Dark Chat

viernes, 14 de enero de 2011

Phonography

Reclamos de Paternidad

Nunca me iba a acostumbrar a ver su fotografía en las revistas. Era horrible y la sensación de —lo arruinaste todo por una calentura —no me abandonaba. Habían pasado dos años desde que ella me había dejado en la mitad del garaje de la que había o sería nuestra casa. Pero era como si fuera ayer, la sensación de vacío que nos inundaba era tremenda y si bien ella había desistido de atacarme cada vez que iba por Cameron tampoco era mejor verla en brazos de otro. ¡Tu te lo buscaste! Me dije cuando por fin apareció como recuerdos del pasado una fotografía de ellos dos juntos y de él con mi hijo en brazos.

Recuerdo que perdí el juicio y mi arrebato de celos tanto de pareja como de padre había puesto en jaque a Bella y su nuevo romance.

— ¡Somos solo amigos! —insistió al verme decidido a llevarme a Cameron a las tres de la madrugada.

— ¿Amigos? ¿Quién te crees que soy? ¿¡Qué nací ayer! ¡A otro con ese cuento! —reclamé como si yo no tuviera tejado de vidrio pero en ese minuto no me importó. Bella me miró asustada y preocupada, estábamos dando un espectáculo frente a la cuna de Cameron.

Nuestro pequeño milagro asustado miraba a sus padres de un lado a otro y cuando finalmente y en su infantilidad capto la idea se largo a llorar amargamente.

— Edward, porque no te calmas… estas viendo cosas donde no las hay…—insistió con voz calmada y suave aunque preocupada.

— No dejaré a mi hijo con él, eso si que no, sí tú quieres enredarte con Jacob de nuevo es tu problema pero Cameron se irá conmigo —resolví y entonces lo tomé de la cuna.

— No puedes llevártelo… soy yo quién tiene la custodia legal —protesto pero no me importó. Lo mecí en los brazos tratando de calmar el llanto pero era imposible principalmente porque nos veía a Bella y a mí demasiado exaltados. — ¡Dámelo! —Demandó pero retrocedí — Hablo en serio Edward, si no me entregas a mi hijo ahora juro que llamo a la policía —y tomó entre sus manos temblorosas el teléfono mirándome expectante ante mi decisión.

— Cameron es MI hijo no de él —exclamé cada silaba separada y con una fuerza impresionante. Bella me miró desconcertada.

— ¡Estas asustándolo! —y de pronto se acercó hasta donde estábamos sin importarle en lo absoluto que yo estaba completamente descontrolado. Automáticamente Cameron giró su pequeño cuerpecito y reclamo a su madre. ¡Maldición! Me miró con esos ojos chocolates desesperado porque lo soltara. Y entonces dimensioné mi castigo, el único culpable de todo lo que sucedía era yo mismo y ahora no tenía razón de reclamar nada.

Se lo entregué a regañadientes siendo testigo de cómo mi hijo se enterraba en el cuello de su madre sollozando producto del arrebato de celos de su padre. Bella acariciaba la espalda de nuestro pequeño retoño no sin fulminarme con la mirada por mi falta de sensatez y porque no decirlo de madurez.

— ¡No lo quiero cerca de Cameron! —decreté

— No eres el dueño de mi vida —me recordó

— Para tu desgracia soy el padre de tu único hijo —espeté saliendo de la habitación.

En realidad ese día me había comportado como un completo idiota. ¿Desde cuando tenía que actuar como un cavernícola con el temita del padrastro? Luego de barajar mis posibilidades de volver y pedir perdón finalmente me resigne a que la batalle la había perdido absolutamente y hacía mucho tiempo atrás, aquel día me fui.

Recordar aquel día fue demasiado penoso, estacioné el auto a las afueras de la nueva casa de Bella y miré a mí alrededor. El panorama no era muy alentador, millones de autos y como odiaba que Jacob se hubiera convertido en uno de los productores mejor pagados de todo Hollywood. ¡Genial! Pensé frustrado. Me bajé del automóvil pensando en que esta vez me comportaría, después de todo ellos dos eran solo "Buenos amigos" y mientras Jacob no viviera bajo el mismo techo que Cameron no podía reclamar nada. ¿Autos? ¡Yo podría tener millones si quisiera! Dije pasando por el frente de uno ultimo modelo y al cual golpee levemente en la rueda. Me reí era el colmo que ese hombre sacara a mi niño interior y las ganas de golpearlo en el rostro me invadían.

