Cap.14.-Necesidad, Edward POV
― Buenas noches— saludo con un acento ruso— Edward, ¿Cuánto tiempo?
― Ven aquí— le ordene rápidamente
― ¡dios! Estas tan listo amor— gimió mientras pasaba sus manos por mi erección
― Déjate de rodeos y comienza a trabajar— le exigí tirándola hacia la cama.
― ¡eres tan apasionado!— gimió cerca de mi oreja.
La lance sin pudor hacia la cama, la mujer cayó sobre el edredón y comenzó a arrastrarse como una gata en celo por encima de la cama, mire su anatomía, tenía unas largas piernas, unos ojos de un color muy expresivo y un cabello tan negro como la noche pero si poder evitarlo el libido que sentí con Isabela comenzó a desvanecerse lentamente.
― ¿Qué pasa cariño? ¿no vienes?— pregunto llamándome con un dedo, tenía una sonrisa entre diabólica y libidinosa, su cara decía sexo por donde la mirase hasta sus expresiones se volvían cada vez mas asexuadas. El deseo que despertó aquella mujer seguía ahí pero por alguna razón no reaccionaba con esta mujer ¿Qué demonios tenía esa chiquilla que me había excitado de tal manera?
― Ven aquí, baila para mí— le dije tomándola del brazo y sacándola de la cama, me senté en una de las sillas de la orilla en la misma en la que había estado sentada ella. la chica comenzó a moverse descaradamente encima de mí, acariciaba sus pechos y pasaba sus manos por todo su cuerpo, mire cada uno de sus movimientos detenidamente, su cuerpo parecía esculpido a mano era realmente una chica espectacular pero aun así mi mente estaba viajando hacia otro lugar, hacia un cuerpo o en realidad hacia una persona que era y se veía completamente diferente a esta.
― Eres tan sexy— me susurro mientras refregaba su intimidad sobre mi pantalón, en un día normal mi erección se habría vuelto loca con tal movimiento, la pasión se abría desatado en cantidades alarmantes… pero hoy no era un día normal puesto que sus estímulos no erizaron ni siquiera uno de mis cabellos. Una rabia incontenible fue lo único que sentí dentro de mi pecho, ¡había conocido a la mujer hace solo unas horas!, no podía ser que mi libido haya quedado tan prendado de ella ¡era imposible!
― ¡lárgate de aquí!— le grite apartándola de encima mío, la chica me miro sorprendida y a la vez molesta
― ¿Qué demonios te pasa?— pregunto en ruso
― Nada— conteste en el mismo idioma— dile a Jacob que hiciste tu trabajo y págate igual pero lárgate ahora mismo, hoy no tengo ganas— la chica recogió las pocas ropas que se había logrado sacar y comenzó a caminar hacia la puerta maldiciendo una y otra vez. Tenía una furia que pocas veces había sentido— ¿Cómo demonios puede trastornarme tanto en solo una tarde?— aspire fuertemente y fue peor el olor de ella aun estaba rondando en la habitación. ¿Quién demonios era esa chica?, si antes no tenía interés ahora de tenia que saber quién era ella en realidad, era una necesidad.
Toque el timbre que conectaba a la estancia de Will y las mucamas, comencé a pasearme como león enjaulado por toda la habitación, ¿Quién es? ¿Dónde vive? ¿Cómo es? ¿Tendrá novio?, ¿Quién demonios es Isabella Swan? Cuando ya me había dado unas cuantas vueltas en la habitación Will apareció en ella.
― Sr. Cullen ¿se siente mal?— me pregunto alarmado
― No, no— respondí un tanto ansioso— Will quiero que llames a mi equipo de investigación pero escúchame bien esto es totalmente confidencial, nadie puede saber nada de lo que voy a pedir.
― Si señor como usted ordene, ¿sobre quien hay que investigar?— pregunto mi mayordomo acostumbrado a estas peticiones, me gustaba saber bien con que gente estaba trabajando es por eso que mandaba a investigar siempre a mis nuevas contrataciones.
― A la enfermera nueva, Isabella— Will abrió sus ojos y me miro un tanto sorprendido
― Pero señor, la señorita Swan ya había pasado por su aprobación a caso…
― No, déjame terminar, esta vez quiero saber todo sobre ella, todo. ¿con quién vive? ¿Quién es su familia? ¿Quiénes son sus amigos? ¡todo!— exclame ansioso— si es necesario diles que pueden ocupar más recursos por si necesitan a más gente pero quiero el informe aquí lo más pronto posible a lo mas mañana por la tarde.
― Bien señor, como usted diga— comencé nuevamente con mi paseo, tenía mucho que pensar antes de que llegara ese informe, sentía la mirada de Will en mi pero no me importaba que me viera en este estado, por primera vez en mucho tiempo me sentía realmente atraído a una mujer y no iba a desperdiciar esta oportunidad— ahora déjame solo— le pedí mientras me sentaba en uno de los sillones de mi habitación, Will nuevamente me miro extrañado pero salió sin hacer ningún comentario.
Mi mente comenzó a recordar todo el tiempo que había estado sin estos sentimientos, creo que desde que asumí la presidencia de esta empresa el deseo y el placer de mis relaciones había disminuido con los años. Yo asumí el rol de presidente cuando tenía veintidós años, era solo un chiquillo malcriado y lleno de dudas que tenía un imperio en sus manos. Recuerdo perfectamente que en ese entonces era poco lo que me importaba la presidencia de Cullen Enterprise, la tome más que nada por presión de mi padre y porque Alice nunca quiso hacerse cargo. Lamentablemente cometí muchos errores y creo que por esos estoy pagando ahora, la relación con mi padre se deterioro con el tiempo sin poder evitarlo. Yo me farree el amor que él sentía por mí, fui un estúpido y un inmaduro, realmente era un pendejo inmaduro.
― Níkolas— susurre con la mirada perdida en la inmensidad de la habitación, aun podía recordar el error más grande que gatillo el odio de mi padre hacia mí.
"Ese día íbamos a una fiesta, Níkolas, mi hermano mayor estaba celebrando su titulación en la universidad, el tenia veinticuatro años y yo solo dieciséis. La celebración era en la casa de su novia, Nataly. Papa no sabía que íbamos a salir pero yo estaba tan ansioso por ir que moleste a mi hermano toda la semana para que nos escabulléramos de papa sin que se diera cuenta.
― Eres un niño consentido— me dijo frotando mi cabello— tienes suerte de que te quiera tanto y nunca te pueda decir que no
Me dijo con una sonrisa, mi hermano era casi un padre para mi, era el más atento, mas cariñoso, se preocupaba como nadie de Alice y de mi. Aunque estaba a miles de kilómetros de distancia siempre estaba pendiente de mi, llamaba y preguntaba todas las semanas como me iba en mis estudios, con el podía conversar de todo, simplemente tenia la mejor relación con el, amaba demasiado a mi hermano. Esa noche me vestí con mi mejor ropa, sería mi estreno en sociedad, el próximo año salía del colegio y estaba próximo a entrar a la universidad, era por esa ansia que me comía la curiosidad por ir, ¿Cómo sería ser alumno de universidad?, tenía que ir a esa fiesta como fuera. Con Níkolas nos escabullimos por los enormes jardines de la casa hacia los estacionamientos, sacamos su coche del aparcamiento y salimos raudos de la vista de papa, el jamás me iba a permitir salir tan joven y a una fiesta que consideraba de mayores pero mi querido hermano siempre consentía todas mis niñerías puesto que me ayudo a salir y me llevo a donde yo tanto quería. Cuando llegamos era la sensación, yo era el hermano de Níkolas Cullen, el chico más popular del campus y el graduado con honores de la facultad, me sentía orgulloso de ir a su lado el era como un héroe para mí. La fiesta fue genial, baile y bebí más de la cuenta a eso de las tres de la madrugada fui por Níkolas pero él estaba en peor estado que yo, sentí un poco de miedo ya que no podía llamar a mis padres y decirles que ambos estábamos borrachos, definitivamente esa no era una opción, decidí esperar hasta que se me pasara un poco la borrachera y me llevaría a mi hermana daba gracias a Dios que me había enseñado a conducir ese mismo verano. Al paso de una hora ya casi no quedaba casi nada de alcohol en mi cabeza puesto que tome a Níkolas quien estaba completamente borracho y lo empuje hacia el auto para poder irnos a casa y entrar sin que nadie nos descubriera.
Como pude encendí el auto y me fui por la carretera, todo estaba tan tranquilo que nada me hizo presagiar lo que pasaría solo unos minutos más tarde, un enorme camión carguero nos choco de frente matando a mi querido hermano en cosa de segundos, yo Salí con múltiples quebraduras y casi en coma pero sobreviví, yo lo hice pero mi hermano no. Mi padre hasta el día de hoy me culpa de la muerte de él, de su primer hijo, de su favorito, del próximo presidente de Cullen Enterprise. Aun podía recordar su reacción cuando desperté.
― ¡Edward! despertaste— dijo mi madre cuando entro en mi habitación, por lo que el doctor me conto llevaba casi un mes en coma pero aun nadie me había querido decir lo que paso con mi hermano.
― ¡Tú!— grito mi padre entrando por la puerta— ¡maldito hijo de puta!— se abalanzó contra la cama tomando del cuello para ahorcarme, sus ojos reventaron en lagrimas— ¡tú lo hiciste! ¡tú lo hiciste! ¡tú lo mataste! ¡me quitaste a mi hijo!— gritaba mientras apretaba mi cuello, a mi alrededor los gritos desesperados de mi madre se perdían junto con mi conciencia, sentí que el aire se me escapaba pero aun así podía pensar, ¿yo lo mate? ¿yo lo hice? ¿a caso yo había matado a mi hermano?... si, para mi padre siempre será mi culpa, Níkolas Cullen había muerto por mi culpa y esa será la cruz que tendría que cargar por toda mi vida.
Mi cuerpo se estremeció al recordarlo, mi padre me odiaba porque le había arrebatado lo más preciado para él, yo jamás seria como mi hermano y tampoco aspiraba a serlo pero el siempre me había comparado con el, haciéndome ver cada uno de mis errores. Peor fue el después, yo me vine a estudiar a este país dejando sola a mi familia, pasaron los años y cuando tuve el dinero y el poder comencé a hacer mal uso de mi cargo. Perdí muchísimos millones apostando y derrochándolo en fiestas, mujeres y amigos, sabía que había sido un maldito imbécil, la depresión de nunca haber podido ganarme el cariño de mi padre me llevo a ser un insensato y a gastarme lo que no era mío, siempre he dado gracias a dios que alcance a detenerme antes de que nos fuéramos a quiebra, esos dos errores mi padre jamás me los iba a perdonar para el siempre seria el asesino de su querido hijo y el chiquillo que casi los llevo a la quiebra. Voltee la vista hacia la ventana, la habitación estaba completamente oscura, el tiempo y la vida me habían hecho madurar el error que cometí yo mismo lo arregle, el dinero que tome lo devolví y triplique en poco tiempo pero para Carlisle eso no era suficiente, el siempre quería mas y por supuesto Níkolas jamás habría hecho algo tan horrible como lo que yo hice, yo siempre había sido un error en su vida.
