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miércoles, 4 de abril de 2012

Muy Salvaje Para Ser dominado

CAPÍTULO 11



Tanya suspiro y cerro el libro con un ruido sordo. Ella solia trabajar mas tiempo. Por lo general, disfrutaba de las perfectas y uniformes columnas de numeros, encontrando paz en la tarea.


Podian pasar horas sin que se diera cuenta. Excepto hoy, su mente estaba distraida.


Cerrando los ojos, apoyo los codos en el escritorio y se froto la frente. En verdad, su mente habia estado en otro lugar por varios dias. Desde que Edward se habia alejado de ella ―y de su cama.


En su experiencia, eso significaba solo una cosa. Su primer marido habia sido un mujeriego


cronico. El desinteres habia significado siempre una sola cosa: una nueva mujer. Los hombres eran esclavos de la carne. Mientras que Edward puede que no se hubiera llevado a esta Lady Bella a la cama todavia, era solo una cuestion de tiempo. Sin importar que su cabeza le exigiera que resistiera, su cuerpo exigia que sucumbiera. Tal vez incluso su corazón lo exigia.


Dejo caer sus brazos sobre el escritorio y paso la mirada por su elegante oficina. La casa viudal era el hogar de su corazon, mas hermosa que cualquier cosa que la hija de un pescador de Scarborough alguna vez hubiera esperado. Habia pensado pasar el resto de sus dias aqui. Ella no estaba interesada en volver a casarse y enterrar otro marido. No cuando tenia esta hermosa casa.


Y a Edward en su cama.


Se estremecio. No dispuesta a pensar en perder a Edward, Tanya se aparto del escritorio. Sus movimientos bruscos deslizaron uno de los libros de cuentas hacia delante, chocando contra la coleccion de libros en el extremo de la gran mesa de caoba. Tres volumenes encuadernados de cuero cayeron al suelo, seguido por el ruido sordo del sujeta-libros de bronce.


Tanya rodeo al escritorio para recuperarlos, esperando que no hubiera dañado los libros. Habian


pertenecido al padre de Edward y ocupaban ese rincon del escritorio desde su llegada a la casa viudal.


Agachandose, recogio los pesados sujeta-libros y los coloco de nuevo en el escritorio. Luego recogio los dos primeros volumenes. El volumen final estaba a varios metros de distancia. Al parecer, algunas de las paginas se habian desprendido de su tapa.


―Maldita sea ―murmuro, arrastrandose mas cerca.


Al examinarlos de mas cerca, pudo ver que las paginas no se habian soltado del todo, sino mas bien una nota se habia escondido en su interior. Saco el trozo de pergamino doblado que estaba suelto. Se arrugo haciendo un crujido entre sus dedos, las paginas amarillas por el tiempo.


Desdoblo la hoja y miro la escritura elegante, femenina. Su mirada se fue rapidamente al final de la misiva. La firma salto del papel. El corazon le dio un vuelco en el pecho y su mirada fue bruscamente a la parte superior de la carta, al principio. Una pesadez se instalo en su pecho, expandiendose a medida que devoraba cada palabra, su significado penetrando sus pensamientos vacilantes.


Se levanto sobre sus piernas tan inestables como la mano temblorosa que agarraba la carta. El pergamino se arrugo irremediablemente, fragil como una hoja caida en su agarre, sus nudillos blancos por la presion que ejercia.


Se paseo de aca para alla a lo largo de la biblioteca, sus dientes mordiendo preocupada su labio inferior. Finalmente se detuvo delante de la chimenea, mirando las llamas durante un largo momento, considerando la misiva de veinte años de antiguedad que apretaba con fuerza en su mano ―y todo lo que significaria para Edward. Todo lo que significaria para ella.


Moviendo la cabeza con fiereza, arrojo la carta al fuego con un giro de la muñeca.


―Perdoname, Edward―murmuro ella, viendo como el papel se encendia, se curvaba y se


desvanecia en un retorcido nido de llamas.


―Es brillante, simplemente brillante ―dijo Alice efusivamente, casi arrastrando a Bella por el pasillo.


Bella apresuro el paso, tratando de mantener el ritmo.


―.Como lo hizo? ―pregunto alice. ―Normalmente solo veo caballeros elegibles en la iglesia, y Rosalie me aleja de inmediato antes de que yo pueda hablar con ellos.


Bella se encogio de hombros.


―No fue tan dificil convencer a su abuela. No me parece que sea alguien a la que se le pueda negar sus entretenimientos sociales. No en su propia casa y menos que sea su nieto el que lo haga.


Sin importar cuanto quiera el imponer su autoridad. Lady Massen es intimidante por sus propios meritos.


―Cierto, pero la ira de Edward es algo que debe evitarse ―explico alice. ―La última vez lo


demostro― añadió con un estremecimiento.


―.La ultima vez?


Los ojos de Alice se agrandaron.


―Oh, fue un susto. Abuela organizo un almuerzo con el señor Humphrey, con la fin de endilgar su hija a Edward.


―.Que paso?


―Edward estuvo tan grosero como de costumbre, espanto al señor Humphrey ―era nuestro vicario, sabe.


Bella no lo sabia, pero ella asintio, incitando a Alice a continuar.


―El vicario y su hija se fueron furiosos antes que incluso se sirviera el postre. Al dia siguiente se fueron de Yorkshire definitivamente.


Bella meneo la cabeza, sorprendida. A pesar de que no debiera estarlo.Edward había


demostrado ser nada más que un canalla.


―Me parece sorprendente incluso que hubiera familias dispuestas a casar a sus hijas con el


―ella se encogio, al instante lamentando el comentario. Por supuesto, habia familias de este tipo.


Familias como la suya.


Como si hubiera leido sus pensamientos,alice respondio:


―Por supuesto. .Acaso la suya no lo esta?


Bella asintio con aire taciturno.


alice le dirigio una mirada de soslayo.


Bella trago el nudo en su garganta, cuidando de mantener la expresion neutra. No estando


dispuesta a discutir la necesidad desesperada de su familia por librarse de ella, se obligo a una jovialidad que no sentia y regreso a la anterior pregunta de alice.


―Convencer a su abuela para organizar la pequeña reunión de hoy no fue tan extraordinario.


Me limite a expresar interés por conocer algunos de sus vecinos.


Alice sonrió.


―Bueno, no fue ninguna coincidencia que la abuela eligiera la tarde del jueves. Muy


inteligente. Rosalie siempre visita el orfanato de Locksley. Ella no volvera hasta las primeras horas de la noche.


Muy inteligente, en realidad. Lady Massen astutamente habia organizado el te, manteniendo tanto su nieto y a Rosalie, en la oscuridad. Bella no sabia si admirar a la dama o temerle mas de lo que ya le temia.


No es que este te fuera un gran acontecimiento. Sus unicos vecinos cercanos de rango


adecuado para asistir se reducia a un numero insignificante de tres. Al entrar en la sala, el


auspicioso trio se puso de pie: el Vicario Harry, redondo y jovial;Samuel huley, un viudo de mediana edad que miraba parpadeando como un buho, casi como si no estuviera seguro de supresencia en la sala de los Massen; y Baron thomas . Bella lo recorrio con la mirada


apreciativamente, pensando que la mejor esperanza de alice descansaba aqui. Un cabello rubio enmarcaba su rostro juvenil, encrespandose en las patillas en un tono mas profundo de rubio. Su expresion reflejaba un interes cortes. Interes, pronto se dio cuenta, que habia reservado para ella sola.