Me acerque hasta la puerta principal y luego de suspirar un par de veces toque el timbre. Debía hablar seriamente con Bella para poder conseguir ver a Cameron no solo los fines de semana, era demasiado poco tiempo incluso él tenía la posibilidad de verlo entre semana y no que yo era el padre ¡Absurdo!

Mientras esperaba que me abrieran la puerta me arregle un poco mirando mi reflejo en el vidrio de la puerta principal, estaba en eso, ordenándome el cabello cuando la niñera de Bella —una mujer mayor que bien podría ser nuestra abuela —me abrió y sonrió amablemente.

— Vengo por Cameron —le anuncié y prefería no toparme con Bella pero a juzgar por el vehiculo estacionado en el frontis era una certeza que ella estaba en la casa junto a él.

— Pase, están en el jardín —me indicó la mujer y entonces comencé a tragar aire desesperado. ¿Qué haría si los encontraba besándose? ¿Podría contenerme? Cuando divisé la puerta que daba hacía la terraza abierta de par en par me estremecí. Camine dudoso hasta llegar al umbral y justo allí el panorama fue devastador.

No estaban besándose, de hecho Bella estaba a metros de distancia de él pero no estaba preparado para ver a mi pequeño campeón en brazos del enemigo. Jugaba con mi hijo animosamente simulando un avión y a Cameron parecía divertirle, se reía como nunca antes yo había visto que él se riera ni siquiera conmigo se reía de esa manera. Los celos otra vez me invadieron y quise correr a arrebatárselo de los brazos pero me contuve. ¡Tú te lo buscaste! Me dijo mi voz interior.

Entonces cuando iba hablar a Bella, mi hijo me interrumpió.

— ¡Papi! —gritó estruendorosamente luchando por que Jacob lo soltará lo que agradecí. Una risa embargó mi rostro y me agache para quedar a su altura cuando por fin corrió hasta mí.

Lo estreche en mis brazos fundiéndonos en un abrazo desesperado yo también lo había hecho de menos tanto o mas que él.

Como era de esperarse Bella se levantó de inmediato y Jacob, bueno… nos miramos yo casi asesinándolo con la mirada y él, sonriendo con esa estúpida sonrisa de victoria. ¡Arg!

— Pensé que vendrías a buscarlo más tarde —exclamó Bella interrumpiendo el tenso momento.

— Me desocupé antes —expliqué y al segundo la ironía me inundó — ¿Acaso interrumpo algo? —le pregunté burlonamente y entonces Jacob emitió un bufido. ¡Voy a matar a este hombre! Me dije en el interior alzando a Cameron en mis brazos. Esté parecía ajeno a todo, estaba con sus deditos en mi mejilla fascinado pasando las yemas por la barba incipiente que tenía.

No era un secreto me molestaba sobre manera que Jacob rondará a mi familia pero ¿qué podía hacer? Bella lo sabía y había defendido muy fehacientemente su "amistad" con Jake y francamente yo no podía hacer nada respecto a sus "amistades".

— No claro que no —replicó Bella visiblemente nerviosa. Noté como oculto magistralmente sus manos lejos del alcance exhaustivo de mis ojos. Me sonreí con suficiencia pero no le dije nada. Simplemente me resigné a que entre ella y yo todo había terminado y hoy solo compartíamos a Cameron. Un pedazo de nosotros dos, lo mejor de ambos en realidad. El tenso minuto que estaba formándose entre nosotros se veía interrumpido por la respiración de Cameron y por sus sonidos mientras jugaba absorto con mi rostro. Entonces decidí hablar. No había objeto para quedarme más tiempo del necesario en aquel lugar.

