Cap.4 Mea Culpa
— ¿Qué piensas sobre las relaciones prematrimoniales? —fue la pregunta que me trajo de regreso a la realidad sacándome abruptamente de mi mundo de ensueños.
Estaba sentada frente a mí, tomando café y con una expresión de demasiado perversa en la mirada. Se trataba de la misma periodista que había entrevistado a Bella dos semanas atrás ahora yo era su objetivo y como odiaba que sucediera justo ahora después de "aquello". Suspiré profundo tomando mi tiempo, en realidad era un intento un tanto infructuoso de ganar tiempo para poder armar una respuesta "creíble y coherente", después de todo estábamos en el ojo del huracán, la observé detalladamente y esa risa maliciosa que me dio al ver mi incomodidad me hizo preguntarme: ¿Cómo habíamos llegado de la película a hablar sobre sexo?.
— ¿Disculpa no te escuche bien? — respondí revolviéndome en el asiento incomodo y ella se rió. Estaba más que claro: yo la había escuchado perfectamente pero ¿qué iba a contestarle? ¿qué respuesta era la que espera?, me pregunté en los breves segundos que ella tuvo para formularla menos agresiva.
— Tú y el resto de tus compañeros son los jóvenes actores más populares del momento, eso los hace una suerte de ejemplos a seguir, la pregunta tiene relación con eso — me aclaró pero aún así la interrogante era la misma: No tenía idea de cómo contestar la pregunta sin pasar de un "puritano mentiroso" a un "pervertido".
— ¿Un rol a seguir?, la verdad siempre pensé que eso le correspondería a Bella —contesté evadiendo magistralmente, al menos eso creí yo, la respuesta directa y la periodista me miró sorprendida.
— ¿Qué cosa la correspondería a ella? — inquirió suspicaz al segundo.
— Bueno a "Marie —corregí tratando de parecer serio —ella es la heroína de la historia, mi personaje es un simple e insignificante complemento —concluí haciendo que la periodista se riera en mi cara.
— Uno bastante sexy por cierto — contraatacó mordaz.
Y sí, esa mujer era maliciosa y no iba a descansar hasta que le dijera que opinaba de acostarme con alguien sin estar casado. La verdad si hubiera sido "off record" le hubiera contestado sin tanto rodeo pero, como era una respuesta oficial no podía llegar y decir algo que a la larga repercutiría en un hermoso y vergonzoso titular. No iba a ser yo quien diera carne a los leones.
— Insisto deberías preguntarle a Bella, ella es la indicada — acoté serio y ella me miró suspicaz.
— ¿Lo dices porque ella tiene novio? —atacó en respuesta haciendo que mi expresión se tensará en cuestión de segundos, arrugue el entrecejo, endurecí mis facciones y estaba claro lo que reflejaba: furia. Aunque traté de controlarme no pude, de solo pensar en aquella palabra "novio" se me revolvía el estomago, más considerando lo que había pasado entre nosotros. No necesito que me recuerden la existencia de ese imbécil pensé fulminando con la mirada y con el pensamiento a la periodista y al mequetrefe ese.
— Sí —magullé finalmente a duras penas bastante más serio de lo habitual. La risa que había tenido hasta hace unos minutos se me apago en el instante que recordé lo que tanto trabajo me había tomado olvidar: el momento en que todo acabo sin siquiera comenzar.
Habían bastando solamente dos palabras para cambiarlo todo, transformar un inicio en un final de tragedia. Ese día batí el record de la insensatez puesto que me basto medio segundo para pasar de blanco a un negro profundo, un segundo de ingenuidad me había costado un millón de horas de soledad. Mi hidalguía había sobresalido aquella noche, yo cedí, al tenerla junto a mí, ante un impulso motivado en parte por la excitación del momento y porque no decirlo en parte por el cariño que le tenía. En realidad era por el deseo de querer transmitirle que ella era importante para mí, quería que Bella supiera que para mí lo que estaba ocurriendo era serio, lo yo sentía algo era fuerte, de un magnetismo inexplicable que superaba a la supuesta química volviendo mi interés por ella real y sincero. Pero que había logrado al mostrar mis sentimientos: frialdad y lejanía. Si antes ella solía hablarme ahora escasamente lo hacía con los parlamentos que forzadamente teníamos que decirnos. El "Te amo" habían significado el declive de nuestra no iniciada relación. Dado esto era que después de aquel día mantenía una lucha férrea por no pensar en ella.
