conversación civilizada.

― Eres una estúpida— me dijo haciendo crecer mi furia, por primera vez la enojada era yo

― Espero tener vida para verlo arrepentirse de sus palabras, algún día llegaré a escuchar algo totalmente diferente de sus labios

― Moriría antes de pronunciarlo, escúchame bien chiquilla insolente no estés tan contenta no descansare hasta verte afuera de la vida de mi hijo, no dejare que una puta entre en nuestra familia— mi corazón dejo de latir— no dejare que la fortuna de mi familia caiga en manos de una simple enfermera norteamericana— mi cuerpo tembló de rabia.

― A mi poco me interesa su dinero pero ¿sabe qué?, piense lo que usted quiera, no me dejare amedrentar.

― Maldigo la hora en la que este imbécil te conoció, si hubiera seguido viviendo aquí…

― Me habrías manejado igual que como lo hiciste con Níkolas ¿no es cierto?— Edward irrumpió con voz ronca en la conversación, las respiraciones fueron contenidas, mire a mi alrededor y la cara de las tres mujeres revelaba la severidad de sus palabras ¿Quién era Níkolas?

― No oses nombrar a tu hermano— dijo la voz reprimida de Carlisle, algo en sus ojos me dijo que el nombre de esa persona traía recuerdos dolorosos.

― ¿Por qué? ¿te duele?, vamos Carlisle el dolor es algo que no está en tu vocabulario

― Hijo ya no sigas— rogó la mujer que estaba al otro lado del salón, sus ojos estaban llenos de lagrimas— no metas a Níkolas en esto

― ¿Por qué mama? Si debo recordar que es a mi quien Carlisle culpa por la muerte de su hijo, si Níkolas estuviera aquí yo no existiría para él, solo se comenzó a fijar en que yo vivía cuando él murió

― ¡es mentira!— gritó la mujer, Tanya y la hermana de Edward habían pasado a segundo plano, ambas observaban con pesar la escena— tu eres amado igual que tu hermano, ya no sigamos con esta conversación— pidió la mujer, se notaba todo lo que sentía al nombrar a su otro hijo— Carlisle vámonos por favor— rogo nuevamente. El hombre miraba a Edward con expresión asesina, los dos se fulminaron con las miradas. A los pocos segundos después Carlisle Cullen salió en silencio de la habitación seguido muy de cerca por Esme. Suspire pesadamente y me tambalee al sentir que el aire me faltaba, las manos de Tanya alcanzaron a sujetarme. Mi cabeza dio vueltas y no fui consciente de lo que sucedió por algunos segundos.

― Hiciste un excelente trabajo Bella, estas lista para entrar en la familia— ambas sonreímos, de pronto la presencia de Alice salto a la escena, Edward se puso nuevamente en guardia como esperando su ataque, la mujer se paro en frente mío y comenzó a hablar.

― Sé que es difícil por lo que tendrás que pasar pero agradezco que la curiosidad me haya ganado y viniera a conocerte, acepto que no fue en el mejor momento pero no podría haber sido de una manera mejor, eres digna de estar con mi hermano y me siento feliz por eso. Espero que pronto todo esto cambie y podamos estar tranquilos, soy Alice Cullen la hermana menor de Edward, es un placer conocerte Isabella Swan— mi corazón latió rápido al comprender sus palabras, ¿ella de verdad me estaba aceptando?

― El placer es mío Alice pero llámame Bella— en un movimiento que no preveía ella se acerco a mí y me abrazo con fuerza, sentí sus cálidos brazos estrecharme contra su cuerpo y hacerme sentir querida, ella no me estaba rechazando.

― Sé que estarás aquí unos días, por lo menos hasta la boda de Tanya así que salgamos a cenar todos juntos, además podrías conocer a mi pequeño hijo.

― Sería un placer— le dije con una sonrisa la cual ella correspondió. Su mirada cambio de mi hacia Edward, el nos observaba con sus ojos neutrales, Alice se acerco a él y lo abrazo por la cintura, Edward la rodeo con sus brazos y cerro sus ojos para besar su cabello.