El nuevo día llego dándome una razón más para levantarme, eran casi las siete con treinta e Isabella estaría pronta a llegar, me levante y bañe rápidamente, cuando Salí de mi habitación me encontré a Emmett entrando en ella.
― Buenos días Edward
― Buenos días Emmett, ¿Cómo estás?— pregunte mientras me pasaba la toalla por mi cabello, el refregar y el movimiento me produjeron un mareo, cuando me di cuenta que iba en dirección hacia el suelo Emmett me atajo antes de caer
― Será mejor que te recuestes, aun te dan mareos y dolores
― Si pero creo que son más suaves, no me han dado dolores fuertes.
― Qué bueno, ¿Cómo le fue a Isabella?
― Bien, creo… no puse mucha intención en ella— mentí con maestría
― Espero llegue hoy— bromeo
― Lo hará— si no la iría a buscar, tenía que saber que era lo que me atraía tanto de ella y la mejor forma para hacerlo era tenerla lo más cerca posible.
Emmett me pregunto unas cosas y comenzó a examinarme, cuando menos lo pensé un delicado golpe en la madera de la puerta me hizo sobresaltarme.
― Pase— indique con ansias, por la orilla de la puerta se deslizo una delicada mano, el cuerpo de la señorita Swan entro lento a la habitación y comenzó a recorrerla con sus gráciles pasos. Mi cuerpo contuvo la misma reacción pero aumentada en un tanto, sentí las mismas cosquillas y la electricidad pero esta vez no solo se concentraban en mi libido o en mi excitación si no que recorrieron todo mi cuerpo, sentí un extraño vacio en mi estomago, ¿Qué demonios me pasaba?, la chica me miro a los ojos y creo que la cohibí con la mirada que le estaba dando, mis ojos trataron de absorber lo que más podía de ella, su rostro, sus expresivos ojos, su piel, su cuerpo… un jadeo de puro deseo se junto en mi garganta, trague pesadamente para ahogarlo junto con las demás sensaciones que se concentraban en mi en este momento. ¿Qué estaba haciéndome esta mujer?
― Buenos días— la salude
― Buenos días— respondió seria intento cambiar la vista pero aunque no me mirara mis ojos querían seguirla observando
― Buenos días Bella— la saludo Emmett con una familiaridad que fue como un balde de agua fría.
― Buenos días Emmett— respondió, su piel se torno de un color rosáceo muy fuerte, ¿se había sonrojado por el saludo del? ¡maldita sea!, llevaban dos días en mi casa y ya se había formado un romance entre ellos ¡no podía ser! ¡ella no podía estar con Emmett!, no podía.
― ¿Bella?— pregunte extrañado— ¿Por qué la llamas así?— le pregunte conteniendo la rabia en mis palabras.
― Es el diminutivo de Isabella, ¿no Bella?
― Si es verdad
― Oh— solté un jadeo— veo que se han hecho muy buenos "Amigos"— agregué con sarcasmo
― Claro somos colegas, tu y yo también tenemos una excelente amistad
― Pero nosotros somos hombres— agregue molesto, Emmett estaba de espaldas y la chica lo estaba mirando, unos segundos más tardes nuestras miradas se conectaron y dos sentimientos se esparcieron por mi junto con su mirada, la electricidad y la rabia.
― Bueno Edward, comencemos el día. ¿Bella?— la llamo— asísteme por favor.
― Claro
Estuvieron toda la maldita mañana juntos, él le explicaba cosas y ella muy atenta escuchaba, mi ceño permaneció fruncido la mayoría del día, ¿Por qué me molestaba verlos juntos? Tal vez porque no podía evitar sentir esto mientras la veía, ella era hermosa, tenía que reconocerlo pero su belleza no era como la normal, la que veía día a día con las chicas de Jacob ellas eran unas meras muñecas, Bella era una mujer, real… que sentía y se expresaba que podía realmente sonrojarse y sentir algo más que placer, ella era la persona más humana que había conocido en mucho tiempo, tenia sentimientos y sabia expresarlos eso era una de las cosas que podría decir me atraían y bastante de ella. La tarde llego y con ella los problemas, Will en horas de la tarde entro con la peor de las noticias, alguien en la empresa se había equivocado en unos balances de una reunión muy importante, no sabía porque tenía la sensación de que alguien podía estar coludido con Aro para que todo me saliera mal, sabía que desde la casa no era mucho lo que podía hacer. Le pedí a Will que le diera instrucciones a Frederick que trajera los papeles a la casa no tendría otra opción que hacer el trabajo yo mismo. El hombre llego casi una hora después, venia nervioso, él sabía perfectamente que si pasaba algo Aro tomaría las riendas de la empresa y lo más probable era que muchas de mis personas de confianza salieran de ahí además de toda la gente de escasos recursos que estaba protegida por mí, no estando yo en la presidencia el centenar de obras benéficas que hacíamos al mes se quedarían sin patrocinador, no podía permitirme salir de allí, tenía que mantenerme como presidente.
― Sr. Cullen— intento decirme pero levante la mano para que me dejara hablar
― Respira— le dije, lo necesitaba calmado— dime exactamente que paso.
― Sr. lo lamento… los balances de este mes no los alcanzaron a llevar a corrección, se presentaron tal cual en la junta de accionistas causando un enorme enojo en ellos.
― ¡DEMONIOS!— grite exasperado, tenía a muchísima gente para que se fijaran en esas cosas ¿Cómo se les había pasado un error así?— ¿para qué carajo les pago? ¡explícame!— lo apure
― Para… para hacer bien nuestro trabajo— respondí con pesar en sus ojos, sabía que él no tenía la culpa pero estábamos tan presionados que descargue todo en el, arrepintiéndome al momento después
― ¡entonces porque demonios hacen las cosas mal! Te das cuenta que hemos perdido tiempo valioso en esto. ¡exijo saber quién es el responsable!— exigí
― Es… es… uno de los contadores
― Entonces que sea removido de inmediato, no puedo trabajar con incompetentes— le pedí, si esto se había pasado era porque alguien me estaba jugando chueco, esperaba haber acertado
― Si… si señor
― Ahora déjame los papeles para revisarlos, antes de las 5 quiero que pasen por ellos.
― S..si señor— me relaje un poco al saber que podría corregir esto así el maldito de Aro no intentaría sacarme con esta excusa, me enojaba de manera increíble pensar en los errores de los que se podría aprovechar.
― ¿Qué me ve?— le pregunte al verla tan aborta mirándome, parecía sorprendida, no me gustaba que conociera la faceta dura que tenia pero tenía que ser así con mis empleados, todos sabían por lo que pasábamos y tratábamos de hacer todo correctamente.
― Nada— respondió nerviosa
― ¿piensa que soy muy duro?— le pregunte de repente
― ¿las enfermeras podemos opinar?— me dijo haciéndome sonreír, nadie me había dado una respuesta así nunca, esta mujer era una cajita de sorpresas.
― Si yo se los pido claro que pueden
― Siento decepcionarlo pero eso no está dentro de mis funciones— bufe y mi ceño se frunció. Pasé las siguientes horas revisando todo, tenía que antes de las cinco arreglar este embrollo, cuando ya casi terminaba el maldito dolor de cabeza comenzó a molestarme, fue tanto en un momento que casi no lo podía resistir
― demonios— grite frustrado, tenía que terminar esto, por mi y por todos los que dependían de mi
― ¿sucede algo?— me pregunto desde un rincón, levante la vista, mire sus níveas y hermosas piernas, las tenia cruzadas dejándome ver parte de su muslo.
― Mi cabeza y la vista me están matando, necesito terminar pero me duele demasiado, ¡maldición!
― ¿puedo ayudarle en algo?— me pregunto sorprendiéndome completamente, intente disimular la sonrisa pero de igual manera salió un poco de ella, mi mente voló de inmediato ¿Cómo sería tenerla en la oficina todo el día? una completa tortura…. Tenerla así de cerca tentando mi libido no sería sano para nadie.
― ¿podría hacerlo?— le pregunte con la misma sorpresa
― Claro señor, estoy aquí para asistirlo.
― Bien, entonces podría leerme estos balances en voz alta.
― Claro— me respondió, se paro del sillón pero los libros que tenia sobre su regazo cayeron al suelo esparramándose por todas partes
― lo siento— me susurro mientras los recogía, me pare a ayudarla podía ser prepotente, sarcástico y muchas cosas mas pero un caballero jamás lo dejaría de ser y menos con una dama tan… hermosa como lo era ella, sin duda era un placer ayudarla. Levante unos cuantos libros, mis ojos se fueron de inmediato a la piel de su brazo, su chaqueta se había levantado dejando ver un poco de la piel pero esta la tenia morada, magullones y hematomas se extendían por toda la piel que ahora estaba descubierta. Trato de taparse pero no pudo evitar que me diera cuenta ¿alguien le habría pegado?
― ¡dios!— comente reprimiendo las ganas de preguntarle, no quería que pensara que me interesaba, lo peor fue la respuesta que le di, una completa estupidez— ¡bah!— bufe— si tiene sexo masoquista y duro con su novio no tiene que avergonzarse, cada loco con su tema. Solo dígale que no le deje tanta marca— me levante ante su atónita mirada, deje los libros en un estante cercano y me fui a recostar nuevamente, no sé cuanto rato habría pasado pero ella aun seguía ahí con la vista perdida y los ojos abiertos por la sorpresa de mis palabras, su expresión poco a poco cambio, paso de una rabia a pena en cosa de segundos, mire sus ojos y se pusieron rojos e hinchados ¿a caso quería llorar? ¡maldito imbécil! ¡soy un completo imbécil!
― ¿necesita que le lea?— articulo con los dientes apretados
― Claro— respondí disimulando mis dudas con una sonrisa— prosiga.
Paso leyéndome un buen rato, cuando sus ojos parecían explotar se excuso y corrió hacia la puerta, me sentí mal de inmediato ¡había sido un maldito imbécil! Yo no sabía su historia realmente ¿y si alguien la golpeaba? ¿O tal vez si…? ¡No! No quise imaginarme nada, sabía que esta tarde descubriría todo sobre su vida así que me mordí la lengua e intente calmar mi ansiedad, esperaba no haber hecho demasiado daño con mis inoportunos comentarios. Mientras analizaba mis pensamientos Will entro en la habitación.
― Sr. Cullen…— iba a decirme pero se dio cuenta de la ausencia de Bella— ¿y la señorita Swan?
― Creo que esta en el baño ¿Qué pasa?
― Llamo su jefe de seguridad, hoy en la noche vendrá a entregarle el informe que pidió, dice que vendrá personalmente ya que encontró muchas cosas "irregulares".— me dijo haciendo las comillas
― ¿"irregulares"?— comente arqueando una ceja— ¿a que se referirá con eso?— susurre.