―.Quiere otro bollo, Lady Bella? ―pregunto, ofreciendole un plato de variados bollos de te. Bella echo un vistazo a los tres rellenos de su plato.


―No, gracias.


Alice extendio la mano para alcanzar uno, una sonrisa presta en su rostro.


―Me encantaria…―su voz se desvanecio cuando Thomas coloco el plato de vuelta en el


servicio de te, sin otorgarle ni una mirada. Su mano ondeo en el aire, un rubor avergonzado inundo su rostro.


Bella lo fulmino con la mirada. La cortesia a un Massen claramente lo eludia. Y los modales de Milton resultaron ser solo un poco mejor. Al cesar su incesante parpadeo, simplemente la hizo participar a ella o la condesa en la conversacion. Ignoro a alice por completo.


Bella se esforzo por disuadir sus atenciones, recurriendo a su reserva de insipidos temas de debate. Nada, sin embargo, desalentó al baron. Realmente parecia interesado en los principios de


la horticultura Celtica ―un tema que siempre habia ahuyentado efectivamente a pretendientes potenciales.


―No puedo decir lo encantado que estoy de que haya escogido visitar nuestra aislada campina ,milady ―interrumpio el baron Whitfield cuando ella hizo una pausa en medio de su diatriba, el unico signo de que preferiria un cambio de tema. ―Debe estar mortalmente aburrida aqui.


―Al contrario. Los Massen son unos brillantes anfitriones ―Bella sonrio a alice, quien le devolvio una languida sonrisa. ―Lady alice es especialmente encantadora, una compañía asi aun tengo que encontrar en la ciudad.


Thomas clavo en alice una mirada dudosa, sus fosas nasales ligeramente ensanchadas.


―Estoy seguro ―murmuro, sus labios contrayendose como si ella hubiera dicho alguna broma.


La indignacion de Bella ardio aun mas fuerte.


Mina aparto la cara, revolviendo el contenido de su taza de te rapidamente con una cuchara. A pesar de su apariencia valiente, a bella no se le pasaba por alto el rapido parpadeo de sus ojos, como si ella luchara por contener las lagrimas.


―Asi que usted ha venido a capturar nuestro elusivo conde ―trono el señor Harry con voz altisonante, capturando la atencion de Bella. Estuvo a punto de dejar caer la taza de te. Hizo un ruido estrepitoso en el plato mientras se aclaraba la garganta, tratando de dar una respuesta adecuada a la notable falta de tacto del vicario.


―Ella es la adecuada, señor Harry ―proclamo lady Massen, asintiendo sabiamente, con una sonrisa de aprobacion adornando sus labios. ―Por la que hemos estado esperando ―ella se inclino hacia delante y susurro en voz alta:. ―Lo puedo sentir.


―.Cierto? ―replico el vicario, examinando a Bella con renovado interes. ―Entonces, usted cree lo hara ponerse de rodillas, .eh, milady?


―Eh...―Bella sonrio incomoda, sabiendo que contradecirlo sonaria absurdo, loco incluso.


.Por que mas ella estaria aqui, si no era para atrapar al conde de Massen? El senor Harry la


observaba, esperando. Humedeciendose los labios, ella logro no ahogarse cuando murmuro:


―Hare mi mejor esfuerzo en ponerlo de rodillas, señor Harry.


―Bien, bien ―rio el, alzando un dedo parecido a una salchicha cito: ―Pero a causa de las inmoralidades, dejen que cada hombre tenga su propia esposa y dejen que cada mujer tenga su propio marido.


.Inmoralidades? bella sonrio debilmente, sin saber como responder. .El vicario veia a través de ella, en lo profundo del corazón, donde pensamientos pecaminosos acerca del conde acechaban, un remolino de calor liquido formandose en su vientre al solo pensar en el?


―Muy bien dicho ―intervino lady Massen, levantando su taza en señal de saludo. ―Por


poner a Edward de rodillas.


Bella apreto el plato en su mano, sin hacer caso de la delicada porcelana china que amenazaba con romperse por la presion, mientras que todo el mundo respetuosamente se hacia eco de lady Massen. Ella se levanto bruscamente, necesitando escapar tanto como su cuerpo anhelaba el aire.


―Es un dia hermoso. Alice, .no me acompañarías para dar un paseo al aire libre?


Con una expresion de alivio, Alice se puso en pie.


―.No me permitirian unirme a ustedes? ―rapido como un zorro, Thomas se lanzo hacia


adelante y abrio las puertas del balcon.


Al no ver una forma cortes de oponerse, Bella curvo su brazo alrededor del de alice y salio a la suave luz solar. Thomas se ubico al lado de Bella, y descendieron los escalones de piedra. Ella le lanzo una mirada cautelosa, prometiendose que el no menospreciaria a alice nuevamente. Ella no permitiria que un caballero pretencioso mirara a alice por encima del hombro.


―No hay nada como la primavera de Yorkshire ―comento el mientras se paseaban por el


camino, adentrandose en los inmensos arbustos de aulaga, laberinticos y espinosos. Hizo un gesto amplio. ―Pronto todo estara cubierto de capullos amarillos.


―Encantador ―murmuro bella, echando una mirada a la silenciosa alice a su lado,


preguntandose como incluirla en la conversacion. ―Comprendo muy bien por que alguien elige vivir en el campo.


―.Visita el campo con frecuencia, Lady Bella?


―Desafortunadamente, no. Ha pasado mucho tiempo ―contesto ella.


―.Su familia no tiene residencia en Nottinghamshire?


Bella asintio, su mirada estrechandose. Al parecer, el habia venido preparado. Se pregunto


que mas sabria de ella.


―Debe de ser precioso. Cuenteme ―insistio el con un movimiento de rizos ligeros como


plumas.


Bella ahogo una risa sin humor, preguntandose como iba a reaccionar a la verdad ―que la residencia de la familia Derring se habia cerrado a cal y canto los ultimos dos anos. Bertram había despedido a casi todo el personal. Cada articulo no vinculante se habia vendido. La excepcional coleccion de libros de su madre ―vendida hace mucho tiempo ―provoco la mayor punzada en su pecho. La propiedad, como la casa, habian caido en tal lamentable estado de deterioro, que se necesitaria una fortuna para volverla a su antigua gloria. Una fortuna de la que obviamente carecian.


―Dicen que Nottinghamshire es hermoso ―agrego thomas, insistiendo mas apegado a ella.


―Confieso un fuerte anhelo por ver si los rumores son ciertos.


Bella se trago un resoplido impropio de una dama ante su absoluto descaro. .Realmente el pensaba que con una alusion tan obvia se conseguiria una invitacion a la finca de su familia?


alice se detuvo de pronto, liberando su brazo del de Bella. Sus ojos verdes, tan parecidos a los de Edward, brillaban por las lagrimas no derramadas.


―Pe-perdonenme, pero tengo un terrible dolor de cabeza ―sus dedos rozaron su sien.


―Tengo que retirarme.