Al principio me había sentido un tanto herido, es que nunca me imaginé que el mundo se viniera abajo en cuestión de segundos, que dos palabras me hubieran sacado de aquella burbuja creada hasta ese minuto terminándose con ese miedo que vi reflejado en aquellos ojos marrones, aquel sentimiento reflejado en su mirada fue suficiente para hacerme sentir miserable y arrepentido de haber pronunciado algo que cualquier mujer cuerda me hubiera pedido a gritos.
— Volviendo al tema, porque aún no me contestas ¿Crees que es correcto tenerlas? —insistió la periodista y tomé aire. Me estiré cambiando de posición al tiempo que salía de mis reflexiones.
— Creo que el libro dejo bastante claro las preferencias de Anthony respecto a ese tema —contesté derivando la pregunta al personaje. ¿Cómo no se me había ocurrido antes?, me pregunté satisfecho por haber encontrado la manera de salir indemne de aquella entrevista. Al derivar la pregunta a un personaje podía ser puritano hasta el cansancio y nadie iba a cuestionarlo.
— Haciendo esa analogía me quedaría concluir que Marie es quién esta a favor de las relaciones prematrimoniales ¿Entonces crees que Bella se parece al personaje? —preguntó suavemente mientras la miraba distraído.
— Seguro —se me escapó y como me odie de ser tan tonto, otra vez, ahorcado por mis palabras. Ella abrió sus ojos como platos satisfecha por haberme echo pisar el "palito". ¡Maldición Edward como tan estúpido!, me gritó mi yo interior, apresuré a arreglar mi falta.
— Me refiero a que desde el punto de vista de Marie también se encuentra bien definido el tema del "despertar" de los adolescentes y está bastante cauto si me preguntas. Pero no podemos negar que la realidad a veces supera la ficción y que ese tipo de relaciones existen. Creo que más que dar un punto de vista deberíamos concentrarnos en educar a los adolescentes —concluí no sabiendo si parecí cuerdo o no pero tenía que arreglarlo de alguna manera. Ella iba a seguir con el cuestionario tortuoso e indeseado cuando el fotógrafo nos interrumpió.
— Estamos listo ya llego el resto —informó y por primera vez en aquellos veinticinco minutos mi suspiró fue de alivio desmesurado. La entrevista se había terminado y contra todo pronóstico había salido indemne de aquello. Caminé hasta el centro de la habitación donde estaban puestas las cámaras, las luces, el fondo blanco tan característico y salude a Emmett que venía entrando con una cara de felicidad inexplicable.
— Buenos días… menos mal que la sesión era a las ocho —inquirí riéndome y él suspiró
— Hoy me acosté a las tres de la madrugada, es que no te explico jamás aceptes hacer una serie de televisión se trabajan catorce horas seguidas e incluso más —exclamó a modo de justificación sentándose en la silla frente a nosotros para que lo maquillaran.
— Preferible tener catorce horas de trabajo a no tener nada —acoté ver divertido mientras terminaba de tomar mi café y la verdad ya estaba aburrido de tanta sesión fotográfica producto de la película era tercera vez que tendríamos que tomarnos las fotos de rigor para promocionarla.
Cuando me percaté de las fechas se me contrajo el estomago al pensar que pronto tendría que verla nuevamente, la premier se aproximaba a pasos agigantados. Desde que habían terminado las grabaciones no habíamos hablado, y no era que lo hubiéramos hecho desde el nefasto "te amo" pero con solo verla y saber que a pesar de todo me seguía mirando con interés para mí era suficiente consuelo.
