Hello mis angeles hermosos !! aqui les dejo el final de esta historia . Muchas gracias a Jeanette Yunnuen por permitir subirlo al sitio , te mando mil besitos nena hermosa y a todas ustedes por leerlo . Bueno aqui esta el final , por fiss dejen sus comentarios al final
Angel of the dark
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Capítulo 12
Marca
De pronto, la habitación de Stein pareció más fría y gris. Bella lloraba en un doloroso silencio.
Una a una las lágrimas escapaban de sus ojos y recorrían la piel de sus mejillas hasta perderse en su cuello.
¿Cómo había llegado a esto? ¿Cuándo había empezado a necesitar a un vampiro?
-Yo te amo Edward –dijo a la nada. En un segundo el corazón había tomado el control de su voz, y había liberado la verdad escondida dentro de su alma.
Pero él la había dejado…
Sus ojos se inundaron de líquido brillante, y por primera vez en el día dejó escapar un sollozo.
Alguien abrió la puerta.
-¡Mamá! –dejó escapar Bella en una exclamación ahogada. Se limpió las huellas de dolor del rostro y se esforzó por dibujar una sonrisa en su rostro.
Reneé se sentó en la cama, junto a ella.
-Me alegra verte mejor –dijo Bella.
-Mi salud ya está estable –asintió la mujer-. Pero lamento no poder decir lo mismo de ti.
-Pero yo ya estoy…
-No me refiero a lo físico, hija –la interrumpió la mujer-. Se que has estado llorando, además Megan me dijo que no has estado comiendo bien.
Reneé acarició su rostro.
-Pero lo que más me preocupa –continuó-, es esa expresión en tu mirada… es cómo si estuvieras destrozada y no entiendo porqué.
Bella sintió que el llanto regresaba y se aferró a los brazos de su madre. Dejó escapar su dolor en sollozos.
-¿Qué es lo que te tiene así, Bella?
-Yo lo amo –soltó ella-, y él ya no está conmigo.
-¿Cómo es que hay un hombre en tu vida y yo no sabía nada de él?
Bella abrazó con más fuerza a su madre.
-Porque es un vampiro.
Ella sintió el cambio de su madre, se puso rígida en sus brazos.
-¿El vampiro que tenía ese trato contigo?
-Sí.
-Pero Bella, los vampiros no…
-¡Basta! –estalló ella-. ¡Tú no digas lo mismo que los demás! ¡No digas que ellos no pueden amar!
Reneé la observó con compasión, cómo si creyera que se engañaba así misma.
-¡No lo conoces! ¡El me ama!
-¿El te lo ha dicho? –cuestionó la mujer.
-Sí y dice la verdad –aseguró.
Los ojos de Reneé se agrandaron, parecía aturdida con esa respuesta.
-Pero ustedes no pueden estar juntos –dijo después de un largo rato de silencio-. El es un vampiro y tú una humana, envejecerás.
-No si acepto en convertirme.
Reneé la observó con una expresión de miedo y dolor en el rostro.
-¿Estarías dispuesta a volverte un… cómo él?
Si alguien le hubiera hecho esa pregunta días antes, su respuesta hubiera sido negativa, pero ahora que sabía cuanto lo amaba, estaba segura de qué responder.
-Sí.
La mirada de Reneé se volvió sombría.
-¿Quieres volverte un monstruo? ¿Quieres matar gente inocente, tal cómo hicieron con tu padre?
-¡No! –exclamó Bella-. Edward nunca ha lastimado a nadie, ni lo hará. Sólo necesitaré de su sangre.
-Lo siento hija –Reneé se alejó de ella-, te quiero, pero creo que no podría soportar verte convertida en un monstruo.
-Mamá…
La mujer le dio la espalda, y salió de la habitación sin decir más.
Bella se dejó caer en la cama, sintiéndose más sola que antes.
Una pequeña visita entró a la habitación cuando el cielo se oscureció.
-Hola Bella –la saludó una niña.