― No esperaba menos de ti Alice— comento susurrando

― Ya sabes que cuentas conmigo para lo que sea, supe después de que te fuiste lo que hizo papa y créeme que no lo justifico, estoy en desacuerdo con todo lo que está haciendo pero confío que todo cambiará con el tiempo, les deseo la mayor de las felicidades— se separo de él para mirarlo a los ojos— se que están hechos el uno para el otro, ya he podido comprobarlo y me quedo tranquila, has traído a una mujer que es mucho más fuerte que tu hermanito y eso es bueno, detrás de un gran hombre…

― Siempre hay una gran mujer— termino con una pequeña sonrisa— créeme que ahora más que nunca creo en eso

― Ya me voy— alisó su elegante vestido con sus manos y suspiro— ya sabes cómo es Carlisle, dale tiempo Edward, ambos sabemos que Níkolas así lo hubiera querido

― Créeme que él es una de las grandes razones que tengo para no partirle la madre a Carlisle.

― Tranquilo hermanito ya verás que todo estará bien— la chica sonrió

― Eso espero

― Bueno, nos vemos les aseguro que será pronto, Tanya cualquier cosa me llamas.

― Bueno querida cuídate

― Ustedes igual, ha sido un placer Bella

― El placer ha sido mío—. Respondí con una sonrisa

― Ah y bienvenida a la familia Cullen— agregó antes de salir del salón

― Gracias— susurre casi solo para mí.

Un momento de silencio se desato, los brazos de Tanya aun estaban en mis hombros, sentía sus manos dándome apoyo, mire hacia el lugar en donde había desaparecido la familia Cullen ¿podrían ser tan diferentes a Edward? Creo que sí, Carlisle Cullen no tenía ni un ápice de compasión, ni siquiera por su hijo. Desvié mis ojos hacia donde estaba Edward, el aun tenía una mirada penetrante y fría, su expresión me hizo recordar cuando lo conocí, me libere del soporte de Tanya y camine hacia su lado me pare frente a sus ojos haciendo que ellos me miraran atentos

― Tranquilo… ya todo paso— mencioné, su expresión poco a poco volvió a relajarse, me recordaba cuando los gatos tenían posición de combate, Edward estaba en el mismo plan, cualquier cosa podría engrifarlo.

― Demonios, como lamento que tuvieras que pasar por esto— susurró mientras pasaba sus brazos por mi cintura pegándome a su cuerpo

― No te preocupes— le dije para tranquilizarlo— no fue tan terrible como pensaba— mentí para darle paz, había sido peor de lo que imaginaba— Edward…— comencé con la duda carcomiéndome en mi pecho

― ¿quieres saber quién es Níkolas?— preguntó, sus manos me soltaron y me condujo hacia los enormes sofás que habían, Tanya nos observó y se sentó en frente, los tres suspiramos pesadamente— Níkolas Alexander Cullen es mi hermano mayor y murió hace muchos años atrás. Cuando tenia dieciséis años mi hermano ya era mayor, el tenia veinticuatro y estaba saliendo de la universidad se había graduado con honores de su carrera y era el alumno con más futuro de toda la universidad, para mí el era un héroe, era todo lo que yo siempre hubiese querido ser, cuando niños soñaba con parecerme a él y hacia muchas de las cosas que usualmente hacia para intentar parecernos pero aun así con mi orgullo de ser su hermano y con toda la admiración que tenía en solo una noche, un solo error cambio mi vida y se llevo la de mi hermano para siempre.

― Dios mío…— susurre llevándome una mano a mi boca— ¿Qué fue lo que sucedió?

― Por lo que Carlisle dice fue una irresponsabilidad de mi parte. La noche que Níkolas se tituló y aprobó todo en la universidad hubo una celebración a la cual él fue invitado, debido a mi insistencia le pedí que me llevara, se sentía tan bien ser observado por todos al caminar, mi hermano era admirado, odiado, envidiado y amado por muchos, sin duda el protagonismo despierta muchos sentimientos. Cuando todo termino Níkolas estaba en un estado de completa borrachera, no se podía ni los pies— los ojos de Edward cada vez más se perdían en el horizonte, parecía ausente, estaba reviviendo esa fatídica noche— yo mismo tenía unas copas de más y sentí un poco de miedo en llamar a mis padres si descubrían que me habían sacado de la casa aun siendo tan joven le armarían un escándalo a mi hermano y yo no quería meterlo en problemas. Espere un tiempo a que se me pasaran los mareos y casi en la madrugada cuando ya estaba muy bien lo subí a su auto y conduje por la carretera hacia la casa. Todo paso tan rápido…— una mueca de dolor apareció en su rostro, la cubrió de inmediato con ambas manos— yo desperté al mes después y sin saber lo que había sucedido, cuando Carlisle me vio me acusó de lo que había sucedido, para el yo siempre he sido el asesino de su querido hijo y eso jamás va a cambiar. Yo debería haber muerto en ese accidente, no él— acepto con un enorme pesar.