— Buenos días a mi hombre mono —exclamó unos minutos más tarde Rosalie interrumpiendo nuestra rutina al tiempo que le daba un apasionado beso a Emmett. Me quede de una pieza. ¿Cuándo había sucedido esto que yo no me había enterado?, enarque una ceja mientras él se reía, luego me saludo a mí, claramente omitiendo el apasionado beso pero aún así demasiado contesta y relajada. De hecho así tan contenta y fugaz como había sido su llegada se fue de nuestro lado.
— ¿Tú y ella? – pregunté al segundo
— La pasión traspaso la pantalla —confirmó y yo puse mis ojos en blanco, ambos nos reímos.
— Por cierto debo darte las gracias —aclaró y lo miré confundido.
— A mí ¿Por qué? — pregunté extrañado recargando mi cuerpo contra la mesa.
— Porque si no hubiera sido por ti, yo y ella jamás —me explicó
— A ver explícate —le pedí interesado en que yo fuera el artífice de semejante hazaña
— Recuerdas ese día del bar —me preguntó y me puse serio
— ¿Qué bar? — inquirí haciéndome el tonto y se suponía que nadie me había visto allí. Para todos yo había estado en el hotel durmiendo como todo un angelito. Además ¿cómo sabía él lo del bar? ¿Qué también había ido? reflexioné.
— Por favor… no nos leamos la suerte entre gitanos —soltó suspicaz al segundo de ver mi improvisada sorpresa.
— No sé de que hablas —aseguré tratando de parecer convincente
— Refrescaré tu memoria de caballero —anunció sonriendo con ironía — callejón, Bella, taxi —anunció divertido y quise desaparecer.
Sentí que el color escapo de mi rostro y si ya estaba blanco producto del maquillaje ahora estaba translucido. ¿Emmett nos había visto?, me pregunté sorprendido y un tanto nervioso. No le conteste por lo que él se rió complacido.
— Tranquilo, nadie los vio a excepción mía que estaba, oportunamente en la vereda de enfrente —aseveró guiñándome un ojo pero no pude evitar palidecer aún más — Aunque debo reconocer que tuve un trabajo de chino evitando que Rosalie al no encontrar a su amiga del alma la llamará al celular. Pero claro, todo ese trabajo se vio recompensado cuando me tocó impedir, y de que manera, que se volteara justo en el momento en que ustedes dos salieron de ese callejón oscuro muy de la mano como dos tórtolas. Y déjame decirte que el atuendo de Bella dejaba poco para la imaginación, matador —concluyó dándome un ligero golpe en el hombro.
Sus palabras retumbaban en mi mente, medio sonreí nervioso y un tanto avergonzado porque él estuviera haciendo la imagen mental de lo que había sucedido con "nosotros" en aquel "callejón oscuro". Esa sonrisa que traté de mantener inalterable en mi rostro no logró quitar la palidez que me embargaba. Sin poder articular palabra alguna me quede observándolo hasta que atiné a tratar de seguir con la mentira y salir lo mejor que se pudiera de aquella circunstancia.
— Aún no se de qué estas hablando —le afirmé con un hilo de voz y Emmett se rió aún más haciendo que mi vergüenza aumentará. Las imágenes del cuerpo de Bella aparecieron sin control haciendo que mi rostro ahora te tiñera de un rojo pasión profundo.
— Por favor me subestimas ¿Qué hacías con Bella en un callejón? ¿Practicando algún dialogo para la última película? —discutió divertido — ¡No nací ayer Edward! — concluyó enarcando una ceja. Justo cuando le diría mi peculiar versión de los hechos se me anticipó y me interrumpió.
— Edward viejo tranquilo —apaciguó — No quiero ni pretendo juzgarte —agregó — De verdad no se porque se demoraron tanto pero bueno digamos que debes agradecer que los taxis en Canadá tengan vidrios polarizados sino ese pequeño "encuentro casual" hubiera sido el feroz rumor de pasillo —afirmó haciendo una pausa para volver a guiñarme el ojo.