― ¿Qué le digo?
― Déjalo pasar a penas llegue, hoy tendré visitas pero la despachare de inmediato a penas llegue que suba— cuando termine de dar instrucciones Bella entro nuevamente en la habitación, mire su rostro y por primera vez vi unos ojos cargados y una expresión de dolor en su cara. Me sentí mal de inmediato, la mire detenidamente y me fue inevitable esconder una mueca de desagrado hacia mí mismo, era un maldito patán. Nunca me habían preocupado los sentimientos de las mujeres a excepción de mi madre y hermana pero al parecer los de Bella no me eran completamente indiferentes— entonces dejémoslo así Will, ya sabes que hacer— le dije mirándola ella levanto la vista y nos observamos por algunos momentos.
― Srta. Swan— Will llamo su atención— ya son las 6 es hora de que se retire— una expresión de alivio atravesó su rostro, no podía esperar más para que ese maldito informe llegara a mis manos.
― Está bien— recogió todo y rápidamente se despidió
― Hasta mañana— se despidió evitándome por completo
― Hasta mañana Srta. Swan— le respondí sintiendo el rechazo de su mirada.
Salió apresuradamente de la habitación privándome de su impactante presencia. Will asintió a mis órdenes y también se retiro, me levante raudo hacia el baño, me bañe en solo unos minutos, estaba muy ansioso la visita que tenía que recibir era de vital importancia, ese informe tenía que llegar a mis manos. Salí del baño solo con una toalla en la cadera cuando caí en cuenta de que no era la única visita que recibiría hoy.
― Buenas noches— saludo la mujer con tono sensual
― Buenas noches— le respondí— esta noche no necesitare de tus servicios, dile a Jacob que te pague de igual manera, miente y di que hiciste tu trabajo— la chica me miro con asombro pero asintió— ahora retírate— le dije y me dispuse a cambiarme ropa, me metí en mi closet y escogí algo sencillo. Mientras me cambiaba sentí la puerta cerrarse, no me interesaba el sexo con esas mujeres ahora mi cabeza tenía solo a una dentro de ella y necesitaba saber exactamente quien era la mujer que ocupaba mis pensamientos. Mi cabeza comenzó a manifestarse con un pequeño dolor, intente suprimirlo lo que más pude, tenía que leer ese maldito informe, media hora más tarde la puerta sonó y entro la persona que estaba esperando con tanta ansia.
― Buenas noches Señor— me saludo Claude, mi jefe de seguridad
― Buenas noches Claude, ¿traes lo que pedí?— pregunte directo al grano, me senté en uno de los sillones y le indique que lo hiciera también, el hombre abrió un maletín de color negro y saco una carpeta de tono transparente.
― Aquí esta señor pero creo que debería saber que encontré ciertas irregularidades en la vida de la investigada
― ¿cómo cuales?— pregunte arqueando nuevamente mi ceja
― Creo que cuando lea se dará cuenta de lo que digo en todo caso el informe esta completísimo tiene todos los datos que usted podría necesitar, logramos averiguar la vida de la muchacha y la de su familia. Ojala le sirva
― Gracias— le respondí comenzando a leer— ahora puedes retirarte.
― Sí señor, nos vemos—
― Adiós— el hombre se paro y salió rápidamente, las ansias que tenían se desbordaron por las hojas de aquel informe, comencé a leer con desenfreno.
*Nombre: Isabella Marie Swan
*Edad: 25 años
*Profesión: Enfermera titulada (Universidad de Northwestern)
*Familia: Charly Swan (padre, discapacitado), René Swan (madre, muerta), Carmen Grabb (Madrastra), Katherine Swan (hermanastra)
*Antecedentes familiares:
Charly Swan: Abogado, 50 años, discapacitado debido a una embolia cerebral, historial policial intachable. Casado por primera vez con René Swan (Muerta), Casado por segunda vez con Carmen Grabb
René Swan: Muerta al dar a Luz a su primera hija, Isabella
Carmen Grabb: Madrastra de Isabella, madre de Katherine, Esposa de Charly. Mujer con un amplio historial policial, detenida por:
(Cada proceso fue apelado por su abogado luego de ser condenada obteniendo la absolución)
Porte ilegal de drogas Porte ilegal de armasMúltiples detenciones por escándalo publicoHurto simpleLesiones personalesViolencia intrafamiliarConsumo de drogasAlteración del orden publicoHurto agravado (robo con intimidación, ataque contra un indefenso)prostitución
*Condenas:
Violencia intrafamiliar: agresión a un menor (hija) y a un minusválido (esposo) el abogado apelo a la condena ya que la acusada no tenía antecedentes vigentes por tanto se condeno a un mes de prisión privativa de la libertad. La denuncia fue efectuada por la hijastra de la acusada : Swan, Isabella Marie
Como antecedente adicional recabamos la información de que la investigada vive en un barrio de extrema pobreza además de que su padre está enfermo y es ella quien mantiene la casa. Vecinos cercanos al departamento donde ella vive me contaron que hace poco ella había tenido una disputa con su madre que había terminado en la encarcelación de la mujer, la investigada fue golpeada por la acusada pero no fue a constatar lesiones a un hospital. También podemos agregar que la investigada ha buscado propiedades en el último tiempo.
Caí inmediatamente en cuenta, esos eran los moretones que tenia ella en el brazo, su madrastra le había pegado y las huellas de esa agresión se encontraban marcadas en su piel. Apreté las orillas del informe y contuve la enorme rabia que apareció de repente en mi pecho ¿Cómo alguien podía mancillar tan hermosa piel?, me era incomprensible, así que estaba buscando casa, ella de seguro quería sacar a su familia de ese infierno. Seguí leyendo aquellos papeles, la vida de Bella estaba plasmada en esa carpeta, cuando termine de leerlo por cuarta vez era un experto en su vida, podría hasta conocerla mejor que ella ya que habían datos hasta de cuando ella era un bebe. Esa noche al fin pude conciliar el sueño en paz, el molesto dolor de la tarde se había esfumado, creo que mi noche no pudo ser mejor, conocía a Bella un poco mas ahora solo me faltaba descubrir porque me atraía tanto, lo mejor de todo era que ya sabía cómo ayudar, no podía dejarla sola a la merced de esa maldita mujer, sin duda no la conocía pero ya se había convertido en una de mis enemigas.
Los días pasaron rápidamente y aun no podía descubrir que era lo que me atraía de ella, miraba su rostro, sus hermosos ojos y facciones, su cuerpo, sus movimientos, todo, cada cosa me podía dar una señal del porque pero por más que la mirara no podía adivinar lo único que podía hacer era mirarla siempre, observar todo lo que hacía, a pesar de verme como un maldito sicópata o un jefe muy autoritario no me importaba, prefería ser eso a dejar de contemplarla. Habían pasado ya dos semanas de que ella llego, habíamos tenido unas discusiones a lo largo de los días pero nada importante, ella me sacaba de quicio, la personalidad altanera me atraía enormemente me gustaba hacerla enojar para ver a que limite podía llegar, cuando se enojaba sentía unas locas ganas de ponerla contra la pared y… Besarla, besarla como se que nadie lo ha hecho, mi cuerpo se enardecía solo de pensar en probar su boca, estaba seguro que sus besos serian un manjar de los dioses. Un mañana Frederick me llamo completamente preocupado por un proyecto que tenía que iniciar la próxima semana y aun no estaban listas unas autorizaciones.
― Todavía no entiendo porque demonios no han salido las autorizaciones de los arquitectos— le dije después de media hora hablando de lo mismo, estábamos construyendo un edificio en la ciudad de Vancouver y necesitábamos los permisos para iniciar una nueva parte de la construcción, mire el reloj ya eran las ocho en punto, Bella debe estar por llegar. Odiaba que me viera discutiendo con mis empleados, como ya lo anticipaba solo unos momentos más tarde sentí la puerta abrirse y un cuerpo deslizarse hacia dentro— ¡demonios!— grite mirando hacia el jardín de la casona— no me importa, Frederick haz lo que tengas que hacer pero el proyecto de Vancouver tiene que iniciar la próxima semana, no hay mas plazos.
Comencé a darme vueltas como loco, cuando me gire ahí estaba tan imponente y hermosa como siempre, fruncí el ceño por la reacción que provocó en mi, todo tipo de sentimientos pasaron por mi cabeza y mi cuerpo solo con mirarla ¿Cómo podía producir tanto en tan poco tiempo?, había pasado años estando con las mujeres más hermosas del mundo y ahora venia una, solo una que era diferente y lo cambiaba todo, sin duda el sentirla viva cerca mío me hacia desearla aun mas, Bella era una persona que sentía, cosa muy escasa en mi mundo. Comencé nuevamente con mi paseo, observe que ella se sentó en uno de los sillones de la biblioteca a esperarme. Su sola presencia dentro de un espacio cerrado me ponía un tanto nervioso, el aroma de Rosas y otras especias se colaba por mi nariz poniéndome ansioso. Pase mis manos reiteradamente por mi cabello solo para desahogar la frustración que sentía de no poder oler su piel, ¿Cómo sería su aroma? ¿Olería igual de bien que esta esencia?. Una rabia broto de mi pecho, no entendía como esta mujer me ponía así de nervioso, estaba hecho un atado, no podía ni siquiera pensar, colgué de repente furioso por no poder controlar mis impulsos, aquí nuevamente venia el Edward maldito, el que tenía como tarea alejarla de mí lo más posible, sin duda yo no era bueno para ella. Haría todo lo posible por conocerla y descubrir porque me atraía tanto pero hasta ahí no mas, yo no sería el que dañara su vida.
― ¿Quién la autorizo para entrar?— pregunte enfurecido por mi falta de autocontrol
― Nadie, solo vine a comprobar que estaba bien— me respondió altivamente, se paró de donde estaba y se acerco a mí, un grave error, la sensación que me provocaba se incremento al doble.
― Pues ya me vio, ahora lárguese— respondí escondiendo mi mirada, cerré los ojos y reprimí un jadeo de frustración
― No puedo—
― ¿Cómo que no?, ¡Le ordeno que se vaya y me deje solo!— le grite desesperado porque se alejara, si se quedaba unos cuantos minutos mas no sabía de lo que sería capaz.
― ¡no puedo dejarlo solo!— suspiro mirándome directamente a los ojos y provocando las mas aterradoras sensaciones— mire Sr. Cullen, se que para usted esto es incomodo, me refiero tener a alguien a su lado todo el tiempo…
― Por supuesto— asentí
― Lo sé, pero lamentablemente usted me está pagando por esto, por mantenerlo seguro y porque nada malo le suceda, así que le pido de favor que coopere con esto, así lo dos saldremos ganando.
― Claro, si a mí me pasa algo usted ya no recibirá el cuantioso cheque que le pago— me mordí la lengua de inmediato, ella necesitaba el dinero y sabía exactamente como ayudarla aun mas a conseguirlo.