— Lo pasaré a dejar el lunes al colegio, no creo que te moleste —le dije mirando a Jacob que permanecía como perro guardián detrás de Bella. ¿Pero quién se cree que es? Me pregunté mirando la escena frente a mí. Noté como los músculos del rostro de Jacob se contrajeron y noté como empuño su mano. ¿Rabia? ¿Había dicho algo malo? Reí.

— No me molesta, en eso habíamos quedado —contestó ella de lo más sonriente restándole importancia a mi indirecta. Suspiré y esquive la mirada de ambos dirigiéndola hacía Cameron. ¡Vamos Edward tú única razón para estar allí es él! ¡Tu hijo! ¡Nada más!

— ¿Estas listo para irnos? —le pregunté ignorando por completo al par de "amigos" y mi pequeño campeón asintió con su cabecita. Le besé la frente y ordene sus cabellos — Ven vamos a buscar tus cosas —dije tiernamente mientras le daba una sonrisa. Este me la devolvió. Sin más entre de vuelta a la casa y conduje mis pasos hasta la escalera para subir al segundo piso donde se encontraba la habitación de mi hijo.

La empleada estaba ordenando la ropa, cuando me vio salio de inmediato dejándome solo en aquella gran habitación. Deje a Cameron en el suelo y cuando iba a tomar el bolso que ya estaba preparado mi vista reparó en un exuberante juguete, que no tenía la semana pasada y al cual mi hijo se acercó como un imán, estaba completamente embelesado por el.

— Mira… mira papi —alzo el juguete en el aire y luego me sonrió — Me lo trajo el tío Jak de Autalia —y el país fue casi ininteligible. ¿Ahora le compraba regalos? ¿Qué sería después? ¡El colmo! Quise bajar a gritarle a Bella pero en cambio, decidí que era bueno que mi hijo ahora hablará… de hecho había estado frenético pensando en como saber si era verdad lo de la "amistad" que no había reparado en que tenía al mejor espía de todos frente a mis narices. ¡Maravilloso! Una sonrisa torcida salio de improviso. Me acerque a mi duende favorito y tomé entre mis manos el juguete, luego lo miré a él.

— ¿Qué más te trajo el tío Jake? —le pregunté amorosamente y claro, me mostró todo. Estaba apunto de preguntarle por cuan seguido los visitaba el dichoso tío Jake cuando Bella entró en la habitación interrumpiéndonos.

Entonces la furia me volvió a invadir ¿Qué parte de no lo quiero en la vida de mi hijo no había entendido? Pensé al minuto.

— ¿En que habíamos quedado? —reclamé contiendo la ira principalmente por Cameron quién, a pesar que jugaba, estaba muy pendiente de nosotros.

— No se de que hablas —contestó con timidez. Entonces me acerque a la cama de autito de mi hijo y tomé uno de los tantos juguetes que el bondadoso de Jake había traído para él. Lo alce en el aire y lo moví con ironía. ¡Quería matarla en ese mismo instante!

Bella tragó saliva y sonrió nerviosa.

— Es solo un juguete —se defendió enseguida dándome una mirada culpable.

— Mi hijo no necesita de sus regalos… ¡Cuantas veces tengo que repetirlo!... de hecho, ni siquiera necesita de él… para eso estoy yo —aseguré ya con los dientes apretados y la mandíbula tensa.

— No tienes que recordarme que eres el padre, lo tengo demasiado claro pero ¿Qué quieres que haga? ¡Fue un regalo! ¿Ahora al señor se le antoja que les prohíba a mis amigos que le regalen cosas a mi hijo? —espetó alzando un poco la voz.

Entonces Cameron se acerco a ella, enterró su rostro entre sus piernas y cruzo sus brazos alrededor de estas. Bella le acarició el cabello. Torcí los labios en una mueca de evidente disgusto y displicencia.

— No se trata de eso pero pensé que teníamos un acuerdo —refuté

— Edward es un simple y tonto juguete que se romperá en cuestión de días ¿Qué más da? —replicó pero la expresión de disgusto y desacuerdo no se quito de mi rostro, me crucé de brazos y Bella suspiró frustrada.

— Perfecto, lo botaré si es lo que quieres —acepto y entonces mi pequeño angelito abrió sus ojos aterrado. Su chillido no se dejo esperar.