El dolor que había reflejado en su alma llegaba hasta lo más profundo de mí ser, esta era la gran razón del odio de Carlisle hacia Edward, él pensaba que Edward debería haber muerto en ese accidente, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, en otra realidad tal vez jamás habría conocido a Edward.

― Eso no es cierto, fue un accidente, Edward…— le dije acercándome a él, no me importo que Tanya estuviera allí, abrí mis brazos y lo cubrí con ellos dándole mi apoyo— fue el maldito destino, el no puede culparte por lo que sucedió…

― Eso ya no importa Bella, la vida no va a cambiar lo que él piensa de mi, si mi padre me odia allá el, yo no vivera cargando sus culpas.

― Maldita sea— gemí mientras lagrimas caían por mis mejillas— es muy injusto

― Nadie dijo que la vida era justa cariño— dijo Tanya desde un rincón, sus ojos brillaban desde la oscuridad en donde estaba sentada— lamentablemente Edward ha tenido que cargar siempre con eso y Carlisle jamás se ha arrepentido del odio que tiene hacia su hijo

― ¿entonces es por eso que él te odia?— pregunté imaginándome la respuesta

― Por eso y por algunas cosas más, después de que Níkolas murió yo tuve que asumir su rol y malgaste mucho dinero en cosas sin sentido, casi perdí la fortuna familiar y ese error Carlisle jamás pudo perdonármelo.

― Demonios pero si es por ti que ahora están en ese lugar, por ti es que ahora Cullen Enterprise es una empresa gigantesca

― Eso a Carlisle le vale— dijo Tanya acercándose— a él lo único que le importa es el dinero, quien lo genere es algo poco importante— suspiro— intentemos olvidar esto, iré por un café para todos, lo necesitamos

― Para mí un té, aun siento malestar del viaje—

― ¿te duele la cabeza?— pregunte llevando mi mano instantáneamente a su frente

― Un poco, creo que iré a dormir.

― Ve primo, ya sabes cuál es tu habitación, pediré que les suban las maletas y el té.

― ¿quieres que te acompañe?— ofrecí mientras nos poníamos de pie

― No, quédate con Tanya— Edward me dio un corto beso en la frente y se perdió del salón, quería estar solo y comprendía perfectamente su aislamiento.

― Odio no poder ayudarlo— dije mientras miraba las escaleras por donde se había ido

― Créeme Bella, ya has hecho más de lo que piensas, Edward está muy cambiado y soy tan feliz de verlo así, tú has roto todas sus barreras y te enterraste en su corazón, eso es muy bueno, después de todo el dolor que le ha tocado pasar ya es hora de que tenga un poco de felicidad.

― Tienes razón pero aun así no entiendo a su padre ¿Qué demonios quiere?

― Nadie ha podido responder esa pregunta créeme que pienso que jamás sabremos la respuesta.

Tanya me condujo hacia una hermosa terraza en el patio, teníamos una vista privilegiada del jardín y la enorme alberca. Cuando vi la casa por detrás sentí nostalgia de mi casa y de la mansión, sin pensarlo saque el teléfono móvil de mi bolsillo y llame a ambas para preguntar, en la mansión Will estaba feliz de poder hablar conmigo, me preguntó por Edward y le comente sobre la recaída que estaba teniendo, me aconsejó que llamara a Emmett y así tendría que hacerlo, no me gustaba para nada lo que sucedía. Cuando colgué marque el número de mi casa, Sue me contesto.

― Casa de la familia Swan— saludó con la dulce voz que la caracterizaba

― Hola Sue— saludé animadamente, la brisa golpeaba en mi cara y me hacía sentir maravillosamente, mire a Tanya quien disfrutada animada de un pastelillo de chocolate.

― Hola cariño ¿Cómo vas? ¿Cómo esta todo allá? ¿has conocido a la familia de Edward?— demonios… no esperaba un bombardeo de preguntas.

― Eh, si ya los he visto— comente en un tono casual alejado de mis preocupaciones

― ¿y como ha sido? ¿te trataron bien?

― Sí, claro, son un poco diferentes a nosotros pero aun así todo fue muy cordial

― Qué bueno querida, me alegro bastante, mándale mis saludos a Edward y dile que te cuide— sonreí, Sue en estos meses casi había adoptado el papel de una madre, la que siempre debimos tener con Kate, amorosa y preocupada por nosotros.

― Yo le diré, ¿y mi papa?

― Anda con Kate en el mercado, fueron por unas hortalizas, volverán en un rato ¿le digo que te llame?