― Eso es obvio, usted tampoco trabaja por dulces señor Cullen, todos tenemos nuestro precio en esta vida, todos— me dijo y cambie rápidamente mi expresión, tenía que intentar esconder la admiración que sentía por sus respuestas
― Bien, entonces quédese aquí. Debo hacer unas llamadas así que manténgase en silencio.
― Está bien, lo hare, pero después tenemos que ir a su habitación para hacerle su chequeo
― ¡ya quiere tocarme!— bromee, ella cruzo sus brazos y sonrió burlonamente, era la primera vez que la veía hacer eso… y me encanto
― O si señor, no sabe, espere toda la noche para ponerle las manos encima—
― Veo que está sacando las garras Srta. Swan— me sorprendió su respuesta pero me agrado darme cuenta que era una mujer con bastante carácter— cuando llegó no decía ni pio y ahora contesta a todo lo que digo.
― Solo expreso mi punto de vista señor Cullen o ¿eso no está dentro de mis funciones?— me pregunto haciéndome formando una sonrisa, suprimí al máximo la enorme sonrisa que quería salir.
― Si, ya que no quiero un bloque de concreto como enfermera, pero no abuse— le advertí en tono serio pero quería solo reírme, lo que más me gustaba de ella era eso, ¡que sentía! Se enojaba, se avergonzaba, todas expresiones que ya no veía en mi vida y que ella había traído nuevamente a mi mundo, recordé lo que debía hacer, era muy importante ayudarla y pronto— Srta. Swan— la llame y levanto su cabeza para mirarme
― ¿dígame?
― Quiero avisarle que ahora su cheque será cancelado semana a semana
― ¡ah!— exclamo totalmente confundida— ¿entonces mi salario se dividirá en las semanas del mes?— pregunto con una ingenua expresión, ¡tan hermosa! ¡tan humana!
― No— respondí con el teléfono en mis manos— el salario que iba a ser mensual ahora será semanal, alégrese le estoy subiendo el sueldo al triple.
― ¿Qué?— grito visiblemente conmocionada, levante una mano y le hice guardar silencio, esperaba que no me pidiera algún tipo de explicación ya que no podía decir, Bella te subí el sueldo porque quiero ayudarte, se de tus problemas, porque siento una atracción monstruosa hacia ti y muchas cosas más, mi mente se carcajeo… algún día tendría el valor para decirle lo que sentía, algún día.
El día paso rápidamente, a mi pesar. Mientras Bella estaba almorzando Will entro en mi habitación con el teléfono en la mano.
― Sr. Cullen, el señor Black necesita hablar con usted— mire con el ceño fruncido a mi mayordomo, lo que menos quería era hablar con Jacob, yo no tenía ningún interés en sus servicios.
― ¿diga?— pregunte acercándome el teléfono
― Hola Edward— me saludo con una molesta familiaridad— quería saber cómo van los servicios, ayer hable con Kathy y me dijo que no habías precisado de ellos— maldita bocona dije solo para mí— quería saber si pasaba algo ¿a caso no te gustan las chicas?
― No— conteste sinceramente— ahora busco otra cosa— le dije sin ningún ánimo de responder más preguntas— bueno Jacob tengo cosas que hacer, gracias por tus servicios, no te preocupes que te daré una excelente compensación por todo este tiempo— iba a colgar.
― ¡Espera!— me grito antes de que lo hiciera, acerque nuevamente el teléfono a mi oreja— pero dime Cullen ¿Qué es lo que buscas? Tal vez yo tenga eso que te gustaría encontrar
― Lo dudo— conteste con seguridad sabia que los sentimientos él jamás podría vendérmelos… pero esperen… comencé a pensar, sentimientos no pero…— tal vez si tengas algo que me sirva— le comente con expectación— aquí podría probar si era solo su apariencia la que me atraía— necesito una mujer de estatura media, ojos y cabello color chocolate, de piel extremadamente blanca y de contextura delgada.
― Buscas algo difícil pero no imposible— sentí la sonrisa por el auricular— no te preocupes que esta misma noche estará esa mujer en tu casa, que estés bien, adiós—
― Adiós— termine en el momento preciso.
Bella tenía una apariencia muy especial, tal vez eso era lo que me tenía atraído, su extraño color de ojos y cabello, su piel, sus delicadas y suaves manos, ¿sería solo eso?, esta tarde lo sabría. Las horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, llego la hora de la salida de Bella y rápidamente se arreglo para salir, me extraño el apuro que tenia ¿tendría una cita?, sentí… furia, no me aguante a preguntar, tenía que saber.
― ¿una cita?— le pregunte de repente, ella me quedo mirando fijamente al igual que yo
― ¿Por qué lo dice?
― Por las prisas, jamás sale corriendo de esta casa
― No, solo tengo que hacer— tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, sentí aun más rabia porque se iba sin ni siquiera despedirse de mí. ¿me privaría de ver su rostro por última vez?
― Buenas noches Sr. Cullen— me dijo de repente girándose, la intensidad de su mirada me choco de frente, adoraba ese color, ella sabía perfectamente jugar con sus ojos y dejarme prendado de ellos.
― Buenas Noches, Srta. Swan— le respondí, salió de la habitación dejándome en un profundo silencio.
Por primera vez de que comencé a recibir los servicios de esas mujeres me sentía nervioso, la de esta noche era realmente importante, la sentía como una prueba de fuego, estaba convencido que podía ser esta la causa, ella era merecedora de un cuerpo envidiable además de unas facciones hermosas. Solo unos minutos después de que Bella salió alguien llamo a la puerta de mi habitación, entraron sin esperar una respuesta, me asombre bastante al ver a la mujer que tenía enfrente lamentablemente el asombro me duro muy poco, ella era muy mala copia de Bella una que ni siquiera produjo lo que yo esperaba, tal vez era muy perfeccionista pero esta no era ella, definitivamente no lo era.
― Buenas noches— saludo— mi nombre es Valery, no nos conocemos— comento sensual
― No, mi nombre es Edward— le dije, la mire nuevamente, ella tenía los ojos castaños y el cabello del mismo color pero no se asemejaban a los de ella, no era lo mismo. La mujer sin ni siquiera esperar una invitación se acerco y beso mis labios, cerré mis ojos ante el contacto, un aroma a flores me trajo a la mente la imagen de Bella, ella siempre olía a rosas y otras esencias. Mi libido comenzó a reaccionar lentamente, ¿Cómo sería tenerla entre mis brazos? Estrecharla y hacerle el amor hasta que no pudiera mas, acariciarla en sus partes más sensibles y descubrir las zonas que podrían llevarla a un orgasmo, la mujer que estaba frente a mí desapareció siendo suplantada por una imagen de Bella. Mi rápida mente no pudo evitar imaginarla a ella pegándose a mi cuerpo y gimiendo sobre mi boca, la mujer se pego a mi cuerpo rozando mi erección y despertándola con fuerza. Mis manos reaccionaron y se pasaron por su cintura estrechándola, el beso se hizo cada vez mas ansioso y las caricias más candentes— ¡Bella!— gemí contra sus labios, la chica sonrió contra los míos y siguió besándome.
El acto que le siguió a todo fue meramente provocado por la imagen de Bella, mis manos no recorrían una piel extraña era la imagen de su piel la que yo quería grabarme en mi cabeza, tome a la mujer con toda la fuerza que tenia y la puse apoyada en sus manos y rodillas sobre el edredón de la cama y rápidamente la penetre, con mucha fuerza. Ahí estaba yo follandome a una mujer con la imagen viva de Bella en mi cabeza, era un acto completamente pervertido pero está disfrutando al producto de mi imaginación, puse mis manos en las caderas de la mujer y levante la vista, tamaña fue mi sorpresa al ver que la puerta se entreabría y la figura de Bella estaba parada precisamente en la puerta, una explosión de placer al ver sus ojos se dio en mi cuerpo, penetre con todas mis fuerzas a la mujer haciéndola gritar del placer.
― ¡Ah!— gimió con fuerza bruta mientras le daba con fuerza— ¡Edward!— volvió a gemir cuando acelere el ritmo— ¡Ah! ¡Ah!— baje la vista de la puerta y cerré mis ojos, ver a Bella ahí mirándome me había renovado la imagen que tenia de ella, mire nuevamente y ahí estaba aun, el placer que provoco imaginármela así, rendida ante el placer, yo pudiendo acariciarla y penetrarla tanto como pudiera me hizo perder el control, definitivamente era ella la que despertada todo en mi, ella era la causa de que mi cuerpo volviera a la vida— ¡Ah!— grite cuando el orgasmo se desato en mi cuerpo, Bella, Bella, Bella, gritaba en mi mente, lo único que podía era imaginármela con aquellas mejillas sonrosadas gimiendo de placer. La imagen me perturbo más de lo que podría haber imaginado. La mujer cayo encima de mi cama, sonreí enormemente al descubrir lo que Bella realmente provocaba en mi, haya donde alcanzaba estos sentimientos que habían emergido por ella, levante la vista con una enorme sonrisa triunfal, las mejillas de ella estaban tal como me las había imaginado rosáceas y su boca entreabierta, me deleite solo con mirarla ahí, ¿le habría pasado algo? ¿ se abría excitado?, nos miramos por algunos segundos y la cara de pavor no se pudo evitar, antes de que pudiera gesticular algo ella salió corriendo dejando la puerta entreabierta.
― ¡qué exquisito!— dijo la mujer levantándose y poniendo sus manos en mi pecho, la mire a la cara y de inmediato caí en la cuenta de que ella no era la que yo había deseado, su solo rostro me provocaba nauseas, quite sus manos de mi cuerpo y me pare rápidamente de la cama
― Vete de aquí— le dije serio y un molesto, ella me miro extrañada
― ¿pero… pero?— intento replicar, ¿Quién demonios se creía que era?
― Lárgate de aquí, ahora— amenace con voz rabiosa, la chica bajo su vista y rápidamente se vistió para salir de mi habitación. Cuando estuve solo me tire encima de la cama y suspire pesadamente— ¡Bella! ¡dios mío!— exclame con satisfacción— ¡Cuánto tiempo buscándote!— suspire nuevamente.
Era verdad, ¿Cuánto tiempo no había buscado a una sola mujer que me despertara de mi letargo?, lo que más me asustaba es que no solo hablaba del sexual, Bella despertaba sentimientos en mi que ni yo mismo conocía, ella era una maestra sin duda, solamente con esa belleza y esa personalidad podía decir que me había cautivado por completo, con enorme convicción podía decir que esa mujer me gustaba y de verdad. Esa noche no pude pensar en nada más que en ella, sentía su mirada, sus manos, su piel, me moría por verla mañana y comprobar que mis sentimientos hacia ella eran los que había pensando. Me dormir pensando en sus hermosos ojos y el aroma que me hacia soñar con ella cada vez más seguido. Al otro día el momento había llegado su suave mano golpeo la puerta, entro en la habitación completamente cohibida por lo que había pasado ayer, ella sabía perfectamente que la había visto.