Se acercó un poco más a mí tratando con ello que alguien más lo oyera, el resto de lo que dijo lo susurró — Tu sabes, pueblo chico infierno grande, y es mejor evitar. Cuando me percaté de ustedes dos decidí sacrificarme y distraje a Rosalie —confesó soltando una carcajada estruendoroza para el tono que había empleado. Lo miré atónito
— Confía en mí Rosalie jamás vio a Bella. La bese justo cuando se estaba dando vuelta, para cuando rompimos el beso tu eras quién estaba entrando a ese automóvil —admitió todo orgulloso de su proeza.
Y comprobé con aquello que tarde o temprano seríamos descubiertos. Para buena suerte mía al menos todo se había acabado tan pronto había comenzado. No seguimos hablando más del tema, quise pedirle que no le dijera nada a nadie pero eso seguro produciría el efecto contrario así que lo deje pasar tal como estaba sin agregar o desmentir nada. Todo quedo como un "encuentro casual", del que me había quedado claro una cosa: Jamás volvería a repetirse, no después de mi pequeño y estúpido comentario. Te amo se convirtieron en dos palabras demasiado pesadas y demasiado nefasta dentro de mi léxico.
Paris – Francia
Dos meses después
— No entiendo porque tenía que ser en Francia la premier ¿Qué tiene de malo California?, es bonita y lo más importante hay sol —reclamó Rosalie mientras se arreglaba el vestido y concordaba con ella, odiaba que lloviera.
Pero que le íbamos a hacer era Diciembre con suerte no estaba nevando. Me separé del ventanal del lobby del hotel y miré a Jasper que tenía su laptop encendida sobre sus piernas, no tardo en apagarla, al parecer se había aburrió.
— ¿Por qué será que las mujeres siempre se demoran? —preguntó retóricamente y en ese minuto arribaron Alice y Bella.
Bella se veía hermosa con ese vestido negro con straple. Era tan ceñido al cuerpo, de una manera exagerada, que denotaba cada curva existente de su cuerpo. Hacía el final estaba lleno de bucles y no tenía idea de cómo iba a caminar sin caerse. Con regocijo comprobé que ella había crecido en todo sentido, ya no era la niña de diecisiete años que había conocido en la primera película ahora era toda una mujer y había sido mía. Me sonreí como un tonto ante aquellos recuerdos.
— Cierra la boca Edward —aconsejó Emmett divertido con la expresión que tenía mi rostro, me golpeó en mi abdomen con un periódico, a cambio lo miré sorprendido.
Traté de alejar mi mirada de ella pero era imposible siquiera intentarlo, no podía mirarla con otros ojos. A pesar que lo intente, mi vista se desvió hipnotizada hasta su posición pero fue solo para dar de lleno contra otros ojos que hubiera deseado no estuvieran ahí.
— Jacob tantas lunas, soles y estrellas. ¿Tan perdido… en dónde te habías metido? —inquirió Emmett saludándolo y como odiaba a ese tipo.
¿Realmente lo odiaba?. Jacob sin tener arte ni parte se había transformado en mi enemigo público número uno. Claro que yo contaba con una ventaja sobre él, disfruté pensando en que Jake como le llamaban todos, no tenía idea de lo que había sucedido entre su "novia" y yo hace un par de meses atrás. Por que si lo supiera la sonrisa de orgullo que traía hoy dibujada en el rostro y que se formaba cuando la abrazaba la hubiera perdido hace rato. Como buen perdedor me conformé con aquello. Esa mujer también había sido mía y en más de una ocasión.
— El trabajo me tiene así pero no iba a perderme la Premier —explicó acercando su rostro al de su "novia" besándola con devoción. Al como ella le correspondía una ira inexplicable inundó mi alma.
¡Pero que demonios pasa contigo! me grité a mi mismo ofuscado por el poco autocontrol que tenía. ¡Si son novios, ¿qué esperabas?