― No, no te preocupes, yo los llamare.

― Bueno cariño

― Cuídate mucho Sue, y cuida de mi familia

― Claro que si querida, siempre lo hare, abrazos a Edward

― En tu nombre, adiós

― Adiós.

Solté un enorme suspiro y cerré mis ojos, agradecía infinitamente que Sue fuera parte de nuestras vidas, mi padre y Kate no habían estado jamás tan felices desde que ella se unió a nuestra pequeña familia. Guarde mi teléfono y fui observada por la rubia mujer que tenía en frente.

― Te crecerá la nariz como ha pinocho— comentó con una sonrisa.

― No quiero más preocupaciones ahora

― ¿era tu madre?— preguntó, un pequeño dolor apareció en mi alma, seria genial tener viva a mi mama para apoyarme en esto

― No pero es lo más cercano que tengo a una.

― Qué bueno, y dime ¿Qué planean hacer hasta la boda?

― No lo sé, creo que recorrer la ciudad ya que nunca he estado aquí pero lo demás es por cuenta de Edward, aun no hemos hablado de eso.

― Ya tenemos agendada una cena con Alice así que creo que la pondremos para mañana por la noche así conocerás a Jasper. Hoy por la noche hay un cóctel de bienvenida para ustedes y para celebrar los comienzos de la boda, ya mañana tenemos el primer desayuno, todas las mujeres de la familia Cullen, obviamente tienes que ir, serás mi invitada especial

― Gracias— respondí por inercia, mis nervios nuevamente se crispaban, Alice ya no era una complicación pero aun así me preocupaba Esme Cullen. Tanya me miro por unos momentos y al parecer supo hacia donde iban mis pensamientos

― Si esta preocupada por Tía Esme te diré que ella es un poco más dócil que Carlisle pero más difícil que Alice, creo que ella valora mucho la familia y la paz como para no intentar conseguirla, puedo decirte con certeza que intentara convencerte para que te alejes de Edward.

― Demonios—susurre mientras jugaba nerviosa con mis dedos— ¿esto acabara algún día?

― Si, puedo asegurártelo, el día que te cases con Edward ellos no podrán hacer nada más.

― ¿casarme?— pregunte abriendo mis ojos desmesuradamente

― ¿no me digas que mi primo no te ha propuesto matrimonio?— preguntó enarcando una ceja— demonios, sí que es lento, yo pensé que ya estaban comprometidos

― Somos novios— respondí dándole importancia a nuestro compromiso

― Eso es lo mismo que el viento, para nuestra familia lo que vale son los compromisos y los matrimonios, aunque yo estoy en desacuerdo, soy un alma libre que espera ser completamente feliz sin las ataduras de la sociedad

― ¿entonces porque te casas?— le pregunte divertida por la livianes de su alma.

― ¡porque lo amo!— alzó su voz— créeme que si no lo hiciera ni loca me caso pero lo hago porque es el indicado, Mathew es el hombre que quiero en vida para siempre y no estoy tan loca como para dejarlo escapar. El vuelve mañana así que podrá salir a cenar con nosotros

― ¿Qué hace?

― Es dueño de una aerolínea, además de ser escocés. Por lo pronto está dejando todo listo para nuestra luna de miel, nos iremos dos meses a recorrer el mundo.

― ¡genial!— exclamé con emoción.

Esa tarde estuvimos hablando de la vida, la prima de Edward era una persona admirable, sin duda llegaríamos a ser grandes amigas, paseamos por la casa y ella me presento a su personal. Tanya vivía sola en esa casa ya que su familia estaba en Canadá por este año pero los conocería para la boda. En un momento mientras ella hablaba con su novio, subí las enormes escaleras hacia el segundo piso, una mucama que iba pasando me indico cual era la habitación de Edward, camine en silencio por el pasillo hasta la última puerta del lugar. Rodé la manilla y una gran habitación queda descubierta a mis ojos, estaba un poco oscurecida ya que las cortinas estaban corridas, mis ojos se fueron a la cama pero Edward no estaba por allí. Cuando avancé unos cuantos pasos un ruido que provenía de una puerta al fondo llamo mi atención, el sonido de una arcada me alerto de que algo sucedía, me saque la chaquetilla que llevaba y camine rápidamente al baño

― ¿Edward?— llame golpeando la puerta, un nuevo sonido acompañado del correr del agua me alerto de que se encontraba mal— ¡Edward! Ábreme la puerta— pedí, tome la manilla y la gire dándome cuenta de que estaba abierto, mire hacia el interior y vi a mi novio apoyado con sus dos manos del lavamanos y con la cabeza enterrada en el interior— ¡demonios! Edward ¿estás bien?— corrí en su ayuda, lo tome de los brazos y levante su rostro, tenía toda la cara mojada.