Bella abrio la boca para ofrecerle su compañía, pero alice se dio la vuelta en una ráfaga de


Faldas y corrió por el sendero. Ella siguio a su amiga con la mirada durante un largo rato, una banda invisible apretando su corazon. alice no habia ocultado sus muchas expectativas para ese dia. Al parecer, sus hermanos no eran todo lo que le impedia disfrutar de la sociedad. La misma sociedad presentaba sus propias barreras.


Indiferente a la partida de alice, thomas aseguro la mano de Bella con mas firmeza en el


angulo de su brazo adentrandolos aun mas por el camino sinuoso. A traves de los muchos setos de espino, se oia una fuente a la distancia, sus alegres gorjeos un contraste directo con su sombrio estado de animo.


―Esplendido ―murmuro el, su bajo tono de voz conspirador, mientras daba palmaditas al


dorso de su mano. ―Ahora la tengo toda para mi.


Ella aparto la cara y puso los ojos en blanco, preguntandose como podria excusarse ante este idiota y regresar a la casa.


―.No soy afortunado? ―inquirio, su pulgar moviendose en pequenos circulos en el interior de su muneca. Se estremecio como si un insecto se hubiera deslizado a traves de su piel.


Liberando su mano de un tiron, anuncio:


―Me gustaria ver como se encuentra alice.


Thomas se movio rapidamente, bloqueando su camino. Ella levanto la vista hasta el rubio


conquistador, su ceja alzada en interrogacion.


―.Y me abandona a mi suerte? ―con un mohin burlon, apreto las dos manos contra su


corazon como si estuviera herido mortalmente.


Bella se cruzo de brazos y golpeo el pie con impaciencia. Seguramente no creeria que esa


tactica iba a funcionar. Habia estado rechazando pretendientes mucho mas encantadores que el desde que tenia diecisiete anos.


―Seria grosero de mi parte no preocuparme por alice.


―Estoy seguro de que ella esta bien…


―Me gustaria verlo por mi misma ―dicho esto, bajo sus brazos y lo rodeo, sin importarle si el la seguia o no. Su paso fuerte lo sintio detras de ella, haciendo crujir el camino de grava.


Su queja molesta llego a sus oidos.


―.Y que importa si ella esta enferma, si puede saberse?


Bella se detuvo y se dio vuelta, convencida de que habia oido mal.


―.Perdon?


El se sacudio un pedazo de pelusa imaginaria de la chaqueta y levanto la barbilla. En términos no muy refinados, sin la menor señal de disculpa en sus ojos, repitio:


―.Que importa si ella esta enferma?


Maravillada ante su falta de sensibilidad, lo recorrio con una mirada de desprecio y respondió secamente:


―A mi me importa mucho.


El se echo a reir. Una cadenciosa risa, casi femenina.


―Ella es una de Massen ―su mirada le decia que eso deberia explicarlo todo.


―Perdoneme por ser obtusa, pero .que importa eso?


El ondeo la mano ante el, como si el gesto de alguna manera haria que entendiera.


―Digamos que si ella no se siente bien, no es por ninguna enfermedad tratable.


Bella se lo quedo mirando.


Suspirando, Thomas continuo:


―No hay duda de que ella sufre de algun tipo de ajuste como resultado de su locura. Y no hay nada que se pueda hacer para ayudarla en ese aspecto.


Temblando de indignacion, Bella se aparto del horrible hombre, nada de dispuesta a quedarse cerca de tanta idiotez.


―alice no esta loca.


Thomas se adelanto y agarro su brazo. Sentia la piel la gallina donde el la sujetaba y ella trato de librarse, pero el se aferraba como una firme raiz.


―Lady Bella ―dijo, su voz resbaladiza como el aceite, mientras se deslizaba sobre ella. ―Me temo que ha venido aqui con algunas serias y equivocadas apreciaciones ―sus dedos se flexionaron, clavandose en su piel.


―.De verdad? ―pregunto ella con frialdad, observandolo con desprecio nuevamente.


―Los Massen son mala sangre. Todo el mundo lo sabe ―su boca se curvo en una sonrisa


forzada, e inclino la cabeza en reconocimiento. ―Al menos todos los de por aqui. Al parecer, no su familia. Ellos no la habrian enviado aqui para conseguir casarla con el Loco Massen si lo supieran…


―Apenas lo conozco ―le interrumpio, sin ganas de escuchar mas acerca de su preocupacion.


―Ciertamente no necesito su consejo en tales asuntos.


Bella se retorcio, deseosa de librarse de su contacto que le erizaba la piel. Se volvio, pero


volvio a capturar su brazo, arrastrandola hacia el para enfrentarlo.


―Suelteme ―ordeno, con las mejillas ardiendo de indignacion. Miro la mano que aprisionaba su brazo, su piel blanqueandose donde esos dedos se hundian en su carne.


―Simplemente trato de protegerla de cometer un grave error.


―Que magnanimo de su parte ―siseo, sabiendo su juego. El protegerla no tenia nada que ver con esto. ―Sin embargo, no veo como lo que yo haga pueda ser asunto suyo.


Sus dedos apretaron su brazo, haciendole daño.


―Me gustaria mucho cambiar eso, milady ―murmuro el, su mirada deslizandose sobre su


rostro con una minuciosidad que hizo que la parte de atras de su cuello se erizara. ―Usted esta claramente a la caza de un marido. Permitame que me ofrezca como candidato. Soy de medios modestos, pero mucho mas adecuado que Massen.


Bella se quedo boquiabierta. .Era el aire del campo? .O algo en el agua? Primero Massen, y ahora este hombre miserable. Los dos se comportaban como si ella no tuviera nada mejor que hacer que encontrar un marido. Como si ella no pudiera desear nada mas de la vida. Ninguno de los caballeros de Londres se habia acercado a esta desfachatez.


Bella flexiono el tobillo, preparandose para pisar con fuerza sus pies si no la liberaba. Solo al


pasar una rapida mirada por el silencioso jardin, se dio cuenta que ni siquiera estaba segura de conocer el camino de regreso a la casa. No se trataba de un jardin de Londres. No estaba para nada cerca de la puerta de un balcon, de la gente, de la seguridad.


Debe de haber tomado su silencio reflexivo por consideracion a su propuesta, porque continuo, enumerando sus ventajas como si fuera un pura sangre en Tattersalls3.


―Mis lineas de sangre son impecables, mi madre, la hija de un vizconde, mi padre, un héroe caido en Waterloo ―su pecho se hincho como si el mismo fuese el que cayo en algun campo lejano de Belgica. ―La mayoria diria que lo he hecho bien llenando sus zapatos.


―Estoy segura ―murmuro ella.


―Lo mas importante, puedo prometer que nunca voy a saltar por el pasamanos en un loco arrebato. El actual Lord Massen no podria prometerle lo mismo ―se balanceo sobre sus talones con un aire de satisfaccion.


Ella fruncio el ceno.


―.De que esta hablando?


―Ah, usted no ha oido la historia. El viejo conde se tiro de cabeza por el pasamanos en la casa viudal, aterrizo justo en el centro del vestibulo. Un lio realmente terrible, dicen.


Bella cerro los ojos, tratando de detener la imagen sangrienta que inundaba su cabeza.


La voz de Thomas continuo monotonamente.