Ella intentó corresponder a la sonrisa infantil, y se levantó de la cama.
-¿Qué hace aquí Kim? –preguntó Bella.
-A veces mis padres me dejan aquí mientras ellos trabajan –respondió subiéndose de un salto al colchón-. Además quería hacerte compañía.
-Gracias.
-Me dijeron que estabas triste –comentó la niña-. ¿Por qué?
-Es complicado.
La niña frunció el ceño.
-Son problemas del corazón ¿Verdad? Siempre dicen "es complicado" y no explican nada cuando se trata de eso.
-¿Problemas del corazón? –Bella no pudo evitar sonreír.
-Sí, cómo en las películas, cuando estás enamorado y esas cosas. ¿Estás enamorada verdad?
-Sí.
-¿Y él te ama?
-Sí.
Kim hizo una mueca.
-¿Entonces por qué estás triste?
-Porque no está conmigo –respondió Bella mordiéndose el labio para evitar llorar otra vez.
En el rostro de la niña se dibujó una expresión confundida.
-No entiendo. Si los dos se quieren ¿Por qué no están juntos?
Bella suspiró.
-Kim no es tan…
-Sencillo –la niña completó por ella, tras un resoplido-. ¿Por qué nadie me explica nada?
-Kim… -Bella se detuvo antes de continuar, el sonido del viento golpear en la ventana la había distraído. Se estremeció inconscientemente, sintiendo que algo andaba mal… o lo estaría pronto.
Tomó a la niña de la mano y salió de la habitación.
-¿Stein no ha llegado? –le preguntó a la niña-. ¿No lo viste cuando llegaste?
Kim negó con la cabeza.
-¿A dónde vamos?
-A buscar a mi mamá y mi tía.
No tardó mucho en encontrarlas, las dos estaban en el cuarto donde dormía Reneé.
-¿Qué pasa? –le preguntó Megan.
-Tengo un mal presentimiento –contestó ella-. Tenemos que escondernos.
Reneé se levantó de la cama y se dirigió a ellas.
-¿Dónde? Todas las habitaciones son fáciles de encontrar además no podemos escondernos de los vampiros, ellos nos encontrarán.
-Yo conozco un lugar –comentó la niña.
Kim bajó las escaleras seguida de las otras tres.
-Es mejor irnos de aquí –opinó Megan.
-No –Bella no sabía porqué estaba tan segura de eso, pero podía sentirlo-. Ellos llegarán muy pronto.
Kim las guió hasta un estudio, y señaló un escritorio que estaba al fondo.
-Tenemos que moverlo –dijo.
Bella y Megan movieron el pesado mueble, y lograron descubrir una trampilla en el suelo.
Kim se agachó y la abrió.
-¿A dónde conduce? –cuestionó Bella observando unas escaleras y un estrecho túnel oscuro.
-Un refugio –contestó la niña-, y está lleno de comida.
Megan fue la primera en descender, seguida de Kim y Reneé.
-¡Baja, Bella! –escuchó gritar a la pequeña.
-¡Ya voy!
Una luz se iluminó, y el túnel se pudo ver con más claridad.
-¡También hay electricidad! –escuchó que comentaba Kim.
-Esto no servirá –dijo su madre mientras caminaba por las escaleras-, sabes que ellos nos encontrarán de todas formas.
-No si los saco de la casa antes de que se den cuenta –soltó Bella.
-¡No Bella! –Reneé ya estaba en el refugio, pero había alcanzado a escuchar las palabras de su hija.
Bella se despidió con un gesto de la mano, y cerró la trampilla. Logró volver a mover el escritorio, pero lo dejó en una posición diferente. Si Stein y su padre volvían tenían que darse cuenta que ellas estaban ahí.
Porque quizás ella no volvería.
Desordenó la habitación, pero no le pareció suficiente, algo le tenía que decir a Stein donde tenía que buscar.