― muy buenos días Señorita Swan— la salude como de costumbre, no quería que se asustara y se fuera de repente.
― bue… buenos días Sr. Cullen— respondió tartamudeando
― ¿Cómo durmió?, me imagino que muy bien— le comente, ella esquivo mi mirada y la deposito en otro lugar de su interés.
― ¡mi celular!— grito en voz alta
― Si, William lo encontró hoy en la mañana y lo apago, espero que tenga más cuidado con sus pertenencias, eso no habla bien de usted— no tenía idea de que estaba aquí, con todo el alboroto de anoche no me había dado ni cuenta. Entonces esa fue la razón para que se devolviera.
― Sí señor, no se preocupe— me respondió forzando una sonrisa.
Mientras las horas corrían, las miradas de ella se iban haciendo cada vez mas esquivas, por ninguna razón cruzamos miradas en esa mañana ella me evitaba todo lo que podía. Cuando el reloj estaba pasado del medio día Emmett llego a vernos, traía consigo los exámenes que me habían tomado en Houston. Sorprendentemente aquellos papeles decían NORMAL en cada uno de los análisis, sin poder creerlo intente replicar lo que decían los resultados.
― ¿Qué?— dijimos los dos al unisonó, nos miramos y ella se sonrojo.
― No puedo creerlo— comente enojado
― Si es verdad, míralo por ti mismo—Emmett me paso los exámenes y comencé a mirarlos, era frustrante ver que todo decía NORMAL.
― Pero si todo es normal entonces ¿Qué demonios tengo?
― Estamos ante un complejo caso Edward, sin duda no se que mas podríamos practicarte, estamos en un país muy avanzado donde la medicina es la mejor del mundo y aun no podemos descubrir lo que te paso.
― ¡demonios!— me pare inquieto y comencé a caminar por todas partes
― Tranquilo Amigo, se que…
― ¡cómo demonios me pides que me calme! ¡tú no eres el que tiene que estar encerrado todo el día!— me altere con su comentario, lo mire fijamente y el pareció notar la molestia
― Si pero…
― ¡ya basta!, no pienso hacer nada más. No estaré un día más aquí en la casa, mañana regresare a la oficina— le dije exasperado, estaba arriesgando mucho al estar aquí en la casa, Aro me estaba tomando la delantera a pasos agigantados
― Yo sabía que ibas a reaccionar así es por eso que solo tengo una condición para darte una alta provisoria
― ¿Cuál es?— le pregunte ansioso
― Que Isabella te siga acompañando— cerré mis ojos temiendo lo que eso conllevaría, estaba seguro de que no sería mucho tiempo el que me aguantaría el estar lejos de ella.
― ¡demonios! Está bien, todo con tal de que me dejes salir de aquí.
― Que te quede claro Edward que al primer atisbo de una recaída deberás volver al reposo, te recuerdo que en los dos meses que llevas en cama no has tenido ninguna recaída— solo dolores menores, recordé en mi mente. No dije el comentario ya que no quería que Emmett supiera.
― Está bien ¡Esta bien!, lo que sea con tal de salir.
― Bien, entonces te extenderé de inmediato el certificado, que te quede claro que será una alta provisional.
― Si, ya entendí— lo apure.
― Bella más tarde tómale a Edward unos exámenes de sangre y mándalos a analizar.
― Claro— le respondió
Emmett me entrego el preciado documento, estaba feliz de poder volver a la oficina y lo mejor de todo es que no necesitaba una excusa para llevar a Bella, mi mente ya había pensando en muchas teorías para justiciar su participación en la oficina.
― ¿Sr. Cullen?— me llamo
― Dígame— le conteste evitando mirarla, no podía tentar mi buena suerte
― Le tomare ahora las muestras de sangre.
― Está bien— cerré el periódico que leía y me prepare. Ella me indicaba siempre como tenía que hacerlo así que me senté y espere sus ordenes
― bien, ponga su brazo en la mesa— me pidió
― ¿así está bien?— le pregunte al sentir la cercanía con su piel. Descargas eléctricas me azotaron toda la parte que ella había tocado
― Si… así está bien— me respondió con rapidez, saco las muestras y me paso un algodón para secar la sangre que nunca salió.
― no salió nada— medite pasando el algodón por mi piel
― no, como siempre usted sana bastante rápido— sus agiles manos comenzaron a tapar las muestras cuando de repente recordé lo que había pasado ayer, ella aun no me contestaba
― Hoy no me respondió…— la mire
― ¿Qué cosa?— me contesto mientras etiquetaba cada frasco
― Si había dormido bien, con lo que anoche presencio puede que haya alterado algo en su dormir— le comente, fue tanta su sorpresa que soltó uno de los frascos con sangre, este se quebró en mil pedazos.
― No no… no se dé que, de que me habla, ¡demonios!— me respondió extremadamente nerviosa, comenzó a limpiar rápidamente todo el líquido que se había derramado.
Verla así de nerviosa y con su piel rosa me hizo estremecer, solo tomaron unos pocos minutos para que mi creciente excitación se desatara. Bella podía despertar hasta los más bajos instintos en mi, ella sabia inconscientemente como hacerme delirar por tenerla, en este momento moría por tocar su cuerpo. Eliminando la palabra pudor de mi lista me pare rápidamente hacia su encuentro, en menos de lo que había pensado amolde mi cuerpo al de ella, pase mis manos por su estrecha cintura gimiendo por el contacto que habíamos tenido, esto era como un verdadero sueño, mi autocontrol podía verse destruido en el suelo. Su boca soltó un enorme gemido cuando la apreté aun mas a mi cuerpo, sus manos cayeron sobre la bandeja afirmándose de ella. Las sensaciones de excitación y placer eran insoportables, era un placer extremo, jamás había estado así de preparado para tomarla, jamás alguien me habría despertado en tan poco tiempo.
― ayer la vi— le dije cerca de su piel, rose mi halito— estaba husmeando en la puerta, viste cuando estaba con Valery ¿cierto?— ella negó muy rápido con su cabeza— no mientas— le dije mientras con mis fuertes manos la pegue aun más duro contra mí, su boca soltó un exquisito jadeo que hizo palpitar aun mas mi erección haciéndola cada vez más notoria.
― Sr. Cullen… ¿Qué… Qué hace?— pregunto, sus ojos estaban completamente cerrados y eran apretados cada vez que la pegaba contra mi cadera
― Nada, solo le estoy preguntando algo, respóndame— la presione una vez más provocando la tensión sexual más exquisita que había sentido ¡moría por tenerla ahora mismo!, su cadera se hizo hacia atrás y su cuerpo cayo arriba de la mesilla.
― Ah… Srta. Swan—respire lo más cerca de su cabeza— ¿está nerviosa?— pregunte sabiendo la respuesta.
― Sr. Cullen— gimió con fuerza, mi erección estaba preparada para lidiar con ella, sentía todo mi cuerpo palpitar al mismo ritmo que mi excitación. La tome por la cintura y la hice girar dejándome ver el estado en el que se encontraba.
― Me lleve una gran sorpresa al verla observando, reconozco que ser observado por otra mujer aumento el placer— le dije, era un pensamiento extremadamente voyerista pero sabía que no cualquier mujer habría provocado ese efecto era ella solo ella. apreté con más fuerza mis manos sobre la piel de su cintura
― ¿Qué pretende?—pregunto con su cuerpo temblando, tenía la certeza de que estaba tan excitada como yo.
― ¿yo?, nada— le dije recorriendo su rostro y su cuerpo con mis ojos— nada, solo quería preguntar algo, además de comprobar si la había afectado vernos. Ya veo que sí.
Un maldito golpe en la puerta nos interrumpió, regrese rápidamente hacia mi cama, ella se giro y escondió su rostro de mi, se puso a ordenar frenéticamente las cosas que se habían esparcido en la mesa. Mire su cuerpo y nuevamente sentí esa enorme oleada de pura excitación.
― Sr. Cullen tiene una llamada— dijo Margarite una de mis mucamas.
― Gracias— respondí— ¿diga?— Frederick el hombre al que le había dejado la compañía a cargo comenzó a hablar muy rápido, se notaba nervioso y completamente tenso, me explico que Aro había despedido a unos empleados de confianza con la autorización de Carlisle y además había suspendido la mayoría de las obras benéficas que realizábamos en la ciudad. Mi ira se hizo mayor cuando me comento que estaba ocupando mi oficina ya que nadie le había habilitado una ¡jamás lo pondría en mi oficina!, antes muerto— ¡DEMONIOS FREDERICK!— le dije molesto por las malditas intromisiones de Aro, le grite al hombre, sabía que no tenía justificación pero no podía permitir que algo mas saliera mal— ¡COMO PUEDE SALIR TODO MAL! Se nota que yo no estoy a cargo, pero mañana a primera hora estaré allí, si, prepara una junta de directores, debo hablar con todos ellos
Tenía que poner las cosas en orden, todos tenían que recordar quién era el dueño de esa empresa, por mucho que mi papa figurara en los escritos como el dueño la sabia que más de la mitad del dinero era mío o era lo que yo había aumentado con mi esfuerzo. Mire hacia mis lados y Bella no estaba, apreté aun más el teléfono al darme cuenta que se había escabullido, minutos más tarde volvió, sus mejillas aun estaban ardiendo y sus ojos me miraban con vergüenza reflejada. Camino hacia donde estaban sus cosas y comenzó a guardarlas, había olvidado que eran las seis, como deseaba que algún día no se fuera, ¿Cómo sería tenerla toda la noche para mí?, me concentre en la conversación, el hombre comenzó a explicarme muchas cosas rápidamente, la cabeza comenzó a manifestarse lentamente, el dolor era como la levadura, fue subiendo poco a poco hasta que llego a un punto insostenible.
― no me interesa, ¡MALDITA SEA! Te dije que… ¡Ah!— grite por el dolor que me atravesaba el cuerpo, no me importo nada mas, solté el teléfono y me agarre la cabeza para mitigar el dolor
― Sr. Cullen— escuche la voz de ella pero parecía un susurro ante el dolor— Sr. Cullen ¿Qué pasa?
― ¡Ah!— grite nuevamente cuando el dolor me atravesó con más fuerza— Bella me duele, ¡Ah!— le dije mientras apretaba con más fuerza mi cabeza. Sentí mi cuerpo pesado y desplomarse sobre mis rodillas, las manos suaves de Bella estaban sobre mi cintura pero su poca fuerza no fue suficiente para mi peso.
― Edward por favor— me pidió mientras me intentaba levantar
― ¡Ah!— grite nuevamente, mi vista se torno oscura y mis ojos se cerraron sin que pudiera evitarlo
― ¡Edward!— sentí que me llamaba en la lejanía pero la oscuridad cerro todas las vías de conexión dejándome solo en una enorme oscuridad.