―Y entonces fue Lady Massen ―se disparo con la pistola de su marido. Y el hijo menor


―nadie esta muy seguro de que le ocurrio. El no era sino una criatura ―inclinandose mas cerca, su susurro movio las guedejas de pelo cerca de sus orejas. ―Hay rumores de que su muerte pudo haber sido por causas no naturales.


.Por causas no naturales?


Ella dio un profundo suspiro, sacudiendo la cabeza.


―.Seguramente no esta sugiriendo que los padres de Lord Edward tuvieron algo que ver en la muerte del niño?


Thomas sacudio su cabeza, su guapo rostro torciendose de ironia.


―.Quien dijo algo de que ellos lastimaran al niño?


―Entonces, .quien?


Ladeando su cabeza, respondio con vaguedad deliberada:


―Encontraron a Lord Edward con el cuerpo.


.Edward?


Edward tenia algo que ver con la muerte de su hermano? Imposible. Ella lo habia


observado con sus hermanas. El nunca les tocaria ni un pelo de sus cabezas. Y se negaba a creer que pudiera lastimar a un hermano. .Con que fin? Sin importar cuan abominable fuera su comportamiento, el era incapaz de tal vileza.


Echo la cabeza hacia atras y lanzo una risa fragil.


( Tattersalls es el subastador principal de la carrera de caballos en el Reino Unido y la Republica de Irlanda. Fue fundada en 1766 por Richard Tattersal (1724-1795). (N. de a.)






Thomas retrocedio, una mueca estropeando sus bellos rasgos.


―.Hablar de locura y asesinato la divierte?


―Usted me divierte ―dijo ella con una ligereza que no sentia. No le daria la satisfaccion de saber que sus palabras le dieron que pensar y plantaron dudas en su cabeza. Toxicas como veneno, sus palabras corrieron a traves de su sangre. Encontraron a Lord Edward con el cuerpo.


Inhalando temblorosamente, ella continuo:. ―Que usted intentara que se acrecentara mi


estimacion por usted desacreditando al conde…


―Le aseguro, milady, que el nombre Massen hace mucho tiempo que se ha desacreditado. Ya estaba bastante deshonrado para el tiempo en que yo estaba aprendiendo a caminar. El padre era un bribon. La madre, un poco mejor. Y todo eso antes de la locura.


Bella le dirigio su mirada mas helada y se dispuso a poner fin a esta conversacion de una vez por todas.


―Aunque no es asunto suyo, permitame asegurarle que no albergo ningun cariño especial por el conde de Massen.


Sus labios se curvaron en una sonrisa complice. Como si ella le hubiera cursado una invitacion, se acerco un paso mas, sus ojos brillando con un destello febril.


Rapidamente, ella retrocedio un paso.


―Tampoco tengo ningun deseo de considerar su propuesta. Incluso si yo estuviera dispuesta, mi familia se opondria a nuestro compromiso. Un hombre de simples medios modestos no es una posibilidad.


Su rostro se sonrojo y reajusto el apreton de su brazo, obligandola a acercase.


―Esa es la forma que funciona esto, .eh? El dinero por sobre la buena crianza. .Usted quiere llenar el campo con los futuros Locos Massen?


―Va demasiado lejos, señor ―la indignacion abrasadora se deslizo lentamente desde su cuello hasta inundar su rostro.


Sacudio la cabeza, arrojando esos rizos chocolates sobre su cara.


―Siento que debo interceder en su nombre. Con su familia ausente y, sin duda, desinformada… Ella solto un bufido.


―Yo describiria a mi familia como muchas cosas, pero nunca desinformada.


El la miro fijamente durante un buen rato, con una expresion incredula. Ella espero


pacientemente para que asimilara su significado.


Finalmente exclamo:


―No pueden haberla enviado aqui sabiendo…―se detuvo en seco ante su mirada afilada y sacudio con la cabeza en negacion. ―No. Nadie por estos lugares consideraria comprometerse con un Loco Massen ―sin importar su riqueza.


―.No? ―reflexiono Bella. ―Que poca vision. Es rico como Creso. Posee la mitad de las minas de carbon de Yorkshire y media docena de fabricas en Scarborough. Yo pensaria que tendria su seleccion de damas.


Los ojos de Thomas brillaban de pesar, como si la mencion de la riqueza de Edward le hiciera aborrecer mas al hombre. Sacudiendo la cabeza, gruño:


―Incluso asi, .por que el duque de Derring permitiria a su hermana…


―Eso no es asunto suyo ―espeto Bella, roto su ultimo hilo de control. Ella habia tenido


bastante de este imbecil arrogante y de su intromision... y del agarre implacable de su brazo.


―No podria estar mas de acuerdo ―dijo una voz desde algun lugar detras, el familiar


terciopelo de su voz deslizandose sobre ella como un calido jerez, calentandola por dentro de una forma totalmente diferente que la ira que Thomas agitaba dentro de ella.

Aqui les dejo vicio , siento no poder actualizar tan seguido , pero mi trabajo me tiene de tiempo completo les mando mil besitos y comenten chicas
Angel of  the dark

martes, 13 de marzo de 2012

Muy Salvaje Para Ser dominado

Hello mis angeles hermosos buen dia !!!
aqui les traigo un cap mas, por fiss sean buenas y comenten ,les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO 10


Edward se detuvo brevemente al entrar al comedor la noche siguiente. Rondando por el umbral, moviéndose sobre la punta de sus pies, decidiendo si se retiraba de la habitación mientras inspeccionaba sus ocupantes. Abuela, Rosalie, y Alice ocupaban sus asientos de costumbre.


Solo que también ella estaba sentada allí. Una inusual presencia en todos los sentidos.


El olor tentador de lenguado frito y mantequilla derretida, combinado con el arco de esas cejas: entre-si-se-atreve, sello su destino. El enfrento el desafío de su mirada y se sentó.


Tenía desfachatez, eso se lo reconocía. Podría jurar que una dama como ella no existía en toda Inglaterra. Una que lo miraba por encima del hombro y declaraba su intención de permanecer bajo su techo ―ya sea que el lo deseara o no.


―Aun aquí, .no? ―pregunto sin rodeos, chasqueando la servilleta en su regazo. Con un gesto rápido, indico a los lacayos que comenzaran a servir.


Esa oscura ceja suya se arqueo aun mas, dándole un aspecto arrogante y ofendido a la vez.


―Si, milord ―respondió ella con voz rasgada. ―Su abuela considera que estoy lo


Suficientemente bien como para salir de mi lecho de enferma.


Abrió la boca, listo para recordarle que ella ya había dejado su lecho de enferma, y luego la cerro de golpe. No tenia ningún sentido revelar que anoche habían estado a solas en la biblioteca.


Su abuela se aprovecharía de ese encuentro escandaloso e insistiría en que se casara con la muchacha en el acto. Edward reprimió un escalofrió.


Recostado en su silla, dijo con más dureza de la que incluso el estaba acostumbrado:


―No se ve bien. Hubiera pensado que todavía seguía enferma.


Un golpe bajo, pero estaba un poco desesperado. A decir verdad, se veía mejor que bien. La vista de ella hacía estragos en sus sentidos. Con su brillante cabello negro recogido, se veía elegante, fresca como los vientos que soplaban de las montañas hacia el norte. La graciosa columna de su garganta, tan delicada como el pecho de una paloma, invitaba a ser acariciada.