Aún así, sabiendo que era correcto la ira me cegó por completo. Me ahogue en la rabia y perdí la perspectiva de la situación y del lugar. En mi mente afloró el deseo de irme lejos, desesperadamente sentía la necesidad de salir de aquella habitación porque si permanecía un minuto más junto a ellos, lo asesinaba. Me acerque a Esme quien sería mi pareja por aquel dichoso evento y la tomé de la mano para que nos fuéramos. A pesar que lo hice brusco ella me sonrió de vuelta, claro que lo hizo un tanto confusa.
Salimos del hotel a paso veloz y sin que pudiera decir nada ni ella ni nadie la hice entrar a una de las limusinas que esperaban. Tendríamos que hacer la entrada por separado y claro Bella ser iría con él. Para variar la entrada del cine estaba atestado de gente, muchos periodistas por no decir miles, paparazzi por doquier y coincidía con Rosalie debió ser en Estados Unidos y yo debí invitar a alguien más concluí.
Nos bajamos de la limusina solo para recibir flashes sobre el rostro además de los típicos gritos mientras caminábamos entre la gente y suspiré tratando de quitarme de la cabeza ese beso infame del cual había sido testigo. No entendía mi reacción, bueno tal vez me estaba picando el orgullo después de todo ella había terminado conmigo. Si tan solo hubiera guardado silencio pero no, tenía que decirle esas dos malditas palabras. Firme autógrafos y posamos para los fotógrafos. Incluso creí perder la noción del tiempo y olvidarme de Bella hasta que nos hicieron posar juntos para las fotos de rigor. Marie y Anthony la romántica pareja en pleno y de romántica no teníamos nada. Nos pusieron al medio de la entrada bajo una especie de toldo para que no nos mojáramos y los flashes se disparaban por segundo.
— ¿Todavía estas molesto? —me preguntó tímidamente pero yo no le contesté seguí mirando al frente ignorándola — ¿Desde cuando perdiste los modales? —espetó al cabo de unos minutos en que espero contestación pero no recibió. Su voz denotaba molestia por mi actitud. La miré de reojo y Bella estaba fulminándome con la mirada marrón inquisidora tan característica de ella, fue entonces cuando la miré de vuelta con una sonrisa fingida.
— ¿Por qué habría de estar molesto? —cuestioné entre dientes mientras volteaba hacía los fotógrafos dándole poca importancia a su evidente incomodidad. Puse mi brazo por su cintura y la apreté contra mi cuerpo intencionalmente.
— No lo sé, dímelo tú – respondió sin bajar la mirada — Jake es mi novio ¿Qué se suponía debía hacer? ¿Venir sin él?, lo sabías que sería así, era algo obvio —concluyó a modo de ¿Explicación?, lejos de sentirme complacido por aquello me sentí ofuscado.
—¿Qué te hace pensar que me molesta que él haya venido? —contesté de vuelta evadiendo lo evidente.
Aunque Bella trato de separarse un poco de mi abrazó pétreo cuando advirtió la mirada inquisitiva de su novio, se lo impedí luchando con sus débiles intentos, la apreté mucho más fuerte hacía mi cuerpo. Ahora era mi turno de la venganza deslice mi mano centímetros más debajo de la cintura provocándolos a ambos. Los ojos de Jacob flamearon por un instante.
— ¿Entonces si no te molesta, por qué comportarse como un imbécil? —preguntó tratando de aparentar como si no pasará nada pero definitivamente a veces era demasiado mala actriz, la incomodidad se notaba a la legua.
— ¿No habíamos terminado nosotros dos? —le pregunté de vuelta frunciendo el ceño con suficiencia.
— ¡No sabía que habíamos empezado siquiera! —protestó mordaz tomando mi mano para quitarla de su cintura.
En eso los periodistas hablaron pidiendo más fotografías al verla separarse de mí. Le enarque una ceja y ella se resigno a volver a mi lado al menos por unos minutos más. Luego le cedí el turno a su dichoso novio y me fui hasta la otra esquina donde me entrevistó un par de periodistas. ¿Qué sucedería con Marie y Anthony en la próxima película?, era la pregunta recurrente. "Lean el libro" fue mi respuesta y como odiaba que las cosas se hubiera salido de proporciones, aún quedaba una película más y se venía desde un matrimonio, una luna de miel hasta un embarazo para nada ortodoxo, todo eso junto a Bella.