Abrió uno de los cajones del escritorio y encontró una navaja. Se inclinó al suelo y cerca de la abertura de la trampilla marcó la "S".
Eso tenía que ser suficiente.
Salió corriendo del estudio, pero cuando logró llegar al vestíbulo descubrió que ya era demasiado tarde. Los intrusos habían llegado.
Las puertas de la entrada salieron volando en un estruendo y se estrellaron contra los peldaños de la escalera principal.
-¡Pero que sorpresa! –exclamó Clío mostrando sus afilados dientes-. ¡Es Bella! Justo la insignificante humana que estaba buscando.
Anker y otros dos vampiros entraron detrás de ella.
-Tranquila hermanita –dijo él-, ya te dije que su muerte tiene que ser lenta y dejar marcas… para enviarle un mensaje a tu querido Edward.
Bella apretó los puños, fingiendo no haber escuchado esas palabras, tenía que concentrarse en hacerlos salir de ahí.
Clío volteó a los alrededores y después a ella, con una sonrisa de diversión en el rostro.
-¿Ninguno de tus amigos mortales está aquí para salvarte? –cuestionó Clío soltando una carcajada.
Bella no respondió a eso, esperaba que eso lo interpretara como una negativa.
-Estás completamente sola –dijo Clío-. Bueno me temo que será menos diversión para nuestros acompañantes, pero espero que sepan como entretenerse contigo.
Bella observó a los dos vampiros que no conocía, y ambos al notar la dirección de su mirada le mostraron los colmillos.
Ellos planeaban una clase de diversión en la que ella no quería participar.
-Esperen –Anker le hizo un gesto con la mano a los dos vampiros, y se acercó a Bella-, hueles distinto.
El vampiro respiró cerca de ella.
-A Edward, él ha puesto una marca sobre ti.
Pero las palabras apenas habían llegado a los oídos de Bella cuando escuchó algo más, un gruñido furioso.
Lo siguiente que supo Bella, fue que alguien la levantaba y la estrellaba contra el suelo.
-Sufrirás por haber hecho que te mordiera –soltó Clío-. ¡Edward es mío! Pero ahora nos está buscando. El me odia… y todo por ti.
Bella sintió que era levantada otra vez y pudo ver el brillo salvaje en los ojos de la vampiresa.
Esta vez cayó sobre una mesa de manera, y el jarrón que había en medio se hizo añicos en su cuerpo. Pronto el dolor fue acompañado de ardor, su pierna estaba sangrando. Logró levantarse y observar la herida, no parecía profunda… pero derramaba suficiente líquido carmesí como para despertar el hambre de los vampiros.
De pronto dos de ellos se acercaron a ella, con los colmillos al descubierto.
Bella gritó.
-No –Clío se interpuso en su camino-. Quiero que sufra, y si ustedes beben de su sangre será una muerte rápida.
-Nosotros venimos aquí por órdenes de tu hermano –gruñó uno de ellos-, no las tuyas.
-¿Anker? –ella se giró hacia él.
El vampiro parecía aburrido, pero de cualquier forma asintió hacia ella.
-La humana no morirá en este momento, necesito hacerle unas preguntas primero.
Anker se acercó hasta ella, y se agachó para observarla mejor.
-Aunque no creo que sea mala idea dejar mi marca en ti –los ojos del vampiro viajaron a la sangre que mojaba su piel-, creo que a Edward no le gustará encontrar a su mascota mordida por otro.
Bella respiraba con dificultad, no le quedaban energías para moverse.
Sólo podía esperar a que todo pasara.
Los colmillos del vampiro brillaron en la oscuridad, su rostro se inclinó más hacia ella, estaba a punto de morderla…
Pero algo cambió, de pronto, el vampiro ya no estaba sobre ella. A sus oídos llegaron gruñidos de todas partes, y alguien más gritaba.
Entonces logró ver lo que ocurría; varios metros lejos de ella, Anker luchaba con alguien más, que Bella logró reconocer como Stein.