El color mancho sus mejillas y su mirada cayo.


―Me siento bien ―insistió, agarrando el borde de la mesa con los dedos. ―Los rugidos de mi estomago requieren más que caldo ―su mirada, esquirlas de azul centelleantes, voló de regreso a


la suya. ―.O tal vez usted desea desterrarme a mi habitación durante mi estancia?


Muchacha atrevida. Edward sintió que sus labios se crispaban, pero suprimió la traicionera


Sonrisa. Ella no lo divertía. Atractiva o no, ella no lo ablandaría, no recordaría que lo había


Cautivado tan completamente en ese camino de barro.


―La posada al sur de aquí, en Ackersbury, presume de un faisán relleno que nuestro propio cocinero no puede duplicar. Estoy seguro de que encontraría que bien vale la pena una partida anticipada.


―Suficiente ―espeto la abuela. ―Lady Bella acaba de llegar. Todavia no esta lista para irse


―volviendo la mirada hacia Bella, le dijo con dulzura: ―No deje que la provoque. No tiene la intencion de ser fastidioso, querida. Eres más que bienvenida aqui.


―No ―introdujo Edward, apretando los dientes y preguntandose cuando exactamente había perdido el control de los acontecimientos en su propia casa.


Tan dominante como podia ser, generalmente su abuela respetaba sus decisiones. Cierto, le habia encajado damas elegibles por anos, pero la vida habia sido relativamente pacifica en los ultimos tiempos ―el suministro de elegibles señoritas que no hubiera ahuyentado se había agotado. Su mirada se poso en Bella. Evidentemente, la abuela tuvo que ir hasta los confines de Inglaterra por nuevas reclutas.


―Ella no es bienvenida aqui ―afirmo, empuñando la servilleta debajo de la mesa.


―No le preste atención, Bella ―su abuela dio un golpe de muñeca en su dirección. ―Como la mayoria de los hombres, no tiene idea lo que mas le conviene.


―.Y Lady Bella es lo que mas le conviene a Edward? ―se burlo Rosalie por encima del borde de su copa. Hizo una pausa y bebió con delicadeza. ―Todos sabemos que no puede ser verdad.


―Oh, no te metas, Rosalie ―disparo Alice desde el otro lado de la mesa, poniendo los ojos en blanco.


Los ojos de Rosalie brillaron.


―Claro que lo hare. Esto nos concierne a todos…


―!Basta! ―grito Edward, levantándose.


Todos los ojos se volvieron hacia el.


Tirando la servilleta sobre la mesa, dio una mirada severa a todos los miembros de su familia antes de dirigirse a Lady Bella:


―.Quiere quedarse aqui? Muy bien. Siempre y cuando entienda que esta perdiendo su tiempo.


Volverá a su casa sin una proposición.


El color se intensifico en sus mejillas. Temblando de ira, ella fustigo:


―!U-usted pavo real arrogante! .Sigue creyendo que lo estoy persiguiendo? Aunque se pusiera de rodillas y me rogara, nunca me casaria con usted.


―Bien ―espeto el, sentándose de nuevo en su silla.


―Bien ―replico ella.


La abuela los estudio a los dos por un largo rato antes que una lenta sonrisa curvara sus labios.


―Vean, ya estan de acuerdo. Creo que ustedes dos se llevaran espléndidamente.


Bella cerró los ojos, seguro de que ya sabia que lado de su familia portaba el rasgo de la


locura.


Bella se ajusto su chal alrededor de sus hombros y miro la fuente. El brillo perlado de la luna daba un matiz dorado a la burbujeante agua plateada. Mas alla de la fuente, estaban los paramos, silenciosos y salvajes en el crepúsculo. La helada se reflejaba en los brezos y tojos, parpadeando como cristal tallado en la noche. El aire olía mas fresco, mas limpio, haciendo alusion a la primavera, a lo que vendría. En comparación, Londres olia a rancio y estancado.


Logicamente, sabia que no podía ocultarse aquí para siempre. Su familia esperaba detras del telon, con una linea incontable de pretendientes a la mano por si ella regresaba sin un novio. Sin embargo, por ahora, por un tiempo, ella estaba a salvo. En paz con sus libros y una pequeña muestra de la libertad de la talla de la que su madre disfrutaba.


Cierto que no se trataba de su sueño de estar parada delante del Partenon, el sol griego, una calida caricia en su rostro, pero era un poco de libertad ―suya para disfrutar de ella tanto como pudiera soportar las miradas oscuras de Rosalie, tanto como pudiera soportar un conde grosero.


Una imagen de Edward cruzo por su mente. Rasgos parecidos a los de un Leon y una mirada como nubes de tormenta. Su piel susurraba sin descanso como la cuerda de un violin que ha sido punteada y excitada, zumbando con energia. Bueno, tal vez no una paz total, se corrigio.


Ella no lo habia visto en dos dias, no desde que el la habia tratado tan abominablemente en la


cena. Ella no es bienvenida aqui. El calor quemo sus mejillas, chamuscado su orgullo. El bruto


arrogante. .En realidad pensaba que queria casarse con el? Que insoportable descaro.


Dos dias y ni rastro de el. Dos dias de ponerse repentinamente alerta cada vez que oía el ruido de pasos. Casi como si esperara tener un vistazo de el.


Lady Massen se quejo sin parar, exponiendo en detalle la irresponsabilidad de los herederos con sus familias.


―Esta en la casa viudal ―habia dicho Rosalie alegremente durante la cena, cuando Lady


Massen se detuvo en medio de su diatriba para tomar la sopa de tortuga de su cuchara. ―Con Tanya.


―Rosalie ―habia siseado Lady Massen, la cuchara hizo un ruido estrepitoso en su plato,


―basta con eso.


Bella habia mirado de aca para alla entre las dos damas.


―.Quien es Tanya?


―El ama de llaves de la casa viudal ―respondio lady Massen, evitando los ojos de Bella


mientras alcanzaba su copa.


―Si ―habia murmurado Rosalie, sus ojos brillando, divertidos. ―El ama de llaves.


Bella habia comprendido perfectamente su significado.


Edward se alojaba en la casa viudal con una mujer llamada Tanya.


Su amante.


Exhalando, ella se abrazo para protegerse del frio, preguntandose por que su suspiro sonaba tan pesaroso. Seguramente que a ella no le importaba que el hombre mantuviera una amante.


Ciertamente no era una sorpresa. Un granuja como el, que se dedicaba a besar a criadas en publico, tendria una veintena de amantes. Ella no le dedicaria otro pensamiento.


―.Que esta haciendo aqui afuera?


Bella salto al oir la voz ronca a sus espaldas. Un estremecimiento la atraveso, y se ajusto mas su chal. No te vuelvas. No te vuelvas.


―Pense que se habria dado por vencida a estas alturas ―agrego el.


Incluso odiando sus palabras, su voz la recorria como un calido jerez.


―.Esperaba que me hubiera ido? ―pregunto Bella, satisfecha de la firmeza de su voz. ―.Es por eso que se ha mantenido alejado? .Pensaba que me iria?


―Se me ocurrio que podria haber manifestado algo de orgullo.