— ¡Por fin! pensé que no terminaría nunca —exclamó aliviado Jasper apenas estuvimos en el interior del cine, más precisamente en el Lobby.
Afuera millones de personas ensordecían con gritos de histeria. Entramos a la sala del cine y la proyección empezó luego de dar el discursillo pertinente. Francamente odiaba mirarme en la pantalla y ya había visto hasta el cansancio las escenas así que no habían pasado ni veinte minutos cuando me disponía a huir del resto de la película y mi celular vibro – mensaje entrante – titilaba y me sorprendió ¿Quién sería?. Al segundo me respondí cuando leí el mensaje.
- Necesito hablar contigo, te espero en el baño de hombres
Me sorprendió pensar que Bella se fuera a meter en el baño de hombres ¿Ahora qué quería?, me pregunté intrigado y si mal no recordaba entre ella y yo ni siquiera existía un "nosotros". Motivado por la curiosidad me levanté de mi asiento dispuesto a encontrarme con ella donde había propuesto. Camine ansioso por el pasillo y cuando advertí unos periodistas esperando me metí al baño sin pensarlo. Entré y ni rastros de ella, casi como un estúpido miré cubículo por cubículo y nada. Me acerque al espejo y me contemple unos minutos — ¿qué demonios estas haciendo? —me recrimine mirando mi reflejo y era increíble que le siguiera todas las andanzas, ella había dicho baño y aquí estaba como un estúpido esperándola en el baño.
Recargue mis manos en el lavatorio frente a mí y cerré los ojos decidiendo. Simplemente no podía dejar de pensar en sus caricias, en sus besos, en sus gemidos, en su cuerpo. Me tenía atrapado, estaba literalmente desesperado por ella. Con la vista fija en el suelo llegue a una conclusión: Necesitas conseguirte una novia pero de verdad. Apreté mis labios y me giré para salir, recuperaría el control de mí vida, no podía ser que con un par de encuentros me obsesionará de esa manera. Miré por última vez hacia la llave de agua que estaba abierta y de la cual escurría un chorro de agua — ¡esto se terminó! —resolví tomando la perilla de la puerta al tiempo que la giraba lentamente. Tomé el impulso necesario para abrirla pero alguien lo hizo por mí: Bella.
Hundió sus manos en mi pecho y me empujo hacia el interior. Cerró la puerta sin dejar de mirarme recargándose en ella unos momentos. ¿Era real o estaba soñando despierto?, se veía incluso más hermosa que en el hotel. Tenía un leve rubor inundando sus mejillas, sus ojos castaños brillaban y sus labios estaban curvados en una tímida sonrisa. Los míos propios se inclinaron para formar la sonrisa de vuelta.
— ¿Por qué el baño y no otro lugar? —inquirí saliendo del transe y ella se rió.
Había algo distinto en su mirada a una hora atrás. Se acerco lentamente hasta donde me encontraba y tomó entre sus delgadas y finas manos, la mía que permanecía quieta a un costado de mi cuerpo. Sus dedos se entrelazaron con los míos y cuando se completo aquella unión alzo la mirada para encararla con la mía. Sin proponérmelo puse la palma de mi mano contraria contra su cuello y comencé a acariciar con mis yemas sus labios, que delineé con ternura. Estaba allí sin decir nada, simplemente contemplando aquella belleza tan sublime y tan discreta que poseía. Bella me atraía de la misma forma que atrae un imán, su fuerza era inexplicable, era tanta que simplemente perdía mis ganas de luchar por no sentirme atraído. No podría explicar que era lo que sentía, solo sabía que, mi corazón latía desbocado en la mitad de mi pecho, no había lugar de mi cuerpo que no estuviera lleno de sangre, ni activado por aquel contacto que estábamos teniendo. Era un hecho irrefutable, no tenía idea como ni cuando y lo peor de todo no tenía control sobre ello, la deseaba de una manera impensada. Y me deslumbraba aquel sentimiento, no habíamos emitido palabra alguna pero aún así sentía que su mirada me lo decía todo.