― Creo que si— respondió en un hilo de voz— me sentí mal y devolví el té que había tomado.

― Dios mío, esto no me gusta para nada.

― No te preocupes me pondré bien, es malestar por el viaje.

― Pero esto jamás te había pasado así que no es una simple coincidencia.

― Estoy bien— susurro, levanto su cuerpo y camino hacia afuera, tome uno de sus brazos y lo ayude a llegar a la cama— tengo que dormir un poco para el coctel de esta noche.

― No señor ¡no iras a ninguna parte esta noche!— impuse mi presencia ante sus palabras— hoy no saldrás de esta habitación.

― En otro momento esa habría sido una propuesta muy sexy mi amor, si no estuviera así te habría tomado la palabra— sonrió aun con sus ojos cerrados, podía ver su rostro pálido y unas enormes ojeras debajo de sus ojos. Se había dejado caer a la cama y ni siquiera se había movido

― Ya basta— le dije y saque sus zapatos— debes dormir, mas tarde te aplicare un calmante para que descanses y algo para tus nauseas.

― Hace tiempo que no me pasaba— la voz que utilizo derritió mi corazón.

― Odio que estés así— susurre acomodándome en su espalda, pase mis menos por su cintura y me pegue a su espalda, el soltó un suspiro cogiendo mis manos

― Imaginé lo que es para mí, tanto que pensamos en viajar y ahora esto me impide mostrarte lo hermosa que es mi ciudad.

― No te preocupes, ya tendremos tiempo— me levante para besar su coronilla— duerme mi amor, duerme que yo velare tu sueño, ahora es mi turno cuidarte— el sonrió.

― Te amo Bella.

― Y yo a ti— lo bese y me recargue en su espalda.

La respiración de Edward poco a poco se fue acompasando, cuando estaba segura de que dormía me levante para administrarle un calmante, seguramente su cerebro no había soportado la presión del encuentro con Carlisle explotando en una nueva crisis, si mis pensamientos no eran herrados podría asegurar que Carlisle Cullen era el detonante de sus crisis. Saque mi celular y marque el numero de Rosalie, por la diferencia de horarios allá tendría que ser muy tarde pero confiaba en que ella aun estuviera disponible.

― Hola Bella— saludó su alegre voz— ¿Cómo estás?

― Mal Rose, todo mal— le respondí dejándome caer en un sillón de la enorme habitación

― Demonios ¿Qué sucede?— preguntó

― Me encontré con Carlisle Cullen y toda su familia

― ¡por Dios! ¿y qué sucedió?

― Lo que esperaba, el tipo de me odia y no se molesta en esconder su aversión y lo peor de todo es que Edward nuevamente está enfermo

― ¿tiene crisis?— preguntó con un tono de histeria— espera un momento Emmett quiere hablarte— como era de suponer Rose estaba con su novio, nuestro buen amigo y doctor Emmett Cullen

― ¿Bella que sucede con Edward?

― Desde que llegamos en avión comenzó a tener nauseas, dolores de cabeza y síntomas que presentaba antes cuando estaba enfermo.

― Maldición, no esperaba una recaída

― Yo tampoco y me tiene muy preocupada, temo que se repitan con más frecuencia, estaba pensando en que su padre genera esas crisis, Emmett si los hubieras visto pelear

― ¿se pelearon?

― Lamentablemente si, el padre de Edward es una persona que no tiene corazón, culpa a su hijo de todo lo que sucede en su vida.

― Demonios, compadezco a mi amigo, a penas vuelvan aquí le haremos exámenes para saber cómo va, no quiero que su salud vuelva a decaer.

― ni yo tampoco. Mañana te llamare para ver cómo va todo

― está bien, llévalo al médico si todo empeora no dejes pasar tiempo.

― Lo sé no te preocupes, ya le di un calmante y está durmiendo

― Bien, me llamas cualquier cosa, no importa la hora.

― Está bien, cuídense y salúdame a Rose dile que mañana la llamare.

― Bueno, nos vemos , adiós

― Adiós.

Colgué, apreté el teléfono contra mi pecho mirando la inerte figura de Edward, sentía pena y por sobre todo podía palpar el dolor que tenía en su corazón, sin duda alguna Carlisle Cullen era más que un dolor en su vida a pesar de todo era su padre y Edward sufría por su rechazo.