No se cuento tiempo dure así pero pronto comencé a sentí voces y susurros, unos más claros que otros, sentía gritos y sonidos extraños. Cuando todo había pasado me quede en un enorme silencio, escuche la voz de un ángel que me llamaba y pedía mi regreso
― Edward— me dijo cerca, donde pudiera escucharla, sin poder evitarlo reconocí la voz que me llamaba, era ella Bella requería de mi conciencia y estaba listo para despertar frente a ella— Dios…
― Bella— la llamo la voz de un hombre— buenas noches— le dijo
― ¿Qué ha pasado? ¿el señor Cullen está bien?— pregunto con algo de inseguridad en sus palabras
― Si, por ahora lo está. Tuvo un fuerte colapso pero no sabemos a qué se debió, dime ¿Qué paso antes de que esto pasara?— mi cuerpo y mente se comenzaron a avivar, mis parpados se hicieron cada vez más livianos hasta el punto de que pude abrirlos lentamente, pestañee algunas veces y observe la figura de dos personas, reconocí de inmediato a Bella y el otro creo que era Emmett, no lo pude distinguir bien. La pregunta había sido clara no podía dejar que ella respondiera sola, la culpa había sido mía por alterarme hasta ese punto.
― Estábamos en su habitación y luego…— un silencio se produjo y sabía que era el momento de contestar.
― Me puse… a discutir— interrumpí ganándome su atención. Ambos se giraron pero mis ojos no pudieron hacer más que contemplar a Bella, se acerco a la cama y me miro expectante— Hola— la salude ganándome la más sincera y hermosa de las sonrisas.
― Hola— me respondió con sus ojos brillantes, note con asombro y una nueva alegría de que se había preocupado por mí y creía completamente en su sinceridad ella era muy pura como para mentir.
― Edward, amigo ¿Cómo estás?— me pregunto Emmett tapándome la hermosa visión que tenia.
― Bien— le respondí, me lleve una mano a la cabeza al sentir dolor nuevamente— pero no sabes cómo me duele la cabeza.
― Es normal, lo que tuviste hoy fue un fuerte colapso y por lo que me dices puede que haya sido provocado por una situación en la que te estresante. Iré por la enfermera y el doctor de turno para que examinen tu condición.
― Está bien— le respondí con voz pastosa. Bella me miro y no pude evitar sentir cosas, millones de sentimientos que afloraban en mi pecho, intente buscar el deseo sexual que podría generarlos pero esta vez era diferente ninguno de ellos era generado por la pasión solo por ella, sentimientos que solo ella podía provocar— acércate— le pedí con el mismo tono, ella camino hacia el lado de mi cama y me miro con sus hermosos ojos.
― ¿Cómo se siente?— pregunto
― Mejor, aunque como les dije me duele muchísimo la cabeza, dime ¿Dónde está Will?
― Llego pero se está encargando del papeleo, yo no entiendo de eso— respondió bajando la mirada, daba gracias por que ella no entendiera de eso y estuviera aquí conmigo, por una extraña razón era ella a la que quería ver en este momento, solo a ella
― Bien, no tienes porque, tú tienes que estar conmigo en este momento lo demás que se encargue el— reprimí una sonrisa, Bella se sonrojo despertando los demás sentimientos que seguían dormidos de pronto sentí algo en mi pecho latir con un ritmo inusual ¿era mi corazón? ¿había despertando también a este frio y duro corazón?
― ¿necesita algo?— me pregunto acercándose aun mas
― Si— le dije con expresión seria— acércate ya que no puedo gritar— acorto lo poco que nos separaba y susurre lo que necesitaba imperiosamente— necesito un beso— le dije y la pegue a mis labios para besarla desenfrenadamente.
Solo para prolongar aun más el momento pase mis manos por su nuca y afirme su muñeca pegándola aun mas a mi cuerpo, las terminaciones nerviosas y cada célula de mi cuerpo se alboroto con el contacto definitivamente esta mujer era una droga ¿Cómo no hacerse adicto a tales sentimientos? Bella estaba haciendo lo que cientos de mujeres en miles de noches nunca habían conseguido.
― ¿Qué hace?— me pregunto intentando separarse, moví mi boca y deposite pequeños besos alrededor de la de ella.
― bésame— le implore, estaba mal, adolorido y saliendo de un maldito colapso pero esto me sobrepasaba, probar su divina boca era un privilegio que no dejaría pasar. Antes de que dijera algo la bese nuevamente, mas intento que antes. Comenzamos nuevamente una sesión de besos, cuando el aire se hizo apremiante se separo de mi con fuerza y soltó un gemido, solo eso basto para despertar el sentimiento que había dejado afuera, la excitación, rápidamente mi miembro despertó poniéndose a tono con la situación, mis besos bajaron hacia su cuello, bese frentico la piel que había allí, me excitaba saber que estábamos en un lugar público, lleno de gente y haciendo esto, era completamente indecoroso pero estaba extasiado haciéndolo.
― ¡Ah!— Gemí contra su piel, de pronto sentí ruidos en el pasillo con todo el pesar del mundo la solté y ella se salió de la cama, nos miramos con nuestras respiraciones completamente agitadas. Su cara estaba completamente colorada al igual que sus labios, la observe por completo deleitándome una vez más con ese cuerpo perfecto, sonreí feliz de haber experimentado esto.
― Bueno Edward— entro Emmett en el espacio— el doctor vendrá enseguida. Bella— la llamo pero nosotros aun nos mirábamos, la sonrisa se extendió mas en mi rostro al darme cuenta que solo tenía ojos para verme a mí en ese momento, nada mas importaba para nosotros— Bella— la llamo otra vez
― ¿sí?— pregunto enfocándose en Emmett
― Es hora de que te vayas es muy tarde y tu horario termino, no es necesario que te quedes
― Si… si pero— intento contradecir sin mucho éxito ¿de verdad quería quedarse conmigo? Yo, Feliz, pero ahí recordé lo que decía el expediente, Bella tenía una familia que cuidar y velar lo que me llevaba a otra cosa a penas saliera del hospital le iba a dar la arma que necesitaba para sacar a su familia de allí.
― Vete a casa y mañana pasare por la mansión a decirte lo que paso— me miro y yo aun seguía sonriéndole, no podía evitarlo.
― ¿trajiste tus cosas al hospital?
― No— susurro— pero no importa me devolveré a la mansión a buscarlas
― No— le dije serio, no podía volver sola y a estas horas, no me perdonaría que le pasara algo— dile a James que te lleve a tu casa, mañana el también irá a recogerte, no es necesario que te vayas a mi casa nuevamente, Emmett tiene razón para ti fue bastante por hoy— le dije esperando que comprendiera
― Pero Sr. Cullen— intento rebatirme, me enfade con ella ¿acaso no entendía que tenía que protegerla? No podía volver a la casa, no sola y sin protección.
― ¡ya basta!— le grite fúrico pero fue peor una puntada atravesó mi cabeza— ¡maldita sea!
― Bella no reclames por favor— le pidió Emmett— acepta lo que dice Edward y vete a descansar ya mañana hablaremos.
― Está bien— contesto resignada— mañana nos vemos entonces.
― Buenas noches Bella
― Buenas noches— le dije grabando sus últimos movimientos en mi memoria.
― Buenas noches a los dos— contesto saliendo de la habitación, cerró la puerta dejándome solo con Emmett
― Bien Edward, hoy mismo te podrás ir a casa
― Qué bien— comente
― ¿Cómo te sientes?
― Aun siento dolor pero quiero ir a casa, odio los hospitales
― Lo sé, por eso prefiero que hagas el reposo en casa, nada de trabajar por estos días
― Está bien— acepte de mentira, sabía que sería imposible, tenía que volver a trabajar sobre todo con lo que me había contado Frederick, era importante que volviera.
Emmett me dio unas indicaciones más y se fue, Will entro una hora más tarde con sus manos llenos de papeles.
― ¿Cómo esta señor? ¡qué alegría verlo bien!, no sabe el susto que nos dio a la señorita y a mí.
― ¿Bella se asusto?— pregunte incrédulo, Will noto la diferencia, había cambiado el Srta. Swan por Bella.
― Si— respondió con una sonrisa— ella estaba muy asustada pero sabe reaccionar muy bien, a pesar de haber estado en una situación crítica y estresante supo perfectamente que hacer. Señor…— comenzó Will con un tono que reconocía fácilmente aunque no lo había escuchado desde hace mucho tiempo.
― ¿Dime Will?— le dije enarcando una ceja
― Perdón por el atrevimiento pero hay algo que deseo preguntar y seré franco
― ¿Qué cosa?— le concedí sabiendo la pregunta
― ¿usted y la señorita…?— se cayó dejando la pregunta en el aire. Sus ojos estaban expectantes
― No— respondí con un monosílabo, su expresión paso de incertidumbre a tristeza— aun no espero que con el tiempo si pero sabes que con la vida que llevo es muy difícil que eso suceda
― Le vendría bien un cambio señor— comento más animado— creo que ella es justo lo que usted necesita— me dijo haciéndome sonreír
― ¿sabes que es lo que necesito?— le pregunte
― Si— respondió con una sonrisa— Amor— dijo dejándome completamente atónito— iré a pedir su alta señor, vuelvo enseguida.
Ni siquiera supe que responder, el me había dicho que necesitaba Amor ¿de verdad lo necesitaba?, en mi vida nunca había necesitado mas amor que el de mi madre y mis hermanos, nada más me hacía falta pero ahora en este momento de mi vida ¿necesitaba amor de una mujer?. La pregunta rondo en mi cabeza todo lo que siguió, me dieron el alta y me trasladaron a la casa en un móvil del hospital. Cuando ya estuve instalado era casi media noche.
― Will— llame al mayordomo cuando estuvimos solos— necesito hacerte unos encargos.
― Dígame señor
― primero que todo necesito que llames a mi abogado, quiero que se venga a entrevistar conmigo después del horario de Bella mañana, que este aquí a las seis con treinta en punto.
― Si señor
― También que le digas a James que vaya por Bella mañana.
― Si señor como usted diga ¿algo más?— pregunto con una cálida sonrisa.
― Si, prepara los cheques de Bella, todos los que faltan hasta el momento. Ya están listos en las chequeras solo tienes que sacarlos y entregárselos
― Si señor— sonrió aun más abiertamente
― ¿Por qué te ríes?— pregunte al verlo tan contento
― Si quiere saber la verdad… doy gracias a Dios porque ella llego a su casa señor
― ¿Por qué lo dices?— pregunte con extrañeza
― Porque ella está devolviendo la vida a esta mansión, la Luz a su mirada y a su vida, ahora veo algo más que trabajo en sus ojos— sonreí casi por inercia
― Gracias por tu comentario— comente sonriente— ahora vete a dormir a sido un día largo
― Lo mismo digo señor, que pase buenas noches
― Igual tu— se despidió y salió de la habitación
Aunque intentara dormir no podía, me tome los calmantes y pase la mitad de la noche pensando en la deliciosa boca de Bella, dios como era de exquisita, jamás había probado un manjar así, era demasiado para mis sentidos. El otro día llego y con el mis ganas de verla nuevamente, lamentablemente en la mañana Emmett estuvo aquí y se quedo toda la mañana y por la tarde no pude evitar dormir para recuperar todo el sueño que había perdido pensando en ella, sonaba un poco extraño salir de mi boca pero no podía evitar pensar en ella, no salía con nada de mis pensamientos. Cuando dieron las seis de la tarde Bella salió hacia el baño ya estaba casi a la hora de partir, me pare de la cama y me metí a la ducha, disfrute del agua correr por mi piel y aplacar todo lo que se estaba dando en mi cuerpo, antes de que terminara ella me llamo del exterior.