Uno de los vampiros que ella desconocía tenía a Ryan en el suelo, el hombre parecía estar jadeando, el inmortal presionaba fuertemente su pie en su pecho, haciendo difícil la entrada de aire a los pulmones del humano.
Pronto Stein terminó en el suelo, al igual que su padre.
-Eres fuerte para ser un humano, pero no lo suficiente para derrotarme –dijo Anker, una sonrisa cruzó su rostro-. ¿Qué haremos con ustedes? ¿Alguien tiene sed?
Bella logró levantarse, pero sus piernas no podían moverse.
-Lo siento hermosa, me había olvidado de ti –dijo el vampiro-. ¿En que estábamos?
-Haz lo que quieras, pero a ellos déjalos ir –suplicó Bella.
-No creo que estés en posición de negociar –le dijo Anker, se acercó nuevamente a ella, pero se detuvo a medio camino-. Dime Bella. ¿Qué es lo que me ocultas?
Bella apretó los labios, y rogó porque el no descubriera que había más personas ahí.
Pero supo que era demasiado tarde, cuando el se pasó la lengua por los colmillos y le sonrió.
-¿Escondiendo comida?
Bella se estremeció, pero siguió sin decir palabra alguna.
-Busquen en toda la casa.
Los dos vampiros se dispersaron, Bella ni siquiera pudo verlos desaparecer, eran demasiado rápidos para sus ojos. Deseaba que no pudieran encontrarlas.
Cuando escuchó un llanto, supo que todo estaba perdido.
Los vampiros regresaron con las dos mujeres y la niña, las tiraron al suelo cómo si se trataran de simples muñecas.
Bella logró ver las lágrimas brillar en el rostro de Kim.
-¿Podemos tomar la sangre de ellas? –cuestionó un vampiro.
-¡No! –gritó Bella intentando correr, pero solo logró desestabilizarse y caer, se hubiera golpeado contra el suelo sino fuera porque Anker la detuvo.
-Aún no –les dijo Anker.
-Hemos pasado varios días sin matar humanas, ya necesitamos saciar nuestra sed –gruñó el otro vampiro.
-¡He dicho que aún no! –rugió Anker.
Bella intentó liberarse de su agarre, pero era un esfuerzo inútil.
El la tomó del cabello e inclinó su cabeza hacia atrás. Anker enterró la cabeza en su cuello, y Bella pudo sentir la lengua del vampiro acariciar su piel.
Escuchó la voz de su madre llamarla.
Un rugido resonó en el vestíbulo, y el corazón de Bella dio un vuelco.
Anker salió volando varios metros lejos de ella, y antes de derrumbarse, otros brazos la atraparon.
Bella volvió a ver el rostro de Edward.
-Todo va a estar bien –él prometió, y le depositó un beso en la frente antes de bajarla cuidadosamente al suelo.
Anker y los otros dos vampiros se volvieron hacia Edward, y por un momento Bella pensó que él lucharía contra los tres… pero se equivocaba.
El no estaba solo.
Emmett y Jasper entraron el la casa, ambos se pusieron en frente de un vampiro.
-Esto va a ser divertido –dijo Emmett.
Rosalie entró poco después, con Alice detrás de ella.
-A mí déjenme a la zorra –la vampiresa se acercó a Clío amenazadoramente.
Alice llegó hasta Bella.
-¿Estás bien? –le preguntó ella-. No te preocupes, te sacaré de aquí.
-Primero los demás –musitó Bella.
-Esme y Carlisle se encargarán de ellos –respondió Alice.
Bella vio que Edward y Anker comenzaban a girar en círculos, ambos con la mirada fija en el otro, listos para atacar.
Alice la levantó en brazos.
-No por favor –le rogó Bella-. No quiero dejar a Edward.
-El estará bien –le aseguró la vampiresa.
La casa se llenó de sonidos de muerte. Bella alcanzó a ver a Edward lanzarse sobre su contrincante, con los comillos expuestos. Los movimientos de los dos vampiros eran demasiado rápidos, pero ella sabía que los dos se estaban haciendo daño, ninguno parecía tener ventaja sobre el otro.