— ¡No mami! ¡Noooo! —gritó desesperado.

¡Genial ahora sería el malo de la película! ¡No eso si que no! Me adelante y la detuve en seco, la sujete del brazo con fuerza.

— Muy astuto… cariño —y eso último se lo dije lleno de rabia e ira ¿qué acaso nunca iba a dejar de castigarme?

— Tu provocas que me ponga en este plano —exclamó tratando de soltarse de mi agarre.

— Cuantas veces tengo que repetirte que no quiero que ese tipo este cerca de mi hijo, que este cerca de ti es tu problema pero lo quiero lejos de la vida de Cameron, primero serán juguetes y después querrá intervenir en su vida y eso no lo voy a permitir, Cameron ya tiene un padre no necesita otro —expliqué mejor mi disgustó.

Esta vez no pude contenerme de apretar su mano con fuerza para que soltará el juguete en las manos de Cameron que esperaba ansioso por la resolución de sus progenitores respecto al regalo.

En realidad me moría de celos pero ¿Qué iba a hacer? No podía controlar que ella no volviera a rehacer su vida ¿O sí?

— ¡Cuidado! ¡Me haces daño! —reclamó en un murmullo disimulado.

— ¡Qué bueno! Porque tú me lo haces a cada rato —anuncié tomando a Cameron en mi regazo, tomé el bolso para irnos. No había objeto que me quedará un minuto más en aquella habitación. Además la idea de que subiera en cualquier minuto me revolvía las tripas y francamente no estaba seguro de poder mantener la compostura. Sí lo veía allí finalmente iba a estallar y no quería que mi hijo presenciara una pelea. Entonces cuando estaba por irme ella me llamó.

—- Edward espera —y su voz sonaba demasiado ansiosa, demasiado nerviosa ¿qué más tendría que decirme? Me giré a mirarla intrigado — tengo algo más que decirte —aclaró y su voz se apagó.

Sus labios se abrieron para hablar pero luego se volvieron a juntar. Tomó aire y miró inquieta a Cameron que estaba en mi regazo con su cabeza apoyada contra mi pecho, luego su vista se desvió a la nada como pensando o más bien resolviendo o tal vez eligiendo las palabras correctas, un extraño presentimiento embargó mi mente y era mejor que no dijera lo que yo pensaba.

— Y bien, ¿qué te traes? —le pregunté a ver que seguía muda ya habían pasado unos minutos. Finalmente habló con timidez y un tanto de miedo.

— Necesito que me autorices a salir con Cameron fuera del país —y fue como un balde de agua fría ¿Salir? ¿Fuera del país? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con quién? No alcance hablar cuando parte de la explicación a todas mis interrogantes salio atropelladamente de sus labios.

— Serán solo diez días… y regresaremos —justificó y seguro aquello fue motivado por mi rostro. ¡No eso sí que no! ¿Sacarlo fuera? ¿Me creía tonto? ¿Quién me iba a segurar que lo traería de regreso? ¡Nadie! ¡Por ningún motivo… donde mis ojos lo vieran… allí era él único lugar donde Cameron iría…

— No —fue la respuesta que no se dejo esperar.

— También es mi hijo —me recordó y sonó a puchero de niña malcriada.

— No —insistí — punto final de la historia —resolví y camine hasta la puerta. Entonces me detuvo.

— Conseguiré esa autorización aun cuando tu te opongas… quería hacerlo de manera fácil pero si me obligas lo haré por las malas —amenazó lo que me sorprendió ¿Bella amenizándome? ¡Extraño!

Usualmente Bella no era así en cuanto a temas de Cameron se refería ella siempre era dulce y demasiado contenida. De hecho siempre se mostraba consensuada y dispuesta a encontrarme en parte el beneficio en todo entonces ¿Qué pasaba ahora que estaba tan decidida a torcerme la voluntad?

— ¿Por qué quieres sacar a Cameron del país? —le pregunté intrigado por su comportamiento me olía a gato encerrado y a verdad a medias…

— Porque la invité a vacacionar conmigo —contestó una voz ronca por detrás.