― Sr. Cullen—
― Me estoy bañando— le grite desde adentro imaginando su expresión, había dejado la puerta abierta con una segunda intención ya podía imaginármela sonrojándose, cuando Salí del baño no la vi por ninguna parte avance un poco y la observe, estaba sentada en un sillón detrás de uno de los pilares de madera, sonreí y negué con mi cabeza ante su ingenuidad.
― ¿Qué hace allí?— le pregunte cuando me acerque, ella me miro y pude ver sus ojos viajar de mi cara hacia mi torso.
― Nada— respondió— solo estaba esperándolo no quería importunarlo— sonreí nuevamente.
― ¿importunarme?— reí dirigiéndome hacia mi cama, tome la toalla y comencé a secar mi cabello— bueno… se supone que hoy día yo debería haber vuelto a mi empresa pero como tuve esa maldita crisis no pude
― Es verdad
― Pero ¿sabe una cosa?, no voy a dejar que esta maldita enfermedad me deje imposibilitado, volveré a trabajar igual.
― ¿Emmett sabe de esto?— pregunto enarcando una ceja
― No y no tengo porque explicarle— le dije serio, esperaba que ella no le dijera nada, no quería pelear con mi amigo— el mismo dijo que ni siquiera sabían que tenían así que si no saben no tengo de que cuidarme ¿no cree?—
― Si usted lo dice— me respondió alejándose a buscar sus cosas, no soporte el tenerla así de lejos, camine así como estaba y me puse cerca ella, se giro mirándome y dando un respingo, las cosas que tenía en sus manos cayeron al suelo.
― ¿cuestiona mis decisiones señorita Swan?— le pregunte cerca de su rostro, aspire de forma imperceptible el exquisito aroma que ella destilaba.
― Sr… Sr Cullen, aléjese— me pidió
― ¿de verdad quiere que me aleje?— le dije tomando ventaja sobre ella, mis manos pasaron raudas por su cintura.
― ¿Qué pretende?— pregunto en un susurro
― ¿a caso no es obvio?— le pregunte obviando su pregunta, mi nariz se fue a su piel acariciándola y provocando las más exquisitas sensaciones en mi cuerpo.
― Por favor ya basta— imploro— no juegue conmigo.
― No lo hago, pero— le di un tierno y casto beso en su mejilla, privilegio que solo habían gozado mi madre, Alice y Tanya— esto es algo que los dos deseamos ¿no lo crees?... ah— suspire contra su piel absorbí todo su delicioso aroma— Bella…
Estaba tan inmerso en este momento que me moleste de sobre manera cuando un golpe en la puerta nos interrumpió, me separe de ella a regañadientes.
― Sr. Cullen— llamo mi intención una de las mucamas— el Señor Black lo llama por teléfono
― Ah— comente disimulado mi mal humor por la intromisión— deme ese teléfono— se lo quite de las manos, Bella aprovecho ese momento para escapar de mis brazos, si ella se hubiera quedado todo abría terminado en lo que ya se hacía inevitable— Sr. Swan— le grite con una sonrisa, ella se paró en seco y se giro — recuerde que mañana deberá acompañarme a la empresa así que venga con ropa casual y mañana seguiremos con esta conversación— su cuerpo pareció congelarse en ese momento, le sonreí abiertamente, ella no pudo reaccionar puesto que se giro y salió rápidamente de la habitación seguida por la mucama— Jacob, habla Edward— conteste pegándome el teléfono a la oreja.
― ¡Edward! que gusto escucharte, hace días que no hablamos, ¿Cómo va todo?— pregunto con una familiaridad que no me agradaba
― Al grano, ¿Qué es lo que quieres?— pregunte serio
― Bueno me preguntaba ¿si necesitas que te mande a alguien?, hace días que no recibo tus llamadas y…— lo corte en el instante
― No— respondí tajante— no necesito a nadie y ahora no puedo atenderte, adiós— y corte, mi abogado estaba a punto de llegar tenía que estar preparado.
Me aliste lo más rápido que pude y a las seis con treinta en punto entro Will seguido de Alexis Parnavich, mi abogado. Nos saludamos y sentamos.
― Bien señor Cullen dígame ¿Qué necesita?
― Necesito que me ayudes en algo, esto nadie lo puede saber tiene que ser estrictamente profesional.
― Claro señor, ¿de qué se trata?
― Necesito poner una de mis propiedades en arriendo pero bajo condiciones extremadamente especiales, la propiedad que quiero poner es la casa de mis padres, la que está cerca de aquí
― Si la recuerdo.
― Necesito que se ponga un anuncio en el diario que sea bastante vistoso y que tenga todos los datos de la casa, el precio de la renta será módico lo especial está en que deben esperar hasta que llame cierta persona, si no es determinada mujer no se la pueden arrendar a nadie.
― Bien señor, podría detallarme todo— me pidió sacando su libreta y anotando todo, comencé a relatarle lo que tenía que decir en el anuncio, el precio y todo los demás datos
― El contrato de arriendo tendrá el nombre de alguna entidad benéfica, todo el dinero que se recaude lo depositas allí.
― ¿Cuál es el nombre de la persona?
― Isabella Swan, no se la puedes rentar a nadie más que no sea ella, llame quien llame tiene que ser ese nombre, si es ella pones el plan en marcha y le rentas la casa.
― Bien señor ¿algo más?
― Sí, quiero que sea amoblada y restaurada con los colores originales, encárgate de que sea rápido el anuncio a lo mas tiene que estar puesto el jueves por la tarde
― Bien señor.
― Que alguien de tu equipo la amueble con lo básico por mientras. Los colores deben quedar así: la habitación que era mía debe ser la azul, la de mi hermana de color rosa y la de mis padres burdeo.
― Si señor— asintió el hombre anotando todo.
― Cualquier cosa ya sea de recursos hablas con Will y el te los proporcionara.
― Bien señor, entonces me retiro—
― Cuando ya esté efectuado me llamas para avisar
― Si señor— el hombre se acerco a estrecharme la mano y se fue. Will quien era silencioso testigo se adelanto para cerrarle la puerta.
― Will no te vayas— le pedí antes de que desapareciera de la habitación.
― Dígame señor
― Necesito que le digas a James que mañana vaya por Bella— le dije, el sonrió abiertamente y asintió. No quería tentar la suerte y que algo le pasara a ella.
Ya estaba hecho, esperaba que todo saliera como lo había planeado, si era así Bella estaría fuera de ese infierno muy rápidamente, si no llegaba a resultar tendría que usar una táctica mas ruda pero confiaba que todo saldría bien. A la mañana siguiente estaba un poco ansioso, nuestro fallido encuentro del día anterior me había abierto el enorme apetito sexual que tenia dormido y ahora con cualquier cosa que ella hacia parecía reaccionar, sin duda mi deseo estaba hecho para ser despertado por solo una persona. Mientras estaba tomando el desayuno Bella llego a la casa, tan puntual como siempre, sentí sus pasos en el comedor y levante la vista para observar su imponente y sensual figura.
― Buenos días señorita Swan— la salude
― Bue… buenos días Sr. Cullen— respondió nerviosa
― Hoy tendrá que acompañarme medio día a la oficina pero no se preocupe que no será mucho.
― Está bien
― Bueno ya es hora de irnos, ¿Will?— lo llame— iré a la oficina, cualquier cosa que necesiten me llaman allá.
― Sí señor.
― Si llama mi madre o hermana diles que me llamen a la oficina.
― Si señor
Camine hacia la puerta en donde una de las mucamas me esperaba con mis cosas, las tome y me dirigí al auto. El trayecto fue completamente tranquilo, me sentía un poco inquieto, jamás había estado con Bella en un espacio tan reducido y podía asegurar que me afectaba, el olor de su piel me hacia volar la imaginación, cada día crecía mas la necesidad de volverla a besar, tocarla o sentirla nuevamente.
― Buenos días Señor Cullen— sentí un saludo cuando entramos al edificio de la empresa, iba tan inmerso en mis pensamientos que no alcance a reaccionar. Subimos hasta el piso de mi oficina y la amable figura de Irene nos recibió.
― Buenos días Irene— la salude
― ¡dios mío! ¡Edward!— saludo como siempre, tan efusiva, ella me conocía desde pequeño por eso tenía un trato familiar conmigo— hijo por dios ¿Por qué no me avisaste que volvías hoy día?
― Porque no lo sabía, ayer tuve una recaída pero parece que ya estoy mejor—
― Qué bueno que ya estás aquí, ¿y ella quien es?— me pregunto mirando a Bella
― Mi nombre es Isabella Swan señora, mucho gusto— se presento ella misma
― Isabella es mi enfermera, me estará acompañando el tiempo que sea necesario. Más tarde ve a mi oficina para que redactes unos memos.
― Sí, claro— asentí y me dirigí a mi oficina, cuando entramos le di a Bella una pequeña reseña de Irene, ella era importante para mi dentro de la empresa, el año pasado su hijo menor se había enfermado gravemente, tuve la suerte de poder intervenir a tiempo y de que el chico se salvara, desde esos días Irene es una de mis aliadas dentro de Cullen Enterprise.
Toda la mañana fue terriblemente estresante, por mis ausencias se había acumulado trabajo de meses, tuve que poner en orden muchísimas cosas. Me informaron que Aro nunca aparecía hasta el medio día así que por hoy creo que podía verme libre de su asquerosa presencia. Cuando ya casi estaba por terminar el trabajo, levante la vista del alto de papeles y observe a Bella leyendo muy concentrada, reprimí cualquier mueca de agrado que se estaba formando, que placentero era tenerla cerca de mí, cada vez podía disfrutar en más situaciones de su compañía. Sin poder evitarlo me acerque a ella lentamente y me puse detrás del sillón, acerque mi boca hacia su oreja y le susurre.
― ¿esta aburrida?—
― No— susurro, se giro hacia mí y quedamos a centímetros de distancia, todos mis sentidos se pusieron alerta y mi mente solo pudo conjugar una cosa.
― Bésame— le pedí casi en un ruego.
― ¿Qué?— pregunto con incredulidad.