Ante eso, Bella le envio una mirada abrasadora sobre su hombro. Una que lo dejaria


firmemente en su lugar.


Sin embargo, el verlo ―de pie en el umbral de las puertas abiertas del balcon, la luz de la sala describiendo su gran fisico ―arranco el aliento de su garganta. Ataviado de nuevo de negro, parecia el de esa primera noche. Y como aquella noche, la sencillez de su vestimenta aumentaba su encanto, lo hacia atractivo y peligroso. Irresistible. No como los caballeros que habia conocido.


A ellos los encontraba completamente resistibles.


―.Algo de orgullo? ―repitio ella, pensando que tenia una buena dosis de orgullo. Tal vez


demasiado.


Si no fuera por su orgullo, habria permitido que Charlie la intimidara para que se casara hace mucho tiempo, habria escuchado los sermones de su abuela sobre la responsabilidad y el deber y de colocar el nombre Derring por encima de su propia felicidad y libertad. Si no fuera por su orgullo, le habria escrito una veintena de cartas a su madre pidiendo que regresara a casa a buscar la hija que habia abandonado.


Y tal vez sin orgullo, habria arrojado la discrecion al viento, y aceptado la pecaminosa invitación que recientemente un granuja le habia hecho en la taberna de una posada cercana.


―Si ―respondio el sin sonreir, estudiandola por debajo de sus pesados parpados. ―Por


permanecer donde claramente no la quieren.


―De nuevo con eso, .verdad? ―espeto Bella. ―Ya le dije, no tengo ningunas intenciones con usted. Simplemente deseo un…


―Refugio ―la interrumpio, avanzando hacia ella, sus pasos pesados haciendo un ruido sordo en el balcon de piedra. ―Lo recuerdo ―el viento azotaba su pelo demasiado largo a traves de los planos de su rostro. ―.Y de que necesita escapar la hija de un duque? ―pregunto, la mofa en su


voz inconfundible.


Ser la hija de un duque, su mente silenciosamente lloraba. Un premio para ser subastado, sin pensar en el alma guardada dentro del envoltorio Derring. Ni hablar de las expectativas, de la conocida presion, las innumerables reglas que regian su vida, el tedio, la soledad.


―.De los tés? .De las veladas? .De los paseos en el parque? ―se burlo el.


Si. Y mas. Mucho mas. Sin embargo, una mirada a su rostro frio le dijo que no veria nada de eso como una dificultad. No podia. Los hombres nunca lo hacian. Se limitaban a esperar que las damas hicieran lo que les decian, para tener una excusa asegurada para actividades vacias. Eso era todo lo que Charlie esperaba de ella. Todo lo que su padre habia esperado de su madre. Sin duda, el Conde de Massen estaba cortado por la misma tijera.


Sacudiendo la cabeza, miro hacia el paramo de nuevo, a la noche silenciosa que no pedia nada de ella. El no era un hombre para escuchar las confesiones sinceras o explicaciones acerca de por que los tes y las veladas podrian ser algo de lo que ella deseaba escapar. No veia nada mas alla de si mismo y sus problemas. Y en este momento, ella era uno de esos problemas.


―No lo entenderia.


―Pruebeme.


Ella volvio su mirada hacia el. Incapaz de evitarlo, sus ojos se clavaron en su boca, en esos labios sensuales que hacian que sus entranas se derritieran.


Pruebeme.


Si supiera lo desesperadamente que queria hacer eso. No le complaceria a su abuela saber que abrigaba tales pensamientos. Afortunadamente, no habia ningun riesgo que el compartiera sus impulsos. El todavia podia ser una encarnacion de lo licencioso, pero ya no era una dama anonima, madura para la seduccion.


El se acerco, dejandola casi sin espacio, abrumando sus sentidos. Ella se echo hacia atras todo lo que pudo, la barandilla de piedra deteniendo su total retirada. El corazon le martilleaba salvajemente en el pecho, se arriesgo a alzar la mirada solo para encontrar la de el fija en su rostro, sus ojos buscando, explorando todos los matices, sin perderse nada. La miraba con extraneza, sus ojos enfebrecidos, intensos, apasionados. Como si nunca hubiera visto nada como ella antes.


Extendiendo la mano, cogio un mechon de su cabello. Estudiando las guedejas, las enredo


experimentalmente entre sus dedos. Dejando caer el mechon, paso la yema de sus dedos por su mejilla, dejando un rastro de fuego a su paso.


Su respiracion se quedo atrapada en su garganta, atrapada, congelada en su interior como un pajaro enfrentando su depredador. Y como una presa, ella aparto la mirada, la dejo caer, deseando que se alejara de ella con el mismo fervor desesperado con que rogaba que no lo hiciera.


El aspiro profundamente junto a su mejilla.


―Hueles tan dulce. Fresias y lavanda.


Ella alzo su mirada, paso por su barbilla, su boca, su nariz, hasta encontrar sus ojos. El la miraba con ensañamiento feroz. Sentía como si su mirada por si sola pudiera despojarla de todo, todos sus escudos, revelar todos sus secretos, todo lo que escondia del mundo. Tal vez no era tan difícil leer. Por supuesto, nadie se habia molestado en mirar antes.


―.Que eres? ―murmuro el, su voz una brizna de calor en el aire, tan cerca que quemaba sus labios.


Cerrando los ojos con fuerza, ella sacudió su cabeza, aterrorizada que el pudiera ver


Absolutamente todo cuando la miraba.


―N-nada ―dijo ahogada.


―Oh, no ―contesto el, su voz tranquila y presumida y demasiado cerca mientras el metia un mechon de cabello detras de su oreja, el pulgar acariciandole el lobulo en un roce habil, sensual.


―Tu eres definitivamente… algo....


―.Edward? ―llamo una voz desde atras. ―.Eres tu? .Cuando volviste?


Los ojos de Bella se abrieron de golpe.


Rosalie salio al balcon, frunciendo el ceno cuando vio a Bella parada mas alla de su


hermano.


―Lady Bella ―ella junto las manos delante de ella e inclino la cabeza en el mas estricto de los reconocimientos.


Edward dejo caer la mano y dio un paso atras, mirandola de esa manera desconcertante suya.


―Voy a retirarme ahora ―murmuro ella, procurando no tocarlo cuando se movio alrededor de el. ―Buenas noches.


Con un gesto incomodo en direccion a Rosalie, se apresuro a abandonar el balcon y dirigirse a la seguridad de su habitacion, diciendose que Rosaliee no habia interrumpido nada.


Ella y Edward no habian experimentado alguna conexión que fuera mas alla de lo que era


correcto para dos personas declaradas contra el matrimonio. Ella definitivamente no quería experimentar mas... ni se preguntaba que pudo haber sucedido si Rosalie no hubiera interrumpido.


Edward se quedo mirando las puertas del balcon, pensando en el dolor en su pecho, casi tan pronunciado como el dolor en sus pantalones.


―Edward―dijo Rosalie, su voz cargada de advertencia. ―.Que precisamente estaban a punto de hacer?


―Nada ―respondio el, aun siguiendo a Bella con la mirada.


Su hermana se acerco mas.


―Entonces, .que estas haciendo aqui? .Con ella? No es prudente. No es prudente en absoluto.