— Demuéstrame que me amas —pidió besando levemente el dedo que aún permanecía trazando líneas imaginarias sobre la comisura de sus labios.
Iba a contestarle o mejor dicho iba a demostrarle la sinceridad detrás de mis palabras cuando se sintieron pasos detrás de la puerta. Con torpeza producto de la sorpresa solo atiné a tomarla del brazo para hacerla entrar a uno de los cubículos que estaban a nuestras espaldas. Rápidamente y sin que lo pidiera o sugiriera Bella bajo la tapa del retrete, se saco los zapatos que traía puestos y se subió en ella mientras yo cerraba la puerta con cuidado para que no nos vieran.
Me quede estático y en silencio. Solo sentía el latir frenético y disparado de mi corazón que bombeaba sangre llena de adrenalina por todo mi cuerpo. Sentí las manos de ella en mis hombros, estábamos ambos esperando que, quién fuera, entrará en cualquier momento. No atiné a nada más que mirar la madera de la puerta hasta que ella, de improviso me beso el cuello. Entonces me giré, al sentir la tibieza y humedad de sus labios en mi piel y sin esperar por el intruso la besé con premura. Deslice mis manos por su rostro, acariciando su piel, mientras ella se acomodaba su postura. El beso fue lento, disfrutando del momento. Y como había extrañado sus caricias, su manera de besar. Era increíble pero a pesar que había gente afuera nosotros estábamos como en nuestra propia burbuja, olvidados de todo y de todos.
El beso se fue intensificando a medida que pasaban los minutos, nuestras lenguas se acariciaban con mayor intensidad saboreándose la una a la otra. Enterré mi rostro en su cuello cuando rompí el beso mientras buscaba ahora otro objetivo. Besé suavemente sus hombros desnudos, a cambio, Bella enterró sus maravillosas y ágiles manos en mis cabellos. Jugó con ellos lo que hizo aumentar mi deseo por amarla. Atolondradamente deslice mano por toda la extensión de su espalda hasta llegar al comienzo del cierre de su vestido, el cual bajé sin titubear. Su vestido cayó sin obstáculos hasta sus muslos, dando la sensación de que su piel estaba más tersa y suave de lo que recordaba. Acaricie su piel expuesta con la punta de mis dedos, recorriendo cada curva de su existencia, disfrute apretando mi palma en su cintura y desviándola hacía sus caderas. Unos gemidos exquisitos se escaparon de sus labios. Sin permiso y sintiéndome señor y duelo tomé entre mis dedos su ropa interior, la que baje hasta sus rodillas.
Con soberbia de saber que esa mujer era mía en aquel minuto contemplé su cuerpo vanaglorioso. Sin resistirme incliné mi rostro hasta dar con la altura de sus caderas, deposité mis labios en el hueso de la pelvis que sobresalía y deslice, trazando un camino por su piel, la punta de mi lengua hasta sus pechos.
Ante mi toque sentí como Bella apretaba sus ojos con fiereza en un intento de contener el jadeo. Sonreí al darme cuenta que hasta ahora, no habíamos incursionado en un arte particular de amar. Bella me había solicitado que la amará e iba a cumplir su deseo, hoy amaría cada parte de su cuerpo. Aún con mis manos en sus caderas acercándolas a las mías, incliné mi rostro dejándolo a un lado del de ella. Capturé entre mis labios el lóbulo de su oreja al tiempo que acariciaba con cuidado procurando apretar sus nalgas para lograr que su cuerpo retrocediera lo necesario para que se sentará en el estanque del baño detrás de ella.
Puse mi rodilla entre sus piernas y la seguí besando lentamente mientras disfrutaba de su aliento tibio y embriagador.