-¡Alice! ¿Qué esperas? ¡Sácala de aquí! –logró rugir Edward.
La vampiresa, sin decir más, salió de ahí con la humana en sus brazos. No se alejaron mucho, a pesar de todo.
Bella logró ver a Carlisle inclinado sobre Stein, quien parecía reacio a recibir algún tipo de curación por parte del vampiro.
-¡El no te hará daño! –exclamó ella.
Los ojos de él buscaron su rostro, y pareció más tranquilo al verla bien.
-Bella…
-Deja que Carlisle te cure –ella le interrumpió.
Stein la observó por un momento más y asintió.
-¡Bella! –Reneé corrió hacia ella y la rodeó con sus brazos.
La joven apreció el gesto de su madre, pero no podía concentrarse completamente porque estaba preocupada.
-Tenías razón hija mía –murmuró su madre-. El te ama.
Eso logró captar la atención de Bella.
-Yo lo vi –continuó la mujer-, cuando te sostuvo… la forma en la que te miraba, como si fueras lo más preciado.
-Mamá… -Bella dejó que las lágrimas escaparan de sus ojos.
-El estará bien –dijo Reneé.
-Necesito volver.
Bella se desasió de los brazos de su madre y corrió, con las pocas fuerzas que le quedaban, a la casa.
Pero Alice le bloqueó el paso.
-¡Déjame pasar!
-Le prometí cuidarte –respondió ella-. Por favor Bella… ¿Sabes lo que sufrirá si te ocurre algo?
-¿Y que hay de mi? –sollozó Bella-. ¡Yo también sufriré si él resulta herido!
-Me alegra escuchar que te preocupas por mí.
Bella soltó una exclamación al verlo salir, sus ojos los escudriñaron buscando alguna herida… pero parecía estar bien. Ni siquiera reparó en sus hermanos, quienes salían detrás de él.
-¡Esa estúpida arrastrada hizo que me despeinara! –exclamó Rosalie.
Emmett se río y envolvió un brazo alrededor de la cintura de la vampiresa.
-Aún así te ves sexy, amor.
Alice se acercó a Jasper.
-¡Edward! –Bella encontró su voz, y corrió a los brazos del vampiro.
-Bella… Bella…
Los labios de Edward capturaron sus labios y el corazón de Bella se sintió feliz.
-No quiero que me dejes –dijo Bella.
-No podría –él respondió-, otra vez no.
-Espero que la cuides bien –una voz suave sonó a sus espaldas-. Es mi única hija.
-Siempre –respondió Edward.
Reneé sonrió, y su mirada se dirigió a su hija.
-Te amaré hasta que muera, pero debes saber que al tomar tu decisión nuestro caminos se separán.
-Mamá…
-Lo hermoso del mundo es que cambia, y nada vuelve a ser lo mismo. Tu padre estaría orgulloso de ti.
Ryan y Stein se acercaron a ellos.
-Agradezco lo que hicieron esta noche por nosotros –el hombre dijo-, pero eso hora de irnos. La comunidad cambiará de residencia por su propia seguridad.
-¿Te convertirás en uno de ellos, no es cierto? –preguntó Stein.
Bella asintió.
-Entonces este es el adiós –le dijo él.
-Supongo que si –Bella no quería separarse de las personas que quería, pero había tomado su decisión.
Abrazó por última vez a su madre y a Megan.
Sus ojos vieron como ellos subían a la camioneta de Ryan, y se alejaban de ella.
Bella dejó escapar una lágrima.
-Aún puedes cambiar de opinión –escuchó que Edward le decía-. ¿Estás segura que quieres pasar la eternidad conmigo?
Los ojos del vampiro parecían reprocharle haber hecho esa pregunta, como si él temiera una respuesta negativa.
Bella le sonrió y lo besó.
-Completamente.
FIN