― Bésame— la urgí, antes de que pudiera rechazarme me pegue a sus labios y la bese con mucho deseo
La necesidad que sentí en ese momento fue imperiosa, ¡tenía que besarla! ¡Tenía que sentir sus labios sobre los míos! Su sabor, su calor, su dulzura… tenía que tenerla en este momento, devore con mi boca cuanto pude de sus labios, la tome y profundice a más no poder el beso. Mis manos pasaron hacia su cabeza pegándola más a mí, las de ella reaccionaron y sujetaron mi cara, Dios… ¡como era exquisito su sabor! Sonreí sin poder evitarlo, no había nada mejor que sus besos, nada.
― Sr. Cullen— gimió encima de mi boca, el solo sentirla gemir para mi provoco una abrumarte excitación, no podía controlarla me era imposible, tenía que tenerla conmigo ahora sentir cada partícula de su hermosa figura, sin duda este era un placer que teníamos que compartir. Me pase hacia delante y tome su cintura con mis manos para luego recostarla sobre el sillón, mis dedos trazaron líneas de sus muslos hacia arriba, mi cuerpo vibro solo con la idea de hacerle el amor en este mismo instante, apreté la carne de sus muslos para intentar liberar la pasión que tenía guardada y que amenazaba con salir. Mi boca se deslizo a su cuello, mis besos llegaron hasta su pecho, levante mi vista hacia sus ojos y ella tenía la cara totalmente torcida por el placer, sus manos me jalaron para que continuara con mi trabajo, sonreí de manera abierta por la pasión con la que me invito a continuar, mis manos se ocuparon de las telas que estorbaban mi camino, abrí su camisa y en ese momento no pude detenerme, si esta era mi oportunidad para tocar el cielo tenía que aprovecharla. Mire sus pechos y me maraville de inmediato con solo verlo, acaso ¿podía ser más hermosa esta mujer?, estaba seguro de que si. Cuando estaba por rendirme ante aquellos montes un golpe en la puerta me hizo detenerme.
― ¡Maldita Sea!— dije completamente enfurecido, tenía mi libido casi en éxtasis no podía parar, no podía contener todo lo que sentía en este momento por ella— esto acaba acá— susurre, este no sería el día de las interrupciones— pasa.
― Sr. Cullen— me dijo uno de mis asesores— necesitamos que revise unos gráficos.
― No— respondí conteniendo la furia, no podía descargar la frustración que sentía en mis empleados— no lo hare, envíamelos a mi casa y más tarde los veo, ahora me tengo que ir— sentencie, me gire sobre mis talones y casi corrí por mis cosas, tome a Bella del brazo y casi la arrastre a la puerta
― Nos vamos— le dije y la saque de la oficina
Baje casi corriendo todo lo que me separaba del auto, cuando llegamos allí le dije a James que fuera a la casa lo más pronto posible, mientras íbamos de camino tenia las emociones tan al límite que no pude evitar lanzarme sobre la boca de ella, ¡era imposible resistirme!. Llegamos a la casa más rápido de lo que pensaba, a la misma velocidad que la saque de la oficina lo hice del auto, entramos a la casa y me segué por completo, el deseo me tenia completamente poseído.
― ¿Qué pasa? ¡me duele!— me dijo mientras se intentaba soltar.
― Cállate y sígueme— le dije, Will se me atravesó en el camino pero lamentablemente no de buena manera.
― Buenas Tardes Se…
― ¡no quiero que nadie me moleste! ¡le prohíbo subir al tercer piso!— exigí con toda la molestia que tenia, si alguien osaba pasarse por mi habitación tendría que darse por despedido de inmediato.
― Si señor— alcance a escuchar cuando ya íbamos de camino hacia arriba.
― ¿Qué demonios le pasa?— me pregunto Bella mientras subía al tercer piso, no le respondí para no perder los estribos y hacerle el amor en la misma escalera, apreté mis dientes y la metí en la habitación.
Cuando entramos ella se giro para replicar algo pero antes de dejarla reaccionar me abalancé contra sus labios.
― Sr. Cullen— dijo intentando separarse pero no la deje, no podía.
―
Forcejeamos un poco, lo cual resulto completamente excitante, la pegue a mi cuerpo cuanto pude e intente que ella también lo hiciera, mis besos bajaron frenticos a su cuello y pecho al sentirme en esa parte ella reacciono pegándose a mi figura y causando una potente reacción en mi cuerpo, el salvajismo se hizo presente y desgarre la camisa que tria sonreí feliz de poder volver a ver su hermoso torso desnudo solo para mí.
― Sr. Cullen— gimió cuando le arranque con fuerza bruta el brazier, como si se tratara de agua en un desierto lleve uno de sus pechos a mi boca y lo devore con mis dientes.
― Edward— la corregí— no mas Señor, solo Edward— sentí que asintió y seguí con mi tarea, estaba perdido en una ola de sensaciones, excitación, lujuria, pasión, deseo y muchas cosas más, algunas difíciles de identificar en este momento.
La parte que siguió fue la más exquisita, probé, saboree y toque cada parte de su cuerpo, pase por sus pechos, su vientre, sus piernas, su estomago… todo, todo estaba allí para mi, solo para mí. La deseaba como jamás nunca había deseado nadie ella definitivamente era mi musa, la que me hacía sentir todo, la que me orillaba a los límites de la cordura. Mi recién descubierto corazón latía desbocado en mi pecho, sentía tanta pasión al recorrer su piel que se me había difícil concentrarme en todo lo que pasaba, era tan abrazador y nuevo lo que sentía, jamás había experimentado algo así con una mujer, ninguna había despertado este deseo irrefrenable que sentía ahora, Bella podía decirse dueña de mis deseos y de mis pasiones, ella sin duda tenía el control sobre mí en este momento. La desnude y me desnude lo más rápido que mis nerviosas manos me permitieron, estaba nervioso, como si esta fuera mi primera vez, tenia ansia y una enorme necesidad de tenerla conmigo, entre mis brazos de sentir su calor y oler su maravillosa piel. La recosté en la cama y yo me tumbe con ella, llene de besos su piel quería que en cada parte de ese hermoso cuerpo estuviera grabado uno de mis besos, quería ser el dueño de esa maravillosa piel y de ese hermoso cuerpo, quería que ella sintiera mi boca por siempre besando su piel.
― Edward— gimió deliciosamente cuando la tocaba hasta llevarla a la locura.
― Dilo… ¿Qué quieres?— le pregunte mientras tenia uno de sus pechos en mi boca y la penetraba con mis dedos. El movimiento de mi mano se acrecentaba cada vez que la oía gemir para mí.
― Te quiero— me dijo haciéndome sentir vivo— te quiero dentro— me rogo, sin poder resistirme más le concedí y me concedí lo que ambos tanto deseábamos, me puse entremedio de sus piernas y roce su centro con mi erección, sentía que este momento era el mejor de mi vida, la tenía allí y solo para mi ¡era Bella! ¡la mujer que me había devuelto la vida!. La mire mientras ella apretaba sus ojos y movía sus caderas anticipando lo que venía y sonreí, sonreí como hace mucho no lo hacía, sin demorar más el momento me adentre en su cuerpo y sentí como mi vida tenía sentido nuevamente.
El movimiento fue siempre rápido, sentía que el placer me volvería loco, gemía como un maldito, estaba tan excitado que me era difícil pensar en algo mas, Bella enredó sus piernas en mi cadera acercándome más a ella, sentía que llegaría tan rápido, mordí mi labio inferior solo para no ser llevado en la enorme ola de placer que ella me hacía sentir, una vez más me pregunte ¿Qué demonios tenia ella? ¡Me tenía en sus manos completamente! No había nadie más en este momento, solo ella, solo Bella.
― Edward—gemía constantemente, mi nombre llevado en sus labios por sus gemidos la hacía más sensual de lo que ya estaba, tenía los ojos completamente cerrados y disfrutaba al máximo de lo que estábamos sintiendo, acelere el ritmo haciéndola gemir muy fuerte, ella se pego a mi cuerpo y beso con frenesí mi cuerpo antes de que pudiera impedirlo me hizo girar sobre la cama quedando ella sobre mí. Beso mi cuello y toda la piel que había hacia abajo, mordisqueo mis hombros y mi pecho, luego se subió ahorcadas sobre mi y se sentó sobre mi erección de un solo golpe haciendo que mi espalda se arqueara completamente, sujete sus caderas y la comencé a levantar para ayudar en el acto, su centro rozaba descaradamente mi piel enviado descargas de placer a todo mi cuerpo. Me enderece y me pegue a su cuerpo, me sujete tan fuerte como podía, el movimiento se hizo frentico, nuestras respiraciones y los gemidos llenaban por completo la habitación. Estaba tan absorto en lo que sentía que por primera vez en mucho tiempo un gemido con un nombre salió de mi boca, esa era la mayor prueba de que al fin estaba alcanzando el placer y la estaba llevando a ella conmigo.
― ¡Ah! Bella— gemí eufórico contra la piel de su cuello— Bella— volví a rugir, mi pecho se escuchaba ronco, Bella arqueo su espalda y comenzó a cabalgar con ansia sobre mí, seguí su ritmo abrazado a su cuerpo, solo basto un minuto más para que comenzara a gritar dejándome llevar por el más exquisito de los orgasmos que jamás había sentido.
Caí desplomado en la cama junto a ella, la apreté contra mi cuerpo, aun moviéndonos por el enorme orgasmo que habíamos tenido, tenía mis ojos cerrados y apretados, estaba inmerso en el mejor momento de mi vida, mis días al fin tenían Luz, la luz que me había traído Bella, la necesidad que generaba ella y los sentimientos que comenzaban a aparecer cálidos en mi corazón, por primera vez en mucho sentía un calor recorrer por las venas de mi cuerpo. Cuando había pasado ya un buen rato, la respiración de Bella la delato, se había quedado profundamente dormida. Mire su cuerpo y sonrei son poder evitarlo, tome el ededron de la cama y nos cubri a ambos, no quería que se enfermara por estar asi, me quede dormido sin darme cuenta, tenía una tonta sonrisa en mis labios, Bella era mía, su cuerpo tenía mi nombre y me iba a asegurar de que fuera el ultimo que fuera escrito en esa piel tan hermosa.
El frio de la habitación me despertó, me removí con el cuerpo adolorido y con escalofríos, mis manos buscaron ansiosas a la mujer que generaba mi pasión pero en la cama no encontré más que soledad. Me levante en la oscura noche y camine a prender las luces, la habitación se ilumino y recorrí con mi vista todo lo que había, Bella no estaba había desaparecido… todo lo que había pensado se desmorono ¿para ella no había significado nada? ¿Por eso desapareció en la noche como…? No, no podía compararla y menos con alguien de esa calaña, no podía negar que esta noche había sido la mejor de mi vida pero despertar solo en la cama no era el plan que culminaba mi noche perfecta, Bella había sacado algo nuevo de mi, la decepción, no podía evitar decepcionarme de ella y sentirme dolido, la quería conmigo pero al parecer ella no tenía la misma idea, no sentía lo mismo.
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viernes, 10 de junio de 2011
Corazón de Hierro
Publicado por anita cullen en 13:32 2 comentarios
Etiquetas: Corazon de Hierro
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