Lo ultimo que quieres es ser atrapado en una situación comprometida con la nieta de Duquesa Viuda de Derring. La abuela se abalanzaría sobre eso. No tendrías otra salida que casarte con ella entonces.


―Lo se ―Dios, si lo sabia. Sin embargo, parecia no ser capaz de guardar su distancia. No por mucho tiempo, en todo caso. Durante dos dias se habia mantenido alejado, pero sus


pensamientos se habian llenado de ella. ―Es solo que...―su voz se desvanecio, y se froto la parte posterior de su cuello.


―.Que?


Dejando caer su mano, siguio adelante y expreso sus pensamientos.


―Por increible que parezca, ella afirma que no quiere casarse conmigo. Y pienso que le creo.


Rosalie se rio sin alegria.


―Por supuesto que quiere casarse contigo. .Por que crees que esta aqui? Los Derring están desesperados por conseguir fondos. .Por que si no iban a considerar el matrimonio con un Massen?


Edward asintio. Sin embargo, no estaba tan seguro. Bella no se comportaba como una dama cuya meta era el matrimonio. Por un lado, ella parecia demasiado incomoda en su presencia. Se retraía ante el. No era el comportamiento de una mujer intentando atraparlo. Por supuesto ese podria ser su juego.


.podria ser una experta provocadora? .Realmente podria estar haciéndose la dificil con la


Esperanza de estimular su apetito? Si ese era su juego, entonces, maldita sea, funcionaba. Ella tenia todo su interes. Razon de mas para evitarla. Sin embargo, alli estaba, buscandola con la mirada como una especie de perrito enfermo de amor.


―Su familia esta desesperada ―le recordo Rosalie. ―Ella esta aqui por una razón y esa es conseguir un esposo. No caigas en su trampa.


―No lo hare.


Rosalie lo estudio cuidadosamente.


―Edward se que no quieres escuchar esto, pero veo la manera en que la miras…


―Rosalie ―interrumpió, cada vez mas cansado del tema. ―No necesitas preocuparte.


Ninguna mujer es lo bastante tentadora como para hacerme olvidar el veneno que fluye por


nuestra sangre ―no pasaba un dia que no lo recordara. El recuerdo de su padre en un ataque de


locura no era para olvidarse. ―Tampoco me casaría, si pudiera.


Su hermana asintio lentamente.


―Por supuesto. Tu de todas las personas entiendes eso. Simplemente quisiera que alice


tambien pudiera.


―Ella es demasiado joven para recordar ―Edward suspiro, preguntandose si eso era de alguna manera una bendicion. Una bendicion la de vivir la vida sin recuerdos de las amargas peleas, de las feas palabras gritadas por toda la casa. Sin recordar las bofetadas de su padre zumbando en el aire y el rapido llanto de su madre. Que dulce felicidad. ―Tal vez si hubiera sido mayor le importaría tanto como a nosotros.


―Casi me da envidia que ella no recuerde nada de eso ―murmuro Rosalie, haciendose eco de sus pensamientos.


Ignorancia. Feliz ignorancia. Si, Edward envidiaba a su hermana menor. Envidiaba los sueños que ella tenia que no estaban tenidos por el pasado y por el conocimiento horrible de lo que les esperaba, al acecho para apoderarse de ellos. Si solo pudiera tener la misma paz mental. Entonces, tal vez el podría probar los labios de la mujer que lo mantenía despierto por las noches.



miércoles, 22 de febrero de 2012

Muy salvaje para ser dominado

Hello mis angeles hermosos !!!!
aqui les dejo este cap , por fiss comente y no me olvido de su vicio , solo q aveces no tengo tiempo de nada . les  mando mil besitos  a todas las  amo y  no me odien por fisss
Angel of the dark
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CAPÍTULO 09