Una vez que estuvo sentada jugué con mis manos acariciando sus muslos desnudos. El roce de la piel suave de su entrepierna erizo cada fibra de mi piel, me excito mucho más de lo que ya estaba. Me separé un poco para contemplar su rostro completamente desfigurado por el deseo y la excitación. Sentí como ella soltó el lazo de mi corbata y desabotono mi camisa con sus dedos temblorosos. Cuando lo hizo y me liberó de la prenda deslizó sus manos por mi dorso desnudo acariciándome como lo había hecho yo con ella, incliné mi cabeza hacía atrás al sentir su toque. Le sonreí con deseo y ella me devolvió la sonrisa más tímida e ingenua que alguien pudiera haberme dado jamás. Hice que alzará su rostro para besar su cuello, bajé con pequeños besos fogosos hasta la base de esté luego llegue hasta el comienzo de sus pechos. Me senté en el baño ahorcajado para quedar a la altura precisa.
Tomé con mis manos sus rodillas y tiré sutilmente para lograr que inclinara su espalda y su cuerpo llegará más al borde. Hoy llevaría a Bella hasta el limité, ahora sería ella quién susurraría esas palabras que tanto miedo le habían dado dos meses atrás.
Cuando me sintió recorrer su vientre con besos húmedos y suaves presagió mi propósito. Su cuerpo se estremeció, su respiración se aceleró y de su boca salían gemidos bastante más fuertes convirtiéndose en pequeños quejidos audible por lo que acalle estos besándola unos instantes. Me acerque aún más a su cuerpo y volví a bajar por su piel desnuda hasta el hueso de su cadera justo en la parte baja de su vientre. Me separé un poco para darme espacio y besé todo el largo de su pierna desde la rodilla hasta el muslo, luego recorrí el interior de está hasta llegar a su parte más intima que besé con pasión.
El gritito desenfrenado no demoró en escucharse, Bella estaba completamente excitada y yo era el causando de aquello, sonreí satisfecho. Su temperatura corporal se acrecentaba a cada segundo que transcurría de manera dramáticamente y solo en cuestión de segundos se volvió fogosa.
Deslice mi lengua por su interior, primero lo hice lento y a medida que sentía como su cuerpo iba reaccionando y como se entrecortaba su respiración aún más y se convertía en un gemido constante y descontrolado que intentaba ocultar en vano puesto que a esta altura cualquiera que se parará fuera de aquel baño la sentiría. Sin importarme las consecuencias aumente la intensidad de mis besos y lo hice hasta dejarla justo al borde del orgasmo. La miré de reojo aún disfrutando de su centro y ella me sujeto por la solapa de la camisa que aún permanecía abierta haciendo que saliera de aquel lugar tan exquisito, su cuerpo estaba casi colapsando y su mirada completamente excitada. Una vez frente a ella sus labios tibios y húmedos besaron los míos con exigencia.
— Hazme el amor —pidió con un hilo de voz mientras nos separábamos.
Sus manos viajaron hasta mis pantalones bajando la cremallera de estos con la necesidad compartida de acabar unidos sin más demora. Su cuerpo se contrajo hacia mí y apretó mi rostro contra su cuello, sus manos estaban jugando desesperadamente en mis cabellos mientras me introducía en la tibieza de su cuerpo. La alce lo necesario para que quedáramos perfectamente unidos e incrementé los movimientos. Me excitaba sobre manera sentirla gemir en mi oído tan despacio pero con tanta lujuria. Estaba aferrada a mi cuello, una de sus manos cruzaba fieramente esté y la otra se enterraba en mi nuca entre mi pelo que lo apretaba con cada movimiento que sentía en su interior. Arqueo su espalda separándose levemente de mí cuando por fin llego al orgasmo, al mirarla pude notar que sus ojos estaban apretados, sus labios separados casi para gritar pero conteniéndose. Cuando finalmente los abrió estos demostraron cuan exhausta estaba. Por la sensación noté como esas dos hermosas orbes marrones escurrían lágrimas que viajaban sin control por sus mejillas hasta su mentón haciendo una especie de camino.
— Sácame de aquí, esta noche quiero estar contigo.