Edward cerró los ojos y coloco su boca sobre la de Tanya. Los momentos pasaban mientras esperaba que la familiar bruma de lujuria lo inundara, espesara su sangre y lo consumiera, bloqueando el resto del mundo y liberando su mente de todo lo que lo había llevado desde la comodidad de su biblioteca a atravesar los páramos en la oscuridad de la noche.
Tanya suspiro contra sus labios, sus manos recorriendo sus hombros con habilidad y
descendiendo por su espalda.
Sin embargo, en la noche oscura de su mente apareció un rostro ―una descarada con
Centelleantes ojos chocolates llenos de brillante indignación.
Abrió sus ojos de golpe, y el mismo se soltó del suave abrazo de Tanya como si se hubiera
Sumergido en agua helada.
―Edward―ronroneo ella con una voz que generalmente lograba que su sangre hirviera.
Generalmente. Salvo esta noche.
Frunciendo el ceno, bajo su mirada a su rostro, concentrándose en la coqueta nariz y los labios carnosos, dispuesto a que la imagen de Bella como la había visto esta noche saliera de su mente
―vestida con ese maldito camisón virginal, con su dobladillo deshilachado, su pelo oscuro
resbalando como una piel sobre sus hombros. Le tomo un largo, constante parpadeo, pero aun permanecía en sus pensamientos, afincada en su cabeza, en su sangre ―el ultimo lugar al que ella pertenecía.
Tanya apretó los labios y deslizo la mano por su pecho y todavía mas abajo, hasta que esa palma carnosa suya froto su longitud con caricias duras, rítmicas. Tal movimiento normalmente lo tendría arrojándola de espaldas, subiendo sus faldas de un tirón, tomándola hasta saciarse. Pero Bella había arruinado eso. Maldita muchacha. Ahora ni siquiera podía disfrutar de Tanya ―la única mujer que había disfrutado sin preocuparse.
Tres matrimonios y ninguna descendencia conocida dejaba poco lugar a dudas ―Tanya no podía concebir un hijo. No podría haber encontrado una amante más perfecta ―alguien seguro, incapaz de transmitir la locura de los Massen. Y alguien a quien no amaba.
Habia flirteado con otras mujeres, pero siempre se detuvo ante la intimidad final. El riesgo era demasiado grande. Con Tanya, sus pasiones podian fluir libremente. Asi que, .por que no esta noche?
Mas decidido que nunca, arrastro su lengua por el punto en su cuello donde su pulso latia
salvajemente, tratando de satisfacerla, tratando de provocar una reaccion en si mismo, de
liberarse del dominio de Bella.
―Simplemente... distraido ―murmuro.
Tanya agarro un punado de su pelo y lo guio a sus pechos.
―Bueno, no lo estes.
Era mas facil decirlo que hacerlo. Incluso cuando volvio su atencion a los pechos generosos de tanya , esa voz dulce, irritante se repetia en su cabeza. No tengo ninguna intencion de dejar Massen Hall hasta que este bien y lista.
Con un gemido de irritación, Edward cayó sobre la cama. Con un brazo echado sobre la frente, miro hacia el techo sombríamente.
―.Edward? ―Tanya se inclino sobre el, sus grandes ojos azules preocupados ―.Que te pasa?
Volvio la mirada hacia ella, notando con desapasionamiento la atractiva caida de las ondas
rubias ―frustrante, cuando siempre solo la habia mirado con deseo.
Un profundo suspiro broto en su interior. El no tenia ningun futuro. Un hecho ante el que había llegado a conformarse hace mucho tiempo. Habia aceptado su suerte en la vida. No podía cambiarse. .Por que perder el tiempo deseando a una muchacha que no podia tener?
Tirando de su camisón hasta las caderas, Tanya se sentó a horcajadas sobre el. Frunció el ceño.
La visión de los muslos rollizos no hizo nada para tentarlo. Durante los ultimos ocho años, esos muslos habían sido suficientes. Tanya habia sido suficiente. Mas que suficiente. Molesto de cómo esta noche ella no podia hacerle olvidar lo que le esperaba, acechando en su sangre para reclamarlo. Tampoco podía olvidar cierto par de ojos chocolates y la figura esbelta que lo atraía como las curvas generosas de Tanya ya no podian. Sin importar lo mucho que se esforzara, no podía olvidar la mujer que dormía bajo su techo, la chica con gafas que invadia su biblioteca, su casa, su sangre.
Palmeando los muslos generosos que lo montaban, murmuro:
―Parece que no estoy de humor para compañía esta noche.
Frunciendo el ceno, Tanya rodo alejándose de el y empujo su vestido sobre sus piernas.
―Ya veo ―dijo con frialdad. ―Mi error.
Evidentemente, ella no entendia. Diablos, tampoco el. Ellos tenian un buen arreglo. Uno basado en la mutua necesidad de sexo. Despues de tres maridos, Tanya pudo haber renunciado al matrimonio, pero no a las necesidades carnales de su cuerpo.
Exhalo un profundo suspiro cuando se puso de pie. Alcanzando su camisa, sabia que le debía una explicacion. Habia sido el el que, despues de todo, la despertara en medio de la noche para una pequeña escaramuza en la cama.
Su mirada busco la suya.
―.Que esta mal?
Vestido con su camisa, le aseguro:
―Nada.
―Edward―dijo, prolongando su nombre.
Pasando rapidamente una mano por su cabello, suspiro.
―Mi maldita abuela se encargo de invitar a la nieta de la Duquesa Viuda de Swan Derring para una visita prolongada.
Tanya lo observaba con atencion mientras se el deslizaba sus botas.
―No entiendo…
―Ella quiere que me case con la chica ―escupió con un gruñido mientras se calzaba una bota.
Ella se encogió de hombros ligeramente.
―.Y? Has evitado la trampa del pastor tanto tiempo. .Por que esta vez es diferente?
Edward se enderezo lentamente, fijando la mirada ciegamente al frente. Bella, respondió de inmediato su mente. Bella era diferente.
Su abuela había desfilado ante el una gran cantidad de jóvenes durante años. No recordaba una sola cara o un nombre. Sin embargo, todas habían sido iguales ―muchachas bien educadas, a cuyas familias no les preocupaba la maldición, o sentenciarse ellos mismos o a sus descendientes a una violenta locura. Su ceño sombrío finalmente transmitía su desinterés impulsándolas a correr a refugiarse en sus casas.
Pero no Bella. No, la terca mocosa se había plantado en Massen Hall. Y ella lo afectaba, lo atormentaba con sus ojos, su pelo, su aroma, de Fresia y lavanda. La maldita mujer era peligrosa para sus sentidos. Desde esa primera noche en el camino, ella lo había sacudido, despertado sus deseos por una mujer fuera de su alcance. Más allá de lo seguro.
―Nada ―mintió, buscando una negación mas fuerte. ―Nada es diferente, salvo que la chica tiene la intención de pasar la temporada aqui.
La suave piel de la frente de Tanya se arrugo.
―Nadie puede hacer que te cases con ella. Tarde o temprano se percatara de tu desinterés y regresara a su casa. Igual que las otras.
Se rio secamente. Bella no era como las otras.
―Ya le he hecho saber mi desinterés y ella no cede.
Tanya se levanto y fue hasta la mesa de su vestidor.
―Interesante ―sentándose, comenzó a cepillarse el pelo con movimientos largos y rápidos.
―Nunca te he visto tan molesto. Tal vez ella es la indicada.
―.La indicada? ―pregunto Edward, la ansiedad recorriendo su columna, advirtiéndole que no estaba como para apreciar su presunción ―.Que indicada?
―La indicada para que reconsideres todo este asunto de la maldición. Una mujer con la que puedas casarte, alguien capaz de darte hijos ―sus ojos se alzaron para encontrarse con los de el en el reflejo del espejo. Dejo el cepillo y agrego con voz apagada:. ―Alguien a quien puedas amar.
Edward la miro fijamente durante un buen rato antes de encontrar su voz.
―Vamos, Tanya. El amor es para los egocéntricos. Para tontos como mis padres.
Torció sus labios cuando la antigua amargura familiar crecio en su pecho. El recuerdo de sus padres, tan enamorados en un momento y al siguiente, tratando de sacarse los ojos,. Si, había visto lo que el amor podía hacer. Visto las acciones de aquellos bajo su hechizo, visto destruir y consumir todo a su paso ―incluidos a sus padres.
Sacudiendo la cabeza, indico a Tanya y a si mismo.
―Lo que tenemos es mejor que el amor ―el asintió con decisión. Un arreglo con la cabeza, no con el corazón.
Incluso si la maldición no se cerniera sobre el, un manto negro sobre su vida, no se casaría. Por lo menos no por amor, nunca por una emoción tan destructiva como esa. El "amor" de sus padres había traído nada más que sufrimiento y miseria a todos los de su entorno: a ellos mismos, a sus hijos, a los empleados de la casa. Nadie se había quedado a salvo de las peleas a gritos, las crueles palabras de su padre, las lagrimas histéricas de su madre. Amor no quería tener nada que ver
con el.
Tanya rio sin alegría.
―Lo dice un hombre que nunca se ha enamorado.
Edward la estudio a través del espejo, sorprendido al oír esa observación sentimental por parte de Tanya. Había creído que era como el.
―He estado casada antes ―recordó ella, su ligero encogimiento de hombros contradiciendo la luz triste que ensombrecía sus ojos. Dejando el cepillo a un lado, su actitud se volvió brusca
Cuando pregunto con voz rasgada: ―.Es bonita?
Sacando su chaqueta de la silla, se encogió de hombros mientras se la colocaba, murmurando:
―Su aspecto es irrelevante para mi.
―.A dónde vas?
―A casa ―no tenía ninguna intención de discutir acerca de Bella con su amante. Para ello
sería necesario excavar en sentimientos que mejor dejaban en paz.
―Con ella.
―No seas absurda. Lady Bella no significa nada para mi. Solo alguien que debe evitarse. Tarde o temprano ella se aburrirá ―asintió como convencido. ―Se cansara de lo que siempre está en juego y se ira a su casa.
―Tarde o temprano ―repitió Tanya en voz baja. ―Mientras tanto, te atormentaras deseándola y negándote porque…
Edward corto el aire con la mano.
―Basta. No hablemos mas del asunto ―le dio un casto beso en la frente. ―Siento haberte despertado.
―Yo también ―contesto ella, mirándolo con una expresión extraña en los ojos.
Al cerrar la puerta detrás de el, no pudo dejar de sentir como si cerrara más de una puerta. La perspectiva de regresar pronto a la cama de Tanya en algún momento, lo dejaba frio. Un verdadero dilema ya que no podía recurrir a la única mujer cuya sola presencia desataba un incendio en su sangre.